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Libro de Proverbios, 8 20, de la Biblia. "Yo camino por la senda de la justicia, por los senderos de la equidad."

martes, 16 de febrero de 2016

287.-Libro Manuscrito Religioso; Biblia Regia. a


Libro Manuscrito Religioso "Diurnum Pietatis Christianae Exercitium", Año 1771.


San Juan Nepomuceno o Juan de Nepomuk (Jan Nepomucký en checo) (Nepomuk, c. 1340 - Praga, 20 de marzo de 1393) es el santo patrón de Bohemia. Es el patrón de la Infantería de Marina española, y su festividad se celebra el 16 de mayo. Según algunos historiadores, era el confesor de Sofía de Baviera, la reina consorte de Bohemia, y se negó a romper el voto de sigilo sacramental, lo que causó la ira del rey Wenceslao IV de Bohemia;​ por lo que Juan Nepomuceno sería el primer santo en recibir martirio por guardar el secreto de confesión. Es el protector contra las calumnias, y debido a la forma de su muerte, protector frente a las inundaciones.


Juan de Pomuk (Jan z Pomuku en checo), procedía del pequeño pueblo con mercado de Pomuk, actualmente Nepomuk, en Bohemia,​ que pertenecía a una abadía cisterciense cercana. Juan nació sobre el año 1340 y estudió en la Universidad de Praga, para seguir después un curso de derecho canónico en la Universidad de Padua en el norte de Italia. En 1380 fue párroco en Praga y en 1393 fue nombrado vicario general de Juan de Jenštejn, arzobispo de Praga entre 1378 y 1396. El 20 de marzo de ese mismo año fue arrojado al río Moldava desde el Puente Carlos de Praga a petición del rey de Bohemia Wenceslao de Luxemburgo.

El motivo de su ejecución fue el nombramiento de un nuevo abad para la rica y poderosa abadía benedictina de Kladruby. Su abad era un magnate territorial cuyos recursos eran cruciales para el rey Wenceslao en sus luchas con los nobles. Al mismo tiempo, Wenceslao apoyaba al papa de Aviñón, mientras que el arzobispo apoyaba al de Roma. Juan Nepomuceno confirmó al candidato del arzobispo para el puesto de abad de Kladruby contrariamente a los deseos del monarca, por lo que fue arrojado del Puente Carlos por orden del monarca el 20 de marzo de 1393.

Este relato de los hechos se puede recomponer a partir de varios documentos contemporáneos. El primero cronológicamente es la acusación contra el rey Wenceslao, presentada al papa Bonifacio IX el 23 de abril de 1393 por el arzobispo Juan de Jenštejn, quien después de los hechos regresó inmediatamente a Roma junto con el nuevo abad de Kladruby.3​ En esta acusación, además, el arzobispo se refiere ya a Juan de Nepomuk como "santo mártir". La posterior vita (biografía) del obispo, escrita por su capellán, describe de forma similar a Juan como "gloriosum Christi martyrem miraculisque coruscum"(traducido: "glorioso mártir de Cristo y brillante con milagros").
Unos años más tarde, el abad Ladolf de Sagan listó a Juan de Nepomuk en dos documentos más: el catálogo de abades de Sagan, completado en 1398, y un tratado, "De longævo schismate".5​ Otro documento es la "Chronik des Deutschordens" o "Chronik des Landes Preussen", una crónica de la Orden Teutónica compilada por Juan de Posilge, quien murió en 1405.

Estas fuentes sugieren que, a pesar de las posteriores elaboraciones legendarias sobre su figura, no solo existió un Juan de Nepomuk histórico, sino que ya fue venerado como santo y mártir desde poco después de su muerte.
Juan Nepomuceno es considerado por la Iglesia católica como un mártir de la causa de las inmunidades y privilegios del clero, por los nacionalistas románticos como un mártir checo frente a la interferencia imperial, y por los historiadores como una víctima de una versión tardía de la Querella de las Investiduras entre el poder civil y eclesiástico. Es representado con un halo de cinco estrellas, conmemorando las estrellas sobre el Moldava la noche de su asesinato. Su tumba, un monumento barroco de plata y oro, fue diseñada por Johann Bernhard Fischer von Erlach y se encuentra en la catedral de San Vito, en Praga, y una reliquia suya considerada su lengua reposa en la Iglesia de peregrinación de San Juan Nepomuceno, en Žďár nad Sázavou, Bohemia.


La conexión de Juan Nepomuceno con la inviolabilidad del secreto de confesión es parte del desarrollo y transformación de la historia, que pudo ser trazada en distintas etapas. El arzobispo, que marchó rápidamente a Roma tras el crimen, en sus cargos contra el rey Wenceslao, se refirió a la víctima como un mártir; en la vita escrita unos años más tarde ya fueron incluidos milagros. Los cronistas bohemios de los siglos XIV al XVI fomentaron la historia. Sobre mediados del siglo XV apareció por primera vez que la causa de la muerte de Juan había sido negarse a violar el voto del secreto de confesión. Dos décadas más tarde, en 1471, el decano de Praga, Paul Zidek, decía que Juan fue el confesor de la reina Sofía de Baviera, esposa del rey Wenceslao IV, conocido como Wenceslao de Luxemburgo. El cronista Wenceslao Hayek, el "Livio bohemio", dijo en 1541 (probablemente debido a una lectura incorrecta de sus fuentes) que fueron dos los Juanes Nepomucenos arrojados al río; el primero como confesor, y el segundo por la confirmación del abad.
La historia está especialmente en deuda con el historiógrafo jesuita Boleslao Balbín (Boleslaus Balbinus), el "Plinio de Bohemia", por su contribución al desarrollo de esta. Boleslao escribió la Vita beatae Joannis Nepomuceno martyris, que fue publicada en Praga en 1670.7​ Boleslao creía que Juan Nepomuceno era un patriota, e incluso llegó a falsificar datos para honrar al santo. Aunque el cabildo metropolitano de Praga no aceptó la biografía dedicada al santo, "ya que está desprovista de fundamento histórico y es errónea, un torpe trabajo de retórica mitológica", Balbín se salió con la suya. En 1683 el Puente Carlos fue adornado con una estatua del santo que ha tenido numerosas sucesiones; en 1708 se le dedicó la primera iglesia en Hradec Králové; y la famosa Iglesia de peregrinación de San Juan Nepomuceno fue fundada en 1719 en Žďár nad Sázavou y que forma parte de la lista del Patrimonio de la Humanidad de la Unesco.
tumba de San Juan Nepomuceno en
la Catedral de San Vito de Praga


Entre tanto, a pesar de la objeción de los jesuitas, se inauguró el proceso que acabó con su canonización. Fue beatificado el 31 de mayo de 1721, y el 19 de marzo de 1729 fue canonizado por el papa Benedicto XIII. Las actas del proceso, de 500 páginas, y que costó más de 180.000 coronas[cita requerida], distinguían dos Juanes Nepomucenos y autorizaban el culto del que fue arrojado en 1393 como un mártir del voto del secreto de confesión.
Se ha sugerido que la historia de Juan Nepomuceno está basada en la mezcla de Wenceslao Hayek entre el Jan que fue ahogado en 1393, y el Jan Hus que fue quemado en 1415. Sin embargo, cuando los jesuitas llegaron a Praga, el culto a Juan Nepomuceno ya estaba generalizado; la idea de la canonización se originó no en oposición a los husitas, sino contra los protestantes como un arma de la contrarreforma – aunque su culto también deseaba contrarrestar la figura de Jan Hus. La imagen que se fue fraguando del santo reflejaba la historia religiosa de Bohemia.




























Ref: LB-929

Manuscrito original de 1771, siglo XVIII. Único original de "Diurnum Pietatis Christianae Exercitium". Se trata de un manuscrito religioso en latín en magnífico estado de conservación, de 73 hojas escritas por ambas caras. Texto enmarcado ilustrado con bellísimos capitales y culs-de-lampe. Con trece magníficos dibujos originales a la pluma y acuarela, ocupando en ocasiones la mitad de la páginas, en otras la página completa, adornados con orlas florales.

 
No se tiene la certeza de si todo este relevantísimo trabajo gráfico ha sido realizado por Katharina Klauber de Monroe, seudónimo de Ignaz Sebastián Klauber o de algún anónimo que sigue su estilo con inconfundible pericia. Ignaz Sebastian Klauber (1753, Augsburgo - 1817, San Petersburgo) fue el miembro más famoso de una reputada familia de grabadores y editores de Bellas Artes de Augsburgo, Alemania. Primero estudió con su padre, luego fue a Roma, y luego a París para estudiar con Johann Georg Wille. Fue aceptado en la Academia de París y poco después, se convirtió en Graveur du Roi, pero volvió a Augsburgo durante la Revolución francesa, se trasladó a Nuremberg y por último, en 1796, a San Petersburgo, donde se convirtió en el grabador de la corte y el director de la Academia de grabadores. Muy probablemente murió en San Petersburgo. Por otro lado, el manuscrito presenta una encuadernación de época en plana piel con tejuelo en marrón oscuro, hierros en los planos, cejas y cortes dorados. Las hojas no presentan rastro alguno de deterioro, humedad, ni oxidación. 

El ejemplar se encuentra enconmendado a la figura de San Juan Nepomuceno (1340-1393), canonizado en 1729 por el papa Benedicto XIII. Es el santo patrón de Bohemia. Según la leyenda, era el confesor de la reina de Bohemia y se negó a romper el voto de secreto de confesión. Juan Nepomuceno fue el primer santo en recibir martirio por guardar el secreto de confesión, es considerado el protector contra las calumnias, y debido a la forma de su muerte, protector frente a las inundaciones. Tamaño: 21 cm de alto, 14 cm de ancho y 2,2 cm de grosor.

 


Itsukushima Shrine.

La Biblia Políglota de Amberes, o Biblia Regia.

La obra está formada por ocho volúmenes. Los cinco primeros contienen los textos bíblicos, como en el caso de la Biblia complutense, pero en cinco lenguas, puesto que se añade el siríaco. 

Los cuatro primeros volúmenes del  Antiguo Testamento ofrecen el texto hebreo, aprovechando la Complutense  pero usando como base principalmente la Biblia rabínica (1524-1525) con el texto masorético preparada por el sefardí tunecino Jacob ben Hayim y editada por Daniel Bomberg (Se siguió el texto masorético, pero organizando los capítulos y numerando los versículos según la Vulgata. Como dice Theodor Dunkelgrün (2012: 320), el resultado fue «un cuidadoso camino intermedio entre la  Biblia complutense y la Biblia hebrea  de Bomberg, entre la tradición cristiana y latransmisión judía. [...] La lectio  era judía, el ordo  cristiano». La llamada Segunda Biblia rabínica  fue usada también por Casiodoro de Reina y, casi un siglo después, por los traductores la Biblia del rey Jacobo ), el texto latino de la Vulgata , la versión griega de la Septuaginta  y su traducción al latín, así como el Targum  (paráfrasis aramea) de todo el Antiguo Testamento junto con su traducción al latín (un material preparado por Alfonso de Zamora para la Políglota complutense, donde solo usó la parte del Pentateuco, con el latín revisado por Arias Montano).

A diferencia de la Complutense, los textos se disponen en dos páginas enfrentadas y no en una sola. Las páginas están divididas en dos columnas verticales y el quinto inferior sin dividir. El latín ocupa la posición interior, de modo que se presenta en una posición de centralidad. En el  Antiguo Testamento, el hebreo y el griego están en la columna exterior, con el Targum  en la parte inferior en la página par y su traducción latina en la impar. 

El quinto volumen, con el Nuevo Testamento, contiene el texto griego, la Vulgata  y la versión siríaca contenida en la Peshitta ( La Peshitta  contiene una versión al siríaco (arameo tardío) de la Biblia hebrea y del Nuevo Testamento, sin el  Apocalipsis y las cuatro epístolas católicas menores:1 Pedro y 3 Juan  y  Judas. (Se llaman epístolas católicas o generales las siete que no tienen ningún destinatario concreto, a diferencia de las paulinas, que sí lo tienen y tras las cuales van situadas en el Nuevo Testamento.) 

La Peshitta  se convirtió a partir de principios del siglo V  en el texto oficial de la Biblia entre los cristianos de habla siríaca. Al parecer, la parte del Antiguo Testamento había sido traducida un tiempo antes por judíos)  junto con su traducción latina (realizada por el orientalista francés Guy Le Fèvre de la Boderie, discípulo de Guillermo Postel) y también su transliteración en caracteres hebreos. La página par contiene las dos columnas de la Peshitta en siríaco y su traducción latina, y la página impar, la Septuaginta y la traducción latina de la
Vulgata; abajo, en ambas, se presenta la transliteración del siríaco con caracteres hebreos.


La Biblia Políglota de Amberes, o Biblia Regia, fue la sucesora de la Biblia Complutense, aquella que el cardenal Cisneros mandó imprimir a principios del siglo XVI y que se vio por fin terminada en 1522. 

A pesar del escaso tiempo transcurrido, poco más de 40 años, ya en tiempos de Arias Montano era sumamente difícil encontrar un ejemplar de la Políglota Complutense y los muchos sabios que en el siglo XVI se dedicaban al estudio de la Sagrada Escritura en sus primitivos idiomas, no lograban un ejemplar ni a peso de oro, por lo que el rey Felipe II decidió realizar una reimpresión de la misma, que sería conocida como la Políglota de Amberes en razón de que fue en esta ciudad flamenca donde tuvo lugar su impresión. 
Y si la Políglota le dio fama merecida a nuestro humanista, también le planteó problemas. Envidioso al parecer de su prestigio, el catedrático salmantino y hebraísta León de Castro le acusó ante la Inquisición por haber dado más relevancia a los textos hebreos que a la Vulgata latina. Defendido por el padre Juan de Mariana y protegido por el propio rey, Arias Montano lograría por fin una sentencia absolutoria del Tribunal del Santo Oficio, aunque tuvo que viajar a Roma para conseguir que el propio papa Gregorio XIII concediera el Nihil Obstat a su magna obra.

Biblia.

La Biblia Regia o Políglota de Amberes (1568-1572) contiene el texto bíblico de la Biblia Políglota Complutense, una biblia con versiones en hebreo, griego, arameo y latín. Además incluye el Tárgum arameo de Jonatán y la Versión Peshitta siriaca de las Escrituras Griegas Cristianas o Nuevo Testamento.
 El texto hebreo está dotado de signos de puntuación vocálica, revisado a partir de la versión en esta lengua de Jacob ben Hayyim, y se convirtió en base para posteriores versiones de la Biblia.

Volúmenes

La Biblia Regia consta de ocho volúmenes y el trabajo hasta su publicación definitiva se prolongó durante cinco años. Se imprimieron 1213 ejemplares. No se sabe qué motivo tuvieron Felipe II y Arias Montano para acometer la reimpresión mencionada en Amberes y no en Alcalá. Esta decisión fue muy perjudicial para la tipografía española, pues desde entonces empezaron a decaer las ediciones de lenguas orientales en España.

El contenido de sus ocho volúmenes de la Biblia Regia es el siguiente:

Volúmenes I al IV, Antiguo Testamento (proto y deuterocanónico), que incluye: el texto hebreo, el texto en latín de la Vulgata, el texto griego de la Septuaginta, con traducción latín, y el texto arameo de Targum de casi todos los libros del Antiguo Testamento, con traducción latina. 


La página de la izquierda tiene dos columnas con el hebreo original y la traducción al latín, la página de la derecha tiene el mismo texto en griego, con su propia traducción al latín. Por debajo de estas columnas hay un arameo versión en la página de la izquierda y una traducción al latín de esta en el lado derecho.

Volumen V, Nuevo Testamento: texto en griego; texto en latín de la Vulgata; versión siriaca de la Péshitta en caracteres siriacos y en caracteres hebreos vocalizados, con traducción al latín de Guy Le Févre de la Boderie.

Los tres últimos volúmenes son los denominados por Arias Montano, el Apparatus. 

Su contenido es el siguiente:

Volumen VI: Nuevo Testamento griego con traducción interlineal latina de la Vulgata; cuando ésta no coincide literalmente con el texto griego, va colocada al margen y sustituida en la línea por otra traducción literal de Arias Montano, impresa en tipos diferentes; sigue un estudio sobre los idiotismos de la lengua hebrea, de Arias Montano; y comenzando por el final del volumen, viene el texto de la Biblia Hebrea con traducción latina interlineal de Santes Pagnino.

Volumen VII: diccionario y gramática griegos (según Menéndez y Pelayo, obra de Arias Montano); vocabulario siriaco, de Andreas Masius ( (Mazius); gramática siriaca, del mismo autor; diccionario siroarameo, de Guy Le Févre de la Boderie; Thesaurus Hebraicae Linguae, de Santes Pagnino, abreviado, con apéndice gramatical y prólogo de Raphelengius.

Volumen VIII: contiene dieciocho tratados filológicos y arqueológicos, cuyo autor se supone que fue, en la mayoría de los casos, el propio Arias Montano.

Además repartidos por los diversos volúmenes de la Biblia Regia, se encuentran prefacios de Arias Montano, prólogos de San Jerónimo, cartas, índices, grabados simbólicos y bíblicos, etc.

La Políglota de Amberes es la primera edición de la Biblia en la que se introdujo la numeración de los versículos del texto hebreo. Las principales novedades, en comparación con la Complutense, fueron la inclusión de la Biblia latina de Santes Pagnino, corregida por Arias Montano, los tratados técnicos de contenido filológico-bíblico, la versión siriaca del Nuevo Testamento y el Targum arameo de Profetas y Hagiógrafos.

Con Arias Montano colaboraron humanistas como Francisco Raphelengius (van Ravelingen), Nicolás y Guy Le Févre de la Boderie, Andreas Massius y los doctores de Lovaina Joannes Harlemius, Augustinus Hunnaeus, Cornelius Reyneri de Gouda. Prestaron también ayuda a Arias Montano nombres como Cornelio Kiel, Teodoro Kemps, Antonio Spitaels (correctores), y los cardales Espinosa, Granvela y Sirleto.

Historia de publicación.

Benito Arias Montano recibió instrucciones reales el 30 de marzo de 1568 y el 18 de mayo llegó a Amberes. Plantin estaba entonces en un viaje de negocios en París; En su ausencia, Montano viajó a Bruselas y Lovaina, obteniendo el apoyo de las autoridades seculares y espirituales. Ya en ese momento, se enfrentó a la dura oposición de León de Castro, quien, antes de comenzar a trabajar, acusó a los creadores de Políglota de "judaización" y la desviación de la tradición de la Vulgata. En 1570, León de Castro lanzó una campaña activa contra un libro inédito, que condujo al arresto de su oponente español, Luis de León, en 1572.

La intención inicial de repetir la publicación de la Complutense se transformó significativamente después de que Montano se uniera al proyecto, al tiempo que conservaba las tareas didácticas de la primera Políglota. Se suponía que el Políglota de Amberes no solo sería una publicación científica de textos antiguos, sino también como un libro para leer. Sin embargo, fueron los censores de Lovaina quienes insistieron en la inclusión de diccionarios y gramáticas en el Poliglota. 
El consejo editorial estaba compuesto por eruditos franceses y holandeses de la época, incluidos místicos: Guy Löfevre de la Baudry, Guillaume Postel, Jan van Gorpe, Franciscus Raphelengius, yerno de Plantin. El consejo editorial incluía a un judío bautizado, profesor de la Universidad de Lovaina, Johannes Isaac Levita, autor de "Gramática judía".
 Baudry escribió en el prefacio al sexto que los eruditos de Lovaina proporcionaron servicios invaluables al proyecto: el censor Harlemius durante tres meses comparó el texto griego y sirio palabra por palabra.

Para imprimir el texto griego, Plantin echó la fuente según los bocetos y bajo la supervisión de Robert Granion, también reprodujo el extrangelo sirio , utilizado tanto en el texto bíblico como en el diccionario y la gramática. La tipificación del texto hebreo se realizó bajo la dirección de Guillaume le Beaux; se utilizó la fuente de la primera impresora judía Daniel Bomberg , comprada a su bisnieto Cornelis van Bombergen. El trabajo de impresión comenzó el 7 de agosto de 1568, el primer volumen se completó el 12 de marzo de 1569, el segundo, el 8 de octubre de ese año. En 1570, surgió la cuestión de incluir gramáticas en los idiomas sirio y arameo, para lo cual Plantin tomó la gramática de Caninius, publicada en 1554 en París. La impresión políglota ocupaba casi todas las instalaciones de impresión de Plantin: 18 máquinas de impresión estaban involucradas en la empresa; Durante la preparación del texto, un total de 80 personas fueron empleadas durante cuatro años consecutivos.

El trabajo editorial sobre los textos se completó en mayo de 1570, sin embargo, tardó otros seis meses en finalizar todos los textos y su diseño. Tomó mucho tiempo conciliar el prefacio de Montano con las universidades de París y Lovaina, pero los problemas apenas comenzaban. En mayo de 1572, el rey expresó su deseo de presentar una nueva edición de la Biblia en Roma, que fue confiada a Pedro de Fuentidueña, quien actuó a través del embajador español. 
El Colegio de Cardenales anunció que el Talmud y los tratados de Sebastián Munster utilizados por Mazius para comentar sobre textos arameos y judíos ingresado en el Índice de libros prohibidos. El rey Felipe envió urgentemente a Montano a Roma, y Mazius escribió varias cartas de exoneración. Sin embargo, la muerte del papa Pío V y los eventos posteriores arrastraron drásticamente el asunto.
 
En 1574, cuando apareció en el aire la cuestión de la publicación de Políglota, León de Castro lanzó un feroz ataque contra los editores. Al final del año, se presentó ante el rey en Madrid y anunció la necesidad de una revisión completa de la edición de seis volúmenes, ya que sus editores preferían los textos judíos al latín, que deberían erradicarse de los comentarios y el aparato científico. El rey estaba sordo a sus palabras, y de Castro se volvió hacia la Inquisición. Se decidió que la Inquisición se guiaría por las decisiones de Roma, donde todavía se encontraba Montano.
 En enero de 1576, la congregación bajo el liderazgo del cardenal Bellarmin adoptó un decreto sobre la primacía del texto latino y la imposibilidad de corregirlo de otra manera. El papa Gregorio XIII, que no quería discutir con el rey español, simpatizaba con la publicación, transfirió el derecho de decisión final a los teólogos españoles.

En España, Juan de Mariana (1535-1624) fue nombrado censor jefe de la inquisición, oficialmente, esto sucedió el 16 de agosto de 1577. La situación con la publicación de Poliglota fue la siguiente: en términos de textología, nadie intentó atacar la Vulgata, el prólogo de Montano también enfatizó la prioridad de la Biblia latina, pero en el aparato científico, artículos y diccionarios, el número de citas del Talmud, los comentarios rabínicos y otras cosas excedieron el número de referencias a los Santos Padres. Mariana concluyó que el comité editorial era demasiado pequeño y que la inclusión de Mazius, Baudry y Postel fue un error. Sin embargo, no se violaron principios doctrinales ni decretos canónicos.

En general, la resolución de censura debía esperarse por más de 10 años. Finalmente, se permitió distribuir el Políglota de Amberes a través de las posesiones españolas, pero se colocaron advertencias de censura sobre los peligros de estudiar los Targums y algunos otros textos en algunas copias.

Además de los problemas teológicos y políticos, los problemas serios de la edición de Amberes eran financieros. Después de terminar el trabajo, Plantin recibió una pensión real de 400 florines al año, pero fue un alquiler de propiedades confiscadas. El antiguo propietario de estas propiedades desafió la confiscación en los tribunales, por lo que la impresora nunca recibió nada.
 El propio Plantin afirmó que había sufrido pérdidas financieras significativas y estimó el costo de publicación en 35,175 florines, a pesar de que desde 1568 el tesoro real no había transferido ningún fondo. 
Por real decreto, Plantin recibió el monopolio de la publicación de literatura litúrgica en posesiones españolas y el título de "Impresor real", que le permitió dejar 135.718 florines a los herederos de la propiedad.

 Andreas Massius  (Mazius)

 


Nota


PESHITTA

El término peshitta, de origen arameo-siríaco, significa «común, simple, sencillo», así se definió a partir del siglo x la versión siríaca de la sagrada Escritura. La elección de este nombre parece que se debe a la sencillez estilística y terminológica de esta versión, respecto a otras traducciones de la Escritura, sobre todo si se la compara con la versión «exaplar» de Orígenes. Sin embargo, según otra etimología, peshitta puede significar también «parte, sección»; en ese caso, se referiría a las secciones de la Biblia siríaca leídas durante las celebraciones litúrgicas.

Se sigue discutiendo sobre el origen de la Peshitta. Efectivamente, aunque su redacción final se remonta a mediados del siglo V d.C., es posible reconocer en ella varias capas que pueden remontarse incluso hasta el siglo II d.C. Las dificultades relacionadas con la fecha de la Peshitta se refieren también a su paternidad: no sabemos de hecho quiénes son sus autores; según Burkitt (1904), ésta debe atribuirse a Rábbula, obispo de Edesa (411-431). No obstante, aunque esta paternidad sigue siendo desconocida, puede reconocerse al menos el ámbito de la comunidad al que pertenece: la Iglesia de Siria. Por eso, es fundamental la aportación de la Peshitta a la crítica textual de la Biblia: se trata de una de las versiones más antiguas de la Escritura.

Esta versión comprende, para el Antiguo Testamento, también los libros déutero-canónicos, es decir, Eclesiástico, Baruc, Tobías, Juan, 1-2 Macabeos y Sabiduría, que se derivarían de una recensión de los Setenta. De todas formas, la versión del Eclesiástico parece referirse a una traducción directa del hebreo.

Respecto a la crítica textual, la Peshitta sigue fielmente el texto masorético, pero pueden reconocerse infiltraciones procedentes de los Setenta, especialmente para el Libro de Isaías y para los Salmos. De hecho, parece ser que la versión de los Setenta tuvo una posición privilegiada en la misma Iglesia de Siria. Junto a la cercanía entre la Peshitta y el texto masorético, se reconoce también la semejanza, sobre todo para el Pentateuco, con el Targum de Onkelos. Por eso algunos, al identificar el contexto sociológico de la Peshitta, han pensado en una comunidad de origen judeo-cristiano.

Por lo que se refiere al Nuevo Testamento, la Peshitta, de la que nos han llegado unos 350 manuscritos, no recoge la (Segunda epístola de Pedro), las 2-3  (Juan),  ni el Apocalipsis, que no eran considerados como canónicos en la comunidad de referencia.
 Debido al contexto litúrgico y a la finalidad popular, la Peshitta sé presenta con un lenguaje sencillo, aunque el estilo es elegante y claro.

 


Tárgum de Jonathan.

(en hebreo: תרגום יונתן בן עוזיאל), también conocido como Targum Yonasan/Yonatan, es el tárgum oficial oriental (babilónico) (traducción aramea) de los Nevi'im (profetas).

Origen

Se originó, como el Tárgum de Onquelos, en la lectura en la sinagoga de una traducción de los profetas, junto con la lección semanal.

El Talmud,​ atribuye su autoría a Jonathan ben Uzziel, un alumno de Hilel el Anciano. Según esta fuente, fue compuesto por Jonathan b. Uzziel «de la boca de Hageo, Zacarías y Malaquías», lo que implica que se basó en tradiciones derivadas de los últimos profetas. Las declaraciones adicionales de que por este motivo toda la tierra de Israel fue sacudida y que una voz del cielo gritó:
«¿Quién ha revelado mis secretos a los hijos de los hombres?» son reflejos legendarios de la novedad de la empresa de Jonatán, y de la desaprobación que evocaba.

 La historia añade que Jonathan también quería traducir los Ketuvim, pero que una voz celestial le hizo desistir.

 El Tárgum a Job, que fue retirado de la circulación por Gamaliel I, puede haber representado el resultado de sus intentos de traducir a los Ketuvim. Jonathan ben Uzziel es nombrado como el alumno más destacado de Hilel,​ y la referencia a su Tárgum es en todo caso de valor histórico, por lo que no hay nada que controverta la suposición de que sirvió de base para el actual Tárgum de los Profetas.

Sin embargo, fue revisado a fondo antes de que fuera redactado en Babilonia. En el Talmud de Babilonia es citado con especial frecuencia por Joseph, jefe de la academia de Pumbedita,​ quien dice, en referencia a dos pasajes bíblicos, «Si no hubiera un Tárgum no podríamos conocer el significado de estos versículos».​ Esto demuestra que ya a principios del siglo IV el Tárgum de los Profetas fue reconocido como de autoridad antigua.
El teólogo judío medieval Hai Gaon aparentemente consideraba a Joseph como su autor, ya que citaba pasajes de él con las palabras «Rab Joseph ha traducido».

Análisis lingüístico

El lenguaje de Tárgum de Jonathan es el arameo. Su estilo general es muy similar al del Tárgum de Onquelos (al Pentateuco), aunque a veces parece ser una paráfrasis más flexible del texto bíblico.

Es el resultado de una única redacción.

Al igual que el Tárgum de Onquelos, ganó reconocimiento general en Babilonia en el siglo III a.C. y de las academias babilónicas se llevó a lo largo de la diáspora. Sin embargo, se originó en la Tierra de Israel, y luego se adaptó a la lengua vernácula de Babilonia; para que contuviera las mismas peculiaridades lingüísticas que el Tárgum de Onquelos, incluidas instancias esporádicas de palabras persas​ En los casos en que los textos palestino y babilónico difieren, este Tárgum sigue a este último.
Aunque el Tárgum de Jonathan se compuso en la antigüedad (probablemente en el siglo II d.C.), ahora solo se conoce a partir de manuscritos medievales, que contienen muchas variantes textuales. 

Uso litúrgico

En tiempos talmúdicos (y hasta hoy en día en las comunidades judías yemenitas) el Tárgum de Jonathan se leía como una traducción de versículo por versículo alternativamente con los versículos hebreos de la haftará en la sinagoga. 
Así pues, cuando el Talmud afirma que «una persona debe completar sus lecciones de las Escrituras junto con la comunidad, leyendo las Escrituras dos veces y el tárgum una vez»,​ se puede considerar que el pasaje se refiere al Targum de Jonathan (así como al Tárgum de Onquelos en la Torá).

 

Sanctes Pagnino o Pagnini (Lucca, 18 de octubre de 1470 - Lyon, 24 de agosto de 1536) fue un filólogo, escriturista y hebraísta de Italia. El segundo encargado en traducir la biblia al latín de las lenguas originales.

Biografía

Un judío converso y consagrado a las tareas agrícolas, en 1487 ingresó en la orden dominica en el monasterio de Florencia. Tomó el hábito religioso en Fiesole, donde fue discípulo de Savonarola y otros eminentes profesores.​

En 1516 se entrevistó en Roma con el papa León X, de quien recibió aliento para traducir la Biblia al latín. Además lo nombró profesor en el Colegio de lenguas orientales, donde laboró hasta 1521. En Roma editó dos obras, una de filología semítica y otra de griega. Después pasó tres años en Aviñón y los últimos siete años de su vida en Lyon, donde además de continuar su trabajo erudito, jugó un papel decisivo en el establecimiento de un hospital para víctimas de la peste.

Empleó 25 años en su traducción de la Biblia, Veteris et Novi Testamenti nova translatio, publicada en 1527,​ la primera en dividir el texto en versículos numerados.​ Se imprimió en Lyon. Era la primera que se hacía al latín desde la Vulgata de San Jerónimo. Era una versión muy literal que constituyó un punto de referencia entre los humanistas de la época y que fue reimpresa varias veces. Esta traducción fue revisada y anotada por el español Miguel Servet, en 1542.
Casiodoro de Reina tendrá la traducción de Pagnino en alta estima, tal como afirma en la Amonestación al lector que preludia su traducción de la Biblia del Oso (1569):

"...Ansi que pretendiendo dar la pura palabra de Dios en quanto se puede hazer, menester fue que esta no fuesse nuestra comun regla, (aunque la consultamos como a qualquiera de los otros exemplares que tuvimos) antes, que conforme al prescripto de los antiguos concilios y doctores santos de la Iglesia, nos acercassemos de la fuente del Texto Hebreo quanto nos fuesse posible (pues que sin controversia ninguna de el es la primera autoridad) loqual hezimos siguiendo comunmente la translación de Santes Pagnino, que al voto de todos los doctos en la lengua Hebreica es tenida por la mas pura que hasta aora ay."

También elaboró un léxico hebreo, Thesaurus linguæ sanctæ (1529), reimpreso muchas veces tanto por católicos como por protestantes y útil para los hebraístas de su tiempo. 
Entre otras obras suyas, que tratan de la Sagrada Escritura, griego o hebreo, están Isagoges seu introductionis anuncio sacras liber unus literas y Catena argentea en Pentateuchum en seis volúmenes (Lyon, 1536).


 

Comentarios.


A. Biblia Políglota Complutense.

Es la primera B. Políglota propiamente dicha impresa en el. mundo. Por ello, y por haber servido de modelo a las posteriores es preciso dedicar a su estudio más espacio que a las restantes. 
Compuesta tipográficamente en los talleres de Arnao Guillén de Brocar, Alcalá de Henares (Complutum) de 1514 a 1517, no fue puesta en circulación hasta 1520, fecha en que fue autorizada por Motu Proprio de León X, o hasta 1522, según opinión de M. Bataillon. Pertenece al cardenal Francisco Jiménez de Cisneros la gloria de haber sido el promotor de tan importante obra y de haber hecho posible, con su tenaz impulso y los cuantiosos medios de que para ella dispuso, la realización de la gran idea por él inicialmente concebida, al parecer, en el verano de 1502 y madurada a lo largo de los años siguientes. La concepción de la B. Políglota y su realización son inseparables de la Univ. de Alcalá, fundada también por él. Tanto una como otra constituyen el más importante esfuerzo español en el renacimiento de los estudios bíblicos de signo humanista.
«La Biblia Políglota, gloria de Alcalá en los anales del humanismo, es una de las obras más imponentes que llevó a cabo en esta época la ciencia de los filólogos auxiliada por el arte del impresor. Es, fuera de toda duda, el coronamiento de un esfuerzo colectivo de gran aliento que Cisneros estimuló y dirigió desde sus comienzos» (M. Bataillon).
Efectivamente, con toda clarividencia y espíritu moderno hubo Cisneros de comprender que para editar con toda la posible corrección los textos originales de la B. y sus versiones, era imprescindible conocer a fondo las lenguas respectivas, y de aquí su fundación en la Univ. Complutense de las cátedras de hebreo, griego y latín, y su bien demostrado interés por el desarrollo y eficacia de las mismas. 
La carta dirigida por el cardenal al papa León X, incluida al comienzo de la Políglota, traducida compendiadamente (por M. Revilla) del latín, dice así. «Muchas son las razones que nos han impulsado a imprimir el texto original de la Sagrada Escritura. En primer lugar, porque ninguna versión puede trasladar fielmente toda la fuerza y propiedad del original, principalmente cuando se trata de la lengua en que Dios mismo ha hablado, cuyas palabras están, por decirlo así, preñadas de sentidos y llenas de misterios que sólo pueden vislumbrarse o conocerse a través del original en que las Sagradas Escrituras fueron escritas.

 Añádase a esto que los manuscritos latinos de la Biblia con mucha frecuencia disienten entre sí, o hay motivos suficientes para creer que se hallan corrompidos por la ignorancia y negligencia de los copistas; por lo cual debe recurrirse, como lo advierte S. jerónimo, S. Agustín y otros autores eclesiásticos, a las fuentes de la Sagrada Escritura, para corregir (original latino: ut examinetur) los libros del Antiguo Testamento según el texto hebreo y los del Nuevo Testamento según el texto griego. 

Así, pues, para que los amantes de las Sagradas Letras, no contentos con las aguas de los arroyuelos, puedan apagar su sed en los mismos manantiales de donde brotan las aguas vivas que saltan hasta la vida eterna, hemos mandado imprimir el texto original de ambos Testamentos juntamente con sus principales y autorizadas versiones» 
(griega de Septuaginta, Vulgata latina y Targum arameo de Onqelos al Pentateuco). 

De este párrafo, tan significativo, se 'deducen con claridad el motivo y propósito de la Políglota Complutense.

En la polémica teológico filológica entre los partidarios de la Septuaginta, por un lado, y del texto hebreo, la hebraica veritas, por otro, entre los defensores a ultranza del texto de la Vulgata y los propugnadores de nuevas traducciones latinas directas y literales del texto griego del N. T., la Políglota Complutense supone una objetiva aportación de material textual que, si bien contribuye poderosamente a satisfacer el ansia del humanismo cristiano por las fuentes originales, no cae en los exagerados extremos de ciertos filólogos de la época y de tiempos posteriores de rehacer el sagrado texto por medio de una crítica siempre más o menos subjetiva. Cisneros, no simple mecenas sino director científico de la obra, fijó al equipo de filólogos que propiamente realizaron la obra, el criterio que debía regir sus trabajos: no enmendar los textos cuando estuvieran apoyados por el testimonio de manuscritos antiguos. 
Este criterio establecido por Cisneros se hace palpable, p. ej., comparando el texto del N. T. de la Complutense con el del Novum Instrumentum de Erasmo (1516), y explica que Nebrija se separase de los trabajos de la Políglota por sentirse en desacuerdo con aquellas normas y propugnar una mayor libertad crítica ante la Vulgata. (Sobre la debatida cuestión del comma johanneum, v. M. Bataillon, o. c. en bibl., 41, 42, 94, 117118, 249252, 427, 506).

Colaboradores: 

Los filólogos a los que el cardenal Cisneros encargó la preparación de la Políglota fueron:

 Pablo Coronel, Alfonso de Zamora  y Alfonso de Alcalá para el texto hebreo del A. T., Targum arameo de Ongelos del Pentateuco y traducción latina de éste, además de la Gramática Hebrea y los Diccionarios publicados en el vol. VI. Diego López de Zúñiga, Hernán Núñez de Guzmán (el Pinciano, el Comendador griego) y Demetrio Ducas fueron encargados de la Septuaginta, del texto griego del N. T., del Diccionario grecolatino de éste (vol. V) y de una nueva traducción latina del A. T. griego, con la colaboración en ella de Juan de Vergara (algunos afirman que también de Pedro Ciruelo, C. D. Hortola y Cipriano de la Huerga). 

A Antonio de Nebrija  se le confió la edición de la Vulgata, trabajo que inició, pero no continuó como hemos dicho. También intervinieron en el N. T., pero en muy pequeña medida, el M. Gonzalo Gil, catedrático complutense de Teología, y Bartolomé de Castro, profesor de Artes en Alcalá. 
El célebre Erasmo  fue invitado por el cardenal Cisneros a colaborar en la empresa, pero lo rehusó, sin duda, entre otras razones, por no ser hebraísta. Estos eminentes filólogos colaboraron tan estrechamente que no siempre es fácil determinar lo que se debe concretamente a cada uno de ellos.

Procedencia de los manuscritos utilizados: 

Cisneros procuró con extraordinario celo formar la amplia biblioteca de manuscritos necesaria para la elaboración científica de la Políglota. Muchos fueron adquiridos, invirtiendo en ello elevadas sumas, y formaron el importante fondo bibliográfico de la Univ. Complutense, utilizados después por Arias Montano para la Políglota de Amberes o Biblia Regia; en parte se perdieron posteriormente o no han podido ser identificados.
 Otros fueron prestados por bibliotecas españolas y extranjeras. Se sabe que los manuscritos hebreos y arameos (del Targum} procedieron de Toledo, Maqueda y Tarazona; pero hay rióticias, difíciles de confirmar, según las cuales siete magníficos códices fueron comprados en Venecia, y según otros en diversas regiones; los códices griegos fueron prestados unos por León X de la Biblioteca Vaticana, otros llegaron de Venecia, Florencia y Rodas; los códices latinos existían en cantidad y calidad en España y eran producto de la escuela sevillana del siglo VIII, posteriormente trasladada a Toledo, de la que derivan los códices góticos o longobardos, como el Toletano y el Cavense.

Contenido:

 El contenido de los seis volúmenes en folio de que consta la Políglota Complutense se distribuye así: 

Vols. 1-4 contienen el A. T. según el texto hebreo masorético, el texto griego de los Setenta o LXX con trad. interlineal latina, la Vulgata latina y el Targum arameo de Onqelos también con trad. latina. 
Los libros deuterocanónicos del A. T. aparecen en el texto griego de los LXX, con versión latina interlineal, y en el texto de la Vulgata. 

Vol. V contiene el texto griego y Vulgata del N. T., seguidos de: 

1) Interpretaciones de los nombres hebreos, arameos y griegos del N. T.; 
2) Nociones de gramática griega; 
3) Diccionario grecolatino del N. T. y de los libros del Eclesiástico y Sabiduría. 

Vol. VI con tiene: 

1) Diccionario hebreo y arameo del A. T.; 
2) Vocabulario latino hebreo; 
3) Interpretaciones de los nombres hebreos, arameos y griegos del A. T. y N. T.; 
4) Relación de «...nomina ... que in utroque testamento vitio scriptorum sunt aliter scripta (in biblüs nostris modernis) quam in hebreo et greco et in aliquibus biblüs nostris antiquis»;
5) Gramática hebrea.

A lo largo de los seis volúmenes hallase además profusión de prólogos a los distintos libros bíblicos y epístolas de S. jerónimo, carta de Cisneros al Papa, prefacios para el lector, motu proprio de León X, disertaciones exegéticas, etc. Todo ello puede verse minuciosamente descrito y estudiado en M. Revilla. Bastará aquí con recoger algunas observaciones y datos más importantes sobre cada una de las partes de la Políglota.

El A. T. hebreo, preparado por Pablo Coronel, Alfonso de Zamora y Alfonso de Alcalá, presenta un texto que no coincide plenamente con el textus receptus masorético. No sólo contiene variantes con respecto al texto de Ben Aller, sino que todo su sistema de vocalización y acentuación es muy peculiar. Basándose principalmente en este hecho, Paul E. Kahle mantuvo la tesis de que el A. T. hebreo de la Complutense se basó en manuscritos babilónicos (The Hebrew Text of the Complutensian Polyglot); aunque ello a priori parece lógico ya que, según se sabe, la tradición de los judíos españoles es más babilónica que palestinense, no parecen existir suficientes pruebas de tal afirmación. 
Antes bien, los manuscritos de los que sabemos fueron manejados por Alfonso de Zamora, y, por tanto, casi seguro que se utilizaran en la fijación del texto complutense, son manuscritos hebreos españoles de fecha bastante tardía ya dentro de la tradición textual tiberiense aunque con ciertas variantes.

El texto hebreo de la Complutense fue utilizado en mayor o menor escala, según los casos, para establecer el texto hebreo del A. T. en la Políglota de Amberes, en la de Vatablo (Heidelberg 1586) y, a través de la de Amberes, en la de París, Londres, Hutter y otras ediciones. Tiene también la importancia de haber servido de base para la trad. inglesa de Tyndale. La edición de Buxtorff, Basilea 1611, y la Biblia Rabínica de Basilea 1618-19 siguen el texto hebreo complutense entrecruzado _con el de J. Ben kiayyim, Venecia 1524-25.

El Targum de Ongelos o versión parafrástica antigua del Pentateuco, con trad. interlineal latina también es obra de los tres susodichos conversos, sin que ,pueda precisarse con seguridad la labor que a cada uno le correspondió; pero podemos pensar que el peso principal lo llevó Alfonso de Zamora. Parece que utilizaron especialmente como base el Ms. 117Z15 de la Univ. de Madrid, probablemente del s. XIII. El texto de Onqelos complutense fue muy utilizado por las Políglotas de Amberes, Nuremberg y París, y su trad. latina por las ediciones de Amberes, París, Londres y Venecia.

El texto griego del A. T. conocido por Septuaginta o versión de los LXX, apareció en la Complutense como edición príncipe completa. Fueron utilizados muchos y muy importantes manuscritos: Bibl. Vaticana, n° 330 y 346 (108 y 248 de la Col. Holmes Parsons); Ms. de la Bibl. de S. Marcos de Venecia (n° 68 de HolmesParsons), copia del cual es el Ms. 116Z36 de la Univ. de Madrid, y otros no identificados., aunque se piensa de algunos utilizados también en la edición Aldina de 1518. 

El texto septuagintal de la complutense es la fuente más importante de que se dispone para conocer LXX en su recensión de Luciano. Según la clasificación de las recensiones griegas establecida por M. L. Margolis (en su The Book of Joshua in Greek, MV, 19318), el texto septuagintal de la Complutense refleja la recensión que 61 llama palestinense, es decir, el texto de Orígenes hecho, según S. Jerónimo, por Eusebio. Por otra parte, hay que destacar que de los cuatro tipos textuales de LXX que tradicionalmente han circulado impresos, el complutense tiene gran importancia; los otros tres son el aldino (Venecia 1518-19), el sixtino (Roma 1587) y el grabino (de J. E. Grabe, Oxford 1707-1720).

El texto septuagintal complutense influyó poderosamente en las ediciones de LXX de los s. XVI y XVII, pues dejó huellas más o menos pronunciadas en las Políglotas de Amberes, Heidelberg, Hamburgo, Nuremberg, París y en las ediciones del libro de Rut de Amsterdam 1632, del Salterio de Plantino, Amberes 1584, y otras. Sus variantes pasaron a figurar en la Polígl. de Londres y en la edición de HolmesParsons (1798-1827).

La traducción latina de la Septuaginta, llevada a cabo por los complutenses es de tan gran valor que fue reimpresa o reproducida con ciertas modificaciones en Basilea 1526, Polígl. de Amberes, de París, ediciones de Basilea de 1550 y 1582, Amsterdam 1696, y Biblia de Claudio Baduell de 155657.

El N. T. griego de la Complutense, preparado por Hernán Núñez, Demetrio Ducas y D. López de Zúñiga, es la editio princeps del N. T. completo, que terminó de imprimirse el 10 en. 1514. Pero debido al retraso con que el papa León X dio su aprobación (1520), la primera edición del N. T. de Erasmo, preparada por éste de abril 1515 a febrero 1516, fue puesta en circulación antes que la complutense, aunque plagada de errores debido a la precipitación que el propio Erasmo hubo de reconocer. 
El texto neotestamentario griego complutense, impreso cuatro años antes que el de Erasmo, es muy superior a éste en calidad textual y en el cuidado de su edición. De los manuscritos usados como base, pocas cosas seguras pueden afirmarse; sólo hay referencias a préstamos de manuscritos de la Vaticana y otras bibliotecas. En general puede concluirse que el N. T. griego complutense procede de manuscritos no muy antiguos, pertenecientes a la familia siriaca aunque con buenas lecciones presiriacas.

A propósito del valor de la edición complutense griega del N. T. se desarrolló en el s. XVIII una polémica sobre si dicho texto griego había sido o no deformado para acomodarlo a la Vulgata latina. Frente al apasionamiento de quienes defendían la arbitraria corrección a base de la Vulgata hay el hecho de los centenares de variantes del texto griego complutense frente al latino de Vulgata, que no existirían de haberse llevado a cabo la pretendida acomodación.

Solamente es preciso reconocer la presencia en el texto griego del famoso comma johanneum  que no aparece en los antiguos manuscritos griegos, ni en las versiones antiguas, ni en los mejores manuscritos de la Vulgata, pero sí en muchos manuscritos de ésta, y que parece glosa marginal pasada al texto muy tardíamente. 
Coincide en esto la Complutense con la mayor parte de las ediciones del N. T. aparecidas hasta el s. XVIII. A pesar de ello, la edición neotestamentaria griega complutense es considerada como una de las mejores de los s. XVI y XVII, e influyó en las posteriores.

En cuanto al texto complutense de la Vulgata, subrayemos que representa la primera edición crítica impresa, pues las muy numerosas ediciones antes de 1517 son de índole absolutamente nocrítica. De los códices utilizados para la Vulgata complutense sólo se han conservado tres en la Bibl. de la Univ. de Madrid: Ms. 115Z7, del s. VIII-IX; Ms. 115Z6, del s. IX x; y Ms. 115Z4 y 5 (dos vols.), s. XII-XIII. 
El primero pertenece al grupo castellano de manuscritos de la Vulgata, el segundo y tercero al grupo leonés. Hubieron de ser manejados más manuscritos, pero aquéllos constituyeron la base de la edición; generalmente fueron aceptadas las variantes más de acuerdo con el texto hebreo. Es la línea crítica seguida a lo largo de toda la Políglota: aproximar las versiones todo lo más posible a los textos originales, pero apoyándose para ello en variantes atestiguadas por manuscritos, no corrigiéndolas según criterios críticos subjetivos como quería Nebrija, contra la opinión de Cisneros. 

La Vulgata complutense se reimprimió en las Polígl. de Amberes, París, Heidelberg, Hutter; influyó en otras ediciones y aportó sus variantes a la importante edición de la Vulgata de Amberes 1573, decida al trabajo de los doctores de Lovaina.

B. Biblia Políglota de Ambéres.

 También conocida por Biblia Regia, pues fue patrocinada por Felipe II. Su director científico fue el célebre teólogo y orientalista español Benito Arias Montano. Impresa en Amberes por el famoso tipógrafo Cristóbal Plantino  en 1568-1572.
 Al quedar muy pronto escasísimos ejemplares de la B. Complutense, principalmente debido al naufragio de un navío que transportaba un cargamento de ellos, concibió Arias Montano la idea de reeditarla. Pero lo que en un principio se proyectó como simple reedición se convirtió luego en una obra que, aún tomando mucho de la Complutense, según se dice más arriba, tuvo numerosos elementos y valores nuevos y propios.
 
El contenido de sus ocho volúmenes es el siguiente: 

Vols. I-IV, A. T. proto y deuterocanónico:

1) Texto hebreo basado principalmente en el complutense pero con divergencias que lo aproximan al textus receptus, principalmente representado por la Biblia Rabínica Bombergiana de Jacob Ben Hayyim, Venecia 1524-25  (se utilizó también la de Félix Prátensis, editada igualmente por Bomberg en Venecia 1516-17); 
2) Vulgata; 
3) Septuaginta con trad. latina;

4) Targum arameo de casi todos los libros del A. T., con trad. latina.

Dicha traducción está tomada de la publicada en la Complutense, por lo que se refiere al Pentateuco, aunque corregida por Arias Montano; para el resto se utilizó en gran parte, también corregida por Arias Montano, la obra de los conversos de Alcalá, principalmente Alfonso de Zamora. Éstos, por mandato de Cisneros, habían establecido el texto arameo del Targunt completo del A. T. con trad. literal latina, obra conservada en manuscritos de la Univ. de Madrid, de Salamanca, Escorial, etc. (v. ALFONSO DE Zamora), que Arias Montano llevó consigo a Amberes, además de otros venecianos. 
La trad. latina del Targum arameo de algunos libros aparece como obra de Arias Montano. 

Vol. V, N. T.: 

1) Texto griego;
2) Vulgata; 
3) Versión siriaca Péstta' en caracteres siriacos y en caracteres hebreos vocalizados, con trad. latina de Guy Le Févre de la Boderie. 

Los tres últimos volúmenes son los denominados por Arias Montano,  Apparatus. 

Su contenido es el siguiente: 

Vol. VI: N. T. griego con trad. interlineal latina de la Vulgata; cuando ésta no coincide literalmente con el texto griego, va colocada al margen y sustituida en la línea por otra traducción literal de Arias Montano, impresa en tipos diferentes; sigue un estudio sobre los idiotismos de la lengua hebrea, de Arias Montano; y comenzando por el final del volumen, viene el texto de la Biblia Hebrea con trad. latina interlineal de Santes Pagnino. 

Vol. VII: Diccionario y gramática griegos (según Menéndez y Pelayo obra de Arias Montano); Vocabulario siriaco, de Andreas Masius; Gramática siriaca, del mismo autor; Diccionario siroarameo,, de Guy Le Févre de la Boderie; Thesaurus Hebra¡cae Linguae, de Santes Pagnino, abreviado, con apéndice gramatical y prólogo de Raphelengius.

 Vol VIII: contiene dieciocho tratados filológicos y arqueológicos, de muchos de los cuales es autor Arias Montano.

Además puede el estudioso encontrar, repartidos por los diversos volúmenes de la B. Regia, prefacios de Arias Montano, prólogos de S. jerónimo, cartas, índices, grabados simbólicos y bíblicos, etc. La Políglota de Amberes es la primera edición de la B. en la que se introdujo la numeración de los versículos del texto hebreo. Puede verse, por tanto, cuán considerablemente se extendió el plan primitivo, a lo que contribuyó el gran protector de Plantino, cardenal. Granvela, el cual hizo colacionar a su costa los manuscritos vaticanos griegos.

Las principales novedades, en comparación con la Complutense, fueron la B. latina de Santes Pagnino, corregida por Arias Montano, los tratados técnicos de contenido filológico-bíblico, la versión siriaca del N. T.  y el Targum arameo de Profetas y Hagiógrafos.

 Con Arias Montano colaboraron humanistas como Francisco Raphelengius (van Ravelingen), Nicolás y Guy Le Févre de la Boderie, Andreas Massius y los doctores de Lovaina Joannes Harlemius, Augustinus Hunnaeus, Cornelius Reyneri de Gouda. Prestaron también ayuda a Arias Montano, Cornelio Kiel, Teodoro Kemps, Antonio Spitaels (correctores), el cardenal  Espinosa, el cardenal Granvela, el cardenal Sirleto (que aportó variantes textuales de algunos códices), Juan Regla, Pedro Serrano, Luis Estrada, Ambrosio Moro, Gabriel Zayas y Daniel Bomberg, famoso impresor de Venecia, que cedió un manuscrito siriaco del N. T.

Critica

Como la B. Complutense, la B. Regia fue atacada por los enemigos de la tendencia humanista hacia los textos originales, temerosos del menoscabo de la Vulgata, que tacharon a Arias Montano de judaizante. El más acérrimo adversario fue León de Castro, catedrático de la Universidad de Salamanca. 
A pesar de los ataques, Arias Montano, que contaba con la aprobación del papa Gregorio XIII, pudo hacer triunfar la causa de la B. Regia para bien del siglo xvi y aún de épocas posteriores, ya que sus textos fueron ampliamente utilizados por las ediciones bíblicas, políglotas o no, que siguieron a ella.

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