Luis Alberto Bustamante Robin; Jose Guillermo Gonzalez Cornejo; Jennifer Angelica Ponce Ponce; Francia Carolina Vera Valdes; Carolina Ivonne Reyes Candia; Mario Alberto Correa Manríquez; Enrique Alejandro Valenzuela Erazo; Gardo Francisco Valencia Avaria; Alvaro Gonzalo Andaur Medina; Carla Veronica Barrientos Melendez; Luis Alberto Cortes Aguilera; Ricardo Adolfo Price Toro; Julio César Gil Saladrina; Ivette Renee Mourguet Besoain; Marcelo Andres Oyarse Reyes; Franco Gonzalez Fortunatti; Patricio Ernesto Hernández Jara; Demetrio Protopsaltis Palma; Katherine Alejandra Del Carmen Lafoy Guzmán;
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Cuentos de la Alhambra es un libro escrito por Washington Irving en el año de 1829, publicado en 1832 bajo el título "Conjunto de cuentos y bosquejos sobre Moros y Españoles". La primera edición fue publicada por Lea & Carey, en Filadelfia, (The Alhambra: A Series of Tales of the Moors and Spaniards, by the Author of "The Sketch Book" - 1832) y Henry Colburn y Richard Bentley, en Londres, (The Alhambra, by Geoffrey Crayon, author of "The Sketch Book", "Brace-brigde Hall", "Tales of a Traveller", New Burlington Street - 1832) en ediciones simultáneas, que incluía una dedicatoria a David Wilkie, R. A., compañero del viaje de Irving por España. En 1851 se publicó la versión revisada por el autor del texto. Cuentos de la Alhambra se encuentra traducido a gran cantidad de idiomas y es considerado una de las obras más importantes de su autor. El autor. Génesis de los Cuentos de la Alhambra. El autor de la novela Cuentos de la Alhambra es el escritor norteamericano Washington Irving (1783-1859). Adscrito a la corriente del romanticismo destaca en este libro la confluencia de su interés por España y sus tradiciones (algunos le consideran el primer hispanista extranjero) y la influencia del orientalismo. Tuvo el privilegio de vivir en la Alhambra mientras escribía el libro Cuentos de la Alhambra. Después de recoger todas las leyendas de los habitantes de la Alhambra, y tras investigar en los archivos de la Biblioteca universitaria granadina, desarrolló un género de novela fantástica de imprescindible lectura. Entre 1829 y 1832 fue secretario de la legación americana en España, bajo las órdenes de Martin Van Buren. Durante ese tiempo viajó entre otros lugares a El Escorial, Sevilla y Granada examinando los archivos que contenían documentación especialmente sobre todo lo relativo al Nuevo Mundo. Ello le sirvió de base para escribir Colón (1828), La Conquista de Granada (1829), Vida y viajes de Cristóbal Colón (1831). Su estancia en Granada le puso en contacto con la biblioteca de la universidad y le dio la oportunidad de alojarse durante una temporada en la propia Alhambra. Fue entonces cuando aprovechó para recopilar las leyendas y cuentos granadinos génesis de los Cuentos de la Alhambra. Estructura. Esta original novela entremezcla una serie de narraciones o cuentos con el libro de viajes y el diario. El protagonista e hilo conductor es el propio autor, Washington Irving, que tras su llegada a España inicia un recorrido por tierras andaluzas que le llevan a Granada. Allí queda extasiado por la majestuosidad de la Alhambra en cuyas habitaciones se hospedará. Durante su estancia conoce a varios personajes, entre los que hay que destacar al que se convierte en su criado, Mateo Jiménez, que le acompañarán y le darán noticia de esos cuentos y leyendas que giran en torno al monumento y su pasado árabe. Descubre así historias como la del astrólogo árabe que contribuyó con su magia a derrotar a los ejércitos enemigos; la de las tres hermosas princesas encerradas en una torre para que no se enamoraran; la del peregrino del amor también encerrado en una torre por su celoso padre; la del legado del moro que nos habla de un fabuloso tesoro encontrado por un aguador; la de la Rosa de la Alhambra en que se nos muestra un laúd maravilloso capaz de curar la melancolía del rey. Pero al mismo tiempo el libro avanza por el tiempo presente (1829), correspondiente a la realidad que vive el autor. Esto le permite mostrar un rico cuadro de la Granada de la época, de sus calles, sus gentes, sus costumbres, etc. La novela está dividida en los siguientes capítulos:
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Palacios nazaríes.
La ciudad palatina de la Alhambra ha albergado un sinfín de palacios, palacetes, grandes casas y torres-palacios, que se han ido reformando o sustituyendo al querer cada sultán edificar, o al menos, redecorar, su propio palacio, ayudado por los frágiles materiales, que parecen seguir los preceptos islámicos de no construir nada que sea eterno. El Mexuar, el Palacio de Comares y el Palacio de los Leones fueron escogidos por los Reyes Católicos como residencia en sus estancias en Granada, lo que garantizó su conservación, frente a otros maltratados, abandonados o destruidos en su mayoría durante la breve ocupación militar francesa. Patio de Arrayanes. El palacio se construyó en torno al patio de los Arrayanes, el inicio de las obras se realizó durante el reinado de Ismail I que gobernó entre 1314 y 1325, continuó la obra Yusuf I de Granada (1333-1354) que murió asesinado antes de verla concluida y finalmente Muhammad V pudo terminarla en 1370. El recinto central de este palacio lo constituye el patio de los Arrayanes, cuyo extremo norte da paso a la sala de la Barca y al Salón de Embajadores, una de las mayores y más ricas construcciones de toda la Alhambra. En el lado Este y Oeste se hallaban las habitaciones de las esposas del sultán y las del lado Sur era para las concubinas y servicio. Palacio de los Leones El palacio de los Leones se encuentra situado al este del de Comares, y ocupa lo que sería el antiguo jardín de este. Fue erigido, durante el segundo gobierno de Muhammad V (1362-1391), después de recuperar el trono con la alianza con el rey castellano Pedro I. El palacio, con una superficie aproximada de 1900 m², tiene su eje central en el denominado Patio de los Leones, que da nombre al palacio, y las estancias se estructuran a partir de este patio, alrededor de cuyas galerías se distribuyen las alcobas, y salas privadas del sultán y sus esposas. Supone un ejemplo de integración de arquitectura y agua, en la que esta se reparte desde la fuente central del patio hacia todo el palacio. En torno a las galerías se ubican los cuatro edificios de organización completamente diferenciados: La sala de los Mocárabes al oeste, la sala de Abencerrajes al sur, la sala de los Reyes al este y la sala de las Dos Hermanas al norte. Habitaciones del Emperador Con el nombre de habitaciones del Emperador, se conocen los seis aposentos, que fueron construidos durante el reinado de Carlos I, entre 1528 y 1537 y que configuran el patio de Lindaraja, hacia un lado y el Patio de la Reja, hacia el otro. El Partal y otras ruinas Toda la medina, especialmente su zona norte y exterior, cercana a los Palacios Nazaríes, contaba con palacios, muchos excavados, de personajes cercanos a la familia nazarí. Debe su nombre a la voz árabe que significa pórtico, y se refiere a los restos de la residencia del Sultán Muhammad III, el más septentrional y más antiguo. Está orientado de norte a sur en torno a un gran patio rectangular con alberca y pórtico en el lado norte. Al principio de la dinastía nazarí, este palacio era la zona principal pero, tras la construcción del palacio de Comares, se convirtió en una zona marginal. Ismail I inició la fase constructiva de palacios y dependencias reales. Se levantaron la alcaicería, la alhóndiga nueva, el puente sobre el Darro y la madraza de los Palacios Nazaríes. |
El palacio de Carlos V El palacio de Carlos V es una construcción renacentista situada en la colina de la Alhambra de la ciudad española de Granada, en Andalucía. Desde 1958, es sede del Museo de Bellas Artes de Granada y, desde 1994, también es sede del Museo de la Alhambra. Descripción La planta del palacio la conforma un cuadrado de 63 metros de lado con un patio circular inscrito en su interior. Esta disposición, principal rasgo manierista del palacio, no tiene precedentes en la arquitectura del Renacimiento, y sitúa la construcción en lo que se considera la vanguardia artística del momento. El edificio consta de dos niveles: el bajo es de orden toscano completamente almohadillado, en cuyas pilastras se insertan grandes anillas de bronce decoradas. El piso superior es de orden jónico y sus pilastras alternadas con vanos adintelados provistos de frontón. Las dos fachadas principales ostentan sendas portadas de piedra de Sierra Elvira. El patio circular también muestra dos pisos. El inferior está presidido por una columnata dórica de piedra pudinga con un entablamento muy ortodoxo, formado por triglifos y metopas con motivos de guirnaldas y bucráneos. El piso superior lo forma una columnata jónica, más ligera, con entablamento liso. Esta estructura general del patio muestra un claro conocimiento de la arquitectura imperial romana, y se encuadraría en el más puro Renacimiento de no ser por su disposición curva, que provoca en el espectador desconcierto cuando se penetra por sus fachadas principales, y supedita los espacios interiores y escaleras a la idea generatriz. Más tarde, Miguel Ángel y Palladio construirán edificios con soluciones análogas, bajo la etiqueta de manierismo. |
Washington Irving. (Nueva York, 1783 - Sunnyside, 1859) Escritor norteamericano. Perteneciente al mundo literario del costumbrismo, Washington Irving es el primer autor americano que se sirve de la literatura para hacer reír y caricaturizar la realidad, creando además el estilo coloquial americano, que después utilizarían Mark Twain y Ernest Hemingway. Aunque se mantuvo al margen de los movimientos políticos y sociales que lo alteraban todo, es, sin embargo, un representante perfecto del romanticismo americano. Pero, eso sí, lo que capta del espíritu romántico son sus rasgos más superficiales: el amor al pasado, al medievo, a lo fantástico y a las leyendas, o el impulso viajero que a tantos escritores y artistas llevó a deleitarse con las ruinas. Hijo de un rico mercader británico que había luchado en la Revolución junto a los rebeldes, después de prepararse para dedicarse a la abogacía, Irving dejó esta carrera y la sustituyó por la de la literatura, escribiendo para varios periódicos y publicando en 1807-1808, junto a su hermano William Irving y su amigo J. K. Paulding, una serie de ensayos y poemas satíricos recogidos en un libro llamado Salmagundi o extravagancias y opiniones del señor Lancelot Langstaff y otros (1808). Este libro fue seguido por la parodia de gran éxito Historia de Nueva York desde el Origen del Mundo hasta el Final de la Dinastía Holandesa (1809). Irving lo presenta como un supuesto estudio realizado por un personaje inventado por él: el holandés Diedrich Knickerbocker. La obra reflejaba tan bien la mentalidad de los americanos descendientes de holandeses que durante mucho tiempo el nombre de ese personaje sirvió para designarlos. Se la considera la primera muestra de la prosa humorística en las letras americanas. Durante los siguientes años, Washington Irving luchó (sin éxito) por salvar el negocio familiar de la quiebra. Para ello, incluso llegó a viajar Inglaterra, donde conoció a Walter Scott, Thomas Moore, Thomas Campbell y John Murray, entre otros. A su vuelta, animado por Walter Scott, escribió El libro de los bocetos, una serie de ensayos y cuentos escritos bajo el seudónimo de "Geoffrey Crayon, Gent" y publicado en Estados Unidos en 1819-20, en varios volúmenes, y en formato de libro en Inglaterra, en 1820. Este libro, que contiene retratos de la vida inglesa ("The Christmas Dinner", "Westminster Abbey", etc.), ensayos sobre tópicos americanos y adaptaciones americanas de cuentos populares alemanes (incluyendo "Rip Van Wilke" y "The Legend of Sleepy Hollow"), hizo de él un hombre célebre en ambos continentes. A esto siguieron otros trabajos populares, entre ellos Bracebridge Hall (1822). Algunos de sus trabajos siguientes fueron inspirados por su período como diplomático en España (1826-1829), entre ellos una biografía de Cristóbal Colón (1828) y las Leyendas de la Alhambra (1832), obra a la que añadió algunos capítulos en 1857. Irving escribió estas leyendas inspirándose en cuentos y leyendas populares. Como estudioso de la historia y el folklore, el escritor norteamericano se quedó impresionado de la riqueza de historias antiguas que había en España, y elaboró sus famosos cuentos con el material que recogió. Después se unió al mundo literario de Londres como secretario de la legación de Estados Unidos (1829-32), y volvió a América en 1832, donde tuvo una bienvenida entusiasta por ser el primer autor americano que había conseguido fama mundial. Entre sus últimas obras se encuentran The Crayon Miscellany (1835), Astoria (1836), donde cuenta el desarrollo del comercio de pieles de John Jacob Astor, y varias biografías, como la de Oliver Goldsmith, que apareció en 1849, la de George Washington (1855-59) y la de Mahoma (1850). Póstumamente aparecieron sus obras completas, Works, en 21 volúmenes, así como unos borradores agrupados como Spanish Papers. Irving fue uno de los primeros prosistas de las Letras norteamericanas. Estudioso sin ser erudito, más que a la calidad de su obra, debe su fama al carácter de ésta. Gran parte de esa fama no le vino por lo que hizo, sino por ser el primero en hacerlo. Los primeros cuentos cortos, algo tan característico de la literatura norteamericana, los escribió él. También fue el primero que hizo del humor, de la sátira burlesca, un arma literaria. Irving se recreaba en el detalle, disfrutaba con las descripciones y siempre de una manera sencilla, sin el menor rebuscamiento. Perfecto romántico por su amor a la historia pasada que, como ciudadano de un país recién creado, debe buscar en Europa, y muy atraído por lo exótico y pintoresco, encontró en España una fuente de inspiración inagotable, y aunque en sus escritos sobre España falta el rigor científico, no carecen de encanto. Legado literario. Washington Irving es el primer escritor estadounidense que llegó a vivir solamente de sus escritos. Henry Wadsworth Longfellow escribió sobre su papel en la literatura estadounidense, en diciembre de 1859: «Nos sentimos orgullosos de su renombre como autor, sin olvidar que, a sus otros reclamos sobre nuestra gratitud, se agrega también el de haber sido el primero en ganar para nuestro país un nombre honorable y un puesto en la Historia de las Letras». Irving perfeccionó el modo de escribir cuentos cortos en Estados Unidos y fue el primer escritor estadounidense en lanzar sus historias con firmeza en los Estados Unidos, incluso cuando tenían influencias de las historias tradicionales alemanas y neerlandesas. También es uno de los primeros que escribió de forma común sin que fuesen historias con moralejas o didácticas, sino simple entretenimiento. También dio ánimos a jóvenes escritores. George William Curtis escribió: «no hay un joven aspirante a escritor en el país, que, habiendo conocido alguna vez a Irving en persona, no haya escuchado de él las palabras más agradables de simpatía, respeto y apoyo». Edgar Allan Poe consideraba que se debería dar crédito a Irving por haber sido un innovador, pero que sus escritos en sí mismos a menudo no eran sofisticados. «Está muy sobrevalorado», escribió Poe en 1838, «y se podría establecer una buena distinción entre su reputación justa y su reputación subrepticia y adventicia, entre lo que se debe únicamente al pionero y al escritor». En una crítica para el New-York Mirror escribió: «Ningún hombre en la República de las Letras ha estado más sobrevalorado que el Sr. Washington Irving». Algunos críticos afirmaron que Irving atendía a las sensibilidades británicas y un crítico le acusó de escribir para Inglaterra, en lugar de para su propio país. Otros críticos apoyaron el estilo de Irving. William Makepeace Thackeray fue el primero en referirse a Irving como «embajador de las Letras que el Nuevo Mundo envía al Viejo»,lo que también fue considerado así por otros críticos en los siglos XIX y XX. El crítico H. R. Hawless escribió en 1881: «es casi el primero de los escritores estadounidenses» y «aunque pertenece al Nuevo Mundo, hay una cantidad de Viejo Mundo en él». Los primeros críticos tenían problemas para separar al hombre del escritor. Uno de sus primeros biógrafos, Richard Henry Stoddard, escribió: «La vida de Washington Irving fue una de las más brillantes jamás llevadas por un autor». Críticos posteriores, sin embargo, empezaron a revistar sus escritos como si tuvieran un estilo carente de substancia. El crítico Barrett Wendell escribió: «el hombre no tenía mensaje». |
Biblioteca Personal.
Tengo un libro en mi colección privada .-
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OCUPA LA SILLA 'J' Por Cultura 18/02/2019 - El ensayista y filólogo Carlos García Gual ocupa desde este domingo la silla 'J' de la Real Academia Española (RAE), después de la lectura de su discurso de ingreso, en el que ha abordado la invención de la novela en occidente en el mundo griego. Bajo el título de 'Historias de amantes peregrinos. Las novelas griegas', el nuevo académico se ha referido a su condición de "impenitente helenista y traductor de numerosos textos clásicos" como mérito para haber sido invitado a la institución. García Gual ha hecho referencia en su discurso a los "peligros de la lectura de novelas" con argumento amoroso sobre los que advirtió en el siglo IV d.C. el emperador Juliano, a quien leer esos textos le parecía "poco decente" por no ser "relatos verídicos" y porque sus "argumentos amorosos" llegaban a "avivar fogosos deseos". El nuevo académico ha resaltado la "novedad radical" de estos relatos en el mundo griego, al reflejar el "individualismo" y el "olvido de la política y del mundo mítico y también del rigor histórico", así como la "mentalidad de un público no interesado en los fantasmas del pasado". Además, se ha referido a la "combinación" del "tema amoroso" con el del "viaje azaroso", así como el "viaje errático" como "ingrediente imprescindible en la trama novelesca". "La ficción breve, como el cuento, existe desde siempre, y viene de la tradición oral en muy varias culturas. En cambio, la novela surge en un momento histórico, en lengua griega y ya en época helenística, y seguramente no antes del siglo I. a. C.", ha continuado el ahora académico en su lectura. Sus predecesores En su discurso, García Gual ha rendido homenaje a los predecesores en la silla 'J': Antonio Tovar y Francisco Nieva, ambos "de admirable talento y humana valía". Respecto a Tovar, que la ocupo de 1968 a 1985 y de quien fue alumno en su último curso de Filosofía y Letras, el ahora académico ha destacado que fue un "excelente latinista y autor" y un "intelectual de largo aliento y ensayista de gran cultura, atento al pasado y al presente". En cuanto a Francisco Nieva, García Gual ha señalado que fue un "esforzado renovador" de la escena dramática española, que introdujo "un nuevo tipo de teatro, irracional y mágico, de atmósfera surrealista y con motivos esperpénticos", con una "apertura de libertad". El académico ha destacado la "vivacidad intelectual" y el "ingenio múltiple" de Nieva, cuyas obras dramáticas tienen en su opinión "un toque surrealista propio, mezcla singular de sátiras y parodias grotescas, evocando un mundo fieramente barroco, lúbrico y fantasmagórico, de impactantes efectos escénicos, en un lenguaje chispeante de fuerte y abigarrado colorido poético". Un reconocido maestro en sabiduría y en el conocimiento profundo de la lengua y la cultura griega y europea La académica Carmen Iglesias ha contestado durante esta ceremonia a García Gual, a quien se ha referido como un "verdadero maestro humanista y científico", y de quien ha repasado su trayectoria, sus publicaciones y los reconocimientos que ha recibido. "Damos así la bienvenida a un reconocido maestro en sabiduría y en el conocimiento profundo de la lengua y la cultura griega y europea, pero también de un maestro en el sentido profundo que ya Platón imprimió al término, un maestro que se ha dedicado de manera ejemplar al rigor de sus investigaciones filológicas e históricas", ha destacado.
Lenguaje inclusivo y crisis. En la semana de su ingreso, García Gual abordó algunos temas de actualidad relativos a la RAE, entre ellos el lenguaje inclusivo, asegurando que "duplicar innecesariamente las palabras" es "una tontada". "Se exagera un tanto en la pretensión de duplicar los adjetivos en masculino y en femenino sin tener en cuenta que el masculino ya está usado como neutro. Eso no quita que esté bien llamar la atención para resaltar, cuando sea justo, la presencia femenina. Pero duplicar las palabras innecesariamente me parece una tontada", señalaba el filólogo. Cuando fue elegido a finales de 2017, la RAE contaba con otro director, Darío Villanueva. La llegada de Santiago Muñoz Machado supondrá la presencia al frente de la institución de alguien "muy adecuado para enfrentar y buscar solución a una situación económica apurada".
"Han fallado varias cosas: la gente no lee mucho en papel y el diccionario que se consulta ya es por Internet, pero es que también hay una crisis general de la lectura. Hay una situación muy preocupante y la RAE no es un organismo comercial que pueda hacer negocios", ha lamentado.
Carlos García Gual (Palma de Mallorca, 1943) es un escritor, filólogo, helenista, editor, mitógrafo y crítico español. Biografía Se formó con grandes helenistas, como Manuel Fernández Galiano, Francisco Rodríguez Adrados y Luis Gil. Es catedrático de filología griega en la Universidad Complutense de Madrid, tras haberlo sido de la Universidad de Granada, la Universidad de Barcelona y la UNED. Especialista en antigüedad clásica y literatura, ha escrito numerosos libros y artículos sobre literatura clásica y medieval, filosofía griega y mitología en revistas especializadas. Entre sus obras, destacan libros como Los orígenes de la novela, Primeras novelas europeas, Epicuro, Historia del rey Arturo, Diccionario de mitos, El descrédito de la literatura, Apología de la novela histórica, Viajes a la Luna: de la fantasía a la ciencia ficción o Encuentros heroicos. Seis escenas griegas. Le han acompañado algunas reediciones y actualizaciones de sus obras más importantes. Entre ellas destacan Las Primeras novelas: desde las griegas y las latinas hasta la edad media (Gredos, 2008), que reúne dos de sus libros de referencia sobre la novela antigua y medieval, Prometeo, mito y literatura (Fondo de Cultura Económica, 2009), que revisita y actualiza uno de los temas míticos que más ha estudiado, y Diccionario de mitos (Turner, 2017). Como crítico literario reseña libros en El País, Revista de Occidente, Claves de Razón Práctica, etc. Es editor y colaborador habitual de la revista Historia National Geographic, entre otras. Además, es director de dos colecciones de la Editorial Gredos: las obras griegas de la Biblioteca Clásica Gredos, que, desde su fundación hace más de cuarenta años ha publicado más de cuatrocientos títulos y ha contribuido notablemente en la difusión de la cultura clásica en lengua española, y la de clásicos universales, Biblioteca Universal Gredos, con cerca de cincuenta títulos. Destaca además su labor como traductor de clásicos (ha traducido tragedia, filosofía y poesía griega, textos medievales, etc.). Le fue concedido el Premio Nacional de Traducción en dos ocasiones; en 1978 fue galardonado con el Premio de traducción Fray Luis de León, por su versión de Vida y hazañas de Alejandro de Macedonia, de Pseudo Calístenes; en 2002 se le otorgó el Premio Nacional al conjunto de su obra de traducción. Las últimas obras que ha traducido son la nueva versión de la Odisea de Homero y las Vidas de filósofos ilustres de Diógenes Laercio, ambas aparecidas en Alianza Editorial (esta última, la primera traducción completa al español de Diógenes Laercio desde la realizada por José Ortiz y Sanz en 1792). En el año 2017, fue doblemente candidato a ocupar una plaza de académico de número por el Pleno de la Real Academia Española, sillas M y J. Finalmente, el 30 de noviembre fue elegido miembro de la RAE para la silla J6y leyó su discurso de ingreso el 17 de febrero de 2019. |
Carlos García Gual: «La gente cada vez es más vulgar y le gusta parecerse más a la mayoría» El filólogo y helenista publica «Vidas de Alejandro» y asegura que ya resulta difícil encontrar espíritus individuales y críticos en la sociedad de masas Carlos García Gual, El helenista Carlos García Gual Javier Ors JAVIER ORS Madrid Creada: 17.01.2024 Gozaron de una enorme popularidad, pero después cayeron en el olvido. Son dos textos, de distinta naturaleza, pero tema común, que forjaron y alentaron la imagen y leyenda del conquistador de Persia: «Vidas y hazañas de Alejandro Magno», de Pseudo Calístenes, que reúne y ata en un relato la tradición y noticias de manuscritos anteriores, pero ya perdidos, y «Nacimiento, hazañas y muerte de Alejandro Magno», de autoría anónima y con cierta tendencia a la fantasía. A pesar de disfrutar de fama y gozar de una enorme divulgación en siglos anteriores, los dos títulos cayeron en el olvido, junto a su fama y prestigio. Ahora, el helenista, mitólogo y miembro de la Real Academia Española Carlos García Gual los devuelve a las librerías en una edición publicada por Siruela. El primero llega en una traducción nueva, extraída por primera vez del original griego, y el segundo, en otra, anterior y ya premiada en su momento, pero imposible de encontrar. Unas obras que para muchos pueden resultar una curiosidad reservada a historiadores, friquis del macedonio o amantes de la antigüedad, pero que, en realidad, fijaron durante siglos en el imaginario colectivo una figura que se convirtió en espejo de virtudes y ejemplo, pero que, ahora, en estos tiempos azarosos y de rumbo cambiante, el revisionismo pone en cuestión. ¿Qué debemos a estos dos textos de la leyenda de Alejandro Magno? Esta pareja de textos pertenecen a una misma tradición. El primero es del siglo II y III d. C. Del autor no conocemos nada. El texto figuraba en unos papiros que mencionan a un tal Calístenes. Es una obra redactada, con toda probabilidad, en Alejandría alrededor de unos 500 años después de la muerte de Alejandro. El segundo está inspirado en el anterior, es de raíz popular y fue editado en los siglos XVII y XVIII. Es literatura popular griega. Los dos textos son esenciales para esa parte novelesca de un Alejandro mitificado. Los documentos escritor por historiadores contemporáneos de Alejandro se extraviaron. Así que los primeros libros fiables son del siglo I y II d. C. Pertenecen a Plutarco y Quinto Curcio. Posteriormente, sale este Pseudo Calístenes, que da cuenta de muchas cosas, porque conoce bien la tradición oral.
Los primeros documentos sobre Alejandro se perdieron... Los libros de los primeros historiadores y compañeros de Alejandro, Ptolomeo y de otro Calístenes, que murió incluso antes que Alejandro, se extraviaron. Eran los testimonios más inmediatos y los primeros textos sobre él. Pero, a pesar de eso, sabemos bastante de su figura porque los historiadores posteriores fueron serios y recogieron versiones biográficas fehacientes. Pero, frente a eso, emerge la imagen de un Alejandro como hombre que conquistó el imperio Persa, se enfrentó a pueblos extraños y realizó viajes que resultan fabulosos. Es el Alejandro novelesco, que disfrutó de un enorme éxito en la literatura hasta el siglo XV. ¿Por qué fascina todavía el hijo de Filipo, el rey de Macedonia? Fue el último héroe histórico griego. Es el monarca joven, discípulo de Aristóteles, que se lanza a la conquista de un imperio a partir del reino de su padre y que, además, lo consigue a través de una serie de batallas. Funda Alejandría, vence al ejercito del inmenso Darío, prosigue hasta los bordes del río Indo y, al volver, muerte misteriosamente a los 33 años en la legendaria Babilonia. Es un personaje fascinante. Pero además de esto, tiene otros rasgos valiosos para nosotros. Es un monarca valiente, heroico, lanzado a la aventura, pero magnánimo, que lucha al frente de su tropa, pero que tiene afán de ir más allá. Es históricamente, incomparable. Todos lo han imaginado como una gran figura porque está ansioso de saber. Es como un explorador del mundo, que quiere saber más y conocer más.
Quiere ir más allá. Tiene esa enseñanza que hereda de Aristóteles. Ese afán de conocer el mundo es muy griego. Alejandro, que era macedonio, hijo de Filipo, representa muy bien este tipo de héroe griego, que es magnífico y que luego será ejemplar. Pero hoy está cuestionado. Hasta lo llaman genocida. Ahora se buscan aspectos más oscuros. Se quiere renovar su imagen, en parte, para hacerlo más humano. Hoy se tiende a desmitificar la imagen de los héroes. Muchas veces se tiende a rebajar a las figuras heroicas. Es como si tuviéramos la necesidad de recortar su prestigio. Es cierto que Alejandro, en sus campañas, causó algunos desastres, pero no era Atila. No era destructor. Todo lo contrario. Me temo que en estos tiempos modernos hemos perdido el sentido de la admiración. Es fácil criticar pequeños aspectos y dejar de lado lo grandioso, lo que es heroico. Uno de los atractivo de la historia reposa en estas figuras. Todo gran personaje, por supuesto, posee un lado sombrío, como toda gran gloria tiene sus pequeños desastres. Pero, sin duda, yo soy partidario de la admiración heroica.
Lado sombrío. También se aprende de esto. Se trata de que la sombra no termine por reducir la luminosidad que descansa en algunos personajes. Alejandro adopta gustos orientales y, en eso, había una enorme generosidad: era dejarse conquistar por lo nuevo, por el otro. ¿Hay cierta dejadez respecto a los clásicos? Me preocupa esto. La época que vivimos no es buena para los clásicos, porque los clásicos requieren un lector atento. Gustoso por apreciar un poco la finura, la grandeza y el estilo... Eso requiere una mentalidad de lector. Vivimos un tiempo apresurado, dominado por imágenes audiovisuales, por una relación muy rápida con la cultura. Al desdén tradicional hay que sumar ahora el papanatismo ante lo nuevo. Es una mal momento. Leer clásicos exige un esfuerzo de sensibilidad. Fíjese, la erudición no es importante para disfrutar de ellos. Lo que es relevante es el gusto, el aprecio, advertir lo nuevo y lo emotivo que tienen... y eso es difícil de conseguir en estos días. Esta lectura lenta que recomendaba Nietzsche, que afirmaba que convenía una lectura lenta, es un lujo casi imposible. ¿Y el arrinconamiento de las humanidades? El exceso de comunicación y de datos inmediatos, ese prestigio de lo visual y de lo inmediato. No. Hay que ejercer esa especie de sensibilidad o de imaginación que requieren otras épocas y los textos antiguos. Lo hermoso no es solo lo contemporáneo, sino aquello que nos hace entrar en otros mundos y en otras eras. Lo atractivo es eso y no la repetición cotidiana del presente. Lo interesante de la educación es abrir la sensibilidad y los horizontes de las personas, pero eso supone un enorme esfuerzo individual. Y, además, los planes de estudio son cada vez peores. Y la transmisión oral de la cultura se ha interrumpido. La cultura popular es más basta y más chillona que nunca. Vivimos en el ruido, en la imagen. El gusto por la literatura supone tomar un reposo. Observar. Ser crítico y ser también individual. El individualismo crítico es cada vez más extraño. Vivimos en una sociedad de masas dominada por la cultura inmediata. Es un sino terrible. Individual y crítico. Eso no está de moda. No, no está de moda ser individual ni crítico. Está todo influido por la televisión. Se aprecia en la vida corriente. Las lecturas de la gente son exiguas y vacías. El mundo de los cómics está bien, pero, hombre, luego hay que pasar del cómic a lecturas distintas. ¿La calidad de lo que se lee es relevante? Por supuesto. Antes había personas que leían menos libros, pero los apreciaban mejor. Hoy hay un evidente bajón en la universidad y la enseñanza media. Antes la lectura era importante. La lectura crítica. Eso ya no lo hay. Usted pertenece a una tradición de renombrados humanistas. ¿Cómo ve el desdén que existe hacia el intelectual? Esto es muy característico de la sociedad de masas, de la gente que se amontona, que juzga el éxito de una novela por el número de lectores, pero no por su calidad. Vivimos en un mundo acelerado, de portátiles y de estar sentados muchas horas delante de ellos. El tiempo está ligado a la propia persona y eso influye en su desarrollo posterior. Y los maestros, tanto de los que enseñaban en las escuelas como los que impartían en la universidad y que invitaban a reflexionar y a sentir, se está perdiendo ya. Ahora está el mundo del «influencer», la comunicación incesante. Eso es perjudicial. Con sinceridad, creo que ya no existe más salvación que la individual. Abrir ese jardín propio. ¿Qué le da miedo? ¿A mí? Lo tengo claro. Esta cultura de masas. Marcuse ya hablaba del individuo unidimensional de la cultura de masas, ser como los demás, dejarse llevar por lo que está de moda y no defender el carácter individual y propio. Cada vez la gente es más vulgar, más masiva y cada vez más le gusta sentirse como la mayoría. Para mí, cada uno debe buscar su propio camino de reflexión y para eso la literatura era buena. La literatura siempre ha sido un camino de sugerencia, aunque ahora, con el presente mundo de los «best seller», que es un mundo tan terrible... |
Carlos García Gual: “Uno puede defenderse del mundo mediático actual leyendo clásicos” Entrevista El helenista admira profundamente a Prometeo, a quien describe como un filántropo "porque ama a la humanidad y lucha por su salvación". José Juan de Ávila Ciudad de México 09.07.2022 El filólogo, helenista, medievalista y fundador de la Biblioteca Clásica Gredos, Carlos García Gual, confiesa estar desilusionado por el mundo dominado por medios de información y grandes corporativos donde ya no quedan héroes como los griegos, sino superficiales, de plástico, de efectos audiovisuales. No obstante, sostiene que la gente puede defenderse de esa presión mediática leyendo a los clásicos. Catedrático de Filología Griega en la Universidad Complutense de Madrid, con más de 40 títulos sobre mitología y cultura clásica y medieval de su cosecha, García Gual niega ser un erudito y se define en cambio como “un gran lector de muchos libros y más bien un personaje de nuestro tiempo”. Autor de obras como Diccionario de mitos, Historia mínima de la mitología, Audacias femeninas, mujeres del mundo antiguo, Sirenas, seducciones y metamorfosis, La muerte de los héroes (Turner); La mitología (El Colegio de México); Mitos, viajes, héroes, Enigmático Edipo, mito y tragedia o La venganza de Alcmeón, un mito olvidado (FCE), el filólogo conversa desde Palma de Mallorca, donde nació en 1943 y a donde regresa como Ulises, sobre la nueva edición de su libro dedicado a Prometeo. “El mito de Prometeo es enormemente atractivo y significativo. Me encontré con él hace mucho tiempo y siempre he subrayado que frente a la versión más antigua, que es la de Hesíodo, épica, han aparecido otras sobre este dios rebelde. Esta es una característica de los mitos griegos, que no están fijados, no son dogmáticos, sino que a lo largo de la historia y la literatura tienen versiones nuevas, y pocos mitos tienen tantas como el de Prometeo”, explica García Gual sobre este héroe al que le dedicó en 1979 Prometeo: mito y tragedia, más adelante Prometeo: mito y literatura (FCE) en 2009 y que 43 años después del primero actualiza ahora con Prometeo: el mito del dios rebelde y filántropo (Turner, 2022). El fuego líquido El helenista explica que Prometeo es filántropo porque ama a la humanidad y lucha por su salvación, es benévolo y amigo de los hombres porque estos son una especie de criaturas desvalidas; pero, por otro lado, es rebelde frente al dios supremo, al dios de la justicia, el que gobierna el Cosmos, Zeus. —Usted señala también versiones en las que Prometeo se ve como perjudicial para la humanidad. Perjudicial para los hombres, desde cierto punto de vista puede ser, pero él intenta salvarlos. Lo que pasa es que las consecuencias de sus hechos significan un cambio en el futuro de la humanidad, porque Zeus, para vengarse, inventará un castigo a Prometeo y otro a los hombres, que es la aparición de la mujer. Esta primera mujer, Pandora, es réplica de Zeus y dioses del Olimpo a las hazañas de Prometeo. —Escribe que los mitos están más allá de la historia. Pero ¿pierden vigencia o se transforman? Termina esta nueva edición en la época romántica, pero en el siglo XX Prometeo ya no aparece tanto en la cultura, como, en cambio, Pandora sí, a ella el cine la ha explotado mucho. Es verdad. Sí, los mitos griegos cambian según los narradores y las épocas, se prestan a reinterpretaciones. Hay puntos fundamentales, lo que llamamos “mitemas”, centros de la acción del dios, pero cambian las interpretaciones. En principio, desde el punto de vista de Hesíodo, que es el narrador más antiguo, la aparición de la mujer en esta primera versión épica es un castigo para los hombres, porque va a consumir comida y a hacer la vida más dura, porque los hombres tendrán que trabajar más. En cambio, en otros momentos, la mujer, Pandora, será vista como un beneficio para la humanidad, y eso lo acentúan sobre todo los románticos, muy claramente Goethe, en El regreso de Pandora, pero también hay otros ecos. Pandora es un regalo ambiguo, pero incluso siendo castigo cambia el futuro de la humanidad. Y es también muy significativo que venga a causa de Prometeo. —Del Romanticismo, por ejemplo, con Gérard de Nerval, el mito de Pandora se pasa al siglo XX como la femme fatale del cine y la literatura. Claro, es verdad. Pandora es la primera mujer, algo parecido a la Eva bíblica. Es decir, con la mujer se introduce un elemento ambiguo que hará que los hombres tengan que trabajar y sufrir más, pero al mismo tiempo trae alegría, cambia el mundo para bien. Y, a diferencia de la Eva bíblica, Pandora es una criatura refinada, los dioses le han concedido ciertos dones, una especial inteligencia que le trae Hermes, sabiduría que le da Atenea, y las diosas la han vestido y presentado con gran belleza. Y esa es una cualidad curiosa de Pandora, una gran ventaja frente a la Eva bíblica, que es mucho más primitiva. —¿Se identifica con Prometeo con su labor erudita de robar sabiduría y conocimiento del mundo clásico a los dioses para beneficio de los hombres comunes, de los lectores del mundo actual? Ojalá pudiera de alguna manera parecerme a Prometeo. Simplemente, a lo largo de muchos años de profesor y de escribir libros, he procurado acercar la cultura antigua a la gente de mi generación y de mi época. No he traído ninguna antorcha iluminadora ni ningún fuego perdido, sino cierta apertura y simpatía hacia los viejos textos. Creo que eso es algo necesario y tiene un componente benéfico de alegría, de profundidad, de entendimiento del mundo. En fin, no soy un Prometeo ni mucho menos. *** García Gual recibió el año pasado en Monterrey el Premio Internacional Alfonso Reyes 2020, que se otorgó por primera vez a Jorge Luis Borges en 1973 y que ha reconocido a literatos como Jorge Guillén, Carlos Fuentes, Octavio Paz, André Malraux, Rubén Bonifaz Nuño, José Emilio Pacheco, Mario Vargas Llosa, Fernando del Paso, Sergio Pitol, Harold Bloom o Juan José Arreola, entre otros. “El premio me alegró mucho, tanto por el nombre de Alfonso Reyes, a quien he leído mucho y por quien he sentido siempre una gran admiración y simpatía, como porque me lo dieron en México; no es un premio que me lo hayan dado colegas que haya conocido y tratado durante mis años de profesor, sino es de un país muy amigo y de gente que lucha también por mantener el helenismo y el amor a la cultura antigua. Me ha alegrado mucho viajar a Monterrey y ahí conocer la biblioteca de Alfonso Reyes o su casa en Ciudad de México. Enlazaba ese premio con una larga dedicación y aprecio mío a ese mundo mexicano, humanista, con un humanismo a veces en tiempos difíciles”. —Alfonso Reyes fue nominado cinco veces al Nobel de Literatura. Pero un filólogo y medievalista como usted, Ramón Menéndez Pidal, acumuló un récord de 155 postulaciones. ¿Qué opina de que premios como el Nobel o el Cervantes no se suelen otorgar a filólogos? El sistema de concesión de premios es muy complicado, entran en juego muchas cosas. En el caso del Nobel, influyen los ecos que haya tenido algún escritor, la novedad de su mensaje, se prefiere a los novelistas, a los poetas, que tienen una gran difusión; luego, hay factores políticos, como con Borges. Como candidatos al Nobel o al Cervantes, los filólogos tenemos muy poco que hacer. —Habla de tiempos difíciles, pero estos SON muy parecidos a ese mundo clásico que tanto ha estudiado: tenemos pandemias, guerras, tiranos, como en las obras clásicas griegas. Es mala época porque los medios de comunicación y difusión de la cultura de masas no están a favor de los clásicos antiguos, ni mucho menos. En España, la última Ley de Educación es muy perniciosa para los estudios de latín y griego. El ambiente es malo, es difícil mantener el humanismo en esta atmósfera. Pero siempre quedarán algunos lectores de libros antiguos, algunos entusiastas del mundo griego. Y hay que luchar por ello como luchaban los partisanos contra las dictaduras más terribles. —Usted fundó en 1977 la Biblioteca Clásica Gredos. ¿Cómo convenció entonces a los editores de aquella época para traducir y publicar obras en lenguas clásicas como el latín y el griego? Fue bastante fácil porque Gredos era una editorial privada y, de los cuatro directores, tres eran profesores de Letras Clásicas, afines al mundo clásico, y el otro era un bibliotecario. Gente mayor que yo, de una generación anterior, pero les gustaba mucho el mundo clásico. Fue como un desafío, la verdad es que me apoyaron desde el principio. No tuvimos apoyo oficial, fue una empresa privada. Y nos lanzamos a ello con cierta audacia, porque se jugaba bastante económicamente. Era difícil mantener esa colección, lo hice porque era profesor y me entusiasmaba el proyecto. A lo largo de cuarenta años mantuvimos la editorial y se publicaron 415 tomos en los que están casi todos los grandes autores del mundo griego, incluso algunos muy raros que nunca se habían traducido en España. Yo estoy muy contento de eso, creo que fue una empresa que ya pasó, pero que valió la pena. Ahora se ha seguido traduciendo bastante. En España hay muy buenos traductores del griego y del latín, gente de mi generación y más jóvenes. Y se editan en libros de bolsillo clásicos antiguos, a precios más baratos y, en parte animados por lo que fue la Biblioteca Clásica Gredos, se ha expandido. Hemos logrado tener bastantes lectores, no hay grandes best sellers, pero se ha mantenido una línea de lectores que está bien. Yo mantengo que la cultura da una cierta alegría y ayuda a profundizar el entendimiento de la vida, del mundo; aunque no sean los últimos acontecimientos, ni se prodiguen en canales de televisión o en series televisivas, los clásicos han logrado pervivir. —¿Conoce la Bibliotheca Scriptorum Graecorum et Romanorum con la que la UNAM edita clásicos griegos y latinos desde 1944? Sí, claro, conozco muy bien esa biblioteca, requirió un gran esfuerzo editorial. En España se ha difundido muy mal, tiene volúmenes excelentes y otros no tan buenos. —¿Y qué es para usted un clásico? Es difícil, hay muchas definiciones. Un clásico es un libro que puede releerse, que ha pervivido a lo largo de los tiempos porque tiene siempre algo de profundo, de alegre, de humano. Es muy difícil marcar una línea clara de lo que es un clásico. Un clásico pervive porque tienen siempre algo más que decir. Puede ser leído o ha sido leído por diferentes generaciones, ahora la escuela enseña muy poco para el acercamiento a los clásicos. Pero más allá de la escuela, siguen teniendo siempre algo nuevo. Hay distintos clásicos: nacionales, como (en España) pueden ser Quevedo o Góngora; universales, como Miguel de Cervantes, William Shakespeare o los griegos, que los griegos ya fueron clásicos para los latinos y siguen estando ahí. Cambian un poco las modas; hoy, probablemente la Divina Comedia se lee menos que en otra época, pero la Odisea sigue siendo uno de los clásicos más leídos y sentidos. —¿A qué atribuye que héroes como Ulises sean relegados frente a los súper héroes actuales? Es verdad que eso sucede. En la literatura más mediática, más popular, más difundida por las grandes cadenas de televisión, hay héroes nuevos, de mucha acción, pero son, desde mi punto de vista, un tanto de plástico, o superficiales, recuerdan a los héroes de los cómics. En cambio, los héroes griegos son más profundos, aunque muchos de ellos sean también héroes guerreros. Hay que recordar que el mundo de los griegos es atractivo por sus figuras mitológicas, tanto esos dioses en los que no creemos ya, como Zeus o Afrodita, siguen teniendo un cierto atractivo, como esos héroes que encarnan algo que está más allá de las modas. Pienso sobre todo en Ulises, el gran navegante, o Medea, con su tremenda venganza, o Aquiles, el gran luchador que sabe que va a morir pero prefiere la gloria a una vida larga. El mundo griego sigue teniendo un enorme atractivo, está más allá de las modas. Y hay que decir que algunos héroes modernos lo que hacen es imitar de una manera superficial a los héroes antiguos. —En La muerte de los héroes sostiene que el héroe griego elige su destrucción. Los súper héroes de cómic y del cine, en cambio, no buscan su destrucción y en sus acciones destruyen ciudades. Hay una cosa muy interesante e importante del mundo griego, que es su aspecto trágico. Estos héroes, que ya estaban en la épica, en textos más antiguos, luego son reinterpretados en el teatro ateniense y se acentúa su aspecto trágico. Es una característica del mundo griego. Los héroes tienen muertes terribles, no intentan ser felices, intentan algo más, ser grandes y memorables. —¿Dónde ve en la actualidad este tipo de héroes trágicos? No, en el mundo actual no hay grandes héroes de este tipo que puedan enfrentarse al destino y ser destruidos. Hay muchos héroes menores, el tipo de héroe de nuestro tiempo es un héroe menor, a veces desconocido, es ese que está dispuesto a sacrificar su vida para la salvación o el bienestar de los demás. Hay muchos de estos que, por ejemplo, van a luchar a Ucrania, o van a África a elevar el nivel de vida, o estos médicos que van a países donde la vida es dura e intentan ayudar a la gente. Ese es el tipo de héroe de nuestro tiempo. Luego, están los de papel, del cine, que son muy movidos, con muchos medios de acción, muchos aparatos y muchas chispas; son héroes que provienen de los cómics, el mundo en que ellos se mueven no es el nuestro de todos los días, sino que es un poco de plástico, de grandes efectos, de tremendos aparatos, cruzan mundos, épocas; es una especie de fantasía desbocada; son héroes muy adaptados a los medios audiovisuales de nuestra época, son héroes de puro aparato cinematográfico. Nuestra época ya no es de héroes, el poderío de las grandes empresas y de los grandes artefactos guerreros ha acabado con el gran héroe solitario, aunque es un mundo donde el heroísmo pervive en estos hombres y mujeres que arriesgan sus vidas por los demás. —¿Qué hay de líderes como Nelson Mandela, Martin Luther King, Gandhi? ¿No entrarían en esa categoría del héroe trágico griego? Sí, pero serían un tipo de héroe que no entra tanto en el mundo de la literatura, como los griegos, sino de la historia. Son héroes como Pericles, que mantienen la democracia en medio de un mundo duro; son héroes como, por ejemplo, a su manera, menos humanista, pero graciosa, ha sido Napoleón y otras figuras. Esos héroes políticos que ha mencionado también son héroes de nuestro tiempo, pero de esos ya hay muy pocos, porque la cultura mediática de nuestra época los hace casi imposible. —A propósito de cine, uno se imagina a un erudito como usted metido solo en sus libros, en un mundo de clásicos, pero no. ¿Cómo es que vio Cincuenta sombras de Grey? ¿Qué le atrapó de esa película? La he visto por televisión, pero no es una película que a mí me guste, solo la he encontrado interesante, en su desarrollo de esta línea erótica. Mis películas favoritas son otras, esas sí son de héroes. Soy admirador de las películas del oeste o sobre las Cruzadas, y de los grandes directores y artistas de una época pasada: Alfred Hitchcock, por ejemplo. He visto mucho cine, pero soy un poco nostálgico, la gran época heroica del cine ha pasado, estas súper producciones de ahora me dicen poco, pero las veo. Yo no soy un erudito, yo soy un gran lector de muchos libros y más bien soy un personaje de nuestro tiempo. Estoy un poco desilusionado acerca del mundo que viene, porque está dominado por los medios de información y los grandes medios económicos. Se ha creado una atmósfera audiovisual que condiciona demasiado la vida de los hombres, ese imperio de los medios de comunicación. Ese mundo se refleja muy bien en el libro Infocracia, del filósofo Byung-Chul Han, en donde habla de cómo los grandes medios presionan la opinión y dominan el mundo, este es el mundo actual, en el cual uno puede defenderse leyendo, sobre todo, mirando a los clásicos, no solo a los griegos. Pero es un mundo para mí terrible, porque la presión mediática está sobre todos los aspectos de la vida. —El director mexicano Juan Ibáñez decía que el western está basado en la tragedia griega. Claro, hay diferentes niveles de western, pero sí, algo tiene de la tragedia griega. —¿Con qué Prometeo se queda: con el dios, con el mito, con el rebelde o con el filántropo? Con todos, porque esas son facetas de un mismo personaje. Lo interesante es que sea todas esas cosas a la vez, eso lo hace más complejo. —¿Hace falta un Prometeo en este siglo XXI? Sí, ya no hay dioses ni grandes héroes, el mundo se ha vuelto terriblemente complicado, las que lo dominan son las grandes corporaciones. |
Helenismo. Del fr. hellénisme, y este del gr. ἑλληνισμός hellēnismós 'uso de la lengua griega', 'imitación de lo griego', 'carácter griego'. 1. m. Período de la cultura griega que se inicia con Alejandro Magno, y se caracteriza sobre todo por la absorción de elementos de las culturas de Asia Menor y de Egipto. 2. m. Giro o modo de hablar propio y privativo de la lengua griega. Sin.: grecismo. 3. m. Empleo de helenismos en otro idioma. 4. m. Influencia ejercida por la antigua cultura griega en la civilización y cultura posteriores. |
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