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miércoles, 28 de mayo de 2014

198.-Revista La flaca II a


  Esteban Aguilar Orellana ; Giovani Barbatos Epple.; Ismael Barrenechea Samaniego ; Jorge Catalán Nuñez; Boris Díaz Carrasco; -Rafael Díaz del Río Martí ; Alfredo Francisco Eloy Barra ; Rodrigo Farias Picon; -Franco González Fortunatti ; Patricio Hernández Jara; Walter Imilan Ojeda ; Jaime Jamet Rojas ; Gustavo Morales Guajardo ; Francisco Moreno Gallardo ; Boris Ormeño Rojas ; José Oyarzún Villa ; Rodrigo Palacios Marambio; Demetrio Protopsaltis Palma ; Cristian Quezada Moreno ; Edison Reyes Aramburu ; Rodrigo Rivera Hernández; Jorge Rojas Bustos ; Alejandro Suau Figueroa; Cristian Vergara Torrealba ; Rodrigo Villela Díaz; Nicolas Wasiliew Sala ; Marcelo Yañez Garin;  Katherine Alejandra Del Carmen  Lafoy Guzmán







































































La representación gráfica de España en la publicación republicana La Flaca.

La revolución Gloriosa abre un periodo de libertades en la historia de España que afectan, entre muchos ámbitos, al mundo de la prensa. La Flaca, publicación satírica catalana republicana, fue una de las publicaciones más importantes de esta época (1868-1874). Sus ilustraciones a color marcaron un antes y un después en la industria periodística por la innovación tecnológica y por su lenguaje satírico.

El Sexenio Democrático abrió las puertas al periodismo moderno e impulsó las bases para la posterior creación de las grandes empresas de comunicación de finales del siglo XIX y principios del XX como fueron las agencias de comunicación. A los años del Sexenio les « corresponde el auge máximo del periodismo satírico-político. Proliferan los periódicos de este género, de la más variada ideología, desde los carlistas La Gorda y El Papelito, hasta el federal barcelonés La Flaca »

Barcelona se convirtió en un gran núcleo emisor de prensa, « si bien todavía en estos años la prensa barcelonesa no ha despegado totalmente (lo hará de inmediato con la Restauración) y se mantiene ahora a un nivel similar al de Sevilla, Valencia o Cádiz ». Su diferencia principal con respecto a la capital era la independencia de la que gozaban los periodistas catalanes ante el sector político, algo que en Madrid no ocurría :

« No es difícil encontrar periódicos de opinión que se vinculan a opciones políticas y a los que los políticos intentaban captar. La mayoría de estos se editaban en Madrid, y eran enviados a provincias ; sólo Cataluña era más autónoma y editaba algunos de sus periódicos ».
Los títulos vinculados al republicanismo se anexaron con la prensa satírica y así se publicaron El Cohete, El palitroque, La Barretina, que se fusionó con La Rambla para crear Lo Somatent en octubre de 1868, etc. Sin embargo, el republicanismo federal no alcanzó eco en toda España hasta la llegada de La Flaca, cuyo primer número data del 27 de marzo de 1869. La vida de esta publicación estuvo llena de altibajos, a causa de las presiones de la censura, pudiéndose dividir en tres periodos. El primero de ellos data desde sus orígenes en marzo de 1869, cuando la publicación estuvo en manos de Manuel Angelón, hasta septiembre de 1871 que por « motivos completamente ajenos a la acogida que siempre ha merecido LA FLACA obligan a su propietario a suspender temporalmente su publicación », esos « motivos ajenos » no fueron otros que el aumento del control de las publicaciones por parte del Gobierno. 

El segundo periodo puede o no ser considerado parte de la publicación catalana pues, desde octubre de 1871 hasta un año después, cambió de nombre para evadir a la censura y su cabecera se sustituyó por La Carcajada que editó un total de 37 números. También su director cambió para pasar a estar bajo la jefatura de Juan Vázquez. Debido a varias suspensiones cambió de nuevo su nombre por el de La Risa y La Risotada. Su tercera y última etapa fue a partir de noviembre de 1872 cuando volvió a reaparecer con el nombre de La Nueva Flaca, hasta su suspensión total en octubre de 1873. A causa de las modificaciones que sufrió entre octubre de 1871 y 1872, este estudio se ha centrado en las dos únicas etapas en las que la publicación mantiene el nombre de La Flaca, al considerar que en estos momentos el periódico mantuvo características similares. Así, esta investigación divide a la publicación entre un primer periodo, desde su creación hasta el 3 de septiembre de 1871, y un segundo periodo comprendido entre noviembre de 1872 y hasta su último ejemplar publicado el 4 de octubre de 1873.

Antes de profundizar en la revista catalana hay que prestar atención a los acontecimientos que envuelven España en el periodo en el que La Flaca se editó, pues sin el conocimiento de los hechos que acontecieron es imposible llegar a comprender las ilustraciones satíricas que se observarán a continuación dentro de este trabajo.

El pronunciamiento militar que se llevó a cabo en Cádiz en 1868 provocó la salida de la reina Isabel II del trono y del país. España pasaba por uno de sus momentos más difíciles, no sólo por la inestabilidad política, sino por tres grandes conflictos que se desarrollaron durante estos años : la guerra carlista, la sublevación cantonal y el conflicto con Cuba. A pesar de ello, los principales partidos políticos del momento presididos por el general Serrano, consiguieron establecer un Gobierno provisional con el que aprobar la Constitución de 1869 y así se estableció un periodo que gozó de ciertas libertades de las que no disfrutaba la península desde hace tiempo. Se adoptó como forma de gobierno la Monarquía Constitucional y se inició la búsqueda de un nuevo rey para España.

Las candidaturas fueron múltiples y todas ellas llenas de dificultades. Se dejó de lado al pretendiente carlista, Carlos VII, y al sucesor de Isabel II, el Infante Alfonso. La vista se dirigió a Europa centrándose en varias figuras : Luis I de Portugal, el príncipe Leopoldo de Hohenzollern - Sigmaringen de Prusia, duque de Montpensier de la casa Orleáns y Amadeo de Aosta de la casa Saboya. Finalmente, la corona recayó en este último, en parte porque su candidatura fue impulsada por el general Prim. Sin embargo, Amadeo I apenas duró tres años en el trono. El asesinato de Prim, la crisis económica que se arrastraba desde 1866 y la fuerte oposición del bando carlista y republicano, entre más conflictos sin resolver, provocaron la abdicación del Monarca en 1873.

Así llegó el turno a los republicanos. Reunidos en Asamblea Nacional, el Congreso y el Senado proclamaron la República el 11 de febrero de 1873. Su primer presidente fue Estanislao Figueras, al que siguieron cuatro más en apenas un año : Francisco Pi y Margall, Nicolás Salmerón, Emilio Castelar y Francisco Serrano. Las discusiones entre los distintos bandos republicanos, federal y unitario, además de los problemas que se arrastraban desde la monarquía de Amadeo, produjeron una inestabilidad que desembocó en el Golpe de Pavía, el acontecimiento que inició la restauración monárquica borbónica. El Sexenio Revolucionario llegó a su fin el 29 de diciembre de 1874, fecha en la que el general Martínez Campos proclamó a Alfonso XII, hijo de la expulsada Isabel II, rey de España.

La Flaca tiene una estructura de cuatro páginas. En sus primeros números, una ilustración a color decora la última página. Dichos dibujos ocupan un espacio privilegiado a doble página en el centro de la publicación en ejemplares posteriores. Se le atribuye la utilización por primera vez en la prensa española de la litografía a color de manera habitual. Posee un formato sábana de 44 x 51,5 cm, con un papel de excelente calidad y mantuvo una periodicidad semanal.

El título que da nombre a esta publicación ha sido comentado anecdóticamente en gran parte de la historiografía consultada. El enemigo principal de esta publicación no es otra que la revista, de mismo tinte humorístico, La Gorda, periódico satírico de ideología carlista que inició su edición el 10 de noviembre de 1868 y cuyo nombre se debe a la revolución de septiembre de ese mismo año, La Gloriosa. Aunque se subtitulaba bajo los términos de « Periódica Liberal », en alusión al género femenino del término publicación, las ideas que defendía eran contrarias a todo lo que puede ser englobado dentro del término liberal.

Así, surgió La Flaca como contraposición a esta prensa carlista, y para hacer honor a su nombre muestra en su cabecera, a todo color, la ilustración de una España decadente, en los huesos, con unos ropajes que le quedan demasiado grandes y una mirada al vacío, sentada en su trono, apoyada en el escudo de armas de Castilla y León y acompañada de su fiel mascota en las mismas, o peores condiciones que ella. El feroz león español ha pasado a ser un esquelético felino al que se le pueden contar las costillas. Pero esta no fue la única versión de España en esos años, pues durante el Sexenio la fémina que interpreta a la Nación fue dibujada de múltiples formas dependiendo de la ideología y las características de la revista en la que aparecía.

La imagen de la cabecera de La Flaca quería dar a entender a sus lectores la situación de España tras la revolución del 68. Para ello, dio la vuelta al símbolo del reino español que se había difundido durante todo el siglo XIX en el que la unión entre la matrona y el león significaba « la alianza liberal entre la monarquía y el pueblo ». En su primer número la publicación republicana se posicionó ante el lector, y aunque desde el comienzo aseguró ser neutral, « cortés » y « comedida », en sus números posteriores se observa la tendencia republicana y su fuerte crítica a la corona, a la iglesia y a los políticos del momento.

La Flaca no fue la única publicación que utilizaba en su cabecera esta imagen tan particular de la matrona. El Guirigay, editada en Barcelona, empleaba una imagen de España similar a la de su compañera catalana a partir de la edición de su cuarto número.

La alegoría de España ha sufrido muchas transformaciones a lo largo de las épocas, siendo la más popular durante el siglo XIX la presentada anteriormente, la unión de una España femenina acompañada del fiero felino. El tono sarcástico de las representaciones ya aparecía en épocas anteriores al Sexenio, sin embargo, tras el estallido de la Gloriosa la alusión a la tristeza y fragilidad de la matrona española fue continua. En definitiva, eran dos las principales representaciones que se realizan de España : la matrona y la manola8.

Por un lado, la matrona coronada de torres simbolizaba el conjunto de la Nación y no una ciudad o territorios concretos. Con ella se dejaba a un lado la imagen tradicional de la figura femenina vestida con túnica romana. La alegoría clásica de España no desapareció de la iconografía española, aunque la matrona apareció con más frecuencia a partir de La Gloriosa.

La siguiente categoría representa a España como una maja o manola, vestida a la moda de la época. La variedad de este tipo de representación residía en los gustos del ilustrador y por ello aparecían de diferente forma y con distinta vestimenta. Sin embargo, todas presentaban una serie de símbolos y colores que permitían al observador interpretar que se trataba de la imagen de la Nación y no de una figura femenina cualquiera.

¿Cuál es la representación que se llevaba a cabo en La Flaca ? 
¿En qué momentos se utilizaba una u otra alegoría ? 
¿Qué elementos, colores, símbolos permitían que el espectador identificara la imagen de España ? 
Estas son algunas de las preguntas que se intentan responder. Para ello se realiza un análisis de las ilustraciones publicadas tanto en la primera época (de marzo de 1869 a septiembre de 1871) como en la segunda (de noviembre de 1872 hasta octubre de 1873) de la publicación catalana.

Los avances técnicos en materia de impresión fueron la clave para la difusión de las ilustraciones gráficas. El desarrollo tecnológico fue esencial en La Flaca para ser etiquetada como la primera publicación española que imprimió sus litografías a color asiduamente. Durante los primeros años del siglo XIX se fueron sustituyendo los procedimientos de reproducción artesanales.

A pesar de las dificultades del grabado en madera, sus excelentes resultados provocaron un retraso en su sustitución hacia la litografía, aunque ésta finalmente fue la técnica que terminó aplicándose en el mundo periodístico por sus resultados y agilidad. Sin embargo, fue una innovación producida dentro de la litografía la que dotó de fama a la publicación catalana que aquí se analiza a través del uso de la cromolitografía. Este método consistía en un procedimiento litográfico que introducía la impresión a color gracias a la utilización de varias planchas. El impresor francés Godefroi Engelmann fue quien inició los trabajos de cromolitografía a partir de 1836, pero la expansión de dicha técnica por el resto de Francia no se produjo hasta 1857. 
La Flaca suele ser considerada como la primera publicación a color editada en España. Pero cabe matizar dicha afirmación. A principios del siglo XIX existió una publicación, Cartas Españolas, que introdujo otros colores junto al negro dentro de sus litografías, principalmente en figurines de moda que se adjuntaban en la publicación como láminas y que las lectoras recopilaban. Ya en el siglo XVIII, el Semanario de Agricultura y Artes dirigido a los Párrocos utilizó el color en alguno de sus ejemplares, pero este uso fue puntual. Lo que sí puede decirse sobre La Flaca es que fue la primera revista española que adoptó la cromolitografía dentro de su técnica de impresión de ejemplares.

Llega el momento de centrarse en la figura del ilustrador, el causante de que esa imagen de España tan desmejorada quede para la posteridad y sea uno de los iconos que se establecieron durante el Sexenio Revolucionario. Tomás Padró, el principal ilustrador de La Flaca, inició sus trabajos dentro del mundo caricaturesco un par de años antes del estallido de La Gloriosa, y curiosamente sus litografías no se centran en el mundo político.
 El dibujante catalán se formó ilustrando las costumbres catalanas, lo que Valeriano Bozal define como « los tipos » entendido como « la representación de un personaje, un grupo social, profesional o político, de tal manera que resulten perfectamente distinguibles los rasgos que convencionalmente definen a tales individuos, en cuanto miembros del grupo »

Un modo de describir la sociedad y a los que forman parte de ella muy utilizado dentro de la sátira y que Padró desarrolló hasta su expresión más humorística en las ilustraciones de La Flaca bajo el pseudónimo « Aº.W. » Estos primeros dibujos costumbristas pueden englobarse en la primera etapa del artista catalán, que comenzó ilustrando las publicaciones Un tros de paper (1865) o Lo Noy de la Mare (1866). Pasaron varios años hasta que las obras de este ilustrador se popularizaran en la sociedad.
 Los dibujos políticos a color, que decoraron las páginas de La Flaca, son la causa por la que actualmente Pardó sea recordado como « el gran representant a Catalunya d’aquest estil “joco-serio”, esperpèntic, deformador, paròdic d’un món davant del qual només queda la lucidesa del riure i la revelació de la veritat oculta que aconsegueix a vegades la caricatura »

continuación

Itsukushima Shrine.

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