Bibliotecas y mi colección de libros

Lema

Libro de Proverbios, 8 20, de la Biblia. "Yo camino por la senda de la justicia, por los senderos de la equidad."

jueves, 22 de mayo de 2014

196.-Los BOLTON. el culto sangriento.





"Todos usamos máscaras, pero llega un momento en el cual no podemos removerlas sin quitar un poco de nuestra propia piel"
F. Nietzsche


Roose Bolton

En el extremo noreste de Poniente, Bolton es sinónimo de crueldad e inmisericordia. Ni tan solo la Casa Clegane —ahora sabemos que Sandor tiene su corazoncito— lleva a cabo acciones tan reprobables como las de los hombres de Fuerte Terror, la sede de un linaje con un hombre desollado como emblema. Simple y llanamente, los Bolton son los malos de la película, y no será porque no haya donde escoger. Tywin y Cersei son crueles, pero refinados, y si Joffrey es malísimo, no parece que ser genético pues Tommen es muy dulce; Petyr es ambicioso pero no es un serial killer; los Greyjoy viven en un medio muy hostil; los Bolton, en cambio…
La dinastía Bolton es célebre por el sadismo con que tratan a sus enemigos. Su actual representante, Roose Bolton, es un hábil guerrero que aparenta ser leal a la Casa Stark. Durante los primeros compases de la Guerra de los Cinco Reyes, el hombre de Fuerte Terror, actúa como fiel banderizo de Robb y permite algunas de sus victorias más resonantes. Pero éste aristócrata empieza a vislumbrar la caída en desgracia de los Stark una vez los Lannister se afianzan en Desembarco del Rey con la victoria de Aguasnegras. Roose Bolton, entonces, da un giro decisivo y trama con los Frey y Lord Tywin la destrucción de Robb Stark, que él mismo consuma en la Boda Roja.

La cota de malla de Roosie
Uno de los frames más
suggerentes de la serie

Lord Bolton ha sido uno de los ocupantes de Harrenhal durante el ciclo de batallas de la Guerra de los Cinco Reyes. Esta fortaleza maldita nos recuerda esa verdad tan antigua y tan turbadora que James George Frazer describió en La Rama Dorada. Los señores sangrientos solo ven periclitar su dominio cuando son sustituidos por alguien peor. Ese alguien peor, en Canción de Hielo y Fuego son los Bolton. Harren el Negro, constructor de Harrenhal, cruel y despiadado, fue aniquilado por los dragones de Aegon el Conquistador. Harrenhal, una vez han muerto los Targaryen, vuelve a ser el escenario de esta ley tan antigua. La fortaleza va cayendo en manos de alguien más cruel y temible que el anterior dominador. Ahí aparece Lord Bolton, con Vargo Hoat haciendo de las suyas. Cuando el norteño se retire para traicionar a Robb Stark llegará Gregor Clegane para vencer y sustituir a Vargo Hoat y a los Titiriteros Sangrientos, a quien aplicará torturas más bestiales aún.

"The Lannister send you regards"

Desconocemos hasta qué punto la actuación del Bastardo de Bolton ha sido con la complicidad paterna, pero se repite el mecanismo de Frazer en lo que cabe a la sustitución de un rey por el otro. La tradición rígida y feudal de los Stark relevada por la sangrienta invasión de los Greyjoy, a la vez relevada por el más sangriento aún dominio de los Bolton. ¿Será la brutal égida de los Bolton sustituida por el holocausto de los Otros si cruzan el muro?
El paroxismo de la bestialidad que impera en Poniente llega con los Bolton. Si con los Greyjoy llegó el terror al Norte cuando Theon ocupó Invernalia y el Foso Caitlin, ahí se superan los límites de la humanidad una vez Ramsay Nieve destroce a los Hombres del Hierro y se convierta en el dominador de la mitad septentrional de los Siete Reinos.

Typical american joke
¿Y Putin que opina de esto?

La práctica más repugnante de los Bolton es desollar a los prisioneros. La mantuvieron durante siglos y el advenimiento de Ramsay parece que da un nuevo impulso a las crueldades más características de Fuerte Terror. «Un un hombre desnudo tiene pocos secretos, pero un hombre desollado no tiene ninguno» es una de las frases de Lord Bolton. Roose Bolton manda con mano de hierro su cortijo del Norte, aunque hasta ahora ha estado condicionado por la tutela de los Stark, señores de la zona, y de los que reinan en Desembarco del Rey. Los Bolton son un contrapunto al dominio paternalista de los lobos de Invernalia: su principio de gobierno es la crueldad. Su ley es el terror, una sublimación sangrienta del Leviatán de Hobbes y del rey de Frazer. Solamente con una imposición brutal y acaso con la aplicación de la violencia se puede garantizar el orden. Y en algún momento, mano de seda. Incorporado en la serie por Michael McElhatton, la viva imagen de esta mano de hierro es el propio Roose, con su piel de blanco nuclear (producto del uso de sanguijuelas) y sus ojos vidriosos, que a algunos fans tanto les recuerda a Vladimir Putin. Ciertamente, dos rostros fríos con ojos de color pálido, que dominan tierras gélidas con métodos autoritarios.


No obstante, Roose Bolton no es un malo unidimensional. Su voluntad de “pacificación” no es abrir las puertas al monopolio de la violencia por parte del poder señorial. Bolton cree firmemente que como señor feudal (con todos los matices para este adjetivo) tiene derecho sobre todo su territorio, pero también el deber de mantenerlo en paz… aunque aplicando los métodos más deleznables. No en vano, su linaje tiene como divisa «nuestras espadas están afiladas» pero Roose recuerda a su hijo la frase «una tierra pacífica, un pueblo tranquilo» y «El poder sabe mejor endulzado por la cortesía». Su sentido del deber es mucho más oscuro que el de Stannis, y quizás es su obligación como señor de Fuerte Terror y su estirpe es la que hace que traicione a Robb Stark puesto que la guerra de este contra los Lannister conducía al Norte a la destrucción. El poder militar y la crueldad, y un ocasional trato afable con los aliados, son los recursos de Lord Bolton, calculador y a veces traicionero. La concomitancia con un monstruo de la Edad Media como Vlad Tepes Drácula no es para nada exagerada. A éste, en Rumanía, se le recuerda aún como cruel, pero eficaz señor de la guerra.

Ramsay Nieve, el bastardo.

El propio Roose tiene una carga muy pesada, su bastardo Ramsay Nieve. Fruto de un “pecado original” —la violación de la mujer de un molinero—, Ramsay crece lejos de su padre que renunció a sacrificarlo porque vio en él «sus ojos». Es en Danza de dragones (ojo, SPOILER) cuando vemos la personalidad de Roose Bolton desde un prisma mucho más trágico. Ramsay, que ha deshonrado la estirpe, es el único pariente que le queda vivo. Su único heredero. Roose perdió a su hijo mayor y teme que Ramsay quizá elimine al que está de camino, en el vientre de una Frey. Lord Bolton tiene una obsesión con el parricidio y quiere evitar derramar la sangre de su sangre y de ahí su drama en no poder controlar al Bastardo. Ramsay Nieve —más tarde legitimado— lleva al límite más repugnante la crueldad  de que siempre han hecho gala los Bolton. Tanta crueldad, que hasta su padre debe pedirle que se detenga. Su hijo es fruto de su crimen y es su propia maldición.

Elizabeth Bathory

Ramsay —quizá resumen genético y representación metafísica de la maldad de la dinastía— no tiene la sofisticación de su padre. Parece una versión norteña y desbocada de Joffrey, éste sujeto un poco a las convenciones de la corte. El sadismo desaforado de Ramsay podría tener su inspiración el terrible Gilles de Rais (1404-1440), aristócrata francés que después de seguir a Juana de Arco, se encerró en su castillo donde dio rienda suelta a sus tendencias psicóticas, con el asesinato y desmembramiento de centenares de personas, muchos de ellos niños. Un referente para Rais era la crónica de Suetonio Vida de los doce césares, donde se contaban los desmanes de Calígula y Nerón. El asesinato de mujeres jóvenes que practica Ramsay se asemeja quizás más a Elizabeth Báthory, condesa magiar del siglo XVI, que llevó a la muerte a unas 600 chicas con singular sadismo. Joffrey tiene muchos parientes cercanos en la historia real y también en Poniente, un poco más al norte…

Biografía.

La condesa Erzsébet Báthory de Ecsed (en húngaro: Báthory Erzsébet) (Nyírbátor, Hungría, 7 de agosto de 1560-Castillo de Čachtice, actual Trenčín, Eslovaquia, 21 de agosto de 1614), en inglés como Elizabeth Bathory, e hispanizado cómo Isabel Bathory, fue una aristócrata húngara, perteneciente a una de las familias más poderosas del reino de Hungría. Ha pasado a la historia por haber sido acusada y condenada junto con sus sirvientes de ser responsable de torturar y matar a cientos de jóvenes y mujeres entre 1590 y 1610, crímenes supuestamente motivados por su obsesión por la belleza que le han valido el sobrenombre de la Condesa Sangrienta. Esto la convertiría en la asesina en serie más grande de la historia de la humanidad, con 650 muertes. Los sirvientes fueron ejecutados, mientras que Báthory fue llevada a prisión en el castillo de Csejte (Čachtice) hasta su muerte en 1614.
Báthory nació en el seno de una prominente nobleza protestante de Hungría. Su familia controlaba Transilvania y su tío, Esteban Báthory, era rey de Polonia. Se crio en el castillo familiar en Ecséd, en el actual condado de Heves, en Hungría. En 1575 se casó con el conde Ferencz Nádasdy, miembro de otra poderosa familia húngara, y posteriormente se mudó al castillo de Čachtice, un regalo de bodas de la familia Nádasdy. Entre 1585 y 1595, Báthory tuvo cuatro hijos.
Tras la muerte de Nádasdy en 1604, empezaron a surgir rumores sobre la crueldad de Báthory. Aunque aparentemente se habían ignorado relatos previos sobre el asesinato de campesinas, afirmaciones de 1609 de que había asesinado a mujeres de familias nobles atrajeron la atención.​ Matías de Habsburgo, entonces rey de Hungría, ordenó al primo de Báthory, György Thurzó, conde palatino de Hungría, que investigara. El conde palatino determinó, tras tomar declaraciones a las personas que vivían en la zona que rodeaba su propiedad, que Báthory había torturado y asesinado a más de 600 jóvenes con la ayuda de sus sirvientes.
Los cargos elevados contra Báthory han sido descritos por numerosos historiadores como una caza de brujas. Otros escritores, tales como Michael Farin en 1989, han afirmado que las acusaciones contra Báthory estaban sustentadas por testimonios de más de 300 personas, algunas de las cuales describieron evidencia física y la presencia de jóvenes muertas, agonizantes o aprisionadas y mutiladas que fueron halladas al momento del arresto de Báthory. Fuentes recientes afirman que las acusaciones fueron un espectáculo para destruir la influencia de su familia en la región, que era considerada una amenaza a los intereses políticos de sus vecinos, entre ellos el imperio Habsgurgo.
Historias y leyendas sobre Báthory se convirtieron prontamente en parte del folclor nacional.​Leyendas describiendo sus tendencias vampíricas, como la historia de que se bañaba en la sangre de vírgenes para mantener su juventud, se basaban en rumores y solo fueron escritas como supuestamente factuales alrededor de un siglo después de su muerte. Si bien estas historias fueron repetidas por al menos tres historiadores de los siglos XVIII y XIX, no son consideradas confiables por parte de historiadores modernos.​ Algunos insisten en que la historia de Isabel inspiró la novela Drácula (1897) de Bram Stoker, aunque las notas de Stoker sobre la novela no brindan evidencia directa de esta hipótesis.

Primeros años

Nació en el seno de una de las familias más antiguas y adineradas de Transilvania: los Erdély. Sus padres, los condes Ana y Jorge Báthory, eran primos. Su abuelo materno fue Esteban Báthory de Somlyó y su tío materno fue Esteban I Báthory, príncipe de Transilvania y rey polaco entre 1575 y 1586. El escudo de armas de su familia consiste en tres dientes de jabalí de plata sobre un campo de gules. Entre el resto de los familiares se encuentran un cardenal y varios príncipes. Su infancia transcurrió en el Castillo de Čachtice y antes de cumplir los seis años sufría ataques de lo que se puede considerar hoy en día epilepsia.

Matrimonio

A los once años fue prometida con su primo Ferenc Nádasdy, conde (anteriormente barón), de dieciséis años. A los doce años pasó a residir en el castillo de su prometido y nunca tuvo buena relación con su suegra, Úrsula. A diferencia de lo que era propio en la época, recibió una buena educación y su cultura sobrepasaba a la de la mayoría de los hombres de entonces. 
Era excepcional, «hablaba perfectamente el húngaro, el latín y el alemán, mientras que la mayoría de los nobles húngaros no sabían ni deletrear ni escribir [...] hasta el Príncipe de Transilvania era prácticamente analfabeto».
A los quince años, el 8 de mayo de 1575, se casó con Ferenc Nádasdy que para entonces contaba con 20 años de edad. La ceremonia tuvo lugar con un gran lujo en el Castillo de Varannó (su nombre en eslovaco es Vranov nad Toplou) y acudieron más de 4500 invitados, incluso se invitó al emperador Maximiliano II, que no pudo acudir. Fue Ferenc quien adoptó el apellido de soltera de su esposa, mucho más ilustre que el suyo. Se fueron a vivir al Castillo de Čachtice en compañía de su suegra Úrsula y de otros miembros de la casa. El joven conde no estaba mucho por allí: la mayor parte del tiempo estaba combatiendo en alguna de las muchas guerras de la zona (empalando a sus enemigos), lo que le mereció el apodo de «Caballero Negro de Hungría». 
Existe un registro epistolar en el que Ferenc y Erzsébet intercambiaban información sobre las maneras más apropiadas de castigar a sus sirvientes, lo cual era normal entre los nobles de la Europa del Este de la época. Las posesiones de esta pareja de nobles húngaros eran enormes, y se requería además un férreo control sobre la población local, de origen húngaro, rumano y eslovaco.

Ferenc y Elizabeth apenas se veían debido a las actividades guerreras del primero, así que no fue hasta 1585, diez años después de su matrimonio, que la condesa tuvo a su primera hija, Ana, y en los nueve años siguientes dio también a luz a Úrsula y Catalina. Finalmente, en 1598, alumbró a su único hijo varón, Pablo.
El 4 de enero de 1604, el Caballero Negro de Hungría, como se conocía a Ferenc por su fiereza a la hora de combatir, murió de súbita enfermedad tras una de sus batallas y dejó viuda a Erzsébet, que contaba con 44 años. Es aquí cuando comienzan, según sus acusadores, sus crímenes. Para empezar, despidió a su muy odiada suegra del castillo, junto con el resto de la parentela Nádasdy; las sirvientas a las que esta había protegido hasta ese momento fueron llevadas a los sótanos y allí recibieron por fin los castigos que, según Elizabeth, merecían.
Esto dejó a Erzsébet en una situación peculiar: señora feudal de un importante condado de Transilvania, metida en todas las intrigas políticas de aquellos tiempos convulsos, pero sin ejército con que proteger su poderío. Por la misma época, su primo Gábor I Báthory se convirtió en Príncipe de Transilvania, con el apoyo económico de la riquísima Erzsébet. Gábor (Gabriel) se metió pronto en una guerra contra los alemanes por complejas razones políticas. Esto la ponía en peligro de ser acusada de traición por el rey Matías II de Hungría. Viuda como era, se vio más vulnerable y aislada que nunca.

Acusación y juicio

Es por esta época que empiezan a escucharse rumores de que algo muy siniestro ocurre en el castillo de Čachtice. A través de un pastor protestante local, llegan historias de que la condesa practica la brujería (explícitamente, la magia negra), y para ello utiliza la sangre de muchachas jóvenes —una acusación muy popular en la época, similar a las que se realizaban en contra de los judíos y disidentes. El rey Matías II de Hungría ordena a un primo de Erzsébet, el conde palatino György Thurzó —enemistado con ella—, que tome el lugar con sus soldados y que realice una investigación en el castillo. Dado que la señora de Báthory carecía de fuerza militar propia, no hubo resistencia.
Según la investigación del conde Thurzó, hallaron en el castillo numerosas muchachas torturadas en distintos estados de desangrado, y un montón de cadáveres por los alrededores. En 1612 se inició un juicio en Bitcse (Bytča en eslovaco). Erzsébet se negó a declararse inocente o culpable, y no compareció, acogiéndose a sus derechos nobiliarios. Quienes sí lo hicieron, por la fuerza, fueron sus colaboradores. Juan Ujváry, el mayordomo (conocido como Ficzkó),​ testificó que en su presencia se había asesinado como mínimo a 37 «mujeres solteras» de entre once y veintiséis años; a seis de ellas las había reclutado él personalmente para trabajar en el castillo. La acusación se concentró en los asesinatos de jóvenes nobles, pues los de las siervas carecían de importancia. En la sentencia todos fueron declarados culpables, algunos de brujería, otros de asesinato y los demás de cooperación.
Todos los seguidores de Erzsébet, excepto las brujas, fueron decapitados y sus cadáveres quemados; este fue el destino de su colaborador Ficzkó. A las brujas Dorotea, Helena y Piroska les arrancaron los dedos con tenazas al rojo vivo «por haberlos empapado en sangre de cristianos» y las quemaron vivas. Una burguesa de la zona acusada de cooperación, también fue ejecutada. Katryna, que con catorce años era la más joven de las ayudantes de Erzsébet, salvó la vida por petición expresa de una superviviente, aunque recibió cien latigazos en el cuerpo.

Prisión y muerte

Pero la ley impedía que Erzsébet, una noble, fuese procesada. Fue encerrada en su castillo. Tras introducirla en sus aposentos, los albañiles sellaron puertas y ventanas, dejando tan solo un pequeño orificio para pasar la comida. Finalmente, el rey Matías II de Hungría pidió su cabeza por las jóvenes aristócratas que supuestamente habían muerto a sus manos, pero el primo de esta le convenció para que retrasara el cumplimiento de la sentencia de por vida. Así es que la condenaron a cadena perpetua en confinamiento solitario. Esta pena implicaba también la confiscación de todas sus propiedades, lo que Matías venía ambicionando desde tiempo atrás.

El 31 de julio de 1614, Erzsébet, de 54 años, dictó testamento y últimas voluntades a dos sacerdotes de la catedral del arzobispado de Esztergom. Ordenó que lo que quedaba de las posesiones familiares fuese dividido entre sus hijos.
El 21 de agosto de 1614, uno de los carceleros la vio caída en el suelo, boca abajo. La condesa Erzsébet Báthory estaba muerta después de haber pasado cuatro largos años encerrada, sin ni siquiera ver la luz del Sol. Pretendieron enterrarla en la iglesia de Čachtice, pero los habitantes locales decidieron que era una aberración que la «Señora Infame» fuera enterrada en el pueblo, y además en tierra sagrada. Finalmente, y como era «uno de los últimos descendientes de la línea Ecsed de la familia Báthory» la llevaron a enterrar en la cripta de la familia Báthory en el pueblo de Ecsed, en el noreste de Hungría, el lugar de procedencia de la poderosa familia. La localización de su cuerpo hoy es desconocida. Todos sus documentos fueron sellados durante más de un siglo, y se prohibió hablar de ella en todo el país.
Dos años después, las hijas y el hijo de Erzsébet fueron finalmente acusados de traición por el apoyo de su madre a la guerra contra los alemanes; Anna Báthory, una prima de la condesa, llegó a sufrir tortura por este motivo en 1618, cuando contaba con 24 años, pero sobrevivió. Finalmente la mayor parte de la familia Báthory-Nádasdy huyó a Polonia; algunos retornaron después de 1640. Un nieto sería ejecutado en 1671 por oponerse al emperador alemán.
Los Archivos Nacionales de Hungría, que fueron rescatados de la destrucción masiva de la Segunda Guerra Mundial y del régimen comunista posterior, conservan abundante documentación sobre ella, particularmente cartas personales y actas del juicio. Sin embargo, sus míticos diarios, al igual que su retrato original, se hallan en paradero desconocido.

No hay comentarios:

Publicar un comentario