Luis Alberto Bustamante Robin; Jose Guillermo Gonzalez Cornejo; Jennifer Angelica Ponce Ponce; Francia Carolina Vera Valdes; Carolina Ivonne Reyes Candia; Mario Alberto Correa Manríquez; Enrique Alejandro Valenzuela Erazo; Gardo Francisco Valencia Avaria; Alvaro Gonzalo Andaur Medina; Carla Veronica Barrientos Melendez; Luis Alberto Cortes Aguilera; Ricardo Adolfo Price Toro; Julio César Gil Saladrina; Ivette Renee Mourguet Besoain; Marcelo Andres Oyarse Reyes; Franco Gonzalez Fortunatti; Patricio Ernesto Hernández Jara; Demetrio Protopsaltis Palma;
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Obras completas de Sor Juana Inés de la Cruz
(Juana Inés de Asbaje y Ramírez; San Miguel de Nepantla, actual México, 1651 - Ciudad de México, id., 1695) Escritora mexicana, la mayor figura de las letras hispanoamericanas del siglo XVII. La influencia del barroco español, visible en su producción lírica y dramática, no llegó a oscurecer la profunda originalidad de su obra. Su espíritu inquieto y su afán de saber la llevaron a enfrentarse con los convencionalismos de su tiempo, que no veía con buenos ojos que una mujer manifestara curiosidad intelectual e independencia de pensamiento. Biografía Niña prodigio, aprendió a leer y escribir a los tres años, y a los ocho escribió su primera loa. En 1659 se trasladó con su familia a la capital mexicana. Admirada por su talento y precocidad, a los catorce fue dama de honor de Leonor Carreto, esposa del virrey Antonio Sebastián de Toledo. Apadrinada por los marqueses de Mancera, brilló en la corte virreinal de Nueva España por su erudición, su viva inteligencia y su habilidad versificadora. Pese a la fama de que gozaba, en 1667 ingresó en un convento de las carmelitas descalzas de México y permaneció en él cuatro meses, al cabo de los cuales lo abandonó por problemas de salud. Dos años más tarde entró en un convento de la Orden de San Jerónimo, esta vez definitivamente. Dada su escasa vocación religiosa, parece que Sor Juana Inés de la Cruz prefirió el convento al matrimonio para seguir gozando de sus aficiones intelectuales: «Vivir sola... no tener ocupación alguna obligatoria que embarazase la libertad de mi estudio, ni rumor de comunidad que impidiese el sosegado silencio de mis libros», escribió. Su celda se convirtió en punto de reunión de poetas e intelectuales, como Carlos de Sigüenza y Góngora, pariente y admirador del poeta cordobés Luis de Góngora (cuya obra introdujo en el virreinato), y también del nuevo virrey, Tomás Antonio de la Cerda, marqués de la Laguna, y de su esposa, Luisa Manrique de Lara, condesa de Paredes, con quien le unió una profunda amistad. En su celda también llevó a cabo experimentos científicos, reunió una nutrida biblioteca, compuso obras musicales y escribió una extensa obra que abarcó diferentes géneros, desde la poesía y el teatro (en los que se aprecia, respectivamente, la influencia de Luis de Góngora y Calderón de la Barca), hasta opúsculos filosóficos y estudios musicales. Perdida gran parte de esta obra, entre los escritos en prosa que se han conservado cabe señalar la Respuesta a Sor Filotea de la Cruz. El obispo de Puebla, Manuel Fernández de la Cruz, había publicado en 1690 una obra de Sor Juana Inés, la Carta athenagórica, en la que la religiosa hacía una dura crítica al «sermón del Mandato» del jesuita portugués António Vieira sobre las «finezas de Cristo». Pero el obispo había añadido a la obra una «Carta de Sor Filotea de la Cruz», es decir, un texto escrito por él mismo bajo ese pseudónimo en el que, aun reconociendo el talento de Sor Juana Inés, le recomendaba que se dedicara a la vida monástica, más acorde con su condición de monja y mujer, antes que a la reflexión teológica, ejercicio reservado a los hombres. En la Respuesta a Sor Filotea de la Cruz (es decir, al obispo de Puebla), Sor Juana Inés de la Cruz da cuenta de su vida y reivindica el derecho de las mujeres al aprendizaje, pues el conocimiento «no sólo les es lícito, sino muy provechoso». La Respuesta es además una bella muestra de su prosa y contiene abundantes datos biográficos, a través de los cuales podemos concretar muchos rasgos psicológicos de la ilustre religiosa. Pero, a pesar de la contundencia de su réplica, la crítica del obispo de Puebla la afectó profundamente; tanto que, poco después, Sor Juana Inés de la Cruz vendió su biblioteca y todo cuanto poseía, destinó lo obtenido a beneficencia y se consagró por completo a la vida religiosa. Murió mientras ayudaba a sus compañeras enfermas durante la epidemia de cólera que asoló México en el año 1695. La poesía del Barroco alcanzó con ella su momento culminante, y al mismo tiempo introdujo elementos analíticos y reflexivos que anticipaban a los poetas de la Ilustración del siglo XVIII. Sus obras completas se publicaron en España en tres volúmenes: Inundación castálida de la única poetisa, musa décima, Sor Juana Inés de la Cruz (1689), Segundo volumen de las obras de Sor Juana Inés de la Cruz (1692) y Fama y obras póstumas del Fénix de México (1700), con una biografía del jesuita P. Calleja. La poesía de Sor Juana Inés de la Cruz Aunque su obra parece inscribirse dentro del culteranismo de inspiración gongorina y del conceptismo, tendencias características del barroco, el ingenio y originalidad de Sor Juana Inés de la Cruz la han colocado por encima de cualquier escuela o corriente particular. Ya desde la infancia demostró gran sensibilidad artística y una infatigable sed de conocimientos que, con el tiempo, la llevaron a emprender una aventura intelectual y artística a través de disciplinas tales como la teología, la filosofía, la astronomía, la pintura, las humanidades y, por supuesto, la literatura, que la convertirían en una de las personalidades más complejas y singulares de las letras hispanoamericanas. En la poesía de Sor Juana Inés de la Cruz hallamos numerosas y elocuentes composiciones profanas (redondillas, endechas, liras y sonetos), entre las que destacan las de tema amoroso, como los sonetos que comienzan con "Esta tarde, mi bien, cuando te hablaba" y "Detente, sombra de mi bien esquivo". En "Rosa divina que en gentil cultura" desarrolla el mismo motivo de dos célebres sonetos de Góngora y de Calderón, no quedando inferior a ninguno de ambos. También abunda en ella la temática mística, en la que una fervorosa espiritualidad se combina con la hondura de su pensamiento, tal como sucede en el caso de "A la asunción", delicada pieza lírica en honor a la Virgen María. Sor Juana empleó las redondillas para disquisiciones de carácter psicológico o didáctico en las que analiza la naturaleza del amor y sus efectos sobre la belleza femenina, o bien defiende a las mujeres de las acusaciones de los hombres, como en las célebres "Hombres necios que acusáis". Los romances se aplican, con flexibilidad discursiva y finura de notaciones, a temas sentimentales, morales o religiosos (son hermosos por su emoción mística los que cantan el Amor divino y Cristo en el Sacramento). Entre las liras es célebre la que expresa el dolor de una mujer por la muerte de su marido ("A este peñasco duro"), de gran elevación religiosa. Mención aparte merece Primero sueño, poema en silvas de casi mil versos escritos a la manera de las Soledades de Góngora en el que Sor Juana describe, de forma simbólica, el impulso del conocimiento humano, que rebasa las barreras físicas y temporales para convertirse en un ejercicio de puro y libre goce intelectual. El poema es importante además por figurar entre el reducido grupo de composiciones que escribió por propia iniciativa, sin encargo ni incitación ajena. El trabajo poético de la monja se completa con varios hermosos villancicos que en su época gozaron de mucha popularidad. El teatro y la prosa En el terreno de la dramaturgia escribió una comedia de capa y espada de estirpe calderoniana, Los empeños de una casa, que incluye una loa y dos sainetes, entre otras intercalaciones, con predominio absoluto del octosílabo; y el juguete mitológico-galante Amor es más laberinto, pieza más culterana cuyo segundo acto es al parecer obra del licenciado Juan de Guevara. Compuso asimismo tres autos sacramentales: San Hermenegildo, El cetro de San José y El divino Narciso; en este último, el mejor de los tres, se incluyen villancicos de calidad lírica excepcional. Aunque la influencia de Calderón resulta evidente en muchos de estos trabajos, la claridad y belleza del desarrollo posee un acento muy personal. La prosa de la autora es menos abundante, pero de pareja brillantez. Esta parte de su obra se encuentra formada por textos devotos como la célebre Carta athenagórica (1690), y sobre todo por la Respuesta a Sor Filotea de la Cruz (1691), escrita para contestar a la exhortación que le había hecho (firmando con ese seudónimo) el obispo de Puebla para que frenara su desarrollo intelectual. Esta última constituye una fuente de primera mano que permite conocer no sólo detalles interesantes sobre su vida, sino que también revela aspectos de su perfil psicológico. En ese texto hay mucha información relacionada con su capacidad intelectual y con lo que el filósofo Ramón Xirau llamó su "excepcionalísima apetencia de saber", aspecto que la llevó a interesarse también por la ciencia, como lo prueba el hecho de que en su celda, junto con sus libros e instrumentos musicales, había también mapas y aparatos científicos. De menor relevancia resultan otros escritos suyos acerca del Santo Rosario y la Purísima, la Protesta que, rubricada con su sangre, hizo de su fe y amor a Dios y algunos documentos. Pero también en la prosa encuentra ocasión la escritora para adentrarse por las sendas más oscuras e intrincadas, siempre con su brillantez característica, como vemos en su Neptuno Alegórico, redactado con motivo de la llegada del virrey conde de Paredes. A causa de la reacción neoclásica del siglo XVIII, la lírica de Sor Juana cayó en el olvido, pero, ya mucho antes de la posterior revalorización de la literatura barroca, su obra fue estudiada y ocupó el centro de una atención siempre creciente. La renovada fortuna de sus versos podría adscribirse más al equívoco de la interpretación biográfica de su poesía que a una valoración puramente estética. Ciertamente es desconcertante la figura de esta poetisa que, a pesar de ser hermosa y admirada, sofoca bajo el hábito su alma apasionada y su rica sensibilidad sin haber cumplido los veinte años. Pero la crítica moderna ha deshecho la romántica leyenda de la monja impulsada al claustro por un desengaño amoroso, señalando además como indudable que su silencio final se debió a la presión de las autoridades eclesiásticas. |
Bruselas capital de Europa.
Deleitarse con el mejor chocolate, beber excelentes cervezas o comer mejillones con patatas fritas. Semejante combinación sólo es posible en un lugar. Bruselas, capital de Bélgica, es una de las ciudades europeas más modernas y dinámicas con una vasta oferta de ocio y cultura. La Grand Place es el centro neurálgico y una magnífica plaza con edificios de estilo neoclásico desde donde comenzar la visita. Preciosos monumentos como la Catedral de San Miguel y Santa Gúdula o el Manneken Pis son algunos de los símbolos más famosos de la ciudad.
A Bruselas se la considera la capital de Europa y es por eso que aquí se encuentra el Parlamento Europeo y otros edificios institucionales que bien merecen una visita. Por otro lado, no podemos dejarnos otro célebre emblema de la ciudad como es el impresionante Atomium, escultura que recuerda la Exposición Universal que tuvo lugar en 1958. Para descansar después de una jornada intensa recorriendo Bruselas, acercarse a las galerías Saint Hubert y pasear por su interior invita al viajero a relajarse descubriendo lujosas joyerías y tiendas de ropa y, cómo no podía ser de otra manera, grandes chocolateros que harán las delicias de los amantes del chocolate.
Extensión sur de la ciudad de Bruselas. La extensión sur de Bruselas es una zona estrecha de la Región de Bruselas-Capital perteneciente al municipio belga de Bruselas , situada al sur del Pentágono. Ubicación La extensión sur de Bruselas comienza en la Place Louise ( Pequeño Anillo) al sureste del Palacio de Justicia de Bruselas , sigue la Avenue Louise hacia el sur, continúa en el Bois de la Cambre y termina en el borde sur de este bosque en La Hulpe Steenweg. La zona más estrecha se encuentra en el cuello de botella de la Avenue Louise: el tramo entre Place Louise y Place Stefania. Allí el área no es más ancha que la calle. La zona es más ancha en Terhulpse Steenweg, con más de un kilómetro y medio. La extensión sur tiene aproximadamente cinco kilómetros de longitud desde Louiseplein hasta La Hulpe Steenweg. El área también incluye el Jardín del Rey y la mayor parte de los terrenos de la Abadía de Ter Kameren . La extensión sur divide el municipio de Ixelles en dos partes y un bloque de edificios al sureste de Place Louise también está separado del resto del municipio de Sint-Gillis. Además, limita con el municipio de Uccle al suroeste y con el municipio de Watermaal-Bosvoorde al sureste. Historia. En 1802, la zona de Solbos , hasta entonces parte del bosque de Sonian, fue deforestada y convertida en tierra agrícola. En 1839, los promotores urbanisticos obtuvieron permiso para construir un nuevo distrito al sur del Pentágono de Bruselas . Este distrito pasó a ubicarse en el territorio de los municipios de Sint-Gillis e Ixelles . En 1844, estos promotores propusieron construir una amplia avenida para conectar el nuevo barrio con el Bois de la Cambre. Este plan fue aprobado por el gobierno y designado como de beneficio público. La concesión fue otorgada en 1851, pero debido a grandes retrasos se les volvió a quitar en 1856. En 1857, la ciudad de Bruselas obtuvo permiso para organizar un concurso de diseño para la Avenue Louise. Por Real Decreto del 11 de enero de 1859, Maximilien Carez aprobó una versión revisada del plano original de la Avenue Louise. La construcción corrió a cargo de la ciudad de Bruselas. En 1860 se iniciaron las obras de construcción de la Avenue Louise. El sitio tuvo que nivelarse y construirse una suave pendiente para salvar la diferencia de altura de 23,6 metros entre el cuello de botella y el Bois de la Cambre. A partir de 1861 se inició la construcción de casas a lo largo de la entonces Avenue Louise, que entonces tenía 35 metros de ancho, y los jardines delanteros de estas casas tenían inicialmente una longitud de diez metros. Por Real Decreto del 12 de julio de 1864, se añadieron a la calle los jardines delanteros previstos, de modo que la Avenue Louise pasó a tener 55 metros de ancho. El 22 de febrero de 1862, el ayuntamiento de Bruselas decidió optar por el plan de Édouard Keilig para la construcción de un parque de estilo paisajístico inglés en el Bois de la Cambre. Por Real Decreto del 21 de abril de 1864, se añadieron a la ciudad de Bruselas la Avenue Louise y el Bois de la Cambre. La ciudad se convirtió así en responsable de la construcción y mantenimiento del bosque. En una distancia de 40 a 100 metros, los lugares adyacentes también fueron anexados por la ciudad de Bruselas, siguiendo los contornos de los campos, caminos rurales y propiedades de la época. Las calles de los municipios vecinos, que a menudo seguían los antiguos caminos rurales, se ampliaron hasta la Avenue Louise para asegurar una conexión con ellos. En 1866 se completó la construcción del Bois de la Cambre y se abrió al público. En 1906 se fundó la Compagnie de l'Exposition de Bruxelles SA para organizar la Exposición Mundial de 1910 . Para ello se eligió Solbosch como lugar. La exposición mundial fue el impulso para el desarrollo urbano. Ixelles cedió un terreno de 62,6 hectáreas entre el Bois de la Cambre y Adolphe Buyllaan, Waaglaan, Derbylaan y Woudlaan a la ciudad de Bruselas e Ixelles construyó el Émile Duraylaan. La ciudad de Bruselas construyó varias calles, incluidas Émile De Motlaan y Lloyd Georgelaan, y se comprometió a construir una zona residencial en el área con Natiënlaan (más tarde llamada Franklin Rooseveltlaan) como la carretera principal que atraviesa el distrito. Las tres carreteras construidas sirvieron como vías de acceso a la exposición mundial. Con la construcción de Natiënlaan se completó el último tramo de la carretera de circunvalación a través de Ixelles , Watermaal-Bosvoorde y Oudergem . A finales de 1910 se cerró la Exposición Universal y se inició la construcción del nuevo distrito. En la década de 1910, la Avenue Louise se amplió con una lujosa calle privada sin salida, situada perpendicular a la Avenue Louise, aproximadamente en línea con la Avenue Lloyd George, justo antes del Bois de la Cambre. Esta calle recibió un doble nombre, oficialmente se llama Louise Avenue, pero también se la conoce como Bossquare. En 1921, cuando la ciudad de Bruselas ofreció un local a la universidad, la Université libre de Bruxelles se instaló en Solbosch, creando el Campus Solbosch . |
Bosque de la Cambre. Bois de la Cambre, en francés; Ter Kamerenbos en neerlandés, es un parque público situado en Bruselas. Se ideó para ser una parte del bosque de Soignes, en 1862 por un alemán establecido en Bélgica. El diseño del bosque se le encargó al arquitecto Edouard Keilig, (Confederación Germánica, 1827) tras ganar un concurso. Este espacio modelado al estilo inglés del siglo xviii, imita la naturaleza y se caracteriza por una irregularidad en la concepción de plantaciones y caminos. Esta irregularidad ofrece puntos de vista y perspectivas muy variados. Este lugar se convirtió rápidamente en un centro de ocio de los bruselenses, como el Bois de Boulogne de París. En este bosque, se encontraban una lechería, un velódromo, el Théâtre de Poche, un lago artificial, un hipódromo y paseos para caballos. Sigue siendo un pulmón verde de Bruselas y tiene un centro para "Les Jeux d'Hiver" (destruido en 2006 por un incendio, luego reconstruido), tiovivos de caballitos, una pista de patinaje, actividades de remo y pesca. En ciertas ocasiones, se han organizado demostraciones deportivas, conciertos al aire libre, teatros de animación, juegos infantiles… Los caminos que lo atraviesan representan un eje importante para penetrar en la ciudad y un paso entre el norte y el sur de Bruselas. Se plantean ahora cerrar el tráfico de coches. |
La extensión oriental de la ciudad de Bruselas.
Barrio europeo de Bruselas es el nombre no oficial con el que se conoce a la zona que acoge la mayoría de las instituciones de la Unión Europea. Su territorio correspondiente aproximadamente al triángulo entre el Parque de Bruselas, el Parque del Cincuentenario y el Parque de Leopoldo. La Comisión y el Consejo se encuentra en el corazón de esta zona cerca de la rotonda Schuman, en la Rue de la Loi. El Parlamento Europeo se encuentra junto a la Plaza de Luxemburgo. Historia La zona fue históricamente residencial, un aspecto que se ha perdido a medida que se han sustituido las casas por edificios de oficinas modernas. Estos edificios no fueron construidos de acuerdo con un plan maestro de alta calidad o la iniciativa del gobierno, sino según intereses especulativos del sector privado.3 Sin embargo, debido a los intentos de Bruselas por consolidar su posición, hubo grandes inversiones públicas en las infraestructuras del barrio.4 Las autoridades insisten en que el desarrollo caótico ha finalizado, siendo sustituido por un plan maestro. Edificios de la Comisión El más emblemático es la estructura del edificio Berlaymont, sede principal de la Comisión. Construido originalmente en la década de 1960, el edificio fue el primer complejo que se construyó para la Comunidad Europea. La obra fue pagada por el Gobierno belga y se inspira en el edificio de la sede de la Unesco en París. Originalmente la construcción incluía asbesto. El edificio fue renovado en la década de 1990 para eliminar este material y renovar la construcción con el fin de hacer frente a la ampliación de la Unión Europea. Después de un período de exilio en el edificio Breydel, la Comisión volvió a ocupar el edificio Berlaymont en 2005, comprándolo por 550 millones de euros. El Presidente de la Comisión ocupa la oficina más grande, cerca de la sala de reuniones de la Comisión en la parte superior (piso 13). Aunque el principal edificio de la Comisión, alberga sólo 2.000 de los 20.000 funcionarios de la Comisión con sede en Bruselas. Además de los Comisarios y sus gabinetes, el edificio Berlaymont también alberga la Secretaría General del Servicio Jurídico. En todo el barrio, la Comisión ocupa 865.000 m² repartidos en 61 edificios con los edificios Berlaymont y el Carlomagno como los únicos de más de 50.000 m². Debido a la adhesión de 12 nuevos miembros en 2004 y 2007 el personal ha aumentado, ampliando hasta 35.000 m² el espacio de oficinas. Otras instituciones Al otro costado de la Rue de la Loi se levanta el edificio Justus Lipsius, que alberga el Consejo de la Unión Europea y el Consejo Europeo. A partir de 2013, el Consejo Europeo se trasladará al Résidence Palace ubicado al lado del Justus Lipsius, una vez que ha sido renovado. Los edificios del Parlamento, conocida como Espacio Léopold, se encuentran al sur entre el Parque Léopold y la Plaza de Luxemburgo. El complejo tiene dos edificios principales: Paul-Henri Spaak y Altiero Spinelli, que abarcan 372.000 metros cuadrados. El complejo no es la sede oficial del Parlamento ya que su labor está dividida en Estrasburgo (sede oficial) y Luxemburgo (secretaría). Sin embargo, las tres cuartas partes de su actividad tienen lugar en Bruselas ya que la toma de decisiones de los órganos del Parlamento, junto con sus comisiones y algunas de sus sesiones plenarias, se celebran en Bruselas. Los edificios del Parlamento han sido recientemente ampliados con la nuevos edificios D4 y D5 terminados en 2007. Se cree que el complejo dispone de espacio suficiente para que el Parlamento para los próximos diez a quince años. El Comité Económico y Social y al Comité de las Regiones ocupan el edificio Delors que está al lado Parque Léopold.
El Edificio Europa, conocido popularmente como "El Huevo", es el centro de operaciones del Consejo Europeo y del Consejo de la Unión Europea, entre otras funciones, sirve como claustro para las reuniones ministeriales y albergará también las oficinas de la presidencia del Consejo Europeo. Con la progresiva ampliación de la Unión Europea (UE), las instalaciones de anterior sede, el Edificio Justus Lipsius, se fueron quedando pequeñas y por eso en 2004 se acordó construir el Edificio Europa, que reposa parcialmente sobre un apartotel de estilo «art déco» inaugurado en 1927. |
Palacio Real de Bruselas. Palacio Real de Bruselas (en neerlandés: Koninklijk Paleis van Brussel, en francés: Palais Royal de Bruxelles) es el palacio oficial del rey de los belgas, en el centro de la capital nacional, Bruselas. El palacio no es usado como residencia real, ya que el rey y su familia viven en el Castillo Real de Laeken, en las afueras de Bruselas. El rey cumple sus funciones de jefe de Estado en este palacio real. El palacio se encuentra al sur del Parque Real, en la parte alta de la ciudad de Bruselas. Por otro lado, enfrentado al Palacio se encuentra el Parlamento Federal de Bélgica. Estos dos edificios representan la forma de gobierno en Bélgica: la monarquía constitucional. Historia. La construcción del Palacio Real comenzó a principios del siglo xix a manos de Guillermo I, rey de los Países Bajos. Durante el reinado de Leopoldo II el palacio sufrió muchas remodelaciones y quedó como puede verse actualmente. Desde 1965, el Palacio Real de Bruselas está abierto al público habitualmente desde el 21 de julio (la fiesta nacional) hasta principios de septiembre.
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El Palacio de la Nación. El Palacio de la Nación ( francés : Palais de la Nation , holandés : Paleis der Natie , alemán : Palast der Nation ) es un palacio neoclásico en Bruselas , Bélgica, que alberga el Parlamento Federal belga . El palacio fue construido entre 1778 y 1783 con un diseño neoclásico del arquitecto francés Gilles-Barnabé Guimard e incluye esculturas de Gilles-Lambert Godecharle . Bajo el dominio austriaco , albergó el Consejo Soberano de Brabante antes de ser utilizado como palacio de justicia durante el período francés . Durante el período holandés , fue una de las dos sedes del Parlamento del Reino Unido de los Países Bajos, estando la otra en La Haya . Tras la independencia belga en 1830, el Gobierno Provisional de Bélgica y el Congreso Nacional Belga se trasladaron al edificio y un año después se celebró allí la primera sesión de la Cámara de Representantes y del Senado . El edificio se encuentra frente a la entrada norte del Parque de Bruselas , cerca del sitio del antiguo palacio de los duques de Brabante, que fue destruido por un incendio en 1731 y que a su vez sufrió graves daños por incendios en 1820 y 1883. |
El centro histórico de Bruselas se conoce como El Pentágono. Si miras cualquier mapa de la ciudad verás que hay un conjunto de avenidas que lo rodean y que tienen la forma de la figura geométrica de cinco lados. Estas avenidas marcan el lugar exacto en el que se encontraba la muralla que durante siglos rodeó la ciudad, cuyo fantasma, de esta forma, ha llegado curiosamente vivo hasta nosotros. Para empezar, vas a tomar como referencia su lugar más emblemático: la Grand Place. Eso sí, antes de empezar observa bien el pentágono, porque te va a enseñar ya la primera lección de este viaje: en Bruselas las cosas nunca son como parecen, y detrás de lo que ves siempre hay una realidad mucho más rica... Porque si te fijas bien, en realidad no se trata de un pentágono... porque tiene siete lados. |
LA GRAND PLACE, UN TESORO QUE NACIÓ DEL FUEGO La maravilla que tienes a tu alrededor nació del mayor acto de destrucción que haya sufrido nunca la ciudad. 13 de agosto de 1695. Habían dado las seis de la tarde cuando los cañones del ejército del rey Sol Luis XIV de Francia, colocados cómodamente fuera de las murallas de Bruselas, recibieron la orden para disparar. En apenas 48 horas cayeron más de 3.000 bombas sobre la ciudad. Las guerras empezaban a cambiar... Los franceses utilizaron el campanario del Ayuntamiento como referencia para apuntar los cañones y lanzaron una auténtica lluvia de fuego sobre la ciudad. Todo el centro quedó arrasado. Apenas el campanario (curiosamente) y la fachada del Ayuntamiento quedaron en pie. Pero justo después llegó el turno de la magia. Porque bastaron cuatro años para inventar lo que te rodea. Bruselas se levantó orgullosa de la afrenta y sobre aquellas ruinas construyó la que probablemente sea la plaza más bella del Europa. Ayuntamiento Bruselas El genial desequilibrio
La parte más antigua es el ala izquierda (se construyó entre 1402 y 1421). Y si te fijas, verás que su fachada es bastante diferente a la del ala que está a la derecha de la torre, tanto en el diseño como en el tamaño. Es un desequilibrio extraño del que prácticamente nadie se da cuenta en una primera mirada. Y es que a veces es en las imperfecciones donde se encuentra la vida. El arquitecto que diseño el ala derecha (entre 1444 y 1450) hizo en cierto modo una genialidad. Porque no se limitó a duplicar lo que había en el otro lado. Aunque siguió con el mismo concepto, diseñó un piso principal más "moderno", con ventanales más grandes. Así, con unos huecos de mayor tamaño, de alguna forma compensaba que esta parte del edificio era más corta. Hay quien dice que el edificio (como la propia plaza) está lleno de mensajes ocultos. El ala de la izquierda, por ejemplo, (incluida la torre), tiene 12 arcos; la derecha, siete, dos números mágicos en el mundo de la Alquimia... aunque para cuadrarlo haya que hacer los arcos de un lado más anchos que los del otro (¿te habías dado cuenta de ello...?). El campanario tal como lo ves fue lo último en construirse, entre 1449 y 1454, a partir de uno cuadrado más antiguo del que todavía puedes ver la base. Es una construcción espectacular, casi salida de la ilustración de un libro de cuentos, que tiene en lo más alto una veleta dorada con San Miguel venciendo al demonio... que lleva ahí, derrotado y con la lengua fuera, más de 600 años. Desde la plaza parece pequeña, pero mide más de dos metros del alto. Y si miras justo hacia abajo y entras por la puerta que hay en la torre, llegarás a un patio interior donde, en el suelo, el pavimento de piedras hace el dibujo de una estrella. Es el centro geográfico de Bruselas. La Maison du Roi El segundo gran edificio de la Grand Place está justo enfrente. Es la Casa del Rey (la Maison du Roi). El edificio en sí es "reciente" (tiene algo más de 100 años), aunque está inspirado en el original de origen medieval. En realidad nunca fue la casa del rey (el palacio "real" estaba en la parte alta de la ciudad). Primero había sido la Lonja del Pan y luego fueron las dependencias administrativas de los Duques de Bravante, los señores de la ciudad (aquí se impartía la justicia, por ejemplo). Era como una "avanzadilla" de los señores en pleno corazón de la ciudad burguesa. La Casa del Rey frente al Ayuntamiento. El poder de los señores frente a la pujanza de los ciudadanos. Dos símbolos cara a cara, ambos orgullosos, ambos desafiantes... Así durante siglos... Originariamente se llamaba la Casa del Duque (en honor a los duques de Bravante). Pero se le "ascendió de grado" en honor a Carlos V porque cuando el edificio se reconstruyó, el emperador era también el señor de estas tierras. Hoy es el museo de la ciudad. Es una construcción realmente atractiva y merece la pena perderse por sus detalles. Historias de vida y de muerte La Grand Place fue durante siglos la plaza de las cosas importantes. Aquí estaba el mercado, aquí se celebraban los grandes acontecimientos públicos, los torneos (tanto el emperador Carlos V como su hijo, el futuro rey de España Felipe II, participaron en torneos en esta misma plaza)... y aquí se llevaban a cabo las ejecuciones. Aquí mismo perdieron la vida los primeros protestantes, que fueron quemados vivos por orden de la Inquisición. Y poco después, aquí, justo delante de la Casa del Rey, un 5 de junio de 1568, morían decapitados Lamoral, conde de Egmont y De Montmorency, conde de Hoorn. La orden la había dado directamente el Duque de Alba, que vio la ejecución desde una de las ventanas del edificio. Aquí también habían pasado ellos su última noche. Inmediatamente se convirtieron en héroes populares y en símbolos de la lucha por la libertad. Goethe se inspiró en su historia para escribir la obra Egmont, a la que más tarde pondría música el propio Beethoven. Durante años sus estatuas estuvieron en esta misma plaza, mirando de frente a la Maison du Roi. Hoy, aunque ya no están aquí, todavía existen. Se conservan en un lugar realmente delicioso al que irás un poco más adelante cuando recorras la Ciudad Alta. ... y un tributo a la tradición Ahora, para terminar con esta primera aproximación "épica" a la Grand Place, toca hacer un tributo a la "tradición". Ve a la calle que hay justo a la izquierda del Ayuntamiento. Allí, bajo los soportales, encontrarás en la pared el monumento a otro de los héroes locales, Everard't Serclaes... aunque en este caso, si hoy es relevante para los miles de personas que pasan cada día por esta plaza es porque uno no puede irse de ella sin tocarlo... Sin tocar su pierna... y hasta la cabeza del perro que lo acompaña... Porque según dice la tradición trae buena fortuna... o se cumple el deseo que se formula... La escultura recuerda un hecho que ocurrió en esta misma plaza, en 1356 nada menos., Y es que Everald't también osó enfrentarse a los poderosos. En esa ocasión fue a los soldados del Conde de Flandes que habían ocupado la ciudad. En un acto simbólico y de provocación arrebató la bandera flamenca y la sustituyó por la de los Duques de Bravante, los señores de la ciudad, y alentó a la población a la revuelta. Esto lo convirtió en un verdadero héroe. La Grand Place tiene dos referencias: el Ayuntamiento (con su torre) y la Maison du Roi (justo enfrente). El resto de las casas también tienen su historia, pero la dejamos para un capítulo posterior. La escultura de Everald't Serclaes está debajo de los soportales que ves en la calle que sale justo a la izquierda del Ayuntamiento (Rue Charles Buls) |
L'ÎLOT SACRÉ. Y LA VIDA VA... Las callejuelas que rodean la Grand Place son un universo de vida. No queda mucho de la ciudad medieval. Las bombas y el progreso se llevaron por delante las casas, pero su latido nunca se fue de aquí y hoy está más vivo que nunca. Éste es un pequeño recorrido por las sorprendentes calles de L'Îlot Sacré (El Islote Sagrado), por su vida, por sus historias y por sus maravillosas contradicciones. Abandona la Grand Place por la pequeña Rue de la Colline, entre tiendas de recuerdos y fuentes de chocolate (no lo dudes, cae en la tentación: ¿un cucurucho de fresas frescas cubiertas de chocolate negro o una brochetas de fresas y plátano bañadas en chocolate caliente?...). Al final de la calle te topas con la entrada a las Galeries Royales Saint Hubert. Fueron una de las primeras galerías comerciales cubiertas que hubo en Europa, y en ellas vas a vivir algunos de los "momentos memorables" de nuestra historia... Pero no entres en ellas todavía. Ahora es el momento de recorrer la plaza del Mercado de las Hierbas (Place du Marché aux Herbes) que está justo a su lado, con sus edificios de diferentes estilos pero siempre de pequeña altura, como es norma en Bruselas. Sus habitantes quieren tener los pies cerca de la tierra, y las viviendas digamos "unifamiliares" siempre han sido el modelo. Estrechas, de pocos pisos, muchas veces con jardín por detrás. Tal vez por eso esta plaza siempre te acaba por dar una cierta idea de ciudad en miniatura. A lo largo del día -y de la noche- la plaza es un continuo ir y venir, pero sin la precipitación que suele reinar en las calles del centro de las ciudades. Aquí hay un "tempo" un punto más reposado, que te invita a vivir la vida al ritmo de un café, una cerveza, un bocadillo, un helado, unas patatas fritas, un gofre... o un pasodoble tocado por unos músicos callejeros húngaros... que de todo eso hay -o puede haber- en esta plaza. La que estás aquí, puedes hacer un paréntesis y permitirte la curiosidad de echar una mirada a la vecina y casi surrealista Plaza de España, con sus esculturas de Don Quijote y Sancho Panza... en algo así como una de tierra de nadie. Una especie de no-plaza que parece estar esperando a que alguien por fin se le ocurra cómo ordenar este espacio urbano, y que ilustra como pocas la difícil relación que tuvo en ocasiones el siglo XX con el urbanismo... Enfrente de ellos, cerrando la plaza y, por alguna extraña razón, casi invisible a los ojos de los visitantes, la escultura del músico húngaro Bela Bartok... como pidiendo disculpas por molestar... eso sí, con una "puesta en escena" mucho más evocadora... Viaje al corazón Bien, cerrado el paréntesis, deja ahora que la corriente de la vida te lleve hasta el corazón de este pequeño barrio, una de las calles más singulares de Bruselas, que es, en sí misma, un auténtico universo, La Rue des Bouchers (y su hermana pequeña, la Petite Rue des Bouchers). Estrecha, sinuosa, absolutamente repleta de restaurantes para turistas, con sus terrazas imposibles, siempre listas incluso los días de fuerte nevada, o con sus mesas en el interior, acogedoras, junto al fuego, también en los días de pleno verano. Siempre me ha parecido que la desmedida oferta de restaurantes, sus luces, su color, sus ofertas de paella y tanta gente serpenteando por estas estrechas callejuelas es un totum-revolutum tan deliciosamente kirtch que es como la sangre que corre por las venas que dan vida al corazón mismo de la ciudad. Fascinante, contradictorio y, por lo tanto, vivo. Aunque te parezca imposible, de la Petite Rue des Bouchers sale una calle aún más estrecha. Un "impasse", como dicen por aquí, un callejón que te lleva hasta el teatro de marionetas del Toone. Entres o no al teatro (o al café que tiene al lado), demuestra tus dotes de observador y trata de encontrar la entrada a la calle entre restaurante y restaurante. Estas calles no siempre estuvieron llenas de restaurantes ni estuvieron tan aseadas. Pero siglo tras siglo sí estuvieron llenas de vida. Sabor a Jacques Brel Hace unos cincuenta años éste era el reino de los pequeños cafés-concierto. Y precisamentre en uno de ellos, justo enfrente de la salida del "impasse", fue donde se dio a conocer uno de los grandes mitos locales de la música: el cantautor Jacques Brel (sí... Jacques Brel era de Bruselas). En el primer piso de lo que fue el número 30 de la calle estaba el club de jazz La Rose Noire (La Rosa Negra), donde consiguió sus primeros éxitos ante un auditorio que no llegaba a 20 personas... Luego, un disco y el éxito en Francia... y en el mundo. Los 60 aún estaban por llegar... Años más tarde el local cerró, pero sus paredes aún continúan vivas, porque se usó para ampliar el vecino restaurante Aux Armes de Bruxelles (con mucho, el mejor de la zona). Desde entonces han pasado ya 60 años pero la voz y el estilo de Brel todavía continúan vivos. ¿Te "atreves" a comprobarlo? Venga, recupera su "Ne me quitte pas" en una memorable actuación de TV, pura "chanson", en blanco y negro (por supuesto) con un primer plano, único, de más de cuatro minutos. Lo dicho, memorable... otros tiempos... ¿o no...? Obligado: el Delirium Tremens Bien, pasamos página, porque es el momento de que te dejes caer por un lugar absolutamente obligado: el Impasse de la Fidelité, otro callejón donde lleva años reinando una de las cervecerías clásicas de la ciudad: el Delirium Tremens, con sus más de 2.000 variedades de cervezas, varios pisos, más de 20 grifos y copas de todos los tamaños. También elaboran una cerveza propia (obviamente, la Delirium Tremens) que hace unos años fue elegida la mejor cerveza del mundo. El local ha tenido tanto éxito que ha convertido el Impasse en el "Delirium Village", con siete bares, cada uno con una especialidad distinta (cerveza, tequila, absenta...), y un servicio que es casi 24 horas. El primero en abrir (el Delirium Café) lo hace a las diez de la mañana... y los últimos en cerrar no lo hacen antes de las las seis de la madrugada... Justo enfrente de su puerta tienes, en un nicho en la pared y bien enjaulada, la Janneken Pis, la "niña meona", contrarréplica más o menos actual del clásico Manneken Pis, el mítico "niño meón" que acabaremos viendo en algún otro momento. El otro universo de las Galerías Si la Rue des Bouchers es un universo, las Galerías Royales Saint Hubert no se quedan atrás. Eso sí, son otro universo. Y, ahora sí, es el momento de que entres en ellas, y lo vas a hacer por una entrada lateral, al final de esta misma calle. No vas a entrar por el lugar más noble, pero ya tendrás la ocasión de salir por él Se podría decir que Las Galerías son una calle cubierta. Y es verdad. Aunque tal vez la descripción se le queda corta y había que hablar mejor de que son "un mundo cubierto". Porque aquí ocurrieron muchas, muchas cosas. En su momento fueron las galerías cubiertas más grandes y lujosas de Europa. Pero siempre fueron mucho más. Nunca fueron un mero lugar de paso. Siempre han sido un pequeño microcosmos, una ciudad dentro de la ciudad, con sus comercios elegantes, sus teatros, sus restaurantes, sus cafés, sus intrigas, sus pasiones... y sus maravillosas tiendas de chocolate. La parte que está a tu derecha (dirección a la Grand Place) se llama la Galería de la Reina; la de tu izquierda, la Galería del Rey, y avanzando un poco por la Galería del Rey, saliendo como un apéndice en uno de los lados, la más discreta Galería del Príncipe. A la Mort Subite Recorre la Galería del Rey hasta el final y asoma la nariz por la calle que te encuentras. Fíjate en el local que hay enfrente. Es otro de los templos de la cerveza belga. A la Morte Subite (sí... La Muerte Súbita !!). Una brasserie donde siguen elaborando unas de las cervezas más conocidas de Bruselas y un viejo café que es toda una institución. Prueba una de sus cervezas clásicas o "atrévete" con una "lambic", una "cerveza" suave de guindas, de color rojo y tan absolutamente dulce que, si no fuera por la espuma te resultaría difícil pensar que estás ante una cerveza. Luego vuelve sobre tus pasos, entra de nuevo en las Galerías y recórrelas, ahora sí, de un extremo al otro para salir por su entrada principal, aquélla que viste justo al inicio del capítulo. Presta atención a los comercios. Todavía puedes entrar en la chocolatería Neuhaus, en la Galería de la Reina, el mismo lugar donde en 1918 Jean Neuhaus creó los famosos pralinés belgas. Orgullo y pasión Las Galerías fueron inauguradas el 20 de junio de 1847, en plena época dorada de la economía de una Bélgica que apenas tenía 15 años de vida. Eran el ejemplo y el orgullo de la burguesía enriquecida por la Revolución Industrial. Eran las galerías comerciales más largas, más altas y más a la moda del mundo. Una calle de lujo con una cubierta luminosa y espectacular... La guía del laberinto Sal de la Grand Place por la Rue de la Colline (la esquina donde está la chocolatería Godiva, a la derecha de la Maison du Roi) . Al final de la calle, a tu derecha encontrarás la Place du Marché aux Herbes (la plaza del mercado de las hierbas) y, saliendo de ella, la Plaza de España. Luego regresa sobre tus pies y continúa por la Rue du Marché aux Herbes hasta la Petite Rue des Bouchers (repleta de restaurantes con carteles en la calle ya desde el inicio). Atraviesa por "la selva" de menús del día y, más o menos en la mitad de la calle, está el minúsculo callejón que da paso al Museo de marionetas del Toone. Cuando regreses, justo enfrente a la salida del callejón encontrarás el restaurante Aux Armes de Bruxelles, que llega hasta la esquina. Pues bien, justo en esta parte que está frente al callejón es donde estaba el club de jazz La Rose Noire. Al final de la calle, breve desvío a la izquierda para entrar en el Impasse de la Fidélité, el territorio del Delirium Tremens y la Janneken Pis. Y luego, calle arriba (Rue des Bouchers) hasta la entrada lateral de las Galerías. Recorre éstas primero por la izquierda, hasta salir un momento para llegar a la brasserie A la Morte Subite, y luego vuelve a entrar en ellas y recórrelas, ya sí, hasta el final. Estarás casi al inicio del recorrido. |
MARX... VICTOR HUGO... VERLAINE... AQUÍ MISMO SE VIVIÓ LA HISTORIA
Ahora que ya conoces la Grand Place y las Galerías Saint Hubert, es hora de que eches un vistazo a su cara menos conocida. Te espera un viaje a los escenarios donde Marx y Engels escribieron el Manifiesto Comunista, al lugar donde Victor Hugo estrenó Los Miserables y a los lugares donde Verlaine y Rimbaud desarrollaron uno de los episodios más famosos y truculentos de la historia de los poetas malditos... Porque detrás de estas piedras se esconde mucha Historia pero, sobre todo, mucha, mucha vida. Habíamos dejado a Karl Marx junto a las Galerías Saint Hubert camino de la Grand Place. Era un camino que repetía casi a diario en los tres años que vivió en Bruselas. Desde su casa en el barrio de Ixelles al café de la Grand Place en el que compartía tertulia con su amigo Engels y otros jóvenes aspirantes a revolucionarios. Y fue al calor de esos apasionados debates donde ambos fueron "cociendo" uno de los libros que iban a cambiar el rumbo de la Historia: el Manifiesto Comunista.
El sitio todavía existe. Era el Café del Cisne, hoy convertido en un gran restaurante. Así que si estás dispuesto a pagar una buena comida, estarás entre las mismas paredes donde se "cocinó" el marxismo... aunque, eso sí, hoy bastante más lujosas que entonces... (no tiene pérdida; justo a la izquierda del Ayuntamiento, con un cisne esculpido sobre su puerta). En el siglo XIX los cafés eran los lugares por excelencia para la tertulia y hasta para la conspiración. Y en aquella época, éste era un café-hostal que albergaba la animada tertulia de un grupo de jóvenes que entre charla y charla fueron dando forma a lo que años más tarde serían el movimiento obrero y el socialismo. En la puerta del restaurante, unas placas dan más o menos cuenta de estos acontecimientos. La que hace referencia a Karl Marx es mi debilidad. No dice que aquí fue donde se leyó por primera vez el Manifiesto Comunista o que Marx y Engels hicieran del sitio una especie de incubadora de la revolución. Dice simplemente que aquí fue donde Marx pasó la Nochevieja de 1847 a 1948. Bueno... no se puede negar que eso también ocurrió... Por cierto, la espectacular casa donde está el Café del Cisne tiene además un pequeño "pecado original" que, de alguna forma la convierte en la oveja negra de la plaza. Es diferente a todas las otras, con su tejado abuardillado y su estilo Luis XIV (sí, el mismo Luis XIV que bombardeó la plaza...). Y es que fue construida por un francés... que dejó su sello para siempre... tanto metafórico como físico, porque además del estilo, dejó sus iniciales grabadas en letras doradas bien grandes sobre el balcón del segundo piso. ¿Las ves? Años después la casa fue comprada por la corporación de los carniceros (y por eso en la parte de arriba pone "Maison des Bouchers" -casa de los Carniceros-), hasta que se convirtió en el siglo XIX en el café-hostal que frecuentó Marx. Marx estuvo viviendo en Bruselas entre 1845 y 1848. Había venido con su mujer y con su hija, y aquí nacieron otros dos hijos. Venía huyendo de Alemania y de Francia de donde le habían expulsado por sus actividades revolucionarias. Para 1848 ya había llamado también aquí la atención lo suficiente por el mismo motivo y también tuvo que irse. El Café del Cisne perdió un cliente y el recorrido entre la plaza y las Galerías un asiduo paseante. Víctor Hugo y Los Miserables Sin embargo, y sin saberlo, pronto alguien iba a tomar el relevo en aquello del paseo. Tres años después, un respetable personaje de cabello y barba blanca, volvía a hacer casi el mismo recorrido entre la Grand Place y las Galerías Saint Hubert. Era Víctor Hugo, que también había huido de Francia por razones políticas y había entrado en Bélgica con un nombre falso. Le seguía su amante, la actriz Juliette Drouet, quien escondido entre su equipaje traía el manuscrito a medio hacer de otro de los grandes libros del siglo: Los Miserables. Víctor Hugo se instaló primero en la llamada Casa de los Duques de Bravante, la gran casa que ves si giras la vista a tu izquierda, en el portal número 16. Mientras tanto, su amante se alojaba discretamente en un apartamento de las Galerías... De ahí, en parte, los paseos... Pero no, no era éste el único motivo del trasiego, porque en las Galerías tenía también el café donde estaba su tertulia. Dos pasiones puerta con puerta. La casa en la que se instaló el escritor tenía (y tiene) una fachada espectacular que ocupa todo el lado de la plaza. Y aunque parece un palacio, en realidad no lo es. Son seis casas independientes a las que se dio una fachada común para hacerlas más impactantes. Y lo del nombre le viene simplemente porque, para redondear la faena, se adornó su piso principal con bustos que representan a los Duques de Bravante (Bruselas fue la ciudad más importante de lo que un día fue el ducado de Bravante). Por cierto, fíjate en los últimos y trata de identificar a varios reyes de España: Carlos I, Felipe II, Felipe III, Carlos II... (no es difícil... lo pone debajo). Durante sus reinados estas tierras formaban parte de la corona española, y por tanto ellos fueron los legítimos Duques de Bravante en su tiempo. Y si ya has estado en Brujas, entonces también reconocerás a los tres anteriores: Felipe el Hermoso, su madre María de Borgoña y su padre Maximiliano de Austria... Víctor Hugo gozaba, pues, de una casa espectacular y unas vistas no menos grandiosas, pero con un frío que pelaba, porque no tenía calefacción. Así que unas semanas después se trasladó a la vecina casa de la Paloma, en el número 26-27, donde ya podía calentarse en una de las habitaciones. Camina hacia ella y busca por su fachada las dos inscripciones que recuerdan que en ella vivió Víctor Hugo (pistas: una en la entrada y otra sobre el segundo piso). Allí estuvo hasta el verano siguiente en que marchó a la isla de Jersey, en el canal de la Mancha. Nueve años después sin embargo volvió a Bruselas, ésta vez para terminar de escribir Los Miserables. Al final la obra se imprimió aquí en Bruselas y se presentó por todo lo alto en marzo del año siguiente. Fue un éxito arrollador. Tanto, que su hijo hizo una adaptación para el teatro y se estrenó... ¿dónde? No podía ser en otro sitio: en el sitio más chic de la capital, en el Teatre Royal des Galeries... en las Galerías Saint Hubert. Aquí se estrenaron Los Miserables Tal vez sea bueno, pues, seguir el recorrido que tantas veces hizo don Victor y revisitar por un momento ese terreno ya conocido, para disfrutarlo ahora con otra mirada. El teatro en el que se representó por primera vez Los Miserables continúa hoy funcionando en el número 32 de la Galería del Rey. Es el que ves en la foto. El estreno fue en enero de 1863 y por estos arcos se dejó ver "el todo Bruselas". Hoy, justo 150 años después, nuevas versiones de Los Miserables siguen triunfando en los escenarios... Por cierto, si entras al teatro no dejes de fijarte en el techo. Verás unas nubes muy "magrittianas" pintadas por el propio Magritte... otro bruselense de pro. Y muy cerca del teatro, el café donde el escritor tenía su tertulia. Era el Círculo Artístico y Literario, otro antro de conspiración donde se reunían los refugiados políticos franceses que había en la ciudad. El local sigue abierto, convertido hoy en la Taverne du Passage. Si entras podrás sentir los ecos de aquel pasado mítico y de paso rendir un sentido homenaje a esta pequeña (o gran) historia, degustando el plato "nacional" bruselense: los "moules frites", o sea, la espectacular cacerola de mejillones en salsa acompañados de patatas fritas. Sublime. En la Grand Place encuentras el Café del Cisne justo a la izquierda del Ayuntamiento. Las casas de Victor Hugo están en los dos laterales siguientes, en sentido inverso a las agujas del reloj. |
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