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Libro de Proverbios, 8 20, de la Biblia. "Yo camino por la senda de la justicia, por los senderos de la equidad."

domingo, 31 de diciembre de 2017

487.-Tradición Turco-Persa.-a

Luis Alberto Bustamante Robin; Jose Guillermo Gonzalez Cornejo; Jennifer Angelica Ponce Ponce; Francia Carolina Vera Valdes;  Carolina Ivonne Reyes Candia; Mario Alberto  Correa Manríquez; Enrique Alejandro Valenzuela Erazo; Gardo Francisco Valencia Avaria; Alvaro Gonzalo  Andaur Medina; Carla Veronica Barrientos Melendez;  Luis Alberto Cortes Aguilera; Ricardo Adolfo  Price Toro;  Julio César  Gil Saladrina; Ivette Renee Mourguet Besoain; Marcelo Andres Oyarse Reyes; Franco Gonzalez Fortunatti; Patricio Ernesto Hernández Jara;  Demetrio Protopsaltis Palma;



Tradición Turco-Persa.


  


Introducción.

Ilustración de la Rosaleda de los Piadosos de Jami, fechada en 1553. La imagen combina la poesía persa y la miniatura persa en una sola, como es norma en muchas obras de literatura persa.

Una sociedad persianada o apersianizada es una sociedad que está basada o fuertemente influenciada por el idioma, cultura, literatura, arte y/o identidad persas.
El término "persianada" (del inglés "persianate") es un neologismo en inglés atribuido al historiador Marshall Hodgson.​ En su libro de 1974, The Venture of Islam: The expansion of Islam in the Middle Periods (La aventura del Islam: la expansión del Islam en los períodos medios), lo definió así: 
"El ascenso del persa tuvo consecuencias más que puramente literarias: sirvió para llevar una nueva orientación cultural general dentro del mundo islámico.... La mayoría de los idiomas más locales de alta cultura que surgieron después entre los musulmanes ... dependieron total o parcialmente del persa respecto a su principal inspiración literaria. Podemos llamar a todas estas tradiciones culturales, transmitidas en persa o reflejando la inspiración persa, 'Persianadas' por extensión."
El término designa a las etnias persas, pero también a sociedades que pueden no haber sido étnicamente persas, pero cuyas actividades culturales lingüísticas, materiales o artísticas fueron influenciadas o se basaron en la cultura persa. Ejemplos de sociedades persianadas previas al siglo XIX fueron las dinastías selyúcida,​ timúrida,​mogol​ y otomana. 


Historia

La cultura persianada floreció durante casi catorce siglos. Era una mezcla de las culturas persa e islámica que eventualmente pasó por un proceso de persianización y se convirtió en la cultura dominante de las clases gobernantes y de élite del Gran Irán, Asia Menor y el Sur de Asia.
Cuando los pueblos del Gran Irán fueron conquistados por fuerzas islámicas en los siglos VII y VIII, se convirtieron en parte de un imperio mucho más grande que cualquier otro imperio anterior bajo el dominio persa.​ Si bien la conquista islámica llevó a la arabización del idioma y la cultura en los antiguos territorios bizantinos, no ocurrió así en Persia. En cambio, la nueva cultura islámica que evolucionó allí se basó en gran medida en las tradiciones persas preislámicas de la región,​ así como en las costumbres islámicas que fueron introducidas en la región por los conquistadores árabes.
La cultura persianada, especialmente entre las clases de élite, se extendió por los territorios musulmanes en el occidente, centro y sur de Asia, si bien poblaciones de esta vasta región tenían lealtades (sectarias, locales, tribales y étnicas) conflictivas y hablaban muchos idiomas diferentes. Fue difundida por poetas, artistas, arquitectos, artesanos, juristas y académicos, que mantuvieron relaciones con sus pares en las lejanas ciudades del mundo persianado, desde Anatolia hasta la India.

La cultura persianada involucró modos de conciencia, ethos y prácticas religiosas que han persistido en el mundo iraní en contra de constructos culturales hegemónicos musulmanes árabes (sunitas). Esto formó una estructura calcificada persianada de pensamiento y experiencia de lo sagrado, arraigada durante generaciones, que más tarde informó la historia, la memoria histórica y la identidad entre los leales a los alides (los descendientes de Alí y sus seguidores) y grupos heterodoxos que autoridades con orientadas por la sharia etiquetaron como ghulāt. 
En cierto modo, además de invertir en la noción de heteroglosia, la cultura persianada encarna el pasado iraní y las formas en que este pasado se mezcló con el presente islámico o se transmutó. El cambio histórico ocurrió en gran medida en un modelo binario: una lucha entre los paisajes religiosos de la antigüedad iraní tardía y un paradigma monoteísta brindado por la nueva religión, el islam.

Esta dualidad se expresa simbólicamente en la tradición chií según la cual Husáin ibn Ali, el tercer imán chiita, se habría casado con Shahrbanu,​ hija de Yazdegerd III, el último rey sasánida de Irán. Tal genealogía convierte a los imanes posteriores, descendientes de Husáin y Shahrbanu, en los herederos tanto del profeta islámico Mahoma como de los reyes sasánidas pre-islámicos.

Orígenes

Tras la conquista árabe musulmana de Irán, el pahlavi, el idioma del Irán preislámico, se siguió usando ampliamente hasta bien entrado el segundo siglo islámico (siglo VIII) como un medio de administración en las tierras orientales del Califato.
 A pesar de la islamización de los asuntos públicos, los iranios mantuvieron gran parte de su perspectiva y estilo de vida preislámicos, ajustados para adaptarse a las demandas del Islam. Hacia finales del siglo VII, la población empezó a quejarse del costo de mantener a los califas árabes, los omeyas, y en el siglo VIII, un levantamiento general iranio, liderado por Abu Muslim Jorasani, llevó al trono califal a otra familia árabe, los abasíes.
Bajo los abasíes, la capital se trasladó de Siria a Irak, que había formado parte del Imperio sasánida y aún se consideraba parte del dominio cultural iranio. La cultura persa y las costumbres de los visires persas barmáquidas se convirtieron en el estilo de la élite gobernante. Desde el punto de vista político, los abasíes pronto empezaron a perder su control sobre los iranios. Los gobernadores de Jorasán, los tahiríes, si bien nombrados por el califa, eran efectivamente independientes. Cuando los saffaríes persas de Sistán liberaron las tierras orientales, los búyidas, los ziyáridas y los samánidas en el occidente de Irán, Mazandaran y el nororiente respectivamente, declararon su independencia. 
La separación de los territorios orientales de Bagdad se expresó en una cultura persianada distintiva que se volvió dominante en el occidente, centro y sur de Asia, y fue la fuente de innovaciones en el resto del mundo islámico.
 La cultura persianada estuvo marcada por el uso del idioma nuevo persa como medio de administración y discurso intelectual, por el ascenso de turcos persianizados al control militar, por la nueva importancia política de ulamas no árabes y por el desarrollo de una sociedad islámica étnicamente compuesta.

El pahlavi era la lengua franca del Imperio Sasánida antes de la invasión árabe, pero hacia finales del siglo VII y comienzos del VIII, el idioma árabe se convirtió en un medio de expresión literaria. En el siglo IX, un idioma neopersa surgió como el idioma administrativo y literario. Las dinastías tahiríes y saffaríes siguieron utilizando el persa como idioma informal, aunque para ellos el árabe era "el idioma para escribir cualquier cosa que valiera la pena, desde la poesía hasta la ciencia," pero los samánidas hicieron del persa un idioma de aprendizaje y discurso formal. El idioma que apareció en los siglos IX y X era una nueva forma de persa, derivada del persa medio de la época preislámica, pero enriquecido ampliamente por el vocabulario árabe y escrito en alfabeto árabe.
El idioma persa, según Marshall Hodgson en su The Venture of Islam,​ iba a constituir el principal modelo para el ascenso de otras lenguas al nivel literario. Como fue el caso del turco, la mayoría de las lenguas más locales de alta cultura que surgieron luego entre los musulmanes fueron fuertemente influenciadas por el persa (siendo el urdu un excelente ejemplo). Se puede llamar a estas tradiciones, transmitidas en persa o reflejando inspiración persa, 'persianadas' por extensión. Este parece​ ser el origen del término Persianado.

Expansión

La dinastía irania de los samánidas empezó a escribir sus asuntos judiciales tanto en persa como en árabe, y la primera gran poesía en persa nuevo fue escrita para la corte samánida. Los samánidas favorecieron la traducción de obras religiosas del árabe al persa. Además, las autoridades cultas del Islam, los ulama, comenzaron a usar la lengua franca persa en público. El mayor logro literario en el idioma neopersa temprano fue el Shahnameh (Libro de Reyes), presentado por su autor Ferdousí a la corte de Mahmud de Gazni (998-1030). Esto constituyó una suerte de resurrección nacionalista irania: Ferdousí consolidó el sentimiento nacionalista persa invocando imágenes heroicas persas preislámicas y consagró en forma literaria las historias populares más preciadas. 
El Shahnameh de Ferdousí disfrutó de un estatus especial en la cultura cortesana irania como narrativa tanto histórica como mítica. El poderoso efecto que llegó a tener este texto en los poetas de este período se debe en parte al valor que se le atribuyó como fuerza legitimadora, en especial para nuevos gobernantes en el mundo islámico oriental:

En la tradición persianada, el Shahnameh se consideraba más que literatura. Era también un tratado político, en tanto abordaba concepciones hondamente arraigadas sobre el honor, la moral y la legitimidad. Sus versiones ilustradas se consideraban deseables como expresión de las aspiraciones y políticas de las élites gobernantes en el mundo iranio.
La cultura persianada que surgió bajo los samánidas en el Gran Jorasán, en el noreste de Persia y las tierras fronterizas de Turquestán expuso a los turcos a la cultura persianada.​La incorporación de los turcos al cuerpo principal de la civilización islámica del Medio Oriente, que fue seguida por los gaznávidas, comenzó pues en Jorasán:
 "Los habitantes de Jorasán no solo no sucumbieron al idioma de los invasores nómadas, sino que les impusieron a estos su propia lengua. La región pudo incluso asimilar a los turcos gaznávidas y selyúcidas (siglos XI y XII), a los timúridas (siglos XIV y XV) y a los kayar (siglos XIX y XX).

Los gaznávidas, rivales y futuros sucesores de los samánidas, gobernaron sobre los extremos al sureste de los territorios de los samánidas desde la ciudad de Gazni. Académicos y artistas persas acudieron en masa a su corte, y los gaznávidas se convirtieron en mecenas de la cultura persianada. Los gaznávidas llevaron consigo la cultura persianada mientras subyugaban el occidente y el sur de Asia. Además de Ferdousí, Rumi, Avicena, Al-Biruni, Onsorí Baljí, Farroji Sistaní, Sanai Gaznavi y Abu Sahl Testari fueron algunos de los grandes científicos y poetas iranios del período bajo el patrocinio de los gaznávidas.
La cultura persianada fue llevada por sucesivas dinastías hacia Asia occidental y meridional, en particular por los persianizados selyúcidas (1040-1118) y sus estados sucesores, que gobernaron Irán, Siria y Anatolia hasta el siglo XIII, y por los gaznávidas, que en el mismo período dominaron el Gran Jorasán y partes de la India. Estas dos dinastías juntas llevaron los centros del mundo islámico hacia el oriente. Las instituciones estabilizaron la sociedad islámica en una forma que habría de persistir, al menos en Asia occidental, hasta el siglo XX.
Los gaznávidas trasladaron su capital de Gazni a Lahore en Pakistán moderno, ciudad a la que convirtieron en otro centro de cultura islámica. Bajo su mecenazgo, poetas y académicos de Kasgar, Bujará, Samarcanda, Bagdad, Nishapur, Amol y Gazni se congregaron en Lahore. Así, la lengua persa y la cultura persianada se introdujeron profundamente en la India​ y se expandieron hasta el siglo XIII. 
Los selyúcidas obtuvieron una victoria decisiva sobre los gaznávidas y se extendieron hasta Jorasán; llevaron la cultura persianada hacia el oeste hasta Persia occidental, Irak, Anatolia y Siria. El Irán mismo, junto con Asia Central, se convirtió en el corazón de la lengua y cultura persas.

Mientras los selyúcidas llegaban a dominar el Asia occidental, sus cortes se persianizaron hacia el occidente incluso hasta el mar Mediterráneo. Bajo su gobierno, muchas artes tradicionales iranias preislámicas, como la arquitectura sasánida, resucitaron y grandes académicos iraníes recibieron patrocinio. A la vez, las instituciones religiosas islámicas se hicieron más organizadas y la ortodoxia sunita se hizo más codificada.
El jurista y teólogo persa Al-Ghazali fue uno de los académicos de la corte selyúcida en proponer una síntesis del sufismo y la sharia, que se convirtió en la base de una teología islámica más rica. Formulando el concepto sunita de la división entre autoridades temporales y religiosas, ofreció una base teológica para la existencia del sultanato, una oficina temporal junto al califato, que para la época era simplemente una oficina religiosa. El principal medio institucional para establecer un consenso de los ulama sobre estos asuntos dogmáticos fueron los Nezamiyeh, (más conocidos como las madrasas), así llamados en honor a su su fundador, Nizam al-Mulk, un visir persa de los sultanes selyúcidas. Estas escuelas se convirtieron en el medio de unir a los ulemas sunitas, quienes legitimaron el gobierno de los sultanes. En tanto las burocracias estaban integradas por egresados de las madrasas, tanto los ulama como las burocracias estaban bajo la influencia de estimados profesores de estas escuelas.

El impacto del Shahnameh y la afirmación de la cultura persianada.

Como resultado del impacto de la literatura persa, así como con el ánimo de adelantar ambiciones políticas, se hizo costumbre entre los gobernantes en las tierras persianadas no solo encargar copias del Shahnameh, sino también hacer escribir sus propias epopeyas, lo que permitió a los poetas de la corte intentar alcanzar el nivel de Ferdousí:

Así pues, como con cualquier otro escrito histórico, el Shahnameh puede evaluarse como fuente histórica en dos niveles: en primer lugar, por su contribución al acervo de conocimientos fácticos básicos de un período, y en segundo lugar, por la luz que arroja, intencionadamente o no, sobre el pensamiento y la política contemporáneos.

Los poetas iranios y persianados recibieron el Shahnameh y se inspiraron en él. Murtazavi clasifica en tres categorías tales obras: poetas que tomaron material no cubierto en la epopeya, poetas que elogiaron a sus mecenas y antepasados en forma de masnaví a cambio de recompensas monetarias, y poetas que escribieron poemas para gobernantes que se veían a sí mismos como héroes en el Shahnameh,​ haciendo eco de la tendencia samánida previa de patrocinar al Shahnameh para obtener textos legitimizantes.
En primer lugar, poetas persas intentaron extender la cronología hasta un período posterior, tales como el Zafarnama del historiador del ilkanato Hamdallah Mustawfi (fallecido en 1334 o 1335), que trata de la historia de Irán desde la conquista árabe hasta los mongoles y es más extenso que la obra de Ferdousí.
El valor literario de estas obras debe considerarse de manera individual, como advierte Rypka: 
"No es posible valorar todas estas numerosas epopeyas de manera muy positiva, por no hablar de aquellas obras que eran sustancialmente (o literalmente) copias de Ferdousí. No obstante, hay excepciones, como el Zafar-Nameh de Hamda'llah Mustawfi, una continuación valiosa históricamente del Shah-nama"​ o el Shahanshahnamah (o Changiznamah) de Ahmad Tabrizi en 1337-1338, que es una historia de la mongoles escrita para Abu Sa'id.

En segundo lugar, los poetas versificaban la historia de un gobernante contemporáneo a cambio de recompensas, por ejemplo el Ghazannameh, escrito entre 1361 y 1362 por Nur al-Din ibn Shams al-Din. 
En tercer lugar, héroes que no eran tratados en el Shahnameh o aquellos que tenían papeles menores en él se convirtieron en sujetos de sus propias epopeyas, como es el caso en el Garshāspnāmeh de Asadi Tusi, del siglo XI. Esta tradición, principalmente timúrida, dio como resultado la creación de epopeyas de conquista islámicas, como las discute Marjan Molé. 
Safa: millí (nacionales, las inspiradas en la epopeya de Ferdousí), tarijí (históricas, las escritas en imitación del Iskandarnamah de Nizami) y diní para las obras religiosas.​ La otra fuente de inspiración de la cultura persianada fue otro poeta persa, Nezamí, uno de los escritores más admirados, ilustrados e imitados de masnavíes románticos.
Junto con las obras de Ferdousí y Nezamí, el jamseh de Amir Jusraw Dehlavi llegó a gozar de un tremendo prestigio, y se reprodujeron múltiples copias en las cortes persianizadas. Seyller ha recopilado un catálogo útil de todas las copias conocidas de este texto.

Diferenciación.

En el siglo XVI, la cultura persianada se diferenció claramente del mundo árabe hacia el occidente, esta zona de separación situada a lo largo del Éufrates. Socialmente, el mundo persaianado se caracterizó por un sistema de estatus de élite definido etnológicamente: los gobernantes y sus tropas eran de origen no iranio, pero los cuadros administrativos y los literatos eran iranios. Los asuntos culturales estaban marcados por un patrón característico de uso de la lengua: El neopersa era la lengua de los asuntos de estado, la erudición y la literatura, y el árabe la lengua de la religión.

Los safávidas y la resurrección de la iranidad en Asia Occidental.

La dinastía safávida ascendió al predominio en Irán en el siglo XVI—la primera dinastía nativa irania desde los búyidas. Los safávidas, de ascendencia mixta kurda, túrquica, georgiana, circasiana y griega póntica, se trasladaron a la región de Ardebil en el siglo XI. Reafirmaron la identidad persa en muchas partes de Asia occidental y central, estableciendo un estado persa independiente ​ y patrocinando la cultura persa.​ Convirtieron a Irán en el bastión espiritual del chiismo contra los ataques del islam sunita ortodoxo, y en un depósito de las tradiciones culturales persas y la conciencia de la identidad persa.

El fundador de la dinastía, el shah Ismail, adoptó el título de emperador persa Pādišah-ī Īrān, con la noción implícita de un estado iranio extendiéndose desde Afganistán hasta el Éufrates y el Cáucaso norte, y desde el Oxus hasta los territorios sureños del Golfo Pérsico.
 Los sucesores del shah Ismail fueron más allá y adoptaron el título de Shāhanshāh (lit. rey de reyes). Los reyes safávidas se consideraban a sí mismos, como lo hicieron sus predecesores los emperadores sasánidas, los judāygān (la sombra de Dios en la tierra). Revivieron la arquitectura sasánida, construyeron grandes mezquitas y elegantes jardines charbagh, coleccionaron libros (un gobernante safávida tuvo una biblioteca de 3.000 volúmenes) y patrocinaron a "Hombres de la pluma." 
Los safávidas introdujeron el chiismo en Persia para distinguir a la sociedad persa de los otomanos, sus archirrivales sunitas en el occidente.

Otomanos.

A comienzos del siglo XIV, los otomanos alcanzaron el predominio en Asia Menor. Los otomanos patrocinaron la literatura persa durante cinco siglos y medio y atrajeron a un gran número de escritores y artistas, especialmente en el siglo XVI.​ Uno de los poetas persas más reconocidos en la corte otomana fue Fethullah Arifi Çelebi, también pintor e historiador, y autor del Süleymanname (o Suleyman-nama), una biografía de Solimán el Magnífico.​ 
Hacia finales del siglo XVII, abandonaron el persa como lengua de la corte y administrativa, usando el turco en su lugar, decisión que conmocionó a los mogoles altamente persianizados en la India. El sultán otomano Solimán escribió un diwan completo en lengua persa.​ De acuerdo con Hodgson:

El auge del persa (la lengua) tuvo algo más que consecuencias puramente literarias: sirvió para traer una nueva orientación cultural general dentro de la islamidad. A partir de entonces, mientras el árabe se mantuvo como lengua principal de las disciplinas religiosas e incluso, en gran medida, de las ciencias naturales y la filosofía, el persa se convirtió, en una parte cada vez más grande de la islamidad, en la lengua de la cultura educada; invadió incluso el ámbito de la erudición con efectos cada vez mayores. Fue el principal modelo para el auge de otras lenguas. Poco a poco surgió una tercera lengua "clásica," el turco, cuya literatura se basaba en la tradición persa.

Vale la pena citar con más detalle la evaluación que hace Toynbee sobre el rol de la lengua persa, como se describe en su Estudio de la historia:

En el mundo iranio, antes de que empezara a sucumbir al proceso de occidentalización, la lengua neopersa, que se había plasmado literariamente en portentosas obras de arte... se impuso como lingua franca; y en su momento más amplio, hacia el final de los siglos XVI y XVII de la era cristiana, su alcance en esta función se extendió sin interrupción por toda la faz de Europa sudoriental y Asia sudoccidental, desde el bajalato otomano de Buda, que se había erigido sobre las ruinas del reino cristiano occidental de Hungría tras la victoria otomana en Mohácz en 1526, hasta los "estados sucesores" musulmanes que se crearon, tras la victoria de los príncipes musulmanes del Decán en Talikota en 1565, sobre los restos del masacrado imperio hindú de vijayanagara. Para este vasto imperio cultural, la lengua neopersa estaba en deuda con los brazos de constructores de imperio de habla turca, criados en la tradición irania y, por lo tanto, cautivados por el hechizo de la literatura neopersa, cuyo destino militar y político había sido proporcionar un estado universal para la cristiandad ortodoxa en la forma del Imperio otomano y otro para el mundo hindú en la forma del Raj mogol timúrida. Estos dos estados universales de construcción irania sobre terreno cristiano ortodoxo y sobre terreno hindú fueron debidamente anexados, de acuerdo con las afinidades culturales propias de sus constructores, al dominio original de la lengua neopersa en las tierras natales de la civilización iraní en la meseta iraní y en la cuenca de los ríos Oxus y Jaxartes. Y en el apogeo de los regímenes mogol, safávida y otomano, el neopersa fue patrocinado como la lengua de literae humaniores por parte del elemento gobernante sobre la totalidad de este enorme reino, mientras que se empleaba también como lengua oficial de la administración en aquellos dos tercios de su reino que se encontraban dentro de las fronteras safávida y mogol.


E. J. W. Gibb es el autor de la obra estándar sobre historia de la poesía otomana, A Literary History of Ottoman Poetry (en seis volúmenes), cuyo nombre ha perdurado en una importante serie de publicaciones de textos árabes, persas y turcos, la llamada Gibb Memorial Series.
​ Gibb clasifica la poesía otomana entre la de "vieja escuela", desde el siglo XIV hasta aproximadamente mediados del siglo XIX, tiempo durante el cual la influencia persa fue dominante, y de "escuela moderna," que se originó como resultado del impacto occidental. De acuerdo con Gibb: los turcos se apropiaron de manera muy temprana de todo el sistema literario persa hasta en sus más mínimos detalles, y de la misma manera incondicional y sincera en que ya habían aceptado el islam.

Los selyúcidas habían, en palabras del mismo autor:

alcanzado un grado de cultura muy considerable, gracias enteramente a la tutela persa. Hacia mediados del siglo XI, [los selyúcidas] habían invadido Persia, cuando, como a menudo sucedía, los conquistadores bárbaros adoptaron la cultura de sus súbditos civilizados. Rápidamente, los turcos selyúcidas impulsaron su conquista hacia el occidente, llevando siempre consigo la cultura persa... [d]e forma que, cuando unos ciento cincuenta años más tarde el hijo de Solimán [el líder de los otomanos]... incursionó en Asia Menor, [los otomanos] descubrieron que, aunque el turco selyúcida era el lenguaje cotidiano del pueblo, el persa era la lengua de la corte, mientras que la literatura y la cultura persas reinaban de forma suprema. Es a los selyúcidas, con los que se fusionaron de esta manera, a quienes los otomanos, propiamente dichos, les deben su educación literaria; ésta, por tanto, era necesariamente persa, ya que los selyúcidas no conocían ninguna otra. Los turcos no se contentaron con aprender de los persas cómo expresar el pensamiento, sino que acudieron a ellos para aprender qué pensar y de qué manera. 
En cuestiones prácticas, en los asuntos de la vida cotidiana y en los asuntos de gobierno, preferían sus propias ideas, pero en la esfera de la ciencia y la literatura iban a la escuela con el persa, con la intención no solo de adquirir este método, sino de adentrarse en su espíritu, pensar sus pensamientos y sentir sus sentimientos. Y en tal escuela continuaron en tanto hubiera un maestro que les enseñara, pues el paso dado así al principio se convirtió en una práctica, se convirtió en la norma de los poetas turcos mirar siempre hacia Persia en busca de orientación y seguir cualquier moda que allí pudiera prevalecer. De este modo, durante siglos la poesía otomana siguió reflejando como en un cristal las diversas fases por las que pasó la de Persia... 
Los primeros poetas otomanos, y sus sucesores a lo largo de muchas generaciones, se esforzaron con todas sus fuerzas por escribir lo que llega a poco más que poesía persa en palabras turcas. Sin embargo, ese no era su objetivo consciente; no soñaban con el sentimiento nacional en la poesía; la poesía era para ellos una e indivisible, y la lengua en la que se escribía un mero accidente sin importancia.

Cultura persianada del sur de Asia.

En general, desde sus primeros días, la cultura persa fue llevada al subcontinente (o sur de Asia) por varias dinastías persianizadas turcas y afganas. La sociedad del sur de Asia se enriqueció con la afluencia de académicos, historiadores, arquitectos, músicos y otros especialistas de habla persa e islámicos de alta cultura persianada que huían de la devastación mongola. 
Los sultanes de Delhi, que eran de origen turco-afgano, modelaban su estilo de vida de acuerdo con las altas clases persas. Patrocinaron la literatura y la música persas, pero se hicieron particularmente notables por su arquitectura, en tanto sus constructores se basaban en la arquitectura irano-islámica, combinándola con tradiciones indias para producir una profusión de mezquitas, palacios y tumbas sin igual en ningún otro país islámico.
 El pensamiento especulativo de la época en la corte mogol, como en otras cortes persianadas, se inclinaba hacia la dimensión gnóstica ecléctica del islam sufí, teniendo similitudes con el vedantismo hindú, el movimiento indígena bhakti y la teosofía popular.

Los mogoles, que eran de ascendencia turcomongola, fortalecieron la cultura indo-persa en el sur de Asia. Durante siglos, académicos-funcionarios iranios habían emigrado a la región, en donde su conocimento de la cultura y administración persianadas les aseguraba un servicio de honor dentro del imperio mogol. Redes de maestros educados y madrasas enseñaron a generaciones de jóvenes del sur de Asia el idioma y la literatura persa, además de los valores y las ciencias islámicos. 
Además, instituciones educativas como Farangi Mahall o el Delhi College desarrollaron planes de estudios innovadores e integrados para modernizar a los sudasiáticos de habla persa.Cultivaron el arte persa, atrayendo a sus cortes a artistas y arquitectos de Bujará, Tabriz, Herat, Shiraz y otras ciudades del Gran Irán. El Taj Mahal y su charbagh fueron encargados por el emperador mogol Sha Jahan para su novia irania, Mumtaz Mahal.

Poetas iraníes, como Sa'di, Hafez, Rumi o Nezamí, que fueron grandes maestros del misticismo sufí del mundo persianado, eran los favoritos de los mogoles. Sus obras se encontraban en las bibliotecas mogoles y se contaban entre las posesiones más preciadas de los emperadores, que se regalaban unos a otros; Akbar y Jahangir los citaban a menudo, lo que implica que en gran medida los habían absorbido. Una nota autografiada de Jahangir y Sha Jahan en una copia del Gulestān de Sa'di muestra que era para ellos su posesión más preciada.
 El Sha Jahan hizo un regalo de un Gulestān a Jahanara Begum, un incidente que ella registra con su firma., El Sha Jahan también consideró la misma obra lo suficientemente digna como para ser enviada de regalo al rey de Inglaterra en 1628, copia que actualmente se encuentra en la Biblioteca Chester Beatty de Dublín. El emperador a menudo sacaba augurios de una copia del diván de Hafez perteneciente a su abuelo, Humayun. Se tiene registro de uno de esos incidentes con su propia letra en los márgenes de una copia del diwan, que se encuentra actualmente en la Biblioteca Oriental Khuda Bakhsh en Patna.
​ Los poetas cortesanos Naziri, 'Urfi, Faizi, Khan-i Khanan, Zuhuri, Sanai, Qodsi, Talib-i Amuli y Abu Talib Kalim fueron todos maestros imbuidos de un espíritu sufí similar, siguiendo así las normas de cualquier corte persianada. 

La tendencia hacia el misticismo sufí a través de la cultura persianada en los círculos de la corte mogol también está atestiguada por el inventario de libros que se conservaban en la biblioteca de Akbar, y su historiador, Abu'l Fazl, los menciona especialmente en el Ā'in-ī Akbarī. Algunos de los libros que eran leídos continuamente al emperador incluyen los masnavis de Nizami, las obras de Amir Jusrow, Sharaf Manayri y Jami, el Masnavi i-manavi de Rumi, el Jām-i Jam de Awhadi Maraghai, el Hakika o Sanā 'i, el Qabusnameh de Keikavus, Gulestān y Būstān de Sa'di, y los diwans de Khaqani y Anvari.

Esta simetría intelectual se mantuvo hasta finales del siglo XIX, cuando un periódico persa, Miftah al-Zafar (1897), hizo campaña a favor de la formación de la Anjuman-i Ma'arif, una academia dedicada al fortalecimiento de la lengua persa como idioma científico.

Poesía persa (poesía sufí)

Desde aproximadamente el siglo XII, la poesía lírica persa se enriqueció con una espiritualidad y una profundidad devocional que no se encuentran en obras anteriores. Tal desarrollo se debió a la difusión generalizada de la experiencia mística dentro del islam.
 El sufismo se desarrolló en todas las tierras musulmanas, incluyendo la esfera de influencia cultural persa. Como contrapeso a la rigidez de la teología y la ley islámicas formales, el misticismo islámico buscaba acercarse a lo divino por medio de actos de devoción y amor en lugar de meros rituales y observancia. 
Siendo el amor de Dios el centro de los sentimientos religiosos sufíes, era natural que lo expresaran en términos líricos, y los sufíes persas, a menudo de excepcional sensibilidad y llenos de brío poético, no dudaron en hacerlo. 
Abu Sa'id de Mehna, un famoso sufí del siglo XI, usó con frecuencia sus propios cuartetos de amor (así como otros) para expresar sus anhelos espirituales, y con poetas místicos como Attar o Iraqi, el misticismo se convirtió en un tema legítimo e incluso popular de poemas líricos entre las sociedades persianadas.
 Además, a medida que las órdenes y los centros sufíes (Khaneghah) se extendían por las sociedades persas, el pensamiento poético místico persa se convirtió gradualmente en una parte tan importante de la cultura común que incluso poetas que no compartían las experiencias sufíes se aventuraron a expresar ideas e imágenes místicas en sus obras.

Conclusión

En tanto la amplia región cultural se mantuvo políticamente dividida, los agudos antagonismos entre imperios estimularon la aparición de variaciones de cultura persianada. Después del año 1500, la cultura irania desarrolló características distintivas propias, con la interposición de una fuerte cultura preislámica y una cultura islámica chiita. La antigua relación cultural de Irán con el sur de Irak (Sumeria/Babilonia) se mantuvo fuerte y perduró con todo y la pérdida de Mesopotamia ante los otomanos. 
Su antigua relación cultural e histórica con el Cáucaso perdura hasta la actualidad, como se puede apreciar en Azerbaiyán, Armenia, el este de Georgia y partes del Cáucaso septentrional, incluso tras la pérdida de estas regiones ante la Rusia imperial tras las Guerras Ruso-Persas en el curso del siglo XIX. La cultura de los pueblos del Mediterráneo oriental en Anatolia, Siria y Egipto se desarrolló de manera algo independiente; India desarrolló un estilo sudasiático vibrante y completamente distinto, con escaso o ningún remanente de la cultura indo-persa, otrora patrocinada por los mogoles.


Itsukushima Shrine.



  Shāhnāmé.






Shāhnāmé, o Shāhnāma (en persa: شاهنامه; otras denominaciones también usadas son Shahnama, Shahnameh, Shahname, Shah-Nama, etc.), El Libro de los Reyes o La Épica de los Reyes, es una gran obra poética escrita por el poeta persa (iraní) Ferdousí hacia el 1000 y es la epopeya nacional del mundo de habla persa. El Shāhnāmeh cuenta la historia y mitología de Irán desde la creación del mundo hasta la conquista de Irán por las fuerzas islámicas en el siglo VII.
Además de su importancia literaria, el Shâhnameh, que fue escrito en persa, ha sido clave para revivir la lengua persa luego de la influencia ejercida por el árabe. Esta obra voluminosa, es considerada por los hablantes de persa como una obra maestra de la literatura, que también recoge la historia de Irán, sus valores culturales, sus religiones ancestrales (zoroastrismo), y un sentido profundo de patria. Ferdousí concluye el Shâhnameh en un momento en el cual la independencia nacional había sido amenazada. Si bien existen varios héroes y heroínas memorables de características clásicas en esta obra, el gran héroe es Irán.
Ibn al-Athir la ha llamado el «Corán persa», a pesar de que este título no es de uso corriente entre los hablantes de lengua persa, pero en alguna medida ilustra la importancia que este libro representa para todos los hablantes de lengua persa, incluyendo Afganistán y Tayikistán, para otros hablantes de persa de Asia Central, Pakistán y hasta en China, la India, y a los iraníes que viven fuera de su país desde la revolución de 1979.

Este libro es también importante para los 200 000 zoroastrianos que quedan en el mundo, porque el Shâhnameh permite relacionar los comienzos del zoroastrismo con la derrota del último rey zoroastriano a manos de los invasores árabes.


Shâhnameh.

Existe cierta controversia entre los estudiosos con respecto a las fuentes del Shâhnameh. La épica de Ferdousí probablemente está basada en una versión en prosa la cual muy posiblemente fuera un compilado de viejas historias iraníes, hechos históricos y leyendas. Sin embargo, sin lugar a dudas hay una fuerte impronta e influencia de la literatura oral, lo cual se manifiesta en el estilo del Shahnameh que presenta características tanto de la literatura escrita como oral. Algunos de los personajes de la Épica son de origen indo-iraní, y existen referencias a ellos en fuentes tan antiguas como el antiguo Avesta y aun en el Rig Vedá hindú. El Shâhnameh fue escrito en persa medio (Pahlavi), que en esa época estaba en remisión.

El Shâhnameh de Ferdousí, un poema épico con más de 60 000 pareados, se basa principalmente en una obra en prosa del mismo nombre compilada por el poeta en sus primeros años en Tus la zona de la cual era nativo. Este Shâhnameh en prosa a su vez era en gran medida una traducción de una obra en Pahlavi, una compilación de la historia de los reyes y héroes de Irán desde tiempos míticos hasta el reinado de Khosro II (Cosroes II) (590-628), pero también contiene material adicional que continúa la historia con la caída de los Sasánidos a manos de los árabes a mediados del siglo VII. El primero en comenzar la versificación de esta crónica de la Persia legendaria y pre islámica fue Daqīqī-e Balkhī, un poeta de la corte de los Samánidas, quién solo pudo completar unos 1000 versos antes de morir. Estos versos, que contenían el surgimiento del profeta Zoroastro, fueron posteriormente incorporados por Ferdousí, con el debido reconocimiento, en su propio poema.

La obra

El Shâhnameh relata la historia de Irán, comenzando con la creación del mundo y la introducción de las artes de la civilización (el fuego, el cocinar, la metalurgia, la ley) a los Arios - pueblos iranios y concluye con la conquista de Persia por los árabes. La obra no es estrictamente cronológica, aunque existe un cierto flujo de acontecimientos a través del tiempo. 
Algunos de los personajes viven por cientos de años (al igual que algunos de los personajes de la Biblia), pero la mayoría viven vidas de duración normal. Hay muchos shāhs que aparecen y se eclipsan, al igual que héroes y villanos, que también transcurren por los relatos. Las únicas imágenes que subsisten a lo largo de la obra son las del Gran Irán, y una sucesión de amaneceres y puestas de sol, ninguna de las cuales es exactamente igual a la otra, y que ilustran el paso del tiempo.

El Padre Tiempo, una imagen símil a Saturno, es un recordatorio de la tragedia de la muerte y la pérdida, a la que le sucede un nuevo amanecer, trayendo consigo la esperanza de un nuevo día. En el primer ciclo de la creación, la maldad es externa (el demonio). En el segundo ciclo, se observa el comienzo del odio familiar, el mal comportamiento, y la maldad penetrando la naturaleza humana. Los dos hijos mayores del Shāh Fereydūn siente avaricia y envidia hacia su hermano más joven el cual es inocente y, pensando que su padre lo favorece a él, lo matan. El hijo del príncipe asesinado venga la muerte de su padre, y todos se ven inmersos en un sangriento ciclo de muerte y venganza.

En el tercer ciclo, se presentan una serie de shahs con debilidades y fallas. Hay una historia como la de Fedra en la mitología griega del Shāh Kay Kāūs, su esposa Sūdāba, y su pasión y rechazo por su hijastro, Sīyāvash.

En el próximo ciclo, todos los personajes son egoístas y malvados. Esta épica es la más oscura de todas las épicas, mucha de la cual posee algún tipo de resolución y catarsis. Este tono parecería ser reflexivo de dos temas: la conquista de Persia por los árabes, y los últimos días del zoroastrismo persa. La religión antigua está plagada de herejías, y de alguna forma la visión optimista de Zoroastro sobre la habilidad del hombre para elegir le ha dado la espalda a la vida y al mundo. Aquí hay abundancia de mala suerte y malhadado destino.

Es en la caracterización de las numerosas figuras de la obra, tanto masculinas como femeninas, donde se manifiesta la visión de Zoroastro sobre la condición humana. Zoroastro enfatiza el libre albedrío de los humanos. Todos los personajes de Ferdousí son complejos. Ninguno es un arquetipo o una marioneta. Los mejores personajes poseen fallas, y los peores tienen destellos de humanidad.


El Shâhnameh y su impacto en la Persia moderna.

Sultan Mohammed. Kayumars' Court. Miniature, detail. "Shahnameh" by Ferdowsi. 1525-1535. Geneva, Collection of Sadruddin Aga Khan


Con posterioridad al Shâhnameh de Ferdousí, aparecieron a través de los siglos un cierto número de obras de naturaleza similar dentro de la órbita de influencia de la lengua persa. Sin excepción, todas esta obras se basan en el estilo y método del Shâhnameh de Ferdousí, pero ninguna logró alcanzar el mismo nivel de fama y popularidad.

Algunos expertos creen que la principal razón por la que hoy el Idioma persa es más o menos el mismo lenguaje que el de la época de Ferdousí hace 1000 años se debe a la existencia de obras como el Shâhnameh de Ferdousí el cual ha ejercido una influencia cultural y lingüística profunda y duradera. En otra palabras, el Shâhnameh en sí mismo se ha convertido en uno de las principales pilares del lenguaje persa moderno. El estudio de la obra maestra de Ferdousí se convirtió en un requisito para alcanzar maestría en el dominio de la lengua persa por parte de los poetas que le sucedieron, lo cual queda demostrado por las numerosas referencias que hacen al Shâhnameh en sus obras.

El Shâhnameh contiene 62 historias, 990 capítulos, con un total de 60 000 versos acoplados, por lo que su extensión es siete veces mayor que la de la Ilíada de Homero, y aproximadamente doce veces el tamaño del poema alemán Cantar de los nibelungos. Existen varias traducciones al inglés, casi todas resumidas. En 1925, los hermanos Arthur y Edmond Warner publicaron la obra completa en nueve volúmenes.

Sinopsis.

El Shâhnameh es un gran monumento de poesía e historia, siendo principalmente el relato poético de lo que Ferdousí, sus contemporáneos, y sus predecesores consideraban el relato de la historia antigua de Irán. Muchos de estos relatos ya existían en prosa, por ejemplo el Shâhnameh de Abu Mansur Abd-al-Razaq. Solo una pequeña proporción de la obra de Ferdousí, en distintas secciones del Shâhnameh, es completamente de su autoría. Además de las descripciones detalladas de varias escenas y fenómenos, esta obra expresa sus reflexiones sobre la vida, sus creencias religiosas y éticas y su admiración por la virtud, su alabanza a sus patrones, y las referencias que utilizó. El resto de la obra se divide en tres partes sucesivas: la edad mítica, la edad heroica, y la edad histórica.

La edad mítica.

Luego de un comienzo de invocación a Dios y a la Sabiduría, el Shâhnameh brinda una descripción de la creación del mundo y del hombre según las creencias de los Sasánidas. Esta introducción continúa con la historia del primer hombre, Keyumars, quien también fue el primer rey luego de un período de deambular por la montaña. Su nieto Hushang, hijo de Sīyāmak, descubre el fuego por accidente y establece la fiesta de Sadeh en su honor. 
En esta sección se presentan las historias de Tahmuras, Jamshid, Zahhāk, Kawa o Kaveh, Fereydūn y sus tres hijos Salm, Tur, y Iraj, y su nieto Manuchehr. Esta sección del Shâhnameh es relativamente breve, con un total de 2100 versos lo que representa el cuatro por ciento de todo el libro, y narra los eventos con la simplicidad y maestría de una obra histórica. Naturalmente, la fuerza y belleza de la poesía de Ferdousí han contribuido en gran medida a realzar el relato de este período haciéndolo atractivo y lleno de vida.

La edad heroica.

Casi dos tercios del Shâhnameh están dedicados a la "Edad de los héroes", la cual abarca desde el reinado de Manuchehr hasta la conquista de Alejandro Magno (Sekandar). La principal característica de este período es el rol destacado que desempeñan los héroes Sagzi (Saka) o Sistānī que forman la columna vertebral del Imperio persa. Garshāsp es mencionado brevemente junto con su hijo Narimān, Sām el hijo de este último, es un paladín de Manuchehr durante su reinado en Sistān. Sus sucesores fueron sus hijos Zāl y Rostam, los más bravos de los bravos, y después Farāmarz.
El Shâhnameh describe con maestría y precisión la sociedad feudal en la que vivían con boato. En efecto, las descripciones de los maestros son tan vívidas que el lector se siente partícipe u observador cercano de los eventos. El tono es épico y enérgico, mientras que el lenguaje es extremadamente rico y variado.
Entre las historias que se relatan en esta sección se encuentra el romance de Zal y Rudāba, las siete etapas (o trabajos) de Rostam, Rostam y Sohrāb, Sīyāvash y Sudāba, Rostam y Akvān Dīv, el romance de Bižan y Manīža, las guerras contra Afrāsīyāb, el relato de Daqiqi de la historia de Goshtāsp y Arjāsp, y Rostam y Esfandyār.
Es de destacar que la leyenda de Rostam y Sohrāb que se presenta en el Shâhnameh, comienza como es costumbre con un detallado preludio lírico. Aquí Ferdousí se encuentra en la cúspide de su poder poético y muestra todo su potencial como un consumado maestro en el arte de narrar historias. Los cerca de mil versos de esta tragedia conforman uno de los cuentos más emotivos de la literatura mundial.

La edad histórica.

Una breve mención a la Dinastía arsácida de Partia le sigue a la historia de Alejandro y precede a la de Ardashir I, el fundador de la Dinastía Sasánida. Luego, la historia Sasánida es descrita con gran precisión. La caída de los Sasánidas y la conquista de Irán por los árabes son relatadas en forma romántica, y con un lenguaje sumamente poético. Aquí, el lector puede fácilmente ver a Ferdousí en persona lamentándose por la catástrofe, y sobre lo que el llama la llegada del "ejército de las tinieblas".
Según Ferdousí, la edición final del Shâhnameh contenía unos sesenta mil distiches. Pero esto es solo un número aproximado; la mayoría de los manuscritos confiables que han llegado hasta nuestros días han permitido preservar unos cincuenta mil distiches. Nezami-e Aruzi indica que la edición final del Shâhnameh enviada a la corte del Sultán Mahmud de Ghazni fue armada en siete volúmenes.

El mensaje del Shâhnameh

El estilo de Ferdousí es el de un poeta consumado. Su lenguaje épico es rico, emotivo y suntuoso. Los toques personales que posee el Shâhnameh evitan que se convierta en un árido relato de narrativas históricas. Ninguna historia ha sido leída con tanta avidez, creída con tanto convencimiento, y tan ardientemente atesorada en Irán, como el Shâhnameh de Ferdousí. Si hay una historia que ha influido sobre sus lectores, es el Shâhnameh y en la forma más refinada posible. Ferdousí ha triunfado, allí donde tantos líderes militares y religiosos tayikos han fallado.

De hecho, Ferdousí está tan seguro de la inmortalidad y trascendencia de su obra maestra, que él lo expresa en estos versos:

بناهاى آباد گردد خراب
ز باران و از تابش آفتاب
پى افكندم از نظم كاخي بلند
كه از باد و باران نيابد گزند
نميرم از اين پس كه من زنده‌ام
كه تخم سخن را پراكنده‌ام

Banāhāye ābād gardad kharāb
ze bārānō az tābeshē āftāb

pay afkandam az nazm kākhī boland
ke az bādō bārān nayābad gazand

nemiram az īn pas ke man zendeh'am
ke tokhme sokhan rā man parākandeh'am

"Las edificaciones de la ciudad se deterioran
a causa de la lluvia y la luz del Sol."

"Estoy agradecido a este gran palacio del verso [El Shahnameh]
Ya que no puede ser vencido por el viento ni la lluvia"

"Yo no partiré cuando concluya mi vida,
Permaneceré en la semilla de la lengua persa"

Ferdousí no espera que su lector pase sobre los eventos históricos de forma indiferente, en cambio le pide a su lector que considere los temas con cuidado, para así comprender las causas del ascenso y caída de los hombres y las naciones; y aprender del pasado para poder mejorar el presente, y poder formular mejor el futuro. Ferdousí enfatiza su visión que dado lo transitorio de la vida en este mundo, y como todos estamos solo de paso, debemos ser sabios y evitar la crueldad, la mentira, la avaricia, y otros males tradicionales; en cambio debemos luchar por la justicia, el honor, la verdad, el orden, y otras virtudes tradicionales.

El mensaje que transmite el Shâhnameh de Ferdousí es la idea que la historia del Imperio sasánida era un todo inmutable y completo: comenzó con Keyumars, el primer hombre, y terminó con su sucesor número cincuenta, Yazdegerd III, seis mil años de historia de Irán. La tarea de Ferdousí fue evitar que esta historia perdiera su conexión con las futuras generaciones de iraníes.

Influencia cultural.

La dinastía Shirvanshah adoptó muchos de sus nombres del Shāhnāmé. La relación entre Shirwanshah y su hijo, Manuchihr, se menciona en el capítulo ocho de Leili o Majnoon de Nizami. Nizami aconseja al hijo del rey que lea el Shāhnāmé y recuerde los dichos significativos de los sabios.

De hecho, a pesar de todas las afirmaciones en contrario, no hay duda de que la influencia persa fue primordial entre los selyúcidas de Anatolia. Esto se revela claramente por el hecho de que los sultanes que ascendieron al trono después de Ghiyath al-Din Kai-Khusraw I asumieron títulos tomados de la antigua mitología persa, como Kay Khosrow, Kay Kāvus y Kay Kobad; y que Ala 'al-Din Kai-Qubad I tenía algunos pasajes del Shāhnāmé inscritos en las paredes de Konya y Sivas. Cuando tomamos en consideración la vida doméstica en las cortes de Konya y la sinceridad del favor y el apego de los gobernantes a los poetas persas y la literatura persa, entonces este hecho (es decir, la importancia de la influencia persa) es innegable.
Shah Ismail I (fallecido en 1524), el fundador de la dinastía Safavida de Irán, también fue profundamente influenciado por la tradición literaria persa, particularmente por el Shāhnāmé, lo que probablemente explica el hecho de que nombró a todos sus hijos con los personajes de la obra. Dickson y Welch sugieren que el Shāhnāmaye Shāhī de Ismail fue pensado como un regalo para el joven Tahmāsp.​ Después de derrotar a los uzbekos de Muhammad Shaybāni, Ismāil le pidió a Hatefī, un famoso poeta de la actual provincia de Ġawr, que escribiera una epopeya al estilo del Shāhnāmé sobre sus victorias y su dinastía recién establecida. Aunque la epopeya quedó inconclusa, fue un ejemplo de masnaví en el estilo heroico del Shāhnāmé escrito más tarde para los reyes safávidas.

La influencia del Shāhnāmé se ha extendido más allá de la esfera persa. La profesora Victoria Arakelova de la Universidad de Ereván afirma:
Durante los diez siglos transcurridos desde que Ferdousí compuso su obra monumental, las leyendas heroicas y las historias del Shāhnāmé han seguido siendo la principal fuente de narración para los pueblos de esta región: persas, pashtunes, kurdos, guranos, talishis, armenios, georgianos, pueblos del norte del Cáucaso, etc.



Ediciones académicas.


Se han preparado ediciones académicas del Shāhnāmé. En 1808 Mathew Lumsden (1777-1835) emprendió el trabajo de una edición del poema. El primero de los ocho volúmenes previstos se publicó en Calcuta en 1811. Pero Lumsden no terminó más volúmenes. En 1829 Turner Macan publicó la primera edición completa del poema. Se basó en una comparación de 17 copias manuscritas.
Entre 1838 y 1878, apareció en París una edición del erudito francés Julius von Mohl, que se basó en una comparación de 30 manuscritos. Después de la muerte de Mohl en 1876, el último de sus siete volúmenes fue completado por Charles Barbier de Meynard, sucesor de Mohl en la cátedra de persa del College de France.
Ambas ediciones carecían de aparatos críticos y se basaban en manuscritos secundarios fechados después del siglo xv, mucho más tarde que la obra original. Entre 1877 y 1884, el erudito alemán Johann August Vullers preparó un texto sintetizado de las ediciones de Macan y Mohl bajo el título Firdusii liber regum, pero solo se publicaron tres de sus nueve volúmenes esperados. La edición de Vullers fue posteriormente completada en Teherán por los eruditos iraníes S. Nafisi, Iqbal y M. Minowi para el jubileo milenario de Ferdousí, celebrado entre 1934 y 1936.
La primera edición crítica moderna del Shāhnāmé fue preparada por un equipo ruso dirigido por E. E. Bertels, utilizando los manuscritos más antiguos conocidos en ese momento, que datan de los siglos xiii y xiv, con una gran dependencia del manuscrito de 1276 del Museo Británico y el de 1333, el Manuscrito de Leningrado, el último de los cuales ahora se ha considerado un manuscrito secundario. Además, otros dos manuscritos utilizados en esta edición han sido degradados. Fue publicado en Moscú por el Instituto de Estudios Orientales de la Academia de Ciencias de la URSS en nueve volúmenes entre 1960 y 1971.
Durante muchos años, la edición de Moscú fue el texto estándar. En 1977, se redescubrió en Florencia un manuscrito de principios de 1217. El manuscrito de Florencia de 1217 es una de las primeras copias conocidas del Shāhnāmé, anterior a la invasiones y la posterior destrucción de importantes bibliotecas y colecciones de manuscritos. 
Utilizándolo como texto principal, Djalal Khaleghi-Motlagh comenzó la preparación de una nueva edición crítica en 1990. El número de manuscritos que se consultaron durante la preparación de la edición de Khaleghi-Motlagh va más allá de cualquier intento por parte del equipo de Moscú. El aparato crítico es extenso y se registraron un gran número de variantes para muchas partes del poema.
 El último volumen se publicó en 2008, completando la empresa de ocho volúmenes. Según Dick Davis, profesor de persa en la Universidad Estatal de Ohio, es "con mucho la mejor edición disponible del Shāhnāmé, y seguramente seguirá siéndolo durante mucho tiempo".


Hakim Abol-Qasem Ferdousí-e Tusí (en persa, حکیم ابوالقاسم فردوسی توسی‎​), normalmente abreviado en Ferdowsi, Ferdousí o Firdawsi (Tus, 935-Mazandarán, 1020), es probablemente el poeta persa más reconocido. Es universalmente conocido por ser el autor del inmortal Shāhnāmé o Libro de los Reyes, epopeya nacional de Persia, hoy Irán, y la mayor epopeya jamás escrita por un solo autor. Es considerado el escritor más importante de la lengua persa y uno de los más célebres de la literatura universal. Se le ha dado el sobrenombre de «El Señor de la Palabra».

Pertenecía a una familia de ricos nobles terratenientes (dehqan). Casi toda su vida permaneció en la región del Gran Jorasán, que abarcaba las tres provincias orientales del Irán actual, llegando por el norte a Samarcanda y Bujará (Uzbekistán actual), parte de Tayikistán y la parte oeste de Afganistán. Así pues, se movió en el interior de su extensa provincia viajando entre Balj, Gazni y los territorios situados al norte del río Oxus.

Mantuvo la pureza de la lengua persa en la cual escribió sus obras y aunque se islamizó, no arabizó sus costumbres ni su lengua: los dehqans en particular guardaban más estrechamente que el pueblo las antiguas tradiciones orales, los mitos y leyendas persas antiguos. Ferdousí supo aprovechar esta circunstancia para elaborar su epopeya y elaborar un monumento literario con lo que vio que se estaba empezando a perder.
 Aprovechó el trabajo de los poetas épicos de la generación anterior, como el del bardo de la corte samaní y poeta zoroastriano Daqiqi, autor de una obra inacabada, y la prosiguió, de forma que esos mil versos más o menos quedaron incorporados a su gran epopeya Shāhnāmé, que cuenta con 60 000 y es la epopeya más larga de la literatura tras el Mahabharata.

El trabajo de recuperar todo el pasado, historia, mitos y leyendas de Irán en esta gigantesca epopeya le absorbió durante treinta años y tanto que descuidó sus quehaceres como terrateniente y se vio abocado a vender muchas de sus tierras. Cuando el Shahnamé estuvo terminado hacia 1010, la dinastía samánida había sido derrocada por la gaznavida, que nada tenía que ver ni en origen ni en lengua con la anterior. Los gaznavíes eran un pueblo túrquico de Asia Central y de habla y cultura túrquica, y, cuando Ferdousí apareció en la corte del gran sultán Mahmud de Gazni no fue bien recibido, ya que alababa a una dinastía que no era la suya y del pasado, algo políticamente incorrecto. 
El héroe del poema Rostam es persa, noble; el sultán era de origen humilde y no se podía identificar con él, con su linaje, con sus costumbres, con su lengua; además, los turanios (turcos de Asia Central) quedaban en mal lugar en la obra, y aunque el sultán le prometió a Ferdousí un dinar de oro por cada verso (60 000), al pagar le dio un dírham de plata por cada verso; ofendido el poeta, salió del palacio y según la leyenda dio todo el dinero a un vendedor ambulante. 
Para colmo el sultán era suní y Ferdousí chiita; el poeta dedicó al sultán versos burlescos sobre su origen humilde de hijo de cocinero de la corte samaní. Temeroso de que se enterara, huyó a Herat y unos meses después a Tus, y de allí a Mazandarán. En esta última provincia fue donde encontró a un mecenas en el rey local de la región, Shariyar, que sí era persa, aunque le pidió que destruyera sus versos satíricos contra el sultán. Se desconoce la fecha exacta de su muerte, que pudo acontecer entre 1020 y 1025

  


HISTORIA, LIBROS.
Shāhnāmé, la epopeya en verso más extensa jamás escrita por un único autor que permitió preservar la lengua persa.

por Jorge Álvarez
7 Feb, 2019



Casi todos los pueblos tienen algún libro que cuenta su historia en clave de epopeya. La Eneida, encargada por Augusto a Virgilio para narrar un origen glorioso de Roma, quizá sea el ejemplo por excelencia, pero hay otros y aquí hemos visto alguno, como la Historia secreta de los mongoles.

En España tenemos, entre otras, el Chronicon mundi de Lucas de Tuy o la Estoria de España de Alfonso X. Pues bien, en Irán ese papel lo hace el Shāhnāmé, donde se explica el devenir de Persia desde la creación del mundo hasta la llegada del Islam.


El que también se conoce como Libro de los reyes es una obra escrita en verso que constituye el pilar fundamental de la identidad histórico-cultural iraní, siendo una de las piezas maestras de su literatura aparte de resultar también de suma importancia para el estudio de la antigua religión persa, el zoroastrismo. Un poema épico compuesto por unos cincuenta mil distiches (pareados) que lo convierten en el más extenso del mundo de un único autor, el poeta Ferdousí (el Mahabhárata indio es mayor pero de autoría múltiple).
Hakim Abol-Qasem Ferdousí-e Tusí, apodado el Señor de la Palabra, era un dehqn o aristócrata terrateniente nacido entre los años 935 y 940 d.C. en Tus, en la región de Jorasán (la parte este del actual Irán). Como resultaba frecuente en los de su estatus, aunque profesaba la fe islámica conservó muchas de las antiguas costumbres persas y su idioma, algo que le vino muy bien para hacer su libro y conocer rapsodas anteriores, caso del bardo de la corte Abu Mansur Daqiqi, de quien tomó un millar de versos de una obra inacabada como base para la suya.



El Shāhnāmé sería el trabajo de su vida, ya que le llevó unos treinta años terminarlo, recopilando historias, leyendas, crónicas… Cuando por fin lo tuvo listo se había producido un cambio dinástico en el trono, con los reinantes samaníes desplazados por la gazmaníes.
Éstos eran de origen túrquido y, por tanto, de costumbres ajenas a las ancestrales iraníes, de ahí que Ferdousí fue postergado; eso, junto con el descuido que había hecho de la gestión de sus propiedades, le trajo algunas dificultades económicas que tuvo que solventar vendiendo buena parte de sus tierras.
Hay que tener en cuenta que el poema es una exaltación de lo persa en la que los turanios, es decir, los turcos de Asia Central, no aparecen muy bien parados. Por eso el sultán Mahmud de Gazni, primero de la dinastía, no le pagó el dinar de oro prometido por cada verso sino un dirham, una moneda mucho menos valiosa, ofendiendo así al poeta, que se fue de la corte y, si hacemos caso a la leyenda, regaló el dinero al primero que encontró por la calle, un humilde buhonero.
Luego quiso vengarse escribiendo unos versos satíricos sobre el sultán, burlándose de sus modestos orígenes (su padre había sido un esclavo) y la prudencia le aconsejó poner tierra de por medio, ya que, además, él era chiíta mientras que Mahmud pertenecía a la rama sunita.

Ferdousí pasó por Herat y Tus, terminando por recalar en Mazandarán (una provincia situada en la orilla sur del Mar Caspio). Allí fue acogido por el mandatario local bajo su protección porque también era persa y junto a él permaneció el resto de su vida, que concluyó aproximadamente entre los años 1020 y 1025.
Pero lo que nos interesa aquí es su libro. Lo empezó hacia el 977 y no lo acabaría hasta el 1010. En realidad se trata de una reescritura en pahlaví (persa medieval) de multitud de fuentes que previamente recopiló, como el Khwaday-Namag (Libro de los Reyes), una antología del período tardío sasánida hasta el reinado de Cosroes II (590–628) y al que Ferdousí agregó material para completar la etapa temprana, continuando después hasta su final en el siglo VII.

El mencionado Daqiqi estaba narrando esto cuando fue asesinado por un esclavo y Ferdousí, que era un admirador suyo, decidió continuar donde él lo dejó, en el surgimiento del profeta Zoroastro, para lo cual se habría servido también de una obra titulada Chihrdad, una historia de la Humanidad hoy perdida que formaba parte de la Avesta (una colección de libros sagrados del zoroastrismo).

En realidad se le atribuyen más fuentes, caso del Kārnāmag-ī Ardaxšīr-ī Pābagān (un cuento en prosa de claro tono zoroástrico sobre el fundador de la dinastía Sasánida, Ardacher I) y el Khoday Nameh (otro libro en prosa que cuenta la subida al trono del monarca homónimo y que Daqiqi tenía el encargo de completar cuando le mataron).
El Shāhnāmé no es una obra que se desarrolle cronológicamente pero se divide en tres partes o edades sucesivas: la mítica, la heroica y la histórica. La primera es la más breve (unos dos mil cien distiches) y, como decíamos antes, empieza con la creación del mundo y el primer hombre, Kayumars, que también sería el primer sha; tuvo un nieto, Hushang, que fue quien descubrió el fuego por casualidad, permitiendo el desarrollo de la civilización a través de la cocina, la metalurgia y la aparición de las leyes.
La segunda es la más larga, ocupando dos tercios del total. Se caracteriza por centrar su atención en la naturaleza humana, mediatizada por el demonio y plasmada en sentimientos como la codicia, la envidia, la venganza, el valor… Entre sus protagonistas se reseña a Alejandro Magno pero la atención se centra fundamentalmente en los héroes saka (escitas). El personaje más importante es el mítico Rostam, una especie de Gilgamesh de tono sobrenatural cuyas andanzas abarcan un millar de versos.
La tercera ilustra sobre los mandatarios cuya debilidad provocó la caída del Imperio Sasánida y su suplantación por el «ejército de las tinieblas» que formaban los árabes en el siglo VII. El influjo del zorastrismo, que subrayaba la importancia del libre albedrío, queda patente como método para superar toda esa negatividad, de la misma manera que el estilo romántico de Ferdousí suaviza y embellece un poco el tono de tragedia de esa historia que cubre seis mil años.
Ello, combinado con el tratamiento de los personajes, en los que se dan elementos fantásticos como la longevidad multicentenaria de varios de ellos aunque al lado de otros más reales, más la imagen de unos gobernantes mostrados bajo un prisma positivo frente a otros de los que se da una visión menos amable, hace que no falten interpretaciones sobre el texto en el sentido de que el autor era un nostálgico del Imperio Sasánida que trataba de ensalzar y preservar el legado pre-islámico.

Claro que no todos los estudiosos están de acuerdo. Otros opinan que su objetivo es moralizante y quiere ensalzar el monoteísmo, el patriotismo, el amor familiar y las virtudes morales tradicionales.

Lo que sí está fuera de duda es la enorme importancia que el Shāhnāmé tuvo para pueblos como el pastún, el kurdo y, en general, los del área que ocupan los actuales Irán, Afganistán, Azerbaiyán, Georgia, Turquía, Armenia y Daguestán, es decir, los países que son herederos de la cultura persa. Más aún, los filólogos opinan que esa obra ha sido crucial para preservar la lengua persa tal como se hablaba hace un milenio, gracias a la influencia que tuvo en otras posteriores que la imitaban.

El propio poeta manifestó en versos concretos que había procurado evitar neologismos árabes, aunque no faltan palabras en ese idioma en el Shāhnāmé, algo seguramente inevitable si tenemos en cuenta que consta de sesenta y dos historias, novecientos noventa capítulos y los mencionados cincuenta mil versos (que, al parecer, originalmente eran diez mil más, sólo que las copias que han llegado hasta nosotros son las reducidas). Es decir, unas tres veces más que La Ilíada. No es de extrañar que también los selyúcidas la tuvieran como lectura de referencia e incluso Goethe lo considerara en la cumbre de la literatura mundial.

Y eso que no siempre se vio con buenos ojos. Es el caso del propio Irán, donde en tiempos del sha Reza Pahleví ese libro fue relegado a un segundo plano en favor de títulos más modernos conceptualmente, seguramente por la inconveniencia de las alusiones a regicidios. Paradójicamente, también hubo ayatolás que se mostraron reticentes por las críticas de Ferdousí a los musulmanes invasores y, por tanto, al Islam. Pero Ferdousí había acertado de pleno con estos versos que dejó a modo de epitafio:

He llegado al final de esta gran historia
y toda la tierra hablará de mí.
No moriré, estas semillas que he sembrado salvarán
mi nombre y reputación de la tumba,
y los hombres de sentido y sabiduría proclamarán,
cuando me haya ido, mis alabanzas y mi fama.

Fuentes
Shahnameh De Firdousi: El Libro de los Reyes de Persia, siglo X dC. Traducción Española (Abolqasem Ferdowsi)/Mitos persas (Vesta Sarkhosh Curtis)/El jardín del fin. Un viaje por el Irán de ayer y hoy (Ángela Rodicio)/The Shahnameh. The Persian Epic as World Literature (Hamid Dabashi)/Shahnama Project/Wikipedia.


Vis y Rāmin (Persa: ويس و رامين, Vis o Rāmin) es un antiguo relato persa de amor. La epopeya fue escrita por el poeta persa Fakhraddin As‘ad Gorgāni (فخرالدين اسعد گرگاني) en el siglo xi.

La historia se remonta a la Persia preislámica. Si bien Gorgāni menciona un origen sasánida de la misma, en la actualidad se considera que proviene de la dinastía parta probablemente en el siglo i. También se ha sugerido que la historia de Gorgāni refleja las tradiciones y costumbres de la época inmediatamente anterior a la que él mismo vivió. Esto no se puede descartar, ya que en las culturas preindustriales la mayoría de las historias contadas a partir de fuentes antiguas suelen incluir elementos extraídos del mismo momento en que vive su propio narrador (anacronismos de los que sin embargo son conscientes y procuran evitar los autores modernos).1​

Trasfondo
La historia se enmarca en la rivalidad entre dos clanes partos, uno en el oeste y el otro en el este. La existencia de estos pequeños reinos y su naturaleza feudal permiten estimar la época en el período parto de la historia persa. La popularidad de esta historia preislamica en el período islámico es destacada por el propio poeta, y muestra que existía una demanda de temas antiguos y aspectos tradicionales en la Persia medieval.

Sinopsis
La historia trata sobre Vis, la hija de Shāhrū y Qarin, de la familia gobernante de Mah (Media) en el oeste de Irán, y Rāmin (Ramiro), el hermano menor de Mobad Monikan, el Rey de Merv en el noreste de Irán. Monikan conoce a Shahru en una gala real, se prenda de su belleza, y le pide que se case con él. Ella contesta que ella es mayor de lo que parece y que ya está casada, pero se compromete a darle a su hija si es que ella da a luz a una niña.

Varios años más tarde, Shahru da a luz a una niña y la llama Vis o Viseh. Ella envía a Vis a Khuzan para ser criada por una nodriza o niñera que también cuida a Rāmin, que tiene la misma edad que Vis. Crecen juntos por diez años y luego, Vis regresa con su madre. Cuando Vis llega a la adolescencia, regresa con su madre y Shahru casa a Vis con su hijo, Viru, hermano de Vis. El matrimonio no se consuma debido a la menstruación de Vis en la noche de boda, lo que según la ley zoroástrica la hace inaccesible. Mobad Monikan se entera de la celebración del matrimonio y envía a su hermano Zard para recordarle a Shahru su promesa y llevarle a Vis a él. Vis rechaza con firmeza la solicitud de Mobad Monikan y se niega a ir. Monikan se considera ofendido y ataca Mah-Abad. En una batalla, muere Qārin, el padre de Vis, pero Monikan también es derrotado por Viru. Mobad Monikan, aunque derrotado en esta batalla, dirige a su ejército hacia Gurab, donde Vis está a la espera del resultado de la batalla. Mobad envía un mensajero a Vis, ofreciéndole diversos privilegios a cambio de casarse con él. Pero Vis rechaza la oferta de Mobad con orgullo y con indignación. Mobad pide consejo a sus dos hermanos Zard y Rāmin. Rāmin, que ya está enamorado de Vis, intenta disuadir a Mobad de tratar de conquistar a Vis. Sin embargo, Zard el otro hermano de Mobad sugiere sobornar a Shahru como una manera de ganarse a Vis. Mobad escucha el consejo de Zard y envía dinero y joyas a Shahru y la soborna para entrar al castillo. A continuación, secuestra a Vis, muy a pesar de Viru.

En el viaje de regreso a Merv, mientras es conducida a la ciudad, Rāmin alcanza a ver brevemente a Vis y se consume de amor por ella, hasta tal punto que se cae de su montura y se desmaya. Vis es alojada en el harén de Mobad y se le presentan numerosos obsequios. La nodriza de Vis la acompaña en Merv, e intenta convencerla de que se comporte de manera pragmática, aceptando a Mobad y olvidándose de Viru. Inicialmente a Vis le es difícil aceptar su destino, pero finalmente se entrega al harén de Mobad.


Vis y Rāmin, Les Ballets Persans. Coreografía de Nima Kiann.

Durante un año Vis se niega a entregarse a Mobad, excusándose en que todavía estaba de luto por la muerte de su padre. Durante este período su nodriza fabrica un talismán que hace que Mobad quede impotente por el lapso de un mes. El conjuro sólo puede romperse si se rompe el talismán, pero el talismán es arrastrado por una inundación y se extravía, por lo que Mobad nunca es capaz de dormir con su novia.

Vis lloraba la muerte de su padre y la separación de su hermano y primer marido, Viru. Rāmin, que estaba en la escolta que la llevó a la ciudad, la vio y reconoció, suplica a la nodriza que le cuente a Vis de su amor. Vis se enoja y se niega a tener un encuentro con Rāmin. Finalmente, después de un montón de conversaciones y mensajes a través de la nodriza, y mientras el rey Mobad Monikan está en campaña, Vis y Rāmin se encuentran. Vis se enamora de Rāmin y los dos consuman su amor.

Luego que regresa Monikan, deciden ir a visitar a la familia de Vis en Mah. Allí Monikan escucha una conversación entre la nodriza y Vis, y se da cuenta de que su esposa ama a Rāmin. Monikan exige una prueba mediante el fuego, el cual Vis debe atravesar para demostrar su castidad. Pero Vis y Rāmin se fugan. La madre de Monikan intercede y logra la paz entre sus dos hijos, Rāmin y el rey, y todos regresan a Merv.

Monikan lleva a Rāmin consigo en una campaña contra los romanos, pero Rāmin se enferma y se queda atrás. Rāmin regresa a Vis, que ha quedado encerrada en un castillo por Monikan y bajo la custodia de Zard el otro hermano del rey. Rāmin escala el muro y pasa su tiempo con Vis hasta que Monikan regresa de la guerra y Rāmin se escapa.

Rāmin piensa que su amor con Vis no tiene futuro, por lo que pide a Monikan que lo envie en una misión a Maah. Allí, Rāmin se enamora de una mujer llamada Gol y se casa con ella. Vis se entera de ello y envía a la nodriza a que le recuerde a Rāmin de su amor. Rāmin le envía una dura respuesta. Vis le envía un nuevo mensaje muy elaborado rogándole que regrese con ella. Para entonces Rāmin estaba aburrido de su vida de casado y después de recibir el segundo mensaje decide regresar con Vis. Pero cuando arriba a Merv montado en su corcel en medio de una tormenta de nieve, Vis va a la azotea del castillo y rechaza su amor. Rāmin se retira desesperado. Vis se arrepiente de su proceder y envía a la nodriza a buscar a Rāmin. Finalmente se reconcilian.

Monikan lleva a Rāmin de cacería mientras que Vis, la nodriza y otras mujeres concurren a un templo del fuego en las cercanías. Rāmin se ausenta de la cacería, se disfraza de mujer para entrar en el templo, y se fuga con Vis. Regresan al castillo y con ayuda de los hombres de Rāmin, matan a la guarnición y también a Zard. Luego escapan hacia Dailam, en la costa del mar Caspio. Monikan es matado por un jabalí durante la cacería. Vis y Rāmin regresan a Merv y Rāmin ocupa el trono como rey y desposa a Vis. El reinado de Rāmin dura 83 años. Durante el año 81 muere Vis y Rāmin le entrega el reino al hijo primogénito que tuvo con ella y en la tumba de Vis lamenta su duelo durante dos años, luego de lo cual se le une en el más allá.

Extracto

El siguiente es un colorido extracto en el cual se describe la belleza de Vis (traducido al español desde la versión "Vis and Rāmin" (en inglés) traducido del persa por Dick Davis. Washington D. C.: Mage, February 2008 ISBN 1933823178):

Ella se convirtió en un ciprés plateado,
Su corazón acerado, y su espíritu libre,
Y la Sabiduría asomando en su dulce semblante
No sabía como describir su gracia radiante.
Dijo, "Ella es un jardín emergente
Con toda la frescura de la primavera temprana,
Sus ojos son dos narcisos, y su cabellera
Allí es donde anidan las violetas púrpuras,
Su rostro está formado de tulipanes y rosas salvajes."
Pero luego dijo, "Es el otoño el que da forma a
Su encanto, no la primavera, ella está hecha
De frutos que maduran en la sombra otoñal:
Su cabellera son racimos de vid, sus pechos ahora exhiben
La forma de las granadas,
Su mentón es como una manzana, suave y redonda."
Y luego la Sabiduría dijo, "En esta dulce joven se encuentran
Las riquezas que anhelan todas las personas, y ella
Es como un rico tesoro real:
Su piel es seda, su faz es rico brocado,
Su cabello es la esencia de la cual se fabrican las fragancias,
Su cuerpo está construido en plata, y debajo
Por sus labios rubí asoman perlas invalorables, sus dientes."
Y luego la Sabiduría dijo, "Pero Dios la ha conformado con
Su propia refulgencia, y amor celestial,
Y en su cuerpo se encuentran todos los componentes
Que hacen que las sendas del paraíso sean tan dulces,
El agua y la leche, el vino rojo en sus mejillas,
La miel de sus labios, todos son divinos."
Por lo tanto no debe sorprender que la Sabiduría se haya equivocado,
Ya que los ojos del cielo, al verla, se tornaron oscuros.
Sus mejillas se robarían el corazón de la primavera, cuando la Paciencia espió
Sus dulces ojos, suspiró por ellos y expiró;
Su cara era como el Sol, en coquetería
Ella era la dueña de todos los embrujos.
Su cara era blanca, tal como la de un pálido rey occidental;
Sus trenzas eran guardias, vestidos de negro como la noche,
Y, como una africana de la realeza, su cabellera
Brillaba por el fuego de las antorchas de sus mejillas, allí.
Sus rizos eran como una nube negra, y entre
su Venus morena, se ocultaba su brillante aro en su oreja.
Sus dedos eran diez juncos de marfil,
Sus uñas eran avellanas sutilmente calzadas,
Su collar era como hielo que ha coalescido
En la conflagración con su pecho,
Como si las espléndidas Pléyades fueran esparcidas
En la superficie brillante de la Luna,
Como si una guirnalda reluciente fuera
envuelta en un ciprés de plata.
Ella era una houri para ser amada,
Por su fortaleza interna ella era una hechicera,
Sus ojos los ojos de una corza, y se diría que su
Trasero rollizo era el de un onagro.
Sus labios destilaban azúcar, y por donde
Ella transitaba almizcle esparcían sus cabellos fragantes;
Y uno diría que una travesura sutil hacía;
Que su rostro saqueara corazones como oficio cruel,
O que a esta amorosa criatura se le dio,
Toda la belleza que era propiedad del cielo


چو قامت بر کشید آن سرو آزاد
که بودش تن ز سیم و دل ز پولاد

خرد در روی او خیره بماندی
ندانستی که آن بت را چه خواندی

گهی گفتی که این باغ بهارست
که در وی لالهای آبدارست

بنفشه زلف و نرگس چشمکانست
چو نسرین عارض لاله رخانست

گهی گفتی که این باغ خزانست
که در وی میوهای مهرگانست

سیه زلفینش انگور ببارست
زنخ سیب و دو پستانش دونارست

گهی گفتی که این گنج شهانست
که در وی آرزوهای جهانست

رخش دیبا و اندامش حریرست
دو زلفش غالیه، گیسو عبیر است

تنش سیمست و لب یاقوت نابست
همان دندان او درّ خوشابست

گهی گفتی که این باغ بهشتست
که یزدانش ز نور خود سرشتست

تنش آبست و شیر و می رخانش
همیدون انگبینست آن لبانش

روا بود ار خرد زو خیره گشتی
کجا چشم فلک زو تیره گشتی

دو رخسارش بهار دلبری بود
دو دیدارش هلاک صابری بود

بچهر آفتاب نیکوان بود
بغمزه اوستاد جادوان بود

چو شاه روم بود آن ری نیکوش
دو زلفش پیش او چون دو سیه پوش

چو شاه زنگ بودش جعد پیچان
دو رخ پیشش چو دو شمع فروزان

چو ابر تیره زلف تابدارش
بار اندر چو زهره گوشوارش

ده انگشتش چو ده ماسورهء عاج
بسر بر هر یکی را فندقی تاج

نشانده عقد او را درّ بر زر
بسان آب بفسرده بر آذر

چو ماه نَو بر او گسترده پروین
چو طوق افگنده اندر سرو سیمین

جمال حور بودش، طبع جادو
سرینِ گور بودش، چشم آهو

لب و زلفینش را دو گونه باران
شکر بار این بدی و مشکبار آن

تو گفتی فتنه را کردند صورت
بدان تا دل کنند از خلق غارت

وُ یا چرخ فلک هر زیب کش بود
بر آن بالا و آن رخسار بنمود