Luis Alberto Bustamante Robin; Jose Guillermo Gonzalez Cornejo; Jennifer Angelica Ponce Ponce; Francia Carolina Vera Valdes; Carolina Ivonne Reyes Candia; Mario Alberto Correa Manríquez; Enrique Alejandro Valenzuela Erazo; Gardo Francisco Valencia Avaria; Alvaro Gonzalo Andaur Medina; Carla Veronica Barrientos Melendez; Luis Alberto Cortes Aguilera; Ricardo Adolfo Price Toro; Julio César Gil Saladrina; Ivette Renee Mourguet Besoain; Marcelo Andres Oyarse Reyes; Franco Gonzalez Fortunatti; Patricio Ernesto Hernández Jara; Demetrio Protopsaltis Palma;
|
Tradición Turco-Persa. |
Itsukushima Shrine. |
Shāhnāmé. |
Shāhnāmé, o Shāhnāma (en persa: شاهنامه; otras denominaciones también usadas son Shahnama, Shahnameh, Shahname, Shah-Nama, etc.), El Libro de los Reyes o La Épica de los Reyes, es una gran obra poética escrita por el poeta persa (iraní) Ferdousí hacia el 1000 y es la epopeya nacional del mundo de habla persa. El Shāhnāmeh cuenta la historia y mitología de Irán desde la creación del mundo hasta la conquista de Irán por las fuerzas islámicas en el siglo VII. Además de su importancia literaria, el Shâhnameh, que fue escrito en persa, ha sido clave para revivir la lengua persa luego de la influencia ejercida por el árabe. Esta obra voluminosa, es considerada por los hablantes de persa como una obra maestra de la literatura, que también recoge la historia de Irán, sus valores culturales, sus religiones ancestrales (zoroastrismo), y un sentido profundo de patria. Ferdousí concluye el Shâhnameh en un momento en el cual la independencia nacional había sido amenazada. Si bien existen varios héroes y heroínas memorables de características clásicas en esta obra, el gran héroe es Irán. Ibn al-Athir la ha llamado el «Corán persa», a pesar de que este título no es de uso corriente entre los hablantes de lengua persa, pero en alguna medida ilustra la importancia que este libro representa para todos los hablantes de lengua persa, incluyendo Afganistán y Tayikistán, para otros hablantes de persa de Asia Central, Pakistán y hasta en China, la India, y a los iraníes que viven fuera de su país desde la revolución de 1979. Este libro es también importante para los 200 000 zoroastrianos que quedan en el mundo, porque el Shâhnameh permite relacionar los comienzos del zoroastrismo con la derrota del último rey zoroastriano a manos de los invasores árabes. Shâhnameh. Existe cierta controversia entre los estudiosos con respecto a las fuentes del Shâhnameh. La épica de Ferdousí probablemente está basada en una versión en prosa la cual muy posiblemente fuera un compilado de viejas historias iraníes, hechos históricos y leyendas. Sin embargo, sin lugar a dudas hay una fuerte impronta e influencia de la literatura oral, lo cual se manifiesta en el estilo del Shahnameh que presenta características tanto de la literatura escrita como oral. Algunos de los personajes de la Épica son de origen indo-iraní, y existen referencias a ellos en fuentes tan antiguas como el antiguo Avesta y aun en el Rig Vedá hindú. El Shâhnameh fue escrito en persa medio (Pahlavi), que en esa época estaba en remisión. El Shâhnameh de Ferdousí, un poema épico con más de 60 000 pareados, se basa principalmente en una obra en prosa del mismo nombre compilada por el poeta en sus primeros años en Tus la zona de la cual era nativo. Este Shâhnameh en prosa a su vez era en gran medida una traducción de una obra en Pahlavi, una compilación de la historia de los reyes y héroes de Irán desde tiempos míticos hasta el reinado de Khosro II (Cosroes II) (590-628), pero también contiene material adicional que continúa la historia con la caída de los Sasánidos a manos de los árabes a mediados del siglo VII. El primero en comenzar la versificación de esta crónica de la Persia legendaria y pre islámica fue Daqīqī-e Balkhī, un poeta de la corte de los Samánidas, quién solo pudo completar unos 1000 versos antes de morir. Estos versos, que contenían el surgimiento del profeta Zoroastro, fueron posteriormente incorporados por Ferdousí, con el debido reconocimiento, en su propio poema. La obra El Shâhnameh relata la historia de Irán, comenzando con la creación del mundo y la introducción de las artes de la civilización (el fuego, el cocinar, la metalurgia, la ley) a los Arios - pueblos iranios y concluye con la conquista de Persia por los árabes. La obra no es estrictamente cronológica, aunque existe un cierto flujo de acontecimientos a través del tiempo. Algunos de los personajes viven por cientos de años (al igual que algunos de los personajes de la Biblia), pero la mayoría viven vidas de duración normal. Hay muchos shāhs que aparecen y se eclipsan, al igual que héroes y villanos, que también transcurren por los relatos. Las únicas imágenes que subsisten a lo largo de la obra son las del Gran Irán, y una sucesión de amaneceres y puestas de sol, ninguna de las cuales es exactamente igual a la otra, y que ilustran el paso del tiempo. El Padre Tiempo, una imagen símil a Saturno, es un recordatorio de la tragedia de la muerte y la pérdida, a la que le sucede un nuevo amanecer, trayendo consigo la esperanza de un nuevo día. En el primer ciclo de la creación, la maldad es externa (el demonio). En el segundo ciclo, se observa el comienzo del odio familiar, el mal comportamiento, y la maldad penetrando la naturaleza humana. Los dos hijos mayores del Shāh Fereydūn siente avaricia y envidia hacia su hermano más joven el cual es inocente y, pensando que su padre lo favorece a él, lo matan. El hijo del príncipe asesinado venga la muerte de su padre, y todos se ven inmersos en un sangriento ciclo de muerte y venganza. En el tercer ciclo, se presentan una serie de shahs con debilidades y fallas. Hay una historia como la de Fedra en la mitología griega del Shāh Kay Kāūs, su esposa Sūdāba, y su pasión y rechazo por su hijastro, Sīyāvash. En el próximo ciclo, todos los personajes son egoístas y malvados. Esta épica es la más oscura de todas las épicas, mucha de la cual posee algún tipo de resolución y catarsis. Este tono parecería ser reflexivo de dos temas: la conquista de Persia por los árabes, y los últimos días del zoroastrismo persa. La religión antigua está plagada de herejías, y de alguna forma la visión optimista de Zoroastro sobre la habilidad del hombre para elegir le ha dado la espalda a la vida y al mundo. Aquí hay abundancia de mala suerte y malhadado destino. Es en la caracterización de las numerosas figuras de la obra, tanto masculinas como femeninas, donde se manifiesta la visión de Zoroastro sobre la condición humana. Zoroastro enfatiza el libre albedrío de los humanos. Todos los personajes de Ferdousí son complejos. Ninguno es un arquetipo o una marioneta. Los mejores personajes poseen fallas, y los peores tienen destellos de humanidad. El Shâhnameh y su impacto en la Persia moderna.
Con posterioridad al Shâhnameh de Ferdousí, aparecieron a través de los siglos un cierto número de obras de naturaleza similar dentro de la órbita de influencia de la lengua persa. Sin excepción, todas esta obras se basan en el estilo y método del Shâhnameh de Ferdousí, pero ninguna logró alcanzar el mismo nivel de fama y popularidad. Algunos expertos creen que la principal razón por la que hoy el Idioma persa es más o menos el mismo lenguaje que el de la época de Ferdousí hace 1000 años se debe a la existencia de obras como el Shâhnameh de Ferdousí el cual ha ejercido una influencia cultural y lingüística profunda y duradera. En otra palabras, el Shâhnameh en sí mismo se ha convertido en uno de las principales pilares del lenguaje persa moderno. El estudio de la obra maestra de Ferdousí se convirtió en un requisito para alcanzar maestría en el dominio de la lengua persa por parte de los poetas que le sucedieron, lo cual queda demostrado por las numerosas referencias que hacen al Shâhnameh en sus obras. El Shâhnameh contiene 62 historias, 990 capítulos, con un total de 60 000 versos acoplados, por lo que su extensión es siete veces mayor que la de la Ilíada de Homero, y aproximadamente doce veces el tamaño del poema alemán Cantar de los nibelungos. Existen varias traducciones al inglés, casi todas resumidas. En 1925, los hermanos Arthur y Edmond Warner publicaron la obra completa en nueve volúmenes. Sinopsis. El Shâhnameh es un gran monumento de poesía e historia, siendo principalmente el relato poético de lo que Ferdousí, sus contemporáneos, y sus predecesores consideraban el relato de la historia antigua de Irán. Muchos de estos relatos ya existían en prosa, por ejemplo el Shâhnameh de Abu Mansur Abd-al-Razaq. Solo una pequeña proporción de la obra de Ferdousí, en distintas secciones del Shâhnameh, es completamente de su autoría. Además de las descripciones detalladas de varias escenas y fenómenos, esta obra expresa sus reflexiones sobre la vida, sus creencias religiosas y éticas y su admiración por la virtud, su alabanza a sus patrones, y las referencias que utilizó. El resto de la obra se divide en tres partes sucesivas: la edad mítica, la edad heroica, y la edad histórica. La edad mítica. Luego de un comienzo de invocación a Dios y a la Sabiduría, el Shâhnameh brinda una descripción de la creación del mundo y del hombre según las creencias de los Sasánidas. Esta introducción continúa con la historia del primer hombre, Keyumars, quien también fue el primer rey luego de un período de deambular por la montaña. Su nieto Hushang, hijo de Sīyāmak, descubre el fuego por accidente y establece la fiesta de Sadeh en su honor. En esta sección se presentan las historias de Tahmuras, Jamshid, Zahhāk, Kawa o Kaveh, Fereydūn y sus tres hijos Salm, Tur, y Iraj, y su nieto Manuchehr. Esta sección del Shâhnameh es relativamente breve, con un total de 2100 versos lo que representa el cuatro por ciento de todo el libro, y narra los eventos con la simplicidad y maestría de una obra histórica. Naturalmente, la fuerza y belleza de la poesía de Ferdousí han contribuido en gran medida a realzar el relato de este período haciéndolo atractivo y lleno de vida. La edad heroica. Casi dos tercios del Shâhnameh están dedicados a la "Edad de los héroes", la cual abarca desde el reinado de Manuchehr hasta la conquista de Alejandro Magno (Sekandar). La principal característica de este período es el rol destacado que desempeñan los héroes Sagzi (Saka) o Sistānī que forman la columna vertebral del Imperio persa. Garshāsp es mencionado brevemente junto con su hijo Narimān, Sām el hijo de este último, es un paladín de Manuchehr durante su reinado en Sistān. Sus sucesores fueron sus hijos Zāl y Rostam, los más bravos de los bravos, y después Farāmarz. El Shâhnameh describe con maestría y precisión la sociedad feudal en la que vivían con boato. En efecto, las descripciones de los maestros son tan vívidas que el lector se siente partícipe u observador cercano de los eventos. El tono es épico y enérgico, mientras que el lenguaje es extremadamente rico y variado. Entre las historias que se relatan en esta sección se encuentra el romance de Zal y Rudāba, las siete etapas (o trabajos) de Rostam, Rostam y Sohrāb, Sīyāvash y Sudāba, Rostam y Akvān Dīv, el romance de Bižan y Manīža, las guerras contra Afrāsīyāb, el relato de Daqiqi de la historia de Goshtāsp y Arjāsp, y Rostam y Esfandyār. Es de destacar que la leyenda de Rostam y Sohrāb que se presenta en el Shâhnameh, comienza como es costumbre con un detallado preludio lírico. Aquí Ferdousí se encuentra en la cúspide de su poder poético y muestra todo su potencial como un consumado maestro en el arte de narrar historias. Los cerca de mil versos de esta tragedia conforman uno de los cuentos más emotivos de la literatura mundial. La edad histórica. Una breve mención a la Dinastía arsácida de Partia le sigue a la historia de Alejandro y precede a la de Ardashir I, el fundador de la Dinastía Sasánida. Luego, la historia Sasánida es descrita con gran precisión. La caída de los Sasánidas y la conquista de Irán por los árabes son relatadas en forma romántica, y con un lenguaje sumamente poético. Aquí, el lector puede fácilmente ver a Ferdousí en persona lamentándose por la catástrofe, y sobre lo que el llama la llegada del "ejército de las tinieblas". Según Ferdousí, la edición final del Shâhnameh contenía unos sesenta mil distiches. Pero esto es solo un número aproximado; la mayoría de los manuscritos confiables que han llegado hasta nuestros días han permitido preservar unos cincuenta mil distiches. Nezami-e Aruzi indica que la edición final del Shâhnameh enviada a la corte del Sultán Mahmud de Ghazni fue armada en siete volúmenes. El mensaje del Shâhnameh El estilo de Ferdousí es el de un poeta consumado. Su lenguaje épico es rico, emotivo y suntuoso. Los toques personales que posee el Shâhnameh evitan que se convierta en un árido relato de narrativas históricas. Ninguna historia ha sido leída con tanta avidez, creída con tanto convencimiento, y tan ardientemente atesorada en Irán, como el Shâhnameh de Ferdousí. Si hay una historia que ha influido sobre sus lectores, es el Shâhnameh y en la forma más refinada posible. Ferdousí ha triunfado, allí donde tantos líderes militares y religiosos tayikos han fallado. De hecho, Ferdousí está tan seguro de la inmortalidad y trascendencia de su obra maestra, que él lo expresa en estos versos:
Ferdousí no espera que su lector pase sobre los eventos históricos de forma indiferente, en cambio le pide a su lector que considere los temas con cuidado, para así comprender las causas del ascenso y caída de los hombres y las naciones; y aprender del pasado para poder mejorar el presente, y poder formular mejor el futuro. Ferdousí enfatiza su visión que dado lo transitorio de la vida en este mundo, y como todos estamos solo de paso, debemos ser sabios y evitar la crueldad, la mentira, la avaricia, y otros males tradicionales; en cambio debemos luchar por la justicia, el honor, la verdad, el orden, y otras virtudes tradicionales. El mensaje que transmite el Shâhnameh de Ferdousí es la idea que la historia del Imperio sasánida era un todo inmutable y completo: comenzó con Keyumars, el primer hombre, y terminó con su sucesor número cincuenta, Yazdegerd III, seis mil años de historia de Irán. La tarea de Ferdousí fue evitar que esta historia perdiera su conexión con las futuras generaciones de iraníes. Influencia cultural. La dinastía Shirvanshah adoptó muchos de sus nombres del Shāhnāmé. La relación entre Shirwanshah y su hijo, Manuchihr, se menciona en el capítulo ocho de Leili o Majnoon de Nizami. Nizami aconseja al hijo del rey que lea el Shāhnāmé y recuerde los dichos significativos de los sabios. De hecho, a pesar de todas las afirmaciones en contrario, no hay duda de que la influencia persa fue primordial entre los selyúcidas de Anatolia. Esto se revela claramente por el hecho de que los sultanes que ascendieron al trono después de Ghiyath al-Din Kai-Khusraw I asumieron títulos tomados de la antigua mitología persa, como Kay Khosrow, Kay Kāvus y Kay Kobad; y que Ala 'al-Din Kai-Qubad I tenía algunos pasajes del Shāhnāmé inscritos en las paredes de Konya y Sivas. Cuando tomamos en consideración la vida doméstica en las cortes de Konya y la sinceridad del favor y el apego de los gobernantes a los poetas persas y la literatura persa, entonces este hecho (es decir, la importancia de la influencia persa) es innegable. Shah Ismail I (fallecido en 1524), el fundador de la dinastía Safavida de Irán, también fue profundamente influenciado por la tradición literaria persa, particularmente por el Shāhnāmé, lo que probablemente explica el hecho de que nombró a todos sus hijos con los personajes de la obra. Dickson y Welch sugieren que el Shāhnāmaye Shāhī de Ismail fue pensado como un regalo para el joven Tahmāsp. Después de derrotar a los uzbekos de Muhammad Shaybāni, Ismāil le pidió a Hatefī, un famoso poeta de la actual provincia de Ġawr, que escribiera una epopeya al estilo del Shāhnāmé sobre sus victorias y su dinastía recién establecida. Aunque la epopeya quedó inconclusa, fue un ejemplo de masnaví en el estilo heroico del Shāhnāmé escrito más tarde para los reyes safávidas.
|
Ediciones académicas. Se han preparado ediciones académicas del Shāhnāmé. En 1808 Mathew Lumsden (1777-1835) emprendió el trabajo de una edición del poema. El primero de los ocho volúmenes previstos se publicó en Calcuta en 1811. Pero Lumsden no terminó más volúmenes. En 1829 Turner Macan publicó la primera edición completa del poema. Se basó en una comparación de 17 copias manuscritas. Entre 1838 y 1878, apareció en París una edición del erudito francés Julius von Mohl, que se basó en una comparación de 30 manuscritos. Después de la muerte de Mohl en 1876, el último de sus siete volúmenes fue completado por Charles Barbier de Meynard, sucesor de Mohl en la cátedra de persa del College de France. Ambas ediciones carecían de aparatos críticos y se basaban en manuscritos secundarios fechados después del siglo xv, mucho más tarde que la obra original. Entre 1877 y 1884, el erudito alemán Johann August Vullers preparó un texto sintetizado de las ediciones de Macan y Mohl bajo el título Firdusii liber regum, pero solo se publicaron tres de sus nueve volúmenes esperados. La edición de Vullers fue posteriormente completada en Teherán por los eruditos iraníes S. Nafisi, Iqbal y M. Minowi para el jubileo milenario de Ferdousí, celebrado entre 1934 y 1936. La primera edición crítica moderna del Shāhnāmé fue preparada por un equipo ruso dirigido por E. E. Bertels, utilizando los manuscritos más antiguos conocidos en ese momento, que datan de los siglos xiii y xiv, con una gran dependencia del manuscrito de 1276 del Museo Británico y el de 1333, el Manuscrito de Leningrado, el último de los cuales ahora se ha considerado un manuscrito secundario. Además, otros dos manuscritos utilizados en esta edición han sido degradados. Fue publicado en Moscú por el Instituto de Estudios Orientales de la Academia de Ciencias de la URSS en nueve volúmenes entre 1960 y 1971. Durante muchos años, la edición de Moscú fue el texto estándar. En 1977, se redescubrió en Florencia un manuscrito de principios de 1217. El manuscrito de Florencia de 1217 es una de las primeras copias conocidas del Shāhnāmé, anterior a la invasiones y la posterior destrucción de importantes bibliotecas y colecciones de manuscritos. Utilizándolo como texto principal, Djalal Khaleghi-Motlagh comenzó la preparación de una nueva edición crítica en 1990. El número de manuscritos que se consultaron durante la preparación de la edición de Khaleghi-Motlagh va más allá de cualquier intento por parte del equipo de Moscú. El aparato crítico es extenso y se registraron un gran número de variantes para muchas partes del poema. El último volumen se publicó en 2008, completando la empresa de ocho volúmenes. Según Dick Davis, profesor de persa en la Universidad Estatal de Ohio, es "con mucho la mejor edición disponible del Shāhnāmé, y seguramente seguirá siéndolo durante mucho tiempo". Hakim Abol-Qasem Ferdousí-e Tusí (en persa, حکیم ابوالقاسم فردوسی توسی), normalmente abreviado en Ferdowsi, Ferdousí o Firdawsi (Tus, 935-Mazandarán, 1020), es probablemente el poeta persa más reconocido. Es universalmente conocido por ser el autor del inmortal Shāhnāmé o Libro de los Reyes, epopeya nacional de Persia, hoy Irán, y la mayor epopeya jamás escrita por un solo autor. Es considerado el escritor más importante de la lengua persa y uno de los más célebres de la literatura universal. Se le ha dado el sobrenombre de «El Señor de la Palabra». Pertenecía a una familia de ricos nobles terratenientes (dehqan). Casi toda su vida permaneció en la región del Gran Jorasán, que abarcaba las tres provincias orientales del Irán actual, llegando por el norte a Samarcanda y Bujará (Uzbekistán actual), parte de Tayikistán y la parte oeste de Afganistán. Así pues, se movió en el interior de su extensa provincia viajando entre Balj, Gazni y los territorios situados al norte del río Oxus. Mantuvo la pureza de la lengua persa en la cual escribió sus obras y aunque se islamizó, no arabizó sus costumbres ni su lengua: los dehqans en particular guardaban más estrechamente que el pueblo las antiguas tradiciones orales, los mitos y leyendas persas antiguos. Ferdousí supo aprovechar esta circunstancia para elaborar su epopeya y elaborar un monumento literario con lo que vio que se estaba empezando a perder. Aprovechó el trabajo de los poetas épicos de la generación anterior, como el del bardo de la corte samaní y poeta zoroastriano Daqiqi, autor de una obra inacabada, y la prosiguió, de forma que esos mil versos más o menos quedaron incorporados a su gran epopeya Shāhnāmé, que cuenta con 60 000 y es la epopeya más larga de la literatura tras el Mahabharata. El trabajo de recuperar todo el pasado, historia, mitos y leyendas de Irán en esta gigantesca epopeya le absorbió durante treinta años y tanto que descuidó sus quehaceres como terrateniente y se vio abocado a vender muchas de sus tierras. Cuando el Shahnamé estuvo terminado hacia 1010, la dinastía samánida había sido derrocada por la gaznavida, que nada tenía que ver ni en origen ni en lengua con la anterior. Los gaznavíes eran un pueblo túrquico de Asia Central y de habla y cultura túrquica, y, cuando Ferdousí apareció en la corte del gran sultán Mahmud de Gazni no fue bien recibido, ya que alababa a una dinastía que no era la suya y del pasado, algo políticamente incorrecto. El héroe del poema Rostam es persa, noble; el sultán era de origen humilde y no se podía identificar con él, con su linaje, con sus costumbres, con su lengua; además, los turanios (turcos de Asia Central) quedaban en mal lugar en la obra, y aunque el sultán le prometió a Ferdousí un dinar de oro por cada verso (60 000), al pagar le dio un dírham de plata por cada verso; ofendido el poeta, salió del palacio y según la leyenda dio todo el dinero a un vendedor ambulante. Para colmo el sultán era suní y Ferdousí chiita; el poeta dedicó al sultán versos burlescos sobre su origen humilde de hijo de cocinero de la corte samaní. Temeroso de que se enterara, huyó a Herat y unos meses después a Tus, y de allí a Mazandarán. En esta última provincia fue donde encontró a un mecenas en el rey local de la región, Shariyar, que sí era persa, aunque le pidió que destruyera sus versos satíricos contra el sultán. Se desconoce la fecha exacta de su muerte, que pudo acontecer entre 1020 y 1025 |
HISTORIA, LIBROS. Shāhnāmé, la epopeya en verso más extensa jamás escrita por un único autor que permitió preservar la lengua persa. por Jorge Álvarez 7 Feb, 2019 Casi todos los pueblos tienen algún libro que cuenta su historia en clave de epopeya. La Eneida, encargada por Augusto a Virgilio para narrar un origen glorioso de Roma, quizá sea el ejemplo por excelencia, pero hay otros y aquí hemos visto alguno, como la Historia secreta de los mongoles. En España tenemos, entre otras, el Chronicon mundi de Lucas de Tuy o la Estoria de España de Alfonso X. Pues bien, en Irán ese papel lo hace el Shāhnāmé, donde se explica el devenir de Persia desde la creación del mundo hasta la llegada del Islam. El que también se conoce como Libro de los reyes es una obra escrita en verso que constituye el pilar fundamental de la identidad histórico-cultural iraní, siendo una de las piezas maestras de su literatura aparte de resultar también de suma importancia para el estudio de la antigua religión persa, el zoroastrismo. Un poema épico compuesto por unos cincuenta mil distiches (pareados) que lo convierten en el más extenso del mundo de un único autor, el poeta Ferdousí (el Mahabhárata indio es mayor pero de autoría múltiple). Hakim Abol-Qasem Ferdousí-e Tusí, apodado el Señor de la Palabra, era un dehqn o aristócrata terrateniente nacido entre los años 935 y 940 d.C. en Tus, en la región de Jorasán (la parte este del actual Irán). Como resultaba frecuente en los de su estatus, aunque profesaba la fe islámica conservó muchas de las antiguas costumbres persas y su idioma, algo que le vino muy bien para hacer su libro y conocer rapsodas anteriores, caso del bardo de la corte Abu Mansur Daqiqi, de quien tomó un millar de versos de una obra inacabada como base para la suya. El Shāhnāmé sería el trabajo de su vida, ya que le llevó unos treinta años terminarlo, recopilando historias, leyendas, crónicas… Cuando por fin lo tuvo listo se había producido un cambio dinástico en el trono, con los reinantes samaníes desplazados por la gazmaníes. Éstos eran de origen túrquido y, por tanto, de costumbres ajenas a las ancestrales iraníes, de ahí que Ferdousí fue postergado; eso, junto con el descuido que había hecho de la gestión de sus propiedades, le trajo algunas dificultades económicas que tuvo que solventar vendiendo buena parte de sus tierras. Hay que tener en cuenta que el poema es una exaltación de lo persa en la que los turanios, es decir, los turcos de Asia Central, no aparecen muy bien parados. Por eso el sultán Mahmud de Gazni, primero de la dinastía, no le pagó el dinar de oro prometido por cada verso sino un dirham, una moneda mucho menos valiosa, ofendiendo así al poeta, que se fue de la corte y, si hacemos caso a la leyenda, regaló el dinero al primero que encontró por la calle, un humilde buhonero. Luego quiso vengarse escribiendo unos versos satíricos sobre el sultán, burlándose de sus modestos orígenes (su padre había sido un esclavo) y la prudencia le aconsejó poner tierra de por medio, ya que, además, él era chiíta mientras que Mahmud pertenecía a la rama sunita. Ferdousí pasó por Herat y Tus, terminando por recalar en Mazandarán (una provincia situada en la orilla sur del Mar Caspio). Allí fue acogido por el mandatario local bajo su protección porque también era persa y junto a él permaneció el resto de su vida, que concluyó aproximadamente entre los años 1020 y 1025. Pero lo que nos interesa aquí es su libro. Lo empezó hacia el 977 y no lo acabaría hasta el 1010. En realidad se trata de una reescritura en pahlaví (persa medieval) de multitud de fuentes que previamente recopiló, como el Khwaday-Namag (Libro de los Reyes), una antología del período tardío sasánida hasta el reinado de Cosroes II (590–628) y al que Ferdousí agregó material para completar la etapa temprana, continuando después hasta su final en el siglo VII. El mencionado Daqiqi estaba narrando esto cuando fue asesinado por un esclavo y Ferdousí, que era un admirador suyo, decidió continuar donde él lo dejó, en el surgimiento del profeta Zoroastro, para lo cual se habría servido también de una obra titulada Chihrdad, una historia de la Humanidad hoy perdida que formaba parte de la Avesta (una colección de libros sagrados del zoroastrismo). En realidad se le atribuyen más fuentes, caso del Kārnāmag-ī Ardaxšīr-ī Pābagān (un cuento en prosa de claro tono zoroástrico sobre el fundador de la dinastía Sasánida, Ardacher I) y el Khoday Nameh (otro libro en prosa que cuenta la subida al trono del monarca homónimo y que Daqiqi tenía el encargo de completar cuando le mataron). El Shāhnāmé no es una obra que se desarrolle cronológicamente pero se divide en tres partes o edades sucesivas: la mítica, la heroica y la histórica. La primera es la más breve (unos dos mil cien distiches) y, como decíamos antes, empieza con la creación del mundo y el primer hombre, Kayumars, que también sería el primer sha; tuvo un nieto, Hushang, que fue quien descubrió el fuego por casualidad, permitiendo el desarrollo de la civilización a través de la cocina, la metalurgia y la aparición de las leyes. La segunda es la más larga, ocupando dos tercios del total. Se caracteriza por centrar su atención en la naturaleza humana, mediatizada por el demonio y plasmada en sentimientos como la codicia, la envidia, la venganza, el valor… Entre sus protagonistas se reseña a Alejandro Magno pero la atención se centra fundamentalmente en los héroes saka (escitas). El personaje más importante es el mítico Rostam, una especie de Gilgamesh de tono sobrenatural cuyas andanzas abarcan un millar de versos. La tercera ilustra sobre los mandatarios cuya debilidad provocó la caída del Imperio Sasánida y su suplantación por el «ejército de las tinieblas» que formaban los árabes en el siglo VII. El influjo del zorastrismo, que subrayaba la importancia del libre albedrío, queda patente como método para superar toda esa negatividad, de la misma manera que el estilo romántico de Ferdousí suaviza y embellece un poco el tono de tragedia de esa historia que cubre seis mil años. Ello, combinado con el tratamiento de los personajes, en los que se dan elementos fantásticos como la longevidad multicentenaria de varios de ellos aunque al lado de otros más reales, más la imagen de unos gobernantes mostrados bajo un prisma positivo frente a otros de los que se da una visión menos amable, hace que no falten interpretaciones sobre el texto en el sentido de que el autor era un nostálgico del Imperio Sasánida que trataba de ensalzar y preservar el legado pre-islámico. Claro que no todos los estudiosos están de acuerdo. Otros opinan que su objetivo es moralizante y quiere ensalzar el monoteísmo, el patriotismo, el amor familiar y las virtudes morales tradicionales. Lo que sí está fuera de duda es la enorme importancia que el Shāhnāmé tuvo para pueblos como el pastún, el kurdo y, en general, los del área que ocupan los actuales Irán, Afganistán, Azerbaiyán, Georgia, Turquía, Armenia y Daguestán, es decir, los países que son herederos de la cultura persa. Más aún, los filólogos opinan que esa obra ha sido crucial para preservar la lengua persa tal como se hablaba hace un milenio, gracias a la influencia que tuvo en otras posteriores que la imitaban. El propio poeta manifestó en versos concretos que había procurado evitar neologismos árabes, aunque no faltan palabras en ese idioma en el Shāhnāmé, algo seguramente inevitable si tenemos en cuenta que consta de sesenta y dos historias, novecientos noventa capítulos y los mencionados cincuenta mil versos (que, al parecer, originalmente eran diez mil más, sólo que las copias que han llegado hasta nosotros son las reducidas). Es decir, unas tres veces más que La Ilíada. No es de extrañar que también los selyúcidas la tuvieran como lectura de referencia e incluso Goethe lo considerara en la cumbre de la literatura mundial. Y eso que no siempre se vio con buenos ojos. Es el caso del propio Irán, donde en tiempos del sha Reza Pahleví ese libro fue relegado a un segundo plano en favor de títulos más modernos conceptualmente, seguramente por la inconveniencia de las alusiones a regicidios. Paradójicamente, también hubo ayatolás que se mostraron reticentes por las críticas de Ferdousí a los musulmanes invasores y, por tanto, al Islam. Pero Ferdousí había acertado de pleno con estos versos que dejó a modo de epitafio:
Fuentes Shahnameh De Firdousi: El Libro de los Reyes de Persia, siglo X dC. Traducción Española (Abolqasem Ferdowsi)/Mitos persas (Vesta Sarkhosh Curtis)/El jardín del fin. Un viaje por el Irán de ayer y hoy (Ángela Rodicio)/The Shahnameh. The Persian Epic as World Literature (Hamid Dabashi)/Shahnama Project/Wikipedia. |
Ella se convirtió en un ciprés plateado, Su corazón acerado, y su espíritu libre, Y la Sabiduría asomando en su dulce semblante No sabía como describir su gracia radiante. Dijo, "Ella es un jardín emergente Con toda la frescura de la primavera temprana, Sus ojos son dos narcisos, y su cabellera Allí es donde anidan las violetas púrpuras, Su rostro está formado de tulipanes y rosas salvajes." Pero luego dijo, "Es el otoño el que da forma a Su encanto, no la primavera, ella está hecha De frutos que maduran en la sombra otoñal: Su cabellera son racimos de vid, sus pechos ahora exhiben La forma de las granadas, Su mentón es como una manzana, suave y redonda." Y luego la Sabiduría dijo, "En esta dulce joven se encuentran Las riquezas que anhelan todas las personas, y ella Es como un rico tesoro real: Su piel es seda, su faz es rico brocado, Su cabello es la esencia de la cual se fabrican las fragancias, Su cuerpo está construido en plata, y debajo Por sus labios rubí asoman perlas invalorables, sus dientes." Y luego la Sabiduría dijo, "Pero Dios la ha conformado con Su propia refulgencia, y amor celestial, Y en su cuerpo se encuentran todos los componentes Que hacen que las sendas del paraíso sean tan dulces, El agua y la leche, el vino rojo en sus mejillas, La miel de sus labios, todos son divinos." Por lo tanto no debe sorprender que la Sabiduría se haya equivocado, Ya que los ojos del cielo, al verla, se tornaron oscuros. Sus mejillas se robarían el corazón de la primavera, cuando la Paciencia espió Sus dulces ojos, suspiró por ellos y expiró; Su cara era como el Sol, en coquetería Ella era la dueña de todos los embrujos. Su cara era blanca, tal como la de un pálido rey occidental; Sus trenzas eran guardias, vestidos de negro como la noche, Y, como una africana de la realeza, su cabellera Brillaba por el fuego de las antorchas de sus mejillas, allí. Sus rizos eran como una nube negra, y entre su Venus morena, se ocultaba su brillante aro en su oreja. Sus dedos eran diez juncos de marfil, Sus uñas eran avellanas sutilmente calzadas, Su collar era como hielo que ha coalescido En la conflagración con su pecho, Como si las espléndidas Pléyades fueran esparcidas En la superficie brillante de la Luna, Como si una guirnalda reluciente fuera envuelta en un ciprés de plata. Ella era una houri para ser amada, Por su fortaleza interna ella era una hechicera, Sus ojos los ojos de una corza, y se diría que su Trasero rollizo era el de un onagro. Sus labios destilaban azúcar, y por donde Ella transitaba almizcle esparcían sus cabellos fragantes; Y uno diría que una travesura sutil hacía; Que su rostro saqueara corazones como oficio cruel, O que a esta amorosa criatura se le dio, Toda la belleza que era propiedad del cielo | چو قامت بر کشید آن سرو آزاد خرد در روی او خیره بماندی گهی گفتی که این باغ بهارست بنفشه زلف و نرگس چشمکانست گهی گفتی که این باغ خزانست سیه زلفینش انگور ببارست گهی گفتی که این گنج شهانست رخش دیبا و اندامش حریرست تنش سیمست و لب یاقوت نابست گهی گفتی که این باغ بهشتست تنش آبست و شیر و می رخانش روا بود ار خرد زو خیره گشتی دو رخسارش بهار دلبری بود بچهر آفتاب نیکوان بود چو شاه روم بود آن ری نیکوش چو شاه زنگ بودش جعد پیچان چو ابر تیره زلف تابدارش ده انگشتش چو ده ماسورهء عاج نشانده عقد او را درّ بر زر چو ماه نَو بر او گسترده پروین جمال حور بودش، طبع جادو لب و زلفینش را دو گونه باران تو گفتی فتنه را کردند صورت وُ یا چرخ فلک هر زیب کش بود |
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
ResponderEliminar