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Libro de Proverbios, 8 20, de la Biblia. "Yo camino por la senda de la justicia, por los senderos de la equidad."

sábado, 27 de octubre de 2012

120.-El Llibre dels feits; Réquiem para el centro de Santiago de Chile.-a

Llibre dels feits del rei en Jacme.


  


(en catalán, Llibre dels fets), de título completo Llibre dels feits del rei en Jacme (traducible en castellano como Libro de los hechos del rey Jaime), también denominado Crónica de Jaime I.

 Es la primera de las denominadas cuatro grandes crónicas de la Corona de Aragón. Parece ser que la conquista de Mallorca (1229) impulsó su redacción. Jaime I murió en 1276, por lo que la obra debía de estar prácticamente acabada poco antes. No obstante, las copias que han llegado hasta nuestros días son posteriores (el manuscrito más antiguo conservado es de 1343).

Peculiaridades.

El título es significativo ya que no se trata de una crónica sino de un «libro de hechos». Los estudios realizados en la década de 1980 llegan a la conclusión de que se trata de un libro que no pertenece a ningún género conocido y que está fuertemente influido por el lenguaje oral: está redactado desde la oralidad. El autor (Jaime I) no lo escribe, lo dicta. Jaime I era illiteratus, no sabía escribir, aunque era un hombre culto.

... I diu Mon Senyor San Jaume que la fe sense obres, morta es. Aquesta paraula va voler complr Nostre Senyor en els nostres fets...
Estructura

La crónica narra, de forma autobiográfica, la vida y las gestas más importantes del rey, especialmente las conquistas de Mallorca y Valencia. La historia empieza con su nacimiento y termina con su muerte (de 1208 a 1276). Alguien propuesto por él realizó el prólogo y el epílogo. Tanto por la erudición como por su perfección estilística, este prólogo debió de ser realizado por alguien de cultura superior y después de la muerte del monarca.

El conquistador fue muy explícito al expresar la finalidad de sus «memorias»:
E per tal que los hòmens coneguessen, quan hauríem passada aquesta vida mortal, ço que nós hauríem fet [...] e per dar eximpli a tots los altres hòmens del món... (es para que los hombres conozcan, cuando ya hayamos pasado de la vida mortal, lo que nosotros hemos hecho [...] y para dar ejemplo a todos los otros hombres del mundo).



Argumento.

El contenido puede dividirse en cuatro partes:

Entre 1208 y 1228: se explican un conjunto de pequeños conflictos que tuvieron lugar durante su edad más tierna, mientras los templarios se ocupaban de su formación (el engendramiento casi milagroso de Jaime I, la muerte de Pedro II de Aragón en Muret y la boda de Jaime con Leonor de Castilla entre otros).
De 1229 a 1240: es la parte más entretenida del Llibre dels fets. Narra la conquista de Mallorca. Sería el primer paso en el destino de la Corona de Aragón. Posteriormente llegaría la conquista de Valencia. En el libro se intenta demostrar que todos estos hechos pudieron ser llevados a cabo por el rey gracias a que contaba con el favor divino.
De 1240 a 1265: los hechos narrados son menos dinámicos. Narra los conflictos con los sarracenos rebeldes de Valencia.
De 1265 a 1276: vuelve el dinamismo y las narraciones bélicas, de nuevo contra los sarracenos. Tiene lugar la conquista de Murcia. Además, aparecen numerosos episodios de política interna que pretenden justificar sus actos. Los últimos capítulos, que narran la enfermedad que llevó a la muerte de Jaime I, fueron redactados por alguna otra personalidad que quiso incorporar la muerte del monarca a la crónica.

Lenguaje y estilo

La intención didáctica y justificativa y el sentimiento religioso se reflejan a lo largo de toda la crónica. El rey, a quien le gusta aparecer como un héroe de epopeya, no siempre hace historia militar y política, sino que muchas veces nos muestra los pequeños hechos de su vida y los rincones más íntimos de su personalidad.
Se utiliza un lenguaje vivo y popular (refranes, dichos y expresiones coloquiales, utilización de la primera persona del plural...) y muestra la lengua propia de los distintos personajes: en especial la mozarabía cristiana que pervivía bajo el dominio musulmán en el Reino de Valencia, valenciano, aragonés y occitano.
Lengua y lenguaje son un reflejo de su misión legisladora que en los fueros del Reino de Valencia.

Capítulos

Capítulo 1: Prólogo
Capítulo 2-4: Ancestros
Capítulo 5: Leyenda de la concepción y el bautismo
Capítulo 6-7: Padre y madre: María de Montpellier y Pedro II de Aragón.
Capítulo 8-9: Cautiverio de Jaime I por Simón de Montfort, comandante de los
cruzados francos, y muerte del rey Pedro II de Aragón en la batalla de Muret en 1213 defendiendo a sus vasallos contra los cruzados francos que invadían Occitania en la Cruzada contra los Albigenses.

Capítulo 10: Liberación del Infante Jaume (tiene 6 o 7 años).
Capítulo 11: Asamblea o Cortes de Lérida
Capítulo 12-14: Estancia en el Castillo de Monzón, donde fue criado por los
Caballeros Templarios.

Capítulo 15-16: Primera revuelta nobiliaria contra Jaime I de Aragón
Capítulo 17-19: Matrimonio con Leonor de Castilla
Capítulo 20-25: Segunda revuelta nobiliaria contra Jaime I de Aragón
Capítulo 26-34: Tercera revuelta nobiliaria contra Jaime I de Aragón
Capítulo 35-46: Guerra por el condado de Urgell
Capítulo 47-117: Conquista de Mallorca
Capítulo 118-124: Sometimiento de Menorca por el Tratado de Capdepera
Capítulo 125-126: Conquista de Ibiza
Capítulo 127-289: Conquista de Valencia

Datación

Según Luis Nicolau d’Olwer, la narración del Llibre dels fets se puede dividir en cuatro bloques: (1) El nacimiento y los primeros años de Jaime I (1208-1228); (2) El asunto del Condado de Urgell y las campañas de conquista de los reinos de Mallorca y Valencia (1228-1240); (3) La conquista del Reino de Valencia, los problemas diplomáticos con Castilla y la revuelta de Alaçrac (1242–1265); (4) La conquista del Reino de Murcia , la cruzada fallida de 1269 y los problemas entre el infante Pedro y su hermanastro Ferran Sanxis de Castre (1265–1276). Los hechos anteriores a 1228 se explican de forma breve e imprecisa incluso con importantes errores, mientras que a partir de entonces la narración muestra mayor detalle y precisión. Los hechos de 1242-1265 se condensan en unas pocas páginas, mientras que los años posteriores se explican nuevamente con gran detalle.
Según Nicolau d’Olwer, la redacción de estos cuatro bloques se dividiría en dos etapas con unos treinta años de distancia. La primera de las etapas sería por los alrededores de 1244 en Játiva durante una larga estancia del rey. La segunda etapa, en cambio, se escribió por los alrededores de 1274 en Barcelona, donde el rey pasó ocho meses. La redacción en dos etapas explicaría las diferencias de estilo entre el primero y el tercer bloque, y el segundo y el cuarto. Que el primero y el tercero tengan un estilo de narración breve y deficiente se debe a la distancia cronológica respecto al momento de redacción. 
Por contra, los bloques dos y cuatro tienen una redacción más detallada y completa a causa de la proximidad entre el momento de los hechos con su redacción. Esta cronología también explicaría que Marsilio hiciese referencia a documentos en plural, ya que podrían corresponder a dos volúmenes distintos. Tanto el traductor, en latín, como el copista, en catalán, seguramente hicieron pocos cambios sobre los documentos, como bien refleja el contenido coincidente de los dos.

Así mismo, actualmente esta teoría ha sido cuestionada por diversos autores como Josep Maria Pujol i Sanmartín o Stefano Maria Cingolani, que consideran que la redacción de la obra no se produjo en dos etapas, sino que se escribió toda durante los últimos años de Jaime I en un momento en que el rey tenía una visión en perspectiva de toda su vida.
Nicolau sugirió que durante la primera parte, el colaborador del rey quizás fue el jurista Bernat Vidal, mientras que Manuel de Montoliu proponía como único colaborador Jaime Sarroca, consejero real, degano de Valencia, sacristán de Lérida y obispo de Huesca. Nicolau acabó aceptando que Sarroca fue colaborador, pero solo en la segunda parte. Estudiosos posteriores han teorizado que Sarroca seguramente hizo una intervención personal, pero no se dedicó a esa tarea plenamente ya que fue un hombre demasiado importante. Quizás un funcionario supeditado a él, como Guillem Sarroca (escribano del rey entre 1243 y 1276), se dedicó a ello.
Por otro lado, la falta de textos originales ha puesto en duda si puede ser considerada una obra del siglo XIII o una reconstrucción del siglo XIV. Sin embargo, el mismo Pedro Marsilio dice que ordenó en latín y distribuyó en capítulos los textos sobre los hechos de Jaume I que se conservaban en el archivo real. Por lo tanto, sabemos que los textos ya existían y estaban en lengua vulgar. Sin embargo, el prefacio permite interpretar que no se trataba de un único documento y que la unificación en un solo libro y la distribución por capítulos quizás es debida a la obra de Marsilio. Por contra, no sabemos si el manuscrito de Poblet era una copia del original o de otra copia. 
Así pues, a pesar de la concordancia casi absoluta de los hechos relatados, la versión catalana no puede ser traducción de Marsilio. Pues la traducción de Marsilio está escrita en tercera persona con algún descuido de la primera, y la versión catalana está escrita en primera persona, principalmente usando el plural mayestático «Nós», con algunas introducciones del singular «jo». Esta última circunstancia hace prácticamente imposible que la versión catalana derive de Marsilio, pero en cualquier caso, los dos trabajan sobre un texto escrito en primera persona.

Códices y ediciones.

Nos han llegado diversos manuscritos del Llibre dels fets tanto en catalán como en latín. De hecho, el manuscrito más antiguo y más cercano cronológicamente al manuscrito original es el Liber gestorum, la traducción al latín hecha por Pedro Marsilio y encargada por Jaime II y publicada en 1313 durante el reinado de Pedro III. Así pues, el manuscrito original no se ha conservado pero, aún así, hay documentados un par de códices anteriores a la traducción de Marsili que tampoco se han conservado. El manuscrito más antiguo conservado en catalán del Llibre dels fets es el manuscrito de Poblet (o ms. H) de 1343, y en total se conservan siete códices de hasta el siglo XV, cinco del siglo XIV y dos del siglo XV.

Crónica en latín de Pedro Marsili (1313) El testimonio más antiguo de la crónica data del 2 de abril de 1313 y es el Liber gestorum, la traducción al latín de Pere Marsilio. El rey Jaime II de Aragón encargó al fray Pedro Marsilio la traducción al latín del Llibre dels fets adecuándolo a las costumbres y a los estándares lingüísticos de una crónica de principios del siglo XIV:
 «[...] De modo que las hazañas de su glorioso abuelo (Jacobo I), recogidas en un estilo veraz pero vulgar, sean puestas al día y una vez traducidas al latín, formen un solo volumen de Historia, una crónica completa en la que se recojan todas las acciones del rey su abuelo (Jaime I el Conquistador) se entretejerán»
Marsili finalizó el encargo real el 2 de abril de 1313, y pidió al rey que una copia se destinase al convento de los frayres Predicadores de Mallorca, su tierra natal, para que fuese leída durante la Fiesta de l’Estendard:
 «[...] con el propósito del último día del año, la fiesta anual que conmemora la conquista de la ciudad de Mallorca, para gloria de Dios y memoria eternamente venerable de su afortunado Príncipe (Jaime I), y así los frailes que prediquen en esta significativa fecha solemne ante todo el clero y el pueblo, puedan fiarse de este libro, y ser más firmemente informados de la verdad de los hechos». 
El libramiento oficial de la Cronice Illustrissimi Regis Aragonum domini Jacobi victorissimi principis tuvo lugar el 2 de junio de 1314 en la Iglesia de los Frayres Predicadores de Valencia.

La obra de Marsilio, según los expertos, en ciertas cosas es más fiel a los originales en catalán (hoy en día perdidos). Se ha llegado a esta conclusión debido a que ciertos detalles de su texto no existen en las versione catalanas posteriores, que debieron de ser copiadas de los originales realizando la supresión de ciertos detalles o explicándoles de forma menos precisa. 
Estas versiones en catalán también contienen otros detalles que son añadidos por el traductor. Por lo tanto, no se trata de una simple traducción al latín, sino que, siguiendo las disposiciones del rey, Marsilio trató de adaptar la crónica a los cánones de la época. 
Así, episodios íntimos narrados por Jaime I como el inicio de sus relaciones sexuales con la reina Elionor de Castilla fueron censurados; las descripciones topográficas de Mallorca fueron mejoradas y corregidas; leyendas como el «Plante por la muerte de los Montcada» fueron añadidas; y el estilo en primera persona fue cambiado por un narrador en tercera persona.
Aunque no tuvo mucho éxito, la obra del fray Pedro Marsili destaca por su contribución al «Sermón de la conquesta» de la Fiesta del Estandarte, donde la lectura año tras año por los predicadores del «Plante por la muerte de los Montcada» debió de constituir un momento de elocuencia sagrada.

De la traducción al latín del fray Pedro Marsilio se conservan cuatro manuscritos medievales y dos copias manuscritas de los siglos XVII y XIX:

U. Biblioteca de la Universidad de Barcelona (siglo xiv ,
incompleto)

M. Archivo del Reino de Mallorca (siglo xiv , sólo libro II, en
letra gótica y más lujoso)

P. Archivo de la Catedral de Palma (siglo xiv , sólo libro II)
C. Biblioteca de Cataluña (siglo xvi , única copia completa)
A. Archivo de la Corona de Aragón (siglo xvii , mal copiado,
queda cortado a mitad de cabeza. 33 del Libro III)

H. Real Academia de la Historia (siglo xix , P. Villanueva,
cortado en el capítulo XLV del último libro)

Manuscrito de Poblet (1343) El segundo códice es del 1343. Es el códice más antiguo que se ha conservado en versión original en catalán. Se conoce actualmente con la sigla H y se encuentra en la Biblioteca de la Universidad de Barcelona (Manuscrito Ms. 1). El manuscrito procede del Real Monasterio de Santa María de Poblet, y es una copia encargada por el abad de Poblet Ponç de Copons, tal y como constata el colofón del texto:
 «Este libro fue encargado por el honorable Ponç de Copons, por la gracia de Dios, abad del Monasterio de Santa Maria Poblet, donde yace el altísimo Señor Sir James, de quien habla el libro, de las hazañas y actos que encontró en su vida). Fray Celestí des Torrents, que terminó este manuscrito el 17 de septiembre de 1343.» 
El copista fue fray Celestín Destorrents, y lo acabó la diada de San Lamberto, el 17 de septiembre de 1343. El manuscrito original copiado procedía de la Cancillería Reial, y el 11 de noviembre de 1343 todavía no había sido devuelto, razón por la cual el rey Pedro IV de Aragón el Cerimonioso envió una carta al abad reclamando la devolución del original. La copia del monasterio de Poblet, pero, no fue una mera copia, sino que se produjeron muchos cambios en el vocabulario para adaptarlo al lenguaje de los lectores, ya que estaba dirigido a la lectura de los monjes. Se ampliaron diversos capítulos procedentes de otras obras que no existían en el original oficial.
 El códice es de pergamino y se caracteriza por un extremo cuidado en la elaboración. La riqueza del documento es patente en la orla que acompaña la escritura de las primeras hojas hechas a base de motivos vegetales, en las capillas iluminadas y en una miniatura a la hoja 27. Las guardas originales se perdieron y fueron religadas posteriormente.
 En una de las guardas hay escrito «Crónicas del Santo Rey en Jaime de buena memoria». Al final del volumen, enganchado en la cubierta, hay otro escrito que alude a la visita que en 1585 el rey Felipe II de Castilla realizó al monasterio de Poblet. Él mismo encargó una copia para la Real Biblioteca de San Lorenzo de El Escorial.

Manuscrito de 1380 (catalán) El tercer códice data de 1380 y es una copia oficial en la que no aparecen ni los capítulos añadidos ni las adaptaciones lingüísticas que se hicieron en la copia del monasterio de Poblet. Se conoce actualmente con la sigla C y está depositado en la Biblioteca de Catalunya (Manuscrito Ms. 1734). El manuscrito procede de la Cancillería Reial del rey Pedro IV de Aragó, el Cerimonioso, el Ceremonioso, que mandó hacer una copia a uno de sus curiales: el aragonés Johan de Barbastro. La copia se finalizó el 1380, tal y como está registrado en el colofón del libro: 
«Por mandato del Serenísimo Señor Pedro de Dios, agradezco al Rey de Aragón, Valence, Majorica, Cardinia y Córcega, y a los Condes de Barchinon, Roussillon y Ceritania [...] I Juan de Barbastro de los escritos del dicho Señor Rey de Aragón, natural de Cesaraugusta, escribió a la Ciudad de Barchinon en el Año de la Natividad del Señor. Mes. 300 1888».

El códice está escrito en letra gótica cancilleresca, y también en pergamino, a doble columna, con una lujosa capa letra inicial y otras también iluminadas en rojo y azul. La obra está encabezada por un prólogo que empieza así: «Este es el comienzo del prólogo del libro que hizo el Rey Jaime, por Santa Gracia, Rey de Aragón , de Mallorca y Valentia , Conde de Barcelona y Conde de Urgell, y Señor de Montpellier, de todas sus hazañas y dones nuestro Señor le dio durante su vida».

Lo relevante de este códice es que Johan de Barbastro no hizo una copia del códice de Poblet, sino que copió un códice oficial de la Cancillería Real, hoy en día perdido. El hecho es que el rey Pedro el Cerimonioso comandó el Llibre dels fets tres veces, una para la ciudad de Valencia, una para Barcelona y la otra para Mallorca. El códice de Valencia se conservaba en la ciudad hasta que los jurados municipales lo regalaron a Felipe II de Castilla. Del de Barcelona tan solo nos resta un folio y el de Johan de Barbastro que se conservaba en Mallorca, acabó en manos del canónigo Guillem Terrassa, que lo regaló el 1778 a los condados de Ayamans de Mallorca. Estos lo conservaron hasta que el conde Marià Gual de Togores (1862–1933) vendió todos sus bienes de Mallorca. La mayoría de sus bienes los compró el banquero Juan March, pero el códice fue adquirido por el bibliófilo catalán Isidre Bonsoms i Sicart (1849–1922). El 1948, su viuda dio el códice a la Biblioteca de Catalunya.

Primera edición imprimida (1557) Del resto del códice destaca el que está designado con la sigla D, que sirvió de base para la edición impresa encargada por los jurados de la ciudad de Valencia en 1557. El Llibre dels fets fue editado por primera vez en el siglo XVI, coincidiendo con un momento de gran reavivación de la historiografía. Esta primera edición fue encargada y pagada por los Jurados de la ciudad de Valencia, que fueron enviados, una vez imprimidos, a Felipe II de Castilla, que seguramente sentía una especial atracción por el Llibre dels fets de Jaime I y también se interesó por el códice H del Monasterio de Poblet.

Manuscrito de 1619 (catalán) Otro manuscrito, con la sigla N, se conserva en la Real Academia de la Historia, y tiene la singularidad de contener notas marginales atribuidas a Jerónimo Zurita. Durante el siglo XVII se hicieron dos copias del manuscrito de Poblet; la primera es conocida con la sigla L y se conserva en el Archivo General de la Corona de Aragón, procedente del Convento de la Merced. La otra copia de Poblet, sigla J, se hizo el 1619 y se conserva en la Biblioteca de la Universidad de Barcelona: el autor de esta copia fue el estudiante Jaume Ferrera, que realizó por mandamiento de su señor, el sacerdote Jaume Ramon Vila, que también añadió un prólogo. 
La singularidad de este manuscrito radica en el hecho que en el dicho prólogo el sacerdote explica que encargará la copia para desmentir las falsedades que historiadores castellanos lanzaron contra los catalanes. Así mismo, indica que las dos miniaturas son copia fiel del manuscrito original copiado, pero la segunda miniatura no figura en el facsímil del códice H, aunque en el folio posterior al códice haya las marcas de pintura del perdido folio 64.

Manuscritos

1314: Barcelona, Biblioteca Universitària de Barcelona. Ms. 64. (traducción al latín de Pere Marsili).
1343 (H): Barcelona, Biblioteca de la Universidad de Barcelona Ms. 1. (códice de la versión original en catalán más antiguo que se ha conservado, llamado también códice H o Códice de Poblet).
1380 (C): Barcelona, Biblioteca de Cataluña Ms. 1734 (català).
xiv: Palma, Archivo del Reino de Mallorca, Códice 30
xv (F): El Escorial, Real Biblioteca de San Lorenzo de El Escorial. (Códice fragmentado)
xv (D): Madrid, Biblioteca del Palacio Real
xvi (E): Madrid, Biblioteca Nacional de España. Ms. 10121.
xvi (N): Madrid, Real Academia de la Historia. ms. 9-4769.
1619 (J): Barcelona, Biblioteca de la Universidad de Barcelona. Ms. 69.
xvii (L): Barcelona, Archivo de la Corona de Aragón, Ms. 41
xvii: Madrid, Biblioteca Nacional de España, Ms. 893
xviii: Madrid, Biblioteca Nacional de España, Ms. 320

Ediciones íntegras.

1557. Valencia, Viuda de Joan Mey Flandro: Chronica, o commentari del gloriosissim e invictissim Rey en Iacme(edición facsímil en 2006; Editorial Base)3​
1873. Barcelona. Chronica o comentaris del gloriosissim e invictissim Rey en Jacme primer, Rey Darago, de Mallorques e de Valencia, Compte de Barcelona e de Montpesler, a cura de Marià Aguiló i Fuster (reeditat en 1905)
1926–1962 (9 volums). Barcelona, Barcino (col·lecció popular Barcino): Crònica, a cura de Josep Maria de Casacuberta.
1960. Barcelona, Editorial Barcino: Llibre dels fets (català medieval i català estàndard)
1971. Barcelona, Editorial Selecta: Les Quatre grans cròniques: Jaume I, Bernat Desclot, Ramon Muntaner, Pere III, a cura de Ferran Soldevila. (Reeditat el 1972 i 1982, Edicions 62; Crònica o Llibre dels fets; reedició de 2007, IEC; Llibre dels feits del rei En Jaume)
1972. Barcelona, Universitat de Barcelona: Libre dels feyts del Rey En Jacme, a cura de Martí de Riquer (edició facsímil del còdex de 1343 (H))
1991. Barcelona, Editorial Barcino: Les quatre grans Cròniques. I - Llibre dels feits del rei en Jaume, a cura de Jordi Bruguera (edición crítica en dos volúmenes, reeditado en 2005)
1991. Barcelona, Editorial Teide: Llibre dels fets, a cura de Josep M. Pujol (Reeditado en 1994, 1997 i 2003)
1995. Barcelona i Catarroja, Editorial Afers: Llibre dels fets de Jaume I, a cura d'Antoni Ferrando i Vicent Josep Escartí; toponimia: José Manuel Carrillo i Jordi Xavier Escartí. (Reeditat en 2005) (català estàndard)
2004. Barcelona, Editorial Proa: Llibre dels fets
2008. Barcelona, Editorial Proa. Ed. Proa: Llibre dels fets, a cura de Jordi Bruguera (catalán estándar)
2008. Alzira, Editorial Bromera. Ed. Bromera: Llibre dels fets, a cura de Francesc Machirant (català estàndard; adreçada a estudiantes de Bachillerato)
2008. Palma, Editorial Moll: Llibre dels fets, a cura de Josep Maria Pujol; Estudi: Agnès y Robert Vinas (Edición crítica con 200 ilustraciones a color, 16 mapas, 37 cuadros complementarios y 4 árboles genealógicos) (catalán estándar)


  

Guilhem de Berguedan (o Guillem de Berguedà 1138 - 1196) fue un trovador catalán nacido en el condado de Cataluña . Aparte de la información que nos ofrece la vida de Guillermo de Bergadá que se encuentra en los Cancioneros, lo que podemos conocer sobre el trovador nos llega a través de documentos de la época y de sus propias composiciones.

Biografía

El vizcondado de Bergadá dependía del condado de Cerdaña y las primeras noticias que se tienen de los vizcondes son del siglo X. En el año 1131 aparece documentado Guillermo de Bergadá, padre del trovador, con motivo de rendir homenaje a Huguet de Mataplana, del cual tenía un feudo, y en 1138 aparece la primera mención del trovador, cuando se ve su firma infantil junto a la de su padre en un documento oficial. Escritos posteriores indican que tenía tres hermanos más pequeños: Ramón, Berenguer y Bernardo. 
Posiblemente la infancia y juventud de Guillermo de Bergadá transcurrió como la de otros personajes de aquella época: un tiempo de formación tanto en el aspecto físico como cultural en un condado como Cataluña perteneciente al reino de Aragón que estaba todavía en proceso de formación, con estrecho contacto con los territorios occitanos, y en que las disputas internas que se iban alternando con las guerras con los sarracenos eran el marco de fondo.

Algunos sirventeses nos dan noticia de su encarcelamiento por varios delitos antes de 1175, pero esta fecha es la que marca de forma clara su vida posterior. El 3 de marzo de este año mató a traición, es decir, de forma no honorable, a Ramon Folc, vizconde de Cardona, personaje que debía odiar profundamente al trovador, ya que éste le había insultado y humillado en varios sirventeses, y contra el que debía haber utilizado el gran poder que tenía en el condado de Cataluña y en la corte del rey Alfonso I, sin otros resultados que hacer aún más virulentos los ataques del trovador y llevarlo finalmente a la muerte. Las consecuencias del asesinato fueron inmediatas, Guillem Ferrer tuvo que esconderse y huir, finalmente, del condado de Cataluña y, además, fue desposeído del título de vizconde que le correspondía como hijo mayor, aunque heredó las posesiones familiares, de las cuales nunca pudo disfrutar con tranquilidad.
 Durante siete años no se encuentran referencias del trovador, aunque podemos imaginar su vida de fugitivo, sin amigos que la ayudaran, por temor a las represalias que podían sufrir y quizás también debido, si realmente es verdad lo que indica la Vida del Cancionero, a la costumbre de Bergadá de no respetar esposas, hijas y hermanas, parece que sólo hizo excepción con Arnau de Castellbò, con quien Bergadá mantuvo una relación constante, y a quien ayudó y defendió en varias ocasiones. Sin embargo, parece que el trovador podía haber reunido en esta época un pequeño grupo de hombres que actuaban fuera de la ley por el territorio catalán. También es de esta época el peregrinaje que hizo a Santiago de Compostela.

Durante la década de los 80 se vuelve a encontrar documentación sobre el trovador. Así en el testamento de su padre, el 1183, consta como heredero de los castillos de Madrona (conocido como Castillo Berguedá), Casserres, Puig-reig, Espinalbet y Montmajor y el feudo que tenía por Hugo de Mataplana. A través de algunos sirventeses del gran trovador provenzal Bertran de Born, que era buen amigo suyo, conocemos la enemistad que tuvo con el rey Alfonso I, aunque el año 1185 y siguientes parece que había hecho las paces con el monarca, ya que consta en varias ocasiones en su cortejo, como en la entrevista que el monarca celebró el 14 de abril de 1185 al castillo de Najac de Roergue con el rey y también trovador Ricardo I Corazón de León, en aquel momento duque de Aquitania y conde de Poitiers y más tarde rey de Inglaterra (1189), para reforzar su alianza contra el conde de Tolosa. 
Del 1187 se conserva el testamento original de Guillermo de Bergadá, en el que deja el castillo de Puig-reig y el lugar de Fenollet en la Orden del Temple, mientras que el resto de posesiones, excepto algunos bienes menores que tendrán que ir a la Orden del Hospital, pasarán a su hermano Berenguer, que deberá dar una cuarta parte a Bernat. Todo lo retendrán los frailes del Temple hasta que sean pagadas las deudas que el testador había contraído. El testamento nos indica, como ya hemos insinuado, el poder feudal y económico del trovador: cinco castillos con caballeros y vasallos y las tierras correspondientes, varios lugares y masías en el Alto y Bajo Bergadá, feudos en la Cerdaña, y derechos a Caldes y Sentmenat del Vallés. 
El documento también nos permite deducir que no se había casado y que no tuvo descendencia directa reconocida.

Después de firmado el testamento desaparece de la mesnada y lo volvemos a ver enemistado con el rey Alfonso I, a quien satiriza en un sirventés. El 1190, de Bergadá ofendido con el rey y odiado por el arzobispo de Tarragona, anuncia en un sirventés dirigido a su amigo Arnau de Castellbò que se dirige a la corte de Alfonso VIII de Castilla, en ese momento aliado al rey de Navarra contra Alfonso de Aragón. Los últimos años de vida del trovador se caracterizan por su intervención en las luchas feudales en territorio catalán, principalmente en las que tuvieron el vizconde Arnau de Castellbò y Ponç de Cabrera contra el rey y el obispo y el conde de Urgel. 
En el año 1195, su amigo Bertran de Born, que como él había luchado y provocado muchas discordias, manifestó en un poema su arrepentimiento por la vida que había llevado y pedía a Bergadá que reflexionara sobre el pasado y siguiera su ejemplo. Poco caso de estos versos hizo el trovador, que continuó con sus disputas, aún más solo y más perseguido que en otros tiempos, pero al mismo tiempo más amenazador que nunca. Y tan violentamente como vivió, murió, asesinado por un soldado que seguramente cumplía las órdenes de alguno de sus enemigos. La muerte ocurrió entre 1195 y 1196.

Miscelánea

El 1984, la compañía ACE Soft (con la colaboración de la Generalidad de Cataluña), publicó una aventura conversacional basada en las aventuras de Guilhem de Bergadá para ZX Spectrum y Amstrad CPC. Destacar que se trata del único videojuego de Specturm editado en catalán.

Bibliografía
Keller, Adelbert. Lieder Guillems von Berguedan. Mitau-Leipzig: Reyher, 1849
Riquer, Martín de. Guillem de Berguedà. Espluga de Francolí: Abadía de Poblet, 1971, 2 vol.
Guillem de Bergadá. Les poesies del trobador. Text, traducció, introducció i notes per Martí de Riquer. Barcelona: Quaderns Crema, 1996
Novelas

Ribera, Francesc [Titot]. L'assassinat de Guillem de Berguedà. Barcelona: Ara, 2015

Cussà, Jordi. El trobador Cuadeferro. Berga: Albí, 2016






Itsukushima Shrine.


Réquiem para  centro de Santiago de Chile.


  

Estaciones del metro de santiago, destruida.

Estallido social​ es el nombre que ha recibido una serie de masivas manifestaciones y disturbios originados en Santiago y propagados a todas las regiones de Chile, con mayor impacto en las capitales regionales, desarrolladas principalmente entre octubre de 2019 y marzo de 2020.
El factor detonante de estos sucesos fue el alza en la tarifa del sistema de transporte público de Santiago, que entró en vigencia el 6 de octubre de 2019. Tras el aumento de las tarifas, miles de estudiantes secundarios se organizaron para realizar actos de evasión masiva en el Metro de Santiago.​ Con el paso de los días, el número de evasores aumentó, registrándose incidentes dentro de las estaciones del ferrocarril subterráneo. La situación se agravó el día viernes 18 de octubre de 2019, cuando fueron cesadas las operaciones de la red subterránea por el enfrentamiento de la multitud con Carabineros, lo cual llevó al entonces ministro del Interior y Seguridad Pública, Andrés Chadwick, a interponer querellas por delitos contemplados en la Ley de Seguridad del Estado contra quienes hubieren cometido daños, saqueos e incendios.
Como consecuencia de ello, la noche del viernes 18 de octubre comenzaron a aparecer varios focos de protestas, saqueos y disturbios violentos a lo largo del país, por lo cual, en la madrugada del día sábado 19 de octubre, el presidente Sebastián Piñera decretó estado de emergencia en las comunas del Gran Santiago y toque de queda a partir de la noche del sábado 19.​ La situación se extendió pocas horas después a otras cinco regiones del país y ya el día 23, el estado de emergencia había sido declarado en quince de las dieciséis capitales regionales.

De acuerdo a varios analistas, las protestas se caracterizaron por la ausencia de líderes y la incorporación, en distintos niveles, de un amplio espectro social, desde la clase baja a la media alta.​ Aunque la causa inmediata puede atribuirse al alza tarifaria del transporte público, las concentraciones populares pronto expusieron sus causas mediatas: el alto costo de la vida (hasta 2019 Santiago era la segunda ciudad más onerosa de Latinoamérica), bajas pensiones, precios elevados de fármacos y tratamientos de salud, y un rechazo generalizado a toda la clase política y al descrédito institucional acumulado durante los últimos años, incluyendo a la propia Constitución del país.

Tanto por el nivel de daño a la infraestructura pública, el número de manifestantes, como por las medidas adoptadas por el gobierno, las protestas fueron catalogadas como el «peor malestar civil» ocurrido en Chile desde el fin de la dictadura de Augusto Pinochet. Al mes de octubre de 2019 y según el propio gobierno, se confirmaron 32 fallecidos, principalmente asociados a incendios (15 casos), enfrentamientos entre ciudadanos (7 casos), o con uniformados (5 casos);​ además hubo más de 3400 civiles hospitalizados producto de los enfrentamientos,​ y 2000 carabineros lesionados en distintos grados.

Amnistía Internacional informó, al 30 de noviembre de 2020, 12547 heridos que pasaron por urgencia hospitalaria, 1980 heridos por armas de fuego y 347 heridos con lesiones oculares.​ El Instituto Nacional de Derechos Humanos identificó más de 3400 civiles hospitalizados durante el movimiento, mientras que cifró en 8812 los detenidos que lograron visitar;​ además, denunciaron casos de torturas y otras vejaciones por parte de las Fuerzas Armadas y de Orden.
Las investigaciones realizadas por organizaciones como Amnistía Internacional, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Human Rights Watch y la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos determinaron la ocurrencia de graves violaciones a los derechos humanos cometidas por funcionarios del Estado chileno;el gobierno, en tanto, reconoció la existencia de algunos casos puntuales de exceso policial, pero descartó la ocurrencia sistemática de estos,​ y el Poder Judicial, en la misma línea del Ejecutivo, ha sostenido que «no hay un ataque generalizado y no responde a una conducta sistematizada del Estado por estos agentes».

Consecuencias directas de las protestas. El Ministerio de Economía, Fomento y Turismo, al 3 de noviembre de 2019, y a través del ministro de Hacienda Ignacio Briones, informó unas pérdidas estimadas en 3000 millones de dólares en daños al patrimonio público y privado, sin considerar las pérdidas de Metro.
Centro comercial en Santiago afectado por un incendio el 28 de octubre.

El 28 de octubre, luego de que varias personas con el rostro cubierto derribaron una malla metálica que protegía la entrada de un centro comercial e ingresaron a saquear el edificio, se desató un incendio en el área de las tiendas de ropa, lo que provocó una inmensa humareda y propagación del fuego. Las llamas alcanzaron dos edificios altos de oficinas colindantes. Al lugar acudieron 17 compañías de bomberos de Santiago a apagar el gran incendio que se había propagado en pleno centro de Santiago, después de horas de disturbios, barricadas y violentas protestas en la esquina de las calles Santa Rosa y la Alameda, a cuatro cuadras del palacio presidencial de La Moneda.
Además de la destrucción de ciertos edificios comerciales, se han producido otros daños de carácter patrimonial, especialmente a estatuas y otros monumentos, como también ataques a iglesias católicas y evangélicas. En Cañete, manifestantes mapuches derribaron los bustos del conquistador español Pedro de Valdivia y de García Hurtado de Mendoza, quienes fueron gobernadores del país durante el período de la Conquista. En el lugar, donde había concentradas unas 500 personas, un grupo sacó las figuras de sus pedestales, las lanzó al suelo y las cubrió con grafitis, entre los vítores de los asistentes.
Una situación similar ocurrió en Temuco, capital de la región de La Araucanía, donde también fue removido el busto de Pedro de Valdivia.​ El 14 de noviembre, en medio de una protesta que conmemoraba el primer aniversario de la muerte del joven mapuche Camilo Catrillanca, un grupo de manifestantes derribó una estatua de Pedro de Valdivia ubicada en la Plaza de la Independencia, en Concepción. El 8 de noviembre, la Casa Schneider Hernández, ubicada en avenida Vicuña Mackenna y construida en 1915, de propiedad de la Universidad Pedro de Valdivia, fue quemada en su totalidad. Cuatro días después, la Iglesia de la Veracruz sufrió un incendió que dañó el ingreso y el interior de la construcción, además de esculturas y bancas. El recinto religioso, construido a mediados del siglo xix y que forma parte del barrio Lastarria, fue declarado monumento histórico en 1983. El 27 de diciembre, un incendio consumió gran parte del Centro Arte Alameda, tradicional sala de cine y centro cultural santiaguino, que desde el inicio de las protestas funcionaba también como sede de voluntarios del Servicio de Atención Médica de Urgencia (SAMU) y la Cruz Roja Chilena, recibiendo heridos y personas intoxicadas por gases lacrimógenos. Según registros audiovisuales, el fuego habría iniciado por el actuar de Carabineros que lanzó bombas lacrimógenas sobre techo del recinto. El 7 de febrero de 2020 un incendió afectó al Museo Violeta Parra, en las cercanías de Plaza Baquedano, Santiago. El 18 de octubre de 2020 se registraron incendios en dos iglesias: la Iglesia de San Francisco de Borja, iglesia "institucional" de Carabineros, y la Iglesia de la Asunción. El ministro del Interior, Víctor Pérez, señaló que "quemar iglesias, quemar recintos religiosos es una expresión de brutalidad".​ La ministra de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, Consuelo Valdés, expresó su "indignación y tristeza" por ambos inmuebles patrimoniales, informando que los daños serán revisados por el Consejo de Monumentos Nacionales.​ Daños al Metro de Santiago. El Metro de Santiago fue una de las instituciones más dañadas, al ser el punto de inicio de los disturbios. Se estiman en 300 millones de dólares las pérdidas para Metro, con la agravante de que esta no poseía seguros para estaciones ni trenes. Según la compañía de transportes, cinco trenes de la Línea 4 y uno de la Línea 1 fueron destruidos; 79 de las 136 estaciones tienen algún nivel de daño, de las cuales once quedaron parcialmente incendiadas, seis totalmente incendiadas y cuatro totalmente incendiadas y con daño estructural —San Pablo en Línea 1, Trinidad, San José de La Estrella y Elisa Correa en Línea 4—. Solo las líneas 3 y 6 no tuvieron daños graves, mientras la más afectada fue la Línea 4, cuyo tramo en las comunas de La Florida y Puente Alto requirió reparaciones que pueden tomar entre 6 y 12 meses. Luego de dos días y medio cerrado, la Línea 1 reabrió parcialmente y en horario acotado el 21 de octubre,​ las Líneas 3 y 6 el día 23, las Líneas 2 y 5 el 25, la Línea 4 el 28, y la Línea 4A el 25 de noviembre. El servicio fue extendiéndose en estaciones y horario durante los meses siguientes. La red de Metro volvió a estar operativa en su totalidad el 25 de septiembre de 2020.


  


26 agosto, 2023
¿En qué momento se jodió el centro de Santiago?

Óscar Plandiura
Por : Óscar Plandiura
Escultor, licenciado en Artes de la U. de Chile y maestro en piedra de la Escuela Nacional de Artesanos. Creador de la escultura de Víctor Jara


Basta caminar por el casco histórico y el barrio cívico, para ser testigos de cómo la mayoría de los edificios patrimoniales, estatuas, fuentes de agua y monumentos públicos presentan un lamentable abandono. Recuerdo siendo niño de la mano de mi madre haber visitado el centro de Santiago y haber recorrido las clásicas redes de galerías comerciales de lujoso estilo art deco que atraviesan las calles céntricas, hoy desiertas vandalizadas o en ruinas. Junto a este triste panorama estremece ver como las puertas y vitrinas de las principales tiendas están tapiadas con latones para evitar saqueos, turbazos o incendios. Y por si todo lo anterior fuese poco, podemos agregar el insoportable olor a orines y fecas junto a humeantes cocinerías, comercio ilegal, lumperio desatado y comercio sexual a plena luz del día en la Plaza de Armas y calles aledañas. Como retoque final, presenciamos con espanto edificios completos tomados por bandas criminales de inmigrantes, que sumado a todo lo anterior, han transformado el centro de Santiago en un lugar insalubre, feo y extremadamente peligroso.

El 17 de septiembre de 1910, en la esquina de Estado con Huérfanos, un amplio e iluminado edificio, con modernos ascensores, abría sus cortinas de hierro a una multitud de frenéticos compradores que invadieron los distintos pisos del edificio de los recién inaugurados “Almacenes Gath y Chaves”, la primera mega tienda de departamentos de Chile.

El centenario de nuestra independencia fue la oportunidad para que la elite social y política se esmerara, como correspondía, en celebrar los cien años del nacimiento de la República de Chile. Se construyeron grandes mansiones de estilo neoclásico francés, la clase política se afanó en la construcción de numerosos, monumentos, y edificios públicos.
La mayoría de estas obras de arte y edificios más emblemáticos, hasta el día de hoy están allí; la Estación Mapocho, el Palacio de los Tribunales de Justicia, la Biblioteca Nacional, la entrada principal y fuente de Neptuno del cerro Santa Lucia, la Fuente Alemana, además de innumerables parques y estatuas.
Sin embargo, toda la lista de monumentos anteriormente descritos, palidecen, al compararlas, con la obra más importante de todas las inauguradas para la ocasión, el Parque Forestal, lugar donde además se levantó el Museo y Academia de Bellas Artes.

Expresión del enorme compromiso de las autoridades de la época, por impresionar a las futuras visitas y delegaciones extranjeras que vendrían a las ceremonias oficiales preparadas para la celebración del centenario, el gobierno de Chile en 1901 nombra comisionado a Alberto Mackenna Subercaseaux, asignándole recursos económicos ilimitados, para comprar y traer especialmente de Europa, las esculturas y el arte industrial que sirvieron para la creación del mencionado Museo de Bellas Artes.
Lo que el Estado de Chile, especialmente sus elites, buscaban con la realización de esta infinidad de obras y monumentos públicos, no era otra cosa que presentar de forma simbólica, credenciales al mundo, especialmente a Europa, de ser un país altamente civilizado, puesto que estas realizaciones, pretendían expresar esa virtud, exaltando el alto grado de cultura alcanzada durante los cien años de país independiente.

Compare usted la talla y el nivel de las obras y monumentos públicos anteriormente descritos, con los adefesios y mamarrachos inauguradas en el último tiempo, propuestas artísticas de dudoso valor estético que han sido financiadas por el Estado, administrado por políticos de todas las layas y colores, además de una nueva elite inculta y depredadora.
Así las cosas, basta caminar por el casco histórico y el barrio cívico, para ser testigos de cómo la mayoría de los edificios patrimoniales, estatuas, fuentes de agua y monumentos públicos presentan un lamentable abandono. Recuerdo siendo niño de la mano de mi madre haber visitado el centro de Santiago y haber recorrido las clásicas redes de galerías comerciales de lujoso estilo art deco que atraviesan las calles céntricas, hoy desiertas vandalizadas o en ruinas.
Junto a este triste panorama estremece ver como las puertas y vitrinas de las principales tiendas están tapiadas con latones para evitar saqueos, turbazos o incendios. Y por si todo lo anterior fuese poco, podemos agregar el insoportable olor a orines y fecas junto a humeantes cocinerías, comercio ilegal, lumperio desatado y comercio sexual a plena luz del día en la Plaza de Armas y calles aledañas. Como retoque final, presenciamos con espanto edificios completos tomados por bandas criminales de inmigrantes, que sumado a todo lo anterior, han transformado el centro de Santiago en un lugar insalubre, feo y extremadamente peligroso.

Es verdad que con el estallido social, la pandemia y la llegada de miles de inmigrantes este deterioro se acelera, pero sería injusto y de un oportunismo politico, afirmar que todo comenzó a partir del 18 de octubre del 2019.

¿Entonces en qué momento se jodió el centro de Santiago?

El arte en el espacio público y el compromiso con la belleza de una ciudad, no es neutro, recrea un contexto histórico de auge o decadencia. Es la expresión de una sofisticada convivencia cívica, o por el contrario, una convivencia violenta, sucia y peligrosa para quienes la habitamos.
No está claro cuando empieza la decadencia, tal vez esto haya comenzado de forma lenta y gradual a partir de los años 70. Sin embargo podemos afirmar con seguridad, que tras el golpe de Estado de 1973 es cuando se puso fin a la vida cívica y a una forma republicana de entender y habitar la ciudad. Se clausuró el Congreso Nacional y junto con ello el tránsito de los parlamentarios por la vía publica junto a los ciudadanos como algo normal y cotidiano. Para qué hablar del toque de queda, que le puso una lápida a la cultura y a la bohemia propia del centro y de cualquier gran ciudad.
Más tarde, con la llegada de la democracia y Jaime Ravinet a la alcaldía de Santiago, donde estaría 10 años, la situación empeora. Ravinet promueve la densificación urbana del casco histórico, aquí se flexibilizan los planes reguladores sin ninguna restricción, permitiendo que el número de habitantes en una manzana se multiplicara en algunos casos hasta por 20.
Hoy la comuna de Santiago tiene planes reguladores mucho más restrictivos que han derivado a una baja ostensible en la construcción de grandes torres y edificios, sin embargo el legado de Ravinet fue irreversible. El daño está hecho. Decenas de construcciones señoriales y manzanas completas de innegable valor artístico y patrimonial, cayeron bajo los golpes de la picota, dando paso a edificios de departamentos que se usan como bodegas, hoteles informales y para el comercio sexual. Además pisos completos están siendo comprados por inversionistas cuyo dinero es de dudoso origen.
Por otro lado, la prácticamente ausencia de regulaciones en el periodo del mencionado alcalde, dieron espacio a las constructoras para que bajaran sus costos al máximo, por tal razón vemos edificios de 20 o 25 pisos relativamente nuevos, que lucen en estado calamitoso.
Como última reflexión, a la luz de los últimos escándalos asociados a la forma como se entregan miles de millones de pesos a fundaciones de todo tipo, ha quedado al desnudo las características de la nueva elite y especialmente la clase política que hoy nos gobiernan.

Aquí se ha evidenciado la peor cara de la degradación del mecenazgo político que hoy nos rige. La clase política hace lo que sea para dar con el gusto de la galería, se han empeñado en idolatrar pseudo creaciones con la monserga de que todo es válido. El grafiti realizado por un flaite en la muralla del vecino o en un vagón del Metro, es puestos en la misma balanza con las más bellas esculturas públicas realizadas por Rebeca Matte, Nicanor Plaza o Virginio Arias. Todos en su pretensión de ser únicos y originales, todos, todas y todes pretendiendo tutearse, porque se imaginan del mismo nivel de talento, inteligencia y mérito.

  

Noviembre 28, 2022

Jaime Ravinet y alcaldesa de Santiago: “No conozco una gestión más desastrosa, se las ha arreglado para hundir el centro”

Marcelo Soto

Jaime Ravinet fue alcalde de Santiago entre 1990 y 2000, en cuya gestión combatió el comercio ambulante. Tiene una mala evaluación de lo realizado hasta ahora por Irací Hassler (PC). Dice que lo sucedido en Plaza de Armas el fin de semana, cuando carabineros fueron atacados por vendedores ilegales, “es una vergüenza”.

-¿Qué le parece la gestión que ha tenido la alcaldesa Hassler con el problema del comercio ambulante?

-En mis años de vida no conozco una gestión más desastrosa que la de la actual alcaldesa. Se las ha arreglado para hundir el centro de Santiago. Y con una incapacidad de gestión notable. Lo que ha pasado el fin de semana en la Plaza de Armas es una vergüenza, pero previsible, porque Hassler tiene convertida la Plaza de Armas en una cocinería.

Tuve la ocasión de ir al centro de Santiago hace un par de semanas al lanzamiento de un libro y la verdad me apenó ver el centro con los locales de la calle Monjitas cerrados. Todos los pequeños locales cerrados por la violencia, la delincuencia. El paseo Puente y Plaza de Armas convertidos en cocinerías. Todo esto es muy complementario a la oferta que ella hizo de entregar mil nuevos permisos en el centro de Santiago cuando recién asumió.

-¿Cómo fue su experiencia con el tema del comercio ambulante? ¿Falta mano dura?

-No es un tema fácil de manejar. Primero, el comercio ambulante es una competencia desleal con el comercio establecido. Y Santiago vive del comercio establecido. Básicamente, era un centro financiero, bancario, de oficina y de comercio. Hablo en pasado porque esta destruido. Entonces si usted permite que se instalen con un trapito o un carrito afuera de un local comercial, entran a competir deslealmente porque no pagan arriendo, ni pagan impuestos, ni luz, ni agua, ni nada.

Es un tema fundamental para la ciudad. Nosotros lo trabajamos en tres líneas. Uno, constituyendo a nivel de gobierno una comisión con impuestos internos, con la Aduana, con Carabineros y con el municipio para detectar quiénes abastecen el comercio ambulante. Porque aquí hay también un fraude de los mayoristas que importan muchos productos y los venden por la negra en el comercio ambulante.

-¿Hay una mafia ligada a las falsificaciones?

-Sí. Existían en mi tiempo, y existen hoy, me imagino que más complejas aún. Pero lo segundo que hicimos fue conversar con los dirigentes del comercio ambulante para buscarles soluciones. Y así fue como surgieron distintas vías, como por ejemplo el Persa Biobío, donde compramos distintos lugares para que se instalaran. Lo que fue el Mall Alonso de Ovalle, detrás del Instituto Nacional, entre San Diego y Arturo Prat, o lo que se hizo en la Alameda pasado Cumming. Y tercero y muy importante, una muy fuerte acción de Carabineros con todo el respaldo para que previniera el comercio ambulante.

-El fin de semana comerciantes ilegales atacaron a Carabineros e inspectores municipales. La alcaldesa repudió los hechos. ¿A qué se debe esta falta de autoridad?

-Porque el Gobierno no respalda Carabineros. Al policía que pega un palo lo procesan por derechos humanos. Según el gobierno de Piñera 2 y el gobierno de Boric, Carabineros tiene que dar caramelos y flores a los delincuentes y mirar al techo.

-¿Usted cree que hay una opción ideológica en la alcaldesa al tratar este tema?

-Sin duda. Creo que ella transpira ideología comunista. Pero además yo creo que es una falta de capacidad de gestión, ya que se nota además en todos los problemas que tiene Santiago. Lleno de carpas, en el Parque Forestal, en el bandejón central de la Alameda frente a Universidad de Chile, frente a La Moneda. Los comunistas lo que quieren es alterar el orden y la seguridad para que así, hipotéticamente, se creen las condiciones para que lleguen al poder.

-Usted fue ministro de Vivienda. ¿Qué se puede hacer con las carpas?

-Que entren carabineros y a palos para afuera nomás.

-¿Pero es gente indigente?

-No le podría decir. Pero en todo caso el espacio público no es para vivir. Lamentablemente, en los últimos diez años ha habido una incapacidad del Ministerio de Vivienda de construir nuevas viviendas sociales, con lo cual el déficit habitacional se ha duplicado del 2010 a esta fecha. Pero eso no justifica instalarse con carpas en distintos lugares de Santiago. Aquí hay una fuerte permisividad del gobierno que ha permitido que cualquiera se sienta dueño del espacio público sin ningún tipo de control. Y ojo, que no es solo de este gobierno, sino del gobierno de Piñera 2, también.

-Hace poco estuvo recorriendo el centro. ¿Cuál fue la sensación que le dio?

-Pena. Y sentir que mis 11 años de alcalde, cuando revivimos el centro, se están tirando por la borda. Iniciamos el repoblamiento de Santiago, que tenía 200.000 habitantes y hoy supera los 400.000. Verdaderamente siento mucha pena por Santiago Centro y ojalá algún día eso se pueda recuperar. Requiere una visión urbanística, requiere firmeza.

-También preocupa la violencia escolar en los liceos emblemáticos. ¿Le tocó a usted lidiar con eso?

-Nada. Tenía una estupenda relación con los centros de alumnos, con los directores. El Instituto Nacional era un lujo. Aquí nuevamente ha habido varios errores. Primero, el sistema de Tómbola impidió que los colegios seleccionaran a los mejores alumnos y a quienes quieren aprender. Segundo, ha habido permisividad en términos disciplinarios y mano blanda con profesores que muchas veces instigan las bombas molotov y los overoles blancos por razones ideológicas. Ha habido mucha falta de autoridad a ese respecto.

-¿Y usted qué haría con los rayados, por ejemplo? ¿Los borraría?

-Cuando fui alcalde sacamos una ordenanza que al que pillábamos rayando tenía que hacer trabajo comunitario y repintar. El problema actual es, otra vez, la falta de autoridad, falta de control.

-Usted fue militante DC desde 1961 a 2010. ¿Cómo analiza la actual crisis?

-En lo poco que queda de la DC convive un grupo que se mantiene fiel al ideario cristiano humanista con un grupo de ultra izquierda como la senadora Provoste o mi amigo Huenchumilla. No son compatibles con el pensamiento demócrata cristiano. Lo lógico sería que ese sector se fuera al Frente Amplio. Es un partido lleno de contradicciones: hace diez o 12 años no tiene planteamiento claro, no refleja su ideología y por lo tanto no atrae a la población.

-Usted votó Rechazo. ¿Cree que habría que quedarse con la actual carta, reformada por Lagos?

-No, yo creo que el país quiere una nueva Constitución. Pero tengo la fuerte sospecha que el Frente Amplio y el Partido Comunista no quieren que se haga bajo este gobierno. Porque así, al culpar a la derecha y a la centro izquierda de que no llegan a un acuerdo, mantienen vigente la bandera de una nueva carta refundacional. El proceso está siendo torpedeado por el Frente Amplio y el Partido Comunista.



  

La “zona cero” a cuatro años del 18-O.

Hoy la iglesia de Carabineros se encuentra inactiva y con muchos daños materiales en su interior.

Jorge Arellano
17 OCT 2023 

En el cuarto aniversario del inicio del estallido social, La Tercera hizo un recorrido por la "zona cero" de las protestas. Mientras hay edificios que nunca se recuperaron, como el Centro Cultural Alameda, la antigua sede del Coch y algunos hoteles y restoranes, hay otros que resistieron, como la fuente de soda La Terraza, la galería del Hotel Crowne Plaza y la Antigua Fuente, aunque en el caso de los dos últimos ya no reciben la misma cantidad de público. 
¿Cómo se ven estos lugares hoy? 
Buena parte de este recorrido muestra que la reactivación de la zona está aún lejos de ocurrir.
Se cumple un nuevo aniversario desde la jornada que dio inicio al denominado estallido social del 18 de octubre de 2019, y si bien las protestas se extendieron por casi todo el país, el epicentro de las manifestaciones-y también de los daños- fueron las manzanas que rodean la Plaza Italia, en los límites de las comunas de Santiago y Providencia, y que fue denominada “zona cero”. 
Hicimos un recorrido por el sector y conversamos con vecinos y propietarios de lugares afectados por las manifestaciones, para ver los cambios que han ocurrido en el sector a cuatro años de los hechos, este es el resultado.
Quizá uno de los cambios más icónicos tras el 18-O es el hecho de que ya no se puede encontrar la estatua del general Baquedano en la Plaza Baquedano. Su retirada ocurrió en marzo de 2021. Luego de su restauración, gracias al trabajo del taller de esculturas Montes Becker, que fue supervisado por el Consejo de Monumentos Nacionales (CMN), el Servicio Nacional del Patrimonio Cultural y el Centro Nacional de Conservación y Restauración, el 29 de agosto de 2022 la escultura fue trasladada al Museo Histórico y Militar (MHN) luego de una solicitud levantada por el Ejército de Chile.

La tradicional sanguchería ubicada en Alameda, a pasos de Vicuña Mackenna, sufrió con las protestas en el sector. Debido a la división de la propiedad que hicieron las dos familias dueñas de la firma, el nombre del local pasó a ser “Antigua Fuente” y sigue en funcionamiento a pesar de que varias veces se habló de su posible cierre. Hoy se pueden evidenciar sus mayores medidas de seguridad, como las rejas de acero que se cierran apenas empieza a haber disturbios y que según su dueño, Carlo Siri, tuvieron un valor de $7 millones. Siri explica que “del cien por ciento que nosotros vendíamos antes del estallido, hoy en día estamos alrededor de un 60 o un 70 por ciento”.
Y agrega que “ha sido un camino bien tortuoso estos cuatro años (…) nosotros hicimos una demanda contra el Estado y la cuenta que teníamos en esa época era de mil millones de pesos, y eso es contable, ahí no estamos metiendo ni daños psicológicos, ni perjuicios por el estilo, estamos hablando de contabilidad pura. De momento estamos en la fase probatoria, pero el proceso cálculo que tiene para cinco años, el Estado termina alargando estas cosas, algo que no debiese ser”.
Acceso principal de la estación del Metro Baquedano.

El acceso principal de estación Baquedano se convirtió en uno de los focos principales de los ataques durante las jornadas de protesta tras el estallido. Luego de las manifestaciones, incluso para algunos fue un espacio de memoria por las violaciones a los derechos humanos.
Hoy se encuentra “amurallado” por los trabajos que se realizan para su reapertura, con una reformulación del espacio e incluso la posible construcción de un memorial que generó polémica cuando se debatió la idea, apoyada por autoridades de gobierno y organizaciones de DD.HH.

Hotel Principado de Asturias.

“Nos vandalizaron en la zona tres hoteles, dos de estos fueron quemados casi totalmente (Hotel Principado y Apart Hotel Principado); el Hotel Principado de Asturias fue completamente saqueado en cuatro ocasiones”, explica a La Tercera, Juan Carlos Torre, quien está a cargo de la cadena de hoteles y restoranes que levantó su padre, Lucio Torre.
“Estamos haciendo en los dos hoteles una reconversión de los inmuebles a multifamily, edificios de renta residencial, con espacios comunes muy cómodos y modernos, con pet spa, salones gourmet, espacios de co-work y diferentes instalaciones con el objetivo de volver a atraer a la gente a vivir al barrio. Eso está en su fase final. Después de salir de estas obras empezaremos la segunda etapa de reconstruccion en el proyecto de reconversión del hotel más grande que tenemos en la zona, que es el Hotel Principado de Asturias, que hasta el día de hoy se mantiene cerrado”, añadió Torre.
La Hacienda Gaucha y La Terraza.

“Otro negocio totalmente quemado fue el restaurante “La Hacienda Gaucha”, en la cual ya estamos en proceso de reconstrucción y remodelación, manteniendo la marca que tanta trayectoria y cariño de la gente ha mantenido en el tiempo. Pretendemos de aquí a seis meses poder reinaugurar el restaurante”, explica su dueño, Juan Carlos Torre.
La fuente de soda “La Terraza” fue vandalizada y saqueada en dos ocasiones, pero se encuentra funcionando a capacidad completa, incluso mayor que hace dos años. 

“El local lo remodelamos completamente, manteniendo siempre la esencia y la atmósfera que tanto lo caracteriza; gracias a Dios, tenemos fieles clientes que han ayudado mucho a mantener el éxito y la efervescencia de nuestro negocio más emblemático”, dice Torre.
Iglesia de Carabineros.

Se cumplía el primer aniversario del 18-O y durante las manifestaciones un incendio se registró en la iglesia San Francisco de Borja en Santiago. La iglesia había sido saqueada momentos antes, donde manifestantes sacaron objetos del lugar y los usaron para prender barricadas en la zona. Hoy la fachada se encuentra pintada, pero en su interior no ha habido ningún tipo de trabajo. Es como si hubiese quedado suspendida en el tiempo del Chile del estallido, sin techo y con su interior en el mismo estado en que quedó tras el incendio: solo disimula un poco el daño su fachada recientemente pintada. $5 mil millones costaría su reparación total. En 2022 Carabineros devolvió la iglesia al Fisco y su tutela está en manos del Ministerio de Bienes Nacionales.

Universidad Pedro de Valdivia.

En medio de una nueva jornada de manifestaciones en Plaza Italia, el 8 de noviembre de 2019 se registró un incendio en Almirante Simpson con Avenida Vicuña Mackenna, en una de las sedes de la Universidad Pedro de Valdivia. Hoy ese lugar está completamente tapiado, de hecho la Universidad Pedro de Valdivia ya no existe (tras un proceso de reestructuración hoy la institución se llama Universidad del Alba) y dejó el arriendo del lugar a sus dueños, el Comité Olímpico de Chile.
Consultada al respecto por La Tercera, desde la institución señalaron que: 
“La casona del Comité Olímpico de Chile fue destruida prácticamente en su totalidad por el fuego y los desmanes. Luego de muchos meses de ocupación ilegal, y con ayuda de la Municipalidad de Providencia, pudimos desalojarla y reforzar sus cierres perimetrales. El Comité Olímpico de Chile no cuenta con los recursos económicos para siquiera pensar en reconstruirla después del daño sufrido”.

Centro Arte Alameda.

“Nosotros alcanzamos a ‘resistir’, por decirlo de alguna manera, en esta zona de sacrificio dos meses y medio, hasta el 27 de diciembre 2019, que fue el día que el Centro de Arte Alameda se incendió”, dice la directora del espacio, Roser Fort. El Centro Arte Alameda era un polo cultural de Santiago centro, con lanzamientos de artistas, exposiciones y la tradicional cartelera de cine. Finalmente, las actividades se trasladaron al Centro de Extensión del Instituto Nacional (Ceina), en Arturo Prat 33, a pasos del Metro Universidad de Chile, donde se encuentra actualmente.
“Sentimos que hay un tema moral y que hay continuar revisando cuáles son los posibles financiamientos para reconstruir en el espacio original en Alameda 139″. El inmueble original siempre fue arrendado por el Centro, pero hoy su dueño está a la espera de un posible financiamiento para reconstruirlo. “Hoy están las mismas ruinas que ese 27 de diciembre”, cuenta Fort.
La imagen del edificio corporativo de Enel -en Avenida Santa Rosa- envuelto en llamas fue una de las más impactantes de la noche del 18 de octubre de 2019. Hoy el edificio sigue albergando a la empresa, pero esta luego emigrará del lugar al MUT (Mercado Urbano Tobalaba) en Las Condes. Aún se están haciendo trabajos para el traslado definitivo de la firma.

Crowne Plaza.

La zona de Plaza Italia fue el epicentro de las protestas en Santiago. El estallido social encontró al Crowne Plaza en pleno proceso de remodelación, que requirió una gran inversión por parte del grupo controlador, y en varias oportunidades recibió ataques de manifestantes. Hoy en el lugar funciona el denominado Hotel Plaza Santiago.

Galería Crowne Plaza.

También en la denominada “zona cero” de las protestas se encuentra la “galería de músicos” a un costado del entonces Crowne Plaza. El espacio comercial se vio varias veces afectado producto de las manifestaciones violentas. Hoy se encuentra funcionando, con mayores medidas de seguridad (puertas reforzadas, por ejemplo), aunque los locatarios aseguran que con mucho menos clientes y público. Varios de los locales se trasladaron a otras zonas de la capital como em Omniun, en Las Condes.

Museo Violeta Parra.

Aunque fueron tres incendios en tres semanas los que dejaron en un estado lamentable el centro cultural, a una cuadra de la Plaza Italia, en Vicuña Mackenna 37, las obras de la artista que ahí se encontraban fueron salvadas. La presencia del museo continuó sin interrupción, gracias a convenios y alianzas con otras instituciones, aunque en otro lugar: el MAC Quinta Normal. Hoy se trabaja la construcción de un mejorado edificio en su antiguo lugar.

Bencinera de Vicuña Mackenna.

La gasolinera ubicada en Vicuña Mackenna con Rancagua fue una de las que más sufrieron los ataques durante las protestas que se iniciaron en octubre de 2019. Hoy es ocupada como un espacio de estacionamiento irregular y se puede apreciar un gigantesco letrero de “Se vende”.

Los semáforos.

Tras la masiva destrucción de los semáforos producto de las manifestaciones, en muchos lugares de la “zona cero” hoy se pueden encontrar semáforos reforzados (con seis pilares) para evitar que sean arrancados del lugar. Fueron más de 400 los semáforos destruidos tras las protestas, solo en la Región Metropolitana-

Estaciones de Metro.

Varias estaciones cercanas a Plaza Italia hoy tienen mayores medidas de seguridad en comparación a cuatro años. Por ejemplo, los accesos tienen portones más resistentes. Cabe destacar que el alza del transporte público desencadenó las primeras protestas en octubre de 2019 y varias estaciones del tren subterráneo fueron afectadas. El alza más fuerte fue en el valor del Metro de Santiago: 30 pesos en el pasaje adulto en hora punta, que dejó el valor de cada viaje de $800 a $830. Tras el 18 de octubre, el Presidente Sebastián Piñera congeló el precio, en su anterior valor. Hoy el valor en horario punta es de 810 pesos.

  

Las huellas urbanas del estallido social: reportaje gráfico de la zona cero a cuatro años
Huellas del Estallido Social

 9 de Octubre de 2023

Parroquia de Asunción de Santiago.


Edificios quemados, abandonados, y lugares que aún no logran recobrar uso antes del 19 de octubre son parte de las marcas que dejó un hito de la historia reciente de Chile.


El 18 de octubre de 2019 fue un punto de inflexión en la historia reciente de Chile. Las personas salieron a las calles donde aún quedan las huellas de un estallido social que duró meses y que afectó el paisaje urbano del corazón de Santiago, el que fue denominado zona cero.
No solo inmobiliario urbano se vio afectado, iglesias, museos, estaciones de metro y lucen las costras de las manifestaciones. Sitios que no han sido reparados, congelados también por la pandemia, y que su futuro sigue incierto.
Fue un clamor por mayor justicia, igualdad y el fin de los abusos”, dijo el presidente Gabriel Boric, en el último aniversario de lo que ocurrió hace cuatro años atrás.

Parroquia de Asunción de Santiago.

Parroquia de Asunción de Santiago, quemada durante la primera conmemoración del Estallido Social. Las manifestaciones comenzaron en Chile el pasado 18 de octubre (2019), tras el incremento en la tarifa de boletos del sistema público de transporte de Santiago, generando que centenares de estudiantes se organizaron para realizar actos de evasiones masivas en el Metro.

  

Plaza Baquedano, corazón de cemento.

Rodrigo Pérez de Arce
20 oct. 2023

La Plaza Italia es el corazón simbólico de Santiago de Chile. Es una frontera, un lugar que divide en dos fracciones —o más— el espacio social chileno. Es el lugar que establece la frontera de Plaza Italia para arriba y de Plaza Italia para abajo. Dada su ubicación, es el punto de reunión para festejos y protestas.
 Un hito. Un monumento. Un eje en torno al cual gira la ciudad. Un corazón aplanado de cemento.
Hay un círculo que es el núcleo de la plaza: allí donde yace el plinto vacío sobre el que alguna vez estuvo la estatua de Manuel Baquedano en su caballo Diamante. Bajo este monolito se encontraban enterrados los restos de el soldado desconocido, en homenaje a “uno de los soldados con que el general Baquedano forjó los triunfos del heroísmo chileno”, según rezaba el bajorrelieve. La estatua ya no está allí: fue pintada, repintada, se subió gente —mucha gente—, le colgaron lienzos, le trataron de quitar la espada, hubo un intento de botarla cortando las patas del caballo; se subió más gente, hasta que decidieron quitarla para una restauración profunda. Hoy, descansa en un museo, para molestia del Ejército.
Si esta plaza es el corazón de la ciudad, el Metro son sus arterias. Bajo la explanada que forman la rotonda, las plazas y el zócalo que dejan los antiguos edificios Turri, yace la Estación Baquedano. Allí combinan las líneas 1 y 5 del Metro, las dos más utilizadas por los santiaguinos. Sumadas, representan más de la mitad de los viajes hechos en la red. Por dentro suyo transitan a diario cerca de 40 mil personas. Pese a la inmensidad de la estación, que tiene seis plantas, hay un lugar que concentra la atención desde 2019: el acceso B. Se trata de la entrada principal al subterráneo, que centralizó gran parte de las protestas, un espacio asolado por la violencia, hoy convertido en tierra sagrada para algunos y signo de oprobio para otros.

Acceso B: dos palabras que dicen poco sobre el lugar que lo dice todo sobre Chile. Sobre sus heridas, sobre el estallido social de 2019, sobre su manera de recordar y procesar sus diferencias políticas. Por encima de todo, sobre la forma en que este país hace su duelo y se enfrenta a su historia.
Si se googlea estallido social Chile, la mayor parte de las imágenes se relacionan con esta plaza y sus alrededores. Se ve a manifestantes sobre la estatua del general Baquedano bajo un cielo enrojecido, lleno de humo, de banderas negras de Chile y de la llamada wenufoye, el símbolo mapuche que lleva un cultrún al centro. Estos elementos –el cielo, el humo, las banderas, lo indígena, mezclados de modo kitsch– reflejan la llamada estética y política octubrista, un concepto que ha sido discutido por laxo, porque pareciera contener todo lo malo que sucedió durante aquellos meses agónicos de 2019. Es cierto que la palabra se ha usado para casi todo, pero no deja de tener un contenido real, una estética, incluso una política. Es, de hecho, parte de lo que eligió representar la fallida Convención Constitucional y su propuesta de texto, alabado en un comienzo, rechazado por muchos al final de ese proceso (un 62% votó Rechazo en septiembre de 2022).

Las fotos y videos muestran del lugar también otras cosas. La que se llamó la marcha más grande de Chile, donde millones de personas se congregaron en el sector, desbordando las calles, las plazas, el río Mapocho, la seguridad policial, los márgenes de comprensión del Gobierno de Sebastián Piñera, y los de todo el arco político, dando la impresión de una marea humana inmensa, como si hubieran dado vuelta un gigantesco balde de agua en ebullición para que corriera libre por el centro de Santiago.
En esa época emergieron muchos símbolos que pretendían condensar ese Chile nuevo que nunca apareció. Hoy parecen un mal recuerdo, una imagen deslavada del frenesí que surgió allí: el perro Matapacos, la Tía Pikachu, el Pelao Vade, Pareman y la primera línea que, tan rápido como aparecieron, se esfumaron en el aire, en las redes sociales, probablemente porque, al final, no representaban mucho.

La idea de que la entrada a la estación Baquedano era la puerta a un infierno de torturas y violencia –como denunciaron conspicuos representantes políticos, idea desestimada por la Fiscalía y el INDH– cobró mucha fuerza y circuló con rapidez y amplitud. No era para menos. Quizás eso explica la furia que se desató contra el acceso B. Quizás, también, eso ayuda a entender que en el mismo lugar se haya erigido lo que bautizaron como el Jardín de la resistencia. La organización Museo del Estallido Social describe así los pilares fundamentales de este lugar:
“La recuperación de la biodiversidad y la apreciación de nuestro paisaje a través de la flora nativa, la sabiduría de los pueblos originarios, la conexión con la tierra y su espiritualidad”.
El contraste entre la declaración y el estado actual del lugar no podría ser mayor. El paso del tiempo, la temperatura, la falta de riego, la indiferencia, extinguieron esa vida que se pretendía resguardar.
Lo que antes era el acceso a una estación de metro pretendieron transformarlo en un santuario a octubre, al estallido, al Chile despertó. Un lugar que pretende recordar, inmovilizar, esas sensaciones, tratando de aferrar el mensaje de aquellos momentos a las paredes del lugar, pintadas, grafiteadas, pintadas, grafiteadas, una y otra vez. Esa fue la dinámica durante varios meses: luego de la primera etapa, Metro pintó de gris las murallas del acceso B, aunque sin tocar el jardín. Los volvieron a rayar; los volvieron a pintar. Hoy, el fondo es blanco y sigue rayado.

“Libertad a los presos”, “Faltan los presos”, “No van a acallar la voz del pueblo”, “No olvidamos”, “Existir para resistir”

Las paredes quieren gritar. También le gritan a Gabriel Boric. Un stencil lo muestra junto a su exministra de Interior, Izkia Siches, ambos sonrientes, pintados de amarillo. Bajo sus caras reza la leyenda:
 “Boris, tu acuerdo de paz descansa sobre nuestros presos políticos”.
Como Cronos en el mito griego, la violencia termina devorando a sus hijos.
Hasta hoy se discute qué hacer con el acceso B. Es el acceso principal a una estación que utiliza mucha, muchísima gente. En algún momento se debe recuperar alguna normalidad del centro de Santiago, todavía con heridas visibles del estallido. Pero cuando Metro anunció los trabajos para rehabilitar este espacio, sus ocupantes –siempre anónimos– rehusaron asistir a las reuniones con la empresa.
Hace algunos meses comenzó el segundo intento por trabajar en la zona. Muros de concreto prefabricado cierran el perímetro del lugar para resguardar las obras de recuperación de la zona, para limpiar y habilitar el acceso. Pero la discusión excede con creces a ese mero lugar. Simboliza mucho más que reabrir o no, si poner una placa conmemorativa, un monumento, una decoración, un mural o un mosaico que aluda a octubre, o si todo esto se hace con un proceso participativo.

Jorge Luis Borges tituló El Aleph su cuento sobre aquel punto donde convergen todos los puntos. El acceso a Baquedano es como un sucio Aleph del alma de Chile. Abandonadas, las ruinas del acceso son un monumento elocuente de dos formas muy chilenas de abordar los problemas. Es la identidad hecha agujero inmenso en el centro de la capital.
Ya he mencionado esa primera actitud: la sacralización acrítica del recuerdo, el olvido de la violencia, los saqueos, el vandalismo. La otra actitud es mirar para el lado y esperar a que los problemas evidenciados, los nudos, se apacigüen por el puro paso del tiempo.
Ambos caminos –el hacer como si no hubiera pasado nada para recuperar la funcionalidad y el de la sacralización– terminan siendo dos caras de una misma moneda. Ambos impiden hacer el duelo, ambos neutralizan el ejercicio intelectual. Los recuerdos terminan mal enterrados, pudriéndose en el subsuelo, todavía latentes, sin nunca terminar de descomponerse en la paz que en teoría entrega el tiempo. Para hacer el duelo hay que partir por aceptar lo que sucedió. Pero, como nos advierte la historia, lo que no se entierra bien, tarde o temprano termina apareciendo de forma monstruosa.

Rodrigo Pérez de Arce es investigador del Instituto de Estudios de la Sociedad, IES





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