El Arte de amar.
(Publio Ovidio Nasón, en latín Publius Ovidius Naso; Sulmona, actual Italia, 43 a.C. - Tomis, hoy Constanza, actual Rumania, 17 d.C.) Poeta latino. Educado en las artes de la política, Ovidio estudió en Roma y completó su formación en diversas ciudades del mundo griego, pero pronto abandonó la política para dedicarse por entero a la poesía, convertido en un hombre adinerado tras heredar la hacienda de su padre. Tuvo numerosas amantes, y se casó tres veces (con dos divorcios), y algunas de sus peripecias amorosas aportaron el material poético para sus Amores, una serie de poemas que narran los incidentes de sus relaciones con Corina, personaje en el que seguramente condensó diversas figuras femeninas. Ovidio perteneció a una serie de poetas que no conocieron las guerras civiles que asolaron Roma durante el siglo I a. C. Los antiguos poetas augusteos, como Virgilio y Horacio, con sus valores patrióticos y su estética clasicista, estaban ya muy lejos de la generación de Ovidio, heredero de la estética helenística que representa el gusto por la erudición y por la despreocupación política y social. En Roma, donde residió hasta los cincuenta años de edad, se relacionó con la más alta sociedad, incluido el emperador Octavio Augusto. Sin embargo, en el año 8 d. C. cayó en desgracia y fue desterrado hasta su muerte en Tomis, en el Ponto Euxino, cerca del Mar Negro, sin que se sepa cuál fue exactamente el motivo; el propio Ovidio supone que se debió al tono libertino de algunas de sus obras, que se habría interpretado como un ataque a la política de reforma moral y a la estética del emperador Augusto, quien llegó a castigar el adulterio como si fuese una ofensa contra el Estado o la religión, incluso más allá de la propia tradición romana. Sin embargo, estas obras circulaban desde hacía tiempo, por lo que se ha especulado también con la posibilidad de que el poeta conociera un escándalo en el que estaba implicada la hija del emperador. La obra de Ovidio En su primera etapa, la poesía de Ovidio tiene un tono desenfadado y gira alrededor del tema del amor y el erotismo. Amores, Arte de amar (considerada por algunos su obra maestra) y Remedios de amor destacan por la maestría técnica en el manejo del dístico elegíaco y la facilidad brillante y a veces pintoresca del verso. El propósito didáctico, los consejos y ejemplos sobre cómo seducir a las mujeres y relacionarse con ellas, se mezcla en estas obras con la anécdota burlesca y un costumbrismo teñido de sátira; a los ojos modernos, más que de amor se trata de erotismo, o incluso de un simple repertorio de anécdotas picantes, aunque debe tenerse en cuenta que lo que en la Antigüedad se entendía por amor se acerca más a lo que hoy llamaríamos erotismo. Por ello, cuando estos libros influyan en el amor cortés trovadoresco (siglo XII), las diferencias serán también notorias. A la obra de madurez del poeta corresponden Las metamorfosis, extenso poema en hexámetros que recoge diversas historias y leyendas mitológicas sobre el tema de las metamorfosis o transformaciones. Se trata de un poema escrito con la voluntad de competir con Virgilio, aunque a la solemnidad de la Eneida opone Ovidio el guiño, la broma y el refinamiento, y a la épica armónica y ática del excelso Virgilio, la variedad pasional y helenística. Durante la Edad Media y el Renacimiento, Las metamorfosis circuló casi como una enciclopedia sobre mitología clásica. Las obras compuestas durante el tiempo de exilio se caracterizan por la melancolía; destacan los Tristes, cinco libros de elegías que relatan su infeliz existencia en Tomis y apelan a la clemencia del emperador Augusto. |
El arte de amar, análisis y opinión de la obra de Ovidio. El arte de amar es, nada más y nada menos, que un manual de cortejo para los jóvenes solteros de la época. Escrito entre el 2 a. C. y 2 d.C., la obra nos permite sumergirnos y comprender las dinámicas sociales del imperio romano y comprender los juegos y la tensión del cortejo del momento. Para Ovidio, el amor es un juego peligroso que cuenta con sus propias reglas y trucos, los cuales relata en esta obra valiéndose, según él, de su propia experiencia. Contexto histórico de El arte de amar de Ovidio El largo poema está dividido en tres libros. El primero de ellos recoge varios trucos sobre dónde encontrar a la mujer perfecta con la que tener una aventura y cómo propiciar encuentros fortuitos con ella. En ese sentido, Ovidio propone algunas festividades o lugares populares (como el circo), donde sentarte cerca de ella y enredarla con tus engaños. El segundo libro explica cómo mantener tu amor; y el tercero lo dedica enteramente a las mujeres. Se cree que los dos primeros libros se publicaron alrededor del I a.C. Estos fueron tal éxito que propiciaron también la tercera parte e incluso la secuela conocida como Remedia Amoris o Remedios para el amor. A pesar de su notoriedad, el libro no fue enormemente aclamado, especialmente porque, a pesar de que el autor previene a las mujeres casadas que deberían alejarse de la obra, está claro que gran parte del texto alecciona y fomenta el adulterio y lo justifica en varias ocasiones, llegando a eximir a Helena (mujer de Menelao en la famosa historia de la guerra de Troya) de ninguna responsabilidad por sus aventuras con Paris.
No debemos olvidar que en aquella época en el imperio romano el adulterio estaba penado por la Lex Iulia de adulteriis coercendis (18 a.C.), por lo que a pesar de sus breves y modestas advertencias de la introducción, el contenido del mismo era considerado como algo escandaloso para la curia romana. De hecho, se especula que fue debido a este poema por lo que desterraron a Ovidio a una zona de la actual Rumanía, ya que el emperador Augusto buscaba controlar y limpiar la moral de la época. Sin embargo, muchos autores consideran esta hipótesis como poco realmente débil, ya que la obra llevaba en circulación al menos ocho antes del destierro de Ovidio. Más bien es muy posible que Ovidio se viese envuelto en los de problemas de sucesión de Agripa Póstumo, el hijo adoptivo de Augusto, y la nieta de Augusto, Vipsania Julilla, los cuales fueron relegados más o menos al mismo tiempo. El exilio de Ovidio no fue completo, ya que no se incautaron sus pertenencias y bienes, pero su familia se quedó en Roma mientras él era relegado a la frontera. Este intentó volver a Roma en más de una ocasión y le suplicó varias veces por el perdón al emperador, pero este nunca le indultó. Es posible que El arte de amar se empleara como excusa para su exilio y no sería la primera ni la última vez en la historia de Roma que la represión de la inmoralidad escondiera un incómodo secreto político. El poema ha influido poderosamente en al literatura moderna e incluso formaba parte de las lecturas obligatorias en los estudios medievales de las escuelas a partir de la segunda mitad del S.XI. Su influencia en la literatura europea de los siglos XII y XIII fue tan grande que el medievalista y paleógrafo Kudwig Traube denominó a todo aquel período “época Ovidiana”. Asimismo, el libro fue censurado en varias ocasiones (todas las obras de Ovidio fueron quemadas en Savoranola, Florencia (1497) e incautadas en aduana de los EE.UU. (1930). Sobre El arte de amar de Ovidio El arte de amar es, como hemos dicho anteriormente, una guía para encontrar, conquistar y mantener el amor. A pesar de que lo que pueda parecer al comienzo de la obra, el libro claramente está enfocado a mantener aventuras amorosas con diversas mujeres (y hombres) al mismo tiempo, ya que llama continuamente a la diversión, a tolerar las infidelidades del prójimo y, cómo no, a explotar el concepto latino del carpe diem. De esta forma, Ovidio provee a los lectores de trucos y guías para conquistar el corazón de una mujer, lograr encuentros fortuitos, empezar conversaciones y hacerse el encontradizo. Su nivel de implicación por los detalles llega incluso a relatar cómo conseguir ver las piernas desnudas de las mujeres, cómo debe ir peinado y vestido un hombre, cómo debe comportarse en la alcoba o cómo debe tratar a la criada y esclavos de su enamorada.
Para Ovidio, cualquier truco es válido para conquistar a una mujer. Así, en repetidos momentos del poema, aconseja a los hombres a mentir, engañar o hacerse los ricos e interesantes frente a ellas, afirmando no solo que cualquiera es conquistable, sino que con sus consejos estas acabarán suplicando a los pies del hombre.
El poeta alecciona varias veces al enamorado a realizar promesas y súplicas falsas, y hasta juramentos que luego se rompan, asegurando que Júpiter les perdonará ya que él mismo realizaba continuamente promesas vacías a Juno. Así, por ejemplo, enseña al enamorado a hacerse el bebido en una cena para realizar acercamientos impropios, a fingir las lágrimas en algún momento de desengaño, a mentir sobre las cualidades y talentos de su enamorada o incluso a fingir indiferencia frente a la presencia de un rival. El largo poema está cargado de nombres propios y referencias típicas a la cultura de la época, lo cual dificulta y empobrece enormemente su lectura si no cuentas con una edición debidamente ampliada con comentarios y pies de página. De esta forma, podremos comprender muchas de las alusiones del autor y hasta sus temores hacia las represalias de los versos, ya que hay varios momentos del texto en los que realiza apuntes y aclaraciones con el fin de protegerse ante posibles acusaciones. Por ejemplo, en este fragmento hace una alusión a las delgadas cintas y largas bandas que solían llevar las mujeres casadas, previniéndolas de seguir leyendo la obra ya que el adulterio en la época estaba penado y severamente castigado por la Lex Iulia de adulteriis coercendis (18 a.C.)
Así mismo, El arte de amar no está exento de otros muchos tópicos de la época, como la continua comparación del poeta como auriga (ya empleada por Virgilio anteriormente), la comparación del poema y sus enseñanzas como un barco a la mar, etc. Asimismo, aprovecha la introducción para enaltecer la figura del César, alabar sus obras y augurar la victoria en cualquier combate o hazaña que se le presente. El poema, que se presenta como un manual cargado de consejos para los amantes, al igual que los libros de autoayuda contemporáneos se reviste de ejemplos y testimonios para reforzar la validez de sus premisas. En ese sentido, Ovidio apela continuamente a la sensatez del lector, dirigiéndose directamente a él y reforzando así la tradición oral. Asimismo, ejemplifica continuamente sus comandas y directrices con ejemplos extraídos de otras obras, relatos sobre los personajes involucrados en la guerra de Troya y mitos religiosos. Cuando habla acerca de la necesidad de mantenerse tranquilo aunque tu mujer te sea infiel para no darle alas a su aventura, ilustra su consejo con el famoso mito de Venus y Vulcano / Marte; y cuando habla sobre la importancia de la elocuencia por encima del aspecto físico, cita también a Ulises, del que se cuenta que no era muy agraciado. Al mismo tiempo, como es natural, la obra está cargada también de referencias a su otra obra, publicada varios años antes: Amores y una más . Estas citas y los sobrenombres que le da continuamente a los dioses y los héroes clásicos son una importante parte por la que recomiendo leer la obra con una edición debidamente comentada, ya que por el resto el estilo de Ovidio es ligero, dinámico y no se para demasiado a repetir conceptos. De hecho, en varias ocasiones, llega a contradecirse, explicando primero que un hombre para ser atractivo ante a una mujer y lograr su amor, debe estar moreno y en buena forma física; para luego explicar que la palidez y delgadez del amor son argumentos que podrán predisponer a la dama en su favor. El papel de la mujer en El arte de amar, de Ovidio Es evidente que el poema está plagado de valoraciones y opiniones personales de Ovidio que no tienen por qué reflejar la opinión general general del momento. Por ejemplo, en varias partes del libro I y II se postula en contra de los remedios y pócimas de los templos que sirven para atraer el amor o incitar la líbido (quizás precisamente por sus próximas experiencias personales negativas con una bruja llamada Dipsas que narra en su otra obra Amores).
Sin embargo, está claro que El arte de amar nos ofrece una vista privilegiada de la sociedad romana de la época y sus costumbres y usos, y en esta, la posición de la mujer era realmente precaria. No es por tanto de sorprender que el libro I del poema de Ovidio esté lleno de calificativos que compara a las mujeres a los animales, las tacha de taimadas e interesadas e incluso fomenta y enaltece las violaciones.
Así, el libro incita desde el primer momento a engañar, mentir, decir falsedades, manipular a las criadas y amigos y hacerle continuamente cumplidos a la mujer con el único objeto de poder meterse en su alcoba y en su lecho. Evidentemente, es de entender por tanto que la obra fuera realmente escandalosa para la curia romana y que incluso pudiera provocar más de una pelea si la encontrabas en el poder de un familiar o amante. Y sin embargo, es increíblemente tolerante con las infidelidades, tanto las de las mujeres como las de los hombres. Como para Ovidio la mujer es similar a un animal (comparada múltiples veces con este), la responsabilidad total de la infidelidad de una mujer es siempre del marido. Además, según el poeta, a la mujer casada se le debe dar toda libertad para que haga lo que ella quiera. En el libro tercero, escrito tras el éxito de los dos anteriores, Ovidio ensalza a la mujer y le otorga de armas con las que defenderse de los hombres, repitiendo de cualquier forma muchos de los argumentos dados en los primeros dos libros, de manera que se retroalimenten sus consejos (les recomienda que se paseen por los sitios en los que les dijo a los hombres que encontrarían mujeres, etc.).
Asimismo, es especialmente ilustrativo cómo Ovidio incita a las mujeres a tener todas las aventuras amorosas que puedan (lo cual de nuevo choca directamente con su declaración inicial de no fomentar el adulterio), afirmando que estas son libres de hacer con su cuerpo lo que deseen.
Opinión personal de El arte de amar El arte de amar es una obra más que interesante precisamente por su capacidad para transmitirnos la forma de ver la sociedad y los encuentros amorosos de la Roma del S.II a.C. / d.C., pero honestamente, no es el manual en actual vigencia del que habla mucha gente. Y es que a lo largo de la lectura de esta obra, me he ido encontrando con numerosos comentarios de gente que afirma que 2000 años después de la publicación de esta obra, los consejos de Ovidio siguen siendo vigentes. Y dejadme que os aclare que no es así. Además de justificar la violación, fomentar las mentiras y las relaciones basadas en engaños, reducir a la mujer a algo bonito que debe cuidar antes su físico que ninguna otra y dar continuos consejos basados en malas prácticas, no podemos olvidar que Ovidio basa su obra en experiencias personales. Si leéis Amores, su otra obra de gran popularidad, veréis que muchos de los consejos que da, están basados en una conversación que escuchó entre su amante Corina y una bruja llamada Dipsa. El hecho de hacerse la difícil y cerrar la puerta de vez en cuando al amante sin darle explicaciones, era una práctica frecuente que él mismo sufría en sus carnes y así con otras recomendaciones que él mismo hace en la obra. De cualquier forma, sorprende lo fácil y aproximable que es esta lectura a cualquiera con suficiente paciencia como para leer los piés de página. Es la primera obra que analizamos en Momoko del mundo clásico, pero está claro que, por lo ameno e interesante del tema y de la prosa, no será la última. |
Biblioteca Personal.
Tengo un libro en mi colección privada .-
Tengo un libro en mi colección privada .-
Décimo Junio Juvenal.
(Aquino, actual Italia, h. 60 - Roma, h. 128) Poeta latino. Resentido con el emperador Domiciano porque no le había concedido un puesto administrativo a su servicio, escribió una sátira que le valió el destierro a la ciudad egipcia de Syene, la posterior Asuán. No pudo regresar a Roma hasta la defunción de Domiciano, en el año 97; al parecer, en sus últimos años contó con la protección del emperador Adriano. Por su amargura y pesimismo, sus composiciones, todas ellas de carácter satírico, están más próximas a la gravedad de Persio que a la ironía de Horacio, pese a que Juvenal se declaró influido por este último. Su obra, de tono patriótico y retrospectivo, se reduce a dieciséis Sátiras en verso hexamétrico repartidas en cinco libros. Inspiradas en los clásicos latinos y valoradas por sus sentencias y versos lapidarios, Juvenal denunció en ellas la decadencia y la corrupción que imperaban en la sociedad romana del siglo I. Relegadas al olvido tras la muerte del poeta, fueron revalorizadas a partir del siglo IV y admiradas de forma especial por los escritores cristianos. |
Sátiras. Las Sátiras son una recopilación de poemas satíricos escritos por el autor romano Juvenal entre finales del siglo i y comienzos del siglo ii. Algunos estudios recientes apuntan a que probablemente el primero de sus libros pudo ser publicado en el año 100 o 101. Estructura Se compone de una recopilación de dieciséis poemas, escritos en hexámetro dactílico que está organizada en cinco libros : Libro I: Sátiras 1-5 Libro II: Sátira 6 Libro III: Sátiras 7-09 Libro IV: Sátiras 10-12 Libro V: Sátiras 13-16 (de la 16 sólo se conservan trozos) Legado Pero si por algo es conocido Juvenal es por algunas de sus expresiones: «panem et circenses» («Pan y circo»), refiriéndose a las costumbres de los romanos en tiempos del Imperio, «Sed quis custodiet ipsos custodes?» («¿Quién vigilará a los propios vigilantes?») (VI 347–348), «rara avis» (lit., «ave muy poco común»), refiriéndose a las esposas perfectas y comparándolas con la rareza de un cisne negro, «Mens sana in corpore sano» («Una mente sana en un cuerpo sano») (X 356)... Fue un autor muy popular ya en tiempos del Bajo Imperio y durante la Edad Media. Se han hallado unos 500 manuscritos medievales de las Sátiras. |
Significado de las Sátiras. Aunque Juvenal ha sido ampliamente estudiado a lo largo de los siglos, el contenido y el tono de sus Sátiras se han hecho progresivamente problemáticos y difíciles de digerir por parte del movimiento feminista. Mientras el tono de la sátira de Juvenal ha sido considerada desde la Antigüedad como un airado desprecio hacia todos los representantes de un desvío social, estudiosos como W.S. Anderson y más tarde S.M. Braund han sugerido que este aparente enfado es una mera persona (máscara) retórica asumida por el autor para criticar el desequilibrado enfado suscitado por el tipo de elitismo, sexismo y xenofobia con los que las Sátiras parecen repletas a primera vista. El carácter aforístico, absolutista, del texto lleva demasiado fácilmente a la aplicación indiscriminada de críticas originariamente dirigidas a ejemplos literarios de vicios en particular. En el interés de mantener el texto libre de tales preocupaciones, es vital que el texto y su autor se distingan de la manera o estilo en el que normalmente han sido leídos. Como ha señalado el teórico literario Stanley Fish, la lectura de un texto es tanto el producto de las creencias y prejuicios del lector como el de aquellos contenidos dentro del texto. La misoginia y otras formas de odio percibidas en el texto son tan atribuibles a lo que los lectores a lo largo de los siglos han llevado a la lectura como a lo que pretendía Juvenal.
Sería un error igualmente grave leer las Sátiras como un relato literal de la vida cotidiana y el pensamiento romanos a finales del siglo i y principios del II, lo mismo que sería un error dar crédito a cada calumnia recogida por Tácito o Suetonio contra los miembros de la anterior dinastía imperial. Temas parecidos a los de las Sátiras se encuentran presentes en autores que abarcan el periodo de la República Romana y principios del Imperio que van desde Cicerón y Catulo hasta Marcial y Tácito; de manera similar, los recursos estilísticos del texto de Juvenal entran dentro de la categoría de la literatura post-augusta representada por Persio, Estacio y Petronio. Finalmente, es preciso darse cuenta de que el sistema conceptual presente dentro del texto es muy representativo de solo una porción de la población romana; las Sátiras no hablan claramente de las preocupaciones de las mujeres, los inmigrantes, los esclavos, los niños o incluso hombres que se aparten de la educada audiencia de élite hacia la que se dirigía el autor. Con estas advertencias presentes en la mente, es posible acercarse a las Sátiras como una fuente que ayuda mucho para el estudio de la cultura de principios de la Roma Imperial. Además de una gran riqueza de información incidental sobre todo tipo de asuntos, desde la dieta hasta la decoración, las Sátiras de Juvenal revelan lo que es esencial en una civilización: los temas en el corazón de la identidad romana. Más que revelar una miríada de potenciales respuestas que abarcan toda la diversa población romana, Juvenal revela las cuestiones esenciales de la sociedad romana. |
SÁTIRA V Las mujeres romanas. Preámbulo que describe la situación del pudor femenino en los tiempos antiguos y la huida del mismo de las tierras (1-20). De ahí, el estupor del poeta al saber que su amigo Postumo va a contraer matrimonio: en parte alguna queda una mujer casta (21-59). Epia deja a su marido para irse con un gladiador horrible (60-113). ¿Y Mesalina, esposa del emperador Claudio? (114-132). El sexo es después de todo pasajero en ellas comparado con otras cosas (133-135). Algunos hombres buscan la dote que ellas utilizan para sus amoríos (I36-I6O). Aquella que sea virtuosa es insoportable por sus títulos nobiliarios (lói-183). Las que tienen la manía de usar el griego (184- 199). ¿Para qué casarse si no se está seguro de querer a su mujer? (200-205). Vejaciones del esposo ante la esposa a la que ama, vejaciones con la suegra (206-241). Tres rasgos odiosos: amante de litigios, del deporte, de fingir celos (242-285). Lujuria y dinero (286- 299), excesos con la fiesta de la Buena Diosa (300-345). Encerrar a la mujer corre el riesgo de que sus guardianes sean corrompidos (346-351); las mujeres no saben controlarse (352-365). Homosexuales y eunucos gobiernan la casa y a ellos se entregan ciertas mujeres complacientemente (O 1-34; 366-378); enamoradas de cantantes (379-397); chismosas (398-412), autoritarias (413-433), pedantes (434- 455), la coqueta peinándose (456-473); crueldad con los esclavos en lo que atañe al cuidado y aseo personales para complacer, no a los maridos, sino a sus amantes (474-511); supersticiosas (511-591); negativa frente a la procreación (592-601); hijos supuestos (602-609); recurso a filtros mágicos (610-625). Atroces crímenes de envenenamientos realizados por las mujeres (626-661). Poemas
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la gran venecia
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