Luis Alberto Bustamante Robin; Jose Guillermo Gonzalez Cornejo; Jennifer Angelica Ponce Ponce; Francia Carolina Vera Valdes; Carolina Ivonne Reyes Candia; Mario Alberto Correa Manríquez; Enrique Alejandro Valenzuela Erazo; Gardo Francisco Valencia Avaria; Alvaro Gonzalo Andaur Medina; Carla Veronica Barrientos Melendez; Luis Alberto Cortes Aguilera; Ricardo Adolfo Price Toro; Julio César Gil Saladrina; Ivette Renee Mourguet Besoain; Marcelo Andres Oyarse Reyes; Franco Gonzalez Fortunatti; Patricio Ernesto Hernández Jara; Demetrio Protopsaltis Palma; Katherine Alejandra Del Carmen Lafoy Guzmán;
|
Biblioteca mitológica de Apolodoro.
Biblioteca Personal.
Tengo un libro en mi colección privada .-
Tengo un libro en mi colección privada .-
Itsukushima Shrine. |
LACAS DE ANTIGUOS NOMBRES DE CALLES EN COMUNA DE SANTIAGO.
12 FEBRERO 2014
Alameda de las Delicias (Ahora Av. Libertador Bernardo O’higgins)
Cause natural del río Mapocho, que fue utilizado como basurero en la colonia. También llamado “La Cañada de San Francisco”. Bernardo O’Higgins ordena la remodelación de La Cañada y su conversión en la Alameda de Las Delicias. Nada nuevo que agregar, salvo que hay más plátanos orientales que álamos actualmente.
Avenida de la Capital (Ahora Av. España)
Hasta 1860, el actual Barrio Dieciocho estaba formado por extensas quintas donde prácticamente no se habían abierto calles ni veredas, y fue gracias a la iniciativa de los vecinos, algunas instituciones eclesiásticas, y a la intervención del Estado que comenzó su rápida urbanización. Una de las quintas más renuentes a la expansión urbana de esa época fueron la de Henry Meiggs, el aventurero americano y magnate del ferrocarril, quien lotea su quinta ubicada en la Alameda con República, en el mes de enero de 1873; y realiza un loteo con hermosos sitios de alto costo y cede el terreno para la formación de las dos avenidas más importantes del barrio: la avenida República y la avenida de la Capital (que luego se llamaría España). Posteriormente, innovaciones urbanas como la transformación del Campo de Marte en el Parque Cousiño en 1873, la inauguración del Club Hípico, la construcción de la Escuela Militar, y el levantamiento de la Iglesia de San Ignacio durante la misma década, fomentaron la llegada al barrio de numerosas familias de clase alta. El nuevo sector urbano quedó delimitado entre Alameda de las Delicias por el norte, Camino de Cintura (hoy Av. Blanco) por el sur, San Ignacio por el oriente y la Avenida de la Capital por el poniente.
Calle de Bretón (Ahora Santa Lucía)
Un francés llamado Reinaldo Le Breton decide instalarse en las faldas del Santa Lucía buscando aire puro para su esposa con problemas respiratorios. Duró dos años ahí hasta que el rey Carlos III de España ordena que los extranjeros deben irse del país. Bretón arma una milicia con forasteros para ir a apalear indios rebeldes a nombre del rey para así no irse de Chile. Apaleo tan bien que cuando murió le honraron con el nombre de la calle hasta que Benjamín Vicuña Mackenna hermosea el cerro y le cambia el nombre a la calle al actual Santa Lucía.
Calle de Duarte (Ahora Lord Cochrane)
En la propiedad de Don Gregorio de Ugarte y Avaria se abrió en los comienzos del siglo XVIII la calle de Ugarte. La mala pronunciación popular lo convirtió en Bugarte, primero, y Duarte, después. Las heroicas acciones navales de Thomas Cochrane en Perú y el sur de Chile (¡y hasta México!) contra los españoles (También fue importante en Brasil y Grecia tras irse de Chile) hacen que el nombre de la calle cambie nuevamente.
Calle de La Maestranza (Ahora Av. Portugal)
El primer nombre de la calle Portugal fue “La Ollería”. Al camino se le llamaba así porque existía aquí una locería, manejada por monjes jesuitas, cuyo producto más popularizado eran las vasijas. Ya para la época de la independencia, el camino se comenzó a llamar “Calle de la Maestranza”, porque porque donde hoy está FAU se instaló la Maestranza del Ejército en 1817, anticipo de la actual FAMAE, por el cura Fray Luis Beltrán, uno de los primeros químicos del país. De hecho el edificio de FAU fue originalmente un cuartel militar, construido posteriormente, cuando la Maestranza se fue a los Arsenales de Blanco Encalada..
Calle de La Nevería (Ahora 21 de Mayo)
Esta calle ha tenido muchos nombres, como “del basural” (por dirigirse hacia el basural), “de la caridad” (por la construcción del cementerio de reos fallecidos), “atravesada de los Dominicos”(por estar perpendicular a Santo Domingo), “de la pescadería” (por el comercio de pescados y mariscos sólo permitido los jueves en esa esquina), pero en el siglo XIX cambió su nombre a “calle de la Nevería”, pues habían vendedores de nieve, traída durante el verano desde la Cordillera de Las Condes. Este producto era muy apreciado por la gente, siendo vendido al peso en balanzas, para la elaboración de helados y la conservación de alimentos. La calle de la Nevería cambió a 21 de Mayo poco después del Combate Naval de Iquique, a propuesta de Vicuña Mackenna (Sujeto a corroboración).
Calle de Las Cenizas (Ahora San Martín)
San Martín se llamó, durante más de una centuria, de las Cenizas, por las cenizas que arrojaban las jabonerías que allí hubo hasta el tiempo de la Independencia.
Calle de Las Claras (Ahora Mac Iver)
La calle de las Claras o Atravesada de las Claras era el límite urbano de la ciudad por el lado oriente, en sus primitivos tiempos. La designación actual se la debe á las monjas clarisas, que se establecieron allí después que fueron destruidas las ciudades de Imperial y Osorno, en donde tenían sus monasterios. La calle de las Claras cambió su nombre por el de Enrique Mac Iver luego de la muerte de este político en 1922. Para entonces, el convento de las Claras había volado alto para instalar en su solar la Biblioteca Nacional.
Calle de Las Matadas / Matadoras (Ahora Santa Rosa)
Vicuña Mackenna cree que la llamaron de las Matadas, porque en el cementerio existente por esos lugares enterraron algunas mujeres asesinadas. Un sujeto que vivía en la expresada calle, cerca de la Cañada, no habiendo podido conciliar el sueño, una noche, sintió rumor de hombres que se acercaban. Se asoma con cautela a una ventanilla, creyendo que fueran ladrones, pero en vez de hombres, ve tres mujeres vestidas de blanco, que llevaban a cuestas un pesado bulto. Penso que era algo del otro mundo y sobrecogido de terror despertó a los vecinos. Más, cuando estos salen, los misteriosos personajes habían desaparecido. Un cuerpo de mujer encontrado a la mañana siguiente, descifró el enigma: los misteriosos personajes eran “las matadoras de las matadas” y nunca fueron encontradas. La calle Santa Rosa se llamó así por la existencia de una Iglesia consagrada a Santa Rosa de Lima, ubicada en donde hoy está el Ministerio de Bienes Nacionales (esquina sudponiente, actuales edificios fiscales y calle Juan Antonio Ríos)
Calle de Las Ramadas (Ahora Esmeralda)
La calle de las Ramadas se formó en el barrio del basural, probablemente en el siglo XVIII, porque no aparece en el plano de Frezier (1712). Su nombre proviene de las primeras ramadas, que eran lo más humilde de la ciudad. Durante las noches se ocultaban sombras siniestras de poncho y cuchillo, pero su cercanía a la plaza del Basural (Mercado Central) la hizo la arteria del pobrerío sosegado, que nada quería con la justicia. El nombre actual de la calle conmemora a la gloriosa corbeta en la que Arturo Prat se inmolara.
Calle de Las Recogidas (Ahora Miraflores)
El terreno que ocupa la plaza Benjamín Vicuña Mackenna, ubicada a un costado del cerro Santa Lucía, era propiedad de Rodrigo de Quiroga, quien lo habilitó como lugar de descanso para las carretas que efectuaban viajes largos. En 1723 se construyó en el lugar una casa de recogidas, cuyo objetivo era corregir las costumbres de las mujeres que se alejaban de lo considerado moralmente correcto por la Iglesia católica; la casa funcionó durante algunas décadas sin mucho éxito. El edificio fue demolido en 1901, año en que se construyó la actual plaza.
Calle de los Baratillos Viejos (Ahora Manuel Rodríguez)
El nombre de la calle proviene de los ropavejeros y vendedores de calzado que se establecieron, aprovechando las franquicias del nuevo estado. Muchos de los miriñaques, encajes, golillas y chupas de seda de los abuelos godos aparecieron en las reventas de “los Baratillos Viejos”, como la gente dio en llamar dicho comercio y dicha calle. Al parecer también hubo un “enterratorio” de negros en el vecindario, pero la cosa no pasa de ser una leyenda.
La antigua “Calle de los Baratillos Viejos” es la antigua Manuel Rodríguez, no la actual avenida que bordea la Autopista Central. Abarcaba desde la Alameda (donde está el edificio de la ANEF) hasta el puente Manuel Rodríguez sobre el Mapocho, donde comienza la Avenida Fermín Vivaceta. La mayor parte de esta calle “voló alto” con la construcción de la Avenida Norte-Sur en la segunda mitad de la década de 1970: se demolió prácticamente completa, incluyendo palacios emblemáticos como la ex Nunciatura Apostólica. Solo se conservaron casi tres cuadras, que recibieron primero el nombre de Roberto Pretot (1856-1925; fundador de la Liga Marítima de Chile, vice-súperintendente del Cuerpo de Bomberos de Valparaíso y empresario, un nombre bastante curioso por lo desconocido del personaje) y que en democracia fue rebautizada como Tucapel Jiménez, en homenaje al asesinado dirigente sindical. Algunos edificios entre Mapocho y San Pablo también sobrevivieron, como el mítico Club Deportivo México, inmortal por sus veladas de boxeo. La actual Avenida Manuel Rodríguez es la caletera de la Avenida Norte-Sur/Jorge Alessandri Rodríguez, hoy Autopista Central. Surge desde la calle Mapocho: en la calzada oriente llega hasta la Avenida Blanco Encalada y en la calzada poniente, hasta Avenida Matta, donde pasa a llamarse Avenida Benjamín Viel. Se extiende más al sur de la Alameda, por los terrenos donde antiguamente estaba la calle Castro, cuyo nombre no fue preservado y de la que queda con suerte media cuadra frente a los Arsenales de Guerra, entre Domeyko y Blanco Encalada.
Calle de Los Patos (Ahora Padre Luis de Valdivia)
Este callejón del actual barrio Lastarria, estaba lleno de charcos y lagunas formadas por el desparrame de agua de los canales que distribuían agua al centro. En esos lagunares se criaban bandadas de patos cuyos graznidos enturbiaban el silencio del cerro. La calle lleva el actual nombre de Luis de Valdivia, quién fue un precursor de la guerra defensiva, es decir usar obras misioneras que conquistarían religiosamente a los rebeldes, cosa que no funcionó: El rey Felipe IV reimplantó oficialmente la guerra ofensiva en 1625.
Calle de San Diego Nueva (Ahora Arturo Prat)
Desde los tiempos de la Conquista la calle de San Diego fue la ruta militar de Chile. En las postrimerias del siglo XVIII, el provincial Ortiz de Zarate fundo otra capilla del socorrido San Diego, mas al oriente de la Cañada, en terrenos también del opulento don Andrés de Toro Hidalgo y que al poco tiempo formó una nueva vía que tomó el nombre, para distinguirse de la otra, de calle de “San Diego la Nueva”. La calle Arturo Prat pasó a llamarse así muy poco después del Combate Naval de Iquique, por haber residido el héroe en aquella calle y haber estudiado en la escuela de José Bernardo Suárez, también en Nueva de San Diego. La Iglesia de San Diego, que databa de 1788, fue comprada por el Estado en 1888 para constituir allí la biblioteca más grande de Chile en ese entonces (más que la Nacional, ubicada entonces en el ex Tribunal del Consulado en Compañía con Bandera); 73.953 volúmenes. Esta biblioteca fue desarmada y demolida en enero de 1929 por orden del nefasto (y del que se cuentan historias de dudosa moralidad) ministro de Educación de Ibáñez, Pablo Ramírez. El Instituto solo conservó 15.000 tomos de pura suerte: el resto pasaron a la Universidad de Chile, al Pedagógico, a la Biblioteca Nacional, al INBA y hasta al Lastarria. ¿El motivo? Construir una piscina (fetiche del gobierno de Ibáñez) para los alumnos de la Facultad de Derecho, la que nunca se inauguró. Hoy la Biblioteca del Instituto (denominada “Juan Nepumoceno Espejo” en nombre del rector en el tiempo en que se fundó, 1876) está dentro del edificio actual del mismo, en el cuarto piso del edificio de la entrada principal.
Calle del Galán de la Burra (Ahora Erasmo Escala)
Un chiquillo de nombre Casimiro, el cual en las artes del amor no había tenido muy buena suerte. Pero no tardó en verse correspondido por una de las doncellas mas hermosas, con la cual había conseguido una cita nocturna gracias a un vieja criada que le hizo papel de celestina. En aquella noche la luna estaba en creciente, decidido Casimiro bajaba muy atento a la soledad que presentaban los campos cercanos que antiguamente tenía Santiago. Ya llegado al lugar del encuentro, y escuchando un remoto ladrido de perros se entregó a la espera de la bella doncella. Para ese entonces los habitantes de Santiago eran bastante supersticiosos, y se corría la voz de que el diablo se aparecía por las calles de Santiago, para Casimiro el paisaje no era muy tranquilizador pues a lo largo de las tapias, la interminable y fantástica fila de cachos que sobre sus bardas colocaban los dueños de los corrales era un espectáculo característico en los aledaños al Matadero de San Miguel, junto con el estiércol de los vacunos en la calle y los cueros clavados en las murallas para ahuyentar la mala suerte.
Tal era el miedo de Casimiro que se dio a caminar a tropezones tras cerrar los ojos. Llegado a la muralla derruida junto al cequión donde se había dado cita, la noche; profunda; invitaba a esas noches de amor a las que se daban cita los jóvenes de aquella época. Solo el ruido de unas hojas que caían y unos pasos que se acercaban le sacó de sus pensamientos. Con los ojos cerrados esperó a que ella se acercara, ese ángel que sola y sin guardia alguno venía hacia él, sentía tras si el aliento de la mujer que se acercaba. Sin aguantar mas, le tomó y apretó por el cuello, cuya suave figura se transformaba en el áspero cuello de una borrica cabezona que se había acercado a pastar por esos lares, como el hecho pertenece a un siglo malicioso y picaresco; en vez de referirse como a un escándalo; se creyó prudente no ahondar en el asunto y perpetuar el equívoco burlón con el eufemismo del “Galán de la Burra”, quién tuvo que huir a Perú para que no le hicieran bullying.
El nombre de Erasmo Escala se debe al general de división que comandara las tropas chilenas durante las campañas de Tarapacá y al comienzo de la de Tacna y Arica. Un hombre voluntarioso, pero personalista, que finalmente fuera retirado del mando sutilmente por sus desacuerdos con sus subalternos, entre los que se encontraban los coroneles José Velásquez (el que le da el nombre a la Av. General Velásquez) y Pedro Lagos (con calle en el barrio Matta Sur).
Calle del Ojo Seco (Ahora General Mackenna)
De uno de los once ojos (arcos) del Puente Cal y Canto se formó la calle. La gran crecida de 1783 dejó con miedo a quienes vivían en las riveras del río, por lo que se crearon nuevos tajamares que no estuvieron listos sino hasta 1808, lo que dejó secos algunos ojos que fueron utilizados por la gente más humilde del poniente para llegar a la Plaza de Abasto. Actualmente posee el nombre del general Juan Mackenna, un ingeniero militar y general del ejército chileno durante la Guerra de Independencia, y adoptó ese nombre a comienzos de la década de 1930. Antes, se le llamó calle Sama. Debe ser por el hecho que cuando Tacna era chilena, el límite nombre era el río Sama. El General Juan Mackenna fue ingeniero militar, nacido en Irlanda, reconocido por ser refundador de Osorno, mentor de O’higgins (conocía muy bien a don Ambrosio, y puso a Bernardo bajo su protección en la Patria Vieja) y que muriera en un duelo a pistolas contra el coronel Luis Carrera en Buenos Aires, por sentirse ambos ofendidos por el otro. La enemistad de los Carrera con los Mackenna duró hasta… el casamiento de Pablo Mackenna con Javiera Díaz de Valdés, descendiente del general el primero, descendiente de Javiera Carrera la segunda.
Calle del Peumo (Ahora Amunategui)
Antiguamente se llamaba el “callejón de las Rosas”, pero al estar tan cerca de Rosas, por lo que se renombró con el nombre del Peumo sobresaliente de una huerta en la esquina sudponiente de las Agustinas. Fue así como la gente, bajo el follaje de este árbol, que tenia siempre un sabor fresco, empezo a llamar por calle “del Peumo” a la que antes hizo de su ruta el paso de las primeras Rosas de Chile. La calle del Peumo cambió su nombre para homenajear a sus vecinos más ilustres, los hermanos Miguel Luis y Gregorio Víctor Amunátegui, que vivían en un palacete ubicado en esa calle con la Alameda, hoy demolido para hacer la Torre Entel.
Calle del Rey (Ahora Estado)
Era el 8 de septiembre de 1609. La noticia de que iba a salir de San Francisco el Sello del Rey, en procesión, por la calle “del Alguacil Mayor”, había congregado en la Plaza Mayor y a lo largo de la calle a una muchedumbre abigarrada de indios, negros y mestizos. Los mas supersticiosos comentaban el suceso con detalles y agregados, explicando que Su Majestad, por obra y gracia de Dios, se había metido en la cajita de oro para ver mejor lo que hacian sus súbditos en este apartado reino. Cuando comenzó la procesión, la muchedumbre se echó al suelo como si fuera el Santísimo diciendo “El Rey, el Rey!”. Hay otra version que supone que esta calle se llamaba del Rey por haber estado ubicada, en 1570, frente a los Huerfanos, la Real Hacienda.
La calle del Rey vinculo a Chile con la potestad española. El recuerdo del Sello continuo perdurando hasta el día en que don Francisco de la Lastra, por decreto del 20 de enero de 1825, la transformó en el símbolo “del Estado” de Chile.
Calle Huemul (Ahora Roberto Espinoza)
A principios del siglo pasado, el arquitecto Ricardo Larraín le propuso al entonces presidente Ramón Barros Luco la idea de levantar un barrio especialmente diseñado para los obreros, comerciantes del sector sur de Santiago y empleados fiscales. Sería la primera ciudad satélite de la capital, y es lo que hoy conocemos como el barrio Huemul, ubicado entre la calle San Diego por el oriente, Lord Cochrane por el poniente, la calle Franklin por el norte y la calle Placer por el sur. No tengo muchos antecedentes de Roberto Espinoza, pero fue un dirigente social muy destacado de la primera parte del siglo XX.
Camino de Cintura Oriente (Av. Vicuña Mackenna)
A fines del siglo XIX, el límite urbano de la comuna era, considerando las calles actuales, Mapocho, Vicuña Mackenna por el este, Manuel Antonio Matta y Blanco Encalada por el sur y Exposición y Matucana por el oeste, las cuales conformaban el camino de cintura y correspondían a la extensión de la ciudad. El nombre actual lo adquiere por el intendente Benjamín Vicuña Mackenna quién intenta hacer un “camino de cintura para la ciudad”, contemplando cuatro avenidas, uno por cada punto cardinal. No obstante, sólo las avenidas Sur y Oriente se ajustaron a lo planteado en el proyecto. El Camino de Cintura Oriente tomó el nombre de Vicuña Mackenna por el hecho que residía él en su quinta casi llegando a la calle Rancagua. Dicha quinta se quemó casi completa, salvo su biblioteca y pabellón de invitados. Hoy es el Museo Nacional Vicuña Mackenna.
Camino de Cintura Sur (Ahora Av. Matta)
A fines del siglo XIX, el límite urbano de la comuna era, considerando las calles actuales, Mapocho, Vicuña Mackenna por el este, Manuel Antonio Matta y Blanco Encalada por el sur y Exposición y Matucana por el oeste, las cuales conformaban el camino de cintura y correspondían a la extensión de la ciudad. Ahora lleva el nombre del gran empresario minero, político, parlamentario, diplomático e intelectual copiapino Manuel Antonio Matta.
Camino Real de La Cañadilla (Ahora Av. Independencia)
Camino de Chile. La Cañadilla fue un brazo seco del Mapocho por el cual, en tiempo inmemorial debió correr parte de sus aguas. Por su poco apreciable hondura, en contraposición con la Cañada, le llamaron la Cañadilla. Fue un camino real por el cual se iba á las chacras del lado norte de la ciudad, y se cree que antes de la llegada de los españoles fue el llamado Camino del Inca. El nombre actual arranca desde la columna de Chacabuco el grito de “Independencia” sobre el antiquísimo camino de Chile.
Cañada de García de Cáceres (Ahora Av. Brasil)
El capitán Don Diego García de Cáceres, quién llegó con Pedro de Valdivia a “servir al rey en la pacificación y población del país”, recibiendo pagas inmediatas en indios y tierras, pero más de alguno (como este caso) se adueñaba de tierras que no le correspondían pues encontraban que lo pagado era poco. Con el tiempo, en el lugar se formó una avenida de media cuadra .Tras ser renombrada “de la acequia de Negrete”, hasta parar en la que es la moderna Avenida Brasil, cuyo nombre actual no tiene nada que ver con la popular teleserie.
Calle Magallanes (Ahora Arturo Prat al sur de Av. Matta) y Calle Llanquihue (Ahora San Francisco al sur de Matta)
En cuando se loteó para urbanizar esa zona de Santiago (1870 aproximadamente), las calles recibieron nombres de provincias de la República. Atacama, Coquimbo, Aconcagua, Santiago, Valparaíso (estas dos cambiaron de nombre después, a Pedro Lagos y Victoria) Maule, Ñuble, Concepción, Arauco, etc. Varias conservan esos nombres originales. Era común en el Santiago pre-1933 que una misma calle del centro tuviera varios nombres.
Las provincias nuevas a su vez recibieron nombres de calles en el barrio de Chuchunco (Estación Central), loteado a 1880. Tacna, Arica, Iquique (luego Padre Hurtado), Antofagasta. Padre Hurtado ahora se llama Hogar de Cristo, pues le pusieron Padre Hurtado a la caletera de General Velásquez. Los nombres de Magallanes y Llanquihue deben haber desaparecido en 1933, cuando se unificó el nombre de muchas calles y se eliminaron otras repetidas, por lo que en el caso de Magallanes se unificó con la calle Arturo Prat y en el caso de Llanquihue con San Francisco.
Acá nos encontramos en presencia de la primera placa que ya no existe, o eso creo al haber recorrido todo San Francisco al sur de Matta hasta el persa Bio Bio. La foto es del lugar donde supongo estuvo alguna vez la placa.
Calle de los Hermanos (Ahora Santa Filomena), Avenida del Rosario (Ahora Santos Dumont) y Calle del Milagro (Ahora Patronato)
Ubicadas en Recoleta, donde existía la antigua Chimba (que en quechua quiere decir orilla opuesta del río), este fue un barrio fuertemente religioso en su momento, lleno de conventos dedicados al servicio de los pobres, por lo que probablemente adquirieron estos nombres por influencia de los conventos vecinos como la Recoleta Dominica y la iglesia de La Viñita. La placa de los Hermanos está en Santa Filomena con Loreto (cuyo nombre tiene un origen poco usual: Vicuña Mackenna organizó una competencia de belleza en 1872 y el premio era que la calle podía llevar el nombre de la ganadora: Loreto Iñiguez de Ovalle) y la de la Avenida del Rosario está afuera del Hospital de la Universidad de Chile.
La del Milagro es la segunda placa que ya no existe, pues recorrí toda la calle Patronato entre el Mapocho y Buenos Aires. La foto es del lugar donde supongo estuvo alguna vez la placa.
Además de las 28 anteriores, existe una placa que indica donde está la Plaza de Armas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario