Mi manifiesto.
Cristián Warnken: “El problema de la política es el inmediatismo y la falta de pensamiento. Se toman decisiones apresuradas y malas”
Mi manifiesto:
Crecí en la calle Pedro de Villagra, en Vitacura, cuando la comuna era un barrio pequeño. Había mucha pichanga. Mi infancia fue la de un niño chileno de clase media, muy parecida a la del personaje Mampato, la historieta que me llegaba los jueves.
Me gustaba cantar, siempre fui muy cantor. Soy entonado y tengo buen oído. De chico me colocaba en la reja de mi casa a cantar.
Mi abuela materna fue muy importante para mí. Se llamaba Marta Herrera, era poetisa, amiga de Gabriela Mistral. Su seudónimo poético era Patricia Morgan. Tenía un departamento en la calle Mac-Iver, donde yo iba los fines de semana. Allí llegaban poetas, escritores, dramaturgos. Mi abuela fue mi puerta de acceso al centro de Santiago, que siempre ha sido para mí un espacio mítico.
Me acuerdo del primer libro que me regalaron, yo tenía 8 años. Fue un amigo de mi abuela. Era El libro de la selva, de Rudyard Kipling. Para el niño Cristián Warnken, gran lector. Isauro Santelices, firmaba. Debe haber sido uno de estos personajes del mundo cultural de mi abuela. Actualmente, tengo más de 6 mil libros.
Hago la distinción entre la experiencia espiritual y la religión. En Chile está fundido completamente, porque la religión ha monopolizado la experiencia espiritual. Vivir en Chile es como vivir en Irán, una república en la que prácticamente estamos dentro de un convento. Yo creo que la experiencia espiritual no tiene nada que ver con el poder, con la evangelización.
El Papa Francisco me ha sorprendido y me está gustando mucho. Me gustó que fuera latinoamericano, pues la Iglesia Católica en Europa está en decadencia, entonces que sea latinoamericano provoca un quiebre total. Además, los gestos que tuvo al asumir fueron más radicales de lo que uno piensa.
Mi madre tiene 83 años y un mundo interior muy rico. Es una mujer insomne, como todos los Lihn. Enrique Lihn también lo era.
Cuando fue el golpe militar yo estaba en séptimo básico. Vivía en Vitacura y mientras pasaban los aviones, la gente sacaba botellas de champaña. En mi casa estábamos divididos, porque mi mamá era de izquierda y mi papá apolítico, que en ese momento era casi como ser de derecha.
Entré a la Universidad Católica a estudiar Literatura en el 79 y sentí que seguía en el colegio. Todo súper escolar. Lo interesante ocurrió durante los 80, en el Campus Oriente. Hubo talleres, movimientos, actividad cultural a pesar del apagón del país. Allí conocí en persona a Jorge Teillier, a Enrique Lihn, que era tío mío, a Nicanor Parra.
Viví en Roma un año, el 82. Recorrí Europa casi a dedo. Me interesé por el movimiento punk. Me corté el pelo, me hice un mohicano y me lo teñí. Volví a Chile el 83, en plenas protestas. Volví a la Católica a terminar y titularme de profesor.
A Danitza (Pavlovic, su mujer) la conocí cuando yo era productor del programa cultural de la Feria del Libro. Un amigo me dijo que quería presentarme a alguien. Yo no quería, me había separado hace poco, tenía un hijo. Y bueno, nos conocimos en una mesa redonda que yo moderaba en la feria. Aparece esta mujer alta, estupenda y me dice: Oye, qué mal que hiciste la moderación del debate. Me descolocó.
Mi casa, en Vitacura, es un mundo domado por los niños. Hay miles de juguetes, títeres y máscaras. Es un teatro infantil permanente. Nos disfrazamos. Vemos poca televisión, mis hijos casi no la pescan. Con los más chicos leemos cuentos; los que más me piden son los que les invento. Hemos elaborado personajes. El otro día hicimos un catastro y llevamos veintitantos. Están Juan el Valiente, El trencito rojo, El caminante y su sombra, Dragoncín y Dragoncel…
Está entre mis sueños irme a vivir a Valparaíso. Cuando salió el proyecto de la editorial de la Universidad de Valparaíso, que hoy dirijo, empezamos a barajar con mi señora la posibilidad de irnos de Santiago… Por ahora me divido entre ambos lugares.
A Yerko Puchento lo considero muy bueno. Todos se escandalizaron con su rutina y lo que dijo, y finalmente lo que él hace es radicalizar lo que es hoy la televisión chilena: agresiva y denigrante.
El 2011 me tomé un año sabático. Era decano de la Facultad de Educación y Humanidades de la Universidad del Desarrollo. Un día presenté mi renuncia. Me lancé al vacío como un trabajador libre e independiente. Redujimos gastos con mi señora y nos dimos cuenta de que podíamos vivir con menos.
Me gusta caminar. Me voy desde Vitacura hasta el centro. También tomo harto taxi, me declaro un taxicómano. Camino harto solo, me ayuda a pensar, a entrar en mi propio mundo. No tengo auto, ni siquiera manejo.
Los primeros días después de la muerte de mi hijo Clemente, en 2007, estaba en shock. Fue tan brutal la experiencia, tan traumática, que todo lo que hice fue en un trance. Si hubiera tenido que hacerlo después de pasar ese estado, no hubiera enviado la columna que publiqué a los tres días. Cuando la mandé dije ¿qué hice?, porque lo que más quería era proteger mi privacidad, desaparecer del mundo. Pero como dice un pasaje de El Principito, es tan misterioso el país de las lágrimas.
En la última elección presidencial me abstuve y en la anterior también. Siempre voté por la Concertación, pero hoy me siento un concertacionista huérfano, decepcionado, defraudado, como muchos otros. Un desconcertado, tal cual.
Mi miedo más grande es al desamor. El desamor es el defecto más devastador de la vida humana. Es un cliché, pero avalado por grandes como Dante, Dostoyevski, Whitman. Este último dijo: El que camina una legua sin amor, camina amortajado hacia su propio funeral. |
Cristián Warnken: “El problema de la política es el inmediatismo y la falta de pensamiento. Se toman decisiones apresuradas y malas”
Fue Fernando. Se apuntó en el Mapu Obrero Campesino. Contribuyó a agitar el Campus Oriente UC en los 80 y se agitó ahí con las vibraciones del primer amor… Carga cierta nostalgia de esos tiempos, se nota en cómo puso esos recuerdos sobre la mesa.
Ahora estamos en el piso 11 de un edificio de cristal en la Costanera, con vista a todo. Al frente tengo a un “barbudo”, como le decían en Cuba a los revolucionarios castristas, de mucho pelo, pocas canas y una gran nariz que ha husmeado en todo tipo de rincones. Caminante de suelos muy diversos y disparejos, el estudiante es ahora maestro.
– ¿Qué queda de Fernando?
Cristián Warnken Lihn (57, seis hijos y 6 mil libros) se ríe.
– Tuve mi época militante o militonto… Fuimos los que hicimos la primera manifestación en el campus cuando los sandinistas llegaron a Nicaragua y ¡los gremialistas nos sacaron la cresta a patas y golpes! Tengo lindos recuerdos, había una épica, una ilusión, fue un tiempo muy creativo.
Y corto. De espíritu “muy anarca y libertario”, lo de ser militante disciplinado no empalma con su genotipo. “En el Mapu nos hacían llenar unas cuartillas con cosas de Lenin para irnos formando políticamente, pero eran tan aburridas esas cuestiones que varios nos dedicábamos a leer poesía”.
Rápidamente voló a España e Italia para estudiar. Por unos días fue punk, se tiñó el pelo verde, usó bototos y muñequeras con puntas. “De vuelta me traje unos pantalones verdes y en la calle me gritaban `¡maricoooón!´. Nadie usaba pantalones verdes acá”.
Allá pasaron muchas cosas, pero una decisiva fue ver un documental sobre la represión de las protestas en Polonia. “¡Lo mismo que hacía Pinochet! Se me empezó a caer todo”. Un avión lo llevó luego a la República Democrática de Alemania, donde lo esperaba una decepción invasora como maleza.
“Conocí una realidad espantosa, el totalitarismo en toda su expresión. Ok, me identifico con la izquierda, pensé, pero soy crítico, no puedo adherir al totalitarismo por una lealtad mal entendida. Entonces empecé a distanciarme de la masa política”. Con los pies ya en Chile, participó de movimientos y protestas previas al plebiscito, “otro momento político potente, único en nuestra historia”. Después vino lo de Cuba…
Un signo potente
Vive en Vitacura -donde se crio-, en un barrio con plaza para que los niños jueguen y también con jóvenes delincuentes que como juego macabro quitan los autos pistola en mano. Le ha tocado verlo. Él no maneja, ni tiene auto. A veces, su metro 94 se enrolla en un taxi. Pero las más son esas caminatas -puede llegar hasta el centro-, kilómetros en que no para de mirar, escuchar y respirar realidad. Impagable. “Lo malo es que con el Waze uno ya no se pierde y habrá generaciones que no tendrán esa experiencia fundamental. Cuando caminas ocurren cosas, encuentros, diálogos…”. Hay gente que se acerca, le pregunta por libros, le comenta sus programas. Claro. Después de décadas en TV -primero como creador del espacio La belleza de pensar ahora convertido en Una belleza nueva-, años de radio (Desde el jardín, en Pauta), de columnas en El Mercurio y de casi 17 años recorriendo Chile con Viaje a las palabras, encuentros para conversar sobre variados temas cada año con distintos pensadores ante audiencia local, Warnken ya es parte de nuestro inventario.
Este miércoles pone pies en Concepción, para hablar, a las 7 de la tarde en el teatro de la UdeC, con Ricardo Lagos sobre la fragilidad en la política. Será la tercera conversación del 2018, actividad siempre gratuita, que viene haciendo desde 2002, con el apoyo de Escondida/BHP. Antes habló de la fragilidad en el cine con el ganador del Oscar, Sebastián Lelio, y de la fragilidad de los pueblos originarios, con el poeta huilliche Jaime Huenún y la educadora atacameña Oriana Mora.
Llena teatros de 800 personas en distintas ciudades, cosa que lo sorprende y alegra. “Es una cosa tan sencilla; se basa en dos personas conversando y mucha gente escuchando. No hay artificios, música ni imágenes. En estos años la audiencia ha ido creciendo y no se trata mayoritariamente de adultos mayores, cada día veo más gente joven, estudiantes, universitarios, personas de muy distinta condición. Que eso suceda “es un signo potente de algo”, comenta y añade:
– Veo más gente joven y creo que se produce porque es tan grave la pobreza de ideas, la falta de referente, que un grupo minoritario, que no es una elite ni económica ni social (porque hay gente de clase media, gente más humilde), está buscando otra mirada. En ese sentido soy optimista, existe una demanda.
Por qué Lagos
Anunciado en Facebook su encuentro con Lagos, una seguidora reclamó. Habiendo tanta gente talentosa, ¿por qué él?, le espetó.
“Uno puede hablar de la fragilidad institucional, pero también de lo endeble y efímera es la vida política. Lagos es un ejemplo, alguien que lo vivió. Me parece provocador. Porque parece ser que la política tuviera que ver con el poder y el poder con algo sólido y resulta que la fragilidad entró en política como nunca”, comenta.
– Lagos enfrentó eso después de décadas de solidez porque el sistema político está descompuesto.
– Por eso es más interesante y pertinente. Justamente porque él apareció siempre como alguien sólido, figura de estadista, con mucho poder. Ahora conversaremos en el momento de una profunda revisión no solo de lo nacional, sino también de la geopolítica mundial. Ha vivido la derrota, podría haber pasado por ella y asignar la culpa a otros, pero hizo una reflexión. Es momento de preguntarle cómo es ese momento en que lo bajan, qué siente… ¡Cómo no va a ser fuerte y duro que la traición a uno de los símbolos, figura del siglo XX, ocurre en su propio partido! Se jugó mucho en ese hecho dramático. Lo interesante será ver si existe un Lagos II.
Warnken habría votado por el exmandatario, pero terminó apoyando a Carolina Goic, por el asunto ético que ella representaba. Piñera nunca le ha “simpatizado”. En vísperas de las presidenciales lo criticó en su columna mercurial, salió una hija y una hermana a defenderlo, y lo bajaron de un gran congreso en el sur. “Me habían invitado con mucha euforia, insistieron bastante”, contó entonces, “yo dictaría la ponencia inicial, pero me mandaron una carta diciendo que lamentaban informarme que yo no podría abrir el coloquio porque había dado una opinión sobre política. Algo que en cualquier lugar del mundo sería un absurdo. Es peligroso cuando el poder político y económico se concentra comunicacionalmente en una persona. Y que un candidato, como Piñera, tenga ese poder en los medios de comunicación, como se sabe que tiene, poder económico al nivel que tiene, y luego poder político. Es asfixiante en un país tan chico”.
– También dijo que sería un retroceso tenerlo de nuevo en La Moneda. ¿Lo ratifica?
– No soy politólogo, mi opinión es la de un simple ciudadano. Nunca he simpatizado con la figura de Piñera; al mismo tiempo, siempre me ha parecido buena la alternancia; nada peor que cuando los partidos se instalan y tejen sus redes. La alternancia obliga a los políticos a trabajar más. Ahora siento que el gobierno lo ha hecho mejor de lo que había pensado. Porque Piñera aparece menos y su no hiperkinética presencia ha ayudado a descomprimir. En el periodo anterior, donde iba incendiaba la pradera. Se disparaba a los pies por esa compulsión narcisista de aparecer. Hasta el momento parece más sereno, mejor asesorado. Un presidente que no se hace notar tanto, puede ser bueno.
Sigue:
– Lo complicado, en el contexto de las investigaciones que se empezaron a abrir sobre la clase política, es su grado de vulnerabilidad porque la promiscuidad negocio-política que tiene es fuerte. Ojalá sea verdad que no estuvo metido en temas turbios… Uno no le puede desear al líder de una coalición de la cual no participa, que le vaya mal porque sería un análisis mezquino politiquero. Ojalá le vaya bien, siendo que no me gusta como figura. Dentro de la derecha hay liderazgos mejores.
– ¿Quiénes?
– Felipe Kast en una figura interesante; también un Manuel José Ossandón que pueda renovarse y mejorar, y Gonzalo Blumel… existe un grupo de gente joven que ha hecho más renovación que la izquierda al interior de la coalición tradicional que era la Concertación.
A tajo abierto
– Siendo hombre de izquierda, aunque náufrago, dice, ¿qué es lo que más le duele del Chile de hoy?
– No sé qué significa hoy “ser de”. Aparte de una cierta lealtad, como la que uno tiene con su equipo favorito de fútbol de la infancia, la izquierda perdió sus referentes y su autoridad moral. Es una crisis muy profunda, pero este extravío permite abrirse a nuevas posibilidades, nuevos lenguajes, nuevos pensamientos, no seguir repitiendo consignas trasnochadas y discursos añejos. Y, sobretodo, el gran desafío es como ser sin ser el “partido del resentimiento”-como la llama el filósofo alemán Sloterdijck. Nada más lejos de mí que el resentimiento y la izquierda parece a veces atrapada en ese estado de ánimo, de lo que nada nuevo y bueno puede salir.
– ¿Cómo explica la corrupción, la colusión, la no ética, la no lealtad, la voracidad que nos mutiló transversalmente? ¿Dónde conseguimos ahora el capital moral perdido?
– La gran pregunta que debemos hacernos es si esta crisis ética estuvo siempre presente en Chile o es resultado de los años de la “modernización”. El hecho de pasar de ser el país pobre y austero que fuimos a uno aspiracional, coloca tal vez lo ético en segundo plano con la pulsión y obsesión por crecer, por ser más, por salir de la pobreza. “Un miedo inconcebible a la pobreza”-como diría Gitano Rodríguez en su canción sobre Valparaíso. Ahí algo se torció en el alma del país, o tal vez por primera vez, como nuevos ricos, sacamos el lado oscuro de la luna que teníamos adentro. Me parece que eso debe ser explorado por la literatura y el cine, la “transición interior”.
– ¿Cómo recuperar la confianza? ¿escribiendo en hoja en blanco el nuevo plan?, ¿sacando a luz lo negro y castigando efectivamente la falta? ¿entregándosela al olvido?
– La confianza no se reconstruye sólo con leyes anticorrupción sino con una conversación honesta, a tajo abierto, en que podemos ver sin complacencias nuestra propia “sombra”, como diría Jung.
– ¿Por qué deberíamos trabajar en defender las cosas buenas del pasado?
– Defender solo las cosas buenas del pasado puede ser una nostalgia que congela la realidad. Prefiero tener nostalgia del presente y del futuro. Abrazar el pasado con todos sus errores para seguir avanzando, creando, viviendo, no quedarse en el que “todo tiempo pasado fue mejor”. La memoria suele mentir.
El camino más largo entre capitalismo y capitalismo
Nada más peligroso que criar hijos dentro de una burbuja.
A partir de esa convicción, los Warnken-Pavlovic mueven a la familia entre Santiago y Valparaíso, y se instalaron a vivir un par de meses en Cuba, no en hoteles, no para conocer la isla turística, sino la isla real.
“Nuestra casa está en un lugar agradable, pero es una burbuja. Y se necesitan niños con un sistema inmune fuerte. Hay una inmunidad física y una existencial, sicológica, que se consigue con el conocer, explorar. Es muy enriquecedor. Los niños están acostumbrados a caminar por lugares distintos, a moverse por un Valparaíso donde ves suciedad, donde hay problemas, delincuencia, pero, también, mucha humanidad. Y han aprendido a disfrutar de eso. Valparaíso no es hipócrita, todo se ve. Santiago, en cambio, esconde parte de su realidad que, finalmente, estalla en violencia y delincuencia”.
Lo de Cuba, dice Warnken, fue “única, inolvidable, tremenda. Un descenso a lo más profundo, justo antes del acuerdo con Estados Unidos. Conocimos, empatizamos, nos alegramos y sufrimos. Me hice amigo de muchos escritores y en especial una que me mostró todo el mundo no oficial. Son notables como pueblo, pero la revolución a la que adherí en mi juventud terminó en una dictadura de líderes viejos, en nepotismo, en totalitarismo brutal. Hoy, al cubano no le interesa ni la democracia ni los derechos humanos. La cosa es comer, salvar el pellejo. Redujeron al ser humano a su mínimo umbral de sobrevivencia. Fidel Castro no tuvo el coraje, porque contaba con apoyo, para haber hecho el viraje en el momento en que cae la Unión Soviética. Prefirió la ideología y sacrificó a su pueblo. Y la revolución se jodió. Finamente, como dijo el escritor y guionista de la isla, Leonardo Padura, “nuestro experimento cubano es el camino más largo entre capitalismo y capitalismo”.
Otra gran pérdida
Recién desde septiembre, Warnken manda y recibe WhatsApp. Pero nunca a la hora de almuerzo ni comida. Se resistió, tal como al auto, fiero defensor de su espacio, de la conversación en directo, del contacto, de la mirada a los ojos, de los silencios y de las horas muertas que son para él las más vívidas. No se trata de ir contra la tecnología, dice, porque es neutra:
“La fusión de un átomo puede producir la bomba atómica y matar a millones y, también, conseguir adelantos en medicina para combatir el cáncer. Lo importante es el que usa la tecnología. A mayor desarrollo tecnológico necesitamos seres con mayor desarrollo de conciencia y más libres ante esos dispositivos electrónicos cada más sofisticados. Pero nos pasó por encima esta ola futurista, no alcanzamos a pensarlo. El uso de la tecnología debiera ser un tema de conversación en la familia, en el colegio, y de tomar medidas, poner límites. La tecnología nos ha permitido democratizar el conocimiento, explorar y establecer vínculos con personas con las que antes era mucho más difícil, pero trae el problema de la alienación que lleva a adicción. Ahí perdemos libertad y las horas en que los sentidos se ponen más alertas. Una gran pérdida”.
En ruinas
Este miércoles 18 de julio se realizará una edición de las charlas del ciclo “Pensamiento Propio” en Concepción.
“La fragilidad de la política” será la temática que analizarán en una interesante conversación el profesor y poeta, Cristián Warnken, con el ex Presidente de Chile, Ricardo Lagos, en el Teatro de la Universidad de Concepción.
Mientras que desde Minera Escondida / BHP, organizadores del encuentro, explicaron que “Concepción es una ciudad que nos recibe con entusiasmo e interés cada año, y porque la descentralización ha sido una de nuestras principales motivaciones durante estos casi 20 años de apoyo permanente a la cultura”. |
Carta abierta de Cristián Warnken al ministro de Salud. "¡Hasta comienza a generarse un mercado para los obesos!", critica Warnken: "Es un tema que la élite económica autocomplaciente no sufre y que descuida con su desconexión de la realidad popular". Carta al ministro de Salud, Enrique Paris Sr. ministro: Le escribo esta carta desde mi segundo jardín, un jardín de verano, cerca del mar. Estoy practicando desde hace unos meses el arte –hoy en desuso– de escribir cartas. Darse el tiempo para conversar a la distancia con otro: hastiado tal vez de la hipercomunicación instantánea, donde ha desaparecido la espera, la atención plena y el verdadero diálogo. Hastiado de las frases cortas de Twitter y del "whatsapeo" chilensis. La carta puede suplir en algo, en tiempos de confinamiento, esta distancia obligada, y es –creo– una forma cálida de conversación que se acerca al ritmo moroso de la tertulia hoy en peligro. Desde muy niño veraneo en la costa del litoral central. Las playas de El Tabo, Isla negra, El Quisco son parte de la geografía interior de mi infancia. Cada roca, mirador, quebrada me devuelven los retazos o las hilachas de un tiempo perdido, pero que siempre se puede recobrar. Mis "Madeleine" (para usar la imagen proustiana) son el olor de los pinos, el sonido a veces desesperado de las gaviotas como si su labor también fuera recolectar lo que el tiempo ha destruido y a veces pulverizado. Desde hace más de 50 años camino por estas mismas playas conversando con el niño que fui. Y en estos veranos he visto cómo el país ha cambiado desde cuando en El Tabo había un telégrafo donde yo enviaba telegramas a mi madre para contarle mis peripecias en unas largas vacaciones en casa de una tía y en la Hostería Santa Helena se podía disfrutar de la famosa Copa Santa Helena, algo a lo que muy pocos podían aspirar a disfrutar (un grial de esos tiempos de escasez). Dicen que ahí estaba el único teléfono de Isla Negra y que Neruda a veces usaba. Veo a Neruda pasearse como fantasma por estas calles, perplejo como yo de todo lo que hemos cambiado: me imagino su cara de estupor de ver a cada persona, hasta el más pobre, con su propio telégrafo instantáneo (el celular). Lo imagino recibiendo las alarmantes y trágicas noticias que llegaban de Santiago después de septiembre de 1973, así como ahora yo recibo las noticias de la peste. Un Neruda más melancólico, menos épico, mirando su "jardín de invierno", sintiendo al monstruo de la historia avanzar sobre las ciudades, cuyos estertores y furia llegan aquí atenuados: por algo eligió este retiro que le recordaba una parte de su infancia en Puerto Saavedra. Aquí durante el año parece que uno viviera fuera del tiempo; pero en verano, las muchedumbres de veraneantes traen el olor, el sonido, el color de las megápolis desesperadas. Me gusta caminar entre la gente, oír sus conversaciones, escuchar sus canciones, sentir sus risas, es la "gente" como se le dice hoy, el "pueblo" le decían en tiempos de Neruda. ¿Pero existe todavía ese "pueblo" tal como lo describieron, cantaron poetas, políticos de ese Chile previo a la "revolución silenciosa", esa que cambió el país en los famosos "30 años"? "No fueron 30 pesos, fueron 30 años...". Fueron los años que sacaron a millones de la pobreza, los años en que la clase media se masificó en Chile, los años en que fueron desterradas la desnutrición, el hambre; años de gran desarrollo económico y también social, con grandes fisuras por cierto y desigualdades pendientes y flagrantes, pero hay que decirlo con todas sus letras: Chile cambió tal vez para siempre. Neruda y nosotros también alcanzamos a ver a los niños a pata pelada por las calles de la ciudad (esos que Enrique Lafourcade narró en su estremecedora Novela de Navidad y que el Padre Hurtado recogía debajo de los puentes en su camioneta verde). Y ese cambio me tocó verlo gradualmente, verano a verano, todos los veranos de estas últimas décadas. Hasta el tono de voz, la manera de hablar, cambiaron. La manera de comer y de pararse en la vida. Antes casi no se veía "pueblo" (masivamente) en estas playas, ahora estos son balnearios populares. Mucho se queja la élite de la "ordinariez", del consumismo inconsciente de este "pueblo" veraneante y se añora el viejo tiempo del Chile austero, más solidario, y más auténtico. Hay algo de verdad en esa romantización del pasado (mezclado con un paternalismo atroz) pero, por otro lado, alegra ver a personas más seguras de sí mismas que antes, más empoderadas, disfrutando de los bienes de consumo que incluso nosotros –austera clase media de los 70– veíamos como lujo. Si Neruda se parara en estas playas y leyera sus versos, queriendo ser la voz de los sin voz, el del "venid a hablar por mis palabras y mi boca", se encontraría con chilenos y chilenas sin la dulce timidez de antes, "parados en la hilacha", gritando a voz en cuello, con los parlantes estereofónicos, generando un ruido y una presencia plena, y en esa multitud de voces nuevas, se perdería como una voz más, la del Poeta. El Poeta ya no es el único "pequeño Dios", cada chileno es un consumidor que ha conquistado su derecho a darse gustos, cada hijo de esta "revolución silenciosa" que tanto ha sorprendido a nuestros vecinos latinoamericanos, es un "pequeño dios". Poco a poco pasamos del "pueblo consciente" (guiados por vanguardias políticas) al "monstruo" (la metáfora viene del Festival de Viña del Mar), el monstruo caprichoso y lábil que vota por Bachelet, después por Piñera, luego de nuevo por Bachelet y otra vez Piñera, y luego despierta indignado en octubre cuando las expectativas prometidas no se cumplen. Ya no es más el pueblo paciente, aguantador, ese que resistió estoicamente el horror del Transantiago y que uno comparaba con el pueblo argentino que hacía arder la ciudad si se subían las tarifas de la locomoción colectiva. ¡Era demasiada esa paciencia, estaba claro que la ira se guardó por demasiado tiempo! Este "monstruo" (de mil cabezas, muchas más que las que describió el urbanista Iván Poduje en su notable último libro), ese "misterioso pueblo" del que habla el joven filósofo Hugo Herrera, no sé si será "pueblo" ya u otra cosa, que todavía no logramos conceptualizar. Ministro: les recomiendo a usted y a todos los ministros, parlamentarios y políticos (sobre todo a los de los nuevos partidos "boutiques" que han surgido en la izquierda y la derecha) pasearse por las playas del litoral central. Los sociólogos, antropólogos, debieran también hacerlo. Hace bien. Aterriza, permite percibir las nuevas pulsiones, los nuevos anhelos, permite ver las caras de los nuevos chilenos y chilenas. Un botón de muestra: Neruda, cuando caminó por estas playas, debe haber sido el más obeso de los caminantes. El pueblo chileno era delgado entonces. Hoy la obesidad campea. El verano, al mostrar pasearse los cuerpos por las playas, desnuda la "otra pandemia", que pareciera haberse convertido en otro tema políticamente incorrecto. Eso, ministro, debiera preocuparle a usted y a los que piensan las políticas públicas. Todavía algunos hablan del "hambre" del pueblo, cuando el problema hoy no es masivamente el hambre (antes lo fue), sino la obesidad mórbida. La gente come con desesperación tal vez como reflejo inconsciente al hambre que pasaron las generaciones anteriores, y eso es entendible y legítimo. Comen como niños ansiosos. A los niños se les da mamadera con bebidas gaseosas y la papa frita es la nueva droga para calmar la ansiedad. Habría que hacer una radiografía o historia de los cuerpos: estos cuerpos obesos son el síntoma de la ansiedad, del estrés urbano, de la falta de contacto con la naturaleza, de la educación, de la pérdida de los saberes culinarios criollos (la comida chilena tradicional era sana y completa): los nuevos problemas de una sociedad que superó la línea de la pobreza pero que ahora enfrenta otras pobrezas: la pobreza cultural, la falta de capital cultural. Fue Carla Cordua, filósofa chilena, quien me dijo hace unos meses, ante una pregunta mía sobre la pandemia: "No hablemos sobre lo que no conocemos bien todavía; hablemos de la obesidad de los chilenos, de eso sí sabemos". Esa es la diferencia del político con el filósofo: el primero habla de lo que no sabe. Ministro: la verdadera pandemia en Chile, la más grave no es el covid. Es la obesidad. Usted sabe que las proyecciones de esto pueden ser catastróficas. Se habla mucho de que hay que cuidarse del covid, lavarse las manos, guardar distanciamiento, para que no colapsen las urgencias. Con esta multitud de obesos de todas las edades, la salud pública en algún momento colapsará. Diabetes, enfermedades coronarias, cáncer, depresión: esta sí es una peste devastadora y nadie dice nada, o nada por lo menos convincente. Siempre llegamos tarde. El covid, que golpea fuertemente a las personas con obesidad, puede ser la oportunidad para encender las alarmas y hacer tomar conciencia de esta pandemia invisibilizada y que a la larga va a cobrar más víctimas del covid. "Tenéis un nuevo maestro, el cuerpo", nos enseñó ese alemán hiperlúcido que fue Federico Nietzsche. Pensamos, sentimos, somos desde nuestro cuerpo. Si nuestro cuerpo es una monstruosidad, una deformidad y esa monstruosidad comienza a naturalizarse, ¿qué de bueno puede salir de ahí? Me acongoja ver a niños muy pequeños con cuerpos imposibles, corriendo o intentando correr por las playas con sus cuerpos divorciados de su conciencia, de su "yo". ¡Tenemos que salvar a esos niños ahora! Ya no es la desnutrición el problema, sino la malnutrición. Los malos hábitos están sembrando silenciosamente la muerte en los barrios populares: mala alimentación, alto consumo de alcohol y drogas, un cóctel explosivo. Y el Estado tiene una tremenda responsabilidad, un desafío gigantesco para las próximas décadas, y los empresarios también. No puede ser que se siga lucrando con comida chatarra que sabemos está matando a una parte de la población, la más vulnerable. No basta con rotular las toneladas de papas fritas, galletas y bebidas, el nuevo "opio" y veneno del pueblo. Obesidad en Chile Qué paradoja: se habla mucho de los movimientos "veganos", pero poco de lo que está de verdad comiendo la gente. Vamos a las playas de balnearios ABC1, y vemos abundante cuerpos espigados, escultóricos, incluso algunos de ellos anoréxicos. Vamos a las playas del "pueblo", y ser delgado es casi una anomalía. De esa "desigualdad" no hablamos, esa es la desigualdad que viene, la nueva y más lacerante desigualdad: una base popular obesa, llena de enfermedades de base, consumidora de chatarra y una élite que va a los gimnasios, que hace yoga, y tiene por delante una mayor expectativa de vida. ¿Qué sacamos con proponernos metas ambiciosas de aporte como país a la mitigación del cambio climático, si los sujetos de ese cuidado del planeta, no parten por cuidarse a sí mismos? Siempre estamos imaginándonos grandes objetivos "macro", pero descuidando lo más urgente, los problemas de base, nuestras profundas "enfermedades de base". ¿Qué hace que una persona no se quiera, no cuide su propio cuerpo, sea capaz de evadir y mentirse a sí misma? ¿Qué enfermedad del alma profunda hay en el habitante chileno, que no solo ha olvidado sino que está maltratando, deformando su cuerpo? El pueblo chileno es bello: siempre me ha gustado su sonrisa fácil, su mirada chispeante, su "bella moreneidad" de la que habla el poeta mapuche Elicura Chihuailaf. Esa belleza está siendo devastada día a día. Este no es solo un problema de salud, es un problema cultural, político. Quizás este es un tema que una parte de nuestra élite de izquierda más ideologizada y añeja (sesentera, que no quiere se visibilice demasiado, porque contradice su relato de un pueblo hambreado). ¡Hasta comienza a generarse un mercado para los obesos: ropa talla especial, etcétera! Es un tema que, por otro lado, la élite económica autocomplaciente no sufre y que descuida, con su característica desconexión de la realidad popular. ¿Quién se hace cargo de este peso muerto, de esta enfermedad que matará a miles de chilenos en poco tiempo? El arte de la política consiste en adelantarse a los temas y así evitar que estos "estallen", por tirarlos debajo de la alfombra. Eso ha pasado con la reforma al sistema de pensiones, salud, educación, etcétera. Ministro: entiendo que usted está sobrepasado por la urgencia de una pandemia que no cede y que está en muchos frentes y créame que, al revés que los profesionales de la crítica, veo su dedicación genuina y seria para salir de este trance. Veo que usted no está en la farándula como la mayoría de nuestra clase política, usted conoce al revés y al derecho la salud pública, su historia, sus vacíos y fortalezas y ese es su verdadero norte, no una candidatura ni una agenda corta. En Chile se está haciendo lo posible para enfrentar un virus del que los mismos expertos dicen que sabemos todavía muy poco. Y las vacunas vienen en camino. Hay esperanzas después de esta larga y desgastadora travesía. Pero de la obesidad sí sabemos mucho, hay conocimiento científico disponible, hay certezas, hay herramientas, hay caminos viables para enfrentarla. Que la urgencia inmediata no esconda esa otra urgencia invisible. Dejemos de improvisar o llegar tarde a los problemas. Nuestra bomba de tiempo es la obesidad de la mayoría del pueblo chileno. No soy experto en salud pública, en Chile hay muy buenos profesionales en eso, pero: declaremos estado de catástrofe por la pandemia de la obesidad. Convirtamos esto en un tema de conversación nacional, como una tarea conjunta de Salud, Educación, etcétera. No bastan algunas "campañas" aisladas, ni medidas sin un relato ni un proyecto de largo plazo. Vengo llegando de uno de mis largos y habituales paseos por la playa de este litoral central. Vengo con un sentimiento encontrado: alegre y vitalizado como siempre por la potencia y belleza de esta costa, de la naturaleza en todo su esplendor y biodiversidad, pero triste por ver a la orilla de estas olas que tanto amó y cantó Neruda, un pueblo esclavo de su propio cuerpo y sus malos hábitos, un pueblo condenado por el sedentarismo, la obesidad, la expresión de una nueva pobreza tanto o más lacerante que la que superamos en esos famosos y tan vilipendiados "30 años". No sé si esta carta llegará a sus manos, tampoco sé si la leerá. Pero igual la escribo, como un mensaje que alguien envía adentro de un botella, al mar. Al mar de la sobreinformación en que navegamos y nos ahogamos, al bosque que no deja ver los árboles. Los cuerpos enfermos de Chile. Desde mi jardín, cordialmente. POR CRISTIÁN WARNKEN SÁBADO 30 DE ENERO DE 2021 |
"oh!, amigos enloquecidos, adiós!, hasta lo hora soberbia de los esqueletos" En U, de Pablo de Rokha Estimados amigos enloquecidos: Intento mantener la serenidad y la necesaria distancia, cultivando mi jardín, poniendo cercas para contener la avalancha de informaciones que todos los días se abalanzan sobre cada uno de nosotros –habitantes de este mundo convertido en panóptico virtual–, intoxicándonos de mentiras o verdades a medias, exacerbando nuestros miedos, nuestras rabias e incertidumbre. Prefiero escuchar los pájaros que visitan mi jardín que a los papagayos que cacarean en los medios de incomunicación. He logrado protegerme de las sucesivas olas de la "infodemia". Pero una noticia que traspasó mis muros de autoprotección (que he levantado para defenderme de la ciudad de la Furia y de la Funa) acaba de afectarme y amenaza con hacerme una víctima más de la melancolía, la epidemia del alma cuya curva de contagios se dispara en estos tiempos de pandemia. Acabo de saber que se cierra el restaurante Squadritto, del barrio Lastarria. Algún día haremos la lista de los lugares muertos a causa de ese letal "combo" de estallido y pandemia: el Cinzano en Valparaíso, el Café Colonia, el cine arte Normandie, el restaurantee Squadritto en el centro de Santiago. ¡Y también el Venezia en Bellavista! Cuando volvamos a caminar con total libertad y desaprensión las calles de nuestras ciudades, nos daremos cuenta de lo que hemos perdido. "Todo lo que perdido / volverá con las aves", decía el poeta Jorge Guillén. Le pregunto a los pájaros de este jardín: ¿dicen la verdad esos versos o todo se pierde irremisiblemente y no hay resurrección para los lugares sagrados de la ciudad? Los créditos Covid no dan abasto para reanimar a tantos negocios agónicos. No hay UCI para los negocios que agonizan. Al perder el restaurante Squadritto, no perdemos una oferta gastronómica más: perdemos un lugar de encuentros, de conversaciones, de ritos. La vida actual cada vez tiene menos ritos, afirma en su último libro el filósofo Han Byung-Chul. Y eso lo escribió antes de esta peste. La vida sin ritos es una vida sin sentido, vacía. Los ritos presenciales no son sustituibles. El delivery no podrá nunca reemplazar la alegría de un plato servido en la mesa que siempre escogemos y servido por el mozo cuyo nombre conocemos y que conoce nuestro nombre. El delivery pertenece al mundo exprés; los restaurantes al reino de lo "slow", de la lentitud perdida. Los restaurantes entrañables, con historia, nos otorgan una nueva forma de domicilio que nuestro propio hogar no nos da. Quiero decirles que cada vez que entraba al Squadritto me sentía regresando a mi casa. Y cada uno de los encuentros ahí vividos, las reuniones celebradas, las conversaciones (algunas muy largas y muy regadas) se me aparecen y me penan. Esos eran los acontecimientos de un tiempo verdadero, un "Kayrós" que nos permitió resistir las ansias devoradoras del Cronos bajo cuyo poder vivíamos antes de este frenazo de esta pandemia. No puedo dejar de evocar a los amigos muertos con los que concelebré cenas sagradas, con los que cultivé la religión de la amistad. Recuerdo a Óscar Bustamante, arquitecto y narrador levantado su copa de vino frente a mí, haciéndole una finta a la muerte, con su mirada de niño y hombre, llena de una tristeza y una elegancia a estas alturas extinta. O Jorge Edwards, memorialista eximio, diseminando anécdotas sabrosas de un Santiago desaparecido. Y Paz de Castro fumándose el último pucho con la entrañable Jovana Skármeta haciéndonos reír a carcajadas con una historia desopilante vividas por ellas, y narrada después magistralmente por Pedro Lemebel. O Miguel Serrano, el último mago de la generación del 38, haciendo un gesto con la mano para limpiar la comida de cualquier "interferencia" de ondas negativas venidas de alguna Matrix. En la mesa de al lado estaba la entonces ministra de Salud, Michelle Bachelet. Recuerdo que se saludaron. ¿Lo viví o lo soñé? Era como en el viejo Chile, en que era posible encontrar en los lugares sagrados (bares, restaurantes) a los enemigos políticos compartiendo la misma mesa, la diversidad de verdad, no la impuesta por decreto ni discursos grandilocuentes y muchas veces vacíos. ¿Se rompió esa convivencia para siempre? Veo al poeta Armando Roa acunando un whisky entre sus manos mientras recordaba algún verso de un poeta anglosajón que ninguno de los comensales conocíamos, traducidos por él, como un médium de bardos olvidados en estos tiempos de indigencia. Desde otra mesa Radomiro Spotorno –que goza de una ubicuidad sorprendente que lo hace estar en España y Chile a la vez– lanza, con su voz profunda, alguna ironía memorable... Y Lafourcade, que amó la Poesía de esos barrios, andaba por ahí y todavía recorre las calles ahora confinadas, buscando su memoria perdida, desorientado a ver tantos lugares muertos. Me veo a mí mismo, embobado, mirando a los ojos a mi gran Amor, Lucero del Alba, Flor Gigante, embelesado por la Belleza que Platón nos enseñó a contemplar para aspirar a ver alguna vez la Verdad cara a cara, fuera de esta caverna. ¡Qué jóvenes éramos y cuán inmunes y protegidos nos creíamos por ese centro de la ciudad, cerca del cerro Huelén (Santa Lucía), que en mapuche significa "dolor"! Squadritto –con sus muros llenos de frescos que evocaban pinturas como de un palacio de Adriano– era nuestra caverna cava, pero una caverna donde no veíamos sombras proyectadas en la pared, porque la luz estaba adentro y salía de las cocinas con platos humeantes, epifánicos, regalos de esa Italia que siempre nos salva –estemos donde estemos– de cualquier pesantez. ¿Quién mató el Squadritto? ¿Sólo esta pandemia global? Algunos les endosarán toda la culpa a los chinos. Pero hay que decirlo con todas sus letras, aunque las furias nos funen: también el "estallido social" mató a nuestros lugares sagrados. Las multitudes manifestantes que traían por un lado el Eros de un nuevo despertar jubiloso y lleno de esperanza fueron muchas veces escoltadas por batallones tanáticos que martirizaron un barrio axial de la ciudad –un axis mundis– sin piedad ni medida. Era Tanatos, la contracara del Eros manifestante. Veo la pequeña iglesia de Veracruz de Lastarria ardiendo, y las turbamultas de demonios destruyendo todo a su paso, un barrio donde siempre uno está rodeado de "fantasmas para poder pensar" ( lo decía el poeta metafísico Omar Cáceres). Los barrios tienen energías, presencias, fantasmas propios: y ellos han sufrido por décadas la brutalidad de la desmesura inmobiliaria (que no cree ni en fantasmas ni lares ni sacralidad urbana alguna) primero, y luego se desató como tempestad sobre ellos la rabia incontenida, la hybris jacobina que terminó por desnaturalizar el "despertar" ciudadano. Algún día se escribirá el lado oscuro de ese "despertar" y nos daremos cuenta de que no se diferencia mucho del asalto de los bárbaros trumpistas del Capitolio. El negocio de la polarización alimentada por las transnacionales digitales crece explosivamente a costa de nuestras frágiles democracias y ciudades y usa el legítimo descontento contra las múltiples desigualdades del mundo para polarizar. Pero aquí, tras la paletada (sobre los lugares de la ciudad quebrados, muertos), "nadie dice nada". Es políticamente incorrecto decirlo y para los "constructores" de un nuevo orden social, la supuesta Ciudad Utopía donde algún día llegaremos, la destrucción de una ciudad no importa, es solo un "daño colateral". Al ver nuestro centro incendiado y vandalizado recordé estos versos: "Ha llegado el tiempo de los asesinos", del joven Rimbaud, el tiempo de los Al-Hachich, la secta fanática islámica. ¿Sobrevivirá el restaurante Les Assasins, a pocas cuadras del Squadritto? Recuerdo al poeta del parque, Marcelo Jarpa, que escribe haikús a las hojas de otoño del Parque Forestal, paseando extraviado en medio de la humareda de esos días difíciles de octubre, respondiendo a la pregunta "¿Y tú , poeta, qué piensas de todo esto?", responder: "Yo no pienso, yo rezo"· "Rezo por vos", como diría Charlie García. Rezamos por el Squadritto, rezamos por el Museo Violeta Parra, rezamos por la Fuente Alemana, por el Museo de Bellas Artes, por la Biblioteca de Providencia, pero muchos de esos rezos no fueron escuchados. ¿Los dioses abandonaron nuestro barrio? Squadritto resistió heroicamente, lo que pudo. Resistió por nosotros. ¿Nadie presentó un recurso de protección por él? Una voz vacía, impersonal, la voz de estos tiempos inclementes, responde: "No ha lugar". Como el título del poemario de Armando Uribe, vecino del mismo barrio. Uribe –el último católico de verdad– tiene también que haber rezado para que el barrio no muriera. Lo deben haber escuchado los "resurrectos" Chico Molina, Enrique Lihn, buscando como nosotros bares que ya no existen, donde podamos repetir el verso con que se despedían los antiguos miembros de la bohemia santiaguina: "oh! amigos enloquecidos, / adiós!, hasta la hora soberbia de los esqueletos". Amigos vivos y muertos: ya no volveremos al Squadritto a paladear ese osobuco sustancioso o esos penne all’Arrabbiata que nos hicieron sentir tantas veces que estábamos vivos, que la comida, la amistad, el vino son la prefiguración del Paraíso. Ese "con-sentir" juntos que es propio de la amistad, como lo dice Aristóteles en un capítulo de la Ética a Nicómaco. En la plenitud de ese "con-sentir" el plato disfrutado y la conversación como alimento, alcanzábamos "la hora soberbia de los esqueletos": pero solo conoce el Paraíso el que lo ha perdido. Perdimos el Squadritto. Cuando vuelva a abrir el cine Lastarria –y cuando eso ocurra eso será el signo claro de que la pandemia ha terminado– y crucemos la calle para ir a celebrar, nos daremos cuenta de que hay un vacío al centro de la calle Rosal. Tendremos que recitar algún verso en italiano, claro. Tal vez "vendrá la muerte / y tendrá tus ojos" de Pavese. O "en el medio del camino de nuestra vida / me encontré en una selva oscura, / habiendo perdido el recto camino". La "selva oscura" es cuando no cuidamos nuestras ciudades, nuestros barrios, nuestros lugares sagrados. Eso es el Infierno, o algo muy cercano a él. Disculpen estos desvaríos, queridos amigos. La melancolía, la pena, creo que me han hecho ir un poco lejos. "La emoción se me sube a la cabeza", como diría el chamán antipoeta. Sé que me puse muy retórico. Recuerdo esta escena narrada por Cervantes. Una conversación de caballos. Rocinante –caballo del Quijote– elucubra sobre la vida y la muerte; Bavieca –caballo del Cid– lo mira asombrado. "Filosófico estáis", le pregunta Bavieca a Rocinante. Este contesta: "¡Es que no como!". Lo mismo digo: "¡Es que no como hace mucho tiempo en el Squadritto!" Es que no comeremos más en la misma mesa, al centro de la enigmática calle Rosal. Esta carta era para abrazarlos, para llorar con ustedes. ¡Cómo echo de menos nuestros "¡Banquetes", que a la manera platónica unían conversaciones con libaciones! No encontré otra forma de hacerlo que escribiendo estas divagaciones que me salieron del alma. Eso hacen los amores perdidos con nosotros: nos hacen decir desvaríos. Que estos desvaríos míos sean entendidos como una declaración de amor a nuestro, a vuestro querido Squadritto, perla, flor de nuestro barrio herido. ¡Amigos enloquecidos! Desde mi Jardín, Enero 2021 POR CRISTIÁN WARNKEN SÁBADO 23 DE ENERO DE 2021 |
Master Class, Cristián Warnken, “Recomendación de libros y pandemias en la literatura.” Esta pandemia global nos ha remecido a todos ha remecido a los gobiernos ha remecido de los sistemas económicos ha remecido a los ciudadanos en todos los rincones del planeta es probablemente como lo dijo la canciller alemana la crisis más importante que ha sufrido occidente desde la segunda guerra mundial el poeta chileno Vicente Huidobro en su poema Altazor describe esa sensación de extravío y de angustia que atenaza al ser humano cuando las certidumbres. El orden en que él estaba sentado comienza de alguna manera a fragilizar se y al comienzo del poema es muy impresionante Huidobro dice Altazor mporque perdiste tu primera serenidad que ángel malo se paró en la puerta de tu sonrisa con la espada en la mano quien sembró la angustia en las llanuras de tus ojos como el adorno de un dios porque un día de repente sentiste el terror de ser y lo más impresionante del poema es que la voz del poeta invita a Altazor el personaje del texto a caer a descender y le dice cae acá eternamente cae el fondo del infinito cae al fondo del tiempo queda el fondo de ti mismo cae lo más bajo que se pueda caer cae sin vértigo a través de todos los espacios y todas las edades a través de todas las almas de todos los anhelos y todos los naufragios. A mí me parece que los poetas que son los pensadores más potentes que tenemos en este país tal vez el patrimonio cultural más de más excelencia con la que contamos tienen esa capacidad a veces profética de adelantarse a los acontecimientos y al mismo tiempo de entrar muy adentro en la angustia la incertidumbre que es lo que todos los seres humanos obviamente no queremos vivir cotidianamente y en este poema Vicente Huidobro expone al personaje principal del texto. A un renacimiento completo a abandonar todas las certidumbres de alguna manera a abandonarse. Hay un término que se ha usado en la mística que lo usó la mística Santa Teresa de Jesús que es el término deshacimiento, .... Hoy día estamos enfrentados a una crisis ya un extravío parecido hemos perdido y la perdemos habitualmente la serenidad la han perdido gobernantes que han demostrado actitudes poco prudentes al enfrentar la crisis gobernantes de todo el mundo estoy hablando los presidente EE.UU. el presidente de Brasil hay una lista el presidente de México pero también nosotros como seres humanos podemos ser rápidamente presas de la angustia del miedo y de la paranoia y eso es el caldo de cultivo obviamente de soluciones peores que la enfermedad que nos atenaza hoy día y que nos amenaza. El mensaje profundo de Altazor es que el ser humano tiene que acostumbrarse a vivir con la incertidumbre estamos parados siempre sobre el abismo la esencia del humano es la fragilidad lo que pasa es que está crisis nos ha llevado a dos descubrimientos muy potentes y muy difíciles de asimilar al mismo tiempo por un lado de nuestra fragilidad nos habíamos olvidado tal vez de que éramos frágiles pero la verdad es que somos esencialmente frágiles es lo que define el humano pero por otro lado. y esto es lo nuevo y es lo que nos mueve el piso completamente la vulnerabilidad del sistema global moderno en el que estamos viviendo no habíamos visto a un sistema económico tan frágil izado a un sistema político tan frágil izado y tan vencido como ahora entonces ante esta esta especie de combo de fragilidad conciencia de la propia fragilidad y sensación de la vulnerabilidad es cuando tenemos que ir a buscar pistas. Mensajes que nos puedan ayudar a cruzar esta crisis y el ser humano desde el origen ha tenido que enfrentar crisis tan potentes o maquetas ecce homo sapiens que se levanta desde la naturaleza y que cuenta con la inteligencia y la conciencia que es alguien ha dicho el regalo envenenado, porque la conciencia en la que nos hace más conscientes de nuestra propia mortalidad y fragilidad el animal no tiene conciencia de la muerte un filósofo dice que el animal no muere de sed e que el hombre es el que muere ecce homo sapiens que se levanta ha tenido que cruzar y ver naciones gigantescas y largas ha tenido que enfrentar epidemias devastadoras ha tenido que enfrentar guerras y el hombre ha logrado sobrevivir y hacerse fuerte no solo fuerte exteriormente sino fuerte interiormente y es esa inmunidad interior la que también debemos cautelar en estos días para eso creo yo está el arte la música la poesía. La filosofía quien no deben ser consideradas como disciplinas reservadas solamente a los intelectuales o a los expertos los textos están ahí para darnos señales todas las novelas que se han escrito la mayoría de las películas que se han hecho a la historia del cine la música nacen y vienen de algún estado de incertidumbre de alguna catástrofe personal o colectiva de algo que nos remece y nos obliga a replantearnos a hacernos de nuevo las grandes preguntas de siempre y al levantarnos para tratar de avanzar hacia un futuro que es hoy día lo más incierto que tenemos pero al mismo tiempo hay que tener cuidado con aplicar las claves interpretativas o las teorías interpretativas con las que contamos para analizar lo que estamos viviendo hoy día la primera tentación es sobre interpretar lo que ocurre y ahí tenemos a veces discursos apocalípticos delirantes o también discursos negacionistas. En realidad hay que dejar que esta realidad hable se muestre vaya manifestándose en todo su devenir y en el decurso de lo que va ocurriendo hay una palabra muy bonita y muy interesante y muy útil de los griegos la palabra epojé que es porque significa suspender el juicio a mí me parece que antes que sobre interpretar lo que está pasando tenemos que observar tenemos que mirar. Tenemos que aprender tenemos que suspender el juicio eso es lo primero y me parece que es la máxima honestidad que se le puede exigir a un intelectual. hay intelectuales que se han equivocado se han apresurado a emitir juicios categóricos de lo que está pasando todavía no sabemos las derivas porque no va a ser solamente una que va a tener esta crisis, que probablemente como siempre la historia van a ser derivadas algunas negativas y otras probablemente positivas, porque la realidad está hecha de mucho más luz y sombra que a veces nuestro cerebro que busca con su característica dualista de separar el de lo que quisiéramos la realidad es mucho más ambigua y mucho más de claroscuros. Esta crisis nos ha colocado en una situación límite radical extrema y es la oportunidad tal vez justamente de poder observar ciertas cosas que en una solución normal no podíamos ver y que ahora se ven amplificada por ejemplo La política lo importante que es la política en la vida, cuando Aristóteles. El filósofo griego decía que el hombre es un animal político son políticos y que la única felicidad se puede conseguir con los otros estaba fundando las bases de lo que iba a ser la política en occidente, nosotros muchas veces consideramos que la política es de los políticos unos señores corruptos que se preocupan sólo de sí mismos pero eso es un error garrafal hoy día nos damos cuenta que importante es tener gobernantes sensatos, o mínimamente prudentes en los países enfrentados a crisis tan inmensas comoesta. Y cuán importante es tener una política sólida una política bien fundada una política no contaminada ni por populismo ni por autoritarismo como hemos visto en varios lugares. Esa una primera dimensión de lo humano que hemos visto amplificada hoy día en esta crisis la dimensión política pero también hemos vista amplificada nuestra fragilidad como decía el comienzo y nuestra soledad nos de pronto obligados y forzados a volvernos hacia adentro a encontrarnos con nosotros mismos y encontrarnos con nuestra propia familia con quienes vivíamos, creíamos vivir. Y de pronto nos damos cuenta que estábamos viviendo una sociedad muy acelerada en la que teníamos poco tiempo para dedicarle a los otros a las cosas importantes que son nuestros afectos nuestras amistades nuestros hijos. Y de pronto descubrimos que había otro tiempo de vida que era posible estar presente en el desarrollo de nuestro hijo en su educación en la relación de pareja etcétera etcétera etcétera Descubrimos que tal vez y nos hacemos la pregunta veníamos de una manera de vivir un poco alienada un poco enferma. Y en ese sentido esta crisis nos ha obligado a darnos cuenta de muchas cosas que antes estaban completamente invisibilizadas. yo les hablaba de que el ser humano se levanta y vuelve a caminar después de crisis tan tremendas como está en este caso lo tremendo de esta crisis es la globalidad de ésta tal vez es la crisis más global que hayamos tenido nunca en nuestro planeta. El hombre se levanta pero se levanta no solamente porque genera herramientas genera instrumentos inventos genera economía cosas fundamentales para la coexistencia y la vida humana sino que también el hombre genera significados. El hombre es un animal simbólico el hombre siempre ha creado una interpretación de la realidad que le permite funcionar desde un relato de sí mismo, todos nosotros nos contamos un cuento de nuestra propia vida tenemos sin darnos cuenta es un cuento de nuestra propia vida. Cada cultura cada país es un relato que ese país se ha hecho colectivamente a través de la historia sobre sí mismo ahí están los mitos que a nosotros miramos hoy día como parte de una cultura tal vez supersticiosa pero en realidad la mitología la leyenda el mundo imaginario que fueron capaces de concebir por ejemplo los griegos o muchos pueblos originarios son todavía una fuente de significación de sabiduría y de interpretación de la realidad está desde luego la filosofía está la literatura la pintura la música el hombre necesita crear significado. El ejemplo más claro es el hombre primitivo que tenía que cazar que tenía el peligro encima pisándole los talones la muerte pisando los talones y la enfermedad y no solamente crea herramientas para defenderse sino que también va y pinta sobre la caverna coloca sus manos hace los primeros dibujos en las cavernas del asco y otras en el mundo es eso es el ser humano. Y en esta crisis probablemente vamos a tener una explosión de cine vamos a tener una, expresión de literatura una explosión dempoesía una expresión de filosofía. Y es deseable que así sea.Vamos a necesitar mucho que el arte y las humanidades nos digan algo más profundo más allá de un simple análisis político económico o sanitario de la crisis. Y en ese sentido quisiera compartir con ustedes algunos libros que son del pasado pero que tal vez podrían mostrarnos como muchos de los problemas que estamos viviendo hoy ya los vivieron los seres humanos antes y a través de la producción simbólica literaria estética artística elaboraron esas crisis de una manera tremendamente creativa. Lo primero que se me viene a la cabeza es decir que en la peste negra fue escrito el libro el Decamerón de Boccaccio en la historia de un grupo de mujeres que huyendo de Florencia que está afectada por la peste deciden ir a refugiarse en una casa fuera de la ciudad, pero no pueden ir sola porque en ese momento las mujeres eran muy frágiles. Y por lo tanto podrían ser atacadas violentadas etcétera y convencen a un grupo de hombres de muchachos que las acompañan. Van a recluirse en una especie de villa y para pasar el tiempo y las horas en la noche cada uno va contando un cuento. Y ese es el Decameron se dice que con este libro partió la narrativa moderno occidente es decir la peste incentivo a Boccaccio un escritor a crear un nuevo género una nueva manera de narrar que va a marcar toda la historia de la literatura narrativa posterior en occidente. Y es muy interesante esto de que el corazón del libro sea un grupo de personas aisladas de la peste con tantos historias creo que ese ejercicio nosotros deberíamos repetirlo al interior de nuestros hogares todas las noches contarnos una historia todas las noches contarnos un cuento contarle a nuestros hijos que ellos nos cuenten a nosotros inventar cuentos inventar historias. Es el hombre simbólico que está dentro de nosotros y que a veces delegamos y pensamos que solamente netflix nos puede dar historias no nosotros podemos ser nuestro next weeks y yo creo que es el momento tal vez te contaron las historias que no nos hemos contado nunca Un libro muy cercano al Decamerón también de la edad media es La divina Comedia de dante alighieri como ustedes saben este libro el cual se celebra en de dante el próximo año los 700 años de su muerte sigue siendo un libro contemporáneo de donde nace este libro nace de un dolor nace de una época de crisis nace del exilio del poeta dante que tiene que huir de Florencia porque él estaba involucrado también en las peleas políticas Y nace también de la pérdida de un amor del verdadero amor de dante que fue Beatrice Portinari más conocida después como Beatriz en el poema la divina comedia es muy interesante cómo comienza el poema en italiano «Nel mezzo del cammin di nostra vita mi ritrovai per una selva oscura, ché la diritta via era smarrita. Escrito en italiano porque suena muy bello y un homenaje al pueblo de Italia que ha sufrido tanto en estos días en la pandemia en lo que dice el dante es quien estaba en la mitad del camino de su vida y se encontró perdido en una selva oscura. Y que la selva era estúpida áspera salvaje y recordarlo solo le renueva el pavor y un pavor tan tremendo que dista poco del de la muerte así nos encontramos con el comienzo a la divina comedia' un hombre perdido un hombre extraviado un hombre angustiado en el fondo todos nosotros en un momento de crisis y lo que va a ser el dante a través del libro es un viaje igual que al tazón que parte extraviado el poema que le leí al comienzo y va a tener que hacer un descenso un descenso personal adentro de sí mismo en realidad dante no viaja a un infierno un purgatorio y un paraíso exterior viaja adentro en su propio infierno porque hay momentos en la vida en que tenemos que hacer ese descenso conocer nuestra propia oscuridad no huir de ella enfrentar nuestros propios demonios el confinamiento probablemente nos obliga a mucho de eso pero eso es para purgar para limpiar para poder llegar finalmente a la salida de este viaje terrible que nos va a llegar finalmenteal paraíso. Y que es el paraíso el paraíso no es algo que esté afuera o que esté más allá de la vida el paraíso en realidad el presente lo que estamos viviendo ahora solo que visto de nuevo por primera vez Con asombro muchos de nosotros nos hemos dado cuenta lo que hemos perdido y que teníamos nuestra cotidianidad juntarse solamente cuatro personas a tomar un café al recordar eso hoy día sentimos nostalgia y valoramos lo que hemos perdido alguien dijo alguna vez sólo conoce el paraíso el que lo ha perdido por eso me parece que vale la pena volver a conversar con este clásico de la literatura que es la divina comedia de dante pero también. Hay un ensayista un pensador alemán de origen coreano que escribimos libros cortitos sintéticos muy potentes que se llama Byung-Chul Han que ha hecho un diagnóstico del mundo del que veníamos yo les decía recién que esta crisis nos ha permitido darnos cuenta en que estábamos antes de la pandemia y ya había dado una pista había él escribió un libro que se llama la sociedad del cansancio que les recomiendo vivamente que es un ensayo en que surjan plantea la siguiente y arriesgada tesis él dice que nosotros pasamos de ser una sociedad del control del antiguo capitalismo en que había un patrón externo que explotaba a un obrero o un trabajador o un empleado no a un a una sociedad del autocontrol o del o de la autodisciplina o de la auto alienación que es que nosotros mismos somos los explotadores de nosotros mismos nuestra sociedad es una sociedad del rendimiento distribuyan no se exige resultados. Y nosotros nos volvemos en los esclavizadores de nosotros mismos por ejemplo yendo más horas al trabajo de lo que debiera ser por ejemplo exigiéndonos más y que más en el trabajo y quitándonos muchas veces horas sagradas que debieran ser de nuestra vida privada y familiar y personal de auto enriquecimiento personal. Entonces lo que dije surjan esta es la sociedad del rendimiento y esa sociedad del rendimiento se transforma en La Sociedad del Cansancio porque produce seres cansados y al mismo tiempo deprimidos yo creo que vale la pena leer este lúcido ensayo de surjan para entender que talvez debiéramos transitar de una sociedad del cansancio a una sociedad del trabajo con sentido y donde tal vez incluso el hecho de que podamos una parte del tiempo hacerla a través de internet online nos va a permitir ecualizar los tiempos de ocio los tiempos de trabajo y los tiempos de permanencia en el hogar y los tiempos que salimos a la calle creo que vale la pena leer después hay otro libro que indudablemente Byung-Chul Han. Y nos hace mucho sentido en estos días me refiero a La peste del gran escritor francés Albert Camus al ver cambio escritor existencialista autor de el mito de sísifo del extranjero y de otros notables libros en este libro la peste ocurre en un pequeño pueblo en el norte de áfrica el protagonista es un médico y es interesante ver un hilo escrito más o menos en la década de 50 como el comportamiento humano en una peste o nosotros la llamamos pandemia y yo le llamaba mucho más brutalmente a más directamente peste. El comportamiento humano es prácticamente igual cara que ha cambiado la tecnología hay muchas cosas que de esa época que ya no existen ahora hay cosas de nuestro tiempo que no existían en ese tiempo, sin embargo que a mí no hace un análisis psicológico penetrante de cómo las distintas reacciones de los seres humanos ante un flagelo como este el que niega el que intenta arrancar el que organiza fiesta para evadirse y anestesiarse y el que asume su responsabilidad. El Doctor Bernard Rieuxel protagonista de la novela quien se encuentra con un sacerdote el diagnostico guateó el doctor y sin embargo dos hombres de visiones distintas del humano un católico y un ateo tienen que trabajar codo a codo en la primera línea salvando enfermos y ahí de alguna manera eso le da un sentido a esta peste no el sentido del sacrificio de la entrega por el otro que es tan importante en una situación de crisis como está. La peste de Albert Camus hay que releer la absolutamente también y pensando ya en el después de esta crisis hay un pequeño y bellísimo libro que les recomiendo vivamente Albert Camus y los favoritos. El hombre que plantaba árboles de Jean Giono, no reunió no es un escritor del sur de Francia del siglo 20 y en este libro cuenta la historia. Y su propia historia él caminaba por las regiones de los Alpes solía ser accesos a la montaña etcétera y un día llega a un lugar que está completamente estéril se ve que había vivido gente había un poblado abandonado y se da cuenta que ese lugar fue contaminado por unas centrales de carbón. De carbón que preparaban lo mismo habitante talando árboles y produciendo carbón artesanalmente y el lugar está devastado no hay agua no hay pájaro no hay vida y los habitantes se fueron del lugar y se encuentra con un señor que vive muy modestamente un hombre muy humilde en una pequeña cabaña de pocas palabras Y lo único que le muestra son unas semillas de bellotas que tiene en sus manos. Y se da cuenta que este hombre se dedica a todos los días silenciosamente a plantar semillas en el lugar yermo y desértico pasa los años viene la guerra es muy simbólico en el sentido del texto y él vuelve después de la segunda guerra mundial, visitar el mismo lugar y se da cuenta que ese lugar ha florecido que hay un vergel los pájaros regresaron hay agua en las fuentes. Es decir el esfuerzo sistemático silencioso ha plegado de un solo hombre de plantar todos los días un árbol ha producido el milagro, en ese sentido esta es una fábula moral que nos enseña que cada uno de nosotros tiene una responsabilidad con el mundo que por supuesto que las autoridades tienen una altísima responsabilidad de generar políticas públicas correctas de tomar decisiones políticas correctas eso es claro y hay que exigírselo pero también nosotros cada uno de los habitantes de este planeta puede producir el milagro de hacer florecer el vergel ahí donde hay un desierto. Y a mí me parece que si algo positivo puede salir de esta crisis es generar un ciudadano menos individualista menos centrado en sí mismo en sus pequeñas pulsiones en sus pequeños deseos en su afán consumista a veces sin límite un ciudadano que se preocupe más del bien común de los otros y que sienta que el desafío de sacar adelante nuestro planeta porque ya somos una realidad global somos un planeta somos un mundo interconectado depende de cada uno de nosotros cada uno de nosotros debe convertirse en un hombre que plantas árboles. Eso es lo que quería compartir con ustedes los saludo afectuosamente agradezco hayan escuchado esta reflexión en voz alta de un ser humano igual de extraviado y con la misma incertidumbre de todos los seres humanos los saludo cordialmente a todos especialmente a médicos personal médico personal de salud que están hoy día en la primera línea de la lucha en esta pandemia y también quiero agradecer al laboratorio pharma invest que hizo posible que yo pudiera compartir con ustedes este mensaje muchas gracias. Nota «El hombre que plantaba árboles» (en francés: L'homme qui plantait des arbres) es un cuento alegórico del autor francés Jean Giono, publicado en 1953. Cuenta la historia de los esfuerzos de un pastor para convertir un desolado valle en las estribaciones de los Alpes, cerca de la Provenza, en un bosque a lo largo de la primera mitad del siglo XX. Altazor o el viaje en paracaídas, o simplemente Altazor, es la obra cumbre del poeta chileno Vicente Huidobro, publicada en Madrid en 1931. En esta obra Huidobro expone un lenguaje que rompe los esquemas clásicos, lo que se inserta dentro del movimiento vanguardista llamado creacionismo, que se desarrolló en el primer tercio del siglo XX, el cual fue iniciado por el mismo Huidobro. El Decamerón (Decameron o Decamerone, en italiano), es un libro constituido por cien cuentos, algunos de ellos novelas cortas, escritos por Giovanni Boccaccio entre 1351 y 1353. Desarrolla tres temas principales: el amor, la inteligencia humana y la fortuna. Los diversos cuentos de amor en el Decamerón van de lo erótico a lo trágico. Son relatos de ingenio, bromas y lecciones vitales. La Divina comedia (en italiano moderno: Divina Commedia, en toscano: Divina Comedìa), también conocida simplemente como Comedia, es un poema escrito por Dante Alighieri. La peste es una novela del escritor argelino-francés Albert Camus (1913-1960). Publicada en el 10 de junio de 1947, cuenta la historia de unos doctores que descubren el sentido de la solidaridad en su labor humanitaria en la ciudad argelina de Orán, mientras esta es azotada por una epidemia de peste. La sociedad del cansancio (título original en alemán: Müdigkeitsgesellschaft), Han caracteriza a la sociedad actual como un paisaje patológico de trastornos neuronales, tales como depresión, trastorno por déficit de atención con hiperactividad, trastorno límite de la personalidad y agotamiento (burnout). Afirma que no se trata de «infecciones» sino de «infartos», que no son causados por un fenómeno negativo de inmunología en las personas sino por un «exceso de positividad». Según la definición de Sexto Empírico, la epojé es «el estado de reposo mental por el cual ni afirmamos ni negamos», o si se quiere una actitud mental de imperturbabilidad o ataraxia (del griego ἀταραξία). |
Carta abierta de Cristián Warnken: a un país todavía dividido. 26 DE AGOSTO 2023 “Admiro a aquellos que han hecho un largo periplo desde el sufrimiento a la búsqueda del reencuentro y la reconciliación”, nos dice Cristián Warnken. Carta a un país todavía dividido: A medida que se acerca el 11 de septiembre, emociones que estaban escondidas debajo de la costra que produce el tiempo, vuelven a salir a flor de piel. Las emociones tienen su propia lógica y su propio curso, que no siempre coincide con los planes que prepara la razón para gobernarlas o encauzarlas. Nada más íntimo e indecible que el dolor, la pena, la rabia. “Nada tiene que ver el dolor con el dolor/ la desesperación con la desesperación:/ no hay nombres en la zona muda”, dice el poeta Enrique Lihn en su “Diario de muerte”. Así como hay una zona muda del dolor personal, intransferible e indecible, hay una zona muda de los colectivos de personas que asocian el 11 de personas con experiencias traumáticas y, en muchos casos, desgarradoras. El recuerdo de la violencia desmesurada, inaceptable e injustificada, de desapariciones, torturas, asesinatos planificados desde el aparato del estado, debiera servirnos para recordar que hay muchos monstruos y demonios al fondo del pozo, esperando despertar para volver a dar sus zarpazos (“Los zarpazos del puma” se titula un libro que describe a uno de esos monstruos). La débil capa civilizatoria que nos separa de la barbarie puede romperse en cualquier momento, y puede abrirse esa grieta por donde emerge el odio irracional y destructivo en cualquier sociedad o pueblo. En países “cultos” y refinados como Alemania, en un país de luchas tribales en África y también en nuestro país, lo que se pensaba que era “la Inglaterra de Latinoamérica” (oh, ilusa pretensión). La barbarie no tiene signo ideológico: puede ser de derecha o de izquierda, católica, protestante (recuérdese la Guerra de 100 años) o musulmana. Montaigne, el pensador creador del ensayo, encerrado en su biblioteca en el siglo XVI, en el Périgod francés, mientras afuera se degollaban o quemaban entre ellos sus compatriotas, lo vivió y lo pensó y buscó entender esa mezcla de ángel o bestia que podemos llegar a ser. Y por eso él es uno de los sembradores de las semillas de la tolerancia, con Spinoza (el judío que estudió las pasiones tristes como el odio y el resentimiento) y con todos aquellos que imaginaron las bases de una forma de convivencia distinta a la guerra y que llamaríamos después “democracia”. Esa frágil piel, delicada, vulnerable que cualquiera puede incendiar, herir o destruir. Ese tejido imperfecto (como la vida misma)que nos protege de nuestra propia sombra, porque el torturador, el asesino, puede estar adentro nuestro y no solo en nuestros enemigos o adversarios. El mal no siempre está afuera, a veces está adentro e ignorarlo es creer en superioridades morales que ignoran la verdadera naturaleza humana. Por eso, ningún pueblo, comunidad o facción puede levantarse o erigirse desde la superioridad moral: las víctimas ayer pueden ser victimarias mañana y al revés. Nos ha tocado conversar y entrevistar estos días en Radio Pauta a personas que vivieron en carne propia el traumático inicio de la dictadura militar el 11 de septiembre de 1973, en un ciclo de relatos íntimos: “50 años en Primera Persona” que se comenzarán a emitir en Radio Pauta a partir del lunes 28 de agosto a las 19:00 horas. Así como respeto y entiendo a aquellos que todavía no pueden perdonar y que exigen con razón la verdad que les ha sido alevosamente negada (la de sus familiares desaparecidos), y creo que nadie puede exigirles nada y hay que escuchar con profundo respeto lo que viven en la zona muda de su dolor y solidarizar con sus demandas de verdad y reparación, admiro a aquellos que han hecho un largo periplo desde el sufrimiento a la búsqueda del reencuentro y la reconciliación. Recuerdo especialmente a María Alicia Ruiz-Tagle, quien me contó la historia de su querido hermano Eugenio, con quienes eran compinches y se juntaban a inventar cuentos arriba del árbol de su infancia dorada: oírle decir como se truncó eso y como sus vidas -de cuentos maravillosos- pasaron a ser historias de horror. De ella retengo esta afirmación: “yo he tenido dos luchas en mi vida: la primera por la justicia en el caso de mi hermano y la recuperación de su honra mancillada por la mentira. Y la segunda: hacer todo lo posible para mirar hacia el futuro, no traspasarle a nuestros hijos y nietos nuestras divisiones”. ¿Cómo se sale del país del horror para cruzar la frontera al país del reencuentro? No es con puros acuerdos políticos o constitucionales o legales, sino con un reencuentro desde adentro, desde el alma del país-me dijo Miguel Littín-que se salvó de ser fusilado y partió a un largo exilio. Por eso su hermoso discurso en la inauguración del Consejo Constitucional, levantando la mano, citando a Whitman. “Dejemos atrás todo lo que tiene que quedar atrás y que no regresen los vientos huracanados que amenazan con convertirse en tormentas”. Bellas palabras que son difíciles de encarnar, pero por las que vale la pena luchar en estos días de fuertes emociones que regresan. También recuerdo una conversación con Javiera Parada: su infancia atravesada por el horror, no era ella la que inventaba cuentos, sino su padre, vilmente asesinado. ¿Cómo pudo ella sentarse a conversar e incluso compartir proyectos con quienes forman parte de un sector político que ayer brindó y celebró por el sufrimiento de los suyos? Para ella, hacerlo es propinarles una clara derrota a los victimarios. Me habló del amor por la vida, como la mejor forma de honrar la memoria de su padre, que también la amó. Es la hora de dejar atrás discursos y teorías sobre el 11 de septiembre, es la hora de escuchar historias como estas y otras. Escuchar con respeto lo que sale de la zona muda del dolor. La fragilidad de nuestra convivencia refleja nuestra propia fragilidad humana. ¿Podremos contarnos como país un cuento nuevo de esperanza para comenzar de nuevo? Un cuento tan bello como los que inventaba Eugenio Ruiz-Tagle y contaba Manuel Parada. ¿O estamos condenados al ciclo interminable del desencuentro y el horror? ¿Servirá este 11 de septiembre que se avecina, al menos para hacernos esa pregunta? En tus manos, país todavía dividido, está la respuesta. Como dijera Bob Dylan: “La respuesta está flotando en el viento”, un viento ojalá suave, no huracanado como el descrito por Littín. Un abrazo Cristián Warnken. |
Carta de Cristián Warnken: a la ministra del Interior Carolina Tohá. 14 DE NOVIEMBRE 2023 “Esto no es campaña del terror de “la derecha”: esto es el terror viviendo entre nosotros todos los días. Es la sensación de que la violencia, la delincuencia se les escapó de las manos al gobierno”, dice Cristián Warnken. Señora Ministra del interior: Le escribo esta carta después de saber que asaltaron y golpearon ayer a la nieta de una persona muy humilde y trabajadora que conozco, y de saber que anoche robaron los computadores de un colegio a pocas cuadras del Presidente, en el barrio Yungay, colegio al que asesora un amigo profesor. Y que unos encapuchados encañonaron y asaltaron al taxista que me fue a buscar al aeropuerto. Y que una amiga de mi familia fue amarrada y amordazada en su propia casa ¡Eso, en apenas dos días! Esos no son los diarios, ministra, como parece creer el Presidente. No son los diarios. Es el diario de vivir de millones de chilenos y chilenas secuestrados por el miedo, ellos no alcanzan a salir en los diarios, ni sus casos llegan a Fiscalía. Esas no son noticias de primera plana, porque las noticias de primera plana son que secuestraron y después mataron al hermano de un agricultor en Pomaire, que secuestraron a un empresario en Rancagua, que balearon en la cara a un turista en Santiago centro, que anoche balearon a un conductor al que hubo que amputarle el dedo, etc. Esto no es campaña del terror de “la derecha”: esto es el terror viviendo entre nosotros todos los días. Es la sensación de que la violencia, la delincuencia se les escapó de las manos al gobierno. Y que mientras el Subsecretario del Interior, da un punto de prensa, para anunciar medidas y avances, alguien dispara y hiere o mata a un peatón en plena calle. Probablemente son medidas que llegaron demasiado tarde o que no logran de verdad cambios visibles en la vida cotidiana de los sectores más vulnerables del país, los más desprotegidos y expuestos a esta ola de terror que avanza incontenible y que ha convertido las calles de nuestras poblaciones en campo de batalla entre bandas de narcotraficantes extranjeros, cuyo modo de actuar y operar no tiene nada que ver con el antiguo “ladrón” chileno. Que digo del “lanza”, los antiguos lanzas deben estar espantados de ver a sus colegas superando todos los límites mínimos de la ética de los asaltantes. Son asaltantes capacitados en Colombia, como lo informara hoy el Fiscal Nacional. Qué inmensa paradoja: mientras vivimos una crisis educacional que revela la falta de capacitación de directivos y profesores, nos enteramos que los únicos que se capacitan para hacer muy bien las cosas son los narcotraficantes. Mientras quiebran todos los días industrias, el narcotráfico se está convirtiendo en la industria más rentable y eficaz del país. Nuestro país se ha vuelto muy frágil y vulnerable, casi indefenso diría. Sin una Inteligencia eficiente, con policías superadas por los hechos, un país que, al perder la seguridad, empieza a perder su libertad. La libertad es una palabra vacía en un país inseguro. No somos libres para circular en las noches en nuestros barrios, no son libres nuestros jóvenes expuestos como nunca a una violencia que todos los días se supera a sí misma, no pueden ser libres los que emprenden y crean nuevos negocios, sabiendo que los pueden secuestrar o matar, Chile no sólo ya perdió su seguridad, está a punto de perder su Libertad. No son noticias, señora ministra, no son los diarios. El Presidente parece que ni siquiera sale de su casa en el barrio Yungay para averiguar qué está pasando en el barrio donde vive, lugar de asaltos y mafias varias, el Presidente lleva varios días en silencio ( quizás porque sus asesores le recomendaron no hablar hasta después del plebiscito) y su silencio se escucha más en medio de los balazos y las sirenas que todos los días sus vecinos, los ciudadanos de su país, escuchamos como música de fondo de un país estancado y atemorizado que con este nivel de inseguridad, se volverá un país inviable, un país donde nadie querrá venir a invertir y cuyos empresarios empezarán a buscar otros destinos (muchos ya lo han hecho). Ayer supimos que la Aduana de Valparaíso, una institución con 130 años, la más antigua de Chile y América dejará de funcionar en la ciudad de Valparaíso por la inseguridad de una ciudad administrada por un “alcalde niño” (así lo llamó el escritor Marcelo Mellado) que le da todas las facilidades a un comercio informal que saturó las calles, pero que es incapaz de proteger el patrimonio económico cultural y económico del país. No, señora ministra, estas no son noticias, son hechos, son las señales de alarma, tal vez las últimas, para que el gobierno reaccione. No, no me diga por favor que estoy a favor del “populismo punitivo”. No creo que esto se arregle llenado más las cárceles ni quiero que tengamos un Bukele en Chile, pero lo vamos a tener si el Presidente sigue diciendo que las malas noticias del país son por culpa de los diarios y si no se envían señales potentes y efectivas de parte del Estado de que Chile no va a permitir que este país se convierta en una nuevo El Salvador. No quiero más cárceles, pero para la mayoría de los chilenos sus barrios y domicilios se han convertido en cárceles. Los delincuentes, asesinos y sicarios andan libres en la calle, los ciudadanos honestos y trabajadores están presos en manos de un Estado que sí funciona: el del crimen. Señora ministra: no estoy de acuerdo en que la acusen constitucionalmente, y por eso quiero pedirle que le diga al Presidente que salga de su domicilio protegido y seguro, resguardado las veinticuatro horas por policías, y mire de cara al país desprotegido y vulnerable y a los ciudadanos hastiados por la violencia y les diga algo. No una vaguedad lírica, no una frase para el mármol y el twitter, no, un mensaje con una respuesta clara a la crisis que vivimos, que nos dé la sensación de que en Chile hay una autoridad que nos gobierna, y no un Presidente que cree que el terror que hoy nos gobierna es una invención de los diarios. La saluda Cristián Warnken. |
Carolina Montserrat Tohá Morales.
(Santiago, 12 de mayo de 1965) es una académica y política chilena.
Nació en Santiago de Chile el 12 de mayo de 1965, es hija del abogado y político socialista José Tohá González, quien fuera ministro del Interior y de Defensa Nacional durante el gobierno del presidente Salvador Allende; y de Victoria Morales Etchevers.
Comenzó sus estudios primarios en la Escuela 120 Simón Bolívar, en Santiago, pero tras el derrocamiento del gobierno de la Unidad Popular (UP), partió con su familia a México, donde vivieron exiliados durante de cinco años. De vuelta en su país, en 1979, fue matriculada en el Colegio Francisco de Miranda para continuar sus estudios secundarios, lugar donde conoció, como profesor, al después senador Jaime Gazmuri.
Luego, prosiguió los superiores en la carrera de derecho en la Universidad de Chile (1984-1988), casa de estudios donde fue vicepresidenta de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile (FECh) entre 1986 y 1988.
Junto a Germán Quintana, como presidente, encabezó el paro universitario que provocó el célebre triunfo del movimiento estudiantil de la época: la renuncia del rector José Luis Federici.
En 1989 emigró a Italia para estudiar en la Universidad de Milán, donde obtuvo el grado de doctora en ciencias políticas, en 1994. Regresó a Chile en 1995, trabajando como consultora independiente en materias de gestión pública y políticas sociales. También fue docente de diversos programas de posgrado en la Escuela de Ingeniería de la Universidad de Chile y en la Universidad Alberto Hurtado; asesora del Ministerio de Hacienda; secretaria ejecutiva del Comité Interministerial Social; consultora en temas de gestión pública; y trabajó también en la Subsecretaría General de Gobierno.
Tuvo dos hijos (Emilio y Matilde) con el abogado y militante del Partido por la Democracia (PPD) Norberto Salinas, antes de contraer matrimonio, en diciembre de 2005, con el médico y político Fulvio Rossi, de quien se encuentra separada. Posteriormente inició una relación con el abogado especialista en causas mapuches, Jaime Madariaga.
Tras volver a Chile de sus estudios en Europa, asumió como secretaria ejecutiva del Comité de Ministros Sociales del Gobierno del presidente Eduardo Frei Ruiz-Tagle (PDC), cargo que ostentó entre 1995 y 1997. Este último año optó por ser candidata a diputada por el distrito electoral de Santiago en las elecciones parlamentarias, siendo derrotada por su compañero de lista Enrique Krauss y por el derechista Alberto Cardemil.
Luego fue vicepresidenta del PPD y, durante 1999, participó activamente en la campaña presidencial de Lagos, quien tras vencer a Joaquín Lavín, en enero de 2000, la nombró subsecretaria General de Gobierno, cargo que asumió el 11 de marzo de ese año. Renunció el 23 de mayo de 2001 para iniciar una candidatura a diputada en las elecciones parlamentarias de ese año.
En las elecciones parlamentarias de diciembre de 2001 fue elegida diputada por el distrito N.º 22, que estaba conformado por la comuna de Santiago, para el período 2002-2006. Asumió el 11 de marzo de 2002. Integró la Comisión Permanente de Economía; la de Educación, Cultura, Deportes y Recreación; y la de Gobierno Interior. Fue, además, miembro de la Comisión Especial de la Juventud.
En las elecciones parlamentarias de diciembre de 2005 fue reelegida diputada, esta vez con la primera mayoría (39,79%), por el mismo distrito n.º 22. En el período legislativo 2006-2010 integró la Comisión Permanente de Gobierno Interior; y la de Educación. Fue miembro de la Comisión Especial de Libertad de Expresión y Medios de Comunicación; y Comisión Especial de la Desigualdad y Pobreza. Participó también del Comité parlamentario del PPD.
El 12 de marzo de 2009 fue nombrada ministra secretaria general de Gobierno por la presidenta Michelle Bachelet —siendo la primera mujer en ejercer ese cargo en la historia de Chile—, nombramiento que la obligó a dejar su escaño en la Cámara de Diputados por incompatibilidad de cargos. Fue reemplazada por su compañero de partido Felipe Harboe.
A fines de ese mismo año fungió como jefe del comando de Eduardo Frei Ruiz-Tagle, en el fallido intento de éste por volver a la presidencia de la República en la elección que dio por ganador al empresario Sebastián Piñera, candidato de la coalición de centroderecha, Alianza.
El 25 de mayo de 2010 fue elegida presidenta del PPD, tras un acuerdo con el diputado Pepe Auth para levantar una candidatura que contara con el beneplácito de todas las facciones del partido,1617 cargo que ejerció hasta junio de 2012.
Postuló a ser la candidata a alcaldesa de Santiago de la centroizquierdista Concertación en las primarias municipales realizadas el 1 de abril de 2012, donde resultó vencedora por más del 67% de las preferencias. En las elecciones municipales de octubre de ese año obtuvo el 50,60% de las preferencias, recuperando la comuna de Santiago para su coalición, tras doce años de hegemonía de la Alianza.
Asumió como alcaldesa de Santiago el 6 de diciembre de 2012, convirtiéndose en la primera mujer en dicho cargo elegida por votación.
En octubre de 2014 se realizó una consulta ciudadana, la cual impulsó, y que abordó varios temas relativos a la seguridad y limpieza de la comuna de Santiago. Buscó la reelección en las elecciones municipales de 2016, siendo derrotada por Felipe Alessandri, a quien entregó el mando el 6 de diciembre de 2016.
Tras lo anterior, se tomó un descanso de la política. En 2017, fundó el Instituto Igualdad, donde ocupó el cargo de presidenta del directorio. Trabajó como docente del magíster de urbanismo de la Universidad de Chile y prestó servicios de consultoría a la Corporación SUR entre 2017 y 2018. También se desempeñó como analista política en Tele13 Radio y columnista en La Tercera.
El 6 de septiembre de 2022 el presidente Gabriel Boric efectuó su primer cambio de gabinete, instancia en la cual fue nombrada como titular del Ministerio del Interior y Seguridad Pública reemplazando a Izkia Siches, primera mujer en la historia de Chile en asumir dicho cargo. Por consiguiente, la sucedió como la segunda mujer en la repartición, y además, como segunda mujer vicepresidenta de la República, posición en la que actuó entre los días 19 y 23 de septiembre, producto de la asistencia de Boric a la 77.ª sesión de la Asamblea General de las Naciones Unidas.
Controversias
Alcaldesa.
El 27 de mayo de 2014 se produjo un incendio en las bodegas del Instituto Nacional, el que fue controlado por cinco compañías de bomberos. En su rol como alcaldesa de Santiago, dada su calidad de sostenedora del recinto municipal, recibió duras críticas por parte de padres y apoderados, debido a que el incendio se habría producido tras su decisión de amparar las tomas realizadas por los estudiantes secundarios al interior del establecimiento. El 31 de julio del mismo año, un grupo de padres y apoderados presentaron un recurso de protección en su contra para impedir que la alcaldía facilite las tomas en el instituto, pues su decisión estaría vulnerando el derecho a la educación de los estudiantes, recurso que fue acogido por la Corte de Apelaciones de Santiago el 18 de agosto.
Más adelante, durante septiembre de dicho año, con ocasión de la celebración de fiestas patrias, la alcaldía tomó la decisión de cobrar un derecho por ingresar al Parque O'Higgins, recinto donde anualmente se organizan fondas y se lleva a efecto la tradicional parada militar. Si bien la medida resultó impopular entre los fonderos, en general fue bien evaluada por los visitantes, dado que se aumentaron las medidas de seguridad.
El 16 de noviembre Carabineros de Chile realizó un polémico desalojo a los comerciantes de la feria de las pulgas que se instala en el Parque Forestal. La medida de fuerza fue solicitada por Tohá, quien manifestó que la medida la pidió debido a que los organizadores no habrían respetado un acuerdo que les permitía funcionar un solo fin de semana al mes.
Caso SQM
En mayo de 2016, comenzó a investigarse por parte del Ministerio Público el financiamiento irregular al PPD por parte de la empresa Sociedad Química y Minera de Chile (SQM) —dentro del denominado «Caso SQM»— mientras era presidenta del partido, mediante boletas emitidas por Chile Ambiente y la Fundación Innovación y Democracia. Ella declaró que no tuvo relación directa con los pagos, pero que «en lo político tengo una responsabilidad» por haber inscrito a una empresa como militante en el partido.
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