Luis Alberto Bustamante Robin; José Guillermo Gonzalez Cornejo; Jennifer Angelica Ponce Ponce; Francia Carolina Vera Valdes; Carolina Ivonne Reyes Candia; Mario Alberto Correa Manríquez; Enrique Alejandro Valenzuela Erazo; Gardo Francisco Valencia Avaria; Álvaro Gonzalo Andaur Medina; Carla Verónica Barrientos Meléndez; Luis Alberto Cortes Aguilera; Ricardo Adolfo Price Toro; Julio César Gil Saladrina; Ivette Renee Mourguet Besoain; Marcelo Andrés Oyarce Reyes; Franco Gonzalez Fortunatti; Patricio Ernesto Hernández Jara; Demetrio Protopsaltis Palma; Ricardo Matías Heredia Sánchez; Alamiro Fernandez Acevedo; Soledad García Nannig;
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La Universidad.
Edificio.
La Casa Central de la Pontificia Universidad Católica de Chile es el principal edificio de la Universidad. Por su estilo y magnitud desde su origen fue conocido como "Palacio Universitario". Desde 1996 es considerado Inmueble de Conservación Histórica por el Ministerio de Vivienda y Urbanismo de Chile y desde 2016 es parte de los edificios que se abren durante la celebración del Día del Patrimonio. Actualmente es sede de las oficinas administrativas y de varias Facultades de la Universidad. Historia Antecedentes Luego de su fundación el 21 de junio de 1888 la Universidad Católica inició su primer año académico el 31 de marzo de 1889. En ese momento la Universidad solo contaba con cursos de leyes y matemáticas y las primeras clases se realizaban en el segundo piso del Círculo Católico hasta que el 4 de junio de 1891, un incendio lo destruyó por completo como consecuencia de guerra civil ese mismo año. Luego del incendio y como una manera de retomar lo antes posible las actividades universitarias, se decidió arrendar una casa en calle Bandera. En 1898 la dirección de la Universidad compró el edificio de la Unión Central, ubicado en calle Agustinas 1038, en el centro de Santiago. El edificio contaba con un hermoso teatro el que fue convertido en Aula Magna. Las nuevas instalaciones mejoraron la comodidad, pero el número de alumnos, cada vez más grande, provocó que el edificio no diera abasto. En 1899, con la creación del «Instituto de Humanidades de la Universidad Católica» en el mismo lugar, se pensó que no era recomendable que los alumnos secundarios del instituto se mezclaran con los jóvenes universitarios. De esta manera, se decidió construir un nuevos edificios para la Universidad y el Instituto en un terreno situado en Alameda, entre las calles Lira y Maestranza -esta última actual Av. Portugal-, donado por el primer rector de la Universidad, Monseñor Joaquín Larraín Gandarillas, espacio más apropiado para construir un nuevo Palacio Universitario. Construcción del Palacio Universitario Cuando la Universidad Católica inició la construcción del Palacio Universitario, la actual Casa Central, colaboró en la expansión de la ciudad de Santiago hacia el oriente y aportó un edificio de carácter monumental que se sumó a los que se construyeron con ocasión del centenario de la Independencia de Chile, como el Museo de Bellas Artes o la Biblioteca Nacional. Durante ese período se invitó a numerosos arquitectos europeos que ayudaran a diseñar una ciudad acorde con los valores republicanos del país. Uno de esos arquitectos fue el italiano Ignacio Cremonesi, vinculado a la Escuela de Arquitectura de la misma Universidad, a quien se le encargó un proyecto para el nuevo Palacio Universitario.6 Su diseño incluía las instalaciones del Instituto de Humanidades (actual Centro de Extensión UC) y que finalmente fue lo único que se construyó de acuerdo a su diseño original. El plano del Palacio Universitario diseñado por Cremonesi incorporaba instalaciones para las Facultades de Matemáticas, Medicina, un Patio de Honor y una Capilla, además de un Aula Magna, un patio central y un observatorio astronómico. Pero Cremonesi volvió a Italia y a principios del siglo XX se le encargó un nuevo diseño al arquitecto francés Emile Jecquier, mismo autor del Museo de Bellas Artes y de la Estación Mapocho, entre otras obras. Jéquier, junto con su discípulo y primer arquitecto graduado de la UC, Manuel Cifuentes, -hijo de Abdón Cifuentes gran colaborador de la Universidad en su período de fundación2-, desarrolló los planos a partir del ya construido «Instituto de Humanidades». El proyecto Jequier-Cifuentes se adaptó al original de Cremonesi, lo que posibilitó la unificación de la fachada, una de las más largas de la ciudad para aquella época. En las cuatro hectáreas de terreno, el edificio se ordenaba alrededor del esquema clásico de un cuadrado dividido en nueve partes organizando la circulación mediante claustros y patios centrales. En ese momento, el proyecto sólo se construyó parcialmente pues junto al Instituto se construyeron los dos patios que daban a la Alameda. La primera piedra de lo que sería el Palacio Universitario se puso en 1910 y su construcción concluyó en 1917. La nueva sede contaba con capilla, una biblioteca para 60 mil libros y una sala para actos oficiales. En el segundo piso, se ubicaban -y siguen así hasta el día de hoy- las oficinas del rector y prorrector. Incendio y reconstrucción. En el año 1931 los pisos 3º y 4º del edificio fueron destruidos por un incendio. En el lugar se ubicaban las salas de Ingeniería y Arquitectura, pero también resultaron dañadas la biblioteca y la capilla. La reconstrucción duró hasta 1937 y gracias a ella se pudo unificar el lenguaje de la fachada. En ese mismo período y como agradecimiento al patrono de la Universidad por la rápida reconstrucción, se agregó la escultura del Sagrado Corazón de Jesús en la parte superior de la fachada. La imagen realizada en 1935 por el escultor húngaro Ernest Wünsch y que perdura hasta hoy, tiene metros de alto y 5,5 de ancho, y está inspirada en el Cristo del Corcovado en Río de Janeiro. El edificio de Casa Central fue complementado con la construcción del Hospital Clínico entre los años 1935 y 1939, y con él se inició la etapa de las construcciones más modernas asociadas al campus, con ausencia de decoración y que respondían las vanguardias arquitectónicas propias de los inicios del siglo XX. En agosto de 1967 la Casa Central sería escenario de la toma de la Universidad Católica como parte del proceso de Reforma Universitaria solicitado por los estudiantes a las autoridades de la época. El 11 de agosto de ese año el edificio amaneció con el famoso lienzo "Chileno: El Mercurio Miente" como respuesta a una serie de artículos aparecidos en el diario El Mercurio que a juicio de los estudiantes faltaban a la verdad. Durante los años 80 se le encargó al arquitecto Alberto Piwonka, una nueva sede para la Faculta de Ciencias Biológicas, la que fue construida hacia calle Portugal y que mantuvo el estilo clásico de la fachada hacia la Alameda. En el año 1988 el antiguo Instituto de Humanidades Luis Campino, fue remodelado con motivo del Centenario de la Universidad y convertido en un Centro de Extensión. En 1987 la Casa Central UC recibió la visita del Papa Juan Pablo II, el viernes 3 de abril a las 11:20 de la mañana. El encuentro fue titulado como Encuentro con el Mundo de la Cultura. Siglo XXI Durante los primeros años de este siglo nuevos edificios fueron agregados en los mismos terrenos, entre ellos las Facultades de Ciencias Biológicas, Comunicaciones, Derecho y Medicina. Si bien sus construcciones son modernas, se integran al esquema en base a claustros del proyecto original. Durante el año 2006 se inició la construcción de un nuevo edificio llamado Plaza UC, más conocido como Edificio del MBA. Durante su construcción quedó al descubierto una cava del siglo XIX, de la cual sólo había rumores. La cava había pertenecido a Francisco Lira Argomedo, quien legó sus apellidos para las dos calles que emergieron de su propiedad. En lugar de dejar la cava en el lugar original, la Universidad decidió sacarla a la superficie, al costado poniente del Centro de Extensión UC. En el año 2016 el campus de la Casa Central fue parte de las instalaciones de la Universidad previstas para ofrecer visitas guiadas durante la celebración del Día del Patrimonio. El Papa Francisco visitó la Casa Central de la Universidad Católica como parte de su visita a Chile durante enero de 2018.20 Ésta se concretó el 17 de enero de 2018 a las 19:00 hrs. En mayo de 2018 la Casa Central UC fue escenario de una histórica toma feminista de sus instalaciones. La toma se depuso tres días después de manera pacífica. |
Francisco Javier Lira Argomedo. Nació hacia 1797, hijo de José Santos, Lira Contreras y Leonarda Argomedo Montero. Hermano del también parlamentario José Toribio Lira Argomedo, Pedro Francisco Lira Argomedo, José Ramón Lira Calvo y José Santos Lira Calvo. Casado en Santiago el 28 de julio de 1818 con su prima hermana María del Tránsito Calvo Argomedo con quien tuvo una hija, Mercedes. Portaestandarte del regimiento de milicias de caballería de San Fernando en 1809. En 1813 estudiaba en el Convictorio Carolino. En 1815 estudiaba en la Universidad de San Felipe desde donde egresó de bachiller en Filosofía y en Cánones y Leyes. En 1820 se desempeñaba como consiliario menor de la misma universidad y al año siguiente, egresó de abogado. Dueño de tierras en en San Fernando, donde fue dueño de la Hacienda La Palma. En 1827 fue intendente de Colchagua. Electo diputado por Reto, en las Asambleas Provinciales de 1826, Asamblea Provincial de Colchagua, 7 de diciembre de 1826-(enero de 1828). Falleció el 16 de julio de 1850 y fue enterrado en San Fernando. |
sala |
Centro de Extensión de la UC. El Centro de Extensión ocupa el edificio contiguo a la Casa Central de la Universidad Católica, que hasta 1988 fue la sede del Instituto de Humanidades Luis Campino. Luego de su remodelación, en 1989, el inmueble de estilo neoclásico y una superficie total de 5.400 m2, se ha convertido en hito arquitectónico y en un ejemplo de conservación que, con gran armonía, conjuga tradición y funcionalidad.
Es un espacio ideado para la cultura y la transferencia de conocimientos. Con más de 20 años de gestión, se ha consolidado como un espacio para difundir las más diversas expresiones artísticas contemporáneas y clásicas, enfocadas a diferentes públicos.
A través de su Programa de Cine, exhibe tres festivales y más de 24 muestras y ciclos temáticos de cine arte al año. También desarrolla conferencias, ciclos de teatro familiar y talleres. Cuenta con una librería, dos galerías de arte, un café y una capilla. El Centro cultural esta ubicado la avenida Lira con Alameda. INSTITUTO DE HUMANIDADES LUIS CAMPINO. El Instituto de Humanidades Luis Campino es el primer establecimiento educacional perteneciente al Arzobispado de Santiago. Fue fundado el 22 de diciembre de 1899 por el entonces Arzobispo de Santiago Mariano Casanova, e inició sus actividades el 2 de marzo de 1900. Para contrapesar el creciente laicismo imperante durante el periodo liberal e impulsado por antiguos socios de la Unión Católica, el arzobispo de Santiago, Mariano Casanova, decretó en 1888 la creación de la Universidad Católica de Chile. Bajo este mismo incentivo, años más tarde crearía el Instituto de Humanidades San Rafael, a cargo del presbítero Luis Campino Larraín. La idea consistía en dar a los alumnos una formación católica, integral y de excelencia. |
El tesoro escondido de calle Lira. Hace dos décadas la UC encontró una cava del 1800 debajo del antiguo solar de la familia Lira. Antes de levantar ahí un nuevo edificio, sacó ladrillo por ladrillo la antigua estructura y la replicó en el Centro de Extensión, para albergar un restaurante. UNO a uno se desmontó cada ladrillo en el subterráneo de los terrenos que compró la Universidad Católica al poniente de Lira. Se guardaron en un espacio, con sigiloso cuidado, hasta que la entidad definiera el lugar dónde se volverían a montar uno sobre otro para dar forma a la estructura original: unos bellos arcos en forma de bóveda catalana. En 1988, cuando la UC adquirió los terrenos delimitados por Diagonal Paraguay, Lira y Alameda, sabían que en el subsuelo se escondían algunas sorpresas, como esta cava. Pero no fue sino hasta principios de los 90 cuando se dieron cuenta del lugar preciso que ocupaba. Olía a humedad y estaba en mal estado, pero la universidad decidió recuperarla, por tratarse de una construcción de mitad del siglo XIX y que había pertenecido a uno de los clanes aristocráticos más influyentes de la época, la familia Lira. Poco se sabe de la historia de estos terratenientes, excepto que tenían campos en el sur y que en la capital vivían en un solar que ocupaba una manzana que antes iba desde la Alameda hacia el sur. El historiador Miguel Laborde explica que en esa zona de la capital, entre San Francisco y Vicuña Mackenna, abundaban las propiedades agrícolas pequeñas de media héctarea (parcela) o de un par de ellas (casaquinta), y que la de los Lira "era una posesión un poco más elegante, porque tenían un activo rol social". Por eso presume que lo lógico fuese que tuvieran una cava grande. "Para recibir con buenos vinos a sus invitados", dice Laborde. Es muy probable también que ese espacio oscuro y frío cumpliera la labor de refrigerar alimentos como los granos y la sal. En los 90 hicieron las primeras indagaciones para saber dónde estaba exactamente la reliquia del 1800 y luego de encontrarla, comenzaron a pensar qué hacer con ella. Sin embargo, sólo en 2006 la universidad encontró su destino y en 2012, su lugar definitivo: a unos pocos metros de su ubicación original, debajo del Centro de Extensión UC. De hecho, hace unos días, y en el marco de la celebración de sus 125 años, acaba de inaugurarse la réplica exacta de la cava de ladrillos y argamasa (especie de cemento), tal y cual estuvo durante décadas debajo de la casa de la familia Lira. A fin de mes el espacio abovedado de cielo curvo, abrirá al público como restaurante. El director de infraestructura UC, Hans Muhr, cuenta que en 2006 cuando la universidad planeaba levantar el edificio Patio Alameda (MBA) en el terreno al poniente de Lira, se pensó hacerlo sobre la cava, y dejarla en medio de los estacionamientos subterráneos de la nueva construcción. Pero pronto esa idea se desechó, pues el tesoro habría perdido protagonismo. Eso sí, se mantuvo la convicción de guardar esta estructura. Ese mismo año 2006, partió un levantamiento riguroso y el desmontaje de los ladrillos. Fue un proceso que tomó cinco meses y que contó con la opinión de Santiago Arias, ingeniero especialista en restauración patrimonial recientemente fallecido. El fue también quien dio las directrices para su reinstalación en el lugar en que hoy se encuentra. Apenas de desmantelaron, los bloques de barro cocido se conservaron en pallets (cajones) de madera y solo seis años después, en 2012, las autoridades de la UC decidieron trasladarlos a la vereda oriente de Lira, a unos 50 metros de su ubicación original para comenzar a levantar la réplica. Al reconstruirla, los obreros reinstalaron los bloques en el orden que mejor les pareció, "derechitos", sin saber la fórmula correcta para llegar a la geometría perfecta de un arco. "Hubo que capacitarlos en un sistema constructivo ya extinto en Santiago para poder emprender esta tarea de conservación patrimonial que no conocían", cuenta Francisco Prado, académico de la Escuela de Construcción Civil UC y uno de los encargados del rescate de esta reliquia arquitectónica. Junto a él, trabajaron también los arquitectos Enrique del Río y Juan Ignacio Baixas. Fueron cerca de 27 personas -entre arquitectos, ingenieros, constructores civiles y obreros- los que trabajaron en conjunto durante ocho meses en rearmar la cava en el costado surponiente del Centro de Extensión en un nivel subterráneo. Aunque el inmueble no estaba protegido desde el punto de vista patrimonial, la casa de estudios hizo parte a la Municipalidad de Santiago y al Consejo de Monumentos Nacionales. A fin de mes, la nueva cava de 85 m2 se abrirá como restaurante al público. Sobre ella se hizo una terraza de adoquines que une el Centro de Extensión con la plaza del edificio Patio Alameda, al otro lado de Lira. El nuevo espacio podrá albergar a 90 comensales y su carta será internacional, con acento en las carnes finas, como wayú y cordero magallánico, a la parrilla. La patente de alcoholes está en trámite para que dentro de poco esta cava vuelva a tener botellas de vino como sus principales atractivos. Antes pertenecer a Lira, sin embargo, estos terrenos habían pertenecido a las monjas carmelitas que habían establecido su iglesia y claustros hacia 1690 en la cuadra de Alameda, Carmen, Marcoleta y Lira, precisamente, donde permanecieron hasta 1942, aproximadamente, cuando se trasladaron a Las Condes. Este sector de Lira, sin embargo, había sido vendido por la congregación y convertido en residencias hacia el anterior cambio de siglo. Desconocemos si haya alguna relación entre las cavas y las monjas carmelitas. El alma de nuestras estructuras: La Cava De Lira En Chile no estamos acostumbrados a encontrar trozos vivos de la historia bajo tierra, por lo que el hallazgo de una hermosa cava de ladrillo del siglo XIX causó una gran impresión. Alguna vez yo mismo había escrito sobre Francisco Lira y su quinta —el que dejó su nombre a la calle—, y de las tertulias políticas donde, en un alto espacio mirador, se discutía el futuro de Chile. Era entonces el borde oriental de la ciudad y de ahí hacia la cordillera todo era campo. Él y tres de sus hermanos, los Lira Argomedo, eran parlamentarios, y él mismo había sido gran impulsor de la Quinta Normal. El tío José Gregorio Argomedo era otro tertuliano, el célebre secretario de la Junta de Gobierno de 1810 y rector de la Universidad de San Felipe. Cuando apareció la cava, bajo el asfalto del estacionamiento de la Alameda con Lira, pensé que, tal vez, iban a darle un carácter de museo de sitio, como el de los tajamares. Y esa imagen no me dejó tranquilo. Por lo mismo, cuando supe que iban a trasladarla, ladrillo por ladrillo, todos numerados, al Centro de Extensión, celebré la postura. Así, luego de un año de trabajos, quedó incorporada a un espacio de alto uso y abierto a la ciudad —como un restaurante—, donde uno puede, como hace dos siglos, tomar una copa de vino bajo su notable cielo abovedado, de arcos dispuestos a la manera catalana. |
Itsukushima Shrine. |
Los barrios de moda de Santiago de Chile, la capital 'cool' de Latinoamérica.
VIAJES
27/08/2023
Los barrios en permanente ebullición son el auténtico tesoro de una urbe históricamente devastada por los terremotos.
Un barrio cool: Son zonas con una cultura y una vida nocturna accesibles y vanguardistas; comida y bebida brillantes y asequibles; una vida callejera animada y un gran ambiente comunitario. Son distritos característicos que se pueden recorrer a pie en media hora o menos, pero que se pueden pasar un día entero o más explorando.
No cuenta con grandes barrios de edificios coloniales ni construcciones centenarias como otros países latinoamericanos, más allá de un puñado de iglesias y algún que otro convento que han desafiado innumerables terremotos, por lo que Santiago de Chile es, a ojos del foráneo, una joven ciudad de casi quinientos años. Quines aterrizan en la capital suelen hacerlo con una lista de visitas imprescindibles. En el listado de los musts no fallan la plaza de Armas, la casa de la Moneda, el cerro San Cristóbal o el modernísimo Sky Costanera, el rascacielos más alto de América del Sur. Pero limitarse a seguir al pie de la letra una guía convencional sería perderse el auténtico espíritu de la capital.
Y es que Santiago es una ciudad de barrios en ebullición, vecinadarios que se han convertido en el epicentro de la vida local. Rincones en permenente evolución que beben de la tradición mientras se suben a las últimas tendencias. Chics y con historia, así son algunos de los barrios más de moda de la capital chilena.
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