Bulls and Briefs
A bulla
was originally a circular plate or boss of metal, so called from its
resemblance in form to a bubble floating upon water (Latin bullire,
to boil). In the course of time the term
came to be applied to the leaden seals
with which papal and royal
documents were authenticated in the early Middle Ages,
and by a further development, the name, from designating the seal, was
eventually attached to the document itself. This did not happen before the
thirteenth century and the name bull was only a popular term used
almost promiscuously for all kinds of instruments which issued from the papal chancery.
A much
more precise acceptance has
prevailed since the fifteenth century, and a bull has long stood in sharp
contrast with certain other forms of papal
documents.
For
practical purposes a bull may be conveniently defined to be "an Apostolic letter
with a leaden seal," to
which one may add that in its superscription the pope
invariably takes the title of episcopus, servus servorum Dei.
In
official language papal documents
have at all times been called by various names, more or less descriptive of
their character. For
example, there are "constitutions," i.e., decisions addressed to
all the faithful and determining some matter of faith or discipline;
"encyclicals," which are letters sent to all the bishops of Christendom,
or at least to all those in one particular country, and intended to guide
them in their relations with their flocks; "decrees,"
pronouncements on points affecting the general welfare of the Church; "decretals"
(epistolae decretales), which are papal replies
to some particular difficulty submitted to the Holy See, but
having the force of precedents to rule on all analogous cases.
"Rescript,"
again, is a form applicable to almost any form of Apostolic letter
which has been elicited by some previous appeal, while the nature of a
"privilege" speaks for itself.
But all
these, down to the fifteenth century, seem to have been expedited by the papal chancery in the
shape of bulls authenticated with leaden seals, and it
is common enough to apply the term bull even to those very early papal letters
of which we know little
more than the substance, independently
of the forms under which they were issued.
It will
probably be most convenient to divide the subject into periods, noting the
more characteristic features of papal documents in each age.
|
Una bula era originalmente una placa o un jefe circular del
metal, supuesto de su semejanza en forma a una burbuja que flotaba sobre el
agua (bullire latino, hervir). En el curso de tiempo el término vino ser
aplicado a los sellos de plomo con los cuales los documentos papales y reales
fueron autenticados en la edad media tempranas, y por otro desarrollo, el
nombre, de señalar el sello, fue unido eventual al documento sí mismo. Esto no
sucedió antes del siglo 13 y bula conocido era solamente un término popular
usado casi promiscuo para todas las clases de instrumentos que publicaron de
la cancillería papal.
Una aceptación mucho más exacta ha prevalecido desde el siglo
15, y una bula ha estado usando de largo en contraste agudo con ciertas otras
formas de documentos papales.
Para los propósitos
prácticos una bula puede ser definido convenientemente para ser “una letra
apostólica con un sello de plomo,” a cuál puede agregar uno que en su superscription el papa toma
invariable el título del episcopus,
servus servorum Dei.
En lengua oficial los documentos papales han sido llamados
siempre por varios nombres, más o menos descriptivo de su carácter. Por
ejemplo, hay “constituciones,” es
decir, decisiones tratadas a todo fieles en una determinar
materia de fe o de la
disciplina; “encíclicas,” que son
letras enviaron a todos los obispos de la cristiandad, o por lo menos a todo
de un país particular, y se prepusieron dirigirlo en sus relaciones con sus
multitudes; “decretos,”
declaraciones en los puntos que afectan el bienestar general de la iglesia;
los “decretals” (epistolae
decretales), que son contestaciones papales a una cierta
dificultad particular sometieron
“Rescripto,” otra
vez, es una forma aplicable a casi cualquier forma de letra apostólica que ha
sido sacada por una cierta súplica, mientras que la naturaleza de un
“privilegio” habla para sí mismo.
Pero todo el éstos, tragan al siglo 15, se parecen haber sido apresurados
por el cancillería papal en la forma de bulas autenticados con los sellos de
plomo, y es bastante común aplicar a bulas del término incluso a esas letras
papales muy tempranas de las cuales sepamos poco más que la sustancia,
independientemente de las formas bajo las cuales fueron publicadas.
Será probablemente el más conveniente dividir el tema en los períodos, observando las características de documentos papales en cada edad. |
I. EARLIEST TIMES TO
|
I. ÉPOCAS MÁS TEMPRANAS a PAPA ADRIANO I
(772)
No puede haber duda que la formación de una
cancillería o de una oficina para preparar los papeles oficiales era un
trabajo del tiempo.
Desafortunadamente,
los documentos papales más tempranos sabidos a nosotros se preservan
solamente en las copias o los extractos de los cuales es difícil dibujar
cualquier conclusión segura en cuanto a las formas observadas en publicar las
originales.
Para todo el eso, es prácticamente cierto
que ningunas reglas uniformes se pueden haber seguido en cuanto al
superscription, la fórmula del saludo, la conclusión, o la firma.
Era
solamente cuando una cierta clase de registro fue organizada, y las copias de
la correspondencia oficial anterior llegaron a estar disponibles, que una
tradición creció gradualmente para arriba de ciertas formas acostumbradas de
las cuales no ought ser salido.
A
excepción de la mención insatisfactoria de un cuerpo de notarios cargó con
guardar un expediente de los actos de los Martyrs, C. 235 (Duchesne, Liber
Pontificalis, I, Pp. c-c1), nosotros resuelven sin referencia clara a los
archivos papales hasta la época de papa Julio I (337-353), aunque en el pontificado
de Damasco, antes del final del mismo siglo, allí es mención de un edificio
apropiado a este propósito especial.
Aquí,
en el scrinium, or archivium sanctæ
Romanæ ecclesiæ los documentos se deben todavía haber
colocado y haber mantenido una orden definida, porque extractos y copias en
rastros del coto de la existencia de su enumeración. Estas colecciones o el regesta fueron de nuevo a la época de
papa Gelasius (492-496) y probablemente anterior.
En la correspondencia de papa Hormisdas
(514-525) hay indicaciones de un cierto endoso oficial que registra la fecha
en la cual las letras te trataron fueron recibidas, y por la época de San
Gregorio el grande (590-604) Ewald ha sido por lo menos parcialmente acertado
en la reconstrucción de los libros que contuvieron las copias de las cartas
del papa.
Puede haber poco duda que el cancillería
Pontifical de el cual deducimos así la existencia fue modelado sobre el de la
corte imperial.
El scrinium,
los notarios regionales, los funcionarios más altos tales como el primicerius y el secundarius, el arreglo del Regesta por indictions, etc., son todo probablemente las imitaciones de la
práctica del bajo imperio.
Por lo tanto podemos deducir que el código
de formas reconocidas pronto se estableció, análogo a eso observado por los
notarios imperiales.
Un
formulario de esta descripción probablemente todavía se preserva a nosotros
en el libro llamado “Liber Diurnus”, el bulto de el cual se parece ser
inspirado por la correspondencia oficial de papa Gregorio el grande.
En las letras papales anteriores, sin
embargo, hay hasta ahora solamente pocas muestras de la observancia de formas
tradicionales.
El
documento nombra a veces a papa primero, a veces el destinatario. Para la
mayor parte el papa no lleva ningún título excepto Sixtus episcopus or Leo
episcopus catholicae ecclesiæ, a veces, sino
que más raramente te llaman Papa.
Debajo
de Gregorio el grande servus servorum Dei
fue agregado a menudo
después de episcopus -- Gregorio,
es dicho, seleccionando esta designación como protesta contra la arrogancia
del patriarca de Constantinopla, John
the Faster, que se llamó “obispo ecuménico.”
Pero aunque varios de sucesores del San
Gregorio lo siguieron en esta preferencia, no era hasta el siglo 9 que la
frase vino ser utilizada invariable en documentos del momento.
Antes de que encontraran a papa Adeodatus
(elegido 672) pocos saludos, solamente él utilizó la forma “"salutatem a Deo et
benedictionem nostram." La frase ahora consagrada “salutatem et apostolicam
benedictionem” ocurre apenas siempre antes del siglo
10.
Un
bula falsa engañaron a los autores benedictinos de “Nouveau traité de diplomatique” en la atribución de una fecha
mucho anterior a este fórmula que pretendía ser tratado al monasterio en San
Benignus en Dijon.
Una vez más en éstos las letras tempranas el
papa se dirigió a menudo a su correspondiente, más especialmente cuando él
era rey o una persona de la alta dignidad, por el nos plural.
Mientras que se pasaba la edad, ésta llegó a
ser más rara, y por la segunda mitad del siglo 12, había desaparecido
totalmente.
Por otra parte, puede ser notado incidentemente que
las personas de todas las filas, en escribir al papa, se dirigieron invariable
a él como nos. Un saludo fue introducido a veces por el papa en el extremo de
su letra momentos antes de la fecha--por ejemplo, "Deus te incolumem custodiat" or "Bene vale frater
carissime."
Este saludo final era una cuestión de
importancia, y es llevado a cabo por las altas autoridades (Bresslau, “und Pergament, 21 del papiro;
Ewald en Neues Archiv,” III, 548) ese fue agregado en propia mano del
papa, y eso era el equivalente de su firma.
El
hecho que en épocas clásicas los romanos autenticó sus letras no firmando sus
nombres, pero por una palabra del adiós, presta probabilidad a esta visión.
En las bulas originales más tempranos
preservados a nosotros BENE VALETE se escribe en integral en capitales. Por
otra parte, tenemos por lo menos cierta evidencia contemporánea de la
práctica antes de la época de papa Adriano.
El
texto de una letra de papa Gregorio el grande se preserva en una inscripción
de mármol en la basílica de San Paul fuera de las paredes.
Como
la letra dirige que el documento sí mismo es ser
vuelto a los archivos papales (Scrinium), nosotros puede asumir que la copia
en piedra representa exactamente la original. Se trata a Felix el sub. diacono
y concluye con el fórmula BENE VALE. Dat. VIII
Kalend. Februarius imp. du. n. Phoca PP. anno secundo, et consultatus eius
anno primo, indict. 7.
Esto sugiere que tales letras
fueran completamente anticuadas y encontramos de hecho rastros de fechar
incluso en copias extraídas desde la época de papa Siricius (384-398).
Tenemos también algún bullæ o sellos de plomo preservados aparte de los
documentos a los cuales fueron unidas una vez. Uno de éstos dató quizás del pontificado
de Juan III (560-573) y otro pertenece ciertamente a Deusdedit (615-618).
Los especimenes más tempranos llevan simplemente el nombre del
papa en un lado y el papæ de la palabra en el otro.
|
II. SECOND PERIOD (772-1048)
In the time of Pope Adrian
the support of Pepin and Charlemagne
had converted the patrimony of the Holy See
into a sort of principality. This no doubt
paved the way for changes in the forms observed in the chancery.
The pope now takes
the first place in the superscription of letters unless they are addressed to
sovereigns. We also find the leaden seal
used more uniformly.
But
especially we must attribute to the time
of
The other, beginning with Data (in
later ages Datum), indicated, with a new and more detailed specification
of year and day, the name of the dignitary who issued the bull after it had
received its final stamp of authenticity
by the addition of the seal.
The pope still
wrote the words BENE VALETE in capitals with a cross before and after, and in
certain bulls of Pope Sylvester II
we find some few words added in shorthand or "Tyronian notes."
In other
cases the BENE VALETE is followed by certain dots and by a big comma, by a S
S (subscripsi), or by a flourish, all of which no doubt served as
a personal authentication.
To this period belong the earliest extant
bulls preserved to us in their original shape.
They are all written upon very large sheets
of papyrus in a peculiar handwriting of the
The
annexed copy of a facsimile in Mabillion's "De re diplomaticâ"
reproducing part of a bull of Pope Nicolaus
I (863), with the editor's interlinear decipherment, will serve to give an idea of the
style of writing.
As these
characters were even then not easily read outside of Italy it seems
to have been customary in some cases to issue at the same time a copy
upon parchment in ordinary minuscule. A French writer of the tenth century
speaking of a privilege obtained
from Pope Benedict VII
(975-984) says that the petitioner going to Rome obtained
a decree duly
expedited and ratified by apostolic
authority, two copies of which, one in our own character (nostra
littera) on parchment, the other in the Roman character on
papyrus, he deposited on his return in our archives. (Migne, P. L.,
CXXXVII, 817) Papyrus seems to have been used almost uniformly as the
material for these official documents until the early years of the eleventh
century, after which it was rapidly superseded by a rough kind of parchment.
Apart from
a small fragment of a bull from Adrian I (22
January, 788) preserved in the national library at Paris, the
earliest original bull that remains to us is one of Pope Paschal I
(11 July, 819).
It is
still to be found in the capitular archives of Ravenna, to which
church it was originally addressed. The total number of papyrus bulls at
present known to be in existence is
twenty-three, the latest being one issued by Benedict VIII
(1012-24) for the monastery of Hildesheim.
All these documents at one time had
leaden seals appended
to them, though in most cases these have disappeared.
The seal was
attached with laces of hemp and it still bore only the name of the pontiff
and the word papæ on the other. After the year 885, the letters of the
pope's name were
usually stamped round the seal in a
circle with a cross in the middle.
The
details specified in the "double dates"
of these early bulls afford a certain amount of indirect information about
the personnel of the papal chancery. The
phrase scriptum per manum is vague and leaves uncertain whether the person mentioned
was the official who drafted or merely engrossed the bull, but we hear in
this connection of persons described
as notarius, scriniarius (archivist), proto scrinarius sanctæ
Romanæ ecclesiæ, cancellarius, ypocancellarius, and after 1057 of camerarius,
or later still notarius S. palatii.
On the
other hand, the datarius, the official mentioned under the heading data,
who presumably delivered the instrument to the parties, after having
superintended the subscriptions and the apposition of the seal, seems to
have been an official of still higher consequence.
In earlier
documents he bears the titles primicerius sanctæ sedis apostolicae, senior
et consiliarius, etc., but as early as the ninth century we have the
well-known phrase bibliothecarius sanctæ sedis apostolicæ, and later cancellarius
and bibliothecarius, as a combined title borne by a cardinal, or
perhaps by more than one cardinal at once.
Somewhat later still (under Innocent III),
the cancellarius seemed to have threatened to develop into a functionary who
was dangerously powerful, and the office was suppressed.
A
vice-chancellor remained, but this dignity also was abolished before 1352.
But this of course was much later than the period we have now reached.
|
II. SEGUNDO PERÍODO
(772-1048)
En la época de papa Adriano la ayuda de Pipino el
Breve y de Carlomagno había convertido el patrimonio de
El papa ahora toma el primer lugar en el superscription de letras a menos que se traten a los soberanos.
También encontramos el sello de plomo utilizamos más uniformemente.
Pero especialmente debemos atribuir a la época de Adriano la
introducción de la “fecha doble” endosada en el pie de bula. La primera fecha
comenzó con la palabra Scriptum y
después de una entrada cronológica, que mencionó solamente el mes y el indiction, agregó el nombre del
funcionario que bosquejó o elaboro el documento.
El otro, comenzando con los datos (en un dato más último de las
edades), indicados, con una nueva y más detallada especificación del año y
del día, el nombre del dignatario que publicó el toro después de él había
recibido su estampilla final de la autenticidad por la adición del sello.
El papa todavía escribió las palabras BENE VALETE en capitales
con una cruz antes y después, y en ciertas bulas de papa Sylvester II encontramos algunas pocas palabras agregadas en
taquigrafía o las “notas Tyronian.”
En otros casos el BENE
VALETE es seguido por ciertos puntos y por una coma grande, por un S S (subscripsi), o por un prosperar, que
ninguna duda sirvió como autentificación personal.
A este período pertenecen las bulas más tempranas preservadas a
nosotros en su forma original.
Bulas todas escriben sobre las hojas muy grandes del papiro en
un cursivo peculiar del tipo Lombardo, llamado a veces littera romana.
La copia anexada de un facsímil
en Mabillion
del “De re diplomaticâ” de la
reproducción de una bula de papa
Nicolaus I (863), con el desciframiento interlineal del redactor, servirá
para dar una idea del estilo de la escritura.
Pues estos caracteres eran uniformes entonces leídos no
fácilmente fuera de Italia se parece haber sido acostumbrado en algunos casos
publicar al mismo tiempo una copia sobre el pergamino en minúscula ordinario.
Un escritor francés del discurso del siglo 10 de un privilegio obtenido de
papa Benedicto VII (975-984) dice que el solicitante que iba a Roma obtuvo un
decreto debido apresurado y ratificado por autoridad apostólica, dos copias
de las cuales, una en nuestro propio carácter (nostra littera ) en el
pergamino, el otro en el carácter romano en el papiro, él depositó en su
vuelta en nuestros archivos. (Migne,
P.L., CXXXVII, 817) el papiro se parece haber sido utilizado casi
uniformemente como el material para estos documentos oficiales hasta los años
del siglo 11, después de lo cual fue
reemplazado rápidamente por una clase áspera de pergamino.
Aparte de un fragmento pequeño de un bula de Adriano I (el 22 de
enero de 788) preservado en la biblioteca nacional en París, la bula original
más temprano que permanece a nosotros es uno de papa Paschal I (el 11 de
julio de 819).
Debe todavía ser encontrado en los archivos capitular de Ravena,
que a iglesia fue tratado originalmente. El número total de los bulas del
papiro sabidos actualmente para estar en existencia es veintitrés, el ser más
último una publicada por Benedicto VIII (1012-24) para el monasterio de
Hildesheim.
Todos estos documentos contemporáneamente tenían sellos de plomo
añadidos a ellos, aunque en la mayoría de los casos han desaparecido éstos.
El sello fue unido con
los cordones del cáñamo y todavía agujerea solamente el nombre del
pontificado y el papæ de la palabra en el otro. Después del año 885, las
letras del nombre del papa fueron estampadas generalmente alrededor del sello
en un círculo con una cruz en el centro.
Los detalles especificados en las “fechas dobles” de estas bulas
tempranos producen cierta cantidad de información indirecta sobre el personal
del cancillería papal.
El scriptum de la frase scriptum per manum y se va incierto si la persona mencionada era el funcionario
que bosquejó o absorbió simplemente la bula, pero oímos a este respecto de
las personas descritas como notarius,
scriniarius
(archivist), proto scrinarius sanctæ Romanæ ecclesiæ, cancellarius,
ypocancellarius, y después de 1057 del camerarius, o de un notarius S. palatii inmóvil más último.
Por otra parte, el
datarius, el funcionario mencionado bajo datos del título, que entregaron
probablemente el instrumento a los partes, después teniendo superintendencia
las suscripciones y la aposición del sello, se parece haber sido un funcionario
de la consecuencia más alta inmóvil.
En documentos anteriores él
lleva los títulos primicerius sanctæ sedis
apostolicae, senior et consiliarius,, el etc., pero desde el
noveno siglo 9 tenemos el sedis
apostolicæ bien conocido, del sanctæ de la frase, y un cancellarius y un
bibliothecarius más últimos, pues un título combinado llevado por un
cardenal, o quizás por más que uno cardinal inmediatamente. Algo más adelante
aún (debajo de Innocent III), el cancellarius se parecía haber amenazado convertirse
en un funcionario que era peligroso de gran alcance, y la oficina fue
suprimida.
Un vice-chancellor
permanecía, pero esta dignidad también fue suprimida antes de 1352. Pero esto
por supuesto era mucho más adelante que el período que ahora hemos alcanzado.
|
III. THIRD PERIOD (1048-1198)
The accession of Leo IX, in 1048,
seems to have inaugurated a new era in the procedure of the chancery.
A definite
tradition had by this time been created, and
though there is still much development we find uniformity of usage in
documents of the same nature. It is at
this point that we begin to have clear distinctions between two classes of
bulls of greater and less solemnity.
The Benedictine
authors of "Nouveau traité de diplomatique" call them great and
little bulls. Despite a protest in modern times from M. Léopold Delisle, who
would prefer to describe the former class as "privileges" and the
latter as "letters," this nomenclature has been found sufficiently
convenient, and it corresponds, at any rate, to a very marked distinction
observable in the papal documents
of the eleventh, twelfth, and thirteenth centuries.
The most
characteristic features of the "great bulls" are the following:
The pope has no
cross before his name; the cardinals have.
Earlier than this, even the great bulls were subscribed by the pope alone,
unless they embodied conciliar or
consistorial decrees, in which
case the names of cardinals and bishops were also
appended.
In this
the outer portion of the wheel is formed by two concentric circles and within
the space between
these circles is written the pope's signum
or motto, generally a brief text of scripture
chosen by the new pontiff at the
beginning of his reign.
Thus Leo IX's
motto was "Miseracordia domini plena est terra," Adrian IV's
"Oculi mei semper ad dominum." Before the words of the motto a
cross is always marked, and this is believed
to have been traced by the hand of the pope
himself.
Not only
in the case of the pope, but even
in the case of the cardinals, the
signatures appear not to have been their own actual handwriting. In the
center of the rota we have the names of Sts. Peter and Paul, above and
beneath them the name of the reigning pope.
An example from a bull of Adrian IV will make
the matter clear: "Datum Laterani per manu Rolandi sanctæ Romanæ
ecclesiæ presbyteri cardinalis et cancellarii, XII Kl. Junii, indic. Vo, anno
dominicae incar. MCLVIIo pontificatus vero domini Adriani papæ quarti anno
tertio."
Before
this period it was also usual to insert the first dating clause,
"Scriptum," and there was sometimes an interval of a few days
between the "Scriptum" and the "Datum."
The
use of the double date, however,
soon came to be neglected even in "great bulls" and before 1124 it
had gone out of fashion. This was probably a result of the general employment
of "little bulls," the more distinctive features of which may now
be specified.
The
purpose served by this distinction between the great and little bulls becomes
tolerably clear when we look more narrowly into the nature of their
contents and the procedure followed in expediting them.
Excepting those which are concerned with
purposes of great solemnity or public
interest, the majority of the "great bulls" now in existence are in
the nature of
confirmations of property or
charters of protection accorded to monasteries
and religious institutions.
At an epoch when there was much fabrication
of such documents, those who procured bulls from Rome wished at
any cost to secure that the authenticity
of their bulls should be above
A
papal confirmation,
under certain conditions, could be pleaded as itself constituting sufficient
evidence of title in cases where the original deed had been lost or
destroyed.
Now
the "great bulls" on account of their many formalities and the
number of hands they passed through, were much more secure from fraud of all
kinds, and the parties interested were probably willing to defray the
additional expenditure that might be entailed by this form of instrument.
On
the other hand, by reason of the same multiplication of formalities, the drafting,
signing, stamping, and delivery of a great bull was necessarily a matter of
considerable time and
labor.
The
little bulls were much more expeditious. Hence we are confronted by the
curious anomaly that during the eleventh, twelfth, and thirteenth centuries,
when both forms of document were in use, the contents of the little bulls
are, from an historical point of view immensely more interesting and
important than those of the bulls in solemn form.
Of
course the little bulls may themselves be divided into various categories.
The distinction between litteræ communes
and curiales seems rather to have belonged to a later period, and to
have rather concerned the manner of entry in the official "Regesta,"
the communes being copies into the general collection, the curiales
into a special volume in which documents were preserved which by reason of
their form or their contents stood apart from the rest.
We
may note, however, the distinction between tituli and mandamenta.
The tituli were letters of a gracious character--donations, favors,
or confirmations constituting a "title."
They were indeed little bulls and lacked the
subscriptions of cardinals, the rota
etc., but on the other hand, they preserved certain features of solemnity.
Brief
imprecatory clauses, like Nulli ergo, Si quis autem, are usually
included, the pope's name at
the beginning is written in large letters, and the initial is an ornamental
capital, while the leaden seal is
attached with silken laces of red and yellow.
As
contrasted with the tituli, the mandamenta, which were the
"orders," or instructions, of the popes, observe
fewer formalities, but are more business-like and expeditious.
They
have no imprecatory clauses, the pope's
name is written with an ordinary capital letter, and the leaden seal is
attached with hemp.
But
it was by means of these little bulls, or litteræ, and notably of the mandamenta,
that the whole papal
administration, both political and religious, was conducted. In particular,
the decretals, on which
the whole science of
Canon Law is built up, invariably took this form.
|
III. TERCER PERÍODO
(1048-1198)
La accesión del León IX, en 1048, se parece haber inaugurado una
nueva era en el procedimiento de la cancillería.
Una tradición definida por este tiempo había sido creada, y
aunque todavía hay mucho desarrollo nosotros encuentra la uniformidad del uso
en documentos de la misma naturaleza. Es a este punto que comenzamos a tener
distinciones claras entre dos clases de bulas de mayor y de menos solemnidad.
Los autores benedictinos de “Nouveau
traité de diplomatique” los llaman los grandes y pequeñas bulas. A pesar
de una protesta en épocas modernas del M.
Léopold Delisle, que preferiría describir la clase anterior como
“privilegios” y el último como “letras,” esta nomenclatura se ha encontrado
suficientemente conveniente, y corresponde, de todos modos, a un observable
muy marcado de la distinción en los documentos papales de los siglos 11, 12.y 13.
Las características de los “grandes bulas” son las
siguientes:
1º. En el superscription el servus servorum de las palabras es seguido por una cláusula de la perpetuidad,
e.g., en el perpetuam memoriam
(abreviado en IN PP. M) o Ad perpetuam
memoriam rei. En contraste con esto los pequeños bulas tienen generalmente,
con las palabras salutatem
et apostolicam benedictionem también aparecen en algunos grandes toros
después de la cláusula de la perpetuidad.
2º. Después del segundo trimestre del siglo 12, los grandes bulas
fueron suscritos siempre por el papa y algunos cardenales (obispos,
sacerdotes, y diáconos). Los nombres de los cardinal-obispos se escriben en
el centro, debajo del papa; los de cardinal-sacerdotes a la izquierda, y los
de cardinal-diáconos a la derecha, mientras que un espacio en blanco
ocasional demuestra que el espacio se ha dejado para el nombre de un cardenal
que no pudo accidentalmente estar presente.
El papa no tiene ninguna cruz antes de su nombre; los cardenales
tienen. Anterior que esto, incluso los grandes toros fueron suscritos por el
papa solamente, a menos que incorporaran los decretos conciliar o consistorial, en este caso los nombres de
cardenales y de obispos también fueron añadidos.
3º. En el pie del documento a la izquierda de la firma del papa se
coloca la rota o la rueda.
En esto la porción
externa de la rueda es formada por dos círculos concéntricos y dentro del
espacio entre estos círculos se escribe el signum o el lema, generalmente un breve texto del papa de scripture elegido por el nuevo
pontífice al principio de su reinado.
Así el León IX el lema de
era “"Miseracordia domini plena est terr,” Adriano IV “.Oculi
mei semper ad dominum.” Antes de las palabras del lema una cruz está marcada siempre,
y esto se cree para haber sido remontada por la mano del papa misma.
No sólo en el caso del papa, pero igualar en el caso de los
cardenales, las firmas aparecen no haber sido tu propio cursivo real. En el
centro de la rota tenemos los nombres del Sts. Peter y Paul, sobre y debajo
de ellos el nombre del papa reinante.
4º. A la derecha de la firma enfrente de la rota está parado el
monograma que está parado para Bene
Valete. Desde León IX, y posiblemente algo anterior, las palabras nunca
se escriben por completo, sino como una clase de grotesco. Se parece claro
que el Bene Valete debe no más ser
mirado como el equivalente de la firma o de la autentificación del papa. Es
simplemente una supervivencia interesante de una forma anterior de saludo.
5º.- En lo que concierne al cuerpo del documento, la letra del papa,
en el caso de grandes bulas termina siempre con cierto imprecatory y prohibitorias cláusulas, Decernimus ergo, etc., Siqua igitur,
etc por otra parte, de Cunctis autem,, etc., es un fórmula de la bendición. Este y las cláusulas de
los similares están generalmente ausentes de los “pequeños bulas,” pero
cuando aparecen--y esto sucede a veces--la fraseología usada es algo
diferente.
6º.-el siglo 11 era generalmente escribir Amen en el extremo del
texto de un bula tanto tiempo cuanto
sea necesario para llenar para arriba la línea.
7º.-la adición de la fecha, o más exacto, en la adición de la
cláusula que comienza fecha, el costumbre era incorporar el lugar, el nombre
del datarius, el día del mes
(expresado según el método romano) el
indiction, el año de Incarnation
de nuestro señor, y el año del reinado del pontífice, que es mencionado por
su nombre.
Un ejemplo de un toro de Adriano IV hará el claro de la materia:
"Datum Laterani per manu Rolandi sanctæ Romanæ ecclesiæ presbyteri
cardinalis et cancellarii, XII Kl. Junii, indic. Vo, anno dominicae incar.
MCLVIIo pontificatus vero domini Adriani papæ quarti anno tertio."
Antes de que este período fuera también generalmente insertar la primera cláusula que fechaba, “Scriptum,” y había a veces un intervalo de algunos días entre el “Scriptum” y el “datum.”
El uso de la fecha doble,
sin embargo, pronto vino ser descuidado incluso en “grandes bulas” y antes de
1124 había salido de la manera. Éste era probablemente un resultado del empleo
general de los “pequeños bulas,” las características más distintivas de los
cuales pueden ahora ser especificadas.
1º.- Aunque los grandes y pequeños bulas comienzan igualmente con el
nombre del papa- Urbanius, dejó a nos decir,, “episcopus, servorum servus Dei”--en los pequeños bulas no tenemos
ninguna cláusula de la perpetuidad, sino” "salutatem et apostolicam benedictionem
2º.- Los
fórmulas del imprecation, del etc.,
en el extremo ocurren solamente por la excepción, y son en todo caso más exactos
que los de los grandes bulas
3º.- Los pequeños toros no tienen ningún rota, ningún monograma de Bene Valete y ninguna suscripción del
papa y de cardenales
. Propósito servido por esta distinción entre
los grandes y pequeños bulas llega a estar tolerable claro cuando miramos más
estrecho en la naturaleza de su contenido y del procedimiento seguido en
apresurarlos.
Excepto
las que se refieran a propósitos del gran interés de la solemnidad o del
público, la mayoría de los “grandes bulas” ahora en existencia está de forma
de confirmaciones de la característica o de cartas de la protección acordadas
a los monasterios y a las instituciones religiosas.
En
una época cuando había mucha falsificación de tales documentos, los que procuraron bulas
de Roma deseaban en cualquier coste asegurar que la autenticidad de sus bulas
debe estar por encima de toda sospecha.
Una
confirmación papal, bajo ciertas condiciones, se podría abogar por como sí
mismo que constituía la suficiente evidencia del título en caso de que el
hecho original hubiera sido perdido o destruido.
Ahora los “grandes bulas” a causa de sus
muchas formalidades y del número de manos que pasaron a través, eran mucho
más seguras del fraude de todas las clases, y los partidos interesados
estaban probablemente dispuestos a pagar el gasto adicional que se pudo
exigir por esta forma de instrumento.
Por
otra parte, por causa de la misma multiplicación de formalidades, el
bosquejo, la firma, el estampar, y la entrega de una gran bula necesariamente
una cuestión de tiempo y de trabajo considerables.
Los
pequeños bulas eran mucho más expeditivos. Por lo tanto la anomalía curiosa
que durante los siglos 11, 12 y 13, cuando ambas formas de documento eran
funcionando, el contenido de los pequeños bulas es, desde un punto de vista
histórico nos enfrentamos inmenso más interesante e importante que los de los
bulas en forma solemne.
Por
supuesto los pequeños bulas pueden ellos mismos ser divididos en varias
categorías.
La distinción entre litteræ communes y curiales
se parece algo haber pertenecido a un período más último, y haberse referido
algo a la manera de la entrada en el “Regesta
oficial,” las communes
que son copia en la colección general, los curiales en un volumen especial en el cual los documentos fueron
preservados cuáles por causa de su forma o de su contenido estaban parados
aparte de el resto.
Podemos
observar, sin embargo, la distinción entre el tituli y el mandamenta.
El tituli era letras de un carácter
gracioso--donaciones, favores, o confirmaciones que constituyen un “título.”
Eran
de hecho pequeños bulas y carecieron las suscripciones de los cardenales, del
rota etc., pero por otra parte, preservaron ciertas características de la
solemnidad.
Las
cláusulas imprecatory, como Nulli ergo, Si quis autem,
son generalmente incluidas, el nombre del papa al principio se escribe en
letras grandes, y la inicial es un capital ornamental, mientras que el sello
de plomo se une con los cordones de seda del rojo y del amarillo.
Según lo puesto en contraste con el tituli, el mandamenta, que eran las “órdenes,” o instrucciones, de los
papas, observa pocas formalidades, pero es más serio y expeditivo.
No
tienen ninguna cláusula imprecatory,
el nombre del papa se escribe con una mayúscula ordinaria, y el sello de
plomo se une con cáñamo.
Pero
estaba por medio de estos pequeños toros, o de litteræ, y notablemente del mandamenta,
que la administración papal del conjunto, política y religiosa, fue
conducida. Particularmente, los decretals,
en los cuales la ciencia entera de la ley de Canónica se acumula, tomaron invariable
esta forma
|
IV. FOURTH PERIOD (1198-1431)
Under Innocent III,
there again took place what was practically a reorganization of the papal chancery. But even
apart from this, we might find sufficient reason for beginning a new epoch at
this date in the
fact that the almost complete series of Regesta preserved
in the Vatican archives
go back to this pontificate.
It must
not, of course, be supposed that all the genuine bulls issued at Rome were
copied into the Regesta before
they were transmitted to their destination. There are many perfectly authentic bulls
which are not found there, but the existence
of this series of documents places the study of papal
administration from this time forward
on a new footing. Moreover, with their aid it is possible to make out an
almost complete itinerary of the medieval popes, and this
alone is a matter of considerable importance.
In light
of the Regesta were are
able to understand more clearly the working of the papal chancery. There
were, it seems, four principals bureaus or offices. At the office of the
"Minutes" certain clerks (clerici), in those days really clerics, and
known then or later as abbreviatores, drew up in precise form the
draft (litera notata) of the document to be issued in the pope's name.
Then this
draft, after being revised by a higher official (either one of the notaries or the
vice-chancellor) passed to the "Engrossing" office, where other
clerks, called grossatores or scriptores, transcribed in a
large official hand (in grossam literam) the copy or copies to be sent
to the parties.
At the
"Registration" office again it was the duty of the
clerks to copy such documents into the books, known as Regesta,
specially kept for the purpose.
Why only
some were copied and others not, is still uncertain, though it seems probable
that in any cases this was done at the request of the parties interested, who
were made to pay for the privilege which was
regarded as an additional security.
Lastly, at
the office of "Bulls," the seal,
which now bore the heads of the two apostles
on one side, and the name of the pope
on the other, was affixed by the officials called bullatores or bullarii.
At the
beginning of the thirteenth century, the great bulls, or privilegia,
as they were then usually called, with their complex forms and multiple
signatures became notably more rare, and when the papal court was
transferred to Avignon in 1309
they fell practically into disuse save for a few extraordinary occasions.
The lesser
bulls (litteræ) were divided, as we have seen, into tituli and mandamenta,
which became more and more clearly distinguished from each other not only in
their contents and formulæ but in the matter of writing.
Moreover,
the rule of authenticating the letter with a leaden seal began in
certain cases to be broken through, in favor of a seal of wax
bearing the impression of the "ring of the fisherman."
The
earliest mention of the new practice seems to occur in a letter of Pope Clement IV
to his nephew (7 March, 1265). We do not write [he says] to thee or to our
intimates under a [leaden] bull, but under the signet of the fisherman which
the Roman pontiffs
use in their private affairs. (Potthast, Regesta, no,
19,051) Other examples are forthcoming belonging to the same century.
The earliest impression of this seal now
preserved seems to be one lately discovered in the treasury of the Sancta
Sanctorum at the Lateran, and belonging to the time of Nicholas III
(1277-80). It represents St. Peter fishing with a rod and line and not as at
present drawing his net.
|
IV. CUARTO PERÍODO
(1198-1431)
En reinado de papa Inocente III, allí ocurrió otra vez cuál era prácticamente una reorganización de la cancillería papal. Pero igualar aparte de esto, nosotros pudo encontrar la suficiente razón de comenzar una nueva época en esta fecha en el hecho que la serie casi completa de Regesta preservó en los archivos de Vaticano va de nuevo a esto pontificado.
No debe, por supuesto, ser
supuesto que todos las bulas genuinos publicados en Roma fueron copiados en
el Regesta antes de que fueran
transmitidos a su destinación. Hay muchas bulas perfectamente auténticas que
no se encuentran allí, solamente la existencia de esta serie de lugares de
los documentos el estudio de la administración papal a partir de este tiempo
delantero en un nuevo pie. Por otra parte, con su ayuda es posible hacer
hacia fuera un itinerario casi completo de los papas medievales, y este solo
es una cuestión de importancia considerable.
A la luz del Regesta estaban pueden entender más
claramente el funcionamiento del cancillería papal. Había, él se parece,
cuatro oficinas de los principales u oficinas. En la oficina del “minuta” a ciertos secretarios (clerici), en esa época eran clérigo realmente, y sabido entonces o más
adelante como abbreviatores, elaboró
en forma exacta el escrito (litera notata)
del documento que se publicará en el nombre del papa.
Entonces este escrito, después de ser revisado por un
funcionario más alto (uno de los notarios o el vice-canciller) pasado a la
oficina “Engrossing”, donde otros secretarios, llamados grossatores o scriptores, transcritos en una mano oficial grande
(grossam literam) la copia o copias
que se enviarán a los partes.
En la oficina del
“registro” era otra vez el deber de los secretarios para copiar tales
documentos en los libros, conocido como Regesta,
guardado especialmente para el propósito.
Porqué solamente algunos fueron copiados y otros no, sigue
siendo incierto, aunque se parece probable que en cualquier caso esto fue hecha
a petición de los partes interesados, que fueron hechos para pagar el
privilegio que fue mirado como seguridad adicional.
Pasado, en la oficina de los “bulas,” el sello, que ahora
agujerean las cabezas de los dos apóstoles en un lado, y el nombre del papa
en el otro, fue puesto por los funcionarios llamados los bullatores o bullarii.
Al principio del siglo
13, los grandes bulas, o el privilegia,
mientras que entonces fueron llamados generalmente, con sus formas complejas
y firmas múltiples llegaron a ser notablemente más raros, y cuando la corte
papal fue transferida a Avignon en 1309 cayeron prácticamente en desuso
excepto para algunas ocasiones extraordinarias.
Las bulas menores (litteræ)
fueron divididos, como hemos visto, en
tituli y mandamenta, cuáles
hicieron cada vez más claramente distinguidos de uno a no sólo en su
contenido y formulæ pero en materia de la escritura.
Por otra parte, la regla
de autenticar el escrito con un sello de plomo comenzó en ciertos casos a ser
reemplazado a favor de un sello de la
cera que llevaba la impresión del “anillo del pescador.”
La mención más temprana
de la nueva práctica se parece ocurrir en una letra de papa Clement IV a su
sobrino (el 7 de marzo de 1265). No escribimos [él dice] al thee ni a nuestro
insinuamos debajo de bula [de plomo] de a, pero bajo sello del pescador a que
los pontífices romanos utilizan en sus asuntos privados. (Potthast, Regesta, no, 19.051) otros ejemplos son el pertenecer próximo al mismo siglo.
La impresión más temprana de este sello ahora preservado se
parece ser uno descubierto últimamente en
|
V. FIFTH PERIOD (1431-1878)
The
introduction of briefs, which occurred at the beginning of the pontificate of
Eugenius IV,
was clearly prompted for the same desire for greater simplicity and
expedition which had already been responsible for the disappearance of the
greater bulls and the general adoption of the less cumbersome mandamenta.
A brief (breve,
i.e., "short") was a compendious papal letter
which dispensed with some
of the formalities previously insisted on. It was written on vellum,
generally closed, i.e., folded, and sealed
in red wax with the ring of the fisherman.
The pope's name
stands first, at the top, normally written in capital letters thus: PIUS PP
III; and instead of the formal salutation in the third person used in
bulls, the brief at once adopts a direct form of address, e.g., Dilecte
fili--Carissime in Christo fili, the phrase being adapted to the rank and
character of the
addressee.
The letter
begins by way of preamble with a statement of the case and cause of writing
and this is followed by certain instructions without minatory clauses or
other formulæ. At the end the date is
expressed by the day of the month and year with a mention of the seal--for
example in this form: Datum Romae apud Sanctum Petrum, sub annulo Piscatoris
die V Marii, MDLXXXXI, pont. nostri anno primo. The year here specified,
which is used in dating briefs,
is probably to be understood in any particular case as the year of the
Nativity, beginning 25 December. Still this is not an absolute rule, and the
sweeping statements sometimes made in this matter are not to be trusted, for
it is certain that in
some instances the years meant are ordinary years, beginning with the first
of January. (See Giry, "Manuel de diplomatique," pp. 126, 696,
700.)
A similar want of uniformity is observed in
the dating of bulls
though, speaking generally, from the middle of the eleventh century to the
end of the eighteenth, bulls are dated
by the years of the incarnation,
counted from 25 March.
After the
institution of briefs by Pope Eugenius IV,
the use of even lesser bulls, in the form of mandamenta, became
notably less frequent. Still, for many purposes, bulls continued to be
employed--for example in canonizations (in which case special forms are
observed, the pope by
exception signing his own name, under which is added a stamp imitating the
rota as well as the signatures of several cardinals), as also
in the nomination of bishops,
promotion to certain benefices, some
particular marriage dispensations,
etc.
But the choice of the precise form of
instrument was often quite arbitrary. For example, in granting the dispensation
which enabled Henry VIII to marry
his brother's widow,
Catherine of Aragon, two forms of dispensation
were issued by Julius II, one a
brief, seemingly expedited in great haste, and the other a bull which was
sent on afterwards. Similarly we may notice that, while the English Catholic hierarchy was
restored in 1850 by a brief, Leo XIII in the
first year of his reign used a bull to establish the Catholic
episcopate of Scotland. So also
the Society of Jesus,
suppressed by a brief in 1773, was restored by a bull in 1818.
A very
interesting account of the formalities which had to be observed in procuring
bulls in Rome at the
end of the fifteenth century in contained in the "Practica"
recently published by Schmitz-Kalemberg.
|
V. QUINTO PERÍODO (1431-1878)
La introducción de breve, que ocurrió al principio del pontificado de Eugenius IV, fue incitada claramente para el mismo deseo para la mayor simplicidad y expedición que habían sido ya responsables de la desaparición de bulas mayores y de la adopción general del mandamenta menos incómodo.
Una breve (breve, es decir, “corto”) era una letra papal
compendiosa que dispensó con algunas de las formalidades insistidas previamente
encendido. Fue escrito en vitela, cerrada generalmente, es decir, doblado, y
sellado en cera roja con el anillo del pescador. El nombre del papa está
parado primero, en la tapa, escrita normalmente con mayúsculas así: PIUS PP
III; y en vez del saludo formal en la tercera persona usada en bulas , el
escrito inmediatamente adopta una forma directa de dirección, la frase Dilecte fili--Carissime in
Christo fili, que es adaptada a la fila y carácter del destinatario.
La letra comienza por el
preámbulo con una declaración del caso y la causa de la breve y de ésta es
seguida por ciertas instrucciones sin las cláusulas minatory o el otro formulæ.
En el extremo la fecha se expresa por el día del mes y del año con una
mención del sello--por ejemplo en esta forma: Datum Romae apud Sanctum Petrum,
sub annulo Piscatoris die V Marii, MDLXXXXI, pont. nostri anno primo.
. El año aquí especificado, que se utiliza en fechar el escrito,
debe probablemente ser entendido en cualquier caso particular como el año de
la natividad, comenzando el 25 de diciembre. Todavía esto no es una regla
absoluta, y las declaraciones arrebatadoras hechas a veces en esta materia no
deben ser confiadas en, porque es cierto que a veces los años significados
son años ordinarios, comenzando con primer de enero. (Véase a Giry, a “Manuel
de diplomatique,” Pp. 126, 696, 700.)
Un similar desea de uniformidad se observa en fechar de toros
sin embargo, hablando generalmente, del centro del siglo 11 al final 18 bulas
se fecha por los años de la encarnación, contados a partir del 25 de marzo.
Después de la institución
de breve de papa Eugenius IV, el uso de uniforme bulas menores, bajo la forma
de mandamenta, llegó a ser notablemente
menos frecuente. No obstante, para muchos propósitos, las bulas continuaron
siendo empleados--por ejemplo en las canonizaciones (en este caso se observan
las formas especiales, el papa por la excepción que firma su propio nombre,
bajo el cual se agrega una estampilla que imita el rota así como las firmas
de varios cardenales), como también en el nombramiento de obispos, la
promoción a ciertos beneficios, algunas dispensaciones particulares de la
unión, el etc.
Pero la opción de la
forma exacta de instrumento era a menudo absolutamente arbitraria. Por
ejemplo, en conceder la dispensación que permitió a enrique VIII casar a la
viuda de su hermano, publicó Catherine de Aragón, dos formas de dispensa
Julio II, uno un escrito, apresurado aparentemente en gran rapidez, y el otro
un toro que fue enviado encendido luego. Podemos notar semejantemente que,
mientras que la jerarquía católica inglesa fue restaurada en 1850 por un
escrito, el Leo XIII del primer año de su reinado utilizó una bula para
establecer el episcopado católico de Escocia. Tan también un toro en 1818
restauró a la sociedad de Jesús, suprimida por un escrito en 1773.
Una cuenta muy interesante de las formalidades que tuvieron que
ser observadas en procurar toros en Roma en el final del siglo 15 adentro contuvo en el “Practica” publicado
recientemente por Schmitz-Kalemberg.
|
VI. SIXTH PERIOD: SINCE 1878
Ever since
the sixteenth century the briefs have been written in a clear Roman hand upon
a sheet of vellum of convenient size, while even the wax with its guard of
silk and the impression of the fisherman's ring
was replaced in 1842 by a stamp which affixed the same devices in red ink.
The bulls,
on the other hand, down to the death of Pope Pius IX
retained many medieval features
apart from their great size, leaden seal,
and Roman fashion of dating. In
particular, although from about 1050 to the reformation the writing employed
in the papal chancery did not
noticeably differ from the ordinary book-hand familiar throughout Christendom,
the engrossers of papal bulls,
even after the sixteenth century, went on using an archaic and very
artificial type of writing known as scrittura bollatica, with manifold
contractions and an absence of all punctuation, which was practically undecipherable
by ordinary readers. It was in fact the custom in
issuing a bull to accompany it with a transsumption, or copy, in
ordinary handwriting.
This condition
of things was put an end to by a motu proprio issued by Leo XIII shortly
after his election. Bulls are now written in the same clear Roman script that
is used for briefs, and in view of the difficulties arising from transmission
by post, the old leaden seal is
replaced in many cases by a simple stamp bearing the same device in red ink.
In spite, however, of these simplifications, and although the pontifical chancery is now as
an establishment much reduced in numbers, the conditions under
which bulls are prepared are still very intricate.
There are
still four different "roads" which a bull may follow in its making.
The via di cancellaria, in which the document is prepared by the abbreviatori
of the chancery, is the
ordinary way but it is, and especially was, so beset with formalities and
consequential delays (see Schmitz-Kalemberg, Practica) that Paul III
instituted the via di camera (see APOSTOLIC CAMERA) to evade them, in
the hope of making
the procedure more expeditious. But if the process was more expeditious, it
was not less costly, so St. Pius V, in 1570,
arranged for the gratuitous issue of certain bulls by the via segreta;
and to these was added, in 1735, the via di curia, intended to meet
exceptional cases of less formal and more personal interest.
In the
three former processes, the Cardinal Vice-Chancellor, who is at the same time
"Sommista," is the functionary now theoretically responsible. In
the last case it is the Cardinal "Pro-Datario," and he is assisted
in this charge by the "Cardinal Secretary of Briefs." As the
mention of this last office suggests, the minutanti employed in the
preparation of briefs form a separate department under the presidency of a
Cardinal Secretary and a prelate his
substitute.
|
VI. SEXTO PERÍODO: DESDE 1878
Desde creación en el siglo 16 la breve es un escrito en una mano romana clara sobre una hoja de la vitela del tamaño conveniente, mientras que incluso la cera con su protector de la seda y la impresión del anillo del pescador fue substituida en 1842 por una estampilla que puso los mismos dispositivos en tinta roja.
Las
bulas, por otra parte, hasta la muerte de papa Pius IX conservaron muchas
características medievales aparte de su gran tamaño, sello de plomo, y manera
romana de fechar. Particularmente, aunque a partir de cerca de
Esta
condición de cosas fue puesta un final cerca a un motu proprio publicado por Leo XIII poco después su elección. Los
toros ahora se escriben en la misma escritura romana clara que se utiliza
para el escrito, y debido a las dificultades que se presentan de la
transmisión por correo, el viejo sello de plomo es substituido en muchos
casos por una estampilla simple que lleva el mismo dispositivo en tinta roja.
En rencor, sin embargo, de estas simplificaciones, y aunque el canciller
pontifical ahora está como establecimiento reducido mucho en los números, las
condiciones bajo las cuales los toros están preparados seguir siendo muy
intrincado.
Todavía hay cuatro diversos “caminos”
para crearan y expedir una bula. Vía
di cancellaria, en quien el documento es elaborado por el
abreviadores de la chancillería, es la manera ordinaria pero él es, y estaba
especialmente, así que sitiado con formalidades y consecuente retrasa (véase Schmitz-Kalemberg, Practica)
que Paul III instituyó vía di camera
(véase
En
los tres procesos anteriores, el Vice-Chancellor
cardinal, que es al mismo tiempo “Sommista,” ahora es el funcionario
teóricamente responsable. En el caso pasado es el “Pro-Datario cardinal,” y a
la “secretaria cardinal del escrito lo asiste a esta carga.” Pues la mención
de esta última oficina sugiere, el minutanti empleó en la preparación de la
forma del escrito un departamento separado bajo presidencia de una secretaria
cardinal y de un prelado el suyo substituto
|
SPURIOUS BULLS
There can
be no doubt that
during a great part of the Middle Ages papal and other
documents were fabricated in a very unscrupulous fashion. A considerable
portion of the early entries in chartularies
of almost every class are not only open to grave suspicion, but are often
plainly spurious. It is probable, however, that the motive for their
forgeries was not criminal. They were prompted by the desire of protecting monastic property against
tyrannical oppressors who, when title deeds were lost or illegible, persecuted the
holders and extorted large sums as the price of charters of confirmation.
No doubt,
less creditable motives--e.g., an ambitious
desire to exalt consideration of their own house--were also operative, and
while lax principles in this matter prevailed almost universally it is often
difficult to distinguish the purpose for which a papal bull was forged.
A famous early example of such forgery is
supplied by two papyrus bulls which profess to have been addressed to the Abbey of St. Benignus
at Dijon by Popes John V (685) and
Sergius I (697),
and which were accepted as genuine by Mabillion and his confrères.
M. Delisle has,
however, proved they are
fabrications made out of later bull addressed by John XV in 995 to
Abbot William,
one side of which was blank. The document was cut in half by the forger and
furnished him with sufficient papyrus for two not unsuccessful fabrications.
Though deceived in this one instance, Mabillion and his successors, Dom Toustain and Dom Tassin, have
supplied the most valuable criteria by the aid of which to detect similar
fabrications, and their work has been ably carried on in modern times by
scholars like Jaffé, Wattenbach, Ewald, and many more. In particular a new
test has been furnished by the more careful study of the cursus, or
rhythmical cadence of sentences, which were most carefully observed in the authentic bulls of
the twelfth and early thirteenth centuries. It would be impossible to go into
details here, but it may be said that M. Noæl Valois, who first investigated
the matter, seems to have touched upon the points of primary importance.
Apart from this, forged bulls are
now generally detected by blunders in the dating clauses
and other formalities. In the Middle Ages
one of the principal tests of the genuineness of bulls seems to have been
supplied by counting the number of points in the circular outline of the
leaden seal or in the
figure of St. Peter depicted on it.
The bullatores
apparently followed some definite rule in engraving their dies. Finally,
regarding these same seals, it may
be noted that when a bull was issued by a newly elected pope before
his consecration,
only the heads of the Apostles were
stamped on the bulla, without the pope's name. These
are called bullæ dimidiatæ.
The use of
golden bullæ (bullæ aureæ), though adopted seemingly from the
thirteenth century (Giry, 634) for occasions of exceptional solemnity, is too
rare to call for special remark. One noteworthy instance in which a golden seal was used
was that of the bull by which Leo X conferred
upon King Henry VIII
the title of Fidei Defensor.
|
BULAS FALSOS
No puede haber duda que durante una mayor parte de
las edades medias papales y otros documentos fueron fabricados en una manera
muy sin escrúpulos. Una porción considerable de las entradas tempranas en
chartularies de casi cada clase está no sólo abierta a la suspicacia grave,
pero es a menudo llano falsa. Es probable, sin embargo, que el motivo para
sus falsificaciones no era criminal. Fueron incitadas por el deseo de
proteger la propiedad monástica contra los opresores tiránicos que, cuando
los hechos de título eran perdidos o ilegibles, perseguido los sostenedores y
las sumas grandes extorted como el precio de cartas de la confirmación.
Ninguna duda,
motivos menos encomiables--e.g., un deseo ambicioso de exalt la consideración
de su propia casa--estaba también el operario, y mientras que prevalecieron
los principios flojos en esta materia casi universal es a menudo difícil
distinguir el propósito para el cual un toro papal fue falseado.
Un ejemplo temprano famoso de tal falsificación es
proveído por dos bulas del papiro que profesen haber sido tratados a la
abadía de St. Benignus en Dijon por papas Juan V (685) y Sergius I (697), y
que fueron aceptados como genuinos por Mabillion y sus confrères.
El M. Delisle tiene, sin embargo, probado son
fabricaciones hechas fuera de una bula más último tratado por Juan XV en 995
al abad Guillermo, un lado de quien estaba en blanco. El documento fue
cortado adentro a medias por el forger y equipado te con el suficiente papiro
para dos fabricaciones no fracasadas. Engañado sin embargo en este un caso,
Mabillion y sus sucesores, Dom Toustain y Dom Tassin, han proveído los
criterios más valiosos por la ayuda de la cual detectar fabricaciones
similares, y de su trabajo ha sido continuada capaz en épocas modernas por
los eruditos como Jaffé, Wattenbach, Ewald, y muchos más. Particularmente una
nueva prueba ha sido equipada por el estudio más cuidadoso del cursus, o la
cadencia rítmica de las oraciones, que fueron observadas lo más cuidadosamente
posible en las bulas auténticos de los siglos 13 y 14. Sería imposible entrar
los detalles aquí, pero puede ser dicho que el M. Noæl Valois, que primero
investigó la materia, se parece haber rozado los puntos de la importancia
primaria.
Aparte de esto, las bulas falsas ahora son detectadas
generalmente por equivocaciones en las cláusulas que fechan y otras
formalidades. En las edades medias una de las pruebas principales de la
autenticidad de toros se parece haber sido proveído contando el número de
puntos en el contorno circular del sello de plomo o en la figura de St. Peter
representada en él.
Los bullatores
siguieron al parecer una cierta regla definida en el grabado de sus dados.
Finalmente, con respecto a estos mismos sellos, puede ser observado que
cuando un toro fue publicado por un papa nuevamente elegido antes de su
consagración, sólo las cabezas de los Apostoles fueron estampadas en la bula,
sin el nombre del papa. Éstos se llaman bullæ dimidiatæ.
El uso de la bula de oro (bullæ aureæ), aunque adoptado aparentemente a partir del siglo 13 (Giry,
634) para las ocasiones de la solemnidad excepcional, es demasiado raro
llamar para la observación especial. Un caso significativo en el cual un
sello de oro fue utilizado era la bula por el cual el Leon X confirió sobre
el rey enrique VIII el título de Defensor de
|
1529, agosto, 6. Roma Breve de Clemente VII perdonando a los que se hallaron y consintieron en el Saco de Roma. Archivo General de Simancas AGS. E. 848, 5-6 |
Bula papal de nombramiento de Obispo de Alcala |
Bula papal de nombramiento de Obispo de Alcala |
Publication information
Written
by Herbert Thurston. Transcribed by M. Donahue.
The Catholic
Encyclopedia, Volume III. Published 1908. New York : Robert Appleton Company. Nihil
Obstat, November 1, 1908. Remy Lafort, S.T.D., Censor. Imprimatur. +John
Cardinal Farley, Archbishop of New
York
Bibliography
Ortolan in
Dict. de theol, cath., II, 1255-63--see remark, page 49, col. 2; Grisar in
Kirkenlex, II, 1482-95; Giry, Manuel de diplomatique (Paris, 1894), 661-704--an
excellent summary of the whole subject; Pflugk-Harttung, Die Bullen der Papste
(Gotha, 1901)--mainly concerned with the period before Innocent III; Melampo in
Miscellanea di Storia e Cultura Ecclesiastica (1905-07), a valuable series of
articles not too technical in character, by a Custodian of the Vatican
Archives; Mas-Latrie, Les élementes de diplomatique pontificale in Revue des
questions historiques (Paris, 1886-87), XXXIX and XLI; De Kamp, Zum papstlichen
Urkundenvessen in Mittheilungen des Inst. f. Oesterr. Geschictesforschung
(Vienna, 1882-83), III and IV, and in Historiches Jahrbuch, 1883, 1883, IV;
Delisle, Des régitres d'Innocent III in Bibliothéque de l'écoles des chartres
(Paris, 1853-54), with many other articles; Bresslau, Handbuch der
Urkundenlehre (Leipzig, 1889), I, 120-258; De Rossi, Preface to Codices
Palatini Latin Bib. Vat. (Rome, 1886); Berger, preface to Les régistres
d'Innocent IV (Paris, 1884); Kehr and Brockman, Papsturkunden in various
numbers of the Göttinger Nachrichten (Phil. Hist. Cl., 1902-04); Kehr, Scrinium
und Palatium in the Austrian Mittheilungen, Ergènzungaband, VI; Pitra, Analecta
Novissima Solesmensia (Tusculum, 1885), I; Schmitz-Kahlemberg, Practica (1904).
Among earlier works mention may be made of Mabillion, De Re Diplomatica (Paris , 1709), and the Nouveau traité de diplomatique by
the Benedictines of Saint-Maur (Paris ,
1765, VI volumes).
Early
Bulls--Bresslau, Papyrus und Pergament in der papstlichen Kanzlei in the
Mittheilungen der Instituts für Oest. Geschictsforschung (Innsbruck, 1888), IX;
Omont, Bulles pontificales sur papyrus in Bibl. les l'école des chartes (Paris,
1904), XLV; Ewald, Zur Diplomatik Silvesters II in Neues Archiv (Hanover,
1884), IX; Kehr, Scrinium und Palatium in the Austrian Mittheilungen,
Ergènzungaband, (Innsbruck, 1901) VI; Kehe, Verschollene Papyrusbullen in
Quellen und Forschungen aus italienischen Archiven (Rome, 1907), X, 216-224; Rodolico,
Note paleografiche e diplomatiche (Bologna, 1900).
For
facsimiles both of early bulls and their seals, the great collection of
Pflugk-Harttung, Specimena Selecta Chartarum Pontificum Romanorum (3 vols., Stuttgart , 1887) is of
primary importance but isolated facsimiles are to be found elsewhere.
On the cursus it will be sufficient to mention
the article of Noæl Valois, Etudes sur le rythme des bulles pontificales in
Bibl de l'école des chartes (1881), XLII, and De Santi, Il Cursus nella storia
litter. e nella liturgia (Rome, 1903)
No hay comentarios:
Publicar un comentario