Luis Alberto Bustamante Robin; Jose Guillermo Gonzalez Cornejo; Jennifer Angelica Ponce Ponce; Francia Carolina Vera Valdes; Carolina Ivonne Reyes Candia; Mario Alberto Correa Manríquez; Enrique Alejandro Valenzuela Erazo; Gardo Francisco Valencia Avaria; Alvaro Gonzalo Andaur Medina; Carla Veronica Barrientos Melendez; Luis Alberto Cortes Aguilera; Ricardo Adolfo Price Toro; Julio César Gil Saladrina; Ivette Renee Mourguet Besoain; Marcelo Andres Oyarse Reyes; Franco Gonzalez Fortunatti; Patricio Ernesto Hernández Jara; Demetrio Protopsaltis Palma; Katherine Alejandra Del Carmen Lafoy Guzmán;
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Charles Lutwidge Dodgson.
(Daresbury, Cheshire, Reino Unido, 27 de junio de 1832-Guildford, Surrey, Reino Unido, 14 de enero de 1898), más conocido por su seudónimo Lewis Carroll, fue un diácono anglicano, lógico, matemático, fotógrafo y escritor británico. Sus obras más conocidas son Alicia en el país de las maravillas y su continuación, Alicia a través del espejo. Experto en lógico, matemático, fotógrafo y novelista británico. Tras licenciarse en el Christ Church (1854), empezó a trabajar como docente y a colaborar en revistas cómicas y literarias, adoptando el seudónimo por el que sería universalmente conocido. En 1857 obtuvo una plaza como profesor de matemáticas, y cuatro años después fue ordenado diácono en la iglesia de Inglaterra. En 1862, en el curso de uno de sus paseos habituales con la pequeña Alice Liddell y sus dos hermanas, hijas del deán del Christ Church, les relató una historia fantástica, «Las aventuras subterráneas de Alicia». El libro se publicó en 1865, con el título de Alicia en el país de las maravillas; él mismo costeó la edición, que fue un éxito de ventas y recibió los elogios unánimes de la crítica, factores que impulsaron a Carroll a escribir una continuación, titulada A través del espejo y lo que Alicia encontró allí (1871). La peculiar combinación de fantasía, disparate y absurdo, junto a incisivas paradojas lógicas y matemáticas, permitieron que las obras se convirtieran a la vez en clásicos de la literatura infantil y en inteligentes sátiras morales, llenas de apuntes filosóficos y lógicos, aunque naturalmente para un público adulto y atento. Por otra parte, han sido objeto de diversas especulaciones las tendencias sexuales de Carroll, sobre todo en lo referente a sus numerosas amistades con niñas. Escribió también poesía, campo en el que destaca en su producción el poema narrativo La caza del snark, plagado también de elementos fantásticos. Además de diversos textos matemáticos, fue autor de trabajos dedicados a la lógica simbólica, con el propósito explícito de popularizarla, en los cuales apunta su inclinación por explorar los límites y las contradicciones de los principios aceptados. Familia, infancia y estudios. Los antepasados de Dodgson procedían principalmente del norte de Inglaterra, con algunas conexiones irlandesas. Conservadores y miembros de la High Church anglicana, la mayoría de ellos se dedicaron a las dos profesiones características de la clase media-alta inglesa: el ejército y la Iglesia. Su bisabuelo, llamado también Charles Dodgson, su abuelo, otro Charles El mayor de ellos —también llamado Charles— escogió la carrera eclesiástica. Estudió en Westminster School y más tarde en Christ Church, Universidad de Oxford. Con grandes dotes para las matemáticas, obtuvo una doble titulación que prometía ser el comienzo de una brillante carrera académica. No obstante, el futuro padre de Lewis Carroll prefirió, tras casarse en 1827 con su prima, convertirse en párroco rural. Su hijo Charles nació en la pequeña parroquia de Dareso, en Cheshire. Fue el tercero de los hijos del matrimonio Dodgson, y el primer varón. Después seguirían ocho hijos más y, lo que resulta más insólito para la época, todos ellos —siete chicas y cuatro chicos— sobrevivirían hasta la edad adulta. Cuando Charles tenía once años, su padre fue nombrado párroco de la localidad de Croft-on-Tees, en North Yorkshire, y toda la familia se trasladó a la espaciosa rectoría que sería la morada familiar durante los siguientes 25 años. Dodgson padre fue haciendo progresos en el escalafón eclesiástico: publicó varios sermones, tradujo a Tertuliano, se convirtió en archidiácono de la catedral de Ripon y tomó parte activa en las apasionadas discusiones que por entonces dividían a la Iglesia de Inglaterra. Era partidario de la High Church y favorable al anglo-catolicismo; admiraba a John Henry Newman y al movimiento tractariano, e hizo lo que pudo para transmitir a sus hijos sus puntos de vista. El joven Charles inició su educación en su propia casa. Las listas de sus lecturas conservadas por la familia, atestiguan su precocidad intelectual: a los siete años leyó The Pilgrim’s Progress de John Bunyan. Se ha dicho que sufrió un trauma infantil cuando se le obligó a contrarrestar su tendencia natural a ser zurdo; no hay, sin embargo, ninguna evidencia de que haya sido así. Sí sufrió de un tartamudeo que tendría efectos perjudiciales en sus relaciones sociales durante toda su vida. También padeció sordera en el oído derecho a consecuencia de una enfermedad. A los doce años fue enviado a una escuela privada en las afueras de Richmond, donde parece que se integró bien, y en 1845, fue trasladado a Rugby School, donde fue evidentemente un tanto infeliz, según él mismo escribió algunos años después de abandonar el lugar: Creo ... que por nada en este mundo volvería de nuevo a vivir los tres años que pasé allí ... Puedo decir, honestamente, que si hubiese estado ... a salvo de la molestia nocturna, la dureza de la vida diurna se me hubiera hecho, en comparación, muchísimo más soportable. La naturaleza de esta «molestia nocturna» nunca será, quizá, correctamente interpretada. Puede ser una forma delicada de hacer referencia a algún tipo de abuso sexual. Académicamente, sin embargo, Charles se las arregló bastante bien. Su profesor de matemáticas, R. B. Mayor, dijo de él: «No he conocido a un chico más prometedor desde que estoy en Rugby». Abandonó Rugby a finales de 1850 y en enero de 1851 se trasladó a la Universidad de Oxford, donde ingresó en el antiguo college de su padre, Christ Church. Llevaba sólo dos días en Oxford cuando tuvo que regresar a su casa porque su madre había muerto de «inflamación del cerebro» (posiblemente meningitis) a los cuarenta y siete años de edad. Cualesquiera que hayan sido los sentimientos que la muerte de su madre le produjo a Dodgson, no permitió que le apartaran del objetivo que le había llevado a Oxford. Tal vez no siempre trabajó duro, pero estaba excepcionalmente dotado y obtuvo con facilidad resultados excelentes. Su temprana carrera académica osciló entre sus éxitos, que prometían una carrera explosiva, y su tendencia irresistible a la distracción. A causa de su pereza, perdió una importante beca, pero, aun así, su brillantez como matemático le hizo ganar, en 1857, un puesto de profesor de matemáticas en Christ Church que desempeñaría durante los 26 años siguientes (aunque no parece haber disfrutado especialmente de su actividad. Cuatro años después fue ordenado diácono. Carrera literaria Dodgson escribió poesía y cuentos que envió a varias revistas y que le reportaron un éxito discreto. Entre 1854 y 1856 su obra apareció en las publicaciones de ámbito nacional The Comic Times y The Train, así como en revistas de menor difusión, como la Whitby Gazette y el Oxford Critic. La mayor parte de estos escritos de Dodgson son humorísticos, y en ocasiones satíricos. Pero tenía un alto nivel de autoexigencia. En julio de 1855 escribió: «No creo haber escrito todavía nada digno de una verdadera publicación (en lo que no incluyó a la Whitby Gazette o al Oxonian Advertiser), pero no desespero de hacerlo algún día». Años antes de Alicia en el país de las maravillas, ya buscaba ideas de cuentos para niños que pudieran proporcionarle dinero: «Un libro de Navidad [que podría] venderse bien... Instrucciones prácticas para construir marionetas y un teatro». En 1856 publicó su primera obra con el seudónimo que le haría famoso: un predecible poemilla romántico, «Solitude», que apareció en The Train firmado por Lewis Carroll. El sobrenombre lo creó a partir de la latinización de su nombre y el apellido de su madre, Charles Lutwidge. Lutwidge fue latinizado como Ludovicus, y Charles como Carolus. El resultante, Ludovicus Carolus, regresó otra vez al idioma inglés como Lewis Carroll. También en 1856, un nuevo decano, Henry Liddell, llegó a Christ Church, trayendo con él a su joven esposa y a sus hijas, que tendrían un importante papel en la vida de Dodgson. Este entabló una gran amistad con la madre y con los niños, especialmente con las tres hijas, Lorina, Alice y Edith. Parece ser que se convirtió en una especie de tradición para Dodgson llevar a la niñas de pícnic al río, en Godstow o en Nuneham. Fue en una de estas excursiones, concretamente, según sus diarios, el 4 de julio de 1862, cuando Dodgson inventó el argumento de la historia que más tarde llegaría a ser su primer y más grande éxito comercial. Él y su amigo, el reverendo Robinson Duckworth, llevaron a las tres hermanas Liddell (Lorina, de trece años, Alice, de diez, y Edith, de ocho) a pasear en barca por el Támesis. Según los relatos del propio Dodgson, de Alice Liddell y de Duckworth, el autor improvisó la narración, que entusiasmó a las niñas, especialmente a Alice. Después de la excursión, Alice le pidió que escribiese la historia. Dodgson pasó una noche componiendo el manuscrito, y se lo regaló a Alice Liddell en las Navidades siguientes. El manuscrito se titulaba Las aventuras subterráneas de Alicia (Alice's Adventures Under Ground), y estaba ilustrado con dibujos del propio autor. Se especula que la heroína de la obra está basada en Alice Liddell, pero Dodgson negó que el personaje estuviera basado en persona real alguna. Tres años más tarde, Dodgson, movido por el gran interés que el manuscrito había despertado entre todos sus lectores, llevó el libro, convenientemente revisado, al editor Macmillan, a quien le gustó de inmediato. Tras barajar los títulos de Alicia entre las hadas y La hora dorada de Alicia, la obra se publicó finalmente en 1865 como Las aventuras de Alicia en el país de las maravillas (Alice's Adventures in Wonderland), y firmada por Lewis Carroll. Las ilustraciones de esta primera edición fueron obra de sir John Tenniel. El éxito del libro llevó a su autor a escribir y publicar una segunda parte, Alicia a través del espejo (Through the Looking-Glass and what Alice Found There). Posteriormente, Carroll publicó su gran poema paródico La caza del Snark (The Hunting of the Snark), en 1876; y los dos volúmenes de su última obra, Silvia y Bruno, en 1889 y 1893, respectivamente. También publicó con su verdadero nombre muchos artículos y libros de tema matemático. Destacan El juego de la lógica y Euclides y sus rivales modernos además de An Elementary Theory of Determinants escrito en 1867. En este último da las condiciones por las cuales un sistema de ecuaciones tiene soluciones no triviales. Carroll y las matemáticas Aunque la mayor parte de su atención la dedicó Carroll a la geometría, escribió también sobre numerosos otros temas matemáticos: de la cuadratura del círculo, del cifrado de mensajes (llegando a inventar algunos métodos), de álgebra, de aritmética electoral y votaciones, así como sobre lógica. En los últimos años de su vida no solo prestó atención a las matemáticas recreativas (con juegos de cálculo como los diez nudos de su libro Un cuento enmarañado) o al estudio de las paradojas (analizó la paradoja de Aquiles y la tortuga y elaboró una propia, la de la barbería), sino que también se dedicó a la búsqueda de formas de exposición sistemática de, por ejemplo, la teoría del silogismo. Por lo demás, elaboró cuadros, fichas y diagramas del tipo de los de Venn e introdujo árboles lógicos. |
Las cinco caras de Lewis Carroll. Recordamos a Lewis Carroll como escritor, pero el autor del cuento de Alicia dedicó el mismo empeño a las matemáticas, la lógica y la geometría. Historia y Vida 24/05/2018 Dicen algunos de sus biógrafos que si Lewis Carroll no hubiese escrito Alicia en el país de las maravillas , su nombre habría llegado hasta nuestros días como pionero de la fotografía artística o como insigne matemático. Carroll, o más exactamente Charles Lutwidge Dodgson, fue, durante buena parte de su vida, profesor de Matemáticas en la Universidad de Oxford, donde publicó decenas de obras científicas y divulgativas sobre álgebra, lógica y geometría. Incluso sus creaciones literarias, repletas de humor e imaginación, estaban salpicadas de referencias matemáticas, juegos de lógica y acertijos dirigidos a estimular a los más pequeños. El éxito de sus libros se debe, en buena medida, a su comprensión del mundo de los chiquillos y a la elevada consideración que demuestra tener hacia ellos. Como científico en aquella Inglaterra victoriana, Carroll se interesó por algunas de las cuestiones que estaban en boga en su época, como la revisión de la geometría de Euclides y de la lógica de Aristóteles, así como por el auge de la tecnología. A la muerte de Carroll, en 1898, se habían vendido 250.000 ejemplares entre ambas obras de Alicia, una cantidad increíble para la época. Charles Lutwidge Dodgson, nacido en Daresbury (noroeste de Inglaterra) en 1832, fue el tercero de once hermanos. A los dieciocho años, y siguiendo la tradición paterna, se matriculó en la Universidad de Oxford, donde permanecería primero como alumno y más tarde como investigador y docente. En 1864 publicó su más celebrada obra: Alicia en el país de las maravillas. El éxito de la obra y el de su continuación, Alicia a través del espejo, fue extraordinario. A la muerte de Carroll, en 1898, se habían vendido 250.000 ejemplares entre ambas, una cantidad increíble para la época. Carroll plasmó en su relato toda la rigidez social de la Inglaterra victoriana, convirtiéndola en un galimatías que aderezó con grandes dosis de humor, ingeniosos retruécanos y juegos de lógica. En Charles Lutwidge Dodgson se daba un contraste entre la seriedad de su faceta como profesor y escritor científico y la amenidad disparatada de sus cuentos y poemas. Charles era un hombre sobrio y reservado que respetaba los formalismos de la sociedad victoriana, lo que no le impedía ser también un exitoso autor de cuentos, un talentoso fotógrafo, un showman infantil y un irónico polemista. Estas son cinco de las facetas más desconocidas del brillante escritor inglés: Matemático Era un notable teórico en el campo del álgebra. En su obra Condensación de los determinantes (1866), Dodgson desarrollaba un método nuevo y abreviado para calcular determinantes y resolver ecuaciones a partir de una especie de reducción, o condensación, de las operaciones. El matemático William Spottiswode, presidente de la Royal Society, calificó el método de “valiosísimo hallazgo”, aunque lo cierto es que el libro no tuvo demasiado éxito. Inventor Dodgson creó ingeniosos artilugios, como el nictógrafo, con el que podía tomar notas en la penumbra cuando las ideas le asaltaban en mitad de la noche, y un mecanismo de dirección para un velocímano, una especie de bicicleta propulsada a mano. También diseñó desde un papel engomado para dejar notas en los libros hasta un atril para leer en la cama, pesas para hacer gimnasia y un billar circular, sin olvidar una amplia variedad de juegos de lógica y tablero. Fue uno de los pioneros en la técnica fotográfica, que exigía un compendio de aptitudes artísticas y conocimientos físicos y químicos. Geómetra En el campo de la geometría, Dodgson defendió con vehemencia el estudio de Elementos, de Euclides. Opinaba que el cuerpo fundamental de esa obra (con principios como “Una recta puede trazarse desde un punto cualquiera hasta otro” o “El todo es mayor que cualquiera de sus partes”) constituía un instrumento exigente, pero ideal, para aprender a razonar de un modo lógico. Para defender su posición, Dodgson escribió Euclides y sus enemigos modernos (1879), un libro en forma de drama en cuatro actos en el que expuso del modo más ligero que pudo la geometría euclidiana. Experto en lógica Otra de las disciplinas en las que Dodgson podía considerarse un experto fue la lógica, a la que dedicó más de cuarenta años de estudio. De hecho, desarrolló un método pictográfico muy intuitivo, que denominó “diagrama bilateral”, para resolver silogismos de tres o más premisas. Se esforzó para que los niños aprendieran a entenderlos de un modo sencillo. Por eso escribió El juego de la lógica (1886), que firmó con su seudónimo, Lewis Carroll, para darle una mayor difusión. Diez años después vio la luz el primer volumen de Lógica simbólica, un estudio elemental para adolescentes (la segunda parte, mucho más sesuda, no llegaría a publicarse). Fotógrafo Fue uno de los pioneros en la técnica fotográfica, que a mediados del siglo XIX daba sus primeros pasos. Aquella rudimentaria y laboriosa práctica exigía un compendio de aptitudes artísticas y conocimientos físicos y químicos, además de una notable intuición. La extraordinaria calidad y nitidez de sus fotos coloca a Carroll entre los más destacados exponentes del retrato de su siglo. |
Alicia en país de las maravillas. Las aventuras de Alicia en el país de las maravillas (Alice's Adventures in Wonderland, en el original en inglés), a menudo abreviado como Alicia en el país de las maravillas, es una obra de literatura creada por el matemático, lógico y escritor británico Charles Lutwidge Dodgson, más conocido bajo el seudónimo de Lewis Carroll. El cuento está lleno de alusiones satíricas a los amigos de Dodgson, la educación inglesa y temas políticos de la época. El País de las Maravillas que se describe en la historia es creado básicamente a través de juegos con la lógica, de una forma tan especial que la obra ha llegado a tener popularidad en los más variados ambientes, desde niños o matemáticos hasta psiconautas. En esta obra aparecen algunos de los personajes más famosos de Lewis Carroll, como el Conejo Blanco, la Liebre de Marzo, el Sombrerero, la Oruga azul, el Gato de Cheshire o la Reina de Corazones; quienes han cobrado importancia suficiente para ser reconocidos fuera del mundo de Alicia. Sólo se conservan 23 copias de la primera edición de 1865, de las cuales 17 pertenecen a distintas bibliotecas, y las restantes están en manos privadas. El libro tiene una segunda parte, menos conocida, llamada A través del espejo y lo que Alicia encontró allí (Through the looking-glass, and what Alice found there, de 1871). La obra ha sido traducida a numerosos idiomas, incluido el esperanto. En 1998, un ejemplar de la primera edición del libro se vendió en subasta por la suma de 1,5 millones de dólares, y se convirtió así en el libro para niños más caro hasta ese momento. Gestación del libro La historia relatada en el libro tuvo tres fases. La primera y más importante comenzó durante un paseo en barco por el río Támesis el 4 de julio de 1862. En el barco viajaban el matemático Charles L. Dodgson, el reverendo Robinson Duckworth, y las tres hermanas Liddell: Lorina Charlotte, Alice y Edith, de trece, diez y ocho años, respectivamente. El viaje por el río había comenzado en el Puente Folly, cerca de Oxford, Inglaterra, y recorrería ocho kilómetros, hasta Godstow, antes de volver a Christ Church, en Oxford. Según el diario de Dodgson, el viaje era tan aburrido que las niñas pidieron al profesor que les contara una historia. Para complacer a las niñas, y debido al cariño especial que sentía Dodgson por Alice, éste contó a las niñas una serie de historias fantásticas que llamó Las aventuras subterráneas de Alicia. Según los relatos del propio Dodgson, de Alice Liddell y de Duckworth, el autor improvisó la narración, que entusiasmó a las niñas, especialmente a Alice. La segunda fase comenzó cuando Dodgson decidió recrear aquellos relatos y escribir una historia con ellos. Esta decisión se tomó tras la insistencia de las niñas, especialmente Alice, quienes habían quedado entusiasmadas por la historia. Según una carta enviada a Duckworth, pasó la noche en vela, dedicado a recordar la extravagante historia que había relatado a las niñas en el río. Sin embargo, Dodgson no comenzó la escritura inmediatamente. Según lo que puede leerse en su diario, fue cuatro meses después, el 13 de noviembre del mismo año, cuando Charles Dodgson comenzó a escribir el manuscrito de Las aventuras subterráneas de Alicia. Dodgson terminó de escribirlo en febrero de 1863, y en seguida procedió a hacer las ilustraciones, las cuales terminó en septiembre de 1864. Como detalle final, el autor incluyó un retrato ovalado de Alice Liddell en la última página. Alice Liddell recibió el manuscrito terminado e ilustrado por el autor, en noviembre de ese año. Argumento. Antes de comenzar la novela, Lewis Carroll incluyó un poema que hace referencia a la elaboración de la obra. En las siete estrofas del poema, Carroll recuerda el paseo en bote, y cómo las tres hermanas Liddell, llamadas en el poema «Prima, Secunda y Tertia», insistieron repetidamente en escuchar una historia. La estrofa final es una clara dedicatoria a Alice Liddell. Capítulo I: LA MADRIGUERA DEL CONEJO. Todo comienza cuando Alicia se encuentra sentada en un árbol al aire libre, aburrida, junto a su hermana. La hermana leía un libro «sin ilustraciones ni diálogos», lo que hace que Alicia divague por el aburrimiento. Repentinamente, aparece junto a ella un conejo blanco vestido con chaqueta y chaleco, que corre murmurando que llega tarde, mirando su reloj de bolsillo. Alicia siente curiosidad por él y decide seguirlo e incluso entrar a su madriguera. La madriguera resulta ser un túnel vertical más profundo de lo esperado, el cual súbitamente se convierte en un pozo vertical sin asidero alguno, por donde Alicia cae durante un largo período de tiempo recordando a su gato, cosas que había aprendido en su escuela y preguntándose si algún día llegaría al suelo. En el trayecto, Alicia se pregunta si el túnel la hará llegar a las «antipáticas», término que confunde con «las antípodas». Al finalizar su caída, y sin haberse hecho daño, Alicia entra en un mundo de absurdos y paradojas lógicas. Desaparecido el conejo, Alicia encuentra una pequeña botella, la primera de varias que encontrará en su aventura, con una etiqueta que dice «BÉBEME», lo que Alicia hace atraída por la curiosidad. La poción encoge a Alicia hasta hacerla medir veinticinco centímetros de altura. Enseguida, Alicia intenta abrir una pequeña puerta para continuar explorando el mundo nuevo. A través de la puerta se atisba un atractivo jardín, pero la llave que abre la puerta está sobre una mesa que Alicia no puede alcanzar, debido a su nueva estatura. La niña intenta entonces recuperar su estatura original, comiendo un pastel que encuentra con la etiqueta «CÓMEME». Capítulo II: En un mar de lágrimas. El pastel tiene el efecto esperado, y Alicia crece más de dos metros. Con su nueva altura, Alicia consigue tomar la llave, pero al no dejar de crecer, choca contra el techo y ya no puede acceder a la puerta. Alicia comienza a llorar, e inunda la habitación en un charco de lágrimas de diez centímetros de profundidad. Mientras tanto, el Conejo Blanco pasa nuevamente frente a Alicia, apresurado. Sin querer, el conejo deja caer un abanico que Alicia utiliza para refrescarse. El abanico resulta ser mágico, pues consigue que Alicia comience a encogerse de nuevo, hasta que lanza lejos el abanico para detener el proceso. El charco de lágrimas es ahora un mar donde Alicia se ve forzada a nadar para no ahogarse. A su lado pasa nadando un ratón, y Alicia intenta entablar conversación con él. El ratón se ofrece a guiarla hasta la orilla. En el camino, Alicia ve que otros animales también se encuentran nadando y tratando de salir del mar de lágrimas. Entre los animales, Alicia distingue a un pato, un dodo, un aguilucho y un loro. Capítulo III: Una carrera en comité y un cuento largo. Alicia y los animales consiguen llegar a tierra firme. El dodo organiza una carrera para secarse. La carrera no tiene reglas ni duración definida, salvo correr en círculos, lo que hacen todos hasta quedar secos. El dodo también decide declarar ganadores de la carrera a todos los participantes, y decide que Alicia es quien otorgará los premios. Ante el acoso general, Alicia hurga en sus bolsillos y encuentra varios confites, que reparte entre todos. Como ella también fue ganadora de la carrera pero no recibió confite, su premio es un dedal que ella misma tenía en el bolsillo, y que da al dodo para que, simbólicamente, entregue el premio. El capítulo finaliza con el relato del Ratón, donde explica la razón de su odio hacia los gatos y los perros. Imprudentemente, Alicia menciona a su gata Dina y su habilidad para cazar ratones, y consigue así enfadar a todos los animales, que se retiran hasta dejarla sola nuevamente. El nombre del capítulo es un juego de palabras en inglés. En este idioma, el Ratón cuenta un «cuento» (tale, en inglés), y Alicia se confunde con la palabra tail, cuya pronunciación es igual pero significa «cola». Capítulo IV: La habitación del Conejo Blanco Tras quedarse nuevamente sola, Alicia ve pasar nuevamente al Conejo Blanco. El animal está buscando su abanico desesperadamente, y al ver a Alicia, la confunde con su criada Mary Ann, y le exige que vaya a buscar el abanico y un par de guantes blancos a su casa. Alicia obedece y finge ser Mary Ann, para no entrar en discusiones; y llega a una casa en cuya puerta dice «C. BLANCO». Cuando Alicia entra, sube a un cuarto donde encuentra el abanico, y otra botella con líquido. A pesar de que la botella no tenía letrero alguno, esta vez Alicia bebe por curiosidad, ya que todas las comidas y bebidas de ese mundo le han provocado efectos sorprendentes. Esta no es la excepción, y el tamaño de Alicia aumenta hasta hacerla quedar atorada dentro de la habitación. Cuando el Conejo Blanco llega a reclamar su abanico, sólo ve un enorme brazo saliendo de la ventana en el piso superior de su casa. El conejo va entonces a pedir ayuda, sin saber que el brazo pertenece a una niña gigante, y la multitud que se reúne afuera comienza a proponer varias soluciones para retirar el brazo, e incluso llega a proponer que se prenda fuego a la casa. El capítulo termina cuando la multitud comienza a arrojar panecillos mágicos por la ventana. Alicia come algunos y disminuye de tamaño hasta poder salir de la casa. Alicia huye de la multitud y se pierde en un bosque cercano, donde se detiene frente a una seta gigante. Algunas ilustraciones de los primeros cuatro capítulos: tras haber caído por la madriguera, Alicia encuentra una puertecita; Alicia nada y encuentra al Ratón; el Ratón cuenta su cuento con cola; Alicia queda atrapada en la casa del conejo; Alicia recibe su «premio» de manos del Dodo. Capítulo V: El consejo de una oruga. Encima de la seta gigante, Alicia encuentra una oruga azul sentada y fumando un narguile. La Oruga le pregunta a la niña sobre su identidad. Esta no pudo responder de una manera sencilla, pues consideraba que, tras haber cambiado de tamaño varias veces, su propia identidad se había perdido y en ese momento ella misma ya no sabía quién era. Ambos personajes discuten entonces hasta volver al punto de inicio más de una vez. Finalmente, Alicia expresa su inconformidad con su estatura actual de siete centímetros, al considerarla una birria. Como esa era la altura de la Oruga, el animal se retira ofendido, no sin antes indicarle a Alicia que la seta también puede afectar su estatura, para disminuirla, si comía de un lado de la seta, o para aumentarla, si comía del otro. Como Alicia no podía saber qué lado era cual, cortó dos pedacitos de los extremos opuestos. Al probarlos, los pedacitos surtieron el efecto esperado: uno hacía que Alicia encogiera, mientras que el otro estiraba su figura y la hacía ver desproporcionada. Alicia tuvo que comer varias veces de cada uno de los pedazos hasta alcanzar una estatura satisfactoria. Finalmente, Alicia vio una casita de un metro y veinte de altura, a la que decidió llamar, por lo que ajustó su estatura a veinticinco centímetros. Capítulo VI: Cerdo y pimienta Antes de que Alicia se decidiera a aproximarse a la casita, surgió del bosque quien parecía ser un lacayo pero que tenía cabeza de pez. El lacayo llama a la puerta y aparece un segundo lacayo, con cabeza de rana. Alicia escucha que el Lacayo Pez trae una invitación para la Duquesa, dueña de la casa, de parte de la Reina de Corazones, para jugar al croquet. Acto seguido, el Lacayo Pez se va, y el Lacayo Rana se queda sentado fuera de la casa. Alicia quiso llamar primero a la puerta para entrar, y que el Lacayo Rana le abriera. Sin embargo, el Lacayo Rana no tenía intenciones de abrir la puerta, ni de conversar con Alicia, por lo que simplemente abre la puerta ella misma y entra a la casa. Dentro de la casa, la Duquesa sostiene a un bebé junto a su cocinera, quien prepara una sopa que, a juzgar por el ambiente, tiene demasiada pimienta. También está en el suelo un gato sonriente, al que la Duquesa presenta como un gato de Cheshire. La Duquesa entrega el bebé a Alicia para que lo arrulle un poco, y aprovecha para desaparecer arguyendo que debe asistir al juego de croquet de la Reina. Cuando Alicia intenta mecer al bebé, que se movía incansablemente, este comienza a transformarse en un cerdo. Alicia sale de la casa y pone al cerdo en libertad. Alicia continúa su camino por el bosque, donde se reencuentra con el Gato de Cheshire, quien la invita a visitar al Sombrerero y a la Liebre de Marzo. Alicia decide ir a la casa de esta última. Capítulo VII: Una merienda de locos Cuando Alicia llega a la casa de la Liebre, observa que esta, el Sombrerero y un Lirón se encuentran tomando té al frente a la casa. Alicia se une a los comensales, y comienza a conversar con ellos. En el transcurso de la conversación, Alicia menciona que la fecha es 4 de mayo (coincidente con la fecha de nacimiento de Alice Liddell). Los personajes hacen una serie de acertijos y confunden a Alicia con su aparente falta de lógica, hasta que la niña abandona el lugar, convencida de haber asistido a la «reunión de té más insufrible» que había visto en vida. A continuación, Alicia encuentra una puertecita en un árbol, la cual atraviesa para entrar al jardín de croquet para poder jugar. Capítulo VIII: El croquet de la reina En la entrada del jardín, Alicia encuentra a un trío de jardineros pintando un rosal. Los jardineros habían plantado un rosal blanco donde debía haber uno de color rojo, por lo que estaban pintando las rosas, antes de que la reina descubriera el error. Sin embargo, los reyes de corazones y su cortejo pasaron por allí. La reina, al descubrir la treta de los jardineros, ordena que sean decapitados. Para evitarlo, Alicia esconde a las cartas y los verdugos, para salir del aprieto, hacen creer a la reina que ya cumplieron con la sentencia. La reina ordena entonces que vayan hacia donde se jugará al croquet, e invitan a Alicia a participar en el juego. Alicia los acompaña y percibe que a su lado va el Conejo Blanco, quien estaba aterrado por la imponente presencia de la reina. El Conejo casi no habla en el trayecto, únicamente lo suficiente para informar a Alicia que la Duquesa había sido hecha prisionera por llegar tarde al juego. Una vez en el campo, Alicia ve que el juego tiene características peculiares: en vez de bolas, se usaban erizos, y en vez de mazos, flamencos. Tampoco había arcos, pero en su lugar los naipes se colocaban en cuatro patas para marcar el curso del juego. Todo el mundo jugaba sin ningún orden, discutiendo continuamente; los erizos escapaban cuando podían, y la Reina de Corazones ordenaba que le cortaran la cabeza a todo el que se le ocurría hacerlo. En medio del caos, aparece en el aire la cabeza del Gato de Cheshire, y Alicia se siente aliviada de poder conversar con alguien conocido. La Reina de Corazones se siente intrigada por el gato y al verlo, como era su costumbre, ordena que le corten la cabeza. El verdugo y la reina se confunden terriblemente, pues el gato sólo había hecho aparecer su cabeza y no era evidente que hubiera un cuerpo de donde cortarla. Alicia sugiere que, para aclarar la confusión, habría que preguntarle a la Duquesa que, al fin y al cabo, era la dueña del gato. La reina ordena entonces que se libere a la Duquesa de la cárcel. Sin embargo, cuando la Duquesa llega al jardín, el gato ha desaparecido nuevamente. Capítulo IX: Historia de la Falsa Tortuga La Duquesa se porta muy amablemente con Alicia, al contrario de lo relatado en el capítulo VI, lo que hace pensar a Alicia que tal vez la pimienta tiene un efecto negativo en el carácter de la gente; concluye también que el vinagre y la manzanilla deben ser también negativos, y que es preferible el consumo de azúcares y golosinas para tener buen carácter. Alicia nota, además, que la Duquesa era «feísima». Mientras Alicia y la Duquesa conversan amistosamente, llega la Reina de Corazones y ahuyenta a la Duquesa, quien no vuelve a aparecer en la obra. En ese momento, la Reina parece haberse olvidado del juego de croquet, del gato y de sus súbditos, pues lleva a Alicia ante un grifo durmiente, y le pide a este que lleve a la niña donde se encuentra la Falsa Tortuga, para que le cuente «su historia». El Grifo obedece y transporta a Alicia adonde se encuentra una criatura sollozante, con caparazón de tortuga pero con cabeza y patas de novillo. Capítulo X: El baile de la langosta La Falsa Tortuga canta una canción sobre un baile de langostas en el fondo del mar. Alicia, por su parte, narra sus aventuras desde que cayó por la madriguera del Conejo Blanco. El Grifo y la Falsa Tortuga escuchan hasta el encuentro con la Oruga Azul, y encuentran la historia muy extraña. La Falsa Tortuga canta entonces una canción sobre la sopa de tortuga, y súbitamente son interrumpidos por un grito lejano que anuncia el comienzo de un juicio. El Grifo toma a Alicia y la lleva corriendo al juicio, mientras la Falsa Tortuga se queda hasta que termina su canción. Capítulo XI: ¿Quién robó las tartas? Alicia llega al lugar en el que se efectuará el juicio, y ve que se ha constituido un jurado de animales frente a los tronos del Rey y la Reina de Corazones, alrededor de los cuales estaba el mazo de naipes y una multitud de animales espectadores. El acusado era la Sota de Corazones, y el Conejo Blanco oficiaba como heraldo de la Corte. Según un poema recitado por el Conejo, la Sota era acusada de haber robado las tartas que la Reina preparó «en un día de verano». El Sombrerero fue llamado como primer testigo, y acudió acompañado de la Liebre de Marzo y el Lirón. El testimonio del Sombrerero rápidamente derivó en una discusión con el Rey de Corazones, quien estaba intrigado por la etiqueta del sombrero, y por el té que el Sombrerero tomaba antes de llegar. Mientras esta discusión tenía lugar y los personajes dejaban de prestar atención al juicio, Alicia comienza a crecer repentinamente. El capítulo se termina cuando el Conejo Blanco llama a Alicia como siguiente testigo. Capítulo XII: La declaración de Alicia El capítulo final comienza con la narración de la participación de Alicia en el juicio. Al olvidar que súbitamente recuperó su altura normal por segunda vez, se levanta para comparecer como testigo y derriba sin querer todo a su alrededor. El testimonio de Alicia termina enseguida, al preguntarle el Rey qué sabe de este asunto, a lo cual Alicia responde que nada. Acto seguido, el Conejo Blanco lee la última prueba de la que dispone: una carta sin firma que, en forma de poema, describe cómo las tartas regresan a su dueña original. Cuando el Rey analiza los versos, todos ven que las tartas, en efecto, se encuentran sobre la mesa. La Reina, sin embargo, insiste en dar una sentencia a la Sota, incluso antes de escuchar un veredicto del jurado. Alicia encuentra absurda la situación, y la Reina ordena entonces que sea decapitada. Cuando las cartas saltan para atacar a Alicia, ésta vuelve súbitamente al regazo de su hermana. El lector descubre entonces que la niña se había quedado dormida, y que tras el sueño fantástico, despertó al sentir que unas hojas de árbol caían sobre su rostro. Acto seguido, Alicia cuenta el sueño a su hermana, y va a prepararse para tomar el té vespertino. El capítulo termina narrando cómo la hermana de Alicia se queda bajo el árbol, recordando la historia que Alicia relató. |
A través del espejo y lo que Alicia encontró allí. A través del espejo y lo que Alicia encontró allí (en inglés: Through the Looking-Glass, and What Alice Found There) es una novela infantil escrita por Lewis Carroll en 1871. Es la continuación de Las aventuras de Alicia en el país de las maravillas (aunque no hace referencias a lo que ocurre en ese libro). Muchas cosas de las que acontecen en el libro parecen, metafóricamente, reflejadas en un espejo. Mientras que el primer libro juega con cartas vivientes, en esta ocasión Alicia se ve envuelta en una loca partida de ajedrez. Carroll nos proporciona una lista de los movimientos que en ella se producen, aunque algunos de ellos van en contra de las reglas del juego, como si fuera un niño pequeño el que estuviera jugando. No aparecen personajes exactos de Alicia en el país de las maravillas, sólo se toma la imagen del Sombrerero como Hatta (cuya pronunciación en inglés suena muy parecido a Hatter, sombrerero) y la Liebre de Marzo como Haiga (cuya pronunciación en inglés suena como a Hare, liebre) que aparece en el capítulo séptimo (El León y el Unicornio), un personaje diferente en este segundo libro. Argumento Capítulo 1: La casa del espejo Mientras Alicia está meditando sobre cómo debe de ser el mundo al otro lado del espejo de su casa, se sorprende al comprobar que puede pasar a través de él y descubrir de primera mano lo que ahí ocurre. Así lo hace, y llega a una sala en la que las piezas de ajedrez parecen cobrar vida. En la sala encuentra así mismo un libro de poesía invertida, que incluye el poema «Jabberwocky» (traducido al español como «Galimatazo» o «Jerigóndor»), el cual solo puede leer reflejándolo en un espejo, y el cual habla de cómo un héroe afronta los peligros del bosque «tulgar»: el pájaro Jubo-Jubo, el «frumioso» Zamarrajo y, cómo no, el «hedoroso» Galimatazo. El poema concluye cuando el héroe da muerte al monstruo Jabberwocky con la ayuda de la espada «vorpal». Confusa por la complejidad del poema, Alicia deja el libro y sale de la casa del espejo para entrar al mundo del espejo, en el que todo se hace al revés. Capítulo 2: El jardín de las flores vivas Cuando Alicia sale de la casa, entra en un jardín en el que las flores hablan. La principal de todas las flores del jardín, el Lirio, trata a la niña como si se tratara de otra flor. Igualmente, recorriendo el jardín, Alicia conoce a la Reina Roja, quien le ofrece convertirse en reina si consigue llegar a la octava casilla en una partida de ajedrez gigante, que ocupa toda una pradera. Alicia acepta, y se convierte rápidamente en un peón de la Reina Blanca. Capítulo 3: Insectos del espejo El primer movimiento que Alicia decide hacer es coger un tren hasta la cuarta fila (se mueve dos casillas, movimiento completamente legal dado que es su primer movimiento). Pero, durante el viaje en tren, este descarrila y Alicia, para no perder el equilibrio, se agarra a la barba de una Cabra que va sentada junto a ella. Ya fuera del tren, Alicia conoce a un Mosquito que considera a la niña una «amiga de toda la vida». Además de conversar con Alicia de varios temas y durante un largo rato, el Mosquito también presenta a la niña los diversos insectos que habitan al otro lado del espejo: el tábano de caballito de madera, la luciérnaga pastelera, y la mariposa llamada melindrosa «meriendaposa». Luego, Alicia entra en un bosque en el que olvida por completo su nombre. Durante un buen rato camina junto a un Cervatillo, quien también ha olvidado su verdadera identidad. Pero, al llegar a la salida del bosque, el Cervatillo recuerda quién es y huye espantado, temiendo que la niña le haga algo. Capítulo 4: Tweedledum y Tweedledee Alicia llega a la cuarta casilla, donde conoce a Tweedledum y a Tweedledee (Tarará y Tararí), dos gemelos a los que ya conocía gracias a una canción de cuna muy famosa de principios del siglo xix. Tweedledee recita para Alicia el poema titulado «La Morsa y el Carpintero» (que narra cómo una morsa y un carpintero que se pasean por la playa engatusan a unas ostras para que acudan a su cena, y así poder comérselas). Al finalizar el poema, los gemelos guían a Alicia hasta donde duerme el Rey Rojo, en mitad del bosque. Es entonces cuando se da la primera pista de que todo podría ser un sueño, pues Tweedledum y Tweedledee dicen que Alicia no es más que un producto de la mente del Rey Rojo, y que si este se despertara, Alicia se desvanecería. Después de esto, Tweedledum y Tweedledee se enfadan entre ellos por un sonajero nuevo y deciden organizar una batalla. Protegiéndose con ollas a modo de cascos y cojines a modo de escudos, los dos hermanos van a pelearse... justo cuando un gigantesco Cuervo Negro lo cubre todo, y Alicia se aleja corriendo del lugar. Capítulo 5: Agua y lana En este capítulo se cuenta cómo Alicia, huyendo del Cuervo Negro, llega a la quinta casilla y conoce a la Reina Blanca, que estaba corriendo por el bosque en busca de un mantón de lana que se le había perdido. Durante la conversación, la Reina Blanca explica a Alicia cómo suceden las cosas en el mundo del espejo (todo ocurre desde adelante hacia atrás). Luego, la Reina parece estar cada vez más ausente hasta que, de pronto, se transforma en una Oveja. Es entonces cuando Alicia se ve transportada mágicamente a una barca de remos en la que debe remar (o «plumear», como diría la Oveja). Después de recoger una buena cantidad de juncos olorosos de la orilla del agua, Alicia se ve obligada a comprarle un huevo a la Oveja. Huevo que, de pronto, se convierte en un conocido personaje de la rima infantil de Mamá Oca: Humpty Dumpty (Zanco Panco). Capítulo 6: Humpty Dumpty Humpty Dumpty (Zanco Panco o Tentetieso), sin ni siquiera bajarse del muro en el que está subido, explica a Alicia el significado del poema del Galimatazo, el que leyó en la casa del espejo. Le explica, a su manera, qué son los «limazones», los «borogobios», las «rantas» y otros muchos animales de la fauna del espejo. Después de esto, Humpty Dumpty discute acerca de semántica y pragmatismo con Alicia, y acaba cantándole una canción «para su deleite y su loor». Capítulo 7: El León y el Unicornio. Alicia se encuentra en este capítulo con el Rey Blanco, quien está esperando a uno de sus dos mensajeros en mitad de un camino, Al cabo de un rato de desconcertantes juegos de palabras y adivinanzas con el Rey, llega al fin el mensajero (que no es otro que la Liebre de Marzo del primer libro, solo que con el nombre de Haigha -una parodia de la pronunciación afectadamente anglosajona de su nombre original, Hare-). Acompañada por el Rey y por Haigha, Alicia es llevada frente al León y al Unicornio, a los que se encuentran peleando por la corona del reino. Ambas figuras, tanto el León como el Unicornio, son figuras emblemáticas del escudo de Gran Bretaña: uno representa a Inglaterra y otro a Escocia. En el escenario del combate Alicia conoce también al otro mensajero del Rey: Hatta (también una ridiculización de la palabra original Hatter —el Sombrerero del primer libro—). El capítulo continúa con Alicia intentando repartir un pastel del espejo (pastel que se reparte primero y se corta después), y concluye cuando el ruido de unos tambores inundan el bosque y Alicia se ve transportada a la séptima casilla (la última antes de convertirse en Reina). Capítulo 8: «Es de mi propia invención» Nada más llegar a la séptima casilla, Alicia es capturada por el Caballero Rojo. Afortunadamente, el Caballero Blanco llega galopando para salvar a Alicia y prender al Rojo. Hecho esto, el Caballero Blanco decide acompañar a la niña hasta la última casilla, cayéndose de su montura varias veces durante el trayecto. Finalmente, Alicia se despide de su rescatador y salta a la octava casilla. Al final, Alicia despierta y se da cuenta de que tenía algo en la cabeza. Para averiguar qué era, ella se sienta, se lo saca y se da cuenta de que era una corona de oro. Capítulo 9: La Reina Alicia Durante este capítulo, Alicia llega a la octava casilla y se convierte en Reina. Asimismo, se reencuentra con las otras dos monarcas: la Roja y la Blanca, quienes, antes de decirle que va a haber una fiesta en su honor, le hacen un breve examen para saber sus conocimientos en aritmética, lenguaje y soluciones prácticas. Luego, las dos Reinas se quedan dormidas y, Alicia, alejándose del lugar, llega al castillo donde se va a celebrar la fiesta dedicada a ella. Una vez dentro del castillo, Alicia se sienta a la cabecera de la mesa, de nuevo junto a las otras dos Reinas, quienes la desconciertan tanto que la niña acaba por tirar del mantel para derribar todo a su alrededor. Luego se vuelve hacia la Reina Roja, a quien considera la culpable de todo lo que le ha sucedido, y se decide a «agitarla hasta que se convierta en un gatito». Capítulo 10: Sacudir Alicia, a base de sacudir y sacudir a la Reina Roja, consigue comérsela (en argot de ajedrez, claro), y dar jaque al Rey Rojo, que se ha pasado durmiendo inmóvil en el mismo sitio a lo largo de toda la partida. Con esto termina el sueño, de modo que Tararí y Tarará tenían razón al decir que todo, incluso la misma Alicia, formaba parte de un sueño del Rey Rojo. Capítulo 11: Despertar En este breve pasaje, Alicia despierta de su particular sueño, y en vez de encontrarse agitando a la Reina Roja, descubre que a quien está sacudiendo en realidad no es otro que uno de sus gatitos. Capítulo 12: ¿Quién lo ha soñado? Se encuentra dubitativa a lo largo de todo este capítulo. Por un lado, Alicia reconoce que tanto el gato negro como Copito de Nieve como Dinah han formado parte de su sueño, e incluso cree que esta última ha sido Zanco Panco. También duda acerca de si fue ella o el Rey Rojo quien soñó toda la historia. El capítulo concluye con una reflexión muy acertada por parte de Alicia: «El Rey Rojo fue parte de mi sueño..., pero también es cierto que yo formé parte del suyo». |
La Reina de Corazones es un personaje ficticio del libro de 1865 Las aventuras de Alicia en el país de las maravillas de Lewis Carroll. Es una monarca infantil y de mal genio a quien el propio Carroll describe como «una furia ciega», y que se apresura a condenar a muerte ante la menor ofensa. Una de sus frases más famosas es la repetida «¡Que le corten la cabeza!». Alicia se refiere a la Reina como una carta de un mazo de naipes, pero de alguna manera es capaz de hablar y es la gobernante de las tierras en la historia, junto con su esposo, el Rey de Corazones. A menudo se la confunde con la Reina Roja de la secuela de 1871, A través del espejo, aunque las dos son muy diferentes. Descripción general Alicia observa tres naipes pintando rosas blancas de rojo, que caen al suelo boca abajo cuando se acerca la Reina de Corazones, a quien Alicia nunca ha conocido. Cuando la Reina llega y le pregunta a Alicia quienes están tirados en el suelo (ya que el reverso de todas las cartas se parece), Alicia le dice que no lo sabe. La Reina entonces se frustra y ordena que le corten la cabeza. Su marido, alguien más moderado, la disuade al recordarle que Alicia es solo una niña. Generalmente, sin embargo, como nos dice Carroll: Para la Reina sólo existía un modo de resolver los problemas, fueran grandes o pequeños. «¡Que le corten la cabeza!» ordenó, sin molestarse siquiera en echarle una ojeada. Una de las aficiones de la reina, además de ordenar ejecuciones, es el croquet; sin embargo, es el croquet del País de las Maravillas, donde las bolas son erizos vivos y los mazos son flamencos. Esto es presumiblemente con el objetivo de que los picos romos de las aves golpeen, pero, como observa Alicia, se complica por el hecho de que siguen mirando hacia arriba a los jugadores, así como por la tendencia de los erizos a escabullirse sin esperar a ser golpeados. Los soldados de la Reina actúan como arcos (o aros) en el campo de croquet, pero tienen que dejar de ser arcos cada vez que la Reina tiene un verdugo que se lleva a la víctima, de modo que, al final del juego en la historia, los únicos jugadores que quedan son la propia Reina, el Rey y Alicia. A pesar de la frecuencia de las sentencias de muerte, parece que pocas personas son realmente decapitadas. El Rey de Corazones perdona silenciosamente a muchos de sus súbditos cuando la Reina no está mirando (aunque este no parece ser el caso de la Duquesa), y sus soldados la complacen pero no cumplen sus órdenes. El Grifo le dice a Alicia: «Todas son fantasías suyas. Nunca ejecutan a nadie, sabes.» Sin embargo, todas las criaturas del País de las Maravillas temen a la Reina. En los capítulos finales, la Reina vuelve a sentenciar a Alicia (por defender a la Sota de Corazones), y ella ofrece un enfoque extraño hacia la justicia: sentencia antes del veredicto. Las representaciones modernas en la cultura popular generalmente le permiten interpretar el papel de villana debido a la amenaza que ejemplifica el personaje, pero en el libro ella no cumple ese propósito. Es solo uno de los muchos obstáculos que Alicia debe encontrar en el viaje, pero a diferencia de otros obstáculos, representa una amenaza potencial mayor. Orígenes Algunos creen que la Reina es una caricatura de la reina Victoria, con elementos de la realidad que Dodgson sintió correctamente que la harían instantáneamente reconocible para los padres que leen la historia a los niños, y también lo suficientemente fantástica como para hacerla irreconocible para los niños. Algunos elementos de la realidad en línea que harían reconocible a la Reina de Corazones como la reina Victoria fueron la forma en que sus súbditos los veían como gobernantes, ya que una Reina era amada mientras que la otra era temida. La reina Victoria era más amada por su gente en contraste con su consorte, el príncipe Alberto, en parte porque algunos no confiaban en él porque no era inglés. La Reina de Corazones era temida por la gente del País de las Maravillas y daría la orden de ejecución por la más mínima ofensa, aunque su esposo a menudo los perdonaba en silencio. La referencia a la reina Victoria es explícita en la versión de televisión de 1966 de Jonathan Miller, donde ella y el Rey de Corazones son retratados sin ningún intento de fantasía, o disfraz de su verdadera naturaleza o personalidad. La reina también puede ser una referencia a la reina Margarita de la Casa de Lancaster. Durante la guerra de las Dos Rosas, una rosa roja era el símbolo de la Casa Lancaster. Sus rivales, la Casa de York, tenían una rosa blanca como símbolo. El hecho de que los jardineros pintaran las rosas blancas de rojo puede ser una referencia a estas dos casas. Ilustraciones Después de intentar sin éxito ilustrar las aventuras de Alicia en el país de las maravillas, Lewis Carroll fue persuadido de contratar a un artista profesional para que le proporcionara las ilustraciones. Recurrió al dibujante John Tenniel, conocido por sus contribuciones regulares a la revista satírica Punch. La inspiración de Tenniel para la Reina de Corazones fue una imagen de Elizabeth de Mowbray, duquesa de Norfolk, en una de las vidrieras medievales en la iglesia de la Santísima Trinidad, Long Melford, Suffolk. Las ilustraciones de los libros de Alicia se grabaron en bloques de madera, para ser impresos en el proceso de grabado en madera. Los bloques de madera originales se encuentran ahora en la colección de la Biblioteca Bodleiana en Oxford, Inglaterra. Por lo general, no se exhiben al público, pero fueron exhibidos en 2003. Confusión con la Reina Roja Ella es comúnmente confundida con la Reina Roja de la secuela de la historia, A través del espejo, pero en realidad no comparte ninguna de sus características más que ser una reina. De hecho, Carroll, hizo la distinción de las dos reinas al decir:
La película animada de 1951 Alicia en el país de las maravillas perpetúa la confusión de larga data entre la Reina Roja y la Reina de Corazones. En la película, la Reina de Corazones dice varias líneas de la Reina Roja; la más notable se basa en que «todas las formas aquí me pertenecen». Ambos personajes dicen esto para darse aires de importancia y de arrogancia, pero en el caso de la Reina Roja, tiene un doble significado ya que su condición de reina del Ajedrez significa que puede moverse en la dirección que desee. En la adaptación de los libros de American McGee's Alice, los personajes también se combinan, lo que lleva a una mayor confusión popular. |
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