Robert Graves.
(Wimbledon, Londres, 24 de julio de 1895 - Deyá, 7 de diciembre de 1985) fue un escritor y erudito británico, padre de la escritora y traductora Lucía Graves. Biografía Graves se educó en la escuela Charterhouse, ganando una beca para el Colegio San Juan (Universidad de Oxford), donde prosiguió sus estudios. Al estallar la Primera Guerra Mundial se alistó en los Reales Fusileros Galeses; enviado al frente, los horrores que presenció en el campo de batalla lo marcaron profundamente. Su primer volumen de poesías fue publicado en 1916, aunque más tarde intentaría ocultar las poesías escritas durante la guerra. Durante la batalla del Somme, ese mismo año, fue herido de tal gravedad que su familia fue informada de que había muerto. A pesar de ello, se recuperó, aunque le quedaron secuelas en los pulmones, y pasó el resto de la guerra en Inglaterra, tratando en vano de reincorporarse al frente. En 1917, Graves tuvo un papel protagonista en salvar a su amigo Siegfried Sassoon, también poeta y perteneciente al mismo regimiento, de la acusación de deserción de un tribunal marcial después de haberse ausentado sin permiso y dirigido a su comandante un escrito denunciando la guerra. El suceso fue objeto de la novela de Pat Barker Regeneration. A través de Sassoon, Graves conoció a Wilfred Owen, cuyo talento reconoció, y al que invitó a su boda con Nancy Nicholson en 1918. Tras su matrimonio, Graves se matriculó en la Universidad de Oxford al tiempo que abría una pequeña tienda para mantenerse, pero el negocio terminó en fracaso. En 1926 consiguió un puesto en la Universidad de El Cairo, donde le acompañaron su esposa, sus hijos y la poetisa Laura Riding. Con Riding fundó la editorial Seizin Press y publicó dos obras académicas bien acogidas: A Survey of Modernist Poetry (1927) y A Pamphlet Against Anthologies (1928). En 1929 se trasladó con Riding a Deyá, en Mallorca, isla que tuvo que abandonar en 1936 por la guerra civil española. En 1929 publicó su autobiografía Goodbye to All That ('Adiós a todo eso', revisada por él mismo y publicada de nuevo en 1957), obra que tuvo un gran éxito pero le costó muchas de sus amistades. En 1934 publicó su obra más célebre Yo, Claudio, en la que a partir de fuentes clásicas construye un complejo y completo relato de la vida del emperador romano Claudio, historia que prosiguió más tarde con la secuela Claudio, el dios, publicada en 1943. También fue autor de la novela histórica Count Belisarius (1938), en la que relata la vida del general bizantino Belisario. En 1946, se publicó la novela Rey Jesús, una polémica obra basada en la vida de Jesucristo. Entre sus ensayos abunda el material sobre mitología, y uno de ellos, The White Goddess ('La Diosa Blanca', publicada en 1948) está considerado por algunos como un punto de inflexión en su obra poética y novelística. En 1939 regresó a Inglaterra, donde comenzó una relación sentimental con Beryl Hodge. Entre los hijos que tuvieron en común, se encuentra la escritora y traductora Lucía Graves. En 1946, tras el paréntesis de la Segunda Guerra Mundial, volvió a Deyá, Mallorca, localidad en la que contrajo matrimonio con Beryl en 1950. Ahora su casa de Deyá es un museo. En 1948 publicó la controvertida obra La diosa blanca, en la que expone su peculiar visión poética de los mitos. En 1961 fue nombrado profesor de poesía de la Universidad de Oxford, puesto que conservó hasta 1966.
Obra Poesía Hadas y fusileros (Fairies and Fusiliers), William Heinemann, Londres, 1917. Poemas completos (Collected Poems), Cassell, Londres, 1959. Novelas Yo, Claudio (I, Claudius), Arthur Barker, Londres, 1934. Claudio, el dios, y su esposa Mesalina (Claudius the God and his Wife Messalina), Arthur Barker, Londres, 1935. El conde Belisario (Count Belisarius), 1938, Edhasa, 1998 (reeditado). El vellocino de oro (The Golden Fleece), Cassell, Londres, 1944. Rey Jesús (King Jesus), Creative Age Press, Nueva York, 1946. Las islas de la imprudencia (The Isles of Unwisdom), 1949. Siete días en Nueva Creta (Seven Days in New Crete), 1949. La hija de Homero (Homer's Daughter), Cassell, Londres, 1955. La historia de Eliseo y la sunamita, Alianza Editorial, Madrid, 1995. No ficción Lawrence y los árabes (Lawrence and the Arabs, publicada originalmente en 1927) Publicada también bajo el título Lawrence, rey sin corona de Arabia en numerosas ocasiones. Adiós a todo eso (Goodbye to All That: An Autobiography), Jonathan Cape, Londres, 1929. (Edición revisada por el autor: Doubleday, New York, 1957). La diosa blanca (The White Goddess. A Historical Grammar of Poetic Myth), Faber & Faber, Londres, 1948. Los mitos hebreos (Hebrew Myths. The Book of Genesis), escrito con Raphael Patai, The Trustees of Robert Graves, Londres, 1964. Los mitos griegos - 2 volúmenes, (1.ª ed. en 1955) (Greek Myths and Legends), Cassell, Londres, 1968. Dioses y héroes de la antigua Grecia, (Greek Gods and Heroes, 1960). Traducciones Los Rubaiyat (The Rubaiyya't of Omar Khayyam; con Omar Ali-Shah), Cassell, Londres, 1967. Otros El sello de antigua, 1936. Las aventuras del sargento Lamb Últimas aventuras del sargento Lamb, 1941. Las islas de la imprudencia La historia de Mary Powell |
Cómo Robert Graves anticipó con su poesía la deriva tecnológica. Una nueva investigación arroja luz sobre el apego vital que experimentó el afamado poeta –quien fijó su residencia en Mallorca en 1929–, fruto del trascendental papel que las montañas y el paisaje jugaron para despertar en el autor británico este amor por la vida. — Lucía, hija de Robert Graves: “La correspondencia entre mis padres demuestra una conexión muy especial”
Esther Ballesteros Mallorca —17 de diciembre de 2023 “Además de producir cosas hermosas, la pasión rectora de mi vida ha sido y sigue siendo el odio a la civilización moderna”. Diseñador textil, artesano, novelista, poeta, fundador de las Arts & Crafts, activista socialista, amante de la belleza y el arte y ferviente apasionado de la Edad Media, William Morris (1834-1896) desató implacable su ira contra las miserias del capitalismo industrial, el comercialismo masivo, la vulgaridad del progreso y el adocenamiento espiritual y volvió la mirada hacia nuevos –en realidad, antiguos– espacios de vida más próximos a la naturaleza, la justicia social y la plenitud. No sería, sin embargo, el único ni el último que apelaría a la recuperación de la armonía del hombre con el entorno. Una nueva investigación ha arrojado luz sobre el apego vital que experimentó el afamado poeta Robert Graves –quien fijó su residencia en Mallorca en 1929–, fruto del trascendental papel que las montañas y el paisaje jugaron para despertar en el autor británico este amor por la vida. De ello se ha encargado Eduard Moyà, traductor de Graves al catalán, escritor y profesor del Departamento de Filología Española, Moderna y Clásica de la Universitat de les Illes Balears (UIB), quien se sumergió en las inquietudes del escritor en el marco de sus investigaciones sobre la imaginería proyectada por la mayor de las Balears en los viajeros ingleses del siglo XIX. En este contexto, una de las piezas clave es Robert von Ranke Graves, “una pieza totémica”, remarca Moyà en declaraciones a elDiario.es, en las que señala cómo el poeta, a raíz de dos “experiencias iniciáticas” que le marcaron en su juventud, dedicaría su vida a establecer un permanente contacto con la naturaleza, alejado con ello del progreso tecnológico. Primero entre las escarpadas laderas del norte de Gales, más tarde entre los olivos y el anfiteatro rocoso de la mallorquina Serra de Tramuntana. A raíz de dos "experiencias iniciáticas" que le marcaron en su juventud, Graves dedicaría su vida a establecer un permanente contacto con la naturaleza, alejado con ello del progreso tecnológico, primero en Gales y más tarde en la Serra de Tramuntana La visión de Graves en este sentido se plasma en el poemario recientemente traducido por Moyà, El crestall rost (2023, Nova Editorial Moll), en el que conjura la guerra y la muerte mientras invoca a la Diosa Blanca y el magnetismo de las montañas. En sus poemas, Graves traza paralelismos entre el amor y las montañas, llegando a bosquejar al amante como un viajero que se aventura en el encanto y los peligros del amor del mismo modo que un montañero que enfrenta los desafíos de un ascenso traicionero. Entre la vida y la muerte, entre el riesgo y la seguridad “La montaña es un elemento recurrente en su poesía, que está muy marcada por un sentido vital muy fuerte”, ahonda el investigador, quien sostiene que fueron dos experiencias trascendentales en la vida de Graves las que le impulsaron a concebir la montaña como un refugio emocional: las escaladas que practicaba desde muy joven en Gales y su participación como teniente y después capitán en la I Guerra Mundial, acontecimientos que, según Moyà, le colocaron “entre la vida y la muerte, entre el riesgo y la seguridad”. De la mano de una de las grandes leyendas del himalayismo mundial, George Mallory, quien en 1924 desapareció a más de 8.000 metros de altura cuando se proponía a ascender hasta la cumbre del Everest, Graves se introdujo en el montañismo. El novelista conoció al expedicionario en la elitista Charterhouse School, donde gracias a una beca Graves cursó cinco años de sus estudios. Como apunta el traductor, Mallery lo guio en las montañas. “Eran unas escaladas muy definidas, muy potentes. Y el riesgo de la escalada le hace aferrarse a la vida como le hace aferrarse a la pared”, subraya. Además de la amistad que ambos se profesaron, Mallery era el profesor de literatura de Graves, quien en su autobiografía Adiós a todo eso (1929) dedica buena parte de su relato a su experiencia con él: “Me habló de la existencia de autores modernos. Siendo mi padre dos generaciones mayor que yo y mi único vínculo con los libros, nunca había oído hablar de personas como Shaw, Samuel Butler, Rupert Brooke, Wells, Flecker o Masefield, y el descubrimiento me emocionó”.
Estalla la Gran Guerra. Tras ello, el estallido de la Gran Guerra abrió una brecha y trastornó lo cotidiano. Fue entonces cuando Graves se enroló en el regimiento de los Royal Welch Fusiliers y vivió los momentos más duros tras las trincheras, lo que le hizo desarrollar un sentido muy claro de la vida y la muerte. “El hombre ya no lucha con la bayoneta frente a frente, sino desde las trincheras. El gas mostaza se precipita sobre ellos, les caen bombas no saben de dónde. Para Graves, el siglo XX ya no es el siglo XX, sino toda la civilización occidental. Él la siente como un fracaso. Su idea es que, tras 4.000 años de civilización occidental, el progreso tecnológico sólo nos ha servido para matarnos unos a otros de la forma más efectiva”, explica Moyà. La desolación y la devastación provocadas por la contienda no dejaron indiferente a Graves, quien, sin embargo, nunca renegó de las montañas. “En tu quehacer vital y diario, tú puedes elegir entre vivir apegado a la vida o vivir apegado a la muerte”, sostiene el traductor, quien apunta que ese sentimiento nació primero en las alturas de Gales y fue instigado después con la experiencia de la guerra, de tal forma que, cuando finalizó el conflicto bélico, el poeta británico buscó “refugio espiritual en la montaña para escapar del progreso tecnológico que se materializa en la guerra”. Como escribió en 1962:
Fue entonces cuando Graves decidió dejar atrás el mundo industrializado y viajar a Mallorca. “Se va a un sitio aislado, donde no hay política ni tecnología y se puede vivir todavía con unos ritmos naturales”. A 34 kilómetros de Palma, Deià, en cuyo cementerio descansan los restos del autor de Yo, Claudio, es el pueblo que lo acogió. Fascinado por los recovecos de un lugar que décadas atrás había inspirado a intelectuales, pintores y viajeros de toda índole.
La “lectura radical” de los poemas de Graves. Sin embargo, más allá de la explicación biográfica, Moyà acude a la metáfora y aporta la “primera lectura radical” que en su opinión ofrece Graves y “la primera razón” por la que en la actualidad cree que debería ser leído: “En cierta manera, lo que Graves nos está diciendo con su poesía es que estamos perdiendo nuestro contacto con la naturaleza y nuestra capacidad de nombrar las cosas naturales. Como él expresa, durante siglos la civilización, los hombres y las mujeres hemos sido capaces de entender nuestra vida reflejada en la naturaleza como si fuera una metáfora de nuestra vida. Y aquí viene la montaña. La montaña como experiencia del amor”. El investigador subraya que el viaje del amor “no es un viaje cómodo ni un viaje que el siglo XX te pueda vender como un producto empaquetado. Es la antítesis de Tinder. Y el viaje de amor es un viaje duro. Es un viaje en el que no sabes adónde vas. Es un viaje con riesgos y es un viaje que hay que hacer de manera valiente. El amor es como una cresta inalcanzable por la cual tienes que caminar de manera valiente y de manera honesta. Si tú no estás dispuesto a a emprender el viaje con estos valores, tampoco estás dispuesto a llegar a la cima”. Y, en esta línea, como si fuese el escritor británico quien tomara la palabra, prosigue: “Estamos perdiendo un diálogo con la naturaleza que al final es lo que nos sostiene, vivir en armonía con nuestro entorno. Lo que nos cuenta Graves es que el progreso y la tecnología nos están distanciando cada vez más. No sólo perdemos el diálogo, sino también la capacidad de nombrar el paisaje y es entonces cuando nos descarrilamos y nos perdemos como entes naturales”. La tecnología “nos ha separado” En este contexto, Moyà cita a William Morris y a los prerrafaelitas, críticos de la decadente y corrompida sociedad moderna e idealizadores de una armoniosa Edad Media, al igual que en el siglo XX un nostáligico Lewis Mumford volvería la vista hacia la solidaridad y la cooperación como los valores fundamentales –y ya perdidos– que encarnó la media tempestas: “Para Morris, la naturaleza es su templo. Entonces irrumpe la máquina y rompe con los ciclos de equilibrio que nos han mantenido como civilización sostenible y, de repente, todo se acelera, todo se destruye. Primero con la experiencia de la I Guerra Mundial, después con la experiencia de Auschwitz, ahora con la experiencia de Gaza. La civilización tecnológica no nos ha ayudado para nada a unirnos, sino a separarnos”. En medio de esta “lectura radical”, el investigador indica que, aunque el poeta británico “ni se declara feminista ni ecologista, su mensaje sí lo es”. Y abunda: “No es que tengamos que volver al taparrabos y al hacha y vivir en tribus, pero sí recuperar unos valores sostenibles, naturales, de comunicación con la naturaleza” en comunión con los dioses que los griegos continuaron invocando tras poner fin a la civilización prehelénica: “Uno de esos dioses eran las musas, y las musas tuvieron que buscar un refugio inalcanzable. Ese refugio eran las montañas. Graves cierra el círculo y nos dice: 'Yo encontré las musas de joven escalando y las encontré después de mayor en las montañas de Mallorca'”. Las musas tuvieron que buscar un refugio inalcanzable. Ese refugio eran las montañas. Graves cierra el círculo y nos dice: 'Yo encontré las musas de joven escalando y las encontré después de mayor en las montañas de Mallorca' Eduard Moyà — Traductor de Robert Graves En Deià, donde Graves buscó la tranquilidad que le alejara de los horrores de la Gran Guerra y le permitiera evocar, entre montaña, mar y bancales de olivos, las antiguas gestas de Roma y Grecia, el poeta encontró el ejemplo perfecto de amor, “trabajado durante generaciones para vivir. Siempre es el mismo producto, el mismo aceite. Él ve en una olivera a dos amantes unidos y enrollados entre ellos, en formas extrañas, que se aman y que van creciendo con el tiempo el uno con el otro”. El traductor precisa que Graves tampoco era un poeta naturalista ni del medio ambiente, pero sí un poeta del amor, un poeta que escribe a la Diosa blanca, la Luna, “materialización de la naturaleza y sus ciclos”. “Nos dice que necesita aferrarse al amor como motor de vida, aferrarse a Eros en contraposición a Tánatos, que es la muerte, tener la sensación de esta pulsión vital, de sentirse joven, de sentirse atraído a Eros. Y una manera de sentirse vivo es enamorarse. Porque cuando uno está enamorado, parece que se puede comer el mundo, no tiene ni hambre ni sueño, y para él ésta es una manera de fomentar esa pulsión vital”. O como Graves escribió:
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Biblioteca Personal.
Tengo un libro en mi colección privada .
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Richard Rampton, el legendario abogado especializado en difamación que se enfrentó al negador del Holocausto David Irving – obituario Se preparó durante dos años, llegando incluso a aprender alemán. Cuando el derrotado Irving intentó estrecharle la mano, este se negó: 'No fue un partido de tenis'
Richard Rampton, KC, fallecido a los 82 años, era ampliamente considerado como uno de los mejores abogados de difamación de su generación; Un defensor engañosamente paternal pero formidablemente incisivo, también fue una autoridad líder en derecho de difamación como coautor del libro de texto fundamental sobre el tema, Duncan and Neill on Defamation. En los intercambios en los tribunales, invariablemente demostró ser más versado que sus oponentes y jueces y durante muchos años fue el abogado de referencia tanto para los demandantes como para los demandados. Los muchos juicios por difamación famosos en los que apareció Rampton incluyeron Lord Aldington contra el conde Nikolai Tolstoy (1989); Andrew Neil contra Peregrine Worsthorne (1990); Gillian Taylforth contra Noticias del Mundo (1994); el llamado juicio “McLibel” (1997, el caso por difamación más largo en la historia legal inglesa, que involucró a McDonald's y dos activistas ambientales); y George Galloway contra The Daily Telegraph (2004) Pero el más dramático y emotivo de todos sus casos fue Irving vs Penguin Books y Lipstadt (2000), en el que Rampton defendió a la académica judía estadounidense Deborah Lipstadt y sus editores contra la afirmación de David Irving de que ella lo había difamado en su libro Negando el Holocausto ( 1993). Lipstadt había descrito al historiador británico autodidacta de la Alemania nazi como “uno de los portavoces más peligrosos de la negación del Holocausto”, acusándolo de tergiversar la evidencia histórica para adaptarla a sus propósitos neofascistas y de tratar de exonerar a Hitler de la responsabilidad del asesinato final. Solución, y negando la existencia de las cámaras de gas.
La ley de difamación inglesa está muy inclinada a favor del demandante, quien no tiene que demostrar que lo que se escribió era falso o malicioso, por lo que, especialmente para los demandados corporativos, a menudo existe una fuerte tentación de llegar a un acuerdo, lo cual Irving le dio a Penguin la opción de hacerlo. por £500 y una disculpa. Pero, siguiendo instrucciones del abogado de Penguin, Anthony Julius, Rampton se aseguró de que los editores no sólo se mantuvieran firmes y lucharan contra el caso, sino que también utilizaran la peligrosa defensa de la justificación, insistiendo en que lo que Lipstadt había escrito era la pura verdad. Como dijo en sus palabras de apertura: “Mi Señor, el señor Irving se autodenomina historiador. La verdad es, sin embargo, que no es en absoluto un historiador sino un falsificador de la historia. Para decirlo sin rodeos, es un mentiroso”. La preparación para el juicio llevó a Rampton dos años e implicó, entre otras cosas, aprender la historia del Tercer Reich y también leer alemán para que Irving no pudiera burlarlo en el material original. El primer día del juicio, Rampton se sentía más seguro de la victoria que nunca y recordó: "Creo que nunca había ido al tribunal con un cinturón tan lleno de balas".
Los historiadores del equipo de defensa habían encontrado más de 30 falsificaciones históricas importantes en los libros de Irving, "que sólo podían haber sido deliberadas", dijo Rampton, "y que todas convergían en la misma dirección: la exoneración de Hitler y, finalmente, la negación del Holocausto". La munición que Rampton utilizó con un efecto devastador también incluía el hecho de que Irving había deleitado a las reuniones de extrema derecha con una “broma” sobre una cámara de gas unipersonal confundida con una cabina telefónica, y un poema que había escrito en su diario personal en 1994 y le cantó a su hija de nueve meses: “Soy un bebé ario / No judío ni sectario / No tengo planes de casarme con un / Simio o rastafari”. “¿Racista, señor Irving?” Rampton preguntó después de leer el poema. “¿Antisemita, señor Irving?” “No lo creo”, respondió Irving. Después de varias semanas, el juez, el juez Gray , otorgó la victoria completa a Lipstadt y Penguin, al decidir que Irving había “por sus propias razones ideológicas tergiversada y manipulada persistente y deliberadamente evidencia histórica”. Tras la sentencia, Irving se acercó a Rampton para estrecharle la mano, pero como Rampton explicó más tarde, se encontró con que no podía: “No era un partido de tenis”.
El caso fue visto como extremadamente importante para las comunidades judías de todo el mundo, y su importancia se reflejó en el hecho de que dio lugar a tres libros de no ficción separados y algunos años más tarde a una película, Denial (2016), escrita por David Hare y dirigida por Mike Jackson. Rampton fue interpretado por el actor Tom Wilkinson, quien capturó brillantemente todo, desde su manera de caminar hasta la forma en que fumaba sus cigarrillos Gitanes y la manera forense y autoritaria en la que se condujo en el tribunal, negándose, por ejemplo, a mirar. Irving en el ojo para “meterse bajo su piel” mejor.
Como escribió más tarde el hijo de Rampton, el periodista James Rampton: “Incluso la forma en que Wilkinson abre una agradable botella de tinto durante el almuerzo y pronuncia la frase 'un famoso Fiscal General me dijo una vez que uno se convierte en un defensor mucho más eficaz después de unos pocos "vasos de clarete" le recuerda inquietantemente". John Richard Anthony Rampton nació el 8 de enero de 1941, el mayor de cuatro hijos del empresario y filántropo Anthony Rampton, quien estuvo en la India durante gran parte de la guerra y a su regreso tenía la intención de convertirse en abogado. Su esposa era Joan, de soltera Shanks. Pero lo convencieron de unirse a Freemans, la empresa de venta por correo fundada por su abuelo, y tuvo tanto éxito en esta empresa que cuando Freemans salió a bolsa en 1963, a él y a su esposa les preocupaba que su nueva riqueza pudiera perturbar sus vidas y corromper sus vidas. niños. Su solución fue desviar gran parte del dinero a la organización benéfica Hilden Trust, que hasta el día de hoy otorga subvenciones a una variedad de causas pasadas de moda. Richard Rampton se educó en Bryanston, donde fue un consumado clarinetista y actor, lanzó bolos en el cricket XI y fue un pívot notablemente rápido en el rugby XV. Más tarde leyó Greats en Queen's College, Oxford.
Llamado al Colegio de Abogados por Inner Temple en 1965, Rampton se unió al principal grupo de difamación establecido en 1 Brick Court en Temple, y en unos pocos años se convirtió en el abogado junior en difamación más solicitado del Colegio de Abogados. Era conocido como un abogado intrépido y extraordinariamente conciso, con un intelecto poderoso y muy persuasivo tanto con jueces como con jurados. Actuó regularmente para Associated Newspapers y en 1976 fue abogado junior de James Goldsmith en su larga demanda por difamación (finalmente resuelta) contra Private Eye, que lo había acusado de conspirar para obstruir el curso de la justicia en relación con su amigo Lord. Lucano. En 1988 obtuvo una indemnización “sustancial”, aunque no revelada, para Robert Maxwell por “un catálogo devastador de difamaciones” en una biografía. Rampton ayudó a Lord Windlesham en su investigación independiente sobre el programa "Muerte en la Roca", una investigación de This Week sobre el tiroteo del SAS en Gibraltar en marzo de 1988 contra tres miembros de una unidad de servicio activo del IRA. El programa había indignado a los ministros del gobierno al sugerir que el relato de los acontecimientos hecho por los militares era falso y que los tres podrían haber sido asesinados ilegalmente. Margaret Thatcher lo condenó como un “juicio televisivo” y un golpe de propaganda para el IRA. El Ministerio de Asuntos Exteriores y el Ministerio de Defensa se quejaron de 39 inexactitudes graves en el programa, y cuando el informe de Windlesham y Rampton encontró sólo tres fallos menores, el gobierno se volvió contra ellos, emitiendo un expediente de refutación de 17 páginas, aunque obtuvieron el apoyo de la Autoridad de radiodifusión independiente. El mismo año, Rampton defendió al conde Nikolai Tolstoi, quien había comparado a Lord Aldington con “los peores carniceros de la Alemania nazi o la Rusia soviética” por dar las órdenes que resultaron en la masacre de 70.000 cosacos y yugoslavos anti-Tito entregados a las fuerzas de Tito en 1945. . El caso resultó en una indemnización de £ 1,5 millones por daños y perjuicios por difamación a Aldington, tres veces más que cualquier indemnización por difamación anterior, aunque Tolstoi no pagó ni un centavo, quien rápidamente se declaró en quiebra. Rampton volvió a la senda ganadora al año siguiente, ayudando a Andrew Neil, entonces editor de The Sunday Times, a conseguir una indemnización por difamación contra Peregrine Worsthorne por un artículo “hiriente” en The Sunday Telegraph que sugería que sabía que Pamela Bordes era una prostituta cuando comenzó una romance con ella.
También salió victorioso cuando representó a McDonald's en su caso de 10 años contra dos “guerreros ecológicos” cuyas afirmaciones de que McDonald's era responsable del hambre y la deforestación el juez consideró falsas y difamatorias. Y representó con éxito al político George Galloway contra The Daily Telegraph por acusaciones de que había recibido 375.000 libras esterlinas del régimen iraquí de Saddam Hussein . A pesar de su preeminencia profesional, Rampton nunca fue ni remotamente pomposo ni satisfecho consigo mismo. Siempre mantuvo un sano equilibrio entre el trabajo duro y la diversión. Las arduas semanas de preparación del caso se veían periódicamente interrumpidas por buenos almuerzos y partidos de cricket de pasillo. Durante muchos veranos jugó en el equipo de cricket de su cámara, los Brickbats. Conocía mucho a Mozart y consideró escribir un libro sobre él, acumuló una impresionante colección de vinos finos en la bodega que elaboraba en su garaje y era un apasionado pescador con mosca en el río Itchen en Hampshire. Consciente de su propia buena suerte, era generoso en privado y ofrecía regularmente ayuda financiera a aquellos menos acomodados que él, además de las numerosas subvenciones que ayudaba a distribuir como fideicomisario del fondo caritativo de su familia.Richard Rampton se casó en 1963 con Carolyn Clarke. Ella le sobrevive, junto con sus hijos James y Patrick, y su hija Catherine.
Richard Rampton, nacido el 8 de enero de 1941, fallecido el 23 de diciembre de 2023 |
Irving v Penguin Books Ltd. Irving contra Lipstadt y otros. David Irving contra Penguin Books y Deborah Lipstadt es un caso en la ley inglesa contra la autora estadounidense Deborah Lipstadt y su editorial Penguin Books, presentada en una corte inglesa por el autor británico y negacionista del Holocausto David Irving en 1996, afirmando que Lipstadt lo había difamado en su libro Negando el Holocausto. El tribunal dictaminó que el reclamo por difamación de Irving relacionado con la ley de difamación inglesa y el negacionismo del Holocausto no era válido porque la afirmación de Lipstadt de que el autor inglés había distorsionado deliberadamente las pruebas había demostrado ser sustancialmente cierta. La ley de difamación inglesa pone la carga de la prueba en la defensa, lo que significa Lipstadt y su editor tenían que probar que sus afirmaciones de la tergiversación deliberada de las pruebas de Irving para ajustarse a sus puntos de vista ideológicos eran sustancialmente ciertas. Lipstadt contrató al abogado británico Anthony Julius, mientras que Penguin contrató a los expertos en difamación Kevin Bays y Mark Bateman de la firma de abogados Davenport Lyons. Richard J. Evans, un historiador establecido, fue contratado por la defensa para servir como un testigo experto. Evans pasó dos años examinando el trabajo de Irving, y presentó pruebas de las tergiversaciones de Irving, incluida la evidencia de que Irving había utilizado deliberadamente documentos falsificados como material de origen. De mutuo acuerdo, el caso se argumentó como un juicio de prueba ante el juez Charles Gray, quien emitió una sentencia escrita de 349 páginas a favor de los acusados, en la que detallaba la distorsión sistemática de Irving del historial del Holocausto y el papel de Hitler en este genocidio. Historia En 1993, Free Press publicó el libro de la Profesora Deborah Lipstadt Denying the Holocaust: The Growing Assault on Truth and Memory. En ella describió y condenó el fenómeno de la negación del Holocausto y se refirió a David Irving como un prominente negador del Holocausto. Uno de los pasajes a los que Irving se opuso fue: Irving es uno de los voceros más peligrosos para el negacionismo del Holocausto. Familiarizado con la evidencia histórica, la inclina hasta que se conforme con sus inclinaciones ideológicas y su agenda política. Para un hombre que está convencido de que el gran declive de Gran Bretaña fue acelerado por su decisión de ir a la guerra con Alemania, es más fácil de tomar información precisa y darle forma para confirmar sus conclusiones. Una revisión de su libro reciente, "Churchill's War", que apareció en "New York Review of Books", analizó con precisión su práctica de aplicar un doble estándar de pruebas. Exige una "prueba documental absoluta" cuando se trata de demostrar que los alemanes son culpables, pero se basa en evidencia altamente circunstancial para condenar a los Aliados. Esta es una descripción precisa no solo de las tácticas de Irving, sino de los negacionistas en general. En noviembre de 1994, Irving tuvo su primer encuentro con Lipstadt en DeKalb College en Atlanta, donde Lipstadt daba una conferencia sobre la negación del Holocausto. Irving había escuchado la conferencia mientras estaba sentado en la sala de conferencias y, cuando terminó, hizo lo posible por interrumpir Lipstadt desafiándola a un debate, saludándola con una gran cantidad de dinero y anunciando que tenía $ 1,000 para darle. o cualquiera que pueda encontrar una orden por escrito de Hitler para el Holocausto. Lipstadt ignoró a Irving, a pesar de sus repetidos intentos de llevarla a un debate. Después de que terminó la conferencia de Lipstadt, Irving anunció que la negativa de Lipstadt a debatirlo o producir una orden escrita de Hitler por el Holocausto, a pesar de su promesa de pagar 1000 dólares en el acto, demostró que su crítica sobre él en Negar el Holocausto era inválida y entregó copias gratuitas de su biografía de Göring a los estudiantes de Lipstadt. Demanda de difamación El 5 de septiembre de 1996, Irving presentó una demanda por difamación en relación con el libro de Lipstadt en la corte inglesa. Nombró en su demanda Lipstadt y Penguin Books, cuya división Plume había publicado una edición británica de su libro. Irving también demandó a la historiadora del Holocausto Gitta Sereny por difamación por un artículo que ella había escrito sobre él titulado "Spin Time for Hitler" en el periódico The Observer el 21 de abril de 1996, aunque el caso no fue a los tribunales. En cartas de 25 y 28 de octubre de 1997, Irving amenazó con demandar a John Lukacs por difamación si publicaba su libro, The Hitler of History, sin eliminar ciertos pasajes altamente críticos del trabajo de Irving. La edición estadounidense de The Hitler of History se publicó en 1997 con los pasajes presuntamente difamatorios, pero debido a las amenazas legales de Irving, no se publicó ninguna edición británica de The Hitler of History hasta 2001. Cuando este último fue publicado, como resultado de la amenaza de acciones legales por parte de Irving, los pasajes que contenían la crítica a los métodos históricos de Irving fueron eliminados por el editor, para decepción de muchos revisores. En su libro, Denying the Holocaust: The Growing Assault on Truth and Memory, Lipstadt llamó a Irving un negador del Holocausto, falsificador, fanático y manipuló y distorsionó documentos reales. Irving afirmó haber sido difamado bajo el argumento de que Lipstadt lo había etiquetado falsamente como un negador del Holocausto, afirmó falsamente que había falsificado pruebas o lo malinterpretó deliberadamente, mediante el cual se acusó a falsas acusaciones de que su reputación como historiador. Aunque el autor era estadounidense, Irving presentó su demanda en el Tribunal Superior de Inglaterra, donde la carga de la prueba en los casos de difamación recae en el acusado, a diferencia de los Estados Unidos, donde la carga recae sobre el demandante. Pudo presentar la demanda en Inglaterra porque el libro se publicó allí (antes de 1996, si Irving hubiera deseado demandar a Lipstadt, habría tenido que iniciar su acción legal en un tribunal estadounidense; la ley de difamación en inglés se aplica únicamente a supuestos actos de difamación cometida en Inglaterra y Gales). 4.7 ... la carga de probar la defensa de la justificación recae sobre los editores. Se presume que las palabras difamatorias bajo la ley inglesa son falsas. No corresponde a los acusados probar la verdad de cada detalle de las palabras difamatorias publicadas: lo que debe probarse es la verdad sustancial de las imputaciones difamatorias publicadas sobre el demandante. Como se expresa a veces, lo que debe demostrarse es la verdad del pinchazo de las acusaciones difamatorias formuladas. Asuntos legales La decisión de Irving de presentar su demanda en los tribunales ingleses le dio la ventaja transfiriendo la carga de la prueba. Bajo la ley estadounidense de difamación, una figura pública que afirma haber sido difamada debe probar que las declaraciones en cuestión son difamatorias, falsas y fueron hechas con malicia real o con despreocupación imprudente por su verdad o falsedad. La confianza en fuentes confiables (incluso si son falsas) es una defensa válida. La ley de difamación en inglés solo exige que el demandante demuestre que las declaraciones son difamatorias. La carga de la prueba recae sobre el demandado para probar que las declaraciones fueron sustancialmente ciertas y la dependencia de las fuentes es irrelevante. Las declaraciones hechas por Lipstadt fueron claramente difamatorias y la defensa no pudo afirmar que fueron malinterpretadas. Si la defensa no puede probar que el contenido difamatorio de sus palabras es verdadero, se lo hallará culpable de difamación. Lipstadt temía que un veredicto así conferiría legitimidad a los reclamos de Irving y se sintió obligado a defenderse. Un comentarista, que había expresado la opinión de que Irving "podría haber sido ignorado", escribió más tarde que "Lipstadt no tuvo más remedio que defenderse ante los tribunales". Para tener éxito con una defensa de justificación, la defensa tendría que demostrar como sustancialmente ciertas todas las afirmaciones difamatorias hechas por Lipstadt contra Irving. El juez entendió estas afirmaciones como:
Preparación Defensa. Lipstadt contrató al abogado británico Anthony Julius para presentar su caso. Penguin contrató a los especialistas en difamación de Davenport Lyons, Kevin Bays y Mark Bateman. Juntos informaron al abogado de difamación, Richard Rampton QC. Penguin también instruyó a Heather Rogers como junior barrister. Penguin sabía que iban a tener que cavar profundo para defenderse de las afirmaciones de Irving. Los reclamos de Lipstadt tendrían que ser respaldados por expertos y Penguin pagaría la factura, conservando al profesor Richard J. Evans, historiador y profesor de historia moderna en la Universidad de Cambridge, como su testigo principal. Como testigo experto, se esperaba que Evans preparara un informe y fuera interrogado. También trabajaron como testigos expertos el historiador del Holocausto estadounidense Christopher Browning, el historiador alemán Peter Longerich, el experto en arquitectura holandés Robert Jan van Pelt y el profesor de ciencias políticas Hajo Funke (de) de la Universidad Libre de Berlín. La estrategia legal fue:
Van Pelt, Browning y Longerich fueron asignados a la primera parte. Funke escribió un informe para el segundo y Evans el tercero. Los abogados de Lipstadt (Mishcon de Reya) y Penguin (Davenport Lyons) trabajaron estrechamente, en su mayoría acordando la forma de abordar el reclamo. Un pequeño revés ocurrió cuando Penguin y sus abogados, Davenport Lyons, quisieron que la información provista por los expertos que ellos habían instruido fuera incorporada en una defensa enmendada (que redactó Heather Rogers). Inicialmente, Mishcon no fue persuadido, pero Davenport Lyons insistió, sintiendo que el documento enmendado proporcionaba una declaración clara de la fuerte evidencia contra Irving. La decisión finalmente se dejó a Richard Rampton y Heather Rogers ya que estarían presentando el caso y ambos estaban a favor de la enmienda; Mishcon cedió. El testimonio de Van Pelt y Evans resultó ser el más sustancial. Durante el interrogatorio, Irving no pudo socavar ni a Evans, que había sido muy crítico con su beca ni a van Pelt, cuyo informe se concentró en la evidencia que contradecía los argumentos de los negadores del Holocausto sobre Auschwitz Birkenau. Evans fue asistido por dos postgraduados como los investigadores Thomas Skelton-Robinson y Nik Wachsmann; Evans y sus alumnos tardaron 18 meses en redactar un informe de 740 páginas y lo terminaron en el verano de 1999. Oferta de acuerdo. Poco tiempo después, Irving se acercó a Penguin en privado y les ofreció dejarlo su demanda si sacaban el libro de la publicación en el Reino Unido y destruía todas las copias restantes, desautorizaba públicamente todas las conclusiones de Lipstadt y hacía una donación caritativa de £ 500. en nombre de la hija de Irving (que está discapacitada). También sugirió a Penguin que mantuvieran los términos confidenciales porque no tenía intención de establecerse con Lipstadt. Bays y Bateman dejaron en claro que el editor rechazó sus términos. Tres semanas más tarde, Irving ofreció oficialmente llegar a un acuerdo con ambas partes, según los términos que el libro será retirado de la circulación, ambas partes se disculpan y (cada uno) hace una donación de £ 500. Lipstadt instruyó a sus abogados a rechazar la oferta. Posteriormente, Irving afirmó sin pruebas de que Penguin quería resolver el caso (sin especificar si esto se aplicaba a una de sus dos "ofertas" o a ambos) y el Dr. Lipstadt lo presionó para que no lo hiciera; El libro de DD Guttenplan describió cómo Penguin despidió a Irving por varias razones, incluido el desprecio por él y la consternación por la certeza de que el editor habría sido llamado por los abogados de Lipstadt como demandantes si hubieran resuelto la demanda. Juicio Testimonio Evans Evans y sus dos asistentes pasaron más de dos años examinando el trabajo de Irving. Esta investigación encontró que Irving había tergiversado la evidencia histórica para apoyar sus prejuicios. En su informe y testimonio, Evans sugirió que, en su opinión, Irving había utilizado deliberadamente documentos falsificados como fuentes, y que, por esta razón, Irving no podía considerarse un historiador. Sus conclusiones fueron que:
Durante la prueba, Evans fue sometido a un contrainterrogatorio por Irving. El examen cruzado de Evans por Irving se notó por el alto grado de antagonismo personal entre los dos hombres. Tal fue el grado de antagonismo que Irving desafió a Evans en puntos muy menores, como Evans dudando de que un plebiscito alemán de 1938 en el que el régimen nazi recibió el 98.8% de los votos fuera justo. Un tema que involucró mucho a Irving y Evans en un debate fue un memorando de 1942 del jefe de la cancillería del Reich, Hans Lammers, al ministro de Justicia del Reich, Franz Schlegelberger, en el que Lammers escribió que Hitler le ordenó poner la "cuestión judía" en la "quemador" hasta después de la guerra.
En respuesta, Evans afirmó: "No, no lo acepto en absoluto. Es porque quiere interpretar los eufemismos como literales y ese es el problema total. Cada vez que hay un eufemismo, Sr. Irving ... o una pieza de camuflaje de declaración o lenguaje sobre Madagascar, quieres tratarlo como la verdad literal, porque sirve para tu propósito de tratar de exculpar a Hitler. Eso es parte de ... la forma en que manipulas y distorsionas los documentos ". En 2001, Evans describió su impresión de Irving después de haber sido interrogado por él como "Él [Irving] era un poco como un estudiante oscuro que no escuchaba. Si no obtenía la respuesta que quería, simplemente repetía pregunta". Longerich Longerich testificó el significado del lenguaje a menudo eufemístico usado por los oficiales alemanes durante la guerra con respecto a la "Solución final de la cuestión judía", y argumentó que desde 1941 en adelante, el término "reasentamiento en el este" era una metáfora de la deportación a la campos de la muerte. Durante sus intercambios con Irving, Longerich insistió con bastante firmeza en que el término "reasentamiento" era solo un eufemismo de exterminio y nada más, y utilizó el discurso de Posen dado por Himmler en octubre de 1943 como una prueba de la política genocida del estado alemán. Irving, por el contrario, abogó por una interpretación literal de la frase "reasentamiento en el este". Browning Durante su testimonio y un interrogatorio de Irving, Browning respondió a la sugerencia de Irving de que el último capítulo del Holocausto aún no se ha escrito (lo que implica que había motivos para dudar de la realidad del Holocausto) respondiendo: "Todavía estamos descubriendo cosas sobre el Imperio Romano. No hay un último capítulo en la historia". Browning contrarrestó el argumento de Irving de que la falta de una orden escrita del Führer demuestra la supuesta no ocurrencia del Holocausto al argumentar que, aunque dicha orden nunca se escribió, Hitler casi con certeza hizo declaraciones a sus principales subordinados indicando sus deseos con respecto a la judíos de Europa durante la guerra, lo que hace que la necesidad de una orden escrita sea irrelevante. Browning testificó que varios expertos líderes en la Alemania nazi creen que no había una orden escrita del Führer para la "Solución final de la cuestión judía", pero ningún historiador duda de la realidad del Holocausto. Browning llegó a afirmar que Irving estaba tratando de igualar falsamente las dudas sobre la existencia de una orden escrita por el Führer con dudas sobre el Holocausto.Browning solía apoyar su tesis del ejemplo del discurso secreto de Hitler a sus Gauleiters el 12 de diciembre de 1941, en el que Hitler aludía fuertemente al genocidio como la "Solución final". Browning testificó que el Plan de Madagascar de 1940-41 fue "fantástico" y "extraño", pero contrarrestó la sugerencia de Irving de que esto prueba la supuesta imposibilidad del Holocausto al afirmar: "... Creo que se lo tomaron en serio. Es fantástico, pero por supuesto, Auschwitz también es fantástico". Browning testificó que el Plan de Madagascar no era "el sueño de Hitler", como afirmaba Irving, y que "no lo llamaría un sueño imposible, porque creo que si Inglaterra se hubiera rendido, habrían intentado hacerlo. Habrían intentado hacerlo. para implementarlo justo cuando intentaron implementar el plan de reserva de Lublin [Browning se refería al Plan Nisko aquí] y tal como lo intentaron y lograron implementar los planes del campo de la muerte". Browning rechazó categóricamente la afirmación de Irving de que no había información estadística confiable sobre el tamaño de la población judía anterior a la guerra en Europa o sobre los procesos de asesinato y argumentó que la única razón por la cual los historiadores debaten si cinco o seis millones de judíos fueron asesinados en el Holocausto a la falta de acceso a los archivos en la antigua Unión Soviética. Asimismo, Browning argumentó que es posible empaparse en sangre humana después de dispararle a personas a corta distancia basándose en su investigación para su libro Ordinary Men de 1992 y desestimó el argumento de Irving de que las cuentas de personal alemán empapado en sangre eran improbables porque no es posible tener un uniforme salpicado de sangre después de disparar a personas a corta distancia. Browning respondió a la afirmación de Irving de que, debido a que Browning había trabajado para el centro de Yad Vashem en Jerusalén, lo convirtió en un "agente israelí" y comprometió sus habilidades académicas al afirmar: "Si ese fuera el caso, desde que estuve en el [ US] Holocaust Museum, yo también habría sido un agente del gobierno estadounidense, y dado que he recibido becas en Alemania, sería un agente del gobierno alemán, por lo que debo ser un tipo muy dupluto para poder seguir estos regímenes ". Irving parecía ansioso por la aprobación de Browning, y Browning luego recordó que Irving se comportó como si ambos estuvieran en "un viaje conjunto de exploración y descubrimiento". Van Pelt Robert Jan van Pelt, un historiador de la arquitectura, fue contratado por la defensa como un testigo experto. Preparó un informe de 700 páginas, en el que examinó las pruebas de la existencia de cámaras de gas en Auschwitz. También se defendió a sí mismo en el interrogatorio. Irving tropezó con el profundo conocimiento de van Pelt de la mecánica de Auschwitz Birkenau. Rampton y van Pelt se habían unido en un viaje a Auschwitz con Rogers y Bateman y habían pasado horas hablando de las afirmaciones de Irving. Van Pelt llevó a los tres abogados y a Deborah Lipstadt alrededor de Auschwitz para mostrarles cómo las afirmaciones de Irving eran falsas y el error que había cometido sobre el diseño físico. Más tarde adaptó el informe que escribió a la forma de libro. Demandante En el juicio, Irving se representó a sí mismo. Llamó al estadounidense Kevin B. MacDonald, un psicólogo evolutivo, para testificar en su nombre. Irving hizo gran parte de la declaración del historiador estadounidense Arno J. Mayer, quien se esforzó por señalar que era tanto un marxista como un hombre que habría sido considerado judío en la teoría racial nazi, en su libro de 1988 Why Did the Heavens Not Darken?, que la mayoría de las personas que murieron en Auschwitz fueron víctimas de enfermedades más que de asesinatos. En respuesta, Peter Longerich argumentó que Mayer no negó el Holocausto en su libro, y que simplemente estaba equivocado sobre la muerte de más judíos de causas "naturales" en oposición a las causas "no naturales" de la muerte en Auschwitz. Irving también citó al historiador diplomático Donald Cameron Watt y al historiador militar John Keegan para testificar en su caso contra Lipstadt; ambos hombres habían rechazado una oferta anterior de testificar por Irving por su cuenta y parecían ser muy reacios en el estrado. En lugar de centrarse en las pruebas de la defensa en su contra, o en si Lipstadt lo había difamado o no, Irving parecía centrarse principalmente en su "derecho a la libertad de expresión". En su declaración final, Irving afirmó haber sido víctima de una conspiración internacional, principalmente judía, durante más de tres décadas. Decisión. La sentencia se presentó el 11 de abril de 2000, aunque los abogados habían recibido la decisión 24 horas antes. A la gran multitud reunida, el juez leyó partes de su juicio escrito. El juicio escrito fue de 349 páginas. Después de una introducción y una discusión de la queja, más de las tres cuartas partes de la sentencia escrita se dedican al análisis de todas las pruebas que se presentaron. Solo entonces el juez llega a sus conclusiones sobre la evidencia. El juez considera que "en el transcurso de su prolongado interrogatorio, Evans justificó todas y cada una de las críticas en las que los Demandados han decidido confiar". Sobre el tema de Auschwitz, el juez declara: "Mi conclusión es que las diversas categorías de evidencia 'convergen' de la manera sugerida por los Demandados ... Habiendo considerado los diversos argumentos presentados por Irving para atacar el efecto de la evidencia convergente en la que se basan los Demandados, mi conclusión es que ningún objetivo, un historiador imparcial tendría motivos serios para dudar de que hubiera cámaras de gas en Auschwitz y de que fueran operados en una escala sustancial para matar a cientos de miles de judíos " y " se sigue que es mi conclusión que las negativas de Irving de estas proposiciones eran contrarias a la evidencia ". Además," también se establece la acusación de que Irving es racista." En última instancia, el juez dictaminó que la defensa logró probar todo lo que afirmaron en el juicio, pero por dos afirmaciones: que Irving había roto un acuerdo con los archivos de Moscú y manipulado las placas de vidrio que contenían los diarios de Goebbels, y que colgó un retrato de Hitler en su escritorio. El juez señaló que "los cargos contra Irving que se ha demostrado son ciertos son de suficiente gravedad" que esas dos afirmaciones mencionadas anteriormente "no tendrían ningún efecto material en la reputación de Irving". El juez decidió esto de acuerdo con la sección 5 de la Ley de Difamación de 1952, que establece que una defensa de justificación puede tener éxito a pesar de la falta de pruebas de afirmaciones menores El juez resumió sus conclusiones de la siguiente manera:
Otros eventos Apelación Posteriormente, Irving apeló ante la División Civil del Tribunal de Apelaciones. El 20 de julio de 2001, Lords Justice Pill, Mantell y Buxton denegaron su solicitud de apelación. Bancarrota A la luz de la evidencia presentada en el juicio, varias obras de Irving que previamente habían escapado a un escrutinio serio fueron traídas a la atención del público. También fue responsable de pagar todos los costos sustanciales de la prueba (entre uno y dos millones de libras), lo que lo arruinó financieramente y lo forzó a la bancarrota en 2002. Reacción A menudo los medios llamaban el caso como "la historia en el juicio" La respuesta al veredicto fue abrumadoramente positiva. Algunos vieron el caso como una reivindicación de las estrictas leyes de difamación del Reino Unido. Otros señalaron que el juez Gray "indicó que no 'consideró que formaba parte' de su función 'como juez de primera instancia para hacer comprobaciones de hechos sobre qué sucedió y qué no ocurrió durante el régimen nazi en Alemania', pero luego pasó cientos de páginas discutiendo acerca de su posición sobre estos temas ", afirmando que fueron las leyes de difamación excesivamente estrictas las que obligaron a un juez a determinar un hecho histórico. |
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