Luis Alberto Bustamante Robin; Jose Guillermo Gonzalez Cornejo; Jennifer Angelica Ponce Ponce; Francia Carolina Vera Valdes; Carolina Ivonne Reyes Candia; Mario Alberto Correa Manríquez; Enrique Alejandro Valenzuela Erazo; Gardo Francisco Valencia Avaria; Alvaro Gonzalo Andaur Medina; Carla Veronica Barrientos Melendez; Luis Alberto Cortes Aguilera; Ricardo Adolfo Price Toro; Julio César Gil Saladrina; Ivette Renee Mourguet Besoain; Marcelo Andres Oyarse Reyes; Franco Gonzalez Fortunatti; Patricio Ernesto Hernández Jara; Demetrio Protopsaltis Palma; Katherine Alejandra Del Carmen Lafoy Guzmán
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PEDRO ROSALES: Observationes quaedam in nonaginta quinque Hymnos…(1578)
Observationes quaedam in nonaginta quinque Hymnos qui in Breuiario Romano continentur, eoque ordine, quo in illo digesti sunt, Magistri Petri Rosarij bonarum literatum in Schola Burgensi Professoris.- Burgis.— [Apud] Philippum Iuntam. Anno M.D.LXXVIII. Cum priuilegio Regio.—80 p., in 4º ; reclamos y apostillas marginales. Grabado xilográfico del escudo del cardenal D. Francisco de Pacheco de Toledo (1521-1579). Encuadernación holandesa. Dos tejuelos: superior con autor y título, inferior con lugar y fecha de impresión. Guardas marmoleadas y cantos coloreados en rojo. Paginación impresa con números arábigos y no romanos, hecho bastante frecuente a finales del siglo XVI (Martín Abad, Julían. Los libros impresos antiguos. Valladolid: Universidad de Valladolid, 2004, p. 96) Curiosidades históricas: Noticiario burgalés del último cuarto del siglo XVI Pedro Rosales maestro de latinidad en Burgos presenta en 1578 al Cabildo de Burgos, estos comentarios y explicaciones sobre los himnos del breviario romano para solicitar su impresión. Impresión que el Cabildo en agradecimiento solicita sea aprobada por el Cardenal y Arzobispo de Burgos, tal y como aparece en el Noticiario burgalés del último cuarto del siglo XVI. Entre los preliminares aparece el privilegio concedido por la autoridad civil. Privilegio concedido por el Rey Felipe II Felipe II por la Pragmática del 7 de septiembre 1558 estableció que para que un libro se pudiera imprimir, el rey debía dar licencia para ello. Ningún libro podía imprimirse sin remitirlo al Consejo para su examen y concesión de licencia. También se ordena que los libros deben incluir al principio del libro, la licencia, la tasa, el privilegio, título, autor e impresor bajo pena de pérdida de bienes y destierro perpetuo. Los objetivos de dicha Pragmática fueron por una parte la lucha contra la herejía y por otra parte contener los abusos que se estaban produciendo en materia de impresión y difusión de libros. |
El impresor Philippum Iuntan o Felipe Junta (El Viejo), hijo de Juan de Junta e Isabel de Basilea, hija del famoso impresor burgalés Fadrique de Basilea (1484-1517), es uno de los últimos miembros de la famosa familia florentina de impresores y comerciantes que se dedicó al negocio de los libros. Unos tuvieron taller propio y otros se dedicaron este negocio solicitando servicios de otros impresores. La familia Iunta, Giunta o Junta en castellano, expandieron el negocio de la impresión y el comercio libros a lo largo del siglo XVI y XVII por las principales ciudades europeas incluidas Madrid, Salamanca y Burgos. Según Marco Santoro, en su origen eran comerciantes de lana (siglo XIV) pero viendo las posibilidades que ofrecía el negocio de los libros se convirtieron en libreros, editores e impresores. La dinastía comienza con Felipe Junta (1450-1517) y su hermano Lucas Antonio Junta (1457-1538). De Felipe Junta derivó la rama florentina mientras que de Lucas Antonio la veneciana. Del matrimonio de Felipe Junta y Lucrecia de Benedetto nacieron siete[1] hijos, de los cuales, Juan de Junta y Bernardo Junta (?-1551) se dedicaron al negocio de la impresión, siendo Bernardo el que heredó el taller de Florencia a la muerte de su padre Felipe. Felipe Junta introdujo en Florencia el formato pequeño y la letra cursiva a imitación y copia de Aldo Manuzio El Viejo (1449-1515), además de ser rival del mismo. Juan de Junta (¿-1558) tras trabajar en Florencia en el taller de su padre, se trasladó a Venecia con su tío Lucas Antonio, quien le envió a España para expandir el negocio familiar. Se casó en 1526 con Isabel de Basilea, viuda de Alonso Melgar, dirigiendo el taller propiedad de su mujer en Burgos . Más adelante también tendría su propio taller en Salamanca, dejando el taller de Burgos en manos de Martín de Eguía durante 30 años hasta que a la muerte de Juan de la Junta se hizo cargo su hijo Felipe Junta, impresor de este libro. Por otra parte, Matías Gast casado con su hija Lucrecia se hizo cargo del taller de Salamanca tras la muerte de su suegro. En Madrid fue Julio Junta, descendiente de una rama colateral de los Junta florentinos, quien fuera impresor de la Casa real hasta su muerte en 1619. Tomas Junta heredó el cargo de impresor real hasta 1624, año de su fallecimiento. Se hizo cargo de la imprenta su viuda Teresa Junta hasta su fallecimiento en 1656, tras lo cual se hizo cargo del taller su hijo Bernardo Junta hasta 1658. Último miembro de la familia Junta en Madrid. [1] Siete hijos según el Instituto Trecani. Número que difiere en otras fuentes como en el libro Mercaderes e impresores de libros en la Salamanca del siglo XVI, en el que se indica que fueron ocho hijos. -> Observationes quaedam in nonaginta quinque Hymnos qui in Breuiario Romano continentur, eoque ordine, quo in illo digesti sunt, Magistri Petri Rosarij…(libro digitalidado) Fuentes consultadas: Práctica del Consejo Real en el despacho de los negocios consultivos…Madrid: en la imprenta de de la viuda é hijo de Marín, 1796. Historia de la educación en España y América: La educación en la España Contemporánea (1789-1975), vol. 3. Madrid: Ediciones SM ; Ediciones Morata, 1994. Febvre Lucia, Martin, Henri-Jean. La aparición del libro. México: Conalcuta-Fonca, 2004 Instituto Treccani [página web]. Visitado el 1 de noviembre de 2017. Santoro, Marco. I Giunta a Madrid. Vicendi e documenti. (Reseña). Cuesta Gutierrez, Luisa. La imprenta en Salamanca: avance al estudio de la tipografía salmantina (1480-1944). Universidad de Salamanca. |
Nota histórica
En la liturgia cristiana, un himno es una composición musical destinada a cantar en alabanza a Dios y a los Santos. Generalmente el himno está en verso, pero los himnos también se consideran textos en prosa, como el Gloria in excelsis Deo y el Trisagio angelical.
El canto de himnos ya está presente en los tiempos apostólicos, como lo atestiguan Colosenses 3: 16 y Efesios 5: 19. En la Iglesia griega, Hieroteo la Tesmoteta (siglo I) es tradicionalmente considerado el primer compositor de himnos. En la Iglesia latina el PRIMERO en componer himnos litúrgicos fue Hilario de Poitiers. En Alejandría Clemente compuso un himno destinado a ser cantado en la Iglesia. En Milán Ambrogio se distinguió como un innógrafo: gran parte de los himnos en el Breviario se deben a Ambrogio y al poeta Prudencio, tanto es así que en su regla, Benito de Norcia llama al himno simplemente Ambrosiano. Tal vez como reacción a la introducción de algunos himnos arrianos, en 563 el Concilio de Braga prohibió el canto de himnos y cualquier otra composición en la oficina, permitiendo solo Salmos y canciones tomadas de la Sagrada Escritura. Sin embargo, era una disciplina limitada en tiempo y espacio, porque ya al mismo tiempo el Concilio de Tours de 567 y el Concilio de Toledo de 633 consideran los himnos parte integrante del Oficio Divino. En Roma los himnos deben haber sido introducidos mucho más tarde, porque no hay mención de ellos a lo largo del siglo XI y se cree que entraron en uso en el siglo XII. En el rito Galo los himnos encuentran un lugar muy limitado: en el rito lyoniano están presentes solo en la completa y en la Semana Santa, en el Breviario parisino de 1492 en cambio ni siquiera aparece un himno. Bajo el Papa Urbano VIII los himnos fueron revisados y corregidos para darles la pureza del lenguaje y la métrica.
En el Breviario Romano se cantan himnos a todas horas, excepto en el período desde el Triduo Pascual hasta toda la octava de Pascua. No se cantan himnos ni siquiera en la Oficina del difunto. Según el Caeremoniale Episcoporum, cuando el himno comienza con la invocación de Dios o del Señor, el celebrante levanta las manos y luego se une a ellas y se inclina ante el altar. Además de los himnos breviarios se utilizan en la misa (Gloria in excelsis Deo, Trisagio angelical), en la adoración eucarística (Pange lingua). Las secuencias son también un tipo especial de himnos. Con la reforma litúrgica del Papa Pablo VI los himnos se conservaron en la Liturgia de las horas, aunque las traducciones no igualan la belleza de las composiciones antiguas.
Enciclopedia Católica. Himno Es una derivativa del latín hymnus, el cual viene del griego Hymnos, con significado de cantar. En la literatura antigua pagana, los himnos designaban canciones a los dioses o heroes, los que se acompañaban con la cythara (hymnoi men es tous theous poiountai, epainoi d'es anthropous, Arrian., IV, xi). Al principio las escrituras fueron en formas épicas tal y como es el caso del viejo himno al Apolo Délfico. Más tarde se desarrollaron formas refinadas en medidas líricas como Alcaeus, Anacreón, y Pindar. En la literatura cristiana, la palabra himno aparece solamente dos veces en el Nuevo Testamento, específicamente en Efesios, v, 19, Colosences, iii, 16, y en los sinónimos sobre los salmos y de odas. Formas derivadas de verbos sobre himnos se encuentran en Mateo, xxvi, 30; Marcos, xiv, 26; Hechos, xvi, 25; y Hebreos, ii, 12. No obstante los muchos esfuerzos realizados por los estudiosos, es difícil decidir hasta que punto, si es que alguno, se tiene una distinción entre las tres clases diferentes de alabanzas Divinas, en términos de salmos, himnos y cánticos espirituales. Los salmos se aplican solamente a aquellas canciones compuestas por David, pero en cuanto a contenido espiritual de estas canciones, se puede considerar que las mismas son cánticos espirituales, en los que su adaptabilidad para cantar los puede transformar en himnos. Por tanto, en el lenguaje de la Vulgata, los Salmos de David son identificados como himnos; “Hymnos David Canentes” (II Par., vii, 6); y los himnos cantados por Cristo el Señor y sus discípulos en la Ultima Cena, tal y como los describe el Evangelio según San Mateo (xxvi, 30), como hymnountes, o hymnesantes. Ellos tienen una fuerte connotación dentro de la tradición judía establecida por las fiestas pascuales. De esto puede inferirse que los himnos fueron originalmente utilizados en la aceptación general de ser “cantos de alabanza a Dios”. Al mismo tiempo puede ser supuesto que la expresión salmos fue más corriente o comúnmente utilizada entre los judio-cristianos, mientras que los gentil-cristianos utilizaron más la expresión himno u oda, ésta última requiriendo de complementos para ser distinguida de las odas profanas. La palabra latina himno es desconocida en la literatura pre-cristiana. Para ello, la palabra carmen es utilizada por los autores clásicos, de tal manera que himno es específicamente una derivativa cristiana del griego, como ocurre con muchas otras expresiones de la liturgia. Los himnos de los escritores antiguos generalmente se parafrasearon como “laus Dei cum cantu” (Rufinus, “in Ps. lxxii”) o como “hymnus speciliter Deo dictus” (Ambrosio, “De Off”, I, xlv). La más famosa definición es la de San Agustín. Comentando sobre el salmo cxlviii, dice: “¿Conoces lo que es un himno? Es un canto de alabanza a Dios (cantus est cum laude Dei). Si tú alabas a Dios y no cantas, tú no expresas un himno, si tu cantas y no alabas a Dios sino otras cosas, tu no expresas un himno. Un himno por tanto contiene estos tres elementos, canto (cantus) y alabanza (cum laude) y alabanza a Dios (Dei). La expresión “alabanza de Dios” no debe sin embargo ser considerada tan literalmente que excluya la alabanza de los santos. San Agustín dice que la explicación está en el mismo salmo, en el verso 14: “hymnus omnibus sanctis eius”; ¿Qué significa esto de un himno para todos los santos? Hagamos que a los santos se les dedique un himno”. Dios es realmente quien es alabado en sus santos y en todos sus Trabajos, y por tanto, una “alabanza a los santos”, es una “alabanza a Dios”. No obstante, debe ser considerado en la definición de San Agustín, y en lo que se ha dicho hasta aquí, que el himno requiere de una limitación y extensión. Una limitación, un canto de alabanza a Dios puede ser compuesto en prosa o en un lenguaje no métrico, como por ejemplo en “Gloria in excelsis” y en el “Te Deum”. Estos todavía son llamados “himno angelical” e “himno ambrosiano”, debido a su movimiento de alta lírica. Pero hemos entendido durante mucho tiempo que un himno es una canción cuya secuencia de palabras se encuentra ordenada conforme un métrica o rima, con o sin ritmo, o al menos con un arreglo métrico de estrofas. Para los autores antiguos cristianos y sus contemporáneos paganos, es muy probable que tal limitación fuese desconocida, los himnos serían una categoría general que incluía salmos, cánticos bíblicos, doxologías, y todos los cantos de alabanza a Dios, ya fuera en prosa o en un lenguaje rítmico. Es por tanto, una actividad perdida el buscar los orígenes de la poesía de los himnos, sino en Plinio el Joven (Epp., X, xcvii), Tertuliano (Apol., ch. ii), Eusebio (Hist. eccl., III), Sozomen (IV, iii), Sócrates (V, xxii), y otros. Por otra parte, la expresión canto en la definición de San Agustín puede ser extendida. Aunque el himno fue originalmente concebido sólo para cantar, el desarrollo del a forma pronto se dirigió a himnos para ser recitados en voz alta, o para ser utilizados con oraciones silenciosas. Ciertamente los primeros poemas religiosos fueron concebidos y escritos sólo para la devoción privada sin haber sido cantados, aunque ellos fueron genuinamente producciones líricas y emotivas, y son tenidas en cuenta en la himnología. Consecuentemente, el término canto no está limitado a las canciones, las que se cantan y contienen melodías, sino que se aplica también a todo poema lírico religioso que puede ser cantado y acompañado de música. Con esta interpretación, la definición de San Agustín es más completamente aceptable, y la misma puede ser reducida a una fórmula más breve: un himno en el más amplio sentido es la palabra para una “canción espiritual” o “poema lírico religioso”, a consecuencia de ello, la himnología es “lírica religiosa” en distinción de la poesía épica y didáctica y en contradicción con la poesía lírica profana. Himno es un más estrecho sentido interpretativo de la palabra, como será demostrado, es un himno del Breviario. RAMAS Y SUBDIVISIONES La canción religosa o himno en un amplio sentido, comprende un gran número de poemas, clasificación de los cuales no es mencionada por San Agustín y la cual fue inicialmente introducida de manera completa en la “Analecta hymnica mediiaevi” editada por Blume y Dreves. Esta clasificación no se aplica a la himnología de Oriente (Siria, Armenia, y Grecia) sino a la himnología latina u occidental. Primero, existen dos grandes grupos de acuerdo al propósito del himno de que se trate. Ya sea que la intención está dirigida al público, lo común y oficios de adoración (la liturgia) o solamente para la devoción privada (aún cuando algunos himnos del último grupo pueden también ser usados durante el servicio religioso). De conformidad con esto, la himnología latina en su conjunto, es ya sea litúrgica o no litúrgica. La himnología litúrgica está a su vez dividida en dos grupos. El himno puede pertenecer a la liturgia del sacrificio de la misa, y como tal tiene su lugar en los libros oficiales de la Liturgia de Misa (el Misal o el Gradual) o el himno pertenece a la liturgia de las oraciones canónicas y por tanto tiene su lugar en el Breviario o el Antifonario. De similar manera, la himnología no litúrgica tiene dos clases, ya sea que el himno está destinado a ser una canción o solamente para la devoción privada, meditación y rezo. Ambos grupos tienen diferentes subdivisiones. De conformidad con lo anterior, se presentan las siguientes tablas sistemáticas: I. HIMNOLOGIA LITURGICA A. Himnología del Breviario o de Antifonario (1) Himnos en el sentido estricto del término (hymni). Se trata de canciones espirituales las que se insertan en la hora canónica, recitada por el sacerdote y son nombradas en función de las diferentes horas: Hymni "ad Nocturnas" (más tarde "ad Matutinam"), "ad Matutinas Laudes" (más tarde "ad Laudes"), "ad Primam ", "ad Tertiam", "ad Sextam", "ad Nonam", "ad Vesperas", "ad Completorium". (2) Tropes del Breviario (tropi antiphonales, verbetoe, proselloe). Se trata de interpolaciones poéticas, ya sea preliminares o complementarias, o de ornamentación intercalada en el texto litúrgico del Breviario, particularmente en respuesta a la lecciones tercera, sexta y novena. (3) Oficios Rítmicos (historioe rhythmicoe o rhythmatoe). Se trata de oficios en los cuales no sólo los himnos, sino todo lo que es cantado, con excepción de los salmos y las lecciones, están compuestos en un lenguaje medido (rítmico, métrico, y ultimamente también versos con rima). B. Himnología del Misal o el Gradual (l) Secuencias (sequentioe, prosoe). Son canciones artísticamente construídas que consisten en estrofa y contraestrofa, insertas en la Misa, entre la Epístola y el Evangelio. (2) Tropes de la Misa (tropi graduales). Durante la Edad Media, aquellas partes de la misa que no eran cantadas por el sacerdote, sino por el coro, e.g. el Kyrie, Gloria, Sanctus, Agnus Dei (tropi ad ordinarium missoe) tamibién el Introito, Gradual, Ofertorio, Comunión (tropi ad proprium missarum), estaban provistas con riqueza de interpolaciones, más aún que el Breviario. Estos tropes fueron conocidos como “Tropus ad Kyrie”, "Tropus ad Gloria", etc. o "Troped Kyrie", "Troped Gloria", y así sucesivamente. (3) Misas Rítmicas o de Métrica (missoe rythmatoe). Se incluyen en este grupo, misas en las cuales las partes antes mencionadas (B,2) son ya sea parcial o totalmente compuestas siguiendo formas métricas. Esta forma de poesía encuentra pocos devotos. (4) Himnos Procesionales (hymni ad processionem). Se trata de himnos que son utilizados durante la procesion, antes y después de la misa, y por tanto tienen un lugar en el Misal o el Gradual. Casi todos ellos tienen un estribillo o coro. II. HIMNOLOGÍA NO LITURGICA A. Himnología para Cántico (1) Cánticos (cantiones). Son canciones espirituales que no pertenecen a la liturgia, pero son empleadas durante y después de la liturgia, sin haber sido incorporadas, como los tropes. Esto puede dar lugar a canciones más populares de los cuales los cánticos se diferencian en cuanto haber sido escritos en latín eclesiástico y haber sido cantados por cantantes oficiales, pero no por el pueblo o congregación. (2) Motets (muteti, motelli). Son encabezados o inicios artísticos de los cánticos y de los tropes de la misa, se desarrollaroon a partir de los responsoriales del Gradual de la Misa tal y como se presenta con más detalle en el artículo HIMNOLOGIA. En general se pueden definir como canciones polifónicas de la iglesia los que se cantan a capela (sin acompañamiento musical). B. Himnología para Devoción Privada Silenciosa El nombre general para estos poemas es el latín de rhythmi o pia dictamina. Se diseñaron para orar y no para canto, pueden ser llamados oraciones rítmicas (en alemán reimgebete). Entre los diferentes tipos de estos poemas se encuentran los siguientes: (1) Ritmos de Salmos (psalteria rhythmica), poemas de 150 estrofas, correspondiendo cada una de ellas a 150 salmos; la mayor parte tratan de Cristo y de su Bendita Madre. Originalmente cada estrofa trataba numeradamente a los salmos. (2) Ritmos de Rosario (rosaria rhythmica), son similares a los poemas, pero tienen solamente cincuenta estrofas correspondientes cada una de ellas a las cincuenta “Avemarías” del Rosario. (3) Cantos de las Horas (officia parva); son oraciones rítmicas las que suplementan con una estrofa o grupo de estrofas (para meditación privada) cada una de las horas canónicas. (4) Canciones de Glosa, las que parafrasean, extienden y explican cada palabra separada de una oración popular o antifonía de iglesia por medio de una estrofa separada o al menos por un verso separado (Ej.: “Padrenuestro”, la “Salve”, “Alma Redemptoris”, y asi sucesivamente). Estos poemas espirituales, cerca de 30,000 son preservados en una gran colección conocida como “Analecta hymnica medii aevi”, se ubican dentro de la aceptación general de la palabra himno. Varios de los más importantes tipos de himnos son tratados también en artículos separados, véase OFICIOS RITMICOS, SECUENCIAS Y TROPES. Su desarrollo y significado es tratado más completamente en HIMNOLOGIA. CLEMENS BLUME Transcripción de Douglas J. Potter Traducción al castellano de Giovanni E. Reyes Dedicado al Sagrado Corazón de Jesucristo |
Francisco Pacheco de Toledo |
Obra
'Phèdre' de Jean Racine,
El dramaturgo francés Jean Racine (1639-1699) se destacó por la creación de obras basadas en la historia antigua. Los temas de sus piezas de teatro se inspiran en tragedias griegas, romanas u orientales, e incluso de tragedias bíblicas. Once tragedias y una comedia componen la obra del autor.
A diferencia de las obras de su época, Racine pone en escena conflictos despiadados, violentos enfrentamientos, muertes y crímenes increíbles.
Entre las piezas de Racine figura la comedia Les Palideurs, y tragedias como Andromaque, Britannicus, Bérénice, cuyos temas giran en torno a los desafíos de la pasión o la destrucción provocada por la locura. Esther y Athalie se inspiran en tragedias bíblicas.
Considerada como la mejor tragedia del s.XVII, Phèdre (1677) es una obra de teatro de una excepcional fuerza trágica.
Thésée, rey de Atenas, ha desaparecido sin dar noticias. Phèdre, su segunda esposa, ama en secreto a su hijastro Hippolyte. Aprovechando la ausencia de su marido, ella le expresa sus sentimientos. Pero, cuando reaparece Thésée, ella acusa de acoso a Hippolyte para disculparse. El rey condena a su hijo, y Phèdre, arrepentida, confiesa la verdad y se suicida.
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