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Libro de Proverbios, 8 20, de la Biblia. "Yo camino por la senda de la justicia, por los senderos de la equidad."

jueves, 16 de junio de 2011

24.-Heráldica de Reyes de España en Italia (Heráldica de Sicilia) a

  

Situación geopolítica de Italia en el año 1494. En ella se muestran las principales Repúblicas y Reinos como las de Venecia, Génova o Nápoles, siendo este último, uno de los más prósperos e importantes de la península.



Los Reyes de España usaron unas variantes específicas de sus escudos como monarcas del Nápoles, Sicilia, Cerdeña y del Ducado de Milán incorporando los elementos propios de la heráldica de estos territorios.

Introducción

El Reino de Sicilia fue gobernado como reino independiente por miembros de ramas secundarias de la Casa de Aragón hasta el año 1409 e integrada desde aquel año en la Corona de Aragón. El Reino de Nápoles fue regido por el angevino Renato de Anjou hasta que los dos reinos recayeron en la persona de Alfonso V el Magnánimo de Aragón, después de su victoria sobre Renato de Anjou, en el sitio de Nápoles el 6 de junio de 1443.​
 Finalmente, Alfonso el Magnánimo los separó de nuevo durante su reinado. Entregó el trono napolitano a su hijo ilegítimo Fernando, que reinó desde 1458 hasta 1494, mientras que Aragón y Sicilia pasaron a su hermano, el infante Juan. En 1504, reinando Fernando el Católico, Nápoles volvió a integrase en la Corona de Aragón. El título de rey de Nápoles y Sicilia lo conservaron los monarcas aragoneses, pasando en 1516, con la llegada de la Casa de Austria, a los monarcas españoles.
Cuando Francisco II, duque de Milán murió sin descendencia en 1535, Carlos I se hizo con el ducado. El emperador mantuvo el control sobre Milán hasta que lo entregó a su hijo, el príncipe Felipe. La posesión española sobre el ducado de Milán fue reconocida por Francia en el Tratado de Cateau-Cambrésis suscrito en 1559.
En 1713 Felipe V, el primer monarca español de la Casa de Borbón, perdió los dominios italianos de la Monarquía en virtud del tratado de Utrecht que puso fin a la guerra de sucesión. El ducado de Milán y el reino de Nápoles con Cerdeña quedaron bajo el control de Carlos VI de Austria, Sicilia en cambio pasó a la Casa de Saboya.
El infante Carlos de Borbón y Farnesio (futuro Carlos III) también fue rey de Nápoles y Sicilia, anteriormente había sido duque de Parma, Plasencia y Castro, pero tuvo que renunciar a estas coronas para poder suceder a su hermano Fernando VI en el trono de España
Las armas reales de Sicilia desde el año 1282 se blasonaban: Cuartelado en sotuer Aragón y Hohenstaufen: Primero y cuarto las armas de Aragón (De Oro, cuatro palos de Gules); segundo y tercero las armas de la Casa de Hohenstaufen (De plata, un águila de Sable).
Las armas reales de Nápoles que emplearon los monarcas aragoneses de la Casa de Trastámara, y que anteriormente habían utilizado Carlos III y sus sucesores, fueron: Las armas antiguas de Hungría (Fajado de ocho piezas de gules y plata), las de Jerusalén (De plata, una Cruz de Jerusalén de Oro) y las antiguas armas del Anjou (De Azur sembrado de flores de lis de Oro y cargado de un lambel de tres pendientes de Gules). En 1504 Fernando el Católico se convirtió en monarca de Nápoles y adoptó el escudo que había utilizado Carlos III pero retirando las armas antiguas de Anjou.


Heráldica de Sicilia.



Variante de las Armas del Rey de España como Soberano de Sicilia

Divisiones del Escudo

 Corona de Castilla
(Blasones de los reinos de Castilla y de León)
Corona de Aragón
Reino de Sicilia
Archiducado de Austria
 Ducado de Borgoña
(Armas modernas)
Ducado de Borgoña
(Armas antiguas)
Ducado de Brabante
Ducado de Flandes y Condado del Tirol
(Entado en Punta)
Escusón (Central)

 Ducado de Anjou
(Armas de la Casa de Borbón)



Otros elementos

Águila como soporte, corona real abierta de Nápoles y de Sicilia, el collar de la Orden del Toisón de Oro y la Orden del Espíritu Santo.


NOBLEZA Y HERÁLDICA DEL  REINO DE SICILIA
Reino de Sicilia en verde durante su máxima expansión aproximadamente en el año 1154


HISTORIA

La isla de Sicilia, la antigua Trinacria como la denominó Homero en su Odisea por su forma triangular. Lo estratégico de su posición, en el centro del mar Mediterráneo, y lo fértil de sus tierras, atrajeron a sus costas multitud de pueblos. En el siglo IX a C. fue ocupada por los fenicios. Un siglo más tarde llegaría los sículos, procedentes de Grecia, a los que debe el nombre por el que hoy la conocemos, Sikelia. 
En el siglo V a C. los cartagineses, disputándoles el dominio de la isla en una larga guerra hasta que la contienda fue resuelta por los romanos, que en el siglo III a C. se impusieron a unos y otros, convirtiéndola en provincia y en el granero de cuyos cereales se alimentaba la ciudad de Roma. Más adelante serían substituidos por los bizantinos en el siglo VI y éstos por los sarracenos (965/1072).

En el siglo XI el emperador de Bizancio, deseando recuperar la isla, pagó a unos mercenarios normandos para que expulsaran a los musulmanes. Así lo hicieron, pero en vez de devolvérsela se establecieron en ella y enfeudándose al Papa lograron que éste, deseoso de substraer a la obediencia del Patriarca Ortodoxo la isla, concediera a su jefe, Roberto Guiscardo, el título de Conde de Sicilia y el derecho a conquistarla arrebatándosela a bizantinos y árabes.
Su hermano y sucesor Roger en 1072 sería reconocido por el Papa como Rey de Sicilia. Este fue el origen de la dinastía Hauteville que durante cien años regiría la isla, hasta que en 1189 se extinguió por falta de heredero varón. Pasaron sus derechos a Constanza, hija del rey normando Roger II y casada con el Duque de Suabia Enrique de Hohenstaufen. Éste haciendo valer los derechos de su esposa logró fueran coronados Reyes de Sicilia. Pese a todos los esfuerzos del Pontificado que se oponían a esta unión, pues Enrique era hijo el emperador del Sacro Imperio Federico Barbarroja que al año siguiente fallecería, resultando elegido su hijo Enrique como emperador. 
Heredó con ello el secular enfrentamiento entre el Papado y el Imperio que desde hacía un siglo se disputaban la supremacía, provocando que los príncipes cristianos se escindieran en dos bandos: Güelfos, partidarios del Papa, y Gibelinos, partidarios del Emperador. La situación se agravaba ahora pues los Estados de la Iglesia se encontraban acorralados entre las ciudades imperiales del norte de Nobleza y Heráldica de Sicilia4  Italia y el Reino de Sicilia, cuyo territorio se extendía por toda la Italia meridional hasta las fronteras vaticanas. 
La prematura muerte de Enrique I dejaría como heredero a un niño de corta edad, Federico, que sería coronado por su madre como Rey de Sicilia (1198) con solo cuatro años. Mientras que el Imperio entraba en un periodo de anarquía disputándose la corona entre su tío Felipe de Suabia y los Welf, apoyados por el Papa que deseaba acabar con la hegemonía de los Hohenstaufen. Hasta que  Federico II de Sicilia alcanzó la mayoría de  edad y también fue elegido emperador del  Sacro Imperio.
Organización territorial del Reino de Nápoles (en italiano) alrededor el año 1454.



El emperador Federico II Hohestaufen fue un hombre extraordinario para aquellos tiempos,con fuerte personalidad y avanzadas ideas. Se le apodó ya en vida «stupor mundi» (asombro del mundo). 
Más, inmediatamente chocó con el Papa que le tachó de Anticristo y excomulgó, condenándole como penitencia organizara una nueva Cruzada. Una vez en Tierra Santa firmó con el Sultán un armisticio por el que Jerusalén, ciudad santa de ambas religiones, podía ser libremente visitada y restablecido el culto cristiano.
 Logró así  5 entrar triunfalmente y en ella fue coronado Rey de Jerusalén, lo que provocó la ira del Papa que deseaba una solución armada. Fue excomulgado de nuevo siguiendo los enfrentamientos con la Iglesia hasta su fallecimiento. Tuvo el gran acierto de separar su reino de Sicilia de los problemas del Imperio, a fin de lograr mantenerlo en paz y afianzarlo, constituyendo allí lo que se ha considerado el primer estado moderno de Europa. 

A su muerte su nieto Conradino, con solo dos años de edad, fue proclamado Rey de Sicilia y de Jerusalén, al ser hijo del  primogénito que había premuerto. Su minoridad hizo que su tío  Manfredo, le usurpara el trono de Sicilia haciéndose coronar en su  lugar. La ocasión fue  aprovechada por el Pontífice  para ofrecer la Corona a  Carlos Conde de Anjou y  hermano del Rey de Francia. 
Éste, hombre de gran  ambición, soñaba con  apoderarse de Sicilia para desde allí conquistar Constantinopla y  hacerse coronar emperador. Derrotó y mató a Manfredo en la  Batalla de Benevento (1282) y se apoderó de  la Italia meridional. 
Seguidamente Carlos de Anjou se hizo  coronar rey en Nápoles, en donde estableció  su corte y procedió a repartir el reino entre  sus barones. A fin de evitarse futuros  problemas decidió ejecutar al joven  Conradino, el legítimo heredero, poniendo fin  a la dinastía Hohenstaufen.

Hay una leyenda que relata que el joven, antes de ser ajusticiado, se despojó de un guante que arrojó a los presentes en señal de desafío para que alguien vengara su muerte. Entre la multitud, que dolorida asistía al cruel acto, unos caballeros aragoneses lo recogieron y llevaron a su hermana Doña Costanza, Reina de Aragón.
La llegada de los franceses provocó un gran rechazo en la parte insular, especialmente porque desasistió Sicilia, en donde impuso elevados tributos y las familias nobles gibelinas se vieron acosadas y despojadas de sus feudos, en provecho de los nobles angevinos y 130 nobles sicilianos fueron ejecutados por rebeldes. La indignación general creció y con motivo del incidente de una joven agraviada por u francés, la isla de Sicilia entera se rebeló contra la soberbia de los angevinos en las denominadas Vespres Sicilianas el 3 de abril de 1282, matando a los odiados franceses.
Los sicilianos enviaron una delegación del Parlamento de Palermo al Rey de Aragón Pedro III, esposo de Constanza Hohenstaufen, hija del rey Manfredo, ofreciéndoles la corona, a lo que respondió presentándose con su armada y desembarcando en Trapani y entreel fervor popular fueron coronados Reyes de Sicilia. Inmediatamente Carlos de Anjou que ocupaba Nápoles le declaró la guerra, hasta que en 1302 el Tratado de Caltabellota confirmaba la división del territorio en dos reinos independientes.
Ambos reyes se arrogaron el título de Rey de Sicilia. De aquí nacieron la denominación Regnum Siciliae citra, et ultra Pharum en referencia al Faro del estrecho de Mesina que separa la parte continental (ultra) de la insular (citra). No volverían a unirse hasta 1442, año en que Alfonso V de Aragón heredó el Reino de Nápoles de la Reina Juana, fallecida sin herederos Pedro III de Aragón y I de Sicilia, tuvo el buen criterio de no considerar Sicilia una conquista sino un territorio libre, con sus propias leyes e instituciones. El pactismo aragonés sería recogido en los Capitula Regni Siciliae.
 En los que se recogía la obligación de los reyes de jurar la observancia y conservación de las constituciones y privilegios del Reino de Sicilia.
Los oficios y magistraturas del mismo se reservarían a naturales. Se trataba de una unión personal en la que ambos reinos compartían un mismo soberano, ya que Sicilia conservaría sus propias leyes e instituciones. Unión que se plasmaría en el cuartelado en frange de las Barras de Aragón y el águila de los Hohenstaufen. 

En el año 1415, a fin de responder a las exigencias del Parlamento de Palermo de ser gobernados por el propio monarca, se creó la figura del Vicarius (virrey), un alter-ego del rey que permitía desdoblar su personalidad, siendo el primero de ellos el infante Don Juan. Años más tarde al ser éste proclamado Rey de Aragón, como Juan II nombró en su lugar como Virrey a un alto funcionario. En el cargo sucederían alternativamente miembros de la alta nobleza española o italiana. El Virrey gozaba de amplias facultades gubernativas, administrativas y legislativas. Podía dictar normas, otorgar gracias, y administrar el patrimonio regio y sus rentas. Convocaba y presidía la reunión del Parlamento Siciliano

El Parlamento estaba constituido por los representantes de los tres estamentos: el Braccio Ecclesiastico, formado por los prelados del reino; el Braccio Militare, formado por los barones y feudatarios; y el Braccio Demaniale, integrado por los representantes de las 42 ciudades y pueblos demeniales (realengo). Era el defensor acérrimo de las instituciones y privilegios de Sicilia y su función principal era acordar los Donati (impuestos) que anualmente había que pagar a la Corona. Actuaba de contrapeso al poder del Virrey y al de las instituciones locales.

En el sistema de gobierno polisinodial de la Monarquía  Hispánica, la administración de Sicilia desde el gobierno central se organizó mediante el Consejo de Italia. Estaba formado por seis Regentes, 2 por Nápoles, 2 por Sicilia y 2 por Milán. Uno de ellos español y el otro autóctono. Se encargaba de la administración en todo lo referente a las finanzas y el comercio, el nombramiento de oficiales civiles y militares, y la concesión de títulos y beneficios.
Además, en la práctica el Virrey, para poder desempeñar con éxito su gobierno debía contemporizar con las fuerzas locales, el Baronaggio y las ciudades Demeniales, Lo que serviría para fortalecer los vínculos de la Monarquía Hispana con las oligarquías sicilianas, estableciendo redes clientelares afianzadas por matrimonios entre sicilianos y españoles y por el ingreso de sicilianos en los Reales Ejércitos y en las Órdenes de Caballería españolas. 

En consecuencia, su gobierno nunca fue tan problemático como el de otros territorios hispánicos, no se conocieron brotes heterodoxos ni las escasas revueltas locales que hubo fueron antiespañolas. La lealtad y fidelidad al Monarca fueron cuestión de honor para los grupos de poder: barones, patricios y altos funcionarios. Sería la Guerra de Sucesión, mediante el Tratado de Utrech (1713), la que desmembraría los territorios italianos de Sicilia de la Monarquía Hispánica, tras casi cinco siglos de pacífica y fructífera unión.

Veinte años después la opresión austriaca que dominaba Sicilia les haría odiosos y los españoles fueron de nuevo recibidos entre vítores. El Infante Don Carlos, hijo del Rey Felipe V, entró en Nápoles en 1734 tras derrotar a los austriacos. Ordenó proclamar rey a su padre, volviendo a unir los territorios perdidos a la Corona Española. 
Sin embargo, Felipe V presionado por las potencias europeas y por su propia esposa, cedió Nápoles y Sicilia a su hijo. Lo que sería confirmado por la Paz de Viena con los austriacos que puso fin a la guerra. Surgirá así un estado autónomo el Reino de las Dos Sicilias del que trataremos por separado en otra ocasión.


NOBILIARIA

La organización de las tierras sicilianas fue mediante el Baronaggio, introducido en el año 1061 por los normandos que se repartieron las tierras en forma Baronie feudali, a su vez integradas por un cierto número de feudi di cavalieri. La superficie de cada uno de estos se repartía 1/3 para el dominio directo del caballero y 2/3 para los campesinos que residían en él. No existía como tal la servidumbre, pero el señor se reservaba el dominio de los bosques, 
con su caza y madera, las minas, las aguas y los monopolios de almazara y molino.
Los feudos se transmitían por herencia, coexistiendo dos sistemas: el ius francorum, preferido por las familias normandas por el que pasaba integro al primogénito varón que se convertía en el nuevo Barone. Mientras que sus hermanos menores, al no ser herederos, se convertían en Cavalieri ereditari, llamados así por que debían ser mantenidos por el mayorazgo mediante anualidades de “vita e milizia”, hasta que lograran ingresar en el servicio real o en alguna orden militar.
En los feudos sometidos al ius longobardum, preferido por las familias italianas, la herencia paterna incluidas las tierras enfeudadas se repartía entre todos los hijos varones, fragmentándose en pequeñas granjas.
Los Feudos podían venderse libremente y el que los adquiría se convertía en Barone, tras obtener la confirmación real de su enfeudación. Lo que permitió ennoblecerse a muchas familias burguesas con recursos. Otras veces vendía una pequeña parte de su tierra y el que la compraba no por eso obtenía nobleza alguna, sino que se convertía en fedatario sometido a la autoridad superior del Barone, que se reservaba los monopolios indicados
En principio las ciudades se libraron de esta sujeción formando parte del demenio reggio, al estar sujetas directamente al Rey, de ahí su nombre demenial (realengo). Mientras que los pueblos más pequeños resultaron enfeudados por algún Barón laico o eclesiástico.

En el año 1231 el emperador Federico II Hohenstaufenpromulgó el Liber Augustalis o Constituzione de Melfi, En ellas se reforzaba el poder del rey, limitando el de la nobleza, el del clero y el de las ciudades. Se revisaron los títulos y privilegios de la nobleza feudal, a fin de eliminar sus abusos y usurpaciones. Se prohibió la venta de feudos, ya que pertenecían al estado, sin autorización real. 
Las ciudades demeniales quedaban libres de sujeción feudal, pero no podían convertirse en Comunas, como sucedía en el norte de Italia, ni ejercer justicia, ni elegir cónsules o podestás, bajo graves penas. A los clérigos estaba prohibido comprar tierras o recibirlas en herencia, y se encontraban también sometidos a los tribunales comunes. 
Siguiendo la tradición jurídica romana de carácter territorial, frente a la germánica de carácter personal, se sanciona la igualdad de los ciudadanos ante la ley y todos deberían pagar impuestos, incluso los clérigos y nobles. La justicia penal correspondía a los Tribunales Reales y se suprimían las ordalías. 

Solo el Rey puede establecer las leyes que promulgará en el Parlamento, ante los representantes de los Barones, el Clero y las Ciudades, sin que éstos puedan discutirlas o rechazarlas. El rey estableció un ejército permanente, a fin de no depender de las mesnadas baronales. El rey nombrará a todos los funcionarios que ejercerán los cargos de gobierno:

Gran Ammiraglio, Grande Protonotario, Gran Camerario, Gran Siniscalco, Gran Cancelliere, Gran Connestabile, y Maestro Giustiziere

Federico II, ya no se movió de Sicilia de la que estaba enamorado y falleció en Palermo en el año 1250, en cuya catedral se encuentra enterrado

En la Sicilia aragonesa sus monarcas potenciaron el desarrollo de las ciudades demeniales, permitiéndoles elegir sus propios giurati que constituían el gobierno local, establecer sus propias leyes, mediante las consuetudini, y cobrar los tributos locales. Los protegieron de la nobleza feudal, impidiendo fueran enfeudadas. Lo que facilitó surgiera un patriciado urbano, los Notabili, formado por burgueses, banqueros, comerciantes, juristas…etc., cuya riqueza no procedía de un vínculo feudal sino de su propio esfuerzo y emprendimiento. Ejercieron las magistraturas ciudadanas en las que alcanzaron influencia y prestigio. 


Constituyen una nobleza ciudadana, el Patriziato, dueña de importantes patrimonios inmobiliarios que les permitirían comprar un feudo u optar a un título nobiliario.


Al mismo tiempo que, a partir del siglo XVI, la nobleza feudal siciliana fue transformando en cortesana. La competitividad territorial existente entre los Barones quedara sustituida por una carrera para aproximarse a la Corte Virreinal como centro del poder. Abandonaron sus feudos y descuidaron la fuente de sus ingresos, para construirse lujosas residencias en Palermo. Había que aparentar poder, mediante un fastuoso tren de vida que a muchos llegaría a endeudar, y hacerse presentes y poder así obtener cargos y honores del Virrey. La categoría de Baroneles pareció insuficiente para el prestigio familiar y surgió la competición por lograr nuevos títulos nobiliarios, aunque éstos fueran simplemente honoríficos.

El Parlamento siciliano en el año 1500 estaba formado por Barone y solo había siete Conti, mientras que años más tarde en 1541 aparecen ya registrados 3 Marchesi, 10 Conti, 2 Visconti y 62  Baroni, considerados todos Pares o iguales y con derecho a voto.
Los monarcas españoles concederían gran número de títulos como Reyes de Sicilia, así era frecuente que las principales familias reunieran varios títulos de Príncipe y Duca. El primer ducado siciliano se concedió por Carlos V en 1554 a Don Pedro de Luna y Salviatti, Virrey y Capitán General de las Galeras de Sicilia, le hizo Duque de Bivona sobre su Baronía del mismo nombre en Sicilia. En 1563 la baronía de Butera, formada por 19 feudos sicilianos, fue  elevada a Principato de Butera por Felipe II en la persona de Francesco Santapau Branciforte, primer feudatario siciliano que  consiguió un Principado, por el que pagó una elevada suma. 
Hoy en día no deja de sorprender que sea el título de Príncipe el más frecuente en Sicilia, pero no debemos considerarlo en el  sentido de procedente de una casa real o soberana sino en el que en  la antigua Roma se le asigno. El de princeps o primero, pues los  actuales Príncipi sicilianos son los descendientes de los primeros  Barones enfeudados por los reyes normandos.


HERÁLDICA
cascos

El emblema heráldico por excelencia de Sicilia es la Trinacria,  formada por la cabeza de la Gorgona, cuyos  cabellos serpentinos aparecen entrelazados  por espigas de trigo en señal de  prosperidad. De ella salen los Trisqueles o  tres piernas en actitud de correr, simbolizando los tres promontorios que se  alzan precisamente en cada uno de los 3  extremos geográficos de Sicilia. Se  encuentra inspirado por el Triskel, antiguo símbolo solar celta que  encontramos en diversas tierras relacionadas con esta cultura,  Galicia, Cantabria, Britania y Sicilia,  formado por tres espirales que parten de  un punto central configurando una hélice. 
Era utilizado por los Druidas por su  capacidad sanadora, para curar heridas y  evitar males. En el año 2000 el  Parlamento de Palermo lo adoptó como parte integrante de la  bandera de la región siciliana. 
Las diversas dinastías que han regido la isla dejaron la impronta de sus escudos reales, gravados en piedra en la catedral de Palermo. Así los reyes normandos trajeron los leones pasantes, los Hohenstaufen el águila exployada y los reyes de Aragón las barras. El rey Alfonso V de Aragón y Sicilia encargó a Jean Courtois, denominado Heraldo Sicilia que ordenara la Araldica Sicula (Heráldica de Sicilia) redactando un tratado. Trattato dei colori nelle arme, nelle livre e nelle divise(1414), el primero que surge en Europa. En el que aparece dibujado dicho Heraldo, revestido de un tabardo con el cuartelado en frange de Aragón (Barras) y Sicilia (Águila). 

En él se desarrolla un sistema de Smalti (esmaltes), basado en cinco Tintures (colores): Rosso (Gules), Azurro (Azur), Nero (Sable), Verde (Sinople), Porpora (Púrpura), y dos Metalli (Metales): Oro(Oro) y Argento (Plata). Sentando la primera ley heráldica que no se pueden superponer dos esmaltes pertenecientes al mismo grupo, aunque esto no se aplica a los pequeños detalles o a los objetos representados como Propri, es decir, en sus colores naturales. 
Seguidamente asoció a cada Tintura con una específica piedra preciosa o con los astros conocidos en aquella época. Se refiere también a las pieles en dos categorías: Ermellino (armiños) y Vajo (veros), con sus respectivas variantes de Contrermellino y Contravajo, reservadas a las personas de alta dignidad.

Sus Stemmi (Blasones) siguen el modelo Latino, también seguido por España, Bélgica, Francia y Portugal. Utilizando la terminología clásica normanda, aunque ligeramente italianizada. El  campo del escudo (scudo) siciliano en los tiempos medievales adoptaba un contorno sagomático, ligeramente almendrado. Tras su unión a la Corona Aragonesa sería substituido por un contorno sannitico, en forma de rectangulo de trazos rectos adornado en lo bajo con una pequeña punta, sin presentar las rebuscadas formas propias de otros estados italianos. 
La mayoría constan de un solo cuartel, aunque no es raro ver escudos divissos (cortados) y partitos (partidos). Solo ocasionalmen aparece algún trinchiato (tajado) o tagliato (tronchado). Son muy raros los escudos inquartatos (cuartelados), incluso entre la nobleza, y cuando aparecen se trata generalmente de familias de origen español.



Las piezze araldiche más frecuentes son el Capo (jefe) y la Campagna (campaña) seguidas en menor proporxion por la Fascia(faja), Palo (palo), Banda (banda), Sbarra (barra), Capriolo (cabria), Croce (cruz), Grembo (jirón), Bisanti (besantes), Torte (roel), Losanga (lonsaje), Scachi (jaquelado) y Fuselli (fusado). Las figuras heráldicas adoptan un diseño naturista, muy similar al español, huyendo así de la excesiva estilización del sistema francés.

En Sicilia los blasones de la nobleza se debían una concesión real y como tales venían dibujados en los diplomas de concesión. 
Mientras que el resto de la población era libre de asumir su propio blasón. Muchos de ellos elegían un diseño parlante relacionado con su apellido o su profesión. En los armoriales suele dibujarse el scudo (escudo) sin adorno externo alguno, pues los yelmos y coronas estaban reservados a la nobleza
Los yelmos eran de oro en los Principes y Ducas, con su  correspondiente corona y manto  de grandeza. De plata los Marchesi,  con sus coronas de rango. Se usaba  el acero pulido con rejillas de oro para los Conde, Barone, Patrizio y cavalieri. Su posición era frontal  para los príncipes, duques y  marqueses, y terciado en los  demás grados. Las coronas de  rango para los titulados constan de  un círculo de oro, con pedrería y  forro rojo, variando su decoración  según el grado. Suelen llevarse  como en España, bien sobre el  borde superior del escudo o bien  sobre el yelmo. 
Rey felipe II de España y Felipe I de Sicilia

Según diversas estimaciones existen unos 3.000 escudos  diferentes en Sicilia, la mitad de ellos pertenecientes a familias  nobles, aunque no hay ningún armorial que los recoja todos. Los  más completos son Teatro Genologico delle Famiglie Nobille (1647)  de Filadelfo Mugnos, Nobiliario di Sicilia (1912) de Antonio Mango  de Casalgerardo, y Il Blasone in Sicilia (1871) de Vicenzio Palisolo  Gravina, todos ellos digitalizados en la red. Tras la anexión de  Sicilia al Reino de Italia se instituyó la Consulta Araldica Siciliana (1877/1950) para la información al gobierno de todo lo referente a  blasones y títulos de nobleza, cuyos fondos se conservan en el  Archivio di Stato di Palermo.

  

Reino de Sicilia (1130-1285)

En 1130, Roger II recibió la investidura de rey de Sicilia del antipapa Anacleto II, que sería reconocida en 1139 por el papa Inocencio II.

Roger II
Guillermo I
Guillermo II
Tancredo
Guillermo III
Enrique I
Constanza
Federico I
Enrique II
Federico I

Conrado I
Conrado II (Conradino)
Manfredo


  

División del Reino (1285-1516)



Tras las Vísperas sicilianas en 1282, y tras el fallecimiento de Carlos I en enero de 1285 y de Pedro III de Aragón en noviembre de 1285, el reino de Sicilia se dividió en dos partes de forma permanente, pero como ambos reyes y sus sucesores se intitulaban como rey de Sicilia, para distinguirlos se emplea rey de Nápoles para el de la parte continental, y rey de Sicilia para el de la parte insular, también reconocido como rey de Trinacria.

Reino de Sicilia
(Regnum Siciliae ultra farum)

Jaime
Federico II (intitulado como  Federico III)
Pedro II
Luis
Federico III
María
Martín I
Martín II
Fernando I
Alfonso I
Juan I
Fernando II


  

Monarquía hispánica (1516-1713)

Los reyes de España, incorporaron los reinos siciliano y napolitano a los territorios de su Monarquía hispánica, y como ambos reinos mantuvieron su sistema administrativo y de gobierno separados uno del otro, entonces los reyes portaron en su titulación el de Rey de las dos Sicilias (Rex utriusque Siciliae).

Juana I   
Carlos I ( II)
Felipe II (I)
Felipe III (II)   
Felipe IV  (III)
Carlos II. (III)   





BIBLIOGRAFÍA

- Arnone, Carmelo: I Tituli Nobiliari Siciliani ed i loro traspaisi,, Toma, Talli, 1940-42
- Emmanuele Gaetane, Francesco: Sicilia Nobile, Palermo 1775
- Mendola, Luis: Sicilian Genealogy and Heraldry, Trinacria Ed. Palermo 2014
- Mesa Coronado, Mª del Pilar: El Virreinato de Sicilia en la Monarquía Hispánica, 
Estudios Humanísticos. Historia. Nº 12, 2013
- Palazzolo Drago, Francesco: Famigliae Nobile Siciliane, Brancato, 1995
- Palizolo Gravina, Vincenzo: Il Blasone in Sicilia, Palermo, Editorial Franco Amato, fácsimil 1988
- Yun Casalilla, Bartolomé: Elites sociales en la articulación de la Monarquía Hispánica, 1492-1714. Madrid. 2009. Marcial Pons

 
HERÁLDICA Y NOBILIARIA DEL REINO DE NÁPOLES

Variante de las Armas del Rey de España como Soberano de Nápoles


Divisiones del Escudo
  • Reino de Castilla
  • Corona de Aragón
  • Reino de León
  • Ducado de Borgoña
    (Armas modernas)
  • Reino de Sicilia
Escusón
  • Reino de Jerusalén​
Otros Elementos

Corona real cerrada de Nápoles y Sicilia y el collar de la Orden del Toisón de Oro.

HISTORIA

Su origen se encuentra en la antigua colonia griega,fundada en el siglo VI a.C. en la colina de
Pizzofalcone, protegida por tres de sus lados por el mar y delimitada en el interior por un barranco estrecho y pro-fundo. La llamaron Parténope , pues según Estrabón en dicho lugar fue sepultada la Sirena Partenopea,que prendada de Ulises pagó con su vida el haberse enamorado de un mortal. Un siglo más tarde, tras el ataque de los Etruscos, la ciudad fue reconstruida con el nombre de Neápolis  (ciudad nueva). En el año 328 firmó un tratado de alianza con Roma recibiendo el estatuto de ciudad aliada, lo que la permitía conservar en el seno del imperio una cierta autonomía para mantener sus instituciones como antigua ciudad griega. 
Lo gratificante de su clima hizo que fuera elegida como lugar de residencia por muchos ilustres romanos, como el poeta Virgilio, que compuso allí su poema las Geórgicas (29 a.C.) ensalzándolas labores del campo, y el emperador Tiberio, que estableció su residencia en la vecina isla de Capri. A comienzos del siglo V sufrió la invasión de los bárbaros que arrasaron sus tierras. En el año 476 el jefe de una tribu bárbara, Odoacro, destituyó al último emperador, Rómulo Augústulo, y lo encerró en una villa napolitana, situada donde hoy se encuentra Castel dell ’Ovo. 
Tras lo que envió a Bizancio las insignias imperiales y se declaró Rey de Italia. En el año 536 gran parte de Italia fue reconquistada por las tropas bizantinas y anexionada a su imperio. Se nombró un Catepan  que gobernara el sur de Italia en poder de Bizancio, formado por los Temes (Provincias) de Lamgobardia, Apulia y Calabria. La ciudad de Nápoles fue incluida dentro de la primera de ellas y el  Catepan nombró un  Dux para que la rigiera, surgiendo así el Ducado de Napolitano que con los años fue adquiriendo una gran autonomía.
 En el siglo XII un grupo de guerreros normandos, contratados por Bizancio para que recuperaran de los árabes Sicilia, se hicieron con la isla, pero en vez de devolverla fundaron en ella un reino propio. Tras lo que atacaron las provincias bizantinas del sur de Italia y entre otras se anexiona-ron el Ducado de Nápoles. A fin de reforzar su situación se enfeudaron al Papa que los reconoció como reyes, libres de la injerencia de Bizancio. Medio siglo más tarde, el reino por herencia pasaría a los Hohestaufen, emperadores germánicos, en constante enfrentamiento con la Santa Sede. 

La crisis estalló a la muerte de Federico II, dejando como heredero a su nieto Conradino, de solo dos años de edad y al que su tío Manfredo usurpó el trono. La ocasión fue aprovechada por el Papa francés Clemente IV, invocando el antiguo enfeudamiento normando, se consideró con derecho a destituir al heredero legítimo y designar en su lugar a Carlos de Anjou, hermano del rey de Francia su protector, implantando una dinastía extranjera sin raíces con Sicilia. 
Carlos de Anjou los invadió, derrotó y mató a Manfredo en la Batalla de Benevento (1282) y se apoderó de la Italia meridional. A fin de evitarse futuros problemas decidió ejecutar al joven Conradino, el legítimo heredero, poniendo fin a la dinastía Hohenstaufen. Seguidamente se hizo coronar rey en Nápoles, en donde estableció su corte y procedió a repartir el reino entre sus Barones. La isla de Si-cilia se le resistió, la represión fue brutal provocando el descontento popular que estalló en un alzamiento general, Vísperas Sicilianas, llamando en su ayuda a Pedro III de Aragón, casado con una nieta de Federico II.

 Los aragoneses ocuparon Sicilia y entraron en guerra con los angevinos. La paz se lograría en 1302 por el Tratado de Caltelbellota que confirmaba la división del territorio en dos reinos independientes  (vide Gacetilla nº 558), con la denominación Regnum Siciliae citra et ultra Pharum, en referencia al Faro del estrecho de Mesina que separa la parte continental(ultra) de la insular (citra). Desde entonces reinaría en Nápoles la dinastía Angevina, hasta que en 1414se afeminó con la Reina Juana II (1414/1435), hija del último monarca.

 Quien tras casar dos veces quedaría viuda y sin haber tenido hijos, los Barones napolitanos quisieron destituirla e imponer un nuevo rey. La Reina Juana solicitó la ayuda del rey Alfonso V de Aragón, también Rey de Sicilia, al que designó heredero y le encomendó la Lugartenencia del Reino(1421). Éste lo pacificó y reforzó el poder de la Reina. A cuya muerte (1435) el rey aragonés reclamó su herencia, ocupando Nápoles con sus tropas y uniéndolo al Reino de Sicilia que ya regía. Se proclamó como Alfonso I Rex Utriusque Siciliae, uniendo así ambas Sicilias. En vez de tratarlo como un reino extranjer otuvo tantos cuidados con él como si hubiera sido su reino natal. Fijó allí su residencia y en Nápoles permaneció hasta su fallecimiento. Al no tener descendencia legítima, los estados de la Corona Aragonesa,incluida Sicilia, que había heredado de su padre, los dejó como no podía ser de otra forma a su hermano.

El Infante Don Juan. Mientras que, siguiendo la antigua Teoría de los Acaptos, consideró que de Nápoles como posesión propia que había adquirido por sí mismo, podía disponer libremente y lo dejó a un hijo natural, Don Ferrante, volviendo así a separar ambos reinos. El nuevo rey tuvo que enfrentarse a la rebelión de los Barones angevinos que ofrecieron el trono al rey francés Carlos VIII, por lo que, para rechazara los franceses, recurrió a su primo Fernando II de Aragón. Éste envió tropas en su auxilio mandadas por Gonzalo Fernández de Córdoba, el Gran Capitán,que derrotó y expulsó a los franceses, devolviendo la corona al rey Ferrante. 

A su muerte fue sucedido por su hermano Fadrique que tuvo que enfrentarse a los ataques de las naos otomanas que asolaban sus costas, sin que los Barones contribuyeran a su defensa,por lo que cometió la torpeza de pactar con el turco,ofreciéndole el puerto de Tarento como base para re-postar sus naves que asolaban las costas cristianas.Fue excomulgado y depuesto por el Papa y su reino,como feudo pontificio que era, ofrecido a Francia y Aragón para que lo defendieran. 
Por el Tratado de Granada de 1500, Aragón y Francia se repartieron el reino, pero la frontera entre ambas zonas fue objeto de controversia y terminaría en un enfrentamiento armado en el que se dirimía que potencia alcanzaría la hegemonía sobre Italia. Las tropas francesas serían derrotadas una y otra vez por las aragonesas, mandadas por el Gran Capitán Gonzalo Fernández de Córdoba y, por el Tratado de Lyon de 1504, Francia hubo que renunciar a sus pretensiones sobre el Reino de Nápoles que se convirtió en una preciada joya de la Monarquía Hispánica.
Nápoles  es la ciudad más poblada del sur de Italia. 


 Se estableció un Virreinato al igual que sucedía en Sicilia, durante el que Nápoles alcanzó su mayor esplendor, gracias a una sabia política de contemporización con la nobleza local.En el año 1700 al producirse la crisis dinástica española en la que dos pretendientes se disputaban el trono, la población napolitana se alineó con el bando de los Habsburgo austriacos recelando delos Borbones franceses que pretendían gobernar España. 

El tratado de Utrecht de 1713, por el que se ponía fin a la Guerra de Sucesión española, dividió el Imperio Español entre ambos pretendientes: España y Ultramar quedaban para Felipe de Borbón,mientras que Flandes, Milán, Sicilia, Cerdeña y Nápoles para Carlos de Habsburgo que además se convirtió en Emperador del Imperio Germánico.
 Veinte años después la opresión austriaca que dominaban y les haría odiosos y los españoles fueron de nuevo recibidos entre vítores. El Infante Don Carlos sería proclamado Rey de Nápoles y Sicilia en 1734, dando lugar a la formación del Reino de las Dos Sicilias del que trataremos en otra ocasión.

NOBILIARIA

En Nápoles el  Baronaggio  constituía la nobleza feudal cuyo origen se remontaba a los primeros reyes normandos, al repartir las tierras conquistadas entre sus guerreros, en forma de feudi di cavalieri  sujetos al ius francorum. 
Al fallecer el titular pasaban integras al primogénito varón las tierras con los contadini  (campesinos) adscritos a ellas y obligados a satisfacer la  angaria (corveas) por la protección que recibían del nuevo señor feudal. 

Los Barones se caracterizaron por su espíritu indómito y anárquico que los llevaría a enfrentarse a los reyes de Nápoles quienes, ante la inexistencia de importantes ciudades en las que apoyarse o de una clase media con la que constituir una nueva nobleza ciudadana, se veían constreñidos a someterse a sus continuas exigencias. 
En el año 1231 el rey-emperador Federico II promulgó en la ciudad napolitana de Melfi el Liber Augustalis. En el que se revisaron los títulos y privilegios de la nobleza feudal, a fin de eliminar sus abusos y usurpaciones a fin de disminuir su autoridad, prohibiéndosela venta de feudos sin autorización real. 
A la caída dela dinastía Hohenstaufen, Carlos de Anjou se apoyo en los Barones devolviéndoles sus privilegios. Por lo que el feudalismo en vez de decaer, como sucedía en otros paises europeos, mantuvo su poder hasta bien entrada la edad moderna. Las grandes casas baro-niales angevinas carecieron de toda idea de regnum o bien público, regían sus feudos como verdaderos soberanos y solo atendían a sus intereses particulares, como lo demuestra el hecho de no acudir a los llamamientos para la defensa de las costas contra los ataques otomanos. Al heredar Nápoles Alfonso V, más del 85% de las tierras, incluidas la mayoría de las ciudades, estaban en manos de la nobleza feudal angevina, laica o eclesiástica. 

Existían en el reino unos 1.600 feudos, muchos de ellos integrados en  Baronie feudali, de las que algunas llegaron a constituir grandes estados feudales, constituyendo 7 principati8 ducatimarchesi, 56 conti que formaban el Baronaggio. Más medio millar de pequeños feudali  con señoríos sin un título específico. Existían además 21 arcives-covatos  y 127 vescovadosmuchos de estos últimos con diócesis minúsculas. Como su propósito era el hacerse popular en su nuevo reino mantuvo el sistema feudal con el que se encontró e incluso dotó a los pequeños feudali, al igual que a los grandes, del merum et mixtum imperium  en detrimento de sus propios derechos regios. 
No obstante, los principales feudales se manifestaron hostiles al nuevo rey y llamaron en su auxilio a Francia, siendo derrotados por Alfonso V. Los rebeldes pagaron caro su alianza con Francia, siendo desposeídos de sus feudos que se repartieron entre la nobleza napolitana fiel y los capitanes españoles.
Palermo es una ciudad italiana, capital de la región autónoma de Sicilia y de la Ciudad Metropolitana de Palermo.


Existía también una nobleza ciudadana formada por los  patrizi, pertenecientes a las famiglie magnaticias,  que en las ciudades vivían noblemente de sus rentas feudales, sin tener que realizar ninguna profesión o arte. Como cavaliere, gozaban de privilegios militares, llevar espada en presencia del rey, exención de impuestos, privilegios de caza y de precedencia en las ceremonias. 

En la ciudad de Nápoles se agruparon por seggi (facciones), a menudo enfrentados entre sí, cuyo origen se remonta al siglo XIII. Los más conspicuos eran Capuana y Nido, en los que se integraba la aristocracia feudal y titulada residente en la ciudad, precediendo en importancia a los otros tres: Montagna, Porto y   Portauova, en los que se integraba el resto de la nobleza,constando inscritos en sus Libri d’Oro  un total de unas 160 familias.

 La pertenencia a un Seggí   noble era prueba de nobleza en sí y las familias nobles que mudaban su residencia a la capital debían obtener la aceptación de uno de ellos para integrarse,para lo que antes debían probar fehacientemente su nobleza. 

Había un sexto, el sedile dei Popolo que representaba a los grassi, ricos comerciantes, notarios y artesanos, que constituían la burguesía adinerada. Cada uno de ellos tenía una piazza (sede)en donde se reunían para debatir sus asuntos y elegir a los dos eletti que los representaban en la Deputazione delle Grazia, bajo la presidencia del Sindaco (Alcalde). 

En ella se decidían todos los asuntos administrativos y financieros de la vida ciudadana y se nombraban los cargos urbanos. Se reunía en la Basílica de San Lorenzo Mayor, cuya fachada aún hoy en dia adornan los escudos de los seggi. En la época virreinal muchos grandes señores, atraídos por el esplendor de la corte virreinal, abandonaran sus feudos y se mudaran a Nápoles, en donde levantaron sus lujosas mansiones (Carafa, Caracciolo,Pignatelli, Orsini, Avalos, Orsini). 
Los principales ya pertenecían desde antaño a los dos seggi magnaticios de Capuana y Nido, pero otros muchos no y al solicitar el acceso se encontraron con que se les negaba la entrada (serrata oligarchica), debiendo inscribirse entre la nobleza inferior de los otros tres o quedar fuera de ellos sin poder participar en la vida ciudadana, ni acceder a sus cargos, surgiendo una nobleza (fuori seggi) que pugnaba por que reconociese su rango social. Alfonso V mantuvo las instituciones napolitanas, respetando sus privilegios y libertades. 

Organizó la defensa de las costas contra las incursiones moriscas y no se olvidó de los más desvalidos ,con un edicto por el que la gente pobre e indigente tendría una Audiencia Pública los viernes, designándoles un  abogado pagado a costa de la Corona. Ello satisfizo ala población que se sintió comprendida y protegida por su nuevo monarca sumamente poderoso, que poseía muchos reinos hereditarios, como Aragón, Valencia, Mallorca, Cerdeña y Sicilia, y los condados de Barcelona y Rosellón, por lo que le denominaron el  Magnánimo.

 Mantuvo la  Magna Curia como consejo real al que pertenecían los siete Grandi Uffici  del  Regno  encargados de dirigir la administración del reino: el Gran Giustiziere (justicia), Gran Camerario (finanzas), Gran Cancelliere  (documentos) , Gran Protonotario (notariado),  Gran Connestabile (ejército), Gran Ammiraglio (armada) y Gran Senescalco (gobierno), todos ellos ejercidos por la más alta nobleza napolitana.

 Centralizó la administración de justicia creando el Sacro Regio Consiglio, órgano consultivo que funcionó también como tribunal de última instancia, encargado de dirimir las disputas entre los Barones feudales tanto civiles como criminales, y la Reggia Camera de la Sommaria, en la que reorganizó el sistema financiero. 

Reavivó el Parlamento Reale,cámara estamental encargada de aprobar los subsidios reales, formada por el  Braccio Eclesiásticocon 21  arcivescovatos y 127 vescovados , aunque solo los primeros enviaban representantes; el  Braccio Militare, con el Baronaggio; el Braccio Demaniale (Realengo), en el que solo estaban representados los seggi de Nápoles, pues las demás ciudades tanto feudales como demaniali (realengo) lo estaban por sus señores feudales. Paulatinamente su función sería substituida por la Depputazione  de Nápoles, en la que a los 12 representantes de los Patrizi , a través de los seggi , se unieron otros 12 de los  Baroni, con la ventaja que podía convocarse a si mismo, mientras que el Parlamento debía serlo por el Virrey, reuniéndose cada dos años y a partir de 1640 dejó de convocarse.


Con Fernando el Católico se inauguró el sistema virreinal, en la persona de Gonzalo Fernández de Córdoba, al que sucedería el Conde de Ribagorza sobrino del Rey Católico y a este una larga lista perteneciente a la aristocracia de la Monarquía Hispánica, hasta el último que fue el Duque de Escalona antes que el reino pasará a manos austriacas. El Virrey gozaba de amplias facultades jurisdiccionales y legislativas. Podía dictar normas, otorgar gracias, y administrar el patrimonio regio y sus rentas. Convocaba y presidía la reunión del Parlamento. 
Se rodeo de una guardia noble de cien Continos, selecto grupo de cavalieri integrado por los vástagos de las más nobles familias napolitanas y españolas. El Virrey se encontraba auxiliado en su gobierno por los siete Grandi Uffici  del Regnopor la  Gran Corte Civil y Criminal de la Vicaria y por el  Consiglio Collaterale ,fundado en 1507 en substitución de la  Magna Curia, que el mismo presidía con funciones gubernativas de Consejo de Estado y en él que estaba incluida la Cancillería. 
Tenía Consejeros de Toga y Consejeros de Espada.
 Ejercía funciones legislativas, mediante las pragmáticas, y administrativas, con el nombramiento de funcionarios subalternos. Mientras que los más importantes cargos eran nombrados en España por el Consejo de Italia, que administraba Sicilia, Nápoles y el Milanesado, dentro del sistema polisinodial establecido por Carlos I para regir la Monarquía Hispánica.

La Corte Virreinal alcanzó un gran esplendor,atrayendo a literatos y artistas famosos. Nápoles se convirtió en la ciudad más opulenta y culta de Italia.El desarrollo de la corte virreinal y el gran boato con que se vivía en la capital, hizo que muchos nobles mudaran allí su residencia.
Los Reyes Hispanos premiaron su fidelidad con la concesión de nuevos títulos nobiliarios todos ellos feudales, pero sobre una base territorial más reducida, así como Encomiendas delas ordenes militares hispanas y Subsidios.
 A mediados del siglo XVII se contabilizan unas 2.500 familias nobles, el 1% de la población global del reino y los títulos nobiliarios habían multiplicado su número,con 84 príncipes, 124 duques, 159 marqueses y 71 condes. La fidelidad al Rey de España pasó a ser entre el Baronaggio orgullo y punto de honor rechazándola idea de cualquier rebelión.

 A diferencia de lo sucedido antaño, ahora eran los primeros que acudían ala defensa contra el moro dirigiendo las tropas reales o servían al frente de los ejércitos reales en otros reinos de la Monarquía Hispánica (Croce). La larga duración del gobierno español en el Mezzogiorno, se debió a la capacidad de la Monarquía para construir un equilibrio entre dominio y consenso, basándose en el reconocimiento de la soberanía y la autosuficiencia político-institucional del Reino de Nápoles, a cambio de su subordinación a las exigencias de la Corona.

 Nápoles se convirtió en una de las capitales del Imperio Hispánico en una perfecta sinergia entre sus diferentes dominios. Milán era la salvaguarda de las posiciones españolas en Italia, auxiliada por Génova. Mientras que el Reino de Nápoles debía hacer las veces de inmediata retaguardia y base para el sustento logístico, militar, económico y financiero (Galasso).El equilibrio funcionó a plena satisfacción de ambas partes hasta que la grave crisis provocada por la Guerra de Sucesión Española provocó la desmembración del Imperio y con ello la pérdida de las posesiones españolas en Italia

HERÁLDICA

El rey Alfonso V estableció su residencia en la ciudad de Nápoles, la única que verdaderamente existía como tal en todo el reino y en la que organizó una activa y culta Corte renacentista, en la que junto a los nobilis, asistían un brillante grupo de artistas e intelectuales a los que agrupó en la Reggia Accademia Napoletana, convirtiéndose en un gran mecenas.
 Como Rex Utriusque Siciliae  (ambas Sicilias) decidió organizar la heráldica de su reino contratando los servicios de Jean de Courtois, heraldista de gran experiencia pues había sido rey de armas del Duque de Borgoña. Le nombró  Araldo Sicille  para que ordenara la Araldica Sicula.

Fruto de sus conocimientos fue el Trattato dei colori nelle arme, nelle livre e nelledivise (1414), que el autor dedica en su prólogo “al muy poderoso Rey Don Alfonso V…”. Es el primero que surge en Europa regulando, como una disciplina académica, la confección de armerías por los Heraldos y Persevantes. Pone su énfasis en la importancia de los colores en la confección de blasones y es el primero que establece cuales han de ser los siete smalti (esmaltes) permitidos en heráldica y describe su simbología de acuerdo con la mentalidad caballeresca de la época. 

Los ordena por orden de importancia en dos grupos: los  MetalliOro y  Argento, son los más nobles y luminosos, y los Colori, a los que denomina con el nombre que han de llevar en heráldica, relacionándolos simbólicamente con los astros y piedras preciosas: Gueules  (el fuego, Marte, rubí),  Azzurro (el cielo, Júpiter, zafiro), Sable  (la tierra, Saturno, diamante),Sinople (la Vegetación, Venus, esmeralda). Es el primero que establece la regla que no deben superponerse los esmaltes de un mismo grupo, norma que ha llegado hasta nuestros días. 

Aunque esto no debe aplicarse a los pequeños detalles o a los objetos representados como Propri, es decir,en sus colores naturales. Hay un séptimo, la Porpora ,que considera la conjunción de todos los esmaltes,por lo que no es ni metal ni color. Simboliza el poder  de reyes y emperadores, por lo que su uso ha de ser muy restringido. Normas que sigue hoy en día la heráldica de los países latinos, mientras que la británica, nórdica y germánica has añadido otros es maltesa sus panoplias. 

Se refiere también a las pieles, reservadas a las personas de alta dignidad, en dos categorías: Ermellino (armiños) y  Vajo (veros), con sus respectivas variantes de Contrermellino y  Contravajo. Los  Stemmi  (Blasones) napolitanos se caracterizan por lo caprichoso y variado de su contorno que varía entre sagomático  (ligeramente almendrado), accartozziato  (en forma de huevo), goccia (en forma de gota de agua) y   testera de caballo (con el contorno de su cabeza). 

Tras su unión a la Corona Aragonesa serían substituidos por un contorno sannitico ,en forma cuadrangular rematada en lo bajo con una pequeña punta, sin presentar las rebuscadas formas propias de otros estados italianos. La mayoría constan de un solo cuartel, aunque no es raro ver escudos divissos  (cortados) y partitos (partidos).
 Solo ocasionalmente aparece algún  trinchiato (tajado) o tagliato (tronchado). Son muy raros los escudos inquartatos  (cuartelados), incluso entre la nobleza, y cuando aparecen se trata generalmente de familias de origen español. 

 Las  piezze araldiche  más frecuentes son:  el Capo  (jefe) y la Campagna (campaña) seguidas en menor proporcion por la Fascia  (faja),  Palo (palo), Banda (banda),Sbarra (barra),Capriolo (cabria),Croce  (cruz), Grembo  (jirón),  Bisanti  (besantes), Torte (roel), Losanga (lonsaje), Scachi  (jaquelado) y Fuselli  (fusado). 

Las figuras heráldicas adoptan un diseño naturista, muy similar al español, huyendo así de la excesiva estilización del sistema francés.

El rey Fernando El Católico, tras reconquistar el Reino de Nápoles, adopto como escudo de este reino un cuartelado de las Barras de Aragón con la cruz quíntuple de Jerusalén, tal como constan en el Palacio de la Alfajeria de Zaragoza. Los blasones de la nobleza en Nápoles se debían a una concesión real y como tales venían dibujados en los diplomas de concesión. Mientras que el resto de la población era libre de asumir su propio blasón, pero no podían registrarlos oficialmente. Muchos de ellos elegían un diseño parlante relacionado con su apellido o su profesión. 
En los armoriales suele dibujarse el scudo escudo) sin adorno externo alguno, pues los yelmos y coronas estaban reservados a la nobleza. Los yelmos eran de oro en los Príncipes Ducas  y de plata en los demás titulados. Se usaba el acero pulido para los patrizio   cavalieri.

Su posición era frontal para los príncipes, duques y marqueses, y terciado en los de-más grados. Las coronas de rango para los titulados constan de un círculo de oro, con pedrería y forro rojo, variando su decoración según el grado. Suelen llevarse como en España, bien apoyadas sobre el borde superior del escudo o bien sobre el yelmo.

Variante de las Armas del Rey de España como Duque de Milán.





Divisiones del Escudo
  • Corona de Castilla
    (Blasones de los reinos de Castilla y de León)
  • Corona de Aragón
  • Reino de Sicilia
  • Reino de Granada
    (Entado en Punta)
  • Ducado de Anjou
    (Armas de la Casa de Borbón)
    (Escusón Superior)
  • Archiducado de Austria
  • Ducado de Borgoña
    (Armas modernas)
  • Ducado de Borgoña
    (Armas antiguas)
  • Ducado de Brabante
  • Ducado de Flandes y Condado del Tirol
    (Entado en punta inferior)
Escusón (Central)
  • Ducado de Milán
    (Blasones de las Casas de Visconti y Sforza)​
Otros Elementos
Corona ducal cerrada de Milán y el collar de la Orden del Toisón de Oro.

Las armas ducales de Milán (usadas en la época de la Casa de Sforza) consistían en un escudo cuartelado: Primero y cuarto las armas de la Casa de Visconti (De Plata, una serpiente de Azur cebada de una persona de Gules); en el segundo y tercero las armas originales de la propia Casa de Sforza (De Oro un águila de Sable coronada de Oro y picada, membrada y linguada de gules. La figura de la serpiente es un animal mítico llamado biscione y es el símbolo más conocido de Milán.




Itsukushima Shrine.

REYES DE ARMAS.

A partir de la baja Edad Media, los reyes de armas asumieron un papel de primer orden en la institucionalización de la Heráldica como la ciencia del blasón. Su figura se antoja poco conocida en la actualidad, si bien su imagen rememora antiguos usos y protocolos ligados a la corte en el Antiguo Régimen. 
A menudo confundidos con los heraldos, los reyes de armas representaron una evolución de los mismos y llegaron a ser funcionarios de rango superior a aquellos. Las fuentes documentales aportan datos que ayudan a la identificación de estos personajes palaciegos. Así, uno de los más antiguos es el conocido como “heraldo Sicilia”, llamado Jean Courtois, que permaneció al servicio del rey Alfonso V de Aragón a comienzos del siglo XV. 
Fue, además, uno de los impulsores de las concepciones simbólicas en las armerías y autor de una interesante codificación de los derechos y deberes de los heraldos. Durante los reinados de los Reyes Católicos y de Carlos V fueron cronistas reyes de armas los gentilhombres de la Casa Real García Alonso de Torres, Pedro Gratia Dei y Alonso de Mendoza Sotomayor. También tuvieron este cargo Juan de Späen, el caballero Borgoña, Antonio de Barahona y Diego de Urbina. Tras un siglo XVI en el que fueron sobre todo extranjeros quienes accedieron al cargo, en el XVII el oficio tendió a castellanizarse. 
Así, durante el reinado de Felipe IV fue rey de armas Jerónimo de Villa, mientras que Antonio Gómez de Arévalo y José Alfonso de Guerra Villegas lo fueron de Carlos II y de Felipe V. En el siglo XIX, ya en el contexto de una monarquía constitucional, destaca la importancia de los Rújula, entre los que cabe mencionar a Antonio Rújula y Busel, al servicio de Fernando VII, y a Félix Rújula y Martín-Crespo, rey de armas honorario de Isabel II. El último rey de armas cronista reconocido por el Ministerio de Justicia a mediados del siglo XX fue Vicente de Cadenas y Vicent.
Jean Courtois 
Jean Courtois (también llamado Jean Courteois ; se desconocen el lugar y el año de su nacimiento; † alrededor de 1436/1437) fue un heraldo francés al servicio de Sicilia. Llevaba los títulos oficiales Heraldo de Enghien y Heraldo de Sicilia  (‚Herold Sizilien‘; le sicile herau(l)t,; englisch sicily herald; italienisch sicillo araldo; lateinisch siculus) y fue mariscal de Hainaut.(Wappenmarschall des Hennegau.)

15. Jhr.: Jean Courtois in einem Tappert mit dem Wappen von Sizilien-Aragon (mit der Rechten auf eine Schriftrolle weisend, mit der Linken den Wappenschild von Enghien haltend; nach BNF, fr. 387, fol. 4r, Kopie des Kompendiums des Herolds Sicile)


Biografía 
Jean Courtois llamado Heraldo de Sicilia estuvo al servicio del rey de las dos Sicilias Alfonso V de Aragón. Vivió durante mucho tiempo en Mons en Hainaut en los Países Bajos . Al inicio de su carrera estuvo al servicio de Pedro de Luxemburgo, conde de Saint-Pol , y luego actuó en la corte napolitana de Alfonso V de Aragón .
En su obra Le Blason des Couleurs en armes, livrées, & devises (1414), Courtois desarrolló un sistema heráldico formado por las tinturas , los planetas y los carbunclos , las virtudes, los metales, los meses, el zodíaco y los días de la semana, entre otros. 
Afirmó que su obra fue compilada con "la ayuda de Dios ( l'Aide de Dieu ), de los príncipes , de los caballeros , de los escuderos y de todos sus hermanos, de los reyes de armas y de los heraldos". Conocía las Etimologías de Isidoro de Sevilla, y también daba los nombres de las tinturas en griego. 
Sin embargo, su principal contribución fue el desarrollo del blasón planetario de piedras preciosas.


Editions
Trattato dei colori nelle arme, nelle livre e nelle divise. (Naples, manuscript in Italian). New edition, Pavia: A. Viani, 1593).
A French language edition: Le blason des couleurs en armes, livrées et divises (H. Cocheris, Paris, 1860)

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