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domingo, 8 de junio de 2014

204.-Dr.-Hannibal Lecter (IV ): Florencia y la película Hannibal.-a



Escudo de Florencia




Introducción

Florencia (Firenze en italiano) es una ciudad situada al norte de la región central de Italia, capital y ciudad más poblada de la provincia homónima y de la región de Toscana, de la que es su centro histórico, artístico, económico y administrativo. Cuenta con unos 378.236 habitantes, y es el centro de un área metropolitana de aproximadamente millón y medio de habitantes.
Capital de Italia entre 1865 y 1871 durante la Unificación italiana, en la edad media fue un importante centro cultural, económico y financiero. Conoció su época de mayor esplendor tras la instauración del Gran Ducado de Toscana bajo el dominio de la dinastía Médici.
Florencia es el núcleo urbano en el que se originó en la segunda mitad del siglo XIV el movimiento artístico denominado Renacimiento, y se la considera una de las cunas mundiales del arte y de la arquitectura. Su centro histórico fue declarado Patrimonio de la Humanidad en 1982, y en él destacan obras medievales y renacentistas como la cúpula de Santa María del Fiore, el Ponte Vecchio, la Basílica de Santa Cruz, el Palazzo Vecchio y museos como los Uffizi, el Bargello o la Galería de la Academia, que acoge al David de Miguel Ángel.

Doctor  Lecter en Florencia

Definición médica de Hannibal Lecter: 
"Es un monstruo, un psicópata. No tiene ninguna sensación de remordimiento ni culpa. Y el peor síntoma lo constituye que es un sádico".
 Así describía Thomas Harris a su criatura en la primera novela que recogía la aparición del personaje, Dragón rojo, llevada al cine por Michael Mann como Manhunter en 1986.
Tres lustros después de aquella y una década más tarde de la película El silencio de los corderos (Jonathan Demme, 1990), Hannibal Lecter regresa con el rostro de sir Anthony Hopkins en Hannibal, de Ridley Scott, que se estrena el 23 de febrero.
Huido a Florencia bajo una nueva identidad, Lecter reaparece para responder a los numerosos enigmas abiertos por una psique aberrante y de maldad diabólica. Su hipnótica personalidad y brutales pulsiones quedan al descubierto en sus criminales actos en la ciudad de los sanguinarios Médicis...

I. Palacio Capponi.

A sus 61 años, el doctor Fell, de nacionalidad brasileña, habita el piso superior de este palacio. La señorial mansión forma parte de su minuta por haber logrado la plaza de conservador del patrimonio artístico e histórico de los Capponi. Lecter ha conseguido el cargo tras asesinar a su predecesor, que yace en el fondo del Arno. El Palazzo Capponi delle Rovinate, donde Fell/Lecter compone e interpreta música en un clavicordio, fue construido por Lorenzo di Bicci hacia 1410 por encargo de Niccolo de Uzzano, padre de la universidad florentina. Situado en la margen izquierda del Arno, su actual propietario es Niccolo Capponi.

II. Palacio Vecchio

Construido en 1299, el edificio emblemático de Florencia, antigua residencia principal de los Médicis y actual ayuntamiento, constituye el primer escenario en el que Hannibal Lecter escenifica su tercero y muy sofisticado asesinato florentino. Docto y cultivado, el crimen constituye una sádica y cruel réplica de una ejecución consumada sobre Andre d' Pazzi, un conjurado político, allá por el año 1600. Bajo la identidad del doctor Fell, Lecter utiliza éter y la navaja Arpía para reducir al corrupto policía Rinaldo Pazzi y lo ahorca violentamente desde una ventana.

III. Puente Vecchio

Construido en 1333 sobre un puente desaparecido y trazado por los romanos para unir la Etruria, es el símbolo de Florencia, el único sobre el río Arno que no bombardearon los alemanes y máxima atracción turística. Lecter lo elige como puente favorito de unión entre las calles de Santa María y Guicciardini para pasear por ambas orillas del Arno. En este lugar Dante vio por primera vez a Beatrice Portinari, su musa. El Inferno dantesco inspira varias ejecuciones a Lecter.

IV. Fuerte de Belvedere.

Sobrecogedora fortaleza del siglo XVI erigida por los Médicis para guardar la muralla meridional de Florencia, actualmente reconvertida en museo. A ella acude el especialista que es Fell/Lecter en el lado sombrío de la naturaleza a visitar la exposición Atroces instrumentos de tortura para estudiar las huellas del verdadero horror del que es capaz el hombre. Allí le descubre Pazzi, quien envía a su mercenario Gnocco a asesinarle. Lecter se deshace del asesino a sueldo mediante una feroz tajada en la femoral.

V. Vera Dal 1926.

Exquisita tienda de comestibles situada en la calle San Jacopo, en la confluencia de la Porta Frescobaldi de acceso al puente de Santa Trinitá. Allí se abastece Lecter de las viandas que guisa en su ático del Palazzo Capponi, siempre según su libro Le grande dictionnaire de cuisine, de Alejandro Dumas. Lecter define los quesos y trufas de la tienda como "los tesoros que huelen como los pies de Dios".

VI. Iglesia de la Santa Croce.

Sede de los franciscanos desde 1218 en la que se conservan las tumbas de Miguel Ángel y Galileo Galilei. Sede de la Inquisición desde 1254, cobija la capilla Capponi, cuyo responsable es Lecter. Hasta allí llega la gitana prostituta Rómula, contratada por el policía Pazzi para asesinarlo. Una mirada diabólica de su presunta víctima la detiene. Ella le define como "Shaitan, el Hijo de la Mañana, el Demonio". Se ubica en la plaza del mismo nombre.

VIII. Farmacia de Santa MarÍa Novella.

Según Lecter, esta farmacia "es uno de los sitios que mejor huelen de la Tierra". Allí se venden mezclas, jabones y perfumes de fama universal. Le envía por correo a la agente del FBI Clarice (interpretada por la actriz pelirroja Julianne Moore) el famoso jabón de almendras de la farmacia, el Sappone di Mandorle, el producto más famoso del local y que proporciona el más sublime olor corporal. Este establecimiento se encuentra en el número 16 de la calle de la Scala, en un edificio neogótico del siglo XVIII.

IX. Iglesia de Santa Reparata.

Iglesia parroquial de 1501 situada al sur de Florencia y bombardeada por los alemanes en 1942. En su interior se encuentra la Armadura del Diablo, una coraza con yelmo provisto de cuernos torneados como los de un antílope. Hannibal Lecter oculta en su interior una bolsa que contiene un pasaporte brasileño falso, carnés, dinero, libretas de ahorro y llaves. Pese al reguero de cadáveres que deja en Florencia -una decena-, el día que acude a dicha iglesia a recuperar sus documentos ¡comulga!

X. Hotel Excelsior

Posee cinco estrellas y tiene 176 habitaciones. Ubicado en la calle Ognissanti, 3. Su restaurante es uno de los hitos de la cocina florentina. Hannibal Lecter hurta papel y sobre del establecimiento para enviarle a Mason Verger, una víctima del pasado interpretado por Gary Oldman con el rostro devorado por canes en una orgía, una carta en la que le agradece la elevada recompensa puesta a su cabeza (tres millones de dólares) y también le dice que su propia nariz no se la comieron unos perros, sino que se la arrancó y devoró él mismo.

VII. Teatro Piccolomini

Construido en el siglo XIX como copia a media escala del teatro Fenice de Venecia. Barroco de dorados y terciopelo, Lecter acude a su palco embutido en un impecable esmoquin. Por cierto, melómano exigente, asesina al viola da gamba de la orquesta por ineptitud musical. Durante un concierto conoce a la bellísima Allegra, mujer del policía Pazzi, con quien comparte su pasión por Scarlatti. Observando su mórbida belleza (la interpreta Francesca Neri), también piensa en los condimentos requeridos para cocinarla.

XIII. Estatua del Porcellino

El Mercado Nuevo está al final de la calle Calimata y lo diseñó a partir de 1500 Giovanni Battista del Tasso. En él se encuentra Il Porcellino, una estatua que representa a un jabalí. Ésta inspiró a Thomas Harris para uno de los momentos más terroríficos de su novela Hannibal: la idea del villano Mason Verger de matar lentamente a Hannibal Lecter, que sería devorado por 16 jabalíes de Córcega.


 

estatua



HANNIBAL, LA SEGUNDA PARTE DE EL SILENCIO DE LOS INOCENTES
Un caníbal en Florencia.-comentario del Mercurio

Tras diez años, volvió el sádico y refinado siquiatra asesino de la película El silencio de los inocentes, esta vez dirigido por Ridley Scott. El intérprete es siempre Anthony Hopkins, acompañado hoy por Julianne Moore, quien reemplaza a Jodie Foster en el papel de la joven agente especial del FBI, Clarice Sterling. por Patricia Mayorga, desde Italia 

La última vez que vimos al doctor Lester estaba en Ciudad de México, y se despedía telefónicamente de la funcionaria del FBI con la siguiente frase: Lo siento, Clarice, tengo que dejarla, me espera un amigo para la cena. El amigo en cuestión era el doctor Frederick Chilton, médico de la cárcel de Memphis (Tennessee) desde donde Lecter acababa de huir y quien no era precisamente el comensal, sino el plato fuerte de la cena. 
Diez años más tarde, en el filme Hannibal, la segunda parte de la historia del siquiatra caníbal, esta vez dirigida por Ridley Scott, encontramos al doctor Lecter en Florencia mientras interpreta un concierto para clavecín Las variaciones de Goldberg, de Bach en la suntuosa biblioteca del renacentista palacio Capponi, tapizada con alfombras rojas damasquinas y decorada con frescos alegóricos realizados por Poccetti, un discípulo del pintor Ghirlandaio.
Encubriendo su verdadera personalidad bajo el nombre de doctor Fell, el siquiatra asesino ha llegado a la ciudad que más le atrae, Florencia, de la cual conservaba en la cárcel de Memphis un boceto a lápiz, realizado por él mismo de memoria, del panorama florentino que se ve desde el Forte Belvedere, el mirador más sugestivo de la ciudad.

Mientras buscaba nuevos elementos para la segunda parte de El silencio de los inocentes, el escritor Thomas Harris estuvo hace ocho años en Florencia, y no se perdió ninguna de las sesiones del proceso contra Piero Pacciani, un campesino acusado de ser el autor de una serie de asesinatos cometidos contra parejas, denominado el monstruo de Florencia, actualmente fallecido.
En esa ocasión, Harris no solamente conoció perfectamente la ciudad, que luego se convertiría en escenario de su novela y de la película, sino que también recorrió sus viejos callejones y se compenetró en su historia, frecuentemente salpicada de sangre, como es el caso del monje Girolamo Savonarola, quien fuera quemado vivo en la plaza de la Signoria. 
La Florencia de Hannibal es lóbrega, sombría, tétrica y siniestra, totalmente distinta a las imágenes solares de esta ciudad que se advierten en filmes como Mettello (interpretada por Massimo Ranieri, basada en la novela homónima de Vasco Pratolini y dirigida por Mauro Bolognini), o en la romántica A room with a view, de James Ivory. 

Mientras en el día las calles florentinas del director Ridley Scott son caóticas, sucias y desordenadas, con hordas de turistas que se desplazan de un lugar a otro, en la noche la ciudad queda desierta, mal iluminada y con un sutil manto de neblina, preludio de una humedad que puede provenir del río Arno, de las numerosas fuentes, o que puede ser una leve llovizna que se convierte en fuerte aguacero o sangre. 
Es como si detrás de los imponentes edificios construidos hace seiscientos años por los príncipes renacentistas, y encerrado entre su arquitectura clásica, sus magníficas estatuas y sus interiores suntuosos, se escondiera el corazón secreto y malvado de una ciudad aún prisionera de un pasado violento. Uno de los escenarios principales del filme es el palacio Vecchio, actual sede de la municipalidad de Florencia, un edificio que domina la oscura plaza de la Signoria, aclarado por haces de luz, de clara inspiración medieval, con sus ventanas ovales, sus almenas similares a fuegos fatuos y el campanario que se recorta en el cielo, según la descripción de Harris. 
Uno de los elementos que más atrajo a Scott durante la filmación en el palacio Vecchio fue la asimetría del edificio, construido como sede de los priores y cuya torre es la más alta de la ciudad. Por su parte, Hopkins-Fell se embelesaba admirando los frescos de las paredes del patio de entrada, pintados en el siglo XVI, para las bodas de Francesco de Medici con la princesa Juana de Austria. 
Gracias a sus profundos conocimientos literarios y a su erudición, Lecter ha logrado contratarse en la biblioteca Capponi, tras la repentina desaparición del encargado anterior. Es así como su camino se entrecruza con el del ambicioso inspector de policía Rinaldo Pazzi interpretado por Giancarlo Giannini, uno de los buenos mozos del cine italiano, un florentino de pura cepa, de aristocráticos y terribles ancestros. 
Uno de los antepasados del policía, Francesco de Pazzi, acusado de una conjura contra la poderosa familia Medici, fue ahorcado en 1478 y su cuerpo quedó colgando para escarmiento de la población, desde una de las ventanas del palacio Vecchio. Es justamente en este lugar donde el detective, encargado de la desaparición del ex curador de la biblioteca, ve por primera vez al doctor Fell, mientras este dicta una interesante y muy bien documentada charla sobre Pier delle Vigne. 

El sibarita 

El inspector Pazzi empieza a sospechar que tras la figura del erudito y culto profesor se esconde en realidad el terrible asesino, el que se gratifica con las delicias sensuales que le ofrece Florencia: desde los tesoros artísticos, a los perfumes que adquiere en la farmacia de Santa María Novella, y a la rotisería Vera, perfumada como los pies de los dioses, donde Fell compra sus alimentos, trufas blancas, quesos finos y vino Btard-Montrachet. 
Las febriles pesquisas de Pazzi lo llevan a descubrir la existencia del magnate multimillonario Mason Verger (Gary Oldman), la única víctima de Lecter aún en vida, si se puede llamar vida al hecho de sobrevivir como una larva. Tras el encuentro con Lecter, quien lo drogó y torturó, Verger, un repugnante pedófilo que se vanagloriaba de sus acciones, fue obligado por el siquiatra a rebanarse las mejillas con un vidrio, quedando convertido en un monstruo. La visión de su rostro en primer plano es sin duda uno de los momentos más fuertes de la película. 
Verger queda convertido en un guiñapo y yace postrado en un lecho de su principesca mansión, respirando gracias a un aparato especial y viviendo exclusivamente para vengarse de su verdugo. Le ha preparado una muerte terrible, y para ello compró un criadero en Cerdeña, donde se adiestran cerdos salvajes carnívoros. 
Es él quien ofrece un millón de dólares a quien entregue informaciones precisas sobre el siquiatra, dinero que paulatinamente va aumentando si logran secuestrarlo vivo y entregárselo. Entre las medallas al mérito que recibiría por la entrega de este peligroso criminal a las autoridades y los millones de dólares de recompensa que ofrece Verger, Pazzi se decide por esto último, aunque está consciente de los peligros de esta opción. La parábola descendente de su vida comenzará en el Ponte Vecchio desde 1594, sede de los talleres de orfebrería florentinos, donde compra el brazalete de plata que le servirá para plasmar las huellas digitales del doctor. 

Por su parte, la estupenda Allegra, esposa de Pazzi (una bellísima Francesca Neri), cae en las redes intelectuales del doctor Fell durante el intermedio de una obra lírica. Esta escena, reconstruida en el claustro de la iglesia de Santa Croce, edificada a principios del siglo XIV, es una de las más sugestivas de la película: mientras se escuchan las notas del Infierno de La divina comedia, de Dante, Hannibal y Allegra intercambian una profunda mirada y los labios del doctor rozan por algunos segundos la mano de ella, elegante y sensual en un traje de noche de chifón rojo transparente, totalmente recubierto de strass. 
Sin embargo, Fell sigue pensando en Clarice, y le compra, siempre en la farmacia de Santa María Novella, el mismo jabón de almendras que usa la agente. Ella lo ha estado pasando pésimo en Estados Unidos a raíz de un tiroteo con el que empieza el filme en el que muere una traficante de drogas negra y seropositiva que usó como escudo a su pequeño de pocos meses. Pero un acuerdo secreto entre Mason Verger y un miembro dirigente del Ministerio de Justicia estadounidense la obliga a ocuparse nuevamente del caso del médico caníbal y a reaparecer en escena. 

La segunda y última parte de la cinta está ambientada en Estados Unidos. A pesar de sus escenas fuertes y sugestivas, los críticos han señalado que la cinta está lejos de tener la tensión emotiva de El silencio de los inocentes. Como señalara irónicamente uno de ellos, en realidad se corre el riesgo de que esta película, tal como está realizada, no llegue al corazón, sino ataque directamente el estómago de los espectadores. 

Hannibal Lecter: sobre todo un dandy

Más allá de la fría acogida de la crítica especializada, es innegable que gran parte de la película se sostiene en que Anthony Hopkins encarna a un fascinante antihéroe. El doctor Hannibal Lecter es un hombre culto y encantador, amante del arte, capaz de dictar eruditas conferencias y de declamar, de memoria, fragmentos completos de Maquiavelo y Dante. 
Se pasea por Florencia elegantísimo en sus ternos de color blanco invierno o azul oscuro y su sombrero Panamá de alas anchas, admirando todo lo que la ciudad le entrega: arte, cultura, gastronomía. Excepto en una escena, casi al final de la cinta, sus instintos caníbales se mantienen ocultos. 
No son pasiones bestiales lo que induce a Lecter al canibalismo, sino una suerte de justicia y pureza final: el bien debe triunfar siempre sobre el mal, aunque ese bien se traduzca en servirse, aliñado con alcaparras y trufas rehogadas en aceite de oliva, un trozo de cerebro humano. 

 























La ruta florentina.

1.-Palacio Vecchio 

En este lugar, Hannibal, bajo el nombre de doctor Fell, no sólo dicta eruditas conferencias de arte, sino que también perpetra un horrible delito. 

2.-Claustro de la Santa Croce 

Aquí se realizó la ópera basada en el Infierno, de Dante, donde el doctor Lecter conoce a Allegra, la bellísima esposa de Rinaldo. 

3.-Via dei Serragli, plaza Tasso, Via Villani, plaza Bellosguardo 

Es el itinerario de la huida de Hannibal tras su último delito. De aquí en adelante se pierden sus huellas en Florencia. 

4.-Plaza de la Signoria 

El comisario Rinaldo Pazzi decide entregar aquí al doctor Lecter, a su enemigo norteamericano, Mason Verger. 

5.-Farmacia de Santa María Novella 

Es donde Lecter hace sus perfumadas compras y reconoce el perfume de Clarice en el jabón de almendras que aquí se confecciona. 

6.-Palacio Capponi 

Es la biblioteca donde trabaja Lecter y donde piensa en Clarice. 

7.-Iglesia de la Santa Croce 

Hannibal trabaja en dos capillas aledañas: la capilla de los Capponi y la de los Pazzi. 

8.-Ponte Vecchio 

Aquí el comisario Pazzi compra un brazalete para lograr las huellas digitales de Hannibal.



Síntesis de la Película.

Florencia, una de las más importantes capitales culturales del mundo. Cuna de genios literarios y artísticos. Universalmente conocida porque, dentro de sus muros, eclosionó, con toda su magnificencia, la suprema belleza del Renacimiento.
Una ciudad impregnada por el legado de maestros como Dante Alighieri, Giovanni Bocaccio, Cimabue, Giotto di Bondone, Lorenzo Ghiberti, Filippo Brunelleschi, Donatello, Leonardo da Vinci, y el inconmensurable Michelangelo Buonarroti. Pasear por su centro histórico supone un enamoramiento constante puesto que resulta inevitable verse imbuido por su vasta cultura.
La Florencia, expandida por el mecenazgo de los Medici, se ha convertido en un destino imprescindible para los amantes de las artes y la UNESCO reconoció su enorme contribución al declarar el centro histórico como patrimonio de la humanidad en 1982. Los turistas inundan sus calles y sus plazas pero uno nunca se siente agobiado por ello porque la ciudad sigue inspirando calma y reflexión. Y siempre te sorprende con algún rincón mágico desde el que puedes disfrutar de su encantador ambiente.
No es de extrañar que la ciudad pudiera convertirse en el destino ideal para el doctor Hannibal Lecter. Diez años después de la masacre en Memphis y su posterior fuga, ha recalado en el lugar que tanto contemplaba a través de los dibujos que él mismo realizaba en la celda de Baltimore. Amante del buen gusto y de la elegancia en todas sus formas, Lecter halla en Florencia la respuesta a su incesante inquietud cultural.
Habiendo sido incluso desplazado de la lista de los más buscados por el FBI, el que ahora vive bajo la falsa identidad del doctor Fell, disfruta de una existencia plácida que se ve complementada por su voluntad de convertirse en el conservador titular de la Biblioteca Capponi, tras la misteriosa desaparición de su predecesor.
Los acontecimientos están a punto de dar un giro completo aunque el buen doctor siempre dispondrá de recursos para seguir adelante. En su interior el fuego se mantiene vivo y la vida tranquila también empieza hastiarle. Desea salir de su letargo, volver a la acción, y pronto una influyente víctima suya se encargará de hacerle saltar al escenario en que tan bien se desenvuelve.
En mayo de 2000, el equipo de rodaje de Hannibal, la esperada secuela de El Silencio de los Corderos (The Silence of the Lambs, 1991), se desplazó a la ciudad toscana para rodar las escenas de la parte central del film. Ridley Scott quedó obnubilado por la magnificencia de los escenarios y sacó gran partido de ellos convirtiendo el segmento florentino en el más interesante y brillante de la película.
En la Piazza della Signoria, inusitadamente vacía, el comisario Rinaldo Pazzi (Giancarlo Giannini) pierde algo de tiempo fumando para llegar al final de una reunión que se está celebrando en el Salone dei Cinquecento del Palazzo Vecchio. En dicho encuentro, los responsables culturales de la ciudad debaten sobre la conveniencia de ofrecer el puesto definitivo de conservador de la Biblioteca Capponi al doctor Fell, un extranjero que no hace mucho tiempo que ha llegado a la ciudad. En su camino hacia el palacio, Pazzi camina cerca de la imponente Loggia dei Lanzi pasando también por el lujoso vestíbulo hasta llegar al salón.
Posteriormente, vemos como el doctor Lecter (Anthony Hopkins) escribe una emotiva carta a Clarice Starling tras descubrir que ha caído en desgracia dentro del FBI y que la búsqueda se ha reactivado. Dejará la carta en un buzón situado al final del paseo de los Uffizi, permitiendo ver desde allí el torreón del Palazzo Vecchio.
El Palazzo y la Biblioteca Capponi, donde vive y trabaja Hannibal en el film, está en realidad al otro lado del rio Arno (en el Oltrarno). Pero, como bien sabemos, el cine reubica las localizaciones en función de los permisos obtenidos y la facilidad para rodar. En este caso, cuando Pazzi se dirige a la Biblioteca para recoger las pertenencias del signore di Bonaventura, el antiguo conservador, vemos claramente como sube las escaleras del Spedale degli Innocenti, un antiguo orfanato que está considerado como el primer trabajo renacentista de Filippo Brunelleschi.

Decidido a cobrar la poderosa recompensa que ofrece el millonario Mason Verger (Gary Oldman) por la captura de Hannibal, el commendatore Pazzi compra un brazalete plateado en uno de los lugares más característicos de la ciudad, el Ponte Vecchio. Ante el busto del famoso orfebre florentino, Benvenuto Cellini, parece reflexionar acerca de su arriesgado plan. El Ponte Vecchio volverá a aparecer, más adelante, cuando el comisario se reúne con los hombres de Verger en la ribera del Arno.
Utilizando al ladronzuelo Gnocco (Enrico Lo Verso) para que consiga las huellas dactilares de Lecter, Pazzi les sigue a distancia hasta la Loggia dei Mercato Nuovo donde se alza la fuente del gran jabalí, una referencia evidente hacia lo que Verger tiene preparado para Hannibal. Tras la herida mortal que sufre Gnocco a manos de Lecter, Pazzi se limpia las manos de sangre en la fuente.

Allegra (Francesca Neri), la esposa de Pazzi, es una gran aficionada a la ópera y ambos acudirán a un evento en el claustro mayor de la Basílica de la Santa Croce. Hans Zimmer y Patrick Cassidy musicaron un soneto de Dante Alighieri, llamado la "Vita Nuova", para ilustrar la escena operística. Una partitura que volverá a escucharse en momentos posteriores de la cinta. En dicha escena, la orquesta se situó en el corredor de columnas de la cara norte mientras que el escenario fue colocado justo delante de la Cappella de Pazzi, obra también de Brunelleschi. Los Pazzi son muy importantes en la historia de Florencia...
El día en que el buen doctor ofrecerá una conferencia para conseguir el puesto definitivo de conservador, Pazzi tiene previsto capturarle junto a los hombres que ha enviado Mason Verger. La charla versa sobre la relación que se establece entre Dante y uno de los personajes históricos que él menciona en la Divina Comedia: Pietro della Vigna. Tras el estruendoso éxito que consigue Lecter con su exposición, Pazzi pone en marcha el dispositivo ignorando que Hannibal ya tiene sus propios planes.
La conferencia tiene lugar en el interior del Palazzo Vecchio y las tomas nocturnas de la plaza y alrededores muestran la gran belleza del enclave. En el Salón dei Cinquecento, uno de los esbirros sardos que tratan de capturar a Lecter tiene un desagradable encuentro con él. Pero antes, el caníbal ha dado buena cuenta del commendatore al lanzarlo desde el balcón principal del Palazzo para que quede ahorcado y con los intestinos desparramados por el suelo. Este momento culminante que finaliza con un irónico saludo de Hannibal a la cámara de seguridad, se complementa con las primeras palabras que intercambia con Clarice Starling (Julianne Moore) en diez años. Pronto volverá a Estados Unidos con una doble misión pero eso será otra historia...

 


Florencia

Florencia es, sin lugar a dudas, una de las ciudades más bellas del mundo. Tanto es así, que quien visita Florencia puede llegar a sufrir el síndrome de Stendhal o shock por exceso de exposición al arte y la belleza. Cuna del Renacimiento, tiene obras de los mayores exponentes de la pintura, la escultura y la arquitectura, que trabajaron y vivieron en la ciudad.
Tanto la ciudad, como posteriormente la región, fueron gobernadas durante muchos años por la familia Medici; de gran influencia y poder, no sólo en su ducado, sino también emparentando con familias reales europeas (dos reinas consortes en Francia) y perteneciendo a la familia cuatro Papas (León X, Clemente VII, Pío IV y León XI).

CATEDRAL DE SANTA MARIA IN FIORE

Más conocida como el Duomo de Florencia, la catedral es el edificio más alto de la ciudad (y de los más grandes de la cristiandad); con casi 115 metros de altura en la cúspide de la cúpula. Una de las visitas disponibles en la catedral es, precisamente, subir a la cúpula para disfrutar de las vistas de la ciudad y, en su parte interior, contemplar de cerca los frescos de Vasari; que decoran el interior de la cúpula.
Tanto el interior como las fachadas, están decoradas con esculturas y mármol blanco, verde y rosa; combinación característica en la arquitectura toscana. Del mismo modo, pero como edificio independiente, se encuentra el Campanile di Giotto; construido por el arquitecto florentino y de casi 85 metros de altura.
Existe una leyenda sobre una de las esculturas que adornan la fachada y es sobre un capitel que tiene una cabeza de toro. Se dice que uno de los carpinteros, que trabajaron en la construcción de la catedral, mantuvo una relación con la mujer de un panadero, que tenía su negocio cercano al templo. El panadero, al enterarse, denunció los hechos al tribunal eclesiástico y la historia extramatrimonial terminó. El carpintero, en modo de venganza, realizó la cabeza del toro mirando hacia el negocio del panadero; para que éste recordara el adulterio cada día.

BATTISTERO DI SAN GIOVANNI

El Baptisterio, como en otros complejos católicos italianos, es un edificio independiente de la catedral; con base octogonal. Su construcción se remonta varios siglos antes que el Duomo y, hasta el siglo XIX, fue el lugar donde se bautizaron todos los florentinos católicos.

Las puertas del Baptisterio fueron realizadas por encargo a distintos escultores de la época, que realizaron en bronce bajorrelieves de escenas del Nuevo y Antiguo Testamento. Destacan las llamadas Puertas del Paraíso, realizadas por Ghiberti. Las puertas que actualmente cierran el Baptisterio son copias, que sustituyeron a las originales por la degradación. Las puertas originales se encuentran en el Museo dell’Opera del Duomo, en la misma plaza de la catedral.

PALAZZO VECCHIO

El Palazzo Vecchio alberga actualmente la sede del ayuntamiento de Florencia, aunque sus salas principales son visitables como museo. Ubicado en la Plaza de la Señoría, tomó este nombre en el siglo XV; un siglo más tarde, tras construirse como el Palacio de los Priores o Palacio Nuevo. Con la llegada del duque Cosme I de Medici, cambió a Palacio Ducal por poco tiempo; ya que, comenzó a conocerse por Palacio Viejo cuando el Duque se trasladó al Palazzo Pitti. Destacan sus fachadas exteriores, la Torre de Arnolfo (que se ve desde toda la ciudad, con sus casi 95 metros de altura) y, en su interior, el Salón de los Cinquecento; decorado con murales de Vasari.

Al lado del Palazzo Vecchio, se encuentra la Loggia dei Lanzi o Logia de la Señoría; cuyo nombre proviene de su forma de galería en forma de pórtico. Se uso para ceremonias públicas y reuniones del Tribunal de las Mercancías, hasta que se comenzó a usar como galería de arte al aire libre; con obras como el Perseo o el Rapto de las Sabinas. Recientemente, las esculturas originales fueron trasladadas y puestas a cubierto, sustituyéndolas por copias (como ya se había hecho con el David de Miguel Ángel, que custodia la puerta del Palazzo Vecchio).

GALLERIA DEGLI UFFIZI

El edificio fue concebido a mediados del siglo XVI para albergar las oficinas de las magistraturas (de ahí su nombre), cuando el Palazzo Vecchio dejó de tener espacio disponible. Algunos espacios del nuevo edificio, fueron usados para guardar obras de arte de la colección de la familia Medici. Tras la desaparición de la familia, las obras quedaron reflejadas en testamento como donación al pueblo florentino; que previa solicitud, podía visitar la colección. A mediados del siglo XVIII, finalmente la galería abrió como museo.

La colección era tan extensa, que algunas obras fueron trasladadas a otros museos de Florencia (como las esculturas del Museo Bargello). Entre las obras más conocidas del museo, están obras maestras de Botticelli como La Primavera o El Nacimiento de Venus, obras de Leonardo da Vinci como La Anunciación, u obras de Miguel Ángel, Rafael Sanzio, Tiziano, Caravaggio…

Es aconsejable reservar con antelación las entradas a la Galería Uffizi porque están muy demandadas y controladas las visitas por horarios y aforos.

GALLERIA DELL’ACCADEMIA

La Galería de la Academia de Florencia es un pequeño museo (por su tamaño) dedicado a la escultura y la pintura. Sede de la Academia de Bellas Artes, se fundó a mediados del siglo XVI, pero su colección no se formó hasta finales del siglo XVIII como ejemplo para los estudiantes.

Entre bocetos, obras inacabadas y otros trabajos de varios artistas, destaca en su sala central e iluminado bajo una cúpula el David de Miguel Ángel; obra maestra de la escultura hecha en mármol blanco y con 4 metros de altitud. La escultura fue realizada a comienzos del siglo XVI y fue trasladada desde la Plaza de la Señoría casi cien años después de formarse la colección de la galería.

Para visitar la Galería de la Academia, se generan interminables colas en las taquillas; por lo que, es recomendable reservar la visita y acceder con horario de visita. Sobre todo, si se pretende visitar a primera hora de la mañana, cuando los grupos de turistas provenientes de los cruceros, suele llegar a las visitas guiadas.

PONTE VECCHIO

El Ponte Vecchio es el primer puente que se construyó en la ciudad de Florencia para atravesar el río Arno. La primera pasarela que se construyó en su ubicación actual, la más estrecha del río, data del siglo II a.C., en época romana y construido con madera. Tras varias construcciones y demoliciones, en el siglo XIV fue construido en piedra.

Es uno de los símbolos de la ciudad y de los puentes más famosos del mundo, así como uno de los pocos puentes habitados que quedan en el mundo. El paso del puente se encuentra flanqueado por negocios de artesanía y joyería; tras la desaparición de los negocios de carnicería, retirados del puente por el Gran Duque al no soportar los olores que desprendían los puestos a su paso por el corredor Vasariano. Se cree que la palabra “bancarrota” tiene su origen en el puente florentino; ya que, los comerciantes necesitaban de una mesa para vender sus productos, que se rompía cuando no pagaba sus deudas.

El Ponte Vecchio es uno de los lugares más abarrotados de turistas a cualquier hora del día; pero sobre todo al atardecer, cuando los colores del cielo, la ciudad y el río se funden en una estampa única.

PALAZZO PITTI

El Palazzo Pitti fue, durante muchos años, la residencia de la familia Medici; aunque originalmente perteneció a Luca Pitti, banquero florentino (de ahí, su nombre). Tras un breve periodo en el que fue residencia oficial de los Reyes de Italia, el monarca donó al pueblo italiano el palacio; convirtiéndose en una galería de arte, abierta al público, incluyendo sus jardines (que ya habían sido abiertos al público mediados el siglo XVIII).

El palacio está unido al Palazzo Vecchio por el Corredor Vasariano, que atraviesa la ciudad y cruza el río por encima del Ponte Vecchio, pasando por la Galería Uffizi, formando arcos en cada calle que pasa. El corredor lo mandó construir la familia Medici para conectar su lugar de residencia con su lugar de trabajo, sin tener que pisar las calles de Florencia, por miedo a algún ataque; ya que, en aquel momento, no eran muy queridos por la población.

En la visita al palacio, vale la pena incluir la visita al jardín; y, si se va corto de tiempo, limitar la visita a la galería de arte a la exposición permanente y no visitar las exposiciones temporales (normalmente situadas en el piso superior).

JARDINES DE BOBOLI

Los Jardines de Boboli se extienden por 45 mil metros cuadrados, desde la parte trasera del palacio hasta el Fuerte Belvedere (que también merece una visita, por las vistas que tiene de la ciudad; como su nombre indica).

El jardín tiene un gran corredor central, donde se encuentran el anfiteatro al aire libre o la fuente de Neptuno. En el recorrido secundario, que se interna en el jardín, existen varias grutas ornamentadas con esculturas. La más conocida, se encuentra cercana al palacio, la Grotta di Buontalenti; que debe su nombre al autor.

BASÍLICA DE SANTA CROCE

La Basílica de Santa Croce es el epicentro del origen del síndrome Stendhal; quien, a la salida de la basílica durante su visita a la ciudad, sufrió un repentino shock. Los síntomas fueron diagnosticados con el denominado síndrome, debido al exceso de exposición al arte florentino.

Se trata del templo franciscano más grande del mundo y se comenzó a construir a finales del siglo XIII, para superar a la Iglesia de Santa María Novella, de la orden de los dominicos. Construida por el mismo arquitecto que el Duomo, la fachada está hecha en los mismos colores blanco, verde y rosa de mármol.

En ella, están enterrados grandes personajes italianos como Galileo Galilei, Miguel Ángel, Machiavelli, Vasari, Marconi o Ghiberti.

IGLESIA DE SANTA MARIA NOVELLA

La Iglesia de Santa María Novella es una de las más importantes de la ciudad y se ubica muy cerca de la estación central de ferrocarril, que tiene el mismo nombre. El complejo incluye el convento dominico anexo a la nave de la iglesia; con dos claustros repletos de esculturas e inscripciones en piedra.
Destaca también su fachada, de la época renacentista, sus obras de arte y la Farmacia de Santa María Novella, la más antigua de Europa (que data de comienzos del siglo XIII).

CAPILLA DE LOS PRINCIPES

La Capilla de los Príncipes o de los Medici está situada en la Basílica de San Lorenzo y se corresponde con la cúpula más alta del edificio. Curiosamente, el acceso a la capilla se realiza desde el exterior de la basílica. En ella, están enterrados los miembros más relevantes de la familia Medici.

La Basílica de San Lorenzo fue mandada construir por el Gran Duque de Toscana, finalizando los trabajos a mediados del siglo XV. El encargado de realizar su construcción fue Brunelleschi, que también se encargó de la Sacristía Vieja. Sin embargo, un siglo después, Miguel Ángel fue el encargado de realizar la Sacristía Nueva.
Aunque la más turística sea la Capilla de los Medici, y se acceda desde el exterior, el resto de la basílica también merece la pena visitarla; además de las dos mencionadas sacristías.

PIAZZALE MICHELANGELO

El Piazzale Michelangelo es el lugar más concurrido y conocido de Florencia para disfrutar de las vistas panorámicas de la ciudad. A modo de terraza elevada, está dedicada a Miguel Ángel y en ella hay copias de sus obras más relevantes en la ciudad, como el David o las alegorías de la Capilla de los Medici. En la misma plaza, se encuentra desde puestos ambulantes con refrescos y helados hasta restaurantes, desde donde disfrutar de las vistas; sobre todo, durante la cena, con el atardecer y la caída de la noche sobre la ciudad.

Algo más elevada, se encuentra la Basílica de San Miniato al Monte, que ofrece también unas vistas espectaculares, mientras se descansa de la subida en su escalinata. Otro punto privilegiado sobre la ciudad, pero en la colina vecina, es el Forte Belvedere (Fuerte del Mirador, en español); que hace honor a su nombre.

BONUS: FONTANA DEL PORCELLINO

Situada en un lateral de la logia del Mercado Nuevo, en ocasiones, no es fácil de localizar entre el gentío, las paradas de marroquinería y los turistas; pese a no ser una escultura pequeña. La escultura en bronce es una copia de la original en mármol, expuesta en la Galería Uffizi.
Según la tradición, se debe tocar el hocico del jabalí (se nota el desgaste, mucho más brillante) y dejar una moneda en su boca; que traerá suerte si, al caer, se cuela por el desagüe de la fuente. Todas las monedas que se recaudan en la fuente, son destinadas a una orden religiosa; encargada de la realización de obras benéficas y asuntos sociales.

QUÉ COMER Y DÓNDE ALOJARSE

En Italia, no todo es pasta y pizza y, en Florencia, se demuestra. El plato típico es la Bistecca alla Fiorentina; consistente en un corte de carne de buey, tipo chuletón, pero compuesto por las dos mejores partes de la carne: el solomillo y el entrecot. El plato se ofrece por raciones de medio kilo, aunque lo habitual es servir cortes de entre uno y dos kilos. Y, como no, maridado con un buen vino Chianti; criado en el valle toscano del mismo nombre. Además del centro de la ciudad, donde se encuentran los restaurantes más turísticos, también hay una gran cantidad al otro lado del río; en el barrio de Oltrarno (donde suelen salir a comer y cenar mayoritariamente los florentinos).

Para alojarse en la ciudad, la mejor opción es cercana al centro histórico; ya que, acumula casi todos los puntos de interés de la ciudad. La zona de Plaza de la República hacia Santa María Novella, sería ideal por su cercanía al centro histórico, y por su buena comunicación con otras ciudades italianas y el aeropuerto, desde la estación de trenes.

 


continuación

Itsukushima Shrine.

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