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domingo, 1 de junio de 2014

201.-Las claves políticas de 'Juego de tronos', por Pablo Iglesias.

Luis Alberto Bustamante Robin; José Guillermo Gonzalez Cornejo; Jennifer Angelica Ponce Ponce; Francia Carolina Vera Valdés;  Carolina Ivonne Reyes Candia; Mario Alberto  Correa Manríquez; Enrique Alejandro Valenzuela Erazo; Gardo Francisco Valencia Avaria; Alvaro Gonzalo  Andaur Medina; Carla Verónica Barrientos Meléndez;  Luis Alberto Cortes Aguilera; Ricardo Adolfo  Price Toro;  Julio César  Gil Saladrina; Ivette Renee Mourguet Besoain; Marcelo Andrés Oyarse Reyes; Franco Gonzalez Fortunatti; Ana Karina Gonzalez Huenchuñir; Francia Marisol Candia Troncoso; María Francisca Palacio Hermosilla; 


Las claves políticas de 'Juego de tronos', por Pablo Iglesias



Introducción

En el mapa de la política española, Podemos se ha significado como una familia que aspira al Trono de Hierro. Mueve sus fichas y cuenta con un ejército de fieles que afirman darles su voto. Pablo Iglesias es el aspirante. El líder de Podemos siempre ha mostrado predilección por Juego de tronos. No sólo ha llegado a comentar la serie, sino que ha coordinado el libro Ganar o morir. Lecciones políticas en Juego de tronos (editado por Akal).

Iglesias escribe el prólogo de la publicación, donde aporta su análisis político de la serie. Un ejercicio de trasladar a la realidad los pensamientos o ideas que le inspiran la ficción. En la recepción de Felipe VI a los eurodiputados españoles en los pasillos del Parlamento Europeo, en Bruselas, Iglesias se saltó el protocolo para entregar al Rey una caja con los DVD de la serie.
"Creo que le aportará algunas claves para entender la política española", le dijo Iglesias. Estas son algunas de las lecciones políticas que el líder de Podemos extrae de la serie:

Lucha a muerte por el Trono de Hierro

Juego de tronos

¿Qué se le regala a un rey?


Pues la serie de moda, Juego de tronos. Y si el regalo viene de Pablo Iglesias, la anécdota seguro que da que hablar. Aprovechando la visita de Felipe VI, el líder de Podemos le entregó un pack con la serie de HBO, de la que Canal + Series emite ahora su quinta temporada. "Me parece muy bien, no la he visto", contestó Felipe VI al recibir la serie.
Ahora descubrirá lo complicado que tienen los personajes de Juego de tronos llegar al trono de hierro, o la influencia que puede tener en un monarca el personal del que se rodea. ¿Qué claves políticas se pueden sacar de Juego de tronos? Repasamos algunas de las enseñanzas que se extraen de la serie y rematamos la entrada con algunas frases memorables sobre política que se han escuchado en la serie.

Primer paso: posicionarse (por Berta Ferrero)



¿Qué puede aprender Felipe VI de Juego de tronos?

 Lo mejor cuando uno empieza a ver la serie de los Siete Reinos es tener claro con qué familia posicionarse, cuáles siguen tus normas, cuáles pagan tus deudas. Si te posicionas con los Lannister, tienes poder. Eres odiado por regla general porque es inevitable tener a un Joffrey en tus filas, una Cercei poderosa y un Twyn que mueve de forma estratégica las piezas del ajedrez.
Si eres Stark , puedes tener al pueblo de cara, no buscas el poder, sino justicia, y es posible que tu familia acabe tan mermada y dispersa que no sirva para reinar ni para aconsejar. Si eres un Baratheon, es posible que a veces consigas lo que quieres con buen talante,  pero eres tan vulnerable que una copa de vino mal tomada puede ser tu perdición. Y claro, tus familiares fanáticos son capaces de cualquier cosa para conseguir el trono redentor.
¿Y si eres un Targaryen?
Puedes reinar, ser desterrado, luchar por volver a reinar y tener a tu lado a un pueblo liberado y a tres dragones salvajes. Menudo dilema para el Rey. El de España, claro. Si uno se pone en su piel, seguramente quiera un poco de lo mejor de cada casa para ponerlo en práctica en esta España: pagar siempre sus deudas, ejercer con justicia, disponer de buen talante y liberar pueblos esclavos que apoyen su causa sin discusión. Y está claro, de todo Juego de tronos, Tyrion Lannister es la solución.


Tyrion

Segundo paso: paralelismos políticos (por Eneko Ruiz Jiménez)


El arco histórico de Poniente y España comparten rasgos aparentemente obvios, pero también es cierto que los paralelismos podrían darse con la tradición política de cualquier otro país, si las similitudes se saben buscar y puntualizar. La historia de Juego de tronos beneficia a Pablo Iglesias, que desde su perspectiva sale ganando contra ese régimen antiguo machacado una y otra vez. Ser rey en Desembarco del Rey no es buena idea. No duran demasiado.
El relato no es ajeno, sin embargo, a nada que no se haya contado antes. Si se busca leer o ver Juego de Tronos con ánimo didáctico, más allá del puro entretenimiento, el Rey, y cualquier otro monarca y líder político, harían bien antes en aprender de la británica guerra de las rosas en la que se basó George R.R. Martin para escribir su novela. La historia, al fin y al cabo, es cíclica y no deja de repetirse en el tiempo.

Tercer paso: forjar alianzas (por Miguel Ángel Medina)


Juego de tronos […] puede servir para entender la crisis política que vive nuestro país”, ha explicado Pablo Iglesias, que regaló la serie a Felipe VI. Si en algo se parecen ambos mundos, el monarca debería aprender que no hay que cabrear a los aliados del norte, porque entonces se te sublevan; que hay que forjar alianzas poderosas con representantes de todos los reinos y que un rey jubilado sigue ejerciendo el poder en la sombra a no ser que su hijo le demuestre quién manda. Los vericuetos del poder zizaguean y quien hoy es tu enemigo mañana puede ser tu soporte. Así que no hay que minusvalorar a los novatos de pelo largo que reclaman para sí el Trono de Hierro, porque pueden acabar sirviendo tu cabeza en una estaca. Mucho mejor darles la mano y aceptarle los regalos. Menos el vino.
Stark

Cuarto paso: vigila tu espalda...  y tu cabeza (por Manuel Morales)

Lo más evidente que podría aprender el rey Felipe VI de la serie de HBO es a no confiar en nadie, ni en la familia. Los Stark han sido fieles en ese aspecto, y así les va, por ahora. Sin embargo, los Lannister son el mejor ejemplo de que quien bien te quiere, te hará llorar. Otra enseñanza es que un aparentemente amigo o aliado puede apuñalarte por la espalda en cualquier momento, como quedó sobradamente demostrado en La boda roja.
Además, para saber que la vida da muchas vueltas, no hace falta ni empezar a ver la architarareada sintonía de la serie: hoy se es plebeyo y mañana te coronan; hoy duermes en sábanas de seda y la noche siguiente tienes que defecar en un cajón con agujeros, como el pobre Tyrion.
Lo más inquietante de esta serie, quizás, para el rey Felipe VI es constatar que ya seas un buen rey o un tirano, puedes acabar igualmente con la cabeza atravesada por una pica. El destino está en manos de George R. R. Martin, que no sabemos si es muy monárquico.

Quinto paso: ...y no te fíes ni de los que te traen regalos (por Bernardo Marín)

El Rey también puede aprender de Juego de tronos a no fiarse de quienes le traen regalos. En el primer capítulo de la tercera temporada, una niña de apariencia inocente le regala a Daenerys una bola de madera que contiene una mantícora, especie de escorpión con cabeza humana, que está a punto de picarle. En la cuarta temporada, Dontos le regala a Sansa un collar con piedras púrpuras, una de las cuales contiene un poderoso veneno.
La joya convierte a la joven Stark en cómplice involuntaria del asesinato de su antiguo prometido, el rey Joffrey. Ya lo dijeron los clásicos. “Timeo danaos et dona ferentes [temo a los griegos hasta cuando traen regalos]”, advertía profético un sacerdote troyano en La Eneida al ver el caballo que les habían dejado sus enemigos. Juego de tronos enseña que no es que no haya que fiarse de los presentes de los griegos, es que no hay que fiarse de los de nadie. Aunque sea un pack con las cuatro primeras temporadas de una serie de televisión.



Varys

Frases para el buen gobierno.


Varys representa el idealismo por un reino en paz, tranquilo, bien gobernado por quien debe gobernarlo (eso sí, utiliza espías y no tiene miramientos). Estas frases le definen y bien podrían estar de actualidad en estos días:

"Cualquier tonto con un poco de suerte puede encontrarse en una posición de poder al nacer. Pero ganártelo por ti mismo, eso requiere trabajo".
"Hemos crecido tan acostumbrados al horror que hemos asumido que no hay otro modo".
"Paz. Prosperidad. Una tierra donde los poderosos no se aprovechen de los débiles".
"No creo en salvadores. Creo que hombres con talento tienen una parte que jugar en la guerra venidera".
"Movámonos deprisa. Esto ya no es un juego de dos jugadores".
"Dadas las circunstancias, creo que medidas extremas son necesarias".
"El poder reside donde los hombres creen que reside. Es un truco. Una sombra en la pared. Y un hombre muy pequeño puede proyectar una sombra muy larga"



La difícil situación de los coreanos 'zainichi'



Los coreanos residentes en Japón que apoyan a Corea del Norte se enfrentan a un nuevo y serio desafío.

Por ISOZAKI Atsuhito
9 de octubre de 2024

En diciembre de 2023, el líder norcoreano Kim Jong-un rechazó rotundamente la idea de la reunificación con Corea del Sur. Kim argumentó que las relaciones Norte-Sur ya no eran relaciones entre compatriotas, sino una "relación hostil", y que Corea del Sur no debía considerarse como un potencial de reconciliación o unificación. Al adoptar esta postura, Corea del Norte repudió unilateralmente el consenso alcanzado por las dos Coreas en 1991, que sostenía que compartían "una relación especial constituida temporalmente en el proceso de unificación, no una relación entre Estados".

La política de Corea del Norte fue explicada con más detalle durante un discurso pronunciado en enero de 2024, en el que Kim ordenó que el lema de "independencia, unificación pacífica y gran unidad nacional" se eliminara de la Constitución de Corea del Norte y que Corea del Sur fuera designada como el "enemigo número uno y enemigo principal inmutable".

La unificación coreana había sido una política nacional desde la época del abuelo de Kim, Kim Il Sung, por lo que su abandono representa un cambio de política importante. Sin embargo, aunque la decisión de Kim pueda parecer extrema a primera vista, también podría decirse que es realista. Corea del Norte y Corea del Sur son miembros independientes de las Naciones Unidas y desde hace tiempo operan como naciones prácticamente independientes.

De hecho, el mayor impacto del cambio radical en la unificación probablemente lo sintieron los coreanos residentes en Japón, conocidos como coreanos Zainichi. Hasta el final de la Segunda Guerra Mundial, Japón ocupó la península de Corea durante décadas, momento en el que unos dos millones de coreanos vivían en Japón. 
El fin de la guerra y del imperio japonés significó que estos coreanos perdieron su nacionalidad japonesa. Mientras tanto, como reflejo del conflicto entre Corea del Norte y Corea del Sur, formaron dos grupos distintos: la Unión de Residentes Coreanos (KRU, "Mindan"), compuesta por quienes apoyaban al gobierno surcoreano, y la Asociación General de Residentes Coreanos en Japón (conocida como "Chongryon"), cuyos miembros apoyaban al régimen norcoreano.
 Durante la Guerra Fría, Chongryon ejerció el mayor poder organizativo, y sus miembros se dedicaron a establecer escuelas étnicas para sus hijos, desde jardines de infancia hasta la universidad. También establecieron cooperativas de crédito para apoyar a sus miembros.

A medida que Japón y Corea del Sur comenzaron a ganar reconocimiento internacional después de la guerra, el número de coreanos Zainichi que obtuvieron la ciudadanía japonesa o surcoreana aumentó, y la membresía de Chongryon ahora es inferior a 100.000. Sin embargo, para los coreanos Zainichi que siguen siendo miembros, abandonar la organización no es fácil, incluso si albergan dudas sobre el gobierno norcoreano. Esto se debe en parte a la preocupación de que hacerlo pueda tener repercusiones negativas para sus familiares que viven en Corea del Norte.

Entre 1959 y 1983, más de 90.000 coreanos zainichi regresaron a Corea del Norte, el mayor desplazamiento de población de un país capitalista a uno socialista de la historia. Quienes fueron seducidos a vivir en Corea del Norte por la campaña de propaganda "Paraíso en la Tierra" se encontraron en la pobreza extrema, sin comida, ropa ni alojamiento adecuados, y obligados a mendigar a sus familiares que permanecieron en Japón. Los coreanos zainichi han seguido enviando dinero a Corea del Norte, refiriéndose con sarcasmo a los retornados como "rehenes".

Durante el período en que el objetivo declarado de Corea del Norte era la unificación, los coreanos zainichi pertenecientes a Chongryon pudieron interactuar con los surcoreanos. El presidente surcoreano, Moon Jae-in, incluso permitió a los coreanos zainichi afiliados a Chongryon entrar en Corea del Sur sin pasaporte surcoreano.

Sin embargo, ahora que el gobierno norcoreano ha comenzado a aplicar la nueva política de Kim incluso a los coreanos zainichi afiliados a Chongryon, estos se enfrentan a nuevas preocupaciones, como la posibilidad de que en el futuro ya no puedan visitar a sus amigos y familiares en Corea del Sur. Mientras tanto, con la unificación completamente descartada, ni siquiera pueden usar mapas que representen toda la península coreana en sus escuelas étnicas. Para colmo, las escuelas étnicas operadas por Chongryon incluyen tanto a estudiantes como a docentes de nacionalidad surcoreana, el enemigo número uno declarado de Corea del Norte.

El rechazo de Kim a la unificación no fue un anuncio repentino. Cuando surgió el lema "Nuestro Estado Primero" en 2017, se observaron indicios de un cambio de enfoque, pasando de la etnicidad al nacionalismo. El año pasado, el Ministerio de Asuntos Exteriores de Corea del Norte anunció que prohibiría la entrada de surcoreanos a Corea del Norte. 
Mientras tanto, funciones que anteriormente recaían en la jurisdicción de agencias que se comunican con Corea del Sur, como el Departamento del Frente Unido del Partido de los Trabajadores de Corea, se transfirieron al Ministerio de Asuntos Exteriores, lo que significa que Corea del Norte ahora considera a Corea del Sur como a otros países extranjeros.
Algunos observadores especulan que esto se debe al deseo de erradicar la interferencia de Corea del Sur y defender la mitad norte de la península coreana como su propia dinastía.

El gobierno de Kim promulgó nuevas leyes, la Ley de Rechazo de la Ideología y la Cultura Reaccionarias y la Ley de Protección del Idioma Cultural de Pyongyang, en 2020 y 2023, respectivamente. Estas leyes prohíben estrictamente la exposición a la cultura surcoreana, como el K-pop y las series de televisión, así como el uso del coreano coloquial "títere" hablado por los habitantes de Seúl. Corea del Norte teme cada vez más que la influencia de la cultura surcoreana pueda desestabilizar el régimen.

Otro avance clave es que Corea del Norte ha dejado claro, tanto interna como externamente, que no dudará en usar la fuerza militar contra Corea del Sur.
 Dado que los surcoreanos ya no son considerados compatriotas, esto envía a sus propios ciudadanos el mensaje de que Corea del Norte está preparada para atacar si es necesario. También se considera un medio para disuadir tanto a Corea del Sur como a Estados Unidos.

Durante muchos años, los coreanos zainichi afiliados a Chongryon han sido manipulados por su patria y han seguido enviando dinero a sus familiares secuestrados en el Norte. Ahora, sin embargo, se ven envueltos en una nueva vorágine política.

Nota: Se denomina coreanos en Japón a las personas de dicha etnia que residen permanentemente en ese país. En la actualidad constituyen el segundo mayor grupo étnico minoritario de Japón.[1]​ A la mayoría ellos se les llama coreanos zainichi (a menudo zainichi (在 日) a secas; esta palabra por sí misma significa 'permanecer en Japón' e implica residencia temporal).

El término "coreano zainichi" se utiliza para describir a aquellos coreanos que residen permanentemente en Japón y que tienen sus raíces en el periodo del imperialismo japonés en Corea, para distinguirlos de la posterior ola de inmigrantes coreanos que llegaron a Japón en su mayoría en la década de 1980. El término abarca a los coreanos que han conservado su nacionalidad o joseonita (Corea antigua, no dividida), surcoreana o norcoreana, e incluso a veces incluye a ciudadanos japoneses de origen coreano que adquirieron la nacionalidad japonesa por naturalización o por nacimiento de uno o ambos padres de nacionalidad japonesa.

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