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Lema

Libro de Proverbios, 8 20, de la Biblia. "Yo camino por la senda de la justicia, por los senderos de la equidad."

jueves, 19 de junio de 2014

210.-Joffrey Baratheon: entre Calígula y Mordred.-a


Luis Alberto Bustamante Robin; Jose Guillermo Gonzalez Cornejo; Jennifer Angelica Ponce Ponce; Francia Carolina Vera Valdes;  Carolina Ivonne Reyes Candia; Mario Alberto  Correa Manríquez; Enrique Alejandro Valenzuela Erazo; Gardo Francisco Valencia Avaria; Alvaro Gonzalo  Andaur Medina; Carla Veronica Barrientos Melendez;  Luis Alberto Cortes Aguilera; Ricardo Adolfo  Price Toro;  Julio César  Gil Saladrina; Ivette Renee Mourguet Besoain; Marcelo Andres Oyarse Reyes; Franco Gonzalez Fortunatti; Ana Karina Gonzalez Huenchuñir; Francia Marisol Candia Troncoso; Maria Francisca Palacio Hermosilla; 





“Que me odien con tal de que me teman”
Calígula

De aspecto aniñado y carácter más bien repulsivo, creo que no nos equivocaríamos en decir que estamos ante una de los personajes menos queridos de Juego de Tronos. Sin duda cada uno tiene sus gustos y puede que el heredero (y posteriormente rey de los 7 reinos) tenga sus admiradores, pero no atisbamos en el ningún buen sentimiento, ni un pasado terrible que justifique sus acciones (empatía que si podemos sentir con Tyrion, Jaime o Caersei). Solo el horroroso incesto que le engendró parece justificar tal crueldad (su trato a los Stark y al trovador lengudo es de un sadismo patológico). Maquiavelo recomendaba al soberano administrar la violencia con cuidado para gobernar  y desaconsejaba  baños de sangre inútiles y sin motivo para no engendrar rencores gratuitos. Baños de sangre en los que  también se regocijaba el emperador Calígula (12-41 d.c.) que incluso llegó a tener relaciones incestuosas con sus hermanas a las cuales, según algunas de las fuentes supervivientes de la época, obligó a prostituirse. ¡Vamos, una joya!
  Como Joffrey, con el que guarda un asombroso parecido según me puso sobre aviso una publicación en el Facebook de Gigamesh y Invernalia-mi más sincero agradecimiento-, tuvo una vida corta y sangrienta. No era fácil la Roma del Alto Imperio ni lo es el mundo de Juego de Tronos, donde el Darwinismo es ley de vida en manos de  un George Martin que si sabe administrar la violencia en sus obras, la justa para no asustar al lector, pero si para avisarle de lo que le espera si uno se encariña mucho con un personaje (uno de mis favoritos es Arya Stark, así que  en vilo estamos).


El parecido con Mordred, el hijo bastardo de Arturo con su hermana, la bruja Morgana, es más bien por su origen: el incesto, del cual se ocupó S. Freud en Tótem y Tabú. Un origen difamante que Mordred no tenia en las primeras versiones de la leyenda artúrica, las más celtas y menos cristianas, y que es uno de los platos fuertes que nos depara Juego de Tronos nada más empezar. En el caso de Joffrey el incesto es femenino. Su madre, Cersei, es una mujer adúltera como Ginebra, la esposa de Arturo, pero su error no engendra descendencia y la relación con Lanzarote no es tan oscura como la de los gemelos Lannister, a quienes habrá que pedir audiencia ante la Mano del Rey en breve. Volviendo a Mordred, hay que aclarar que a los monjes del siglo XI y XII el incesto les llamaba más la atención, era más pecaminoso, y la leyenda quedaba mejor que siendo Mordred un sobrino de Arturo como era caso en las versiones originales del Ciclo Artúrico. El hijo contra el padre, que más podía pedirse. ¡Cuanto aprendió George Lucas de las leyendas de Arturo y de la obra de  J. Campbell!

Poca filosofía y mucha sangre encontramos en el vástago de los gemelos Lannister así que, y como algún seguidor del blog ha comentado que el cargo de Mano del Rey es de alta mortalidad, seguiremos el consejo del filósofo L. Wittgenstein y dejaremos en paz a Joffrey pues ante lo que no puede hablarse es mejor callar.

Itsukushima Shrine.


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