Luis Alberto Bustamante Robin; Jose Guillermo Gonzalez Cornejo; Jennifer Angelica Ponce Ponce; Francia Carolina Vera Valdes; Carolina Ivonne Reyes Candia; Mario Alberto Correa Manríquez; Enrique Alejandro Valenzuela Erazo; Gardo Francisco Valencia Avaria; Alvaro Gonzalo Andaur Medina; Carla Veronica Barrientos Melendez; Luis Alberto Cortes Aguilera; Ricardo Adolfo Price Toro; Julio César Gil Saladrina; Ivette Renee Mourguet Besoain; Marcelo Andres Oyarse Reyes; Franco Gonzalez Fortunatti; Patricio Ernesto Hernández Jara; Demetrio Protopsaltis Palma; Anllela Hormazabal Moya
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Pedro Antonio de Aragón y Fernández de Córdoba Biografía Aragón y Fernández de Córdoba, Pedro Antonio de. Marqués consorte del Pobar (II). Lucena (Córdoba), 7.XI.1611 – Madrid, 1.IX.1690. Político y bibliófilo. Nacido en la villa cordobesa de Lucena, Pedro Antonio de Aragón fue el segundo hijo del matrimonio formado por Enrique de Folch y de Cardona, VI duque de Cardona y Segorbe, y de Catalina Fernández de Córdoba. Su pertenencia a esos dos grandes linajes nobiliarios, el primero vinculado a la Corona de Aragón y el segundo a Castilla, le permitieron entrar y formar parte de forma activa en el engranaje político y cortesano de los últimos monarcas de la casa de Austria a pesar de su condición de segundón. Su infancia y adolescencia estuvo marcada por la importante figura de su padre. Enrique de Folch fue, a lo largo de esos años, una de las principales figuras políticas tanto en la Corte de Felipe IV como en las relaciones entre la Corona y los estados aragoneses. En 1618, el duque de Cardona decidió abandonar sus estados en Andalucía para trasladarse e instalarse de nuevo junto con su familia en el Principado de Cataluña, basculando su vida entre el palacio ducal de Arbeca (Lérida) y la residencia palaciega de Barcelona. En el año de 1629, con apenas dieciocho años, Pedro Antonio se dirigió a Madrid con objeto de contraer matrimonio con Jerónima de Guzmán y Dávila, que ostentaba el título de II marquesa de Pobar. A partir de ese momento, Pedro Antonio pasó a utilizar dicho título y, poco después del enlace, regresó a Cataluña como asistente de su padre en el gobierno del Principado. Enrique de Folch ya había sido virrey del Principado de Cataluña entre 1630 y 1638, una etapa complicada en las relaciones entre la monarquía de Felipe IV y las instituciones catalanas y en las que Pedro Antonio fue actor secundario al lado de su progenitor. Las tensas cortes de 1632, el inicio de la guerra contra Francia (1635) o el desarrollo de las campañas posteriores fueron algunos de esos episodios que, sin lugar a dudas, contribuyeron a forjar la personalidad del novel marqués del Pobar. Esta situación de preeminencia de los Cardona en Cataluña cambió de forma radical durante los meses posteriores a la revolta catalana de 1640. Con el asesinato del conde de Santa Coloma, virrey del Principado en el momento del inicio de la revolta, Felipe IV se vio obligado a buscar una nueva figura que pudiera ser aceptada y respetada por los catalanes y que contribuyera al retorno de la provincia sublevada. Esa figura era Enrique de Folch, un hombre que, a pesar de las turbulencias de su pasado virreinal con las instituciones catalanas, gozaba de un gran respeto en Cataluña. Enrique asumió el gobierno de nuevo, marchando al día siguiente de su nombramiento al Rosellón. A los pocos días se reunió con él Pedro Antonio de Aragón quien, apenas un mes más tarde, tuvo que asistir en Perpiñán al propio deceso de su padre. Tras el fallecimiento de Enrique, Pedro Antonio regresó a Barcelona con objeto de reunirse con su familia y, posteriormente, dirigirse a los territorios dominados por las tropas de Felipe IV. Tras el fallecimiento del duque de Cardona fue su esposa, Catalina Fernández de Córdoba, quien llevó a cabo el papel de interlocutora entre la monarquía de Felipe IV y las instituciones catalanas en esos primeros meses de la revuelta. A pesar de intentar la pacificación del territorio y el regreso de la provincia rebelde bajo la tutela de la Monarquía hispánica, la duquesa siempre fue tratada con respeto por parte de las autoridades catalanas, dada su posición social y política. No ocurrió lo mismo con sus hijos, de quienes los catalanes sospechaban abiertamente. De hecho, tras la entrada de las tropas reales en el Campo de Tarragona y la ocupación de la ciudad en diciembre de 1640 al mando del nuevo virrey de Cataluña, el marqués de los Vélez, Pedro Antonio de Aragón, y su hermano Antonio, a la sazón miembro del Consejo de la Inquisición y que juntos habían alcanzado las líneas castellanas unos meses antes, solicitaron permiso para regresar a Barcelona y asistir a su madre. Concedido el permiso al recibimiento de entrada sólo acudió el obispo de la ciudad, no en vano el desprestigio de la casa ducal de Cardona en Cataluña era una realidad derivada de su claro apoyo al bando realista. La situación se fue complicando durante los meses posteriores a la llegada de los dos hermanos a Barcelona hasta que, el 4 de enero de 1641, fueron recluidos por las autoridades catalanas en las cárceles reales bajo sospecha de llevar a cabo espionaje en favor del marqués de los Vélez. Con dos de sus miembros en prisión y la duquesa viuda recluida en el convento de las carmelitas descalzas de Barcelona, la casa de Cardona tuvo que ver cómo buena parte de sus dominios y derechos eran confiscados por la Generalitat. La situación de reclusión se mantuvo hasta noviembre de 1641 cuando, fruto de unas complicadas negociaciones iniciadas ya en mayo, la duquesa y sus hijos fueron canjeados por la embajada catalana ante Felipe IV cerca de la villa de Montblanc (Tarragona). Tras su liberación todos los Cardona, con Catalina a su frente, marcharon hacia Huesca por orden del Rey con objeto de trabajar desde allí en la reconciliación entre el Principado y la Monarquía. En febrero de 1642, Pedro Antonio de Aragón recibió en el exilio oscense el nombramiento de general del Ejército de Socorro que se estaba organizando entre Monzón y Fraga así como el de virrey del Principado. Al frente de ese ejército marchó Pedro Antonio en dirección a Tarragona para entrevistarse con el hasta entonces virrey del Principado, el marqués de la Hinojosa, para acto seguido dirigirse hacia el Rosellón. Cerca de la población de La Granada (Barcelona) sufrió una ofensiva de las tropas franco-catalanas cayendo prisionero y siendo trasladado a la prisión de Montpellier (Francia). Su cautiverio se prolongó durante casi dos años, durante los que escribió el tratado Geometría militar, y su liberación fue posible gracias al fuerte rescate que pagó la familia de los Cardona. A pesar del estrepitoso desastre militar en la Granada dos años antes, y del consiguiente desprestigio del personaje en la Corte, su regreso se vio acompañado del nombramiento de gentilhombre de cámara del Príncipe de Asturias y encargado de su educación. Durante su etapa en la casa del Príncipe acompañó a éste durante todos sus desplazamientos hasta su fallecimiento en Zaragoza en 1646. Precisamente este último viaje del heredero de la Corona marcó el destino político inmediato del marqués de Pobar. En la primavera de 1646 Felipe IV y el Príncipe se dirigieron hacia Navarra para que las Cortes del Reino juraran a Baltasar Carlos como heredero a la Corona. Durante su estancia en la capital navarra, el Príncipe enfermó gravemente hasta el punto en que los médicos temieron por su vida. Una vez recuperado, la comitiva regia se dirigió hacia Zaragoza con la intención que el Príncipe jurase como heredero del reino de Aragón, pero durante su estancia en la capital aragonesa recayó en la enfermedad falleciendo el 9 de octubre de aquel mismo año. Tras la muerte de Baltasar Carlos, Pedro Antonio de Aragón cayó en desgracia en la Corte teniendo que marchar a las posesiones que los Cardona tenían en el ducado de Segorbe. Los motivos de esa salida de la Corte tendrían su origen en las fundadas sospechas que se cernían en el círculo íntimo del monarca sobre el marqués del Pobar, en las que se culpaba a éste del fallecimiento del heredero tras contribuir en los amores ilícitos del Príncipe con algunas mujeres de la zona. El abandono de la Corte de Pedro Antonio se prolongó durante más de diez años. En 1660 se encuentra participando en la comitiva de Felipe IV durante la firma del Tratado de los Pirineos, en la isla de los Faisanes, en calidad de capitán de la Guardia Borgoñona. El retorno se debió producir gracias a la intercesión y al papel político que desarrollaron dos de sus hermanos en la Corte del Rey Planeta a lo largo de aquellos años: Luis de Cardona, VII duque de Cardona, y Pascual de Aragón, en aquellos momentos fiscal del Consejo de la Inquisición y presidente del Consejo de Aragón. Amén de ello no cabe menospreciar el hecho de que la hermana de Pedro Antonio, Catalina de Cardona, estaba casada con el privado del Rey, Luis de Haro, desde 1626. Durante los primeros años de la década de 1660, el marqués de Pobar fue recuperando la confianza de la Corona lentamente, alcanzando sus primeros frutos en 1664. En esa fecha, y viudo de su primera esposa desde 1641, contrae segundas nupcias con su prima hermana Ana Fernández de Córdoba y Figueroa, hija del V marqués del Priego. Al poco de celebrar el enlace, Felipe IV le nombra embajador en la corte romana de Alejandro VII, sustituyendo en el cargo a su hermano Pascual de Aragón que es enviado a Nápoles en calidad de virrey. Tras el fallecimiento de Felipe IV (1665), la reina Mariana de Austria, como regente de su hijo Carlos, ordena el regreso de Pascual de Aragón a la Corte para ser nombrado inquisidor general, cargo que al final no ocuparía en favor del padre Everardo Nithard y a cambio de la titularidad de la mitra toledana. Vacante el gobierno napolitano, Mariana llamó a Pedro Antonio de Aragón para sustituir de nuevo a su hermano en el cargo. El marqués del Pobar hizo su entrada oficial en Nápoles el 16 de abril de 1666, llevándose a cabo un espectacular desfile barroco en el que destacaban los más de ochenta carruajes tirados por seis caballos cada uno, además de otros coches de cuatro y dos caballos. El gobierno de Pedro Antonio de Aragón en Nápoles, que se alargó hasta 1672, se movió en torno a dos direcciones. Su objetivo primordial fue el de asegurar la estabilidad del Reino mediante la economía y la pacificación del campo, sacudido de forma constante por el fenómeno del bandolerismo. Premio de su esmero político resultó el nombramiento que recibió por parte de la Corona para ser su embajador especial en la coronación de Clemente X como nuevo Pontífice (1671). El otro gran objetivo fue el desarrollo de una importante política de carácter asistencial y benéfica que se concretó en la construcción de nuevas y modernas infraestructuras, como el Real Hospicio de los Pobres de San Pedro y San Genaro, o las fuentes públicas del Poggio Reale, santa Catalina de Fornello, Mezzo Cannone y Monte Oliveto. La corte virreinal pasó a convertirse en uno de los centros culturales más activos de la península italiana y del mundo hispánico gracias al mecenazgo de Pedro Antonio. Literatos, artistas e intelectuales formaron parte de un escenario que intentaba emular a la corte literaria que Alfonso V el Magnánimo entre 1416 y 1458 reunió en esa misma ciudad apenas dos centurias antes, y de cuyo agradecimiento se dejaron muestras patentes en las numerosas obras que salieron de las prensas trasalpinas a lo largo de aquellos años. El uso de la figura de Alfonso el Magnánimo fue una hábil estratagema por parte del virrey, quien no sólo legitimaba así su presencia ante los napolitanos sino que además le permitía explotar en su máxima dimensión su vinculación sanguínea con el Rey—recuérdese que Carlos II y Pedro Antonio de Aragón tenían como ascendente común a Fernando I de Aragón (1412-1416)--. Claro ejemplo de esa admiración es el traslado de los restos del monarca aragonés de Nápoles al Panteón Real de Poblet en 1671. El monasterio de Poblet (Tarragona), que albergaba el panteón familiar de los Cardona, fue el destinatario de buena parte de las obras de arte que impulsó el virrey durante sus años de gobierno en Nápoles. Reliquias, cuadros, ornamentos litúrgicos, estatuas y otras obras de arte fueron enviadas desde Italia, siendo su biblioteca personal el legado de mayor importancia y entidad. Según un inventario realizado por el monje benedictino Jaume Finestres en 1732, esa biblioteca constaba de más de cuatro mil volúmenes perfectamente encuadernados, dorados y marcados con las armas de Pedro Antonio de Aragón. La etapa napolitana del personaje concluyó en 1672 cuando fue llamado a la Corte, que en aquellos momentos se hallaba polarizada entre quienes apoyaban a la reina madre, Mariana de Austria, o al hermanastro del rey, Juan José de Austria. Los Cardona, con Pedro Antonio y Pascual al frente, y otros importantes linajes nobiliarios, apostaron de forma abierta por el bando del hijo bastardo de Felipe IV. A pesar de ser nombrado presidente del Consejo de Aragón (1672), de presidir las Cortes del Reino (1677-1687) y de serle concedida la Grandeza de España a título personal (1677), Pedro Antonio fue uno de los principales líderes del partido nobiliario contrarios al poder de Mariana de Austria. La muerte de Juan José y el fin de la regencia sobre Carlos II no mermaron la situación de Pedro Antonio, quien se consolidó como uno de los políticos más importantes durante el reinado del último monarca de la casa de Austria. Los últimos años de la vida de Pedro Antonio de Aragón vinieron marcados por la disputa legal contra su sobrina por la titularidad de los títulos vinculados a la casa de Cardona y de Segorbe. Tras el fallecimiento de su sobrino Joaquín de Aragón y Cardona en 1670, el marqués del Pobar reclamó los títulos en virtud de ser el varón más próximo a efectos de sucesión. Por el otro lado, Catalina Antonia de Aragón, esposa del duque de Medinaceli, reclamaba sus derechos en condición de hija y hermana de los dos anteriores duques de Cardona y Segorbe. El litigio llegó a su fin en 1679 tras el fallecimiento de la segunda esposa de Pedro Antonio. La concordia entre las dos ramas de la casa de Cardona se concretó con la renuncia de Pedro Antonio de Aragón a los títulos y rentas de las casas de Cardona y Segorbe a cambio de una compensación económica y del matrimonio con su sobrina-nieta Catalina de la Cerda y Aragón (1680), hija de los duques de Medinaceli y que apenas contaba en aquel instante con diecisiete años de edad. De ese enlace nacieron dos hijos que no llegaron a edad adulta, pero, a pesar de ello, Carlos II elevó la grandeza de España de Pedro Antonio de Aragón a la condición de hereditaria mediante Real Cédula de 1683. Pedro de Aragón falleció sin descendencia directa en su residencia de Madrid el primero de septiembre de 1690, pasando todos sus títulos a la casa de Medinaceli. Recibió sepultura en el convento de los Trinitarios Descalzos de Madrid, siendo trasladados sus restos al panteón familiar de los Cardona en el monasterio de Poblet en abril de 1691 por orden de su viuda. Obras de ~: Geometria militar, en la cual se comprenden las matemáticas de la fortificación y las tablas polimetricas proporcionales para dar medida á cualquier plaza, Nápoles, 1671. Bibl.: J. Gramunt i Subiela, “Notas biográficas de don Pedro Antonio de Aragón”, en Boletín arqueológico (BA) (Tarragona), época IV, fasc. 1-2 (enero-junio de 1947), págs. 15-21; J. Domínguez Bordona, “La biblioteca del Virrey don Pedro Antonio de Aragón”, en BA, fasc. 2 (abril-junio de 1948), págs. 37-53; “La biblioteca del Virrey don Pedro Antonio de Aragón. Addenda. Libros conservados en Poblet”, en BA, fasc. 30 (abril-junio de 1950), págs. 66-86; A. J. Soberanas i Lleó, “La biblioteca del Virrey D. Pedro Antonio de Aragón. Notas bibliográficas de los libros conservados en la biblioteca ‘Font de Rubinat’ (Reus)”, en BA, fasc. 57-60 (enero-diciembre de 1957), págs. 71-82; P. Bohigas, “Més llibres de la biblioteca de don Pedro Antonio de Aragón”, en Miscellanea Populetana, 1966, págs. 483-490; F. Barrios, El Consejo de Estado de la Monarquía española (1521-1812), Madrid, Consejo de Estado, 1984; J. Arrieta Alberdi, El Consejo Supremo de la Corona de Aragón (1494-1707), Zaragoza, Institución Fernando el Católico, 1994; S. Torras i Tilló, Els Ducs de Cardona: art i poder (1575-1690): una proposta d’estudi i d’aproximació a la història, art i cultura a l’entorn de la casa ducal en l’època moderna, tesis doctoral, Barcelona, Universitat Autònoma, 1997; P. Molas Ribalta, “La Duquesa de Cardona en 1640”, en Cuadernos de Historia Moderna, 29 (2004), págs. 133-143; C. Blanco Fernández, “Poder y cultura, el libro religioso en la biblioteca de don Pedro Antonio de Aragón”, en A. Cortés Peña (ed.), Religión y poder en la Edad Moderna, Granada, Universidad, 2005, págs. 297-314; D. Carrió-Invernizzi, Entre Nápoles y España. Cultura política y mecenazgo artístico de los virreyes Pascual y Pedro Antonio de Aragón (1611-1672), Madrid, Centro de Estudios Europa Hispánica, 2009. Encuadernaciones Nobleza de Andalucía no es obra rara en términos bibliófilos (¡si todavía podemos mantener dicha calificación a un libro del siglo dieciséis del que puede aparecer, -a lo sumo-, uno o dos ejemplares en comercio cada dos o tres años!). La obra está bellamente compuesta e impresa. El interés particular y depredador de muchos de quienes a lo largo de más de tres siglos fueron sus lectores por arrancar el folio correspondiente a las armas de su familia, ha hecho que una parte importante de los ejemplares que han llegado hasta nuestros días estén faltos. Por ello numerosos ejemplares contienen hojas manuscritas sustituyendo las originales arrancadas. En las fotografías mostradas a continuación se reproduce el índice completo con la lista de apellidos que figuran en la obra por si algún lector tiene curiosidad. Se reproduce también páginas con armas iluminadas y sin iluminar, el romance inédito de la batalla contra el rey moro de Granada, el del criado Macías y las serranicas de don Iñigo López de Mendoza.
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Encuadernaciones de biblioteca.
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Fernan Nuñez de Temez.-I Señor de la Casa de Córdoba. Fernán Núñez de Témez (también llamado Fernando Muñoz de Témez) fue un noble español de procedencia gallega que vivió en el siglo xiii, hijo de Nuño Fernández de Temes, 4.º Gran Maestre de la Orden de Alcántara, y de Elvira Fernández de Castro y Mendoza. Fue uno de los primeros conquistadores durante la conquista de Córdoba. Fue el primer tronco de los Fernández de Córdoba en Andalucía. Su descendencia y la de su mujer, D.ª Leonor Muñoz, se dividió en las Casas Capitales de Córdoba: la de Aguilar o Priego, la de Cabra, la de los Donceles o Comares y la de Alcaudete. Alfonso Fernandez de Cordoba. Señor de la Casa de Córdoba. Fue señor de la Casa de Córdoba y también de las villas de Cañete de las Torres, Dos Hermanas, Alcalá de los Gazules, las Cuevas de Carchena, Paterna, Lueches, Castro-Gonzalo, el Galapagar del Chiquero y de otros muchos heredamientos. Y llegó a ocupar los cargos de adelantado mayor de la frontera de Andalucía, alcalde mayor y alguacil mayor de Córdoba,y alcaide de Alcaudete y de Alcalá la Real. Fue el fundador del linaje de los Fernández de Córdoba,9106 que llegaría a ser el más destacado del antiguo reino de Córdoba y uno de los más importantes de Andalucía, y algunos autores afirman que Alfonso Fernández constituye «el ejemplo más ilustrativo de ascenso social de la pequeña nobleza de caballeros en Córdoba». Y Francisco Fernández de Béthencourt, por su parte, señaló que este noble fue «uno de los señores más autorizados y poderosos de su tiempo en toda la tierra de Andalucía». 1275 - 1327 Fernando Alfonso Fernandez de Cordoba. (1317 - 1344) II Señor de Cañete. Fue señor de la Casa de Córdoba y de Cañete de las Torres y ocupó los cargos de alcalde mayor y alguacil mayor de Córdoba y el de alcaide de los Donceles. Otorgó su último testamento en Córdoba el día 19 de diciembre de 1343, donde ordenó, entre otras muchas disposiciones, que lo enterrasen en la capilla de San Bartolomé de la Mezquita-catedral de Córdoba junto a su padre.95 Contrajo matrimonio por primera vez con su sobrina Urraca González Mesía —una hija de Mayor Alfonso de Córdoba y de su marido de Rodrigo González Mesía, comendador mayor de León en la Orden de Santiago— y con quien tuvo descendencia,96 posteriormente volvió a casarse con María Ruiz de Biedma —cuyos padres eran Rodrigo Íñiguez de Biedma, señor de Ortolanca y alcaide de los Reales Alcázares de Jaén, y Juana Díaz de Fines— y con quien también tuvo descendencia. Diego Fernández de Córdoba. Martín Fernández de Córdoba (muerto hacia 1437) fue un noble, político y militar castellano, alcaide de los Donceles, señor de Chillón, Lucena y Espejo. Diego Fernández de Córdoba y Arellano, I marqués de Comares (1464 - Orán, 1518), fue un noble y militar castellano que ostentó los cargos de virrey de Navarra (1512-15), gobernador y capitán general de Orán y Mazalquivir (1510-12; 1516-18). Fernández de Córdova, Luis. Marqués de Comares (II). ?, c. 1480 – Lucena (Córdoba), 1554. Alcaide de los Donceles, alguacil mayor de la ciudad, cabildo de Córdoba, Grande de España, gobernador de Orán y Mazalquivir. Diego Fernández de Córdoba y Zúñiga ( Orán , 1524 - Arbeca , 27 de septiembre de 1601) llamado el Africano ( el Africano ) por haber nacido en Orán, fue un noble castellano, III marqués de Comadres. Lluís Ramon Folc de Aragón-Cardona-Córdoba y Fernández de Córdoba-Figueroa. ( Córdoba , 24 de agosto de 1558 - Madrid , 1 de octubre de 1596 ) fue un noble y aristócrata, que va fue durante muchos años heredero de las casas de Comares y Aragón-Cardona, y como tal fue X conde de Prades . Enrique de Aragón Folc de Cardona y Córdoba, duque de Segorbe y de Cardona (Lucena, 12 de agosto de 1588-Perpiñán, 22 de julio de 1640) fue un noble y político español. Pedro Antonio Ramón Folch de Cardona, más conocido como Pedro Antonio de Aragón (Lucena, 1611-Madrid, 1690), fue un político y militar español, que estuvo a las órdenes de Felipe IV y Carlos II de España. |
El ducado de Cardona es un título nobiliario español, con grandeza de España inmemorial, creado en fecha desconocida de 1482 por los Reyes católicos, a favor de Juan Ramón Folch IV de Cardona y Urgel, V conde de Cardona. Denominación Su denominación hace referencia a la localidad de Cardona, (Barcelona). Antecedentes Inicialmente surgió el vizcondado de Cardona desde 1040, como señorío territorial, convirtiéndose posteriormente, ya con título nobiliario, en condado de Cardona, el 4 de diciembre de 1375, y finalmente elevado a ducado de Cardona en fecha desconocida de 1482.1 El primitivo señorío del vizcondado de Cardona, nació a partir del vizcondado de Osona en el siglo xi, y a finales del siglo xv quedaría en manos de la familia Cardona. Nota El primitivo condado de Cardona, de 14 de diciembre de 1375 que luego dio lugar a este ducado de Cardona, es anterior y totalmente independiente del condado de Cardona que creó el Archiduque-Pretendiente Carlos de Austria el 1 de marzo de 1722 a favor de José Folch de Cardona y Eril, y que fue confirmado por Felipe V, con grandeza de España el 28 de octubre de 1727. El linaje Cardona La genealogía mítica sitúa los orígenes de la casa de Cardona, en su línea femenina, a partir de una alemana de Carlomagno, Argència, casada con Folc d'Anjou, personaje que, en realidad, vivirá un siglo más tarde. Pero es a principios del siglo x cuando los Cardona entran en el escenario de la historia. En 911 Ermemir I, fundador del linaje, aparece por vez primera documentado en el testamento del conde Wifredo II Borrell. En 986, el conde Borrell II reedificó Cardona y sitúa sus habitantes bajo el patrocinio del vizconde Ermemir II, nieto de Ermemir I y hermano de Arnulf, obispo de Vich. Este obispo fue figura notable de su época, consejero del conde Ramón Borrell y amigo de Gerberto de Aurillac. En este momento, los miembros del linaje todavía ostentan el título de vizcondes de Osona, si bien serán los primeros en tomar un nombre vizcondal propio, independientemente del condado donde ejercían sus funciones delegadas de los condes barceloneses. Entre el siglo xi y el siglo xv, los Cardona –vizcondes, condes y duques–, descendientes de los primitivos vizcondes de Osona, darán al país guerreros, almirantes, abades, obispos, cardenales, diplomáticos y consejeros reales. Los vizcondes de Osona-Cardona contaban con importantes castillos como el de Tagamanent, Brull, Savassona –residencia de la familia–, Rupit y Caserras. La vinculación de los Cardona con el monasterio de San Pedro de Caserras es muy estrecha. Comenzando con la intervención de las vizcondesas de Osona, Ermetruit y Eugoncia, la mayoría de las mujeres de la familia Cardona lo van a proteger y fueron enterradas en este monasterio, construido encima del agua. La vizcondesa Almodis de Barcelona, mujer de Bernardo Amat I e hija del conde Ramón Berenguer II de Barcelona, es la última dama de Cardona que fue allí enterrada, en 1131. Su esposo, Bernardo Amat I de Cardona, que morirá un año después que su hijo Ramón Folch II (m. 1150) será el último vizconde de Cardona en ser enterrado en dicho monasterio, en 1151. Su buena relación con los condados pirenaicos (Urgel, Pallars, Castellbó) con los que les unían vínculos de sangre, los llevó a desempeñar, tradicionalmente, un papel de mediadores entre la corona y los condados de la Cataluña occidental, evitando muchos conflictos. Este papel y el poder económico de las minas de sal, convertirá a los Cardona en un linaje de una influencia capital durante la Edad Media. La casa de Cardona va a ser la única de los linajes de la antigua alta nobleza que superaría la profunda crisis económica y política que a finales de la Edad Media se abatirá sobre esta clase social. En el siglo xii, la explotación de la sal de Cardona representaba una considerable fuente de riqueza y la influencia de la casa no dejó de aumentar. Bernardo Amat I de Cardona fue uno de los magnates que acompañarían al conde de Barcelona, Ramón Berenguer III –de quien era cuñado– a las Baleares, en 1114. El nieto de Ramón Folc II, Guillem I de Cardona, no luchó contra los cruzados de Montfort en Occitania pero capitaneó las gestiones con el papado tendentes al retorno de Jaime I el conquistador a Cataluña y posteriormente formó parte del consejo de regencia del mismo mientras este era aún menor de edad. Su influencia política y económica y la implicación constante en los asuntos de la corona les hará pasar de vizcondes a condes de Cardona en el siglo xiv, privilegio concedido por Alfonso el Magnánimo, y de condes a duques de Cardona un siglo más tarde, privilegio concedido por los Reyes Católicos a Joan Ramón Folc IV de Cardona, casado con la tía del rey Fernando II de Aragón. Entre los personajes de la familia destacaron también Pedro de Cardona (m. Alcover, 1530), obispo de Urgel, arzobispo de Tarragona, Presidente de la Generalidad de Cataluña y virrey de Cataluña. La familia tuvo diversas ramificaciones, entre las que destacan la siciliana de los vizcondes de Mazzarone (fundada por Ramón de Cardona y Ampurias, hijo de Ramón Folc V de Cardona); la de los señores de Torà (fundada por Bernado Amat de Cardona y Ampurias, hermano del anterior); la de los señores de Bellpuig, duques de Soma y duques de Sessa y condes de Palamós (fundada por Hugo de Cardona-Anglesola y de Luna, hijo de Hugo II de Cardona); y la de los Cardona-Borja, que ostentaron el marquesado de Castellnou y algunos de ellos llegaron a ser príncipes del Sacro Imperio Germánico. La falta de sucesión masculina y los enlaces matrimoniales que se produjeron en el siglo xvi los entroncan con familias castellanas y el ducado de Cardona con grandeza de España desde tiempos inmemoriales, se integra con el ducado de Segorbe y, más tarde, en el ducado de Medinaceli, hasta que en el siglo xx el XVIII duque de Medinaceli se lo cede a su tercera hija: Casilda Fernández de Córdoba y Rey volviendo a ser rama independiente. En la actualidad la titular es Casilda Ghisla Guerrero-Burgos Fernández de Córdoba casada en segundas nupcias desde finales de 2020 con Rodrigo Moreno de Borbón, hijo de la princesa Teresa de Borbón-Dos Sicilias y del marqués de Laserna. Anteriormente estuvo casada con Emilio Prieto Reina desde 2008. |
El ducado de Segorbe es un título nobiliario español concedido por el rey Juan II de Aragón en 1469 a Enrique de Aragón y Pimentel, infante de Aragón, hijo del infante Enrique de Aragón, i duque de Villena, y de Beatriz de Pimentel, conocido como "Infante Fortuna". Es uno de los títulos nobiliarios más importantes de España, y se le concedió la grandeza de primera clase en 1520, por el Emperador Carlos V. Actualmente pertenece a una rama menor de la Casa de Medinaceli, encabezada por Ignacio Medina y Fernández de Córdoba. Historia El ducado de Segorbe fue instituido en 1469 por Juan II de Aragón en favor de su sobrino Enrique de Aragón y Pimentel, entonces de 14 años de edad, e hijo del turbulento infante Enrique, hermano de Alfonso V de Aragón y de Juan II de Aragón muerto en Calatayud en 1445 como consecuencia de las heridas recibidas en el enfrentamiento entre castellanos conocido como la Batalla de Olmedo (1445) en el mismo año en que nació este Enrique. Tiene por casa solar la ciudad de Segorbe, provincia de Castellón. Posteriormente el título pasó a la casa de Medinaceli. La Casa de Segorbe es una casa nobiliaria española originaria de la Corona de Aragón. El rey Alfonso V el Magnánimo, otorgó en 1436 a su hermano el infante Enrique de Aragón el Señorío de Segorbe en el Reino de Valencia y el Condado de Ampurias en el Principado de Cataluña. El señorío de Segorbe fue elevado a Ducado de Segorbe en 1475. El matrimonio de Alfonso de Aragón y de Sicilia, II duque de Segorbe con Juana de Cardona, III duquesa de Cardona unió la Casa de Segorbe con la Casa de Cardona. En 1575 ambas se incorporaron a la Casa de Comares y en 1676 las tres a la Casa de Medinaceli. |
Padres | Abuelos | Bisabuelo | Tatarabuelo. | ||||||||||
Diego Fernández de Córdoba (1524 – 1601) | Luis Fernández de Córdoba y Pacheco (1482 – 1564) | ||||||||||||
Francisca Fernández de Córdoba y de la Cerda (1500 ca. – 1571) | |||||||||||||
Luis Ramón de Aragón Folc de Cardona y Córdoba (1558 – 1596) | |||||||||||||
Juana de Aragón Folc de Cardona (1543 – 1608) | Alfonso de Aragón y Portugal (1489 – 1563) | ||||||||||||
Juana Folch de Cardona y Manrique de Lara (1504 – 1564) | |||||||||||||
Enrique de Aragón Folc de Cardona y Córdoba (1588 – 1640) | |||||||||||||
Luis Enríquez de Cabrera (1530 – 1596) | Luis Enríquez y Girón (1500 – 1572) | ||||||||||||
Ana de Cabrera y Moncada (1508 – 1565) | |||||||||||||
Ana Enríquez de Cabrera y Mendoza (1561 – 1607) | |||||||||||||
Ana de Mendoza (1540 ca. – 1595) | Diego Mendoza y Aragón (1520 – 1566) | ||||||||||||
María de Mendoza (1510 – 1554) | |||||||||||||
Pedro Antonio de Aragón-Córdoba-Cardona y Fernández de Córdoba (1611 – 1690) | |||||||||||||
Juan Matias de Córdoba y Figueroa (1525 ca. – 1589) | Lorenzo III Suárez de Figueroa (1505 – 1528) | ||||||||||||
Catalina Fernández de Córdoba y Enríquez (1495 – 1569) | |||||||||||||
Pedro Fernández de Córdoba y Figueroa (1563 – 1606) | |||||||||||||
Catalina Fernández de Córdoba y Figueroa (1547 – 1574) | Pedro Fernández de Córdoba y Figueroa (1519 – 1552) | ||||||||||||
Ana de la Cruz Ponce de León (1527 – 1601) | |||||||||||||
Catalina Fernández de Córdoba y Figueroa (1589 – 1646) | |||||||||||||
Fernando Enríquez de Ribera y Portocarrero (1517 – 1594) | Fernando Enríquez de Ribera (1480 ca. – 1522) | ||||||||||||
Inés Portocarrero y Cárdenas (1490 – 1546) | |||||||||||||
Juana Enríquez de Ribera y Cortés (1565 ca. – 1635) | |||||||||||||
Juana Cortés Ramírez de Arellano (1533/1536 – 1588) | Hernán Cortés (1485 – 1547) | ||||||||||||
Juana Ramírez de Arellano y Zúñiga (1509 – 1578) |
Itsukushima Shrine. |
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