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Libro de Proverbios, 8 20, de la Biblia. "Yo camino por la senda de la justicia, por los senderos de la equidad."

miércoles, 2 de noviembre de 2011

48.-Los territorios británicos de ultramar I a




El Imperio británico.


  



El Imperio Británico en 1886, en rosa, que era el color en que se
coloreaban los dominios británicos en los mapas.


El Imperio británico, aquel del famoso mapa de color rosa que en las clase de educación básica, pintaban afanosos los jóvenes alumnos del Reino Unido, su encarnación, la longeva reina Victoria, emperatriz de la India y abuela de los monarcas europeos de su época, señora de la Royal Navy y sus poderosas flotas, con buques y acorazados listos para zarpar.
 
Éste ambiente romántico nos lo evoca a la perfección la conocida canción “Rule Britannia”, el Imperio que “gobierna las olas”, la letra de esta canción patriótica merece una atenta escucha, ya que en ella se nos revela la historia de todo un país y que a pesar de ser una canción de exaltación imperial aún sigue sonando junto a “Jerusalem” y muchas otras. 

Esta nación británica, cuyos valientes patriotas “nunca serán esclavos” como dice la canción, fue capitaneada por la nobleza y la aristocracia terrateniente en su imperialidad, que declarando al mundo la Pax Británica; expandieron las casacas rojas y los salacots desde el Caribe hasta Australia pasando por África y Asia. Al menos es esta la imagen que nos ha legado el cine y la literatura. Aún así, en este estadio de poderío imperial, Salisbury, primer ministro a la sazón pronuncia su famoso discurso sobre las naciones moribundas, allá por el año 1898:

“Podemos dividir las naciones del mundo, grosso modo, en vivas y moribundas. Por un lado, tenemos grandes países cuyo enorme poder aumenta de año en año, aumentando su riqueza, aumentando su poder, aumentando la perfección de su organización. […] Junto a estos existen un número de comunidades que sólo pueden ser descritas como moribundas, […] en su mayor parte no cristianas […];en esos Estados, la desorganización y la decadencia avanzan casi con tanta rapidez como la concentración y aumento de poder en las naciones vivas que se encuentran junto a ellos. Década tras década, cada vez son más débiles, más pobres y poseen menos hombres destacados o instituciones en que poder confiar, aparentemente se aproximan cada vez más a su destino aunque todavía se agarren con extraña tenacidad a la vida que tienen.”

RELIQUIAS DEL IMPERIO.

Lo que sí nos interesa saber es qué quedó de todo aquello, de aquel Imperio de leyenda, centrándonos básicamente en el testimonio territorial, es decir las posesiones que restan de aquel Imperio Británico. Ese testimonio son los ahora conocidos como “British Overseas Territories” (BOT) o Territorios británicos de ultramar, y como en todo testimonio ellos comparecerán  ante nosotros y algo nos dirán; primero sobre ellos,  y también sobre los límites a los que llegó el imperialismo europeo en su apogeo. En algunos casos nos contarán como se administran y qué papel o estatus tienen dentro de Reino Unido y en la proyección exterior de éste, otros nos hablarán de las historias más curiosas jamás imaginadas, también nos mostrarán unos ecosistemas algo más vigorosos y más vírgenes del planeta.

A estas historias y testimonios históricos se les dejará hablar (con la intercesión del que aquí escribe) y por tanto la cuestión de los BOT se abordará de una forma bastante ecléctica, sin la pretensión de hacer un análisis sistemático de todos los aspectos posibles en cada uno de los territorios, ya que son en total 14. Muchos territorios se quedarán a la espera de contarnos el testimonio del que fuera Imperio que ya no “gobierna las olas”. Allá vamos.

  

El legado del Imperio británico.

Commonwealth flag as adopted in 2013



20 marzo, 2017
por Javier Esteban

La Commonwealth puede verse como una institución supranacional motivada por el desenlace del proceso de descolonización. La cultura de Gran Bretaña se ha ido imponiendo paulatinamente sobre los países miembros de la mancomunidad, ya sea por el uso de la lengua inglesa, por las costumbres británicas o por ciertas tradiciones administrativas, como la aplicación de la common law como régimen jurídico, sin olvidar la peculiaridad de conducir por la izquierda de la gran mayoría de sus miembros.

  


La supremacía británica sobre el panorama internacional ha dado como resultado uno de los mayores imperios de la Historia. Prueba de ello es, por ejemplo, la sustitución del francés por el inglés como lengua básica de las relaciones internacionales. El influjo anglosajón ha estado repartido por diferentes puntos geopolíticos significativos: desde las colonias americanas, pasando por las superficies de ultramar del Caribe, hasta regiones de los continentes asiático y oceánico, además de un proceso de colonización africana sobre un conjunto de países del continente.

Desde finales del siglo XIX, el Imperio británico comenzó a desquebrajarse tras la concesión del autogobierno a las colonias de Canadá, Australia, Nueva Zelanda y Sudáfrica. Y, aunque el dominio imperial sobre todos estos territorios finalizara completamente a mediados del siglo XX, el famoso ingenio inglés se adelantó a tal acontecimiento creando una nueva confederación, de aspecto mediáticamente más democrático: la Commonwealth.
La Mancomunidad de Naciones está representada actualmente por un conjunto de 52 países —aproximadamente dos millardos de personas, casi un tercio de la población mundial— constituidos como países completamente independientes o semiindependientes. El rasgo esencial que fundamenta dicha organización son los lazos históricos que han mantenido estos países con el Reino Unido durante sus procesos de colonización, independencia y reconfiguración sociopolítica. No obstante, la Mancomunidad ha tenido varios problemas administrativos en la defensa de estos lazos históricos.

 Es el caso de Mozambique, que en 1995 ingresó como nuevo miembro en la organización sin haber mantenido nunca una relación con Gran Bretaña. Tras la celebración de la cumbre de Edimburgo (1997), se estableció que solo las naciones que hubieran tenido un vínculo constitucional con el Imperio británico podían establecerse como naciones pertenecientes a la Mancomunidad. Sin embargo, este principio quedó en un segundo plano en 2009 con la incorporación de Ruanda, antigua colonia alemana y belga.
De los países que estructuran la organización mancomunada, 32 se han estructurado como repúblicas; 16 países, como monarquías dependientes de la reina británica, y el resto de países, como monarquías nacionales, sin obviar que, al final y al cabo, sin un papel ejecutivo concreto, la reina Isabel II es la cabeza de poder de dicha organización, pues es presentada como “símbolo de la libre asociación de sus miembros”.
Etimológicamente, la denominación de la Commonwealth significa en inglés ‘riqueza común’. Entronca, así, tanto en su definición y terminología como en su uso, con la teoría del liberalismo clásico, asociada —sobre todo en este sentido— a la argumentación de Adam Smith sobre la promoción del bienestar económico general por parte del gobernante.

Un recorrido con más baches que soluciones.

Los primeros ministros de los cinco miembros de la Mancomunidad en la conferencia de 1944. De izquierda a derecha: Mackenzie King, Jan Smuts, Winston Churchill, Peter Fraser y John Curtin.


En el año 1920, una vez acabada la Gran Guerra, tuvo lugar la Conferencia imperial, en la cual los territorios de Canadá, Australia, Nueva Zelanda y Sudáfrica, ya emancipados del dominio británico, acordaron la celebración de reuniones periódicas con el fin de establecer lazos de cooperación y solidaridad entre ellos. A partir de entonces, podemos decir que comienzan los planes estructurales de una organización confederada y la creación de una sociedad internacional que sustituyera el antiguo Imperio británico, tirano y colonizador, por una institución legítima, más equitativa y progresiva.
En la Declaración de Balfour (1926) se fundamentó la relación sociojurídica entre estos países: 

“Gran Bretaña y los dominios son comunidades autónomas dentro del imperio, iguales en estatus, de ninguna manera subordinadas unas a otras en ningún aspecto de sus asuntos internos o externos, aunque unidas por una fidelidad común a la Corona y libremente asociadas como miembros de la British Commonwealth of Nations”. 

Dicha declaración fue oficialmente ratificada por el Estatuto de Westminster (1931) y se convirtió en ley interna de los países que, siendo excolonias, se posicionaban fieles a Gran Bretaña. No obstante, esta incorporación como ley nacional debía ser aprobada y ratificada por los correspondientes Parlamentos, lo que supuso que hasta 1942 y 1947, respectivamente, Australia y Nueva Zelanda no la ratificaran. En el caso de Terranova, hasta su incorporación como provincia canadiense en 1949, Reino Unido siguió manteniendo su control directo sobre el territorio.
Durante la década de los 30, la Mancomunidad Británica de las Naciones tuvo que afrontar dos problemas de diferente índole. Por un lado, la Gran Depresión de 1929, donde las “preferencias imperiales” se impusieron sobre la crisis al favorecer la comercialización entre los países miembros. Por otro lado, la emancipación de Irlanda como república independiente (1937); hasta su salida de la Commonwealth en 1949, las discrepancias y conflictos entre el Gobierno británico y la sociedad irlandesa eran más que evidentes, con tensiones y conflictos ideológicos. Sin embargo, la salida de Irlanda supuso un cambio de rumbo en la organización supranacional: la Mancomunidad Británica de Naciones decidió eliminar la palabra británica de su denominación, lo que suponía un giro conceptual con el fin de una mayor expansión internacional.

A partir de entonces, comenzará un proceso de acogida e integración de diferentes países, todos ellos vinculados históricamente a Gran Bretaña, empezando por la India tras la proclamación de su independencia y su configuración como república en 1950.
No obstante, la entrada del Reino Unido en la Comunidad Económica Europea (CEE) en 1973 derivó en un nuevo conflicto intraorganizativo, pues uno de sus objetivos era favorecer las políticas económicas entre los países miembros en detrimento de los intereses imperiales, que habían funcionado eficazmente en el seno de la mancomunidad. La cooperación —no solo económica, sino también de promoción de valores y políticas sociales— había sido establecida por la Declaración de los Principios de la Mancomunidad, firmada en Singapur en 1971 y posteriormente ratificada en la Declaración de Harare dos décadas después. Cabe destacar que estas dos declaraciones —que representan la Constitución de la Commonwealth—, más que recoger privilegios de cooperación y solidaridad económica entre los países miembros, establecían una serie de valores, derechos y libertades que los países miembros debían fomentar y, por supuesto, proteger. Por tanto, la incompatibilidad de ser miembro de las dos organizaciones se fundamentaba más en el miedo de perder un socio como Gran Bretaña que en una determinada irregularidad.

Suspensos, renuncias y abandonos: los conflictos territoriales.

Atendiendo a la particularidad de los países miembros, han sido frecuentes los conflictos con los que la Commonwealth ha tenido que lidiar. Estos enfrentamientos se han basado, sobre todo, en el atropello de ciertos derechos y libertades en determinados países, así como la renuncia de otra minoría de Estados que no han querido adentrarse en el desarrollo organizativo de la Mancomunidad.

Uno de los primeros casos fue Sudáfrica, que había sido uno de los países originarios de la Commonwealth. Emancipada desde 1960, sufrió presiones internacionales por su pertenencia a la Commonwealth debido a su régimen de apartheid, lo que derivó en la renuncia del país a la membresía. Fue readmitida en 1994 tras la victoria de Nelson Mandela en las elecciones nacionales y, por consiguiente, la abolición del apartheid.
Desde 1997, tras la elaboración de una Constitución propia de un país democrático, las islas Fiyi volvieron a ser miembro de la Commonwealth, a cuya pertenencia habían renunciado diez años atrás. A partir de 2000, se suceden una serie de golpes de Estado que conllevan una sanción institucional por parte de la Mancomunidad. Con el nuevo golpe de Estado de 2006, la Commonwealth decidió suspender plenamente a Fiyi como miembro de la organización hasta la celebración de unas elecciones presidenciales, las cuales no llegaron hasta el año 2014, cuando las competencias internacionales afirmaron la concurrencia democrática de las mismas.

En cuanto a Nigeria, la Commonwealth decidió suspender su acta de país miembro en 1995 después de varios años de un Gobierno militar, que había evitado que el candidato electo de las elecciones de 1993, Moshood Abiola, tomara el poder presidencial, declaró inconstitucional el nuevo Gobierno elegido y encarceló a Abiola. Hasta la caída del Gobierno militar en 1998 y la celebración de unas nuevas elecciones presidenciales un año después, Nigeria no fue readmitida como país miembro de la Commonwealth.

El caso más complejo fue el protagonizado por Pakistán. Desde la proclamación de la república federal del país (1956), el enfrentamiento civil entre territorios era evidente: mientras la región este —actual Bangladés— demandaba su independencia, la región oeste mantenía sus pretensiones de control nacional. Todo ello llevó a un conflicto civil en 1971 entre ambas regiones —con la participación de las tropas indias a favor de la región este— y tuvo como resultado la independencia estatal de Bangladés. Este hecho provocó la renuncia de Pakistán en la participación de la Commonwealth y su posterior reincorporación en 1989.

Lejos de haberse solucionado el conflicto, Pakistán fue suspendida del consejo de la Commonwealth en 1999 tras tomar las riendas del poder ejecutivo el Ejército nacional. A partir de principios del nuevo siglo, las relaciones entre Pakistán y Bangladés comenzaban a prosperar pacíficamente y las tropas indias empezaban a abandonar la zona de control entre ambos países, lo que supuso la readmisión de Pakistán en la organización (2004). Tres años después, tras la declaración del estado de emergencia en el país, Pakistán fue nuevamente suspendida como país miembro de la organización durante medio año, hasta la celebración de las elecciones presidenciales.
tros países sencillamente han querido abandonar la Commonwealth al considerar innecesaria su pertenencia. Al caso de Irlanda, en 1949, tenemos que añadir Zimbabue (2003), donde el dictador Robert Mugabe decidió prescindir de la integración en la Mancomunidad; el abandono de Gambia (2013), supuestamente provocado por el carácter “neocolonial” de la organización —aunque la libertad del país está en entredicho cuando el expresidente del país, Yahya Jammeh, ha permanecido 23 años en el poder tras un golpe de Estado—, y, por último, la reciente renuncia de las Maldivas, causada por el conflicto de ideas entre la isla islámica y la organización internacional tras el golpe de Estado en 2012.

“Dejen de ser, empiecen a hacer”

En su contexto sociocultural, uno de los rasgos definitorios de la Commonwealth es la celebración de los Juegos de Mancomunidad cada cuatro años, emulando a los Juegos Olímpicos (JJ. OO.). Iniciados en 1930, estos juegos se configuran como otros eventos deportivos del mismo estilo, como los Juegos Panamericanos, Asiáticos o Mediterráneos, entre otros. Además de los clásicos juegos que componen el conjunto de deportes practicados en los JJ. OO., se compite también en una serie de deportes que tienen cierto carácter cultural en los países miembros de la Mancomunidad, como el críquet, el squash, el rugby a siete o el polo. Además, a diferencia de los JJ. OO., el Reino Unido juega dividido en cuatro países diferenciados —Irlanda del Norte, Inglaterra, Escocia y Gales— y solo estos tres últimos, más Australia, Canadá y Nueva Zelanda, han participado en todos los eventos celebrados. Esto se debe, en cierta medida, a que en 1986 32 países de África, Asia y el Caribe no acudieron a los juegos como protesta contra la relación de solidaridad que Thatcher había establecido con el régimen de apartheid sudafricano.

En su contexto más político e institucional, la Mancomunidad de Naciones se establece bajo los principios de garantía de los procesos electorales de los países miembros —sistemas de elección con lógica de representación-mandato—, asesoramiento en los conflictos nacionales y protección de los Estados pequeños —seis islas caribeñas tienen una categoría especial dentro de la Commonwealth, por lo que Reino Unido se encarga de sus defensas y políticas exteriores—. En esta línea, resulta sencillo resaltar las diferencias con la Unión Europea o UNASUR, las cuales tienen sus propios organismos, instituciones y leyes internacionales que rigen el funcionamiento de sus países miembros. La Commonwealth tiene unos rasgos más similares a la Organización de Estados Iberoamericanos, donde están representados España y Portugal junto con países americanos de su esfera de influencia, ya que su objetivo es establecer unas políticas encaminadas a la cooperación y al respeto y protección de una serie de derechos y libertades; en ese sentido, constituye una organización relativamente informal. Además de la inexistencia de una Constitución propia como tal, debe destacarse que los dos pilares institucionales básicos son la monarquía y el secretariado —los representantes de cada país son nombrados altos comisarios—, creado en 1965 y estructurado en tres departamentos: Asuntos Económicos, Internacionales y Administrativos.

Todo ello, en cierto sentido, nos deja con la incógnita de cómo catalogar y diferenciar exactamente la Commonwealth: como una verdadera organización democrática cuyo fin es el respeto de los derechos humanos, la cooperación entre los países y la promoción de sus características socioculturales, o como una confederación superficial donde la continuación del Imperio británico sigue vigente, escondido bajo la figura internacional de mancomunidad. Lo que resulta evidente es que su flexibilidad y pragmatismo han permitido a la Commonwealth poder adaptarse y redefinirse como una asociación, en contraposición a la extinta Unión francesa. Tal vez, de cara a su supervivencia y evolución, el análisis de la Commonwealth debería empezar a apuntar no al tanto al ser común como al hacer común.

  

La Mancomunidad de Naciones (en inglés, Commonwealth of Nations), antes denominada Mancomunidad Británica de Naciones (British Commonwealth of Nations), es una organización compuesta por 56 países soberanos independientes y semiindependientes que, con la excepción de Togo, Gabón, Mozambique y Ruanda,​ comparten lazos históricos con el Reino Unido. En el pasado, Irlanda y Zimbabue también formaron parte de ella. Su principal objetivo es la cooperación internacional en el ámbito político y económico, y desde 1950 la pertenencia a ella no implica sumisión alguna a la Corona británica, aunque se respeta la figura del monarca del Reino Unido. Con el ingreso de Mozambique, la organización ha favorecido la denominación «Mancomunidad de Naciones» para subrayar su carácter internacionalista. Sin embargo, el adjetivo «británico» se sigue utilizando con frecuencia para diferenciarla de otras mancomunidades existentes a nivel internacional.

El rey Carlos III del Reino Unido está a la cabeza de la organización, según los principios de la Mancomunidad, como «símbolo de la libre asociación de sus miembros».
En 2022, Togo (ex-colonia alemana y francesa) y Gabón (ex-colonia francesa) se unieron a la Mancomunidad convirtiéndose en los nuevos miembros sin lazos previos con el Reino Unido. La organización tiene sus orígenes en la Conferencia Imperial de 1930, cuando el gobierno británico reconoció ciertos derechos de autodeterminación a sus colonias e inició los trabajos que culminaron con el Estatuto de Westminster en 1931, y que dieron origen a la Mancomunidad (en ese entonces consistente en un puñado de excolonias aún leales a la monarquía).

Hacia el interior la administra una Secretaría General con sede en la ciudad de Londres que, en la actualidad, ocupa el indio Kamalesh Sharma. Otras organizaciones hermanas que colaboran con los esfuerzos de la Secretaría General son la Fundación de la Mancomunidad (en inglés, Commonwealth Foundation) y la Mancomunidad del Aprendizaje (en inglés, Commonwealth of Learning) con sede la primera en Londres y la última en la ciudad de Vancouver, Canadá.


Estructura.

Jefe de la Mancomunidad

Según la fórmula de la Declaración de Londres, el rey Carlos III es el jefe de la Mancomunidad, título que por ley forma parte de los títulos reales de este en cada uno de los reinos de la Mancomunidad,​ los quince miembros de la Mancomunidad que lo reconocen como su monarca. Cuando el monarca muere, el sucesor de la corona no se convierte automáticamente en el nuevo jefe de la Mancomunidad.
 Sin embargo, en su reunión de abril de 2018, los líderes de la Mancomunidad acordaron que el por entonces príncipe Carlos sucedería a su madre como jefe. El cargo es simbólico y representa la libre asociación de miembros independientes, la mayoría de los cuales (34) son repúblicas y cinco tienen monarcas de diferentes casas reales (Brunéi, Esuatini, Lesoto, Malasia y Tonga).

Reunión de Jefes de Gobierno de la Mancomunidad

El principal foro de toma de decisiones de la organización es la Reunión bienal de Jefes de Gobierno de la Mancomunidad (CHOGM por sus siglas en inglés), donde los jefes de gobierno de la Mancomunidad, incluidos (entre otros) primeros ministros y presidentes, se reúnen durante varios días para discutir asuntos de interés mutuo. El CHOGM es el sucesor de las Reuniones de Primeros Ministros del Mancomunidad y, anteriormente, de las Conferencias Imperiales y de las Conferencias Coloniales, que se remontan a 1887. 
También hay reuniones periódicas de ministros de finanzas, de ministros de derecho, de ministros de salud, etc. miembros antes que ellos, no están invitados a enviar representantes a reuniones ministeriales o CHOGM.
El jefe de gobierno que organiza el CHOGM se denomina presidente en ejercicio (CIO) y conserva el cargo hasta el siguiente CHOGM. 


Secretaría de la Mancomunidad

Marlborough House, Londres, sede de la secretaría de la Mancomunidad, su principal institución intergubernamental.

La Secretaría de la Mancomunidad, creada en 1965, es la principal agencia intergubernamental de la Mancomunidad, que facilita las consultas y la cooperación entre los gobiernos y países miembros. Es responsable ante los gobiernos miembros colectivamente. La Mancomunidad de Naciones está representada en la Asamblea General de las Naciones Unidas por la secretaría en calidad de observador. La secretaría organiza cumbres de la Mancomunidad, reuniones de ministros, reuniones consultivas y debates técnicos; ayuda al desarrollo de políticas y brinda asesoramiento sobre políticas, y facilita la comunicación multilateral entre los gobiernos miembros. También proporciona asistencia técnica para ayudar a los gobiernos en el desarrollo social y económico de sus países y en apoyo de los valores políticos fundamentales de la Mancomunidad.

La secretaría está dirigida por el secretario general de la Mancomunidad, quien es elegido por los jefes de gobierno de la Mancomunidad por no más de dos mandatos de cuatro años. El secretario general y dos subsecretarios generales dirigen las divisiones de la Secretaría. 
La actual secretaria general es Patricia Scotland, baronesa Escocia de Asthal, de Dominica, que asumió el cargo el 1 de abril de 2016, sucediendo a Kamalesh Sharma de India (2008-2016).


Arnold Cantwell Smith


 El primer secretario general fue Arnold Smith de Canadá (1965-1975), seguido por Sir Shridath Ramphal de Guyana (1975-1990), Jefe Emeka Anyaoku de Nigeria (1990–99) y Don McKinnon de Nueva Zelanda (2000–2008).

Países miembros.

1926-1945: Reino Unido • Australia • Nueva Zelanda • Sudáfrica • Canadá.

1945-1949: India • Pakistán • Sri Lanka.

1949-1959: Ghana • Malasia.

1959-1969: Nigeria • Chipre • Sierra Leona • Jamaica • Trinidad y Tobago • Uganda • Kenia • Malaui • Malta • Tanzania • Zambia • Gambia • Barbados • Botsuana • Guyana • Lesoto • Singapur • Mauricio • Nauru • Suazilandia.

1969-1979: Fiyi • Samoa • Tonga • Bahamas • Bangladés • Granada • Papúa Nueva Guinea • Seychelles • Dominica • Islas Salomón • Tuvalu • Kiribati • San Vicente y las Granadinas • Santa Lucía.

1979-1989 Vanuatu • Antigua y Barbuda • Belice • Maldivas • San Cristóbal y Nieves • Brunéi.

1989 hasta la actualidad: Namibia • Camerún • Mozambique • Ruanda.


  

El Día de la Mancomunidad (en inglés: Commonwealth Day), anteriormente conocido como Día del Imperio (en inglés: Empire Day), es la celebración anual de la Mancomunidad de Naciones (en inglés: Commonwealth of Nations) celebrada el segundo lunes de marzo.​ Está marcado por un servicio multirreligioso en la Abadía de Westminster, al que normalmente asisten la reina Isabel II como jefa de la Mancomunidad junto con el secretario general de la Mancomunidad y los altos comisionados de la misma en Londres. La reina pronuncia un discurso a la Mancomunidad, que se transmite en todo el mundo.
El Día de la Mancomunidad es un día festivo en algunas partes de la Mancomunidad de Naciones, pero no actualmente en el Reino Unido.

Historia
La Asunción de la Reina Victoria, grabado de 1901

El primer Día del Imperio tuvo lugar el 24 de mayo de 1902, celebrado antes de 1901 como el cumpleaños de la reina Victoria, que murió el 22 de enero de 1901. Fue instituido en el Reino Unido en 1905 por Lord Meath, y se extendió por todos los países de la Mancomunidad. El Día del Imperio fue definido en su momento como un "símbolo de esa unidad de sentimiento (...) a esos ideales de libertad, justicia y tolerancia por los cuales el Imperio Británico [se mantuvo] en todo el mundo".

El Día del Imperio se convirtió en un evento importante, que incluía, entre otras cosas, desfiles escolares y la BBC. En 1925, 90.000 personas asistieron a un servicio de acción de gracias del Día del Imperio celebrado en el Estadio de Wembley como parte de la Exposición del Imperio Británico.

La idea de un día que "les recordaría a los niños que formaban parte del Imperio británico, y que podrían pensar con otros en tierras al otro lado del mar, lo que significaba ser hijos e hijas de un imperio tan glorioso" y que les informó que "la fuerza del Imperio dependía de ellos, y nunca deben olvidarlo" fue concebida en 1897.​ En 1898, la canadiense Clementina Trenholme introdujo un Día del Imperio en las escuelas de la provincia de Ontario, en el último día escolar antes del 24 de mayo, cumpleaños de la Reina Victoria. El Día del Imperio o Día de la Victoria se celebró en la Colonia del Cabo antes de la Segunda Guerra Bóer y posteriormente en toda la Unión Sudafricana.
La Liga del Imperio Británico (una sociedad patriótica británica) jugó un papel decisivo en la promoción del Día del Imperio como una fiesta patriótica.10​ El Día del Imperio atravesó los límites de clase, y después de la Primera Guerra Mundial conservó "potencia hegemónica al amalgamar las tradiciones emergentes de la sombría conmemoración en el repertorio de la fiesta imperial".
En 1958, Harold Macmillan (primer ministro británico) anunció en el Parlamento el cambio de nombre del Día del Imperio como el Día de la Mancomunidad.
Siguiendo una propuesta de 1973 de la Royal Commonwealth Society, la Secretaría de la Mancomunidad seleccionó el segundo lunes de marzo como la fecha en la que se observa el Día de la Mancomunidad en todos los países de la Mancomunidad de Naciones.

Observancia

El Día de la Commonwealth no es una fiesta legal sino un día de observancia por aproximadamente 1000 millones de personas de sus vínculos comunes y la contribución de la Mancomunidad de Naciones a la creación de un ambiente global armonioso.
En el Reino Unido, la bandera nacional es izada en edificios públicos el segundo lunes de marzo para conmemorar el Día de la Commonwealth.​ Además, el Edificio del Parlamento Escocés iza la bandera de la Commonwealth.​ La Reina y otros miembros de la familia real asisten a un servicio especial en la Abadía de Westminster.
Aunque el Día de la Commonwealth no se celebra como festivo en Australia, varios días festivos regionales coinciden con este día: el Día de Canberra en el Territorio de la Capital Australiana, el Día del Trabajo en Victoria, el Día de la Copa Adelaida en Australia Meridional y el Día de Ocho horas en Tasmania.
​ En 2006, la reina Isabel II pronunció su discurso del Día de la Commonwealth en la Catedral de San Andrés en Sídney como parte de la preparación de los Juegos de la Commonwealth de 2006 en Melbourne.
En Canadá, cuando hay dos astas de bandera disponibles, la bandera británica se iza junto con la bandera nacional canadiense desde el amanecer hasta el ocaso en edificios federales, aeropuertos, bases militares y otros establecimientos para marcar el día de la Commonwealth.​ Las resoluciones parlamentarias de 1964 que crearon la actual bandera nacional conservaron simultáneamente la bandera británica como un símbolo oficial de la membresía de Canadá en la Commonwealth y la lealtad a la Corona.
En Belice y Bahamas, entre otros lugares, el Día de la Commonwealth está marcado oficialmente en las escuelas con programas especiales y asambleas que incluyen ceremonias de izamiento de banderas. El mensaje del Día de la Commonwealth de la Reina a menudo se lee en tales eventos.


Territorios de Ultramar.


  




(en inglés: British Overseas Territories) son catorce territorios pertenecientes a la Corona Británica pero que no forman parte integrante del Reino Unido. Se trata de colonias que no se independizaron o que votaron para seguir siendo territorios británicos. 


Hoy en día la mayoría de los territorios dependientes no son administrados directamente por el Reino Unido sino que tienen su propio gobierno que las administra, y el Reino Unido se encarga de su protección, de las relaciones exteriores y asuntos de negocios.
No tienen representación en el Parlamento del Reino Unido y se han rechazado las propuestas para incluirlos como parte del Reino Unido.
A la reina Isabel II se la conoce, en estos territorios, como reina del Reino Unido, a diferencia de lo que sucede en los reinos de la Mancomunidad de Naciones, donde Isabel II es conocida como reina de esos mismos países (ej. en Canadá se la conoce como reina de Canadá, en Australia como reina de Australia).

Cada territorio tiene un gobernador elegido por el monarca del Reino Unido, que trabaja como representante del Gobierno de Su Majestad. Los gobernadores se encargan y tienen el poder de la seguridad en el territorio y de la representación entre el territorio y el Gobierno británico; también disuelven la legislatura y actúan para hacer cumplir las leyes. Dependiendo del nivel de poder, suelen ser más simbólicos o tener mayor relevancia. Todos los gobernadores suelen proceder del Reino Unido.

  

Acrotiri y Dhekelia.


 (Akrotiri and Dhekelia) Bases soberanas del Reino Unido en la isla de Chipre. 14.000 hab. (2006) 255 km² Episkopí


  


Anguila (Anguilla)



Se ubican en las Antillas Menores, Mar Caribe (Comprende entre otras las siguientes islas: Anguila, Anguillita, Dog, Prickly Pear, Sandy, y Sombrero). 13.477 hab. (2006) 102 km² El Valle -

  

Bermudas.


 (Bermuda) Se ubican en América del Norte en el Atlántico, comprenden más de 150 islas, las más importantes son: Gran Bermuda, Saint George, Saint David, Somerset, Irlanda, Boaz). 66.163 hab. (2007) 53,3 km² Hamilton


  

Islas Georgias del Sur y Sandwich del Sur.



 (South Georgia and South Sandwich Islands) Se ubican en el océano Atlántico Sur, comprende las islas Georgias del Sur y Sandwich del Sur. 26 hab. (2006) 3.903 km² Grytviken

  

Islas Caimán.


(Cayman Islands) Se ubican al noroeste de Jamaica, en el Mar Caribe, Comprende tres islas: Gran Caimán, Caimán Brac, y Pequeño Caimán. 69.000 hab. (2008) 260 km² George Town -

  

Islas Malvinas.



 (Falkland Islands) Se ubican en el océano Atlántico Sur, comprenden más de 200 islas, las más importantes son: la isla Gran Malvina y la isla Soledad. 2.967 hab. (2005) 12.173 km² Puerto Argentino/Stanley

  


La Medalla del Atlántico Sur es una medalla de campaña británica otorgada al personal militar y civiles británicos por el servicio en la Guerra de las Malvinas de 1982 entre el Reino Unido y Argentina .
 Se han otorgado más de 33,000 medallas. 
La Asociación de la Medalla del Atlántico Sur se formó en 1997 para los destinatarios de la Medalla del Atlántico Sur.

  

Islas Pitcairn.


(Pitcairn Islands) Se ubican en el océano Pacífico dentro de Polinesia) (Comprenden las islas Pitcairn, Sandy, Oeno, Henderson y Ducie). 48 hab. (2007) 47 km² Adamstown (Islas Pitcairn)

Ya en pleno Océano Pacífico encontramos las Islas Pitcairn, un testimonio territorial de lo más curioso, islas compuestas por Pitcairn, el nombre de la isla más grande, Henderson (declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en los años 80), Ducie, Sandy y Oeno (atolones de coral). Pitcairn, la única isla que tiene población de este archipiélago cuenta con unos 40 habitantes y una orografía bastante escarpada, no tiene puerto natural y las viviendas están desperdigadas en una escarpada cuesta con caminos que es la capital, Adamstown. Pitcairn, islas vecinas de la Polinesia francesa y único archipiélago bajo jurisdicción británica en el Pacífico usa el dólar neozelandés como moneda y sobrevive a duras penas de la venta de sellos y el turismo. En principio este territorio no tiene mucho interés estratégico ni militar como si lo tenía el Archipiélago de Chagos, pero posee una historia bastante curiosa digna de ser conocida además de una naturaleza fascinante, veamos.
La historia de Pitcairn comienza en 1767 en la que un marino llamado Pitcairn a bordo del HMS (His/Her Majesty Ship) Swallow la descubre, y es mal cartografiada en los mapas de la Royal Navy. Unas décadas más tarde (diciembre de 1787) en Inglaterra, desde el puerto de Portsmouth parte el HMS Bounty, un carguero comprado y armado por la marina británica con la misión de ir a las islas de la Polinesia, hacerse con árboles del pan y llevarlos a las Indias Occidentales británicas (Caribe) para cultivarlos allí y con su fruto alimentar a los esclavos (dicho árbol es bastante resistente y el coste de su cultivo y mantenimiento es simbólico).  Una vez arriba el Bounty a la isla polinesia de Tahití en 1788, tras un tortuoso viaje de más de nueve meses,  los marinos comienzan a plantar árboles del pan en macetas con objeto de prepararlos y cargarlos en el barco, tarea que les llevará unos cinco meses debido a que la estación de cultivo había pasado. 
Durante esos meses los marinos se asientan allí, mantienen relaciones con las tahitianas y se congracian con los lugareños, incluso uno de los marinos, concretamente Fletcher Christian, primer oficial, se casa con una nativa. El Capitán de la nave, William Bligh había sido aprendiz del famoso Capitán Cook y a la sazón contaba con unos 30 años; siguiendo los métodos innovadores de organización que introdujo Cook en sus barcos, cabe mencionar su ocurrencia de incluir entre la tripulación a un violinista para hacer más llevaderas las largas jornadas en el mar (muy al gusto ilustrado), no hace falta decir que según cuentan los historiadores, los marinos británicos no apreciaron mucho esta idea y el violín dejó de sonar.
En 1789, año simbólico para la historia europea, el barco se hizo finalmente a la mar con los árboles del pan y sin tahitianas a bordo, detalle que indispuso con el Capitán a muchos marinos; tanto que se dice fue uno de los detonadores del motín que aconteció después. Como resultado de éste el Capitán Bligh y otros marinos fueron metidos en un bote supletorio y abandonados en el Océano; finalmente y gracias a mil carambolas éstos consiguieron, sorprendentemente llegar a Indonesia y después a Inglaterra donde denunciaron el motín en 1790, enviando la Royal Navy un navío para capturar a los amotinados en Tahití. Sin embargo Fletcher Christian, jefe de los amotinados consiguió huir, recogiendo antes a un grupo a tahitianos y tahitianas, con rumbo a ninguna parte; sea dicho que no todos los marinos amotinados fueron con Christian, muchos se quedaron en Tahití siendo más tarde capturados allí por la marina real británica y finalmente llevados encadenados a Londres (algunos fueron juzgados y condenados).
 Tras un extraño viaje, los que restaban de los amotinados del Bounty que se echaron a la mar dieron con la isla de Pitcairn, y allí decidieron quedarse, quemando el Bounty (en Pitcairn, isla escarpada, no existe playa o costa preparada para ser utilizada como puerto), su única forma de salir de la Isla, y estableciéndose allí fuera de la ley. Únicamente quedaban nueve de los amotinados, además de todos los tahitianos y tahitianas que llevaban consigo; fue así que los primeros años de asentamiento en Pitcairn fueron complicados no sólo por cuestiones de supervivencia que pueden parecernos obvias, sino también por luchas entre los amotinados, abusos y asesinatos que terminaron con que todos los amotinados murieron por causas diversas excepto uno, Adams, que quedó al cargo de una isla desierta con 23 niños y niñas y 11 mujeres, ¿qué podría usar Adams para remediar esta increíble situación? Utilizó la Biblia (que aún se conserva), para así educar a los jóvenes e hizo para ello construir una escuela, convirtiendo el credo cristiano y su moral como eje y motor de la convivencia en la isla. 
Adams murió en 1829 y la isla fue “redescubierta” en varias ocasiones, convirtiéndose finalmente y de forma oficial en territorio británico durante el siglo XIX (1838), siendo trasladada  toda su población (en torno a 200 personas) a la Isla Norfolk (isla al norte de Nueva Zelanda, cedida por la Reina Victoria) en 1850. También resulta curioso que la Isla de Pitcairn fue uno de los primeros territorios del mundo en reconocer el voto a la mujer, justo en el año de entrar a formar parte del Imperio británico, 1838 y para las mujeres de la Isla Norfolk en 1856. Aun así un año después de ser desplazados una parte de los desplazados a Norfolk decidieron volver a Pitcairn, la historia no acaba ahí, sino que continúa, pero nosotros sí la dejamos. 
En la actualidad como ya se dijo la población es mucho menor y está envejeciendo, a ello se añade la mala prensa que adquirió la Isla hace  una década, ya que fue motivo de atención por el público anglófono; acosos y violaciones sexuales son los motivos, todo ello produjo un gran escándalo y volvió a sacar a Pitcarin del anonimato. Las condiciones materiales de vida son bastante difíciles allí; los servicios son caros en la isla y reciben pocos turistas, por lo que la supervivencia es difícil ya que sólo se puede acceder allí si se busca algún barco mercante que vaya a pasar cerca o decida hacer el favor de detenerse en Pitcairn, para ello se hace necesario preguntar en Auckland (Nueva Zelanda) u otro puerto cercano o bien contactar con una agencia de viajes estadounidenses que realiza allí una expedición cada año a precios estratosféricos.

 

Islas Turcas y Caicos. 




(Turks and Caicos Islands) Se ubican en el océano Atlántico al norte de Cuba, incluye las islas Turcas: (Gran Turca, Cayo Sal) y las islas Caicos: (Caicos del Oeste, Providenciales, Caicos del Norte, entre otras). 30.600 hab. (2008) 417 km² Cockburn Town -

  

Islas Vírgenes Británicas.



(British Virgin Islands) Se ubican en las Antillas menores, en aguas del mar Caribe, Comprende entre otras islas las siguientes: Tórtola, Virgen Gorda, Jost Van Dyke, Anegada. 23.098 hab. (2006) 153 km² Road Town -

  

Gibraltar.


Se ubica en el Peñón de Gibraltar entre el mar Mediterráneo y el océano Atlántico, en el sur de la península ibérica. 28.875 hab. (2008) 6,8 km² Gibraltar

  

Montserrat. 




Se ubica en las Antillas menores, en aguas del mar Caribe Comprende la Isla de Montserrat. 4.819 hab. (2007) 102 km² Plymouth -

  

Santa Elena, Ascensión y Tristán de Acuña.


Bandera de Santa Helena

Bandera de isla Ascension

Bandera de Santa Helena

(Saint Helena, Ascension and Tristan da Cunha). Se ubica en el océano Atlántico sur al oeste de África se trata de varios archipiélagos divididos entre Santa Elena (122 km²), Ascensión (91 km²) y Tristán de Acuña (207 km²). 6.563 hab. (2008) 420 km² Jamestown -

 

 Territorio Antártico Británico.



(British Antarctic Territory). Es una reclamación que abarca todas las tierras al sur del paralelo 60° S, entre el meridiano 20° O y 80° O, pero sujeta a las disposiciones y limitaciones del Tratado Antártico. 200 milit. y civiles (2005) 1.709.400 km² 

  

Territorio Británico en el Océano Índico



 (British Indian Ocean territory) 70 islas en el Océano Índico, (Comprende los archipiélagos de Chagos, Aldabra, Farquhar y las islas de Des Roches siendo la más grande Diego García con 44 km²). 3.500 hab. y milit. (2005) 60 km² Diego García.

Entre los testimonios territoriales del imperio ultramarino británico hay algunos que juegan un importante papel estratégico y geopolítico. Un ejemplo claro es el Archipiélago de Chagos, más popularmente conocido por el nombre de uno de sus atolones más grandes, “Diego García” y denominados en la administración británica como Territorio británico del Océano Índico. Allí se encuentra una de las bases militares aéreas y portuarias más completas de todo el Índico, que en este caso es norteamericana, en virtud a un acuerdo firmado en 1966 que supue
stamente expiraría en 2016 pero que finalmente será renovado por al menos 20 años más. En los años sesenta y setenta EEUU y Reino Unido convinieron en convertir esta isla en un entorno exclusivamente militar y decidieron desalojar por métodos diversos a los nativos de la isla y realojarlos en las Islas Seychelles u otras, con objeto de crear lo que sería la base norteamericana más grande en la zona; la cual se revelaría especialmente útil de cara a bombardeos en Iraq y Afganistán, ya en el siglo XXI.


Existe, como hemos visto, una importante cooperación británico-estadounidense en relación a la isla, pero parece que los británicos no pueden entrometerse hasta cierto punto en los asuntos que los norteamericanos allí gestionan, asunto este espinoso para Westminster y la sociedad británica. Estratégicamente situada en mitad del Océano Índico, cerca de África, India y el continente asiático y también de la Península Arábiga y sus estrechos, dicha base está rodeada de secretismo e interrogantes. Se dice de ella que, de acuerdo a la denuncia de un militar norteamericano existía una prisión secreta, además de que por allí pasaban vuelos sospechosos; a ello se une el no confirmado rumor del paso del misterioso vuelo 370 de Malaysia Airlines, que según algunos pudo haber aterrizado en esta base.


Territorio dependiente


  

Territorio dependiente, área dependiente o dependencia son términos jurídicos utilizados en el derecho internacional público para describir un tipo de relación entre dos territorios en la cual el Gobierno de uno de ellos (la metrópoli) por diversas razones y normativas ha adquirido algún tipo de responsabilidad legal sobre el Gobierno de otro territorio (el territorio dependiente).

Introducción al concepto

En stricto sensu un territorio dependiente debe tener un sistema legal separado del territorio que tiene responsabilidad sobre él. En este sentido una dependencia se distingue comúnmente de las subdivisiones territoriales de un país por no ser considerada como una parte integral de ese país. La Enciclopedia Británica define una dependencia como «un estado débil dominado por o bajo la jurisdicción de un estado más poderoso pero no anexado formalmente por él.»

El concepto también suele ser usado en lato sensu para incluir a otros territorios no metropolitanos que están sujetos a circunstancias especiales, que de acuerdo a los diferentes sistemas legales y constitucionales, esos territorios pueden ser considerados parte integral de un país soberano. Debido a la falta de una normativa internacional que defina qué es o no un territorio dependiente, es frecuente que se incluyan en catálogos de los mismos a territorios que están jurídicamente integrados a un determinado país, pero que por circunstancia especiales, tales como la separación física de su metrópoli, el estatus administrativo sui generis o su pasado colonial, son por lo general vistos como diferenciados. 

Es el caso de territorios de países como Francia, China, Finlandia, Países Bajos y Australia, que son parcialmente incluidos en catálogos como The World Factbook de la Agencia Central de Inteligencia,​ Dependencies and Areas of Special Sovereignty del Bureau of Intelligence and Research del Departamento de Estado​ (ambos de Estados Unidos), los códigos de país ISO 31665​ y UNdata de las Naciones Unidas.

Muchas dependencias tienen su propia divisa monetaria y son listadas en el catálogo de la norma ISO 4217.​ Los territorios dependientes suelen tener un dominio de Internet reservado (dominio de nivel superior geográfico) y un prefijo telefónico diferente al de su metrópoli.​ En algunos casos son admitidos en organizaciones deportivas internacionales, tales como el COI,​ la FIFA​ y la FIBA.

En ambos sentidos, por lo general en el pasado los territorios dependientes han sido considerados colonias por sus metrópolis. Las implicaciones negativas de la palabra colonia hicieron que luego de la Segunda Guerra Mundial comenzara paulatinamente a utilizarse la expresión territorio dependiente. Desde 1981 adquirió mayor preponderancia luego de que el Gobierno del Reino Unido lo utilizara en el British Nationality Act, discriminando entre la nacionalidad de los ciudadanos del Reino Unido y la de los British Dependent Territories.

Excepto en estados asociados, los territorios dependientes no poseen plena independencia política, como la que tienen los estados soberanos, pues el ejercicio de la soberanía es retenido por sus metrópolis. En algunos casos, sin embargo, se les reconoce el derecho a transformarse si lo desean en estados soberanos. En otros casos solo pueden adquirir la independencia y soberanía si la metrópoli lo permite, lo cual a veces está previsto en la normativa legal. 
El grado de autogobierno que se encuentra en los territorios dependientes es muy variado y hay algunos que han adquirido un grado de autonomía tal (estados asociados) que les permite ejercer algún tipo de relaciones diplomáticas con otros estados y organismos internacionales, por regla general, sin embargo, el ejercicio de las relaciones exteriores y la defensa de los territorios dependientes es ejercida por sus metrópolis.

Aunque hay territorios dependientes que poseen una amplia población, la mayoría corresponden a islas poco pobladas que no pueden sostener un gobierno autónomo e incluso algunas que carecen de población nativa, por lo que sus gobiernos son ejercidos enteramente por sus metrópolis. Los hay también aquellos que han sido igualados constitucionalmente a sus metrópolis y están unidos bajo una misma monarquía con el nombre de países constituyentes. Por lo general las dependencias gozan de menores derechos administrativos y políticos que las subunidades administrativas de sus metrópolis, lo cual varía según el nivel de dependencia del territorio. 
En algunos casos el territorio dependiente ha sido constituido por acuerdos internacionales y el ejercicio de la soberanía sobre él está limitado por esos acuerdos. Algunos territorios dependientes están afectados por disputas territoriales. Un caso especial es el de la Antártida, sobre la cual algunos países reclaman territorios considerados dependencias que están sujetas a las disposiciones del Tratado Antártico.

El término dependencia es también usado por 5 países para referirse a 8 territorios insulares marginales que los integran, sin que por ello sean considerados como territorios dependientes, ni legalmente ni por el uso consuetudinario del término en el ámbito internacional: 

Antigua y Barbuda (Barbuda, Redonda), Granada (Carriacou y Pequeña Martinica), Fiyi (Rotuma), Mauricio (Agalega, Cargados Carajos, Rodrigues) y Venezuela (Dependencias Federales).

Listas de territorios dependientes.

Las tablas siguientes listan a los territorios agrupados según sus metrópolis y expresando en cada caso su situación particular.

Nueva Zelanda.

El Reino de Nueva Zelanda es una colección de 5 entidades, una de las cuales es Bandera de Nueva Zelanda Nueva Zelanda. Entre ellas hay dos estados en libre asociación con Nueva Zelanda, cuyo estatus es equivalente al de países independientes para fines de derecho internacional y que tienen relaciones diplomáticas con algunos países e integran agencias especializadas de las Naciones Unidas, aunque constitucionalmente no sean formalmente soberanos. Tienen derecho en cualquier momento a avanzar hacia la independencia total mediante una acción unilateral.
Hay además dos territorios, uno de los cuales es una reclamación antártica y el otro es autónomo y está sujeto a descolonización. La ciudadanía neozelandesa es común para las 5 entidades del reino, aunque los habitantes de los dos estados asociados tienen además su propia nacionalidad. De acuerdo al Gobierno neozelandés, mientras compartan la ciudadanía neozelandesa los estados asociados no son considerados países independientes por Nueva Zelanda.


Noruega.

El Reino de  Noruega tiene 3 dependencias (bilands) sin población nativa (2 de ellas son reclamaciones bajo el Tratado Antártico) que están sujetas a la soberanía del Estado noruego pero que no son parte integral del reino. El derecho privado, el penal y la legislación noruega sobre la administración de justicia se aplican a las dependencias, y el monarca determina la medida en que se aplican otras leyes.
Existen además 2 territorios que sí son parte integral del reino, pero que no están incorporados a ningún condado. Uno de ellos está sujeto a un tratado internacional y el otro es un territorio sin población nativa. Los ciudadanos de todos los territorios y dependencias tienen la ciudadanía noruega. Todas las dependencias y territorios noruegos utilizan la corona noruega.

Reino Unido.

El Reino Unido de la Gran Bretaña e Irlanda del Norte  tiene 14 territorios de ultramar con distinto grado de autogobierno. Estos territorios no forman parte del Reino Unido, pero todos tienen al monarca del Reino Unido como su jefe de Estado. Por consejo del Gobierno británico el monarca nombra un representante (gobernador o comisionado) en cada territorio para ejercer su poder ejecutivo como jefe de Estado de hecho. Cada territorio de ultramar tiene su propio sistema legal independiente del Reino Unido y elige su propia moneda.
Las constituciones de los territorios de ultramar son aprobadas por el Parlamento británico y el Reino Unido se reserva la defensa y las relaciones exteriores de esos territorios. Los territorios de ultramar tienen su propia nacionalidad, aunque excepto las bases militares en Chipre, todos sus nacionales tienen además la ciudadanía británica. Existen además 3 dependencias de la Corona británica que son territorios autogobernados con derecho a la autodeterminación y que no forman parte del Reino Unido, aunque comparten la ciudadanía británica y este Gobierno es responsable de su defensa y de sus relaciones internacionales. La legislación del Reino Unido puede extenderse a las dependencias de la Corona mediante una Orden del Consejo a nombre del monarca a solicitud de cada una de ellas.


Estados Unidos.

Estados Unidos tiene 13 territorios que están bajo su soberanía, pero que no están incorporados a los efectos del derecho constitucional de los Estados Unidos (que se aplica parcialmente) y están bajo directa jurisdicción del Congreso. Cuatro de ellos son territorios organizados por el Congreso de Estados Unidos, entre los que hay dos que son estados libres asociados con estatus de autogobierno y otros 2 que tienen gobierno autónomo. De los demás territorios no incorporados hay 8 que no poseen población nativa y están administrados por el Gobierno de Estados Unidos y otro que tiene gobierno autónomo propio no organizado por el Congreso de Estados Unidos, pero sí por la presidencia.
Existe además un territorio incorporado y no organizado sin población nativa y administrado por el Gobierno de Estados Unidos para el cual rige plenamente la constitución de Estados Unidos. Todo lo relacionado con la moneda, la defensa y las relaciones exteriores de los territorios cae bajo la jurisdicción del gobierno federal. Los habitantes de los territorios tienen la ciudadanía de Estados Unidos a excepción de Samoa Americana, que tiene su propia nacionalidad. 
Los 9 territorios no habitados son clasificados estadísticamente como Islas Ultramarinas Menores de los Estados Unidos. Todas las dependencias estadounidenses utilizan el dólar estadounidense.


Australia.

Aunque se considera que todos los territorios de Australia están completamente integrados en su sistema federativo, y el estatus oficial de un territorio externo no difiere en gran medida del de un territorio continental (excepto en lo que respecta a la ley de inmigración), el debate sigue siendo si los territorios son partes integrales de Australia, debido a que no formaron parte de Australia en 1901, cuando sus estados constituyentes se federaron (con la excepción de las Islas del Mar del Coral, que eran parte de Queensland). 
A menudo se enumeran por separado para fines estadísticos. Australia tiene 7 territorios externos, 2 de los cuales tienen gobierno local propio y otro cuyo autogobierno ha sido recientemente reducido. El sistema legal de los territorios está bajo la autoridad del gobernador general de Australia y la ley australiana. Los habitantes de todos los territorios tienen la ciudadanía australiana. Todos los territorios australianos utilizan el dólar australiano.

China.

China tiene dos regiones administrativas especiales que tienen autonomía y se rigen de acuerdo con la constitución china y las leyes básicas respectivas. Las regiones administrativas especiales difieren enormemente del resto de las divisiones territoriales de China en términos administrativos, económicos, legislativos y judiciales, incluso por moneda, tráfico de izquierda a derecha, idiomas oficiales y control de inmigración.
Fueron creadas para los territorios descolonizados devueltos a China. Los habitantes de las dos regiones administrativas especiales tienen la ciudadanía china, pero con condiciones diferentes al resto de China. Ambos estatus especiales deberían terminar en el año 2047​ (en el caso de Hong Kong) y en el año 2049​ en el caso de Macao.

Dinamarca.

El Reino de Bandera de Dinamarca Dinamarca incluye a dos países constituyentes autónomos sujetos a la constitución danesa. El gobierno de Dinamarca mantiene pleno control sobre las relaciones exteriores y la defensa, y en las Islas Feroe también sobre la policía, justicia y moneda. Los habitantes de los dos territorios tienen la ciudadanía danesa, pero los groenlandeses tienen nacionalidad separada.


Países Bajos.

El Reino de los  Países Bajos comprende 4 países constituyentes, tres de los cuales están en el Caribe con autonomía en asuntos internos, y el otro tiene la mayor parte de su área en Europa (Países Bajos), pero que incluye tres municipios en el Caribe administrados directamente por el Gobierno de los Países Bajos y que no integran ninguna provincia.
Las 4 constituciones de países constituyentes del reino están sometidas al Statuut voor het Koninkrijk der Nederlanden que regula las relaciones entre ellos y que puede modificarse por los Estados Generales de los Países Bajos y el monarca promulga solo con el acuerdo de los otros 3 países constituyentes. El Gobierno de los Países Bajos maneja los asuntos de defensa, las relaciones exteriores, extradición y nacionalidad común de todos los países constituyentes.

Francia.

Francia tiene 12 colectividades territoriales que conforman la Francia de ultramar, se rigen por la constitución francesa y leyes del Parlamento francés y son consideradas partes integrales de la República Francesa. 
Hay 5 colectividades que tienen estatus de departamento y región de ultramar que se rigen por las leyes comunes a los departamentos y regiones de la Francia europea (art. 73 de la Constitución francesa), siendo 3 de ellos colectividades territoriales únicas.
Hay 5 colectividades de ultramar que se rigen por leyes orgánicas específicas regidas por el art. 74 de la Constitución francesa, y una colectividad sui generis (Nueva Caledonia) que tiene un estatuto especial de amplia autonomía establecido por el Acuerdo de Numea (en 1998) en espera de su posible independencia. 
Hay además un territorio de ultramar deshabitado regido por una ley específica (Loi n° 55-1052 de 6 de agosto de 1955). Además de las colectividades territoriales hay una isla deshabitada que es dominio público del Estado, regida por la misma ley anterior. Los habitantes de las colectividades territoriales tienen la ciudadanía francesa, pero además en Nueva Caledonia tienen una nacionalidad propia.

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