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viernes, 29 de julio de 2016

311.-La Nueva gramática de la lengua española; idiomas del mundo. a


  

                                La Nueva gramática de la lengua española.


  



La Nueva gramática de la lengua española (2009-2011), primera gramática académica desde 1931, es una obra consensuada por todas las academias de la lengua. Publicada en tres volúmenes, la obra se articula en tres partes fundamentales: una dedicada a la morfología, que analiza la estructura de las palabras, su constitución interna y sus variaciones; otra a la sintaxis, que se ocupa de la forma en que se ordenan y combinan, y la dedicada a la fonética y fonología, que estudia los sonidos del habla y su organización lingüística.

Nueva gramática. Morfología y sintaxis.

La Nueva gramática de la lengua española es la primera gramática académica desde 1931. El académico Ignacio Bosque es el ponente de una obra que es el resultado de once años de trabajo de las veintidós academias de la lengua y que ofrece una descripción pormenorizada de la lengua española y una valoración normativa de sus usos en las diversas variedades lingüísticas. Para su elaboración se ha contado con más de un centenar de asesores y expertos americanos y europeos.
La Nueva gramática se plantea como objetivos describir las construcciones gramaticales propias del español general, así como reflejar adecuadamente las variantes fónicas, morfológicas y sintácticas; ofrecer recomendaciones de carácter normativo, y ser obra de referencia para el conocimiento y la enseñanza de la lengua española.
La Nueva gramática de la lengua española pretende ofrecer un mapa del español en todo el mundo y se caracteriza por ser una obra colectiva, pues ha sido elaborada por las veintidós academias de la lengua; panhispánica, ya que refleja la unidad y la diversidad del español, y muestra el español de todas las áreas lingüísticas con sus variantes geográficas y sociales; descriptiva, porque expone las pautas que conforman la estructura del idioma y analiza de forma pormenorizada las propiedades de cada construcción; normativa, puesto que recomienda unos usos y desaconseja otros; sintética, pues presenta una síntesis de los estudios clásicos y modernos sobre la gramática del español, conjugando así tradición y novedad; práctica, ya que fija un punto de referencia para estudiantes y profesores del español en diversos niveles académicos.

Obra.

La obra contiene cerca de cuatro mil páginas, agrupadas en cuarenta y ocho capítulos que se articulan en tres partes fundamentales: 

«Cuestiones generales», donde se describen las partes de la gramática, las relaciones entre ellas y las unidades fundamentales del análisis gramatical; «Morfología», donde se analiza la estructura interna de las palabras; y «Sintaxis», donde se estudia la forma en que se ordenan y combinan las palabras. Cuenta, además, con un índice de materias y voces.
La Nueva gramática se apoya en un amplio repertorio de textos de muy diversa índole (literarios, ensayísticos, científicos, periodísticos y orales), del que proceden la gran mayoría de sus más de cuarenta mil ejemplos. La nómina de textos citados, procedentes de todas las épocas y áreas del mundo hispánico, es una de las más extensas de cuantas se hayan usado en un estudio lingüístico sobre el español.
La Nueva gramática de la lengua española se presentó oficialmente el 10 de diciembre de 2009 en Madrid, en un acto presidido por los reyes y con la presencia de todos los directores de las academias americanas. En 2010 recibió el Premio Internacional Don Quijote de la Mancha.

  


ARTES
Las «Gramáticas» de la RAE (1973-2011)

La RAE tuvo una intensa actividad editorial durante el siglo XX. Sin embargo, en lo que respecta a sus Gramáticas oficiales, es notable el intervalo entre la Gramática de la lengua castellana de 1931 y la Nueva gramática de la lengua española de 2009, intervalo que, por cierto, fue ocupado por obras igualmente memorables.

En este artículo recordaremos todas las publicadas entre 1973 y 2011, que son las que siguen dando de qué hablar en nuestros días.


1º.-El Esbozo de una nueva gramática de la lengua española

 En 1973, la RAE publicó una obra que la propia Academia definía como «un mero anticipo provisional» [1] de la que sería la nueva edición de su Gramática, pero, ya sea por su difusión, ya sea por los significativos cambios que presentaba,[2] terminó por convertirse en un hito de la historia de nuestras Ciencias del Lenguaje, hablo del ‘Esbozo de una nueva gramática de la lengua española’. Sus redactores, Samuel Gili Gaya y Salvador Fernández Ramírez, reconocieron oportunamente que esta Gramática no tendría carácter oficial hasta que no fuera validada por el pleno de la institución y por el resto de las Academias de la Lengua asociadas a la RAE. Asimismo, se comprometieron a establecer un texto definitivo no bien fueran estudiadas las enmiendas y adiciones que les propusieran las entidades académicas correspondientes.
Como bien sabemos, tuvieron que pasar 36 años para que el texto definitivo apareciera materializado en la ‘Nueva gramática de la lengua española’. Sin embargo, en lo que respecta a la extensión, esta nueva obra dista mucho de parecerse a su ilustre predecesora: la Nueva gramática está compuesta de dos tomos, que suman 3885 páginas; el Esbozo, en cambio, de un único tomo de 589 páginas.
Del mismo modo, es llamativa la diferencia en lo que atañe al desarrollo de sus partes.[3] A simple vista, el Esbozo mantiene un equilibrio del que la Nueva gramática carece; vemos, así, que aquél ofrece equitativamente alrededor de cuatrocientas páginas a la Morfología y la Sintaxis, mientras que la Nueva gramática destina el 75 % de su obra a la Sintaxis y sólo el 18 % a la Morfología.

Con todo, no debemos arribar a conclusiones apresuradas; el concepto que de la Morfología tienen ambos tratados no es el mismo, pues el Esbozo no sólo se centra en la descripción de las categorías y sus accidentes, sino también en su derivación y su composición, además de hacer pequeñas incursiones en el terreno de la Sintaxis para ejemplificar las variaciones que las categorías sufren como consecuencia de su función en las relaciones sintagmáticas. Por el contrario, la Nueva gramática entiende que la Morfología sólo debe ocuparse de la flexión nominal y verbal, de la derivación, la parasíntesis y la composición; y la Sintaxis, de las categorías nominales y verbales en general, es decir, de «las clases de palabras y sus grupos sintácticos»[4], tal como lo indica el subtítulo del apartado dedicado a esta sección puntual de la Gramática.

2º.-La Gramática de la lengua española, de Emilio Alarcos.

Entre la publicación del Esbozo y la de la Nueva gramática de la lengua española, aparecieron varios trabajos que intentaban expresar la posición general de la RAE. La figura de Emilio Alarcos gozaba de una merecida notoriedad en el ámbito de la lingüística española de los años ochenta, por lo que los académicos le confiaron la redacción del primero de estos intentos. Dámaso Alonso, director de la institución por ese entonces, acordó con Alarcos la elaboración de una gramática en la que se expusieran los conocimientos lingüísticos más novedosos, pero sin descuidar los aspectos didácticos y normativos.[5] En 1985,

Emilio Alarcos comenzó a darle forma al proyecto. La comunidad lingüística aguardaba con impaciencia la presentación en sociedad de la que más de veinte años después de la publicación del Esbozo sería la obra autorizada de la Academia. Sin embargo, el proyecto no se concretó, al menos, no de la manera esperada. Emilio Alarcos se esforzó por elaborar una gramática que satisficiera a todos por igual y, para lograrlo, evitó hacer referencias directas a una escuela específica, renunciando, en aras de un trabajoso «consenso», a expresar su filiación a la gramática funcional, escuela de la que él, en efecto, era el más distinguido representante en España. Las indecisiones, las críticas y los numerosos pedidos de cambios en el texto llevaron a Alarcos a retirar su obra del proyecto. En el prólogo de la edición que finalmente se conoce, escribió estas palabras que, en algún punto, expresan su inquietud:

Si la sabiduría popular asegura que «cada maestrillo tiene su librillo», en ningún dominio del conocimiento se revela ese adagio con más eficacia que en el de la gramática. No cabe el mínimo acuerdo teórico entre gramáticos, y por algo fueron equiparados con los fariseos hace dos mil años. Así pues, y con el precedente de lo acaecido con el Esbozo, era de esperar, y de desear, la decisión adoptada en la Comisión de Gramática de la RAE tras haber considerado el nuevo texto. Por supuesto, la Academia no ha tenido ni tiene un criterio corporativo único respecto de las cuestiones teóricas gramaticales; pero ni siquiera la opinión particular de cada uno de sus miembros podría acomodarse con facilidad a consentimiento armónico. Como no era cosa de discutir punto por punto lo que en el texto se dice, ni cómo se dice, con ánimo de lograr una versión aceptable para todos (que probablemente se reduciría a conservar el esqueleto de los ejemplos, ya que su interpretación es susceptible de infinitas variaciones), no quedaba otro remedio que acogerse a la solución opuesta: mantener el texto tal cual y declararlo de la exclusiva incumbencia del redactor.[6]

Es evidente que el tono y las palabras de este fragmento son parte de una reacción natural a la delusoria recepción de sus colegas, que, como el propio Alarcos reconoce, era en cierta forma esperable. No obstante, si se lee con atención el texto íntegro, se advertirá también el esfuerzo del autor por mitigar sus principios funcionalistas (más allá de que los confiese abiertamente en otro pasaje de ese mismo prólogo), lo que explica su decisión de dejar constancia por escrito del malestar que sin duda lo embargaba.


Como se sabe, la RAE decidió publicar esta obra en la colección Nebrija y Bello, que, en principio, se creó sólo para acoger a la Gramática

3.-La Gramática descriptiva de la lengua española, dirigida por Ignacio Bosque y Violeta Demonte.

 En 1993, la Fundación Ortega y Gasset promovió la creación de una gramática actualizada, tarea para la que contó desde un primer momento con la asesoría de dos gramáticos de fuste: Ignacio Bosque y Violeta Demonte. La RAE acompañó esta iniciativa y auspició su publicación, tal vez con la esperanza de dar con una gramática de «consenso» que superara los obstáculos de las dos publicaciones anteriores. Tras seis años de elaboración, vieron la luz tres enjundiosos volúmenes que sumaban un total de 5504 páginas, en las que figuran más de sesenta especialistas a los que se les encomendó un tema específico. Bosque y Demonte fueron los coordinadores de esta nueva obra titulada Gramática descriptiva de la lengua española. Su aparición fue celebrada enseguida por un amplio sector del público, a tal punto que los medios masivos de comunicación promocionaron el libro como si se tratara de un material que pudiera atraer al común de los lectores.

Cuatro características exteriores distinguen este trabajo:

Su carácter colectivo, fruto tanto de la amplitud que habían alcanzado durante las últimas décadas las investigaciones en el campo de la Gramática como de la indiscutible complejidad de nuestro sistema lingüístico. Sus 78 capítulos, elaborados en su mayoría por autores españoles,[7] revelan la dimensión de un proyecto que, pese a su extensión, procura articular tono, vocabulario descriptivo y marco conceptual, evitando convertirse en un fárrago doctrinario o estilístico, objetivo que, como confirmará quien se adentre en su lectura, no siempre se cumple cabalmente.
Su carácter descriptivo. Se trata de un texto que «busca exponer y razonar el comportamiento de las categorías gramaticales, las pautas que regulan su estructura interna y las relaciones morfológicas, sintácticas, semánticas y discursivas que se dan en todos los ámbitos que abarca el análisis» [8].
 Ahora bien, al atribuirle a esta gramática la cualidad de descriptiva, se está afirmando que no es teórica ni normativa, es decir, que no se pretende con ella, al menos explícitamente, establecer normas del buen uso ni validar teoría alguna, sino más bien «describir» las construcciones del español y las palabras que las conforman.
Su intención de presentar un mismo fenómeno gramatical a lo largo de varios capítulos desde distintos puntos de vista, de modo que el lector pueda obtener una visión más integral del problema descrito, rasgo que los coordinadores llaman múltiple acceso.
Su interés por tratar no sólo los temas tradicionales de las gramáticas de nuestra lengua, sino también nuevos tópicos, como la elipsis y los marcadores discursivos, entre otros.[9]

Esta nueva obra tampoco se instituyó como la gramática oficial de la RAE, motivo por el cual fue publicada en la colección Nebrija y Bello, la misma colección que se creó casi una década antes para albergar a la de Alarcos.

4.-La Nueva gramática de la lengua española.

 Quizá por la buena recepción que tuvo la Gramática descriptiva de la lengua española, la RAE volvió a confiar en Ignacio Bosque para elaborar la gramática que representaría definitivamente a la institución. En 2009, tras once años de trabajo intensivo, la Real Academia Española y la Asociación de Academias de la Lengua Española dieron a conocer los dos primeros tomos de esta obra, los destinados a Morfología y Sintaxis. El académico José Manuel Blecua se ocupó de la sección de Fonética y Fonología, que apareció posteriormente en tomo aparte.
En un intento por llegar a la mayor cantidad posible de lectores, la RAE publicó su obra en otros dos formatos que aparecieron en entregas sucesivas. En 2010 salió a la venta una versión más reducida y, por ende, más manejable, el ‘Manual de la nueva gramática de la lengua española.’ Puesto que se trata de un volumen que compendia el primero (tiene 2872 páginas menos que el texto de 2009), no se encontrará en éste el desarrollo pormenorizado del volumen original. Dicho de otro modo, no es esta una obra nueva, sino un resumen de la anterior, resumen que conserva tanto los aciertos como los defectos de su antecesora.
Por último, en 2011 se publicó la Nueva gramática básica de la lengua española’, que, en propias palabras de la RAE, guarda «un aire de familia que evidencia su vinculación con sus dos hermanas mayores»[10].

Los redactores de la Nueva gramática señalan que su obra «es descriptiva y normativa, pero no teórica»[11], lo que la pone a salvo de cualquier valoración malintencionada. Sus detractores (y los hay en demasía) parecen ignorar que esta obra tiene objetivos muy claros, que pueden resumirse en los siguientes puntos:

  • describir las construcciones gramaticales propias del español general y expresar convenientemente las variantes fónicas, morfológicas y sintácticas;
  • brindar recomendaciones normativas,
  • y ser obra de consulta para el conocimiento y la enseñanza de la lengua española.

Huelga decir que estos objetivos se cumplen a la perfección. Quienes pretendan algo más, por consiguiente, tendrán que buscarlo en otro sitio.

Bibliografía.

[1] Real Academia Española. Esbozo de una Nueva Gramática de la lengua española (GRAMATICAS) , Espasa-Calpe, Madrid, 1973.

[2] El Esbozo apareció proponiendo una serie de innovaciones, muchas de las cuales fueron aceptadas de inmediato. Dentro de éstas, la más relevante fue la mismísima división interna de la Gramática. Así lo explicaba el propio Esbozo en su «Advertencia»: «Frente a las cuatro partes en que aparecía dividida la Gramática en la edición de 1931 —“Analogía”, “Sintaxis”, “Prosodia” y “Ortografía”—, ahora la exposición gramatical consta de tres partes denominadas “Fonología” (en que se refunden las antiguas partes tercera y cuarta), “Morfología” (que corresponde a la antigua primera parte) y “Sintaxis”».

[3] Excluyo de esta apreciación a la Fonología, que, como se sabe, en los dos primeros tomos publicados de la Nueva gramática de la lengua española, justamente por estar éstos consagrados sólo a la Morfología y la Sintaxis, no se le dedica sino una pocas páginas.

[4] Una de las novedades que introdujo Alarcos en esta obra es el cambio de nomenclatura de los complementos directo e indirecto por objetos directo e indirecto, que es como se denominan en muchos países del sur de Latinoamérica, incluso en nuestros días.

 [6] Emilio Alarcos Llorach. Gramática de la lengua española, Espasa-Calpe, Madrid, 1994.

[7] Entre los pocos académicos latinoamericanos que participan en esta obra destaco a la argentina Ofelia Kovacci, una figura señera del ámbito lingüístico del río de la Plata.

[8] Ignacio Bosque, Violeta Demonte (directores). Gramática descriptiva de la lengua española, Espasa-Calpe, Madrid, 1999.

[9] Esta característica resulta por demás estimable, pues se ofrece en una sola obra una descripción de la morfología y la sintaxis de la lengua lo suficientemente amplia y actual.

[10] Real Academia Española y Asociación de Academias de la Lengua. Nueva gramática básica del español, Espasa, Barcelona, 2011.

[11] Real Academia Española y Asociación de Academias de la Lengua. Nueva gramática de la lengua española (Pack): Fonética y fonología. Morfología. Sintaxis (NUEVAS OBRAS REAL ACADEMIA)  (2 vols.), Espasa Libros, Madrid, 2009.

  

Editorial

La nueva gramática de la lengua española.

Dr. Rogelio Pérez D" Gregorio

La Nueva gramática de la lengua española (NGLE), de la Real Academia Española (RAE) y la Asociación de Academias de la Lengua Española recientemente publicada, define la gramática como la parte de la lingüística que estudia la estructura de las palabras (morfología), las formas como estas se enlazan y los significados a los que tales combinaciones dan lugar (sintaxis). Comprende, además, el análisis de los sonidos del habla que corresponde a la fonética, y el de su organización lingüística que compete a la fonología (1).

La NGLE, está disponible desde noviembre de 2009, y se trata de un libro tamaño 1/8 de pliego, presentado en dos tomos lujosamente empastados, con un total de 3 386 páginas. El tomo I está dedicado a la morfología y a parte de la sintaxis, y el tomo II cubre la materia restante de esta última disciplina.
Consta de un índice de contenidos de los dos volúmenes que aparece en el volumen I y un índice de materias y voces al final del volumen II que incluye toda la obra. Este último es muy útil porque remite a los capítulos, secciones o apartados en que se estructura el libro. Está organizado en tres niveles, que corresponden sucesivamente a las entradas, las subentradas y los comentarios, cada uno de estos niveles refiere a un número y una letra que corresponde a la ubicación del tema en el volumen en que se encuentra.

La RAE en 1973, publicó el Esbozo de una nueva gramática de la lengua española, con múltiples reimpresiones y que constituía un anticipo a lo que sería la nueva edición de su Gramática de la lengua española (2). En la advertencia de la citada obra, se aclaraba que por ser un simple proyecto, carecía de toda validez normativa. En esa edición para su estudio, la gramática se dividía en cuatro partes : la Fonología (anteriormente conocida como Prosodia u Ortología), la Ortografía (también llamada Grafemática), la Morfología (conocida como Analogía o morfemática) y la Sintaxis (también llamada Sintagmática).
La NGLE no comprende a la ortografía con todas sus normas y atributos y que había recogido la RAE en 1999, en un pequeño libro: La ortografía de la lengua española (3), que fue ampliamente distribuido a partir de 2000. Tampoco incluye a la semántica, disciplina que estudia el significado de las composiciones de palabras.

Según la NGLE, el término gramática, además de ser una parte de la lingüística, designa una obra de análisis gramatical, de forma similar al término diccionario, que designa un tipo de obra en la que se describe el léxico. Por tanto, las informaciones que analizan la gramática y el diccionario constituyen los dos pilares del idioma.

La NGLE no es un diccionario y la RAE recomienda la consulta de la vigésima segunta edición del Diccionario de la Real Academia Española (DRAE) en su versión impresa (año 2001) (4) y el avance de la vigésima tercera edición disponible en la web (www.rae.es) (5). Igualmente recomienda la consulta del Diccionario panhispánico de dudas (DPD) (6), disponible también en la web, obra que pone mayor énfasis en la norma y establece que las dos publicaciones pueden solo coincidir en parte, porque la NGLE aborda además una serie de cuestiones que escapan de lo estrictamente normativo.

Se llama género a una propiedad de los nombes y los pronombres que tiene carácter inherente y que produce efectos en la concordancia con los determinantes (artículos, demostrativos y posesivos), los cuantificadores (numéricamente o con otra forma de estimación), los adjetivos y, a veces, con otras cases de palabras(1)

Ejemplos:

la camilla pequeña; ella es la médica de guardia; este cuarto capítulo; él informó que hubo tres casos de fiebre tifoidea, en cambio hubo muchos pacientes con influenza

De acuerdo con la NGLE, atendiendo al género, los sustantivos se clasifican en masculinos y femeninos y no existe el género neutro frente a lo que sucede en muchos otros idiomas. En consecuencia sirve para indicar el sexo de las personas y de los animales y el que se da a las cosas (1).

El masculino se refiere al sexo varón de las personas, macho en los animales, o cosas a las que se antepone el artículo el: asno, estetoscopio, estómago, intestino, páncreas… El femenino se refiere a mujeres, animales hembras o cosas a las que se antepone el artículo la: bilis, córnea, gallina, piel, sangre, … Con respecto a los nombres propios, es incorrecto colocar un artículo o determinante antes del mismo, a menos que la expresión sea despectiva: la Hernández, el Pinzón, la María Luisa, el Rubirosa (1).

En cambio sí pueden ser neutros los demostrativos (esto, eso, aquello), los cuantificadores (tanto, cuanto, mucho, poco), los artículos (lo) y los pronombres personales (ello, lo). lo bueno, lo bello, lo útil.(1).

El género en que aparecen los modificadores adverbiales o complementos adjetivales de estos elementos neutros no se diferencian morfológicamente del masculino (1).

Pues yo te digo que eso está indicado y justificado. Todo ello es falso. Esto es solamente cierto para la escolaridad. Aquello fue asombroso.

En lo que respecta a los sustantivos, la lengua emplea diversos procedimientos para diferenciar el sexo que les correponde. En muchos se agrega un morfema a la raíz como: gato – gata, doctor – doctora, juez – jueza, médico – médica... Otros (llamados heterónimos) utilizan voces completamente diferentes: toro – vaca, yerno – nuera, caballo –yegua. Los sustantivos comunes en cuanto al género, no experimentan cambios en su forma y expresan el género indirectamente mediante los determinantes y los acompañan: el artista – la artista, el modelo –la modelo, el paciente – la paciente, el miembro titular – la miembro titular (de una cátedra, academia, etc), profesionales destacados – profesionales destacadas, este testigo – esta testigo. Finalmente, los sustantivos ambiguos en cuanto al género son aquellos que pueden aparecer en masculino o femenino: el mar – la mar, el radio – la radio, el tizne – la tizne, el calor – la calor (1).

El número es la categoría gramatical que indica si una palabra hace referencia a una sola persona o cosa o a más de una. Se aplica a los nombres (sonda – sondas, tijera – tijeras, mujer – mujeres, historia – historias) y a los pronombres (el – ellos, este – estos, quien – quienes, alguno – algunos). El número se divide en singular y plural (1,7). Singular es el que designa un solo ser o cosa: célula, bacteria, vena… Plural es el que designa a más de un ser o cosa: células, bacterias, venas… (1,7).

Las palabras se dividen en las siguientes clases sintácticas: el artículo (el, un), el sustantivo (aire, prudencia), el adjetivo (limpio, literario), el pronombre (tú, quien), el verbo (ser, hablar), el adverbio (lejos, abiertamente), la preposición (de, durante), la conjunción (y, aunque), y la interjección (eh, vaya) (1).

Hasta la fecha los pronombres este, esta y estas, cuando sustituían al nombre se acentuaban (éste, ésta y éstas), con el fin de diferenciarlos de las formas del verbo estar: esté, está y estás. La NGLE eliminó el uso de tilde en estos pronombres (1).

En lo que respecta a la palabra solo, en su forma de adjetivo no tiene modificaciones pero cuando se trataba de advervio, se acentuaba cuando se podía reemplazar por solamente. Esto fue igualmente eliminado en la NGLE (1).

En los textos médicos es muy frecuente el uso del gerundio, generalmente mal empleado, motivo por el cual recomendamos la revisión de la NGLE que proporciona magníficos ejemplos para su uSo correcto. El gerundio, junto con el infinitivo y el participio son tres formas verbales no personales. Son propias de los verbos que no funcionan como tales y carecen de variación de persona. Tienen en común el no expresar por sí mismas el tiempo en que ocurre la acción, el cual se deduce del verbo de la oración en que se hallen, de los adverbios que los acompañen y de otras circunstancias de la elocución (1).

REFERENCIAS

1. Real Academia Española. Asociación de Academias de la Lengua Española. Nueva gramática de la lengua española. Volumen I y II. Madrid: Espasa Libros, S.L.U;2009.     

2. Real Academia Española (Comisión de Gramática). Esbozo de una nueva gramática de la lengua española. Decimoquinta reimpresión. Madrid: Editorial Espasa Calpe S.A.;1996.     

3. Real Academia Española. Ortografía de la lengua española. Madrid: Editorial Espasa Calpe S.A.; 2000.       

4. Real Academia Española. Diccionario de la lengua española. Madrid: Editorial Espasa Calpe S.A.; 2001.     

5. Real Academia Española. http://www.rae.es/rae.html       

6. Real Academia Española. Asociación de Academias de la Lengua Española. Diccionario panhispánico de dudas. Bogotá: Distribuidora y Editora Aguilar, Altea, Taurus, Alfaguara, S.A.;2005.       

7. Pérez Pulido E. El arte de escribir. Caracas: Editorial Ateproca; 1999.     


 
Biblioteca Personal.

Tengo un libro en mi colección privada .- 


Itsukushima Shrine.


Ethnologue (2022)

Los siguientes idiomas se enumeran con al menos 10 millones de hablantes en la primera lengua en la edición de 2022 de Ethnologue, una referencia lingüística publicada por SIL International.

N.ºLengua (idioma)№ de hablantes nativos
en 2021

(en millones)
№ de hablantes nativos
en 1999

(en millones)
Cambio
desde 1999

(en millones)

1Chino Mandarín ​921,2885,0▲ 36
2Español 471,4332,0▲ 139
3Inglés 369,9322,0▲ 48
4Hindi 342,2182,0▲ 160
5Portugués 232,4170,0▲ 62
6Bengalí ​228,7189,0▲ 40
7Ruso 153,7170,0▼ -16
8Japonés 126,3125,0▲ 1
9Cantonés/Yue ​84,966,0▲ 19
10Maratí 83,164,8▲ 18
11Télugu 82,666,4▲ 17
12Turco 82,259,0▲ 23
13Wu 81,777,2▲ 10
14Coreano 81,769,7▲ 19
15Francés79,672,0▲ 8
16Tamil 77,563,1▲ 15
17Alemán 76,698,0▼ -21
18Vietnamita 76,067,7▲ 8
19Urdu69,058,0▲ 11
20Italiano ​64,837,0▲ 28
21Guyaratí 56,944,0▲ 13
22Bhoshpuri 52,135,0▲ 17

  

Idiomas Chinos.


El chino yue  es una de las agrupaciones de variedades de chino que incluye, entre otros, al cantonés, al toisanés y al pinghua.

El idioma o dialecto wu o Goetsu  es uno de los principales lenguas la rama sinítica de la familia de lenguas sino-tibetana.


  

Idiomas de la India.

El maratí es una de las lenguas más habladas de la India y tiene una larga tradición literaria. Es un idioma indoeuropeo de la familia indoaria, propio del estado indio de Maharastra, que es el que alberga a la ciudad de Bombay.

El télugu o telugu  es una lengua hablada mayormente en los estados de Telangana, Andhra Pradesh y el distrito de Yanam, donde es un idioma oficial.

El tamil o támil es una lengua drávida que se habla principalmente en Tamil Nadu (India) y en el noreste de Sri Lanka.
 
El guyaratí o gujarati  es un idioma que procede del estado de Guyarāt, en el oeste de la India. Es una lengua indoeuropea, de la familia indoaria, hablada por unos 46 millones de personas en todo el mundo, siendo así la 23.ª lengua más hablada del mundo.

El bhhōjapurī, bhoyapuri o bhoshpuri es una lengua bihari hablada en el noreste de la India en el occidente del estado de Bihar, la parte norte de Jharkhand, y la región Purvanchal de Uttar Pradesh, así como el sur de Nepal. También es hablado en Guyana, Surinam, Fiyi, Trinidad y Tobago, Mauricio y Sudáfrica.


ANEXO

  

Ni masculino, ni femenino, ni neutro: cómo perdió el inglés el género gramatical
por BBC News Mundo 29 septiembre, 2022

Como sucede con la mayoría de los idiomas, el ancestro del inglés entró en contacto con otras lenguas. En primer lugar, los invasores se encontraron con pueblos que hablaban diferentes dialectos celtas, aunque estos fueron paulatinamente desplazados hacia el occidente y suroeste de la isla, en lo que hoy es Gales y Cornualles.
Quizás una de las primeras sorpresas que nos llevamos muchos de los que aprendemos inglés como segundo idioma es no tener que preocuparnos por qué sustantivos son masculinos y cuáles son femeninos. Lo que se conoce como género gramatical.
O sea, los artículos definidos "el", "la" -y "lo", que se usa para lo abstracto o neutro- no existen. Así que la casa, el coche o lo bello, traducidos al inglés tienen un solo artículo: THE, que también se usa en el plural, pues el inglés tampoco diferencia entre "las" y "los".

La misma ambigüedad se manifiesta en los determinantes que en español serían "este" y "esta", "ese" y "esa", "aquel" y "aquella". THIS, THAT, THOSE se encargan de neutralizarlos.

Sin embargo, no siempre fue así. Históricamente, como todos los idiomas indoeuropeos, el inglés antiguo, o anglosajón, marcaba sustantivos masculinos, femeninos y neutros con sus artículos correspondientes.
Los adjetivos también se ajustaban al género y, como era un idioma altamente declinado, ese contraste cambiaba la finalización de las sustantivos y adjetivos en torno a su función dentro de la frase.
¿Cómo y cuándo, entonces, perdió el inglés el género gramatical? ¿Qué factores influyeron? ¿Fueron sociales, lingüísticos o fonológicos?

Para aclarar eso hay que ir al principio.

El origen del inglés

El inglés es descendiente de un grupo de dialectos germánicos hablados en regiones que van desde el norte de Alemania y lo que es hoy el sur de Dinamarca, la islas Frisias, hasta la costa de Países Bajos. Estos dialectos eran probablemente diferentes, pero mutuamente entendibles.
Jutos, anglos, sajones y frisones se asentaron en diferentes regiones de la principal isla británica -en la actual Inglaterra- de mediados a finales del siglo V. Sus dialectos se fusionaron en el idioma inglés y, desde un período muy temprano, esos pueblos se conocieron como ingleses.
Como sucede con la mayoría de los idiomas, el ancestro del inglés entró en contacto con otras lenguas. En primer lugar, los invasores se encontraron con pueblos que hablaban diferentes dialectos celtas, aunque estos fueron paulatinamente desplazados hacia el occidente y suroeste de la isla, en lo que hoy es Gales y Cornualles.
Por un lado, muy pocas palabras del celta fueron prestadas por el inglés en la antigüedad, aunque algunos expertos creen que el hecho de que muchos adultos celtas aprendieron inglés como segundo idioma tuvo una influencia profunda en la estructura del inglés.
Pero igualmente, en los siglos IX y X hubo una gran migración vikinga, de lengua nórdica (o escandinava), que se asentó en la región de Yorkshire, norte de Inglaterra, y fue "un catalizador importante para el cambio en el inglés", comentó a BBC Mundo Robert McColl Millar, profesor de lingüística y del idioma escocés de la Universidad de Aberdeen, Escocia.

"El nórdico tiene un parentesco cercano con el inglés, probablemente fueron en parte mutuamente comprensibles en aquella época y eso tuvo un efecto profundo".
El inglés antiguo -como sus ancestrales dialectos germánicos- y el nórdico tenían los mismos géneros gramaticales, y también se declinaban, pero con algunas diferencias.
Mientras que muchas palabras podían compartir la misma raíz y parecerse entre ellas, el mismo sustantivo podía ser masculino para uno, pero femenino para otro. Un ejemplo moderno de este fenómeno se ve en la palabra "idioma" que en alemán es die Sprache (femenino), pero en noruego es Sproke (neutro).
Además, el ancestral nórdico -como el noruego moderno- no tiene artículo definido que precede al sustantivo. Tiene una partícula definida, un sufijo que va al final de la palabra. Todo esto afectaba la declinación de los sustantivos y los adjetivos según su función en la oración.
"Imaginémonos Yorkshire en el siglo IX", propone el profesor Millar refiriéndose a una conversación entre los hablantes del anglosajón y el nórdico viviendo lado a lado. "Tratarán de buscar un terreno en común y, como lo que es común son las palabras y no la información gramatical, lo hacen simplificando y racionalizando el sistema".
Entonces la conversación se daría sin esos artículos definidos, "la eliminación del género gramatical nivelaba el terreno para que todos se pudieran entender".
Los anglosajones podían hacerse entender con los vikingos escandinavos porque compartían varias palabras similares.

La dilución del artículo definido

Para otros, sin embargo, no es cuestión de entendimiento sino de fonología.
"No nos deshacemos de cosas porque otros no entienden. Si alguien no entiende, eso es problema de ellos", expresó a BBC Mundo Aditi Lahiri, fonóloga y profesora de lingüística de la Universidad de Oxford.
"El género gramatical se marca con sonidos especiales. La fonología nos muestra cómo los sonidos cambian en contexto y cómo desaparecen en un contexto en particular", indicó la profesora Lahiri.
"En alemán, por ejemplo, el artículo definido tiene tres formas: der, die, das (masculino, femenino y neutro). Der se pronuncia casi como "dea" y si la consonante final de das desapareciera, sería realmente difícil diferenciar entre los tres artículos", explica la académica. "Muchos idiomas pierden la calidad distintiva de la vocal cuando está en una posición no acentuada".
"La falta de contraste sonoro, neutraliza el contraste de género. Si no hay marca fonológica que informe qué género tiene la palabra, el contraste desaparece. La única manera de conocer el género de una palabra neutralizada sería por la declinación del adjetivo, pero este también se neutralizó (en inglés)".
Es cuestión de una erosión gradual, indica Aditi Lahiri. Si el sonido no es suficientemente contrastante se va a diluir. Las siguientes generaciones ya no van a tener esa referencia y poco a poco desaparece.
Es muy difícil determinar cuándo se establecieron estos cambios, pero el profesor Millar sospecha que en la forma hablada, los pueblos se deshicieron de ese contraste bastante rápido en los diferentes dialectos, aunque no al mismo tiempo.

Texto ambiguo.

Pero en el idioma escrito, la primera señal que hay del fenómeno sucede a comienzos del siglo X, con la glosa inglesa de los famosos "Evangelios de Lindisfarne", uno de los manuscritos más importantes que sobreviven de la Inglaterra anglosajona.
"En gran parte está en lo que llamaríamos inglés antiguo clásico, pero también incluye dialecto northumbrio añadido por el glosador, un sacerdote llamado Aldred", cuenta Millar.
  "Él usa un artículo definido 'incorrectamente', un artículo definido femenino con un sustantivo neutro".
Anotaciones añadidas a los Evangelios de Lindisfarne en el siglo X incluyen el uso ambiguo de los artículos.
Ese "error" es algo que la población en el suroccidente de Inglaterra, donde se hablaba el sajón occidental, nunca haría. Pero hay una difusión gradual del uso no específico del género y aparece una ambigüedad creciente sobre cuál era la forma correcta, dice el lingüista de la Universidad de Aberdeen. Empieza en el norte, más o menos en el siglo IX, y gradualmente se difunde hacia el sur.

Residuos del género gramatical.

Después de la Conquista Normanda, en 1066, el inglés experimentó cambios significativos en su pronunciación, ortografía, gramática y principalmente en su vocabulario, debido a la monarquía francesa que se estableció durante varios siglos. Es el período del inglés medio.
Un gran número de palabras francesas entraron al léxico y sobreviven en el inglés actual, pero a pesar de que el francés sí conserva el género gramatical, este no se volvió a imponer en el inglés.
 "El contacto con otros idiomas tiene su límite. Se tienden a prestar primordialmente sustantivos, pero una categoría gramatical es muy difícil. Se estaría cambiando todo el sistema de clasificación", expresó Aditi Lahiri de la Universidad de Oxford.
En el inglés actual y sus dialectos modernos, se encuentran unos pocos residuos del género gramatical, pero son solo de interés para lingüistas. No obstante, hay una tendencia en algunas variedades se marcar palabras con algo que puede parecerse al género gramatical, como la tendencia de los marineros de llamar a los barcos "ella".
El profesor Millar alude a un desarrollo particular en los dialectos de las islas de Shetland y Orkney en el norte de Escocia, en el que la mayoría de los objetos inanimados son él o ella. Y entre los dos dialectos hay distinciones: en Shetland se dice El puente, en Orkney es La puente.
"Si son o no sobrevivientes del género gramatical, no sé, pero definitivamente hay algo de esto que es subyacente", reconoce Millar.

Neutralización del pronombre.

Una distinción que sí mantiene el inglés son los pronombres según el género. Eso se debe, afirma la profesora Lahiri a que la fonología de he/she (él/ella en sujeto) y him/her (él/ella objeto) es tan diferente. Pero el plural se neutraliza con la palabra THEY, que no especifica género.
En años recientes, esa palabra neutra THEY para referirse a personas no binarias se ha vuelto un tema candente de discusión. Y no sólo en inglés, varios movimientos están intentando eliminar la distinción por género e imponer pronombres o sufijos ambiguos. "Elles" sería la opción en español.
Unas lenguas nunca lo han tenido. El finlandés, por ejemplo, nunca ha tenido el género gramatical ni un pronombre que diferencie masculino de femenino y el sueco ha tenido mucho éxito con el pronombre no específico, dice Robert McColl Millar.
"El inglés no se adapta tanto, porque hemos mantenido las divisiones sexuales naturales en los pronombres. Nos parecen naturales", comenta, "pero creo que sucederá, habrá que ver en 20 o 30 años".
Para la fonóloga Aditi Lahiri no cree que se deban eliminar elementos de un idioma por decreto. "Deberíamos deshacernos de la palabra 'género', porque la clasificación no tiene nada que ver con el género de las cosas, es gramatical".
Antes, la clasificación de las palabras era determinada según si se referían a algo animado o inanimado, explica. 
"En lugar de masculino, femenino y neutro, se podrían llamar a, b y c, eso lo haría más fácil o aceptable", concluye.

  

¿Cómo afecta a la mente hablar varios idiomas?

Portada del libro "The power of language"
Por Euronews
06/04/2023 - 

Hablar más de un idioma cambia nuestra forma de pensar, ¿por qué?. Te lo explicamos.

Durante décadas, esta pregunta se dejó de lado porque los investigadores consideraban que un cerebro "estándar" era aquel que sólo conocía una lengua. Pero ahora, más que nunca, esa suposición es totalmente errónea.
Hoy en día, la mayoría de la población mundial habla al menos dos idiomas. "Hay mucha gente que es bilingüe y multilingüe", afirma la psicolingüista estadounidense de origen moldavo Viorica Marian. 
"Ayudaría entender cómo funciona la mente que habla varios idiomas, porque muy probablemente ese sea el futuro de la humanidad, sobre todo si se consideran lenguajes artificiales y otros sistemas simbólicos como lenguas".
La profesora Marian fue una de las pioneras en el campo de la psicolingüística y lleva estudiando cerebros multilingües desde los años noventa. En su nuevo libro "The Power of Language: Multilingualism, Self and Society" explora el conjunto de investigaciones en torno al multilingüismo  explicándolo en términos sencillos y comprensibles.
Según estas investigaciones, el cerebro multilingüe funciona de forma muy diferente al cerebro monolingüe "estándar" en lo que respecta a la memoria, la toma de decisiones, la creatividad, el envejecimiento y otros aspectos.
"Las personas que hablan más de una lengua o dialecto tienen estructuras lingüísticas, cognitivas y neuronales diferentes a las de las personas que sólo hablan una lengua", escribe Marian en el libro. 
"Estudiar la mente de forma abstracta, como si fuera monolingüe, es una oportunidad perdida y nos da una idea errónea de cómo funciona la mente", explica a Euronews Culture.

Marian describe en su libro cinco formas en que los cerebros bilingües y multilingües funcionan de forma diferente.

1. Los multilingües pueden tener personalidades distintas en distintos idiomas

Las personas que hablan con fluidez más de un idioma suelen decir que se sienten diferentes con cada uno de ellos, ya que distintos aspectos de su personalidad se manifiestan con más fuerza según el idioma que utilicen.

En las pruebas que miden lo que los psicólogos denominan los "Cinco Grandes" rasgos de la personalidad -apertura, responsabilidad, extraversión, amabilidad y neuroticismo-, las personas multilingües obtienen con frecuencia puntuaciones diferentes en su lengua materna y en su segunda lengua.

Para Marian, este fenómeno se hizo patente directamente en su capacidad para escribir su libro. La autora, que creció en Moldavia hablando rumano y ruso, dijo que no podía imaginar escribir "El poder del lenguaje" en otro idioma que no fuera el inglés, que aprendió en la escuela.

Escribe: "Escribir en inglés me libera de las limitaciones impuestas por los roles de género asociados a mi lengua materna, permitiéndome ser la pensadora, escritora y científica que las mujeres de muchos idiomas no tienen la oportunidad de ser".

"Hay un aspecto profesional en ello, por supuesto, ya que no tengo el vocabulario para hablar de neurociencia y ciencia cognitiva en rumano y ruso", dice a Euronews Culture. "Pero también existe esta conexión personal, en la que la lengua funciona como vehículo de la cultura. Y la cultura rumana -y la del sureste de Europa en general- aún tiene camino por recorrer en lo que respecta a la representación de las mujeres en la ciencia."

2. Un cerebro multilingüe procesa todas las lenguas en todas partes y todo el tiempo.

Antes se creía que las distintas lenguas se almacenaban en diferentes partes del cerebro y que cada una se "encendía" cuando se utilizaba activamente. Pero la investigación ha demostrado que esa teoría es errónea. En realidad, un cerebro multilingüe procesa todas las lenguas en paralelo, manteniéndolas coactivadas todo el tiempo.

"Cuando el cerebro procesa el lenguaje, no lo hace un solo lugar del cerebro", dice Marian. "Es una red que se extiende por todas las áreas del cerebro", explica.

Por eso, los cerebros bilingües tienen más vías que conectan palabras, conceptos y recuerdos diferentes en distintas lenguas. En la práctica, eso significa que un bilingüe francés-inglés verá más similitudes entre palabras no relacionadas como "nail" (uña) y "cloud" (nube), por ejemplo, que alguien que sólo habla inglés, porque la palabra para uña en francés es "clou".

También significa que si se daña una parte del cerebro, un idioma puede verse más afectado que otro. Marian lo compara con una orquesta que ha perdido un instrumento.

"Si se daña una parte del cerebro, al igual que si se elimina a un músico de la orquesta, algunas piezas musicales se ven más afectadas que otras", explica. "Una pieza que depende más del violín se verá más afectada por la ausencia del violinista que la pieza que depende menos de él".

3. Los multilingües son más creativos y tienen más capacidad de pensamiento divergente que los monolingües

La creatividad se reduce esencialmente a que el cerebro establezca conexiones entre cosas aparentemente no relacionadas. Así es como surge la inspiración para el arte, la música, la escritura e incluso la resolución creativa de problemas.

Como una persona multilingüe tiene más de estas conexiones en su cerebro a través de diferentes lenguas y culturas, tiende a rendir mejor en muchas tareas de creatividad y pensamiento divergente.

"La coactivación constante de varias lenguas refuerza los vínculos entre los sonidos, las letras y las palabras en la mente de un bilingüe, lo que da lugar a redes más densas y conexiones más fuertes a nivel de conceptos y significados", escribe Marian.

Según Marian, aprender otro idioma puede incluso hacernos más creativos. Pero no esperemos milagros. Escribe que "aunque aprender otro idioma no hará que su creatividad pase de cero a cien, puede ayudar a aumentarla de ninguna a alguna, de alguna a más, y puede darle la ventaja extra que necesita si ya desempeña una profesión creativa."

4. Los recuerdos se almacenan y recuerdan de forma diferente en una mente bilingüe o multilingüe

La teoría de la memoria dependiente del idioma sugiere que es más fácil acceder a los recuerdos si se recuerdan en el mismo idioma en el que tuvo lugar el acontecimiento original.

Por ejemplo, si un bilingüe mandarín-inglés le cuenta la historia de su vida en inglés, es más probable que se centre en las cosas que le ocurrieron en inglés. En cambio, si habla mandarín, ocurrirá lo contrario.

"Se activan distintas redes neuronales en función del idioma y, con esa activación, vienen a la mente recuerdos diferentes", explica Marian."Así que la lengua cambia porque está muy ligada a la cultura, la memoria y las experiencias personales".

Esto también ocurre en el mundo académico. Por ejemplo, si a un bilingüe español-inglés se le examina en inglés sobre algo que ha aprendido en español, su rendimiento será peor que si la lengua de aprendizaje coincide con la de la prueba.

Utilizar un idioma que no ha usado en un tiempo puede incluso despertar un torrente de recuerdos que creía haber olvidado.

5. Aprender un idioma diferente puede ayudar a su cerebro a envejecer mejor

Hablar distintos idiomas exige al cerebro un gran gasto de energía, lo que a la larga puede protegerlo de algunas formas de deterioro cognitivo.

Las investigaciones han demostrado que los adultos mayores que saben más de un idioma tienen mejor memoria, y los estudios de población han descubierto que los países multilingües tienen menos casos de Alzheimer.

Según otro estudio, saber más de un idioma puede retrasar el Alzheimer y otros tipos de demencia entre cuatro y seis años de media. Y la buena noticia es que, una vez que se conoce un idioma, ni siquiera es necesario utilizarlo con regularidad para obtener beneficios cognitivos.

"Si está pensando en habilidades o formas de invertir su tiempo, aprender otro idioma puede ser una forma realmente útil de obtener beneficios a largo plazo a medida que envejecemos", afirma Marian.

Si quiere leer más sobre el multilingüismo y sus efectos en el cerebro y la sociedad, escoja el libro de Viorica Marian "The Power of Language", publicado por Penguin Random House (en inglés) el 4 de abril.

  

Un polígloto​ o políglota (del griego antiguo πολύγλωττος, polýglottos, a su vez de πολύς, polýs, «mucho» y γλώσσα o γλώττα, glṓssa o glṓtta, «lengua») es una persona versada en varios idiomas o un texto escrito en otros tantos,​ reservándose el término bilingüe para aquellos que dominan dos (del latín bi = dos) y trilingüe (del latín tri = tres)​ para aquellos que dominan tres idiomas.

Denominaciones

Monolingüe o monóglota - 1 lengua hablada.
Bilingüe o díglota - 2 lenguas habladas.
Trilingüe o tríglota - 3 lenguas habladas.
Cuatrilingüe, tetráglota - 4 lenguas habladas.
Quinquelingüe, pentáglota - 5 lenguas habladas.

Sexalingüe, hexáglota - 6 lenguas habladas.
Septilingüe, heptáglota - 7 lenguas habladas.
Octolingüe, octóglota - 8 lenguas habladas.
Novelingüe, eneáglota - 9 lenguas habladas.
Decalingüe, decáglota - 10 lenguas habladas.

Endecalingüe - 11 lenguas habladas.
Dodecalingüe - 12 lenguas habladas.




Giuseppe Gasparo Mezzofanti (Bolonia, 19 de septiembre de 1774; Roma, 15 de marzo de 1849) fue un cardenal y lingüista italiano y quizás el mayor políglota de la historia.

Hablaba más de 48 lenguas fluidamente. Nunca abandonó Italia, por lo que las aprendió con acento italiano. Gente de todos los lugares del mundo viajaba especialmente a Italia para hablar con él en sus idiomas maternos y se sorprendían ante su fluidez.​ Otras fuentes indican que hablaba unas 30 lenguas y podía entender otras 20.
Una vez que se encontraba en prisión en Roma, una noche escuchó a dos prisioneros extranjeros hablar, aprendió el idioma y a la mañana siguiente, pudo comunicarse con ellos.

Biografía

Nacido en una familia de origen humilde, demostró desde la infancia una memoria superior a lo normal, un fino oído musical y una extraordinaria capacidad de aprendizaje de lenguas extranjeras.
Asistió a las Escuelas Pías de su ciudad natal y se puso en contacto con muchos misioneros jesuitas huéspedes de los Estados Pontificios a causa de la supresión de la orden. Dialogando con ellos, aprendió rápidamente el sueco, el alemán, el castellano y varios dialectos sudamericanos, y también las lenguas muertas que estudió en la escuela.
Estudió en el seminario y terminó los estudios de filosofía y teología mucho antes de la edad mínima reglamentaria para la ordenación sacerdotal. Mientras tanto, se dedicó al estudio de las lenguas orientales.
En 1786, cuando solamente tenía 12 años, hablaba su lengua materna tan bien como el alemán, el griego, el latín y por lo menos cinco lenguas más. Después aprendió árabe, ruso, hindi, inglés antiguo, maltés y chino. En su afán de estudiar idiomas, solamente el chino le supuso verdadero esfuerzo: le obligó a pasar cuatro meses de estudio antes de sentirse un fluido hablante de esa lengua.​ Desde aquel momento, el padre Umpierres, anteriormente misionero en Macao y profesor de lengua en la Congregación para la Evangelización de los Pueblos, conversó con él en chino, confirmando oficialmente su pleno dominio del chino mandarín.
En 1797, a la edad de 23 años, fue ordenado sacerdote y asumió la cátedra de hebreo, árabe, lenguas orientales y griego en la Universidad de Bolonia.
Entre 1799 y 1800 asistió en los hospitales a los heridos extranjeros de los enfrentamientos con el ejército napoleónico, lo que aprovechó para captar varios idiomas europeos. Se hizo confesor de los turistas y viajeros que pasaban por la ciudad.
En 1806 rehusó la invitación de Napoleón para establecerse en París. Anteriormente, había rechazado prestar juramento de fidelidad a la República Cisalpina. En 1814 tampoco aceptó la invitación del papa Pío VII. Sin embargo, en 1831 sí aceptó la petición del papa Gregorio XVI de poner sus facultades al servicio de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos.
El contacto con el ambiente cosmopolita de Roma, entre misioneros y sabios procedentes de diversos países católicos, permitió a Mezzofanti aprender muchos otros idiomas.
Gregorio XVI se hizo su amigo y protector, y lo elevó al rango de cardenal en el consistorio del 12 de febrero de 1838.
Falleció en Roma en 1849. Su monumento fúnebre se encuentra en la iglesia de Sant'Onofrio al Gianicolo, en Roma.

Testimonios

A Mezzofanti se le describe comúnmente como un hombre sin particulares ambiciones, salvo las de dedicarse al cuidado de las almas, a la docencia universitaria y al estudio cotidiano de idiomas.

Varias personalidades contemporáneas han dicho de él:

Lord Byron, poeta inglés, se encontró con Mezzofanti en Bolonia y declaró haber conocido "un monstruo de las lenguas... que tenía que haber existido en tiempos de la Torre de Babel como intérprete universal".

August Wilhelm Kephalides, profesor de la Universidad de Breslavia, en el relato de su viaje a Italia, describe el encuentro con un excepcional políglota que entusiasma a los intelectuales boloñeses y "habla perfectamente el alemán sin haber viajado jamás fuera de Italia".

Matteo Pisani, intérprete de la Embajada rusa en Italia y entre los máximos conocedores de lenguas eslavas y orientales de su tiempo, visitó a Mezzofanti para comprobar si su fama era o no merecida, y se quedó sorprendido.

El padre Charles William Russel, estudioso irlandés y amigo de John Henry Newman, solía verse con Mezzofanti y se quedó impresionado por su capacidad de expresarse con finura y sin errores en gaélico, inglés y en los principales dialectos de Gran Bretaña. Y tras la muerte de Mezzofanti, escribió su biografía, considerada por algunos la mejor, recopilando documentos y testimonios directos.

El propio Russel afirmó que Mezzofanti llegó a escribir y hablar casi perfectamente 38 lenguas, entre las cuales figuran el hebreo, el árabe, el neo-arameo-caldeo, el copto, el armenio antiguo y el moderno, el persa, el turco, el albanés, el maltés, el griego clásico y moderno, el latín, el castellano, el portugués, el francés, el alemán, el sueco, el inglés, el ruso, el polaco, el checo, el magiar, el chino, el siríaco, el ge'ez, el amhárico, el hindi, el guyaratí, el euskera, el rumano. 
También dominaba con menor seguridad cuarenta idiomas (además de un número no precisado de dialectos), lo que da un total de 78 idiomas. Menos destreza tenía con el sánscrito, el malayo, el tibetano, el islandés, el sami, el ruteno, el frisón, el letón, el córnico, el quechua, el bambara: era capaz solo de leerlos, pero no de hablarlos.​



Emil Krebs (Silesia, * 15 de noviembre de 1867 - Berlín, 31 de marzo de 1930), fue un sinólogo alemán, además de reconocido políglota ya que dominaba 68 idiomas en el habla y la escritura y había estudiado otros 120.

Biografía

Nació en Świebodzice o en castellano Friburgo en Silesia, en la provincia homónima de Silesia, Alemania (Actualmente Świebodzice, se sitúa Polonia), el 15 de noviembre de 1867. Emil Krebs fue hijo de un carpintero llamado Gottlob Krebs y de su esposa Pauline Scholz. En 1870 se mudó junto con sus padres a Esdorf, donde asistió a la escuela primaria. Krebs empezó a aprender idiomas cuando tenía 7 años. Encontró una revista escrita en idioma que no entendía, su profesor le explicó que la revista venía de Francia y en broma le entregó un diccionario Francés-Alemán. De 1878 a 1880 asistió a la Realschule de Freiburg (escuela secundaria), y de 1880 a 1887 estudió en el Gymnasium en Schweidnitz (Swidnica), donde aprendió francés, latín, hebreo y griego clásico. 
Cuando terminó el bachillerato en el año 1887 ya hablaba 12 idiomas (por ejemplo griego, turco,árabe, polaco). Estudió un semestre de teología en la Universidad de Breslau (Wroclaw), después empezó a estudiar Derecho en la Universidad de Berlín. Encontró un anuncio para el estudio de idiomas orientales y se dedicó a aprender algunos idiomas asiáticos. Aprobó el examen de Derecho y empezó su carrera cómo diplomático. En el año 1893 viajó al Lejano Oriente, se desempeñó como traductor en Pekín. Durante todo el viaje Krebs se dedicó a estudiar lenguas extranjeras. Estando en China hablaba ya 40 idiomas.
 Los chinos le llamaban "el hombre diccionario". En el año 1914 ya hablaba muy bien 33 idiomas: árabe, chino, búlgaro, croata, checo, danés, Latín, finlandés, griego, georgiano, francés, hindi, español, holandés, japonés, javanés, lituano, malayo, armenio, polaco, persa, ruso, rumano, turco, urdu, italiano, húngaro, sueco, inglés. 
En el año 1917 Emil Krebs empezó a trabajar en la Oficina de Relaciones Exteriores. Los empleados recibían una bonificación por el conocimiento de idiomas. Krebs ya hablaba 60 idiomas y aunque al principio lo trataron de estafador, tras demostrar su habilidad finalmente recibió la bonificación extra. En 1913 se casó, su esposa fue muy indulgente con él, porque a menudo se encerraba en su habitación para aprender más idiomas.
 Estudiaba las lenguas buscando sus similitudes. En el año 1919 Krebs editó un tratado estatal para el gobierno de Yugoslavia. Murió el 31 de marzo de 1930 debido a una apoplejía, sabiendo hablar 68 idiomas fluídamente, en total había estudiado 120. Fue enterrado en el Suedwest-Friedhof de Berlín. Después de su muerte, su biblioteca con más de 3.500 títulos, fue trasladada a la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos. Emil Krebs fue conocido por sentir aversión a que le tomaran fotografías.

Estudio científico del cerebro

Después de la muerte de Krebs el Instituto de Investigación de Berlín recibió, el cerebro del políglota, para su estudio. En 2004 Amunts, Schleicher y Zilles publicaron un estudio del cerebro de Krebs, que está incluido en las colecciones de la Universidad de Dusseldorf. El análisis del área de Broca reveló cambios citoarquitectónicos en las regiones 44, 45 y asimetrías entre hemisferios.

Legado

La biblioteca privada de Emil Krebs, que contiene 3.500 libros traducidos a 120 lenguas, está ubicada en la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos, en Washington.

La biblioteca privada de Emil Krebs con más de 3500 volúmenes y escritos en más de 110 idiomas fue comprada por la Biblioteca del Congreso en Washington, DC en 1932. De estos, 236 títulos chinos en 1.620 escrituras individuales se guardan en un gabinete de rarezas en el edificio Jefferson debido a su valor especial. 
 Del inventario de 240 páginas  elaborado por su viuda en 1930/1931 y de una lista de idiomas escrita por el propio Krebs para la oficina a partir de 1922  se desprende que Krebs hablaba todos los idiomas de la UE actual, además de otros idiomas muertos o vivos como el egipcio, albanés, árabe, armenio, chino , georgiano , hebreo , japonés , javanés , coreano , latín, manchuriano , mongol , persa , ruso, sánscrito , sirio , tibetano , turco y urdu. 

Aprendió varios idiomas únicamente a partir de materiales en lenguas extranjeras, como inglés, pastún , birmano , gujarati , hindi , irlandés , cingalés y portugués , ruso buriato , finlandés , tártaro , ucraniano y español vasco con sus dialectos guipuzcoanos, bizkaia , laburdi. y Zubero. 
Krebs también utilizó el chino, el griego, el holandés, el italiano, el turco, el latín y el árabe como otras “lenguas intermedias” para aprender y profundizar en un nuevo idioma. 
El Nuevo Testamento en 61 idiomas diferentes también jugó un papel importante.

  



Éduard Huber (Grosswangen, Suiza,12 de agosto de 1879 - Vinh Long, Vietnam, 6 de enero de 1914) fue un hombre de letras, sinólogo y especialista en Indochina. Catedrático en filología indochina, Huber trabajó a temporadas en la Sorbona, París.

Biografía

Eduard Huber nació el 12 de agosto de 1879 en Grosswangen, Suiza. Su padre, Anton Huber, poseía una fábrica de tejas y ladrillos y, además, era dueño del restaurante "Krone". Su madre se llamaba Mathilde Vogel. Siendo aún niño, Eduard Huber perdió su brazo izquierdo a consecuencia de un accidente en la fábrica. Estudió primaria y los primeros años de secundaria en Grosswangen. Después marchó a Willisau y finalmente terminó la secundaria en la Kantonsschule de Soleura, donde, con 17 años, obtuvo el mejor certificado académico de su curso. Ya en esta época, Huber sabía hebreo, caldeo y sánscrito, que el director de coro Schibenegg le había enseñado.
Una vez terminada la secundaria, Huber se matriculó en la Sorbona de París donde estudió sánscrito, zendo (Persa antiguo), ruso, japonés, chino e historia de la literatura hinduista y budista. Durante esta época destacó como un sobresaliente traductor, trabajando estrechamente con los profesores Lévy y Chavannes.
Con 22 años, Huber tuvo la posibilidad de ocupar una cátedra en lengua china o literatura budista, pero decidió aceptar la oferta de trabajar como investigador en la Escuela Francesa de Extremo Oriente en Saigón (trasladada a partir de 1902 a Hanói). Allí estuvo desde 1901 hasta 1905. Trabajó de profesor de lengua clásica budista, y supervisó la construcción de la biblioteca y algunas excavaciones arqueológicas. El 20 de julio de 1905 fue nombrado director del departamento de estudios de China e Indochina, lo que posteriormente le aseguraría una plaza de catedrático en la Sorbona.

Durante los doce años que vivió en Indochina, realizó importantes expediciones a Camboya, Laos, Tailandia, Birmania, China, Corea y Japón. En estos viajes, Huber realizó estudios de campo, dirigió excavaciones y adquirió tesoros artísticos y libros para la biblioteca.
Junto a algunas lenguas europeas y las ya mencionadas, aprendió también árabe, birmano, tibetano, vietnamita, tailandés, camboyano, pali y algunos dialectos. Al final de su vida, Huber dominaba 30 lenguas diferentes.
Gracias a su capacidad para dominar tantas lenguas, Huber estaba perfectamente cualificado para su especialidad en Historia de la literatura budista comparada. No obstante, el volumen de su obra comprende apenas algunas traducciones que realizó durante cinco años sobre importantes textos budistas. Huber dejó estas traducciones así como otros materiales en la Sorbona, y fueron enviados posteriormente a Kyoto al segundo centro más importante sobre investigación del budismo.
A partir de 1912, Huber tomó durante algún tiempo su puesto de profesor en París, antes de regresar de nuevo en 1913 a Extremo Oriente. Eduard Huber falleció el 6 de enero de 1914 en el Hospital de Vinh Long a consecuencia de unas "fuertes fiebres".


  


Sir John Bowring  (Exeter, 17 de octubre de 1792 - Claremont, 23 de noviembre de 1872), político, lingüista, traductor, hispanista, escritor y viajero inglés, cuarto gobernador de Hong Kong.

Biografía
De familia puritana, fue educado según las doctrinas utilitaristas de Jeremy Bentham. Destacó como un diligente estudioso de lenguas y literaturas extranjeras, especialmente de Europa Oriental. Se relacionó con el lingüista Giuseppe Caspar Mezzofanti y Hans Conon von der Gabelentz y llegó a convertirse en un portentoso políglota que llegó a conocer doscientas lenguas y hablar unas cien, lo que aprovechó para dar a conocer literaturas remotas traduciendo sus textos más significativos. Dominaba, por ejemplo, el francés, el italiano, el español, el portugués, el holandés, el alemán, el sueco, el danés, el ruso, el serbio, el polaco y el checo. Llegó a saber bastante húngaro y árabe y más adelante mandarín, el idioma más hablado en China. Los primeros frutos de su labor vieron la luz en Specimens of the Russian Poets (1821-1823), al que siguió Batavian Anthology (1824), Ancient Poetry and Romances of Spain (1824), Specimens of the Polish Poets, and Serbian Popular Poetry (1827).

En 1811 entró al servicio de Milford & Co., casa que le envió en 1813 a la península ibérica, en plena Guerra de Independencia. Más adelante se estableció por su cuenta y a partir de 1819 viajó intensamente por varios países de Europa. Publicó Observations on the State of Religion and Literature of Spain (1820) y allí fundó el Comité Filohelénico de Madrid para apoyar la Guerra de la independencia de Grecia1​ contra los turcos, causa en la que también estaba comprometido su amigo Edward Blaquiere, que viajó algo después a España; este comité pretendía enviar ayuda económica y militar a los griegos rebeldes, cuyo representante Andreas Louriotis había acudido a Madrid, pero solo algunos periodistas españoles carbonarios como Félix Mejía y Francisco Díaz Morales, entre otros, divulgaron sus peticiones; Evaristo San Miguel no le hizo ningún caso y solo algunos militares españoles voluntarios como el coronel Atanasio Lescura y diversos liberales italianos exiliados marcharon a luchar contra los turcos. Bowring, profundamente liberal y radical, era enemigo de la trata de negros y en 1821 publicó en Madrid y en español su Contestación a las observaciones de D. Juan Bernardo O'Gavan sobre la suerte de los negros de África, y reclamación tra el tratado celebrado con los ingleses en 1817. Con Blaquiere fundó a comienzos de 1823 el Comité Philohelénico de Londres (1823-1826), destinado a recaudar fondos para los independentistas griegos insurgentes, de la que fue secretario; también recogía a mercenarios para luchar en la guerra, y uno de ellos fue el poeta Lord Byron.

Como experto en Economía Política fundó la Westminster Review, de la que fue editor en 1825. Sus contribuciones a la misma le reputaron como una autoridad en ese campo; abogó en esta tribuna por la liberación de las trabas al comercio, la emancipación católica y la educación popular. En 1828 visitó Holanda, y la Universidad de Groningen le dio el título de doctor en leyes. El año siguiente fue a Dinamarca con vistas a preparar una colección de poesía escandinava. Jeremy Bentham le escogió como agente literario y preparó una edición de sus Obras completas, que apareció en once volúmenes en 1843.

Entró en el parlamento en 1835 y participó en numerosas comisiones; en 1843 publicó su traducción del Manuscript of the Queen's Court, una colección de canciones checas. En 1849 fue elegido cónsul de Gran Bretaña en Cantón, y luego gobernador de Hong Kong desde el 13 de abril de 1854; allí le cupo lidiar con las complicaciones de la segunda Guerra del Opio (1856-1860). En 1855 visitó Siam y negoció con el rey Mongkut un tratado de comercio, conocido como Tratado Bowring. Se jubiló en marzo de 1859, aunque todavía realizó una comisión en Italia en 1861 y fue enviado a negociar a Bélgica, Italia, Holanda, España y Suiza. Entre otros honores se le hizo caballero comendador de la Orden del Baño (1854) y fue miembro de la Royal Society y la Royal Geographical Society




Johann Ludwig Heinrich Julius Schliemann, conocido como Heinrich Schliemann (Neubukow, Gran Ducado de Mecklemburgo-Strelitz, 6 de enero de 1822 - Nápoles, Reino de Italia, 26 de diciembre de 1890), fue un millonario prusiano que, tras amasar una fortuna, se dedicó a su gran sueño: la arqueología en Hisarlik, y en otros yacimientos homéricos como Micenas, Tirinto y Orcómeno, demostrando que la Ilíada describía realmente escenarios históricos. El descubrimiento de Troya lo realizó en 1864 a partir de la lectura de Homero, recibiendo varias críticas de los eruditos de la época por su creencia ciega en Homero como fuente histórica para hallar el lugar, situación que después terminó a su favor y pasó a ser considerado un referente en la investigación arqueológica. De la excavación sería su esposa quien vestiría las joyas desenterradas de la casa del tesoro real de Príamo.

Nacimiento y juventud

Era hijo de un humilde pastor protestante que sentía pasión por la historia antigua. A través de sus relatos, se interesó cuando era un niño por los poemas homéricos. Schliemann cuenta en su autobiografía que en la Navidad de 1829 recibió de su padre como regalo un volumen de Historia Universal para los niños de Georg Ludwig Jerrer y que se sintió muy impresionado por un grabado que representaba a Eneas con su padre Anquises y su hijo Ascanio huyendo de Troya en llamas.

Eneas con Anquises y su hijo, de la obra de "Georg Ludwig Jerrer, Weltgeschichte für Kinder (Nürnberg 1828)", tras una obra de Johann Michael Voltz (1784-1858).


Heinrich no tuvo, sin embargo, una infancia feliz. Su padre bebía, maltrataba a su esposa, mantenía una relación con la criada; los hijos le tenían miedo. La madre murió de las consecuencias de su noveno parto cuando Heinrich tenía nueve años. El padre, ya fuera por problemas económicos o por escaso apego a sus hijos, los distribuyó entre los tíos, quienes se hicieron cargo de ellos mal que bien. Heinrich solo fue unos meses al Gymnasium por no poder pagárselo su padre. Muy joven tuvo que empezar a trabajar de aprendiz en una tienda. A causa de la gran cantidad de horas que trabajaba no tenía momentos para estudiar, pero en una ocasión entró en ella un molinero borracho llamado Niederhoffer y, según explica Schliemann en su autobiografía, el molinero, que también había sido pastor protestante:
no había olvidado su Homero, puesto que aquella noche en que entró en la tienda nos recitó más de cien versos del poeta, observando la cadencia rítmica de los mismos. Aunque yo no comprendí ni una sílaba, el sonido melodioso de las palabras me causó una profunda impresión. Desde aquel momento nunca dejé de rogar a Dios que me concediera la gracia de poder aprender griego algún día.

Generación de su fortuna

Heinrich trabajó en tiendas durante cinco años, pero tras un accidente decidió cambiar de ocupación. Embarcó rumbo a Venezuela, pero su barco naufragó en la costa de Países Bajos. Sin embargo, se salvó junto a varios compañeros en un bote salvavidas. En Ámsterdam fingió estar enfermo para que lo llevaran a un hospital y recibió ayuda de un amigo de Hamburgo que era agente naviero. Poco después, con ayuda del cónsul general prusiano, empezó a trabajar en una oficina comercial. Allí sellaba letras de cambio y llevaba y traía cartas al correo. Durante este periodo, a pesar de vivir en condiciones precarias, se dedicó a estudiar varios idiomas.​ Según explica en su autobiografía, se gastaba la mitad de su sueldo en clases de idiomas, y llegó a hablar con fluidez neerlandés, inglés, español, francés, portugués, ruso, italiano, griego y árabe. Además, a un nivel que él mismo juzga de aceptable, griego antiguo, turco, danés, sueco, esloveno, polaco, hindi, hebreo, persa, latín y chino.

El "método Schliemann"
Sabemos el método que empleaba gracias a las explicaciones que dejó a la posteridad. El primer idioma fue el inglés. Leía en voz alta, y redactaba sus propios textos, que luego memorizaba, bajo la supervisión del profesor. Para mejorar la pronunciación, asistía a una misa en inglés, y ampliaba su vocabulario leyendo prosa de calidad, aprendiendo fragmentos de memoria. Según afirma Schliemann, aplicó ese mismo método a las demás lenguas.
A los 22 años dominaba siete idiomas y entró a trabajar en una compañía comercial, la casa Schröder. A los 24 años aprendió ruso, puesto que la casa Schröder exportaba añil a Rusia. Fue enviado como representante a San Petersburgo y a Moscú en 1846. Allí se desenvolvió exitosamente y se independizó como negociante. En 1851 abrió una oficina de reventa de polvo de oro. A los 30 años ya tenía una enorme fortuna. Mientras, viajaba a las grandes capitales europeas y, cuando estaba en Londres, solía visitar el museo Británico, donde disfrutaba de las antigüedades egipcias.
En 1852 se casó con una aristócrata rusa, Ekaterina Petrovna Lishin (1826-1896), con la que tendría tres hijos: Sergei (1855–1941), Natalja (1859–1869) y Nadeschda (1861–1935). El matrimonio duró, a duras penas, hasta 1869, año en el que por fin se divorciaron. A los 33 años dominaba 15 idiomas. Entre 1851 y 1859 realizó diversos viajes de negocios, llegando a radicarse temporalmente en California, donde, heredando la concesión de un hermano fallecido, se hizo banquero e incrementó su fortuna. Durante esta época estuvo gravemente enfermo de tifus, pero se restableció y regresó a Europa.
Viajó por Oriente Medio y, al volver a Rusia, aprovechó el bloqueo provocado por la guerra de Crimea para comerciar con armas, provisiones y acero.

Cambio de actividades
En 1866, después de trasladarse a París, comenzó a estudiar Ciencias de la Antigüedad y Lenguas Orientales en la Universidad de la Sorbona. Entretanto compró un campo de cultivo de caña de azúcar en Cuba.
A pesar de su holgura económica, realizaba sus viajes en segunda clase, llegando a visitar Egipto, China, India y Japón.
Una visita a Pompeya, que durante mucho tiempo se había creído una leyenda, le hizo recordar los relatos de su padre sobre la Guerra de Troya, la mítica expedición de una coalición griega para rescatar a Helena de su cautiverio a manos de los troyanos, y comenzó a preguntarse si no estaría también basada en hechos reales.

Fotografía de Sophia Schliemann luciendo algunas joyas del Tesoro de Príamo (1873)

En 1868 viajó a Grecia por primera vez. Entre los lugares que visitó estuvo la isla de Ítaca, donde contrató algunos hombres para realizar pequeñas excavaciones en las que hizo escasos hallazgos. También estuvo en Micenas y, tras cruzar los Dardanelos, recorrió a caballo la llanura de Troya. Ese año conoció a Frank Calvert, cónsul británico en los Dardanelos, quien había comprado la mitad de la colina de Hisarlik, en Turquía, donde algunos estudiosos de la Antigüedad ubicaban Troya.
En 1869 Schliemann se divorció y el 23 de septiembre del mismo año se casó en segundas nupcias con una joven griega de tan solo 17 años, Sophia Engastromenos (1852-1932), sobrina de un amigo sacerdote a quien había conocido en San Petersburgo, llamado Vimpos. Ese mismo año obtuvo su doctorado en Arqueología.
Con Sophia tuvo otros dos hijos, a los que puso nombres de personajes homéricos: Andrómaca (1871–1962) y Agamenón (1878–1954).
Convencido de que los poemas de Homero describían una realidad histórica, emprendió expediciones en Grecia y Asia Menor para encontrar los lugares descritos en ellos.

Descubrimiento de Troya
El tesoro de Príamo

En Hisarlik, Heinrich Schliemann empezó a excavar, en 1870, las ruinas de Troya. Frank Calvert había realizado excavaciones preliminares siete años antes de la llegada de Schliemann, y le sugirió que la colina de Hisarlik era el emplazamiento de la mítica ciudad. Posteriormente, Schliemann minimizaría en sus escritos el papel que realmente había tenido Frank Calvert en el descubrimiento.
Los colaboradores de Schliemann destruyeron algunos restos de las capas centrales a causa de sus prisas por alcanzar los estratos más antiguos. En algunas fases de las excavaciones fue acompañado por su esposa griega, que solía clasificar los fragmentos de cerámica y otros restos arqueológicos que eran hallados.
Existieron numerosas dificultades durante las excavaciones, algunas de ellas derivadas de que hasta entonces se habían realizado pocas excavaciones de tal envergadura y de la inexperiencia de los participantes, más las producidas por el clima del lugar, que favorecía enfermedades como la malaria.
Schliemann distinguió entre varios estratos correspondientes a distintas fases de ocupación de Troya. Inicialmente creyó que el correspondiente a Troya II era la Troya cantada en la Ilíada.
En 1873 descubrió una colección de objetos y joyas de oro que llamó Tesoro de Príamo. La hizo trasladar ilegalmente a Grecia y por ello, en 1874, fue acusado de robo de bienes nacionales por el Imperio otomano y luego condenado a pagar una multa. Para volver a tener la posibilidad de que las autoridades turcas le permitieran volver a excavar en el futuro, pagó una indemnización mayor y donó algunos hallazgos al museo de Constantinopla. Por otra parte, la comunidad científica cuestionaba sus métodos y sus resultados.

Hallazgos en Micenas
La llamada Máscara de Agamenón descubierta por Schliemann en Micenas (1876)


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Poco después realizó grandes descubrimientos en Micenas, de cuyas ruinas hasta entonces solo se conocían la Puerta de los Leones, la muralla ciclópea adosada a ella y el llamado Tesoro o tumba de Atreo.
Schliemann llegó a un acuerdo con las autoridades griegas mediante el cual pudo excavar en Micenas con el derecho exclusivo de informar de sus descubrimientos durante un limitado período a cambio de entregar todo lo que hallase en las excavaciones y de sufragar todos los gastos.
Usó la obra de Pausanias para localizar las tumbas entre las cuales se creía que se encontraba la correspondiente al legendario Agamenón. Anteriormente los eruditos habían interpretado erróneamente las indicaciones de las tumbas de las que hablaba Pausanias, creyendo que estaban ubicadas todas fuera de la muralla de la acrópolis.
En las excavaciones halló cinco tumbas (en un recinto que ha sido llamado Círculo funerario A) con un total de 20 cadáveres, y en torno a ellos abundantes y ricos ajuares funerarios, con numerosos objetos de oro, bronce, marfil y ámbar. Además halló sesenta dientes de jabalí y un numeroso grupo de sellos con grabados de escenas religiosas, de luchas o de caza. Entre estos hallazgos estaba la llamada máscara de Agamenón, fechada, sin embargo, varios siglos antes de la cronología que tradicionalmente se atribuye al legendario rey.
Christos Stamakatis, que había sido designado por el gobierno griego para controlar el trabajo de Schliemann y vigilar que todo lo que se encontrase quedase en Grecia, continuó con la excavación en 1877, pero solo descubrió una tumba más.

Otras excavaciones

En 1876 había iniciado unos pequeños sondeos en Tirinto, y en 1877 volvió a Ítaca, exploró la isla en busca de restos arqueológicos y realizó algunos sondeos, pero sin resultados.
En 1880 excavó en Orcómeno, donde encontró un tipo de cerámica que llamó cerámica minia. También descubrió una tumba del tipo tholos, de época micénica.
En 1882-1884, junto con Wilhelm Dörpfeld -un joven arquitecto y arqueólogo alemán ya célebre por sus campañas en Olimpia-, regresó para excavar a mayor escala, inspirado en los datos que sobre esta ciudad habían escrito Homero y Pausanias. Desenterró un palacio micénico de considerables dimensiones.

Sus últimas campañas en Troya

Schliemann volvió durante tres campañas a Troya. En ellas, su colaborador más valioso fue el citado Wilhelm Dörpfeld. Por los hallazgos de cerámica en estas campañas, Schliemann admitió su error en su creencia inicial de que el estrato de Troya II era el correspondiente a la ciudad homérica, y en cambio esta debía identificarse con Troya VI. Uno de los hallazgos más llamativos de la última campaña fue el denominado tesoro L, que constaba de cuatro hachas ceremoniales, que trasladó también ilegalmente a Grecia.

Muerte y lugar de entierro

En sus últimos meses de vida padeció graves dolencias del oído que le llevaron a ser operado en 1890. Desoyendo los consejos médicos, abandonó el hospital para ir a Leipzig, Berlín y París. Mientras volvía de esta ciudad a Atenas, cayó desvanecido, el día de Navidad, en la Piazza Carità de Nápoles y perdió la facultad de hablar. Cuando por fin se averiguó su identidad, el médico observó que la reinfección de sus oídos le había afectado al cerebro, lo que causó su muerte al día siguiente. Su muerte fue el 26 de diciembre de 1890.
Sus restos mortales fueron llevados a Atenas, como era su voluntad, y depositados en el suntuoso mausoleo que había construido para sí mismo en el llamado "Proto-Nekrotafio" o "Primer Cementerio" de la ciudad. El mausoleo, coronando una colina, reproduce un templo de orden dórico presidido delante por su busto y una inscripción que reza "Para el héroe Schliemann", mientras en el relieve del friso se relatan gráficamente sus propias excavaciones.

Legado

Su carrera empezó antes de que la Arqueología se desarrollara como ciencia profesional, de modo que, para los estándares actuales, la técnica de campo del trabajo de Schliemann dejaba mucho que desear. Sin embargo, se le reconoce la importancia que prestó a los fragmentos de cerámica como indicadores de diferentes cronologías de las capas estratigráficas y también que fue el primer arqueólogo en documentar sus descubrimientos con fotografías en su publicación Atlas trojanischer Alterthümer.
Tuvo que enfrentarse en vida a muchas críticas, como haber falsificado pruebas o destruido vestigios por sus métodos poco ortodoxos. La comunidad científica muchas veces negó sus descubrimientos, aunque finalmente le diera la razón en varios aspectos.

El estudioso británico Walter Leaf (1852-1927) dijo sobre él:

Un hombre que consigue dar a conocer al mundo un problema totalmente nuevo puede dejar confiada la solución definitiva a los que vengan tras de él.

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