Temas de la Comedia humana Algunos de los principales temas de la comedia humana son los siguientes: Francia y la Revolución Balzac frecuentemente lamenta la pérdida de la sociedad pre-revolucionaria, una sociedad de honor que, especialmente tras la caída de Carlos X y la llegada de la Monarquía de Julio, habría dado paso a una sociedad dominada por el dinero. Dinero y poder Detrás de cada gran fortuna, hay un gran crimen: este precepto aparecido en la Posada Roja es recurrente en la Comédie, tanto como una verdad biográfica (la fortuna de Taillefer proviene de un asesinato, Goriot hace fortuna especulando con el ejército de la Revolución; Nucingen se la labra estafando a los financieros de Europa y América con letras de cambio; Finot estafando a Birotteau, a Nathan, etc), como un símbolo de la culpa colectiva de Francia en los horrores de la Revolución, sobre todo con la muerte de Luis XVI. Balzac ve que en la sociedad francesa el origen del poder es el rango: la gente de sangre noble aspirará a un título, y la gente con título a la dignidad de par. La gente de todas las clases sociales aspirarán a tener dinero. En su obra se muestra a la burguesía y a la clase obrera desfavorablemente. Esto se explica si se tiene en cuenta que toda su vida Balzac aspiró a pertenecer y ser aceptado por la nobleza, mientras que al haber vivido entre la clase burguesa y la obrera conocía a la perfección todos sus vicios y defectos, por lo que los podía retratar en sus obras con un gran realismo; mientras que a la nobleza la ve idealmente, lo que en parte trastoca su deseo de crear una literatura realista. Éxito social Dos jóvenes caballeros dominan la Comedia humana: Lucien de Rubempré y Eugène de Rastignac. Ambos son personas de talento, pero pobres y de provincias, y ambos buscan el éxito en sociedad mediante la intercesión de mujeres poderosas; ambos entran en contacto con Vautrin, pero sólo Rastignac tendrá éxito, mientras Lucien acabará suicidándose en una prisión de París. El diferente desenlace se explica en parte por la negativa visión que tenía Balzac de la nobleza: Rastignac es un noble por nacimiento, mientras que sólo la madre de Rubempré es noble (Lucien deberá obtener el permiso del Rey para poder usar el apellido de su madre en vez del de su padre, que es Chardon). Así, el fracaso de Lucien se explicaría por su baja cuna: su madre no sólo se habría casado con un plebeyo por debajo de su rango, sino que habría trabajado con sus manos para poder mantenerse al fallecer su marido. De esta forma, Balzac va a denunciar como la sociedad francesa de la época castiga y desprecia a los pobres que no son nobles; mientras que un noble pobre puede aspirar a triunfar, un plebeyo pobre se verá continuamente obstaculizado por una sociedad que lo denosta, y sólo los más hábiles o los más trabajadores (como Louis Lambert, quien tras grandes privaciones acaba triunfando como escritor) logran triunfos, siempre muy relativos y a un gran coste. Otro contraste entre personajes y su éxito social es el que se encuentra entre Émile Blondet y Raoul Nathan. Ambos son hombres de letras de gran talento. Blondet es el hijo natural del prefecto de Alençon y es descrito como agudo, manipulador, y de gran astucia, pero vago, titubeante, descreído de la política, y "aficionado" a vender sus opiniones políticas al mejor postor. Se casa con Madame de Montcornet y acaba convirtiéndose en prefecto. Nathan se presenta como un semi-judío (el nombre Nathan está tomado de la obra de teatro Nathan el Sabio, de Gotthold Ephraim Lessing), de mediano entendimiento, que, aunque con posibles económicos, sucumbe a la adulación de banqueros con pocos escrúpulos (Nucingen, Finot,...) y es incapaz de ver cómo éstos preparan su ruina. Blondet es capaz de discernir la estafa de la que su amigo Nathan está siendo objeto, pero no lo avisa. Al contrario, cuando éste se arruina, intenta suicidarse, pero, por consejo de Blondet, acaba vendiéndose al gobierno de turno y termina por aceptar la Legión de Honor (que previemente había satirizado en sus escritos), hasta convertirse, en contra de su ideario, en un partidario acérrimo de los derechos de sangre. Paternidad. La Comedia humana frecuentemente retrata complejas relaciones emocionales, sociales y financieras entre padres e hijos (por ejemplo, en la Búsqueda del absoluto o César Birotteau), y entre figuras paternas y pupilos (Las Ilusiones Perdidas, Esplendores y miserias de las cortesanas). Dichas relaciones también entroncan, metafóricamente, con el patriotismo (el Rey como padre, el regicidio), la nobleza (el honor de la familia), la historia (secretos de familia), la riqueza (orígenes de las fortunas familiares), y la creación artística (el escritor como padre de su obra). Père Goriot es quizá la historia más famosa y más trágica de estas figuras paternas, aunque en la misma novela Eugène de Rastignac también conocerá a otras dos figuras de esa clase, Vautrin y Taillefer, cuyas aspiraciones y métodos son ejemplos de distintas vías paternas. Otras figuras paternas significativas serán el capitalista arruinado César Birotteau y el avaro padre de Eugénie Grandet, cuya caracterización recuerda mucho a la obra de Charles Dickens, en la que quizá Balzac se inspiró. Maternidad. Las figuras maternas son muy variadas: por un lado, se tienen ejemplo de una absoluta e incodicional devoción materna en las crianza que hace de sus hijas la madre de las hermanas de de Granville (posteriormente, Mesdames Felix de Vandenesse y du Tillet) en Una hija de Eva; por otro, se tiene el ejemplo de una absoluta carencia de figuras maternales en la educación de Ursula Mirouet, que es criada por cuatro hombres, a saber, un tío suyo (ateo y republicano), el cura local (que la educa espiritualmente), el juez de distrito (que la introduce en el mundo de las letras), y un soldado retirado. Balzac no deja lugar a dudas respecto a cuál es su mujer ideal, que queda perfectamente retratada por Ursula: una mujer piadosa y sensible, de lágrima fácil. Mujeres, sociedad y sexo. La caracterización de las mujeres en la Comedia humana es extremadamente variada, e incluye mujeres idealizadas (como Eugenie Grandet, o Pauline en la Piel de Zapa), trágicas prostitutas como Esther Gobseck (Splendeurs et misères des courtisanes), las bien casadas hijas de Goriot y otras mujeres del Gran Mundo capaces de ayudar en la escalada social a sus amantes, la dominanta y masculina Prima Bette, e incluso mujeres seductoras e inalcanzables (Foedora el La piel de zapa o la heroína de La fille aux yeux d'or (La muchacha de los ojos de oro)). En esta última categoría se incluyen diversos personajes lesbianas o bisexuales. Publicidad. Acuciado por la falta e dinero, los negocios ruinosos, y las deudas que continuamente contraía para poder hacer frente a sus inmensos gastos (incluso llegaba a endeudarse para pagar otras deudas anteriores, y fijaba siempre su residencia bajo un falso nombre para evitar que sus acreedores dieran con él), Balzac fue todo un pionero de la publicidad, al incluirla en varias novelas de la Comedia Humana como forma de pago de algunas deudas. Así, ciertos establecimientos de moda, cafés, sastrerías o restaurantes que aparecen en la Comedia Humana en términos muy elogiosos son negocios históricos que existieron en su tiempo y a los que Balzac debía dinero, de manera que en vez de pagar sus deudas llegaba a acuerdos con sus acreedores para publicitar sus negocios en sus muy difundidas novelas. Sin embargo, el hecho de mezclar dichos negocios con otros ficticios (el restaurante Very's,...) hace que el lector moderno común sea incapaz de distinguir cuáles existieron y cuáles no; Balzac dirige la publicidad al público de su tiempo, que podía conocer la existencia de dichos establecimientos y distinguir los auténticos de los falsos. En esta línea, también escribió varias novelas en las que la trama central da paso a un sonado elogio de alguna ópera o espectáculo (el Barbero de Sevilla es analizado en una novela que transcurre en Venecia,...); además, no se limitaba a publicitar los logros de otros, sino que también alaba su propias obras: la novela El Ilustre Gaudissart, por ejemplo, es mencionado y publicitada en las Ilusiones Perdidas y en el primo Pons. |
Estructura de la Comédie humaine. El plan final de Balzac para la Comedia humana data de 1845 y es como sigue (no se incluyen las obras no escritas): Études de Mœurs (Estudios de costumbres) Scènes de la vie privée (Escenas de la vida privada) La Maison du chat-qui-pelote, 1830. La casa del gato que juega a la pelota Le bal de Sceaux, 1830. El baile de Sceaux Mémoires de deux jeunes mariées, 1842. Memorias de dos novias La bourse, 1832. La bolsa *Modeste Mignon (1844) *Un début dans la vie, 1844. Un début en la vida *Albert Savarus (1842) La Vendetta, 1830 Une double famille, 1830. Un segundo hogar La paix du ménage, 1830. La paz doméstica *Madame Firmiani (1832) Étude de femme, 1835. Estudio sobre la mujer La fausse maîtresse, 1842. La falsa amante *Une fille d'Ève, 1835. Una hija de Eva *Le Message, 1832. El mensaje La Grenadière (1833). La granadera La femme abandonnée, 1834. La mujer abandonada *Honorine (1845) *Béatrix (1839) Gobseck (1830) La femme de trente ans, 1832. La mujer de treinta años *Le père Goriot, 1835. Papá Goriot *Le Colonel Chabert (1844). El coronel Chabert *La messe de l'athée, 1837. La misa del ateo *L'interdiction (1836). Le contrat de mariage, 1835. El contrato de matrimonio Autre étude de femme, 1842. Otro estudio sobre la mujer Scènes de la vie de province (Escenas de la vida en provincias) Ursule Mirouet (1842) Eugénie Grandet (1834) Illusions Perdues, 1843. Las ilusiones perdidas |
Críticas. "La Francia del siglo XIX está dividida en dos grandes zonas: París y la provincia; la provincia, envidiosa de París, y París no pensando en la provincia sino para pedirle dinero. En otro tiempo, París era la primera ciudad de provincia, la corte prevalecía sobre la ciudad; ahora París es toda la corte y la provincia es toda la ciudad." El sexto volumen de La Comedia humana da inicio a la segunda sección, Escenas de la vida de provincia, perteneciente a la división Estudios de costumbres. Inasequible al desaliento, Hermida Editores sigue cumpliendo con el compromiso que supuso editar el primer volumen de esta opera magna de la literatura occidental; como en las ocasiones anteriores, me limitaré a redactar una pequeña introducción a cada una de las obras incluidas en el volumen, haciendo más hincapié en los detalles sociales y de las costumbres que en la acción propiamente dicha. Si bien en buena parte de las novelas de la serie Escenas de la vida privada los protagonistas pertenecían a la nobleza de provincias, aunque a menudo eran tomados en consideración en contraste con el estrato social equivalente de la capital, es en el presente ciclo en el que Balzac pone bajo su punto de mira a esa vida de provincia con la condescendencia del que se siente superior pero también con la determinación del arqueólogo que no sólo debe descubrir los vestigios del pasado sino también interpretarlos. Por más que la ambición sea un sentimiento que permanezca siempre alerta sin importarle el medio en que se reproduce, su objeto sí difiere en función de la localización: la pequeña nobleza de provincias, en contraste con la capitalina, que tiene acceso a la corte -real, imperial o republicana, pero corte al fin y al cabo-, aquella conserva el nombre y algunas propiedades, invendibles debido a sus inasumibles hipotecas, pero va justa de efectivo; la burguesía, en cambio, sobre todo la de nuevo cuño, aunque de origen campesino o comerciante, puede carecer de nombre y distinción, pero dispone de una buena cantidad de dinero procedente de las rentas de sus inversiones, conservadoras pero altamente provechosas. A este estrato social pertenecen los protagonistas de Ursule Mirouët (Ursule Mirouët, 1842), las verdaderas fuerzas vivas de la localidad: Minoret, el médico retirado; el abate Chaperon, el párroco; el capitán Jordy, militar licenciado, y Bongrand, el juez de paz. Todo el grupo, como es costumbre en Balzac, es descrito tanto físicamente, con la exactitud del observador atento, pero también caracterizado moralmente, con frecuencia contrastándolos entre sí y, de este modo, anticipando sus acciones como quien ha trazado un recorrido calculado al milímetro. "La competencia en todo exige grandes esfuerzos a aquel que quiere hacer una fortuna. Los medios ilegales requieren más talento y trabajos subterráneos que una empresa a la luz del día. Los éxitos mundanos, lejos de dar una posición, devoran el tiempo y exigen una enorme cantidad de dinero. El nombre de Portenduère, que su madre le decía ser todopoderoso, no era nada en París. Su primo el diputado, el conde de Portenduère, era una modesta figura en el seno de la cámara electiva, ante los pares y la corte, y no gozaba de suficiente crédito ni aun para sí mismo. El almirante de Kergarouët no existía sino por su mujer. Había visto a oradores y a personas procedentes del medio social inferior a la nobleza o bien a hidalgos modestos ser personajes influyentes. El suma, el dinero era el eje, el único medio y el único móvil de una sociedad que Louis XVIII había querido crear a ejemplo de la inglesa." La herencia del doctor es codiciada por tres familias colaterales que ven amenazada su aspiración por la mera existencia de Ursule Mirouët, la ahijada del médico. Decididos a hacer valer sus derechos por encima del beneficio de una descendiente de bastardos, urden una conspiración que les asegure el porvenir aprovechándose de los recovecos de la ley francesa, siempre favorable a la legitimidad, y de la supuesta inocencia de la ahijada. Balzac no se contiene a la hora de desvelar la envidia y la mezquindad de esa nobleza, en versión provinciana, preocupada no tanto por su subsistencia como por pretender y afianzar una posición en la comunidad que precisa de inyecciones constantes de bienes y de efectivo que su propia situación, menguada como consecuencia de múltiples avatares testamentarios, ya no puede asegurar. En provincias todo es más duro, menos sutil; las deudas, más insostenibles; las venganzas, más sangrientas; las enemistades, más irreconciliables; las luchas por el poder, más cruentas. El caso del noble arruinado que intenta paliar su situación mediante un matrimonio de conveniencia con una heredera plebeya es un tema recurrente en La Comedia humana; a pesar de esta repetición, en cada visita al tema Balzac planea diversas variaciones en el polinomio de afectados como si quisiera cubrir, en el conjunto, todas las opciones posibles, sabedor de que este era, además de un asunto novelesco, una situación común en los convulsos tiempos históricos de la Francia contemporánea: una vez más, el declive de la nobleza de provincias, obligada a claudicar ante el empuje de la burguesía adinerada. "Los tontos obtienen más ventajas de su debilidad que las personas de talento logran de su fuerza. Se contempla, sin ayudarle, a un gran hombre que lucha contra la suerte, y se financia a un abacero en quiebra, pues la gente se cree superior protegiendo a un imbécil, mientras que le enfada no ser igual a un hombre de genio." Pero Balzac nunca escribe una sola novela cuando escribe una novela. Ursule Mirouët es una novela de costumbres que se convierte en una historia de amor para terminar transformándose en una narración de intriga cuyo suspense resuelve la sagacidad de un personaje secundario en la composición pero primordial en la trama. Eugénie Grandet es una de las obras mayores de Balzac y, junto con Papá Goriot y Las ilusiones perdidas, una de las novelas que mejor representa las intenciones éticas de su literatura. Escrita en 1835, cuando el proyecto de La Comedia humana aun no había sido formulado, fue probablemente uno de sus disparadores, pues fue con ella con la que dio comienzo a la serie Escenas de la vida de provincias; fue en su novela inmediatamente posterior, la mencionada Papá Goriot, donde empezó a utilizar el recurso de hacer reaparecer personajes presentados en novelas anteriores. En todo caso, Eugénie Grandet, perteneciente a la primera época del escritor, representa su consagración definitiva como novelista de gran audiencia pero también el establecimiento de un estilo que, después de haber sido ensayado en algunas obras precedentes, acabará definido y unido inseparablemente a su autor. "El señor Grandet inspiraba, pues, la estimación respetuosa a la que tenía derecho un hombre que no debía jamás nada a nadie, y que, como antiguo tonelero y antiguo viticultor, adivinaba con la precisión de un astrónomo cuándo era necesario fabricar para su cosecha mil cubas y cuándo quinientas únicamente; que no faltaba nunca a uno solo de sus tratos; que tenía siempre cubas para vender cuando estas valían más que el género que había que cosechar, y podía guardar siempre su cosecha en sus bodegas esperando el momento oportuno de vender su tonel en doscientos francos cuando los pequeños propietarios daban el suyo por cinco luises." La vida de provincias posee personajes sin equivalente directo, al igual que sucede en el caso contrario, entre los habitantes de la ciudad; las diferencias inherentes al medio natural podrían ser una razón de esa disparidad aunque más parecen la resultante de la disparidad sociológica: la presencia del séquito real hace exclusivas de la capital la existencia del cortesano de modo parecido a como la importancia de los bienes raíces y su rentabilidad otorgan al cacique rural, dicho sea en sentido amplio, un papel preeminente en la provincia. La acción principal, como en otras muchas obras de la serie, se sostiene en la existencia de un círculo íntimo de personajes alrededor del protagonista; en este caso, los Cruchot, juez de familia funcionarial y adinerada, compuesta por el padre, el hijo y un abad; y los Des Grassins, banquero, formada por los mismos parientes; ambas familias, por supuesto, con un pretendiente dispuesto a cortejar a la joven hija de la casa.
Balzac afina su sentido de la ironía, y si bien su tratamiento de los personajes contiene invariablemente altas dosis de causticidad, parece regodearse especialmente en los protagonistas principales y en mayor medida en función de su importancia en la trama, llegando, a menudo, a componer verdaderas caricaturas no exentas de generosas dosis de una mala baba proverbial. "Y le lanzó una verdadera mirada de provincias, donde por costumbre ponen las mujeres tal recato y prudencia en sus ojos que les prestan la golosa concupiscencia peculiar también a los eclesiásticos, para quienes todo placer parece un robo a una falta." Pero la relativa calma de la vida de esos provincianos, con sus preocupaciones mínimas fruto del ocio y de las rencillas domésticas, se ve interrumpida por la llegada del sobrino de Grandet -todo lo malo viene de París, de la capital sólo puede esperarse lo peor-, dejado en tutela a su tío como última voluntad por un padre arruinado. Esta llegada acaba no sólo con la paz familiar, impuesta a hierro y fuego por el cabeza de familia, sino que también rompe, con ecos babilónicos, el equilibrio del triángulo entre los dos pretendientes y Eugènie, y convierte un conflicto local en un enfrentamiento global. Pero la provincia no está dispuesta a vender su derrota a cualquier precio, y la amenaza de un enemigo común provoca alianzas imprevistas, olvidando momentáneamente sus diferencias, contra el invasor capitalino.
Desde el momento en que existen o parece que vayan a existir culpables, en la literatura del siglo XIX, se hace necesaria la redención. El sobrino parisino llega con aires de Mesías a la atrasada provincia para redimir a su familia y rescatarla de la rusticidad. Sin embargo, el aciago destino ha querido que, visto en una necesidad perentoria, tenga que confiarse al buen hacer de quien creía un bruto pueblerino y ceder su papel de redentor a cambio del de redimido. Y, por encima de los asuntos terrenales, sobreviene la última y verdadera redención espiritual, la que actúa sobre las cuestiones morales y la única que se revela de forma desinteresada. Pero esa amplia redención quedaría corta si no alcanzara al personaje que más se la merece, y ante el hecho de que ninguno de los protagonistas puede ofrecérsela, será el propio Balzac el encargado de administrarla y de hacerla extensiva a ese ámbito provinciano del que se ha burlado a lo largo de toda la novela. El objeto de la segunda serie de La Comedia humana es la vida de provincias, pero ese sería un propósito demasiado amplio y poco concreto para las intenciones abarcadoras del novelista. Por más que sus obras mayores, en esta serie y en la que la precede, versan sobre personajes emblemáticos de esa ubicación geográfica, el fresco se completa con pequeños apuntes, obras de menor extensión y ambición, referidas a personajes anecdóticos pero que, en su insignificancia, constituyen el relleno imprescindible para dar consistencia al edificio. Entre esas obras menores se cuenta El Ilustre Gaudissart (L'Illustre Gaudissart, 1833), que Balzac incluye bajo el epígrafe de Les parisiens en province, centrada en la vida y desventuras de un viajante de comercio. "Nuestro siglo ha de ser un eslabón entre el reinado de la fuerza aislada, abundante en creaciones originales, y el reinado de la fuerza uniforme, aunque niveladora, que da igualdad a sus productos, los lanza por masas y se rige por un pensamiento unitario, última expresión de las sociedades. Tras de las saturnales del talento generalizado, tras de los últimos esfuerzos de civilizaciones que acumulan los tesoros de la tierra en un punto determinado, ¿no vienen siempre las tinieblas de la barbarie?" Se trata de uno de los textos más cómicos de La Comedia, en el que se enfrenta la pretensión capitalina, de retórica hueca pero grandilocuente -la parodia de la jerga del vendedor de seguros es sublime-, con la sencillez travestida de inocencia -y encarnada, paradigmáticamente, en el personaje del loco del lugar- del inculto pueblo llano de la provincia. Uno de los personajes más representativos de la provincia es el enésimo vástago de familia local que, por algún hecho de armas o por circunstancias menos heroicas y confesables, se trasladó a París en épocas pasadas, viviendo y medrando en la corte borbónica por varias generaciones, hasta ser devuelto, por la pérdida de favor del rey o por las frecuentes turbulencias políticas, a su provincia de origen, a la que llega con los honores por los servicios prestados y dispuesto a civilizar a los palurdos locales, entre los que no es raro encontrar algún familiar lejano cuya presencia tenderá a evitar, sin apercibirse de que ese fue también su origen. Ese trasvase, no obstante la pérdida de prestigio social de la capital, acostumbra a conllevar otra clase de beneficio: liberado de las convenciones, el provinciano podría sacar rédito de su pasada posición y exigir, al fin, a sus deudores capitalinos, nobles y cortesanos, la restitución de sus créditos. La cola de león pasa a ser cabeza de ratón, es cierto, pero en una posición económica mucho más favorable de la que disfrutaba en París. Esa superioridad, por supuesto, acostumbraba a manifestarse a través de un matrimonio sonado, generalmente con alguna noble de familia arruinada o, liberado de las convenciones gracias a su fortuna, con la mujer escogida, sin más condicionantes ni intenciones inconfesables. Este es el caso de La Braudaye con Dinah, La Musa de la provincia (La Muse du département, 1843, que completa la subdivisión Les parisiens en province), una mujer "cuyas excelencias aparentes eran falsas y cuyas excelencias ocultas eran reales" tan admirada por los hombres como envidiada por sus congéneres. "En la admiración que se inspira, o en la acción de un papel que se representa, existe un no sé que de embriaguez moral que no permite a la crítica llegar hasta el ídolo. Una atmósfera, producida quizá por una constante dilatación nerviosa, forma una especie de nimbo a través del cual se contempla el mundo por debajo de sí. ¿Cómo explicar de otra manera la perpetua buena fe con que se llevan a cabo tantas repeticiones de los mismos efectos, así como el continuo desconocimiento de la sensatez que ofrecen tanto los niños, tan terribles para sus padres, como los maridos, tan familiarizados con las inocentes artimañas de sus mujeres?" La Musa de la provincia, con su multiplicidad de tramos narrativos, fragmentos alegóricos, elipsis y digresiones, su volátil trama que aparece y desaparece, sus avanzados personajes complejos y multifacéticos, es una de las novelas más completas y modernas de toda la serie. Contra la regla que el mismo Balzac confiesa haberse autoimpuesto y de la cual nos informa puntualmente, incluye fragmentos de poemas y de una novela, relacionados con uno de los protagonistas y tangencialmente ligados a la trama; con todos esos recursos, el autor completa el dibujo de un personaje complejo que puede representar lo habría sido Emma Bovary si entre sus defectos no se hubiera contado la estupidez. "En la vida, esta clase de situaciones violentas no terminan, como en los libros, por la muerte o por catástrofes hábilmente preparadas, sino que acaban, mucho menos poéticamente, por la repugnancia, por la marchitez de todas las flores del alma, por la vulgaridad de los hábitos, y, con mucha frecuencia también, por otra pasión, que despoja a una mujer de ese interés de que suele rodeársele tradicionalmente. Ahora bien, cuando el buen sentido, la ley de las conveniencias sociales, el interés familiar, todos los elementos, en suma, de lo que bajo la Restauración se llamaba "moral pública", por odio a la expresión "religión católica", son reforzados por el sentimiento de heridas demasiado vivas; cuando la fatiga del sacrificio continuo llega a ser casi desfallecimiento, y, en esta situación, un golpe demasiado violento, una de esas cobardías que los hombres no dejan ver sino a las mujeres de quienes se siguen creyendo dueños, viene a colmar la repugnancia y el desencanto, la llegado la hora propicia para el amigo que persigue la curación." |
Les Célibataires (Los solteros) Pierrette (1840) Le curé de Tours, 1832. El cura de Tours La Rabouilleuse, 1842. La oveja negra Les Parisiens en province (Parisinos en provincias) L'Illustre Gaudissart, 1834. El ilustre Gaudissart, novela que Balzac publcita en varias otras obras La Muse du département, 1843. La musa del departamento (en el sentido de provincia francesa) Les Rivalités (Las rivalidades de la vida en el campo) La Vieille Fille, 1837. La solterona Le Cabinet des Antiques, 1839. El gabinete de antigüedades Scènes de la vie parisienne (Escenas de la vida parisina) Histoire de la grandeur et de la décadence de César Birotteau, 1837. Historia de la grandeza y decadencia de César Birotteau La Maison Nucingen, 1838. La casa de Nucingen Splendeurs et Misères des courtisanes, 1847. Esplendores y miserias de las cortesanas Les Secrets de la princesse de Cadignan, 1840. Los secretos de la princesa de Cadignan Fascino Cane (1836) Sarrasine (1831) Pierre Grassou (1839) Un homme d'affaires, 1846. Un hombre de negocios Un prince de la Bohème, 1840. Un príncipe de Bohemia Gaudissart II (1844) Les Employés, 1838. Los oficinistas Les Comédiens sans le savoir, 1848. Los comediantes sin ingenio Les Petits Bourgeois, 1855. Los pequeños burgueses L'envers de l'histoire contemporaine, 1848. El lado oscuro de la historia contemporánea Histoire des Treize (Los trece) Ferragus (1834) La Duchesse de Langeais, 1834. La duquesa de Langeais La fille aux yeux d'or, 1835. La muchacha de los ojos de oro Les parents pauvres (Los parientes pobres) La Cousine Bette, 1847. La prima Bette Le Cousin Pons, 1847. El primo Pons Scènes de la vie politique (Escenas de la vida política) Un épisode sous la Terreur, 1830. Un episodio durante el Terror Une ténébreuse affaire, 1841. Un Negocio sucio Le député d'Arcis, 1847. El diputado de Arcis Z. Marcas (1841) Scènes de la vie militaire (Escenas de la vida militar) Les Chouans, 1829. Los chuanes Une passion dans le désert, 1830. Una pasión en el desierto Scènes de la vie de campagne (Escenas de la vida en el campo) Les Paysans, 1855. Los campesinos Le Médecin de campagne, 1833. El doctor rural Le Curé de Village, 1841. El cura de pueblo Le Lys dans la vallée, 1836. El lirio del valle Études philosophiques (Estudios filosóficos) La Peau de chagrin, 1831. La piel de zapa Jésus-Christ en Flandre, 1831. Jesucristo en Flandes Melmoth réconcilié, 1835. Melmoth reconciliado Le Chef-d'oeuvre inconnu, 1831. La obra maestra desconocida Gambara (1837) Massimilla Doni (1839) La Recherche de l'Absolu, 1834. La búsqueda del absoluto L'Enfant maudit, 1831. EL hijo maldito Adieu, 1832. Adiós Les Marana, 1834. Los Marana Le Réquisitionnaire, 1831. El recluta El Verdugo [sic] (1831) Un drame au bord de la mer, 1834. Un drama en la costa Maître Cornélius (1832) L'Auberge rouge, 1832. La posada roja Sur Catherine de Médicis, 1842. Sobre Catalina de Médicis L'Élixir de longue vie, 1831. El elixir de la larga vida Les Proscrits, 1831. Los exiliados Louis Lambert (1832) Séraphîta (1835) Études analytiques (Estudios analíticos) Physiologie du Mariage, 1829. Fisiología del Matrimonio Petites misères de la vie conjugale, 1846. Pequeñas miserias de la vida conyugal Pathologie de la vie sociale (Patología de la vida social), que comprende: Traité de la vie élégante. Tratado de la vida elegante Théorie de la démarche Traité des excitants modernes |
Personajes principales.
Algunos de los personajes principales de la Comedia humana serán: Personajes recurrentes. Eugène de Rastignac - estudiante, dandy, financiero, político (es el más recurrente, aparece en 28 obras, y se puede seguir a través de ella toda su carrera, desde estudiante hasta ministro y par de Francia) Lucien Chardon de Rubempré - Protagonista de las Ilusiones Perdidas, periodista, advenedizo. Aparece activamente en tres novelas, mencionado en otras 16. Jacques Collin, alias Abbé Carlos Herrera, alias Vautrin, alias Trompe-la-Mort-(burla la muerte) un criminal huido de la justicia, inteligente, homosexual. Camusot - magistrado taimado, abogado que asciende socialmente intrigando contra su cliente el pobre primo Pons. Emile Blondet - periodista, hombre de letras, político. Raoul Nathan - apararece en 19 obras, escritor y político. Desroches hijo - aparece en 10 obras. Charles Claparon -arribista, en 6 obras. Daniel d'Arthez Delphine de Nucingen (nacida Goriot) -baronesa, amante de Rastignac, quien acaba por casarse con la hija de ésta. Baron Frederic de Nucingen -uno de los personajes más recurrentes de la vida parisina, generalmente sólo se le menciona. Aparece en 20 obras. Roger de Granville Louis Lambert - álter ego de Balzac. Madame la duchesse de Langeais, la Duquesa de Langeais es objeto de la trágica historia de amor homónima, de la que existe una película del mismo nombre. Madame la comtesse de Mortsauf. Jean-Jacques Bixiou - en 19 obras, artista. Joseph Bridau - en 13 obras, pintor. Marquis de Ronquerolles - en 20 obras. la comtesse Hugret de Sérizy - en 20 obras. Félix-Amédée de Vandenesse. Horace Bianchon - en 24 obras, doctor en medicina. des Lupeaulx - funcionario |
Damas de Salón: Mesdames la Duchesse de Maufrigneuse et la Marquise d'Espard, Las señoras de L'Estorade,de Portenduere,Maria de Vandenesse,Duguénic Dandys: Maxime de Trailles, Henri de Marsay (este se acaba arruinando) Cortesanas: La Torpille (Esther van Gobseck), Madame du Val-Noble Financieros: el taimado Ferdinand du Tillet (asciende desde la nada en César Birotteau) y su aliado Frédérick de Nucingen (el barón), los hermanos Keller (los banqueros buenos y generosos de París) Actrices: Florine (Sophie Grignault, amante de Lucien de Rubempré, muere trágicamente y le deja a éste una gran herencia), Coralie. Editores y periodistas: Finot, Etienne Lousteau, Felicien Vernou, todos retratados como unos salteadores de caminos. Prestamistas: Jean-Esther van Gobseck, Bidault (alias Gigonnet) |
Personajes que aparecen en varias obras pero sólo tienen un rol significativo en una: Birotteau, Goriot |
Personajes que sólo aparecen en un libro. Raoul de Valentin -protagonista de la Piel de Zapa. le baron Hulot -en la Prima Bette. Balthazar Claës -en la Búsqueda del Absoluto. Grandet (padre, hija, tío y sobrino) -en Eugenie Grandet. le cousin Pons - en la novela homónima, aunque muchos personajes de la misma aparecen en otras obras. Adam Mitgislas Langinski(conde polaco proscrito)-en La falsa amante. |
Honoré de Balzac.
(Honoré u Honorato de Balzac; Tours, Francia, 1799 - París, 1850) Escritor francés. Junto con Stendhal y Gustave Flaubert, es el principal representante de la novela realista en su país y una de las grandes figuras del realismo europeo. En 1814 se trasladó con su familia a París, donde estudió derecho y empezó a trabajar en un bufete, pero su afición a la literatura le movió a abandonar su carrera y a escribir el drama Cromwell (1820), que fue un rotundo fracaso. Sin embargo, el apoyo de Madame de Berny, mujer casada y bastante mayor que él, le permitió seguir publicando novelas históricas y melodramáticas bajo seudónimo, que no le reportaron beneficio alguno. Emprendió varios negocios, que acabaron en fracaso y le cargaron de deudas, que, sumadas a las derivadas de su afición al coleccionismo de arte y su tendencia al derroche, lo pusieron en una difícil situación. Afortunadamente, con El último chuan (1829), la primera novela que publicó con su apellido, obtuvo un gran éxito. A partir de entonces inició una febril actividad, escribiendo entre otras novelas La fisiología del matrimonio (1829) y La piel de zapa (1831), con las que empezó a consolidar su prestigio. La amistad con la duquesa de Abrantes le abrió las puertas de los salones literarios y de la alta sociedad. En 1834, tras la publicación de La búsqueda de lo absoluto, Honoré de Balzac concibió la idea de configurar una sociedad ficticia haciendo aparecer los mismos personajes en distintos relatos, lo que empezó a dar a su obra un sentido unitario. Por entonces inició su intercambio epistolar con la condesa polaca Eveline Hanska, con quien mantuvo una intensa relación, aunque sus encuentros fueron breves hasta la muerte del marido de ella (1843). En 1847, poco antes de morir, se casó con Eveline, pero entretanto mantuvo relaciones con sus otras amantes. En los últimos años de su vida fue presidente de la Société des Gens de Lettres (desde 1839) e intervino en numerosos asuntos públicos como director de la Revue Parisienne, al tiempo que sufría el acoso de sus acreedores. En 1841 se inició la publicación de sus voluminosas obras completas bajo el título de La comedia humana, aunque de las 137 novelas que debían integrarla, cincuenta quedaron incompletas. Balzac es considerado a menudo como el fundador de la novela moderna, y su preocupación por el realismo y el detallismo descriptivo se halla en la base de la posterior novela francesa, aunque su realismo convive siempre con elementos románticos y con trazos del Balzac «visionario», tal como lo definió Baudelaire. Honoré Balzac (1799-1850) fue el precursor de la novela moderna. Sus ansias de triunfo y riqueza hicieron que fuera un escritor muy prolífico. Gastaba cantidades ingentes de dinero en trajes llamativos y lujos extravagantes, comía compulsivamente y se embarcó en varios proyectos destinados al fracaso. Con todo, Balzac se convirtió en el creador del realismo literario y se postuló como uno de los máximos representantes de la literatura francesa del siglo XIX. El largo camino hacia la fama. No tuvo una infancia feliz. A los cuatro años, sus padres le internaron en un colegio de la Vendôme. Ya adolescente se trasladó a París. Allí estudió leyes, como casi todos los hijos de la pequeña burguesía, y se licenció sin grandes méritos. Poco después, comenzó a trabajar como pasante de un abogado. Compaginaba el trabajo con clases de literatura en la Universidad de la Sorbona, hasta que decidió comunicar a sus padres que se dedicaría por entero a ser escritor. En pleno auge del romanticismo, Balzac escribió sus primeras novelas, que firmaba con seudónimo. La crítica se ensañó con él y se mofó de sus aires de grandeza. Decepcionado, abandonó la novela para dedicarse a escribir artículos en periódicos de poca monta entre 1821 y 1828. Los fracasos editoriales y las deudas acumuladas le hicieron volver a la literatura. Tenía 29 años y empezaba la que sería su carrera definitiva como escritor. En 1828 publicó Los chuanes, una crónica ambientada en la Revolución Francesa, y por primera vez firmó con su nombre real. Cosechó un éxito rotundo que le valió el reconocimiento de sus coetáneos. A partir de entonces, la alta sociedad parisina lo llamaba para sus fiestas, a la que acudía con excéntricos atuendos. Los asistentes a esos eventos acabarían inspirando los personajes de sus novelas. Después de Los chuanes, publicó desenfrenadamente numerosas novelas de éxito, como Eugenia Grandet (1833) o Papá Goriot (1834). Todas sus obras constituían exploraciones sistemáticas de los distintos ambientes de la época. En 1840, Balzac concibió la idea de recoger bajo un mismo título toda su obra. Así nació 'La comedia humana', cuyo título se inspira en la Divina Comedia de Dante. El escritor dedicó los siete años siguientes a completarla y corregirla. Tras la publicación de su obra Los parientes pobres (1847-48) su fiebre creadora disminuyó. No gozaba de buena salud y estaba desanimado. La prensa lo acusaba de inmoral por los detalles anatómicos que incluía en su obra La solterona y por el universo sórdido reflejado en Esplendores y miserias cortesanas. Aunque lo que más le afectó fue que le negaran el acceso a la Academia Francesa de las Letras. Balzac fue gran vividor que tuvo muchas amantes, pero su gran pasión fue la condesa Eveline Hanska. Tras una larga relación, contrajeron matrimonio en 1850, al enviudar ella del marido. Pero la dicha duró poco para la pareja. El escritor murió el 18 de agosto de ese año. Sería enterrado en París con honores. |
Comentarios sobre Comedia Humana. Fue la lectura de la Zoología de Buffon, en callada alianza con los problemas financieros del autor, la que inspiró La Comedia Humana de Balzac, por raro que suene (pues la Zoología de Buffon es, para entendernos, la versión literaria de los documentales de animales de la 2, e imaginarse a un novelista viendo un documental sobre leones e hienas y que de repente se le ocurra que podría llevar esa plantilla a una serie de novelas que definieran “el estado social” no deja de causar perplejidad). No es que el proyecto se le fuera de las manos a Balzac: desde el principio supo que no había habido nunca escritor que se propusiera a sí mismo una obra tan descomunal. Sus cálculos iniciales, en vez de hacerle deponer las armas, lo animaron con el brillo de lo monumental, como si lo acompañase la anacrónica garantía de que si la Historia de la Literatura no se daba por enterada de su gigantomaquia, al menos lo haría el Libro Guinnes de los Records. El desarrollo de lo que empezó con el pellizco de una ocurrencia y acabó en cartografía de una época lo ocupó el resto de su vida y aunque en literatura los números no sean fiables, en el caso de Balzac los números son lo primero que impresiona: 85 novelas terminadas -de las 137 en que fijó el proyecto- más los cuentos, más los ensayos (incluidos en sus Estudios Analíticos: la flexibilidad del proyecto dejaba sitio para cualquier género), más de 3.000 personajes retratados con distinta intensidad, dos décadas históricas en las que fijar el retrato de la sociedad -de la caída del Imperio Napoleónico a la Monarquía de Julio, que suspendió la libertad de prensa y acomodó los intereses del Rey disolviendo la Cámara de Diputados, con mayoría liberal, y alentando la primera revolución. La obra se empezó a gestar hacia 1830, cuando Balzac decidió agrupar una serie de libros independientes bajo el título unitario de “Escenas de la vida privada”, que luego siguió con las “Escenas de la vida de provincias”. El hecho de que algunos personajes pasaran de unas novelas a otras pretendía fijar la unidad del proyecto, según Balzac contó en una carta a Madame Hanska en 1834. Unos años después, en 1842, las deudas le dieron un empujón decisivo al proyecto: para afrontarlas se decidió a reunir lo que llevaba escrito y publicado, que ya era mucho, en unas “Obras Completas”, pero el título no convence a los editores, que lo consideran demasiado gastado, poco ajustado a la empresa y poco comercial. Un amigo le habla entusiasmado de la obra de Dante, y Balzac da con el título definitivo de su obra. Escribió entonces el “Prólogo a La Comedia Humana” donde, después de confesar que “la modestia es atributo de los autores prolíficos”, narra su encuentro con la Zoología de Buffon (y de otros biólogos y naturalistas en plena querella acerca de si Dios sigue un solo patrón para todas sus criaturas). Convencido de que la sociedad imita a la Naturaleza, Balzac se pregunta: ¿Por qué no hacer con la sociedad lo que Buffon hizo con el mundo animal, dado que existen “especies sociales” como hay especies zoológicas? Una de las diferencias entre la sociedad que se propone estudiar científicamente Balzac con la zoología de Buffon es que éste ha estudiado a las especies sin diferencias de sexo, mientras que el narrador, siempre que presente a una “especie social”, tendrá que habérselas con la evidencia de que habrá de multiplicar por dos, hombre y mujer. “La descripción de las especies sociales es, pues, por lo menos doble que la de los animales, sólo considerando los dos sexos. Entre los animales se dan pocos dramas, la confusión no se suscita entre ellos apenas, se lanzan los unos contra los otros, eso es todo. Los hombres también se lanzan los unos contra los otros, pero su mayor o menor grado de inteligencia hace que el combate se complique de otra forma. Si algunos sabios no admiten que la animalidad se transfunda en Humanidad por medio de una inmensa corriente de vida, el tendero llega ciertamente a par de Francia y el noble desciende a veces al último peldaño de la escala social”. He aquí un párrafo que entusiasmaba a Marx. Y es que a pesar de confesarse monárquico y católico, de estar convencido de que la sociedad debía regirse por el temor a Dios y por la figura del monarca, Balzac sirvió a los críticos marxistas como perfecto espejo de la lucha de clases: Lukacs, en famoso ensayo, vio que la ideología que se desprendía del talentoso retrato de las especies sociales que Balzac ponía en juego en sus novelas no reflejaba un ápice de la ideología del ciudadano que las escribió. Si durante el siglo XIX la burguesía prefirió verse reflejada en aquellas novelas de La Comedia Humana en las que más favorecidas resultaban sus rasgos -las que resaltaban la delicadeza femenina y el paternalismo y el amor conyugal y la inteligencia en los negocios-, Lukacs devuelve a Balzac su visión totalizadora, la imagen plena de su puzzle, en el que la burguesía es una pieza fundamental, sí, pero tanto por sus delicias como por sus gangrenas. En el prólogo de 1842, Balzac, para curarse en salud de las acusaciones de inmoralidad que le habían caído a algunas de sus novelas, ya lo había apuntado: “Al copiar toda la sociedad, aprehendiéndola en la inmensidad de sus agitaciones, tenía que suceder que tal composición ofreciese más mal que bien, que tal parte del fresco representa un grupo culpable y entonces la crítica condena su inmoralidad, sin llamar la atención sobre la moralidad de otra parte destinada a formar el contraste perfecto”. Y más adelante, en líneas definitivas: “La novela debe tender al mundo mejor, ha dicho la señora Necker. Pero la novela no sería nada si, dentro de esta augusta mentira, no fuese verdadera en los detalles (...) Captando el sentido de esta composición, habrá de reconocerse que concedo a los hechos cotidianos, secretos o patentes, a los actos de la vida individual, tanta importancia como la que los historiadores han atribuido hasta ahora a los acontecimientos públicos de las naciones”. Y es ahí, en los detalles, donde Balzac es infalible: basta comenzar a leer La mujer de treinta años, con esa obertura en la que un padre enamorado de su hija se da cuenta de cómo mira ésta a un apuesto oficial de Napoleón, para quedar enjaulados en la prosa de Balzac. “Leyendo el cuadro de la sociedad vaciado, por decirlo así, en molde directo con todo su bien y todo su mal, se deduce que si el pensamiento o la pasión es el elemento social, es asimismo su elemento destructor. En esto la vida social se asemeja a la humana: no se les da a los pueblos longevidad sino moderando su acción vital”, nos dice, y puede que asintamos, no sin quedar convencidos luego de que si La Comedia Humana se ha mantenido vigente durante ya casi dos siglos, no es por los presupuestos teóricos de los que el autor partió sino por su insaciable capacidad para inyectarle vida a los personajes con los que, en sus novelas, trata de imitar el juego escabroso y magnífico de la vida social en un momento determinado de la Historia, que queda tan nítidamente retratado que, como es bien sabido, los historiadores prefieren acudir a ellas antes que a los documentos oficiales de la época. Lo apuntó Stefan Zweig, otro declarado discípulo de Balzac: “Balzac arranca de un tirón lo esencial de lo secundario, explotando con dinamita las minas de la vida para poner al sol sus vetas de oro”. Hermida Editores comienza con dos tomos de las “Escenas de la Vida Privada” la publicación de La Comedia Humana, siguiendo el orden de publicación original. Ha decidido rescatar la traducción de Aurelio Garzón del Camino, español exiliado en México que, además de traducir a Balzac, fue un maestro tan importante para Sergio Pitol que este no se olvidó de recordarlo en el discurso que escribió para recoger el premio Cervantes |
8110 COMBI JUMPSUIT FOR WOMEN The Combi Hansop for Ladies is intended to be worn as outerwear. The Combi Hansop is worn as a whole; imitating the look of a blouse and trousers, but is actually in one piece. The Combi Hansop has been specially designed for people who are incontinent and who cannot stay away from their diapers during the day. In addition, it is also suitable for those who undress themselves at random. The Combi Hansop is enclosed with a zipper. |
Dessin dames hansop (plukpak) met korte mouwen en korte pijp. Plukpakken
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