Historia del manuscrito.
La relación entre Juan, duque de Berry (tercer hijo del rey Juan II de Francia) y los hermanos Limbourg: Paul (o Pol), Jean (o Jannequin, Jehannequin o Hennequin) y Herman (o Herment), se remonta a 1405, cuando estos realizan el texto conocido como Las bellas horas de Jean de Berry, el primer libro de horas patrocinado por el duque, y que finalizan entre 1408 y 1409.
Juan se destacaba por ser bibliófilo y un gran amante del arte, lo que lo llevó a reunir una pequeña colección de manuscritos iluminados, entre los que figuran Las pequeñas horas de Jean de Berry (realizado entre 1375 y 1380 y 1385 y 1390), en la que le pidió a Paul Limbourg agregar una miniatura en 1412; Las muy bellas horas del Duque de Berry; Las grandes horas del Duque de Berry; y Las muy bellas horas de Notre Dame, en la que los Limbourg adicionaron al menos tres miniaturas.
Las condiciones de trabajo reservadas para los hermanos de Limbourg por el duque eran excepcionales: se beneficiaban de un contrato exclusivo y se alojaban en su castillo de Bicêtre, al sur de París, y luego en una lujosa mansión que el duque les ofreció en Bourges. De este modo, se ven excluidos de la competencia de otros talleres y podían desempeñar plenamente su trabajo.
El año de comienzo de la obra es incierto. Para Raymond Cazelles, antiguo conservador del museo Condé, los hermanos Limbourg comenzaron a trabajar en Las muy ricas horas en 1410; mientras que para Patricia Stirnemann, investigadora del Institut de recherche et d'histoire des textes, un pequeño detalle del texto indicaría que su redacción fue comenzada recién en 1411. En el folio 73, la letanía de los santos menciona a un "San Alberto" que, según Stirnemann, correspondería a Alberto de los Abate, oficialmente canonizado en 1476, pero cuya fiesta fue recién establecida en 1411 por la Orden Carmelita, con motivo de un capítulo general, siendo el manuscrito la primera evidencia de esta devoción.
En 1411, un texto atestigua que los hermanos Limbourg ya se encontraban al servicio del duque, y habrían permanecido bajo su servicio con seguridad hasta 1415. Las primeras iluminaciones están basadas en temas tomados de los Evangelios. Alrededor de 1413, la primera parte estaba lista, por lo que se continúa con las miniaturas del ciclo de la Pasión de Cristo, así como con cuatro miniaturas del calendario y una serie de ocho miniaturas, excepcionales por su tamaño y tema, entre las que se destacan el L'Homme anatomique y el Plan de Rome.
Es difícil saber si los tres hermanos trabajaban juntos en las iluminaciones o se dividían el trabajo; aunque el según el historiador del arte Millard Meiss, habrían sido distribuidas: diecinueve serían de Paul, dieciséis de Jean y nueve de Herman.
Sin embargo, esta hipótesis ha sido fuertemente criticada, en particular por François Avril, ex conservador de la Biblioteca Nacional de Francia. Cazelles prefiere distinguir anónimamente a los tres hermanos al designarlos con los nombres "Limbourg A" (¿Paul?), "Limbourg B" (¿Herman?) y "Limbourg C" (¿Jean?).
Sin embargo, los tres desaparecen en 1416, probablemente como resultado de una epidemia de peste, sin que se completara el manuscrito y, en particular, las representaciones de los meses. Parte del manuscrito aún conserva huellas de esta abrupta detención: el folio 26 conserva el diseño de una flor y un pájaro sin colorear.
El 15 de junio del mismo 1416, su patrocinador muere. El inventario realizado tras su fallecimiento menciona al manuscrito en varios cuadernos organizados en una caja, estimando su precio en 500 libras turonenses; que, en comparación a las 4.000 libras de las Grandes Horas, sigue siendo una suma bastante alta para un manuscrito incompleto. Según Meiss, el manuscrito permaneció en posesión de la Corona francesa en París luego de 1416, estando en la ciudad durante el asedio de 1420 y su liberación en 1436.
Terminación de la obra
Según el historiador del arte italiano Luciano Bellosi, el manuscrito fue completado por un pintor que lo habría intervenido en la década de 1440. Las miniaturas de los meses de marzo, junio, septiembre, octubre y diciembre fueron realizadas y completadas en esta época, lo que se advierte por la presencia de algunos trajes típicos de mediados del siglo xv. A su vez, se advierten algunas adiciones de estilo eyckiano presentes en las ilustraciones de las Letanías de San Gregorio (f. 71v-72). La presencia de un pintor intermedio anterior a la mitad del siglo ha sido consensuado por la historiografía moderna.
Según Bellosi, este pintor habría vivido en el séquito real o círculo cercano de Renato de Anjou, cuñado de Carlos VII de Francia; y su estilo eyckiano se relaciona fuertemente con el autor del manuscrito vienés Livre du cœur d'Amour épris, encargado por Renato. Desde entonces, se suele atribuir a Barthélemy Van Eyck, pintor oficial del rey de Provenza, las modificaciones en el manuscrito. Para Nicole Reynaud, la representación de los perros en el mes de diciembre, con espuma en la boca, sería casi la firma del artista.
Sin embargo, esta atribución a Van Eyck ha sido criticada por varios especialistas. Este es el caso de, por ejemplo, la historiadora del arte británica Catherine Reynolds, para quien el estilo de las adiciones de este pintor intermedio no correspondería a Van Eyck, sino que estarían más cercanas al llamado "Maestro de Dunois". Una escena agrícola del mes de octubre en un manuscrito de Oxford y una Presentación en el templo de las Horas de Dunois son similares a las adiciones en Las muy ricas horas; las que al ser realizadas entre 1436 y 1440, fecharían las modificaciones del manuscrito a finales de la década de 1430. Se añade que Van Eyck, recién activo desde 1444, no pudo haber tenido en sus manos el manuscrito, según Reynolds.
Para la historiadora del arte Inès Villela-Petit, este problema de datación se explica por el hecho que los dibujos del calendario ya habían sido dibujados en gran parte por los hermanos Limbourg, pero sin colorear. Por lo tanto, el maestro de Dunois habría visto estos dibujos para lograr sus propias miniaturas entre los años 1436 y 1440, no adicionando los esquemas realizados por Van Eyck después de 1440. Esta hipótesis justificaría la intervención del pintor, que habría trabajado por petición de Carlos VII, propietario de la obra, mientras el rey se alojaba en Saumur en 1446, con su primo Renato.
En la década de 1480, el manuscrito pasó a posesión de Carlos I de Saboya, sobrino de Luis XI de Francia, quien lo regaló a su familia. Para Reynaud, es Carlota de Saboya, esposa de Luis, la que mantuvo la propiedad del manuscrito hasta su muerte en diciembre de 1483. El inventario de sus pertenencias tras su muerte, destaca la mención imprecisa de un libro de horas que podría corresponder a Las muy ricas horas, y que ella legó a su sobrino Carlos.
Es este quien, según un texto de agosto de 1485, le pide al pintor berrichón Jean Colombe terminar el libro; el cual más tarde lo completa en su estudio en Bourges, con la inclusión o terminación de 27 miniaturas grandes y 40 pequeñas. En junio de 1486, Carlos recompensa al pintor otorgándole una pensión anual de 100 escudos.
Viaje final.
La historia del manuscrito se torna oscura luego de 1486. A la muerte de Filiberto II de Saboya, descendiente de Carlos I, su viuda Margarita de Austria abandona Saboya y viaja a los Países Bajos, llevándose consigo quince libros de la biblioteca ducal.
Según Paul Durrieu, un inventario de la capilla de Margarita en Malinas en 1523, detalla la presencia de un manuscrito de horas, que sería el texto de los hermanos Limbourg. Posteriormente, el texto habría pasado al soldado italiano Ambrosio Spinola, que sirvió a la Corona española en los Países Bajos hasta su muerte, en 1630. Es por ello que, tras su fallecimiento, sus enseres fueron devueltos a su familia en Génova y se advierte que una de las encuadernaciones presenta el escudo de armas de Spinola.
De acuerdo con Raymond Cazelles, el manuscrito permaneció en manos de la Casa de Saboya en el transcurso del siglo XVI, viajando desde Chambéry hasta Turín.
En 1720, Víctor Amadeo II de Saboya dona el manuscrito a la Biblioteca Real de Turín, lo que ha llevado a Cazelles a conjeturar que el libro de horas ya volvió a salir de esa ubicación hasta entonces.
El último viaje del manuscrito ocurrió en el siglo XIX. Para entonces, el marqués Gerome de Serra lo había heredado del barón Felix de Margherita, y dispuso su venta en 1855.
Advertido por el bibliófilo italiano y bibliotecario asistente del Museo Británico Anthony Panizzi, Enrique de Orleans, duque de Aumale, decide comprarlo por la suma de 18 000 francos. Viaja con el texto a Inglaterra, donde se encontraba exiliado, para volver con este a Francia en 1871, al Palacio de Chantilly. Debido a una disposición del conde antes de morir en 1897, el texto no puede salir de la finca, donde actualmente existe el Museo Condé.
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