Cinco datos divertidos sobre Enrique VIII
Es de conocimiento común que el rey Enrique VIII de Inglaterra fue un personaje bastante interesante, posiblemente el rey más famoso de la historia de Inglaterra. No sólo se le conoce por haber vivido una vida de excesos durante su reinado (1509-1547), también debe parte de su fama a haber decapitado a dos de sus esposas y declararse a sí mismo el jefe supremo de la nueva Iglesia de Inglaterra, para poder divorciarse de su primera esposa (Catalina de Aragón). Pero aunque no lo creas, hay aún más datos curiosos y divertidos sobre el rey Enrique VIII:
1. Decir que estaba gordo es un eufemismo.
Con una estatura aproximada de 6’2″, para cuando Henry VIII se convirtió en rey podía considerarse una persona de contextura bastante atlética, con un peso aproximado de 200 libras. Sin embargo, a medida que pasaron los años aumentó tanto de peso que prácticamente parecía un globo: pesaba alrededor de 320 libras (145 kilos) y su cintura medía aproximadamente 54 pulgadas. De hecho, el rey Henry VIII tenía tanto sobrepeso que durante sus últimos años de vida llegó a necesitar una especie de dispositivo mecánico tanto para ayudarlo a entrar y salir de la cama, como para subir y bajar de su caballo.
2. Era hipocondríaco.
Durante su reinado, Henry VIII se diagnosticó a sí mismo con tantas enfermedades y trastornos que era difícil hacer un seguimiento de todas ellos. Desde migrañas e insomnio hasta artritis y dificultades metabólicas (sin mencionar el intenso temor que sentía por “La Plaga”). Durante su vida, Henry VIII se dedicó a tratar y/o a evitar una enorme cantidad de enfermedades y dolencias.
Existen muchas teorías que aseguran que Henry VIII también sufría de Diabetes Tipo 2 y sífilis, sin embargo, en 1536, hubo un problema de salud más serio y realista con el que Henry VIII tuvo que lidiar: una terrible lesión en la pierna, que le ocurrió al caer de su caballo durante un torneo. El muslo del rey se ulceró de una manera tan terrible, que muchos creen que esta lesión fue la causa de su temprana muerte, mientras que otros creen que fue debido a una insuficiencia renal o hepática como consecuencia de su obesidad.
3. También fue doctor
Henry VIII era conocido por automedicarse, incluso escribió su propio libro de recetas que detallaba cómo tratar las úlceras y reducir la inflamación. En el British Museum se puede ver el libro de prescripción de Henry VIII, en el cual describe su propio tratamiento de las úlceras, el cual inicia de la siguiente forma: “Una invención diseñada por los majestuosos reyes, hecha en Westminster y diseñada en Greenwich, para quitar inflamaciones, sanar úlceras y reducir el dolor. Su nombre: yeso gris.
4. Sus últimas palabras pueden haber sido “¡Monjes, monjes, monjes!”
Mientras estuvo acostado en su lecho de muerte, Henry VIII se encontraba extremadamente delirante y “afligido con horrores visionarios”, y no paraba de girar sus ojos hacia la parte posterior de su cabeza. Según algunos rumores, justo antes de morir, el rey comenzó a murmurar las palabras “¡Monjes, monjes, monjes!”
5. Era un acaparador
El rey Henry VIII aumentó considerablemente la deuda de Inglaterra debido a su excesivo y lujoso estilo de vida, el cual se caracterizaba en gran parte por el intenso deseo de acumular diversos objetos. Hay quienes aseguran que al momento de su muerte el rey poseía aproximadamente 50 palacios, 6.500 pistolas, 70 barcos, 78 flautas, cinco conjuntos de gaitas y un virginal (una especie antigua de teclado). En total, se cree que para el momento de su muerte, el inventario de Henry VIII constaba de cerca de 20.000 artículos.
Titulo oficial: "Henry the Eighth, by the Grace of God, King of England, France and Ireland, Defender of the Faith and of the Church of England and also of Ireland in Earth Supreme Head."
Enrique VIII, por la Gracia de Dios, Rey de Inglaterra, Francia e Irlanda, Defensor de la Fe y de la Iglesia de Inglaterra y también de Irlanda en la Tierra Jefe Supremo.
Fidei defensor es un título en latín que se traduce al español como Defensor de la fe (en inglés Defender of the Faith y en francés Défenseur de la Foi) y que ha sido utilizada como parte de los títulos de muchas generaciones de monarcas desde el siglo xvi.
Defender of the Faith ha sido uno de los títulos complementarios de los monarcas ingleses, después británicos, desde que le fue concedido al rey Enrique VIII de Inglaterra por el Papa León X, el 24 de noviembre de 1521. Su esposa, la reina Catalina de Aragón fue también defensora de la fe por derecho propio. El título fue concedido en reconocimiento al libro escrito por Enrique, Assertio Septem Sacramentorum (Defensa de los siete sacramentos), que defendía el carácter sacramental del matrimonio y la supremacía del Papa, que fue visto como una importante muestra de oposición importante a las primeras etapas de la Reforma Protestante, especialmente a las ideas de Martín Lutero.
El título le fue revocado por el Papa Pablo III, tras la decisión de Enrique de romper con Roma en 1530 y denominarse a sí mismo como Jefe Supremo de la Iglesia de Inglaterra. El acto fue considerado como un «ataque a la Fe» y Enrique fue excomulgado. Sin embargo, en 1544, el Parlamento de Inglaterra mediante el Acta de Sucesión de 1543 le concedió el título de «Defensor de la fe» al rey Eduardo VI y sus sucesores, ahora defensores de la fe anglicana, desde entonces, todos han sido Gobernadores Supremos de la iglesia (formalmente por encima del Arzobispo de Canterbury).
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