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lunes, 7 de abril de 2014

190.-El clima de Juego de Tronos.-a

Luis Alberto Bustamante Robin; Jose Guillermo Gonzalez Cornejo; Jennifer Angelica Ponce Ponce; Francia Carolina Vera Valdes;  Carolina Ivonne Reyes Candia; Mario Alberto  Correa Manríquez; Enrique Alejandro Valenzuela Erazo; Gardo Francisco Valencia Avaria; Alvaro Gonzalo  Andaur Medina; Carla Veronica Barrientos Melendez;  Luis Alberto Cortes Aguilera; Ricardo Adolfo  Price Toro;  Julio César  Gil Saladrina; Ivette Renee Mourguet Besoain; Marcelo Andres Oyarse Reyes; Franco Gonzalez Fortunatti; 

Winter is coming. El invierno se acerca. A estas alturas, quien más quien menos todo el mundo está familiarizado con los famosos libros de la saga Juego de Tronos de George R. R. Martin, sobre todo desde que fueran convertidos en una serie de televisión de éxito por la cadena HBO. Por si hay algún despistado en la sala, recordemos breve,ente que la acción transcurre en un hipotético mundo con un nivel tecnológico y cultural que recuerda, como en tantas otras obras de fantasía, a la Baja Edad Media europea. Sin embargo hay una peculiaridad, y es que este mundo presenta unos gélidos y prolongados inviernos que condicionan la vida y andanzas de los protagonistas de la serie.
Hasta aquí, nada especialmente llamativo. Un escenario exótico como tantos otros que aparecen en numerosas obras de fantasía medieval. Pero para una mente con inquietudes astronómicas, la cosa cambia. Si suponemos que el mundo de juego de tronos es un planeta terrestre -y no tenemos indicios para pensar lo contrario-, ¿qué tipo de mundo sería? 
Y sobre todo, ¿qué mecanismos están detrás de los crudos inviernos que dominan el paisaje al norte del gran Muro de Poniente (Westeros)?

Pues eso es precisamente lo que han intentado dilucidar un grupo de cinco astrónomos (Veselin Kostov, Daniel Allan, Nikolaus Hartman, Scott Guzewich y Justin Rogers), los cuales publicaron el pasado uno de abril un artículo en arXiv sobre el tema. Por supuesto, todo el asunto no es más que una broma a cuenta del April’s Fool (el famoso día de los Santos Inocentes anglosajón), pero no por ello el análisis deja de tener su miga. Eso sí, resulta evidente que los autores son unos auténticos frikis de tomo y lomo, y que se han leído la saga a conciencia.

Pero vayamos al grano, ¿cómo es el planeta de Juego de Tronos?

De acuerdo con la novela, los inviernos pueden ser cortos y suaves (de unos 600 días de duración) o duros y largos (de casi 900 días). Aparentemente, los inviernos largos y cortos se suceden de forma caótica sin un patrón reconocible. Dejando a un lado la magia -o, parafraseando a Arthur C. Clarke, la tecnología suficientemente avanzada-, las estaciones en un planeta o luna vienen condicionadas principalmente por la inclinación de su eje de rotación. Un planeta puede variar drásticamente el ángulo de su eje con el tiempo -lo que de hecho se cree que sucede en Marte-, pero resulta difícil explicar variaciones tan pronunciadas en el transcurso de unos pocos años. Además, la novela hace mención explícita a la presencia de al menos una luna y, aunque no desconocemos su masa, es sabido que la existencia de un satélite ayuda a minimizar las variaciones de la inclinación del eje de rotación.
Si descartamos el eje, el siguiente mecanismo que podemos invocar es una órbita muy excéntrica. La órbita de la Tierra es casi circular (ese ‘casi’ está detrás de variaciones en el clima de nuestro mundo, pero esa es otra historia), así que la excentricidad apenas juega un papel determinante en el clima terrestre a corto plazo. No obstante, en los últimos años hemos descubierto decenas de exoplanetas con órbitas altamente elípticas, así que, ¿no podría ser el mundo de Juego de Tronos un planeta de este tipo? Desgraciadamente no, porque en este caso es cierto que estaríamos ante un mundo con inviernos largos y fríos, pero los veranos serían extremadamente cortos, lo que no se corresponde con lo expuesto en la novela.

Entonces, ¿no hay ninguna explicación?

Pues sí, sí que la hay, y es que el mundo de Juego de Tronos sea en realidad un planeta circumbinario. O lo que es lo mismo, un planeta que orbita alrededor de dos estrellas al mismo tiempo. Hasta la fecha se han descubierto más de quince sistemas de este tipo (como por ejemplo Kepler-16 o Kepler-35), así que en modo alguno se trata de un tipo de mundo exótico.



El planeta de Juego de Tronos giraría alrededor de dos estrellas de tipo solar con un periodo de 700 días (o sea, que su año duraría el doble que el nuestro) en una órbita ligeramente excéntrica (e = 0,1, casi como la órbita de Marte) y su eje de rotación tendría una inclinación nula. El semieje mayor de la órbita cambiaría constantemente, presentando una distancia mínima al baricentro del sistema de 225 millones de kilómetros como mínimo y 375 millones como máximo, causando drásticas diferencias de temperatura. Por su parte, las dos estrellas estarían a unos 83 millones de kilómetros la una de la otra. Lo ingenioso de esta explicación es que un mundo con estas características podría experimentar inviernos largos o cortos que se sucederían de forma errática sin un patrón fijo. Es decir, justo lo que aparece en la obra de G. R. R. Martin.


Bonita explicación. Salvo por un detalle, y es que en la serie no se hace mención alguna a la presencia de un sol doble. Aunque quién sabe, quizás estén tan acostumbrados que no consideren oportuno mencionarlo. Sea como sea, la lección está clara, y es que cualquier ocasión es buena para  aprender algo de astronomía. Ahora, a prepararse para el invierno.

Comentarios

Nos encanta Juego de Tronos y nos apasiona el clima y la meteorología. Si unimos ambos conceptos, deberíamos estar encantados y eso es de lo que va este post. ¿Es posible el clima que nos muestran en la serie? ¿Cómo se dan esas impredecibles estaciones? Vamos a intentar descubrirlo.

El clima ha sido un tema recurrente en Juego de Tronos desde que Ned Stark (¿os acordáis de él?) pronunció la inolvidable frase (incluso mantra), Se acerca el invierno, al comienzo de la primera temporada de la exitosa serie. El Guardián del Norte, se refería evidentemente a la llegada del crudo invierno que podría durar varios años, después de un cálido y largo verano.

Juego de Tronos: ¿Es real el clima que aparece en la serie? 

Lo curioso en la serie, es que los personajes no conocen exactamente cuándo va a llegar el dichoso invierno, al contrario que los que habitamos la Tierra, en la cual las estaciones empiezan y terminan en la misma fecha. Y es que un hombre o mujer del tiempo de Poniente lo habría pasado realmente mal ya el mundo donde se desarrolla Juego de Tronos tiene una extrema variabilidad estacional, especialmente en los denominados territorios del exterior fuera del continente de Poniente.

Hay varias posibles explicaciones para intentar entender este clima ¡Vamos a descubrirlas!

1.-Variación en el eje de rotación


La diferencia principal entre nuestro mundo y el de Juego de Tronos es por supuesto, la existencia de estaciones. En la Tierra, las estaciones son causadas por la inclinación del eje terrestre (23.5º) de tal forma que el hemisferio que está más próximo al sol en su rotación disfruta del verano mientras que el otro lo hace del invierno. Además, la inclinación del eje es extremadamente estable. Y en eso tiene que ver la Luna, mucho mayor que los satélites de la mayoría de planetas. Sin ella, el ángulo de inclinación deambularía en respuesta a los tirones gravitacionales del Sol y de Júpiter. Y las estaciones no serían tan estables.
En el planeta ficticio de Juego de Tronos hubo al menos una luna y en los libros se habla de otra que eclosionó al acercarse al sol, liberando miles de dragones. ¿Pudo ese cataclismo celestial haber producido un cambio brusco en la inclinación del eje?

2.-Órbita del planeta extremadamente larga.


La Tierra todos sabemos que rota alrededor del Sol en orbitas elípticas, pero no todos los planetas giran de la misma manera alrededor del sol. El parámetro que mide “cuan estirada esta la elipse” se llama excentricidad. Para que os hagáis una idea la de la Tierra, en media, (que tiene una órbita casi circular) es de 0.0167 mientras que la de Mercurio es de 0.2056.
Al rotar de una forma elíptica muy pronunciada, hay momentos en los que el planeta está muy lejos del Sol, por lo que el clima es más frío que el del invierno de la Tierra. Si el planeta de Juego de Tronos estuviera en una órbita muy muy elíptica, cuando estuviera más lejos de su sol, el invierno llegaría, oscurecería todo y tendría una duración bastante larga. En cambio cuando están cerca del Sol se encontrarían en su verano. En contra de esta teoría tendríamos la impredecibilidad de estas estaciones y es que sus personajes no pueden determinar cuándo comienza o no una estación.

3.-El Planeta orbita alrededor de dos estrellas (circumbinario)


En el año 2013 un grupo de científicos publicaron una artículo determinando como serian, las estaciones en Juego de Tronos si su planeta perteneciese a un sistema binario, es decir, tuviera dos soles. En su explicación, este mundo tendría unas características en las que experimentaría inviernos largos o cortos que se sucederían de manera errática y sin patrón determinado.
Además este tipo de planetas existen. De hecho, hasta ahora se han descubierto 15 sistemas circumbinarios.

Está claro que el mundo creado por George R.R Martin es totalmente imaginario, pero si intentamos darle explicación podríamos encontrarla en alguna de estas teorías o quizás en una combinación de todas o quizás simplemente imaginar. Y vosotros ¿Cuál es vuestra teoría?

Itsukushima Shrine.

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