Bibliotecas y mi colección de libros

Lema

Libro de Proverbios, 8 20, de la Biblia. "Yo camino por la senda de la justicia, por los senderos de la equidad."

sábado, 10 de febrero de 2018

493.-Luis Rivano Sandoval; Biblioteca del conde de Mansilla; a


Luis Rivano Sandoval.



(Cauquenes, 27 de septiembre de 1932-Santiago de Chile, 15 de septiembre de 2016)1​2​ fue un escritor y librero chileno. Se dedicó a la novela, el cuento y el teatro.

Biografía

Rivano, aunque nació el 27 de septiembre de 1932, fue inscrito más tarde debido a trágicos problemas familiares, el 5 de mayo del año siguiente, por lo que se jactaba de tener dos cumpleaños. La madre del futuro escritor, Luisa Sandoval Valdebenito, falleció, y su padre, Milciades Rivano Fauré, se vio de pronto viudo y con 13 niños. Así es que optó por repartir entre los familiares a los más pequeños, y Luis fue adoptado entonces por un tío materno.
A las pocas semanas de su nacimiento, su nueva familia se mudó a Santiago, donde pasó unos años, y por último se instaló en Llolleo. El primer recuerdo claro que tiene Rivano de ese pueblo, donde estudió, es del famoso terremoto de Chillán de 1939. Como a los 15 años de edad, quedó huérfano por segunda vez y tuvo que vivir de allegado; luego dejó la escuela​ y comenzó a trabajar en el puerto de San Antonio y en otras cosas hasta que fue llamado a hacer el servicio militar en Santiago. Y al salir, «con poca escolaridad» y «sin ningún oficio», entró en lo que primero se le presentó: a Carabineros, cuerpo en el que sirvió once años.​ Precisamente de su vida de policía le viene el apodo de el paco Rivano; en sus años de servicio patrulló el barrio Matadero, los alrededores del Club Hípico y Santiago Centro.
Pero se le ocurrió escribir una novela, y esa ópera prima, Esto no es el Paraíso, le significó que Carabineros lo pasara a retiro. Tenía 32 años, y el resto de su vida lo dedicaría a la literatura, el teatro y su librería.
«No lo vi venir. No creí que lo iban a tomar tan en serio», diría años más tarde el paco Rivano. Sus superiores actuaron expeditamente: una semana después de que el libro hubiera salido, tramitaban ya su pensión. El motivo de ello estaba claro: la novela narra el día a día de un carabinero raso, con «pellejerías, abuso de poder, algo de corrupción, prostitutas, compañerismo, soledad y calle».
 No es de extrañar que nadie quisiera publicar el libro y que la Editorial Zig-Zag —que debía hacerlo de acuerdo a las bases del premio que recibió la novela— diera marcha atrás. Rivano tuvo que editarlo él mismo, como tendría que hacer con sus otras obras.
Verdad es que Zig-Zag estaba dispuesto a publicarlo si cambiaba algunos fragmentos, pero Rivano se negó. 
«Era muy joven, y la gente joven es muy soberbia. En vez de pensar en qué era lo que se podía hacer, llegué y dije: rotundamente no. El libro está hecho así, y así queda», recordaría Rivano en 2011.
Los primeros años después de ser cesado, Rivano los pasó recorriendo Chile con una maleta en la que llevaba sus libros que vendía donde podía. Luego se le presentó la oportunidad de comprar el derecho de llave de una librería de viejo en la calle San Diego, donde puso a la venta las dos novelas que ya había publicado y toda su biblioteca, «unos 400 libros, que eran todas primeras ediciones, libros firmados» que coleccionaba,​ y comenzó entonces su vida de librero.
Rivano, al mismo tiempo que compraba y vendía libros usados, editaba los que escribía él mismo. Así, los cuentos que más tarde compilaría en El rucio de los cuchillos, los publicó primero en cuadernillos que vendía de oficina en oficina. Después de Esto no es el Paraíso, sacó otras cinco novelas, pero fue el teatro el que le dio mayor fama.


Su primer drama, Te llamabas Rosicler, lo estrenó en 1976, y después de esa pieza se convirtió en un exitoso autor de obras de teatro, haciéndose merecedor de varios premios, incluido el Municipal de Santiago por Escucho discos de Al Jolson, mamá.​ La pieza Por sospecha fue incluida en la antología Un siglo de dramaturgia chilena 1910-2010 como una de las cuarenta mejores obras teatrales nacionales de los últimos cien años.​ Ese primer drama fue adaptado a la televisión por Aldo Valsecci para el ciclo Cuentos chilenos de Televisión Nacional (TVN), pero a Rivano no le gustó.

fotografía

Alberto Fuguet ha dicho sobre el autor:
 “El ADN de Luis Rivano es su mundo de perdedores, flaites y prostitutas que nos sumerge en sitios donde quizás nunca nos atreveríamos a ingresar. Sus novelas, publicadas en papel roneo, cuando fueron desapareciendo se convirtieron en libros de culto de la ficción pulpa nacional. Nunca escribió pensando en el futuro ni en la crítica, pero aquí está toda su prosa pasada a cuchillos oxidados, sangre, sudor y lana mojada. Hammett y Chandler, Bukowski y Fante hubieran considerado la prosa básica pero poética, tensa, como uno de ellos”.



El 12 de septiembre de 2016 sufrió una doble insuficiencia cardíaca y pulmonar, por lo que fue internado en el Hospital Dipreca. Falleció el 15 de septiembre de ese mismo año al no soportar un nuevo infarto


1.-Comentario de prensa.

La Nacion / Relacionados » 


Falleció el dramaturgo Luis Rivano a los 83 años Luis Rivano regresa a la novela con relato sobre un nostálgico terrorista Juan Cristóbal Peña: Se ha menospreciado a Pinochet en su capacidad intelectual   La prosa afilada de Luis Rivano llega completa a librerías Luis Rivano Sandoval , fallecido el 16 de septiembre pasado, se fue peleando hasta el final para no publicar sus memorias pese a que las editoriales le pedían que contara en detalle los pasajes más solicitados de su biografía. 
La verdad detrás de su baja de Carabineros, el supuesto trato de primera mano con Augusto Pinochet, como su traficante de libros personal, o la interesante historia amorosa del autor de "Te llamabas Rosicler" la detallan sus hijos en busca de algo de justicia poética, al menos. De sus seis hijos, tres de ellos - Graziella, Luis Alejandro y Ana María Rivano- se hacen cargo de la mitología detrás del "paco" de la librería de viejo especializada en libros chilenos descatalogados. Aclaran que hay " infamia y mala leche" detrás de algunos de estos motes y adelantan que el nombre de Luis Rivano se convertirá en una fundación cultural que premiará a jóvenes talentos de la dramaturgia.

Luis Alejandro:
 "Mi padre se hizo carabinero para tener una pega. El siempre estuvo orgulloso de serlo. Para él siempre fue un honor que lo llamaran 'paco'. Cuando entraban carabineros a la tienda siempre se cuadraba hasta el final. Él era así y así forjó su vida. ' Esto no es el paraíso', el libro que le significó la baja, el alto mando quiso cambiarle algunos términos. Mi padre dentro de su juventud y soberbia, dijo que no. 'La obra que ganó es esta y es la obra que se publica', les dijo. Lo editó por su cuenta con otra imprenta y a los 15 días fue llamado a retiro".
"Nuestro viejo era medio anarquista -añade. A él siempre le molestó la imposición. Por ejemplo, a él no le gustaba fumar, pero no le gustaba tampoco que le restringieran a la gente los espacios para hacerlo. Pensaba que si hoy te prohibían fumar y tú lo aguantabas, mañana te iban a prohibir cualquier otra cosa. Era el 'hueón' más libre que he conocido . Es raro para quienes recuerdan que fue carabinero y le molestaba la cadena de mando, pero en alguna parte de su primera obra de teatro dice: 'la necesidad tiene cara de puta'" .
 "Hay mucha gente que habla de mi papá -prosigue- sin conocerlo o por tener algunas referencias de otras personas que tampoco lo conocieron. Hay cretinos que se refieren a él como 'el librero de Pinochet' cuando mi padre era un librero íntegro que le vendía a Pinochet , claro, pero desde que era un joven teniente interesado en la literatura marxista. A mi papá le pedía los catálogos, pero a quienes les compraba de primera mano era a otros libreros de esta galería. Pinochet le regateaba a mi papá. Le pedía los registros de libros que teníamos y el devolvía las listas tarjadas: donde decía $8 mil, Pinochet ponía $6 mil."

"Fue de muy mal gusto, de muy mala leche y una ignorancia prístina -continúa- la forma en que el periodista Juan Cristóbal Peña se refiriere así sobre nuestro padre porque el resto de la verdad no era interesante para su libro. Pese a que entrevistó a mi papá, parece que no le interesó que también tuvo de clientes a personas de todo tipo de pensamiento político: J aime Castillo Velasco, Gonzalo Vial, Máximo Pacheco padre, Máximo Pacheco hijo; al rector de la UDP Carlos Peña, actores de fuerte convicción de izquierda como Daniel Alcaíno, Ramón Núñez, Silvia Santelices o Gustavo Meza y académicos de la talla de Eduardo Guerrero, Patricia Arancibia, la fundadora del Cidoc, o Arturo Fontaine cuando estaba a cargo de la CEP. Don Clotario Blest , harto de ese tipo de difamación, le trajo a modo de apoyo una foto autografiada para la librería, de hecho".
"En otra parte de 'La secreta vida literaria de Augusto Pinochet' Peña dice que 'un hijo de Rivano' salió a pelear para defender a Pinochet, quien era criticado por unos detractores. Lo cierto es que ese día un 'hueón' maraqueó a mi hermana Ana María y claro que le pegué. ¿Tú no defenderías a tu hermana si alguien le grita desde la multitud"
 Contar eso en otro contexto, es derechamente mala leche. Enviamos una carta a La Tercera con esta queja (N de la R: Adjunta en este artículo) , con esta aclaración, pero nunca nos consideraron", remarca Luis Alejandro. Ana María:

 "Hace un tiempo el poeta Bruno Vidal le realizó una extensa entrevista a mi padre para The Clinic . Cuando llegaron a la parte en la que conversaban sobre el mito de que mi papá compraba los libros que la CNI y la DINA decomisaban en los allanamientos , le advirtió que la verdad no la iban a publicar. Así fue. Vidal llamó pidiéndole disculpas a mi papá por la omisión, pero mi papá sabía más por viejo que por diablo".
"La verdad es que una caja platanera llena de libros, sean cuales sean, pesa 45 kilos y los libreros los pagan a la nada misma. Un negocio así no valía la pena aunque se tratara de bibliotecas completas. Los milicos preferían quedarse con joyas y cuadros de esos allanamientos… ni cagando iban a darse la tarea de cargar con libros para venderlos por poca plata ", señala.
"Lo que sucedió realmente es que por esos años, a fines del 73, unos mexicanos le vendieron los 100 mil libros de la Librería de las Ciencias Sociales del aparato político del PC para 'apretar cueva' del país. En ese entonces nadie iba a comprar una colección marxista semejante a pocos meses del golpe. Recuerdo que el libro más fascista de todos era El Manifiesto Comunista , el resto eran Las Actas Tupamaras, Guerrillas contra Guerrillas, las Obras Completas de Lenin, de Engels, El renegado cauqui y tomos completos de la revista Punto Final. De ahí para arriba", indica.
 "Cuando nadie se los quiso comprar, regresaron y llegaron a acuerdo por mil dólares que era harta plata para salvar la vida en ese entonces. Nosotros estábamos asustados por él, pero muy tranquilo nos decía que era su trabajo vender libros. Al día siguiente, el panorama era de camiones y camiones cargados de libros que llegaban a la galería . Los demás libreros cerraron temprano y se fueron. Queda una foto que muestra los pasillos de la galería rebalsada de libros más las vitrinas abarrotadas de libros hasta el techo de esta literatura marxista que nadie quería adjudicarse. Mi papá dijo: ' veamos qué pasa'", recuerda .
"Mi papá se fue preso. Le dieron 3 años y un día pero apeló a la Corte Suprema que lo absolvió por ser comerciante de libros y el bando prohibía la impresión y tenencia de panfletos, folletos y pasquines . Pero no de libros. Como las leyes no son retroactivas, se agregaron los libros marxistas a la prohibición y lo dejaron en libertad. No solo le devolvieron todos los libros, sino que pudo vender libremente y comprar los que complicaban a todos los demás libreros. Nos convertimos en los únicos que podíamos vender este tipo de literatura amparados en el fallo . Todo gracias a que Luis Rivano fue procesado por la justicia civil al ser denunciado por la policía de investigaciones y no por la justicia militar. Creo que la cosa habría sido muy distinta de otra manera", remarca Ana María. Graziella:
"Mi papá tenía unos santos en las vitrinas. Un San Luis que le regaló una monjita y al que le ponía letreros: Cuando cae el c anciller Hernán Cubillos, el letrero que le colgó al santo decía:
"Cayó el uno, cayó el dos, cuando caiga el tres adiós a la derecha y al Opus Dei".

A las dos semanas le llegó un santo de Escribá de Balaguer y lo puso al lado de uno de Alberto Hurtado. A ambos les puso cachos y un cartelito que decía:
 "Dios los cría y el diablo los junta".
 A la gente que pasaba por la galería se les paraban los pelos y otros se 'cagaban' de la risa".
"Mi papá -añade- era un sujeto atípico que se refería a todos los temas por incómodos que fueran. Cuando se decía que en Chile no se torturaba, mi papá le decía a todo mundo que sí se torturaba y mostraba cicatrices como evidencias. Agregaba:

'libérese lo siguiente: en Chile siempre se ha torturado. No porque estén los milicos en el poder, sino porque antes las huevas y el culo no eran políticos'. Era solo de ladrones y delincuentes a los que se les torturaba a nivel institucional. Don Clotario Blest, muy amigo de mi papá, cuando escribió en sus memorias explicaba que en el gobierno de Frei Montalva ya se implementaba el ingreso de médicos a las salas de torturas de Investigaciones para ver si el detenido aguantaba o no. Eso lo sabía porque a él se lo hicieron".
 "Entre los clientes teníamos a jóvenes estudiantes de la Academia de Guerra que cuando veían el nombre de Luis Rivano en alguna lista negra, lo llamaban y le advertían: ' Paco, quédate tranquilo un rato!. Mientras estos militares curioseaban entre los libros marxistas del segundo piso, del otro extremo otros cabros del aparato militar del MIR de Concepción miraban los mismos libros. Nosotros nos cagábamos de la risa y nos referíamos a ellos como ' los misteriosos'", manifiesta.


 "Mi papá siempre nos prohibió memorizar nombres de estos clientes. Nosotros los identificábamos como El Darwin, el Thomas Mann, el Viejito de la Chascona , o simplemente Los Cachorros. Mi papá nos decía que lo único que nos podía proteger a nosotros y nuestros clientes era no saber los nombres de las personas que estaban en esas listas negras", apunta.
"A veces cuando estos cabros clandestinos estaban en la tienda y coincidían personas que no conocíamos con pinta de militares o sapos de la DINA, nos acercábamos a ellos y les decíamos en clave: 'oye, tu hermana me encargó tal cosa' y ahí salían por el otro lado".
 "Nos interesa mantener el legado literario de nuestro padre más allá de la propiedad de la librería. Los seis hijos estamos de acuerdo no sólo en eso, sino en crear un premio de dramaturgia que reconozca a los nuevos talentos del teatro con el 'Premio Luis Rivano'".


El encargo del dictador Juan Cristóbal Peña , el aludido autor de "La secreta vida literaria de Augusto Pinochet" (Debate, 2013), adelantó en Ciper el circuito de compra y venta de libros que el dictador realizaba en las librerías de viejo del Persa Biobío y el barrio San Diego a lo largo de una extensa red de dealers.
"Aunque la mayoría no comulgaba con él, igual le vendía libros. Los más nobles lo reconocen abiertamente, los más desvergonzados se enorgullecen", cuenta en esta entrevista.
 "Cuando entrevisté a Luis Rivano en 2007, con motivo del reportaje sobre la biblioteca de Pinochet, el librero me dio a entender que solo le vendió libros al dictador en las décadas de los 70, 80 y 90. Desconozco si lo hizo durante la época en que Pinochet fue estudiante, aunque lo veo difícil: cuando este entró a la Academia de Guerra, Rivano tenía cerca de veinte años . Pero si la familia dice otra cosa, no hay razón para no creerle", recuerda hoy a La Nación .
 "Aunque la mayoría no comulgaba con él, igual le vendía libros. Los más nobles lo reconocen abiertamente, los más desvergonzados se enorgullecen", cuenta.
Peña explica que la pesquisa de literatura marxista era "una orden sistemática e implícita donde los funcionarios internacionales sabían que tenían el encargo de surtir a Pinochet. Era parte de su trabajo. En ese sentido, no hubo librero que no le vendiera directa o indirectamente libros a Pinochet".

La inédita aclaración de los hermanos Rivano Hijos de Luis Rivano aclaran: El papá le vendía libros a Pinochet pero también a Clotario Blest.



2.-Adiós al Cauquenino y escritor, dramaturgo y librero Chileno Luis Rivano Sandoval

Por Eliana Segura Vega

De carabinero a literato y librero.

En el número 111 un gran letrero puesto en el frontis indica la librería de Luis Rivano. Al ingresar de inmediato me di cuenta del parecido físico con el Rivano que yo conocía; piel blanca y ojos azules Conversamos un par de horas y este librero escritor me fue contando parte de su vida y de su obra.

Efectivamente nació en Cauquenes, el 27 de septiembre de 1932 hijo de la señora Luisa Sandoval Valdebenito y de Milcíades Rivano Fauré ;. pero no guarda vivencias de la ciudad porque su padre viudo repartió sus hijos a los familiares. El tuvo la suerte que lo adoptara su tío materno Alfredo Sandoval casado con Serafína Vera quienes lo trajeran a Santiago y luego a vivir en Llo-Lleo con tan mala suerte que a los 14 años muere esta segunda madre y tanto sus primos como el deben aprender a ganarse la vida en cualquier oficio.

Su escolaridad no fue más allá del segundo año de humanidades; dice que era muy mal alumno en matemática y en idiomas pero que le gustaba mucho el castellano y la historia. -Leía todo lo que llegaba a sus manos, aunque en la escritura padece de disgrafia hasta ahora.

Luis durante unos años trabaja en el puerto de San Antonio como barrendero, costurero o fileteador de pescados. A los 19 años hace el Servicio Militar en Santiago y a los 20 sin oficio y con escasa educación sistemática ingresa al Cuerpo de Carabineros en la primera Comisaría ubicada en Santo Domingo con Mac Iver. Ese mismo año contrajo matrimonio con Ana Móneta con quien tuvo seis hijos: Marcos, Ana María, Marcela, Octavio, Graziella y Luis Alejandro.; La “generación sacrificada” como él la llama porque ninguno recibió escolaridad pero el fue su profesor en todas las asignaturas, sin embargo agrega; dos hijas trabajan con en su librería, otro hijo tiene su librería propia en avenida Providencia y los otros tres se manejan muy bien en lo social y económico. Los hijos de mis hijos es decir (sus 15 nietos); son profesionales universitarios destacados.

Casado con hijos mientras patrullaba el barrio Matadero, los alrededores del Club Hípico y Santiago Centro Luis continúa leyendo y escribe su primer libro llamado “este no es el paraíso”; novela que narra el día a día de un carabinero raso, con «pellejerías, abuso de poder, algo de corrupción, prostitutas, compañerismo, soledad y calle». Debido a esta obra Carabineros lo llama a retiro después de 11 años de servicio.
Tenía 32 años y el resto de su vida lo dedica a la narrativa, el teatro y la atención de la librería que pudo equipar inicialmente con sus propios libros puso a la venta las dos novelas que ya había publicado y toda su biblioteca, «unos 400 libros, que eran todas primeras ediciones, libros firmados» que coleccionaba, y comenzó entonces su vida de librero .
Fueron difíciles los primeros años luego de su cese como carabinero. Debió recorrer Chile con una maleta con sus libros para tratar de venderlos y ganarse la vida.


Luis Rivano Sandoval:
De carabinero a literato y librero.

El escritor nacido en 1933, lleva más de 40 años en la compra y venta de libros en San Diego, escribe obras de teatro y es de izquierda. El 2010 se reeditaron sus obras y escribe actualmente su próximo éxito, también El sábado pasado se exihibió su  obra El Rucio de los Cuchillos en El centro Cultual de España. 

¿Cuál es su estado civil y cuántos hijos tiene?

Casado con 6 hijos.                                          

¿Sus hijos han heredado su oficio?

Tres siguen mi oficio, mis dos hijas que trabajan conmigo y uno que tiene su propia librería.

¿Es creyente, sino es así por qué?

No, por qué  habría de creer en nada, no tengo esa necesidad. Umberto Eco tiene un  libro llamado ¿En qué creen los que no Creen?, que me llama la atención.

Yo creo que “los pillos” son los que inventaron la religión con  la iglesia y “los tontos” los que  les creyeron. Ya que, unos explotan a los otros.

 En mi casa, cuando era niño,  todos eran religiosos, yo no lo soy porque creo que los que no saben creen y los que saben no.

En su literatura ocupa la vida marginal y políticamente incorrecta. Como escritor ¿le sirvió haber sido carabinero y le gustaba ese oficio?

Sí, me sirvió mucho, pero no lo busqué con ese fin, sólo llegó a mí.

Por otra parte, me entretuvo mucho mi antigua profesión, ya que, podía ver la sociedad a través de un espejo, y mucho más allá, como es el mundo realmente en lo social, ver al hombre en sus estados más límites, el delincuente, a la persona que sufre, los problemas existentes. Se aprende a ver el mundo de forma más amplia, ver a las personas en sus necesidades y deberes.

¿A qué edad entro a los carabineros y cuál fue su motivación para ello?

A los 20 años ingresé, recién había salido del servicio militar, y no tenía oficio así que tomé  la primera opción que tuve.

¿Por qué decidió ser librero?

Hay que ganarse la vida en algo, era lo más fácil, no necesité capital, porque empecé con mis propios libros, y con la compra y venta de éstos, fui agrandando mi negocio, en la actualidad sigo con esta práctica.

¿Cómo inicio su primera librería, vende acá sus libros?

En 1968, después que me echaron de los carabineros por escribir mi primer libro Esto no es el paraíso, con lo que tenía me vine al 119 de San Diego y puse mi negocio, donde también vendía y vendo mis libros.

¿Cuántas librerías tiene hoy en día?

Tengo tres, donde trabajo yo en el 111, y en San Diego 119 las otras dos, también tengo un departamento donde tengo almacenadas varias obras, y  ahí  llevo sólo a algunos  clientes. Tengo alrededor de 200.000 libros almacenados en mis sucursales .

¿Es rentable tener una librería?

Sí, para mí lo ha sido. Primero porque todo lo que se lo he sacado de los libros y segundo porque me ha traído buenas ganancias.

¿Cómo ha conseguido las obras exclusivas que tiene acá?

A veces voy a remates de libros nuevos, pero yo selecciono y guardo todo lo que me llega. El valor de los libros se le asignan según las personas los buscan, entonces todo lo que colecciono y compro sirve .Lo que más tengo son libros antiguos.

¿Qué tipo de público concurre a comprar?

Viene de todo, joven, adulto,  pero de todas las personas que viene sólo un 10% sabe de lo que está buscando y compra.

¿Cuáles son los libros más vendidos?

Se vende de todo, si me dedicara a vender sólo novelas  me muero de hambre, tengo que tener de variedad  ya que así es como me va bien. Lo que poseo más es de autores chilenos y lo que se llevan a diario son Isabel Allende, Gabriel García Marques, Cortázar. 

¿Cuáles son los precios en que oscilan los libros, del más barato al más caro?

Desde los 500 pesos, los que están en oferta, hasta los 200.000 las primeras ediciones. Pero por lo general  los precios van de los 5.000 a los 15.000 pesos.

En su opinión, ¿Cuál es la diferencia entre las librerías de obras usadas  y las de nuevo,  y qué es lo que se puede encontrar en su librería?

Las de nuevo tienen lo mismo en cada una, al entrar a una se entra a todas y en las de libros usados se puede encontrar obras únicas que no tienen otros lugares, las de viejo marcan la diferencia.

En mí librería se vende de todo, pero en especial literatura chilena, teatro, filosofía, psicología, economía, libros técnicos no.

¿Todas sus novelas son policiales o ha desarrollado otros temas?

No creo que mi literatura abarque sólo esa área, aunque en mis obras teatrales varios más de temas.

¿Cómo definiría UD. su estilo literario?

Como Realismo Urbano.

¿Qué  tiraje tienen sus libros, y  cuál ha sido su obra más vendida?

Mis  primeros  trabajos  tuvieron  1.000 ejemplares. Mi obra más vendida fue Esto no es el paraíso con 35.000 libros vendidos, y nunca pude repetir ese éxito, sólo en teatro. Ahora el 21 de octubre comienza a darse en el teatro nacional el rucio de los cuchillos.

¿Es usted propietario de una editorial  y si es así a qué autores tiene?

No, Cuando joven edite a  Tellier  y a Claudio Arenas, en mi tiempo de carabinero, ahí me hice conocido por eso .En esa época me entrevistaron de la revista brasilera O Cruzeiro  y ahí fue donde empecé a conocer escritores  y me proponían que escribiese, que como era carabinero debía tener mucho que contar, y les hice caso.

¿Cuál diría Ud. qué es la obra  más  extravagante en su librería?

Las obras completas de Hesíodo en griego y latín, editado en Berne el siglo XVI. También tengo de Federico García Lorca Poeta en New York, pero esa es  mi reliquia, no lo vendo.

¿Cuáles son sus escritores preferidos?

Me gusta Dostoievski, Thomas Mann, aunque más que los autores son las obras las que me interesan.

¿Está trabajando en alguna obra actualmente?

Sí, trabajo en una obra que será para teatro y también  libro.

Tiene UD. fechas para escribir, como Isabel Allende  o sigue alguna rutina?

Escribo cuando no tengo nada que hacer, cuando me llega la inspiración y en el último tiempo llegó muy cansado del trabajo así que escribo en las mañanas. De Isabel Allende no la leo ni hablo de ella.

¿Hasta qué edad será escritor, Piensa acogerse a algún retiro?

No voy a retirarme ni de escritor, ni de librero, excepto que ya no pueda.


Itsukushima Shrine.


Manuel Antonio Campuzano y Peralta.

Manuel Antonio de Campuzano y Peralta (1728, Santander-1786, Segovia). Noble español, IV conde de Mansilla, gentilhombre de Cámara, bibliófilo.

Familia y servicio real.

La casa de los Campuzano que daría lugar a los condes de Mansilla tiene su solar en las cercanías de la cántabra Torrelavega. Ya en el siglo XVI destacaban y en la centuria siguiente se hace I conde de Mansilla, en 1689, a Antonio de Campuzano y de la Riva, nacido en 1635. Debió morir pasado 1700 pues en 1698 funda una capellanía. Estuvo en Guatemala y allí hizo fortuna, asentándose en Santander al regresar a la península. El Mansilla que nos ocupa era hijo de Manuel Antonio de Campuzano y Junco, III conde de Mansilla, afincado en Santander, y de Antonia de Peralta y Menéndez, de familia notable arraigada en Segovia. 
A los 17 años es caballero de la Orden de Santiago, luego militar, capitán de regimiento, y en 1750 ya es gentilhombre de Cámara de Fernando VI, conservándose su expediente en el Archivo General de Palacio.​ Fue también coronel de milicias de Segovia. De esta ciudad era asimismo su prima hermana Ana María de Peralta, con la que casó en 1747, siendo hija única. El lazo con los Peraltas segovianos era así muy estrecho al casar padre e hijo con dos de ellas, parientes.
El mismo año de su muerte, en 1786, hizo pagos a otros nobles por los censos que tenían sobre sus estados, como el que hizo al marqués de Vallecerrato, Manuel Joaquín Cañas y Acuña.​ A tenor de diversos documentos, Mansilla siempre tuvo muchas deudas. Esta razón hubo de ser la causa principal de venta de la biblioteca familiar tras la muerte del conde. De hecho, se recoge en algunos estudios de historia de Segovia que "tuvo suntuosísimo entierro en la capilla de la Santísima Trinidad" de la ciudad.

La librería de Mansilla.

No se sabe con certeza si la biblioteca, que estaba en Segovia, se empezó a formar allí, por los Peraltas, o la llevaron desde Santander los Campuzano, más bien parece lo primero pues los Peralta segovianos, asentados en la ciudad desde 1623, eran de cuantioso patrimonio, que les venía de los Martínez de Peralta originarios de la castellana Simancas y que estuvieron en América (en El Callao de Lima, Charcas, y en ciudades de Chile). 
Los Martínez de Peralta habían sido oidores en Audiencias, los Peraltas posteriores regidores en Segovia y no eran en efecto personas ajenas al saber impreso. Pero sí sabemos que el IV conde, el gentilhombre de Cámara, fue bibliófilo pues tuvo su exlibris, que puso en todos sus libros.


El exlibris es su escudo con las armas de los Campuzano, de los Peralta, y de alguno de sus linajes antecesores. Cortado y partido, bajo corona nobiliaria y sobre cruz de Santiago, se describe: 1º, De gules, un castillo de oro acostado de dos flores de lis de lo mismo; De azur, una montaña de su color, y en ella una cueva de la que sale corriendo un can de sable (Campuzano); 2º, Medio partido, De azur, cruz flordelisada de oro; De plata, águila explayada de sable; De gules, torre de plata (Campuzano); 3º, De gules, un grifo rampante de oro, alado y armado de azur, bordura de gules con cadena de Navarra de oro (Peralta); De plata, nueve armiños de sable puestos en tres palos de tres, bordura de gules con ocho calderos de sable (Cifuentes); al exterior, como reflejo de su condición militar, se hallan estandartes y tambores, y en lo alto el moto en filacteria Ars longa vita brevis, la célebre frase aforística originaria de Grecia, de Hipócrates, y muy usada en la antigua Roma.
La encuadernación de los libros con esta procedencia es, muy mayoritariamente, en una pasta granitada o moteada sencilla con someros nervios en la lomera y un tejuelo rosa. La sensación que transmiten las piezas es de haber sido todas encuadernadas en un taller local segoviano, desconocido, solvente de ejecución pero no de nivel por ausencia de hierros u otros elementos artísticos. El exlibris no suele ir en contratapas sino al vuelto de hoja de guarda o de portada.

El ingreso de la librería de Mansilla en la Real Biblioteca.

Carlos IV tuvo sin duda conocimiento de la biblioteca del conde debido al trato que tuviera con él como gentilhombre de Cámara. Tras morir el conde en 1786 se hubo de adquirir poco después, en un momento de compras importantes por parte del todavía Príncipe de Asturias para la Librería de Cámara real. Por un memorial de 1790 de Manuel Antonio Álvarez, que sirvió en la Real Biblioteca, se sabe que ya entonces estaban los libros de Mansilla en ella y, según se deduce, desde hacía unos años, yendo el mismo a Segovia a traerse dicha librería, como se dice.
​ La clave nos la da un testamento de 1793, el de Antonio Alfonso de Campuzano, "hijo legítimo y único", como declara en el mismo, del IV conde y de doña Ana de Peralta. Esta, su madre, vendió la biblioteca al rey según se dice en el mismo:
"...la Librería, que la ha vendido mi señora madre después de la muerte de su Esposo y mi Padre, a nuestro Augusto Soberano el Señor Don Carlos Quarto en ocho mil Ducados, que porque sin duda balía mucho más la gratificó S.M. con un Relox de oro guarnecido de brillantes de tres esferas y otras barias Alajas...".
 Es decir entre 1786 y 1790, más bien muy al poco de morir el conde, debió de comprarla Carlos de Borbón que, tan amante de los relojes, quiso agradecer la venta de la librería a la viuda -muerta en 1803- con uno, seguramente de su propia colección.
Fueron esos años ochenta capitales en adquisiciones para la Librería de Cámara. Entonces, por ejemplo, se cierra el trato con el VIII marqués de Malpica, Manuel Fernández de Córdoba de la rica biblioteca del I conde de Gondomar, Diego Sarmiento de Acuña, aunque hasta casi veinte años después no se hace efectivo el pago, por parte de Fernando VII a costa de su bolsillo real privado,​ ingresando esta en 1806.

Piezas notables de Mansilla en la Real Biblioteca.-

Su biblioteca fue elogiada por Campomanes y constaba de más de 1 500 volúmenes pues esta es la cifra presente hoy de registros en IBIS, la base de datos de la Real Biblioteca, equivalentes a más volúmenes pues cada registro es una obra y evidentemente las hay en multivolumen​ y se hallan ejemplares con dicho exlibris en otros importantes depósitos librarios, como la Biblioteca Nacional de España o la Biblioteca Histórica Marqués de Valdecilla, de la Universidad Complutense de Madrid.​ El que estos libros no se hallen hoy en la Real Biblioteca debió deberse sin duda a que ya existían esas ediciones en la misma, caso de las dos mencionadas.
Relevantes ejemplares de la Real Biblioteca tienen procedencia Mansilla. Incluso, se ha especulado en que la pieza que contiene La Celestina en su fragmento manuscrito más antiguo conocido venga de los Peralta segovianos Con total certeza, algunos incunables sí que tienen dicha procedencia vía Mansilla, con su exlibris, al igual que muchos impresos de los siglos XVI y XVII.
 Entre los incunables, podemos mencionar al Fasciculus temporum de Wernerius Rolewinck en una edición veneciana de 1485 (I/197), que es uno de los incunables ilustrados más célebres y que fue el primer incunable ilustrado español en 1480; las Vidas de Plutarco en la famosa edición en folio de los compañeros alemanes de Sevilla, 1491 (I/59-60); o un incunable español de Burgos, Fadrique de Basilea, 1497, la Defecerunt o suma de confesión de Antonino de Florencia, en I/156. Sin duda, la colección bibliográfica merece un estudio de conjunto propio y comparativo con el de otras bibliotecas nobiliarias dieciochescas.


 El condado de Mansilla es un título nobiliario español, otorgado el 30 de marzo de 1689 por el rey Carlos II, a favor de Antonio Campuzano y de la Riva-Herrero, natural de Santander, Regente de la Real Audiencia de México.

TitularPeriodo
Creación por Carlos II
IAntonio Campuzano y de la Riva-Herrero1689-1700
IIJuan Francisco Campuzano y Acevedo1700-
IIIAntonio Manuel Campuzano y Junco
IVManuel Antonio Campuzano y Peralta
VAntonio Alfonso Campuzano y Peralta
VIFrancisco de Sales Campuzano y de Llanes
VIIFrancisco de Paula de Gandarillas y Campuzano
VIIIFrancisco de Paula de Gandarillas y Díaz de Mendoza
IXBonifacio de Campuzano y Rodríguez
XJoaquín Campuzano y Avilés
XIFelipe Campuzano y Calderón
XIIJoaquín Campuzano y Pérez del Molino
XIIIInés Campuzano y Cobo1996


Campuzano de la Riva-Herrera, Antonio de. Conde de Mansilla (I). Cuchía (Cantabria), 26.II.1635 – Santander (Cantabria), c. 1700. Regente de la Real Audiencia de México.

Antonio de Campuzano nació en el pequeño municipio de Cuchía, perteneciente a la provincia de Santander, en el seno de una distinguida e ilustre familia.
Sus padres fueron Toribio de Campuzano y Trasgallo Cavasa, natural de Cuchía y primer señor de Cerezo, y Ana de la Riva-Herrera y del Río, natural del municipio santanderino de Gajano.
Su infancia transcurrió en la provincia de Santander, donde mostró una fuerte inclinación hacia la carrera de las armas. Con apenas veinte años, solicitó una real licencia para pasar a Indias; allí se estableció en la ciudad de Guatemala, donde conoció a María de Acevedo y Herrera y, poco después, dispuso su matrimonio (c. 1658).
Tras el nacimiento de su hijo primogénito, Francisco (c. 1661), trasladó su residencia a la ciudad de México, donde ejerció el empleo de oidor de la Real Audiencia de esta ciudad y recibió de la mano del Rey merced de hábito de la Orden de Santiago (1667). Su prestigio e impecable carrera en la Audiencia de México lo elevaron a regente de dicha Real Audiencia, empleos por los que obtuvo el reconocimiento del rey Carlos II, que le otorgó un título de Castilla con la denominación de conde de Mansilla (30 de marzo de 1689).
Tras haber acumulado una considerable fortuna en México, al fallecer su esposa María regresó a España y se estableció en la ciudad de Santander. Allí conoció a su nueva mujer, Francisca de Velarde, con la que construyó una gran casa solar, con torreón y oratorio, en cuya fachada principal mandó labrar en piedra las armas de su familia. Su incansable afición a la lectura le llevó a convertirse en uno de los mejores bibliófilos de su tiempo, almacenando entre su gran biblioteca raros ejemplares, con los que en sus últimos años dotó buena parte del fondo de la Biblioteca Real de Madrid.
Su profunda religiosidad y sus fuertes vínculos con la Compañía de Jesús le llevaron a realizar numerosas obras pías, entre ellas la fundación de una capellanía de cinco misas semestrales (24 de diciembre de 1698) en la iglesia del Colegio de la Compañía de Jesús en Santander, donde poseía una tribuna para oír la Santa Misa y un oratorio con enterramiento propio, bajo la advocación de Nuestra Señora del Pópulo, en el crucero lateral de la epístola, donde mandó su sepultura un año después (c. 1700).

Fuentes: Archivo Histórico Municipal de Santander, Protocolos notariales, año 1699, leg. 3210; Biblioteca del Palacio Real de Madrid, Conde de Mansilla; Archivo Histórico Nacional, Exps. Órdenes Militares, Orden de Santiago, exp. n.º 1466, año 1661; Expedientillos, n.º 3792; Archivo General de Indias, Escribanía de Cámara de Justicia, Pleitos del Consejo, Sign. Escribanía_1043B y 1046C, Pleitos Gobernación de Cartagena, Sign. Escribanía_578ª, Pleitos Casa de Contratación, Sign. Escribanía_1092C, Catálogo de Pasajeros de Indias, Sign. Pasajeros_L.14, E.1748; Archivo de la Nobleza (Archivo Histórico Nacional) (Toledo), Secc. Vizcondes de Altamira de Vivero, C.92, año 1768; Archivo del Ministerio de Justicia, Títulos de Castilla, Conde de Mansilla, año 1689 Madrid; Archivo Privado de la Familia Contreras-Saro (Sevilla), Secc. Linaje Campuzano.


Nota: Cuchía es una localidad del municipio de Miengo (Cantabria, España). Cuchía está situado a 2 kilómetros de Miengo (capital municipal). La localidad cuenta con 621 habitantes (INE 2018). 


Miengo es un municipio y localidad de la comunidad autónoma de Cantabria (España). En 2010 contaba con una población de 4540 habitantes, frente a los 3867 habitantes en 2005 (INE). Limita al norte con el Mar Cantábrico, al oeste con la Ría de San Martín de la Arena, a cuya otra orilla se encuentra Suances, al sur con Polanco y al este con Piélagos.


CAMPUZANO. 


ORIGEN Y SIGNIFICADO 

Aunque se conoce el lugar de procedencia, no hemos encontrados en las fuentes heráldicas las circunstancias de la aparición del apellido. En todo caso, se trata de un apellido que tuvo su origen en Castilla (de las montañas de Santander) y que posteriormente se repartió por otras zonas de la Península Ibérica. Una rama pasó a Chile y otra a Catalunya. 

APELLIDOS DERIVADOS

 Las derivaciones del apellido proceden, muchas veces, a partir de una pluralización o femenización del mismo. En el caso del apellido Campuzano existe el derivado Campusano, establecido principalmente en Chile. 

LINAJE E HISTORIA 

No hemos encontrado en las fuentes documentales escritas referencias propias del apellido. Así, hemos de pensar que el apellido tuvo una evolución reciente. Cuando indicamos esta evolución nos referimos que el apellido probablemente no existía en la época medieval y fue en la época más moderna cuando apareció y evolucionó. Su desarrollo no se limitó en los lugares donde apareció, sinó que se extendió por amplias zonas de habla hispana.
 Así pues, el apellido Campuzano, todo y ser de origen más o menos reciente, se encuentra representado en la Península Ibérica y en diversos paises de América Latina. Se trata de un linaje castellano, del lugar de su nombre, ayuntamiento y partido judicial de Torrelavega (Santander), desde donde se extendió por toda la Península. En Catalunya, según Alcover-Moll, el apellido Campuzano se encontraba a principios de siglo en las poblaciones siguientes: Palma de Mallorca, Barcelona y Sabadell. 

ARMAS 

Escudo del condado de Mansilla

Las armas principales del apellido, según detalla Fernando González-Doria, son cortadas: 1º, en campo de gules, con un castillo de oro, y acostado de dos flores de lis del mismo metal, y 2º, en campo de azur, una montaña de su color, y en ella una cueva, de la que sale corriendo un perro de sable. Estas armas se encuentran relacionadas en el "Diccionario heráldico y nobiliario de los reinos de España", en la página 480. Los de Castilla la Nueva y América traen: En campo de gules, un castillo de plata, aclarado de azur y acostada de dos flores de lis de oro. 

TOPONIMIA

 Unicamente nombra el lugar de Campuzano, en Torrelavega (Santander). 

EL APELLIDO HOY

 Ya hemos señalado que el apellido Campuzano se encuentra repartido por diversas zonas de la Península Ibérica y en paises de América Latina, principalmente en Chile. Cabe añadir que a pesar de su distribución regular, el apellido Campuzano no es muy frecuente. 
Hay, en toda España, unas 450 familias que tienen el apellido. Al existir pocas familias que lleven el apellido es lógico pensar que todas ellas proceden de un tronco común, aspecto que no se cumple en el caso de los apellidos "patronímicos" que son más abundantes y tienen diversas ramas con distintos orígenes.


Ex libris de Antonio Fernández de Córdoba y Folch de 
Cardona Anglesola y Requesens.


Antonio Fernández de Córdoba y Folch de Cardona Anglesola y Requesens.

[Escudo de armas de Antonio de Cardona, Duque de Sessa y Soma]

Departamento: Calcografía Nacional
Nº Inventario: AC-03273
Nº Inventario antiguo: 10619
Colección: Colección Antonio Correa
Series: Heráldica
Procedencia: Donación
Materia: Escudo Heráldico; Escudo Nobiliario
Lugar de edición: Barcelona

Anotaciones manuscritas: A la derecha de la imagen: (?)osa Casa/ impt Barna
Inscripciones: Sobre la imagen, impreso: COMPVESTO POR EL MAESTRO F. MARCO ANTONIO DE CA-/ mos, PRIOR del Monasterio de S. Agustin de Barcelona./ Con quatro Indices necessarios y copiosos.
Bajo la imagen, impreso: CON LICENCIA/ [e]n Barcelon[a] [en] el M[onasterio] de S[an Agustín]

Observaciones: Antonio Fernández de Córdoba y Folch de Cardona Anglesola y Requesens, nacido en Lérida en 1550 y muerto en Valladolid en 1606, fue un diplomático, consejero de Estado y de Guerra. Destaca su actividad como embajador ante la Santa Sede durante los reinados de Felipe II y Felipe III.


Antonio Fernández de Córdoba y Folch de Cardona Anglesola y Requesens.

Biografía

Fernández de Córdoba y Folch de Cardona Anglesola y Requesens, Antonio. Duque de Sessa (V). Bellpuig (Lérida), 3.XII.1550 – Valladolid, 6.I.1606. Diplomático, consejero de Estado y de Guerra.

Hijo segundogénito de Beatriz Fernández de Córdoba, IV duquesa de Sessa como hermana del III duque, Gonzalo, gobernador que fue de Milán, y de Fernando Folch de Cardona, II duque de Soma. Su madre le hizo en vida cesión de sus títulos, provenientes de su tía materna Francisca Fernández de Córdoba y de la Cerda, marquesa viuda de Gibraleón y él, además, heredó el ducado de Soma por fallecimiento de su hermano mayor, que fue el III del título, así como el ducado de Baena, el condado de Cabra y el vizcondado de Iznájar a la muerte de su tía Francisca en 1597.
Se crió en el palacio familiar de Bellpuig y cursó sus estudios en la Universidad de Lérida. Ya en la Corte de Madrid, fue menino de la infanta Juana de Portugal, hermana de Felipe II. Después acompañó a su tío Gonzalo a Italia y en la expedición que aquél emprendió a Túnez.
En 1590, Felipe II lo nombró embajador ante la Santa Sede, donde fue recibido con los honores que evocaba la memoria de su abuelo, también duque de Sessa y embajador en Roma, y de su bisabuelo, el Gran Capitán. Fue precisamente en esa ocasión cuando se le transmitió el ducado de Sessa. En Roma debía suavizar la difícil relación que por aquellos años endurecía los tratos. El embajador conde de Olivares se había distinguido allí por la energía de un duro carácter, que lo había hecho chocar con el también inflexible papa Sixto V. El 21 de julio de 1590 llegó a Roma el duque de Sessa como embajador extraordinario, con el fin de actuar primero conjuntamente con Olivares y luego sucederle en el puesto.
Sessa pudo por ello representar un vivo contraste con su antecesor, a causa de su modo de ser más dúctil, que hizo que fuese llamado el Duque de Seso, combinando su título nobiliario con su buen juicio y cordura. Dice de él Cabrera de Córdoba que su “prudencia y blando trato tenía más sosegado el ánimo del Pontífice Sixto”. No faltaron, pese a ello, las discusiones, a veces de enconado carácter, como cuando el Papa reprochó al embajador:
 “¿Queréis saber más de Teología que Nos?”.
Tras la muerte de Sixto V tuvo que empeñarse continuamente el duque de Sessa para favorecer las candidaturas al solio pontificio de cardenales amigos de España. Hubo de hacerlo en los cuatro subsiguientes cónclaves, que se produjeron uno tras otro en corto intervalo por la brevedad de los pontificados sucesivos.
Fueron los que elevaron al solio a Urbano VII (1590), Gregorio XIV (1590), Inocencio IX (1591) y Clemente VIII (1592).
Correspondió desde luego al duque mantener ante la reticente curia romana las reclamaciones de Felipe II en relación con la guerra de religión en Francia, solicitando una más activa participación papal, así como la excomunión de los partidarios de Enrique de Navarra, exigencias que el Papa procuraba eludir.
La injerencia del embajador en los cónclaves, tenida por ilícita por parte de teólogos de la curia, originó en 1593 una controversia, en la que el duque de Sessa hubo de emplearse para vindicar los derechos que asistían al Rey Católico, a fin de favorecer y propugnar las elecciones de dignos pastores de la Iglesia, dejando incólume la libertad de voto. Por lo demás, no faltaron, durante el pontificado de Clemente VIII, motivos de roces y divergencias, especialmente en la pugna que dirimía en Francia la sucesión del trono.
Las gestiones de Enrique de Navarra (futuro Enrique IV de Francia) para hacerse reconocer por Roma causaron comprensibles sinsabores a la embajada de España ante el Papa, hasta que la conversión y entronización definitiva de Enrique, seguidas de la Paz de Vervins con España, pusieron fin a la contienda civil en Francia.
Después del fallecimiento en 1598 de Felipe II, cuyas exequias solemnes hubo de organizar el duque de Sessa en Roma, su hijo y sucesor, Felipe III, lo mantuvo como embajador en Roma. En tal calidad, acompañó a Clemente VIII a Ferrara, donde el Papa iba a tomar posesión del feudo vacante que pertenecía a la Santa Sede, y allí cupo al duque el honroso cometido de intervenir en los dos simultáneos enlaces dinásticos españoles, celebrados entonces por poderes en Ferrara, oficiados por el propio pontífice Clemente VIII. Fueron el de rey Felipe III con la archiduquesa Margarita de Austria, por un lado, y del archiduque Alberto con la infanta Isabel Clara Eugenia, hermanastra del Rey, por otro. En tal ocasión, Sessa representó por procuración a la infanta. El 6 de abril de 1601 tuvo también Sessa la satisfacción de ver en Roma la canonización de Raimundo de Peñafort.
De que la embajada en Roma era el centro de la actividad diplomática da prueba el hecho de haberse ocupado asimismo el duque de mantener tratos con un enviado especial de Jacobo de Escocia, por entonces pretendiente a ser reconocido rey de Inglaterra a la muerte de Isabel I, para lo que aspiraba a obtener el apoyo de Felipe III de España. Sessa recibió al enviado escocés lo reexpidió a la Corte española, a la cual dio cuenta de los tratos.

Eran, por otra parte, aquellos tiempos los del contraste entre la política de paz de Felipe III y los ataques que a la Monarquía hispana se inferían de todas partes en Europa. Sessa, desde la incomparable atalaya de Roma, tuvo ocasión de advertirlo, como él mismo señaló en carta a su amigo Baltasar de Zúñiga, embajador en París, en 1600:
  “Verdaderamente creo que gradualmente nos estamos convirtiendo en el blanco al que todos quieren asaetear”. 
Correspondió al duque contribuir a mantener el prestigio y la autoridad de España (o, como entonces se usaba decir, su “reputación”) en el eje de la política europea, que pasaba por la sede del Papado y el corazón de Italia.
Disfrutó, desde luego, de elevado prestigio personal en Roma, pues “la alta estimación de su grado y de su nacimiento le adquirieron en Italia grandes alabanzas”, al decir de Salazar y Castro.
A su petición de relevo, Felipe III le ofreció o bien permanecer en Roma, o bien ser nombrado gobernador del Milanesado, o bien ocupar en la Corte el cargo de mayordomo mayor de la reina Margarita y, además, una plaza en el Consejo de Estado. Fueron estos dos honrosos puestos en la Corte lo que el de Sessa escogió, por cuanto deseaba regresar a España.
En 1603 dejó la embajada de Roma, donde a causa de los citados repetidos cónclaves y pontificados de corta duración había estado acreditado ante los papas Sixto V, Urbano VII, Gregorio XIV, Inocencio IX y Clemente VIII. En 1604 se embarcó rumbo a España en las galeras del duque de Tursi, que lo hospedó en su palacio de Génova.
Sucedió a Sessa en la embajada en Roma el marqués de Villena y duque de Escalona, mientras Sessa ocupaba sus puestos en la Corte.
Poco después, sin embargo, habiéndose agudizado la mala relación que desarrolló el marqués de Villena con el papa Clemente VIII, a éste solicitó a Felipe III, en 1605, que volviese a enviar a Sessa como embajador en Roma por segunda vez. Falleció poco después el Papa y también su efímero sucesor León XI, con lo que el proyecto no se vio realizado; en cualquier caso no hubiera tenido efecto por cuanto el duque murió al año siguiente, 1606 en Valladolid. Dejó deudas por valor de 80.000 ducados, según referencia de Cabrera de Córdoba. Fue primeramente sepultado en el monasterio del Carmen Descalzo de Valladolid y trasladado luego a la capilla mayor de su convento de Dominicas de Baena.
Había casado el 19 de julio de 1578 con su prima segunda Juana Fernández de Córdoba, Cardona y Aragón, hija de Diego Fernández de Córdoba, III marqués de Comares y alcaide de los Donceles y gobernador de Orán, y de Juana de Aragón Folch de Cardona, IV duquesa de Segorbe y de Cardona, condesa de Ampurias y de Prades, marquesa de Pallars, “cuya virtud cristiana, valor propio y heredado y cortesía general puede servir de norma y dechado a cualquiera que deseare perfección cristiana”, a juicio de lo referido por Vicente Espinel en su Vida del escudero Marcos de Obregón.
Fernández de Córdoba fue consejero de Estado y de Guerra y gran almirante de Nápoles. Había acumulado los títulos de V duque de Sessa, de Andria y Santángelo, IV de Soma y III de Baena, VII conde de Cabra y de Palmaos y de Oliveto, de Avellino y de Trivento, vizconde de Iznájar, barón de Bellpuig, Liñola y Calonge, además de varios señoríos (Villa Mencía, Rute, Zambra). Era comendador de la Orden de Calatrava en sus casas de Sevilla y Niebla. El papa Clemente VIII confirmó, en sendas Bulas de 1592 y 1596, los privilegios de la Santa Sede disfrutados por sus antepasados. Heredó los varios títulos su hijo Luis, VI duque de Sessa.

Bibl.: F. X. Garma y Salcedo, Theatro universal de España: descripcion Eclesiastica y Secular de todos sus Reynos, y Provincias en General y Particular [...], t. IV, Madrid, 1751, pág. 71; F. Fernández de Bethencourt, Historia Genealógica y Heráldica de la Monarquia Española Casa Real y Grandes de España, vol. VII, Madrid, Enrique Teodoro, 1897-1920, págs. 109- 119 (ed. en Sevilla, Fabiola de Publicaciones Hispalenses, 2001-2003, 10 vols.); L. Pastor, Historia de los Papas desde fines de la Edad Media, vol. XXI: Sixto V (1585-1590), Barcelona, Gustavo Gili, 1910-1952; M. González-Hontoria, Los embajadores de Felipe II junto a la Silla Apostólica (Conferencia en la Escuela Diplomática), Madrid, 1944; F. Barrios, El Consejo de Estado de la Monarquía Española, Madrid, Consejo de Estado, 1984, págs. 343-344; M. Á. Ochoa Brun, Historia de la Diplomacia Española, Madrid, Ministerio de Asuntos Exteriores, vol. VI (2000), págs. 218 y ss.; vol. VII (2006), págs. 159 y 162.


Fernández de Córdoba.
Escudo de armas de Gonzalo Fernández de
Córdoba, I duque de Sessa, "el Gran Capitán"

El humanista cordobés del Siglo de Oro Francisco Fernández de Córdoba, abad de Rute, escribió una prolija historia de su propia familia, repleta de nombres ilustres. El manuscrito, inédito durante siglos, le salió extenso, de tal modo que cuando se publicó en el siglo XX ocupó más de 400 páginas. Allí arrancaba el religioso con modestia su relato, al afirmar que «la natural obligación a la patria y los progenitores me han movido a emprender obra digna de mejor arquitecto». También explicaba que «ésta es la descripción de la Casa de Córdoba , cuyos hijos, con el lustre de sus hazañas, han subido de punto el de este ciudad, origen de su nombre, si famosa antes por sí, hoy por ellas famosísima entre todas las del mundo».

En campo de oro, tres fajas de gules.

Armas primitivas de la grande casa andaluza.

F: Atienza


Se entiende tal modestia del abad si se comprueba por ejemplo que en el directorio de biografías que la Real Academia de la Historia ofrece en su web a más de 140 referencias a personajes que han llevado tal apellido, muchos de ellos con nombres similares y que se entrelazan en varias líneas nobiliarias distintas. No hay duda de que el más famoso de ellos es el ilustre militar montillano Gonzalo Fernández de Córdoba , el Gran Capitán que brillase al servicio de los Reyes Católicos, pero lo cierto es que él sólo fue un eslabón valioso en una cadena repleta de anécdotas y de personajes singulares.

La vigencia de la familia Fernández de Córdoba sigue aún hoy y es frecuente encontrar el apellido asociado a numerosos títulos nobiliarios o a profesionales de diversa índole. Los descendientes de la Casa de Córdoba también se reúnen de forma periódica y disponen de una web en la que cuelgan documentos sobre su pasado. Uno de los textos más completos se debe al Conde de Gondomar, Enrique Fernández de Córdoba y Calleja, que glosó hace unos años en un trabajo los orígenes de la Casa de Córdoba y apuntó las biografías de sus hombres y mujeres más destacados. 
El autor afirmaba ahí «que el apellido Fernández de Córdoba es, seguramente, el que más ha intervenido en la Historia de España y el que ha aportado más importantes servidores a la Corona Española a lo largo de los siglos, al menos desde el año 999, o sea, desde hace 1015 años». 
Se preguntaba de hecho «si habrá en Europa apellidos» ajenos a dinastías reales «que en esos aspectos superen al nuestro en sus respectivos países».

Para defender tal afirmación, explicaba que los antepasados de los Fernández de Córdoba «emparentaron por matrimonio con nueve Reyes de Portugal, León, Castilla y Aragón». Y añade que «desde 1330 hasta 1931, durante 601 años, ha habido algún Fernández de Córdoba ocupándose de la seguridad personal del Rey, hasta 1711 como Alcaide de los Donceles y, luego, hasta que Alfonso XIII marchó al exilio, en la Escolta Real». Hay en la familia a lo largo de los siglos más de 20 personas condecoradas por la Casa Real con el Toisón de Oro. También, por medio de su ramificación americana y durante el siglo XIX, un presidente del Consejo de Ministros de la República de Perú, Alberto Elmore Fernández de Córdoba, o un obispo colombiano, Juan Vicente Fernández de Córdoba.

La Casa de Sessa es una casa nobiliaria española originaria de la Corona de Castilla, fundada por El Gran Capitán, segundogénito del V Señor de Aguilar, de la Casa de Aguilar-Priego. Entre los títulos de la casa estaban, además del propio Ducado de Sessa, otros ducados otorgados al Gran Capitán por los Reyes Católicos en el Reino de Nápoles, como el Ducado de Santángelo, el Ducado de Terranova, el Ducado de Andría y el Ducado de Montalto. Asimismo en el Reino de Granada la casa poseía el Estado de Órgiva (en la antigua Taha de Órgiva) y el lugar de Busquístar, en la antigua Taha de Ferreira.1​ Tras el casamiento de la II duquesa de Sessa con el IV conde de Cabra y su accidentada sucesión, la Casa de Sessa quedó incorporada a la Casa de Cabra.



La Casa de Cabra, también llamada Casa de Baena, es una casa nobiliaria española originaria de la Corona de Castilla, formada sobre una rama de la Casa de Aguilar-Priego. Su nombre proviene del Condado de Cabra, otorgado el 2 de noviembre de 1455 por Enrique IV a Diego Fernández de Córdoba y Montemayor.

Escudo

El escudo de la Casa de Cabra proviene de los escudos de la Corona de Aragón y de Castilla. Posteriormente, tras la Batalla de Lucena en 1483 en la que el II conde Cabra, Diego Fernández de Córdoba y Carrillo, capturó al emir granadino Boabdil, los Reyes Católicos le permitieron mostrar en su escudo las banderas de los ejércitos nazaríes confiscadas y la imagen del monarca musulmán encadenado por el cuello.

Historia

Cortado: 1: en campo de oro, tres fajas de gules; 2: en campo de plata el rey moro Boabdil el Chico, con una cadena al cuello moviente del flanco siniestro; Bordura del escudo con la leyenda en letras de sable: OMNIA PER IPSO FACTA SUNT.

Marqueses de Comares.

Sus señoríos jurisdiccionales estaban en el Reino de Córdoba. Entre los títulos de la casa estaban el propio Condado de Cabra y el Vizcondado de Iznájar, creado también por Enrique IV el 23 de octubre de 1466.​ Entre sus señoríos jurisdiccionales estaban Baena, Cabra e Iznájar.
Debido al matrimonio en 1518 entre Luis Fernández de Córdoba, IV conde de Cabra, y Elvira Fernández de Córdoba, duquesa de Sessa, la Casa de Cabra se unió a la Casa de Sessa, asimilando sus señoríos jurisdiccionales situados en el Reino de Granada y del Reino de Nápoles, al perder la Casa de Sessa su baronía. En 1566 el señorío de Baena fue elevado a Ducado de Baena por Felipe II al V conde de Cabra, Gonzalo Fernández de Córdoba.
En 1847 la Casa de Cabra consiguió enlazar con la Familia real española debido al matrimonio del XX conde de Cabra, José María Osorio de Moscoso, con la infanta Luisa Teresa de Borbón, prima de Isabel II y hermana del rey consorte Francisco de Asís.
El Condado de Cabra estuvo unido al Ducado de Baena durante varias generaciones excepto en dos ocasiones; sin embargo, esta unión quedó separada definitivamente cuando Vicente Pío Osorio de Moscoso y Ponce de León cedió el Ducado a su hija María Rosalía Osorio de Moscoso y Carvajal, permaneciendo el Condado en la línea primogénita.



Escudo del ducado de Cardona. Blasonado: "escudo partido: 1: cuartelado en sotuer: 1 y 4) en campo de oro cuatro palos de gules (Aragón); 2) en campo de gules tres cardos de oro (Cardona); 3) campo de azur sembrado de flores de lis de oro y lambel de tres pendients de gules en jefe (Anjou); 2: cuartelado en sotuer: 1 y 4) en campo de oro cuatro palos de gules (Aragón); 2 y 3) jaquelado de oro y sable (Urgel)."

Folch de Cardona.

El ducado de Cardona es un título nobiliario español, con grandeza de España inmemorial, creado en fecha desconocida de 1482 por los Reyes católicos, a favor de Juan Ramón Folch IV de Cardona y Urgel,​ V conde de Cardona.

Denominación

Su denominación hace referencia a la localidad de Cardona, (Barcelona).


Antecedentes

Inicialmente surgió el vizcondado de Cardona desde 1040, como señorío territorial, convirtiéndose posteriormente, ya con título nobiliario, en condado de Cardona, el 4 de diciembre de 1375, y finalmente elevado a ducado de Cardona en fecha desconocida de 1482.1​ El primitivo señorío del vizcondado de Cardona, nació a partir del vizcondado de Osona en el siglo xi, y a finales del siglo xv quedaría en manos de la familia Cardona.

Nota

El primitivo condado de Cardona, de 14 de diciembre de 1375 que luego dio lugar a este ducado de Cardona, es anterior y totalmente independiente del condado de Cardona que creó el Archiduque-Pretendiente Carlos de Austria el 1 de marzo de 1722 a favor de José Folch de Cardona y Eril, y que fue confirmado por Felipe V, con grandeza de España el 28 de octubre de 1727.

Escudo terciado en palo: 1: en campo de oro 4 palos de gules (Aragón); 2: cortado : 1) en campo de gules un castillo de oro, aclarado de azur (Castilla); 2) en campo de plata un león de gules (León); 3: cuartelado en aspa: 1&4) en campo de oro 4 palos de gules; 2&3) en campo de plata un águila de sable (Aragón-Sicilia)

Duques de Segorbe, condes de Ribagorza

Rama oriunda por bastardía de la Casa Real de Aragón

En un primero tiempo los hijos naturales de las casas reales de la Península ibérica obtuvieron escudos de armas cuyos componentes eran derivadas de las armas reales, pero organizados en una nueva composición, para indicar que fundaban una nueva casa que no era en sucesión legítima de la Casa Real (ver por exemplo Enríquez y Ayerbe). Desde el siglo xv, y primeramente en Aragón, la bastardía no se indica por un escudo nuevo pero por la organización de los cuarteles que componían el escudo real en un nuevo sentido, que conservaba una idea de pertenencia familial indefinido, muchas veces evitando el cuartelado simple y repetitivo signo de un derecho a la sucesión, por una organización terciada en palo o mediacortada y partida.

El linaje Cardona

La genealogía mítica sitúa los orígenes de la casa de Cardona, en su línea femenina, a partir de una alemana de Carlomagno, Argència, casada con Folc d'Anjou, personaje que, en realidad, vivirá un siglo más tarde.
Pero es a principios del siglo x cuando los Cardona entran en el escenario de la historia. En 911 Ermemir I, fundador del linaje, aparece por vez primera documentado en el testamento del conde Wifredo II Borrell. En 986, el conde Borrell II reedificó Cardona y sitúa sus habitantes bajo el patrocinio del vizconde Ermemir II, nieto de Ermemir I y hermano de Arnulf, obispo de Vich. Este obispo fue figura notable de su época, consejero del conde Ramón Borrell y amigo de Gerberto de Aurillac.
En este momento, los miembros del linaje todavía ostentan el título de vizcondes de Osona, si bien serán los primeros en tomar un nombre vizcondal propio, independientemente del condado donde ejercían sus funciones delegadas de los condes barceloneses. Entre el siglo xi y el siglo xv, los Cardona –vizcondes, condes y duques–, descendientes de los primitivos vizcondes de Osona, darán al país guerreros, almirantes, abades, obispos, cardenales, diplomáticos y consejeros reales.
Los vizcondes de Osona-Cardona contaban con importantes castillos como el de Tagamanent, Brull, Savassona –residencia de la familia–, Rupit y Caserras. La vinculación de los Cardona con el monasterio de San Pedro de Caserras es muy estrecha. Comenzando con la intervención de las vizcondesas de Osona, Ermetruit y Eugoncia, la mayoría de las mujeres de la familia Cardona lo van a proteger y fueron enterradas en este monasterio, construido encima del agua. La vizcondesa Almodis de Barcelona, mujer de Bernardo Amat I e hija del conde Ramón Berenguer II de Barcelona, es la última dama de Cardona que fue allí enterrada, en 1131. Su esposo, Bernardo Amat I de Cardona, que morirá un año después que su hijo Ramón Folch II (m. 1150) será el último vizconde de Cardona en ser enterrado en dicho monasterio, en 1151.

Su buena relación con los condados pirenaicos (Urgel, Pallars, Castellbó) con los que les unían vínculos de sangre, los llevó a desempeñar, tradicionalmente, un papel de mediadores entre la corona y los condados de la Cataluña occidental, evitando muchos conflictos. Este papel y el poder económico de las minas de sal, convertirá a los Cardona en un linaje de una influencia capital durante la Edad Media.
La casa de Cardona va a ser la única de los linajes de la antigua alta nobleza que superaría la profunda crisis económica y política que a finales de la Edad Media se abatirá sobre esta clase social.
En el siglo xii, la explotación de la sal de Cardona representaba una considerable fuente de riqueza y la influencia de la casa no dejó de aumentar. Bernardo Amat I de Cardona fue uno de los magnates que acompañarían al conde de Barcelona, Ramón Berenguer III –de quien era cuñado– a las Baleares, en 1114. El nieto de Ramón Folc II, Guillem I de Cardona, no luchó contra los cruzados de Montfort en Occitania pero capitaneó las gestiones con el papado tendentes al retorno de Jaime I el conquistador a Cataluña y posteriormente formó parte del consejo de regencia del mismo mientras este era aún menor de edad.

Su influencia política y económica y la implicación constante en los asuntos de la corona les hará pasar de vizcondes a condes de Cardona en el siglo xiv, privilegio concedido por Alfonso el Magnánimo, y de condes a duques de Cardona un siglo más tarde, privilegio concedido por los Reyes Católicos a Joan Ramón Folc IV de Cardona, casado con la tía del rey Fernando II de Aragón.
Entre los personajes de la familia destacaron también Pedro de Cardona (m. Alcover, 1530), obispo de Urgel, arzobispo de Tarragona, Presidente de la Generalidad de Cataluña y virrey de Cataluña.
La familia tuvo diversas ramificaciones, entre las que destacan la siciliana de los vizcondes de Mazzarone (fundada por Ramón de Cardona y Ampurias, hijo de Ramón Folc V de Cardona); la de los señores de Torà (fundada por Bernado Amat de Cardona y Ampurias, hermano del anterior); la de los señores de Bellpuig, duques de Soma y duques de Sessa y condes de Palamós (fundada por Hugo de Cardona-Anglesola y de Luna, hijo de Hugo II de Cardona); y la de los Cardona-Borja, que ostentaron el marquesado de Castellnou y algunos de ellos llegaron a ser príncipes del Sacro Imperio Germánico.
La falta de sucesión masculina y los enlaces matrimoniales que se produjeron en el siglo xvi los entroncan con familias castellanas y el ducado de Cardona con grandeza de España desde tiempos inmemoriales, se integra con el ducado de Segorbe y, más tarde, en el ducado de Medinaceli, hasta que en el siglo xx el XVIII duque de Medinaceli se lo cede a su tercera hija: Casilda Fernández de Córdoba y Rey volviendo a ser rama independiente.


 Anglesola. 

Escudo partido: 1: cuartelado en aspa: 1& 4) en campo de oro cuatro palos de gules (Aragón); 2) en campo de gules tres cardos de oro (Cardona); 3) campo de azur sembrado de flores de lis de oro y lambel de tres pendientes de gules en jefe (Anjou-Sicilia); 2: en campo de oro cuatro vibradas de sable (Argensola).

Rama segunda de la gran casa catalana de los vizcondes de Cardona; duques de Soma.

El apellido Anglesola tiene un origen catalán y proviene del topónimo Anglesola, una localidad de la provincia de Lleida, en Cataluña, España. El topónimo hace referencia a una antigua villa que se encuentra en la comarca de la Segarra.
Se cree que el apellido Anglesola se originó a partir de los linajes de los antiguos señores feudales de la villa de Anglesola. Estos adoptaron el nombre como apellido para distinguirse de otras familias. A lo largo del tiempo, el apellido se ha mantenido y ha pasado de generación en generación, convirtiéndose en una parte importante de la historia y la identidad de muchas personas.
El origen del nombre de Anglesola proviene del vocablo catalán "anglesa" o "anglosa", que significa "angosta". Esta denominación puede hacer referencia a la ubicación geográfica de la localidad, ya que se encuentra en una colina estrecha rodeada por el río Sió.


Requesens.

Escudo de los Requesens-Zúñiga de Velasco, barones de Martorell. Escudo partido y escusón: I) en campo de plata una banda de sable y cadena de oro de ocho eslabones brochante ZUÑIGA (Condado de Miranda del Castañar), II) cuartelado: 1º y 4º en campo de oro cuatro palos de gules; 2º y 3º en campo de azur, tres roques de oro y bordura dentellada del mismo metal REQUESENS (Condado de Palamós), sobre el todo de ambas particiones, escusón) campo jaquelado de quince piezas, ocho de oro y siete de veros, de azur y plata VELASCO (Condado de Haro, condestable de Castilla). 

La familia Requesens es uno de los más antiguos y calificados linajes del Principado de Cataluña. Se afirma que su fundador y principal ascendiente fue un deudo de la gran casa de Valois y de los famosos condes de Guisa, tan poderosos en Francia, el cual pasaría desde el Rosellón a Cataluña para luchar contra los moros en las primeras etapas de la reconquista de España. 
Andando los tiempos alcanzaron gran renombre, entre otros caballeros catalanes del linaje Requesens están, Galcerán de Ramírez, Lugarteniente General de Cataluña por el Rey Don Alfonso V de Aragón; otro Galcerán de R., conde de Trivento y de Avellino; Jaime de R., gobernador de Trípoli; Luis de R., Capitán de la Armada del Rey Católico; Bernardo Geraldo de Ramírez, Gran Prior de la Orden de San Juan en Cataluña, años 1501-1517 y Dimas y Ramírez, también Gran Prior de la misma Orden, en los años 1562-1567. 


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