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Libro de Proverbios, 8 20, de la Biblia. "Yo camino por la senda de la justicia, por los senderos de la equidad."

domingo, 1 de abril de 2012

71.-La Divina Comedia de Dante Alighieri.(II) a



Las siete gradas del Purgatorio.

Desde la puerta del Purgatorio, Virgilio guía a Dante a través del peregrino sus siete terrazas. Estos corresponden a los siete pecados capitales o "siete raíces del pecado." La clasificación del pecado aquí es más psicológica que la del Infierno, que se basa en motivos, en lugar de acciones.  También es elaborado principalmente a partir de La teología cristiana, y no de las fuentes clásicas. El núcleo de la clasificación se basa en el amor, con las primeras tres terrazas del purgatorio en relación con el amor pervertido dirigido a los daños reales de los demás. La terraza de la cuarta se refiere al amor deficiente (es decir, la pereza o acedia), mientras que las últimas tres terrazas se relacionan con el amor excesivo o desordenado de las cosas buenas.
Cada terraza purga un pecado en particular de manera adecuada (aquellos en el purgatorio pueden dejar voluntariamente su círculo, pero sólo lo hará cuando se haya corregido el defecto dentro de sí mismos que llevaron a cometer el pecado). La estructura de la descripción poética de estas terrazas es más sistemática que la del Infierno, y se asocia con cada terraza son una oración apropiada, una bienaventuranza, y los ejemplos históricos y mitológicos del pecado mortal pertinentes y de su virtud opuesta.


El primer ejemplo de humildad esta dado por la Anunciacion. Relieve en la catedral de Auch, Canto 10.

Primer Grada (La Soberbia)

Las tres primeras terrazas del Purgatorio están relacionadas con pecados causados por un mal amor que de alguna forma llega a herir a la persona amada. El primero de estos es el Orgullo. En la terraza hay almas orgullosas purgando sus culpas, Dante y Virgilio ven hermosas esculturas expresando humildad, la virtud opuesta. El primer ejemplo es la Anunciación de la Virgen María, donde ella responde al ángel Gabriel con las palabras Ecce ancilla Dei ("He aquí la esclava del Señor," Lucas 1:3816 ). Un ejemplo de humildad de la historia clásica es cuando el emperador Trajano, de acuerdo con una leyenda medieval, en una ocasión paró su jornada para hacer justicia a una pobre viuda (Canto X).

También asociado con la humildad esta el Padre nuestro:
Padre nuestro, que en el cielo estás,
no circunscrito, mas por el más amor
que a los primeros efectos allá arriba has.

Alabado sea tu nombre y tu valor
de toda criatura, porque es digno
rendir gracias a tu dulce vapor.

Venga a nosotros la paz de tu reino,
que a ella por nosotros no podemos no,
si ella no viene, con todo nuestro ingenio.

Como de su querer los ángeles tuyos
te ofrecen sacrificio, cantando hosanna,
así también los hombres del suyo.

Danos hoy el cotidiano maná,
sin el cual por este áspero desierto
atrás se vuelve cuando más de ir se afana.

Y como nosotros el mal que hemos sufrido
perdonamos a cada uno, también tú perdona
benigno, y no mires nuestro merecido.

Nuestra virtud que fácilmente se rinde,
no pruebes con el antiguo adversario,
mas líbranos de él, que así la incita."

La construcción de la Torre de Babel fue para Dante un ejemplo de orgullo. Obra de Pieter Brueghel el Viejo, Canto 12.
Luego de haber sido introducidos en la humildad, Dante y Virgilio conocen las almas de los orgullosos, quienes han sido doblados por el peso de enormes piedras en sus espaldas. Mientras ellos caminan por la terraza, pueden llegar a ver y analizar los ejemplos de humildad en las esculturas. La primera de estas almas es Omberto Aldobrandeschi, cuyo orgullo está junto a él en su descenso ("Yo era un Italiano, hijo de un gran Toscano: / mi padre fue Guiglielmo Aldobrandesco" ), aunque está aprendiendo a ser más humilde ("Yo / no sé si habéis oído su nombre" ).
Oderisi de Gubbio es un ejemplo de orgullo a causa de logros – el era un reconocido artista por sus manuscritos iluminados. Provenzano Salvani, líder de los gibelinos, es un ejemplo del orgullo a causa del poder sobre otros (Canto XI).
En el Canto XIII, Dante señala, con "franca auntoconciencia" que el orgullo es un defecto en el:

"yo sufro mucho más la pena debajo;
mi alma ansiosa está, en suspenso; preparada
siento el gran peso de la primera terraza"

Luego de la conversacion con el orgulloso, Dante ve algunas esculturas mucho más alejadas, estas ilustraban el orgullo mismo. Estas mostraban a Satanás (Lucifer), la Torre de Babel, el rey Saúl, a Aracne, el rey Roboam, y otros.
 Luego los poetas acienden a la siguiente terraza, Un ángel cepilla con sus alas la frente de Dante, borrando la letra "P" (peccatum) correspondiente al pecado del orgullo, y Dante oye la beatitud Beati pauperes spiritu ("Benditos son los pobres en espíritu" Mateo 5:323 ) (Canto XII).

El ejemplo de generosidad clásica de Dante es la amistad entre Orestes y Pílades. De acuerdo con Cicerón De Amicitia, Pilades pretendio ser Orestes para evitarle a este la ejecucion que a este le esperaba, Canto

Segunda Grada (La Envidia)

La envidia era el pecado que "mira con deseo y repudio la fortuna y riquezas de otros, tomando cualquier oportunidad para quitarles o privarles de su felicidad" ) Tal como una de las almas envidiosas dice::

"Mi sangre estaba hirviendo con tanta envidia, que,
cuando llegaba a ver a un hombre ser feliz,
hubieras podido ver la livides que me invadia."

Al entrar a la terraza de los envidiosos, Dante y Virgilio en un primer momento oyen voces contando historias acerca de la generosidad, la virtud opuesta. Aquí, tal como en las otras terrazas, hay un episodio de la vida de la Virgen María. Además, hay una historia clásica, la amistad de Orestes y Pílades ), y Jesús predicando "Ama a tus enemigos." Las almas de los envidiosos vestían túnicas grises de penitencia, y tenían sus ojos cosidos, recordando la forma en cómo los cetreros cosían los ojos de sus halcones para lograr entrenarlos – así se les hacia más necesario poder oír que poder ver, como en este ejemplo (Canto XIII).

Caín celoso de su hermano Abel, ejemplo de Dante sobre la envidia, pintado por James Tissot, Canto.
Las almas de los envidiosos incluyen a Guido del Duca, quien les habla amargamente sobre los principios éticos de las personas que vivian a lo largo del río Arno:

"Entre brutos puercos, dignos más de bellotas
que de otro pasto propio del humano uso,
arrastra primero su pobre curso.

Perros encuentra luego, siguiendo abajo,
que gruñen más de lo que les toca,
y de ellos desdeñoso tuerce el morro.

Vase cayendo; y cuando más engorda,
tanto más halla perros hacerse lobos
la maldita y desventurada fosa.

Bajando luego por piélagos más hondos,
encuentra zorros tan llenos de fraude,
que no temen ingenio que los entrampe."

Las voces en el aire también incluyen ejemplos de envidia. Uno clásico es el de Aglauros, quien (según Ovidio) fue convertido en piedra porque estaba celosa del amor de Hermes por su hermana, Herse. Un ejemplo bíblico es Caín, mencionado aquí no por su acto de fratricidio, sino por los celos que lo llevaron a él (Canto XIV).
A medida que va saliendo de la terraza, la deslumbrante luz emitida por el ángel de la terraza hace que Dante revele un poco de su conocimiento científico, pues observa que el ángulo de incidencia de la luz es igual al ángulo de reflexión "tal como la teoría y los experimentos habían demostrado" (Canto XV).


El apedreamiento de San Esteban brinda claro ejemplo de la ira, tanto como de mansedumbre por parte del santo, siendo esta la virtud opuesta. Pintado por Rembrandt, Canto

Tercera Grada (La Ira) 

En la terraza de los iracundos, ejemplos de mansedumbre, la virtud opuesta, son mostrados a Dante como visiones en su mente. Como ejemplo clásico tenemos a la esposa de Pisístrato pidiendo por la ejecucion de un hombre que había abrazado a su hija, a esto Pisístrato habría respondido: "Que debieramos hacer a alguien que nos hiere / si alguien que nos ama aprende (con el significado de temer) de nuestra condena?" San Esteban brinda un ejemplo bíblico, señalado en Hechos de los Apóstoles 7:54–6033 (Canto XV):

"Después vi gente inflamadas en ira,
con piedras matar a un jovencito, unidos en
un solo y fuerte grito: ¡Mátalo, mátalo!

Y lo veía inclinarse, por la muerte
que ya le pesaba, hacia la tierra,
mas con los ojos siempre al cielo alzados,

orando al alto Sire, entre tanta guerra,
que perdonase a sus perseguidores,
con aquel semblante que a piedad lleva."


Las almas de los llenos de ira caminaban en humarolas de acre, esto simboliza el cegador efecto del enojo:

"Oscuridad de infierno y de noche priva
de todo planeta, bajo pobre cielo,
cuanto ser puede de nubes atenebrada,

no cubrió mi rostro de tan espeso velo,
como aquel humo que allí nos cubría,
ni nunca hubo más áspero pelo,

que el ojo abierto sufrir podría;"

Marco Lombardo discute con Dante acerca del Libre albedrío – un tema relevante, ya que no hay razones para discutir con alguien que no tiene control sobre sus acciones (Canto XVI). Dante también tiene visiones con ejemplos de ira, tales como Haman y Lavinia. La oración de esta terraza es el Agnus Dei: "Agnus Dei, qui tollis peccata mundi, miserere nobis... dona nobis pacem." ("Cordero de Dios, tú que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros... danos la paz.") (Canto XVII).

En este punto Virgilio explica a Dante la organización del purgatorio y su relación con el amor pervertido, deficiente o mal dirigido. Las terrazas que habían recorrido hasta el momento habían borrado la soberbia ("Aquel que a través de la humillación de otros, / espera la supremacía" ), la envidia ("Ese quien, cuando es superado, / teme la propia perdida de su fama, de poder, de honor, y favor; / deseando con locura el infortunio de sus vecinos." ), y la ira ("Aquel, sobre lastimado / recibido, resentido, por venganza codicioso / y, con enojo, busca dañar a los otros."39 ). Todos ellos, amores mal direccionados. (Cantos XVII y XVIII).

Cuarta Grada (La Pereza)

En la cuarta terraza se podrían encontrar las almas de aquellos que pecaron por descuido lo que sería la Pereza. Desde el momento en vida en que se falla al buscar el amor, aquí son condenados a incesantes trabajos. Los ejemplos de entusiamo o energía, las virtudes opuestas, son clamados por las almas que recorren la terraza. Estos ejemplos incluyen episodios de la vida de la Virgen María, Julio Cesar y Eneas. Esta actividad, además, remplaza las oraciones verbales de esta terraza.
 Estos perezosos están demasiado ocupados siquiera para conversar durante sus trabajos, por ello esta es una de las secciones más cortas del poema.
Alegóricamente, la pereza espiritual y la falta de cuidado llevan a la tristeza, la buenaventuranza de esta terraza es Beati qui lugent ("Benditos sean los que sufren, pues seran reconfortados," Mateo 5:441 ) (Canto XVIII y XIX).
Al caer la segunda noche, con los poetas aún en la terraza, Dante sueña con una Sirena (Canto XIX).

Quinta Grada (La Avaricia)

En las tres últimas terrazas se encuentran los que pecaron por amar buenas cosas, pero amándolas excesivamente o desordenadamente. En la quinta terraza, la excesiva preocupación por los bienes terrenales, ya sea codiciosamente o extravagantemente, es castigada y purificada, y los avaros y los adinerados yacen boca abajo al suelo, sin posibilidad de moverse. Sus oraciones son Adhaesit pavimento anima mea, tomada de Salmos 119
 ("Mi alma esta adeherida al polvo, vivificame con Tu Palabra,"42 ), una oración que expresa el deseo de seguir las Leyes de Dios(Canto XIX).
En esta terraza, Hugo el Grande se lamenta, en contraste, cómo la avaricia había motivado las acciones de sus sucesores, y "profetiza" eventos que sucederían luego de la época en la que se ubica al poema, pero antes de la época en que es escrito el poema:


Los Templarios siendo quemados por supuesta herejía, acusación motivada por Felipe IV de Francia. Desde el punto de vista de Dante, esta fue una acción política motivada por la avaricia, Canto .

"Al otro, que hasta salió preso en una nave,
veo vender a su hija pactando precio,
como los corsarios hacen de otras esclavas.

¡Oh avaricia! ¿qué más puedes hacer,
que así te has apropiado de mi sangre
que ni te cuidas de tu propia carne?

Para que menos se vea el mal futuro y pasado,
veo en Anagni entrar la flor de lis,
y en su vicario quedar Cristo encarcelado.

Véolo ser de nuevo burlado;
veo renovar el vinagre y la hiel,
y entre vivos ladrones ser occiso.

Veo al nuevo Pilato, una vez tan cruel,
que ni eso lo sacia, pues sin decreto
hasta el Temple lleva las codiciosas velas."

Entre estos eventos se incluyen cómo Carlos II de Napoles dio a su hija en matrimonio a un anciano de mala fama, y cómo Felipe IV de Francia ("el hermoso") arrestó al Papa Bonifacio VIII en 1303 (uno de los Papas destinados al infierno, de acuerdo con la narración en el Inferno, pero aun así, según las ideas de Dante este era el Vicario de Cristo). Dante también comenta acerca de la destrucción de la Orden de los Templarios por deseos de Felipe en 1307, lo que liberó a Felipe de las deudas que tenía con la orden (Canto XX).

En una escena, que Dante relaciona con el episodio en el que Jesús se aparece a dos discípulos en el camino hacia Emaús, Dante y Virgilio son alcanzados por el poeta Estacio (aprox. 45-96 d.C), a quien Dante presenta (no en bases obvias o entendibles) como un convertido al Cristianismo.46 Acababa de finalizar su purificación en aquel círculo, y, como cristiano, su guía sería apta para complementar la de Virgilio. (Canto XXI).
.
Sexta Grada (La Gula)

La sexta terraza purifica a los glotones, y en general, a todos aquellos que a pesar de estar satisfechos insistian al comer, beber, saciar su cuerpo. En una evocadora escena del castigo de Tántalo, los glotones mueren de hambre ante árboles llenos de frutos que nunca estaran a su alcance. En este círculo los ejemplos son dados por voces que se escuchan entre los árboles. Juan el Bautista, quien vivía de langostas y miel (Mateo 3:448 ), es un ejemplo de las virtudes opuestas, templanza o moderación; mientras que un ejemplo clásico de gula es cuando los Centauros ebrios se enfrentan a los Lápitas.

El rezo para esta terraza es los labios me dominan (el Salmo 51:15: " Oh Lord, abra mis labios, y mi boca declarará su alabanza " ) Estos son las palabras de apertura de la Liturgia diaria de la horas.(los rezos para las quintas y séptimas terrazas también son tomados de la Liturgia de las Horas) (Canto XXII a XXIV).
Aquí Dante también encuentra a su amigo Forese Donati y su precursor poético Bonagiunta Orbicciani. Bonagiunta tiene palabras amables para el poema más temprano de Dante, La Vita Nuova, describiéndolo como el nuevo estilo dulce, y cotizando la línea " las Damas que tienen la inteligencia de amor, "  escrito en la alabanza de Beatriz, a quién él encontrará más tarde en el Purgatorio:

" Las damas que tienen la inteligencia de Amor,
yo de mi señora desean con usted hablar;
No, que yo pueda creer para terminar su alabanza,
Pero al discurso que puedo aliviar mi mente.
Digo que cuando pienso sobre su valor,
Tan dulce que se hace sentir en mí,
Que si yo entonces debería perder no la audacia,
la Oratoria, yo debería enamorar toda la humanidad. "
Subiendo a la séptima terraza, Dante se pregunta como es posible para almas incorpóreas tener el aspecto descarnado de las almas siendo privadas de comida aquí. En explicación, Statius Habla de la naturaleza del alma y su relación al cuerpo (Canto XXV).


Séptima Grada (La Lujuria) 

La terraza de la lujuria tiene una inmensa pared de llamas a través del cual todos debemos pasar. Almas arrepintiéndose de deseo mal dirigido sexual (tanto heterosexual como homosexual) se ejecutan a través de las llamas gritando ejemplos de la lujuria (Sodoma y Gomorra y Pasífae) y de la castidad y la fidelidad marital. Como una oración, cantan el himno Sumas Deus Clementiae (Dios de la Suprema Clemencia) de la Liturgia de las Horas (Cantos XXV y XXVI).
A medida que el círculo de la terraza, los dos grupos de penitentes se saludan de forma que Dante se compara con las hormigas:

"Allí veo de todas partes apresurarse
cada sombra y besarse una con otra
sin quedarse, contentas con breve fiesta:

así por entre su hilera oscura
se hociquean una con otra las hormigas,
quizá para saber del camino o la fortuna."

Entre las flamas, a las que no se atreve a entrar, están los poetas románticos Guido Guinizelli y Arnaut Daniel, con quienes Dante conversa. Le recuerdan a Dante que a Beatriz puede encontrarla al otro lado del Paraíso Terrenal, finalmente Virgilio persuade a Dante para que pase entre las llamas (Cantos XXVI and XXVII).
En los escalones del paraíso terrenal, la noche cae por tercera vez, y Dante sueña con Lea y Raquel, quienes simbolizan la vida cristiana activa y no monástica, y también la vida cristiana de contemplación (monástica), ambas importantes (Canto XXVII):

"Joven y bella en sueños parecíame
ver una dama andando por una landa
cogiendo flores, y cantando decía:

Sepa quienquiera que mi nombre demanda
que soy Lía, y voy moviendo en torno
las bellas manos para hacerme una guirnalda.

Por placerme ante el espejo, me adorno;
pero mi hermana Raquel nunca se aparta
de su espejo, todo el día sentada.

Ella de ver sus bellos ojos está enamorada
como yo de adornarme con las manos;
a ella el mirar, y a mí el obrar nos aplaca."

El Paraíso Terrenal 
.
En la cima del Monte Purgatorio se encuentra el Paraíso Terrenal o el Jardín del Edén. Alegóricamente, representa la inocencia que existía antes de que Adán y Eva perdieran la Gracia de Dios – el estado que el ascenso de Dante al purgatorio ha estado recuperando. Aquí Dante conoce a Matilda, una mujer cuya identidad literal y alegórica "es seguramente el problema más tentador de la Comedia."
 De todas maneras, Matilda prepara a Dante para su encuentro con Beatriz, la mujer a la que (históricamente) Dante dedicó sus anteriores poesías, la mujer a cuyo pedido (en la historia) Virgilio fue ordenado traer a Dante en su viaje, y la mujer que (alegoricamente) simboliza el camino a Dios (Canto XXVIII).
Con Matilda, Dante es testigo de una procesión que forma una alegoría dentro de la alegoría, algo así como la obra de Shakespeare en una obra de teatro. Tiene un estilo muy diferente del Purgatorio como un todo, tiene la forma de una máscara, donde los personajes están caminando símbolos en lugar de personas reales. La procesión consiste (Canto XXIX):

"Veinticuatro ancianos" (a reference to Revelation 4:457 ), representing the 24 books of the Hebrew Bible, as classified by Jerome
"Cuatro animales" con "seis alas de plumas" (a reference to Revelation 4:6–860 ), como una representación tradicional de los cuatro Evangelistas
"Un carro triunfal en dos ruedas,"61 portando a Beatrice, que es arrastrado por...
Un Grifo,62 representando la divinidad y humanidad de Cristo
"Tres mujeres en círculos" coloreadas de rojo, verde y blanco, representando las tres virtudes teologales: Caridad, Fe, and Esperanza, respectivamente
"Otras cuatro mujeres" vestidas de púrpura, representando las cuatro virtudes cardinales: Prudencia, Justice, Temperance, and Coraje
"Dos ancianas, con vestidos diferentes," representando los Hechos de los Apóstoles y las Epístolas paulinas58
"Cuatro personas de aspecto humilde," representando las Epístolas generales.
"Cuando todos los demás pasan, un solitario anciano," representando el Apocalipsis

.
La apariencia de Beatrice, y una dramática escena de reconciliación entre Beatrice y Dante, en el que ella reprocha su pecado (Cantos XXX and XXXI), ayuda a cubrir la desaparición de Virgilio, que, como símbolo de la filosofía y humanidad no cristiana, no puede ayudarle más en su acercamiento a Dios70 (Y en el resto de "Divina Comedia", Beatriz se convierte en la guía de Dante):
"Pero Virgilio nos había privado de sí mismo, Virgilio, el más gentil padre, Virgilio, a quien me dio a mi auto para mi salvación; e incluso toda nuestra antigua madre perdida no era suficiente para mantener a mis mejillas, a pesar de lava de rocío, el oscurecimiento de nuevo con lágrimas. "

Dante pues pasa por el río Lethe, que le borra la memoria de sus anteriores pecados (Canto XXXI), y ve una alegoría de la historia Bíblica y de la Iglesia, en la que el carruaje representa a la Iglesia. Esta alegoría incluye una denuncia de los papados corruptos, y sus vínculos con la monarquía Francesa (Canto XXXII):

"Tan segura como una fortaleza sobre una alta montaña,
vi sentada en el carro a una prostituta desenvuelta,
paseando sus miradas en torno suyo.

Y como para impedir que se la quitaran,
vi un gigante colocado en pie junto a ella,
y ambos se besaban de vez en cuando;"

Finalmente, Dante bebe del río Eunoë, recuperando la memoria, y preparándose para su ascenso al Paraíso (descrito en el Paradiso). Al igual que en las otras dos partes de la Divina Comedia, el Purgatorio acaba con la palabra "estrellas" (Canto XXXIII):

"Volví a aquellas sacrosantas ondas
tan reanimado como las plantas nuevas
renovadas con nuevas hojas,
purificado y dispuesto a subir a las estrellas.











































  

Tras las huellas de Dante en Italia, más de 700 años después.

Un viaje literario a lo largo de los rastros que ha dejado Dante Alighieri en Florencia, Roma y Ravena. El “padre de la lengua italiana” nació al final del siglo XIII: pese a los más de 700 años transcurridos desde su muerte, suma cada día más admiradores en todo el mundo. En ocasión del Día de Dante, que se celebra cada año el 25 de marzo, PERFIL entrevistó a tres destacados docentes italianos que nos hablan de la historia y el significado que esas tres ciudades tienen en la vida del creador de “La Divina Comedia”.
 
Anna Lanzani *
25-03-2023

Florencia: el exilio como peregrinaje. Comenzamos nuestro itinerario con el profesor Domenico De Martino, florentino como Dante y profesor de Historia de la crítica literaria en la Universidad de Pavia.

¿Que representa Florencia para Alighieri?

Es la ciudad de la nostalgia, de la distancia, del anhelo, la ciudad amada y al mismo tiempo madrastra, de la que fue expulsado. Su ciudad, en la que nació y vivió durante la primera parte de su vida, llegando incluso a ser Prior, una altísima autoridad. Pero la corriente política a la que pertenecía, los llamados guelfos blancos, fue derrotada por los adversarios y él fue expulsado de la ciudad con ignominia, acusado de crímenes muy graves. A los 35 años, en el "medio del camino" de su vida, tuvo que abandonar su casa, todos sus aposentos y Florencia. Transcurrió gran parte de su vida adulta como un exiliado sin poder regresar a su patria. En su obra literaria "La Divina Comedia", frente a su antepasado Cacciaguida, Dante describe la antigua Florencia como "tranquila, sobria y recatada". Son valores que se sustentan en valores cívicos. Más que nostalgia de una ciudad, la de Dante exiliado era nostalgia de una ciudadanía.
La Florencia de Dante es ante todo un lugar mental "lejano", que puebla su imaginación hasta el punto de convertirse en el tema central de su vida y de su obra. Sin embargo "y aquí está la inmensidad poética del Dante" logra transformar su caso particular, el de ser exiliado, en una condición humana universal. Todos, de alguna manera, tenemos un lugar soñado, lejano, imposible, al que anhelamos ir, o volver. Cada uno de nosotros, en esta condición de lejanía del lugar amado, puede sentirse interpelado por la relación entre Dante y "su" Florencia.
El tema del exilio, de la nostalgia, se transforma en Dante en algo incluso más profundo y al mismo tiempo más sublime. En el destierro se convierte en un peregrino, su errancia pasa de ser una condena a una oportunidad en el momento en el que comienza a tener una dirección. Y esa dirección es salir del Infierno para llegar al Paraíso. "Todos somos peregrinos", como dirá Virgilio que en "La Divina Comedia" de Dante es guía y maestro. El exilio de Alighieri de Florencia se transforma de esta manera en el gran exilio de la humanidad de la patria celestial: la verdadera meta del vagabundeo es acercarse a Dios.
Pese al lugar simbólico que tiene Florencia, Dante no falta de darle, de manera constante, una dimensión tangible, concreta: es a Florencia, a sus ruidos, olores, piedras, que se refieren un sinfín de imágenes, recuerdos y personajes de su obra.
Visitar Florencia trazando un recorrido tras las huellas de Dante no es difícil, pero precisamente por esta razón hay numerosos malentendidos: en internet abundan imágenes que representan a Dante al lado de la famosa cúpula de la Catedral o de la torre de Piazza della Signoria: dos símbolos de Florencia, que sin embargo Dante nunca llegó a ver completadas. No solo La llamada "casa de Dante" de la ciudad es "diríamos hoy" un "fake": se trata de una reconstrucción moderna, del siglo XIX, de la que habría podido ser una casa semejante a la suya, en su barrio.
Por otro lado, para quienes quieran realmente "encontrar" al Dante de Florencia no va a ser difícil: empezaría caminando por las estrechas callejuelas de la ciudad, intentando vislumbrar partes del cielo atrapado en lo que queda entre las torres. Seguiría hasta la casa de Guido Cavalcanti, el gran amigo de Dante, un joven poco mayor que él "la casa todavía está", y acercándose a su muro principal, bajo el cual los dos poetas solían encontrarse, uno tiene casi la sensación de oírlos, brillantes veinteañeros, inventar rimas y poemas. En un itinerario auténtico, en Florencia, en las huellas de Dante no puede faltar una visita a la casa de los Portinari. Es allí donde vivía, supuestamente, Beatrice, su musa, la mujer amada y deseada, transformada en sus poemas en el símbolo mismo del amor. Hoy día "casa Portinari" es un hotel.
En este paseo literario, recomiendo mirar con la necesaria atención al baptisterio de San Giovanni, al que Dante hace referencia con palabras que son entre las más conmovedoras de la literatura italiana: il mio bel San Giovanni (“mi bello san Juan” en la traducción de Mitre). En esa frase, en ese “mi” que ya no es suyo, está el dolor, la nostalgia, la tensión del anhelo, de la memoria de un lugar que fu suyo y nunca más podrá volver a serlo.  Y en el adjetivo ‘bello’ esta la corporalidad, el deseo de tocarlo, de estar allí.

El baptisterio, San Giovanni, es una construcción en mármol blanco y negro del siglo XI. Seguramente ya estaba ahí cuando Dante vivía en Florencia, y ahí mismo fue bautizado, como todos los florentinos. El techo del baptisterio está cubierto de mosaicos brillantes, impactantes, maravillosos. Uno de esos mosaicos llama nuestra atención: el que representa al Infierno. Una representación pictórica realista, concreta, vivida que Dante parece aprovechar y recordar en sus descripciones literarias.
Lo cierto es que mientras que las ilustraciones de la época tenían una función terrorífica, y el propósito de alentar los cristianos a alejarse del Infierno, Dante en su obra el Infierno lo integra, lo transita, lo vive, hasta superarlo, liberándose de él y prosiguiendo su viaje rumbo al Paraíso.

Roma, muchos rastros y una fecha clave. 
 “Siempre he creído que los autores, los que son realmente grandes, son contemporáneos. Dante es el más contemporáneo de todos, siempre nos interpela, nos toma de frente”, destaca el profesor Giulio Ferroni, catedrático de Literatura Italiana en la Universidad La Sapienza de Roma. Su exitoso libro “L’Italia di Dante” relata el viaje realizado por Ferroni tras los rastros del Poeta a lo largo y lo ancho del país.

“En mi viaje he visitado no solo los lugares donde Dante posiblemente vivió sino también los numerosos sitios que menciona porque son ciudades donde vivieron algunos de sus personajes o porque los utiliza para metáforas o descripciones. En La Divina Comedia Dante logra vincular cada personaje a ciudades reales. Estas almas del más allá son descriptas con un gran sentido de su realidad física.

Alighieri tiene un gran conocimiento geográfico a raíz de los estudios que realizó de la cartografía antigua, los clásicos como Virgilio. Según algunas investigaciones, utilizaba mapas muy avanzadas por la época, que en parte han llegado hasta nuestros días. Por otro lado, no se puede olvidar que los lugares de Dante no son solo los que visitó en su vida de diplomático y de exiliado errante sino también otros sitios que no sabemos si llego’ a visitar, pero que describe igualmente con mucha intensidad. Y no hablo solo de innumerables ciudades, calles y lagunas italianas, sino también de lugares imaginarios, como el Infierno, el Purgatorio y el Paraíso, a los que da una colocación geográfica -o mejor dicho astronómica –, una orientación espacial y una descripción realista. Cuando narra el Infierno, parece pisar el suelo... se siente el polvo de los pies que pisan el suelo.
No cabe duda de que Dante estuvo en Roma, casi seguramente antes de su exilio, como embajador y también como peregrino en el Jubileo del 1300. Se puede especular que allí tuvo una reunión con su gran enemigo, el Papa Bonifacio VIII, aunque la realidad es que no tenemos documentos de este encuentro. Pese a que sentimos al Gran Poeta muy cerca de nosotros y que podemos empatizar con los sentimientos y los pensamientos expresados en su obra como si nos estuviese hablando directamente, debemos admitir que acerca del Dante-hombre tenemos informaciones incompletas, sin duda más escasas de las que querríamos.
A pesar de esta suerte de misterio, o sensación de duda, que rodea muchos detalles logísticos de la vida de Dante, es evidente que durante el Jubileo del 1300 se encontraba en Roma. Esto está confirmado por la decisión de colocar la fecha de su viaje imaginario en el más allá, el viaje que describe en La Divina Comedia, precisamente en el 1300, un año muy especial para los cristianos medievales, profundamente religiosos: el año del primer jubileo.

Otro elemento que nos lleva a creer en la presencia real, y no sólo imaginaria, de Dante en Roma, es la precisión con la que describe el puente que ahora se llama de Sant’Angelo. Es un lugar de Roma muy conocido incluso por los turistas de hoy día y que, desde el centro de la ciudad, superando el rio Tíber, llega frente al Castillo de Sant’ Angelo. Según las crónicas de la época, durante el Jubileo del 1300 los peregrinos que habían acudido a Roma eran tan numerosos que las autoridades tuvieron que organizar el tráfico que circulaba en el puente. Las multitudes que llegaban a Roma caminando desde el norte (Florencia, Europa Central) lo hacían atravesando el monte Jordán en dirección de San Pedro, meta de los peregrinos. Eran tantos, y tan inesperados, que se decidió organizar dos filas de marcha para que no se chocaron: una fila, manteniendo la derecha iba por San Pedro y la segunda, del otro lado, regresaba. 
Como en una moderna autopista. Un concepto que ahora parece obvio pero que para le época era innovador: no era común tener que manejar grandes flujos de gente.  Dante quedó tan impactado por esta organización del “trafico” en el puente que decidió tomar la imagen y reproducirla en su obra. En el Infierno, según nos relata, las almas que vio eran tantas que avanzaban en dos filas en dirección contraria, manteniéndose a la derecha, como en el Puente Sant Angelo de Roma durante el Jubileo. El puente cuenta hoy día con formidables estatuas barrocas que no existían en los tiempos de Dante. Pero caminar ahí -y estoy seguro de que todos los turistas que visitan Roma lo hacen– implica ni más ni menos que pisar las huellas de Alighieri.
Otro rincón de Roma que no puede faltar en un itinerario dantesco es la basílica de San Juan: para mí se trata de un lugar personal porque yo vivía allí; es un lugar donde Dante sin duda ha estado. Y luego San Pedro, los peregrinos iban a San Pedro, como ahora. Pero la basílica era completamente distinta: bajo las grutas vaticanas hay restos de la antigua basílica. Y otro sitio del Vaticano que podríamos definir un “lugar dantesco”, a pesar de que Dante no lo conoció, es el museo vaticano. Allí están dos retratos de él realizados por el pintor renacentista Rafael. Siglos después, por supuesto. No evitaría incluir esta etapa en un viaje en ‘la Roma de Dante’.

Y siempre en el Vaticano hay un objeto curioso que está mencionado en la Comedia: una piña enorme, de bronce.  Pertenecía a una fuente romana, en el Templo de Agripa, y en la época del Jubileo del 1300 se encontraba en San Pietro. Dante la vio y le debe haber impactado mucho porque cuando hace referencia a un gigante del lago Cocito " un lago helado del Infierno " con una cabeza enorme la compara con el tamaño de esa piña.
No hay duda de que la Roma que encontraban los peregrinos en el 1300 era muy distinta del actual. Había sido un gran imperio, pero durante siglos en la Primera Edad Media fue progresivamente abandonada. La Roma que conoció Dante, nos informan los historiadores urbanistas, contaba con amplios espacios vacíos, jardines y pastos semiabandonados, ruinas, establos para animales. En la Roma del 1300 el Tíber estaba vinculado directamente con la ciudad, las riadas llegaban sin dificultades a los grandes edificios: era una ciudad dispersa, con algún que otro gran palacio que había sobrevivido. Podemos dibujar como era, crear maquetas. Pero debemos aceptar una parte de misterio en cómo se “sentía” Roma en aquel año tan especial para los miles y miles peregrinos procedentes de toda Europa. Es un cuestionamiento continuo que el viajero moderno puede plantearse a medida que recorre el mundo y no lo ve sólo como un reflejo del presente. Es interesante cuestionarse esta alteridad del mundo, el hecho de que el espacio se ha transformado, la historia que ha pasado.
Rávena, último refugio y un “best seller”.  Por último, el profesor Marco Petoletti habla de Ravena, la ciudad en la que Dante encontró la muerte. Docente de literatura latina medieval en la Universidad Católica y autor de numerosos estudios sobre filología medieval y humanística, Petoletti es editor de los Egloghe de Dante y de “Dante y su legado en Rávena en el siglo XIV”.

Rávena es fundamental para Dante, el lugar donde decidió establecerse y completar su obra maestra, la Comedia. Tras ser expulsado de Florencia fue desterrado y sus bienes confiscados; la sentencia había recaído sobre sus propios hijos. Había sufrido mucho su condición, que era casi la de un vagabundo. Durante veinte años estuvo a la búsqueda de una ciudad y de un gobierno que le dieran hospitalidad y trabajo. Sin embargo, tras escribir su primer libro, el Infierno, su fama de poeta, intelectual y gran autor, había estallado. Era admirado, un "famoso" diríamos ahora.
 A sus contemporáneos les había impresionado la obra del exiliado florentino, un poeta que en lengua "vulgar" (el Italiano, que nadie, antes que él, había usado en una obra literaria) podía dar vida a un poema tan extraordinario. A través de las palabras -palabras que a veces tenía que inventar o tomar prestado de otros idiomas- Dante sabía cómo dar vida a un paisaje, a personas que ni siquiera había conocido o que habían muerto hacía siglos. La Comedia se convirtió en una suerte de “best seller”; en una época en que los manuscritos se copiaban a mano, el comercio de su obra comenzó a florecer: junto a la Biblia, era uno de los libros más transcritos.
Y aun así, al final de su vida encontró como "último refugio" esta ciudad un tanto apartada: Rávena. Allí se estableció en 1318 o quizás en 1320: no sabemos, es otro misterio de la vida de Dante que debemos aceptar. Lo que sí sabemos, por cierto, es que al menos los dos últimos años de su vida los transcurrió en Ravena, donde terminó de escribir el Paraíso.
En Rávena nacieron las páginas más bellas de la historia de la literatura: por ejemplo, la oración a la Virgen con la que se abre el canto 33 del Paraíso.

En los años que estuvo en Rávena Dante recibía invitaciones de otras ciudades que querían gozar de la presencia de este extraordinario poeta, cuyas obras resonaban ahora en boca de todos. En repetidas ocasiones fue invitado por Bolonia, donde se encontraba la universidad más prestigiosa de la época, y más de una vez se negó: quería quedarse en Rávena y completar su poema.
Cuando llegó a Rávena, Dante se encontró en una ciudad que había sido capital de un gran imperio. Los monumentos que hoy día siguen maravillando, como el mausoleo de Galla Placidia, la basílica de San Vitale, las grandes basílicas de Sant’ Apollinare Nuovo y Sant’ Appolinare in Classe o la tumba de Teodorico, lo fascinaron: habían permanecido inalterados en el tiempo. A pesar de la presencia de estas obras de arte antigua la Rávena del siglo XIV era una ciudad en decadencia. Con casas mínimas y angostas, además de canales visto que la ciudad estaba rodeada de pantanos.
Según se supone, esta fue la causa de la enfermedad de Dante. Al regresar de una misión diplomática en Venecia contrajo la malaria y falleció en Ravena la noche entre el 13 y el 14 de septiembre de 1321. El señor de la ciudad y su protector, Guido Novello da Polenta, financió el sepulcro del poeta, los mejores poetas quisieron escribir el "epitafio".  
Sucesivamente los florentinos quisieron "adueñarse" de la paternidad de Dante y trasladar la tumba a Florencia. Sin embargo, fuentes de la época destacan que Ravena "un centro muy pequeño y marginal comparado con Florencia" no estaba dispuesta a devolverla ni por su peso en oro.
Ravena tuvo por otra parte un impacto concreto en la obra de Dante. No solo le dio al poeta la tranquilidad necesaria para completar su obra sino también la inspiración para describir un lugar tan indescriptible como el Paraíso. Dante contaba en Ravena con la que era la mejor ilustración posible en esa época de la gloria de Dios: los mosaicos bizantinos relucientes de oro y azul. 
De allí el poeta toma las imágenes de Costantino, de la gran cruz de piedras y estrellas. Entrar en las basílicas y los mausoleos de Ravena al atardecer, cuando la luz filtra a través de las ventanas, nos permite no solo entender a Dante sino entrar realísticamente en el Paraíso y sentir con profundidad el “espíritu de luz” que recorre los últimos cantos del Paraíso.

Dantedì

Gracias a la colaboración estructurada con Connectar y Campus Italiano, en ocasión del “Dantedì” el Consulado General de Italia en Buenos Aires promovió en las redes sociales una iniciativa de acercamiento a los lugares en los cuales Dante Alighieri vivió y escribió: el “Dante Challenge” de estos últimos días, un itinerario italiano con expertos del poeta, entre ciudades famosas como Florencia y Roma, y pueblos menos conocidos como la estancia de Gargagnago “residencia de la última descendiente de Dante, la Condesa Massimilla di Serego Alighieri” y el Museo Dantesco Lunigianese en Toscana. El Consulado General propuso este viaje literario como celebración del padre del idioma italiano y con el fin de involucrar al componente juvenil y escolar de la colectividad italiana, a través de entrevistas y producciones de videos sobre los sitios de la vida literaria de Dante.

Los descendientes

Tras ser exiliado de Florencia, Dante encontró refugio en Verona, en la corte de la familia della Scala, señores de Verona, primero Bartolomeo y más tarde Cangrande. Permaneció en Verona al menos siete años, y allí escribió gran parte de la Commedia. Pietro Alighieri, hijo de Dante, compró una finca en Valpolicella en 1353.
 A partir del siglo XVIII, la agricultura se desarrolla en la finca como ciencia y arte, donde cada cultivo se encuentra en su hábitat natural. En los años veinte, Pieralvise Serego Alighieri creó la Escuela de Agricultura de Gargagnago para replantar las vides autóctonas de la zona La bodega sigue en uso.


 

Biblioteca Personal.

Tengo dos ejemplares de la divina comedia, que fantástico.



Itsukushima Shrine.

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