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jueves, 14 de septiembre de 2017

476.-La Filosofía Occidental.-a


Luis Alberto Bustamante Robin; Jose Guillermo Gonzalez Cornejo; Jennifer Angelica Ponce Ponce; Francia Carolina Vera Valdes;  Carolina Ivonne Reyes Candia; Mario Alberto  Correa Manríquez; Enrique Alejandro Valenzuela Erazo; Gardo Francisco Valencia Avaria; Alvaro Gonzalo  Andaur Medina; Carla Veronica Barrientos Melendez;  Luis Alberto Cortes Aguilera; Ricardo Adolfo  Price Toro;  Julio César  Gil Saladrina; Ivette Renee Mourguet Besoain; Marcelo Andres Oyarse Reyes; Franco Gonzalez Fortunatti; Francia Marisol Candia Troncoso; Maria Francisca Palacio Hermosilla; 

  

Muerte de Sócrates


Introducción.


La filosofía (del latín philosophĭa, y este del griego antiguo φιλοσοφία, «amor por la sabiduría») es el estudio de una variedad de problemas fundamentales acerca de cuestiones como la existencia, el conocimiento, la verdad, la moral, la belleza, la mente y el lenguaje.
 Al abordar estos problemas, la filosofía se distingue del misticismo, el esoterismo, la mitología y la religión por su énfasis en los argumentos racionales por sobre los argumentos de autoridad, y de la ciencia porque generalmente lleva adelante sus investigaciones de una manera no empírica, sea mediante el análisis conceptual,los experimentos mentales la especulación u otros métodos a priori, aunque sin desconocer la importancia de los datos empíricos.
La filosofía occidental ha tenido una profunda influencia y se ha visto profundamente influida por la ciencia, la religión y la política occidentales. Muchos filósofos importantes fueron a la vez grandes científicos, teólogos o políticos, y algunas nociones fundamentales de estas disciplinas todavía son objeto de estudio filosófico.
Esta superposición entre disciplinas se debe a que la filosofía es una disciplina muy amplia. En la actualidad sin embargo y desde el siglo XIX, la mayoría de filósofos han restringido su área de investigación, y se caracterizan por estudiar las cuestiones más fundamentales y generales.

Etimología.

La invención del término «filosofía» suele atribuirse al pensador y matemático griego Pitágoras de Samos, aunque no se conserva ningún escrito suyo que lo confirme. Según la tradición, hacia el año 530 a. C., el tirano León trató de sabio (σοφóς) a Pitágoras, el cual respondió que él no era un sabio, sino alguien que aspiraba a ser sabio, que amaba la sabiduría, un φιλο-σοφóς:

Admirado León de la novedad del hombre, le preguntó a Pitágoras quiénes eran, pues, los filósofos y qué diferencia había entre ellos y los demás; y Pitágoras respondió que le parecían cosas semejantes la vida del hombre y la feria de los juegos que se celebraba con toda pompa ante el concurso de Grecia entera; pues, igual que allí, unos aspiraban con la destreza de sus cuerpos a la gloria y nombre que da una corona, otros eran atraídos por el lucro y el deseo de comprar y vender. Pero había una clase, y precisamente la formada en mayor proporción de hombres libres, que no buscaban el aplauso ni el lucro, sino que acudían para ver y observaban con afán lo que se hacía y de qué modo se hacía; también nosotros, como para concurrir a una feria desde una ciudad, así habríamos partido para esta vida desde otra vida y naturaleza, los unos para servir a la gloria, los otros al dinero, habiendo unos pocos que, despreciando todo lo demás, consideraban con afán la naturaleza de las cosas, los cuales se llamaban afanosos de sabiduría, esto es, filósofos.
Cicerón, Cuestiones Tusculanas, Libro V, capítulos 7 a 11
Según Pitágoras, la vida era comparable a los juegos olímpicos, porque en ellos encontramos tres clases de personas: las que buscan honor y gloria, las que buscan riquezas, y las que simplemente buscan contemplar el espectáculo, los filósofos.
Años más tarde, Platón agregó más significado al término cuando contrapuso a los filósofos con los sofistas. 
Los filósofos eran quienes buscaban la verdad, mientras que los sofistas eran quienes arrogantemente afirmaban poseerla, ocultando su ignorancia detrás de juegos retóricos o adulación, convenciendo a otros de cosas infundadas o falsas, y cobrando además por enseñar a hacer lo mismo. 
Aristóteles adoptó esta distinción de su maestro, extendiéndola junto con su obra a toda la tradición posterior.
El texto más antiguo que se conserva con la palabra «filosofía» se titula Tratado de medicina antigua, y fue escrito hacia el año 440 a. C. Allí se dice que la medicina «moderna» debe orientarse hacia la filosofía, porque sólo la filosofía puede responder a la pregunta «¿qué es el hombre?»

  

Ramas de la filosofía.

Las ramas y los problemas que componen la filosofía han variado mucho a través de los siglos.Por ejemplo, en sus orígenes, la filosofía abarcaba el estudio de los cielos que hoy llamamos astronomía, así como los problemas que ahora pertenecen a la física. Teniendo esto en cuenta, a continuación se presentan algunas de las ramas centrales de la filosofía en el presente.

A).-Metafísica.

La metafísica se ocupa de investigar la naturaleza, estructura y principios fundamentales de la realidad. Esto incluye la clarificación e investigación de algunas de las nociones fundamentales con las que entendemos el mundo, incluyendo: ser, entidad, existencia, objeto, propiedad, relación, causalidad, tiempo y espacio.
Antes del advenimiento de la ciencia moderna, muchos de los problemas que hoy pertenecen a las ciencias naturales eran estudiados por la metafísica bajo el título de filosofía natural.
La ontología es la parte de la metafísica que se ocupa de investigar qué entidades existen y cuáles no, más allá de las apariencias.
Aristóteles designó la metafísica como «primera filosofía» En la física se asume la existencia de la materia y en la biología la existencia de la materia orgánica pero ninguna de las dos ciencias define la materia o la vida; sólo la metafísica suministra estas definiciones básicas. En el libro quinto de la Metafísica, Aristóteles presenta varias definiciones de términos filosóficos.
A lo largo de los siglos, muchos filósofos han sostenido que de alguna manera u otra, la metafísica es imposible. Esta tesis tiene una versión fuerte y una versión débil. La versión fuerte es que todas las afirmaciones metafísicas carecen de sentido. Esto depende por supuesto de una teoría del significado. Ludwig Wittgenstein y los positivistas lógicos fueron defensores explícitos de esta posición. Por otra parte, la versión débil es que si bien las afirmaciones metafísicas poseen significado, es imposible saber cuáles son verdaderas y cuáles falsas, pues esto va más allá de las capacidades cognitivas del hombre. Esta posición es la que sostuvieron, por ejemplo, David Hume e Immanuel Kant.

B).-Gnoseología.

La gnoseología es el estudio del origen, la naturaleza y los límites del conocimiento humano. En inglés se utiliza la palabra epistemology, que no hay que confundir con la palabra española epistemología que designa específicamente el estudio del conocimiento científico, también denominado filosofía de la ciencia. Muchas ciencias particulares tienen además su propia filosofía, como por ejemplo, la filosofía de la historia, la filosofía de la matemática, la filosofía de la física, etcétera.

El experimento mental del cerebro en una cubeta puede poner a prueba distintas teorías acerca del conocimiento.
Dentro de la gnoseología, una parte importante, que algunos consideran incluso una rama independiente de la filosofía, es la fenomenología. La fenomenología es el estudio de los fenómenos, es decir de la experiencia de aquello que se nos aparece en la conciencia. Más precisamente, la fenomenología estudia la estructura de los distintos tipos de experiencia, tales como la percepción, el pensamiento, el recuerdo, la imaginación, el deseo, etc. Algunos de los conceptos centrales de esta disciplina son la intencionalidad, la conciencia y los qualia, conceptos que también son estudiados por la filosofía de la mente.
En la gnoseología se suele distinguir entre tres tipos de conocimiento: el conocimiento proposicional, el conocimiento práctico o performativo, y el conocimiento directo (acquaintance). El primero se asocia a la expresión «saber que», el segundo a la expresión «saber cómo», y el tercero, en el español, se asocia a la expresión «conocer» (en vez de «saber»). Así se dice, por ejemplo, que en la biología se sabe que los perros son mamíferos. Éste es un conocimiento proposicional. Luego existe un saber cómo entrenar un perro, el cual es un conocimiento práctico o performativo. Y por último, el conocimiento por familiaridad es aquel que posee quien dice, por ejemplo, «yo conozco a mi perro». La mayoría del trabajo en gnoseología se centra en el primer tipo de conocimiento, aunque ha habido esfuerzos por cambiar esta tendencia.

Un debate importante y recurrente en la gnoseología es aquel entre el racionalismo y el empirismo.El racionalismo es la doctrina que sostiene que parte de nuestro conocimiento proviene de una «intuición racional» de algún tipo, o de deducciones a partir de estas intuiciones. El empirismo defiende, en cambio, que todo conocimiento proviene de la experiencia sensorial. Este contraste está asociado a la distinción entre conocimiento a priori y conocimiento a posteriori, cuya exposición más famosa se encuentra en la introducción a la Crítica de la razón pura, de Immanuel Kant.
Aún otra distinción influyente fue la que promovió Bertrand Russell entre conocimiento por familiaridad, y conocimiento por descripción. El primer tipo de conocimiento es el conocimiento directo, como puede ser una percepción o un dolor. El segundo es en cambio el conocimiento indirecto, al que llegamos sólo mediante una descripción definida que refiere unívocamente al objeto siendo conocido.
Algunos de los problemas centrales a la gnoseología son: el problema de Gettier, el trilema de Münchhausen y el problema de la inducción.

C).-Lógica.

La lógica es el estudio de los principios de la inferencia válida. Una inferencia es un proceso o acto en el que a partir de la evidencia provista por un grupo de premisas, se afirma una conclusión. Tradicionalmente se distinguen tres clases de inferencias: las deducciones, las inducciones y las abducciones, aunque a veces se cuenta a la abducción como un caso especial de inducción. La validez o no de las inducciones es asunto de la lógica inductiva y del problema de la inducción. Las deducciones, en cambio, son estudiadas por la mayor parte de la lógica contemporánea.
En un argumento deductivamente válido, la conclusión es una consecuencia lógica de las premisas. El concepto de consecuencia lógica es, por lo tanto, un concepto central a la lógica. Para estudiarlo, la lógica construye sistemas formales que capturan los factores relevantes de las deducciones como aparecen en el lenguaje natural. Para entender esto, considérese la siguiente deducción:

Está lloviendo y es de día.
Por lo tanto, está lloviendo.
La obvia validez de este argumento no se debe al significado de las expresiones «está lloviendo» y «es de día», porque éstas podrían cambiarse por otras y el argumento permanecer válido. 

Por ejemplo:

Está nevando y hace frío.
Por lo tanto, está nevando.
En cambio, la clave de la validez del argumento reside en la expresión «y». 

Si esta expresión se cambia por otra, entonces el argumento puede dejar de ser válido:
Está nevando o hace frío.
Por lo tanto, está nevando.
Las expresiones de las que depende la validez de los argumentos se llaman constantes lógicas, y la lógica las estudia mediante sistemas formales. Dentro de cada sistema formal, la relación de consecuencia lógica puede definirse de manera precisa, generalmente por medio de teoría de modelos o por medio de teoría de la demostración.

Otros temas que caen bajo el dominio de la lógica son las falacias, las paradojas y la noción de verdad.

D).-Ética.

La ética abarca el estudio de la moral, la virtud, el deber, la felicidad y el buen vivir. Dentro de la ética contemporánea se suelen distinguir tres áreas o niveles:


La metaética estudia el origen y el significado de los conceptos éticos, así como las cuestiones metafísicas acerca de la moralidad, en particular si los valores morales existen independientemente de los humanos, y si son relativos, convencionales o absolutos. Algunos problemas de la metaética son el problema del ser y el deber ser, el problema de la suerte moral, y la cuestión acerca de la existencia o no del libre albedrío.

La ética normativa estudia los posibles criterios morales para determinar cuándo una acción es correcta y cuándo no lo es. Un ejemplo clásico de un criterio semejante es la regla de oro. Dentro de la ética normativa, existen tres posturas principales:


El dilema del tranvía es un experimento mental que sirve para ilustrar y poner a prueba distintas teorías éticas.

El consecuencialismo sostiene que el valor moral de una acción debe juzgarse sólo basándose en si sus consecuencias son favorables o desfavorables. Distintas versiones del consecuencialismo difieren, sin embargo, acerca de cuáles consecuencias deben considerarse relevantes para determinar la moralidad o no de una acción. Por ejemplo, el egoísmo moral considera que una acción será moralmente correcta sólo cuando las consecuencias de la misma sean favorables para el que la realiza. En cambio, el utilitarismo sostiene que una acción será moralmente correcta sólo cuando sus consecuencias sean favorables para una mayoría. También existe debate sobre qué debe contarse como una consecuencia favorable.

La deontología, en cambio, sostiene que existen deberes que deben ser cumplidos, más allá de las consecuencias favorables o desfavorables que puedan traer, y que cumplir con esos deberes es actuar moralmente. Por ejemplo, cuidar a nuestros hijos es un deber, y es moralmente incorrecto no hacerlo, aun cuando esto pueda resultar en grandes beneficios económicos. Distintas teorías deontológicas difieren en el método para determinar los deberes, y consecuentemente en la lista de deberes a cumplir.
La ética de las virtudes, por otra parte, se enfoca menos en el aprendizaje de reglas para guiar la conducta, y más en la importancia de desarrollar buenos hábitos de conducta, o virtudes, y de evitar los malos hábitos, es decir los vicios.
Finalmente, la ética aplicada estudia la aplicación de las teorías éticas a asuntos morales concretos y controversiales. Algunas de estas cuestiones son estudiadas por subdisciplinas. Por ejemplo, la bioética se ocupa de las cuestiones relacionadas con el avance de la biología y la medicina, como el aborto inducido, la eutanasia y la donación de órganos.
 La ética ambiental, por otra parte, estudia cuestiones como los derechos de los animales, la experimentación con animales y el control de la contaminación. Otras cuestiones estudiadas por la ética aplicada son la pena de muerte, la guerra nuclear, la homosexualidad, el racismo y el uso recreativo de drogas.

E).-Estética.

La única definición que parece gozar de algún consenso entre los filósofos, es que la estética es el estudio de la belleza. Sin embargo, algunos autores también generalizan esta definición y afirman que la estética es el estudio de las experiencias estéticas y de los juicios estéticos. Cuando juzgamos que algo es bello, feo, sublime o elegante (por dar algunos ejemplos), estamos haciendo juicios estéticos, que a su vez expresan experiencias estéticas. La estética es el estudio de estas experiencias y de estos juicios, de su naturaleza y de los principios que tienen en común.

La estética es una disciplina más amplia que la filosofía del arte, en tanto que los juicios y las experiencias estéticas pueden encontrarse fácilmente por fuera del arte. Por ejemplo, cuando vemos pasar a un perro, podríamos juzgar que el perro es bello, y realizar así un juicio estético sobre algo que nada tiene que ver con el arte.

F).-Filosofía política.

La filosofía política es el estudio acerca de cómo debería ser la relación entre los individuos y la sociedad. Esto incluye el estudio de los gobiernos, las leyes, los derechos, el poder y las demás instituciones y prácticas políticas.
La filosofía política se diferencia de la ciencia política por su carácter generalmente normativo. Mientras la ciencia política dedica más trabajo a investigar cómo fueron, son y serán los fenómenos políticos, la filosofía política se encarga de teorizar sobre cómo deberían ser dichos fenómenos.
La filosofía política tiene un campo de estudio amplio y se conecta fácilmente con otras ramas y subdisciplinas de la filosofía, como la filosofía del derecho y la filosofía de la economía. Se relaciona fuertemente con la ética en que las preguntas acerca de qué tipo de instituciones políticas son adecuadas para un grupo depende de qué forma de vida se considere adecuada para ese grupo o para los miembros de ese grupo. Las mejores instituciones serán aquellas que promuevan esa forma de vida.
En el plano metafísico, la principal controversia divisora de aguas es acerca de si la entidad fundamental sobre la cual deben recaer los derechos y las obligaciones es el individuo, o el grupo. El individualismo considera que la entidad fundamental es el individuo, y por lo tanto promueven el individualismo metodológico. El comunitarismo enfatiza que el individuo es parte de un grupo, y por lo tanto da prioridad al grupo como entidad fundamental y como unidad de análisis.
Algunos de los temas centrales en la filosofía política son: la legitimidad de los gobiernos, la limitación de su poder, los fundamentos de la ley, y los derechos y deberes que corresponden a los individuos.

G).-Filosofía del lenguaje.

La filosofía del lenguaje es el estudio del lenguaje en sus aspectos más generales y fundamentales, como la naturaleza del significado, de la referencia, y la relación entre el lenguaje, los usuarios del lenguaje y el mundo. A diferencia de la lingüística, la filosofía del lenguaje se sirve de métodos no-empíricos (como experimentos mentales) para llegar a sus conclusiones.
 En general, en la filosofía del lenguaje no se hace diferencia entre el lenguaje hablado, el escrito o cualquiera otra de sus manifestaciones, sino que se estudia aquello que es común a todas ellas.

La semántica es la parte de la filosofía del lenguaje (y de la lingüística) que se ocupa de la relación entre el lenguaje y el mundo. Algunos problemas que caen bajo este campo son el problema de la referencia, la naturaleza de los predicados, de la representación y de la verdad.
 En el Crátilo, Platón señaló que si la conexión entre las palabras y el mundo es arbitraria o convencional, entonces es difícil entender cómo el lenguaje puede permitir el conocimiento acerca del mundo.  Por ejemplo, es evidente que el nombre «Venus» pudo haber designado cualquier cosa, aparte del planeta Venus, y que el planeta Venus pudo haberse llamado de cualquier otra forma. Luego, cuando se dice que «Venus es más grande que Mercurio», la verdad de esta oración es convencional, porque depende de nuestras convenciones acerca de lo que significan «Venus», «Mercurio» y el resto de las palabras involucradas. En otro lenguaje, esas mismas palabras podrían, por alguna coincidencia, significar algo muy distinto y expresar algo falso.
Sin embargo, aunque el significado de las palabras es convencional, una vez que se ha fijado su significado, parece que la verdad y la falsedad no dependen de convenciones, sino de cómo es el mundo. A este «fijar el significado» se lo suele llamar interpretación, y es uno de los temas centrales de la semántica.

Un problema ulterior en esta dirección es que si una interpretación se da en términos lingüísticos (por ejemplo: «Venus es el nombre del segundo planeta a partir del Sol»), entonces queda la duda de cómo deben interpretarse las palabras de la interpretación. Si se las interpreta por medio de nuevas palabras, entonces el problema resurge, y se hace visible una amenaza de regresión al infinito, de circularidad, o de corte arbitrario en el razonamiento (tal vez en palabras cuyo significado sea supuestamente autoevidente). Pero para algunos este problema invita a pensar en una forma de interpretación no lingüística, como por ejemplo el conductismo o la definición ostensiva.
La pragmática, por otra parte, es la parte de la filosofía del lenguaje que se ocupa de la relación entre los usuarios del lenguaje y el lenguaje. Algunas de las cuestiones centrales de la pragmática son la elucidación del proceso de aprendizaje del lenguaje, de las reglas y convenciones que hacen posible la comunicación, y la descripción de los muchos y variados usos que se le da al lenguaje, entre ellos: describir estados de cosas, preguntar, dar órdenes, contar chistes, traducir de un lenguaje a otro, suplicar, agradecer, maldecir, saludar, rezar, etc.

H).-Filosofía de la mente.

La filosofía de la mente es el estudio de la mente incluyendo las percepciones, sensaciones, emociones, fantasías, sueños, pensamientos y creencias. Uno de los problemas centrales de la disciplina es determinar qué hace que todos los elementos de esta lista (y todos los que no están en ella) sean mentales.
Tanto para la fenomenología como para la filosofía analítica, un candidato importante para ser una condición necesaria, aunque no suficiente, de todo fenómeno mental es la intencionalidad.
 La intencionalidad es el poder de la mente de ser acerca de, de representar, o de ponerse en lugar de cosas, propiedades o estados de cosas. Por ejemplo, uno no recuerda simplemente, sino que recuerda algo, y tampoco quiere en abstracto, sino que quiere algo determinado. La propuesta de algunos filósofos es que todo lo que sea mental está «dirigido» hacia algún objeto, en el sentido más general de objeto, y que por lo tanto la intencionalidad es una característica necesaria, aunque no suficiente, de lo mental.
El experimento mental del cuarto de Mary provee uno de los argumentos más famosos en favor de los qualia.
Otra característica importante y controversial de lo mental son los qualia, o propiedades subjetivas de la experiencia. Cuando uno ve una nube, se pincha un dedo con un alfiler, o huele una rosa, experimenta algo que no se puede observar desde fuera, sino que es completamente subjetivo. A estas experiencias se las llama «qualia». Parte de la importancia de los qualia se debe a las dificultades que suscitan al fisicalismo para acomodarlos dentro de su concepción de lo mental.

La filosofía de la mente se relaciona con la ciencia cognitiva de varias maneras. Por un lado, las filosofías más naturalistas pueden considerarse como parte de las ciencias cognitivas. En cambio, otras filosofías critican a la ciencia cognitiva por suponer que lo mental es representacional o computacional. Por ejemplo, algunos críticos señalan que la ciencia cognitiva descuida muchos factores relevantes para el estudio de lo mental, entre ellos las emociones, la conciencia, el cuerpo y el entorno.

Algunos problemas centrales en la filosofía de la mente son el problema de la relación entre la mente y el cuerpo, la identidad personal a través del tiempo, y el problema del conocimiento de otras mentes.

J).-Filosofía de la historia.

La filosofía de la historia es la rama de la filosofía que estudia el desarrollo y las formas en las cuales los seres humanos crean la historia. Puede, en algunos casos, especular con la existencia de un fin u objetivo teleológico de la historia, o sea, preguntarse si hay un diseño, propósito, principio director o finalidad en el proceso de creación de la historia.
Las preguntas sobre las cuales trabaja la filosofía de la historia son muchas, ya que se trata de una materia compleja. Algunas de estas preguntas son, por ejemplo, ¿Cuál es el sujeto propio del estudio del pasado humano? ¿Es el individuo? ¿Son las organizaciones sociales, la cultura, o acaso la especie humana por entero?
Yendo aún más allá de estas preguntas clásicas, algunos filósofos modernos han introducido un nuevo concepto, sosteniendo que la historia ha dejado de ser el estudio de unidades, de hechos, pasando a ser el estudio de una compleja totalidad, que comprende no sólo las acciones humanas pasadas y sus consecuencias visibles, sino que incluye un sinnúmero de factores en su contexto, como las relaciones humanas, las corrientes de pensamiento, las motivaciones particulares y, tal vez, el factor más recientemente incorporado, y que más ha revolucionado este campo de la filosofía, es el de los pensamientos, acciones, relaciones y motivaciones de aquel individuo que escribe la historia, esto es, del historiador.



  

Aristoteles y Platon.


DEFINICIÓN DE

FILOSOFÍA OCCIDENTAL

POR EMILIANO MARTÍN ACI


En este artículo hablaremos de la filosofía occidental. Veremos sus diversas ramas, origen, historia, y las principales ideas, problemas y filósofos más importantes del pensamiento occidental.
Se llama filosofía occidental al amplio conjunto de doctrinas filosóficas surgidas del pensamiento y la cultura en Occidente. La historia de la filosofía occidental comienza entre los siglos VI y V a. C. con el surgimiento de la filosofía griega, en una primera instancia, con los filósofos presocráticos, quienes desarrollaron el pensamiento racional como forma de cuestionarse sobre el mundo, a partir del intento de responder racionalmente a las preguntas fundamentales de la humanidad. Posteriormente, la filosofía occidental se consolida y llega a su esplendor en el siglo V a. C., con el pensamiento de Sócrates, Platón y Aristóteles, quienes se consideran los principales representantes y fundadores de la filosofía occidental. A partir de entonces, la mentalidad de la cultura occidental se vería profundamente influenciada por el pensamiento filosófico, que llegó a transformar las bases mismas de la cultura en Occidente.
La palabra «filosofía» es un vocablo de origen griego, compuesto de los términos «philo» (amor) y «sophía» (sabiduría), dando así con la expresión amor a la sabiduría o amor al conocimiento. La palabra filosofía fue pronunciada, primeramente, por el filósofo y matemático Pitágoras, quién al ser interrogado acerca de su profesión respondió que él era un «filósofo», un amante del conocimiento. Luego, Platón toma el término «filosofía» para describir la práctica que su maestro Sócrates realizó a partir de sus inquietudes y vocación por la verdad. Platón estableció el concepto de filosofía como una disciplina dedicada al estudio y reflexión del pensamiento y las ideas en todas sus formas, que luego se convertiría en una de las disciplinas más importantes e influyentes de la cultura occidental.
Así, el pensamiento filosófico forma parte de los cimientos constitutivo de la propia cultura occidental. La filosofía como disciplina del conocimiento, los discursos y las ideas, es parte importante de las estructuras básicas que conforman la mentalidad y la cosmovisión de la cultura en Occidente. La filosofía no sólo se dedicó a explicar los fenómenos históricos importantes de la cultura occidental, sino que, a partir del progresivo desarrollo del pensamiento filosófico, la filosofía influyó e impulsó muchos de los acontecimientos más importantes de la historia de Occidente.

Suele dividirse a la historia de la filosofía occidental en 4 grandes períodos:

  • La filosofía antigua se caracterizó por pensar el problema del ser, la principal preocupación de los antiguos giró entorno a la ontología y la metafísica.
  • la filosofía medieval se centró en pensar el problema de Dios, desarrolló una perspectiva teológica y religiosa de la filosofía, en función del dogma cristiano.
  • la filosofía moderna se caracterizó por el problema del conocimiento, se orientó a desarrollar una gnoseología en relación a la ciencia, la epistemología y la teoría del conocimiento.
  • la filosofía contemporánea se especializó en el problema del lenguaje, desarrolló una perspectiva filosófica relacionada con la lingüística, la hermenéutica y la importancia del lenguaje en el pensamiento y la cultura.

El surgimiento de la filosofía marcó un antes y un después en la historia e Occidente


  

Índice de temas


Filosofía antigua
Filosofía medieval
Filosofía moderna
Filosofía contemporánea

Filosofía antigua.

La filosofía antigua comprende la filosofía griega, helenística y romana, se desarrolló a partir del siglo VI a. C., con el surgimiento de la filosofía presocrática, hasta el neoplatonismo del siglo VI d. C. La historia de la filosofía antigua se subdivide en cuatro grandes períodos:

Filosofía presocrática.

Corresponde al periodo originario del pensamiento filosófico. Se la llama así, ya que agrupa a un conjunto de pensadores y doctrinas anteriores a Sócrates. Los filósofos presocráticos, también llamados naturalistas, fueron los primeros en preguntarse racionalmente acerca de la naturaleza, el origen del universo y su movimiento. La filosofía presocrática, buscó dar una respuesta racional y no mítica del conocimiento y el mundo. Por eso, suele caracterizarse a este período como «el paso del mito al logos«, en el que el pensamiento occidental atraviesa una transformación desde el pensamiento mítico y mágico, hacia la búsqueda de un pensamiento racional basado en respuestas lógicas a las preguntas fundamentales del universo y la humanidad. Así, los filósofos presocráticos intentaron explicar el cosmos a partir de un principio racional, muchas veces «material». 
Aristóteles clasificó a los presocráticos como filósofos materialistas o hilozoistas, ya que se preguntaron por el arché (arjé), el principio material de todas las cosas. Tales de Mileto postuló el agua como el elemento fundamental de la naturaleza; Anaxímenes, el aire; Heráclito habló del fuego; Empédocles, de los cuatro elementos; Demócrito, del átomo. Sin embargo, esta caracterización materialista de la filosofía presocrática, no representa a filósofos como Anaximandro, quien postuló como arché lo que llamó to ápeiron (lo infinito), la infinitud como principio universal de todas las cosas; Anaxágoras, que postuló el Nous (la inteligencia) como principio fundamental del universo. Luego, Parménides, quién desarrolló una idea abstracta y metafísica del ser. También, el Logos de Heráclito se refiere a un principio intelectual que rige intrínsecamente el universo.

Filosofía clásica.

Corresponde al período de esplendor y consumación de la filosofía griega (s. V a. C.). A partir de Sócrates, la filosofía toma su forma más representativa e inaugura una etapa ética y antropológica en el pensamiento filosófico occidental. Sócrates es considerado el padre de la filosofía occidental, en parte debido a su célebre frase «Sólo sé que no se nada», que representa y engloba el concepto básico de la filosofía como una disciplina que se encarga de estudiar, no sólo «el saber», sino, también, los mecanismos del «no-saber»
A partir de un auto cuestionamiento, Sócrates realiza una pregunta fundamental acerca de sí mismo y de su conocimiento del mundo, interrogante que afectaría sustancialmente el desarrollo del pensamiento en la historia Occidente. Sócrates pregunta ¿Qué es x? Se interroga acerca del concepto de las cosas (la verdad, la justicia, el amor, etc.).

Posteriormente, Platón, discípulo de Sócrates, es el encargado de consumar la tarea que había empezado su maestro y consolidar a la filosofía como una disciplina académica. Platón toma la figura de Sócrates para escribir sus diálogos, en los cuales se presentan la gran mayoría de los problemas e interrogantes filosóficos del pensamiento Occidental. En la alegoría de la caverna, Platón describe la vida filosófica como un despertar de la mente y una liberación de las cadenas de la ignorancia. También, desarrolló el concepto de dialéctica como práctica filosófica a través del diálogo. Se considera a Platón uno de los representantes más destacados del pensamiento occidental, quien estableció la filosofía como disciplina académica, con la fundación de la Academia de Atenas, considerada la primera universidad de Occidente.
Aristóteles, discípulo de Platón, logró desarrollar una filosofía propia e independiente, distinguiéndose de su maestro. Su pensamiento resultó crítico en muchos aspectos con la filosofía platónica. Aristóteles cuestionó la división entre mundo sensible e inteligible, y consideró inviable el «mundo de las ideas» como una realidad ontológica trascendente. Por el contrario, dio lugar a los sentidos como fuente de conocimiento, estableció una metafísica inmanente entre lo sensible y lo intelectual (materia y forma), postuló la teoría del acto y la potencia para explicar el cambio y el movimiento en el mundo, y la teoría de las formas para fundar su metafísica.

Filosofía helenística.

Se conoce como filosofía helenística al período posterior al esplendor de la filosofía griega. Tras perder su independencia y soberanía, la ciudad de Atenas pasó a formar parte del Imperio Macedonio. A partir de esta transformación social y política, la filosofía helenística se desarrolla en un contexto de decadencia griega y crisis de los valores clásicos. El pensamiento helenístico surgió en respuesta al malestar cultural de la época, por lo que se centró en una filosofía práctica, orientada a la vida y la búsqueda de la felicidad (eudaimonismo). A diferencia de la metafísica y la teoría clásica de Platón y Aristóteles, filosofías como el epicureísmo (de Epicuro), el estoicismo, el escepticismo, el hedonismo o la escuela cínica, entre otras, se concentraron en pensar una filosofía que sirva para la vida, un pensamiento ético que dé respuesta a la crisis cultural, política y religiosa de la época.

Filosofía romana.

La filosofía romana, también llamada filosofía latina corresponde al período de la Antigua Roma. El pensamiento latino se caracterizó por tener una continuidad con la filosofía helenística, en la que se priorizó la filosofía práctica (ética y política), y la influencia del estoicismo, el epicureísmo y el escepticismo fue de vital importancia. Los principales filósofos y pensadores de la época romana fueron: Cicerón, Lucrecio, Séneca, Marco Aurelio, entre otros.

Filosofía medieval.

La filosofía medieval comienza con la caída del Imperio Romano (476 d. C.) y se extiende hasta el Renacimiento (siglos XIV y XV). El pensamiento medieval se caracteriza por un intento de fusionar la herencia filosófica de la antigüedad con la doctrina religiosa del cristianismo. Los problemas fundamentales de la filosofía del medioevo atravesaron los debates entre fe y razón, el problema de la fundamentación racional de los preceptos y postulados religiosos, el desarrollo de una teología filosófica, el problema de los universales, entre otros.

La historia de la filosofía medieval se divide en dos grandes períodos:

La patrística: Corresponde al período fundacional de la filosofía medieval y el cristianismo como religión más importante e influyente de la época. Se la llama así, ya que en este período surgieron los «padres» de la filosofía medieval y la Iglesia Católica. Influenciado por la filosofía platónica y el neoplatonismo de Plotino, Agustín de Hipona, fue el principal impulsor del movimiento filosófico cristiano.

La escolástica: Corresponde al período canónico de la filosofía medieval, en el que se consolida la doctrina cristiana con un cuerpo de conocimiento metafísico y teológico. En esta etapa, los textos y el pensamiento de Aristóteles son el modelo filosófico de la época. Los pensadores más importantes de la escolástica fueron: Tomás de Aquino, con su obra Summa Theologica, Anselmo de Aosta y Guillermo de Ockham, entre otros.

Filosofía moderna.

La filosofía moderna comienza a desarrollarse a partir de la gran revolución gnoseológica y cultural del Renacimiento. El humanismo como movimiento filosófico más destacado de la época, impulsó una etapa de cambio y transformación que daría lugar al surgimiento del pensamiento moderno. La filosofía moderna se caracterizó por distinguirse del dogmatismo del medioevo, con el cual se contrastó calificando a la Edad Media como una «etapa oscura», caracterizada por el dogma y la autoridad religiosa. Por el contrario, la filosofía moderna buscó desarrollar un pensamiento no dogmático, sino científico, basado en la razón y la experiencia para desarrollar un modelo de pensamiento que cambiaría por completo la cultura en Occidente. La revolución científica, el paso de un teocentrismo a un antropocentrismo, el desarrollo de los Estados modernos, la Ilustración y la Revolución Francesa, fueron algunos de los cambios culturales producidos por la Modernidad.

En este marco, la filosofía moderna se caracterizó por el surgimiento del racionalismo a partir del pensamiento de René Descartes, considerado el padre de la filosofía moderna, quien, en su obra Meditaciones metafísicas, desarrolló una investigación basada en la duda metódica, que lo llevó a postular un solipsismo a partir de la famosa frase «Cogito, ergo sum» (pienso, luego existo), según la cual, el yo, «ego cogito», es el eje central del pensamiento filosófico y científico. A partir del cogito de Descartes, la filosofía moderna giraría entorno al yo, la consciencia y la subjetividad como temáticas centrales del pensamiento moderno.
El racionalismo cartesiano, luego, encontraría su contrapartida en el empirismo de David Hume, quien cuestionó a la razón pura y abstracta, y postuló a los sentidos como única fuente certera de conocimiento del mundo. A partir de la dicotomía entre racionalismo y empirismo, Immanuel Kant, en su Crítica de la razón pura, realizó una síntesis en la cual unifica ambos conceptos en una teoría trascendental que sería de gran importancia para la historia de la filosofía. Kant analizó los límites del conocimiento, y en el aspecto ético, postuló una teoría del valor basada en la deontología del imperativo categórico, según el cual, las personas deben comportarse a partir de una ley moral intrínseca y subjetiva a «obrar bien».

Filosofía moderna.

A continuación, expondremos una lista de los más importantes filósofos modernos (además de los ya mencionados) y su contribución a la historia de la filosofía:

Thomas Hobbes: Fue uno de los principales impulsores de la filosofía política, en su obra El Leviatán, elaboró una teoría del Estado absolutista, a partir de la cual se superaría el «estado de naturaleza» propio del carácter salvaje del hombre.

John Locke: Principal impulsor del empirismo, fue considerado el padre del liberalismo y el primero en hablar de un «contrato social».

Jean-Jacques Rousseau: Fue uno de los grandes pensadores de la Revolución Francesa, se contrastó con el pensamiento de Hobbes y Locke, según los cuales, la «naturaleza malvada» del hombre debía corregirse a partir de la sociedad. Por el contrario, Rousseau postuló que «el hombre nace bueno y lo corrompe la sociedad». Desarrolló una teoría de la justicia como equidad y postuló la igualdad y los derechos del hombre y del ciudadano.

Baruch Spinoza: Filósofo judío, desarrolló una metafísica panteísta, según la cual todo forma parte de una Sustancia Divina, y el universo se organiza según un orden geométrico-matemático.

Gottfried Leibniz: Filósofo, matemático y teólogo se destacó por desarrollar nuevas investigaciones filosóficas acerca del concepto de Dios, el problema del mal, la lógica modal y los debates del determinismo en relación con el problema del libre albedrío. Entre sus obras más destacadas se encuentran Monadología y Teodicea.

George Berkeley: Filósofo inglés, desarrolló un panteísmo basado en la percepción, según el cual «ser es ser percibido», y todo forma parte de la mente de Dios.

  

Filosofía contemporánea.

La filosofía contemporánea comienza a partir de la Revolución Francesa en adelante, y continúa en vigencia hasta la actualidad. El pensamiento contemporáneo se caracteriza por diversificar en múltiples disciplinas, corrientes y áreas, la filosofía como forma distintiva del pensamiento occidental. A continuación, presentamos una breve caracterización de las corrientes más importantes del pensamiento contemporáneo:

Idealismo alemán: Posterior a la filosofía kantiana, el idealismo alemán se caracterizó por el intento de superar las contradicciones del pensamiento moderno a través de la dialéctica, la historia y una metafísica del sujeto absoluto. Georg Wilhelm Friedrich Hegel fue el máximo representante del idealismo alemán, quien en su obra Fenomenología del Espíritu, elaboró una metafísica basada en el concepto de sujeto absoluto y la dialéctica histórica. En este período, la dicotomía entre romanticismo y realismo influenció profundamente el desarrollo del pensamiento contemporáneo. Surge la Estética de la mano de Baumgarten.

Pesimismo filosófico: Arthur Schopenhauer cuestionó las ideas de Hegel y del idealismo postkantiano, su filosofía se sirvió de ideas de la filosofía oriental como la apariencia del mundo, la ilusión del ego y el ascetismo. Schopenhauer consideró que la vida humana se basa en el sufrimiento y que, contrario a la opinión de Leibniz, estamos en «el peor de los mundos posibles». Por esta razón, Schopenhauer es considerado el padre del pesimismo filosófico.

Materialismo filosófico: Heredero de la dialéctica hegeliana, Karl Marx elabora una teoría materialista de la historia y una profunda crítica política y económica al capitalismo como sistema opresor de las clases trabajadoras. La investigación económica de Marx lo llevó a elaborar una teoría de la plusvalía, según la cual, el capital se acumula en un sector privilegiado de la sociedad, generando desigualdad y explotación.

Vitalismo y crítica a los valores: Se considera a la obra de Friedrich Nietzsche un hito en la historia de la filosofía contemporánea, en la que el filósofo realiza una profunda crítica a los valores, la moral y la cultura occidental en general. Nietzsche se propuso renovar por completo el pensamiento occidental y postuló un vitalismo basado en el concepto de voluntad de poder como motor del pensamiento y la cultura, en respuesta a lo que él consideraba la decadencia de Occidente: el cristianismo y el platonismo.

Positivismo: Corriente filosófica basada en un cientificismo radical que rechazó toda otra forma de pensamiento que no estuviera basado en las reglas estrictas del método científico y las «ciencias duras». El utilitarismo es una ética que se enmarca en los preceptos positivistas, también el pragmatismo como filosofía práctica. El positivismo lógico de Ludwig Wittgenstein, en su Tractatus Logico-Philosophicus, postula un rechazo a toda metafísica y abre el debate en relación al problema del lenguaje.

Existencialismo: Fue una de las corrientes más influyentes del siglo XX. Comienza con la filosofía de Søren Kierkegaard, quien estableció a la existencia como modo de vida fundamental del ser humano. La filosofía de Martin Heidegger sentó las bases del existencialismo, a partir de su obra Ser y tiempo, la cual postula que el ser humano está ontológicamente «arrojado al mundo» y vive su experiencia atravesado por la matriz del tiempo. Luego, Jean-Paul Sartre, principal exponente del existencialismo en el siglo XX, contrastó la realidad entre el ser y la nada, y postuló que «la existencia precede a toda esencia». 
Para superar el nihilismo de la existencia, Sartre desarrolló una filosofía ética basada en la libertad y la responsabilidad del sujeto sobre su existir. Simone de Beauvoir fue una pensadora fundamental para el existencialismo y el movimiento de mujeres en el siglo XX. Por otro lado, el absurdismo de Albert Camus se basó en el absurdo de la vida como fórmula para comprender el problema de la existencia.

Fenomenología: Edmund Husserl elaboró un estudio basado en los «fenómenos de la consciencia», orientado a investigar las formas en las que la subjetividad comprende y procesa las experiencias sensoriales. Maurice Merleau-Ponty, en su obra Fenomenología de la percepción, desarrolló un concepto revolucionario de la experiencia como fenómeno perceptivo.

Teoría crítica: La escuela de Frankfurt, contrastada con el círculo e Viena (positivistas), se centró en desarrollar una crítica al sistema capitalista y al positivismo. Heredera del marxismo, la escuela de Frankfurt desarrolló estudios acerca de los sistemas de opresión social e ideológica del capitalismo. Sus principales representantes fueron Theodor Adorno y Max Horkheimer. Por otro lado, los estudios de Michel Foucault acerca del poder y las estructuras socio-políticas que ejercen y distribuyen las relaciones de poder, significaron una profunda crítica a la Modernidad y las estructuras sociales fundacionales de Occidente.

Hermenéutica: Del área de la filosofía del lenguaje, la hermenéutica se basó en estudiar los discursos y las narrativas, en relación a la importancia del lenguaje en el pensamiento y la cultura occidental. Los principales representantes de la hermenéutica son: Jacques Derrida, con su concepto de deconstrucción como análisis de textos filosóficos, y Georg Gadamer, fundador de la hermenéutica contemporánea.

Citar este artículo.

Aci, E. M. (28 de agosto de 2023). Definición de filosofía occidental. Ramas, historia, pensadores e ideas principales. Definicion.com. https://definicion.com/filosofia-occidental/

Filosofía Antigua.

  

La filosofía en la época alejandrina.

COLUMNAS 09 DE JUNIO DE 2021
 POR JORGE BARRERA

Una nueva entrega de "Doxografía y Filosofía para profanos", del Profesor Jorge Barrera.

A la muerte de Alejandro, su imperio se desvertebró. Las disputas de los generales macedonios produjeron el caos en el antiguo dominio. Los dos comandantes naturales, herederos del discípulo de Aristóteles, eran: Perdicas, originario de Oréstides, Macedonia; quien había participado  junto a él, en todas las batallas,  y además, estaba en posesión del hijo póstumo de Alejandro con Roxana,  en Asia.  En Europa, por su parte, el último general superviviente era  Antípatro.
La ausencia del hijo de Filipo dio lugar a un esperado entredicho por su sucesión y por saber a quien le correspondía la corona de Macedonia. El mismo se resolvió repartiéndola  entre un medio hermano del conquistador, hijo bastardo de su padre,  que según testimonios de diversos historiadores, era de “inteligencia mediana” y su hijo al qe ya nos hemos referido. En ese contexto,  el verdadero poder quedó en mano de los generales, que, además,  eran los señores locales: Ptolomeo en Egipto, Antígono en Frigia, Seleuco en Babilonia y Lisímaco en Tracia.
De allí en más, necesitarían de su  su habilidad política y militar para asegurarse el poder.

Alejandría nuevo centro cultural del mundo antiguo.

Ptolomeo I siguió los pasos de su jefe, desplegando  la misma estrategia política que había usado  Alejandro. Esto es, buscar integrar  las diferentes culturas. Su táctica tuvo éxito en Alejandría,  logró unir a los egipcios y los griegos, a través de una nueva religión sincrética: la del dios Serapis con su mujer la diosa Isis y su hijo el dios Harpócrates. Construyó muchos templos para el culto de esta tríada. De esta Manera el paganismo cobró fuerza y adhesión. Pero, además, abrió sus puertas a las otras creencias religiosas. 
 Alejandría se convirtió en un enclave auténticamente cosmopolita y ecléctico. Un verdadero crisol, donde interactuaron diferentes religiones y distintas corrientes filosóficas. Judíos, paganos y cristianos, por una parte, aristotélicos, platónicos, escépticos, estoicos, epicúreos, por la otra;  convivieron a la ciudad en un escenario propicio para el surgimiento de una nueva concepción filosófica:  en la que se acercaron el pensamiento racional y la revelación teológica.

 Según expresa Abbagnano; “La primera época y la época clásica de la filosofía griega habían reconocido a la investigación el más alto valor”.  Había Colocado  al hombre en el centro de la investigación, como punto de partida y como fin último. Pero ahora, la investigación filosófica estaba al servicio de otro interés, el religioso. La religión basa sus verdades en la revelación o en una sabiduría originaria; en resumen, se apoya ya no en el pensamiento radical y crítico, sino “en la tradición”. Por su parte, Dhilthey, señala:

 
”ya desde la fundación de Alejandría se inició la mezcla de la cultura griega y la oriental, pero ha sido en el campo de la filosofía donde este proceso introdujo una nueva época,  en el momento que la filosofía acogió, como medio supremo de la verdad, la revelación” (Dhilthey, Wilhelm, 1951)

Fue allí, entonces,  donde la filosofía griega tuvo un contacto directo con las religiones orientales. En este contexto es que nació Filón de Alejandría, en esta nota haremos referencia a su vida y su pensamiento, por ser uno de los filósofos que mejor representa la conjunción de filosofía y religión.
Filón de Alejandría (en griego: Φίλων ὁ Ἀλεξανδρεύς, Philôn ho Alexandreus; en latín: Philo Judaeus, «Filón el judío»; en hebreo: פילון האלכסנדרוני, Filôn Haleksandrôny) fue un filósofo judío helenístico nacido alrededor del año 20 a. C. en Alejandría, donde murió alrededor del 45 d. C. Contemporáneo al inicio de la era cristiana, vivió en Alejandría, entonces el gran centro intelectual del Mediterráneo. La ciudad tenía una fuerte comunidad judía de la que Filón fue uno de sus representantes ante las autoridades romanas. Su abundante trabajo es principalmente apologético, con la intención de demostrar la combinación perfecta entre la fe judía y la filosofía helenística.


“Filón el Judío”, nació en Alejandría entre los años 30 y 20 antes de Cristo. Vivió en      esa ciudad,  que, debido al comercio y a la Universidad fue, desde su fundación hasta su caída, el centro principal de la enseñanza del sincretismo culto.

Según se relata, en el año 39/40 d. C. viajó a Roma como cabeza de la embajada judía de Alejandría ante el emperador Calígula. para protestar por el trato recibido por la comunidad judía en el “pogromo” del año 38 dirigido por el prefecto Aulio Avilio Flaco.  
“Filón perteneció a una de las familias más ricas y poderosas de Alejandría ligada a la casa reinante de Judea, y su hermano Alejandro fue funcionario de aduanas (ἀλαβάρχης, “alabarca”) de la comunidad judía de Alejandría. Esta posición social, sin duda, le permitió recibir la educación más elevada de su época, como se deja ver en el amplio conocimiento de la literatura y la filosofía griega que se refleja en sus obras.” (https://www.philosophica.info/voces/filon/Filon.html. 2021)
Filón murió con seguridad después del año 41 d.C. y, si en esta época ya era anciano, es razonable indicar el año 50 como el más próximo a su muerte.

Sabemos también que manifiesta una gran veneración por las “Sagradas Escrituras”, especialmente por Moisés, quien, según su testimonio,  estaría inspirado directamente por Jehová; es también un profundo admirador de la filosofía griega. 

Según Bertrand Russell:
  “El filósofo Filón, contemporáneo  de Cristo, es   la mejor ilustración  de la influencia griega sobre los judíos en la esfera del pensamiento.     Si bien ortodoxo en religión, Filón es, en filosofía, fundamentalmente un platónico”
Opina que los Griegos  llegaron por medio de la filosofía al desvelamiento de las verdades eternas. Para justificar esta afirmación elabora un método exegético, que tiene como resultado una especie de Platonismo similar al que se había desarrollado en Alejandría.

Los puntos centrales de la doctrina de Filón son tres:

1)    La doctrina del “Logos” como intermediario entre Dios y los hombres.

2)    El fin del hombre es la unión con Dios.  

3)    La incomprensibilidad de la  naturaleza divina.

Dios es superior al bien y a la unidad y no puede tener otro nombre que; Yahveh:
  “El que Es”.

El logos es el intermediario en la creación del cosmos, antes de crear el mundo, Dios,  creo el “Logos” un modelo perfecto, incorpóreo y semejante a si mismo.

Sertillanges (1983), a pesar de ser crítico de Filón y atribuirle arbitrariedad en la combinación de las ideas griegas, para acoplarlas al judaísmo; expresa que, el alejandrino, profesa una doctrina elevada de carácter teológico y  místico que le acerca por anticipado al sistema cristiano.

Filón se destaca por ser uno de los principales exégetas de los textos del antiguo testamento, distingue,  dos categorías de exégesis, en el análisis bíblico: el alegórico (ὑπόνοια) y el literal (ῥητή), Respecto al alegórico,  lo divide a su vez, en dos dimensiones: la física  y la ética.

El término: “físico” (φυσικῶς),  señala «una perfecta conformidad con la naturaleza de las cosas». En tanto, que el termino: “ético” (ἠθικῶς) designa: el nivel moral o  antropológico  de la alegoría.  Estos dos sentidos siguen la clasificación tradicional helénica y también la estrecha conexión entre exégesis y filosofía, tal como el mismo Filón expresa. Por otro lado, estos dos sentidos traen consigo el progreso especulativo y las opciones filosóficas de nuestro autor, que ha ampliado notablemente los planos de indagación e interpretación de los textos sagrados.

Filón sigue también a Platón en la moral teórica, en cambio se inspira en el judaísmo para los preceptos particulares. Utiliza también las alegorías para realizar sus exposiciones. Orígenes, clemente de Alejandría y los doctores de la iglesia de Roma y Cartago y la Edad media, seguirán su modelo.

Bibliografía

Abbagnano, Nicolás. 1982.  Historia de a Filosofía. Hora S.A..Barcelona. España

Barrera, J; 2021, https://mediomundo.uy/contenido/4076/la-stoa-media

Dhilthey, Wilhelm, (1951). Historia de la filosofia. Fondo de cultura económica. México

https://www.philosophica.info/voces/filon/Filon.html (2021)

Julián Marías (1958). Historia de la Filosofía. Revista de Occidente. Madrid

Le Senne, René (1973). Tratado de Moral General. Gredos. Madrid. España

Russell, Bertrand, (1946). Historia de la filosofía Occidental. Austral. España.

Sertillanges A.-D. (1983). El cristianismo y las filosofías. Gredos. Madrid. España

  

Filón de Alejandría.

(Alejandría, entre 13 y 20 a.J.C. - id., hacia 50 d.J.C.) Filósofo judío de la diáspora griega. De familia aristocrática, negoció ante Calígula un estatuto político para los judíos (40). Restituyó la ortodoxia, cuestionada por el helenismo, y buscó la complementariedad entre la Torá (interpretada de forma alegórica) y Platón. Desarrolló una doctrina del logos y su influencia llegó, a través de Clemente de Alejandría y de Orígenes, a la patrística.
Llamado también Filón el Hebreo o Filón el Judío, fue una interesante figura de filósofo y de hombre. Su obra es una significativa expresión del sincretismo filosófico de la primera mitad del siglo I, que vinculó entre sí las ideologías griega y hebrea. Se sabe poco de la vida de Filón. Miembro de una familia muy notable y poderosa (un hijo de su hermano Alejandro Lisímaco se casó con la hija del rey de los judíos Herodes Agripa), recibió una cuidadosa educación, como lo demuestran, entre otros detalles, su vasta erudición bíblica (a pesar de que no conocía el hebreo), su familiaridad con la filosofía helénica e incluso el estudio de su estilo.

Sólo un episodio de su vida conocemos: la embajada a Calígula, que fue llamado a presidir en un momento dramático de la historia de su pueblo. La población griega y egipcia de Alejandría, muy hostil a los judíos, pidió que se colocaran estatuas del emperador en las sinagogas; con ello pretendían exponer a los hebreos a la ira del emperador y, al mismo tiempo, atraerse las simpatías de éste mediante una forma de adulación que juzgaban de su gusto. Ante el riesgo de verse acusados de lesa majestad, los judíos enviaron una embajada a Roma para suplicar al emperador la exención de tal culto; la misión, pues, resultaba extremadamente difícil y peligrosa. En Roma, los embajadores no fueron recibidos inmediatamente, y hasta quizá no lo fueron nunca; diferida la audiencia de un mes a otro, hubieron de soportar vejaciones e insultos de todo género. Sin embargo, al final, y es de creer que por los méritos de Filón, lograron cierta tolerancia.

Lo notable o por lo menos curioso de todo ello es el carácter del hombre que llevó tal asunto no sin habilidad y al que se describe normalmente como inclinado sólo a la vida contemplativa y carente en absoluto de sentido práctico y de vocación política. Aunque en esto haya algo de cierto, y sin hacer tampoco de Filón un hombre de acción, no pueden ignorarse los diversos aspectos de su temperamento, que lo convierten en un personaje no ajeno a la actividad práctica y política, por lo menos cuando se trataba de defender los intereses de la colonia hebrea de Alejandría.

En uno de los pocos pasajes en que habla de sí mismo, Filón dice:

"Con frecuencia, abandonados los parientes, los amigos y la patria, y retirado al desierto para reflexionar sobre cualquier cosa digna de meditación, no sacaba de ello provecho alguno, antes bien mi mente, distraída o roída por la pasión, tendía a lo opuesto; algunas veces, en cambio, he sabido permanecer entregado a mis pensamientos en medio de una gran muchedumbre, por cuanto Dios ha alejado a la multitud de mi alma y me ha enseñado que el bien o el mal se deben, no a las diferencias de los lugares, sino a Él mismo, que mueve y conduce por donde quiere el carro del espíritu" (Explicación alegórica del Libro de las Leyes).
En tales palabras se refleja todo el hombre y el pensador, en sus aspectos diversos y opuestos; la figura del contemplativo, amante de la soledad, y la del embajador ante Calígula, que en ésta y en otras ocasiones se manifiesta defensor tenaz de los intereses de los hebreos alejandrinos con la acción y con la pluma, en obras como Apología de los judíos y Moisés. De este modo, Filón es al mismo tiempo un filósofo de sutiles y complicadas interpretaciones alegóricas, un combatiente de la causa judía en Contra Flaco y Legación a Cayo y un místico precursor del neoplatonismo, creador de un sistema que llega a un Dios único a través de las potencias intermedias, la mayor de las cuales es el "logos", de acuerdo con la doctrina presente en sus textos Sobre la esclavitud del insensato, Sobre la libertad del sabio, Sobre la Providencia, etc. 
También los retratos de Filón que adornan los manuscritos de sus obras revelan esta compleja vida espiritual en el semblante pensativo y en el amplio gesto de la mano, incluso en aquellas representaciones donde aparece con indumentaria convencional y con los símbolos que acompañan a los santos cristianos (la leyenda, en efecto, lo presentó convertido al cristianismo por San Marcos).
De la obra de Filón, máximo representante sin duda de la filosofía judaicoalejandrina, es preciso destacar la Explicación alegórica del Libro de las Leyes, un vasto comentario alegórico, versículo por versículo, de pasajes del Génesis. La idea fundamental de esta alegoría de la historia del alma humana y de sus relaciones con Dios es que, en la historia del primer hombre, todos los autores del drama, sus acciones y las situaciones que resultan de ellas son alegorías de los estados del alma; la obra entera es, pues, un tratado más bien arbitrario de psicología y ética.
Carácter distintivo de este comentario es unir la fe más viva en la inspiración de la Escritura con la mayor libertad de crítica. En varias ocasiones Filón dice que el texto sagrado tomado en sentido literal es insignificante e incompleto: Filón deduce de ello que debe esconder entre líneas algún oculto significado, que es menester sacar a la superficie por medio de la meditación y con la asistencia divina. Así, la Creación no puede haberse desarrollado en un período de seis días, ni siquiera en el tiempo:
  "Seria estúpido creerlo así, porque el tiempo no ha tenido origen sino con el mundo"; se trata de una distribución simétrica y armónica, pues "la naturaleza se complace en el número siete".

 La historia de la creación de Eva de la costilla de Adán es para Filón una parábola encaminada a ilustrar el origen de la percepción sensible que se torna activa cuando el Espíritu está en reposo.

Aunque en otras obras el autor parezca reconocer a los diversos personajes bíblicos un carácter histórico, no da aquí mucha importancia a la cuestión; pero no reconocer el carácter de verdad a un solo pormenor de la Biblia sería para el autor pecado mortal. La materia para sus revestimientos alegóricos y comentarios parenéticos se la proporciona especialmente la filosofía platónica y estoica; es mérito de esta obra el haber interpretado el Antiguo Testamento en términos de filosofía griega, estableciendo de este modo un puente entre el Judaísmo y el Helenismo.
Entre los varios tratados que corresponden a los diversos pasajes del Génesis, los principales son "De los Querubines", "De los sacrificios de Abel y Caín", "De la Agricultura de Noé", "De la embriaguez", "De la confusión de las lenguas", "De la emigración de Abraham" y "De los sueños"
El comentario de Filón avanza modelado, en cuanto a la forma, sobre el Midrash rabínico, basándose menos en la ilación lógica y sistemática que en la asociación de ideas, aún cuando sólo sean ocasionales.
En sustancia, el texto del Génesis no proporciona sino ocasión y pretexto para una amplia exhibición de conceptos filosóficos, reflexiones y sugerencias éticas y observaciones psicológicas; sistema no muy diferente del de la parenética sagrada motivada por pasajes de la Escritura habituales entre los oradores sagrados. La influencia de Filón no tardó en dejarse sentir, especialmente en algunas figuras conspicuas del cristianismo alejandrino como Clemente de Alejandría y Orígenes, y, entre los latinos, en San Ambrosio y Agustín de Hipona, el último de los cuales reconoce la agudeza de Filón, aunque deplorando sus deficiencias como cristiano.

  

El Helenismo.

¡Hola de nuevo, Sofía! Ya has oído hablar de los filó­sofos de la naturaleza y de Sócrates, Platón y Aristóteles, con lo cual ya conoces los mismísimos cimientos de la filosofía europea. A partir de ahora dejaremos ya de lado aquellos ejercicios iniciales que te solía dejar en un sobre blanco. Supongo que con los ejercicios, pruebas y contro­les del colegio tienes de sobra.
Te hablaré de ese largo período de tiempo que abarca desde Aristóteles, a finales del siglo IV a. de C., hasta los principios de la Edad Media, alrededor del año 400 d. de C. Toma nota de que ponemos «antes» y «después» de Jesu­cristo, porque algo de lo más importante, y también más singular de este período, fue precisamente el cristianismo.
Aristóteles murió en el año 322 a. de C. Para entonces Atenas ya había perdido su papel protagonista. Esto se de­bía, entre otras cosas, a los grandes cambios políticos oca­sionados por las conquistas de Alejandro Magno (356-323).
Alejandro Magno fue rey de Macedonia. Aristóteles también era de Macedonia y, de hecho, durante algún tiempo fue profesor del joven Alejandro. Éste ganó la úl­tima y decisiva batalla a los persas. Y más que eso, Sofía: con sus muchas batallas unió la civilización griega con Egipto y todo el Oriente hasta la India. Se inicia una nueva época en la historia de la humanidad. Emergió una socie­dad universal en la que la cultura y la lengua griegas juga­ron un papel dominante. Este periodo, que duró unos 300 años, se suele llamar helenismo. Con «helenismo» se en­tiende tanto la época como la cultura predominantemente griega que dominaba en los tres reinos helenísticos: Mace­donia, Siria y Egipto.
A partir del año 50 a. de C. aproximadamente, Roma llevó la ventaja militar y política. Esta nueva potencia fue conquistando uno por uno todos los reinos helenos, y co­menzó a imponerse la cultura romana y la lengua latina desde España por el oeste, adentrándose mucho en Asia por el este. Comienza la época romana, o la Antigüedad tardía. Debes tomar nota de una cosa: antes de que Roma tuviera tiempo de conquistar el mundo helénico, la misma Roma se había convertido en una provincia de cultura griega. De esta forma, la cultura y filosofía griegas jugarían un importante papel mucho tiempo después de que la im­portancia política de los griegos fuera cosa del pasado.

Religión, filosofía y ciencia

El helenismo se caracterizó por el hecho de que se borraron las fronteras entre los distintos países y culturas. Anteriormente los griegos, romanos, egipcios, babilonios, sirios y persas habían adorado a sus dioses dentro de lo que se suele llamar «religión de un Estado nacional». Ahora las distintas culturas se mezclan en un crisol de ideas religiosas, filosóficas y científicas.
Podríamos decir que la plaza se cambió por la arena mundial. También en la vieja plaza habían resonado voces que llevaban diferentes mercancías al mercado así como diferentes ideas y pensamientos. Lo nuevo fue que las pla­zas de las ciudades ahora se llenaban de mercancías e ideas del mundo entero, y que se oían muchas lenguas dis­tintas.
Ya hemos mencionado que las ideas griegas se sem­braron mucho más allá de las antiguas zonas de cultura griega. Pero, a la vez, por toda la región mediterránea tam­bién se rendía culto a dioses orientales. Surgieron varias nuevas religiones que recogían dioses e ideas de algunas de las antiguas naciones. Esto se llama sincretismo, o mez­cla de religiones.
Anteriormente la gente se había sentido muy unida a su pueblo y a su ciudad-estado. Pero conforme esas sepa­raciones y líneas divisorias se fueron borrando, mucha gente tenía dudas y se sentía insegura ante las visiones y conceptos de la vida. Esa parte de la Antigüedad estaba, en términos generales, caracterizada por la duda religiosa, la desintegración religiosa y el pesimismo. «El mundo está viejo», se decía.
Una característica común de las nuevas religiones del helenismo era que solían tener una teoría, a menudo secreta, sobre cómo las personas podían salvarse de la muer­te. Aprendiendo esas teorías secretas y realizando, además, una serie de ritos, las personas podían tener esperanza de obtener un alma inmortal y una vida eterna. El adquirir unos determinados conocimientos sobre la verdadera natu­raleza del universo podía ser tan importante como los ritos religiosos para salvar el alma.
Éstas fueron las religiones, Sofía, pero también la filo­sofía se movía cada vez más hacia la salvación y el con­suelo. Los conocimientos filosóficos no sólo tenían un valor en si mismos, también debían librar a los seres humanos de su angustia vital, de su miedo a la muerte y de su pesimis­mo. De esta manera se borraron los límites entre religión y filosofía.
En general podemos decir que la filosofía helenística era poco original. No surgió ningún Platón ni ningún Aris­tóteles. Pero por otra parte los tres grandes filósofos de Atenas fueron una importante fuente de inspiración para varias corrientes filosóficas, de cuyos rasgos principales te haré un pequeño resumen.

También en la ciencia del helenismo se notaba la mezcla de ingredientes de diferentes culturas. La ciudad de Alejandría en Egipto jugó en este contexto un papel clave como lugar de encuentro entre Oriente y Occidente. Atenas continuó siendo la capital de la filosofía con las es­cuelas filosóficas heredadas de Platón y Aristóteles, y Alejandría se convirtió en el centro de la ciencia. Con su gran biblioteca, esta ciudad fue la capital de las matemáti­cas, la astronomía, biología y medicina.
Se podría muy bien comparar el helenismo con la cultura del mundo actual. También el siglo XX se ha carac­terizado por una sociedad mundial cada vez más abierta. También en nuestro tiempo esto ha llevado a grandes cam­bios en cuanto a religión y conceptos sobre la vida. De la misma manera que se podían encontrar ideas de divinida­des griegas, egipcias y orientales en Roma a principios de nuestra era, podemos ahora, hacia finales del siglo XX, en­contrar ideas religiosas de todas partes del mundo en todas las ciudades europeas de cierto tamaño.
También en nuestro tiempo vemos cómo una mezco­lanza de religiones viejas y nuevas, de filosofías y ciencias, puede formar la base para nuevas ofertas en el «mercado de las grandes ideas sobre la vida». Gran parte de esos «nue­vos conocimientos» son en realidad productos viejos del pensamiento, con algunas raíces en el helenismo.
Como ya he mencionado, la filosofía helenística con­tinuó trabajando en ideas y planteamientos tratados por Sócrates, Platón y Aristóteles. Los tres intentaban buscar la manera más digna y mejor de vivir y de morir para los seres humanos. Es decir, se trataba de la ética. En la nueva socie­dad mundial ése fue el proyecto filosófico más importante:
¿en qué consiste la verdadera felicidad y cómo la podemos conseguir? Ahora vamos a ver cuatro corrientes filosóficas que se ocuparon de esta cuestión.

Los cínicos.

De Sócrates se cuenta que una vez se quedó parado delante de un puesto donde había un montón de artículos expuestos. Al final exclamó: «¡Cuántas cosas que no me hacen falta!».
Esta exclamación puede servir de titular para la filo­sofía cínica, fundada por Antístenes en Atenas alrededor del año 400 a. de C. Había sido alumno de Sócrates y se había fijado ante todo en la modestia de su maestro.
Los cínicos enseñaron que la verdadera felicidad no depende de cosas externas tales como el lujo, el poder po­lítico o la buena salud. La verdadera felicidad no consiste en depender de esas cosas tan fortuitas y vulnerables, y precisamente porque no depende de esas cosas puede ser lograda por todo el mundo. Además no puede perderse cuando ya se ha conseguido.
El más famoso de los cínicos fue Diógenes, que era discípulo de Antístenes. Se dice de él que habitaba en un tonel y que no poseía más bienes que una capa, un bastón y una bolsa de pan. (¡Así no resultaba fácil quitarle la felici­dad!) Una vez en que estaba sentado tomando el sol de­lante de su tonel, le visitó Alejandro Magno, el cual se co­locó delante del sabio y le dijo que si deseaba alguna cosa, él se la daba. Diógenes contestó: «Si, que te apartes un po­co y no me tapes el sol». De esa manera mostró Diógenes que era más rico y más feliz que el gran general, pues tenía todo lo que deseaba.
Los cínicos opinaban que el ser humano no tenía que preocuparse por su salud. Ni siquiera el sufrimiento y la muerte debían dar lugar a la preocupación. De la misma manera tampoco debían preocuparse por el sufrimiento de los demás.
Hoy en día las palabras «cínico» y «cinismo» se utili­zan en el sentido de falta de sensibilidad ante el sufri­miento de los demás.

Los estoicos.

Los cínicos tuvieron importancia para la filosofía es­toica, que nació en Atenas alrededor del año 300 a. de C. Su fundador fue Zenón, que era originario de Chipre pero que se unió a los cínicos después de un naufragio. Solía reunir a sus alumnos bajo un pórtico. El nombre «estoico» viene de la palabra griega para pórtico (stoa). El estoicismo tendría más adelante gran importancia para la cultura ro­mana.
Como Heráclito, los estoicos opinaban que todos los seres humanos formaban parte de la misma razón universal o «logos». Pensaban que cada ser humano es como un mundo en miniatura, un «microcosmos», que a su vez es reflejo del «macrocosmos».
Esto condujo a la idea de que existe un derecho uni­versal, el llamado «derecho natural». Debido a que el de­recho natural se basa en la eterna razón del ser humano y del universo, no cambia según el lugar o el tiempo. En este punto tomaron partido por Sócrates y contra los sofistas.
El derecho natural es aplicable a todo el mundo, tam­bién a los esclavos. Los estoicos consideraron los libros de leyes de los distintos Estados como imitaciones incomple­tas de un derecho que es inherente a la naturaleza misma.
De la misma manera que los estoicos borraron la di­ferencia entre el individuo y el universo, también rechaza­ron la idea de un antagonismo entre espíritu y materia. Según ellos sólo hay una naturaleza. Esto se llama mo­nismo (contrario, por ejemplo, al claro «dualismo» o bipar­tición de la realidad de Platón).
De acuerdo con el tiempo en el que vivieron, los es­toicos eran «cosmopolitas», y por consiguiente más abier­tos a la cultura contemporánea que los «filósofos del to­nel» (los cínicos). Señalaban como muy importante la comunidad de la humanidad, se interesaron por la política y varios de ellos fueron hombres de Estado en activo, por ejemplo el emperador romano Marco Aurelio (121-180 d. de C.). Contribuyeron a promocionar la cultura y filosofía griegas en Roma y, en particular, lo hizo el orador, filósofo y político Cicerón (106-43 a. de C.). Él fue quien formuló el concepto de humanismo, es decir esa idea que coloca al individuo en el centro. El estoico Séneca (4 a. de C.-65 d. de C.) dijo unos años más tarde que «el ser humano es para el ser humano algo sagrado». Esta frase ha quedado como una consigna para todo el humanismo posterior.
Los estoicos subrayaron además que todos los proce­sos naturales, tales como la enfermedad y la muerte, siguen las inquebrantables leyes de la naturaleza. Por tanto, el ser humano ha de conciliarse con su destino. Nada ocurre for­tuitamente, decían. Todo ocurre por necesidad y entonces sirve de poco quejarse cuando el destino llama a la puerta. El ser humano también debe reaccionar con tranquilidad ante las circunstancias felices de la vida; en esta idea se nota el parentesco con los cínicos, que decían que todas las cosas externas les eran indiferentes. Incluso hoy en día hablamos de una «tranquilidad estoica» cuando una per­sona no se deja llevar por sus sentimientos.

Los epicúreos

Como ya hemos visto, a Sócrates le interesaba ver cómo los seres humanos podían vivir una vida feliz. Tanto los cínicos como los estoicos le interpretaron en el sentido de que el ser humano debería librarse de todo lujo mate­rial. Pero Sócrates también tenía un alumno, que se lla­maba Aristipo, que pensaba que la meta de la vida debería ser conseguir el máximo placer sensual.«EI mayor bien es el deseo», dijo, «el mayor mal es el dolor». De esta mane­ra, quiso desarrollar un arte de vivir que consistía en evitar toda clase de dolor. (La meta de los cínicos y estoicos era aguantar toda clase de dolor, lo cual es muy diferente a centrar todos los esfuerzos en evitar el dolor.)
Epicuro (341-270 a. de C.) fundó alrededor del año 300 una escuela filosófica en Atenas (la escuela de los epi­cúreos). Desarrolló la ética del placer de Aristipo y la com­binó con la teoría atomista de Demócrito.
Se dice que los epicúreos se reunían en un jardín, ra­zón por la cual se les llamaba «los filósofos del jardín». Se dice que sobre la entrada al jardín colgaba una inscripción con las palabras «Forastero, aquí estarás bien. Aquí el pla­cer es el bien primero».
Epicuro decía que era importante que el resultado placentero de una acción fuera evaluado siempre con sus posibles efectos secundarios. Si alguna vez te has puesto mala por haber comido demasiado chocolate, entenderás lo que quiero decir. Si no, te propongo el siguiente ejerci­cio: coge tus ahorros y compra chocolate por valor de 200 coronas  (suponiendo que te guste el chocolate). Es muy importante para el ejercicio que te comas todo el choco­late de una sola vez. Aproximadamente media hora más tarde entenderás lo que Epicuro quería decir con «efectos secundarios».
Epicuro también decía que un resultado placentero a corto plazo tiene que evaluarse frente a la posibilidad de un placer mayor, más duradero o más intenso a más largo plazo. (Por ejemplo si decides no comer chocolate durante un año entero porque eliges ahorrar todo tu dinero para comprar una bici nueva o para unas carísimas vacaciones en el extranjero.) Al contrario que los animales, los seres humanos tienen la posibilidad de planificar su vida. Tienen la capacidad de realizar un «cálculo de placeres». Un cho­colate delicioso es, evidentemente, un valor en si, pero también lo son la bicicleta y el viaje a Inglaterra.
No obstante, Epicuro señaló que el «placer» no tenía que ser necesariamente un placer sensual, como, por ejem­plo, comer chocolate. También pertenecen a esta categoría valores tales como la amistad y la contemplación del arte. Condiciones previas para poder disfrutar de la vida eran los viejos ideales griegos tales como el autodominio, la mode­ración y el sosiego, pues hay que frenar el deseo. De esta manera también la calma nos ayudará a soportar el dolor.

Personas con angustia religiosa buscaban a menudo ayuda en el jardín de Epicuro. En este aspecto, la teoría ato­mista de Demócrito fue un recurso contra la religión y la su­perstición. Para vivir una vida feliz es muy importante supe­rar el miedo a la muerte. Para esta cuestión, Epicuro se apoyó en la formulación de Demócrito de los «átomos del alma». A lo mejor te acuerdas que él pensaba que no ha­bía ninguna vida después de la muerte, porque todos los áto­mos del alma vuelan hacia todas partes cuando morimos.

«La muerte no nos concierne», dijo Epicuro, así de simple. «Pues, mientras existimos, la muerte no está pre­sente. Y cuando llega la muerte nosotros ya no existimos.» (Mirado así, nadie se ha puesto nunca triste por estar muer­to.)

El mismo Epicuro resumió su filosofía liberadora en lo que llamó las «cuatro hierbas curativas»:

A los dioses no hay que temerlos. La muerte no es algo de lo que haya que preocuparse. Es fácil conseguir lo bueno. Lo terrible es fácil de soportar.
No constituía ninguna novedad en la cultura griega comparar la misión de la filosofía con el arte médico. Aquí nos encontramos con la idea de que el ser humano se tiene que equipar con un «botiquín de filosofía» que contenga cuatro medicinas importantes.
Al contrario que los estoicos, los epicúreos muestran poco interés por la política y la vida social. «¡Vive en se­creto!», aconsejaba Epicuro. Quizás pudiéramos comparar su «jardín» con las comunas de nuestro tiempo. También en estos días hay mucha gente que ha buscado un refugio dentro de la gran sociedad.
Después de Epicuro muchos epicúreos evolucionan en dirección a una obsesión por el placer. La consigna fue:

«Vive el momento». La palabra «epicúreo» se utiliza hoy en el sentido despectivo de vividor.

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Gaarder, Jostein. El mundo de Sofía, Siruela, Madrid, 1994, p. 148.

La Filosofía de Enciclopedia Soviética

Filosofía Oriental


  

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