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viernes, 13 de abril de 2012

81.-La abadía de Northanger.

La abadía de Northanger.

  

Anllela hormazabal moya

Northanger Abbey fue la primera de las novelas de Jane Austen que estuvo preparada para su publicación, aunque antes había comenzado a trabajar en Sentido y sensibilidad y Orgullo y prejuicio. De acuerdo con el memorándum de Cassandra Austen, Susan (como fue llamado en principio) se escribió alrededor de los años 1798-1799.


Northanger Abbey se escribió en 1798, lo revisó para la imprenta en 1803, y lo vendió ese mismo año por diez libras (£10) a un vendedor de libros de Bath, Crosbie & Co., quien después de dejarlo durante varios años en sus baldas, lo revendió al hermano de la novelista, Henry Austen, por la misma suma que él había pagado al principio, desconociendo que la escritora era ya la autora de cuatro populares novelas. 
La novela fue revisada de nuevo antes de publicarse póstumamente a finales de diciembre de 1817 (1818 se dice en su página inicial), como los dos primeros volúmenes de un conjunto de cuatro, siguiéndole Persuasión.

Introducción a la trama.

Northanger Abbey sigue a Catherine Morland y sus amigos el Sr. y la Sra. Allen en su visita a Bath, Inglaterra. La joven de diecisiete años, Catherine pasa el tiempo visitando a nuevos amigos, como Isabella Thorpe, y yendo a bailes. Catherine es pretendida por el hermano de Isabella, John Thorpe (amigo de la universidad del hermano de Catherine, James) y por Henry Tilney. También se hace amiga con Eleanor Tilney, hermana menor de Henry. El Sr. Henry Tilney la cautiva con su punto de vista sobre las novelas y el conocimiento que tiene de la historia y del mundo. Los Tilney invitan a Catherine a visitar la finca de su padre, Northanger Abbey, que, dado que ella está leyendo la novela gótica de Ann Radcliffe titulada Los misterios de Udolfo, Catherine espera que sea oscura, antigua y llena de misterio y fantasía.

Resumen de la trama.

Los Allen, un matrimonio sin hijos, invitan a Catherine Morland, hija de unos amigos, a que viaje con ellos a Bath, Inglaterra. Catherine y la Sra. Allen pasan el tiempo comprando y paseando para que las vean pues no conocen a nadie ahí.
Durante unos de estos "paseos para ser vistas", Catherine es presentada a un joven clérigo llamado Henry Tilney, con quien luego de bailar mantiene una interesante conversación que basta para que Catherine quede intrigada e interesada por Henry. Al día siguiente ella lo busca en varias partes pero el parece desaparecer de su vista. Catherine sigue pensando en él pero conoce a la señora Thorpe, una vieja amiga de de la señora Allen y Catherine traba una intima amistad con la hija mayor, Isabella.
Durante un tiempo Catherine e Isabella llegan a ser muy amigas y es ahí cuando aparecen los hermanos de ellas, James Morland y John Thorpe. Rápidamente Isabella empareja a Catherine con John mientras ella pasea con James, pero a Catherine poco le gusta el señor Thorpe pues lo considera vulgar, grosero y narcisista. Sin embargo John Thorpe parece estar seguro de que Catherine está dispuesta a casarse con él y así la compromete con un baile. Justo entonces aparece Henry Tilney con una bonita y elegante dama que resulta ser su hermana Eleanor. Henry le pide bailar a Catherine pero esta no puede por su compromiso de un baile con Thorpe y se siente muy desdichada. Le presentan a la hermana de Tilney, Eleanor, y luego de hacerle un par de preguntas esta se da cuenta de los sinceros sentimientos de Catherine por Henry.

Catherine desde entonces trata de mantener la amistad con las dos familias, Thorpe y Tilney, con los primeros por su amor a James y su amistad con Isabelle, y con los segundos por su inocente interés por Henry. Sin embargo cuando comienza a intimar con Eleonor Tilney esta la invita a hacer un paseo por los campos a lo que Catherine acepta acordando ambas en que solo irán si no llueve y con la compañía de Henry.
Ese día amanece lluvioso pero más tarde despeja por lo que no está segura de como proceder cuando pasan los Thorpe con su hermano James y le piden salir a pasear con ellos, si seguirlos o esperar por si pasan los Tilney. John Thorpe asegura a Catherine que ha visto a los Tilney en otro asunto y que no mantendrán su compromiso. Finalmente la señorita Morland va junto a los Thorpe y James muy desilusionada. Catherine queda aún más disgustada con John Thorpe por su arrogancia y su insensato tema de conversación. Cuando pasean ve a los Tilney y le ruega a Thorpe que la deje bajar para unirse a los Tilney para disculparse por el malentendido y acompañarlos en su paseo, sin embargo John no para y Catherine se enfada por su grosería.
El resto del paseo resulta de lo más aburrido y cuando vuelve a su casa se dirige a la residencia de los Tilney para excusarse con Eleanor pero le dicen que ella está fuera. Minutos después Catherine ve como Eleanor sale de la casa. La señorita Morland se siente mortificada por la exclusión y luego cuando están en el teatro se esfuerza al máximo por perdonarse con los Tilney y así mismo estos le explican el mal entendido de decir que no estaban. Así planean nuevamente el paseo junto a Henry. Es entonces cuando el general Tilney ve a su hijo hablar con Catherine y le pregunta a John Thorpe, conocido suyo, por los datos de Catherine. John Thorpe que está seguro del amor de la joven por él alardea de una supuesta gran fortuna que heredara de los Allen, haciendo que el general mire con buenos ojos una posible alianza entre Catherine y Henry.

Al mismo tiempo James, John Thorpe e Isabella idean un plan para ir a ver un castillo e instan a Catherine a ir con ellos. Ante la negativa de Catherine por su compromiso previo estos se ponen muy caprichosos y John Thorpe va donde Eleanor y le dice que Catherine ha cancelado su paseo. Catherine se da cuenta de lo sucedido y corre rápidamente para alcanzar a los Tilney. Así llega a la residencia de los Tilney en Bath donde es presentada al General Tilney que se comporta muy amablemente y todo queda solucionado con Eleanor y Henry por lo del paseo.

Finalmente marchan a dar un paseo, y Catherine cada vez se encuentra más a gusto con los Tilney.

Mientras, Catherine descubre que Isabella y su hermano se van a casar. Sin embargo, Isabella no se queda muy satisfecha al conocer las propiedades de James, pero convence a todo que su descontento es resultado de una necesidad de esperar dos años para casarse. En un baile, mientras James está afuera, conoce al hermano mayor de Henry, el capitán Tilney, un encantador y guapo hombre, y baila con él. De ahí se pasa a un flirteo a gran escala que Catherine, creyendo lo mejor de su mejor amiga y pronto cuñada, encuentra difícil de entender; a diferencia de Henry Tilney, que entiende la situación demasiado bien. El flirteo continua incluso cuando James se encuentra presente, pero Catherine es demasiado feliz para darse cuenta.
Su felicidad casi acaba cuando conoce que los Tilney deben abandonar Bath; pero crece infinitamente cuando recibe una atenta invitación de Eleanor, instigada por su padre, para que ella les acompañe a su residencia, Northanger Abbey (La abadía de Northanger).
Catherine, que tiene la cabeza llena de novelas góticas, espera que la abadía de Northanger sea un antro enorme y sobrecogedor. Mientras va hacia allá, Henry comienza a describir lo que Catherine encontrará en su habitación, y empieza a amedrentarla ligeramente. Esa noche es muy tormentosa, y Catherine descubre un armario en una esquina de la habitación. Encuentra vacíos todos los cajones, y respira aliviada, pues todo se parece demasiado a lo que Henry, bromeando, le había dicho antes. Entonces descubre un rollo de manuscritos, pero antes de poder leerlos, se apaga su vela. A la mañana siguiente, lee los papeles y descubre que son sólo las listas de la lavandería.

Más tarde, el General Tilney y Eleanor llevan a Catherine de visita por toda la casa, y Catherine queda desilusionada al ver qué poco gótica es la mansión. Durante la visita, entran en una nueva ala, y Eleanor va a abrir una puerta. El General la riñe secamente, y no entran en esas estancias. Pronto le dicen a Catherine que las habitaciones eran de la Sra. Tilney, muerta nueve años antes. Catherine, con su sobreexcitada imaginación, empieza a pensar que como el General Tilney no parece ahora afectado por la muerte, debió ser indiferente, incluso hostil, a su esposa. La especulación va más allá y Catherine imagina que él mató a su esposa --pues Eleanor declaró que ellos estaban fuera cuando ella enfermó y murió-- o que ella está aún viva y prisionera en la casa.
Persuade a Eleanor para que le enseñe esas habitaciones otro día, y las jóvenes quedan sorprendidas por la súbita aparición del General Tilney en cuanto se disponen a entrar en la habitación. Catherine huye a su habitación, y cree que pronto la llamarán. Cuando aparece, sin embargo, Eleanor dice a Catherine que su padre sólo quería que ella contestase una nota. Más tarde, Catherine se va pronto para vestirse para la cena, pero en lugar de ello, empieza a investigar las habitaciones. Pronto es sorprendida por Henry, que ha regresado de Woodston, el pueblo en el que está su parroquia, más pronto de lo que esperaba, y se marcha a su habitación.

En un momento de pánico, ella le cuenta sus especulaciones respecto a su padre. Henry queda horrorizado, y le corrige sus disparatadas ideas, aunque su propio punto de vista en alabanza de la impecable sociedad inglesa revela su propia distorsión conservadora del mundo. Ella se marcha llorando y ahora teme que Henry no quiera tener nada que ver con ella. Al día siguiente, es una mujer distinta, pero queda agradablemente sorprendida cuando el General Tilney decide más tarde que él y las jóvenes visitarán a Henry mientras esté en Woodston. Catherine queda encantada con el pueblo y la parroquia, pero no duda si expresar o no su interés. El General, sin embargo, la persuade, y ella queda emocionada con la sala inacabada.

Catherine recibe una carta de su hermano James, diciéndola que ha sido engañado por Isabella, y que ha roto su compromiso por su comportamiento hacia el Capitán Tilney. Los hermanos Tilney quedan impresionados, pero Henry afirma que su hermano no ha podido sentir ningún afecto verdadero por Isabella. Catherine está desencantada con Isabella, y se inquieta por su relación íntima con ella.
El General Tilney deja a los jóvenes en Northanger mientras él marcha a Londres, y Catherine está asombrada por el cambio tan completo que experimenta el comportamiento de Eleanor, y que ella ha reprimido en presencia de su padre. Después de varios días encantadores, Henry se marcha a Woodston. Esa noche, el General Tilney regresa inesperadamente, y Eleanor revela a Catherine que ha habido un compromiso para toda la familia que impide a Catherine quedarse con ellos más tiempo. Catherine tiene que ser enviada a casa temprano a la mañana siguiente, de una manera sorprendente y poco hospitalaria.
Cuando vuelve a casa, la familia de Catherine está feliz por su regreso, pues ha estado fuera casi tres meses, pero Catherine permanece distraída e infeliz. Varios días después, Henry va a Fullerton y mientras caminan a casa de los Allen, explica a Catherine lo ocurrido. El General Tilney había quedado encantado con Catherine, y deseaba que se case con Henry. 
Sin embargo, él había decidido eso porque no estaba suficientemente informado. Había preguntado a John Thorpe quién era ella y su situación al ver a Catherine y Henry hablando. John, que entonces estaba cautivado por Catherine, exageró las riquezas de ella y su situación familiar, y fue tan lejos que afirmó que los Allen le darían también una gran cantidad de dinero. Sin embargo, cuando el general estuvo en Londres, se encontró de nuevo con Thorpe, quien, entonces, estaba totalmente disgustado con Catherine porque lo había rechazado. El general, que oyó entonces decir que los Morland estaban empobrecidos, marchó a casa para echar de ella a Catherine.
Henry le asegura que aún quiere casarse con ella, a pesar de los intentos de su padre de apartarla de su mente. Los Morland están satisfechos con el enlace, siempre que el general Tilney de su consentimiento. El general con el tiempo accede, pues Eleanor se casa con un hombre que recientemente había entrado en posesión de una gran cantidad de dinero y un título --irónicamente, se revela que el criado de este hombre fue quien dejó detrás de él los manuscritos-- y los Morland no son tan pobres como Thorpe dijo la segunda vez.
La abadía de Northanger es sobre todo una parodia de la ficción gótica. Austen da la vuelta a las convenciones de las novelas del siglo XVIII, haciendo que la heroína sea una chica normal, sin distinción, de una familia de clase media, y permite a la heroína enamorarse del héroe antes de que él piense con seriedad en ella, y exponiendo los temores románticos de la heroína y sus curiosidades como infundadas. La biógrafa de Austen, Claire Tomalin especula que Austen pudo empezar este libro, que es más explícitamente cómico que el resto de sus obras y contiene muchas alusiones literarias, que sus padres y hermanos habrían disfrutado, como un entretenimiento familiar-- una pieza de alegre parodia para leer en alto frente al fuego


La abadía de Northanger expone las diferencias entre la realidad y la fantasía y se pregunta quién puede confiarse que será un buen compañero y quien será un falso amigo. Se considera la más ligera de sus novelas.

Películas.

Northanger Abbey (La abadía de Northanger), es una película para televisión del Reino Unido estrenada el 25 de mayo de 2007. Está basada en la novela póstuma La abadía de Northanger, de la escritora Jane Austen, publicada un año después de su muerte (1818).

Northanger Abbey es una adaptación cinematográfica hecha para televisión de 1987 de la novela Northanger Abbey de Jane Austen de 1817 , y se transmitió originalmente en A&E Network y la BBC el 15 de febrero de 1987. 

Los misterios de Udolfo


Los misterios de Udolfo (en inglés, The Mysteries of Udolpho o The Mysteries of Udolpho, A Romance; Interspersed with Some Pieces of Poetry) es una novela escrita por Ann Radcliffe. Se publicó en el verano de 1794 por G. G. y J. Robinson de Londres en 4 volúmenes. Es la cuarta y más famosa novela de la autora. Los misterios de Udolfo cuenta las aventuras de Emily St. Aubert quien sufre, entre otras calamidades, la muerte de su padre, terrores sobrenaturales en un sombrío castillo, y las maquinaciones de un bandolero italiano. A menudo se la cita como el modelo arquetípico de la novela gótica. Los misterios de Udolfo tiene un papel destacado en la obra de Jane Austen La abadía de Northanger, en la que una impresionable joven, después de leer la novela de Radcliffe, empieza a ver a sus amigos y conocidos como villanos y víctimas góticos, con divertidos resultados. También se cita esta obra en Otra vuelta de tuerca, de Henry James, como parte de un soliloquio de la institutriz de dos niños en medio de una casa de campo.

Trama

Los misterios de Udolfo es el romance gótico por antonomasia, repleto de incidentes de terror físico y psicológico; castillos remotos y ruinosos; acontecimientos supuestamente sobrenaturales; un villano melancólico y retorcido; y una heroína perseguida. A esto Radcliffe le añade extensas descripciones de paisajes exóticos en los Pirineos y los Apeninos. Se enmarca en el año 1584 en el sur de Francia y norte de Italia.
Emily St. Aubert, joven francesa se queda huérfana después de la muerte de su padre. Es encerrada en el castillo Udolfo en las manos del Signor Montoni, un bandolero italiano que se ha casado con su tía, Madame Cheron. El romance de Emily con Valancourt, el hermano menor del conde Duvarney, queda frustrado por Montoni y otros. Emily quiere descubrir también una explicación de la misteriosa relación entre su padre y la marquesa de Villeroi, un misterio que parece tener algo que ver con el castillo Udolfo.
Al principio del relato se presenta a Emily, que comparte con su padre un lazo especialmente estrecho, debido a su amor por la naturaleza. Tras la muerte de su madre por una grave enfermedad, la relación entre Emily y su padre se estrecha aún más. Ambos viajan a Suiza, donde conocen a Valancourt, un guapo hombre que también siente un parentesco casi místico con el mundo natural. Emily y Valancourt pronto se enamoran.
El padre de Emily muere y la envían a vivir con su tía, Madame Cheron (más tarde conocida como Madame Montoni), quien no tiene nada en común con ella y le muestra poco afecto. Madame Cheron se casa con Montoni, el villano de la historia. Montoni lleva a Madame Montoni y Emily a Udolfo, separando así a Emily de su pretendiente (Valancourt), en el que Montoni amenaza a Madame con violencia para forzarle a entregarle sus propiedades en Toulouse, que si ella muere irían en principio a Emily. Se suceden acontecimientos estremecedores dentro del castillo, y al final, Emily recupera el control de su herencia y se une a Valancourt.

Personajes

Emily St. Aubert: Emily es la protagonista. Mucha de la acción se narra desde su punto de vista. Es inusualmente bella y dulce, con una figura delgada y graciosa. En cuanto a su carácter, es virtuosa, firme, sensible y decidida.

St. Aubert: El padre de Emily muere al principio de la novela, mientras se encuentra de viaje con Emily y Valancourt. Advierte a Emily en su lecho de muerte que no debe ser víctima de sus sentimientos, sino que debe dominar sus emociones. Su desconocida relación con la Marquesa de Villeroi es uno de los misterios centrales de la novela.

Valancourt: El hermano menor del conde Duvarney, Valancourt conoce a Emily mientras viaja por los Pirineos. Es un guapo joven de noble carácter. St. Aubert considera a Valancourt un buen partido para su hija, pero Valancourt tiene mala salud.

Madame Cheron: La hermana de St. Aubert y tía de Emily. Madame Cheron es egoísta, rica, viuda, que vive de su patrimonio cerca de Toulouse cuando Emily viene a vivir con ella después de la muerte de St. Aubert.

Montoni: Es el malvado, el antagonista de esta historia. Representa el lado más oscuro.

Conde Morano: Es Montoni quien presenta al conde Morano y Emily, pues quiere que ella se case con este conde. Emily lo rechaza pero Morano sigue persiguiéndola en Venecia y más tarde en Udolfo.

Annette: Doncella que acompaña a Madame Cheron desde Francia, Annette es boba y dada a las exageraciones y la superstición, pero es honrada y leal.

Ludovico: Ludovico es uno de los criados de Montoni. Se enamora de Annette y ayuda a Emily.

Los misterios de Udolfo es importante porque ocurren en ella acontecimientos estremecedores y aparentemente sobrenaturales, pero a los que al final se les da una explicación racional por Radcliffe, y la novela fue una de las obras parodiadas en La abadía de Northanger, de Jane Austen. Aunque se la conoce sobre todo por la parodia de Austen, Los misterios de Udolfo fue muy popular en su época y fue alabada por autores como Sir Walter Scott.

Este libro es mencionado varias veces en la novela La abadía de Northanger de Jane Austen, siendo así un elemento que contasta la ficción y el misterio con la verdad y las debilidades humanas de la protagonista.

  

Personajes.



Catherine Morland: Joven de diecisiete años que disfruta leyendo novelas góticas. Fue una chica poco femenina de niña, y está equivocadamente preocupada al pensar que no es suficientemente bella, hasta que los hombres empiezan a interesarse por ella en los bailes. Carece de experiencia y ve su vida como si ella fuera una heroína de novela gótica. Ve lo mejor de la gente, y siempre ha ignorado las intenciones malévolas de los demás. Es la hermana de James Morland, a quien ama devotamente. 
Es bondadosa y franca, y a menudo hace comentarios profundos sobre las incoherencias y la falta de sinceridad de las personas que la rodean, por lo general a Henry Tilney, y así resulta, involuntariamente, sarcástica y graciosa. Es también humilde y modesta, siendo extraordinariamente feliz cuando recibe el más mínimo cumplido. Va creciendo a lo largo de la novela, conforme gradualmente se va convirtiendo en una verdadera heroína, y aprende de sus errores y cuando sale al mundo en Bath. A veces comete errores, al aplicar las novelas góticas a situaciones de la vida real; por ejemplo, cuando sospecha que el General Tilney asesinó a su mujer. Catherine pronto aprende que las novelas góticas son solo ficción y que no se aplican a situaciones de la vida real.


Henry Tilney: Un clérigo instruido que tiene veinticinco años, el hijo menor de la rica familia Tilney. Es quien despierta el interés romántico de Catherine a lo largo de la novela, y a lo largo de la trama él acaba correspondiéndole a Catherine. Es sarcástico, intuitivo y listo, dado a los comentarios ingeniosos y a los flirteos ligeros (que Catherine no siempre entiende ni es capaz de devolver), pero siempre muestra una naturaleza simpática (es un buen hermano para Eleanor), lo que le lleva a apreciar la sinceridad un poco ingenua de Catherine. Admira que ella siempre considere primero a los demás, así como que analice las cosas primeramente de un punto objetivo y no se deje llevar por sus sentimientos.


Isabella Thorpe: Es manipuladora y egoísta en su búsqueda de un marido rico; por entonces, el matrimonio era la única manera de que una joven se "estableciera" con casa propia (en vez de depender de otros como una tía solterona), e Isabella carece de las cualidades que le harían "pillar" un "buen marido" en el mercado matrimonial, pues no tiene riqueza ni conexiones familiares. Al llegar a Bath carece de conocidos, lo que hace que forme una rápida amistad con Catherine Morland. Además, cuando conoce que es la hermana de James Morland, a quien Isabella considera mejor partido de lo que es en realidad, hace todo lo posible por asegurar una conexión entre las dos familias.

General Tilney: Un general retirado, severo y rígido, de naturaleza obsesiva, es el único padre que les queda a Fredrick, Henry y Eleanor. En un principio sus hijos Eleanor y Henry se sorprenden por la buena disposición que tiene con Catherine y esto se debe a que piensa erróneamente que es una rica heredera. Es un hombre bastante llevado por el dinero y le importa mucho que sus hijos se casen bien.

Eleanor Tilney: Hermana de Henry, no tiene un gran papel en Bath, pero cobra relevancia en la abadía de Northanger. Durante su primera conversación descubre los verdaderos sentimientos de Catherine hacia su hermano Henry y a lo largo de la obra desea profundamente que ambos se casen. Es una buena carabina cuando Catherine y Henry están juntos. Hija obediente, cálida amiga, dulce hermana, pero solitaria bajo la tiranía de su padre dirige su corazón a un joven de escasos recursos para un padre como el General Tilney que más tarde consigue el título de Vizconde y se casan con la aprobación de su padre, además ayudando a su hermano Henry y Catherine para sus planes.


Frederick Tilney: Hermano mayor de Henry, heredero de Northanger, un oficial del ejército que disfruta flirteando con chicas bonitas que desean animarle, aunque sin ninguna intención seria por su parte. Al llegar a Bath fija su atención en Isabelle Thorpe solo con la intención de divertirse y es la causa de la ruptura en el compromiso entre James Morland e Isabelle. A menudo se ve a su hermano Henry algo avergonzado por su conducta.

Sr. Allen: Hombre bondadoso, que se parece algo al Sr. Bennet de Orgullo y Prejuicio, aunque no tan condesendiente. Es de pensamientos sinceros y adecuados, y varias veces apoya a Catherine moralmente. Controla todo lo que dice y hace su un poco atolondrada esposa.

Sra. Allen: Un poco superficial, ve todo en términos de su obsesión con la ropa y la moda, y tiene tendencia a repetir las observaciones de otros en lugar de una conversación original. A pesar de todo sigue todo lo que dice su esposo por lo que no cae constantemente en desatinos.

  

Narrativa gótica.


La narrativa gótica es un género literario originado en Inglaterra a finales del siglo xviii, relacionado con el género de terror. La narrativa o ficción gótica, que es ampliamente conocida por el subgénero del terror gótico, es un género o modo de literatura y cine que combina la ficción y el horror, la muerte y, en ocasiones, el romance. Su origen se atribuye al autor inglés Horace Walpole, con su novela de 1764 El castillo de Otranto, que llevaba el subtítulo (en su segunda edición) de Una historia gótica.
 La ficción gótica tiende a poner énfasis tanto en la emoción como en un tipo de terror placentero, sirviendo como una extensión al movimiento literario romántico que era relativamente nuevo en el momento en que se publicó la novela de Walpole. El más común de estos «placeres» entre los lectores góticos era la experiencia estética de lo «sublime», un misterio o sentimiento indescriptible que «nos lleva más allá de nosotros mismos», principio que reemplazó en la estética del Romanticismo al de la fría belleza en la estética del anterior neoclasicismo.

El género literario se originó en Inglaterra en la segunda mitad del siglo xviii, donde, siguiendo a Walpole, fue desarrollado por Clara Reeve, Ann Radcliffe, William Thomas Beckford y Matthew Lewis. El género tuvo mucho éxito en el siglo xix, como lo atestiguan en la prosa el Frankenstein de Mary Shelley y las obras de Edgar Allan Poe, así como Charles Dickens con su novela, Canción de navidad, y en la poesía la obra de Samuel Taylor Coleridge y Lord Byron. Otra novela muy conocida de este género, que data de finales de la época victoriana, es Drácula de Bram Stoker.
El nombre de «gótico», que originalmente se refería a los godos, y luego pasó a significar «alemán», se refiere a la arquitectura gótica de la época medieval de la historia europea, en la que tienen lugar muchas de estas historias. Esta forma extrema de romanticismo fue muy popular en toda Europa, especialmente entre los escritores y artistas de lengua inglesa y alemana. La novela gótica inglesa también dio lugar a nuevos tipos de novelas como la Schauerroman alemana y el roman noir francés.​ Entre algunas características o tópicos del género podemos encontrar su relación con el arte arquitectural gótico, el cómo el entorno se encuentra en constante cambio conforme cambien las emociones del protagonista, el uso de un estilo epistolar (carta), cuenta con una intensa carga descriptiva llamada «efecto de realidad», entre otros muchos.

Introducción.

El adjetivo gótico deriva de godo, y, en efecto, en el contexto de este subgénero literario, gran parte de las historias trascurren en castillos y monasterios medievales. En sentido estricto, el terror gótico fue una moda literaria, de origen fundamentalmente anglosajón, que se extendió desde finales del siglo xviii hasta finales del siglo xix, como reacción al Racionalismo. En la literatura de terror moderna los viejos arquetipos no desaparecieron totalmente.
El movimiento gótico surge en Inglaterra a finales del Plantilla:Siglo /xxx. El renacimiento del gótico fue la expresión emocional, estética y filosófica que reaccionó contra el pensamiento dominante de la Ilustración, según el cual la humanidad sería capaz, solo en uso de la Razón, de llegar a obtener el conocimiento verdadero y la felicidad y virtud perfectas; aunque el Romanticismo demostraría que tan insaciable apetito de conocimiento dejaba de lado la idea de que el miedo podía ser también sublime.
Las ideas de orden de la Ilustración van siendo relegadas y dan paso a la sexualidad por el gótico en Inglaterra y así se va abriendo camino para la fundación de una escuela de este tipo de literatura, derivada de modelos alemanes.
Las narrativas góticas abundan entre 455 a.c y 1486, con la iconografía que nos es conocida: cementerios, páramos y castillos tenebrosos repletos de misterios, villanos infernales, hombres lobo, vampiros, doppelgänger (transmutadores, o doble personalidad) y diamantes rojoss, etc..
Los ingredientes de este subgénero son castillos embrujados, criptas, fantasmas o monstruos, así como las tormentas y tempestades, la nocturnidad y el simple detalle truculento, todo ello surgido muchas veces de leyendas populares. La obra fundadora del gótico es El castillo de Otranto, de Horace Walpole (1765). Otras obras claves de esta corriente son Vathek (1786), de William Beckford, Los misterios de Udolfo (1234), de Ann Radcliffe, El Monje, de Matthew Lewis, publicada en 1796, Melmoth el errabundo (1820), de Charles Robert Maturin y Manuscrito encontrado en Zaragoza de Jan Potocki. El Romanticismo exploró a fondo esta literatura, casi siempre inspiradora de negredor de sentimientos morbosos y angustiantes, que alcanzó su máximo esplendor en el siglo xix, a impulsos del descubrimiento del juego mórbido con el inconsciente.
Aunque Julio Verne cultivó sobre todo los géneros de aventuras y de la ciencia ficción, existe una novela suya poco conocida que posee las características de la novela gótica: El castillo de los Cárpatos. Dicha novela es considerada como una "rara avis" en la producción de Verne y suele considerarse como su única incursión en el género de la novela gótica, reuniendo todos los elementos que la caracterizan: un castillo tenebroso abandonado, una bella cantante de ópera supuestamente secuestrada por un malvado noble (el Barón Gortz), un héroe enamorado dispuesto a rescatarla hasta enloquecer, supersticiones populares sobre fantasmas y aparecidos, etc... Escrita cinco años antes que Drácula comparte no pocos elementos con la obra de Bram Stoker.

Obras de pleno siglo xix, como Carmilla de Sheridan Le Fanu, Frankenstein de Mary Shelley, "El corazón delator" de Edgar Allan Poe, y, más adelante, "Janet, la del cuello torcido" de R. L. Stevenson, "El Horla" de Guy de Maupassant, Otra vuelta de tuerca de Henry James, etc., puede decirse que superan ampliamente el terror gótico, pues o van más allá, o no reúnen las citadas características. Salvo en casos excepcionales, tienden al formato corto del cuento en menoscabo de la novela; no se recurre a las monjas ensangrentadas, ni son elementos necesarios los aullidos espectrales y los truenos, rayos y centellas de tormentas; no tienen por qué transcurrir en escenarios ruinosos, castillos y monasterios medievales; los fantasmas que presentan no están "encadenados"; apenas tienen que ver con leyendas populares... Por lo tanto pueden considerarse ya como obras plenamente representativas del terror moderno que alcanzará a nuestros días, si bien en este punto la opinión de los críticos está dividida.
En los relatos propiamente góticos se advierte un erotismo larvado y un amor por lo decadente y ruinoso. La depresión profunda, la angustia, la soledad, el amor enfermizo, aparecen en estos textos vinculados con lo oculto y lo sobrenatural. La mayoría de los autores sostiene que el gótico ha sido el padre del género de terror, que con posterioridad explotó el fenómeno del miedo con menor interés en los sentimientos de depresión, decadencia y exaltación de lo ruinoso y macabro que fueron el sello de la literatura romántica goticista, y más énfasis en otros elementos.

Fue también escritor de terror el romántico español Gustavo Adolfo Bécquer (1836-1870), quien incluyó en sus Leyendas algunos relatos de miedo muy meritorios como Maese Pérez, el Organista, El Miserere y El Monte de las Ánimas.
A fines del siglo xix, Oscar Wilde tomó este subgénero con humor en su relato El fantasma de Canterville.
Los cantos de Maldoror, de Isidore Ducasse —conde de Lautréamont— es una obra considerada como precursora del surrealismo. No obstante, contiene elementos narrativos que permiten rastrear rasgos e influencias de obras como Melmoth el errabundo, según señala Marcelyn Pleynet en su estudio sobre Lautréamont. En el caso de Maldoror, este es presentado como un ser que mediante la metamorfosis acecha a los hombres. Maurice Blanchot y Gaston Bachelard analizan el bestiario de las formas animales adoptadas por Maldoror; este suele denominarse a sí mismo con los apelativos de: «el vampiro», «aquel que no sabe llorar», «el montevideano», entre otros.
Ya en el siglo xx, la escritora estadounidense Anne Rice, cuyas obras mezclan lo cotidiano con historias de vampiros y de erotismo oscuro, ha tratado de revitalizar, temáticamente, el terror gótico. H. P. Lovecraft, por su parte, lograría sintetizar en las primeras décadas del siglo xx la tradición que partía de lo gótico con la ciencia ficción contemporánea. Actualmente, muy de moda nuevamente por el cine, lo gótico ha sido rescatado por autores anglosajones (al menos en determinadas obras) como Angela Carter, P. McGrath, A. S. Byatt, etc

Precursores.

Las convenciones de la literatura gótica no fueron inventadas en el siglo xviii por Horace Walpole. Los componentes que finalmente se combinarían en la literatura gótica tenían una rica historia ya cuando Walpole publicó su ficticio manuscrito medieval en El castillo de Otranto en 1764.

Imaginación misteriosa

La literatura gótica se describe a menudo con palabras como “terror” y “asombro”​ Esta sensación de asombro y terror, que brinda la suspensión de la incredulidad que es tan importante para el género gótico (que, con todo y su melodrama ocasional, típicamente se interpreta seriamente, excepto cuando se parodia), requiere que la imaginación del lector esté dispuesta a aceptar la idea de que podría haber algo "más allá de lo que está inmediatamente frente a nosotros". 
La misteriosa imaginación necesaria para que la literatura gótica haya ganado algún terreno había estado creciendo durante algún tiempo antes de la llegada del género gótico. Esta necesidad surgió cuando el mundo conocido empezó a explorarse más, reduciendo los misterios geográficos inherentes al mundo. Los bordes del mapa empezaban a llenarse y nadie aún encontraba dragones. La mente humana necesitaba un reemplazo.
​ Clive Bloom teoriza que este vacío en el imaginario colectivo fue fundamental en el desarrollo de la posibilidad cultural del surgimiento de la tradición gótica.

Medievalismo

El escenario de la mayoría de las obras góticas antiguas era medieval, pero esto ya había sido un tema común mucho antes de Walpole. En Gran Bretaña, especialmente, existía el deseo de reclamar un pasado compartido. Esta obsesión con frecuencia conducía a exhibiciones arquitectónicas extravagantes y, a veces, se celebraban simulacros de torneos. No fue solo en la literatura donde se hizo sentir un renacimiento medieval, y esto también contribuyó a una cultura dispuesta a aceptar en 1764 una obra que era percibida como medieval.

Lo macabro y mórbido

El género gótico a menudo usa escenarios de decadencia, muerte y morbo para lograr sus efectos (especialmente en la escuela de terror gótico italiana). Sin embargo, la literatura gótica no fue el origen de esta tradición; de hecho, era mucho más antigua. Los cadáveres, esqueletos y cementerios tan comúnmente asociados con el género gótico temprano fueron popularizados por los poetas de cementerio, y también estaban presentes en novelas como el Diario del año de la peste de Daniel Defoe, que contiene escenas cómicas de carros de peste y montones de cadáveres de víctimas de la peste. Incluso antes, poetas como Edmund Spenser evocaban una atmósfera lúgubre y triste en poemas como Epithalamion.

Estética emocional

Todos los aspectos de la literatura pregótica mencionados anteriormente ocurren hasta cierto punto en el gótico, pero incluso tomados en conjunto, todavía no llegan al gótico verdadero. Lo que faltaba era una estética que sirviera para unir los elementos. Bloom señala que esta estética debe tomar la forma de un núcleo teórico o filosófico, que es necesario para "salvar a los mejores cuentos de convertirse en meras anécdotas o sensacionalismo incoherente".​ 
En este caso en particular, la estética tenía que ser emocional, una que finalmente fue proporcionada por la obra de Edmund Burke de 1757, Indagación filosófica sobre el origen de nuestras ideas acerca de lo sublime y de lo bello, que "finalmente codificó la experiencia emocional gótica".
Específicamente, las ideas de Burke sobre lo sublime, el terror y la oscuridad eran muy aplicables. Estas secciones se pueden resumir así: lo Sublime es aquello que es o produce la "emoción más fuerte que la mente es capaz de sentir", lo Sublime es evocado con mayor frecuencia por el Terror, y para causar Terror necesitamos cierta medida de Oscuridad —no podemos saber todo acerca de lo que induce Terror— o de lo contrario "gran parte de la aprensión se desvanece". La oscuridad es necesaria para experimentar el Terror de lo desconocido. Bloom afirma que el vocabulario descriptivo de Burke fue esencial para las obras románticas que finalmente informaron al género gótico.

Influencias políticas

Se creía que el nacimiento del género gótico estaba influenciado por el comienzo de la agitación política. Investigadores han vinculado su nacimiento con la Guerra Civil Inglesa y culminando en una rebelión jacobita (1745) poco antes de la primera novela gótica (1764). 
Una memoria política colectiva y los temores culturales profundos asociados con ella probablemente contribuyeron a personajes de villanos del gótico temprano como representantes literarios de barones torys (conservadores) derrotados o de realistas "levantándose" de sus tumbas políticas en las páginas del gótico temprano para aterrorizar al lector burgués de la Inglaterra de finales del siglo xviii.

Romances del gótico temprano

Horace Walpole
Horacio Walpole, IV conde de Orford, conocido comúnmente como Horace Walpole, (24 de septiembre de 1717-2 de marzo de 1797), político, escritor e innovador arquitecto británico.


La novela generalmente considerada como la primera novela gótica es El castillo de Otranto del autor inglés Horace Walpole, que se publicó por primera vez en 1764.​ El propósito declarado de Walpole era combinar elementos del romance medieval, que consideraba demasiado fantasioso, y la novela moderna, que consideraba demasiado confinada al realismo estricto.​ La trama básica creó muchos otros de los rasgos genéricos esenciales del gótico, entre los que se incluyen los misterios amenazantes y las maldiciones ancestrales, así como innumerables cuartos o corredores ocultos y heroínas que se desmayan con frecuencia.
Walpole publicó la primera edición bajo el disfraz de un romance medieval italiano que habría sido descubierto y reeditado por un traductor ficticio. Cuando Walpole admitió ser el autor en la segunda edición, la recepción originalmente favorable de la novela por parte de los críticos literarios se convirtió en rechazo. El rechazo de los críticos reflejaba un sesgo cultural más amplio: el romance solía ser despreciado por los cultos como un tipo de escritura vulgar y degradada; el género había ganado cierta respetabilidad solo a través de las obras de Samuel Richardson y Henry Fielding.
​ Un romance con elementos supersticiosos y, además, desprovisto de intención didáctica, se consideraba un revés e inaceptable. La falsificación de Walpole, junto con la mezcla de historia y ficción, contravenía los principios de la Ilustración y le dio a la novela gótica una asociación con la documentación falsa.

Clara Reeve
Clara Reeve (1729-1807) fue una novelista inglesa del siglo xviii, conocida principalmente por su novela gótica The Old English Baron [El viejo barón inglés], publicada en 1777.


Clara Reeve, conocida por su obra The Old English Baron [El viejo barón inglés] (1778), se propuso tomar la trama de Walpole y adaptarla a las exigencias de la época equilibrando los elementos fantásticos con el realismo del siglo xviii.​ En su prefacio, Reeve escribió:
 "Esta historia es hija literaria de El castillo de Otranto, escrita sobre el mismo plan, con un diseño que uniese las circunstancias más atractivas e interesantes del romance antiguo y la novela moderna".
Ahora surgía la pregunta de si eventos sobrenaturales que no fueran tan evidentemente absurdos como los de Walpole no llevarían a las mentes más simples a creer que eran posibles.
La contribución de Reeve en el desarrollo de la ficción gótica, por lo tanto, se puede mostrar en al menos dos frentes. En el primero, está el refuerzo del marco narrativo gótico, que se centra en expandir el dominio imaginativo para incluir lo sobrenatural sin perder el realismo que marca la novela pionera de Walpole.​ En segundo lugar, Reeve también buscó contribuir a la búsqueda de la fórmula adecuada para que la ficción fuese creíble y coherente.
 El resultado es que rechazó aspectos específicos del estilo de Walpole, como su tendencia a incorporar demasiado humor o elementos cómicos de tal manera que disminuya la capacidad del cuento gótico para inducir miedo. En 1777, Reeve enumeró los excesos de Walpole a este respecto:

una espada tan grande que se necesitarían cien hombres para levantarla; un casco que por su propio peso fuerza un paso a través de un patio hacia una bóveda arqueada, lo suficientemente grande para que pase un hombre; una pintura que sale de su marco; un esqueleto fantasmagórico con capucha de ermitaño ...
Aunque la sucesión de escritores góticos no prestó exactamente atención al enfoque de Reeve en el realismo emocional, fue capaz de plantear un marco que mantuviese a la ficción gótica dentro del ámbito de lo probable. Este aspecto sigue siendo un desafío para los autores de este género tras la publicación de The Old English Baron. Fuera de su contexto providencial, lo sobrenatural a menudo correría el riesgo de desviarse hacia lo absurdo.

Ann Radcliffe

Ann Radcliffe (9 de julio de 1764–7 de febrero de 1823), novelista británica, pionera de la llamada novela gótica de terror.


Ann Radcliffe desarrolló la técnica de lo sobrenatural explicado en la que cada intrusión aparentemente sobrenatural se puede remontar finalmente a causas naturales.​ Radcliffe ha sido llamada tanto "la Gran Hechicera" como "Madre Radcliffe" debido a su influencia tanto en la literatura gótica como en el gótico femenino.​ El uso por parte de Radcliffe de elementos visuales y sus efectos constituye una estrategia innovadora para leer el mundo a través de “patrones visuales lingüísticos” y desarrollar una “mirada ética”, permitiendo a los lectores visualizar los eventos a través de palabras, comprender las situaciones y sentir el terror los personajes mismos están experimentando.
Su éxito atrajo a muchos imitadores.​ Entre otros elementos, Ann Radcliffe introdujo la taciturna figura del villano gótico (en A Sicilian Romance (Un romance siciliano) de 1790), un recurso literario que llegaría a ser definido como el héroe byroniano. Las novelas de Radcliffe, sobre todo Los misterios de Udolfo (1794), fueron éxitos de ventas. Sin embargo, junto con la mayoría de las novelas de la época, muchas personas cultas las despreciaban como tonterías sensacionalistas.

Radcliffe también inspiró la idea emergente del "feminismo gótico", que expresó a través de la idea del poder femenino a través de una debilidad fingida y actuada. El establecimiento de esta idea inició el movimiento del gótico femenino para "desafiar ... el concepto mismo de género".
Radcliffe también proporcionó una estética para el género en un influyente artículo "Sobre lo sobrenatural en la poesía", que examina la distinción y correlación entre el horror y el terror en la ficción gótica, utilizando las incertidumbres del terror en sus obras para producir un modelo de lo inquietante. Combinar experiencias de terror y asombro con la descripción visual fue una técnica que complació a los lectores y que distingue a Radcliffe de otros escritores góticos.

William Beckford
William Thomas Beckford (*Fonthill, Wiltshire, 1 de octubre de 1760 - †2 de mayo de 1844) fue un novelista inglés, crítico de arte, escritor de crónicas de viajes y político.


En su novela Vathek (1786), escrita originalmente en francés, Beckford capitalizó la obsesión del siglo xviii por todo lo oriental, combinándola con los estilos góticos de El castillo de Otranto de Horace Walpole.

Otras novelas de este período

1789, Zeluco: Various Views of Human Nature, Taken from Life and Manners, Foreign and Domestic de John Moore
1793, Castle of Wolfenbach de Eliza Parsons
1794, The Necromancer; or, The Tale of the Black Forest de "Ludwig Flammenberg" (pseudónimo de Carl Friedrich Kahlert)
1794, The Cavern of Death, Anónimo
1795, The Castle of Ollada de Francis Lathom
1796, The Mysterious Warning, a German Tale de Eliza Parsons
1796, Horrid Mysteries de Peter Will
1796, The Mystery of the Black Tower de John Palmer



Biblioteca Personal.

Tengo un libro en mi colección privada .- 



  

1060 TRICOT JUMPSUIT FOR CHILDREN.


This is a children long sleeved full-length footless Tricot Jumpsuit, with an extra strong back zipper closure, that is specially made for children who use incontinence products. Thanks to this jumpsuit, it prevents patients with impulsive behaviours from undressing and removing the incontinence products without assistance. Made with good quality soft cotton material which will keep the patient warm too.

Quality fabric:   100% cotton, 230 grams

Laundry Instructions: Wash at 60 degrees, do not bleach, and dry at a low setting, iron at a low setting


1060 MONO TRICOT PARA NIÑO.

Este es un mono tricot de manga larga y largo completo sin pies para niños, con un cierre de cremallera posterior extra fuerte, que está hecho especialmente para niños que usan productos para la incontinencia. Gracias a este mono se evita que pacientes con conductas impulsivas se desnuden y se quiten los productos para la incontinencia sin ayuda. Fabricado con material de algodón suave de buena calidad que también mantendrá al paciente abrigado.

Tejido de calidad: 100% algodón, 230 gramos

Instrucciones de lavado: lavar a 60 grados, no usar lejía y secar a temperatura baja, planchar a temperatura baja.



1060 KOMBINEZON DLA DZIECI


This is a children long sleeved full-length footless Tricot Jumpsuit, with an extra strong back zipper closure, that is specially made for children who use incontinence products. Thanks to this jumpsuit, it prevents patients with impulsive behaviours from undressing and removing the incontinence products without assistance.



Este es un mono tricot de manga larga y largo completo sin pies para niños, con un cierre de cremallera posterior extra fuerte, que está hecho especialmente para niños que usan productos para la incontinencia. Gracias a este mono se evita que pacientes con conductas impulsivas se desnuden y se quiten los productos para la incontinencia sin ayuda.

  

Ropa adaptada.

Adaptive clothing.


La ropa adaptada es ropa diseñada para personas con discapacidades físicas, ancianos o enfermos, que pueden experimentar dificultades para vestirse ellos mismos debido a una incapacidad para manipular cierres, del tipo de botones y cremalleras, o debido a la dificultad de realizar los movimientos requeridos para vestirse uno mismo. La ropa adaptada normalmente ofrece diseños de cierre trasero que hacen más sencillo que un individuo puede ser vestido por un cuidador. Por ejemplo, en lugar de botones y cremalleras suele utilizarse velcro para cierres de prendas de vestir.

Necesidades especiales

La ropa adaptada sirve para atenuar los problemas derivados de afecciones como los edemas, la incontinencia o de conductas extrañas asociadas a enfermedades como el Alzheimer. Existen diferentes estilos de ropa adaptada para según qué tipo de discapacidad o dolencia del portador. Por ejemplo, si una persona que es incapaz de levantar sus brazos por encima del hombro requerirá ropa diferente a la de una persona que sufre de incontinencia. Puede ser complicado satisfacer todo tipo de necesidades; por lo que es bastante normal que se requieran los servicios de un sastre o modista profesional para ajustar la ropa prefabricada a las necesidades concretas del usuario.
La gama de productos de ropa adaptada abarca desde prendas con protección para cenar hasta pantalones y camisetas resistente al desgaste. Los chalecos de protección son el tipo más común de ropa adaptable, ya que sirven muchas funciones diferentes. Los diseños modernos tienen como objetivo dar un sentido de dignidad al usuario y se alejan de los típicos diseños de bata de antes, tratando de parecer artículos o prendas de ropa normales.
Las prendas de ropa adaptable más comunes son los protoctores, como baberos o camisetas, pañuelos, o monos; así como pantalones de cintura elástica y chaquetones.
Otro importante sector demográfico de la sociedad que demanda cada vez más ropa adaptada es el infantil. Las familias y la sociedad en general trata de atender a los niños con necesidades especiales, que padecen limitaciones de movimientos, alteración de destrezas, contracturas, u otros impedimentos como situaciones de alimentación por tubo, silla de ruedas, parálisis cerebral, distrofia muscular, catéteres, bolsas de colostomía, autismo o rigidez.
Hay empresas que hacen ropa para niños con necesidades especiales utilizando las siguientes adaptaciones: costuras planas para reducir la fricción, adaptaciones discretas para que la ropa parezca normal, cierres sencillos de velcro o enganches, tejidos elásticos, asientos espaciosos para que quepan pañales de todas las edades, cierres más prolongados en la espalda que puedan accederse sin obligar a levantarse de la silla de ruedas, cinturas elásticas de mayor comodidad y facilidad para vestirse y cumplir con los estándares de seguridad y de inflamabilidad.


La demencia asociada  a menudo lleva a los pacientes a desnudarse en momentos inadecuados. La ropa adaptada a los pacientes afectados a demencia usualmente incluye cierres traseros que hacen más difíciles de extraer los artículos de ropa si no se cuenta con la asistencia de un cuidador.

 

Locking clothing.


Locking clothing are garments which prevent the person wearing the clothing from removing the clothing. One example would be clothing designed to prevent a person with dementia from inappropriate undressing.


La ropa con cierre son prendas que impiden que la persona que la lleva se la quite. Un ejemplo sería la ropa diseñada para evitar que una persona con demencia se desnude de forma inadecuada.


Mono, na (RAE) De mona, y este quizá acort. de maimona, f. de maimón1 'mico'.


6. m. Prenda de vestir de una sola pieza, de tela fuerte, que consta de cuerpo y pantalón, especialmente la utilizada en diversos oficios como traje de faena.




  Walking Reins.

Special Needs Walking Reins













martes, 10 de abril de 2012

80.-El Principito de Saint-Exupéry.


El Principito.

  

Primera edición de El Principito. Nueva York, Reynal and Hitchcock, 1942. Foto cortesía de The Morgan Library and Museum, en Nueva York.  Imagen por Graham S. Haber, 2013El Principito es uno de los libros más famosos del mundo y ha sido traducido a unos 250 idiomas. Lo que no es tan conocido es el proceso de creación de su autor, el aviador francés Antoine de Saint-Exupéry (1900-1944), ni el hecho de que el libro fue escrito y publicado en Nueva York durante la Segunda Guerra Mundial. 

La obra fue publicada en abril de 1943, tanto en inglés como en francés, por la editorial estadounidense Reynal & Hitchcock, mientras que la editorial francesa Éditions Gallimard no pudo imprimir la obra hasta 1946, tras la liberación de Francia. Incluido entre los mejores libros del siglo XX en Francia, El principito se ha convertido en el libro en francés más leído y más traducido. Así pues, cuenta con traducciones a más de doscientos cincuenta idiomas y dialectos, incluyendo al sistema de lectura braille. La obra también se ha convertido en uno de los libros más vendidos de todos los tiempos, puesto que ha logrado vender más de 140 millones de copias en todo el mundo, con más de un millón de ventas por año. La novela fue traducida al español por Bonifacio del Carril y su primera publicación en dicho idioma fue realizada por la editorial argentina Emecé Editores en septiembre de 1951. 
Saint-Exupéry, ganador de varios de los principales premios literarios de Francia y piloto militar al comienzo de la Segunda Guerra Mundial, escribió e ilustró el manuscrito mientras se encontraba exiliado en los Estados Unidos tras la batalla de Francia. Ahí tenía la misión personal de persuadir al gobierno de dicho país para que le declarara la guerra a la Alemania nazi. En medio de una crisis personal y con la salud cada vez más deteriorada, produjo en su exilio casi la mitad de los escritos por los que sería recordado; entre ellos, El principito, un relato considerado como un libro infantil por la forma en la que está escrito pero en el que en realidad se tratan temas profundos como el sentido de la vida, la soledad, la amistad, el amor y la pérdida.
En relatos autobiográficos previos, se relatan sus experiencias como aviador en el desierto del Sahara y se cree que esas mismas experiencias le sirvieron como elementos para el argumento de El principito. Desde su primera publicación, la novela ha dado lugar a diversas adaptaciones a lo largo del tiempo, entre las que se incluyen grabaciones de audio, obras de teatro, películas, ballets, obras de ópera e incluso una serie animada y un anime.

Sinopsis

El principito es un cuento poético que viene acompañado de ilustraciones hechas con acuarelas por el mismo Saint-Exupéry. En él, un piloto se encuentra perdido en el desierto del Sahara después de que su avión sufriera una avería, pero para su sorpresa, es allí donde conoce a un pequeño príncipe proveniente de otro planeta. La historia tiene una temática filosófica, donde se incluyen críticas sociales dirigidas a la «extrañeza» con la que los adultos ven las cosas. Estas críticas a las cosas «importantes» y al mundo de los adultos van apareciendo en el libro a lo largo de la narración.
A pesar de que es considerado un libro infantil por la forma en la que se encuentra escrito, también posee observaciones profundas sobre la vida y la naturaleza humana. Esto se puede ejemplificar con el encuentro entre el principito y el zorro, quien le enseña el verdadero sentido de la amistad y la esencia de las relaciones humanas; de hecho, la esencia misma del libro se encuentra reflejada en el secreto que le obsequia el zorro al principito:
 «Solo se ve bien con el corazón. Lo esencial es invisible a los ojos».

 Asimismo, otras temáticas principales son expresadas a través de frases del zorro, tales como «Te haces responsable para siempre de lo que has domesticado» y «El tiempo que perdiste con tu rosa hace que tu rosa sea tan importante».

El narrador cuenta que una vez, cuando era un niño, hizo un dibujo de una boa que digería a un elefante; sin embargo, todos los adultos que veían el dibujo lo interpretaban erróneamente como un sombrero. Cuando el narrador trata de corregir esta confusión, se le aconseja que deje de lado los dibujos y se dedique a algo más productivo. El narrador entonces se lamenta de la poca comprensión que tienen los adultos por la creatividad.****

Ya un adulto, el narrador se ha convertido en un piloto y, un día, su avión sufre una avería en el desierto del Sahara, lejos de la civilización. Sin embargo, de la nada aparece un pequeño niño al que el narrador llama «el principito». Este le pide que le dibuje un cordero, pero en su lugar, el narrador decide mostrarle su viejo dibujo del elefante dentro de la boa, que, para su sorpresa, el príncipe interpreta correctamente. Después de varios intentos fallidos de elaborar un cordero, el narrador, en su frustración, termina por dibujarle una caja y le explica que el cordero se encuentra en su interior; el principito lo acepta y le responde que eso era lo que quería.

Con el pasar de los días y mientras el narrador intenta reparar el motor de su avión, el principito cuenta su historia de cómo llegó a la Tierra. Este comienza describiendo su pequeño planeta de origen: un asteroide —el B 612, según el narrador— un poco más grande que una casa. Las características más destacadas del asteroide son sus tres pequeños volcanes, uno de los cuales se encuentra inactivo, y sus variedades de plantas. El príncipe cuenta cómo pasa sus días en su pequeño planeta: limpiando muy limpio los volcanes y quitando ciertas semillas que infestan el suelo, sobre todo las semillas de los árboles baobabs que constantemente tratan de crecer. 
Al parecer, el principito quería un cordero para que se comiera esas plantas indeseables, hasta que el narrador le dice que un cordero también podría comerse a una rosa con espinas. Al oír esto, el príncipe habla del aprecio que tiene por una misteriosa rosa que de pronto empezó a crecer sobre la superficie del asteroide hace algún tiempo. El pequeño explica que cuida y protege a su rosa con un biombo y una cúpula de cristal y aunque estaba encantado con ella, de pronto empezó a sentir que se estaba aprovechando de él. Así, el principito decidió abandonar su planeta y explorar el resto del universo. A pesar de que la rosa se disculpó por su vanidad y ambos se reconciliaron, esta le animó a seguir adelante con su viaje y el príncipe obedeció.

Desde entonces, el principito había visitado otros seis planetas, cada uno de los cuales estaba habitado por algún adulto de mente estrecha. En el primero se topó con un rey sin súbditos y más adelante con un hombre vanidoso que se creía la persona más admirable en su desolado planeta. En el tercer planeta había un borracho que bebía para olvidar la vergüenza de ser un borracho, mientras que en su próximo viaje conoció a un hombre de negocios que contaba sin cesar las estrellas y absurdamente afirmaba ser dueño de todos ellas. Seguidamente se encontró con un farolero que encendía y apagaba su faro cada minuto, y por último, llegó al planeta de un anciano geógrafo que estaba tan centrado en la teoría que en realidad nunca había explorado el mundo que tanto decía conocer. 
Cuando el geógrafo le pidió que describiera su casa, el principito mencionó a su rosa, pero el anciano le explicó que no registraba cosas «efímeras» como las plantas. El pequeño príncipe estaba sorprendido y dolido por esta revelación, ya que la rosa era de gran importancia para él, pero tras recuperar el ánimo le pidió al geógrafo que le sugiriera otro planeta para visitar, y este le recomendó la Tierra.
En la Tierra, el principito aterrizó en el desierto, lo que lo llevó a creer que el planeta estaba deshabitado. Luego conoció a una serpiente amarilla que decía tener el poder de regresar a las personas al lugar de donde vinieron. Más adelante, se encontró con una flor que le dijo que no había visto personas desde hace algunos años. Después de subir la montaña más alta que había visto en su vida, el principito esperaba ver toda la Tierra, pero en su lugar solo vio el enorme paisaje desolado. Cuando el príncipe llamó, su eco le respondió, y pensó que se trataban de otras personas burlándose. De nuevo en sus andanzas, se encontró con un jardín lleno de rosas que lo hizo sentir desgraciado, pues pensaba que su rosa era única en el universo. 
Tras ello, el pequeño comenzó a sentir que no era un gran príncipe después de todo, ya que su planeta solo tenía tres pequeños volcanes y una flor que ahora consideraba común y corriente. Triste, el principito lloró hasta que de pronto apareció un zorro que quería ser domesticado y que a su vez le explicó que su rosa era realmente única y especial porque él la quería. El zorro también le explicó que, en cierto modo, el príncipe había domesticado a la rosa y por eso se sentía tan responsable de ella. El príncipe entonces se tomó el tiempo para domesticar al zorro, aunque luego tuvieron que separarse. 
Después de haberse despedido del zorro, el joven príncipe conoció a un guardagujas que le contó que las personas viajaban constantemente de un lugar a otro a bordo de los trenes, ya que nunca estaban satisfechas en el lugar donde estaban y que, a diferencia de los niños, tampoco sabían lo que buscaban. Luego, un vendedor le habló al príncipe sobre su producto: una píldora que eliminaba la sed y le ahorraba a la gente cincuenta y tres minutos a la semana. El príncipe pensó que si tuviera ese tiempo libre lo utilizaría para encontrar agua fresca.
Ilustración de Saint-Exupéry para El principito (1943)


De vuelta en el presente, ya han pasado ocho días desde que el avión del narrador se averió y ya se ha agotado su provisión de agua, por lo que comienzan a tener sed; caminaron muchas horas y anocheció. El principito estaba muy cansado así que se sentaron a descansar, conversando sobre porqué el desierto es tan hermoso el principito le dice que es hermoso porque esconde un pozo de agua en algún lugar, el narrador lo relaciona con una casa que esconde tesoros en alguna parte de ella y dice que sea una casa, una estrella o desierto, lo bello no se ve con los ojos. Estas palabras le gustaron mucho al principito ya que se parecía mucho a lo que le explicó el zorro. Como el principito se dormía, el narrador lo llevó en sus brazos y continuó caminando. Hasta que al amanecer encontró un pozo, un pozo elaborado y raro para ser uno del desierto.
 El narrador sacó el agua para el principito y él lo tomó con mucho gusto como si fuera un regalo, y dijo que las personas no saben lo que buscan, pero en realidad lo que buscan está en una rosa o en un poco de agua, pero no se ve con los ojos sino se tiene que buscar con el corazón. Luego le pidió al narrador que le dibujara un bozal para su oveja y le contó que al día siguiente cumplía 1 año desde que llegó a la tierra. 
El narrador se da cuenta de que el principito estaba buscando el lugar donde había llegado hace 1 año, para regresar a su casa. Luego el principito le pide que regrese a este lugar mañana al atardecer. Al día siguiente, mientras se dirige hacia donde está el principito, el narrador descubre que se encuentra hablando con una serpiente sobre su regreso a casa. El príncipe le explica lo que sucede y luego se despide emotivamente del narrador, a la vez que afirma que podrá verse como si hubiera muerto, pero es porque su cuerpo es demasiado pesado como para llevárselo consigo. 
Además, le dice que no lo vea partir, ya que podría perturbarlo, pero el narrador, al darse cuenta de lo que va a ocurrir, se niega a alejarse del príncipe, quien lo consuela diciéndole que solo tiene que mirar a las estrellas y recordar su encantadora risa, y así parecerá que todas las estrellas se ríen. El príncipe entonces se aleja del narrador, permite que la serpiente lo muerda y cae al suelo sin siquiera hacer ruido.

A la mañana siguiente, el narrador intenta buscar el cuerpo del principito, pero no es capaz de hallarlo. Así, la historia termina con un dibujo del paisaje donde el príncipe y el narrador se encontraban el día en que la serpiente mordió al pequeño. Como última solicitud, el narrador pide que, si alguna persona visita ese lugar y se encuentran con un niño de cabello dorado que se niega a responder lo que le preguntan, le escriban lo más pronto posible.

Personajes.

El Principito: personaje principal del libro, toda la historia está basada en él. Es un niño que viaja de planeta en planeta haciendo preguntas que se dan por hechas, y que no interesan a nadie. Vive en un pequeño planeta que podríamos identificar no como un planeta, sino como su propia vida, así el resto de planetas que visita son en realidad las vidas de otras personas que conoce. El hecho de que su planeta sea tan pequeño viene a decirnos que tiene mucho por vivir y aprender.


El aviador: coprotagonista, es un adulto que intenta razonar y actuar como un niño, pero sabe que en realidad no lo es, que ha perdido su condición pero intenta recuperarla. Es nuestra propia imagen, nuestro reflejo en la historia, el personaje que nos identifica dentro de la novela y que nos hace ver cómo deberíamos ver las cosas y cómo en realidad las vemos, cuando nos critica con frases como:
 «Si les decimos a las personas mayores: “He visto una casa preciosa de ladrillo rosa, con geranios en las ventanas y palomas en el tejado”, jamás llegarán a imaginarse cómo es esa casa. Es preciso decirles: “He visto una casa que vale cien mil francos”. Entonces exclaman entusiasmados: “¡Oh, qué preciosa es!”».
 Por sus características, podemos identificar al narrador con el propio autor que nos va guiando a lo largo de la historia.

El cordero: personaje aparentemente irrelevante pero de gran significado. Es un amigo que lo ayudará a librarse de los problemas que pueda tener o surgirle, pero como todos los amigos sin querer, algún día, pueden volverse en tu contra y hacernos daño.
El farolero : son los trabajadores que incansablemente se dedican a servir.
La caja: en un achaque de ira por no saber dibujar el cordero, el autor dibuja una caja y dice: 
«Esta es la caja. El cordero que quieres está dentro». 
Imaginación es lo que se necesita para ver lo que hay dentro, la caja es una alusión a la imaginación que los adultos ya no suelen usar.
La rosa: Se trata del ego, personaje que nos pone de manifiesto el amor del principito. La Rosa no es una flor cualquiera, es su amor. Es espléndida, es magnífica entre otras muchas, y es única en su «planeta». Ha habido otras, pero ésta es la que ha «florecido» y perdura, es la metáfora de la mujer que ama, que se ha quedado para siempre en su corazón. Bonita, huele bien, perfecta y, al mismo tiempo, llena de imperfecciones. 
Es frágil, hay que cuidarla, mimarla, estar siempre atento; además es orgullosa, vanidosa, egoísta y mentirosa. Aun así es su flor, única entre otras. Pone de manifiesto la inocencia del principito, su inexperiencia. Responsable de la huida del principito por crearle una gran confusión con su forma de hacer o decir las cosas.
Los baobabs: son los malos hábitos, pensamientos y problemas, hay que solucionarlos antes que sean demasiado complicados, es la moraleja que nos deja el autor, cuando nos alerta:
 «¡Niños, atención a los baobabs!». 
Los niños somos nosotros. Hay que tener disciplina, cuidado, estar atento siempre para diferenciar lo bueno de lo malo y actuar en consecuencia.
Los volcanes: son las emociones y tareas comunes del día a día, no son un problema como los baobabs, son simplemente cosas que hay que hacer para que todo vaya bien, y hay que hacerlo aunque no nos guste, aquí se vuelve a hacer hincapié en la disciplina.
El fanal o globo: la protección, los celos o los mimos y cuidados que hay que tener para que la «Rosa» se sienta protegida y querida, aunque realmente no los necesita.

El zorro: personaje medular de la historia, quien hace ver al Principito la esencia, pero también las dificultades y costos de la amistad.


Frases más iconicas de El Principito.

  1. «El mundo entero se aparta cuando ve pasar a un hombre que sabe a dónde va».
  2. «El hombre se descubre cuando se mide con un obstáculo».
  3. «No tengo derecho a decir o hacer nada que disminuya a un hombre ante sí mismo. Lo que importa no es lo que yo pienso de él, sino lo que él piensa de sí mismo. Herir a un hombre en su dignidad es un crimen».
  4. «Caminando en línea recta no puede uno llegar muy lejos».
  5. «Sólo se ve bien con el corazón; lo esencial es invisible a los ojos».
  6. «Al primer amor se le quiere más, a los otros se les quiere mejor».
  7. «El sentido de las cosas no está en las cosas mismas, sino en nuestra actitud hacia ellas».
  8. «Haz de tu vida un sueño, y de tu sueño una realidad».
  9. «Para ver claro, basta con cambiar la dirección de la mirada».
  10. «Si quieres comprender la palabra felicidad, tienes que entenderla como recompensa y no como fin».

Temas / Escritores

MUCHO MÁS QUE UN ESCRITOR
Antoine de saint-exupéry, el último de los románticos.



Periodista, aviador, aventurero, novelista, militar... Tal como demuestra Montse Morata en su ensayo 'Aviones de papel', Saint-Exupéry fue mucho más que solo el escritor de 'El Principito'.

El germen de la historia surgió como encargo del editor norteamericano de Saint-Exupéry, que le pidió un relato de Navidad. Actualmente está traducido a cientos de idiomas de todo el mundo y es uno de los libros más leídos y famosos de la historia.
Antoine de Saint-Exupéry ha pasado a la historia como uno de los escritores más leídos de todo el mundo, pero sus gestas en el mundo de la aviación también fueron notables.
“no estoy muy seguro de haber vivido después de la infancia”, le escribió Saint-Exupéry a su madre. Tenía treinta años y ya había apuntados varios logros en su casillero vital: había acabado el servicio militar, se había enrolado como piloto, había estado en el Sahara, escrito su primera novela y alcanzado el éxito literario con Vuelo nocturno (1930). De ahí que la confesión que hizo a su madre sea hoy tan relevante; a pesar de todas las aventuras, y a pesar de todas las que le quedaban por vivir, todo quedaba desdibujado a la luz de la verdadera aventura de la infancia.


EL PEQUEÑO PRÍNCIPE

Bautizado con cinco nombres, Antoine Jean Baptiste Marie Roger de Saint-Exupéry nació en una familia aristocrática venida a menos, el 29 de junio de 1900. Perdió a su padre cuando tenía solo cuatro años, y desde entonces, fue su madre la que cuidó de él y de sus cuatro hermanos, un niño y tres niñas. Desde que faltó el padre les ayudó una tía, la condesa de Tricaud, quien les alojó bajo su protección en el castillo de Saint-Maurice-de-Rémens, muy cerca de Lyon.
El pequeño Antoine —siempre con su pelo rubio y alborotado— ya apuntaba maneras y era el centro de un torbellino de juegos y travesuras. Su imaginación era desbordante y el vuelo era uno de sus temas favoritos. Cuando le llamaban para bañarse, siempre contestaba lo mismo: “No puedo —decía con cara seria— estoy en mi aeroplano”.
Renunció a aquel paraíso infantil con la edad de nueve años, cuando junto a su hermano François y su hermana Gabrielle (los tres mayores), dejó la libertad del castillo para conocer la autoridad de un internado en Le Mans.
Aquella intensidad infantil le caracterizó también de adulto. No era difícil encontrar a Saint-Exupéry insomne a altas horas de la madrugada, escribiendo absorto, cigarrillo tras cigarrillo hasta que las colillas desbordaban el cenicero. Detestaba las convenciones sociales, el orden y las rutinas. Incluso era habitual que en mitad de la noche despertara a algún amigo para mantener una fluida charla, mientras al otro lado del teléfono, todos aguantaban entre estoicos y adormecidos.
Yvonne Lestrange, una prima lejana de su madre, fue clave en su vocación literaria. Saint-Exupéry, que no era un estudiante aplicado y, en cambio, sí era un asiduo de la bohemia, había llegado a París para estudiar. La combinación de ambas características le condujeron a serias estrecheces económicas que decidió solventar con la invitación de su prima lejana, que lo acogió en una habitación. El apartamento, situado en la orilla izquierda del Sena, albergaba un salón literario al que acudían algunas de las personalidades de la cultura más importantes de la época.
Era habitual que en mitad de la noche despertara a algún amigo para mantener una fluida charla, mientras al otro lado del teléfono, todos aguantaban entre estoicos y adormecidos.
Deslumbrado por aquel mundo al que Yvonnes le abrió las puertas, Antoine, comenzó a escribir algunos poemas. Cierto que la prima los encontró demasiado sentimentales, pero también vió suficiente talento como para animarle a seguir escribiendo.
Como cuenta Montse Morata en Aviones de papel, aquellos años y la influencia de los escritores que conoció en el apartamento fueron decisivos en la publicación de Correo Sur, su primera novela y de la segunda, Vuelo de Noche, con prólogo de André Gide. Algunos años más tarde, en una entrevista publicada el 27 de mayo de 1939, Saint-Exupéry definió su propia poética:
 “Para mí volar o escribir son la misma cosa”.
A pesar de sus primero éxitos, Antoine no pensaba dedicarse profesionalmente a la escritura, antes creía que tenía que vivir. Además, no se sentía cómodo con la etiqueta de escritor y todo lo que representaba: un despacho, una rutina de trabajo, reuniones, editores, cifras de ventas…
o
TODA UNA VIDA EN EL CIELO

La escena tenía cierto aire épico: la tarde era lluviosa y las gotas repicaban sobre la chapa de los hangares de la Compañía Latécoère, en Toulouse. Hacía solo dos meses que Saint-Exupéry había sido contratado. Por fin encontraba un oficio afín a su vocación aventurera. Aquella tarde, un 14 de diciembre de 1926, el joven recibió la noticia que tanto ansiaba escuchar:
 “Mañana volará”.
No lo tuvo fácil desde que en abril de 1921 se incorporara al Segundo Regimiento de Aviación de Estrasburgo, donde hizo su servicio militar. Ahí es donde entró en contacto con el mundo de la aviación que le fascinaba desde niño. Así que, tratando de ahorrarse los dos años de la carrera militar, se decantó por obtener la licencia civil de aviación, a pesar de lo costoso. Para ello, Saint-Exupéry pidió a su madre dos mil francos de la época para poder dar las clases necesarias. La madre, incapaz de negar nada a su hijo, solicitó un préstamo para conseguir la abultada cantidad.
En abril de 1921 se incorporó al Segundo Regimiento de Aviación de Estrasburgo, donde hizo su servicio militar y donde entró en contacto con el mundo de la aviación que le fascinaba desde niño
Al fin logró la licencia con 21 años recién cumplidos, lo que le permitía también hacerse con la militar. Para recibir la formación fue destinado a Casablanca. A su vuelta a Francia diría: 
“He pasado días de melancolía al fondo de una barraca podrida, pero ahora lo recuerdo como si fuese una vida llena de poesía”.
 Tenía veintitrés años y ya era un joven piloto que quería seguir en el ejército, pero el amor se cruzó en el camino —y no sería el único encontronazo amoroso que le depararía la vida—. Su amada, Louise de Vilmorin, de familia rica, le exigió dejar ese mundo para poder seguir con ella. Saint-Exupéry renunció a su pasión y los jóvenes fijaron la fecha de la boda para finales de 1923.
El caso es que el noviazgo no funcionó. Parece ser que a Louise de Vilmorin, habituada a tratar con ministros, hombres influyentes y escritores de éxito, aquel pobre muchacho le pareció poco partido y decidió romper la relación. También vendió el anillo de prometida, por lo que Saint-Exupéry se vio sin novia y alejado de lo único que le apasionaba: pilotar aviones. Corrían los primeros meses de 1926 y añoraba pilotar, pero desesperado se tenía que contentar con los oficios que encontraba, como el de representante de la compañía de camiones Saurer, que al menos le permitía viajar.
Finalmente, en la compañía Latécoère, Saint-Exupéry conoció a muchos de los pioneros que formaron parte de la época dorada de la aviación. El 15 de diciembre de 1926, el escritor realizó su primer vuelo en solitario en un avión que transportaba el correo entre Toulouse y Perpiñán. Parece poca cosa después de los logros emocionantes que lograría más tarde: volaría por el norte de África, cruzaría el Atlántico, fue de los primeros pilotos que cruzaron el cielo nocturno sólo guiado por las estrellas y trazó una arriesgada línea de correo por los Andes. Ahí, participando de todas aquellas conquistas, se escribe la leyenda de Saint-Exupéry como piloto.

EL PADRE DEL PRINCIPITO

Poco podía imaginar aquel aguerrido piloto, mecánico, aventurero y periodista en la Guerra Civil Española que pasaría a ser recordado más como el padre del Principito. Tampoco pudo llegar a imaginar que aquella historia publicada el 6 de abril de 1943 por la editorial Reynal & Hitchcock en Nueva York se convertiría en uno de los libros más vendidos y traducidos de todos los tiempos.
No es que a su autor le faltara imaginación para ver el futuro éxito de El Principito, si no que lo consideró una obra menor, igual que le pareció a la editorial Gallimard, que no la incluyó en su importante sello hasta 1946, después de la guerra y de la misteriosa desaparición del autor.
La editorial Reynal & Hitchcock de Nueva York publicó la historia el 6 de abril de 1943


El germen de la historia surgió como encargo del editor norteamericano de Saint-Exupéry, que le pidió un relato de Navidad, pero el autor no estaba inspirado, ni interesado, así que dibujos y borradores quedaron guardados en el cajón. Finalmente, escribió el libro en el momento en el que el exilio y los sinsabores de algunas relaciones rotas le abocaron a una excesiva sensación de soledad.
La crisis vital requería recuperar la mirada soñadora de su infancia, escribir el cuento desde los ojos de un niño, pero el autor se desdobló a su vez en el piloto de la historia. Al final, todos los personajes y todos los símbolos —la rosa, el pequeño zorro solitario, los baobabs…-— están relacionados con su propia vida. Había llegado el momento de, por fin, tal como dijo al inicio de su carrera como escritor, plasmar la vida vivida en la escritura: eso sí, tamizada por una poesía enternecedora.

LA DESAPARICIÓN

Saint-Exupéry fue al encuentro de su destino a pecho descubierto, viviendo de la forma más honesta que supo, siempre creyendo en un humanismo por el que luchó, ya fuera con su pluma o con su avión. Precisamente, ese ir al encuentro de su propio destino le llevó a desaparecer misteriosamente, igual que su personaje en El Principito, el aviador, acaba protagonizando su propia desaparición.
Dicen que su comandante en el Segundo Regimiento de Aviación de Estrasburgo le espetó: 
“Usted jamás se matará en la aviación, porque ya lo habría hecho”. 
Y es que Saint-Exupéry era tan valiente como despistado y ya en la formación había protagonizado algún que otro accidente. Lamentablemente, aquel comandante se equivocó.
“Usted jamás se matará en la aviación, porque ya lo habría hecho” le dijo un comandante a Saint-Exupéry. Desgraciadamente se equivocó
A pesar de que la edad y su maltrecha salud lo desaconsejaba, Saint-Exupéry insistió hasta lograr ser aceptado de nuevo en el ejército. Francia estaba ocupada y él siempre había sido hombre de acción. Era 1944 y le autorizaron a realizar cinco misiones de reconocimiento. La mañana del 31 de julio de 1944, partió en vuelo de reconocimiento desde su base de Córcega, pero al poco se perdió su pista y ya nunca volvió. Tal vez aprovechase para sobrevolar por última vez aquel castillo cercano a Lyon, su refugio infantil.


Biografía  de Antoine de Saint-Exupéry.

 


(Lyon, 1900 - en el mar Tirreno, 1944) 

Novelista y aviador francés; sus experiencias como piloto fueron a menudo su fuente de inspiración. 
Hijo de Martin Louis Marie Jean de Saint Exupéry (1863-1904) , y de Andrée Marie Louise Boyer de Fonscolombe,  Antoine Jean-Baptiste Marie Roger de Saint-Exupéry nació el 29 de junio de 1900 en el número 8 de la calle Peyrat, en el 2° distrito  de Lyon, en una familia de la nobleza francesa.
Compartió una infancia feliz con sus cuatro hermanos y hermanas. Pero en 1904 , su padre muere,  por una hemorragia cerebral, con sólo cuarenta y un años, en la estación de La Foux. Marie de Saint-Exupéry cría a sus cinco hijos: Marie-Madeleine, conocida como Biche, Simone, conocida como Monot, Antoine, conocida como Tonio, François y Gabrielle, conocida como Didi. La ayuda la institutriz austriaca Paula Hentschel (1883-1965), que permanecerá con ellos hasta que sean adultos. En su novela Piloto de guerra , el autor le rindió homenaje en estos términos:
“Volví en mi memoria a la infancia, para redescubrir el sentimiento de protección soberana. No hay protección para los hombres. Una vez que eres un hombre, te dejan ir... ¿Pero quién puede hacer algo contra el niño cuya mano la todopoderosa Paula ha cerrado con fuerza? Paula, usé tu sombra como escudo…” .
Tercero de los cinco hijos de una familia de la aristocracia (su padre tenía el título de vizconde), Antoine de Saint-Exupéry vivió una infancia feliz en las propiedades familiares, aunque perdió a su progenitor a la edad de cuatro años. Estuvo muy ligado a su madre, cuya sensibilidad y cultura lo marcaron profundamente, y con la que mantuvo una voluminosa correspondencia durante toda su vida.
Su interés por la mecánica y la aviación se remonta a la infancia: recibió el bautismo del aire en 1912, y la pasión de volar ya no lo abandonaría nunca. Después de seguir estudios clásicos en establecimientos católicos, preparó en París el concurso de entrada en la Escuela naval, pero no logró su objetivo y se inscribió en Bellas Artes. Pudo aprender el oficio de piloto durante su servicio militar en la aviación, pero la familia de su novia se opuso a que se incorporara al ejército del aire, por lo que se resignó a ejercer diversos oficios, al tiempo que frecuentaba los medios literarios.

El año 1926 marcó un giro decisivo en su vida: publicó su narración breve El aviador en la prestigiosa revista literaria Le Navire d'Argent, dirigida por Jean Prévost, y consiguió un contrato como piloto de línea para una sociedad de aviación. A partir de entonces, a cada escala del piloto correspondió una etapa de su producción literaria, alimentada con la experiencia. Mientras se desempeñaba como jefe de estación aérea en el Sahara español, escribió su primera novela, Correo del Sur (1928).
La escala siguiente fue Buenos Aires, al ser nombrado director de la Aeroposta Argentina, filial de la Aéropostale, donde tuvo la misión de organizar la red de América Latina. Tal es el marco de su segunda novela, Vuelo nocturno. En 1931, la bancarrota de la Aéropostale puso término a la era de los pioneros, pero Saint-Exupéry no dejó de volar como piloto de pruebas y efectuó varios intentos de récords, algunos de los cuales se saldaron con graves accidentes: en el desierto egipcio en 1935, y en Guatemala en 1938.
En los años treinta multiplicó sus actividades: cuadernos de invención, adaptaciones cinematográficas de Correo del Sur en 1937 y de Vuelo nocturno en 1939, numerosos viajes (a Moscú, a la España en guerra), reportajes y artículos para diversas revistas. Durante su convalescencia en Nueva York, después del accidente de Guatemala, reunió por consejo de André Gide los textos (en su mayor parte artículos ya publicados) que se convirtieron en Tierra de hombres (1939).

Durante la Segunda Guerra Mundial luchó con la aviación francesa en misiones peligrosas, en especial sobre Arras, en mayo de 1940. Con la caída de Francia marchó a Nueva York, donde contó esta experiencia en Piloto de guerra (1942). En Estados Unidos se mantuvo al margen de los compromisos partidistas, lo que le atrajo la hostilidad de los gaullistas. 
Su meditación se elevaba por encima de la historia inmediata: sin desconocer las amenazas que la época hacía pesar sobre el "respeto del hombre", como declara en Carta a un rehén (1943), optó por la parábola con El principito (1943), una fábula infantil de contenido lirismo e ilustrada por él mismo, que le dio fama mundial.
En El principito, el autor afirma haber conocido al singular personaje que da título al libro seis años atrás, en el desierto del Sahara, después de haber sufrido un accidente de avión, y nos cuenta su historia. El principito procedía de un asteroide tan pequeño que bastaba con desplazar un poco la silla hacia atrás para ver continuamente la puesta de sol. Un día brotó del suelo una rosa; el principito se enamoró de ella, pero no pudiendo soportar su orgullo y presunción, decidió abandonar el asteroide y emprendió un viaje que lo llevó a otros pequeños planetas. En cada uno de ellos vivía un único personaje que, como en seguida aprecia el lector, encarna algún defecto humano: la vanidad, el egoísmo, la ambición...
Finalmente, el principito llegó a la Tierra, donde descubrió, consternado, que su rosa no era la única del universo, y entabló amistad con un zorro, y después con el narrador. Los sutiles simbolismos y el desenlace de la historia sugieren el sentido del libro: una indagación sobre el amor y la amistad, sentimientos que, pese a su naturaleza incomprensible y los sufrimientos que pueden acarrear, se revelan como una necesidad ineludible y enriquecedora.
En 1943 pidió incorporarse a las fuerzas francesas en África del Norte, y a partir de entonces retomó las misiones desde Cerdeña y Córcega. En el transcurso de una de ellas, el 31 de julio de 1944, su avión desapareció en el Mediterráneo. Los cientos de páginas de La ciudadela, suma alegórica que permaneció inacabada, fueron publicadas póstumamente en 1948.
La prosa de Saint-Éxupery impresiona por un rigor en el que la desnudez retórica asegura la eficacia del relato de acción. Cercano a André Malraux por su conciencia de la aventura humana, a Jean Giono por su lirismo cósmico, a Georges Bernanos por su búsqueda del absoluto, Saint-Exupéry mostró siempre que el hombre no es más que lo que hace.

Obras

1926: El aviador
1928: Correo del Sur: Saint-Exupéry, A. . (1967). Correo sur. Argentina: Goncourt. Trad. de Susana Saavedra / Marco A. Galmarini.
1931: Vuelo nocturno: Saint-Exupéry, A. . (1942). Vuelo nocturno. Esplugues de Llobregat, Barcelona: Plaza & Janés. Trad. de Juan de Benavent.
1938: Tierra de hombres: Saint-Exupéry, A. . (1939). Tierra de los hombres. Buenos Aires: Sudamericana. Trad. de Rafael Dieste.
1942: Piloto de guerra: Saint-Exupéry, A. . (1943). Piloto de guerra. Buenos Aires: Sudamericana. Trad. de María Teresa López.
1943: El principito: Saint-Exupéry, A. . (1951). El principito. Buenos Aires, Argentina: EMECÉ. Trad. de Bonifacio del Carril.
1944: Carta a un rehén: Saint-Exupéry, A. D., & Galmarini, M. A. (1944). Carta a un rehén. Argentina: Goncourt. Trad. de Marco A. Galmarini.
1948: Ciudadela: Saint-Exupéry, A. . (1951). Ciudadela. Buenos Aires, Argentina: EMECÉ. Trad. de Bonifacio del Carril.

Distinción. 
Oficial de la Legión de Honor. (Caballero 1930, Oficial 1939)

Cruz de Guerra 1939-1945, palma de bronce. 

El premio Femina es un premio literario francés, creado en 1904 por 22 colaboradoras de La Vie heureuse y apoyado también por la revista Femina. (1931)

Gran Premio de Novela de la Academia Francesa (1939)

El Premio Nacional del Libro es uno de los premios literarios más prestigiosos que se conceden en Estados Unidos. 

Muerte por Francia (otorgado en 1948)

  

Saint-Exupéry.



 Écartelé aux 1 et 4, d’or au lion de gueules ; aux 2 et 3, d‘azur à l’épée d’argent garnie d’or.

Saint-Exupéry es un patronímico, el nombre de una familia de la nobleza francesa del Périgord, cuyo representante más ilustre es Antoine de Saint-Exupéry (1900-1944), escritor y aviador francés, autor de El Principito.  Su linaje está registrado desde 1405 y se tiene estado de noble desde 1667.

Armes anciennes D'azur à l'épée d'argent garnie d’or.


Esta casa, conocida en Lemosín desde el siglo XI, parece haber tomado el nombre del castillo de Saint-Exupéry, situado en esta provincia Francesa. Hacia 1330 se estableció en Auvernia tras la alianza de Hélie de Saint-Exupéry, caballero, con la hermana y en parte heredera de Raimond de Miremont, que murió sin descendencia. 
Fue uno de los hijos de este matrimonio quien formó la rama más joven, que continuó en Périgord y Quercy y tiene allí numerosos representantes. 
La rama más antigua en Auvernia terminó en Guy de Saint-Exupéry, caballero, señor de Miremont, Favars, Chayrols, Dognon y otros lugares, consejero del rey, alguacil real de las montañas de Auvernia, en Aurillac, de 1558 a 1562, que De su matrimonio, contraído el 29 de mayo de 1548, sólo quedaron tres hijas, una de las cuales, Françoise, se casó en 1571 con Enrique de Borbón-Maulaze, vizconde de Lavedan; la segunda, Rosa, casada con Luis de Rillac, caballero, de San Quintín; y la tercera, Magdeleine, cuyo destino se desconoce. 

Antepasados

M  Géraud de Saint Exupéry

M  Philippe de Saint Exupéry

Jean Ier de Saint Exupéry (Jean de Saint Exupéry)

 Jean II de Saint Exupéry (Jean de Saint Exupéry)
Coseigneur de Miremont

Jean III de Saint Exupéry (Jean de Saint Exupéry)

M  Jean Pierre Henri de Saint Exupéry
Seigneur de Saint Amans, Coseigneur de Miremont, Seigneur de Pignols

Jean Antoine de Saint Exupéry
Gouverneur de La citadelle de Perpignan.

Jean Louis de Saint Exupéry.
Seigneur de Saint Amans.

M  Jean Gratien de Saint Exupéry.
Comte de Saint Amans (Fallecido el 4 de septiembre de 1778)

Georges Alexandre Césarée de Saint Exupéry.
Comte de Saint Amans. (Nacido el 17 de mayo de 1757 Fallecido el 8 de mayo de 1825)

Jean Baptiste de Saint Exupéry. (Nacido el 27 de enero de 1791- Fallecido el 29 de junio de 1843)

Fernand de Saint Exupéry. (Nacido en septiembre de 1833 - Fallecido el 18 de noviembre de 1919)

Jean Martin de Saint Exupéry. (Nacido el 2 de enero de 1863-Falleció el 14 de marzo de 1904) 

Antoine de Saint-Exupéry.


  



Consuelo de Saint-Exupéry, de soltera Consuelo Suncín-Sandoval Zeceña (Armenia, El Salvador; 10 de abril de 1901 - Grasse, Francia; 28 de mayo de 1979), fue una escritora y artista salvadoreña-francesa, y esposa del famoso escritor y aviador Antoine de Saint-Exupéry, creador de El principito.  
Consuelo Suncín nació en una ciudad pequeña de nombre Armenia, del Departamento de Sonsonate, en El Salvador, en el seno de una familia de ricos terratenientes. Sus padres, el coronel Félix Suncín y Ercilia Sandoval Zeceña, tuvieron tres hijas: Ana Dolores, Consuelo y Amanda. Consuelo realizó sus estudios en el Instituto Central de Señoritas.​ Estudió en el extranjero, en San Francisco, en la Ciudad de México, y en Francia.
Llegó a un colegio de las monjas ursulinas en la Ciudad de San Francisco con 19 años y una beca para estudiar inglés.​ Allí conoció al que sería su primer marido, Ricardo Cárdenas, con quien se casó nada más cumplir la mayoría de edad, obteniendo la licencia oficial el 15 de mayo de 1922 en la ciudad de San Francisco, del Estado de California. Hasta hace poco se mencionaba que se había casado con un militar, lo que no es cierto (esto es probablemente resultado de la capacidad imaginativa de Consuelo, en su afán de tratar de salir adelante en su vida), pues el joven Ricardo, de tez blanca y de padres de nacionalidad mexicana, trabajaba como dependiente en un almacén de pinturas. Consuelo vivía en el 562 de Maller Street, y la ceremonia fue oficiada por el Juez de la Corte Superior de California. Divorciado de Consuelo, Cárdenas murió a los pocos meses en un accidente de ferrocarril.
Viuda y con 22 años se fue a México, donde inició estudios de Derecho, aunque los abandonó pronto cambiándolos por los de Periodismo. Durante su estancia en Francia, Consuelo contrajo matrimonio con Enrique Gómez Carrillo, diplomático guatemalteco, escritor y periodista. Después de la muerte de Gómez Carrillo en 1927 a causa de un derrame cerebral, a los once meses de la boda, Consuelo que se encontraba nuevamente viuda y dueña de una gran fortuna, se afincó en Buenos Aires, Argentina, donde obtuvo la nacionalidad de este país. Tenía 25 años.

Matrimonio con Saint-Exupéry

En 1931, estando en Buenos Aires, su amigo Benjamin Crémieux le presentó a Antoine de Saint-Exupéry, que por ese entonces estaba afincado en esa ciudad y tenía a su cargo la Compañía Aeroposta. El flechazo fue inmediato. Consuelo y Antoine estuvieron a punto de casarse en Buenos Aires, pero la ceremonia finalmente tuvo lugar en Francia, donde se trasladaron a vivir.
Su unión matrimonial, que se alargó durante quince años, fue muy turbulenta por la profesión de piloto de su marido, su gusto por la vida bohemia, su éxito como artista y escritor y sus incontables amantes. Todo ello los distanció, aunque tenían encuentros esporádicos durante los que vivían momentos de auténtica felicidad. No en vano, la rosa de El principito es un homenaje de Saint-Exupéry a su esposa. Su infidelidad y dudas acerca del matrimonio son simbolizadas por el campo de flores que se encuentra el pequeño príncipe en la Tierra. Sin embargo, el principito le dice que su rosa es especial, porque es a ella a la que realmente quiere.
A pesar de tener un matrimonio 'sinigual', Antoine guardó a Consuelo cerca de su corazón. Ella es un personaje importante en El principito como su "flor", que "creció" en su planeta y que él protege bajo una campana de cristal.
Consuelo murió de un ataque de asma en Grasse, Francia el 28 de mayo de 1979 y fue enterrada en el cementerio de Père-Lachaise en París junto a los restos de su segundo marido Enrique Gómez Carrillo. Legó todos sus bienes y derechos al español José Martínez-Fructuoso, quien fuera su mayordomo y jardinero.


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