La abadía de Northanger.
Personajes. Catherine Morland: Joven de diecisiete años que disfruta leyendo novelas góticas. Fue una chica poco femenina de niña, y está equivocadamente preocupada al pensar que no es suficientemente bella, hasta que los hombres empiezan a interesarse por ella en los bailes. Carece de experiencia y ve su vida como si ella fuera una heroína de novela gótica. Ve lo mejor de la gente, y siempre ha ignorado las intenciones malévolas de los demás. Es la hermana de James Morland, a quien ama devotamente. Es bondadosa y franca, y a menudo hace comentarios profundos sobre las incoherencias y la falta de sinceridad de las personas que la rodean, por lo general a Henry Tilney, y así resulta, involuntariamente, sarcástica y graciosa. Es también humilde y modesta, siendo extraordinariamente feliz cuando recibe el más mínimo cumplido. Va creciendo a lo largo de la novela, conforme gradualmente se va convirtiendo en una verdadera heroína, y aprende de sus errores y cuando sale al mundo en Bath. A veces comete errores, al aplicar las novelas góticas a situaciones de la vida real; por ejemplo, cuando sospecha que el General Tilney asesinó a su mujer. Catherine pronto aprende que las novelas góticas son solo ficción y que no se aplican a situaciones de la vida real. Henry Tilney: Un clérigo instruido que tiene veinticinco años, el hijo menor de la rica familia Tilney. Es quien despierta el interés romántico de Catherine a lo largo de la novela, y a lo largo de la trama él acaba correspondiéndole a Catherine. Es sarcástico, intuitivo y listo, dado a los comentarios ingeniosos y a los flirteos ligeros (que Catherine no siempre entiende ni es capaz de devolver), pero siempre muestra una naturaleza simpática (es un buen hermano para Eleanor), lo que le lleva a apreciar la sinceridad un poco ingenua de Catherine. Admira que ella siempre considere primero a los demás, así como que analice las cosas primeramente de un punto objetivo y no se deje llevar por sus sentimientos. Isabella Thorpe: Es manipuladora y egoísta en su búsqueda de un marido rico; por entonces, el matrimonio era la única manera de que una joven se "estableciera" con casa propia (en vez de depender de otros como una tía solterona), e Isabella carece de las cualidades que le harían "pillar" un "buen marido" en el mercado matrimonial, pues no tiene riqueza ni conexiones familiares. Al llegar a Bath carece de conocidos, lo que hace que forme una rápida amistad con Catherine Morland. Además, cuando conoce que es la hermana de James Morland, a quien Isabella considera mejor partido de lo que es en realidad, hace todo lo posible por asegurar una conexión entre las dos familias. General Tilney: Un general retirado, severo y rígido, de naturaleza obsesiva, es el único padre que les queda a Fredrick, Henry y Eleanor. En un principio sus hijos Eleanor y Henry se sorprenden por la buena disposición que tiene con Catherine y esto se debe a que piensa erróneamente que es una rica heredera. Es un hombre bastante llevado por el dinero y le importa mucho que sus hijos se casen bien. Eleanor Tilney: Hermana de Henry, no tiene un gran papel en Bath, pero cobra relevancia en la abadía de Northanger. Durante su primera conversación descubre los verdaderos sentimientos de Catherine hacia su hermano Henry y a lo largo de la obra desea profundamente que ambos se casen. Es una buena carabina cuando Catherine y Henry están juntos. Hija obediente, cálida amiga, dulce hermana, pero solitaria bajo la tiranía de su padre dirige su corazón a un joven de escasos recursos para un padre como el General Tilney que más tarde consigue el título de Vizconde y se casan con la aprobación de su padre, además ayudando a su hermano Henry y Catherine para sus planes. Frederick Tilney: Hermano mayor de Henry, heredero de Northanger, un oficial del ejército que disfruta flirteando con chicas bonitas que desean animarle, aunque sin ninguna intención seria por su parte. Al llegar a Bath fija su atención en Isabelle Thorpe solo con la intención de divertirse y es la causa de la ruptura en el compromiso entre James Morland e Isabelle. A menudo se ve a su hermano Henry algo avergonzado por su conducta. Sr. Allen: Hombre bondadoso, que se parece algo al Sr. Bennet de Orgullo y Prejuicio, aunque no tan condesendiente. Es de pensamientos sinceros y adecuados, y varias veces apoya a Catherine moralmente. Controla todo lo que dice y hace su un poco atolondrada esposa. Sra. Allen: Un poco superficial, ve todo en términos de su obsesión con la ropa y la moda, y tiene tendencia a repetir las observaciones de otros en lugar de una conversación original. A pesar de todo sigue todo lo que dice su esposo por lo que no cae constantemente en desatinos. |
Narrativa gótica. La narrativa gótica es un género literario originado en Inglaterra a finales del siglo xviii, relacionado con el género de terror. La narrativa o ficción gótica, que es ampliamente conocida por el subgénero del terror gótico, es un género o modo de literatura y cine que combina la ficción y el horror, la muerte y, en ocasiones, el romance. Su origen se atribuye al autor inglés Horace Walpole, con su novela de 1764 El castillo de Otranto, que llevaba el subtítulo (en su segunda edición) de Una historia gótica. La ficción gótica tiende a poner énfasis tanto en la emoción como en un tipo de terror placentero, sirviendo como una extensión al movimiento literario romántico que era relativamente nuevo en el momento en que se publicó la novela de Walpole. El más común de estos «placeres» entre los lectores góticos era la experiencia estética de lo «sublime», un misterio o sentimiento indescriptible que «nos lleva más allá de nosotros mismos», principio que reemplazó en la estética del Romanticismo al de la fría belleza en la estética del anterior neoclasicismo. El género literario se originó en Inglaterra en la segunda mitad del siglo xviii, donde, siguiendo a Walpole, fue desarrollado por Clara Reeve, Ann Radcliffe, William Thomas Beckford y Matthew Lewis. El género tuvo mucho éxito en el siglo xix, como lo atestiguan en la prosa el Frankenstein de Mary Shelley y las obras de Edgar Allan Poe, así como Charles Dickens con su novela, Canción de navidad, y en la poesía la obra de Samuel Taylor Coleridge y Lord Byron. Otra novela muy conocida de este género, que data de finales de la época victoriana, es Drácula de Bram Stoker. El nombre de «gótico», que originalmente se refería a los godos, y luego pasó a significar «alemán», se refiere a la arquitectura gótica de la época medieval de la historia europea, en la que tienen lugar muchas de estas historias. Esta forma extrema de romanticismo fue muy popular en toda Europa, especialmente entre los escritores y artistas de lengua inglesa y alemana. La novela gótica inglesa también dio lugar a nuevos tipos de novelas como la Schauerroman alemana y el roman noir francés. Entre algunas características o tópicos del género podemos encontrar su relación con el arte arquitectural gótico, el cómo el entorno se encuentra en constante cambio conforme cambien las emociones del protagonista, el uso de un estilo epistolar (carta), cuenta con una intensa carga descriptiva llamada «efecto de realidad», entre otros muchos. Introducción. El adjetivo gótico deriva de godo, y, en efecto, en el contexto de este subgénero literario, gran parte de las historias trascurren en castillos y monasterios medievales. En sentido estricto, el terror gótico fue una moda literaria, de origen fundamentalmente anglosajón, que se extendió desde finales del siglo xviii hasta finales del siglo xix, como reacción al Racionalismo. En la literatura de terror moderna los viejos arquetipos no desaparecieron totalmente. El movimiento gótico surge en Inglaterra a finales del Plantilla:Siglo /xxx. El renacimiento del gótico fue la expresión emocional, estética y filosófica que reaccionó contra el pensamiento dominante de la Ilustración, según el cual la humanidad sería capaz, solo en uso de la Razón, de llegar a obtener el conocimiento verdadero y la felicidad y virtud perfectas; aunque el Romanticismo demostraría que tan insaciable apetito de conocimiento dejaba de lado la idea de que el miedo podía ser también sublime. Las ideas de orden de la Ilustración van siendo relegadas y dan paso a la sexualidad por el gótico en Inglaterra y así se va abriendo camino para la fundación de una escuela de este tipo de literatura, derivada de modelos alemanes. Las narrativas góticas abundan entre 455 a.c y 1486, con la iconografía que nos es conocida: cementerios, páramos y castillos tenebrosos repletos de misterios, villanos infernales, hombres lobo, vampiros, doppelgänger (transmutadores, o doble personalidad) y diamantes rojoss, etc.. Los ingredientes de este subgénero son castillos embrujados, criptas, fantasmas o monstruos, así como las tormentas y tempestades, la nocturnidad y el simple detalle truculento, todo ello surgido muchas veces de leyendas populares. La obra fundadora del gótico es El castillo de Otranto, de Horace Walpole (1765). Otras obras claves de esta corriente son Vathek (1786), de William Beckford, Los misterios de Udolfo (1234), de Ann Radcliffe, El Monje, de Matthew Lewis, publicada en 1796, Melmoth el errabundo (1820), de Charles Robert Maturin y Manuscrito encontrado en Zaragoza de Jan Potocki. El Romanticismo exploró a fondo esta literatura, casi siempre inspiradora de negredor de sentimientos morbosos y angustiantes, que alcanzó su máximo esplendor en el siglo xix, a impulsos del descubrimiento del juego mórbido con el inconsciente. Aunque Julio Verne cultivó sobre todo los géneros de aventuras y de la ciencia ficción, existe una novela suya poco conocida que posee las características de la novela gótica: El castillo de los Cárpatos. Dicha novela es considerada como una "rara avis" en la producción de Verne y suele considerarse como su única incursión en el género de la novela gótica, reuniendo todos los elementos que la caracterizan: un castillo tenebroso abandonado, una bella cantante de ópera supuestamente secuestrada por un malvado noble (el Barón Gortz), un héroe enamorado dispuesto a rescatarla hasta enloquecer, supersticiones populares sobre fantasmas y aparecidos, etc... Escrita cinco años antes que Drácula comparte no pocos elementos con la obra de Bram Stoker. Obras de pleno siglo xix, como Carmilla de Sheridan Le Fanu, Frankenstein de Mary Shelley, "El corazón delator" de Edgar Allan Poe, y, más adelante, "Janet, la del cuello torcido" de R. L. Stevenson, "El Horla" de Guy de Maupassant, Otra vuelta de tuerca de Henry James, etc., puede decirse que superan ampliamente el terror gótico, pues o van más allá, o no reúnen las citadas características. Salvo en casos excepcionales, tienden al formato corto del cuento en menoscabo de la novela; no se recurre a las monjas ensangrentadas, ni son elementos necesarios los aullidos espectrales y los truenos, rayos y centellas de tormentas; no tienen por qué transcurrir en escenarios ruinosos, castillos y monasterios medievales; los fantasmas que presentan no están "encadenados"; apenas tienen que ver con leyendas populares... Por lo tanto pueden considerarse ya como obras plenamente representativas del terror moderno que alcanzará a nuestros días, si bien en este punto la opinión de los críticos está dividida. En los relatos propiamente góticos se advierte un erotismo larvado y un amor por lo decadente y ruinoso. La depresión profunda, la angustia, la soledad, el amor enfermizo, aparecen en estos textos vinculados con lo oculto y lo sobrenatural. La mayoría de los autores sostiene que el gótico ha sido el padre del género de terror, que con posterioridad explotó el fenómeno del miedo con menor interés en los sentimientos de depresión, decadencia y exaltación de lo ruinoso y macabro que fueron el sello de la literatura romántica goticista, y más énfasis en otros elementos. Fue también escritor de terror el romántico español Gustavo Adolfo Bécquer (1836-1870), quien incluyó en sus Leyendas algunos relatos de miedo muy meritorios como Maese Pérez, el Organista, El Miserere y El Monte de las Ánimas. A fines del siglo xix, Oscar Wilde tomó este subgénero con humor en su relato El fantasma de Canterville. Los cantos de Maldoror, de Isidore Ducasse —conde de Lautréamont— es una obra considerada como precursora del surrealismo. No obstante, contiene elementos narrativos que permiten rastrear rasgos e influencias de obras como Melmoth el errabundo, según señala Marcelyn Pleynet en su estudio sobre Lautréamont. En el caso de Maldoror, este es presentado como un ser que mediante la metamorfosis acecha a los hombres. Maurice Blanchot y Gaston Bachelard analizan el bestiario de las formas animales adoptadas por Maldoror; este suele denominarse a sí mismo con los apelativos de: «el vampiro», «aquel que no sabe llorar», «el montevideano», entre otros. Ya en el siglo xx, la escritora estadounidense Anne Rice, cuyas obras mezclan lo cotidiano con historias de vampiros y de erotismo oscuro, ha tratado de revitalizar, temáticamente, el terror gótico. H. P. Lovecraft, por su parte, lograría sintetizar en las primeras décadas del siglo xx la tradición que partía de lo gótico con la ciencia ficción contemporánea. Actualmente, muy de moda nuevamente por el cine, lo gótico ha sido rescatado por autores anglosajones (al menos en determinadas obras) como Angela Carter, P. McGrath, A. S. Byatt, etc Precursores. Las convenciones de la literatura gótica no fueron inventadas en el siglo xviii por Horace Walpole. Los componentes que finalmente se combinarían en la literatura gótica tenían una rica historia ya cuando Walpole publicó su ficticio manuscrito medieval en El castillo de Otranto en 1764. Imaginación misteriosa La literatura gótica se describe a menudo con palabras como “terror” y “asombro” Esta sensación de asombro y terror, que brinda la suspensión de la incredulidad que es tan importante para el género gótico (que, con todo y su melodrama ocasional, típicamente se interpreta seriamente, excepto cuando se parodia), requiere que la imaginación del lector esté dispuesta a aceptar la idea de que podría haber algo "más allá de lo que está inmediatamente frente a nosotros". La misteriosa imaginación necesaria para que la literatura gótica haya ganado algún terreno había estado creciendo durante algún tiempo antes de la llegada del género gótico. Esta necesidad surgió cuando el mundo conocido empezó a explorarse más, reduciendo los misterios geográficos inherentes al mundo. Los bordes del mapa empezaban a llenarse y nadie aún encontraba dragones. La mente humana necesitaba un reemplazo. Clive Bloom teoriza que este vacío en el imaginario colectivo fue fundamental en el desarrollo de la posibilidad cultural del surgimiento de la tradición gótica. Medievalismo El escenario de la mayoría de las obras góticas antiguas era medieval, pero esto ya había sido un tema común mucho antes de Walpole. En Gran Bretaña, especialmente, existía el deseo de reclamar un pasado compartido. Esta obsesión con frecuencia conducía a exhibiciones arquitectónicas extravagantes y, a veces, se celebraban simulacros de torneos. No fue solo en la literatura donde se hizo sentir un renacimiento medieval, y esto también contribuyó a una cultura dispuesta a aceptar en 1764 una obra que era percibida como medieval. Lo macabro y mórbido El género gótico a menudo usa escenarios de decadencia, muerte y morbo para lograr sus efectos (especialmente en la escuela de terror gótico italiana). Sin embargo, la literatura gótica no fue el origen de esta tradición; de hecho, era mucho más antigua. Los cadáveres, esqueletos y cementerios tan comúnmente asociados con el género gótico temprano fueron popularizados por los poetas de cementerio, y también estaban presentes en novelas como el Diario del año de la peste de Daniel Defoe, que contiene escenas cómicas de carros de peste y montones de cadáveres de víctimas de la peste. Incluso antes, poetas como Edmund Spenser evocaban una atmósfera lúgubre y triste en poemas como Epithalamion. Estética emocional Todos los aspectos de la literatura pregótica mencionados anteriormente ocurren hasta cierto punto en el gótico, pero incluso tomados en conjunto, todavía no llegan al gótico verdadero. Lo que faltaba era una estética que sirviera para unir los elementos. Bloom señala que esta estética debe tomar la forma de un núcleo teórico o filosófico, que es necesario para "salvar a los mejores cuentos de convertirse en meras anécdotas o sensacionalismo incoherente". En este caso en particular, la estética tenía que ser emocional, una que finalmente fue proporcionada por la obra de Edmund Burke de 1757, Indagación filosófica sobre el origen de nuestras ideas acerca de lo sublime y de lo bello, que "finalmente codificó la experiencia emocional gótica". Específicamente, las ideas de Burke sobre lo sublime, el terror y la oscuridad eran muy aplicables. Estas secciones se pueden resumir así: lo Sublime es aquello que es o produce la "emoción más fuerte que la mente es capaz de sentir", lo Sublime es evocado con mayor frecuencia por el Terror, y para causar Terror necesitamos cierta medida de Oscuridad —no podemos saber todo acerca de lo que induce Terror— o de lo contrario "gran parte de la aprensión se desvanece". La oscuridad es necesaria para experimentar el Terror de lo desconocido. Bloom afirma que el vocabulario descriptivo de Burke fue esencial para las obras románticas que finalmente informaron al género gótico. Influencias políticas Se creía que el nacimiento del género gótico estaba influenciado por el comienzo de la agitación política. Investigadores han vinculado su nacimiento con la Guerra Civil Inglesa y culminando en una rebelión jacobita (1745) poco antes de la primera novela gótica (1764). Una memoria política colectiva y los temores culturales profundos asociados con ella probablemente contribuyeron a personajes de villanos del gótico temprano como representantes literarios de barones torys (conservadores) derrotados o de realistas "levantándose" de sus tumbas políticas en las páginas del gótico temprano para aterrorizar al lector burgués de la Inglaterra de finales del siglo xviii. Romances del gótico temprano Horace Walpole
La novela generalmente considerada como la primera novela gótica es El castillo de Otranto del autor inglés Horace Walpole, que se publicó por primera vez en 1764. El propósito declarado de Walpole era combinar elementos del romance medieval, que consideraba demasiado fantasioso, y la novela moderna, que consideraba demasiado confinada al realismo estricto. La trama básica creó muchos otros de los rasgos genéricos esenciales del gótico, entre los que se incluyen los misterios amenazantes y las maldiciones ancestrales, así como innumerables cuartos o corredores ocultos y heroínas que se desmayan con frecuencia. Walpole publicó la primera edición bajo el disfraz de un romance medieval italiano que habría sido descubierto y reeditado por un traductor ficticio. Cuando Walpole admitió ser el autor en la segunda edición, la recepción originalmente favorable de la novela por parte de los críticos literarios se convirtió en rechazo. El rechazo de los críticos reflejaba un sesgo cultural más amplio: el romance solía ser despreciado por los cultos como un tipo de escritura vulgar y degradada; el género había ganado cierta respetabilidad solo a través de las obras de Samuel Richardson y Henry Fielding. Un romance con elementos supersticiosos y, además, desprovisto de intención didáctica, se consideraba un revés e inaceptable. La falsificación de Walpole, junto con la mezcla de historia y ficción, contravenía los principios de la Ilustración y le dio a la novela gótica una asociación con la documentación falsa. Clara Reeve
Clara Reeve, conocida por su obra The Old English Baron [El viejo barón inglés] (1778), se propuso tomar la trama de Walpole y adaptarla a las exigencias de la época equilibrando los elementos fantásticos con el realismo del siglo xviii. En su prefacio, Reeve escribió: "Esta historia es hija literaria de El castillo de Otranto, escrita sobre el mismo plan, con un diseño que uniese las circunstancias más atractivas e interesantes del romance antiguo y la novela moderna". Ahora surgía la pregunta de si eventos sobrenaturales que no fueran tan evidentemente absurdos como los de Walpole no llevarían a las mentes más simples a creer que eran posibles. La contribución de Reeve en el desarrollo de la ficción gótica, por lo tanto, se puede mostrar en al menos dos frentes. En el primero, está el refuerzo del marco narrativo gótico, que se centra en expandir el dominio imaginativo para incluir lo sobrenatural sin perder el realismo que marca la novela pionera de Walpole. En segundo lugar, Reeve también buscó contribuir a la búsqueda de la fórmula adecuada para que la ficción fuese creíble y coherente. El resultado es que rechazó aspectos específicos del estilo de Walpole, como su tendencia a incorporar demasiado humor o elementos cómicos de tal manera que disminuya la capacidad del cuento gótico para inducir miedo. En 1777, Reeve enumeró los excesos de Walpole a este respecto: una espada tan grande que se necesitarían cien hombres para levantarla; un casco que por su propio peso fuerza un paso a través de un patio hacia una bóveda arqueada, lo suficientemente grande para que pase un hombre; una pintura que sale de su marco; un esqueleto fantasmagórico con capucha de ermitaño ... Aunque la sucesión de escritores góticos no prestó exactamente atención al enfoque de Reeve en el realismo emocional, fue capaz de plantear un marco que mantuviese a la ficción gótica dentro del ámbito de lo probable. Este aspecto sigue siendo un desafío para los autores de este género tras la publicación de The Old English Baron. Fuera de su contexto providencial, lo sobrenatural a menudo correría el riesgo de desviarse hacia lo absurdo. Ann Radcliffe
Ann Radcliffe desarrolló la técnica de lo sobrenatural explicado en la que cada intrusión aparentemente sobrenatural se puede remontar finalmente a causas naturales. Radcliffe ha sido llamada tanto "la Gran Hechicera" como "Madre Radcliffe" debido a su influencia tanto en la literatura gótica como en el gótico femenino. El uso por parte de Radcliffe de elementos visuales y sus efectos constituye una estrategia innovadora para leer el mundo a través de “patrones visuales lingüísticos” y desarrollar una “mirada ética”, permitiendo a los lectores visualizar los eventos a través de palabras, comprender las situaciones y sentir el terror los personajes mismos están experimentando. Su éxito atrajo a muchos imitadores. Entre otros elementos, Ann Radcliffe introdujo la taciturna figura del villano gótico (en A Sicilian Romance (Un romance siciliano) de 1790), un recurso literario que llegaría a ser definido como el héroe byroniano. Las novelas de Radcliffe, sobre todo Los misterios de Udolfo (1794), fueron éxitos de ventas. Sin embargo, junto con la mayoría de las novelas de la época, muchas personas cultas las despreciaban como tonterías sensacionalistas. Radcliffe también inspiró la idea emergente del "feminismo gótico", que expresó a través de la idea del poder femenino a través de una debilidad fingida y actuada. El establecimiento de esta idea inició el movimiento del gótico femenino para "desafiar ... el concepto mismo de género". Radcliffe también proporcionó una estética para el género en un influyente artículo "Sobre lo sobrenatural en la poesía", que examina la distinción y correlación entre el horror y el terror en la ficción gótica, utilizando las incertidumbres del terror en sus obras para producir un modelo de lo inquietante. Combinar experiencias de terror y asombro con la descripción visual fue una técnica que complació a los lectores y que distingue a Radcliffe de otros escritores góticos. William Beckford
En su novela Vathek (1786), escrita originalmente en francés, Beckford capitalizó la obsesión del siglo xviii por todo lo oriental, combinándola con los estilos góticos de El castillo de Otranto de Horace Walpole. Otras novelas de este período 1789, Zeluco: Various Views of Human Nature, Taken from Life and Manners, Foreign and Domestic de John Moore 1793, Castle of Wolfenbach de Eliza Parsons 1794, The Necromancer; or, The Tale of the Black Forest de "Ludwig Flammenberg" (pseudónimo de Carl Friedrich Kahlert) 1794, The Cavern of Death, Anónimo 1795, The Castle of Ollada de Francis Lathom 1796, The Mysterious Warning, a German Tale de Eliza Parsons 1796, Horrid Mysteries de Peter Will 1796, The Mystery of the Black Tower de John Palmer |
Biblioteca Personal.
Tengo un libro en mi colección privada .-
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1060 TRICOT JUMPSUIT FOR CHILDREN. This is a children long sleeved full-length footless Tricot Jumpsuit, with an extra strong back zipper closure, that is specially made for children who use incontinence products. Thanks to this jumpsuit, it prevents patients with impulsive behaviours from undressing and removing the incontinence products without assistance. Made with good quality soft cotton material which will keep the patient warm too. Quality fabric: 100% cotton, 230 grams Laundry Instructions: Wash at 60 degrees, do not bleach, and dry at a low setting, iron at a low setting 1060 MONO TRICOT PARA NIÑO. Este es un mono tricot de manga larga y largo completo sin pies para niños, con un cierre de cremallera posterior extra fuerte, que está hecho especialmente para niños que usan productos para la incontinencia. Gracias a este mono se evita que pacientes con conductas impulsivas se desnuden y se quiten los productos para la incontinencia sin ayuda. Fabricado con material de algodón suave de buena calidad que también mantendrá al paciente abrigado. Tejido de calidad: 100% algodón, 230 gramos Instrucciones de lavado: lavar a 60 grados, no usar lejía y secar a temperatura baja, planchar a temperatura baja.
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Ropa adaptada. Adaptive clothing. La ropa adaptada es ropa diseñada para personas con discapacidades físicas, ancianos o enfermos, que pueden experimentar dificultades para vestirse ellos mismos debido a una incapacidad para manipular cierres, del tipo de botones y cremalleras, o debido a la dificultad de realizar los movimientos requeridos para vestirse uno mismo. La ropa adaptada normalmente ofrece diseños de cierre trasero que hacen más sencillo que un individuo puede ser vestido por un cuidador. Por ejemplo, en lugar de botones y cremalleras suele utilizarse velcro para cierres de prendas de vestir. Necesidades especiales La ropa adaptada sirve para atenuar los problemas derivados de afecciones como los edemas, la incontinencia o de conductas extrañas asociadas a enfermedades como el Alzheimer. Existen diferentes estilos de ropa adaptada para según qué tipo de discapacidad o dolencia del portador. Por ejemplo, si una persona que es incapaz de levantar sus brazos por encima del hombro requerirá ropa diferente a la de una persona que sufre de incontinencia. Puede ser complicado satisfacer todo tipo de necesidades; por lo que es bastante normal que se requieran los servicios de un sastre o modista profesional para ajustar la ropa prefabricada a las necesidades concretas del usuario. La gama de productos de ropa adaptada abarca desde prendas con protección para cenar hasta pantalones y camisetas resistente al desgaste. Los chalecos de protección son el tipo más común de ropa adaptable, ya que sirven muchas funciones diferentes. Los diseños modernos tienen como objetivo dar un sentido de dignidad al usuario y se alejan de los típicos diseños de bata de antes, tratando de parecer artículos o prendas de ropa normales. Las prendas de ropa adaptable más comunes son los protoctores, como baberos o camisetas, pañuelos, o monos; así como pantalones de cintura elástica y chaquetones. Otro importante sector demográfico de la sociedad que demanda cada vez más ropa adaptada es el infantil. Las familias y la sociedad en general trata de atender a los niños con necesidades especiales, que padecen limitaciones de movimientos, alteración de destrezas, contracturas, u otros impedimentos como situaciones de alimentación por tubo, silla de ruedas, parálisis cerebral, distrofia muscular, catéteres, bolsas de colostomía, autismo o rigidez. Hay empresas que hacen ropa para niños con necesidades especiales utilizando las siguientes adaptaciones: costuras planas para reducir la fricción, adaptaciones discretas para que la ropa parezca normal, cierres sencillos de velcro o enganches, tejidos elásticos, asientos espaciosos para que quepan pañales de todas las edades, cierres más prolongados en la espalda que puedan accederse sin obligar a levantarse de la silla de ruedas, cinturas elásticas de mayor comodidad y facilidad para vestirse y cumplir con los estándares de seguridad y de inflamabilidad. La demencia asociada a menudo lleva a los pacientes a desnudarse en momentos inadecuados. La ropa adaptada a los pacientes afectados a demencia usualmente incluye cierres traseros que hacen más difíciles de extraer los artículos de ropa si no se cuenta con la asistencia de un cuidador. |
Locking clothing. Locking clothing are garments which prevent the person wearing the clothing from removing the clothing. One example would be clothing designed to prevent a person with dementia from inappropriate undressing. La ropa con cierre son prendas que impiden que la persona que la lleva se la quite. Un ejemplo sería la ropa diseñada para evitar que una persona con demencia se desnude de forma inadecuada. Mono, na (RAE) De mona, y este quizá acort. de maimona, f. de maimón1 'mico'. 6. m. Prenda de vestir de una sola pieza, de tela fuerte, que consta de cuerpo y pantalón, especialmente la utilizada en diversos oficios como traje de faena. |
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