Bibliotecas y mi colección de libros

Lema

Libro de Proverbios, 8 20, de la Biblia. "Yo camino por la senda de la justicia, por los senderos de la equidad."

martes, 3 de abril de 2012

73.-Vida Nuova de Dante Alighieri.-a


Luis Alberto Bustamante Robin; Jose Guillermo Gonzalez Cornejo; Jennifer Angelica Ponce Ponce; Francia Carolina Vera Valdes;  Carolina Ivonne Reyes Candia; Mario Alberto  Correa Manríquez; Enrique Alejandro Valenzuela Erazo; Gardo Francisco Valencia Avaria; Alvaro Gonzalo  Andaur Medina; Carla Veronica Barrientos Melendez;  Luis Alberto Cortes Aguilera; Ricardo Adolfo  Price Toro;  Julio César  Gil Saladrina; Ivette Renee Mourguet Besoain; Marcelo Andres Oyarse Reyes; Franco Gonzalez Fortunatti; 


  


Introducción. 


La Vita nuova (Vida nueva) es la primera obra conocida de Dante Alighieri, escrita entre 1292 y 1293, poco después de la muerte de su amada Beatriz. Consta de 42 capítulos en los que se alterna poesía y prosa. El sentido del título viene dado por la renovación vital que experimenta el poeta al enamorarse de su amada.

Temática.


La parte en prosa sirve como explicación de los sonetos, escritos según los cánones del dolce stil nuovo, y escogidos entre los que Dante había compuesto desde 1283, en honor de diversas mujeres y de la propia Beatriz. Destacan algunos, como Donne ch'avete intelletto d'amore (capítulo V), o Tanto gentile e tanto onesta pare (capítulo XXVI). Las explicaciones en prosa se escribieron después, con el objeto de dar un marco narrativo a los poemas.
El tema de la obra es el amor platónico de Dante por su amada Beatriz. La palabra "beatriz" (latín beatrix) significa "beatificadora" o "dadora de bienaventuranza". Unas veces se escribe en la obra con mayúsculas y otra con minúsculas. Es significativo que al comienzo de la obra, hablando de Beatriz, se dice que "la quale fu chiamata da molti Beatrice lí quali non sapevano che sì chiamare" ("la cual fue llamada Beatriz por muchos que no sabían que así se llamaba").
El primero en identificar a Beatriz con una mujer real, Beatrice Portinari, fue Boccaccio, en su Trattatello in laude di Dante.

La exaltación de la mujer que ofrece Dante en esta obra va más allá de lo característico del amor cortés: Beatriz está por encima de las pasiones humanas, y pertenece a la esfera de lo celeste ("donna angelicata", o "mujer angelical"). Esta concepción de la mujer ya estaba presente en la obra de otro destacado stilnovista, Guido Guinicelli, cuya influencia en esta obra de Dante es muy grande.

Argumento.

Dante encuentra por primera vez a Beatriz a los nueve años y se enamora de ella en el acto. Vuelve a encontrarla nueve años después, a los dieciocho de edad, y compone un soneto en honor suyo. Desde ese momento, siente por Beatriz un amor platónico, y su mayor felicidad es ser saludado por ella. Sin embargo, oculta cuidadosamente el amor que tiene por Beatriz cortejando abiertamente a otra dama. Llegado esto a oídos de Beatriz, ella le niega el saludo. Se le aparece el Amor, y en su discurso, que el poeta no comprende, se profetiza la muerte de Beatriz. Dante toma como objetivo de su vida expresar a través de la poesía su amor por Beatriz. Muere el padre de Beatriz y, poco después, Dante cae gravemente enfermo.

 Durante su enfermedad tiene una pesadilla que es un presagio de la muerte de Beatriz. Tras la muerte de Beatriz, que se relaciona con el número 9, Dante se cree enamorado de otra dama, pero vence esta falsa pasión, y una visión le muestra a Beatriz, vestida de rojo, en la gloria de los cielos, por lo cual el poeta decide no amar a otra mujer y consagrar su vida al recuerdo de su amada, aunque no escribirá sobre ella hasta que no sea capaz de encontrar la forma adecuada de hacerlo.

La Estructura.

La Vita Nova consta de tres elementos principales:

rimas, sobre Beatriz y algunas otras mujeres (31 poemas, entre ellos 25 sonetos, tres canciones y una balada)
explicaciones, en forma de narración, de los hechos que motivaron la composición de dichas rimas
divisiones o particiones en las que Dante explica el contenido de las rimas.

Estos tres elementos están estrechamente vinculados, por lo que no se pueden separar, ya que se complementan entre sí. Como estructura exterior hay que señalar que tanto en los códigos de los siglos XV y XVI que las primeras ediciones impresas distribuirán, hay división en capítulos. El primero en introducirlo fue Alexander Torres en 1843, distinguiendo 43 párrafos; en los últimos tiempos los párrafos se redujeron a 42, es decir, la primera como un prefacio a la opereta, casi una explicación del título.
Más importante que la estructura externa de los apartados (o capítulos), es importante para la estructura y el contenido del curso natural de los acontecimientos y sentimientos que se relatan en el libro.

Otros temas.

Detrás de la historia de amor se da toda una investigación de Dante, que pasa cerca del modelo inicial (el siciliano-toscano, ambos stilnovisti) a una posición completamente nueva en el amor y la poesía. De hecho, en la historia de amor hay tres temas que son también las consecuencias de una investigación literaria y existencial del poeta:

  1. los efectos del amor sobre el amante: en esta primera fase, Dante recupera todo el repertorio cortés, según el cual el amante tiene que esperar una recompensa, que a menudo se ejemplifica en el saludo. Hay influencias cortesanas.
  2. alabar a la mujer se convierte en el objetivo final del amante, de la vida y la poesía. El amor no es sólo una pasión mundana; aunque sublimada y refinada, no se limita a suavizar la mente: es un aspecto del amor mencionado por los místicos y los teólogos, la fuerza que mueve el universo entero, que mueve a las criaturas hasta reunirse con Dios (es Itinerarium mentis ad Deum en la tradición mística). Las razones para alabar a la mujer son, por lo tanto, no sólo las cualidades intrínsecas (belleza y perfección moral), sino también el sufrimiento que causó en el otro.
  3. la muerte de la amada es - por así decirlo - la condición natural de una criatura que de humano y terrenal tiene muy poco, pues es algo que se acerca más a lo celestial. El último soneto Oltre la spera che più larga gira es una contemplación única de Beatriz en el Empíreo, es decir, que ya está bendecida y en el cielo.
Las Visiones.

Las visiones de los puntos más importantes de la historia de la Nueva Vida:

  1. Dante se enamora,
  2. la pérdida del saludo de Beatrice,
  3. el deseo de recuperarlo de nuevo,
  4. la alegría de obtenerlo de nuevo,
  5. la premonición dolorosa de la muerte de Beatriz,
  6. el retorno a la adoración de Beatriz después de las distracciones de amor por otras mujeres,
  7. la intención de honrar y alabar a Beatriz.
Para representar estos momentos iba a aparecer, de forma espontánea a un hombre de la Edad Media, el uso de la visión.

El Número 9

Algunos han argumentado que este uso del número nueve no se corresponde con un estado de hechos, pero Dante intenta dar cuenta de todos estos números, y la explicación más aceptada es que Beatrice es un milagro, cuya raíz Es solo la maravillosa trinidad (cap. XXIX). Dante había observado la presencia de la edad de Beatriz en el momento de la primera reunión (tenía 9 años); Había notado la casualidad de encontrarse con ella de nuevo, después de nueve años, y que el nombre de Beatriz viene el noveno lugar en la lista de las sesenta mujeres bellas de Florencia.


Frases de Vida nueva

01.-La admirable mujer aparecióseme vestida con blanquísimo indumento.

02.-Volvió los ojos hacia donde yo, temeroso, me encontraba.

03.-Con indecible amabilidad, que ya habrá recompensado el Cielo, me saludó tan expresivamente.

04.-Entonces creíame transportado a los últimos linderos de la felicidad.

05.-La hora en que me llegó su dulcísimo saludo fue precisamente la nona de aquel día.

06.-Embargóme tan dulce emoción, que apartéme, como embriagado, de las gentes.

07.-Apelé a la soledad de mi estancia y púseme a pensar en aquella muy galana mujer.

08.-Pensando en ella se apoderó de mí un suave sueño.

09.-Parecíame ver en mi estancia una nubecilla de color de fuego.

10.-(...) En cuyo interior percibía la figura de un varón que infundía terror a quien lo mirase.

11.-Mostrábase tan risueño, que era cosa extraña.

12.-Comenzó mi espíritu natural a verse perturbado en su desenvolvimiento.

13.-Mi alma hallábase entregada por completo a pensar en aquella gentilísima mujer.

14.-Tornéme de tan flaca y débil condición, que muchos amigos se apesaraban con mi aspecto.

15.-Apercibido para sus maliciosas interrogaciones, respondíales que Amor era quien me había reducido a semejante estado.

16.-Mirábalos yo sonriendo y no les contestaba nada.

17.-Fueron muchos los que se percataron, hasta el punto de que, al partirme de allí, oí que a mi vera decían: ¿Ves cómo esa mujer atormenta a este hombre?

18.-Me animó en extremo, asegurándome de que mis miradas no habían descubierto mi secreto.

19.-Pensé escudarme con aquella hermosa dama para disimular la verdad.

20.-Tan lo conseguí en tiempo escaso, que las más de las personas que de mí hablaban creían saber mi secreto.

21.-Con aquella mujer escudéme por espacio de meses y hasta años.

  

DANTE ALIGHIERI - ENCADENADO POR EL AMOR SUBLIME A BEATRIZ.


El amor imposible de Dante fue la bella joven florentina Beatriz Portinari, a quien inmortalizó en su obra La Divina Comedia y en los sonetos de la Vida Nueva.
Bastaba sólo la sonrisa que ella le prodigaba al pasar para satisfacer el enorme amor de Dante.
Dante Alighieri, encadenado por el amor de Beatriz, termina por encontrar en ella el camino espiritual que lo conduce al sumo arquetipo de la mujer en Occidente.
Beatriz de Dante, es una de las mujeres más amadas e idealizadas de la literatura. Dante Alighieri y ella se conocieron desde chiquitos, ella tenía 8 años y él 9, era el año 1272.
Dante sintió en aquel instante que su corazón se rompía debido a los fuertes latidos y, con lágrimas en los ojos, vió claramente que aquella encantadora niña iba a ser el centro de su existencia. Desde ese momento, el amor se adueñó de su alma.
Beatriz era hija de Folco Portinari quien vivía cerca de la casa de los Alighieri. Los chicos se vieron en muy pocas oportunidades y nunca se dirigieron la palabra, pero Dante jamás olvidó la belleza de la pequeña niña, y marco para siempre la inspiración de sus obras.
Jamás intercambiaron palabras, pero para Dante se convirtió en su mayor inspiración. Lean:


Tan honesta parece y tan hermosa

mi casta Beatriz cuando saluda,


que la lengua temblando queda muda


y la vista mirarla apenas osa.


Ella se va benigna y humillosa


y oyéndose loar, rostro no muda


y quien la mira enajenado duda


si es visión o mujer maravillosa.


Muéstrase tan amable a quien la mira


que al alma infunde una dulzura nueva


que solo aquél que la sintió la sabe.



Saludo a Beatriz, en Vida Nueva.


La primera vez que Dante y Beatriz que se conocieron ella lucía un vestido rojo, por lo que Dante le escribió:

 "Sobre el cándido velo, orla de oliva
Dama me apareció, tras verde manto,
Vestida de color de llama viva"

Es imposible pensar la Comedia sin conocer parte de la vida de Dante y su relación mística con Beatriz. Dante nació en Florencia en 1265 y a los nueve años (1274) ve por primera vez a Beatrice Portinari. Este contacto dejó una marca imborrable en el futuro poeta. Vuelve a verla nueve años más tarde, en 1283. En el Canto XXIII de "La vida nueva" de ella dice:


Tan noble y tan honesta parece mi dama
cuando a alguien saluda, que toda lengua,
temblando enmudece, y los ojos no se
atreven a mirarla (…)


Sobrevienen, poco después, la muerte del padre de Beatriz y una enfermedad del propio Dante. Éste empieza a obsesionarse con la muerte de su amada.
Este presentimiento le provoca angustia y le lleva al delirio. Todo ello desemboca en un sueño impresionante que relata en una canción:

" Luego ví cosas muy espantosas en el vano desvarío en que entré: me parecía estar no sé en qué lugar y ver mujeres desceñidas por la calle, cuál llorando, cuál lanzando gritos que asaeteaban fuego de tristeza. Luego me pareció ver que poco a poco se enturbiaba el sol, aparecían las estrellas y lloraban, que los pájaros caían volando por el aire y que la tierra temblaba. 

Un hombre descolorido y macilento se me apareció y me dijo: ¿qué haces? ¿No sabes la noticia? Ha muerto tu dama, que era tan hermosa".

Y, efectivamente su dama había muerto, contagiada de la peste negra o bubónica, en 1290, y el fiel enamorado sólo pudo seguir de lejos el cortejo, acercándose a la tumba de la amada cuando todos se habían retirado. Dante, hundido, trocó su vida en un constante disfrute de placeres, prodigándose múltiples amantes.

  

La vida nueva (fragmento)


"No muchos días después, por voluntad del Señor de los Cielos (que ni a sí mismo se privó de la muerte), abandonó esta vida, seguramente para ir a la eterna gloria, el que fue padre de la maravillosa y nobilísima Beatriz.
Y como semejante partida causa dolor en quienes, habiendo sido amigos de quien se va, se queda; como no hay amistad más íntima que la de un buen padre con un buen hijo y la de un buen hijo con un buen padre; como mi amada era extremadamente buena y su padre -según general y justificadamente se cree- extremadamente bueno, es natural que mi amada sintiese un amarguísimo dolor. Y como, según costumbre de la antes referida ciudad, las mujeres se reunen con las mujeres y los hombres con los hombres en ocasión de estos tristes acaecimientos, fueron muchas las mujeres que se congregaron donde Beatriz lastimeramente lloraba. Aconteció, pues, que encontré a varias mujeres que allí tornaban y les oí repetir palabras quejumbrosas de mi amada, entre ellas las siguientes: 
«Llora de tal suerte como para que muera de compasión quien la vea llorar.» 
Se alejaron después aquellas mujeres, y me quedé tan triste, que de vez en vez bañaba mis mejillas alguna lágrima, que yo disimulaba llevándome con frecuencia las manos a los ojos. Al punto me hubiera ocultado, de no hallarme por donde pasaban la mayor parte de las mujeres que de ella se separaban. Así es que permaneciendo en el mismo sitio, oí a otras mujeres, que pasaron junto a mí y que iban diciendo: 
«¿Cuál de nosotras podrá tener alegría habiendo oído quejarse tan dolorosamente a esta mujer?» 
Luego pasaron otras que decían por mí: 
«Ese hombre llora igual que si la hubiera visto como la hemos visto nosotras.» 
Y otras, después, dijeron también por mí: 
«Se ha alterado tanto, que no parece el mismo.» 
Y al paso de otras mujeres oía yo palabras de este estilo referentes a ella y a mí.
Luego, meditando, decidí escribir unos versos, muy justificados, en los que resumiría cuanto de aquellas mujeres había oído. Y como gustosamente las hubiera interrogado, de no haber tenido reproches, escribí, cual si las hubiera interrogado y me hubieran respondido. Así es que compuse dos sonetos. En el primero, pregunto según sentía deseos de preguntar, y en el segundo expongo la respuesta utilizando lo que oí, como si me lo hubieran dicho contestando. El primero empieza: «Vosotras que traéis lacio semblante», y el segundo: «¿Eres tú quien loaba su hermosura? "

 

  

Dante y Beatriz en el puente Santa Trinidad(1915) 
- VISTO POR JOHN WILLIAM WATHEROUSE 

Dante y Beatriz es una pintura de 1884 realizada por Henry Holiday conservada en la Walker Art Gallery, en Liverpool, Inglaterra. Está considerada como una de las obras más importantes del artista.​ La obra mide 142.2 cm de alto por 203.3 cm de ancho y está pintada al óleo sobre lienzo. Fue adquirida en 1884 por la galería Walker,2​ pero anteriormente se exhibió en Grosvenor Gallery, en Londres, como un bosquejo.
Cuando Holiday falleció, fue descrito como «el último prerrafaelita».​ Varias de las pinturas de Dante Gabriel Rossetti, como El sueño de Dante, tuvieron como tema central al poeta italiano Dante Alighieri y posiblemente esa fue la fuente de inspiración de Holiday.
​ El lienzo está basado en la obra autobiográfica de Dante, la Vita nuova, en la cual describe su amor por Beatriz Portinari. El poeta italiano ocultó su amor al pretender estar atraído por otras mujeres. La pintura presenta un incidente en el que Beatriz, tras oír estos chismes, lo ignora y rehúsa hablar con él.1​ La escena se desarrolla en el Puente Santa Trinidad de Florencia,2​ y Beatriz, que está vestida con un atuendo blanco, camina acompañada por dos mujeres, su amiga Monna Vanna, a su lado, y su sirvienta, unos pasos atrás.3​


puente

 En 1860, Holiday pintó otra escena de la Vita nuova, en la que exponía un encuentro entre Dante y Beatriz en el jardín de la familia Portinari, cuando eran niños, y en 1875 realizó un retrato de Dante. Aparte de la pintura de Dante y Beatriz, la galería Walker posee tres bosquejos que hizo como estudios para la obra final, de los cuales dos contienen todos los personajes y un tercero que únicamente representa a Dante. 

El artista también realizó dos estatuillas desnudas en yeso de las dos mujeres más importantes en la pintura, a las cuales después les añadió ropa, y que también pertenecen a la colección de la galería Walker. Las modelos para la obra pictórica fueron Eleanor Butcher, quien posó como Beatriz, Milly Hughes que representó a Monna Vanna y Kitty Lushington como la sirvienta.

Holiday quería asegurarse de que su lienzo fuera una digna representación histórica de los hechos por lo que viajó en 1881 a Florencia para llevar a cabo su investigación. En su viaje descubrió que durante el siglo xiii, Lungarno, o la calle al norte del río Arno, entre el Puente Viejo y el Puente Santa Trinidad, estaba pavimentada con ladrillos y que había negocios en el área, los cuales están representados en la pintura. 
También reveló que el Puente Viejo fue destruido por una inundación en 1235, y que entre 1285 a 1290 estaba en reconstrucción, razón por la cual en la pintura se lo puede ver cubierto con andamios.

  Significado de Beatriz.


*.- En definitiva, Dante nos descubrió una nueva forma de amar, sin egoísmo, sin correspondencia, sin esperanza. Un amor idealizado (platónico), que le permite seguir viviendo con Beatriz como musa de su obra.

Un ejemplo extraordinario de amor sublime. "Beatriz" significa "dadora de felicidad" o "beatificadora" y en el Paraíso instruye al poeta con sus sutiles argumentos filosóficos y teológicos. En opinión de muchos críticos toda la fuerza y la belleza del grandísimo poema que es la Divina Comedia tuvo su origen en este amor espiritualizado que sintió Dante por Beatriz.

Su Beatriz era delicada, hermosa y más divina que terrena.

  

Beatriz Portinari.






(it: Beatrice, 20 de junio de 1266 - 8 de junio de 1290), conocida también como Bice o la dama florentina, fue idealizada por Dante en su Vida nueva y sobre todo en la Divina Comedia. Una versión menciona que Dante la conoció cuando ella era una niña de nueve años y no volvió a verla hasta nueve años después. Existe otra versión  en la que el poeta sólo la habría visto una vez y ni siquiera habría hablado con ella. Otras fuentes de la historia refieren que la inventó por completo y que es un personaje por entero simbólico.
Boccaccio, poco tiempo después de la muerte de Dante, comentaba la Divina Comedia en Florencia y alardeaba de haberse burlado de sus oyentes difundiendo la idea de que Beatriz tuviera una existencia real.

Sin embargo, según afirman algunos historiadores, Beatriz podría ser Bice, hija de Folco Portinari de Portico di Romagna, quien al mudarse a Florencia, vivió en una casa cercana a la de Dante. La familia Portinari era muy rica e importante, y Folco tuvo el mérito de fundar el hospital principal del centro de la capital toscana, el Ospedale di Santa Maria Nuova.
El espacio y el tiempo de la vida de esta joven corresponden con el que Dante escribe en la Vita nuova, por lo tanto, se infiere que nació en 1266. Bice se casó con el banquero Simone dei Bardi en 1287 y se cree que murió en 1290, solamente con veintitrés años de edad. 
El sepulcro se encuentra en la pequeña iglesia de Santa Margherita dei Cerchi, cerca del edificio que acoge al Museo Casa di Dante. Tras la muerte de Bice, Dante la bautizaría como Beatriz, cuyo nombre significa la Bienaventurada en latín, convirtiéndola en un símbolo de la fe y en guía y protectora celestial. Destrozado por la noticia de la muerte de su amada, Dante se lanza a un desenfreno sexual con un buen número de amantes, hasta que un año después contrae matrimonio con Gemma Donatil.

Familia

Los Portinaris fueron una familia importante en Florencia , especialmente en los siglos XIII y XIV .

Historia familiar 


Quizás originarios de Portico di Romagna , de ahí el nombre, eran comerciantes y tenían cierto peso en los acontecimientos políticos de la época; Otra hipótesis sobre el origen del nombre es que se asentaron cerca de la "puerta de San Piero" a lo largo del actual Corso , de donde también deriva la presencia de la puerta en el escudo. A finales del siglo XIII, Folco Portinari era uno de los ciudadanos más ricos de Florencia, famoso por sus iniciativas caritativas como la fundación del hospital de Santa Maria Nuova , que sigue siendo hoy el principal hospital del centro de la ciudad. 
Su hija Bice Portinari , que se casó con el banquero Simone de' Bardi y murió muy joven, con sólo 24 años, se identifica ahora con la famosa Beatriz cantada por Dante Alighieri primero en la Vita Nuova y luego en la Divina Comedia .

palacio


Como gibelinos algunos de ellos fueron confinados tras la batalla de Benevento (1266) , rechazando la amnistía de 1316 . Otros permanecieron en la ciudad y luego se unieron a la facción Cerchi en las disputas entre los güelfos blancos y negros a finales del siglo XIII. En el siglo XV algunos Portinari se convirtieron en hombres de confianza de Cosme de' Medici , como Giovanni d'Averardo Portinari, que dirigió el Banco Medici de Venecia , o Bernardo, que dirigió la sucursal de Brujas desde su fundación en 1434. 
Tommaso Portinari era entonces el propietario de la sucursal flamenca, convirtiéndose en banquero de Carlos el Temerario y luego del emperador Maximiliano I. También fue embajador de Florencia en España y fue él quien encargó a Hugo van der Goes el famoso Tríptico Portinari , que luego fue enviado a su tierra natal y se convirtió en un punto de referencia fundamental en los contactos artísticos entre las escuelas flamenca e italiana .
Pigello Portinari , propietario del Banco Medici de Milán , hizo construir la Capilla Portinari en la basílica de Sant'Eustorgio para contener las reliquias de San Pedro Mártir ; la capilla es uno de los ejemplos más importantes de la difusión de la arquitectura renacentista fuera de Florencia .
En la época de Lorenzo el Magnífico, Folco Portinari se vio involucrado en la quiebra del banco de Brujas, y aunque la culpa fue en parte de la gestión de Tommaso Portinari , tuvo que pagar lo sucedido con más de un año de prisión. Su hijo Pier Francesco Portinari fue un importante político que negoció el fallido ataque de Florencia con el Príncipe de Orange y Clemente VII en 1528 .
Otro hombre de letras importante fue Pier Francesco, que fue alumno de Jacopo da Diacceto y asistió a la Academia neoplatónica de los Orti Oricellari . Se distinguió como coleccionista de prestigiosas obras literarias.

Escudo de armas 



El escudo de Portinari muestra una puerta negra ("arme parlante", es decir, que recuerda el apellido), entre dos leones negros rampantes sobre un campo de oro .

La iglesia de Santa Margherita dei Cerchi.


Tumba habitualmente confundida con la de Beatriz Portinari, la joven florentina que Dante idealizó en la Divina Comedia.

La iglesia de Santa Margherita dei Cerchi es una iglesia católica del siglo xiii dedicada a santa Margarita y ubicada en el centro de Florencia (Italia). Es una de las iglesias más antiguas de la ciudad toscana.

Historia y descripción
Interior.

Dedicado a Santa Margarita de Antioquía, el nombre también hace referencia a la familia Cerchi, que desde 1353 ostentaba el patrocinio de la pequeña iglesia, primero junto con los Donati y los Adimari, luego exclusivamente desde el siglo xvii. Las primeras noticias de la iglesia datan del año 1032, si bien el edificio fue remodelado varias veces en los siglos siguientes. Es la sede capitular de la Tercera Orden Mercenaria florentina. En el lateral del presbiterio hay una placa en memoria del fundador, Enrico Michelassi.
La fachada de la iglesia está construido al modo de a dos aguas, con un muro revestido de bloques de piedra cuadriculados. En el centro, queda abierto el portal, con una luneta redondeada y coronada por un techo de doble pendiente. Por encima, hay dos rosetones, uno colocado en el eje con el portal y el otro a su izquierda.
Su interior tiene una nave que termina en un ábside cuadrangular cubierto por una bóveda de cañón rebajada con frescos, en cuyo centro se encuentra el altar mayor en piedra, con una mesa sostenida en el frente por pequeñas columnas. Detrás, está el retablo Madonna in trono con le sante Lucia, Margherita, Agnese e Caterina d'Alessandria pintado por Lorenzo di Bicci (finales del siglo xiv-principios del siglo xv). En el altar de la derecha hay una valiosa predela de Domenico di Michelino con las historias de Santa Margarita.

Interior


Relación con Dante Alighieri y Beatriz

Pórtico de entrada a la iglesia.

La iglesia de Santa Margarita es considerada, culturalmente, como la "iglesia de Dante", a quien se le relaciona que pudo haberse casado Gemma Donati en dicha capilla. Es el mismo sitio en el que pudo conocer a su amada Beatriz Portinari, cuyos familiares fueron enterrados aquí.
Un cuadro de un pintor inglés del siglo xix en estilo prerrafaelita recuerda este encuentro, ubicado justo a la derecha después de la entrada. Otras pinturas del siglo xix-xx recuerdan a Dante y su musa. Aquí ciertamente fue enterrado Folco Portinari, padre de Beatriz; pero hay dudas sobre que la iglesia haya sido la última morada de la joven florentina. Al haberse casado en el año 1287 con Simone dei Bardi, su tumba debería estar en la de la familia de su marido, cuyas criptas están en la Basílica de la Santa Cruz.
A pesar de esto, en el imaginario colectivo, la pequeña iglesia sigue siendo el destino de los amantes de Dante y admiradores de la angelical Beatriz, a quien a menudo se dirigen mensajes personales, recogidos en una canasta cerca de su "tumba".


  

Beatriz, personaje real, histórico y literario.


Para mencionar a una de las figuras femeninas más influyentes del mundo occidental, hay que tomar en cuenta que no podemos partir de una plena suposición de su existencia, en la cual no haya una posible duda al respecto de que su construcción sea meramente alegórica.

La realidad es que muy poco se sabe de esta figura. La musa del “Summo Poeta” Dante Alighieri, sigue siendo un elemento de gran intriga para los historiadores y literatos, hasta tal punto en el que no se asegura su existencia. De referirse a una persona en concreto, que corresponda con los datos y que pueda encajar en las situaciones descritas por el autor en sus textos “La Vita Nuova” y “La Divina Comedia”, encontramos como referente a una dama florentina que está registrada como la vecina de Dante.

Bice Portinari, nacida en 1260 aproximadamente,  era la hija de Folco Portinari, “un banquero y hombre de gran prestigio y respeto en la ciudad, por haber sido el fundador del Hospital de Santa María Nuova, el más importante de Florencia hasta la segunda mitad del Duecento” (Fuster, B. 2012. “Beatrice Portinari como esencia de inspiración”). Se sabe que esta familia se muda de Romagna, y que al llegar a Florencia se alojan en un lugar muy cerca de donde vivía el poeta. Esto, podría ser coherente con los eventos narrados en “La Vita Nuova”, de cómo Dante conoce a Beatriz. En el escrito se cuenta cómo el escritor conoce a la dama a los nueve años, y se enamora de ella; y no será sino nueve años después que vuelven a encontrarse.

No obstante, hay varios aspectos que no concuerdan con muchos de los factores que envuelven a la musa. Uno de estos, es la poca relevancia que le otorga Dante al casamiento de su amada en los escritos. De ser esta Bice Portinari, la encarnación de su amor terrenal; su boda se llevó a cabo en 1287, según se data en los registros. Este acontecimiento no pudo ser de menor importancia para el poeta, puesto que contribuye a la configuración del ideal del “amor cortés”, en donde su amor es aún más imposible por el hecho de estar ella vinculada en santo matrimonio con otro individuo.

Por otra parte, es pertinente mencionar que para los dolcestilnovistas era necesario una musa, que fuese su fuente y causa de inspiración. En este sentido, Beatriz es un elemento indispensable para la constitución de los escritos de Dante. No solo es el centro de “La Vita Nuova”, y una parte imprescindible de “La Divina Comedia”, sino que es una

“alegoría, pero notablemente distinta de la que podríamos llamar típica, entre otras cosas porque los personajes de ésta son invenciones de los poetas, mientras las figuras son personajes reales, histórica o literariamente, en los que el poeta descubre la característica que les permite serlo.” (Auerbach, 1998, p:126).

Dicha alegoría y figura viene acompañado de todos los elementos simbólicos que conforman al personaje, empezando por su nombre, que alude a la beatitud, y que corresponde con su rol frente a los bienaventurados, en la obra. La problemática recae en que los poetas solían otorgarle un pseudónimo a estas figuras femeninas que representaban, y de ser Bice Portinari a la que refiere el autor como musa, Dante sería la excepción de dichos poetas. Las interacciones directas que tiene con ella son pocas, lo que nos permite tomar en cuenta la hipótesis de que Beatriz, para Dante, es principalmente una alegoría y una figura.

“La Beatriz de la Vita nuova es un personaje terrenal o histórico: se le apareció a Dante realmente, lo saludó realmente, realmente le negó más tarde el saludo y realmente se mofó de él, lamentó la muerte de una amiga y de su padre, y realmente murió.” (Auerbach, 1998, p:126).
Hay una gran relevancia en el hecho de que Beatriz sea considerada para Dante un personaje histórico, que parta de una realidad; inclusive, cuando esta realidad sea una ficticia, es decir, que sólo existe en el texto. Partir de tal premisa, va a permitir en “La Divina Comedia”, que el personaje de Dante configure al personaje de Beatriz y que este trascienda sus posibilidades; logrando que su significado se expanda.

“-Beatriz, guíame hacia el Paraíso, ya que Virgilio ya cumplió su misión. Nuestro amor no es terrenal, porque este sentimiento es tan intenso que no lo supera el amor de Dios por la humanidad.” (Alighieri, D. “Divina Comedia”, Purgatorio, XXX).
Beatrice es la figura que se encuentra como puente entre lo terrenal y lo divino, lo que concuerda con la concepción de “donna angelicata”. Es la causa y el efecto para Dante, por lo que inicia su aventura, y donde culminará. Beatriz, es el punto en el que convergen todos los imaginarios que el autor maneja para configurar el mundo que está construyendo; es decir, es la única figura (además del personaje de Dante en sí mismo), que es capaz de converger entre el mundo clásico y el mundo bíblico que constituye el “infierno”, el “purgatorio”, y el “paraíso”. Mucho se podría plantear de dicha figura, ya que abarca demasiados elementos dentro y fuera del texto, como figura real, histórica y literaria.

Para culminar, Katherine Miller en su escrito, (2009), “¿Quién es Beatriz? Las cualidades de una mujer”, asevera una de las varias funciones a las que se le puede atribuir a la figura femenina de Beatriz en “La Divina Comedia”, la cual corresponde con la idea expuesta previamente de ella como un personaje que permite trascender y transitar d diversas maneras las tres divisiones expuestas en el escrito; y que contribuye a la evolución del poeta en el viaje.

Lo que Beatriz representa no es el camino fácil. En el poema, ella es anterior y posterior a Virgilio y sostiene moral, espiritual y teológicamente a Dante hasta que esté en condiciones de dominarse a sí mismo. Y aunque Virgilio lo había coronado como «Rey de sí mismo» en la sumisión de la pasiones a la razón, finales del Purgatorio, inmediatamente antes de entregarlo a Beatriz, era insuficiente el mundo clásico para llevarlo al mundo cristiano donde se profundizará en una nueva estética poética y un nuevo uso de sus talentos según esta mis- ma estética.” (p:450).


  

Dante nos refleja 700 años después.


Una proyección del autor de la "Divina Comedia" en el mundo moderno.
Jorge Wiesse Rebagliati - 25 agosto, 2021


Giovanni Papini sostenía que para comprender bien a Dante era necesario ser católico, artista y florentino. Y remata su juicio con una opinión radicalmente excluyente: 
«Y hasta ahora me parece que son muy pocos principalmente entre los extranjeros los que lo hayan comprendido de verdad» (Dante vivo, p.9).

 Lo cierto, no obstante, es que la fecunda historia de la recepción de la obra de Dante Alighieri –fundamentalmente de la Divina Comedia, pero también de la Vida Nueva y hasta de la Monarquía– prueba que la perspectiva parroquial de Papini ha sido negada una y otra vez.
¿Cuáles podrían ser las razones para que la obra de un católico, artista, florentino y –agreguemos- medieval haya seducido a grandes creadores y a lectoras y lectores comunes y corrientes de muchas latitudes durante tantos siglos (Dante murió en Ravena, el 13 o el 14 de septiembre de 1321), y a juzgar por sus ecos, o sea la actividad crítica y artística que generan sus obras, lo siga haciendo[1]? Una respuesta rápida: porque nos refleja.

En primer lugar (quedémonos en la Divina Comedia), nos medimos con una portentosa obra de arte. Jorge Luis Borges decía que no leerla era síntoma de «un extraño ascetismo», de una renuncia al placer difícilmente comprensible. La observación del escritor argentino se entiende si se considera la especial naturaleza de la Divina Comedia, una obra que parecería contar con todos los recursos de la lengua, según Jacqueline Risset, la fina traductora de Dante al francés cuya versión, a partir de 2021, sustituirá a la de André Pézard en la prestigiosa colección de La Pléiade de Gallimard. Y los recursos no solo son los de la lengua italiana, si se toma en sentido amplio la distinción de Gianfranco Contini entre el monolingüismo petrarquista y el plurilingüismo dantesco. Así se explican tanto la «traducción» que realiza la Divina Comedia del mundo clásico como su proyección al mundo moderno.

LA COMEDIA APELA A UNA GRAN AUDIENCIA

La Divina Comedia es un gran edificio narrativo que acoge múltiples mininarraciones escritas por un poeta: Lope vivía enamorado del verso «Amor, ch’ a nullo amato amar perdona» («Amor, que a nadie amado amar perdona»), pronunciado por Francesca da Rímini en el canto V del Infierno, y el último viaje de Ulises, tal como lo narra Dante en el canto XXVI, también del Infierno, tiene el aliento épico de una epopeya y el inmutable destino de una tragedia. La Comedia apela a una gran audiencia y se lee sin dificultad, pero, a la vez, propone interpretaciones múltiples y remisiones internas que fascinan a críticos y a creadores. Todo ello ha generado un conjunto de obras artísticas, cultas y populares, que abarca desde las miniaturas medievales hasta los videojuegos, los cómics y los mangas. Miguel Ángel, que se sabía de memoria la Divina Comedia, representó a Caronte, el barquero del Infierno, y a Minos –el juez infernal- en la Capilla Sixtina, y según Pierluigi Lia, la famosa Pietà Rondanini, actualmente en el Castello Sforzesco de Milán, es un comentario a la oración de san Bernardo a la Virgen María que abre el último canto del Paraíso (Par. XXXIII, 1-39).

Finalmente, la Divina Comedia, aunque también las otras obras de Dante y aun el mismo Dante, forman parte de una literatura nacional –la italiana- y han adquirido diversos valores en ella a lo largo de la historia. Sin embargo, su influencia en otras literaturas –y en otros ámbitos artísticos- sobre todo a partir del siglo XIX en Europa y América los vuelven referentes importantes, lo que se prueba por la calidad de los autores que dialogan con ellos. Considérense, por ejemplo, su relevancia para Ezra Pound y T.S. Eliot, que colocan a Dante en el centro de sus preocupaciones sobre el arte, la tradición y la cultura europeas. O para artistas plásticos tan diversos como Sandro Botticelli, Gustave Doré, Salvador Dalí, Robert Rauschenberg y Miquel Barceló.

La Comedia apela a una gran audiencia y se lee sin dificultad, pero, a la vez, propone interpretaciones múltiples y remisiones internas que fascinan a críticos y a creadores

En La poesía de Dante, el influyente Benedetto Croce (1866-1952) observa que al inicio de la Divina Comedia, el héroe, Dante, «en la mitad del camino de la vida», se encuentra en una selva que no es una selva, mira un monte que no es un monte y, detrás de este, intuye un sol que no es un sol. Se trata de la crítica de un pensador al que le impacienta la alegoría medieval. Esta, sobre todo la de este primer canto del Infierno (faltan las tres fieras y el veltro, otro animal emblemático) no ha perturbado a la mayoría de los lectores del poema, que recuerdan la narración en sus detalles, pues se impone con la fuerza de un paradigma.

“EN LA MITAD DEL CAMINO DE NUESTRA VIDA…”

Dante empieza su obra con versos que han adquirido el valor de lo consabido:
 «En la mitad del camino de nuestra vida, / me encontré en una selva oscura».

 Definen desde el principio al héroe de la epopeya. Que el héroe sea Dante, «florentino de nacimiento mas no de costumbres», un personaje histórico no uno legendario, distingue la Comedia de las epopeyas antiguas como la Odisea y la Eneida.  El viaje ocurre en la Semana Santa del año 1300. Dante, nacido en 1265, tiene 35 años, la mitad de una vida bien naturada –como se dice en otra obra de Dante: el Convivio, su tratado filosófico, y también en varios textos de la Escritura y de la Antigüedad clásica, que señalan a los 70 años como el límite de la vida humana-.

Obsérvese que el narrador escribe «nuestra vida» en el primer verso y «me encontré» en el segundo: se refiere, a la vez, a su biografía y a la condición humana. La confusión y el pecado son de Dante, pero Dante representa al estado caído de la Humanidad desde el inicio mismo de su obra.

Lo que sigue es casi de dominio universal: luego de una noche penosa, Dante deja atrás la selva oscura y llega al pie de una colina, mira a lo alto y ve la cumbre de esta aureolada por los rayos del sol (selva, colina y sol prefiguran los espacios del viaje: Infierno, Purgatorio y Paraíso). Intenta subir a la colina, pero no lo logra: se lo impiden tres fieras: la lonza o pantera (símbolo de la lujuria), el león (símbolo de la soberbia) y la loba (símbolo de la codicia, del afán desmedido por acumular bienes). Es esta última la que lo acorrala y lo obliga a deslizarse hacia la selva. Antes de caer nuevamente en ella, descubre una sombra: es Virgilio, que ha salido del Limbo para salvarlo (Dante, en efecto, está extraviado, no perdido). Lo envía Beatriz, la amada de Dante, advertida del peligro que corre su fiel por santa Lucía y por la Virgen María. Actúa así la gracia eficaz de una trinidad femenina.

DANTE Y EL “TERAPEUTA” VIRGILIO

Virgilio hace que Dante se percate de que su intento de salvarse solo estaba destinado al fracaso: subir a la colina por sus propios medios y vislumbrar el sol desde su cumbre son acciones individualistas y cortoplacistas, corroídas desde dentro por la lujuria, la soberbia y, sobre todo, la codicia. La salvación de Dante vendrá por la corriente de amor generada por las tres benditas mujeres y por la solidaridad de Virgilio, padre, guía y maestro. Este le propone otro viaje, arduo y agónico, pues implicará «la lucha del camino y de la piedad» (Inf. II, 5): lucha del camino, por lo arduo de la geografía infernal y lucha de la piedad porque Dante se confrontará con una humanidad caída que es también la suya. Solo un viaje así será eficaz.

El psicoanalista norteamericano Rollo May considera que la relación entre Dante y Virgilio es una relación de paciente a terapeuta y que la función de este último es ayudar a Dante a confrontar sus propios infiernos. El viaje es, en efecto, una terapia. Dante no puede encontrar por sí solo su camino a través de la miseria humana. Los límites de la terapia se muestran casi al final del Purgatorio. Cuando los dos poetas divisan el paraíso terrenal (que se encuentra en la cumbre de la montaña del Purgatorio) Virgilio dice su última palabra, como afirma Ciardi, pues han llegado ya al límite de la razón (encarnada en Virgilio) y Dante está a punto de purificarse completamente de la culpa y del pecado. Lo hará luego de su encuentro con Beatriz. Dice May: 
«En lugar de Virgilio aparece Beatriz, con su presencia redentora y beatífica. El paralelismo es que la terapia es el prólogo de la vida y no la vida en sí». 
La vida en sí es el amor de Beatriz que se despliega en el conocimiento de lo bello, lo bueno y lo verdadero, es decir, en el Paraíso.

Todos podemos reconocernos en esta historia de caída, redención y apoyo solidario. No obstante, hay más: el viaje no es solo el viaje de Dante de Florencia; es el viaje de la humanidad. En el mismo canto I del Infierno, Virgilio profetiza que un mastín o un lebrel (el veltro) echarán a la loba de la codicia de un lugar a otro hasta arrojarla al Infierno, de donde la sacó la envidia. La loba es insaciable, nunca satisface su hambre voraz y siente más apetito después de comer que antes. El mastín, al contrario, no se alimentará ni de bienes de la tierra (como en la economía feudal) ni de metales (como en la economía burguesa), sino de sabiduría, amor y virtud (o sea, de la Trinidad cristiana: el Hijo, el Espíritu Santo y el Padre, respectivamente) y su patria estará en la pobreza.

Se ha especulado mucho acerca de la identidad del veltro. Esta figura alegórica se ha identificado con algunos de los personajes del ámbito imperial de la época de Dante (por ejemplo, con Enrique VII de Luxemburgo, emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, o con Cangrande della Scala, señor de Verona). Sin embargo, como ocurre con el discurso profético dantesco, presente en otros lugares de la Comedia, esta asociación no es necesaria. Lo que se afirma aquí es que en un futuro no especificado la loba de la codicia dejará de dominar el mundo y se implantará el reino del amor.

Jorge Luis Borges decía que no leer «La divina comedia» era síntoma de «un extraño ascetismo», de una renuncia al placer difícilmente comprensible

LA PERVERSIÓN DE FLORENCIA

Dante ofrece, en términos alegóricos, un diagnóstico muy preciso de la perversión de su ciudad. El origen de ella está en la codicia de las riquezas de la «gente nueva» de Florencia, la burguesía incipiente que con su afán de posesión y de lucimiento había destrozado aquella Florencia que «dentro de sus antiguos muros vivía en paz, sobria y púdica» (Par. XV, 97-99). 
 Las otras ciudades estado, los reinos, el imperio y el papado de su época estaban a merced de la misma fiera.
Divina Comedia resulta un título hasta cierto punto equívoco. En verdad, aunque ya Boccaccio se refería a la obra de Dante como «divina», la inclusión del adjetivo en un título es tardía. Corresponde a la edición de Gabriele Giolitto, de 1555. A partir de ese momento, se repite en las ediciones sucesivas. Dante se refiere a su obra, en la carta XIII a Cangrande della Scala, sencillamente como Comedia. 
El equívoco pudo inducir a Honoré de Balzac a titular La comedia humana a su gran proyecto narrativo. Lo cierto es que Dante es el poeta del mundo terrenal, como lo sostienen Erich Auerbach y Gianfranco Contini. Viaja al otro mundo, pero habla de este.

Uno de los grandes conflictos que recorrieron el Medioevo fue la lucha por la preeminencia entre el Imperio y la Iglesia. Era frecuente que una de las dos instituciones se figurara como sol y la otra como luna. Dante zanja el conflicto afirmando la pareja dignidad de las dos instituciones, ambas creadas por la Providencia para guiar a la humanidad hacia sus dos destinos: el terrestre y el celestial. La teoría de las dos beatitudes –huius vitae (en esta vida) y ecterna (en la vida eterna)- que la Monarquía, el tratado político de Dante, señala como el doble fin de la existencia humana se corresponde con la imagen de los dos soles que iluminan desde Roma dos caminos: el del mundo y el de Dios (Purg. XVI, 106-108). O sea que Dante creía que era posible la felicidad en esta vida. Y que era función del Imperio el garantizarla. La perversión de una Iglesia que había renunciado a su función espiritual por la codicia del poder y del dinero volvía más difícil alcanzar la otra, la felicidad eterna. Dante resuelve en el horizonte profético el deterioro moral, político y económico de su época: vendrá el veltro, asesinará a la loba o la hará volver al Infierno, reinarán la sabiduría, el amor y la virtud.

Dante ofrece un diagnóstico muy preciso de la perversión de su ciudad. El origen de ella está en la codicia de la burguesía incipiente, en su afán de posesión y de lucimiento

En la reseña que apareció en Il Giornale en 2013, a propósito de la publicación de la Monarquía de Dante por la Editorial Salerno, Marcello Veneziani vuelve sorpresivamente actual esta profecía:
 «La profecía del veltro se proyecta como un ideal regulador en los cielos vacíos de nuestra Europa. El sueño del veltro significa ahora autonomía de la política de la técnica y de las finanzas, el nuevo clero y el nuevo papado de esta época atea.»

Como puede verse, la dimensión estética de la obra dantesca no está alejada de las poderosas concepciones éticas, políticas y religiosas a las que da cuerpo. Dante, que fue político –ejerció el priorato en Florencia por algunos meses en 1300 y también otros cargos- y que sufrió un exilio injusto por ello, afirma que tanto el individuo como la comunidad pueden curarse, que es posible transitar de la enfermedad a la salud, que se puede salir del pecado y alcanzar la beatitud. En fin, que lograr la paz y la justicia, las señas de una vida verdaderamente humana, es un ideal al que no podemos renunciar.

[1] Considérense, por ejemplo, en España, el magisterio de Carlos López Cortezo, la actividad de la Societat Catalana d’Estudis Dantescos y la Asociación Complutense de Dantología, y la excelencia de las revistas Tenzone y Dante e l’Arte. Carlos Alvar documenta 21 traducciones de la Divina Comedia al castellano durante el siglo XX. A ellas hay que agregar la de José María Micó (Barcelona, El Acantilado) ya en el siglo XXI (2018). 
En setiembre de 2021 se presentará la primera edición española anotada de la Divina Comedia (Madrid, Akal), a cargo de Rossend Arqués, Chiara Capuccio, Carlota Cattermole, Raffaele Pinto, Juan Varela-Portas y Eduard Vilela. En 2019 apareció el Infierno (Bogotá: Ediciones Milserifas), con ensayos y notas de Humberto Ballesteros y traducción de Jerónimo Pizarro y Norman Valencia. La presentación de la traducción completa de la Comedia por Claudia Fernández-Speier en Buenos Aires es inminente. 
Desde 1985, primero en el Instituto Riva-Agüero de la Pontificia Universidad Católica del Perú y, luego, a partir de 1988, en la Universidad del Pacífico de Lima, Carlos Gatti-Murriel dirige una Lectura Dantis Limensis. En medio de la pandemia, la Lectura ha llegado a congregar cada semana a una cincuentena de personas de varios países en sesiones que duran tres horas.

  El “poeta supremo” que se casó a los 12 años con una mujer amando a otra: la romántica historia de Dante Alighieri y Beatriz que inspiró un Paraíso.


A pesar de que se unió legalmente con otra mujer, el gran amor del poeta florentino fue la noble Beatriz Portinari, quien fue su máxima inspiración, aparece en muchos de sus textos y lo guía finalmente desde el Purgatorio en “La divina comedia”

21 May, 2022

Italia ha sido la cuna de infinidad de artistas que le han brindado al mundo pinturas, esculturas, imponentes edificaciones, inmortales piezas musicales y novelas y poemas que han deslumbrado a la humanidad generación tras generación, tal es el caso de Dante Alighieri, el creador de “La Divina Comedia”.
Cuando se habla de Dante (cuyo nombre real es Durante di Alighiero degli Alighieri) lo primero llama la atención es que no hay una fecha específica para el día de su nacimiento, los investigadores no han logrado encontrar en los textos y escritos de la época una referencia exacta sobre su edad; sin embargo, se cree que su llegada al mundo se puede haber dado alrededor del año 1265, lo cual se concluye de las alusiones autobiográficas que se encuentran en “La Vita nuova” (vida nueva), libro de poemas líricos que escribió entre 1292 y 1293.
También llama la atención la ausencia de su padre, al punto de que la referencia parental en “La Divina Comedia” es Virgilio, y a lo largo de su obra aparecen otros personajes, como Brunetto Lattini, su maestro; el poeta Stacio, su abuelo Cacciaguida, a quienes Dante se referirá como padre.

Lo que sí aparece en gran parte de su obra, incluidos los textos en prosa y las epopeyas alegóricas, son referencias a Beatriz Portinari, la mujer que Dante amó toda su vida y la musa que inspiró algunos de sus títulos más famosos, a pesar de haberse comprometido a los 12 años con Gemma, hija de Messer Manetto Donati.
El matrimonio con Gemma fue negociado y producto de esa unión Dante tuvo a sus hijos Jacopo, Pietro y Antonia, y quizá un cuarto, pero de este dato no se tienen suficientes registros; sin embargo, el poeta dejó innumerables referencias a su amor por Beatriz, a quien conoció a los nueve años, como describe en “La Vita Nuova”: “Nueve veces desde mi nacimiento había vuelto el cielo de la luz al mismo punto casi, en cuanto a su propio giro, cuando apareció ante mis ojos, por vez primera, la gloriosa señora de mis pensamientos, a quien muchos, aun no sabiendo cómo se llamaba, llamaron Beatriz”.

En “La Divina Comedia” la menciona así: 

“Yo, Beatriz, soy quien te hace caminar; vengo del sitio al que volver deseo; amor me mueve, amor me lleva a hablarte”.

Dante pareció resignado toda la vida a solo observarla, nunca estuvieron juntos e incluso habló pocas veces con ella; Beatriz se casó con el banquero florentino Simón de Bardi y el poeta debió conformarse solo con un juego de miradas y un “amor cortés” que guardaba solo para él y que se convertiría en el origen del Dolce stil nuovo, término con el cual el poeta Francesco De Sanctis denominó el conjunto de la obra de poetas italianos de la segunda mitad del siglo XIII, el mismo Dante, Guido Guinizelli, Guido Cavalcanti, , Lapo Gianni, Cino da Pistoia, Gianni Alfani y Dino Frescobaldi.

La hija de Folco Portinari, murió el 19 de junio de 1320, con solo 25 años. Dante se refugió en la filosofía y necesitó años para recuperarse de la pérdida. En el capítulo final de “La vida nueva”, el poeta se compromete a no escribir sobre ella hasta poder escribir “lo que no se ha escrito antes de ninguna mujer”.. Finalmente, se encontró con su gran amor en el segundo canto, en el Purgatorio de “La divina comedia”, desde donde lo guía, finalmente, a la presencia de Dios.

  HISTORIA Y LITERATURA


Beatriz más allá de Dante: ¿quién fue la mujer que murió a los 25 años e inspiró la Divina Comedia?
Sólo se vieron dos veces y nunca estuvieron juntos pero fue suficiente para la historia de la Literatura.

Por Daniel Arjona
18/08/2021 

La primera vez que Dante vio a Beatriz -o 'Bice' como la llamaban todos-, ella tenía ocho años y llevaba un vestido color rojo sangre, él estaba a punto de cumplir nueve y se enamoró de ella para siempre pese a que no cruzaron palabra. La segunda vez ocurrió nueve años después, ambos rondaban los dieciocho. Se encontraron en la calle cuando ella, ya casada con el banquero florentino Micer Simone de' Bardi, paseaba acompañada por unas amigas y, aunque él, azorado, intentó esconderse, ella le vio y le saludó. Fue la primera vez que Dante escuchó su voz. Y la última. Corrió a casa, se encerró en su habitación y por la noche soñó con ella desnuda hasta que "le despertó sobresaltado una pasión violenta"... sobre la que no hace falta extenderse mucho más. Poco después se lo contó en verso a un amigo y este le recomendó "que te laves la bolsa de los testículos / para que el vapor se disuelva". Dante aún la vería fugazmente alguna otra vez. Seis años después, a los veinticinco, Beatriz falleció. Lo contaría el propio Dante Aligheri, poeta del mundo terrenal, artífice de la lengua italiana y autor de la 'Divina Comedia', en esa mezcolanza de autobiografía y recreación literaria que es su 'Vida Nueva'. Y lo recoge el escritor y medievalista Alessandro Barbero en su nuevo libro sobre el genio florentino que publica Acantilado en español el próximo 1 de septiembre traducido por Marilena de Chiara. Se trata de una biografía inusual, tan poco académica como vitalista y conmovedora donde 'la hiena que versifica entre las sepulturas', como le calificó injustamente Nietzsche, se despereza del polvo de siglos para hablar despierto al sueño de la vida. Y en sus páginas, claro, sabemos una vez más de Beatriz, Beatrice, Bice, arquetipo de amor platónico e inspiración literaria además de personaje universal, la brisa que empujó a Dante hasta el Paraíso, allá donde ni siquiera su maestro y guía Virgilio pudo acompañarle. Pero, ¿quién fue en realidad aquella mujer que murió tan joven?

"Bice, hija de Folco Portinari, murió con veinticinco años, el 19 de junio de 1320: una fecha crucial en la vida interior de Dante. Necesitará años para, como decimos hoy, elaborar el duelo, y para conseguirlo escribirá la 'Comedia': para "decir de ella lo que jamás se ha dicho de ninguna. A lo largo de su breve vida, Beatriz había sido sobre todo una pieza en la estrategia del ascenso de su familia".

"Deja que lloremos nosotras"

Algunos años antes, el 31 de diciembre de 1289, murió el padre de Beatriz, Forco Portinari. Durante la ceremonia fúnebre, mientras observaba junto a otros hombres cómo las mujeres entraban llorando en la casa del difunto para acompañar a la huérfana, Dante sintió como también las lágrimas asomaban a sus ojos y, azorado, intentó disimular. Pero las féminas se dieron cuenta y, enfadadas, se lo reprocharon: "Deja que lloremos nosotras". Y es que las relaciones entre los sexos eran muy escasas en la Florencia de finales del siglo XIII, especialmente entre los jóvenes. Sólo en ocasiones esporádicas y siempre sin perder la 'distancia de seguridad': iglesias, funciones marianas, bodas o funerales.
 Ya hemos observado cómo en estos últimos solo las mujeres podían acceder a los deudos y las lágrimas mientras los hombres aguardaban en el exterior impertérritos, mientras que los enlaces matrimoniales seguían una compleja escenografía que culminaba ya en casa del esposo a donde llegaba la recién casada acompañada de sus amigas, comía con ellas y solo entonces, era abandonada a la nueva vida de intimidad con el macho.
placeholderDante y Beatriz en el jardín, ese día en el que el poeta se enamoró perdidamente, en una ilustración de 'Romance de vidas famosas' de Cassell, volumen 1 por Harold Wheeler
Dante y Beatriz en el jardín, ese día en el que el poeta se enamoró perdidamente, en una ilustración de 'Romance de vidas famosas' de Cassell, volumen 1 por Harold Wheeler

Una mujer no era mucho más entonces que una pieza estratégica más en el puzzle de las relaciones de poder y confrontación de las grandes familias de la época. La boda de Beatriz albergaba una operación política clara, la reconciliación provisional entre las familias enfrentadas de los Bardi / Donati y los Cerchi, y Dante, como el resto de sus coetáneos, fue siempre consciente de ello al punto de que no se aprecia un atisbo de celos en todas sus referencias a la amada. A fin de cuentas, los sentimientos de ella nunca habían estado en juego. Las vivas eran breves en la Baja Edad Media. Todos los amigos que Dante introduce como personajes en la Divina Comedia ya habían muerto cuando la escribió. 
Y también Beatriz, claro. "Bice murió con veinticinco años, el 19 de junio de 1290: una fecha crucial en la vida interior de Dante. Necesitará años para, como decimos hoy, elaborar el duelo y, para conseguirlo, escribirá la Comedia: para 'decir de ella lo que jamás se ha dicho de ninguna'".


  

Dante Alighieri , infernalmente enamorado
LOS CLÁSICOS SON PARA EL VERANO

“La Divina Comedia”, que retrata un infierno repleto de políticos, es en realidad una prueba de amor.


El último de los asistentes al funeral de la joven Beatrice Portinari sale por la puerta de la iglesia de Santa Margherita y dobla la esquina en dirección al río. El joven Dante Alighieri acecha ansioso desde el otro lado de la calle, discretamente embozado en una capa. Ha debido seguir al cortejo fúnebre de lejos y ni siquiera ha tenido el tenue consuelo de poder compartir su dolor con nadie. Su amada Bice ha fallecido a los 23 años a causa de la terrible peste bubónica que asuela Europa.

Cuando entra en el interior oscuro de la iglesia, los dos sepultureros están recogiendo sus gavetas de madera y sus herramientas. Se acerca a la lápida que cubre la tumba de la familia Portinari y puede por fin dar rienda suelta a su tristeza. Fue allí mismo donde empezó todo. 
Su familia, de clase acomodada, vivía cerca de su propia casa. La primera vez que sus ojos se posaron en los de Beatrice fue un domingo en misa en esa misma iglesia cuando ella tenía nueve años. La recuerda ya entonces, bella y recatada, absolutamente angelical. Recuerda cómo pasó muchos años sin volver a fijarse en la muchacha, hasta que otros nueve años más tarde se cruzó con ella en el Puente de Santa Trinidad, acompañada de su dama de compañía. Su belleza penetró en el corazón exaltado del joven poeta y se clavó como un arpón que ya jamás podría arrancarse.

Dante, partidario del entonces llamado Dolce Stil Nuovo en que la poesía amorosa se empapa del concepto del amor cortés con un sentido exacerbadamente platónico, convierte a Beatrice en el centro de su pasión y sus versos. Él jamás osa expresar sus sentimientos a su enamorada, se conforma con coincidir con ella en los oficios religiosos y observarla discretamente o cruzarse con ella en la calle e intercambiar un saludo, que para ella es una mera cortesía con un vecino y para él es alimento para su hoguera interior.
al corazón dan dulzor sus ojos,

que no puede entender quien no lo prueba.
Ni siquiera esa hoguera se enfrió cuando ella se casó con el riquísimo banquero Simon de Bardi. Eso no fue impedimento para su amor desinteresado e idealizado, que podía seguir alimentando en la distancia y haciendo crecer con sus versos. De hecho, frente a la tumba de Beatrice, recuerda su amargura de los últimos meses cuando alguien fue a contar a Beatrice que un poeta llamado Alighieri le escribía poemas nada indicados para una honorable dama casada. Desde entonces, cuando se cruzaban por las calles alrededor de Santa Margherita, ella le giraba la cara. Aunque esa tortura no hizo más que aumentar su pasión por ella.
Tras varias horas de contemplación en silencio frente a su tumba, sale de la iglesia cuando ya ha anochecido y Florencia es una ciudad de sombras. Por fin, decide caminar a hasta cruzar al otro lado del Arno y visitar la casa de la única persona con la que puede compartir abiertamente sus penas y entender su desazón, su querido amigo, el poeta Guido Cavalcanti, unos años mayor que él y con más experiencia en las cosas del mundo.
Frente a una jarra de aguardiente de moras, Dante se siente más reconfortado.

-Maestro Guido, ¿y ahora qué puedo hacer?

-Escribe, Dante. Escribe.

Sin embargo, se siente desfondado. Retorna a su barrio y esa noche tarda mucho en conciliar el sueño. Pero al dormirse, tiene un sueño muy agitado:
“unos rostros de mujeres desmelenados que me decían: ‘También tú morirás’. Y después de esas mujeres apareciéronme unos rostros de horrible aspecto, los cuales me decían: ‘Tú estás muerto’… Me parecía ver que había unas mujeres que iban desmelenadas por una calle maravillosamente triste, y parecíame que el sol se oscurecía y que las estrellas mostraban un color que me hacían creer que lloraban; y parecíame que los pájaros que volaban por el aire caían muertos y que nos espantaban grandísimos terremotos. Muy maravillado de semejante fantasía y con mucho espanto se me ocurrió que un amigo veníame a decir: ‘Qué ¿no lo sabes? Tu admirable dama ya ha salido de este mundo…’ Yo imaginaba que miraba el cielo, y me parecía ver multitud de ángeles, los cuales volvían hacia arriba y tenían ante ellos una nubecilla blanquísima… Entonces me parecía que el corazón donde había tanto amor me dijese: ‘Es verdad que muerta yace tu señora’.”
Se despierta sudoroso presa de una gran excitación y se da cuenta de que lo que ha de hacer para que el olvido no le arrebate a su Beatrice es exactamente eso: escribir. Pero no una obra cualquiera. Finaliza los sonetos La Vita Nuova, pero en su cabeza empieza a trazar los cimientos de una gran commedia, una obra que eleve a Beatrice al mismísimo cielo y la convierta en una luz que ilumina un mundo de oscuridades y pecados. Tardará décadas en empezar y finalizar ese libro, que él titulará como Commedia, pero que Bocaccio rebautizará para la historia como La divina Comedia.

Una comedia divina

Dante tuvo una vida agitada tras la muerte de Beatrice. Buscó el desahogo en múltiples amantes, pero jamás volvió a encontrar el amor. Se casó con Gemma Donati sin estar especialmente interesado en ella porque su padre la escogió como esposa para él, y con ella tuvo tres hijos, pero nunca olvidó a Beatrice. En su cabeza seguía bullendo el proyecto de la gran obra en homenaje a su gran amor. Los problemas políticos, que hicieron que fuera desterrado de su querida Florencia, demoraron la escritura y La Divina Comedia se fue confeccionando minuciosamente a lo largo de casi 20 años, hasta el filo de su fallecimiento en 1321. Su lectura sigue siendo deslumbrante. 
Lo veremos bajar al infierno de la mano del poeta Virgilio y regresar al purgatorio tras un viaje alucinante a través de un pozo de torturas a los pecadores que hace parecer Guantánamo una ludoteca. Finalmente, estando en el purgatorio, bajará a darle la mano para conducirlo a visitar el cielo la angelical Beatrice, que desciende en medio de una nube de flores. Dante Alighieri, pese a todos los reveses que le trajo el destino, no dejó de amar a Bice hasta la muerte.





Biblioteca Personal.

Tengo un libro en mi colección privada .- 


Itsukushima Shrine.

No hay comentarios:

Publicar un comentario