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Libro de Proverbios, 8 20, de la Biblia. "Yo camino por la senda de la justicia, por los senderos de la equidad."

viernes, 11 de mayo de 2012

83.-Kristin Lavransdatter (The Wreath, Wife, the Cross).-a


Cristina, hija de Lavrans.

  


[Undset, Sigrid (2007). Cristina, hija de Lavrans. Madrid: Ediciones Encuentro, 1223 pp.]

Una de las cumbres de la narrativa histórica del pasado siglo, Cristina, hija de Lavrans (1920-1922) traza la vida de una mujer en la Noruega del siglo XIV, época convulsa por las luchas dinásticas, el paganismo renuente a la irradiación de los valores cristianos y las rígidas normas sociales, cuyo quebrantamiento arrastraba consecuencias trágicas. Así, al tiempo que exhibe un magnífico tapiz del mundo medieval escandinavo, la novela sondea los conflictos humanos, morales y religiosos que se cernirán sobre la protagonista y su familia, manteniendo vivo el pulso narrativo a lo largo de sus más de mil páginas.

Dividida en tres partes –la corona, la mujer y la cruz–, sigue la historia de Cristina, hija de un hacendado de orígenes nobiliarios, desde su nacimiento hasta su muerte. Pese a estar concluida en 1922 (annus mirabilis del Modernism, cuando Joyce publica Ulysses y T. S. Eliot The Waste Land) y ser Undset buena conocedora de la narrativa inglesa, nuestra novela posee una estructura tradicional, propia de la novela realista decimonónica: narrador único y omnisciente –en tercera persona–, uso de capítulos, progresión temporal lineal, foco central en un protagonista respecto al cual orbitan una constelación de personajes secundarios…

Con todo, Undset, calificada por la crítica como la “Zola de la Edad Media” discrepa en su realismo del naturalismo decimonónico y del new awakening de las letras escandinavas –G. Brandes e Ibsen–, caracterizados por su positivismo y su permanecer amarrados a la tierra (fisiología, determinismo socio-cultural…). Undset impugna las doctrinas entonces imperantes –socialismo doctrinario y filantropismos de todo cuño– “porque se obstinaban en no considerar a la naturaleza humana tal como ella es en realidad. Partían del supuesto de que el género humano tenía que progresar, cambiándose en algo distinto de lo que era. Yo, que me había alimentado de prehistoria y de historia, no creía gran cosa en el progreso” (Lázaro Ros, Prólogo a S. Undset, Obras escogidas. Madrid: Aguilar, 1958, p. 23).

Es justamente este amor por la persona y el claroscuro de su potencialidad, su libertad responsable, lo que encaminará a nuestra autora del agnosticismo a la fe católica, en la que será bautizará en 1924. Si Marx, Nietzsche y Freud habían socavado la ilusión positivista, descubriendo en el hombre realidades sombrías (alienación, voluntad de poder, inconsciente y libido), Undset supera tanto el reduccionismo positivista como la unilateralidad de los filósofos de la sospecha. Para un espíritu alerta, atento a la experiencia propia y ajena, es palmaria la existencia del mal. 
Como ha recalcado George Steiner, “[Joseph de Maistre] comprendió algo fundamental: La Ilustración es esencialmente el intento pretendido y consciente de anular la realidad del pecado original, de negar la Caída. Por eso toda crítica de la Ilustración tiene que pasar por intentar restituir la noción de la caída original.” (en Nuestro tiempo, nº 547-548, 2000, p. 25).

Cristina, hija de Lavrans acoge en sus páginas toda la plasticidad humana, donde se contrapuntean la llamada al bien y la terca presencia del mal (llámesele pecado, yerro o injusticia). Entre sus páginas afloran la voluntad de poder –en torno al disputado trono del rey Magnus–, la seducción de las riquezas –corte real, señorío de Husaby–, el amor –de amistad, paternal o filial–, la infidelidad –matrimonial, señorial–. La pasión y el sexo son también abordados con sinceridad, con un tratamiento diáfano que, alejado del puritanismo, se acerca a D.H. Lawrence, aunque atenuando su crudeza. Y, junto a la desazón del mal, la redención, la liberación del pecado por el perdón (humano y divino). De esta manera, el enigma de la culpa recorre subterráneamente toda la novela, entroncando así con la obra de Dostoievski.

El trasfondo histórico, que nunca ahoga la trama narrativa, es fidedigno, destacando junto a otras figuras la pacificación del difunto rey Haakon, así como el reinado de Magnus sobre Escandinavia o el azote de la Peste Negra. Con todo, la verosimilitud del relato no la otorga tal o cual personaje histórico, sino la novela en su conjunto, con sus localizaciones reales y, sobre todo, la plasmación genuina del marco social y cultural: usos y costumbres civiles y religiosas, leyes, edificaciones, vestidos, herramientas, cocina y modos de vida de la época, tanto de la nobleza como de los eclesiásticos, el campesinado y las clases más bajas. Undset, hija de un prestigioso catedrático de arqueología, heredó de él su inclinación por la historia, sobre la que escribió varios estudios.

Mérito especial de la autora es la importancia que concede al simbolismo y la alegoría, que fecundan toda la hermenéutica medieval –en especial la bíblica– y son piedra de toque de su arte y literatura, como ilustra la Commedia dantesca. La vida como río que avanza inexorable y que, al mismo tiempo, arrastra el polvo de las generaciones, asoma a lo largo de la narración. La corona –llevada por las doncellas noruegas en su boda como símbolo de virginidad– es el título de la primera parte de la novela; la cruz será el marco de la tercera y última parte. Los anillos –el tercer anillo que Lavrans regala a su mujer, la marca del anillo de bodas de Cristina en su dedo–, con el significado de alianza que conllevan, dotan a las escenas de una intensidad memorable. Igualmente, la autora noruega muestra la trascendencia que otorgaba el Medioevo a los vestidos y a los objetos de valor.

De esta manera, nuestra novela está transida del humanismo que la autora propugnó a lo largo de su vida, que le llevó a abanderar la importancia capital de la mujer en la sociedad o de la libertad frente al nacionalsocialismo (por lo que tuvo que exiliarse ante la ocupación nazi de Noruega). Y es esta defensa esperanzada de la persona –pese a la certeza de sus fallas– lo que dota a la novela de su grandeza. El talento narrativo de Undset sumerge así al lector en una Edad Media realista –frente al idealismo de Ivanhoe, El señor de Bembibre u otras novelas del siglo XIX–, apasionada, donde la santidad y la quiebra luchan a brazo partido en el corazón de la persona, esperando vencedor.

  

Sigrid Undset

(Kalundborg, Dinamarca, 1882 - Lillehammer, 1949) Escritora noruega distinguida con el Premio Nobel de literatura en 1928. Su vida es determinante para comprender su obra. La muerte de su padre, un arqueólogo, cuando era una niña, dejó a la familia en una precaria situación, así que en cuanto cumplió la edad requerida, estudió historia y arte medieval y comenzó a trabajar en una oficina para mantener a su madre y a su hermana, mientras que durante la noche se sentaba en la cocina a escribir. Pertenece por derecho propio a aquella primera generación de mujeres emancipadas (en cierta medida), que percibían un salario por su trabajo.

Decidida a hacer realidad su sueño de convertirse en pintora, se fue a Roma, donde conoció a un pintor noruego, con el que se casó poco después. Su matrimonio no contribuyó a mejorar las cosas, ya que se encontró con que se esperaba de ella como mujer casada que supeditase su talento al de su marido; de hecho, fue obligada a dejar de pintar cuando nació el primero de sus cinco hijos. Las serias crisis que atravesó la pareja terminaron en un doloroso divorcio que, una vez más, la dejó a cargo de una familia aumentada por los hijos del primer matrimonio del pintor.

Víctima del eterno dilema femenino -entregarse a la vida laboral o a la familiar- optó por una solución de compromiso: cuidar de los niños durante el día y reservar los domingos y las noches para su quehacer literario. Esto le hizo ser consciente de cuál era realmente la situación de la mujer "moderna", de forma que se decidió a tomar parte activa en los movimientos de debate político y social en favor de la mujer. En 1940 se exilió en los Estados Unidos, donde colaboró activamente con el movimiento antinazi.

Publicó su primera obra en 1907: se titulaba La señora Martha Oulie y su protagonista reconocía públicamente su infidelidad desde la primera frase del libro, lo cual provocó una enorme polémica en la sociedad de su tiempo, máxime si se tiene en cuenta que se trataba de una novela "de matrimonio"; otras obras suyas que trataban de los problemas de la mujer trabajadora fueron Jenny (1911) y Las mujeres sabias (1914).

Poco a poco, volvió su interés hacia valores más tradicionales -el eterno conflicto entre el amor terrenal y el amor divino, y hacia los temas históricos, particularmente la Edad Media, época en la que se ambienta la que la crítica considera su mejor obra, la trilogía sobre la vida de Kristin Lavransdatter. La obra se componía de tres novelas que vieron la luz en años sucesivos ( La corona, 1920; La señora, 1921; La cruz; 1922) y, además de convertirse en poco tiempo en un clásico de las letras noruegas, consagró definitivamente a la autora, reconocimiento este que se confirmó cuando le fue entregado el Premio Nobel de literatura en 1928 -al año siguiente de la publicación de Olaf Audunson (1925-1927)- y cuando fue nombrada presidenta de la Sociedad Noruega de Autores, con lo que se convirtió en la primera mujer en obtener tal distinción.

Undset describe en sus novelas un tipo de mujer moderna muy distinto al que habían pintado sus compatriota Camilla Collet o Amalie Skram años antes. Sus mujeres tienen una profesión reconocida, fuman, practican deportes peligrosos y se van de fin de semana con hombres sin estar casadas; actividades todas estas consideradas altamente impropias en 1880. Estos temas, exclusivos de la mujer, dividieron el sector femenino en dos facciones claramente diferenciadas: Sigrid fue una vehemente opositora a cualquier tipo de intervención, mientras que Cora Sandel, por ejemplo, fue una ardiente defensora en ese respecto.


Biblioteca Personal.

Tengo un libro en mi colección privada .- 


Itsukushima Shrine.

  

Literaturas escandinavas.


Se llama literaturas escandinavas a las que ilustran el alma de los pueblos que constituyen el complejo escandinavo: Dinamarca, Suecia y Noruega. Poseen rasgos paralelos que permiten el análisis conjunto, teniendo en cuenta sus orígenes en la literatura vikinga.

Historia

Analógicamente, los grandes movimientos centroeuropeos -Renacimiento y Reforma protestante- tampoco deben ser estudiados con una mención especial de estos países, por cuanto en nada afectan a la evolución general de estas tendencias. Baste recordar que, unidos o no a la cultura germánica del momento o vinculados a las normas que irradiaban de Francia, los países escandinavos adquieren ahora su condición de plenamente europeos, incorporándose ciertamente con bastante retraso a la conciencia europea.
Al recordar, en efecto, a los poetas y prosistas que constituyen el movimiento neoclásico en toda Europa no dejábamos de mencionar la figura de un escandinavo: el noruego Ludwick Holberg. Holberg (1684-1752) es un poco el Molière y un poco el Goldoni de Escandinavia, en sus piezas de teatro rigurosamente ajustadas a las reglas, como es un poco Montaigne con sus Reflexiones o Voltaire con su Historia del reino de Dinamarca.
El romanticismo actuará en Dinamarca, como en todas partes, de catalizador del espíritu popular, que ayudará así a identificar el propio espíritu nacional. Así, por ejemplo, el gran poeta Adam Oehlenschläger (1779-1850) busca en sus baladas de corte popular-tradicional como La colina de los elfos o El caballero del león aquellos elementos folklóricos de los que podía extraerse mejor el espíritu nacional de su patria. Análogo servicio prestaron a Dinamarca las obras de otros románticos, como Grundtwig, Adolph Wilhelm Schack von Staffeldt (1769-1826), Ingemann, culminando ya en una segunda etapa del romanticismo con la obra ingente de Johan Ludwig Heinberg (1758-1841), que centra en Copenhague un grupo de escritores alrededor de los cuales gira en realidad toda la intelectualdiad escandinava.
 Recordemos, sin embargo, en otro plano, menos profundo pero más popular, la gran tarea recopiladora de Andersen (1805-1875) que, para delicia de los niños de todo el mundo, tuvo la gentil idea de recoger para narrarlos de nuevo de un modo encantador los mejores cuentos infantiles de la tradición folklórica germánica y escandinava.

  

La literatura noruega.

La literatura noruega en parte se confunde y superpone a la de los otros cuatro restantes países nórdicos: Dinamarca, Suecia, Islandia y Finlandia; Noruega formó parte constituyente del Reino de Dinamarca hasta 1814, y unida a Suecia (mediante unión personal) de 1814 a 1905.

Épocas de la literatura noruega

Por eso la literatura noruega se suele dividir en tres épocas:

Periodo norreno o noruego-islandés (del año 800 a 1400), en que literatura noruega e islandesa son una misma.
Periodo noruego-danés (1400-1814), en que la historia literaria de Noruega y Dinamarca corren parejas bajo el Reino de Dinamarca y Noruega.
Periodo noruego-sueco y de Noruega independiente (1814 hasta la actualidad) en que la literatura noruega se separa de sus hermanas.

Periodo norreno o noruego-islandés

Los primeros restos de literatura son cantos litúrgicos en latín y baladas populares en la lengua del país transmitidas oralmente. Pero los restos de la literatura medieval noruega se han conservado fundamentalmente en Islandia: la literatura de los vikingos y sus bardos, los escaldos, que poseían una escritura propia, la rúnica. El alfabeto latino fue introducido entre los siglos XII y XIII.
Se trata de leyendas, cuentos populares y poemas aliterativos de complejas metáforas (kënningar) que narran gestas, creencias paganas de la mitología nórdica, historias de conquistas, reinados, y tradiciones de los vikingos que se establecieron en Islandia hacia el siglo IX. Se transmitían en forma oral y fueron fijadas por escrito a partir del siglo XIII en las llamadas sagas.
En cuanto a la poesía de los bardos asociados a las cortes reales el primer nombre de escalda conservado es de un noruego, Bragi Boddason, que vivió en la primera mitad del siglo IX. La Heimskringla o Saga de los reyes de Noruega fue escrita por un poeta e historiador islandés del siglo XIII, Snorri Sturluson (1179-1241), quien escribió además un tratado de mitología y lenguaje literario para escaldas, el Edda menor (hacia 1222).
Fue precisamente en el siglo XIII cuando el cristianismo entró en Noruega y varió definitivamente el curso de la literatura de ese país; se tradujeron los escritos cristianos, principalmente homilías y hagiografías, pero también narraciones legendarias del Ciclo artúrico, de Carlomagno y de Teodorico. Entre los poemas religiosos el más notable fue Draumkvxde (Sueño balada) ca. 1300. En cuanto a prosa profana en latín destaca la Historia Norwegiæ (¿Arnuf?, ca. 1170) y la Historia de Antiquitate Regum Norvagiensium de Theodoricus Monachus (ca. 1180). 
Konungs Skuggsja o El espejo de los reyes es un tratado didáctico y moral para educar a un príncipe escrito en verso, y constituye la obra más notable de mediados del siglo XIII. De los siglos XIII y XIV datan también los cuentos (eventyr o sagn) y las baladas populares folklóricas que se han conservado oralmente hasta hoy.

Periodo noruego-danés (hacia 1400-1814)

Noruega se unió políticamente con Dinamarca a fines del siglo XIII, unión que duró cuatro siglos; pero éste fue un periodo de crisis literaria tras el gran florecimiento medieval; esta sequía duró dos siglos, pero la Reforma luterana reactivó el panorama al mismo tiempo que aumentaba el influjo cultural danés, ya que la lengua oficial era el danés y la Biblia danesa era el modelo de lengua en la prosa desde principios del XVI; no se introdujo la imprenta en Noruega hasta el año 1643, por lo que todos los libros llegaban en la variante lingüística danesa y no había industria editora propia, ni tampoco una universidad; los noruegos que desaban cursar educación superior iban a la Universidad de Copenhague. 
Los primeros escritores noruegos tuvieron que escribir en danés, y el Humanismo del seiscientos entró en el país desde la península jutlandesa; destacan Absalon Pederssøn y en especial Peder Claussøn Friis, autor de una traducción de la Heimskringla de Snorri Sturluson que despertó sentimientos nacionalistas; el clérigo del siglo XVII Petter Dass escribió La trompeta de Nordland, descripción paisajística en verso del norte del país.
Pero el autor más importante es sin duda el dramaturgo, historiador y ensayista de la Ilustración Ludvig Holberg, nacido en Bergen. Civilizó el idioma escribiendo historia, ensayos y comedias que se representan todavía en la actualidad; introdujo además el racionalismo francés, el deísmo, el derecho natural y una pedagogía moderna. Cultivó además la sátira y la novela. 
Todos los autores siguientes estuvieron marcados por la lengua literaria que él forjó, en especial Johann Herman Wessel y los poetas Christian Barunman Tullin y Johan Nordahl Brun, así como el ensayista Claus Fasting. 
Por otra parte las cosas empezaban a cambiar: se fundó la Real Sociedad Noruega Científica (1760), la Sociedad Noruega en Copenhague (1772) y la Universidad de Oslo (1811), ciudad que entonces se llamaba Cristianía.

Periodo noruego-sueco y de Noruega independiente

Una consecuencia de las guerras contra Napoleón fue el desmembramiento de Dinamarca y la unión de Noruega a Suecia a partir de 1814. El Romanticismo hizo surgir los sentimientos de independencia y de ruptura con la tradición ilustrada danesa; la figura que encarna estas ideas es el poeta y dramaturgo Heinrik Arnold Wergeland; se le opuso el poeta Johan Sebastian Welhavewn, que reverenciaba por el contrario las tradiciones danesas y pretendía renovarlas. Triunfó sin embargo el primero y se buscó el espíritu del pueblo en la literatura oral, realizándose compilaciones de cuentos populares, los llamados Norske Folkeeventyr, por parte de los poetas Peter Christen Asbjørnsen y Jørgen Moe. El poeta y periodista Aasmund Olavsson Vinje escribió poesía en dialecto noruego y Peter Andreas Munch escribió la primera historia nacional. La novelista Camilla Collett anunció el Realismo en Las hijas del prefecto (1854-1855), una novela psicológica.
El Realismo fue un movimiento estético que tuvo en Noruega gran representación; el movimiento se desarrolló tanto que llegó incluso a influir en el extranjero. En el periodo entre 1870 y 1890 escriben los «cuatro grandes»: Henrik Ibsen, Björnstjerne Bjornson, Jonas Lie y Alexander Kielland, y su obra convive con la de H. Jeager (1854-1910), Amalie Skram (1846-1905) y A. Garborg (1851-1924).
Henrik Ibsen (1828-1906) puede considerarse el padre del teatro moderno; escribió dramas introspectivos cargados de simbolismo y crítica social. Sus principales obras son Casa de muñecas, donde defiende la liberación de la mujer; El pato salvaje y Un enemigo del pueblo y se siguen representando en los grandes teatros del mundo. Continuó su labor teatral Björnstjerne Björnson, quien además cultivó la poesía y la narración. Jonas Lie fue un novelista cuyo estilo se volvió al final hacia el Impresionismo y Alexander Kielland destaca por su ingenio. El Naturalismo tiene por representante a la novelista Amalie Skram, y Arne Garborg estudia las costumbres y tradiciones rurales.
Ya en el siglo XX, Suecia y Noruega disuelven pacíficamente su unión en 1905. Knut Hamsun (1859-1952) compuso célebres novelas y ganó el premio Nobel de 1920. Destacan su Hambre, Pan y Misterios. La tercera ganadora del Premio Nobel fue Sigrid Undset en 1928, por su trilogía de Cristina Lavransdatter (1920-1922).

Otros escritores noruegos son Trygve Gulbranssen, Jens Bjørneboe, Agnar Mykle, Olav Duun, Cora Sandel, Kjartan Fløgstad, Arne Garborg, Aksel Sandemose, Tarjei Vesaas, Lars Saabye Christensen, Kjell Askildsen, Johan Borgen, Dag Solstad, Herbjørg Wassmo, Jon Fosse, Hans Herbjørnsrud, Jan Erik Vold, Roy Jacobsen, Bergljot Hobæk Haff, Hans E. Kinck, Olav H. Hauge, Rolf Jacobsen, Gunvor Hofmo, Arnulf Øverland, Sigbjørn Obstfelder, Olaf Bull, Aasmund Olavsson Vinje, Tor Ulven, Torborg Nedreaas, Stein Mehren, Jan Kjærstad, Georg Johannesen, Kristofer Uppdal, Aslaug Vaa, Halldis Moren Vesaas, Sigurd Hoel, Johan Falkberget y Axel Jensen.

Jostein Gaarder comenzó a ser conocido internacionalmente en 1991 con El mundo de Sofia, una novela educativa hoy traducida a numerosos idiomas que, al hilo de la narración, enseña la historia de la filosofía; posteriormente publicó El misterio del solitario (1992), El enigma y el espejo (1993), ¿Hay alguien ahí? (1996), Vita Brevis (1997) y El castillo de las ranas (1999). Dos novelas de Erik Fosnes Hansen, Himno al final del viaje y Momentos de protección han sido traducidas al castellano con gran éxito. Karin Fossum y Jo Nesbø cultivan el género de la novela negra y Kjell Askildsen el relato breve.
 La reportera de guerra Åsne Sejerstad ha escrito El librero de Kabul sobre la guerra de Afganistán y Ciento un días sobre la guerra de Irak. Escriben novela Linn Ullmann y Lars Saabye Christensen, cuya obra El hermanastro le valió el prestigioso Premio Nórdico de Literatura, el equivalente del Premio Cervantes en Escandinavia. De reciente aparición en España es también La vergüenza, de Bergljot Hobæk Haff; y el ciclo de novelas Mi lucha, de Karl Ove Knausgård.



  

Literatura danesa.


Como literatura en danés, a menudo también llamada literatura danesa o literatura de Dinamarca, se entiende aquella escrita originalmente en lengua danesa, a la que no solo pertenecen autores de Dinamarca, sino también otros de Noruega o de Schleswig, en Alemania, por ejemplo. La literatura en danés se considera parte de las literaturas escandinavas.

Primeras manifestaciones

Se consideran como las obras más antiguas de la literatura danesa las baladas nacionales y sobre héroes (Kæmpeviser) de la Edad Media; estas obras se pueden rastrear hasta finales del siglo XI. Debido a que fueron fijadas por escrito medio milenio más tarde y, por lo tanto, sufrieron un largo proceso de transmisión oral que debió producir importantes cambios en el contenido, la cuestión de si el origen es danés o nórdico ya nunca podrá ser decidido con seguridad. Estas canciones tratan generalmente sobre las sagas de héroes y sobre la naturaleza, tratan de la vida y los hechos de los caballeros, de nixes, kobold y otros seres mágicos; pero también de personajes históricos y acontecimientos de la época.
Inicialmente, estas obras no se cantaban entre el pueblo, sino más bien en los ambientes en que se movían los caballeros; pero se puede demostrar que se extendieron rápidamente y se cantaban por ejemplo durante fiestas populares. Las baladas se reunieron y fijaron por escrito solo a finales del siglo XVI, por Anders Sørensen Vedel (Hundrede Viser med oplysende Anmærkninger, «Libro de cien baladas», 1591);​ más tarde, la obra sería revisada por Peter Syv, Werner Hans Abrahamson, Knud Lyne Rahbek, Rasmus Nyerup y Jens Rasmussen, de forma que en la actualidad incluye unas 450 baladas de este tipo.

Edad Media

Mucho más importantes como monumentos a la lengua y la cultura densas son las compilaciones de leyes. Sobre todo el creciente poder de la iglesia y las mayores necesidades del clero hicieron pronto necesario fijar el Derecho canónico; así como las continuas disputas entre el estado por un lado y la nobleza y el clero por otro hicieron necesario fijar las leyes seculares. A ello se unió que, desde principios del siglo XII, muchos nobles viajaron para estudiar a las universidades de París y Bolonia, ocupándose del estudio del derecho canónico y romano, y que a su vuelta reorganizaron el derecho danés.
Así apareció en 1162 el derecho canónico de Escania y en 1170 el de Selandia, ambos en lengua danesa. Estas compilaciones se basan en los mismos principios que el derecho canónico de otros países que aparecieron en la misma época, pero procuran adaptarse a la situación particular del país.
 Esto es todavía más cierto para las compilaciones de leyes seculares que estaban siendo editadas durante esa misma época, como las de Escania (Skaanske Lov) en 1160, de Selandia (Sjællandske Lov) del rey Valdemar I en 1170 y sobre todo las de Jutlandia (Jyske Lov), que fueron firmadas en 1241 en las cortes de Vordingborg y que conforman la base del derecho danés moderno.

Siglo XV

A excepción de los dos grupos de textos mencionados anteriormente y una «crónica rimada danesa» de la segunda mitad del siglo XV, prácticamente todos los textos anteriores a la Reforma protestante se escribían en latín. Casi todos procedían de monasterios y trataban temas religiosos e históricos. Estos textos no tuvieron mayor influencia sobre el desarrollo de la literatura o la vida intelectual danesa.
Incluso la Reforma no introdujo un renacimiento de la literatura en danés. A pesar del poder disminuido de la iglesia y por lo tanto del latín como lengua escrita, fue el alemán el que ganó importancia como lengua culta. Clave en la influencia del alemán fue Federico I de Dinamarca (1523-33), en cuya corte era lengua oficial y que invitó a eruditos alemanes a visitar Dinamarca, por lo que el danés se perdió casi totalmente en los estamentos más altos.
Tras la muerte de Federico I, estalló una guerra civil que dio una base a la conciencia nacional. Sobre todo Christiern Pedersen (1480-1554), que es llamado con toda razón el padre de la lengua danesa escrita, trabajó en ese sentido. Pedersen, que había estudiado en París, se implicó en la defensa de la lengua danesa como canciller del arzobispo Johan Vese. Debido a sus simpatías por el rey preso Cristián II, en 1528 Pedersen tuvo que huir a Alemania. Allí visitó a Lutero en Wittenberg, que lo ganó para la Reforma. Todavía en Wittenberg comenzó a traducir la Biblia al danés y al año siguiente pudo publicar el Nuevo Testamento danés en Amberes. En 1531 Pedersen publicó una colección de salmos y diversos panfletos que mantuvo en el estilo de Lutero.

Siglo XVI

Si se comparan los escritos de Pedersen con otros editados en la época, como por ejemplo la traducción del Nuevo Testamento de Hans Mikkelsen editada en 1524, se ve inmediatamente la maestría con la que Pedersen dominaba su lengua, el danés. Los escritos de Pedersen consiguieron tal atención que se le permitió en 1532 la vuelta a su patria.
Pedersen se asentó en Malmoe y fundó una imprenta de libros. De esta forma, pudo imprimir muchos textos populares: por ejemplo, diversas historias populares, muchos pequeños textos religiosos, un libro de medicina para el pueblo y finalmente en 1550 la traducción completa de la Biblia, que fue considerada durante mucho tiempo como una obra maestra sin parangón.
Entre los contemporáneos de Pedersen destaca sobre todo el obispo Hans Tausen (1494-1561). Tausen también publicó principalmente obras religiosas; como su obra maestra, aparte de una historia de la Pasión, hay que mencionar la edición corregida de un himnario danés editado en 1544 en Malmoe. El himnario solo estuvo vigente 25 años, pero fue considerado un ejemplo para escritores posteriores durante mucho tiempo.

Siglo XVII

Así, Thomas Kingo (1634-1703), lo empleó como base para su Himnario oficial para Dinamarca y Noruega publicado en 1689. El de Kingo es uno de los himnarios más hermosos que tienen la Iglesia evangélica danesa. 
También el reformador Frans Vormordsen (1491-1551) había traducido los Salmos de David y el Catecismo de Lutero. Otros autores que se basaron en Pedersen fueron Anders Arrebo (1587-1637) y Arild Hvitfeld (1549-1609), que publicó una Danmarks Riges Krönike o crónica histórica de Dinamarca en diez tomos (Copenhague, 1595-1604). Es importante la obra en prosa de Leonora Christina Ulfeldt (1621-1698), hija del rey Christian IV, en especial su Jammersminde, memorias autobiográficas de los veintidós años que pasó presa en una torre y que no llegó a publicarse hasta el año de 1869. 
En el terreno poético destaca Anders Bording (1619-1677), que publicó durante catorce años un periódico mensual, el Den Danske Mercurius, en verso alejandrino. Pero a pesar de los esfuerzos de todos estos autores y de muchos otros, la lengua danesa mantuvo su pobre imagen entre las clases más altas.

Siglo XVIII

El escritor Ludvig Holberg (1684-1754) inauguró una nueva era en la literatura danesa.2​3​ No solo es el fundador del teatro moderno danés, sino del teatro escandinavo. Sin modelos locales en los que basarse y perseguido por las burlas del «público culto», en pocos años consiguió establecer un teatro danés independiente.

Su influencia se extendió a Alemania y algunas de sus obras, como Jeppe paa Bjerget («Jeppe de la montaña»), Den politiske Kandestøber («La regadera política»), Erasmus Montanus o Jean de France, fueron muy representadas; de hecho, algunas de sus obras todavía se representan en Dinamarca a día de hoy.
Influenciado por ideas del Humanismo y la Ilustración, su teatro es similar al de Molière, cuya influencia se puede rastrear en algunas obras.​ Holberg toma sus temas de la sociedad contemporánea, cuya insensatez sabe presentar con humor. Sobre todo se burla con genio de la adicción a hablar otras lenguas e imitar costumbres extranjeras. De esta forma, a través de la sátira, consiguió lo que sus predecesores no habían conseguido con la erudición: el danés ganó en prestigio y se convirtió en la base a partir de la que pudo florecer una nueva literatura en danés.
El dramaturgo Johannes Ewald (1743-1781), a pesar de su muerte prematura, fue de importancia capital para la literatura en danés. Sus méritos están principalmente en su poesía, aunque sus tragedias no desmerecen por ello. Así como Holberg es el padre de la comedia danesa, Ewald es el padre de la tragedia danesa.
Alrededor de estos dos grandes hombres se reunieron una serie de autores menores, como Christian Falster (1690-1765), que escribía sátiras mordientes e ingeniosas; Christian Braunmann Tullin (1728-1765), sobre todo con sus poemas didácticos, pero que también escribía sátiras; Hans Adolph Brorson (1694-1764), cuyo Troens rare Klenodie («La rara joya de la fe») es uno de los más hermosos poemas religiosos escritos en Dinamarca.
Tras la muerte de Holberg y Ewald, una nueva generación de autores continuó su obra en danés, de los que el más importante fue el noruego Johan Herman Wessel (1742-1785),5​ que emplea en sus escritos numerosas expresiones y giros noruegos, pero que está más cerca de la literatura danesa que de la noruega. Wessel se había trasladado de muy joven a Dinamarca y allí había encontrado una literatura que ya estaba abandonando el camino autóctono señalado por Holberg y Ewald.
Al igual que Alemania y otros países centroeuropeos, el drama clásico francés estaba ganado adeptos y Wessel se opuso a su influencia, empleando las armas de la sátira. Así escribió la tragedia Kjærlighed uden Strømper («Amor sin calzas», 1772), una parodia única en su estilo.
Con ello convirtió en imposible la introducción de dramas franceses en Dinamarca; pero no tuvo la fuerza suficiente para convertirse en el heredero de Holberg y Ewald. Sus problemas financieros lo llevaron a la bebida, lo que causó su muerte a los 43 años, quedando Kjærlighed uden Strømper como su obra maestra. Con su muerte se cierra un periodo de brillantez de la literatura en danés.

Siglo XIX

Cambio de siglo
La época que siguió a la muerte de Wessel hasta principios del siglo XIX, prácticamente no produjo obras memorables. Su principal característica es un excesivo racionalismo y patriotismo, un arribismo repugnante y la resultante fue una polémica de todos contra todos. La mezcla de política y literatura, en la que a menudo la política era el elemento dominante, no debe extrañar en una época que siguió a las brillantes carreras de Brandt y del médico Johann Friedrich Struensee (1737-1772); un cualquiera soñaba con el sillón de ministro.
Una honrosa excepción fue Peter Andreas Heiberg (1758-1841). A pesar de que su fuerte también estaba en la polémica, por lo menos su objetivo no era beneficiarse personalmente. Al contrario, su posición contraria a los reaccionarios, que llegaron a conseguir la abolición de la libertad de prensa, tuvo como consecuencia que, tras varios procesos políticos, fue expulsado del país en 1799. Un alma gemela fue el geógrafo Conrad Malte-Brun (1775-1826). A los 19 años Malte-Brun ya editaba un periódico, Vækkeren, en el que defendía los principios de la Revolución Francesa. Tras la prohibición de la revista, publicó Jerusalem Skomagers Reise til Maanen y Aristokraternes Katekismus en 1796, fundando de nuevo una revista llamada Fluesmækkeren, que lo llevó antes los tribunales; evitó el proceso huyendo a París. Allí alcanzó fama como geógrafo bajo el nombre de Malte-Brun.
Otro autor muy conocido de la época fue Knud Lyne Rahbek (1760-1830), que ha alcanzado fama sobre todo como esteta, pero que permaneció alejado del público los 30 últimos años de su vida. Editó con el noruego Kristen Pram (1756-1821) la revista esteticista Minerva (1785-89 y 1791-1806), a través de la que participó activamente en las polémicas de la época y desde la que ejerció una influencia nada despreciable. Finalmente se pueden mencionar a Ole Johan Samsö, autor de la obra de teatro Dyveke; Christian Levin Sander, cuya tragedia Niels Ebbesen fue recibida con gran entusiasmo y sirvió de modelo durante mucho tiempo; el poeta Thomas Thaarup (1749-1829); y, como nexo de unión con el siguiente periodo gracias a su talento lírico y cómico, Jens Baggesen (1764-1826).

La edad de oro: el Romanticismo

A principios del siglo XIX la literatura en danés tomó una nueva dirección. Influenciada por el estudio de Baggesen sobre Immanuel Kant y Johann Gottlieb Fichte, los escritos del filósofo noruego Heinrich Steffens (1773-1845) sobre Friedrich Wilhelm Joseph Schelling, y en parte también por la estricta censura introducida en 1799, nuevos ideas llegaron desde el sur a la literatura.
Si a finales del siglo XIX los autores se habían dedicado a discutir cuestiones estéticas insignificantes o teorías racionalistas insustanciales con un afán infantil, a principios del XX comienza un periodo de estudio científico serio y provechoso. Pero, aparte de esta aspiración que naturalmente solo podían perseguir las clases más altas, también entre el pueblo se extendía una nueva mentalidad.
Por otra parte, también tuvieron una influencia decisiva los acontecimientos políticos que habían sacudido Europa a finales del siglo anterior: la participación de Dinamarca en las Guerras napoleónicas, la retirada de la flota danesa por parte de los ingleses, la guerra con Suecia (1808) y la pérdida de Noruega (1814), todo ello había contribuido a expandir las ideas liberales y un mayor sentido nacional.
Quien mejor expresó este ambiente, y que por lo tanto se convirtió en la cabeza de la nueva escuela, fue Adam Oehlenschläger (1779-1850). Convertido al Romanticismo alemán por Steffens,​ en 1802 comenzó a escribir poesía («Digte», «Freias Alter», «Langelandsreisen» y «Jesu Liv i den tilbagevendende Natur») y épica («Thors Reise til Jotunheim» y «Vaulundurs Saga»),7​ pasando luego a la tragedia romántico aventurera con Aladdin eller den vidunderlige Lampe. En el teatro consiguió sus mayores éxitos, así con Hakon Jarl (1807), Baldur hin Gode (1807), Palnatoke (1807) y Axel og Valborg (1808). Hasta la década de 1970, Oehlenschläger fue considerado en Dinamarca como el mejor autor que haya dado la literatura escandinava.
Su principal rival fue Nikolai Frederik Severin Grundtvig (1783-1872), que escribió una gran obra épica inspirado en las sagas nórdicas, Optrin af Kæmpelivets Undergang i Norden (1808), pero a pesar de ello no consiguió mucho éxito como poeta y escritor. Más éxito tuvo como teólogo y más tarde como luchador por las libertades. Otro poeta similar e igualmente con talento fue Adolph Wilhelm Schack von Staffeldt (1769-1826), que a pesar de la profundidad de su pensamiento y su gran fantasía pasó desapercibido, siendo descubierto mucho más tarde por el crítico literario Georg Brandes (1842-1927), que reconoció su valía. La luz de Oehlenschläger brillaba tan fuerte, que otras luces a su lado a penas eran apercibidas.

Bernhard Ingemann (1789-1862) se distingue del grupo anterior. Ingemann fue durante décadas el novelista más solicitado de Dinamarca y todavía hoy es uno de los favoritos de los adolescentes. Sus novelas se basan en acontecimientos históricos, que modifica con gran libertad según sus necesidades.; además escribió novela corta y poemas, de los que los de tipo religioso han tenido éxito. Como opositor de Ingemanns y Grundtvigs apareció Johan Ludvig Heiberg (1781-1860). su expresión ingeniosa y su dominio ligero de la lengua hacen que sus obras sean aceptadas con facilidad. Sus mayores éxitos los consiguió como dramaturgo, sobre todo como libretista de vodevil; pero también es apreciado como poeta.
Heiberg también compuso la obra de teatro nacional romántica Elverhøi (1828), que tuvo muchísimo éxito en su momento y que se sigue representando hasta nuestros días. También como director del Teatro Real de Copenhague, en el que su esposa trabajó durante muchos años como la mejor actriz del norte, también influyó de manera importante la apreciación por el teatro danés.
También el profesor Carsten Hauch (1791-1872) tuvo éxito con sus novelas y dramas, y contribuyó considerablemente con sus argumentos estéticos al afinado del gusto poético. Mayor ventura tuvo el pastor Steen Steensen Blicher (1782-1848), que conquistó los corazones del pueblo gracias a sus novelas cortas de tema jutlandés, siendo uno de los primeros escritores que usaron dialecto en sus obras. Influenciado por Blicher y por Ingemann en un 50%, «Etlar Carit», seudónimo de Carl Brosbøll (nacido en 1820), representa hoy en día todavía la llamada «escuela vieja».

Entre los escritores de la novela corta destacan Thomasine Gyllembourg-Ehrensvärd (1773-1856), madre de Heiberg, que debutó a los 53 años en la revista de su hijo Flyvende Post con el relato En Hverdagshistorie y pronto consiguió hacerse un nombre en la historia de la literatura danesa. Andreas Nikolai de Saint-Aubain (de seudónimo «Carl Bernhard», 1798-1865) está relacionado con ella en más de una forma, pero que no llega a la profundidad de sentimiento de la primera. Christian Winther (1796-1876) consiguió más popularidad que los dos anteriores. Cantó la vida en el campo, escribiendo numerosas novelas y poemas líricos, en los que se unen de forma acertada en un todo armónico la verdad, autenticidad y profundidad. Su obra más conocida es la epopeya romántica Hjortens Flugt (1856). Winther es sin duda el que, sin haber sido discípulo directo de Heiberg, consiguió establecer de forma general sus bases estéticas.
Otro escritor de importancia fue Henrik Hertz (1798-1870); pretendía revivir la musa de Baggesen y en consecuencia con su obra Gjengangerbreve (1830) entró en una fuerte polémica con Oehlenschläger y Heiberg. También es conocido como dramaturgo por su romántico Kong René’s Datter y diferentes otras obras de calibre ligero. Con Thomas Overskou (1798-1874) el teatro danés ganó a un dramaturgo capaz y a menudo ingenioso, mientras que con las comedias de estudiantes de Jens Christian Hostrups (1818-1892) las artes escénicas ganaron un campo nuevo y fértil.
Todos estos autores se quedan pequeños ante la estatura de Hans Christian Andersen (1805-1875), que en sus mundialmente famosos cuentos consigue instilar poesía en los sucesos y fenómenos más insignificantes. Igual de candorosos e ingeniosos que sus cuentos, los poemas líricos de Andersen también tuvieron una buena aceptación. En cambio, como novelista y dramaturgo no tuvo mucho éxito; incluso su novela O. T. (Odense Tugthus) solo levantó un interés temporal entre los lectores daneses.
Más rico en ideas y profundo, pero precisamente por ello menos accesible al público que Andersen, fue Frederik Paludan-Müller (1809-1876). Debutó en 1832 con la obra de teatro romántica Kjærlighed ved Hoffet («Amor en la corte») y a partir de entonces escribió sin orden alguno obras de teatro líricas y románticas, cuentos rimados, relatos poéticos, poemas épicos, líricos y didácticos. Con distancia, entre la sorprendente productividad del autor, destaca la impresionante epopeya Adam Homo, cuya primera parte apareció en 1841 y cuyo fin se editó en 1848. Es una obra muy extensa, y por ello a veces cansina, pero está llena de pensamientos profundos y por lo tanto muy original, de forma que a penas existen paralelos en la literatura.
Otro literato extraordinario es Erik Bögh (1822-1899), aunque en un sentido completamente distinto que Paludan-Müller. Le caracteriza sobre todo la ligereza y amenidad de sus escritos, en los que nunca desaparece el humor. Es conocido principalmente como folletinista y se puede decir que en la década de 1860 dominaba como tal el gusto de los círculos literarios de Copenhague prácticamente en exclusiva. En todos los sentido estrictamente conservador, fue uno de los más feroces opositores de Georg Brandes y de la nueva corriente literaria que representaba.

Sus obras más conocidas son Forelæsninger y los folletines reunidos bajo el título Dit og Dat. Además, tradujo unas 100 obras de teatro al danés, además de escribir algunas originales, entre los que merecen ser mencionadas Fastelavnsgildet y Huldrebakken. Tras el éxito de la nueva corriente literaria se retiró de la vida pública casi por completo. Otro enemigo irreconciliable de la nueva escuela fue Parmo Carl Ploug (1813-1894), el principal representante y cantor del llamado «Escandinavismo», una corriente política que pretendía un mayor acercamiento de los tres reinos escandinavos.

Mejor que Bögh y Ploug es Christian Knud Friedrich Molbech (1821-1888), también representante de la vieja escuela. Sus poemas líricos son quizás los más logrados y en cualquier caso lo que mejor suenan de lo que se ha escrito en esta dirección en danés. También destaca como dramaturgo; así, por ejemplo, su drama Dante posee una fuerza dramática y un conocimiento del escenario como pocos escritores daneses han conseguido. También su Ambrosius posee muchos momentos hermosos, aunque el sentimentalismo del héroe pueda resultar algo desagradable.
Además, Molbech es conocido por una excelente traducción de la Divina comedia de Dante. Menos conocido y multifacético, pero importante entre los novelistas es Vilhelm Bergsøe (nacido en 1835). Inicialmente era zoólogo, pero tras problemas con sus ojos, que perdieron visión, abandonó ese trabajo y se dedicó a la literatura. Su primera obra de importancia fue el ciclo de historias cortas Fra Piazza del Popolo; pero solo consiguió el éxito con la novela Fra den gamle Fabrik.
Una posición especial en la literatura en danés es la de Meir Aron Goldschmidt (1819-1887). Ya con 21 años fundó el semanario satírico Corsaren, cuyo objetivo no declarado era propulsar el derrocamiento del absolutismo entre el pueblo y que enseguida consiguió una gran influencia. Pero el intrépido autor no se dio por satisfecho; realizó un largo viaje por el extranjero para estudiar los movimientos políticos y sociales, y fundó tras su vuelta en 1847 la revista mensual Nord og Syd, que más tarde fue continuada bajo el nombre Ude og Hjemme. A través de estas revistas, que editaba con mucho ingenio, tuvo una enorme influencia sobre el pensamiento contemporáneo. 
Más tarde se redujo exclusivamente a su producción literaria y escribió una serie de novelas e historias cortas, así como una obra en dos tomos titulada Livs-Erindringer og Resultater. En esta última obra se inclina hacia un curiosos misticismo, que tiene su pensamiento más próximo en la obra del filósofo Eduard von Hartmann.
Poco leído, pero que en cualquier caso merece la pena, fue Hans Peter Holst (nacido en 1811), que como escritor de lírica y epopeyas produjo muchos textos hermosos, además de producir algunas historias cortas; también Hans Vilhelm Kaal (nacido en 1818), cuyas antologías poéticas Et Foraar y Et Efteraar a penas contienen poemas que no merezcan su puesto en el libro. Además se debe mencionar al poeta lírico Emil Aarestrup (1800-1856), al novelista Herman Frederik Ewald (1821-1908) y al traductor de Shakespeare Edvard Lembcke (1815-1897).

La eclosión moderna
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Con el estallido de la Primera Guerra de Schleswig en 1848, se originó tal odio a los alemanes que el intercambio intelectual con Alemania prácticamente se paralizó. En consecuencia, Dinamarca cerró la principal vía de entrada de las nuevas corrientes literarias internacionales. Este aislamiento fue justificado rechazando todo lo que no fuese escandinavo; todo lo que fuese nórdico era considerado medio sobrenatural y «la fuerza nórdica, que hubiese podido dominar la tierra» era loada como única forma de conseguir la victoria.
Esta idea fantástica de la alta misión de los pueblos escandinavos en la historia mundial formaba parte del pensamiento de casi todas las mentes educadas y naturalmente también fue expresada en la literatura y especialmente en la poesía. Así, la principal corriente dentro de la literatura de las décadas de 1950 y 60 fue la de la insustancialidad autóctona que se suele denominar «Escandinavismo». La corriente se origina en el entusiasmo por el pasado nórdico, que comenzó en Dinamarca con los escritos de Adam Oehlenschläger y en Suecia con los de Per Henrik Ling (1776-1839), Esaias Tegnér (1782-1846), Erik Gustaf Geijer (1783-1847), entre otros.
Como reacción natural apareció una corriente contraria, una reacción que se dirigía contra ese nacionalismo reduccionista con una vago cosmopolitismo, que es el equivalente local del Naturalismo, la llamada «eclosión moderna», Det Moderne Gennembrud. La transformación se produjo hacia principios de la década de 1870, sobre todo bajo la influencia de Georg Brandes. Brandes lo consiguió sobre todo a través de una serie de conferencias que realizó en el invierno de 1871/72 sobre las «Principales corrientes en la literatura del siglo XIX» y que más tarde aparecerían en forma impresa.
En estas conferencias señalaba que en otros países, concretamente en Francia, Alemania e Inglaterra, ya se había superado hacía tiempo la reacción contra la literatura de la Ilustración que había aparecido a principios de siglo, pero que en Dinamarca, al igual que en los demás países escandinavos, esa reacción todavía estaba en plena efervescencia. Se produjo tal tumulto con sus discursos, que Brandes prefirió dejar el país.
 Pero la semilla ya estaba germinando y Brandes no dejó de defender su punto de vista desde Berlín, donde se había asentado y desde donde él y su hermano Edvard Brandes editaban la revista Det nittende Aarhundrede. De esta forma consiguió formar una escuela en pocos años, que se convirtió en la dominante no solo en Dinamarca, sino también en Noruega y Suecia.
Uno de los primeros y más destacados seguidores de Brandes fue el botánico Jens Peter Jacobsen (1847-1885), que hasta el momento solo había destacado como defensor de la teoría de la evolución de Darwin y como traductor de sus obras. Su primera novela corta, Mogens (1872), es de cierta forma el mojón que marca el límite entre las corrientes más viejas y las más modernas en el Norte. Posteriormente escribiría otras novelas cortas, que reunió en un volumen con Mogens, titulado Mogens og andre Noveller, además de dos novelas, Fru Marie Grubbe y Niels Lyhne. Su delicada salud y problemas financieros tuvieron como consecuencia que en los últimos años de su vida no tuviera más producción literaria. Sin embargo, debe ser considerado el principal representante de la escuela naturalista en Dinamarca, ya que su escasa producción sigue siendo única en su género.
Además de Jacobsen, merece ser destacado el pintor de paisajes marinos Holger Drachmann (1846-1908). Es el más dotado representante de la corriente moderna, pero la ligereza con la que escribía, le llevaba no pocas veces a editar obras que posiblemente habría reelaborado de haberlas revisado con más cuidado. Pero no hay casi ninguna de todas sus numerosas obras que no revelan al genial autor.

 En sus últimos años, Drachmann se alejó de los «brandesianos» (Skyggebilleder fra Rejser i Ind- og Udlandet, 1883), sin que por ello volviese al bando de los románticos, como afirmaban sus críticos en la época. Otra personalidad muy interesante es el pedagogo Sophus Schandorph (1836-1901). Schandorph es el único que tanto habla de la vida en el campo en Seelanda, como de la burguesía en Copenhague. Sus Smaafolk, Thomas Fris's Historie, Stine bliver Gaardmandskone, Kjærlighed paa Trommesalen (en Novelletter) y Et Levnetsløb fortalt paa Kirkegaarden (en Fem Fortællinger) son auténticas perlas.
Otro autor con talento fue Herman Bang (1857-1912), pero su excéntrica personalidad parece haber evitado la necesaria profundidad en sus obras. Fue novelista, dramaturgo, actor, recitador, orador itinerante y folletinista, y, cuando consiguió asentarse, contribuyó de forma importante en todos estos campos. Dentro del teatro, Edvard Brandes (nacido en 1847), hermano de Georg Brandes, es el principal representante de esta corriente. Se le nota bastante la influencia de Henrik Ibsen (1828-1906), pero esto es más en relación a los temas tratados que a la forma en que los trata. Su obra más destacada sería Et Besøg; además escribió Lægemidler, Gyngende Grund y Et Brud. También Peter Nansen (1861-1918) fue un joven dramaturgo interesante.

Siglo XX
Tendencias anteriores a la II Guerra Mundial
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El siglo XX comenzó con reacciones contra el movimiento naturalista, acercándose al nacionalismo. Pelle Erobreren (Pelle el conquistador) de Martin Andersen Nexø rompió moldes al presentar a la clase trabajadora, sobre todo a la mujer. El periodo también vio la introducción de un acercamiento regional a la literatura por escritores como Jeppe Aakjær (1866–1930) de Jutlandia y su esposa Marie Bregendahl. Más enfocado a problemas personales, Johannes Jørgensen (1866–1956) y el Premio Nobel Johannes Jensen (1873–1950) trajeron una nueva dimensión a su poesía, desplazándose del lirismo hacia el significado de la existencia.
Karen Blixen (1885–1962), que también usaba el seudónimo Isak Dinesen, fue una autora inusualmente sensible, escribiendo tanto en inglés como en danés, y a menudo adoptando un estilo de cuento de hadas. Su primer éxito, el enigmático Siete cuentos góticos, fue publicado en los Estados Unidos en 1934. Otras obras importantes incluyen sus memorias Memorias de África (1937), recordando sus experiencias en Kenia, y dos colecciones de historias cortas, Cuentos de invierno (1942) y Últimos cuentos (1957).
Por otra parte, el dramaturgo Kaj Munk (1898-1944), pastor luterano sumamente conservador, expresó en su teatro, de aire romántico e inspirado en Carlyle, su fe en los héroes cuyo sacrificio redunda en el bien colectivo y se opuso a la dominación nazi del país claramente en dos de sus obras, llegando a ser asesinado por la Gestapo en 1944, como uno cualquiera de sus héroes.

Tras la Guerra

Tove Ditlevsen (1917–1976) fue una importante poeta, además de novelista, ensayista y< escritor de historias cortas. Se convirtió en una de las escritoras más leídas en Dinamarca. Conocida por sus relatos de su vida privada en los barrios más pobres de Copenhague, realizados en un estilo directo y honesto, Ditlevsen fue muy popular en la década de 1940 hasta su trágico suicidio en 1976. Entre sus obras más populares esta su novela autobiográfica Barndommens Gade (1943) y sus brutalmente honestas memorias Det tidlige forår (1976).
Klaus Rifbjerg (nacido en 1931) ha publicado más de 100 novelas, así como poesía, historias cortas y guiones para la televisión. En su novela Den kroniske uskyld (Inocencia crónica: 1958) sobre una generación que tienen problemas con su desarrollo personal y su sexualidad, Rifbjerg creó una imagen de sí mismo como autor provocador y escandaloso. La novela, convertida posteriormente en un clásico, es la primera señal clara en la obra de Rifbjerg que trata sobre la pubertad, un tema que reaparece a menudo en su obra.
Dan Turèll (1946–1993) fue un escritor extremadamente prolífico, que posiblemente sea recordado sobre todo por sus doce historias de detectives, la primera de las cuales, Mord i mørket («Asesinato en la oscuridad») fue publicado en 1981; la última, Mord i San Francisco («Asesinato en San Francisco»), en 1990. Pero también escribió una novela autobiográfica apasionada, Vangede billeder («Imágenes de Vangede », 1975), así como muchas colecciones de poesía moderna.
Leif Davidsen (nacido en 1950) trabajó principalmente desde España y Rusia como periodista independiente para Danmarks Radio y una serie de periódicos daneses. En la actualidad es más conocido por ser el autor de una serie de emocionantes novelas de suspense, varias de las cuales combinan política con espionaje en Europa del Este. Su primer libro, publicado en 1984, fue seguido por otros ocho, que inmediatamente se hicieron populares en Dinamarca y posteriormente en el extranjero. Los libros Den russiske sangerinde («El cantante ruso», 1988), Den serbiske dansker («El danés serbio», 1996) y Lime's billede («La fotografía de Lime», 1998) han sido llevados al cine o la televisión. Su libro más reciente, publicado en danés en 2008, es På udkig efter Hemingway («Buscando a Hemingway»), es una historia de espionaje basada en Cuba.

Bjarne Reuter (nacido en 1950) es un autor extremadamente productivo y popular, especialmente en la iteratura infantil. Muchas de sus historias ha sido filmadas, incluyendo Zappa (1977) y Busters Verden («El mundo de Buster», 1979).​ La mayoría de sus libros transcurren en las décadas de 1950 y 60 en Copenague.
Peter Høeg (nacido en 1957) comenzó su carrera literaria en 1988 con la novela Forestilling om det tyvende århundrede («La historia de los sueños daneses») cuyos vistosos personajes participan en la transición danesa al estado moderno del bienestar. Pero fue con La señorita Smila y su especial percepción de la nieve el que le dio la fama. Filmado como película en 1997, cuenta la historia de Smilla, una groenlandesa, que ayuda a resolver el misterio de un chico que muere al caer de un tejado a la nieve que había debajo. Casi igual de populares son sus novelas De måske egnede (1994), Kvinden og aben («La mujer y el mono», 1996) y Den stille pige («La chica silenciosa», 2007).

Jens Christian Grøndahl (nacido en 1959) comenzó su carrera literaria en 1985 con novelas de del complejo estilo del nouveau roman francés. Su primer éxito llegó en 1998 con la novela de estructura más tradicional Lucca, mucho más accesible. La comprensión psicológica de Grøndahl en las relaciones amorosas entre personas de diferente edad lo ha convertido en unos de los novelistas daneses modernos más apreciados.

Otros autores contemporáneos famosos son:

Benny Andersen (nacido en 1929), el poeta favorito de Dinamarca, cuya colección de poemas Samlede digte (1998) ha vendido más de 100.000 copias.
Jane Aamund (nacida en 1936) cuya popularidad proviene sobre todo de sus obras autobiográficas, teñidas de erotismo, que fueron best-sellers en la década de 1990.

Anders Bodelsen (nacido en 1937) cuya obra incluye novelas de suspense sobre personas de clase media, enfrentadas a tendencias materialistas.
Christian Kampmann (1939–1988) cuyas novelas muestran las clases medias altas en la Dinamarca de la posguerra.20​
Svend Aage Madsen (nacido en 1939) cuyas novelas combinan el realismo con la fantasía, incluye Tugt og utugt i mellemtiden («Vicio y virtud en el medio tiempo», 1976).
Dea Trier Mørch (1941–2001) que ganó fama internacional en 1976 con su novela Vinterbørn («Los niños del invierno») sobre las preocupaciones y las dificultades de las mujeres en relación con el embarazo y el nacimiento de los hijos.
Jakob Ejersbo (1968–2008) cuyo mayor éxito es una trilogía basada en Tanzania, que consiste en dos novelas, Eksil («Exilio») y Liberty, y una serie de historias cortas, Revolution, que revelan las condiciones básicas y los anhelos de la existencia humana.
Jussi Adler-Olsen (nacido en 1950) se convirtió en un autor de supeventas en 1997 con su primera novela Alfabethuset, seguida de otras novelas de suspense igualmente exitosas, entre las que se incluye Flaskepost fra P («Mensaje en una botella», 2009).



  


Literatura sueca.

Los términos «literatura de Suecia» y «literatura sueca» (que se pueden considerar intercambiables) se refieren a las obras literarias escritas en idioma sueco o en otro idioma por autores suecos.
El primer texto literario sueco es la Piedra de Rök, tallada durante la época vikinga, hacia el año 800. Con la conversión del país al cristianismo hacia el año 1100, Suecia entró en la Edad Media, durante la cual los escritores, sobre todo monjes, prefirieron utilizar el latín como lengua literaria. Por ello solo existen unos pocos textos en sueco antiguo provenientes de este periodo. La literatura en sueco solo floreció cuando este idioma fue estandarizado en el siglo XVI, una estandarización que se debió en buena medida a la traducción de la Biblia realizada en 1541: la llamada Biblia de Gustav Vasa.
Con la mejoría de la educación y la secularización de la cultura, el siglo XVII vio el desarrollo de numerosos autores en lengua sueca. Algunas de las figuras clave de esta literatura son Georg Stiernhielm, el primero en escribir poesía clásica en sueco; Johan Henric Kellgren (siglo XVIII), el primero en escribir una prosa sueca fluida; Carl Michael Bellman (fines del siglo XVIII), el primer autor sueco de baladas burlescas o August Strindberg (finales del siglo XIX), un dramaturgo internacionalmente reconocido. 
A principios del siglo XX siguieron surgiendo escritores suecos notables, tales como Selma Lagerlöf (Premio Nobel de Literatura de 1909) o Pär Lagerkvist (Premio Nobel de Literatura de 1951). Entre 1949 y 1959, Vilhelm Moberg escribió una tetralogía narrativa titulada Los emigrantes (en sueco: Utvandrarna), considerada una de las obras maestras de la literatura en Suecia.

En décadas recientes, una nueva generación de escritores se ha establecido en el panorama internacional, tales como los escritores de novela policíaca Henning Mankell o Jan Guillou. También es mundialmente famosa la novelista infantil Astrid Lindgren, autora de obras como Pippi Långstrump, entre otras. Ya a comienzos del siglo XXI, el periodista Stieg Larsson se ha transformado en un fenómeno editorial mundial gracias a su trilogía Millenium.

Inscripciones rúnicas

La mayoría de las piedras rúnicas tenían un propósito práctico, más que literario, y por lo tanto son objeto de estudio para historiadores y filólogos. Muchas de estas inscripciones son deliberadamente incomprensibles, ya que se empleaban para fines mágicos. Sin embargo la excepción más notable es la Piedra de Rök tallada hacia el año 800, que contiene la inscripción más extensa conocida, y narra distintos pasajes de sagas y leyendas, en varios metros diferentes. Parte de estos textos están escritos en verso aliterativo o fornyrdislag. En general se considera a la Piedra de Rök como el inicio de la literatura sueca.

Edad Media

La cristianización de Suecia es sin duda uno de los hechos más importantes en la historia del país, y como tal se reflejó en la evolución de su literatura. Así, por ejemplo, la Piedra de Rök muestra el proceso de adaptación de la cultura vikinga a la nueva religión: sus signos son los mismos que las del Grabado Ramsund, pero se les ha añadido una cruz cristiana, y el orden de los dibujos ha sido alterado, de manera que ya no sigue la lógica narrativa del mito que representa.
A partir de este momento, además, la literatura comenzó a buscar en el extranjero modelos literarios que seguir. Hacia 1200, el cristianismo estaba ya firmemente establecido y la cultural medieval europea se había introducido en Suecia. Solo una minoría conocía y manejaba la escritura, y de hecho era muy poco lo que se conservaba por escrito. Los primeros manuscritos completos conservados solo datan del siglo XIV en adelante, y están escritos en latín; hay que esperar hasta finales de ese siglo para encontrar los primeros textos conservados en idioma sueco. Los primeros textos son traducciones de poemas alemanes y de cantares de gesta franceses, o folklore. 
Pero la mayor parte de la literatura de esta época era de tipo clerical o religioso (por ejemplo, las Revelaciones de la princesa mística Santa Brígida (1303-1373), escritas en latín y traducidas a la lengua vulgar, o bien textos legales. Puede decirse que la lengua sueca se convierte en lengua literaria y se difunde por todo el país gracias a la traducción de la Biblia realizada por Olaus Petri (Olof Petterson) y Laurentius Andreae (Lars Andersson), promovida por Gustavo Vasa (1496-1560), rey de Suecia a partir de 1523 que dio fin a la Unión de Kalmar. Esta traducción es conocida por ello como Biblia de Gustavo Vasa y fue publicada en 1540 y 1541.

Siglos XVI y XVII
Literatura de la Reforma

Se considera como literatura del periodo de la Reforma a la escrita entre 1526 y 1658, época que sin embargo no goza de gran estima entre los críticos literarios. La principal razón de este estancamiento de la literatura sueca es el control y la censura establecidos por el rey Gustavo I de Suecia, que hizo que prácticamente solo se publicaran la Biblia y algunos textos religiosos.
 Al mismo tiempo, los monasterios católicos fueron destruidos, y sus bibliotecas quemadas. El monarca tampoco consideraba fundamental reestructurar la educación, por lo que la Universidad de Upsala entró en un periodo de decadencia.
Hubo pocos grupos de escritores originales en esta época. La burguesía estaba todavía en desarrollo, y la Iglesia había perdido gran parte de su influencia tras la Reforma Protestante de los años 1520. Así, los suecos que deseaban adquirir una cultura y una educación superior se veían obligados a viajar al extranjero, principalmente a las universidades de Rostock o Wittenberg.4​ Además de la Reforma, el otro movimiento ideológico y cultural importante fue el Gothicismus (Goticismo), que idealizaba el pasado antiguo de Suecia.
Aunque las contribuciones a la cultura sueca fueron en general escasas en esta época, sin embargo se puede considerar que en ella se pusieron las bases para su florecimiento posterior. Así, por ejemplo, la traducción de la Biblia al sueco realizada en 1541, la llamada Biblia de Gustav Vasa, supuso la primera estandarización de la lengua. En segundo lugar, la introducción de la imprenta en Suecia permitió la expansión de la lectura en círculos a los que antes les estaba vedada.

Renacimiento

El periodo de la historia de Suecia comprendido entre 1630 y 1718 es conocido como el Imperio sueco, y corresponde, al menos en parte, con el periodo de nacimiento (o renacimiento) de la literatura sueca.​ Una fecha clave en dicho Renacimiento es la de 1658, en que Georg Stiernhielm (1598-1672) publicó su poema alegórico Hércules luchando contra los vicios, la primera obra de la literatura sueca escrita en hexámetros. Stiernhielm ha sido llamado "Padre de la poesía sueca".
Cuando Suecia se convirtió en una potencia militar, surgió también una importante clase media. A diferencia del periodo anterior, la educación ya no estaba solo en manos eclesiásticas. La influencia de otros países, en especial Alemania, Francia, Holanda o Francia se hizo evidente en todos los ámbitos de la cultura. En este sentido es significativo que el considerado como primer poeta de Suecia, Georg Stiernhielm, estuviera más versado en filosofía y literatura clásica que en teología cristiana.
Durante esta época el goticismo también ganó importancia, convirtiédose en paradigma literario dominante, con la finalidad de demostrar que Suecia era naturalmente una potencia internacional.

Siglo XVIII

El siglo XVIII es considerado como el Siglo de Oro de las letras y las ciencias suecas. En este periodo, Suecia produjo autores y obras de un nivel muy superior a los anteriores. En política, esta época se conoce como Era de la Libertad (1712–1772), y en ella se produjo un importante aumento de los derechos y las libertades civiles, incluida la libertad de prensa, lo que supuso el espaldarazo definitivo a la secularización de la cultura sueca.
​ Naturalmente, este nuevo impulso de la cultura y la literatura sueca debe relacionarse con la Ilustración europea, especialmente alemana, inglesa y francesa. Las mismas influencias, en especial la última, se manifiestan también en el idioma sueco, que adquirió numerosos galicismos.
​ Se ve especialmente en el caso de Hedvig Charlotta Nordenflycht (1718-1763), una aristócrata y poetisa sueca que mantuvo un salón ilustrado en Estocolmo y se hizo llamar la "Pastora del Norte", aunque sus fieles (entre los que estaban el poeta pastoril Gustaf Philip Creutz y el fabulista, satírico y dramaturgo Gustaf Fredrik Gyllenborg) imitaban indiscriminadamente la Astrea de Honoré d'Urfé, los Cuentos de Perrault, el Telémaco de Fenelón y la Pamela de Samuel Richardson. Los mejores frutos de estos autores fueron el Lamento de una tórtola desolada (1743) de Nordenflycht, el idilio Atis y Camila (1761) de Creutz y las Fábulas de Gyllenborg.

La literatura sueca como tal terminó de consolidarse en torno a 1750, fecha que se considera también como el inicio del idioma sueco contemporáneo. Las primeras obras maestras de esta época se deben a Olof von Dalin (1708-1763), en particular su Then Svenska Argus, una publicación periódica inspirada en The Spectator de Joseph Addison. En ella Dalin ofrecía su visión de la historia y la cultura suecas con un lenguaje rico en ironía y sarcasmo nunca visto en la literatura de su país. Entre 1730 y 1750 Dalin fue sin duda la principal figura literaria de Suecia: fue el primero en preocuparse por refinar la lengua con fines prácticos, y también el primer autor culto en ser apreciado por el gran público.9​ Otras figuras literarias de esta época son, por ejemplo, los poetas Johan Henrik Kellgren (1751-1795), principal discípulo de Dalin y sucesor suyo, imitador de Voltaire y poeta horaciano, que se burla de los poetas menores, o Carl Michael Bellman (1740-1795). Un nuevo espíritu prerromántico se percibe ya en la obra de Thomas Thorild (1759-1808)

En este siglo, el uso del latín disminuyó notablemente en favor de la lengua nacional, aunque todavía hubo notables cultivadores en la figura del místico, filósofo y científico Emanuel Swedenborg (1688-1772) y el conocido botánico Carolus Linnaeus (1707-1778).

Siglo XIX
Romanticismo

El Romanticismo, desarrollado en toda Europa en el periodo que va, aproximadamente, entre 1805 y 1840, tuvo también una importante influencia en Suecia, a través principalmente de la influencia alemana. En este periodo la literatura sueca continuó el florecimiento del periodo anterior. Comenzaron a publicarse diversas publicaciones periódicas que rechazaban los modelos poéticos del siglo anterior. En 1811 se fundó una significativa Geatish Society ("sociedad gótica"), que editó el publicó la revista Iduna, en la que se ofrecía una visión romántica del Gothicismus.
Por primera vez en la historia de la literatura sueca, se produjo un movimiento de diversos poetas en la misma dirección estética. Miembros de este movimiento fueron el profesor de historia Erik Gustaf Geijer (Cantos populares, 1814-1817), el solitario Erik Johan Stagnelius, admirador de Chateaubriand; el helenista Esaias Tegnér (Saga de Frithiof, 185, un intento de reconstruir una época ala manera de Oehlenschläger) y el profesor de estética y filosofía P. D. A. Atterbom, discípulo de Schelling.

Liberalismo temprano

El periodo comprendido entre 1835 y 1879 se conoce en Suecia con el sobrenombre de "liberalismo temprano". Las ideas del Romanticismo entraron en declive, y comenzaron a ser consideradas como exageradas y excesivamente formalistas. El primer periódico autodenominado liberal, Aftonbladet, se fundó en 1830, y pronto se convirtió en el medio dominante en Suecia, gracias a sus visiones liberales y críticas con respecto a la situación contemporánea. Este tipo de periódicos fue sin duda uno de los elementos que contribuyó a dar un enfoque más realista a la literatura de la época, con un uso más conciso del lenguaje.
Carl Jonas Love Almqvist (1793-1866) es considerado por muchos especialistas como el principal autor del siglo XIX en Suecia.13​ Desde 1838, publicó una serie de historias en las que atacaba instituciones tradicionales como el matrimonio o la Iglesia. Muchas de sus obras son todavía hoy día interesantes para el lector contemporáneo, en especial su Det går an (1839), que llegó incluso a convertirse en un best-seller en Alemania en 2004.

Realismo y «poetas de los 90»

Al periodo romántico de la literatura sueca siguió un periodo realista, con un importante auge del realismo social, a la que a su vez siguió el grupo llamado "poetas de los 90",16​ y en el tránsito entre el siglo XIX y el XX, además, la literatura sueca logró un amplio reconocimiento internacional, gracias a autores como August Strindberg, Ola Hansson, Selma Lagerlöf y Victoria Benedictsson.
El momento de introducción del realismo en Suecia suele situarse en 1879, año en que August Strindberg publicó su obra Röda Rummet, una novela satírica en la que atacaba al ambiente político, académico y filosófico de su país.18​19​ Más adelante, Strindberg lograría fama internacional gracias a sus obras dramáticas.
Los años 1890, por su parte, trajeron a Suecia una cierta recuperación de los paradigmas románticos, como reacción al realismo dominante de la década anterior. El primero en surgir de este grupo de poetas fue Verner von Heidenstam (1859-1940), cuyo debut literario fue el libro de poemas Vallfart och vandringsår ("Peregrinaje y años de vagabundeo").20​21​ Selma Lagerlöf (1858-1940) fue probablemente la más importante figura literaria de los años 90, y su influencia se prolonga hasta bien entrado el siglo XX.
 Dos de sus obras principales, El maravilloso viaje de Nils Holgerssons (1906-1907) y La saga de Gösta Berlings (1891), han sido traducidos a numerosas lenguas. Lagerlöf recibió el Premio Nobel de Literatura en 1909, principalmente por sus habilidades como narradora, y se convirtió así en la primera mujer en recibir tal galardón.

Siglo XX
Modernismo
Alrededor de 1910 comenzó en Suecia un nuevo periodo literario, conocido como Modernismo. Su líder era el consagrado August Strindberg, quien escribió diversos artículos críticos, atacando los valores conservadores de la sociedad sueca. Con la llegada de la socialdemocracia al país, se organizaron huelgas a gran escala y todo parecía indicar que había llegado una época de importantes reformas sociales.
En los años 1910, la forma literaria dominante seguía siendo la novela. En este género destacó Hjalmar Söderberg (1869-1941), quien escribía con un estilo cínico y pesimista, en ocasiones nietzscheano. En 1901 publicó La juventud de Martin Birck, que fue grandemente apreciada por sus cualidades literarias, pero sobre todo por sus descripciones de Estocolmo, consideradas probablemente las mejores de la literatura sueca.25​ Doctor Glas (1905), una historia de venganza y pasión, está considerada como su obra maestra, y una de las obras cumbre de la literatura sueca.

Narrativa proletaria

El sistema agrícola sueco incluía el sistema de arriendos llamado statare, en el que los agricultores recibían un pago en especie. Muy pocas personas de esta extracción social lograban alcanzar una educación; entre quienes lo consiguieron estaban los escritores Ivar Lo-Johansson, Moa Martinson y Jan Fridegård, cuyas obras fueron fundamentales para lograr la abolición de este sistema.
Otro escritor al que cabe calificar de "proletario", Vilhelm Moberg (1898-1973), desarrolló su carrera principalmente después de la Segunda Guerra Mundial. Escribía fundamentalmente sobre la vida de personas corrientes, en particular los campesinos. La monumental obra de Moberg, publicada poco después de la guerra, la serie Los Emigrantes, en cuatro volúmenes, trata de la emigración sueca a los Estados Unidos, a través de la visión sentimentalizada de una pareja en su viaje al Nuevo Mundo.

Literatura infantil
En los años 1930 se desarrolló la conciencia de la necesidad de una literatura infantil, que en Suecia se manifestó especialmente tras la Segunda Guerra Mundial, con la aparición de las obras de Astrid Lindgren. Pippi Calzaslargas se publicó en 1945, y el comportamiento rebelde del personaje despertó inicialmente el escepticismo de los defensores de los valores tradicionales; sin embargo, la polémica se apagó pronto, con la superación del principio según el cual toda literatura infantil debe ser moralizante.
Astrid Lindgren siguió publicando obras infantiles que se convirtieron en éxitos de ventas, lo que la convirtió en la autora sueca más leída de cualquier género o época, con más de 100 millones de copias vendidas en todo el mundo y traducciones a más de 80 lenguas. En estos libros, Lindgren mostró su conocimiento del pensamiento y los valores infantlies. 
En Los hermanos Corazón de León afrontó el tema de la muerte y la valentía; en Mío, mi pequeño mío, el de la amistad. La serie de novelas sobre "Karlsson del Tejado" (1955, 1962, 1968) tratan de un hombre pícaro, bajito y regordete, con un propulsor a la espalda, que se hace amigo de un niño. Lindgren también escribió doce libros sobre Emil (normalmente, "Miguel el Travieso" en la versión española), un niño del área de Småland a comienzos del siglo XX que se mete continuamente en problemas a causa de sus travesuras.
Pocos autores suecos se han dedicado a la literatura fantástica. La figura más significativa es la finlandesa Tove Jansson (1914-2001), quien escribió, en sueco, una serie de novelas sobre los Moomins, unos troles que viven en un estado política y económicamente independiente libre de preocupaciones materialistas. Sus obras han sido traducidas a más de 30 lenguas.

Novela policíaca

Antes de la Segunda Guerra Mundial, la novela policíaca sueca se basaba principalmente en modelos estadounidenses; en la segunda mitad del siglo XX se desarrolló con personalidad propia. En los años 1960, Maj Sjöwall (1935) y Per Wahlöö (1926–1975) colaboraron para producir una serie de novelas policiacas de éxito internacional, centradas en el detective Martin Beck.
El escritor sueco de novela policiaca de mayor éxito es Henning Mankell (1948–2015), autor de una serie de novelas con el detective Kurt Wallander como protagonista. Han sido traducidas a más de 30 lenguas y se han convertido en best-sellers internacionales.30​31​ Además de Mankell, muchos otros autores suecos han ensayado el género de la literatura policiaca con cierto éxito, sobre todo en Alemania: Liza Marklund (1962-), Håkan Nesser (1950–), Åsa Larsson, Arne Dahl, Leif G. W. Persson o Åke Edwardsson, entre otros. El último en agregarse a esta lista ha sido Stieg Larsson (1954-2004), autor de una trilogía policiaca, Millennium, publicada póstumamente, que se ha convertido en un fenómeno de ventas a nivel mundial.
En el subgénero de la novela de espionaje, el escritor más exitoso es Jan Guillou (1944-) cuyas novelas giran en torno al espía Carl Hamilton. De las demás obras de Guillou, varias de las cuales han sido transformadas en películas, las dos más reseñables son su trilogía sobre el caballero templario Arn Magnusson, y la novela semiautobiográfica Ondskan ("El Mal").

Poesía

En los años 1930 y 40 la poesía sueca recibió la influencia del modernismo, que se manifestó en un interés por la experimentación, la mezcla de estilos y el empleo del verso libre. la principal figura de la poesía de esta época es Hjalmar Gullberg (1898–1961), autor de colecciones de poesía mística cristiana, como Andliga övningar (Ejercicios espirituales, 1932). Tras un descanso creativo entre 1942 y 1952, reapareció con un nuevo estilo en los años 50, en los que se aprecia la influencia de la nueva generación de poetas.
Gunnar Ekelöf (1907-1968) ha sido descrito como el primer poeta surrealista sueco, sobre todo gracias a su primera obra, la nihilsta Sent på jorden (1932), una obra que no fue verdaderamente entendida por sus contemporáneos.34​ Ekelöf evolucionó más tarde hacia el romanticismo y con su segundo poemario, Dedikation (1934) logró una mayor repercusión.​ Siguió escribiendo prácticamente hasta su muerte, y logró una posición predominante en el panorama literario sueco. Su estilo ha sido descrito como "simbolista y enigmático, al tiempo que atormentado e irónico.
Otro importante poeta modernista fue Harry Martinson (1904–1978), poeta de la naturaleza por encima de todo, en la línea de Linneo. Como poeta modernista, prefirió el verso libre. También escribió novelas, entre las que destaca la obra autobiográfica Ortigas florecientes (1935). Su obra más importante, sin embargo, es Aniara (1956), la historia de una nave espacial vagando por el espacio.
Probablemente el poeta sueco más famoso del siglo XX es Tomas Tranströmer (1931-). Su poesía está marcada por influencias de la mística cristiana, y se sitúa en el espacio entre los sueños y la realidad, lo físico y lo metafísico.​ Al mismo tiempo, en los 60, surgió una línea de poesía influida por las vanguardias, con representantes como Öyvind Fahlström, quien publicó el primer movimiento defendiendo el uso de los caligramas en 1954: "Hätila ragulpr på fåtskliaben". Otros poetas de este grupo son Åke Hodell, Bengt Emil Johnson y Leif Nylén.

Como reacción contra esta línea experimental de los 60, surgió en los 70 surgió una nueva generación de poetas que adoptaron los modos de la generación beat estadounidense, a la que pertenece uno de los más representativos poetas suecos contemporáneos: Bruno K. Öijer, inspirado por Antonin Artaud, el rock and roll y el género de la performance.

Premios nobel de literatura.

Bjørnstjerne Bjørnson.



(Kvikne, 1832 - París, 1910) Fecundo escritor noruego, dramaturgo y polemista, que escribió piezas realistas y sociales. Descendiente de una antigua familia de campesinos, realizó sus primeros estudios en Molde y leyó ávidamente, fuera de la escuela, las antiguas sagas de los reyes de Noruega, las novelas de B. S. Ingemann y Walter Scott y los textos demológicos de Asbjørnsen. Participó como ardiente republicano en los fervores de 1848. Llegado a la universidad, la abandonó muy pronto para dedicarse a la literatura y a la crítica teatral, y se trasladó a Copenhague. Dirigió el teatro de Bergen (1857-59), el de Cristianía (1865-67), y finalmente, en esta última ciudad, otro propio (1877-82). Realizó largos viajes a Italia, los Estados Unidos, Francia y Alemania.
En sus esfuerzos por restablecer la continuidad histórica entre la libertad antigua y la moderna voluntad de emancipación del secular predominio danés, el romanticismo noruego promovía el estudio y la revalidación del mundo nórdico precristiano: lengua, arte, historia, religión, todo había de quedar reformado según el ejemplo de los antiguos modelos autóctonos, y puesto que los medios rurales mantenían casi intactas las costumbres y la lengua de antaño, en ellos se inspiró singularmente dicho romanticismo.

Sobre este fondo alcanzan significación y relieve los primeros textos de Björnson, desde Entre batallas (1857) Synnøve Solbakken (1857) y Halte-Hulda (1857) hasta Arne (1859), El rey Sverre (Kong Sverre, 1861) y Sigurd Slembe (1864), donde la saga da lugar al idilio sentimental y al moralismo al estilo de Friedrich Schiller.
Siguieron luego, tras las sugestivas enseñanzas de Georg Brandes, las obras de tesis, integradas por las cuestiones propias de la vida nórdica contemporánea; son los dramas Recién casados (De nygifte, 1865), El periodista (Redaktören, 1874), Una quiebra (1857), Leonarda (1879), Un guante (1883) y Más allá de las fuerzas humanas (1883), y las narraciones y novelas La hija del pescador (1868), El capitán Mansana (Kaptein Mansana, 18751 y Las sendas de Dios (1889). En Un guante sugirió que la exigencia de la virginidad antes del matrimonio debía también comprender al hombre, lo que le acarreó la condena del clero pero asimismo de los partidarios del amor libre.
Lo mejor de la producción de Björnson está integrado no tanto por estos dramas y textos narrativos (a excepción, no obstante, de la primera parte de Más allá de las fuerzas humanas) como por las canciones y poesías en ellos insertas (en 1870 fue publicada la colección de éstas titulada Poesías y cantos, con música de Halfdan Kjerulf, Rikard Nordraak y Edvard Grieg); también destacan en su obra algunos de los relatos menores, exentos de intenciones didácticas y polémicas, y algunas comedias ligeras y agudas (Amor y geografía, 1885, Cuando florece la vid nueva).
El moderado nacionalismo de Björnson es el hilo que orientó su larga actividad política, ajena (a excepción de un breve paréntesis) a vínculos de partido. Fue periodista de la oposición democrática (Aftenbladet, 1859; Norsk folkeblad, 1866-71), adversario de la unificación de Noruega y Suecia, partidario de la izquierda radical y tribuno del pueblo. Con equilibrada y vigorosa elocuencia preparó el país para la solución pacífica del conflicto unionista y la independencia política, oficialmente sancionada por el plebiscito de 1905. En 1903 fue galardonado con el premio Nobel de Literatura.


Knut Hamsun


(Seudónimo de Knut Pedersen; Lomnel Gudbrandsdal, 1859 - Grimstad, 1952) Novelista noruego cuya obra existencial despertó sentimientos encontrados entre sus compatriotas; obtuvo el premio Nobel de Literatura en 1920. Fue hijo de una antigua familia campesina y su apellido era Pedersen. Llevó una existencia nómada, en cuyo transcurso ejerció las profesiones más diversas: aprendiz de zapatero en Bodö, y luego, siempre en la Noruega septentrional, carbonero, maestro de escuela, picapedrero, obrero de carreteras, empleado comercial, vendedor ambulante y escribiente de un puesto de policía. Intentó además, pero sin éxito, el periodismo.
En 1882 emigró a América, donde trabajó singularmente en Wisconsin y Minnesota. Después de varios fracasos, volvió en 1884 a Noruega, país que abandonó de nuevo para marchar otra vez a los Estados Unidos. En esta segunda etapa americana hizo de agricultor en Dakota, fue tranviario en Chicago, y dio conferencias en Minnesota ante un pequeño grupo de compatriotas.
Comentó a Henrik Ibsen, Björnstjerne Björnson, August Strindberg, Émile Zola, Leon Tolstoi y Fiodor Dostoievski, y contó luego sus impresiones de América, casi exclusivamente negativas, en el amargo libro La vida espiritual de la América moderna (1889); las de la dura vida en su patria aparecieron en la novela con la cual se dio a conocer, Hambre, y que le proporcionó inmediatamente la celebridad. En esta novela figura por vez primera el héroe característico de Knut Hamsun, el nómada perdido en la civilización y atraído siempre por la llamada de su bosque nativo. Al carácter esquemático del naturalismo opone el análisis del alma humana en su incoherencia y su misterio, y al estilo "científico" el impulso lírico y musical y el lenguaje de lo inconsciente e incognoscible.
A Hambre siguieron una trilogía dramática influida por Nietzsche -A las puertas del Reino (1895), El juego de la vida (1896) y Ocaso (1898)-, la colección de composiciones líricas El coro salvaje (1904), y novelas, cuentos y varios relatos de viajes y de episodios de la existencia vivida, siempre en relación con el tema desarrollado en Hambre: Pan (1894), Siesta (1897), Victoria (1898), Un país de ensueño (1903), Un vagabundo toca con sordina (1909), Hombres de hoy (1913), Los frutos de la tierra (1917), etc. En 1920 fue galardonado con el Premio Nobel.
Aunque Knut Hamsun revela haber aprendido mucho de Fiodor Dostoievski y Mark Twain en la caracterización psicológica de sus personajes, su naturalismo místico presenta posiblemente la expresión más original y elevada de la poesía noruega después de Henrik Ibsen. El mejor de sus libros, Pan, aparece invadido por el sentimiento panteísta de la naturaleza; en Los frutos de la tierra, en cambio, este sentimiento se da, con un carácter religioso, en la figura del aventurero Isak, gigantesco dominador y casi divinidad ctónica, situado sobre el fondo de la fecunda tierra de la cual ha surgido.
En los libros siguientes, Knut Hamsun, ya padre de familia y hacendado, volvió a sus misantrópicos sarcasmos y a sus paradojas falaces, que, sin embargo, dejan vislumbrar siempre una excepcional intuición psicológica, sobre todo al presentar los vicios más detestados por el autor: la presunción y el dogmatismo, como en Mujeres en la fuente (1920) y Último capítulo (1923). En sus últimas novelas, Vagabundos (1928), Augusto (1930), La vida continúa (1934) y El círculo se ha cerrado (1937), reaparece el tema principal: la antítesis naturaleza-cultura, que culmina en una especie de mito del nómada, reivindicador de un individualismo anárquico y de un ingenuo idealismo ante los progresos del materialismo en la civilización moderna.
Conservador e incluso arrogantemente antidemocrático y germanófilo en las conflagraciones mundiales, Hamsun fue sometido a proceso al terminar la Segunda Guerra Mundial, desposeído de sus bienes por sentencia de un tribunal noruego y declarado enfermo mental. En 1949 apareció el diario escrito durante su reclusión: Por senderos donde crece la hierba.

Sigrid Undset


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