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Lema

Libro de Proverbios, 8 20, de la Biblia. "Yo camino por la senda de la justicia, por los senderos de la equidad."

viernes, 6 de junio de 2014

203.-La erótica del poder y la maldición del Trono de Hierro.-a


Luis Alberto Bustamante Robin; Jose Guillermo Gonzalez Cornejo; Jennifer Angelica Ponce Ponce; Francia Carolina Vera Valdes;  Carolina Ivonne Reyes Candia; Mario Alberto  Correa Manríquez; Enrique Alejandro Valenzuela Erazo; Gardo Francisco Valencia Avaria; Alvaro Gonzalo  Andaur Medina; Carla Veronica Barrientos Melendez;  Luis Alberto Cortes Aguilera; Ricardo Adolfo  Price Toro;  Julio César  Gil Saladrina; Ivette Renee Mourguet Besoain; Marcelo Andres Oyarse Reyes; Franco Gonzalez Fortunatti; Ana Karina Gonzalez Huenchuñir; Francia Marisol Candia Troncoso; Maria Francisca Palacio Hermosilla; 




"Cuando uno está sentado ahí arriba, mirando despectivamente a todo el mundo, no resulta nada difícil sentirse dominado por esa locura del poder, por ese complejo de superioridad que tiene Joff."
 Jack Glesson


El Dr. Jack y Mr. Joffrey

El actor Jack Glesson, nacido en Cork el 20 de mayo de 1992 y estudiante de Filosofía y Teología en el Trinity College de Dublin, expuso en unas declaraciones recientes que quería abandonar la actuación, una vez finalizara su papel en la serie de HBO. La razón argumentada para tomar una decisión tan radical es que quería dedicarse a sus estudios, a tareas humanitarias y al hecho que la vida que acarreaba ser un actor  y una Celebrity  no era lo que esperaba. ¿El conocimiento del Mal y de la sugestión del poder cambiaron a Jack para siempre? Es posible. En unas declaraciones en El libro oficial de Juego de Tronos el actor Jack Glesson afirma que el director de rodaje David Nuter le recomendó que se metiera en el personaje, que buceara en su alma para poder encarnarlo. A lo que Jack responde que pensó para sus adentros: espero que no haya un Joffrey oculto dentro de mi… ¿Lo halló el joven actor irlandés? No lo sabemos, pero, a juzgar por su  brillante actuación, realmente construye un personaje aborrecible, debemos pensar que sí.      
En este mismo libro Jack afirma que: entre toma y toma, cuando nos tocaba esperar, me quedaba sentado en el Trono de Hierro porque… ¡no me quería bajar de él! Cuando uno está sentado ahí arriba, mirando despectivamente a todo el mundo, no resulta nada difícil sentirse dominado por esa locura del poder, por ese complejo de superioridad que tiene Joff.


Jaime desafiando a los Dioses

El poder corrompe y el poder absoluto corrompe absolutamente, decía Lord Acton. El Trono de Hierro cambia para siempre a aquellos que se sientan en él. Jaime Lannister, el verdadero padre de Jofrrey,  se sentó en él tras el asesinato más famoso de los 7 Reinos: el de Aerys Targaryen, el Rey Loco que quería incendiar Desembarco del Rey como Nerón con Roma o Hitler con París. Jaime Lannister, asesino de un rey loco y padre de un rey loco. La maldición del Trono de Hierro, de las mil espadas de Aegon el Conquistador forjadas por el fuego de Balerion el dragón.  Aunque Jack Glesson pasa por alto un detalle revelador. Habla del complejo de superioridad de Joffrey, de ese influjo del poder en él. Para Alfred Adler, psicólogo vienés y discípulo de Sigmund Freud, el sentimiento de inferioridad gestado en la infancia era compensado por un complejo de superioridad y Bertrand Russell, el filósofo y matemático británico, expuso este mismo hecho en sus teorías sobre el poder y la educación. Como dijimos al principio del blog está por ver si podríamos sentarnos en el Trono y resistir su influjo, un abrazo frío y a la vez cálido de acero y fetichismo, y si el lector podría responderse esta pregunta a sí mismo es uno de los objetivos de este blog que, recordemos, es una búsqueda no un relato concluso.  
No poca filosofía y mucha sangre encontramos en el vástago de los gemelos Lannister así que teniendo en cuenta que el cargo de Mano del Rey es de alta mortalidad y que Jack Glesson quiere dejar la serie seguiremos el consejo del filósofo L. Wittgenstein y dejaremos en paz a Joffrey pues ante lo que no puede hablarse es mejor callar.

Itsukushima Shrine.

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