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domingo, 5 de octubre de 2014

224.-Consejos de George R. R. Martin sobre escritura.-a


Luis Alberto Bustamante Robin; Jose Guillermo Gonzalez Cornejo; Jennifer Angelica Ponce Ponce; Francia Carolina Vera Valdes;  Carolina Ivonne Reyes Candia; Mario Alberto  Correa Manríquez; Enrique Alejandro Valenzuela Erazo; Gardo Francisco Valencia Avaria; Alvaro Gonzalo  Andaur Medina; Carla Veronica Barrientos Melendez;  Luis Alberto Cortes Aguilera; Ricardo Adolfo  Price Toro;  Julio César  Gil Saladrina; Ivette Renee Mourguet Besoain; Marcelo Andres Oyarse Reyes; Franco Gonzalez Fortunatti; Patricio Ernesto Hernández Jara;  Demetrio Protopsaltis Palma;  Paula Flores Vargas; Ricardo Matias Heredia Sanchez; Alamiro Fernandez Acevedo;  Soledad García Nannig;Katherine Alejandra Del Carmen  Lafoy Guzmán

George R. R: Martin, creador del universo de Juego de Tronos.

Entre mis amigos de Facebook, alguien compartió estos consejos de uno de mis ídolos literarios, George R. R. Martin (Juego de Tronos) sobre la escritura. Dada mi evidente afición por el oficio de escritor los traduzco y comparto:


1.-La mejor fantasía está escrita en el lenguaje de los sueños. Es vívida como son los sueños, más real que lo real… por un momento al menos… ese gran momento de magia antes de despertarnos.

2.-Lo más importante para cualquier aspirante a escritor, creo, es leer. Y no solo las cosas que estás tratando de escribir, sea fantasía, ciencia ficción o cualquier cosa. Necesitas leer de todo. Ficción, no ficción, revistas, periódicos. Lee historia, ficción histórica, biografías. Lee novelas de misterio, de fantasía, ciencia ficción, horror, best sellers, clásicos, eróticos, aventuras, sátiras. Cada escritor tiene algo que enseñarte, para bien o para mal (Y sí, puedes aprender de los libros malos tanto como de los buenos, qué no hacer).

Y escribe. Escribe cada día, incluso si es una página o dos. Mientras más escribas, mejor te volverás. Pero no escribas en mi universo, el de Tolkien, o el universo de Marvel, Star Trek u otro trasfondo prestado. Cada escritor debe aprender a crear sus propios personajes, mundos y reglas. Usar las ideas de alguien más es una forma perezosa de hacerlo. Si no ejercitas esos «músculos literarios», nunca los desarrollarás.

Dadas las realidades del mercado literario hoy día en ciencia ficción y fantasía, sugiero además a cualquier aspirante a escritor que comience por las historias cortas. En estos días he conocido a muchísimos escritores que intentan abrirse paso con una novela, o una trilogía o incluso una serie de nueve libros. Eso es como empezar a escalar montañas por el Everest.

3.-Odio los esquemas. Tengo un sentido cercano de a dónde está yendo la historia, conozco el final, cómo terminarán los personajes principales y los mayores puntos y eventos del libro, el clímax de cada uno, pero no conozco necesariamente cada giro a lo largo del camino. Eso lo descubro en el curso dela escritura, y es lo que hace la escritura disfrutable. Creo que si cierro la comprensibilidad y me ciño al esquema, la verdadera escritura se vuelve aburrida.

4.-Me levanto cada día y trabajo en la mañana. Tomo mi café y me pongo a trabajar. En días buenos levanto la vista y está oscuro afuera y todo el día se me ha ido, y no sé cómo. Pero también hay días malos. Cuando me atoro y sudo y en media hora solo he escrito tres palabras. Y pasa medio día y he escrito solo una oración, así que dejo de trabajar y me pongo a jugar en la computadora. Ya sabes, a veces te comes al león, pero otras el león te come a ti.

5.-La vida está llena de sexo, o debiera estarlo. Tanto como admiro a Tolkien –y lo hago, fue un gigante de la fantasía y la literatura, y creo que escribió un gran que debe ser leído por muchos años– tú tienes que preguntarte de dónde vienen esos Hobbits. No puedes imaginarte a esos hobbits teniendo sexo, ¿o sí? Bueno, el sexo es parte importante de lo que somos. Esto nos conduce, nos motiva, a veces nos impulsa a hacer buenas cosas y otras, cosas realmente estúpidas. Pásalo por alto y tendrás un mundo incompleto.

6.-No escribo los capítulos en el orden que debían ser leídos. Los intercambio. Cuando estoy en una época Tyrion escribo cuatro o cinco capítulos de Tyrion hasta que alcanzo un punto de paro o algo así. O me doy cuenta que me he adelantado demasiado con Tyrion y que debo escribir de otros personajes. Y regreso, y cambio a Arya o Sansa o algo por el estilo. Siwempre es difícil cambiar de equipo, porque los personajes tienen voces muy diferentes y distintas maneras de comprender el mundo. He estado escribiendo torrencialmente y haciendo muchas páginas cada día, y al momento que cambio de personaje, ese primer día es como «Oh, Dios, tengo que leerme estos personajes de nuevo. Sansa suena como Tyrion y eso no es bueno». Tengo que leer sus capítulos y convertirme en Sansa.

7.-En las clases de escritura creativa en la universidad, el profesor puede decir: «Escribe de lo que conozcas» y esos el malinterpretado como que deberías escribir una especie de autobiografía disfrazada. Por ejemplo, un estudiante graduado de Literatura Inglesa en la Universidad escribiendo una historia en la que su héroe es un estudiante de Literatura Inglesa graduado de la Universidad. Podría parecer, en la superficie, que desterráramos a la ciencia ficción y la fantasía, pues ninguno de nosotros somos caballeros, bárbaros o escuderos. Pero creo que se debe interpretar «Escribe de lo que conozcas» como algo más cercano a eso. Estamos hablando de verdad emocional. Estamos hablando de llegar a nuestro interior para volver a tus personajes reales. Si vas a escribir de un personaje que ve a su amado morir, tienes que llegar a tu interior y decir «¿Recuerdas perder a un ser querido?», incluso si se trata de un perro que querías como un hijo. Toca esa vena de energía emocional. De muchas formas, no es muy diferente que el método que utilizan los actores… Observamos otras personas desde fuera. La única persona que conocemos por dentro y por fuera es a nosotros mismos, y debemos encontrarnos a nosotros mismos para encpntrar el poder que convierte a la gran ficción en real.

8.-Creo que hay dos tipos de escritores, los arquitectos y los jardineros. Los arquitectos planean todo con tiempo de antelación, como un arquitecto para construir una casa. Ellos saben cuántas habitaciones habrá en la casa, qué tipo de tejado tendrán, donde estará el cableado, qué tipo de plomería es la necesaria. Tienen todo diseñado e impreso antes de poner el primer ladrillo.

El jardinero abre un hueco, entierra una semilla y la riega. Ellos saben qué semilla es, si plantaron una de fantasía o misterio o de lo que sea. Pero mientras la planta crece y la riegan, no saben cuántas ramas va a tener, lo descubren mientras va creciendo. Soy más como el jardinero que como el arquitecto.

9.-No me gusta el punto de vista estrictamente objetivo (en el que todas las acciones de los personajes se describen en tercera persona, pero nunca sabemos en qué están pensando), que es de una técnica mucho más cinematográfica. Algo escrito en tercera persona, de manera objetiva, es lo que la cámara ve. Porque al menos que estés haciendo un «voiceover», que es tremendamente torpe, no puedes escuchar las ideas de los personajes. Por eso, dependemos de las pistas que dé el director y ofrezcan los actores. Yo puedo, de hecho, escribir «–Sí, confía en mí –mintió», pero es mejor meterse en la cabeza de los personajes.

10.– Para meterme en la piel de los personajes, tengo que identificarme con ellos. Eso incluye los que son unos completos bastardos, asquerosos, retorcidos, profundamente afectados seres humanos con serios problemas psicológicos. Incluso con ellos. Cuando me meto en sus pieles y veo el mundo a través de sus ojos debo sentirlos un poco –si no es simpatía, cierta empatía con ellos–. Debo tratar de percibir el mundo como ellos lo hacen, y eso crea cierto afecto hacia ellos.

11.-Mientras interactuamos con otros seres humanos, nunca llegamos a conocerlos realmente. Pienso esas cosas, que sentimos en un profundo nivel instintivo, y nos hace sentir resonancias en la ficción. Históricamente, la tragedia ha sido más respetada que la comedia. Tengo mucho respeto por la comedia, y me gusta una escena graciosa de vez en cuando, pero no obtienen respeto. Incluso enseñamos a Shakespeare como trágico. Disfrutamos sus comedias, pero si preguntas cuáles son sus más grandes obras, la gente te hablará de Hamlet y Macbeth. No hablarán de Sueño de una noche de verano. ¿Qué nos dice eso?

12.-Toda la ficción, si es exitosa, apelará a las emociones. La emoción es de lo que trata realmente la ficción. Eso no significa que no pueda ser profunda, o presentar algunas cosas sobre las que pensar; pero si quieres presentar un argumento intelectual, la no-ficción es una mejor herramienta. Puedes poner un clavo con una zapato, pero un martillo es mejor. Sin embargo, la ficción es acerca de la resonancia emocional, acerca de hacernos sentir cosas en un nivel primario y visceral.

13.- Soy un fiel creyente en contar historias mediante un limitado punto de vista en tercera persona. He utilizado otras técnicas durante mi carrera, como la primera persona o el narrador omnisciente, que odio realmente. Ninguno de nosotros tiene un punto de vista omnisciente; estamos solos en el universo. Escuchamos lo que podemos escuchar, somos muy limitados. Si un avión se estrella detrás de ti, puedo verlo pero tú no. Esa es la manera en que percibimos el mundo y quiero poner a mis lectores en la cabeza de mis personajes.

14.-Desde donde estoy, las batallas son duras. He escrito mi parte. A veces empleo el punto de vista privado, muy cercano y personal, dejando al lector en medio de la matanza. Eso es vívido y visceral, pero caótico por necesidad, y es muy fácil perder el sentido de la batalla como un todo. A veces en lugar de eso, voy con el punto de vista del general, mirando abajo desde los alto, viendo líneas, flancos y reservas. Eso ofrece un gran sentido de la táctica, o cómo la batalla puede ser ganada o perdida, aunque puede convertirse fácilmente en abstracción.

15.– Después de terminar Danza de Dragones hice mi «sudor». Es una técnica que aprendí en Hollywood, donde mis guiones eran demasiado largos. «Esto es muy largo» diría el estudio. «Déjalo en ocho páginas». Yo odiaba eso, porque perdía buenas cosas –escenas, diálogos, partes de acción–, así que iba por todo el guion cortando y apretando cada línea, palabra por palabra, quitando la grasa y dejando el músculo. Encontré el proceso tan valioso, que desde entonces hago lo mismo con todos mis libros desde que dejé Los Ángeles. Es el último momento del proceso. Terminar el libro y luego atravesarlo, cortar, cortar, cortar. Eso produce un texto más justo y fuerte. En el caso de Danza de Dragones, mi sudor fue mayormente realizado luego de que se anunciara la fecha de publicación del texto, antes de que enviara los últimos capítulos. Eso llevó el conteo de páginas a 80 menos.

16.- Relacionado con lo de «mucha descripción», las opiniones difieren. Escribimos libros que nos gustaría leer. Y yo quiero leer libros que sean ricos en texturas y detalles sensoriales, que me hagan sentir que experimento la historia, no que la estoy leyendo. El argumento es solo un aspecto de contar una historia, y no el más importante. Es el viaje lo que importa, no cuán rápido arribes a tu destino.

Ese es mi punto de vista de todas formas. Otros escritores difieren, por supuesto. Hay miles de libros donde todo está subordinado a avanzar en el argumento, algunos bastante bien, pero mi trabajo nunca ha sido de esa forma, y nunca lo será.

17.– Admiro a Tolkien profundamente. Sus libros han sido enorme influencia para mí. Y el tropo que él estableció –la idea de un Señor Oscuro y sus Malvados Seguidores– en las manos de otros escritores a lo largo de los añosy décadas no han servido bien al género. Ha sido batido a muerte. La batalla entre el bien y el mal es un gran tema para cualquier libro y principalmente para los autores de ciencia ficción y fantasía; pero creo que últimamente la batalla entre el bien y el mal está sopesada dentro de cada corazón humano y no necesariamente entre un ejército de gente vestida de blanco y otra de negro. Cuando veo el mundo, me doy cuenta que la mayoría de los seres humanos que respiran son grises.

18.– La escritura es como hacer una salsa. Solo estarás feliz cuando comas el producto final, sin saber bien qué te llevó a él.
Itsukushima Shrine.


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