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Libro de Proverbios, 8 20, de la Biblia. "Yo camino por la senda de la justicia, por los senderos de la equidad."

viernes, 7 de septiembre de 2012

112.-Libro Sensatez y sentimientos;La Bath de Jane Austen.-a



Luis Alberto Bustamante Robin; Jose Guillermo Gonzalez Cornejo; Jennifer Angelica Ponce Ponce; Francia Carolina Vera Valdes;  Carolina Ivonne Reyes Candia; Mario Alberto  Correa Manríquez; Enrique Alejandro Valenzuela Erazo; Gardo Francisco Valencia Avaria; Alvaro Gonzalo  Andaur Medina; Carla Veronica Barrientos Melendez;  Luis Alberto Cortes Aguilera; Ricardo Adolfo  Price Toro;  Julio César  Gil Saladrina; Ivette Renee Mourguet Besoain; Marcelo Andres Oyarse Reyes; Franco Gonzalez Fortunatti; Patricio Ernesto Hernández Jara;  Demetrio Protopsaltis Palma;  Katherine Alejandra Del Carmen  Lafoy Guzmán;

Sensatez y sentimientos

  



Sense and Sensibility, título original en inglés, también conocida como Sensatez y sentimientos, Juicio y sentimiento, Juicio y sensibilidad o Sentido y sensibilidad, es una novela de la escritora británica Jane Austen publicada en 1811. Fue la primera de las novelas de Austen en ser publicadas, bajo el seudónimo de "A Lady" (una dama). Ha sido adaptada para el cine y la televisión numerosas veces, destacando la versión de Ang Lee en 1995.

Introducción

Las protagonistas son las hermanas Elinor, Marianne y Margaret Dashwood, que viven con su madre, la señora Dashwood. Después de la muerte de su padre el patrimonio familiar pasa a su medio hermano, John Dashwood, único descendiente masculino e hijo de un primer matrimonio; la familia queda con casi nada y se muda a una casita en el campo que les ofrece un pariente. La novela sigue a las hermanas Dashwood a su nuevo hogar, donde experimentan tanto el romance como una desilusión amorosa. Allí conocen a tres hombres: Edward Ferrars, Willoughby y al Coronel Brandon.
Elinor y Marianne tienen temperamentos opuestos. Tradicionalmente, se ha considerado que Elinor, la mayor, con 19 años, representa el "sentido" (razón) del título y Marianne, que tiene 17, representa la "sensibilidad" (emoción). Sin embargo, este punto de vista es muy limitado. Un examen detallado de la novela permite ver en cada hermana diferentes aspectos de cada uno de estos rasgos.
El contraste entre los caracteres de las hermanas se resuelve finalmente cuando cada una de ellas encuentra el amor y una felicidad duradera.

Resumen de la trama

La señora Dashwood y sus hijas Elinor, Marianne, y Margaret, quedan empobrecidas después de la muerte de su marido. Su finca, Norland en Sussex, debe pasar a John Dashwood, hijo de su primer matrimonio. Aunque John prometió a su padre cuidar de su madrastra y hermanas, su egoísta esposa, Fanny, fácilmente le disuade de darles parte de su herencia. Las Dashwood son tratadas como huéspedes no deseados en su propio hogar, y pronto empiezan a buscar otro lugar en el que vivir.
Mientras tanto, Elinor se siente atraída por el hermano de Fanny, Edward Ferrars, que está de visita. Edward es un joven callado, sin pretensiones, con un agradable carácter. No tiene ningún deseo de cumplir los deseos de su madre y hermana que quieren verlo como un famoso político o una "figura elegante en el mundo". Aunque no es guapo ni encantador, Elinor pronto admira la inteligencia de Edward y su buen sentido. Sin embargo, la fortuna de Edward depende del deseo de su madre. Elinor sabe que la señora Ferrars quiere que su hijo se case con una dama de alto rango, y no se permite a si misma concebir esperanzas de matrimonio.
La señora Dashwood y sus hijas pronto marchan de Norland a Barton Cottage, en Devonshire. Su casero es Sir John Middleton, un primo lejano que generosamente les ofrece una renta baja. Vive en Barton Park con su mujer, fría y elegante, y sus hijos. También se quedan en Barton Park la madre de Lady Middleton, la señora Jennings, y el Coronel Brandon, un viejo amigo de Sir John. La señora Jennings, una jovial mujer mayor a la que le encanta bromear y chismorrear, decide pronto que el Coronel Brandon debe enamorarse de Marianne. 
Ella bromea con ambos sobre el tema, para confusión de Marianne, quien considera que el Coronel Brandon, de 35 años, es un viejo solterón enfermizo, incapaz de enamorarse o inspirar amor a nadie.
Un día, Marianne y Margaret pasean por la campiña cercana a Barton Cottage y se ven sorprendidas por la lluvia. En su desesperado intento por llegar a casa, Marianne se resbala en la hierba húmeda y se tuerce un tobillo. Margaret no puede detener su vertiginoso descenso y bajo la intensa lluvia, llega primera al hogar. El señor Willoughby, joven gallardo y guapo, pasa por allí. Rescata a Marianne, y se gana su admiración y la de la familia al llevarla de vuelta a casa. Después de este incidente, Willoughby comienza a visitar a Marianne cada día.

Los dos se hacen íntimos, y Elinor y la señora Dashwood comienzan a sospechar que la pareja se ha prometido en secreto. Sin embargo, la naturaleza sentimental de la señora Dashwood le impide seguir el consejo de Elinor y preguntarle simplemente a Marianne sobre su relación con Willoughby. Marianne queda desolada cuando Willoughby inesperadamente anuncia que debe marcharse a Londres por asuntos de negocios, para no regresar al menos por un año.
Edward Ferrars viene a visitar a las Dashwood a Barton Cottage, pero parece infeliz y se mantiene distante respecto a Elinor. Ésta teme que él ya no tenga sentimientos hacia ella. Sin embargo, a diferencia de Marianne, ella no se permite regodearse en su tristeza.

Poco después, Anne y Lucy Steele, primas de Sir John Middleton, vienen a quedarse en Barton Park. Sir John dice a Lucy que Elinor está unida a Edward, lo que impulsa a Lucy a informar a Elinor en una confidencia que ella (Lucy) está prometida a Edward en secreto desde hace cuatro años. Aunque Elinor inicialmente culpa a Edward por comprometer sus afectos cuando él no era libre para hacerlo, pronto se da cuenta de que se prometió con Lucy cuando era joven e ingenuo. Elinor comprende que Edward no ama ni admira a Lucy, pero que no la herirá ni deshonrará rompiendo su compromiso. Elinor oculta su desilusión a su familia y amigos, y logra convencer a Lucy de que ella no siente nada por Edward.
Elinor y Marianne pasan el invierno en la casa de la señora Jennings en Londres. Marianne escribe a Willoughby, pero sus cartas quedan sin respuesta. Encuentran a Willoughby en una reunión, y él las trata fríamente de una manera formal. Más tarde envía a Marianne una carta informándola de que se ha comprometido con la señorita Grey, una mujer muy rica de clase inferior. Marianne reconoce ante Elinor que ella y Willoughby nunca se prometieron, pero que ella lo amaba y que él la hizo pensar que era verdaderamente correspondida.

El coronel Brandon revela a Elinor que Willoughby había seducido a la hija adoptiva del coronel, la señorita Eliza Williams, y la abandonó cuando quedó embarazada. El coronel estuvo en una ocasión enamorado de la madre de la señorita Williams, una mujer que se parecía a Marianne y cuya vida quedó destruida por un infeliz matrimonio arreglado con el hermano del coronel.
Más tarde, la señora Jennings cuenta a Elinor que la señora Ferrars había descubierto el compromiso entre Edward y Lucy. Edward se niega a acabar con el compromiso y su madre lo deshereda. Elinor y Marianne lo lamentan por Edward, y piensan que él es muy honrado al permanecer prometido a una mujer con la que probablemente no sea feliz. Anne Steele dice a Elinor que Lucy aún pretende casarse con Edward, quien pretende tomar las órdenes sagradas para poder mantenerse. El coronel Brandon, sabiendo que la vida puede quedar arruinada si se niega el verdadero amor, ofrece su parroquia de Delaford a Edward, aunque lo conoce muy poco. Elinor conoce al aburrido hermano de Edward, llamado Robert y queda sorprendida al descubrir que él no tiene reparos en obtener la herencia de su hermano.
Marianne enferma gravemente después de un paseo por la lluvia durante la cual ella se ve superada por el sufrimiento debido a Willoughby, y el coronel Brandon va a buscar a la señora Dashwood. Willoughby llega y dice a Elinor que él tenía enormes deudas cuando su benefactora descubrió sus acciones hacia la señorita Williams y lo desheredó. Entonces decidió casarse con una mujer rica. Dice que aún ama a Marianne. Busca su perdón, pero sus egoístas acciones carecen de justificación. Mientras tanto, el coronel Brandon descubre a la señora Dashwood su amor por Marianne.

Marianne se recupera y las Dashwood regresan a Barton Cottage. Elinor le cuenta a Marianne la visita de Willoughby. Sin embargo, Marianne afirma que aunque ella lo amó, no podía haber sido feliz con el padre libertino de un niño ilegítimo, incluso si él hubiera permanecido a su lado. Marianne afirma también que se da cuenta de que su enfermedad sólo se debía a que se regodeaba en su dolor, por su excesiva sensibilidad, y que, de haber muerto, habría sido el equivalente moral de un suicidio. Refiriéndose en particular a la bravura y buen sentido de Elinor, decide reformarse.

La familia descubre que Lucy se ha casado con el señor Ferrars. Cuando la señora Dashwood se da cuenta de lo disgustada que está Elinor, finalmente comprende que los sentimientos de Elinor hacia Edward son fuertes, y lamenta no haber prestado más atención a su infelicidad. Sin embargo, al día siguiente llega Edward y revela que Lucy no se ha casado con él sino con su hermano. Dice que quedó atrapado en este compromiso con Lucy "una mujer a la que había dejado de amar hacía tiempo", pero que ella rompió el compromiso para casarse con el ahora rico Robert. Le pide a Elinor que se case con él, y ella accede. Edward se reconcilia con su madre, que le da 10.000 libras, suficiente para que ellos vivan confortablemente.
 Se casan y se mudan a la parroquia de Delaford. Sin embargo, la reconciliación de Edward con su madre es parcial e insuficiente. Su madre le repudió por querer casarse con Lucy, pero cuando ésta se casó con su segundo hijo, la señora Ferrars se hizo amiga suya, y continúa favoreciéndolo, sin que Edward recupere plenamente su posición anterior.
La patrona del señor Willoughby al final le deja su dinero, afirmando que su matrimonio con una mujer de buen carácter lo redime. Willoughby se da cuenta entonces de que casarse con Marianne hubiera producido el mismo resultado. Debe vivir sabiendo que en caso de haberse comportado honorablemente, podría haber tenido tanto el amor como el dinero.
En los dos años siguientes, la señora Dashwood, Marianne y Margaret pasan la mayor parte de su tiempo en Delaford. Marianne madura y decide casarse con el coronel, aunque hacia él siente más respeto que pasión. No obstante, después del matrimonio se da cuenta de que lo ama de verdad. Ella y el coronel se establecen cerca de Elinor y Edward, de manera que las hermanas y sus maridos pueden visitarse a menudo.

  

Personajes

Los Middleton

Sir John Middleton — Un pariente lejano de la señora Dashwood quien, después de la muerte de Henry Dashwood, la invita a ella y a sus tres hijas, a vivir en una casita de su propiedad. Middleton, su esposa y sus hijos reciben la visita de su suegra, la señora Jennings. Él y la señora Jennings son una pareja vital y chismosa, que se interesan por los asuntos románticos de los jóvenes que los rodean, y se esfuerzan por animar enlaces apropiados.

Lady Middleton — La refinada y frívola esposa de Sir John Middleton, preocupada principalmente por mimar a sus cuatro hijos malcriados.

Charlotte Palmer — La hija de la señora Jennings y hermana menor de Lady Middleton, la señora Palmer es una cabeza hueca que se ríe de cosas inapropiadas, como la continua grosería de su esposo, hacia ella y los demás.

El señor Palmer — El marido de Charlotte Palmer quien se presenta como candidato para un asiento en el Parlamento a pesar de su holgazanería y grosería.

Lucy Steele — Una pariente joven y distante de la señora Jennings, quien ha estado prometida durante algún tiempo secretamente con Edward Ferrars. Asiduamente cultiva la amistad con Elinor Dashwood y con la señora de John Dashwood. Es manipuladora e intrigante.

Anne/Nancy Steele — Hermana mayor de Lucy Steele.

La familia Ferrars

Edward Ferrars — El mayor de los dos hermanos de Fanny Dashwood. Se siente atraído por Elinor Dashwood. Años antes de conocerla, Edward le propuso matrimonio a Lucy Steele, la sobrina de su tutor. El compromiso ha sido mantenido en secreto debido a que esperan que la familia se oponga a este matrimonio.

Robert Ferrars — El hermano menor de Edward Ferrars y Fanny Dashwood.

Mrs. Ferrars — Madre de Fanny Dashwood, Edward y Robert Ferrars. Una mujer de mal carácter, vana, que personifica todas las debilidades que demuestran Fanny y Robert. Está decidida a que sus hijos se casen bien, por lo que acaba repudiando a Edward por su compromiso con la oportunista Lucy Steele, pero luego, irónicamente, acaba apoyando a Robert a pesar de que este se casa con Lucy.

Otros personajes

Coronel Brandon — Un amigo íntimo de Sir John Middleton. En su juventud, Brandon se enamoró de la pupila de su padre, pero su familia le impidió casarse con ella porque estaba destinada a su hermano mayor. Fue enviado al extranjero para alejarlo de ella, y mientras él estaba fuera, ella sufrió varias desgracias en parte como consecuencia de su matrimonio, y finalmente murió en la miseria, y con una hija natural, de quien se hace cargo el coronel Brandon.

John Willoughby — Un sobrino de una vecina de los Middleton (Señora Smith), una figura elegante que encanta a Marianne.

La señorita Grey — Una rica heredera con la que el señor Willoughby se casa después de ser desheredado para mantener su cómodo estilo de vida.

Lord Morton — El padre de la señorita Morton.

La señorita Morton — Una mujer rica con quien la señora Ferrars quiere casar a su hijo mayor, Edward.

El señor Pratt — Un tío de Lucy Steele, tutor del Sr. Edward Ferrars.

Valoración crítica

Austen escribió el primer borrador de Elinor and Marianne (Elinor y Marianne) (más tarde retitulado Sentido y sensibilidad) hacia 1795, cuando tenía unos 19 años. En su adolescencia había escrito un buen número de relatos cortos; Elinor y Marianne fue su primera novela larga. Puede ser considerada una novela de costumbres, pudiendo describirse mejor como un ensayo sobre la psicología humana.

Aparecen en esta obra, de forma precisa, la vulgaridad y la ambición de la época napoleónica, en que la Ilustración destruye toda estructura de la fe medieval y la ciencia inspirara una nueva forma de filosofía que enfatizaba la búsqueda de los placeres terrenales; asimismo, refleja los momentos iniciales del Romanticismo del siglo XIX, movimiento que se propone revisar los progresos del siglo de las Luces, los efectos de la urbanización, mecanización y racionalismo.

No obstante, la principal característica de la novela es el análisis de las reacciones y reflexiones del alma humana. La trama gira en torno al contraste entre el buen sentido de Elinor y las emociones de Marianne. Las dos hermanas están muy unidas a pesar de su diferente temperamento: la primera es reflexiva y dispuesta a aplicar las normas de la civilización en toda ocasión, la segunda es impulsiva y emocional. Estos dos personajes pudieron basarse vagamente en Jane y Cassandra Austen, con Elinor representando a Cassandra como la hermana reprimida y juiciosa y ella misma como la emocional. Austen claramente pretende reivindicar el buen sentido y contención de Elinor, y a un nivel simple, la novela puede leerse como una parodia del pleno romanticismo y sensibilidad que estaba de moda en los años 1790.

Aun así, el tratamiento que Austen hace de las dos hermanas es complejo y tiene muchas facetas. La biógrafa de Austen, Claire Tomalin, argumenta que Sentido y sensibilidad tiene una "debilidad en su tratamiento," que se desarrolla porque Austen, a lo largo de la escritura de la novela, gradualmente fue sintiéndose menos segura sobre si es el buen juicio o la sensibilidad lo que debía triunfar. Proporciona a Marianne todas las cualidades atractivas: inteligencia, talento musical, franqueza, y la capacidad de amar profundamente. También le reconoce a Willoughby, a pesar de todos sus defectos, el mérito de continuar amando y, hasta cierto punto, apreciando a Marianne. Por estas razones, algunos lectores encuentran que el matrimonio de Marianne con el coronel acabe siendo un final poco satisfactorio.​
 El final, sin embargo, une hábilmente los temas del sentido y la sensibilidad al hacer que la hermana juiciosa se case con el hombre que ama después de largos y románticos obstáculos que se interponen en su camino, y la hermana sensible encuentra la felicidad con un hombre al que inicialmente no ama, pero que era una muy juiciosa elección como marido.

Elinor es el verdadero hilo conductor de la novela. Las posibilidades que la época ofrece a las mujeres (en busca de un marido rico y una vida ociosa llena de fiestas y de visitas) chocan con la sinceridad y la fidelidad al corazón de las dos hermanas, que escogen "los peores partidos", movidas por el sentimiento. Jane Austen expone con maestría las sutilezas del juego que se establece entre nobles ambiciosos, insensibles a todos, la clase media ansiosa de ascender en la vida y el matrimonio como medio de ennoblecerse. Nada nos autoriza a sostener, como se ha visto, que es un romance "sobre intrigas domésticas" o sobre "una hermana racional y otra sentimental" (como se ha dicho usando como justificación el título). Por el contrario, es una pregunta siempre relevante: lo que parece útil a corto plazo, ¿a largo plazo valdrá la pena? 
La ambición, ¿puede garantizar verdaderamente una comodidad y una riqueza mayores? Los "bobos" que se dejan guiar por sus sentimientos, ¿tienen al final mejores resultados, como parece decir la autora? Es necesaria la virtud.

Por lo demás, la obra presenta la cuidada estructura clásica, en la que cada incidente tiene sentido en relación con el conjunto. Se usa la sutil ironía de Austen en su mejor momento, con muchos pasajes cómicos sobresalientes sobre los Middleton, los Palmer, la señora Jennings, y Lucy Steele.


La Bath de Jane Austen.

  

La Bath de Jane Austen: un recorrido profundo por la ciudad que inspiró a la gran autora inglesa.

A 3 horas de Londres, este rincón británico combina su herencia romana y victoriana con la modernidad. Aguas termales, arquitectura, comida tradicional y mucho humor en un itinerario pleno de buena literatura e historias

01 Sep, 2018 
Por Miriam Molero

Bath, la ciudad de Jane Austen.

"La reina Victoria nos odiaba. Vino a los once años, siendo princesa, a inaugurar el Royal Victoria Park y como un periodista local publicó que había lucido desalineada, no quiso volver más. Incluso sesenta años después, ya reina, cuando pasó con su tren de camino entre Bristol y Londres dicen que mandó a bajar todas las ventanillas para no ver la ciudad y para que la gente de aquí no pudiera verla a ella".


Vista de Bath desde el Parque Alexandra

Esta es, palabras más, palabras menos, la carta de presentación de Bath que en lugar de jactarse de haber sido la elegida por la flor y nata de la sociedad británica, la única bendecida por aguas termales, rincón irremplazable de la memoria georgiana, Patrimonio de la Humanidad y hasta fuente de inspiración para la inmortal Jane Austen, está decidida a autorretratarse con pinceladas de ese humor británico oscilante entre la autocrítica y el sarcasmo.
Bath es un clásico destino turístico de escapada desde Londres, pero lo cierto es que sus atractivos y ventajas e incluso sus humoradas son difíciles de abarcar en tan solo un par de días de estadía: caminata por la ciudad, recorrido por la campiña, travesía en barco, aguas termales, exploración gastronómica, revelaciones arquitectónicas, museos, salida de compras… Demasiadas actividades inesperadas.

"¿Ve ese castillo medieval? Es falso"

A medida que avanzaba en su conquista del hoy territorio británico, con el fin de trazar referencias geográficas, el ejército romano preguntaba a los habitantes originarios los nombres de los ríos. Que cómo se llama ese río. Que se llama Avon. Pregunta, respuesta, y así sucesivamente. Bath no fue la excepción. Su río fue bautizado con el mismo nombre que muchos otros ríos en aquellos tiempos y por idéntico motivo: la palabra celta para decir río es "avon" y los celtas a los ríos le decían simplemente río.
De modo que el río Avon o el río Río es el elemento fundamental a la hora de recorrer la ciudad ya que prácticamente abraza el centro urbano. Una opción de paseo optativa es la breve travesía en bote para apreciar la ciudad desde afuera. Una obligatoria es cruzar el río a pie a través del puente Pulteney, una construcción un poco al estilo del Ponte Vecchio florentino, con coquetos comercios, restaurantes y bares.
Para completar una primera idea de Bath, ya sea por cuenta propia y mapa en mano, o con las indicaciones de un guía turístico particular, o a bordo de un bus hop on-hop off con audioguía, es aconsejable elegir pocos destinos y dedicarles el mayor tiempo posible. Los buses turísticos tienen dos recorridos: uno circunscrito a la ciudad y otro llamado Skyline que abarca la campiña de los alrededores, con valles, bosques, prados y vida silvestre. En ese trayecto, no sería extraño que de pronto alguien señalase una de las muchas colinas verdes y saliera con este chascarrillo: 
"¿Ve ese castillo medieval allá a lo lejos? Se llama Sham Castle y es falso como su nombre lo indica. Es sólo una fachada decorativa. Lo pusieron hace unos trescientos años para mejorar la vista panorámica".

Maquillaje de plomo, cejas de ratón

La fuente del Grand Pump Room

Mejorar la vista no fue un simple capricho. La ciudad de Bath creció en el siglo XVIII gracias a sus riquezas naturales pero, sobre todo, a fuerza de negocios inmobiliarios. Tal es el caso del Circus, el complejo edilicio que emula el circo romano, y también el caso del Royal Crescent, un semicírculo de viviendas encadenadas cuya fachada de imponentes columnas jónicas imita el estilo palladium (mientras que, fiel al estilo sham el reverso de las viviendas está terminado a la san fason, dicho en buen criollo, "a la que te criaste").

El número 1 del Royal Crescent es una joya insoslayable, un viaje al pasado, una ventana a la historia. La casona ha sido convertida en museo y es modelo del estilo de vida gregoriano, detallado sin piedad y hasta en tono de comedia por las guías/especialistas que aguardan a los visitantes apostadas en cada cuarto.

Gracias a ellas sabremos: que el perro preso dentro de una rueda en la cocina del sótano servía para hacer girar el spiedo, que la mesa de dulces servida en el comedor significaba una cena de lujo y, probablemente, malísimas dentaduras, que la habitación del señor incluía bidet propio, que el tocador del cuarto de la señora bien podría ser considerado un centro de torturas: base de maquillaje hecha de plomo blanco, parches/lunares de terciopelo o seda negra para tapar marcas de sarampión o granitos o para enviar mensajes (ponerse lunares en determinados lugares del rostro tenía significados precisos), cejas postizas de piel de ratón, adminículo de porcelana llamado bourdaloue para orinar dentro y fuera del hogar.

"Al menos era un progreso –comenta con una sonrisa la guía de Royal Crescent Nª1- comparado con la época anterior en la que las mujeres simplemente hacían sus necesidades paradas donde estaban". Otra cuestión interesante: las casas georgianas tenían un sistema de escaleras por detrás de las paredes para que la servidumbre pudiera acceder a las habitaciones sin desplazarse por la vivienda, pero no tenían baños. Las camas eran para los dueños de casa, las sirvientas seguramente dormían sobre el piso de la cocina.
Bath pasó de ser una aldea medieval a una ciudad trendy gracias a tres pilares: la visión arquitectónica de John Wood padre e hijo, la fortuna, el olfato y la piedra caliza dorada de las canteras de Ralph Allen, y la desfachatez de un jugador profesional, Richard Beau Nash, el dandy que consiguió seducir y atraer a la aristocracia británica.
De ese triángulo surgieron dos de los símbolos edilicios de la alta sociedad georgiana. Por un lado, los Assembly Rooms, un suntuoso conjunto de cuatro salones: el gran octágono, el salón de té, el salón de baile y el salón de cartas, cuyas funciones no se limitaban al entretenimiento sino que servían para la colocación matrimonial de solteras y solteros.

Assembly Rooms

Por otro, el lujoso restaurante y salón de té Grand Pump Room, originalmente diseñado para que los visitantes pudieran socializar y beber tres vasos diarios de agua termal de 43 minerales extraída directamente de su fuente. Todavía hoy se puede probar el agua de la mismísima fuente de mármol que se encuentra en el salón. Para compensar su gusto poco menos que espantoso, se sirven desayunos, almuerzos, el clásico té de las cinco y la muy británica pinta de cerveza.

Tanto los Assembly Rooms como el Pump Room fueron locaciones elegidas por la escritora Jane Austen en dos de sus novelas La abadía de Northanger y Persuasión.
"El día más feliz de Jane Austen fue cuando se mudó de Bath -explican en el Jane Austen Center de la calle Gay-. A ella le gustaba el campo. Pero si bien aquí no escribió una sola página de sus novelas, cuando se fue resultó que Bath fue su inspiración".
Justamente por ello es que cada septiembre los fanáticos de la escritora se convocan para el Festival Jane Austen que dura diez días e incluye un baile de máscaras con traje georgiano obligatorio.
Aunque mientras vivió en la ciudad no redactó una sola línea literaria, la autora ciertamente escribió muchas cartas. En algunas, incluso, se burlaba de la moda de las curaciones con agua termal, criticaba a los médicos interesados no en la salud de sus pacientes sino en el dinero, y se asombraba de la facilidad con que falsos galenos convencían a los ricos de los tratamientos más inverosímiles con tal de desplumarlos.
Claro está que las aguas termales de Bath son el corazón de la ciudad. Lo son ya desde los tiempos en que los romanos construyeron sus baños públicos y aún antes: desde el momento en que los celtas erigieron allí el santuario para su diosa Sulis. De ahí que en un acto de sincretismo las termas fueran denominadas Minerva-Sulis.
Baños romanos en Bath

La edificación del Aquae Minerva Sulis fue probablemente realizada entre los siglo I y III y ya desde sus orígenes contaba, como los spa modernos, de un sector de baño caliente, el caldarium, un sector de temperatura templada, el tepidarium, y un sector frío, el frigidarium. Si bien el complejo no es actualmente utilizable (en realidad lo fue hasta la década del 70), sí se mantiene en funcionamiento y da cuenta, como museo, del camino de las aguas, su proceso geotérmico y la eclosión final a 46 grados de temperatura a través de las fallas de la piedra caliza.
Para experimentar las aguas termales en la propia piel es necesario acercarse al Thermae Bath Spa, una construcción moderna ampliada sobre la estructura romana. Cuenta con los recursos de máximo confort de los spa finlandeses (tres pisos de tratamientos, baños de vapor, sauna, jacuzzi y dos piscinas, una de ellas dispuesta en la terraza del último piso con vista abierta a la ciudad, una experiencia tan impactante de día como de noche, invierno y verano) y también con sectores conservados a través de los siglos.
Thermae Bath Spa

La memoria de la ciudad es intensa y afortunadamente conservacionista. Cuenta en total con doce museos a los que se suman otras atracciones inseparables de su aspecto histórico. Tal es el caso de una de las mayores atracciones gastronómicas de la ciudad: los bollos (buns) de Sally Lunn's. 
Se trata de una casa de té -donde se recomienda justamente tomar el té; ni almuerzo ni cena- instalada en un edificio pre georgiano, el más antiguo de la ciudad (circa 1482), que sirve los bollos con la famosa receta original de Solange Loyun, una refugiada hugonota llegada en 1680 desde Francia, de donde había huido por las guerras de religión.

Sally Lunn’s

En términos de consumos contemporáneos, la ciudad cuenta con salas de cine, un teatro -a cuya cartelera llegan incluso éxitos del West End- y pintorescas calles de tiendas de ropa pobladas tanto de marcas de diseñadores como por las cadenas más populares donde, a diferencia de Londres, no hay colas ni apuro. En el mismo sentido, es más fácil encontrar un antiguo pub tradicional con sus parroquianos, sus cervezas y su camaradería en Bath que en Londres donde lo más típico es el pub montado para turistas.

Bath, Somerset.

  

El puente Pulteney es un puente que atraviesa el río Avon situado en Bath, condado de Somerset, Inglaterra. Fue diseñado por Robert Adam y fue finalizado en 1773. Es uno de los únicamente cinco puentes habitados existentes en el mundo, con tiendas a lo largo de ambas márgenes, como una floristería, una tienda de antigüedades, y un bar de zumos.


Bath es una ciudad en el condado ceremonial de Somerset, en el sudoeste de Inglaterra. Está situada a 156 km al oeste de Londres y a veintiún kilómetros al sureste de Bristol. Le fue concedido el estatus de ciudad en el año 1590 a través de un decreto real de la reina Isabel I,​ y posteriormente el de county borough ("municipio condal”) en 1889, lo cual le garantizó independencia administrativa del resto de Somerset. 
Más tarde, Bath se convirtió en parte de Avon, cuando dicho condado fue creado en 1974. Desde 1996, con la abolición del condado de Avon, la ciudad ha sido el principal centro urbano de la autoridad unitaria de Bath and North East Somerset (“Bath y Noreste de Somerset”, B&NES).
Bath fue fundada como un complejo termal por los romanos bajo el nombre latino de Aquae Sulis (“las aguas de Sulis”), en 43 d. C., aunque la tradición oral sin ningún sustento sugiere que ya existía desde antes.​ Los romanos construyeron el complejo y un templo en las colinas adyacentes en el valle del río Avon, alrededor de la fuente de las aguas termales. Edgar el Pacífico fue coronado como rey de Inglaterra en la Abadía de Bath en el 973.
 Tiempo después, se popularizó por sus aguas termales durante la Época georgiana, lo cual propició una gran expansión y dejó un reconocido legado arquitectónico georgiano para cuya construcción se utilizó piedra de Bath.
Bath fue reconocida como Patrimonio de la Humanidad de la Unesco en 1987.​ La ciudad posee una gran variedad de teatros, museos y demás edificios de importancia cultural, lo cual ha contribuido a su desarrollo como destino turístico, recibiendo cada año más de 3,8 millones de visitantes de un día y un millón de turistas que pasan más tiempo en el lugar.
​ Existen dos universidades (la Universidad de Bath y la Universidad de Bath Spa) y numerosos centros de enseñanza secundaria y superior.

Historia
Pulteney Bridge by Thomas Malton in 1785


Celtas y romanos

La evidencia arqueológica demuestra que en el lugar de las termas romanas de Bath existía anteriormente un santuario celta, dedicado a la diosa Sulis, cuyo equivalente romano era Minerva. Sin embargo, el nombre de “Sulis” siguió siendo usado tras la invasión romana y el asentamiento fue bautizado como Aquae Sulis, literalmente “las aguas de Sulis”.​ 
Numerosas tablillas de maldición —láminas hechas de metal que contenían mensajes para la diosa Sulis— fueron halladas por arqueólogos en el Manantial Sagrado.Estas tablillas de maldición estaban escritas en latín y eran empleadas para echar maldiciones sobre personas que habían hecho algo indebido. Por ejemplo, si a un ciudadano le robaban sus ropas en los baños, escribiría una maldición nombrando a los sospechosos en una tablilla con el fin de que fuera leída por la diosa Sulis Minerva. Asimismo, se descubrieron en el Manantial Sagrado más de 12 mil monedas romanas, lo que representa la mayor ofrenda conocida a la divinidad realizada en Britania.
El templo fue erigido en el 60-70 d. C. y el complejo termal fue construido gradualmente a lo largo de los siguientes trescientos años.​ Durante la ocupación romana de Gran Bretaña y probablemente según las instrucciones del emperador Claudio, los ingenieros dispusieron postes de roble dentro del lodo para conseguir cimientos estables​ y rodearon la fuente de las aguas termales con una cámara irregular de piedra recubierta con plomo. 
El complejo incluía un caldarium (baño caliente), un tepidarium (baño templado) y un frigidarium (baño frío).​ Se edificaron murallas defensivas alrededor del pueblo, posiblemente en el siglo iii.​ Después de la retirada de los romanos en la primera década del siglo V, los baños cayeron en desuso y terminaron por quedar enterrados bajo los sedimentos.

Período post-romano y sajón
ciudad 

nuevas ternas


Existe la posibilidad de que Bath haya sido el lugar en donde se desarrolló la batalla del Monte Badon (c. 500 d. C.) en la cual, según la leyenda, el Rey Arturo derrotó a los sajones. La Crónica anglosajona documenta la caída de Bath en manos de los sajones occidentales en el año 577, después de la batalla de Deorham.​ Los anglosajones la llamaron Baðum, Baðan o Baðon, que significa “en los baños”; de allí procede el nombre actual de la ciudad.
 En el 675, Osric, rey de los Hwicce, estableció un monasterio en Bath. Posiblemente el poema anglosajón The Ruin describa la apariencia del asentamiento romano en aquel entonces. El rey Offa de Mercia se apoderó de los terrenos del monasterio en el 781 y reconstruyó la iglesia, la cual dedicó a San Pedro.​ Para el siglo ix, se había perdido el antiguo patrón romano en las calles y Bath se había convertido en una posesión real; Alfredo el Grande rediseñó el pueblo, dejando los terrenos del cuadrante sudeste para la abadía.​ Edgar el Pacífico fue coronado como rey de Inglaterra en la abadía en el 973.

Normandos, Edad Media y periodo Tudor

En 1088, el rey Guillermo el Rojo concedió la propiedad de la población a Juan de Tours, médico personal de su fallecido padre, el rey Guillermo el Consquistador. Juan de Tours se convirtió en el obispo de Wells y abad de Bath. De acuerdo con la política papal de trasladar los obispados a sedes de carácter más urbano, movió en 1090 su sede de Wells a Bath, convirtiéndose en el primer obispo de Bath.​ Planeó y comenzó la construcción de una iglesia mucho más grande, que se convertiría en su catedral, junto a la cual se ubicaban un priorato y el palacio obispal.​ No obstante, los obispos posteriores devolvieron la sede a Wells, aunque se mantuvo el título de Obispado de Bath y Wells.
Hacia el siglo xv, la abadía de Bath se encontraba considerablemente dañada. Oliver King, obispo de Bath y Wells, decidió en el año 1500 reconstruirla a una menor escala. La nueva iglesia fue terminada unos pocos años antes de la disolución del Priorato de Wells en 1539, como parte de las medidas tomadas por el rey Enrique VIII que incluían la confiscación de la propiedad de las instituciones de la Iglesia católica y tomó control de ellas como la nueva cabeza de la Iglesia de Inglaterra.
​ La abadía fue dejada al abandono, hasta ser restaurada como parroquia local en la Época Isabelina, cuando Bath experimentó un resurgimiento como centro termal. Los baños fueron mejorados y la ciudad comenzó a atraer a la aristocracia. Le fue concedido el estatus de ciudad en el año 1590 a través de un decreto real de la reina Isabel I

Siglos XVII y XVIII

Durante la Guerra Civil Inglesa, la batalla de Lansdowne fue librada el 5 de julio de 1643 en las afueras al norte de la ciudad.​ Thomas Guidott, quien había estudiado química y medicina en el Wadham College de la Universidad de Oxford, se mudó a Bath en 1668 y se interesó en las propiedades curativas del agua termal. 
En 1676, escribió su libro A discourse of Bathe, and the hot waters there. Also, Some Enquiries into the Nature of the water (“Un Discurso sobre Bath, y las aguas termales allí. También, Algunas Indagaciones sobre la Naturaleza del agua”). Esto atrajo la atención del país y pronto los aristócratas comenzaron a visitar la ciudad para beneficiarse de las propiedades del agua.
Diversas áreas de la ciudad experimentaron un gran desarrollo bajo el reinado de los Estuardo, y aún más durante la Época Georgiana como consecuencia del creciente número de visitantes que Bath atraía, los cuales necesitaban alojamiento. Los arquitectos John Wood padre (John Wood el Viejo) y John Wood hijo (John Wood, el Joven) fueron los responsables del planeamiento de monumentales edificaciones de estilo georgiano, entre las que se destacan The Circus y el célebre Royal Crescent.
​ Gran parte de la piedra de Bath, de color amarillento pálido, que fue ampliamente utilizada como material de construcción en toda la ciudad, se obtuvo en las minas de Combe Down y Bathampton Down, propiedad de Ralph Allen.29​ En 1742, Allen encargó a John Wood padre la construcción de una casa de campo en su finca Prior Park, entre la ciudad y las minas.
En 1705, se erigió en Bath el primer edificio específicamente construido para hacer las veces de teatro, el del Theatre Royal, ubicado junto a las termas romanas y las Assembly Rooms. El Theatre Royal habría de convertirse en uno de los teatros británicos más importantes fuera de Londres.​ El maestro de ceremonias Beau Nash, quien presidió la vida social de la ciudad desde 1705 hasta su muerte en 1761, elaboró un código de conducta para las actividades públicas de entretenimiento.

Siglo XIX en adelante

La población de la ciudad había alcanzado los 40.020 habitantes en 1801, lo que la convertía en una de las ciudades más grandes del país.32​ William Thomas Beckford compró una casa en Lansdown Crescent en 1822 y posteriormente adquirió otras dos allí para así formar su residencia. Teniendo en su poder todas las tierras entre su residencia y la cima de Lansdown, creó un jardín de más de 800 metros de largo y construyó en la cima Beckford's Tower, un capricho de estilo neoclásico.​ En 1901 la población local había aumentado a los 51.844 habitantes.
El emperador Haile Selassie de Etiopía estuvo exiliado en Fairfield House (Bath) desde 1936 a 1940.​ Durante la Segunda Guerra Mundial, entre la noche del 25 de abril y la mañana temprano del 27 de abril de 1942, la ciudad sufrió tres ataques aéreos de la Luftwaffe como parte de su campaña popularmente conocida como Baedeker Blitz, llevada a cabo en represalia a los bombardeos de la Fuerza Aérea Real británica sobre las ciudades alemanas de Lübeck y Rostock. 
Más de 400 personas murieron y los edificios afectados o destruidos superaron los 19 000.​ Algunas casas que formaban parte de los complejos georgianos de Royal Crescent, The Circus y The Paragon, las Assembly Rooms y construcciones ubicadas al sur de Queen Square se incendiaron debido a las bombas y sufrieron grandes daños.
Después de acabada la guerra, una revisión urbanística de la ciudad llevó al despeje y reconstrucción de grandes áreas en un estilo de postguerra que contrastaba con la tradicional arquitectura georgiana del lugar.
​ En la década de 1950, los poblados cercanos de Combe Down, Twerton y Weston fueron incorporados a Bath para posibilitar la edificación de nuevas viviendas, gran parte de las cuales fueron construidas por el municipio.38​ En las décadas de 1970 y de 1980, se reconoció que la conservación de los edificios históricos era inadecuada, lo cual condujo a un mayor cuidado y reutilización de los mismos así como también de los espacios públicos. En 1987, la ciudad fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, dando fe de su importancia cultural internacional.

Bath en el arte.

Es una ciudad muy bonita. Durante el siglo xviii, los artistas Thomas Gainsborough y Thomas Lawrence vivieron y trabajaron en Bath. John Maggs, un pintor conocido por sus pinturas de carros, nació en Bath en 1819 y allí desarrolló su carrera junto a su familia de artistas. William Friese-Greene, fotógrafo de retratos y prolífico inventor, comenzó a experimentar con celuloide en su estudio de Bath en la década de 1870, desarrollando algunos de los rudimentos de la tecnología de la cámara de cine; a él se le atribuye la invención de la cinematografía.
La escritora Jane Austen vivió en la ciudad junto a su padre, madre y su hermana Cassandra en cuatro domicilios distintos desde 1801 a 1806.​ Sin embargo, A Jane nunca le agradó demasiado la ciudad y en una ocasión escribió a Cassandra: It will be two years tomorrow since we left Bath for Clifton, with what happy feelings of escape. (“Mañana se cumplirán dos años desde que partimos de Bath hacia Clifton, con felices sentimientos de escape.”) A pesar de ello, Bath ha honrado su nombre con el Jane Austen Centre, un museo dedicado a ella. Sus obras La abadía de Northanger y Persuasión están en gran parte ambientadas en la ciudad e incluyen descripciones de la vida social del Bath de la época. 
Tanto las novelas de Austen como Los papeles póstumos del Club Pickwick, de Charles Dickens, contienen alusiones a las aguas termales.​ La novela The Waters of Sul (“Las Aguas de Sul”), de Moyra Caldecott, está ambientada en Bath romano en el 72 d. C. La trama de la obra de teatro The Rivals (“Los Rivales”), de Richard Brinsley Sheridan, se desarrolla en el Bath,​ así como también el escalofriante cuento The Landlady (“La Patrona”), de Roald Dahl.
Muchas películas y programas de televisión han sido filmados utilizando la arquitectura de Bath como fondo: la versión cinematográfica de 2004 de la novela Vanity Fair (“La feria de las vanidades”) por William Makepeace Thackeray,​ La duquesa (2008),​ El libertador (1950),​​ y The Titfield Thunderbolt (“El rayo de Titfield”, 1953).​ 
En agosto de 2003, Los Tres Tenores cantaron en un concierto especial para la inauguración del Thermae Bath Spa, que finalmente abrió tres años después debido a retrasos en el proyecto.


  




El blasón del escudo de armas incluye dos franjas plateadas sobre un fondo azul, que representan el río Avon y las aguas termales. La espada es la de San Pablo, uno de los patrones de la abadía (junto con San Pedro). La cimera conmemora la coronación de Edgar en el 973. La corona es sostenida en el aire por dos manos con mangas hasta la muñeca. Los tenantes, un león y un oso, se yerguen sobre unas ramas de robles con bellotas, las cuales están relacionadas con la historia de Bladud, un legendario rey de los britanos, que, según la leyenda, fue el fundador de Bath. Las llaves son las de San Pedro. 

El lema le la ciudad —Aquae Sulis, el nombre romano de Bath— está escrito en la parte inferior. 

El primer registro del escudo de armas está en la obra Particular Description of England (“Descripción Particular de Inglaterra”), de William Smith. Se supone que la fecha del mapa de Bath —en el que aparece el escudo de armas como es en la actualidad— contenido en ese manuscrito es la misma que la de un mapa de Bristol, datado el 30 o 31 de julio de 1568.


  

Bath, poco apreciada por una de sus habitantes más ilustres, la escritora Jane Austen, logró preservar sin embargo toda la atmósfera que destilan sus novelas. Ella vivió aquí varios años luego de la muerte de su padre y la usó para ambientar “Northanger Abbey” y “Persuasión”.




En cambio, Mary Berry, la celebérrima conductora del show de la BBC “The Great British Bake Off” y autora de más de 70 libros de cocina, es nativa fanática de su tierra y aprecia la atmósfera elegante y burguesa de este lugar, como lo hicieron también en su momento Chaucer y Dickens Basta dejar la estación a pie para quedar impactado por la maravilla de sus calles con fachadas de piedra caliza color miel suave (Piedra de Bath) respetuosas de la elegancia de la arquitectura georgiana residencial muy semejante al exclusivo barrio de Chelsea en Londres. El hechizo no se rompe al traspasar las calles principales, sino que se mantiene inalterable y suma decenas de parques y jardines Avanzando por calles casi exclusivamente peatonales y con una oferta amplia de todas las cadenas comerciales (Marks & Spencer, H&M. COS, GAP, etc.) muy pronto es posible orientarse sin mapas ni GPS. Todo tiene una escala para recorrer a pie.

En 10 minutos se puede llegar al corazón del casco urbano donde se levanta la abadía con su plaza y avanzar hacia la Great Pulteney Street, amplia y llena de pequeñas tiendas.
Si no fuera por el ruido de cascadas, podríamos no notar que estamos ya junto al río Avon y que Pulteney no es sólo una atractiva calle sino un puente construido en 1789 por Sir William Pulteney y diseñado por el arquitecto georgiano, Thomas Baldwin.
Al asomarse a la escollera que bordea el río se descubre, ahora sí, el perfil de este puente y las pequeñas represas con las que se dominó el caudal del río en las crecidas.
Muy cerca de allí están los baños romanos que hoy son un museo ineludible y junto a él, el Thermae Bath Spa, inaugurado hace apena 10 años con una oferta irresistible se tratamientos y servicios.

Hay que seguir caminando por las calles de suaves pendientes para descubrir otras joyas arquitectónicas de gran impacto urbanístico que fueron en su mayor parte obra de los arquitectos John Wood, el viejo; y de John Wood, el joven. Padre e hijo, claro.
El primero creó The Circus, antes conocida como King’s Circus , un complejo residencial de casas idénticas y señoriales alrededor de una plaza circular donde los único que desentona son los autos estacionados. Este es uno de los lugares más atractivos de Bath, con una simetría y un equilibrio arquitectónico pasmosos.
A pocas cuadras se abre, también magnífico, Royal Crescent, un conjunto edilicio que forma una amplia medialuna (de allí el nombre) frente a jardines impecables. En el número 1 de esa medialuna se armó un museo donde puede verse en detalle cómo vivía una familia acomodada del siglo XVIII, desde las cocinas hasta las habitaciones de amos y criados.
En el centro de la medialuna vale la pena entrar en el exclusivo The Royal Crescent Hotel & Spa, un cinco estrellas transmite una versión moderna de ese estilo señorial.

Pero la ciudad tiene también un pulso más contemporáneo gracias a sus dos universidades (una de ellas, muy destacada en diseño) y siempre tuvo una activa vida cultural. En 1705, se levantó el Theatre Royal (aún funcionando), que se volvió un polo artístico fuera de Londres y cuyo maestro de ceremonias, Beau Nash, dictaminó entre 1705 y 1761 el riguroso código de modales con el que se regía la pequeña sociedad de Bath. Ese que Austen retrató tan bien.
Una serie de tiendas de diseño independientes seducen con prendas o joyería que resultan mucho más originales que las marcas masivas.

Sally Lunn’s House

Sally Lunn’s House

Sally Lunn’s House

Sally Lunn’s House


La casa más antigua de Bath data de 1482. Se la conoce como Sally Lunn’s House porque allí vivió una panadera francesa que llegó a Inglaterra durante la persecución de los hugonotes y popularizó su pan redondo, el bun, que se sirve con casi todos los platos. Antes o después de comer se puede visitar la cocina original de hace 300 años.
Pero nada puede rivalizar con las ruinas de los baños romanos donde todavía hoy surge el agua a 41 grados aunque ya no puedan usarse.
Entrelazadas con esas ruinas y los edificios georgianos en los que disfrutaron de sus curas los aristócratas y burgueses europeos, se levanta ahora la estructura del moderno Thermae Bath Spa.
A pocos metros, The Gainsborough Bath Spa es un hotel de lujo, amalgamado en la piedra caliza de Bath, que ofrece un acceso exclusivo subterráneo a los baños termales para sus huéspedes.
Recorrer jardines y parques con árboles de cortezas cubiertas por un musgo verde inaudito es mucho mejor de lo que suena y la caminata no está completa hasta recorrer el Bath Skyline Walk, un sendero que es un verdadero balcón hacia la ciudad.
Entre una decena de museos, el Fashion Museum, con su enorme colección de trajes históricos, permite probarse algunos para quien quiera sentirse por unos minutos un Mr. o una Mrs. Bennet. 

  

VIAJES URBANOS.
Tras los pasos de Jane Austen en Bath.
Un recorrido por el 200 aniversario de la muerte de la escritora.
12 de enero de 2017


“Here lived Jane Austen 1801-1805”. La única placa que recuerda la estancia de la novelista en Bath y, para colmo, las fechas están mal: vivió en Sydney Place nº4 durante tres años, desde 1801 a 1804. La casa se ha dividido en cuatro “elegant georgian apartments” , para que los fans de la escritora se alojen.
 Unas doscientas libras la noche. Otra opción es el Bed & Breakfast donde la BBC rodó Persuasión, Sir Walter Elliot’s House , en el nº95. Son famosas las fiestas al estilo Regencia que organizan. En una calle próxima sigue sirviendo pintas el Pulteney Arms . Lleva desde 1759 en el mismo lugar, pero no hay prueba documental de que la escritora se dejara caer por el pub.
Luego se mudó a Green Park Building East, y de allí al 25 de Gay Street, un poco más arriba del Jane Austen Centre . El padre de la autora se acababa de morir —tiene la tumba en la iglesia de St. Swithin—, y dejó a su esposa y sus dos hijas huérfanas de la pensión que como párroco de Steventon recibía. Desamparadas, pasaron a depender de los únicos hombres de la familia que quedaban, los hermanos de Jane y Cassandra, y de las 460 libras al año que aquellos les pasaban.

“El amor es deseable. El dinero es absolutamente indispensable.”

Sólo podían permitirse una criada cuando se trasladaron a Trim Street nº7. En el nº14 hay otros apartamentos típicamente georgianos donde hospedarse, aunque a la novelista no le gustaba nada esta calle… Tampoco le gustaba The Paragon, pero porque en el nº1 vivía su tía rica y le tenía manía. Se instaló allí de visita en alguna ocasión —otra Holiday Home —, así como en Queen’s Square nº13.

"Su casa preferida fue la de Sydney Place, sin duda", cuenta Moira Rudolf. Guía turística a lo Señora Bennet : cofia, parasol y spencer. "Desde la ventana veía Sydney Gardens". El parque más antiguo de la ciudad. "Para entrar se tenía que pagar; pero Jane estaba suscrita, iba cada día. Era un espacio agradable para caminar, con cascadas espléndidas, cuevas para que los enamorados se escondieran y las ruinas románticas de un castillo". Todo postizo. " Estos decorados de cuento han desaparecido. Queda el templo de Minerva, y los puentes chinos sobre el canal. Pero no el laberinto, que era la atracción principal". Medía unos ochocientos metros… "Hubo un plan para reconstruirlo…".
 Costaba tres peniques perderse dentro. El extravío como entretenimiento. Quien se confundiera en algún recoveco podía tardar seis horas en salir del enredo. "A las diez de la mañana se servía un desayuno público, a mediodía se bailaba y a las cinco empezaba la velada". Cinco mil lámparas de gas, concierto y cena pirotécnica de gala. "Se servía jamón York, pollo, cordero y lengua de vaca; vino, cerveza, sidra y perada. La fiesta acababa con fuegos artificiales a las diez"
Hoy se puede comer en el café del Holburne Museum , que, antes de exhibir pinturas y cucharillas, fue un hotel.
 "Sus salones servían para andar cuando afuera llovía, porque con mal tiempo, las damas no salían". Esto es un problema en un país con probabilidades de chubascos altas como Gran Bretaña.

Green Park
Green Park Alamy
“—¡Ay, Dios mío! Me parece que sí que va a llover.

—Lo que yo pensaba…

—En ese caso hoy no salgo a pasear, aunque puede que se quede en nada, o que termine antes de las doce.

—Tal vez, pero entonces estará todo muy embarrado, querida.

—Eso me da igual. No me importa el barro.

—Ya… Ya sé que el barro te da igual…

—¡Cada vez cae más fuerte!

—Pues sí, si sigue lloviendo las calles estarán muy mojadas.

—Ya veo cuatro paraguas abiertos. ¡Cómo odio ver un paraguas!

Cheryl Corcoran lo lleva colgando del brazo, por si acaso. "A muchos ingleses les gusta salir a caminar, haga el tiempo que haga, sobre todo a los más mayores…". Por el momento está despejado... "¡Pero quizá a los jóvenes no tanto!". Jane Austen disfrutaba dando largos paseos… "Había ciertas reglas para pasear: los hombres debían ir por el lado de la carretera, para que las mujeres no se cayeran de la acera y no se mojaran con la goteras". Subir a Beechen Cliff y contemplar la ciudad desde el actual Alexandra Park ; alejarse del centro, a Charlcombe, a Lyncombe, a…

“Fuimos a Weston la semana pasada, y me gustó mucho. ¿Qué me gustó mucho? ¿Weston? No, caminar hacia Weston.”

"También le encantaba Royal Crescent ". Una treintena de casas adosadas en la parte alta de la ciudad. Ordenadas, sobrias, elegantes. Llevan el uniforme beige de las Norland Nannies. Son todas iguales. " Es la obra más destacada de la arquitectura georgiana. Lo diseñó John Wood, y dicen que para su forma se inspiró en los templos druidas dedicados a la Luna". Es el mismo arquitecto que construyó el Circus, otra urbanización, ésta trazada en círculo. "Representaría el Sol. Es que él era masón…". En el nº13 residió David Livingstone ; en el 27, el explorador del Ártico William Edward Parry, y en el nº7, Nicolas Cage. La placa de este último está por poner. " Dicen que Johnny Depp se compró una casa por aquí también. Yo nunca lo he visto, ¡y mira que me fijo!". Le costaría unos cuatro millones de libras como mínimo; 400.000 si se ha conformado con un piso. "Siempre ha sido una zona muy cara…". 5.000 libras le costó al duque de York cuando en 1796 se compró el bloque nº 16 de Royal Crescent. Ahora es parte de un hotel ; a partir de 300 libras la noche.

Hay que colarse en la casa-museo de un vecino, en el nº1. Está decorada como cuando en el siglo XVIII vivía allí la familia Sandford. Una old lady entusiasta se afana por revelar las intimidades más bochornosas de los antiguos propietarios en cada cuarto. "Esto es un rascador: lo usaba la señora de la casa, para aliviar el picor de los piojos. Recibía a las visitas en su dormitorio mientras se arreglaba por las mañanas. Se maquillaba con polvos de albayalde para parecer más pálida; lo malo es que eran venenosos, causaban alopecia y los dientes se podrían. ¡Algunas incluso se morían!". Otro truco de belleza de la época era el pelo de rata para las cejas, que se llevaban negras y gruesas. " Los caballeros georgianos no salían del comedor para hacer sus necesidades, por eso detrás del biombo hay un escusado… Y en la sala de estar es donde se retiraban las damas a tomar el té después de cenar…".

Sus explicaciones huelen a té con leche. "Me tomo uno sólo levantarme, otro con el desayuno y dos por la tarde. Antes de dormir no, de lo contrario, no pegaría ojo; pero mi padre sí que lo hacía". Una nación de teinómanos. "En la época georgiana no se tomaban tazas de té, sino platos de té, porque las tacitas no tenían asa, siguiendo la moda china". Los Austen gastaban la marca Twinings, y Jane era la encargada de prepararlo y custodiarlo. "Se guardaba bajo llave, porque era un producto muy caro. Por eso los criados compraban hojas de té usadas".
“… No quiero tomar otra cosa que té…”
El afternoon tea de los Austen era hacia las seis y media de la tarde, y consistía en un plato de té servido con English muffins. No se trata de magdalenas del Sturbucks, sino de panecillos tostados con mantequilla. Otro brioche típico para merendar es el Bath Bun . O unos scones rellenos de polémica: Existe un debate sesudo entre Devon y Cornwall sobre la forma correcta de comerse este bollo: en Devon untan el pan primero con crema de nata y luego con mermelada de fresa, y en Cornwall, a la inversa, primero la mermelada y luego la crema. 
El Devonshire style es el más práctico, y el Pump Room Restaurant , un buen sitio para comprobarlo. Lunch con trío y piano. Llevan dando cuerda a aquel enorme reloj de Tompion desde principios del siglo XVIII. Cuando el salón se inauguró, todavía no se habían descubierto las termas romanas que hay debajo.

El mejor té, a lo Austen Pump Room Restaurant


La ciudad era un referente en turismo sanitario desde que el emperador Claudius instalara el primer caldarium. Más de un millón de litros brotan de las fuentes termales a diario, a una temperatura de cuarenta y seis grados. Son las únicas naturales que manan en Gran Bretaña. Un prodigio que curaba desde un reumatismo a un retortijón, el lumbago, la infertilidad, el sobrepeso y la depresión.
También tenía gota el hermano de Jane Austen cuando vino a Bath a tratars e. La cura consistía en sumergirse en las piscinas del balneario y beberse muchos vasos de agua caliente en el Pump Room. Tal era la reputación de esta agua, que se distribuyó por toda Inglaterra como una panacea embotellada. Hay una fuente en el comedor para testarla. Puede que tenga más de cuarenta minerales, pero el buen sabor no figura entre ninguna de sus propiedades. Si hay que tomar aguas, que sean las del ** Thermae Bath Spa ,** un moderno centro wellness donde relajarse con hidromasajes.

"Antiguamente, los enfermos llegaban a los baños en sedan chair". Angela Nutbrown trata de explicar cómo era esta silla de manos cerrada, con portezuela y ventanas. "Si lo pones en Google te harás una idea". Dos porteadores agarraban la carga. "Eran los taxistas de la época". Al grito de “¡Chair, chair!”, los llamaban. "Tenían fama de ser unos maleducados…". 
Se creían los amos de la acera. "Iban siempre borrachos…". Asiduos a las tabernas, bebían para matar la espera entre carrera y carrera. "Por la noche, se iluminaban con un link-boy". Un chaval-faro que corría con una antorcha por delante. Todavía quedan matacandelas en algunos portales. "Como eran vehículos estrechos, podían entrar en las casas y recoger a los pasajeros inválidos directamente de la cama. También los usaban las señoras cuando el suelo estaba enlodado, para no ensuciarse los bajos. Es el vehículo que utiliza Catherine Morland o Lady Russell para ir al baile de los Assembly Rooms ".
“La señora Allen tardó tanto en vestirse que no llegaron a los salones hasta bien tarde. Era plena temporada, por lo que aquéllos estaban abarrotados y las dos damas tuvieron que entrar como mejor pudieron. En cuanto al señor Allen, se dirigió directamente a la sala de juego…”

Los Assembly Rooms eran unos salones de multientretenimiento donde se celebraba al menos una fiesta a la semana. 
"Se aglutinaban hasta mil personas en temporada alta…" Sólo se distinguían los sombreros apretujados de las damas. "Las clases sociales se mezclaban…". Un tocado de albaricoques, uvas, fresas. "El maestro de ceremonias hacía las presentaciones…". Otro con plumas de avestruz, garza, cigüeña. "El baile se abría a las seis, con un minué". Los extranjeros opinaban que la expresión de un inglés era igual en una contradanza que en un funeral. "Además de a bailar, la gente iba a leer el periódico, a tomar el té, a conversar y a galantear. También jugaban al bingo y a las cartas". Al whist, al brag, al vingt-un. 
El speculation era el juego preferido de Jane. Daba buena suerte apostar con la chaqueta del revés. "Era un lugar para ver y dejarse ver". Se han rodado adaptaciones televisivas de sus novelas para la BBC. "Todavía se usa para celebraciones, ferias, conferencias, conciertos…". Que las ventanas sean altas está hecho exprés, para que los transeúntes no chafardeen. "El edificio quedó prácticamente destruido en la Segunda Guerra Mundial". Apenas se nota… " En el sótano está el Museo de la Moda".


He visto el sombrero más bonito que te puedas imaginar en un escaparate de Milsom Street, muy parecido al tuyo pero con la cinta de color rojo amapola en lugar de verde. Me he quedado con ganas de comprarlo…”
Milsom Street es la calle de tiendas principal. Es donde se encuentra Jolly’s , el centro comercial más antiguo de Bath. La avenida se alarga y sigue por Union y Stall. En una sombrerería de allí cerca fue donde acusaron a la tía rica de Jane —aquélla a la que no soportaba— de robar una pieza de encaje blanca. Incluso la llegaron a encarcelar. Y le podrían haber sentenciado a muerte si el objeto de hurto en cuestión hubiera superado el chelín de valor; si bien se estilaba más lo de que te enviaran de convicta a Australia. Tal vez fuera víctima de una extorsión, pero su propio abogado defensor la tildaba de cleptómana. De hecho, recae sobre ella una sospecha de reincidencia: dicen que trató de sustraer una planta de un invernadero, aunque quizá no sea más que un chismorreo…



La tienda más "funky, sexy and interesting" de Bath es Off the Wall Antiques . Así lo asegura el vendedor, al menos. "Tenemos piezas romanas, cocodrilos disecados, calaveras…" 
Su preferido: "Siempre, lo último que he vendido". Una botella de arsénico. "Pero vacía". Le queda otra en el aparador, junto a una vasija de Etiopía y un colgante de trescientos años. Beau Nash es otra tienda de antigüedades aledaña: dos pisos vintage repletos de muebles, pósters, maletas, lámparas… Pero donde se reúne la mayor concentración de marchantes es en Bartlett Street Centre y en Old Bank Antiques Centre. Este último anticuario está situado en Walcon Street, el barrio bohemio de artesanos. Tiene lugar un rastrillo todos los sábados. Además de curio shops y boutiques de moda y diseño, hay cafés como el Made by Ben, para tomarse un sándwich o una tarta (han ganado con ellos varios Good Food Awards ) . Corkage es perfecto para vinos y tapas.

Creo que bebí demasiado vino la noche pasada…”

Para reforzar la resaca, en el Canary Gin Bar ofrecen toda una carta de cócteles basados en el mundo Jane Austen, como el Lizzy B o el Darcy. Y en el ArtBar (el bar del Abbey Hotel) preparan un combinado inspirado en La abadía de Northganger: el Northangover Abbey.

“Al final, estoy convencida de que no hay una diversión mayor que leer. ¡Qué pronto se cansa uno de cualquier cosa excepto de los libros!”

Para Jane Austen, la librería George Bayntun hubiera sido un paraíso. "Tenemos muchas de sus novelas, porque nos centramos en primeras ediciones de los clásicos de la literatura inglesa". Mansfield Park, Lady Susan, Emma... 2.650 libras las novelas completas. En la segunda planta están las ofertas. Y escondido, tras una puerta, uno de los pocos talleres de encuadernación victorianos que quedan en Inglaterra. Don es su jefe de restauración. "Vamos por la tercera generación". Todo lo hacen a mano. " La obra más valiosa en la que hemos trabajado ha sido un _Segundo Foli_o de Shakespeare ". Cubierta de vitela verde y bermellón… "¡Y ojalá podamos trabajar pronto en un Primer Folio!". Papel jaspeado en el interior… "Repararlo y encuadernarlo costará unos tres millones de libras". Hojas y grabados de oro puro… "Además de hacer bonito, sirve para proteger el libro". Andrew es el encargado de los dorados. Nola, en su mesa, retira una portada vieja. Limpia las páginas desgastadas. Las restaura. Papel de seda para reforzarlas. Ordena. Cose con lino. "Somos los médicos de los libros". Spike acaba de terminar un lomo de Alice’s adventures in Wonderland. «Es para un cliente de Hong Kong». En 1975 eran veinte personas en el taller; hoy sólo seis. Pero continúan operando con tanta meticulosidad como cuando empezaron, en 1894.

“Un artista no puede hacer nada desaliñado”.

"Mi novela favorita es Orgullo y prejuicio ". Es la tercera vez que Victoria acude al Festival Jane Austen, que se celebrará del 8 al 17 de septiembre. Es como si los reyes Jorges volvieran a gobernar en Bath, con miles de austenófilos disfrazados de época. Ella parece una hija de los Bertram. "Creo que no me hubiera gustado vivir en aquellos años…". Vestido de muselina. "Las mujeres lo tenían complicado si no encontraban un marido…". Sobre los hombros, un chal de Cachemira. "Tenían que ser guapas…". Escote de perlas. "Poseer dinero y tierras…". Guantes de gamuza. "Pertenecer a una buena familia…". Sombrero atado con cintas. "¡Y luego estas ropas! No tienes libertad de movimiento. Necesitas ayuda hasta para abrocharte el traje. Es imposible correr con esta sombrilla. ¡Más de una semana, no lo aguantaría!".

“¡Oh!, ¿quién podría cansarse de Bath?”





Biblioteca Personal.

Tengo un libro en mi colección privada .- 


Itsukushima Shrine.


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