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martes, 6 de marzo de 2012

65.-El club de los poetas muertos. a

                                        El club de los poetas muertos.



  

El club de los poetas muertos.

28 DE AGOSTO DE 2014

Cuando vimos la cinta El club de los poetas muertos, dirigida por Peter Weir y con Robin Williams como actor principal, nos sentimos deslumbrados por el cine de tesis. En el filme se expresan las contradicciones entre las formalidades de una academia y la búsqueda de libertad de sus educandos, guiados por este personaje inolvidable, que leía a sus estudiantes el poema de Walt Whitman, titulado ‘¡Oh, capitán, mi capitán!’.
La película trata del encuentro de un profesor de literatura con sus alumnos en la Welton Academy (Vermont), una institución educativa muy respetada. Robin Williams encarnó a un heterodoxo docente (el profesor John Keating) que se sale de los temarios y entra en la materia sensible de la vida, convocando a sus estudiantes a abordar la obra de Whitman, diciéndoles que todos los preceptos que prologan el libro definiendo la poesía son pura basura, pues la poesía no tiene normas ni estructuras, basta una idea que revolotea, un sueño que trasciende, porque la poesía es un acto irrevocable, superior e infinito. El profesor todo lo revierte, los llama a la desobediencia creadora, les recuerda la existencia alguna vez de la sociedad de poetas muertos. Todos se enamoraron de la poesía y empezaron a romper esquemas.
Cada uno de los estudiantes parece haber alcanzado la cima de los atributos de la libertad, y uno de ellos, que siempre quiso ser actor -contra la voluntad de su padre, quien entendía que el arte era una pérdida de tiempo-, asumió el papel de una obra de Shakespeare, pero a pesar de haber ganado un premio por su actuación, el único que no lo felicitó fue su padre y, lleno de tristeza, se suicidó. 
Ese suicidio obligó a una fuerte represión, que conllevó la expulsión de la academia del profesor Keating, a quien acusaron de ser el responsable de la muerte del estudiante y de haber violado las reglas de la academia, alborotando a los estudiantes con textos poéticos e ideas extrañas. Los estudiantes se vieron obligados a firmar una carta donde acusaron al profesor.

Cuando Keating se retiraba del curso y pasó por el pupitre del estudiante que se suicidó, los demás alumnos se levantaron de sus asientos y se subieron sobre los pupitres, exclamando:
 “¡Oh, capitán, mi capitán!”.
Williams ha fallecido, y la primera reacción es no aceptar que haya muerto, pues este formidable actor, quien actuó en hermosas comedias e interpretó los gestos más audaces de la solidaridad humana, hizo reír al mundo.
Robin Williams combatió por la alegría, por la llanura de los afectos. No quiso más que una actuación, un papel para hacer de la vida un amor en la tragedia, un desdén por la hipocresía social y los convencionalismos. Que nadie alegue ahora que consumía alucinógenos, que era alcohólico y solitario, ninguna de las excusas formales del establecimiento social podrán negarle su lucidez, su limpia constancia de gran actor, dúctil y muy querido por los cinéfilos. Comulgo con Borges cuando decía que la realidad era insoportable.

  

En 1989 se estrenó una película, ganadora de un óscar al mejor guión original, que consiguió, con sus poemas y sus lecciones de vida, reflexionar sobre la forma de entender la vida de muchos jóvenes que fueron al cine a verla. «El club de los poetas muertos» cumple 30 años y todo lo que el gran maestro dijo allí a sus alumnos deberían, muchos jóvenes de hoy, escucharlo y aprenderlo. Todos quisimos tener un profesor de literatura como Mr. Keating.

La cinta transcurre en 1959, en la Welton Academy, en Nueva Inglaterra. Un colegio preuniversitario y señero, que sigue manteniendo una enseñanza clásica, tradicional donde los muchachos de buenas familias acuden con el único objetivo de asegurarse un próspero futuro, triunfar. 
Ese año todo cambiará. John Keating, antiguo alumno del centro, se incorpora como nuevo profesor de literatura, trayendo vitalidad a las aulas llenas de chicos sin ideales, que lo único que hacen es seguir los deseos de sus padres. Keating, a través de los grandes poetas norteamericanos e ingleses, les transmitirá el entusiasmo que está en ellos, pero dormido. 
Les recalca que la vida es de ellos y sólo de ellos, que son los que tienen que extraer todo » el meollo a la vida». El maestro es inspirador, inconformista, libre pensador. Quiere sacar de sus alumnos lo mejor de si mismos no sin antes advertirles que: 
«Hay un tiempo para la audacia y un tiempo para al prudencia.»

Con el comienzo de este poema recordamos a un profesor cinematográfico, en la maravillosa película El club de los poetas muertos. Cualquier medio es bueno para descubrirnos un libro, un texto, un poema... y muchos somos los que recordamos el famoso Oh Capitán, mi Capitán que se recitó en este filme. De hecho, así descubrí el poema.
Pertenece a Walt Whitman, llamado padre del verso libre y cuya obra magna Hojas de hierba, es un imprescindible para los amantes de la lírica. En este volumen precisamente nos encontramos el poema que hoy traigo. Autor controvertido que tocaba el realismo desde la reflexión, se le acusó de obsceno en alguna de sus letras. Criticó los extremismos, sobre todo entre esclavistas y abolicionistas, pese a estar en contra de la esclavitud criticaba a ambos, celoso de su vida privada y perfeccionista, dedicó su vida a perfeccionar, ampliar y corregir la obra antes citada.

 El poema que hoy os traigo lo escribió como homenaje a Abraham Lincoln tras su asesinato y, según mi modesta opinión, es de los mejores del autor. Es un poema sencillo, escrito al finalizar la travesía de la vida, en el que nos habla de respeto y afecto, y nos insta a reflexionar sobre la trascendencia de nuestra vida y nuestras reacciones. El viaje termina, las cosas mejoran, el capitán se ha cuidado de volver a puerto para que todo sea mejor y la gente lo celebra con clarines. Sin embargo, el capitán ha perecido en el camino y la alegría se torna amarga sin perder la sonoridad positiva que hace que me guste tanto.
No suelo traer poesía, porque la interpreto a mi manera, poco me importa el autor mientras las palabras me llenen. Es difícil además hablar de un libro de poesía completo porque cada página suele esconder un sentimiento. Sin embargo, tengo una curiosidad, ¿tenéis algún poema o poeta favorito? Me encantaría conocerlos.


  

La sociedad de los poetas muertos..


Dead Poets Society (en España, El club de los poetas muertos; en Hispanoamérica, La sociedad de los poetas muertos) es una película del año 1989 dirigida por Peter Weir, con guion de Tom Schulman y protagonizada por Robin Williams. Narra el encuentro de un profesor de literatura con un grupo de alumnos durante 1959 en la Welton Academy (Vermont), institución señera y prestigiosa.
Ganó un Óscar al mejor guion original. En 1991 se publicó una adaptación del guión original, en forma de novela, escrita por la editora Nancy H. Kleinbaum.

Argumento

Ha llegado un nuevo año en la elitista y conservadora escuela Welton, donde aparece un nuevo profesor, John Keating. Mientras esperan la presentación del nuevo profesor, éste les pide que salgan del aula y en el pasillo cita un poema que Walt Whitman dedicó al presidente Abraham Lincoln: 
«Oh Capitán, mi Capitán». 
Poco después, se refiere a la clase de un alumno de primera generación e indica que no ha comprendido el concepto de carpe diem y que ahora, desde el más allá, pide a los nuevos alumnos que no pierdan lo que nunca podrán recuperar: el tiempo. En la clase, el profesor les pide que miren el cuadro de coordenadas que la introducción del libro utiliza para definir la poesía, y lo llama «basura» y les dice que arranquen esa página porque su concepción de la poesía es que no tiene estructura, ni reglas. Se trata de crear y pensar en algo, darle el énfasis que necesita y romper el molde.

Ante esta introducción, los cuatro amigos muestran interés en averiguar quién es su extraño profesor y, a través de su anuario, averiguan que formaba parte de la «Sociedad de poetas muertos». Al preguntarle a él directamente en el patio del colegio, éste les explica que el grupo se reunía en la cueva que llamaban India y escribían poesía, pensaban libremente y expresaban sus emociones a través de «una verborrea que fluía como la savia de un árbol herido».

 Los chicos deciden crear un nuevo Club de Poetas Muertos y, liderados por Neil Perry, se escapan una noche a la cueva e inician un ritual: uno que se refleja en el hecho de que la cueva está libre de los prejuicios de la sociedad y no hay nadie que los oprima. Les comienza a gustar la poesía y continúan reuniéndose en la cueva. Neil Perry, que siempre ha querido ser actor y que ha permanecido siempre bajo el férreo control de su padre, logra a expensas de éste el papel principal en una obra de Shakespeare. 
El joven Todd Anderson consigue perder su timidez a través de la poesía. Knox Overstreet se declara a una joven sin importar lo que pueda pasar. Mientras que Charles Dalton invita a dos chicas a la cueva y firma un artículo "rebelde" en la revista de la academia proponiendo la entrada de las mujeres en el colegio con "el club de los poetas muertos". Después de todo esto, se le ocurre su pseudónimo: Nuwanda.

A pesar de todo, Neil no se atreve a hablar con su padre. En lugar de ello, miente al profesor y,le dice que su padre,parece aceptar que protagonice «El sueño de una noche de verano» y aproveche la oportunidad de ser actor. El día del estreno, sin embargo, llega su padre al teatro y después de la obra no sólo no le felicita sino que le dice que lo sacará de la academia y lo mandará a una institución militar para que estudie medicina y que sólo entonces podrá elegir su destino.
 En consecuencia, decide colocar la corona que había utilizado en la obra en la ventana para suicidarse con el revólver de su padre. Ante la muerte del joven; todos sus compañeros, excepto uno, culpan a su padre, pero la institución decide culpar al «rebelde» profesor de literatura John Keating. 
Cuando el profesor se va, más de la mitad de sus alumnos se suben a sus bancos y dicen «Oh capitán, mi capitán». Conmovido, el profesor responde con un «Gracias, chicos, gracias»




Diez hallazgos que aprendimos de El club de los poetas muertos.


  1. Carpe diem. Aprovecha el momento.


"Carpe Diem. Porque somos alimentos para gusanos, señores. Porque aunque no lo crean, un día todos los que estamos en esta sala dejaremos de respirar. Nos pondremos fríos y moriremos. Aprovechen el día, muchachos. Hagan que sus vidas sean extraordinarias".

2. La verdad está sobrevalorada.

“La verdad es como una manta que siempre te deja los pies fríos. La estiras, la extiendes pero nunca es suficiente. La sacudes, le das patadas, pero no llega a cubrirte. Y desde que llegamos llorando hasta que nos vamos muriendo, solo nos cubre la cara, mientras gemimos, lloramos y gritamos”.

3. Aspira a cambiar el mundo.

"En mi clase aprenderán a pensar por Uds. mismos. Aprenderán a saborear la palabra y el lenguaje. Porque, a pesar de lo que les digan, la palabra y las ideas pueden cambiar el mundo".

4. Nunca dejes de soñar.

“Solo al soñar tenemos libertad, siempre fue así; y siempre así será”

5. No te conformes.

"El concepto de la conformidad es la dificultad de mantener las propias convicciones ante otros. Para aquellos que piensan, “Yo caminaría diferente”: Todos necesitamos ser aceptados. Pero debéis pensar que vuestras convicciones son únicas y os pertenecen.  Aunque a otros puedan parecerles raras o inaceptables. Aunque toda la manada diga ‘no está bien’".

6. La poesía es una necesidad de ser humano.

“Les contaré un secreto: no leemos y escribimos poesía porque es bonita. Leemos y escribimos poesía porque pertenecemos a la raza humana; y la raza humana está llena de pasión. La medicina, el derecho, el comercio, la ingeniería… son carreras nobles y necesarias para dignificar la vida humana. Pero la poesía, la belleza, el romanticismo, el amor son cosas que nos mantienen vivos“.

7. Aspiremos a encontrar nuestro propio camino.

Robert Frost dijo: ‘Dos caminos divergían en un bosque y yo tomé el menos transitado. Y eso lo cambió todo’. Quiero que encuentren su propio camino, en cualquier dirección, con estilo orgulloso, con estilo tonto, como sea”.

8. Cambiar nuestro punto de vista es de personas inteligentes

"Me he subido a la mesa para recordarme a mí mismo que debemos mirar constantemente las cosas de una manera diferente. El mundo se ve distinto desde aquí arriba. Si no me creen, vengan a probarlo".

9. Piensa libremente

Libera tu mente. Usa tu imaginación. Di lo primero que se te ocurra aunque sean tonterías”.

10. Sé quién quieras ser

“Thoreau decía que la mayoría de los hombres viven en desesperación silenciosa. No se resignen a ello. Libérense. No caminen por la orilla, miren a su alrededor. Atrévanse a ir lejos y encontrar nuevos terrenos”.



Sinopsis: En 1959, la Academia Walton sigue manteniendo el clásico modelo de educación victoriana. Los muchachos que allí estudian pertenecen a la más exquisita sociedad y lo hacen con el único fin de triunfar en el futuro. El nuevo curso cuenta con la novedad de una incorporación: un profesor de literatura, John Keating, antiguo alumno del centro.

Personajes.

 J. Keating: es el nuevo profesor y la persona que les hace ver a los alumnos la vida de un modo distinto. Para él la poesía es algo muy importante en la vida porque en ella se puede expresar lo que cada uno siente. Él fue un componente del Club de los Poetas Muertos cuando era joven, y la reaparición del mismo es en parte debido a él.

● N. Perry: es uno de los alumnos a los que no le costó aceptar las iniciativas de Keating. En el momento en que su vida cambia y se siente libre, no logra ser lo suficientemente fuerte para enfrentarse a su padre y decide suicidarse.

● Knox Overstret: es el alumno que más utiliza el Carpe Diem y que pierde el miedo y hace cosas por otra persona a la quiere y seguramente antes no hubiese hecho, siempre vive el momento y no piensa en las consecuencias que pueden llevar las acciones que realiza. Se siente libre y hace lo que desea.

● Ch. Dalton: es el alumno que primero reacciona cuando el Sr. Keating propone romper las hojas del libro. Es el más liberal de todos, y el que más en evidencia lo pone. Es el primero de todos que propone que el Club de los Poetas Muertos reaparezca y propone ir a la cueva, además de propone que en la escuela se admitan chicas.

Todd Anderson: es el más tímido de todos y en un principio se muestra desinteresado en las propuestas de los demás compañeros, pero más tarde y gracias a Neil conseguirá adaptarse y llegar a ser el más valiente, demostrándole al Sr. Keating su agradecimiento y su apoyo.

● Mac Allister: en un principio se extraña del método que el Sr. Keating tiene de dar clase, ve que es un método poco frecuente entre los profesores de la escuela y que no cumple los cuatro pilares de Prestigio (tradición, honor excelencia y disciplina), pero finalmente le mostrará su apoyo.

● R. Cameron: se muestra en un principio a favor del Club, pero a este alumno, lo que realmente le importa es hacer todo lo que a los profesores les gusta, más tarde después del suicidio de Neil, traiciona al Sr. Keating y decide contarlo todo al director.

● Sterven Meeks: no le gusta el método de Keating, pero poco a poco su pensamiento va evolucionando, para acabar pensando igual que él y, finalmente, demostrarle su apoyo.

● Director: al principio confiaba en el Sr. Keating, pero tras la muerte de Neil, decide expulsarlo debido a que no lo culpan de ser el que inculca a los chicos a que rehagan el Club. Al final queda sorprendido por las muestras de afecto que los alumnos muestran al Sr. Keating.

● Profesorado: la mayor parte del profesorado se muestra en contra del sistema del Sr. Keating porque no cumple los cuatro pilares de prestigio, pero aparece un profesor que al final le muestra su apoyo y acaba llevando el mismo sistema que él.

● Sres. Perry: se muestran en la misma postura a los largo de toda la película hasta la muerte de su hijo. Ellos querían que su hijo fuese médico y éste quería ser actor, según ellos, por culpa de Keating, a causa de lo cual, es expulsado de la escuela.

● Sres. Anderson: demuestran poco interés por su hijo en el regalo de cumpleaños, y tampoco se encuentran a favor del sistema que el Sr. Keating tiene. Tienen miedo de que lo que le sucedió a Neil, le pueda ocurrir a su hijo.

Las mejores frases de ‘El club de los poetas muertos’

 

  No leemos y escribimos poesía porque es bonita. Leemos y escribimos poesía porque pertenecemos a la raza humana. Y la raza humana está llena de pasión. La medicina, el derecho, los negocios y la ingeniería son carreras nobles y necesarias para la vida. Pero la poesía, la belleza, el romanticismo, el amor… son las cosas que nos mantienen vivos.”
John Keating 
Profesor de Lengua y Literatura Inglesa.



 
“El día de hoy no se volverá a repetir. Vive intensamente cada instante, lo que no significa alocadamente; sino mimando cada situación, escuchando a cada compañero, intentando realizar cada sueño positivo, buscando el éxito del otro; y examinándote de la asignatura fundamental: el amor. Para que un día no lamentes haber malgastado egoístamente tu capacidad de amar y dar vida.”

John Keating (Robin Williams)

“La verdad es como una manta que siempre te deja los pies fríos, la estiras, la extiendes pero nunca es suficiente. La sacudes, le das patadas pero desde que llegamos llorando a que nos vamos muriendo, solo nos cubre la cara mientras gemimos, lloramos y gritamos.”

Todd Anderson (Ethan Hawke)

“Robert Frost dijo: dos caminos se abrieron ante mí, pero tomé el menos transitado y eso marcó la diferencia.”

John Keating (Robin Williams)
 
“Muéstrame un corazón que esté libre de necios sueños, y te enseñaré a un hombre feliz.”

McAllister (Leon Pownall)

“Me he subido a mi mesa para recordar que hay que mirar las cosas de un modo diferente. El mundo se ve distinto desde aquí arriba.”

John Keating (Robin Williams)
 
“Me interné en los bosques porque quería vivir intensamente; quería sacarle el jugo a la vida. Desterrar todo lo que no fuese vida, para así, no descubrir en el instante de mi muerte que no había vivido.”

Neil Perry (Robert Sean Leonard)

“Oh capitán, mi capitán.”

John Keating (Robin Williams)

“Sólo al soñar tenemos libertad, siempre fue así y siempre así será.”

John Keating (Robin Williams)

“Coged las rosas mientras podáis,
veloz el tiempo vuela.
La misma flor que hoy admiráis,
mañana estará muerta.”

Gerard Pitts (James Waterson)

“Amigos míos, aún no es tarde para hallar un nuevo mundo, mantengo el propósito de ir más allá del ocaso, es cierto, no tenemos la misma fuerza que en los viejos días, movía cielo y tierra, somos lo que somos, hombres de idéntico temple en corazones heroicos, débiles por el tiempo, más fuertes por voluntad para luchar, hallar descubrir y no rendirse.” (Citando a Alfred Lord Tennyson)

Neil Perry (Robert Sean Leonard)

“Hay que desafiar la adversidad, enfrentar al enemigo sin temor”

John Keating (Robin Williams)

“No olviden que a pesar de todo lo que les digan, las palabras y las ideas pueden cambiar el mundo (…). Les contaré un secreto: no leemos y escribimos poesía porque es bonita. Leemos y escribimos poesía porque pertenecemos a la raza humana; y la raza humana está llena de pasión. La medicina, el derecho, el comercio, la ingeniería, son carreras nobles y necesarias para dignificar la vida humana. Pero la poesía, la belleza, el romanticismo, el amor son cosas que nos mantienen vivos.”

John Keating (Robin Williams)

“Oh, mi yo, oh, vida de sus preguntas
que vuelven del desfile interminable de los desleales,
de las ciudades llenas de necios
¿qué hay de bueno en estas cosas?
Que tú estás aquí,
que existe la vida y la identidad,
que prosigue el poderoso drama
y que tú puedes contribuir con un verso
¡que prosigue el poderoso drama
y que tú puedes contribuir con un verso!”

John Keating (Robin Williams)

Frases El club de los poetas muertos 
“Muchos viven en una muda desesperación.” (citando a Thureau)

John Keating (Robin Williams)

“Todos necesitamos ser aceptados, pero deben entender que sus convicciones son suyas, les pertenecen (…) aunque toda la manada diga: ¡no está bien! Robert Frost dijo: Dos caminos divergen en un bosque, y yo tomé el menos transitado de los dos, y aquello fue lo que cambió todo. Quiero que encuentren su propio camino.”

John Keating (Robin Williams)

“Hay un momento para el valor y otro para la prudencia y el que es inteligente los distingue.”

John Keating (Robin Williams)

“Que tú estas aquí, que existe la vida y la identidad, que prosigue el poderoso drama y tú puedes contribuir con un verso.”

John Keating (Robin Williams)

“Carpe diem. Vive el momento.”

John Keating (Robin Williams)


Poesías.



¡Oh, Capitán! ¡Mi Capitán! (en inglés: Oh Captain! My captain!)? es un poema de Walt Whitman escrito en homenaje a Abraham Lincoln, presidente estadounidenses, después de su asesinato en 1865. Se publicó por primera vez el mismo año en un apéndice adjunto a la última versión de Hojas de hierba, su obra maestra.


Texto y traducción.

El poema original.

O Captain my Captain! our fearful trip is done;
The ship has weather’d every rack, the prize we sought is won;
The port is near, the bells I hear, the people all exulting,
While follow eyes the steady keel, the vessel grim and daring:

But O heart! heart! heart!
O the bleeding drops of red,
Where on the deck my Captain lies,
Fallen cold and dead.

O Captain! my Captain! rise up and hear the bells;
Rise up—for you the flag is flung—for you the bugle trills;
For you bouquets and ribbon’d wreaths—for you the shores a-crowding;
For you they call, the swaying mass, their eager faces turning;

Here Captain! dear father!
This arm beneath your head;
It is some dream that on the deck,
You’ve fallen cold and dead.

My Captain does not answer, his lips are pale and still;
My father does not feel my arm, he has no pulse nor will;
The ship is anchor’d safe and sound, its voyage closed and done;
From fearful trip, the victor ship, comes in with object won;

Exult, O shores, and ring, O bells!
But I, with mournful tread,
Walk the deck my Captain lies,
Fallen cold and dead.

Traducción al español.

¡Oh, Capitán, mi Capitán! Nuestro azaroso viaje ha terminado;
El barco capeó los temporales, el premio que buscamos se ha ganado;
Cerca está el puerto, ya oigo las campanas, todo el mundo se muestra alborozado,
la firme quilla siguen con sus ojos, el adusto velero tan audaz.

Pero, ¡Oh, corazón! ¡Corazón! ¡Corazón!
Oh, se derraman gotas rojas
en la cubierta donde yace mi Capitán
caído, frío y muerto.

¡Oh, Capitán! ¡Mi Capitán! Levántate y escucha las campanas;
levántate —por ti la enseña ondea— por ti suena el clarín;
por ti son las guirnaldas y festones —por ti se apiñan gentes en la orilla;
por ti claman, la inquieta masa a ti se vuelve ansiosa.

¡Escucha, Capitán! ¡Querido padre!
Te pongo el brazo bajo la cabeza;
Un sueño debe ser que en la cubierta
hayas caído frío y muerto.

Mi Capitán no contesta, están sus labios pálidos e inertes;
Mi padre no es consciente de mi brazo, no tiene pulso ya ni voluntad.
El barco sano y salvo ha echado el ancla, el periplo por fin ha concluido;
del azaroso viaje, el barco victorioso regresa logrado el objetivo.

¡Exultad, oh, costas!, y ¡sonad, oh, campanas!
Mas yo, con paso fúnebre recorro
la cubierta donde yace mi Capitán
caído, frío y muerto.


  

Robert Herrick.


Robert Herrick (bautizado el 24 de agosto de 1591 - enterrado el 15 de octubre de 1674) fue un poeta lírico inglés y clérigo anglicano del siglo XVII. Es más conocido por Hespérides, un libro de poemas. Esto incluye el poema carpe diem "To the Virgins, to Make Much of Time", con la primera línea "Recoged los capullos de rosa mientras podáis".


Biografía


Nacido en Cheapside, Londres, Robert Herrick fue el séptimo y cuarto hijo de Julia Stone y Nicholas Herrick, un próspero orfebre. Recibió su nombre de un tío, Robert Herrick (o Heyrick), un próspero miembro del parlamento (MP) de Leicester, que había comprado la tierra en la que se encontraba la abadía de Greyfriars después de la disolución de Enrique VIII a mediados del siglo XVI. Nicholas Herrick murió al caer desde una ventana del cuarto piso en noviembre de 1592, cuando Robert tenía un año (no está claro si se trató de un suicidio).

La tradición de que Herrick recibió su educación en Westminster se basa en las palabras "amado Westminster" en su poema "Tears to Thamesis", pero la alusión es a la ciudad, no a la escuela. Es más probable que él, como los hijos de su tío, asistiera a The Merchant Taylors'; Escuela. En 1607 se convirtió en aprendiz de su otro tío, Sir William Herrick, orfebre y joyero del rey. El aprendizaje terminó después de solo seis años, cuando Herrick, de 22 años, fue admitido en St John's College, Cambridge. Más tarde emigró a Trinity Hall y se graduó en 1617. Herrick se convirtió en miembro de Sons of Ben, un grupo centrado en la admiración por las obras de Ben Jonson, a quien le escribió al menos cinco poemas. Herrick fue ordenado miembro de la Iglesia de Inglaterra en 1623 y en 1629 se convirtió en vicario de Dean Prior en Devonshire.

En 1647, a raíz de la Guerra Civil Inglesa, Herrick fue expulsado de su vicaría por rechazar la Liga y el Pacto Solemne. Regresó a Londres para vivir en Westminster y depender de la caridad de sus amigos y familiares. Pasó algún tiempo preparando sus poemas líricos para su publicación y los hizo imprimir en 1648 bajo el título Hespérides; o las Obras tanto humanas como divinas de Robert Herrick, con una dedicatoria al Príncipe de Gales.

Cuando el rey Carlos II fue restaurado al trono en 1660, Herrick solicitó su propia restauración de su vida. Se había ganado el favor de escribir versos que celebraban los nacimientos de Carlos II y su hermano James antes de la Guerra Civil. Herrick volvió a ser vicario de Dean Prior en el verano de 1662 y vivió allí hasta su muerte en octubre de 1674, a la edad de 83 años. Se desconoce la fecha de su muerte, pero fue enterrado el 15 de octubre. Herrick fue soltero toda su vida. Se cree que muchas de las mujeres que nombra en sus poemas son ficticias.


Estilo y estatura poética.


Herrick escribió más de 2500 poemas, aproximadamente la mitad de los cuales aparecen en su obra principal, Hespérides. Hespérides también incluye Noble Numbers, mucho más breve, su primer libro de obras espirituales, publicado por primera vez en 1648. Es bien conocido por su estilo, y en sus obras anteriores por frecuentes referencias a hacer el amor y al cuerpo femenino. Su poesía posterior fue de naturaleza más espiritual y filosófica. Entre sus dichos poéticos cortos más famosos se encuentran los monómetros únicos, como el número 475, "Así yo / Paso / Y muero, / Como uno / Desconocido / Y me fui."

Herrick establece su tema en el poema que imprimió al principio de su colección, "El argumento de su libro". Se ocupó de la vida en el campo inglés y sus estaciones, las costumbres del pueblo, poemas elogiosos para varias damas y sus amigos, temas tomados de escritos clásicos y una sólida base de fe cristiana, no intelectualizada pero que apuntala el resto. 

Se ha dicho del estilo de Herrick que "su franqueza de discurso con una presentación clara y sencilla del pensamiento, un gran artista que trabaja con un conocimiento consciente de su arte, de una Inglaterra de su juventud en la que vive y se mueve y ama, claramente le asigna el primer lugar como poeta lírico en el sentido estricto y puro de la frase."

Herrick nunca se casó y ninguno de sus poemas de amor parece conectarse directamente con ninguna mujer. Amaba la riqueza de la sensualidad y la variedad de la vida. Esto aparece vívidamente en poemas como "Cherry-ripe", "Delight in Disorder" y 'Sobre la ropa de Julia'.

El mensaje predominante en el trabajo de Herrick es que la vida es corta, el mundo hermoso y el amor espléndido. Debemos aprovechar el poco tiempo que tenemos para aprovecharlo al máximo. Este mensaje es claro en 'To the Virgins, to make mucho of Time', 'To Daffodils', 'To Blossoms'. y 'Corinna's Going A Maying', donde se manifiesta la calidez y la exuberancia de una personalidad aparentemente amable y jovial.


La estrofa inicial de uno de sus poemas más famosos, "To the Virgins, to Make Much of Time", dice:


Reúnanse mientras puedan,

El tiempo viejo sigue luchando;

Y esta misma flor que sonríe hoy,

Mañana estará muriendo.


Este es un ejemplo del género carpe diem, cuya popularidad los poemas de Herrick ayudaron a revivir.

Sus poemas no fueron demasiado populares cuando se publicaron. Un estilo influenciado por Ben Jonson, los escritores romanos clásicos y la era isabelina tardía debe haber parecido anticuado para una audiencia sintonizada con las complejidades de los poetas metafísicos como John Donne y Andrew Marvell. Su trabajo fue redescubierto a principios del siglo XIX y se ha impreso regularmente desde entonces.


El poeta victoriano Swinburne describió a Herrick como "el compositor de canciones más grande jamás nacido de raza inglesa". A pesar de su uso de alusiones y nombres clásicos, los poemas de Herrick son más fáciles para los lectores modernos que los de muchos de sus contemporáneos.



Gather Ye Rosebuds While Ye May es un óleo sobre lienzo creado en 1909 por el artista británico prerrafaelita, John William Waterhouse. Fue el segundo de los dos cuadros inspirados en el poema del siglo xvii "To the Virgins, to Make Much of Time", obra de Robert Herrick, y que comienza:


Gather ye rosebuds while ye may,

Old Time is still a-flying;

And this same flower that smiles today,

Tomorrow will be dying.


Traducido al español


Coged las rosas mientras podáis;

veloz el tiempo vuela.

La misma flor que hoy admiráis,

mañana morirá.



Inglés.


To the virgins, 

to make much of time.

Gather ye rosebuds while ye may,
Old Time is still a-flying:
And this same flower that smiles today
Tomorrow will be dying.

The glorious lamp of heaven, the Sun,
The higher he's a-getting
The sooner will his race be run,
And nearer he's to setting.

That age is best which is the first,
When youth and blood are warmer;
[But being spent, the worse, and worst
Times, still succeed the former.

Then be not coy, but use your time;
And while ye may, go marry:
For having lost but once your prime,
You may forever tarry.


Español.

A las vírgenes, 
para que aprovechen el tiempo

Coged las rosas mientras podáis;
veloz el tiempo vuela.
La misma flor que hoy admiráis,
mañana estará muerta.

La gloriosa lámpara celeste, el sol,
cuanto más alto ascienda
antes llegará a su camino
y más cerca estará del ocaso.
 
Los primeros años son los mejores,
cuando la juventud y la sangre están más calientes;
pero consumidas, la peor, y peores tiempos
siempre sucenden a los anteriores.
 
Así que no seáis tímidas, aprovechad el tiemp
y mientras podáis, casaos:
pues una vez que hayáis pasado la flor de la vida
puede que esperéis para siempre


  

Horacio recitando sus versos, de Adalbert von Rössler .

Quinto Horacio Flaco ​ (Venusia, hoy Venosa, Basilicata, 8 de diciembre de 65 a. C.-Roma, 27 de noviembre de 8 a. C.), conocido como Horacio, fue el principal poeta lírico y satírico en lengua latina.



 Carpe diem. 

(Oda, I, 11)


Tu ne quaesieris, scire nefas,


quem mihi, quem tibi

finem di dederint, Leuconoe,

nec Babylonios temptaris numeros.

ut melius, quicquid erit, pati!

seu pluris hiemes seu tribuit Iuppiter ultimam,

quae nunc oppositis debilitat pumicibus mare

Tyrrhenum: sapias, vina liques, et spatio brevi

spem longam reseces. dum loquimur, fugerit invida……………

aetas: carpe diem, quam minimum credula postero.

 
 
Odas, I, 11
Horacio, Odas.
Traducción: Pablo Cortés Gamas, Mirta Meyer y Alejandro
 

No te hace falta eres joven
ni te está permitido es sacrilegio
explorar la frontera en que los dioses
detendrán, Leucónoe, tus días y los míos;
no consultes los cálculos babilonios.

Cuánto mejor afrontar lo que suceda,
ya si Júpiter te concedió muchos inviernos,
o sólo éste, en que el férvido Tirreno
desgasta la escollera.

Sé sabia, saborea los vinos
y ajusta tu esperanza desmedida
a la copa de la vida, que es pequeña.
Aun mientras hablamos, el tiempo huye celoso.
Aprovecha el tiempo, incierto es el mañana.




Los mensajes más inspiradores de "El club de los poetas muertos". Estas frases célebres de la película pueden ayudarnos a recordar la importancia de vivir una vida significativa, y de buscar siempre la creatividad en todo lo que hacemos.

1. "Cuando leas, no sólo consideres lo que piensa el autor, considera lo que piensas tú".

2. "Succionar la médula de la vida no significa atragantarse con el hueso".

3. "Carpe diem, aprovechen el día muchachos, hagan que sus vidas sean extraordinarias".

4. "Nunca olviden que pueden ser libres para pensar, para actuar y para crear".

5. "¿Cómo nos despojamos de prejuicios, hábitos, influencias? La respuesta, mis queridos muchachos, es que debemos esforzarnos constantemente por encontrar un nuevo punto de vista".

6. "Enseñar es ver el mundo. El nuevo mundo. Ver a un estudiante como tú echar raíces, listo para florecer y florecer cualquier día".

7. "Qué difícil es para cualquiera de nosotros escuchar nuestra propia voz o mantener nuestras propias creencias en presencia de los demás".

8. "La poesía se puede encontrar en la música, en una fotografía, en la forma en que se prepara una comida, cualquier cosa que tenga algo de revelación. Puede existir en las cosas más cotidianas, pero nunca, nunca debe ser ordinaria".

9. "Todos necesitamos ser aceptados, pero deben entender que sus convicciones son suyas, les pertenecen (…) aunque toda la manada diga: ¡no está bien!".

10. "Justo cuando crees que sabes algo, tienes que mirarlo de otra manera. Aunque parezca tonto o incorrecto, debes intentarlo".

11. "No importa lo que te digan, las palabras y las ideas pueden cambiar el mundo".

12. "El día de hoy no se volverá a repetir. Vive intensamente cada instante, lo que no significa alocadamente; sino mimando cada situación, escuchando a cada compañero, intentando realizar cada sueño positivo, buscando el éxito del otro; y examinándote de la asignatura fundamental: el amor. Para que un día no lamentes haber malgastado egoístamente tu capacidad de amar y dar vida".

13. "La verdad es como una manta que siempre te deja los pies fríos, la estiras, la extiendes pero nunca es suficiente. La sacudes, le das patadas pero desde que llegamos llorando a que nos vamos muriendo, sólo nos cubre la cara mientras gemimos, lloramos y gritamos".

14. "Robert Frost dijo: Dos caminos divergen en un bosque, y yo tomé el menos transitado de los dos, y aquello fue lo que cambió todo".

15. "Me he subido a mi mesa para recordar que hay que mirar las cosas de un modo diferente. El mundo se ve distinto desde aquí arriba".

16. "Hay que desafiar la adversidad, enfrentar al enemigo sin temor".

17. "Les contaré un secreto: no leemos y escribimos poesía porque es bonita. Leemos y escribimos poesía porque pertenecemos a la raza humana; y la raza humana está llena de pasión. La medicina, el derecho, el comercio, la ingeniería, son carreras nobles y necesarias para dignificar la vida humana. Pero la poesía, la belleza, el romanticismo, el amor son cosas que nos mantienen vivos".

18. "La única forma de lidiar con el miedo es enfrentarlo de frente".

19. "Hay un momento para el valor y otro para la prudencia y el que es inteligente los distingue".

20. "No olviden nunca que la poesía es lo que hace volar a la mente de las personas".

21. "Debes confiar en lo que es único o diferente de ti mismo, incluso si es extraño o impopular".

22. "No te conformes con ser un simple espectador de tu propia vida."

23. "La poesía, la belleza, el romance, el amor... son lo que nos mantienen vivos".

24. "La educación no consiste en llenar un cubo vacío, sino en encender un fuego".




LA SOCIEDAD DE LOS POETAS MUERTOS: UNA CARTA DE AMOR AL ARTE.
Laura García.
“No leemos y escribimos porque sea tierno. Escribimos y leemos poesía porque somos miembros de la humanidad, y la humanidad rebosa pasión. La medicina, leyes, administración, ingenierías son muy nobles y necesarias para sostener la vida, pero la poesía, belleza, romance, amor… Es por eso que vivimos”. 

Esa frase la encontré repetidas veces y en plataformas distintas, mientras navegaba por mis redes sociales. Su procedencia: La Sociedad de los Poetas Muertos (1989).
Después de ahondar en muchas frases de esta película, el deseo de ver la cinta se hizo presente en mí, y, después de una larga búsqueda, finalmente logré encontrarla. Verla desencadenó todo un torbellino de emociones. Me conmovieron las escenas, lloré con cada uno de los sueños de los personajes, y sobre todo, me enamoré de la poesía, el arte y la belleza que encierra la humanidad.
La sociedad de los Poetas Muertos relata la historia de un grupo de estudiantes, quienes, al igual que una gran parte de la comunidad estudiantil, cree tener sus metas definidas. Sin embargo, nunca han hecho un alto en el camino para preguntarse qué es lo que realmente desean ellos sin estar condicionados por su entorno social. Esto cambia con la llegada del nuevo profesor de literatura Keating – encarnado por Robin Williams – , quien comienza a dar un nuevo rumbo a sus vidas dejándoles ver nuevas perspectivas, que ellos no habían percibido antes.
“Carpe Diem. Porque somos alimentos para gusanos, señores. Porque aunque no lo crean, un día todos los que estamos en esta sala dejaremos de respirar. Nos pondremos fríos y moriremos. Aprovechen el día, muchachos. Hagan que sus vidas sean extraordinarias”. 
El Carpe Diem es uno de los mantras principales que les enseña el maestro Keating a los chicos, aprovechar el presente, para que no quede tiempo de agobiarnos pensando en el futuro. Es a partir de esta enseñanza que los estudiantes comienzan a perseguir sus sueños, ideales, lo que consideran correcto para sus convicciones a sabiendas y aceptando que pueden equivocarse, que están apenas empezando a vivir.
Crean un club que llamarán La Sociedad de los Poetas Muertos, y cuya finalidad es la de reunirse a leer poesía y disfrutar de la belleza que emana de ella. El club está conformado por siete estudiantes, quienes antes de encontrar en la poesía una forma de ver el mundo, seguían las órdenes de sus padres, creyendo que eso los llevaría a la felicidad, o al menos, que aseguraría su futuro financiero y en consecuencia la tranquilidad. Luego de que el maestro Keating empieza a pasarles todo su conocimiento, los ideales de cada uno comienzan un proceso de deconstrucción. Si en un principio estaban seguros de sus metas y sus planes, ahora comienzan a dudar y se llevan una gran sorpresa cuando se dan cuenta que sus pasiones son completamente distintas a las que creían tener.
Neil Perry, uno de los estudiantes ya antes no sabía con certeza si deseaba seguir el camino de su padre, tras la relación con el docente, se da cuenta de que su vocación es otra, que es el teatro lo que conmueve su alma y lo hace sentir vivo. Sin embargo, como en cada película debe existir un nudo en la trama, en esta, es Neil – Interpretado por Robert Sean Leonard – el protagonista del mencionado nudo. Él seguro del sueño que ha escogido y del camino que desea enfrentar para conseguirlo, habla con su padre, quien se opone firmemente y además asegura que el maestro Keating se ha convertido en una influencia pésima para los estudiantes, que su único resultado como educador, ha sido el de llevar a los jóvenes por el camino de la rebelión y el caos.

¿Desde cuándo educar desde el arte y el amor se ha convertido en una forma de rebelión?
 Piensa John Keating, quien lo único que ha hecho durante la cinta es demostrarnos lo bello del arte y el amor en la educación. Quizá la rebelión surge cuando defendemos con pasión nuestras ideas, cuando comenzamos a pensar en vez de callar, al igual que los estudiantes quienes estaban buscando su idea de felicidad, un concepto para el cual el mundo rígido y cuadriculado de esa sociedad no estaba preparado.
Más allá de escribir una reseña de esta película, deseo compartir el amor que le tengo ya que no solamente subraya el valor del arte y la creatividad sino que me ayudó a buscar mi propio rumbo. La Sociedad de los Poetas Muertos es el Carpe Diem hecho película. Robin Williams ya no está entre nosotros, un día también deberemos desaparecer, así que toma particular relieve la pregunta ¿qué estamos haciendo hoy para hacer de nuestra vida una historia memorable?
A través de estos escritos yo estoy intentando mostrarles un poco el amor que tengo por el cine y buscando de distintas maneras conmover su ser, para que sientan lo mismo que yo cuando veo alguna película que me emociona particularmente. No sé si el día de mañana mi historia será memorable, pero tengo la certeza de que si lo que escribo le llega al menos a uno de ustedes, las palabras que con tanto amor nacen de mi alma y son plasmadas aquí, serán inmortales. Estoy agradecida a la película La Sociedad de los Poetas Muertos, porque sé que el arte es una parte de mi alma, y el Carpe Diem se convirtió en mi frase de cada mañana.

Que la vida sea de ahora en adelante más que un poema y nuevos deleites.

La Sociedad de los Poetas Muertos (1989)






Crítica de El club de los poetas muertos, con Robin Williams.

CRÍTICA
Fátima Elidrissi
13 ago. 2014 5:43h.

CRÍTICA DE El club de los poetas muertos (1989) 
- DIRIGIDA POR Peter Weir 
- PROTAGONIZADA POR Robin Williams, Robert Sean Leonard, Ethan Hawke, Josh Charles, Dylan Kussman, Gale Hansen, James Waterston, Allelon Ruggiero.

ARGUMENTO: En un elitista y estricto colegio privado estadounidense un grupo de alumnos que descubrirá el verdadero significado de ‘carpe diem’ y la importancia de luchar por alcanzar los sueños gracias a un excéntrico profesor de poesía.

Idolatrada por muchos y aborrecida (espero) por pocos, El club de los poetas muertos deja indiferentes a pocos. Por eso antes de comenzar este análisis pongo al lector sobre aviso: yo me encuentro entre los primeros. Así puedo puedo obviar las escenas de pájaros emprendiendo el vuelo o aterrizando, las bucólicas estampas diurnas y la oportuna iluminación nocturna o el hecho de no sea tan sencillo etiquetar moralmente a las personas como a los personajes de la cinta. Y a continuación voy a intentar explicar por qué.
El pasado mes de junio El club de los poetas muertos cumplió 25 años. En un emotivo e idealista relato, la película habla de la necesidad de ser libres, de encontrar nuestro propio camino y aprovechar el momento. El cacareado "carpe diem" que encuentra en un grupo de escolares de una elitista escuela americana de los años 50 un más que apropiado caldo de cultivo, gracias a uno de los papeles más recordados del recientemente fallecido Robin Williams: el del profesor de poesía John Keating.
“Somos alimento para los gusanos. Lo creáis o no un día todos vamos a dejar de respirar, enfriarnos y morir”, explica en la cinta el actor a sus atónitos alumnos, alejado de su habitual inclinación por la comedia. Por eso insta a sus alumnos a vivir, no de forma alocada, excesiva e inconsciente, sino más bien al contrario: el profesor pide a sus alumnos que tomen las riendas de sus vidas, que se atrevan a pensar por sí mismos ignorando la tradición, el honor, la disciplina y la excelencia de su escuela.

  “Hagan que sus vidas sean extraordinarias”, afirma Williams apremiante, y con su extraordinaria interpretación marcó a millones de espectadores ganándose una nominación al Oscar, premio que terminaría conquistando con El indomable Will Hunting.

Peter Weirdirige esta fábula educativa sobre la transformación de un grupo de adolescentes gracias al poder subversivo de la poesía. Ambientada en la conservadoraAcademia Weltonde Vermont en 1959, esta cinta semiautobiográfica está basada en las vivencias del guionista Tom Schulman, que se llevó el Oscar al Mejor Guión original por su trabajo.
La película comienza con la llegada de un nuevo profesor de poesía, un ex alumno que sobrevivió a esta estricta escuela cuyo método de enseñanza consiste en la obediencia, el rigor y la sumisión. Pero Keating no cree que se pueda calcular el área de un poema, reducir la belleza, el romance o la pasión a unas coordenadas. Porque el objetivo de este sacrílego filósofo capaz de exigir a sus alumnos que arranquen las páginas de sus venerados manuales es que estos jóvenes empiecen a cuestionarlo todo. 
“No importa lo que os digan: las palabras y las ideas pueden cambiar el mundo”.

Un grupo de alumnos encabezado por unos jovencísimos Ethan Hawke (‘Antes del amanecer’) y Robert Sean Leonard (‘House’, 'Falling Skies') decide librar esta batalla por el libre pensamiento resucitando El club de los poetas muertos. Reunidos en una cueva, los jóvenes alternan la lectura de poemas clásicos con otros de su propia cosecha mientras componen canciones, cuentan chistes o admiran el póster de una chica en topless, ajenos tanto a las obligaciones de la escuela como al yugo que sus padres ejercen sobre ellos.
“Sólo en los sueños el hombre puede ser libre”, dice Robin Williams citando al omnipresente Walt Whitman (poeta que también tuvo su peso en la trama de Breaking Bad, por cierto) a unos adolescentes que por primera vez en sus vidas se atreven a soñar, atentando con destruir los pesados pilares que sostienen la sociedad. 

Los adolescentes, los verdaderos protagonistas

El club de los poetas muertosacompaña a cada uno de estos jóvenes en su búsqueda, redescubriendo al espectador la inspiración, el deseo o el amor en el tono alegre y distendido de las comedias estudiantiles, todo ello sin que la narración pierda fuerza en ningún momento. Y es que el personaje de Robin Williamsno es el protagonista, sino el catalizador. 
El guía de estos jóvenes, pero no su director. De ahí que cualquier atisbo de enseñanza académica por parte del maestro desaparezca ante la ojiplática mirada de sus alumnos.
John Keating cambia así monólogos y dictados por paseos en el campo. En vez de pedir a sus alumnos que memoricen poemas les exige que los escriban ellos mismos, que encuentren su propia voz, que griten lo que llevan en su interior.
 “Me he subido a mi mesa para recordar que hay que mirar las cosas de un modo diferente”, explica el profesor a sus alumnos, que poco a poco comienzan a volar solos.

El fatídico desenlace se antoja inevitable con el progresivo aumento de la tensión entre los héroes, Keating y sus alumnos, y los villanos, la escuela y los padres, que intentarán aplastar el espíritu de los muchachos. Si bien es cierto que esta categorización de los personajes puede resultar simplista, ilustra perfectamente una de las ideas que con más tesón transmite la película: cómo se perpetúan las instituciones y el poder si los sometidos permanecen callados.
El espíritu romántico de poetas como Walt Whitman, Lord Byron o John Keats inunda toda la producción, tanto que en un guiño final se menciona que ni siquiera han estudiado a los poetas realistas. De ahí que no se pueda entender El club de los poetas muertos sin volver con nostalgia al exceso de hormonas que experimentan los personajes, a sus ganas de descubrir todo por primera vez. Pero quizá sea incluso más importante reconocer la constante presencia de la muerte, que sobrevuela la película desde los retratos en blanco y negro de los antiguos alumnos de la escuela hasta el trágico final.
Por ello, y aunque sólo sea durante dos horas, sigamos el camino de H.D. Thoreau: “me interné en los bosques porque quería vivir intensamente; quería sacarle el jugo a la vida. Desterrar todo lo que no fuese vida, para así, no descubrir en el instante de mi muerte que no había vivido”. De forma que todos terminemos entonando el inolvidable ¡Oh capitán! ¡Mi capitán!






Itsukushima Shrine.


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La historia que inspiró La sociedad de los poetas muertos y el dolor de Robin Williams
26 de marzo de 2019
Tomás Balmaceda.




En una filmografía tan vasta y popular como la de Robin Williams es difícil que un papel resalte frente a tantos otros. Sin embargo, su profesor John Keating ha quedado en la retina de más de una generación, junto con los fotogramas de los estudiantes subiéndose al escritorio del colegio para rebelarse contra lo que se esperaba de ellos y lanzarse a cumplir sus sueños. A tres décadas de su estreno, La sociedad de los poetas muertos sigue impactando a los espectadores pero pocos conocen cómo la vida real inspiró a este drama.


El guionista y escritor Tom Schulman era pupilo en un colegio masculino de elite como el de la película durante su adolescencia en Nashville, Tennessee. Allí conoció en primera persona las frustraciones de los jóvenes que tenían pocas chances de cumplir con sus expectativas ya que sus destinos estaban marcados de antemano por sus padres y por la sociedad.
Fue en ese colegio, el Montgomery Bell Academy, donde Schulman conoció a Samuel Pickering, un profesor de literatura que no temía romper las reglas pedagógicas del momento. De hecho, era él quien se paraba en su escritorio para dar clases y usaba el tacho de basura para enseñar. Por ejemplo, cuando leyeron El cuervo, de Edgar Allan Poe, los hizo subirse todos a sus sillas y aplaudir cada vez que aparecía la palabra "nevermore"
"Si tengo que ser sincero, hacía esas cosas más que nada para no aburrirme dando clases y no tanto para despertar el interés de los estudiantes. Mi idea siempre fue que si yo me divertía, mis alumnos también lo harían y de ese modo le encontrarían interés a leer y escribir", contó el mismo Pickering.
Schulman tomó estas historias para su guion y le sumó también su experiencia con otro de sus profesores, Harold Clurman, que daba un curso opcional de teatro y que era un excelente orador, con charlas inspiradoras y que alentaba a sus alumnos a la rebeldía.
Con estos recuerdos, Schulman escribió uno de sus primeros guiones y recorrió los estudios de Hollywood ofreciéndolo hasta que Touchstone Pictures, subsidiaria de Disney, compró la idea. Sin embargo, lo que los ejecutivos de Hollywood tenían en mente era algo muy diferente. En un momento se especuló con hacer un film musical, buscando repetir el éxito de Fama, bajo el título The Sultans of Strut. Luego convocaron al director de La venganza de los nerds, Jeff Kanew, quien quería que el rol del profesor lo tomara Liam Neeson. Cuando el estudio impuso a Williams, la guerra de egos entre ambos volvió imposible el rodaje.
"Teníamos todo preparado para filmar: los decorados, el equipo técnico, la mayoría de los actores... pero Robin no terminaba de firmar el contrato. El problema no era el guion sino el director que había elegido el estudio. Pero Disney decidió avanzar y el primer día de filmación nos quedamos esperándolo tres horas. Nunca vino", recordó Schulman.
Fue entonces que decidieron despedir a Kanew y sumar a Dustin Hoffman, quien sólo aceptó bajo la condición de que le dieran tanto la silla de director como el papel central. Pero ya tenía compromisos previos con otras producciones y no podía rodar en todo el año, así que también fue descartado y llamaron a Peter Weir, que estaba en pleno ascenso de su carrera.

Finalmente el rodaje comenzó en 1988 en Delaware, cuyo frío clima ayudó a replicar el de una secundaria de New England en un invierno nevado . Los primeros tres días de trabajo fueron muy duros porque, a pesar de que todos estaban felices de tener a Williams como protagonista, su actuación estaba lejos de ser memorable aunque nadie se animaba a decírselo. En la cuarta jornada Weir le pidió al actor que no use el guion, sino que improvise y así surgió la escena en la que Marlon Brando y John Wayne actúan un diálogo de Shakespeare. Ya sin la rigidez de un libro, apareció el profesor John Keating que hoy conocemos (aunque luego de estrenado el film, que se sitúa en 1959, muchos descubrieron que El padrino era de 1972 y que nadie conocía Brando por ese entonces).

Otra de las ideas de Weir para lograr una mejor performance del elenco fue hacer que todos los actores jóvenes vivieran en el mismo edificio y los obligó a escuchar música y radioteatros de los 50 y ver juntos películas de la época. Pero para la mayoría de los intérpretes, la experiencia más importante fue trabajar con Williams. 
"En una escena yo debía leer un poema enfrente de toda la clase. Fue la primera vez en mi vida que experimenté el goce de la actuación y la felicidad de dejarme llevar. Muchos creen que actuar es la celebración del ego pero en realidad una buena actuación es aquella en la que el actor desaparece y queda el personaje. Creo que lo logré por primera vez con Robin y que desde entonces mi vida es tratar de repetir eso", revelóEthan Hawke .
Para él, sin embargo, era claro que las cosas no eran fáciles para Williams:
 "A pesar de que yo era muy joven, tenía sólo 18 años, me era evidente que él estaba atravesando un dolor muy grande. Cualquiera que lo viera se daba cuenta, pero pocos lo hacían porque él se escondía detrás de los chistes. Su felicidad no era recíproca: hacía felices a los demás pero tenía una tristeza interior profunda".
De hecho, Hawke se vio muy afectado por el suicidio de su compañero de elenco.
 "Cuando perdés a un gran gran payaso como él -porque finalmente él era eso, un genial payaso- las personas nos quedamos con temor, porque él era la luz del mundo", contó en un programa de radio en Canadá.
 También dijo que el día que conoció su muerte volvió a leer en voz alta aquel poema de la película, esta vez en su honor.

La sociedad de los poetas muertos se estrenó en los Estados Unidos el 2 de junio de 1989 y no convenció a los críticos. El prestigioso Roger Ebert escribió que la escena en la que Keating era despedido y sus alumnos se paraban en los asientos como protesta lo conmovió tanto y de manera tan profunda que tuvo que "vomitar"
Pero el público no escuchó esas voces y la volvió un éxito en taquilla. Además significó la segunda nominación al Oscar para Williams y lo consagró definitivamente como un actor que podía hacer mucho más que comedia.

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