Luis Alberto Bustamante Robin; Jose Guillermo Gonzalez Cornejo; Jennifer Angelica Ponce Ponce; Francia Carolina Vera Valdes; Carolina Ivonne Reyes Candia; Mario Alberto Correa Manríquez; Enrique Alejandro Valenzuela Erazo; Gardo Francisco Valencia Avaria; Alvaro Gonzalo Andaur Medina; Carla Veronica Barrientos Melendez; Luis Alberto Cortes Aguilera; Ricardo Adolfo Price Toro; Julio César Gil Saladrina; Ivette Renee Mourguet Besoain; Marcelo Andres Oyarse Reyes; Franco Gonzalez Fortunatti; Katherine Alejandra Del Carmen Lafoy Guzmán;Francia Marisol Candia Troncoso; Maria Francisca Palacio Hermosilla;
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Renacimiento.
El trono húngaro se hallaba ocupado desde 1458 por el rey Matías Corvino, quien conoció y admiró los patrones italianos renacentistas y los extendió por su reino. El rey había sido educado junto a su hermano en una profunda atmósfera humanista bajo la conducción del obispo Juan Vitéz, quien posteriormente continuó fomentando la cultura durante el reinado del monarca. Ante la petición del rey Matías, el papa Paulo II fundó la Universitas Istropolitana en 1465, con sede en la ciudad de Pressburg (hoy Bratislava). Esta universidad sirvió como lugar de encuentro para estudiosos de toda Europa Central, y contó con gran apoyo del monarca. El matrimonio del rey húngaro con Beatriz de Nápoles en 1476 reforzó la llegada de este movimiento cultural, pues se estrecharon más aún las relaciones políticas y dinásticas con Italia. Matías fundó la Bibliotheca Corvinniana, que se convirtió en uno de los mayores centros de saber de Europa, con una extraordinaria colección de libros. En 1472 creó la primera imprenta húngara, y llenó la corte de astrólogos, artistas y escritores italianos. Igualmente, hizo reconstruir al estilo renacentista el palacio de Buda, ubicado en la actual Budapest, siendo de este modo uno de los primeros ejemplos de la nueva arquitectura fuera de Italia. Estas muestras del triunfo del nuevo estilo convivían con elementos aún góticos, como se aprecia en la pintura de la época. Las nuevas tendencias procedentes de Italia incidieron en un mayor realismo y veracidad en las representaciones pictóricas, que muestran el gusto centroeuropeo por la suntuosidad y vistosidad. Esto se observa, por ejemplo, en La Mujer vestida de Sol (Galería Nacional Húngara, Budapest), de autor desconocido. En esta pintura, es evidente la maestría del anónimo pintor que, bajo convenciones todavía medievales, y un atrevido uso del color, avanza hacia el naturalismo renacentista. En esta época igualmente floreció la literatura en el reino húngaro y pronto surgieron conocidas figuras de la literatura y poesía como los italianos Antonio Bonfini, quien escribió la obra Rerum Hungaricarum decades (Décadas del reino húngaro), crónica histórica que abarca desde la historia de los ávaros en el siglo iv y después los inicios de los húngaros, hasta 1497; Galeotto Marzio y Pietro Ronsano, los húngaros Juan Megyericsei y Janus Pannonius, e igualmente juristas como Esteban Werbőczy —autor del Tripartitum, obra que engloba las leyes y reglamentos del reino húngaro para su época—, quienes generaron un enorme impulso humanista en el reino. El Renacimiento patrocinado por el rey mecenas Matías floreció en Hungría hasta la muerte del soberano en 1490. Después, la Casa de Jagellón, de origen polaco, obtuvo el trono húngaro y el rey Ladislao II de Hungría no pudo continuar con el ritmo al que Matías llevaba el reino. Los enormes gastos invertidos en las guerras contra el Sacro Imperio y Bohemia que resultaron exitosas habían vaciado el tesoro real y pronto condujeron a un declive. La Universitas Istropolitana cerró sus puertas por falta de fondos, y muchos artistas renacentistas abandonaron Hungría, mudándose a Praga, Viena y Cracovia, hallando allá el patrocinio de los monarcas locales. Muchos se quedaron en Buda y Visegrád en la corte del rey Ladislao II y de su hijo Luis II, que reinó desde 1516 hasta 1526. Durante el período de los Jagellón en Hungría (1490-1526), el más grande mecenas del humanismo fue el clérigo Jorge Szatmári, quien después de pasar por tres sillas obispales diferentes terminó como arzobispo de Estrigonia, enviando a muchos húngaros a estudiar a las universidades en Italia a lo largo de su carrera eclesiástica. Juan Vitéz el Joven, sobrino del reconocido arzobispo, se convirtió en el primer presidente de la Solidalitas Litteraria Danubiana en 1497, y fue conocido como uno de los humanistas más importantes de su época en Hungría. En la década de 1510, Ludovicus Cerva Tubero, humanista de Ragusa, vivió en la corte del arzobispo de Kalocsa Gregorio Frangepán, lugar donde continuó floreciendo el Renacimiento durante el reinado de Ladislao II, y donde se escribieron varias crónicas sobre el reino, entre las cuales destaca una que incluía la historia húngara desde la muerte del rey Matías (1490) hasta la muerte del papa León X (1521). Sin embargo el suceso que puso fin a todo el esplendor de Hungría fue la derrota en la batalla de Mohács en 1526, donde los ejércitos turcos barrieron con las fuerzas húngaras y murió el rey Luis II. La destrucción casi total del reino que le siguió, incluyendo la ocupación de la ciudad de Buda en 1541, obligó a casi toda la población intelectual a abandonar Hungría, mientras las fuerzas otomanas destruían palacios, quemaban bibliotecas y archivos, acabando con casi todo el legado cultural renacentista húngaro. Lo poco que logró sobrevivir al reino invadido por los turcos halló amparo en la corte del rey Juan I de Hungría (1526-1540), y posteriormente en la de su hijo el conde Juan Segismundo Szapolyai, voivoda de Transilvania, joven sobresaliente que hablaba ocho idiomas y era un apasionado de los libros y amante de la música. Por otra parte, Nicolás Olahus, arzobispo de Esztergom (1553–1568), fue también un importante representante del Renacimiento tardío húngaro; viajó por toda Europa, y mantuvo contacto con Erasmo de Róterdam. Fue él quien coronó como rey húngaro a Rodolfo II de Habsburgo, y escribió en latín dos obras en honor a Hungría: Hungaria y Athila, publicadas por primera vez en 1568, en las que narra detalles geográficos, culturales y arquitectónicos del reino en la primera, así como la vida y hechos del ancestro de los húngaros Atila en la segunda. |
Biblioteca.
fue una de las mayores bibliotecas del Renacimiento, fundada por Matías I de Hungría, rey de Hungría (1458 - 1490).
Introducción
Matías I de Hungría, uno de los más poderosos monarcas de la época, coleccionó libros desde alrededor del año 1460. A la muerte del rey, la biblioteca contaba con cerca de 3.000 códices - llamados corvinæ de 4 000 a 5 000 obras, principalmente de los clásicos griegos y latinos. Probablemente la pasión de coleccionar libros la heredo Matías del obispo de Varad Juan Vitéz, quien fue su tutor y educador. Igualmente al tomar a Beatriz de Aragón como esposa, ésta trajo consigo muchos tomos desde Nápoles, que incrementaron más aún la colección de la Biblioteca.
La biblioteca Corviniana se convirtió así en la segunda biblioteca de Europa después de la del Vaticano en importancia y cantidad de volúmenes en su época. Ésta Biblioteca fue en extremo importante para los contemporáneos y sirvió como modelo para varios otros príncipes, como Lorenzo el Magnífico.
Los libros fueron destruidos o se dispersaron casi en su totalidad luego de la invasión de los Turcos a Hungría en 1526. La hermana menor del rey Carlos I de España, María de Austria (la viuda del rey Luis II de Hungría), también se llevó consigo a Bruselas varios tomos de la Biblioteca húngara. En la actualidad se conservan a lo largo del mundo unos 650 corvinæ, en bibliotecas húngaras (incluida la Biblioteca Nacional Széchényi) y extranjeras.
Biblioteca Bibliotheca Budensis
La Corvina fue la más notable colección de libros que hubo en la Europa renacentista después de la Biblioteca Vaticana. Contenía obras escritas para el rey Matías Corvino (1458-1490) y copias de los escritos más importantes conocidos en su época. Representaba la producción literaria y reflejaba el estado del conocimiento y de las artes en el Renacimiento, abarcando disciplinas como la filosofía, la teología, la historia, el derecho, la literatura, la geografía, las ciencias naturales, la medicina, la arquitectura, etc. Pal Engel, miembro de la Academia Húngara de las Ciencias, ha descrito la importancia de la Corvina con estas palabras:
El material de la Corvina respondía a los criterios científicos más avanzados de la época y a las exigencias de la concepción humanista de la educación. Allí estaban los autores antiguos, griegos y latinos, descubiertos por los humanistas; la Biblia y las obras de los autores eclesiásticos y de los teólogos y eruditos medievales, y también los escritos de los humanistas contemporáneos. Entre los temas predilectos de éstos se contaban la literatura, la historia, la filosofía, la teología, la retórica, la ciencia militar, la medicina, la arquitectura y la astronomía. Los volúmenes estaban escritos en latín, en griego, en árabe y hasta en húngaro. Hoy se conocen en todo el mundo 216 volúmenes que pertenecieron a la Corvina, de los cuales sólo 53 permanecen en Hungría. La Biblioteca Nacional de Austria posee 39; otros 49 están en diferentes bibliotecas de Italia, y el resto se reparte entre colecciones francesas (7), alemanas (8) y de Inglaterra, Turquía y los Estados Unidos de América. Su reunión en una versión digital de la Bibliotheca Corviniana y su inscripción en el Registro de la Memoria del Mundo significan recrear una representación única y un panorama general de lo que fue el patrimonio cultural común de los humanistas del Renacimiento en la Europa del siglo XV. Biblioteca en Palacio Real de Buda. La biblioteca ocupaba dos salas abovedadas con vistas al Danubio en el palacio real de Buda, junto a la capilla. El interior era lujoso: estantes dorados en todos los lados de las habitaciones y el sofá del rey, cubierto con una colcha dorada, situado entre las vidrieras. Los libros estaban sujetos a los estantes con cadenas de plata. Cada volumen estaba magistralmente encuadernado en cuero dorado o terciopelo y llevaba una miniatura del escudo de armas real, un escudo dividido en cuatro campos y, en el medio, las armas de la familia Hunyadi, un cuervo negro sobre fondo azul. Aunque la imprenta ya estaba en uso, la mayoría de los volúmenes eran manuscritos iluminados. Matthias los adquirió de varias fuentes. Algunas las heredó de sus predecesores reales; algunos los confiscó de las colecciones de los nobles caídos en desgracia; otros los compró en Italia o los encargó especialmente a través de sus agentes. Para complementar y adornar su colección, empleó fotocopiadoras e iluminadores en el castillo de Buda. El rey no solo asumió un papel activo en la adquisición de materiales, sino que también creó un centro de erudición humanista en Buda. Encargó crónicas e historias y atrajo a su corte a célebres humanistas como Bandini, a cuyos simposios asistía el propio rey. Sus lazos con el humanismo italiano se hicieron aún más fuertes tras su matrimonio con la hija del rey de Nápoles. También hizo todo lo posible para promover la lectura entre sus nobles. Contrató a Taddeo Ugoleto como su bibliotecario y le pidió a Naldus Naldius que preparara un panegírico que era esencialmente un catálogo de biblioteca poético. Esta activa vida intelectual en el castillo de Buda llegó a un final repentino con la prematura muerte de Matthias en 1490. Sus sucesores, Wladislao II y Louis II, no eran aptos ni interesados en continuar con la tradición humanista. No solo no hubo nuevas adquisiciones para la Bibliotheca Corviniana, sino que varios volúmenes fueron regalados o "prestados" a visitantes interesados, con consecuencias previsiblemente perjudiciales para la integridad de la colección. Sin embargo, este descuido resultó ser una bendición, porque eran esos volúmenes los que tenían más posibilidades de sobrevivir. Gran parte de la colección fue destruida o llevada a Constantinopla por los turcos otomanos, que invadieron Buda en 1526. |
Ejemplar de biblioteca.
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RENACIMIENTO EN HUNGRÍA. El trono húngaro se hallaba ocupado desde 1458 por el rey Matías Corvino (1443–1490), quien conoció y admiró los patrones italianos renacentistas y los extendió por su reino. El rey había sido educado junto a su hermano en una profunda atmósfera humanista bajo la conducción del obispo Juan Vitéz, quien posteriormente continuó fomentando la cultura durante el reinado del monarca. Ante la petición del rey Matías, el papa Paulo II fundó la Universitas Istropolitana en 1465, con sede en la ciudad húngara de Pressburg (hoy Bratislava). Esta universidad sirvió como sitió de encuentro para estudiosos de toda Europa Central, y contó con gran apoyo del monarca. El matrimonio del rey húngaro con Beatriz de Nápoles en 1476 reforzó la llegada de este movimiento cultural, pues se estrecharon más aún las relaciones políticas y dinásticas con Italia. Matías fundó la Bibliotheca Corvinniana, que se convirtió en uno de los mayores centros de saber de Europa, con una extraordinaria colección de libros; en 1472 creó la primera imprenta húngara, y llenó la corte de astrólogos, artistas y escritores italianos. Igualmente, hizo reconstruir al estilo renacentista el Palacio de Buda, ubicado en la actual Budapest, siendo de este modo uno de los primeros ejemplos de la nueva arquitectura fuera de Italia. En esta época igualmente floreció la literatura en el reino húngaro y pronto surgieron conocidas figuras de la literatura y poesía como los italianos Antonio Bonfini (quien escribió la obra: Rerum Hungaricarum decades (Décadas del reino húngaro), crónica histórica que abarca desde la historia de los ávaros en el siglo IV y después los inicios de los húngaros, hasta 1497), Galeotto Marzio y Pietro Ronsano, los húngaros Juan Megyericsei y Janus Pannonius, e igualmente juristas como Esteban Werbőczy (autor del Tripartitum, obra que engloba las leyes y reglamentos del reino húgaro para su época), quienes generaron un enorme impulso humanista en el reino. |
La familia Hunyadi La familia Hunyadi fue una de las familias nobles más poderosas del Reino de Hungría durante el siglo xv. Un miembro de la familia, Matías Corvino, fue rey de Hungría desde 1458 hasta 1490, rey de Bohemia (gobernando en Moravia, la Baja Lusacia, la Alta Lusacia y Silesia) desde 1469 hasta 1490, y duque de Austria desde 1487 hasta 1490. Su hijo ilegítimo, Juan Corvino, gobernó el Ducado de Troppau desde 1485 hasta 1501, y otros cinco ducados de Silesia, incluidos Bytom, Głubczyce, Loslau, Racibórz y Tost, desde 1485 hasta 1490. El escudo de armas de Hunyadi representaba un cuervo con un anillo dorado en el pico. El fundador de la familia, Vajk, recibió el homónimo castillo de Hunyad (en la actual Hunedoara, Rumania) de manos del rey Segismundo de Hungría, en 1409. Su origen étnico es tema de debate académico. Algunos historiadores modernos lo describen como un valaco, o rumano, knez o boyardo de Valaquia o Transilvania. Otros lo describen como un noble cumano o eslavo. Según el historiador del siglo xv, Johannes de Thurocz, Vajk se mudó de Valaquia a Transilvania. El hijo mayor de Vajk, Juan Hunyadi, fue mencionado a menudo como un «valaco» por sus contemporáneos. Juan Hunyadi, un talentoso comandante militar, se convirtió en el primer miembro de la familia en adquirir el estatus de «verdadero barón del reino». Fue nombrado ban de Severin en 1439, y vaivoda de Transilvania en 1441. También se le concedió el título de conde perpetuo de Beszterce en 1452, recibiendo así el primer título hereditario creado en el Reino de Hungría. A su muerte, Juan Hunyadi tenía muchas tierras en todo el reino. La fama y fortuna de Hunyadi llevaron a la elección de su hijo, Matías Corvino, como rey de Hungría en 1458. Matías gobernó Moravia, Silesia, Austria y otras regiones vecinas. Intentó asegurar la línea hereditaria de sucesión de su hijo, Juan Corvino. Sin embargo, esto no sucedió, y Juan solo pudo retener el Ducado de Glogovia, junto con algunos otros dominios familiares en Hungría, después de la muerte de Matías en 1490. El único hijo de Juan, Cristóbal Corvino, fue el último miembro masculino de la familia. Murió a la edad de seis años en 1505. Su hermana Isabel murió durante la infancia. |
El Papa León X permitió producir el primer set impreso del Talmud. Daniel Bomberg. ¿Un volumen del Talmud dedicado al Papa? Parece poco probable, pero la primera edición impresa del Talmud de hecho estuvo dedicado al Papa León X, quien reinó como Papa desde 1513 hasta su muerte en 1521. Durante milenios, las copias del Talmud habían sido meticulosamente escritas a mano. Podía llevar varios años llegar a completar un set de las 63 masejtot o tratados del Talmud. En 1450, Johannes Gutenberg inventó la primera imprenta. Él la usó para imprimir panfletos, calendarios, y varias copias de la Biblia. La "Biblia Gutenberg" se considera el primer libro impreso producido en Europa. En los años siguientes, otros impresores copiaron el invento de Gutenberg y comenzaron a imprimir libros. Muchos libros judíos fueron impresos usando el nuevo invento mecánico. Pero nadie había intentado imprimir una copia del Talmud. Durante años, el Talmud continuó siendo escrito laboriosamente a mano. Eso cambió en 1519, después de años de amargos debates, cuando la primera edición completa del Talmud se produjo utilizando el nuevo invento de la imprenta mecánica. En Europa, uno de los primeros que imprimió libros hebreos fue Daniel Bomberg, un cristiano que se había ido de su Amberes natal a Venecia en 1515 y abrió allí su imprenta. En esa época, Venecia contaba con una próspera comunidad judía y Bomberg entendió que podía prosperar si se dirigía a ese mercado no explotado. Imprimir libros judíos no era sencillo. Sus primeros pedidos de una licencia fueron repetidamente rechazados por la iglesia y por los oficiales de la ciudad. Bomberg comenzó a ofrecer grandes sobornos a los oficiales locales para que le permitieran imprimir libros judíos. Después de pagar 500 ducados (una suma enorme), le otorgaron una licencia de diez años para imprimir libros hebreos. Bomberg comenzó a trabajar de inmediato, contratando judíos para que lo ayudaran. Él pidió permiso a los oficiales de Venecia para contratar "cuatro hombres judíos bien instruidos". Los judíos que vivían en Venecia en esa época sólo podían vivir en el gueto y estaban obligados a usar distintivas capas amarillas cuando salían de las puertas del gueto. A los asistentes de Bomberg les dieron permiso de usar capas negras como el resto de los trabajadores no judíos. Juntos, ellos comenzaron a imprimir copias del Jumash, los Cinco Libros de Moshé, y otros libros judíos. Bomberg y sus ayudantes judíos decidieron incluir el texto del Targum Onkelos, la traducción del texto hebreo escrita por el famoso erudito judío del siglo I, Onkelos, una costumbre que sigue siendo popular en la actualidad. Las actividades comerciales pro-judías de Bomberg se vieron facilitadas en cierta medida por el clima general en Europa, que se estaba volviendo más tolerante hacia los judíos, en parte gracias a un médico judío austríaco llamado Iaakov ben Iejiel (también conocido como Iaakov Lender). Se conoce muy poco sobre la vida personal de Iaakov ben Iejiel. Lo que queda claro es que era un judío erudito, con un hebreo fluido, que trabajaba como médico. Él falleció alrededor del año 1505 en Linz, Austria. De forma inusual para un judío, él llegó a ser uno de los hombres más influyentes en el Sagrado Imperio Romano, trabajando como el asistente personal del emperador Federico III, quien gobernó entre 1452-1493. Era sabido que los dos hombres eran amigos, y la amistad de Iaakov ben Iejiel influyó para que Federico III simpatizara con sus súbditos judíos. En un momento, los enemigos del emperador se quejaron de que él era "más un judío que un sagrado emperador romano". Federico III amaba tanto a Iaakov que lo nombró caballero, elevándolo de ser un judío humilde y marginado a las filas de la nobleza. Un día, un joven noble alemán llamado Johann von Reuchlin se puso en contacto con Iaakov y le pidió que lo ayudara a aprender hebreo. Von Reuchlin le explicó que había estudiado en París con un judío llamado Kalman y habíia aprendido el alfabeto hebreo. Ahora quería aprender más. Iaakov ben Iejiel aceptó ser tutor del noble cristiano y le enseñó a leer y a escribir en hebreo. Esto dio lugar a una amistad que llevó a que Von Reuchlin defendiera la erudición judía por toda Europa y desembocó en la primera impresión del Talmud. Ahora que manejaba con fluidez el hebreo, Reuchlin comenzó a defender los libros judíos de los católicos fanáticos que querían prohibir la literatura judía y quemar los libros judíos. Él tenía muchos amigos judíos y era remarcablemente tolerante hacia la perspectiva de vida judía y la erudición. Cuando los oficiales católicos exigieron que él y otros eruditos condenaran al Talmud, Von Reuchlin respondió con desprecio que no se condena lo que uno no ha leído ni comprendido personalmente. "El Talmud no fue compuesto para que cualquier canalla lo pisotee con los pies sucios y después diga que ya lo sabía todo". A principios del siglo XVI, von Reuchlin participó en lo que se conoció como la "Batalla de los libros", argumentando que la erudición judía tenía mérito y que los libros hebreos no deberían prohibirse. El principal adversario de Reuchlin en la "Batalla de los Libros", era Johannes Pfefferkorn, un judío que se había convertido al cristianismo. Él se volvió contra sus hermanos judíos y provocó años de dolor y miseria a las comunidades judías en Alemania. Pfefferkorn era un carnicero que tuvo problemas con la ley. Cuando tenía 30 años lo arrestaron por robo, pasó un tiempo en prisión y subsecuentemente se quedó sin empleo. Para revertir su mala suerte, decidió voluntariamente convertirse al cristianismo y convertir también a su esposa y a sus hijos. Pfefferkorn se acercó al catolicismo bajo la protección de los dominicanos, la estricta rama del catolicismo que administraba a la temida Inquisición. Los dominicanos no perdieron el tiempo y aprovecharon a Pfefferkorn para ayudarlos a dar más energía a la persecución de los judíos y para prohibir los libros judíos. Entre 1507 y 1509, Pfefferkorn escribió una serie de folletos proclamando iluminar el mundo secreto del pensamiento judío. Aunque los escritos de Pfefferkorn muestran que tenía pocos conocimientos judaicos, eso no le impidió producir un folleto tras otros criticando a los judíos y a la fe judía. Sus panfletos fueron escritos en latín y se dirigían a los eruditos católicos y a los sacerdotes. Les puso títulos tales como Judenbeichte ("Confesión judía") y Judenfeind ("Enemigo de los judíos"). Pfefferkon argumentó falsamente que los judíos eran malvados y blasfemos y que su literatura debía prohibirse. Aunque él mismo no era suficientemente educado como para estudiar, Pfefferkorn demandó que el Talmud fuera prohibido en Europa. Utilizando los folletos de Pfefferkorn como "prueba", las autoridades dominicanas exigieron que los judíos fueran expulsados de los pueblos en los que había grandes comunidades judías, incluyendo Regensburg, Worms y Frankfurt. Su campaña tuvo éxito en Regensburg, y los judíos de la ciudad fueron expulsados en 1519. Pfefferkorn y quienes lo apoyaban lograron convencer al emperador Maximiliano I para que impidiera momentáneamente el Talmud y otros libros judíos en las ciudades de Alemania y para que destruyeran cualquier libro judío que pudieran encontrar. Esto alarmó a los católicos más liberales, incluyendo a Johan Reuchlin, quien había dedicado mucho tiempo a aprender hebreo y a estudiar los libros sagrados judíos con Iaakov ben Iejiel. Reuchlin se opuso y escribió apasionadas defensas del Talmud y de otros libros judíos. Eventualmente Maximiliano I revirtió su decreto. El Papa León X y la batalla de los libros judíos La "Batalla de los Libros" tuvo lugar en todas las ciudades alemanas y fue el debate entre la clase educada: ¿debía prohibirse el Talmud y otros libros judíos sagrados o valía la pena preservarlos y estudiarlos? El historiador Salomón Grayzel señala que: "No hubo en Europa ningún cristiano liberal, ni un solo crítico de las fuerzas del fanatismo dentro de la iglesia, que no se pudiera al lado de Reuchlin en defensa de los libros judíos… En Europa, todos los que no eran campesinos estuvieron situados de uno u otro lado de la controversia. Los únicos que se vieron obligados a permanecer de lado sin participar fueron aquellos que estaban más directamente relacionados con el tema: los judíos". (A History of the Jews por Salomon Grayzel, Plume, 1968). Reuchlin eventualmente encontró un poderoso aliado: el Papa León X. Un hombre culto, educado, León X venía de la fabulosamente rica familia de los Medici. Él tendía a ser tolerante hacia los judíos, tanto que en un momento los judíos de Roma se preguntaron si su benevolencia hacia ellos era un signo de que el Mashíaj estaba por llegar. Los líderes de la comunidad incluso escribieron a los líderes judíos en la Tierra de Israel preguntándoles si también ellos habían visto señales de la llegada del Mashíaj. En 1518, León X tomó una postura pública en la Batalla de los Libros: no sólo que el Talmud no sería prohibido ni quemado, sino que emitió un Decreto Papal permitiendo que lo imprimieran utilizando las nuevas imprentas mecánicas que estaban en auge en Europa. Algunos volúmenes individuales del Talmud ya habían sido impresos. Ahora, el Papa permitió la impresión de un set completo de los 63 volúmenes del Talmud (en hebreo llamado Shas). Bomberg, quien ya había construido un comercio judío en su imprenta en Venecia, recibió la comisión de imprimir este primer set completo del Shas. Esta fue una manifestación de apoyo a los judíos sin precedentes en Europa. Pero el Papa León X impuso una condición crucial: Daniel Bomberg sólo podía imprimir el Talmud si incluía en los libros las polémicas anti judías. Al comprender que eso alejaría a los potenciales lectores, Bomberg luchó con éxito en contra de la inclusión de palabras antijudías en sus libros judíos. Sin embargo, hizo una concesión en vistas de la generosidad del Papa: los primeros cuatro volúmenes del Talmud que imprimió estarían dedicados al Papa León X. El Talmud de Babilonia. Edición Bomberg, Venecia. Los judíos locales se mostraron renuentes a comprar los caros volúmenes del Talmud dedicados al líder católico cuya iglesia regularmente perseguía a los judíos por toda Europa, incluso si el Papa León X manifestaba simpatía hacia los judíos. Las ventas fueron pocas y Bomberg comprendió que tenía que hacer algunos cambios, incluyendo el hecho de sacar la dedicatoria al Papa. Él también pidió ayuda a Iaakov ben Jaim ibn Adoniá, un corrector de pruebas judío de Túnez. (Hay cierta evidencia de la probabilidad de que ibn Adoniá se haya convertido al cristianismo, al igual que otros impresores que se especializaron en los libros judíos en Venecia en esa época). Bomberg y ibn Adoniá idearon el diseño del Talmud que se sigue utilizando hasta la actualidad. Ellos colocaron el texto del Talmud en medio de la página, e incluyeron comentarios claves alrededor del texto central. En un lado de la página imprimieron el comentario de Rav Shlomo Itzjaki (conocido como Rashi), un erudito francés medieval. Del otro lado de la página imprimieron los cometarios de otros sabios judíos medievales conocidos como los tosafistas. Este diseño facilita la lectura y el estudio y resultó ser un éxito inmediato entre los clientes. Aunque sus portadas ya no tenían impresa una dedicatoria al Papa León X, estos hermosos libros continuaron imprimiéndose con su permiso, lo que permitió que más comunidades judías estudiaran y contaran con sets completos del Talmud impreso. |
Daniel Bomberg ( c. 1483 – c. 1549 ) fue uno de los más importantes impresores de libros hebreos. Un cristiano que empleó a rabinos, eruditos y apóstatas en su editorial de Venecia, Bomberg imprimió el primer Mikraot Gdolot (Biblia rabínica) y los primeros Talmuds completos de Babilonia y Jerusalén . Estas ediciones establecieron estándares que todavía están en uso hoy en día, en particular la paginación del Talmud de Babilonia, el diseño universal de los comentarios de Rashi y del Tosfot . Su editorial imprimió alrededor de 200 libros hebreos, incluidos Siddurim , responsa, códigos de leyes, obras de filosofía y ética, comentarios y más. Fue el primer impresor hebreo en Venecia y el primer impresor no judío de libros hebreos. Biografía Bomberg nació alrededor de 1483 en Amberes , Brabante , hijo de Cornelius van Bombergen y Agnes Vranckx. Van Bombergen era un comerciante que envió a su hijo a Venecia para ayudar con el negocio familiar. Allí Daniel conoció a Felix Pratensis (Felice da Prato), un fraile agustino que se había convertido del judaísmo, y de quien se dice que fue quien animó a Bomberg a imprimir libros en hebreo. Bomberg estableció una imprenta inicialmente exitosa en Venecia, en la que supuestamente invirtió más de 4.000.000 de ducados. Otras fuentes, probablemente igualmente exageradas, afirman que perdió al menos tanto. Regresó a Amberes en 1539, aunque su prensa siguió funcionando hasta 1548, y parece que mantuvo cierto nivel de participación en todo momento. Se sabe muy poco sobre su muerte en algún momento entre 1549 y 1553. Publicación del Pentateuco y Mikraot Gdolot (1517-19) Bomberg comenzó su carrera de imprenta en 1517 con la primera edición de Mikraot Gdolot (Biblia rabínica). El conjunto de cuatro volúmenes incluía el Pentateuco hebreo con los comentarios que lo acompañan (muchos de los cuales nunca antes se habían impreso), un Targum (traducción aramea), el haftarot y las Cinco Megillot . Fue impreso con la aprobación del Papa León X y la edición fue supervisada por el judío converso al cristianismo Felix Pratensis . Crítica La primera edición generó duras críticas por parte del público judío, posiblemente debido a sus numerosos errores, aunque en su mayoría problemas menores en los signos de cantilación y pronunciación, y posiblemente debido a la participación del apóstata Pratensis. En una segunda edición editada por Yaakov b. Hayim Adonijah se corrigieron cientos de tales errores y, aunque todavía generó críticas, sirvió como estándar sobre el cual se basaron las futuras ediciones de Mikraot Gdolot. [ Innovaciones en el uso de los Números de Capítulo y Verso Bomberg fue el primero en imprimir números de capítulos y versículos en una biblia hebrea. Hoy en día, esta innovación se ha vuelto tan común que es difícil creer lo notable que fue en ese momento. La división de la Vulgata en capítulos se hizo en el siglo XIII, y los judíos comenzaron a adoptar los números para su uso en concordancias a mediados del siglo XIV, pero hasta Bomberg, ninguna biblia hebrea había incluido los números de los capítulos como parte del libro mismo. Bomberg no solo agregó los números de los capítulos; fue el primero en indicar los números de los versos en la página impresa. Aunque los números de los versículos se usaron por convención durante siglos, nadie había pensado en incluir estos números en la página impresa de la Biblia. Esta innovación aparentemente trivial se hizo popular de inmediato y se puede ver en muchas biblias de su época, y todavía se usa en la actualidad. Censura. Aunque Bomberg se opuso a la censura en principio, [8] tenía un agudo sentido de los peligros de imprimir textos vistos como una amenaza para el cristianismo. Así, por ejemplo, el comentario del rabino David Kimchi (Radak) fue significativamente censurado porque contenía polémicas anticristianas. Estos se publicaron más tarde en un libro separado, que Bomberg lanzó en una edición limitada. Publicación del Talmud de Babilonia (1519-23) Probablemente el logro más impresionante de Bomberg es su publicación de la editio princeps (primera edición impresa) del Talmud de Babilonia completo , que completó en menos de cuatro años. Bomberg adoptó el formato creado por Joshua Solomon Soncino , quien imprimió los primeros tratados individuales del Talmud en 1483, con el texto del Talmud en el medio de la página y los comentarios de Rashi y Tosfot rodeándolo. Publicada con la aprobación del Papa León X , esta edición se convirtió en el formato estándar, que han seguido todas las ediciones posteriores.El proyecto fue supervisado por el editor en jefe, el rabino Chiya Meir b. David, un rosh yeshivá ydayan (juez) en la corte rabínica de Venecia. Además del Rashi y el Tosfot en la página, Bomberg incluyó otros comentarios en la parte posterior, como Rabbeinu Asher (Rosh), el comentario de Maimónides sobre la Mishná y Piskei Tosfot. Estandarización La edición Bomberg del Talmud estableció el estándar tanto en términos de diseño de página como de paginación (con la excepción del tratado Berajot que sigue a la segunda edición de Bomberg). Antes de la impresión del Talmud, los manuscritos no tenían una división de páginas estándar, y el texto del Talmud generalmente no aparecía en la misma página que los comentarios, que estaban contenidos en códices separados. El diseño de página estándar en uso en todas las ediciones convencionales del Talmud hoy (también el método aceptado de citar una referencia talmúdica) sigue la paginación de la publicación de Bomberg de 1523. Originalidad. Los primeros Talmuds impresos fueron publicados por la familia Soncino décadas antes del Talmud de Bomberg. Aunque los Soncino solo imprimieron unos dieciséis tratados, Bomberg claramente basó su propia publicación en su modelo. Gershon Soncino afirmó que, además de emular su diseño, Bomberg también copió los textos de los Talmuds de Soncino, una afirmación que algunos eruditos modernos, como Raphael Rabinovicz, han corroborado. Aún así, Bomberg imprimió muchos tratados que Soncino nunca publicó, que obviamente se extrajeron directamente de los manuscritos, e incluso las ediciones que pueden haber tomado prestadas del texto de Soncino muestran evidencia de haber sido complementadas con manuscritos adicionales. Personal. Bomberg empleó a algunos de los principales eruditos y rabinos de Venecia en su editorial. Además del rabino Chiya Meir b. David, rosh yeshiva y dayan en Venecia, hubo figuras notables como el rabino Avraham de Balmes, el rabino Chaim b. el rabino Moshe Alton y el Maharam Padua. La edición del Talmud de Bomberg generalmente se considera muy precisa, y muchos bibliógrafos e historiadores han elogiado la precisión del texto. Derechos de publicación. En 1518, Bomberg solicitó y recibió del Senado veneciano los derechos exclusivos de impresión del Talmud, y recibió el respaldo oficial del Papa León X. No obstante, los políticos venecianos sospechaban de la imprenta hebrea. En 1525, cuando Bomberg intentó renovar su licencia por una tarifa de 100 ducados, el senado veneciano se negó, acusando a las publicaciones hebreas de Bomberg de atacar la fe católica. Varios meses después, por una tarifa de 500 ducados, aprobaron su apelación y renovaron su licencia. Censura y Aprobación Papal A diferencia de las ediciones impresas anteriores del Talmud, el trabajo de Bomberg estuvo en gran parte sin censura. En las primeras etapas de su carrera, cultivó una relación positiva con el Vaticano y recibió la aprobación del Papa León X tanto para la publicación de Mikraot Gdolot como para el Talmud. En años posteriores, la impresión hebrea fue vista con creciente sospecha. Al final de su carrera, a fines de la década de 1540, el temor a la censura y la oposición de la iglesia hizo que Bomberg publicara ediciones del Talmud con portadas retroactivas. En 1548 , el Papa Pablo III envió a su embajador a censurar las publicaciones hebreas venecianas, pero Bomberg argumentó que los manuscritos antiguos no debían alterarse y resistió con éxito la presión papal. Aunque la iglesia no interfirió con éxito en la impresión de Bomberg durante su vida, en 1553 el Talmud estaba siendo quemado en Italia y la iglesia buscaba activamente restringir su publicación y circulación. |
La Escritura Rashi es el tipo de letra semi-cursiva en el que los comentarios de Rashi son impresos habitualmente tanto en el Talmud como en el Tanaj. Aunque lleva su nombre, Rashi nunca usó esta escritura: el tipo de letra está basado en la escritura manuscrita semi cursiva sefardí del siglo XV. Los tipógrafos primitivos empezaron a usar este tipo de letra para diferenciar los comentarios de Rashi del cuerpo principal del Mikraot Gedolot y del Talmud, para los que se usó el tipo de letra hebreo cuadrado. El tipo de letra Rashi se usaba tradicionalmente en ladino. |
Christoffel Plantijn, llamado Christophorus Plantinus en latín y Cristóbal Plantino en español (Saint Avertin, c. 1520 - Amberes, 1589) fue un editor, impresor y librero flamenco, si bien Saint Avertin se encuentra en la actual Francia y su formación como encuadernador la recibió en París. El florecimiento de su imprenta se atribuyó erróneamente a la concesión por parte de Felipe II los derechos de impresión en exclusiva de los textos religiosos, aunque nadie consiguió este privilegio real. Se encargó con Arias Montano de la impresión de la Biblia Políglota Regia y fue nombrado por ello architipógrafo regio por Felipe II. Fue miembro de la Familia Caritatis. Su imprenta en Amberes, denominada Officina Plantiniana, se conserva convertida en Museo Plantin-Moretus, por su yerno y heredero, Jan Moretus. Grandes impresores: Cristobal Plantino
Plantino nació en la región de Tours hacia 1520. Aprendió con Robert Macé II, famoso impresor de Caen. Después de casarse con Jeanne Rivière se trasladaron hacia 1547 a paris, donde estuvo durante tres años. De aquí se estableció en Amberes donde hacia 1550 se inscribió en el regsitro del Gremio de San Lucas de Amberes como "boeckprinter". En 1555 consigue instalar su propio taller de imprenta. sus primeros años como impresor no fueron fáciles, en 1562 acusado de haber impreso un libro herético tiene que abandonar Amberes por algún tiempo. A su regreso en 1563 se asocia con ricos mercaderes de la ciudad consiguiendo asentar su taller sobre una sólida base financiera. A partir de entonces, su taller será el más importante de Amberes y uno de los más importantes de Europa. En 1565, diez años después de establecer su negocio en Amberes, Plantino tenía siete prensa, y en 1576 tenía veintidós. Plantino no solo era un buen artesano, sino también el primer gran industrial en el campo de la imprenta. En 1566 se produjo una revuelta calvinista en los Países Bajos que fue sofocada durante los primeros meses de 1567. Los socios de Plantino habían estado ligados a la causa de La Reforma por lo que juzgaron prudente desaparecer por un tiempo. El propio Plantino estaba temeroso ya que él y muchos de sus amigos eran sospechosos de herejía. Fue en ese momento delicado cuando Plantino presenta su idea de realizar una Biblia políglota. Gracias a Gabriel de Zayas consigue el mecenazgo de Felipe II para acometer esta tarea y así se asegura la protección real. Entre 1571 y 1576 Plantino ocupa no menos de doce prensas para los libros litúrgicos encargados por el rey de España. Durante estos años imprime 18.370 breviarios, 16.755 misales, 9120 libros de horas y 3.200 himnarios.. La primera obra salida de sus talleres es "La Institutione di una fanciulla nata nobilmente" (1555) por J. M. Bruto, acompañada de una traducción francesa. Plantino fue el editor autorizado de los mayores botánicos de su época imprimiendo los trabajos de Rembert Dodoens (Florum et coronarium; Purgantium aliarumque; Stirpium historiae pemptades sex, etc.), Matthias de l'Obel (Icones stirpium, tomo I y tomo II; Plantarum seu stirpium historia, etc.), Charles de l'Ecluse (Exoticorum libri decem; Curae posteriores; Rariorum aliquot stirpium per Hispanias observatarum historia). La cartografía estuvo representada por los atlas de Abraham Ortelius (Theatrum orbis terrarum, Itinerarium per Nonnullas Galliae Belgicae partes, Synonymia geographica, siue Populorum, Parergon et Nomenclator Ptolemaicus); la topografía de la espléndida Descrittione di tutti i Paesi Bassi del florentino Giucciardini. También imprimió diccionarios para estudiantes, como el Promptuarium latinae linguae , o para filólogos como el Thesaurus theutonicae linguae. Así mismo realizó ediciones condensadas de los clásicos y obras de música eclesiástica. En el momento más próspero de su carrera tiene lugar, en 1576, el saqueo de Amberes, por parte de la guarnición española, en el cual perecieron entre seis y siete mil personas. A pesar de ello, dos años después, en 1578, su imprenta vuelve a estar en pleno funcionamiento. En ese momento los Estados Generales que estaban ganando la batalla a los españoles se establecieron en Amberes y Plantino se convirtió en el impresor oficial de las nuevas autoridades. Cuando el avance de Alejandro de Parma hacía prever el inminente sitio de Amberes deja el negocio en manos de su yerno Jan Moerentorf (Moretus) y François Raphelenghien y marchó a Leiden. Allí estuvo durante dos años y en 1585 regresa a Amberes. La Amberes a la que regresó tras haber sido capturada por Alejandro Farnesio, ya no era el centro comercial de antaño por lo que tuvo que renunciar a la idea de imprimir alguna más de las obras eruditas que le habían dado renombre. Murió en 1589. Con Plantino apareció una dinastía de editores comparable a la familia Elzevir, que conformaron junto con los anteriores, los mejores impresores europeos del siglo XVI. Así, Cristobal Plantino, su yerno Jan Moretus I y sus descendientes en la conocida como “Officina Plantiniana” guardaron fiel registros de todas sus publicaciones y los aspectos mercantiles que la rodeaban: permisos, licencias, materiales, costes, herramientas utilizadas, punzones, tinta o papel. |
Arias Montano, Benito. Fregenal de la Sierra (Badajoz), 1527 – Sevilla, 6.VII.1598. Hebraísta, biblista, supervisor de la Biblia Políglota de Amberes y humanista destacado de la Contrarreforma. Nació en el seno de una familia perteneciente a la baja nobleza, hidalga aunque empobrecida y cristiana vieja. Su padre desempeñaba el cargo de notario del Santo Oficio de la Inquisición. Un padrino suyo acomodado lo envía a estudiar a Sevilla, donde a la edad de catorce años escribe un Discurso del valor y correspondencia de las antiguas monedas castellanas con las nuevas, y por un soneto que escribe se sabe que Alonso García Matamoros, Cristóbal Valdotano y Pedro Mexía fueron sus primeros maestros. Con diecinueve años se matricula en la universidad sevillana en un curso de artes. Por entonces, en la ciudad del Guadalquivir florecía el erasmismo y el protestantismo español daba sus frutos a través de los sermones de Juan Gil y Constantino Ponce de la Fuente. Con esos conocimientos y vivencias, se traslada a Alcalá de Henares en cuya universidad (1550) y en sus destacados saberes hebraicos se matricula, impartidos por los antiguos maestros del Colegio Trilingüe. Cipriano de la Huerga, monje cisterciense, Andrés de la Cuesta y Luis de la Cadena le enseñan su método de estudio bíblico, consistente en un constante apoyarse en el texto hebreo y su confrontación con la Vulgata para revisarla y corregirla a la luz de la erudición humanística y la exégesis filológica. Será cursando sus estudios en la universidad cisneriana cuando conozca al también alumno fray Luis de León, cuya sincera amistad le acompañará toda la vida. Son por entonces los últimos años del reinado de Carlos V recorridos en el plano del pensamiento por los planteamientos erasmistas de la philosophia Christi. Arias Montano comienza a demostrar que es un buen poeta. Así, escribe una colección de poemas de corte horaciano no sólo contra el proceder de Lutero, sino también de encomio hacia maestros y amigos con el título de Rethorica, siendo laureado por la universidad (1552) en reñido certamen. Y por su notable conocimiento y dominio de las lenguas hebrea, caldea y siríaca comienza a llamársele el Jerónimo español. Viajes por Italia y España, la compra de libros a los herederos de Sebastián Fox Morcillo, y estancias en su retiro familiar de la Peña de Aracena ocupan los siguientes años a sus primeros estudios universitarios, ya que vuelve a las aulas sevillanas —en 1556 y 1558—, y decide también aprender Medicina y Botánica junto al médico Francisco de Arce. Con treinta y tres años (1560) pide ser admitido como sacerdote en la Orden de Santiago y tras una minuciosa investigación para descartar toda posible ascendencia de sangre judía, de linaje manchado, es admitido en el monasterio de San Marcos de León. Muy pronto su excepcional valía le llevará a ocupar un destacado lugar en la trama política, espiritual e intelectual de su época. El obispo Martín Pérez de Ayala lo selecciona para incorporarlo a la delegación española presente en el Concilio de Trento (1545- 1563), donde tuvo una meritoria intervención con dos discursos sobre el divorcio y sobre la comunión bajo las dos especies. De regreso a España es nombrado capellán del Rey y comienza a percibir una pensión anual por sus servicios a la Iglesia y a la Corona. Su obra Comentaria in XII Prophetas ocupa los años siguientes, hasta que con cuarenta años (1568) recibe el encargo más importante de su vida: ser en Amberes el supervisor real de la nueva Biblia Políglota en cinco lenguas que desde hacía unos años estaban llevando a cabo un grupo de eruditos franceses y flamencos. El contacto con la realidad política, social y religiosa de los Países Bajos, influirá decisivamente en todo su pensamiento y actitudes. El ambicioso proyecto bíblico había sido puesto en marcha por el impresor Plantino (1566) movido a ello por el hebraísta Andreas Masius (Maes). Sabio y erudito impresor, pero también hábil hombre de negocios, había fundado su taller (1554) gracias al dinero que mercaderes ricos pertenecientes a la secta espiritual Familia Charitatis (Familia del Amor) y discípulos del profeta Hendrik Niclaes le habían prestado, con la intención de difundir desde aquellas prensas los escritos del carismático fundador. La pertenencia a la secta del propio Plantino y de aquellos ricos hombres —Charles de Bomberghe, Graphaeus, Santforts, De la Faille y el banquero converso Marcos Pérez— permanecía en el más absoluto secreto. Todos ellos tuvieron activa participación en la efervescencia religiosa de los Países Bajos y mientras unos abrazaron el protestantismo, otros se hicieron calvinistas. Ante el Iconoclasmo (1566) y la llegada del duque de Alba huyeron a Alemania o a Suiza. Plantino, para salvar su negocio prefirió atraerse la voluntad de Felipe II. Buscando la protección del cardenal Granvela, escribió al secretario real Gabriel de Zayas manifestándole su profunda “ortodoxia” y adhesión a la Corona española. Su astucia dio resultado: tras consultar el Monarca a los teólogos de Alcalá y de Salamanca y obtener una respuesta afirmativa unánime, acepta el mecenazgo, recibiendo Plantino el nombramiento de “prototipógrafo del rey”. En cuanto a la labor de Arias Montano, ésta consistiría en revisar las pruebas y redactar unos cuantos tratados de erudición bíblica que constituirían el último volumen de la Políglota. Los cuatro años que duró esta misión fueron extraordinariamente intensos en acontecimientos públicos y privados. Al principio, Montano se muestra partidario admirador del duque de Alba y aprueba la política de Felipe II en los Países Bajos. Fernando Álvarez de Toledo y Pimentel, tercer duque de Alba (1507-1582), había logrado terminar con la revuelta de los gueux o “mendigos”, la confederación de nobles de tendencias protestantes y calvinistas opuestos a la política real entre los que se hallaban Luis de Nassau, hermano de Guillermo de Orange —antiguo paje de Carlos I— Juan y Felipe de Marnix, Felipe Broderode, el conde de Egmont y Felipe de Montmorency, conde de Horn y almirante de Flandes. Todos ellos habían suscrito un documento llamado “Compromiso de Breda” en el que la Confederación se proponía abolir la Inquisición y conseguir la libertad de conciencia. Cuando al de Alba se le encarga la represión de la revuelta en Flandes, tenía sesenta años. Embarca en Cartagena rumbo a Génova en abril de 1567 y en Italia organiza un ejército integrado principalmente por españoles con algunos contingentes de italianos magníficamente equipados, entre los que figuraban cuerpos de mosqueteros. Apresó a los cabecillas de la rebelión, los condes de Egmont y de Horn, a sus secretarios y al burgomaestre de Amberes, Antonio de Stralen. La audacia de este golpe atemorizó a las gentes y el vencedor escribió a Felipe II: “Gracias a Dios, el país entero está tranquilo”. El duque constituyó el Tribunal de los Tumultos para juzgar a los supuestos culpables de los desórdenes, conociéndose entre el pueblo como el Tribunal de la Sangre. En aquellos años de completa pacificación, purgado el país de calvinistas, Arias Montano estaba entregado por completo a su trabajo de la Biblia Políglota, que sería conocida también como Biblia Regia o Biblia de Amberes. Hoy ya no cabe la menor duda de que toda la gloria de la ingente labor correspondió al espléndido equipo de sabios lingüistas y filólogos reunidos en torno al taller de Plantino y pertenecientes en secreto a la Familia del Amor. Sin embargo, su papel de supervisor y su participación —en especial en la redacción de los tratados del último volumen— en el diseño y contenido de la Políglota, fueron decisivos, con consecuencias insospechadas a favor y en contra en los círculos teológicos y humanísticos de España y Europa, lo que le acarrearía incomprensión, sospecha inquisitorial y desengaño. Concluida la labor filológica en mayo de 1570, Arias Montano envía su Praefatio a las Universidades de Lovaina y de París que le dan su aprobación. Seis meses más en la imprenta para disponer todos los textos y por fin la obra ve la luz a finales de 1571, encuadernada en ocho volúmenes. Con el texto dispuesto en dos series de columnas en cada página, los volúmenes del I al IV contienen: el texto hebreo, el mismo que figura en la Políglota de Cisneros y que editara Charles de Bomberghe en la imprenta de Félix Pratensis (1516-1517) y en Venecia en la imprenta de Ya’aqob ben Hayyim (1524-255); la Septuaginta y su traducción latina, el Targum —traducción al arameo del Antiguo Testamento con paráfrasis— casi completo y su traducción latina debida a los hebraístas judeo-conversos del Estudio Salmantino, Pablo Coronel y Alonso de Zamora, colaboradores en la Políglota de Alcalá. El volumen V contiene: el Nuevo Testamento en tres versiones, griega, latina de la Vulgata y siríaca con traducción latina de Guido (o Guy) Lefèvre de la Boderie. Los volúmenes VI, VII y VIII son conocidos como Apparatus. El volumen VI contiene: el Nuevo Testamento en griego y traducción interlineal de la Vulgata; particularidades de la lengua hebrea redactada por Arias Montano; el Antiguo Testamento y traducción latina debida a Sancte Pagnino (o Sanctes Pagninus). El volumen VII contiene: diccionario y gramática griegos, tal vez de Arias Montano; un vocabulario siríaco debido a Andreas Masius (Maes), así como una gramática siríaca; un diccionario siro-arameo debido Guido Lefèvre de la Boderie; en latín un Thesaurus hebraicae-linguae de Sanctes Pagninus y un Apéndice de Francisco Raphelengius. El volumen VIII contiene: dieciocho tratados filológicos y arqueológicos, varios de ellos debidos a Montano; los Prefacios de Arias Montano; los Prólogos de san Jerónimo a la Vulgata; cartas de Felipe II, del duque de Alba y de Arias Montano, y los privilegios de publicación y las censuras de Arias Montano. Así pues, la nueva Biblia, obra en esencia de los humanistas del norte de Europa, venía a ser una reedición, pero crítica, de la Políglota de Cisneros, empleando como ella las ediciones hebreas del Antiguo Testamento impreso en Venecia pero presentando un centenar de lecturas diferentes respecto de la cisneriana, y más cercanas a la edición veneciana. En cuanto a esa serie de gramáticas y vocabularios, la moderna investigación los considera un material bastante problemático y a veces poco preciso. Pero su gran novedad, que sería en su tiempo su gloria y su condena, fue la incorporación de la ciencia hebraica —Targum, Pesitta’—, y, por lo tanto, saber heterodoxo, sospechoso de herejía. Este “monumento de la Contrarreforma”, obra de intelectuales de dudosa ortodoxia católica, impresa en un taller creado en principio para publicar los escritos del líder espiritual Niclaes, cuyo impresor había pedido prestados los tipos hebreos al protestante Charles de Bomberghe, y el “supervisor” real había tenido la intención de sustituir el texto canónico de la Vulgata —al que apenas le reconocía valor filológico— por la traducción latina de la Biblia hecha por Sanctes Pagninus (Lyon, 1527), aunque al final tuvo que transigir e incluyó ambos textos, fue vista como una obra reaccionaria contra los principios del Concilio de Trento y la infalibilidad de la Vulgata de san Jerónimo. Roma tenía que juzgarla, y para defenderla se nombró al teólogo español Pedro de Fuentidueña. Su exposición fue inútil. Aquellas innovaciones hebreas y rabínicas, aquellas rectificaciones a la Políglota de Cisneros que era tanto como enmendar la Vulgata, suscitaron graves recelos y objeciones entre los miembros de la comisión papal que la desaprobaron. Ante tal fracaso, las cartas se cruzan impresiones contrariadas y los contactos políticos y diplomáticos se suceden. Arias Montano recibe el encargo real de salir inmediatamente para Roma. Felipe II escribe al duque de Alba: “Creo que podrá explicar el asunto de manera que ponga punto final a todas las dudas”. Y así fue, porque ya en Roma (1572) logra en pocos meses la ansiada aprobación, aunque provisional. Contribuyó a ello el sucederse de algunos acontecimientos como la subida al solio pontificio de Gregorio XIII, muy favorable a España. La victoria de Lepanto contra los turcos favoreció también el fortalecimiento de las relaciones entre el Vaticano y la Corona española. Mientras, Arias Montano se ganaba el apoyo de los cardenales de talante humanista Granvela y Sirleti. Pero la aprobación provisional de la Congregatio Concilii no logró acallar la polémica que se avivaba por momentos y que, en definitiva, siempre estuvo latente o manifiesta en el seno de las discusiones teológicas del siglo XVI en torno a qué texto de la Biblia, el hebraico —visto con recelo por amplios sectores—, o la traducción latina de san Jerónimo (Vulgata), era el correcto. Como escribe B. Rekers: “Arias Montano intentó aplicar un método de traducción puramente literal basado en la erudición filológica; es decir, pretendió traducir exactamente lo que estaba escrito en el texto original”. Ponía en práctica la intención de Erasmo de “predicar a Cristo desde las fuentes”. Sólo que el biblista español hacía caso omiso de toda la tradición exegética católica y su “simbolismo”, prefiriendo buscar el sentido a través de las fuentes exegéticas rabínicas, más acorde con los nuevos métodos de investigación y estudio humanísticos, que pretendían rescatar la pureza original del texto bíblico. La Iglesia era consciente de las imperfecciones de la Vulgata, y quería a toda costa evitar nuevas traducciones, y como medida “disciplinar y defensiva”, el Concilio de Trento declaró “auténtica” la Vulgata latina. Este sentir explica la respuesta reaccionaria a su Políglota. En los Países Bajos, Guillermo Lindano, obispo de Rurmond, arremete contra él, haciendo todo lo posible por desacreditar su labor bíblica. Por el contrario, no faltaron sabios de Lovaina y de París que se erigieron en paladines de su método, como Harlemio, Génèbrard y Francisco Lucas. La reacción española fue la más virulenta: en Castilla, en los círculos teológicos agustinos de Salamanca se alzó en contra la voz del maestro León de Castro —hermano de hábito de fray Luis de León y su delator ante el tribunal inquisitorial—, quien como tantos otros “que ponían enfermedad” en la nueva Biblia, redactó sus objeciones en seis folios que leyó en la Corte, sin mucho éxito. En su escrito argumentaba que los originales hebraicos y caldaicos estaban corrompidos por los judíos y tenían que ser corregidos a la luz de la Vulgata y no al revés, como se había hecho en la Biblia Regia. Esta convicción volvía sobre el viejo asunto de la hebraica veritas de la España judía y las viejas disputas del siglo XV. Y por si fuera poco, el término “judaizante” —tan lleno de tristes y no tan lejanos recuerdos— se aplicaba ahora a todo aquel que defendía la legitimidad del texto hebreo y la revisión crítica de la Vulgata. Los amigos de Montano, pertenecientes al ámbito universitario salmanticense, le tuvieron bien informado de las maniobras del maestro León. Fray Luis de Estrada le escribe: “Cierta persona ha querido persuadir, y por ventura tiene persuadida a casi toda España, que los originales hebraicos y caldáicos de la divina Scriptura están corrompidos por los judíos [...] que en la mesma emprenta (se refiere a la de Plantino) sin ser sentidos los herejes habían introducido traición”. Y Pedro de Fuentidueña en carta (1574) al secretario real, Gabriel de Zayas, expone: “[...] y después acá he entendido que el maestro León fue a la corte y allá trató con esos señores del consejo de la Inquisición sobre esto de la biblia de Flandes [...] y así lo da a entender a todos, tanto que ayer me dijo un maestro desta universidad que le había oído decir que si estando revestido para decir misa, lo dejase por ir a quemar a Benito Arias, le parece que haría gran servicio a N. Sr.”; Francisco de Salinas le hace saber (1574): “[Hablé] con el buen maestro León, porque es amigo muy antiguo y fue mi maestro en la niñez; el cual me dio muchas disculpas y excusas con decir que no podía dejar de estar apasionado por su madre la Iglesia, y su principal negocio, es decir que V. M. quiere destruir la Vulgata y que no sigue la interpretación de ningún santo ni le alega sino la de los rabinos”. En este ambiente tan tenso se alzó la palabra escrita del canónigo Juan del Caño (1575) increpando el mal entendido celo del fraile agustino que “atropella a sus próximos con voces vocalísimas y con su autoridad [...] destruye a cuantos no se guardan de trabar con V. M. disputaciones”. A pesar de tantos sinsabores, Arias Montano no cejó en su estudio bíblico. Fruto de ello en colaboración con la Universidad de Lovaina fue su Biblia Sacra, impresa por Plantino en 1574. Las circunstancias le obligan a volver a Roma para afrontar la segunda defensa de la Políglota. Intento vano, pues el maestro León había logrado atraer a su causa la opinión de la Curia Papal. Encabezada por el cardenal Belarmino se pronuncia: “Esta Congregación General ha sentenciado que nada contrario al texto latino de la Vulgata puede ser cambiado, ni siquiera una palabra, una sílaba o una letra”. Pero, como había en juego factores políticos, se aprueba toda la Biblia Políglota excepto el Apparatus, debido a Montano. Gregorio XIII prefiere dejar el dictamen final en manos de los teólogos españoles. La causa del maestro León parecía que había triunfado. Y Arias Montano escribe una carta en agosto de 1575 al obispo de Cuenca e inquisidor general, Pedro de Portocarrero, buscando su protección: “Cuasi por todo este postrer año que he estado en Flandes, he sentido un grande rumor que un maestro León de Castro, que vive en Salamanca, ha levantado en aquella universidad, reprendiendo y desacreditando la mayor obra que jamás en género de letras ha salido al mundo impresa, que es la biblia real [...] el asa que ha tomado para decir mal de ella, ha sido ver allí en el Aparato una parte de la biblia de Sanctes Pagnino [...] le suplico sea servido de mandarme dar aquella parte desta noticia [...] que me sea a mí útil [...] para que con brevedad y equidad [...] se deshagan con entera luz estos nublados”. La sentencia final sobre la Biblia de Amberes le correspondió al jesuita Juan de Mariana (1577). Su defensa la limpió de escrúpulos y de recelos, a pesar del intento de los dominicos de Sevilla (1579) de reavivar la polémica. Y en 1587 la curia romana intentará, sin mucho éxito, eliminar las variantes de los diversos textos de la Vulgata latina. Habría que esperar a la Biblia Clementina (1592) con su revisión mucho más segura del texto latino. Con su regreso a España (1576) como bibliotecario de El Escorial, concluyen sus densos ocho años de estancia en los Países Bajos. Se traía una desencantada visión de la política española en Flandes, que en otro tiempo admirara, y su rendida adhesión a la secta espiritual flamenca de la Familia del Amor (Familia Chraritatis), entre las posturas católica y protestante y cuyos principios —tolerancia, no violencia, paz, devoción de tendencia quietista, la “identificación personal con el ser divino”, y el alejamiento de los ritos y dogmas aunque sin romper el vínculo con la Iglesia Católica— profesaban la mayor parte de las personas cultas y de negocios de Amberes que formaban el círculo del impresor Plantino, seguidor en un principio de Niclaes, de tendencia protestante, para después preferir la doctrina simbólico-esotérica de tendencia católica del maestro Henrik Jansen Barrefelt, apodado Hiël (Luz de Dios). Como bibliotecario, elaboró la lista de todos los manuscritos existentes —superaban la cifra de cuatro mil—, inventarió los libros impresos e invirtió buena parte de los fondos puestos a su disposición en la adquisición de escritos semíticos de los que la biblioteca escurialense estaba bastante escasa: “empero de Sangrada Escritura y materia de religión tiene falta”. Esta labor la alternó con la de profesor de hebreo en el colegio del monasterio. Su sabio magisterio supo aunar la enseñanza de la lengua bíblica con la difusión entre sus discípulos de la espiritualidad de Hiël. Fray José de Sigüenza, Lucas de Alaejos, Martín de la Vera, Francisco Trujillo y Gaspar Centol, continuadores en su momento de la labor escriturística de Montano, supieron de la ideología familista y de la interpretación “visionaria”, en esta época ya aceptada por Montangal o, de los textos bíblicos. Si la Orden Jerónima había sido a lo largo del siglo XV un intenso foco de criptojudaísmo, ahora el familismo de Hiël prendía en ella a través del magisterio bíblico del sabio español. Él mismo no había dejado de pedir a su amigo Plantino que le enviara todos los comentarios posibles de Hiël, en especial sus comentarios al Apocalipsis. Como ha demostrado Sabbe, “nueve décimos del latín de Arias Montano son copia exacta de las Sendbrieffe de Hiël”. Después de su última misión política en asuntos relacionados con el rey Sebastián de Portugal, sobrino de Felipe II, Arias Montano pudo residir en su retiro de Extremadura (1586), y a intervalos en el convento sevillano de Santiago. En la Peña de Aracena enseñó hebreo a Pedro de Valencia, “criado a los pechos de la santa y universal doctrina de Montano” a decir de su contemporáneo Covarrubias, y que sería su secretario y el editor en Amberes de sus obras póstumas. Benito Arias Montano murió en Sevilla (1569) en casa de Ana Núñez. En la ciudad del Guadalquivir logró reunir en torno a su persona un grupo de intelectuales progresistas españoles, donde no faltaron miembros conversos como Diego y Francisco Núñez Pérez, emparentados con conversos de Amberes, que si bien no tuvieron el peso espiritual del grupo escurialense, supieron establecer vías de intercambio científico y pensamiento liberal, según el espíritu montaniano, entre las Universidades de Sevilla y Leyden. Obras de ~: Rethoricorum libri IV, Amberes, Ex officina Christophori Plantini, 1569; Comentaría in duodecim Prophetas, Amberes, Ex officina Christophori Plantini, 1571; Humanae Salutis Monumenta, Amberes, Ex officina Christophori Plantini, 1571; Virorum doctorum de disciplinis benemeritis efigies XLIV, Amberes, a Philippo Galleo, 1572; Biblia Sacra, hebraice, chaldaice, graece, latine, Amberes, Christophorus Platinus, 1569-1573; Davidis Regis ac Prophetae aliorumque sacrorum vatum Psalmi, ex hebraica veritate in latinum carmen, Amberes, Ex officina Christophori Plantini, 1573; Humani generis amatori Deui liberalísimo sacr. Divinarum Nuptium conventa et acta, ad piorum admonitionem a Philippo Gallaeo aereis tabulis incisa, B. Aria Montano accinente, Amberes, Ex officina Christophori Plantini, 1573; Christi Jesu Vitae, admirabiliunque actionum speculum a Ph. Gallaeo apparatum, B. Ariae Montani singularibus distichis instructum, Amberes, Ex officina Christophori Plantini, 1573; Biblia Sacra, quid in hac editione a theologis lovaniensibus praestitum sit paulo post indicatur, Amberes, Ex officina Christophori Plantini, 1574; Elucidationes in IV Evangelia, quibus accedunt erlucidationes in Acta Apostolorum, Amberes, Ex officina Christophori Plantini, 1575; Dictatum Christianum, sive comunes et aptae discipulorum Christi omnium partes, a condiscípulo b. Aria Montano observatis in brevem summam, Amberes, Ex officina Christophori Plantini, 1575; David, hoc est virtutis exercitatissimae probatum Deo spectaculim, ex David pastoris, militis, ducis ac prophetae exemplis, B. Aria meditante, Ph. Gallaeo instruente, Amberes, Ex officina Christophori Plantini, 1575; Itinerarium Benjaminis Tudelensis, ex hebraico latinum factum, b. Aria Montano interprete, Amberes, Ex officina Christophori Plantini, 1575; De Optimo Imperio, sive in libr. Josué commentarium, Amberes, 1583; Elucidationes in omnia Apostolorum scripta, eiusdem s. Johannis apostoli et evangelistae Apocalypsin significationes, Amberes, Ex officina Christophori Plantini, 1588; Poemata in IV tomos distincta, Amberes, Ex officina Christophori Plantini, 1589; De Varia Republica, sive commentarium in librum Judicum, Amberes, Ex officina Christophori Plantini, 1592; Antiquitatum Judaicarum libri IX, Amberes, Ex officina Christophori Plantini, 1593; Liber generationis et regenarationis Adam, sive de historia generationis humani; operis magni prima pars, id est Anima, Amberes, Ex officina Christophori Plantini, 1593; Hymni et Saecula, Amberes, Ex officina Christophori Plantini, 1593; Comentaría in Isaiae prophetae sermones, Amberes, Ex officina Christophori Plantini, 1599; Naturae Historia, prima in magni operis corpore pars., Amberes, Ex officina Christophori Plantini, 1601; In XXXI Davidis Psalmos priores comentaría, Amberes, 1605. Bibl.: F. 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Pérez Custodio, Los “rhetoricorum libri quattuor” de Benito Arias Montano, Badajoz, Diputación Provincial, 1995; A. Sáenz Badillos, “Benito Arias Montano, hebraísta”, en Homenaje al Prof. J. Cantera, Madrid, Universidad Complutense, 1997, págs. 345-359; F. Roldán, A. Oyola Fabián y R. Caso Amador, Arias Montano, su vida y su obra, Frejenal de la Sierra, 1998; E. Méndez Venegas, Benito Arias Montano: dedicatoria y notas comunes a los doce profetas menores, Badajoz, Méndez Venegas, 1998; J. Gil, Arias Montano en su entorno: bienes y herederos, Mérida, Editorial Regional de Extremadura, 1998; L. Gómez Canseco (ed.), Anatomía del Humanismo: Benito Arias Montano 1598-1998. Homenaje al profesor Melquíades Andrés Martín, Huelva, Universidad, 1998; N. Fernández Marcos, “Semblanza de Arias Montano”, en Razón y Fe, 1201 (1998), págs. 339-344; V. Bécares Botas, Arias Montano y Plantino: el libro flamenco en la España del siglo XVI, León, Universidad, 1999; M. A. Sánchez Manzano, Benito Arias Montano: comentarios a los treinta y un primeros salmos de David, León, 1999, 2 vols.; A. A. Sáenz-Badillos, “Arias Montano y la Biblia Políglota de Amberes”, en W. Thomas y R. A. Verdouk (eds.), Encuentros en Flandes. Relaciones e intercambios hispanoflamencos a inicios de la Edad moderna, Lovaina-Soria, Lovaina University Press-Fundación Duques de Soria, 2000, págs. 327-340; R. Flórez Flórez e I. Balsinde, El Escorial y Arias Montano: ejercicios de comprensión, Madrid, Fundación Universitaria Española, 2000; R. Lazcano, Benito Arias Montano. Ensayo bibliográfico, Madrid, Editorial Revista Agustiniana, 2001; L. Gómez Canseco, Arias Montano y el Cantar de los cantares: estudio y edición de la “Paráfrasis en modo pastoril”, Kassel, 2001; A. Dávila Pérez, Arias Montano. Correspondencia conservada en el Museo Plantin-Moretus de Amberes, Alcañiz-Madrid, Ediciones del Laberinto, 2002; J. J. Jorge López, El pensamiento filosófico de Benito Arias Montano: una reflexión sobre su “Opus magnum”, Mérida, Editora Regional de Extremadura, 2002; L. Alburquerque García, “Benito Arias Montano”, en Gran Enciclopedia cervantina, Madrid, Centro de Estudios Cervantinos-Editorial Castalia, 2005, págs. 732-741. |
La imprenta hebrea de Soncino. Los orígenes de la imprenta en Soncino se remontan a mediados del siglo XV, cuando se radican en ésta ciudad una familia judía proveniente de Speyer (Speier) en Alemania. El fundador de dicha familia fué Moshéh da Spira, que huye de Alemania en 1441 y llega a Italia septentrional para abrir un banco de empeño, una de las poquísimas actividades permitidas a los judíos en la edad media. Sin embargo en 1472, fue fundada la casa de Monte di Pietà que fue colocada justo en frente de la sede ocupada por la familia judía, dónde también se realizaba la concesión de préstamos siendo ésta gestionada por la comunidad cristiana, quienes aplicaban las tasas de interés más bajas. Por lo tanto, la familia da Spira vió mucho más reducido su volumen de negocio y se ve obligada a transformar la sede en una imprenta. El nieto de Moshéh, Israel Nathan, médico, proyectó la imprenta, pero solo su hijo Yehoshúa Shelomóh llevó adelante la empresa. Prosiguieron en la actividad tipográfica los hijos del hermano Moshé, Gershóm y Shelomoh. La producción de libros inició en diciembre de 1483 con la la edición del Talmúd Babilonés Masseket Barakot (tratado “Bendiciones”). Fueron impresas aproximadamente treinta ediciones entre las cuales la más importante fué la Primera Biblia Hebrea Completa en 1488. El extraordinario éxito de ese negocio se debe a la visión que tuvo Israel Nathan en utilizar la técnica más reciente de tipos móviles de imprenta, cuya autoría es tradicionalmente ligada a Gutenberg. Sucede que la familia que se había asentado en Soncino venía de una ciudad situada en las cercanías de Maguncia, Alemania, el hogar de Gutenberg creador de la primera biblia impresa. Un episodio sobresaliente de la imprenta se verifica en abril de 1488 cuando viene impresa la Primera Biblia Hebrea Completa, estupendo ejemplar en el cual eran presentes las vocales representadas por puntitos y de rayitas colocados junto a las consonantes. Esta particularidad tiene antiguos orígenes, al principio el alfabeto hebreo resultaba carente de vocales; sucesivamente a causa de la difusión de los textos escritos, las vocales eran agregadas al texto en un segundo momento y no directamente en la fase de impresión (en una primerísima fase no existían del todo). En 1490/92 la imprenta cierra, a causa del clima hostil hacia los judíos que se estaba creando un poco en toda Europa. La familia de Speyer continuó su trabajo en diversas ciudades italianas, entre las cuales Brescia, Rimini, Pesaro y Nápoles para terminar emigrando primero a Salónica y después a Constantinopla, continuando a firmar sus trabajos con el nombre de Soncino, ésto ocurría porque los judíos no tenían un apellido, sino que era costumbre en aquella época tomar el nombre de la ciudad de dónde provenían. Uno de los más importantes impresores a nivel mundial entre fines del XV y el inicio del XVI fué justamente Gershom Soncino, el único a imprimir en italiano, griego y latín. La primera edición impresa de la biblia, pero solo la parte correspondiente a la Torá aparece en Boloña el 26 de Enero de 1482 realizada por Abraham ben Hayyim dei Tintori (Dei Pinti) di Pesaro, sobre la base de un manuscrito en español. Por ese motivo, además de muchas publicaciones parciales de los libros de la biblia, la primera edición impresa del texto hebraico completo es la Biblia de Soncino, en 3 volúmenes, realizada en 1488 por Ghersom Soncino. La edición conocida como Biblia de Berlín fué impresa siempre por Ghersom Soncino en 1494 y es una revisión de la Biblia de Soncino, la cual fué utilizada por Martín Lutero para la traducción del Antiguo Testamento y que actualmente se conserva en Berlín de dónde toma su nombre. Biblia Hebraica Completa de Soncino, Italia. Viajar a lo extenso del territorio Italiano es como hojear un voluminoso libro de historia, que nos va ilustrando a distancia, con sus tesoros históricos, pictóricos, y religiosos que son incalculables, ya sea de norte a sur. Es en lo alto de sus cadenas montañosas como los Alpes, los Apeninos, que nos lleva a adentrarnos aún más en este territorio de valles y de llanos con bajas colinas o imponentes macizos que nos invitan a entrar en encantados pueblos fortalezas. Como es Soncino, un cautivador Burgo de 7.000 habitantes, próximo a Cremona, Brescia (Italia), con su notable importancia en la impresión de textos de la religiosidad judía. Ver este espectáculo de la naturaleza unido a la historia de muchas comunidades judías en la zona, es admirar una trayectoria de antiguas sinagogas, es adentrarse por la llanura Padana, el Piamonte, Lombardia, Veneto, Emilia Romagna, con sus 53 sinagogas en un total de 106, que fueron construidas en el territorio, zonas primordiales, especialmente como fue Venecia anterior a Roma. Este mundo fecundo de religiosidad, costumbres, arquitectura y sabores, se le puede acompañar con la perfección de los caracteres tipográficos hebraicos en las obras, de impresores judíos de esa época. Ya en el siglo XII los hebreos comenzaron a ser una concentración relevante en este país. Así en 1454, arriba a Soncino la familia de Yehoshua ben Israel Natal que abre el camino a la imprenta, en este reducido pueblo de planicies, que le creará el apellido a esta ilustre Familia Soncino, siendo originarios de Spira (Speyer,) Alemania entre Basilea e Magonza. Soncino, encantador pueblo fortaleza que en aquella época estaba bajo el dominio de los Sforza y de la República Veneciana, su belleza arquitectónica, es tal como su roca sforzesca, conformada por cuatro torres castellanas, siendo residencia del capitán. En el mismo burgo estaba la casa-torre en Vía Lanfranco n°6 donde funcionaba la tipografía de Yehoshua Shelomoh, allí él y el resto de la familia trabajaron con voluntad religiosa, y deseos de difundir su cultura. En la cuál fueron reproducidas 25 ediciones de la biblia, además de innumerables obras de autores judíos. Por decreto de Carlo Azeglio Ciampi Presidente de la República de Italia esta localidad paso al rango de ciudad. Su notoriedad se la otorgaron estos impresores, como se puede apreciar en el museo de la imprenta de Soncino, las máquinas, los tipos y las ilustraciones que realizaron, para divulgar algo tan precioso como es la Biblia Hebraica Completa. Es en 1488 que en este Borgo diSoncino, di Cremona que asume el prestigio máximo,el de haber grabado la PrimeraBiblia Hebraica Completa (editio prínceps) por mérito de Yehoshua Shelomoh. Se podría aludir además, que ya en 1455 en Magonza, Alemania, Gutenberg había publicado la primera impresión a carácter móviles. En el museo de esta ciudad, encontramos el elogio que le hace su gente a esta familia de tipógrafos, como primera parte de la muestra, siguiendo el trascurso están las técnicas de incisiones y por tercera parte y última las incisiones en el arte y en la gráfica realizada al más alto nivel. En 1527 cuando se terminó de imprimir la Biblia Completa, la familia Soncino se vio en la obligación de transferirse de ciudad, debido a la situación creada entre autoridades civiles y religiosas, que no era de lo mejor. Solo permanecieron en el burgo por algunos años, los primos Gershom y Shelomoh que continuaron, imprimiendo más de 5 obras. Yehoshua se había transferido a Nápoles, dónde muere en 1493. Continuará Gershom considerado el más talentoso de la familia, y el más grande impresor judío de todos los tiempos (con 200 Libros impresos, entre ellos la tercera edición de la biblia completa hebraica en Nápoles 1491-92 con incipit, dejando espacios en blancos para contener ornamentos pintados a mano, miniados, algo raro en los libros hebreos, pero no en los latinos de esos tiempos), deja Italia para reencontrar a su hijo Mosheh en Turquía- Griega. Su trabajo lo llevó después a Salonicco y a Constantinopla, fino al 1534 data de su muerte. Dos de sus hijos se agregaron al trabajo de impresores en Turquía y Egipto hasta 1557. La historia de cinco generaciones de impresores judíos, que se desplazaron en tres continentes creando libros sagrados, siendo los primeros en la imprenta judía en Italia. |
El impacto de la imprenta en la vida judía. La imprenta aparece en el año 1444, tan sólo 72 años antes del establecimiento del ghetto de Venecia en el año 1516. El nacimiento de la imprenta como una nueva tecnología es fundamental para entender cómo cambió la cultura y en especial la cultura judía. La imprenta, es decir, la impresión de libros, revolucionó la forma de compartir los conocimientos. Los libros, como objetos viajan y, gracias a la posibilidad de cruzar áreas nacionales, podemos ver el mundo a través de ellos, los cuales, viajando por todas partes, unen autores, escuelas y mundos que nunca antes se habían encontrado. En el tiempo anterior a la invención de la imprenta la supervivencia de cualquier libro, de cualquier texto escrito, hasta de cualquier partitura musical era mucho más complicado. Para poder sobrevivir, cualquier texto debía ser copiado a mano, trabajo terriblemente laborioso. Es el hecho que la mayoría de los libros de los antiguos griegos y romanos no han sobrevivido y no solo las obras oscuras de autores desconocidos sino por ejemplo, del gran Sófocles, autor de Edipo Rey, Electra, o Antígona por ejemplo, que escribió alrededor de ciento veinte tragedias y sólo sobrevivieron siete obras. Si “La lliada” “La Odisea”, la Biblia y las obras clásicas más antiguas han sobrevivido, se debe principalmente a que han continuado hablándole a los lectores a través de los siglos y de los cambios culturales. Lo mismo ocurre con la música. Hay muchísimas obras musicales que se han perdido. Incluso Dafne de Jacopo Peri, considerada la primer opera de la historia, se ha perdido o no se ha encontrado. Tenemos relatos acerca de su preparación, de cómo fue concebida, del estreno de la misma y nunca hemos encontrado la partitura. Una de las cosas más insólitas en la historia de la imprenta es que en 1475 se publica el primer libro en hebreo encontrado hasta la fecha. Y más sorprendente aún es el contenido de este libro. Muchos judíos en el siglo XV se enamoraron de las nuevas corrientes del pensamiento humanista asociadas con el Renacimiento y la figura humanista. El hombre humanista del Renacimiento era un sujeto con amplios conocimientos que iban desde el terreno de las ciencias al de la retórica y el arte. Ieudah Messer León fue un rabino italiano, médico y filósofo, que representó el modelo del hombre renacentista judío. En sus escritos logró asimilar el enfoque intelectual de las mejores universidades italianas de su tiempo, dentro de la cultura intelectual de la tradición judía. Messer León es visto como un ejemplo de lo que llama “jajám kolel” (“erudito completo”), un erudito que sobresalió en estudios seculares y rabínicos. Messer León representa el equivalente hebreo de un hombre del Renacimiento y este fue el ideal que trató de instruir en sus estudiantes y es el autor del primer libro publicado en hebreo por un judío. Su libro se llama Nofet Tzufim (El fluir del panal). Messer León se dirige en este libro a sus alumnos que están fascinados con los redescubrimientos renacentistas y están olvidando y abandonando algunas costumbres judías por este maravilloso “nuevo mundo” de la retórica. Messer Leon traduce grandes secciones de escritos sobre retórica que están en latín pero utiliza sólo ejemplos proféticos, tomados de la Torá, para ilustrar los principios que está enseñando a sus alumnos. Innova al decir que Israel, no Grecia ni Roma (hablamos de un mundo grecorromano), es la fuente de la retórica. Los profetas bíblicos según Messer León, fueron los primeros y más grandes oradores de la historia y al fascinarse por este nuevo mundo del lenguaje profundo (la retórica) los judíos simplemente estaban volviendo a sus fuentes más antiguas. Messer Leon analiza lo que sucede en el mundo judío desde una perspectiva en la que no ignora lo que sucede en el mundo no judío. Messer Leon conocedor del latín, muestra a los judíos que el humanismo y el Renacimiento no son algo tan novedoso como suponen. Frente a la fascinación de los jóvenes que abrazan lo novedoso, Messer Leon está diciéndoles: “¿la retórica es nueva? ¡Señores, lean la Torá que fue escrita hace miles de años y vean como se expresan nuestros antepasados!”. Messer Leon fue el primer autor judío en tomar ventaja de la nueva tecnología de la imprenta publicando su libro en vida. Este libro es lo que se conoce como un incunable (es decir un libro publicado antes del 1500). El primer libro impreso mediante el sistema de tipos móviles fue el “Misal de Constanza” en 1449. La “Biblia de Gutenberg” comenzó su preparación después de 1450, y las primeras copias estaban disponibles para 1454 ó 1455. La “Biblia Gutenberg” es el más famoso incunable, y su producción dio comienzo a la impresión masiva de textos en Occidente. Messer León, un judío que es rabino, médico y filósofo publica un libro en 1475, tan sólo 26 años después de la aparición del primer libro en la historia. Recordemos que, al intentar separar y evitar el encuentro entre judíos y cristianos con la construcción del guetto, el resultado fue absolutamente opuesto: los judíos se integraron mucho más a la sociedad. El guetto no estaba herméticamente cerrado. Nunca lo estuvo. Al juntar muchos judíos y urbanizarlos, es decir concentrarlos en el centro urbano y aislarlos, lo que se generó es lo opuesto a lo esperado con el nacimiento de los primeros centros urbanos judíos en la historia. La urbanización crea contactos culturales, crea las discrepancias entre los que tienen más y los que tienen menos. Todas estas situaciones son típicas consecuencias de la construcción de ciudades y sociedades modernas que comienza a finales del 1500. La primera impresión del Talmud y la Biblia comentada. Lo que resulta más curioso sobre la imprenta y el ghetto es que uno de los centros más importantes de impresión está situado ni más ni menos que en Venecia. Venecia produce, en la época del guetto, más libros en hebreo que cualquier otra ciudad del mundo. La primera y más famosa imprenta de Venecia lleva el nombre de su editor, un cristiano llamado Daniel Bomberg. Bomberg imprime el primer Talmud de la historia. Esto muestra que en esta era del guetto hay una clara interacción entre judíos y cristianos imprimiendo juntos obras literarias. El otro primer libro, que se conoce actualmente como “Mikraot Guedolot” (es decir la “Biblia Rabínica”), también.es un Bomberg Este segundo libro contiene el texto bíblico en hebreo junto traducciones y con los comentarios de Rashi, gran exegeta medieval. Estos dos libros se venden en Venecia y sus alrededores, tanto a cristianos como a judíos y luego son transportados hacia el Imperio Otomano, Europa Occidental y Oriental y posteriormente al resto del mundo. Estos dos libros que nacen desde el contexto del guetto, ayudan a crear la cultura moderna judía que trasciende las fronteras locales de un shtetl o un grupo de judíos que se sientan a pensar, uniendo ahora lo que es una cultura ashkenazy con una sefaradí. Es decir que hay un vinculo directo entre el mundo ashkenazy (Rusia, Polonia, Lituania, Francia, Alemania etc.) con el mundo sefaradí (judios originarios de España y Portugal que posteriormente se moverán forzosamente, por la expulsión de España y Portugal, para Holanda, Italia, Salonica, Estambul, Marruecos, y Algeria). Desde este momento en adelante todos estudiarán ahora del mismo libro (es decir desde la misma impresión, ya sea que esta posea errores o no). La imprenta es un ejemplo extraordinario de cuan abierta es la vida en el guetto, porque si estuviese realmente cerrada, ¿cómo se explica entonces la publicación de estos dos textos, los cuales son los más elementales de la historia y la biblioteca judía? La compaginación del Talmud en formato de libro, se ha utilizado para casi todas las ediciones posteriores. Asimismo la edición del Mikraot Guedolot, es decir la Torá con los comentarios rabinicos. Fue el primero en presentarnos la hoja del Talmud y la Biblia Rabínica en el formato que hoy conocemos y resulta tan familiar. Cuando una familia de judíos sefaradíes que residían en Italia, en Soncino (que era parte del ducado de Milán), abrieron su propia imprenta y comenzaron a imprimir los primeros libros se encontraron que tenían que tomar decisiones muy difíciles. Ioshua Soncino publico el tratado de Julin del Talmud en 1489 mencionando que en ciertos pasajes se tomo la libertad de decidir que versión era la correcta entre los cuatro manuscritos que poseía y que no decían exactamente lo mismo. Cuando no podía decidir ponía ambas versiones (como sucede en el Tratado de Beitzah publicado en 1484). Las decisiones de los Soncino, quienes establecieron los textos y los formatos de compaginación del Talmud Babilónico que leemos hoy en cualquier biblioteca judía, ilustra claramente el rol de los editores, decidiendo cuál era la versión correcta según sus propias decisiones. Incluso hay ediciones del Talmud que difieren en el contenido del texto, de acuerdo al lugar y al tipo de relación que los judíos tenían con los no-judíos, intentando no ofender al publico general. Esto resulta sorprendente para quienes creen que el Talmud es un solo texto con una sola verdad irrefutable. La maravilla del Talmud está en las miles de voces contradictorias que, a través de los siglos y en su búsqueda de la verdad, discuten entre generaciones unas con las otras. Ninguno de nosotros puede ver el mundo con los ojos que los veía un judío medieval y por ende sería muy ingenuo creer que el Talmud dice exactamente lo mismo en todas partes del mundo, cuando tenemos desde el comienzo dos distintos, uno escrito en la tierra de Israel y otro en Babilonia. Pero esto cambiará con las ediciones impresas las cuales estandarizarán versiones. |
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