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martes, 9 de agosto de 2011

41.-Bandera de la unión de Noruega y Suecia.-a


Luis Alberto Bustamante Robin; Jose Guillermo Gonzalez Cornejo; Jennifer Angelica Ponce Ponce; Francia Carolina Vera Valdes;  Carolina Ivonne Reyes Candia; Mario Alberto  Correa Manríquez; Enrique Alejandro Valenzuela Erazo; Gardo Francisco Valencia Avaria; Alvaro Gonzalo  Andaur Medina; Carla Veronica Barrientos Melendez;  Luis Alberto Cortes Aguilera; Ricardo Adolfo  Price Toro;  Julio César  Gil Saladrina; Ivette Renee Mourguet Besoain; Marcelo Andres Oyarse Reyes; Franco Gonzalez Fortunatti;  Paula Flores Vargas; Katherine Alejandra Del Carmen  Lafoy Guzmán;



Bandera de la unión de Noruega y Suecia.



  

Bandera sueca de la Marina mercante (1844-1905), durante el período de unión con Noruega.


Bandera de la marina mercante noruega durante el período de unión con Suecia 1844-1899

bandera de la unión 

La bandera de la Unión entre Suecia y Noruega está conformada por cuatro divisiones en forma de equis. Los cuadrantes al asta y al batiente representan a Suecia (siendo de un campo azul con una franja horizontal amarilla); mientras que los cuadrantes superior e inferior representan a Noruega (mediante un campo rojo con una franja vertical azul sobre otra franja blanca). El conjunto forma una cruz escandinava mezcla de las banderas noruega y sueca.



Unión entre Suecia y Noruega.

Reinos Unidos de Suecia y Noruega.

Förenade Konungarikena Sverige och Norge. (Sueco.)

De forente Kongerikene Norge og Sverige. (Noruego.)



  





Reino de Suecia y Noruega (1814-1905)



La Unión entre Suecia y Noruega fue la unión personal de los reinos de Suecia y Noruega entre 1814 y 1905.
Al finalizar la Guerras Napoleónicas, Noruega intentó alcanzar la independencia, que incluyó una breve guerra contra Suecia, la cual concluyó con el Tratado de Moss, que fue un acuerdo de unión personal entre Suecia y Noruega, firmado el 14 de agosto de 1814 en la ciudad noruega de Moss. Ese día el parlamento noruego eligió al rey Carlos XIII de Suecia como rey de Noruega.
La relación entre los dos reinos fue de conflicto permanente, llegando en 1905 a una declaración unilateral de independencia de Noruega, que daba por terminado el régimen de unión personal, situación que se resolvió con la aceptación y el reconocimiento de Noruega como reino independiente por parte del rey Óscar II, el 26 de octubre de 1905. Haakon VII ascendió al trono de Noruega el 22 de julio de 1906.



La unión

El nuevo rey  Carlos II de Noruega ( Carlos XIII de Suecia.)  nunca pisó su reino noruego, pero su heredero adoptivo Bernadotte, ahora Carlos XIV Juan, llegó a Christiania el 18 de noviembre de 1814. En su reunión con el Storting aceptó la elección y juró defender la Constitución en nombre del rey. 
En su discurso el príncipe heredero enfatizó que la unión era una liga en que el rey había entrado con el pueblo de Noruega, y que «había elegido asumir las obligaciones que eran de mayor valor para su corazón, las que expresaban amor a la gente, en lugar de los privilegios que se adquirieron mediante tratados solemnes»
Su renuncia al Tratado de Kiel como base legal para la unión fue respaldada por el Riksdag sueco en el preámbulo de la Ley de la unión el 15 de agosto de 1815. Para comprender la naturaleza de la unión es necesario conocer los acontecimientos históricos que llevaron a su establecimiento. Esto demuestra claramente que Suecia, ayudado por las principales potencias, obligó a Noruega a ingresar a la unión. Por otro lado, Noruega, con la ayuda de las mismas potencias, dictó esencialmente los términos de la unión.
Las semillas de la discordia eran, por supuesto, inherentes a una asociación constitucional de dos estados basada en cálculos tan conflictivos. Suecia lo vio como la realización de una idea que había sido anelada durante siglos y que había sido fortalecida por la reciente pérdida de Finlandia. Se esperaba que, con el tiempo, los renuentes noruegos aceptarían una relación más estrecha. Los noruegos, sin embargo, como la parte más débil, exigieron un estricto cumplimiento de las condiciones acordadas y guardaron celosamente la observancia constante de todos los detalles que confirmaban la igualdad entre los dos estados.

Una característica importante de la unión fue que Noruega tenía una constitución más democrática que Suecia. La Constitución noruega de 1814 se adhirió más estrictamente al principio de separación de poderes y estableció una legislatura unicameral modificada con más autoridad que cualquier legislatura en Europa. 

En contraste, el rey de Suecia era un casi autócrata: el Instrumento de Gobierno de 1809 declaraba inequívocamente que «solo el rey gobernará el reino». 
Más ciudadanos (varones) en Noruega (alrededor del 40 %) tenían derecho a votar que en la Suecia socialmente más estratificada. Durante los primeros años de la unión, una clase influyente de funcionarios dominaron la política noruega. Pero eran pocos en número y podrían perder fácilmente su control si los nuevos electores decidieron aprovechar su superioridad numérica eligiendo miembros de los estratos sociales más bajos. Para preservar su hegemonía, los funcionarios formaron una alianza con los prósperos agricultores de las regiones. 
Una política favorable a los intereses agrícolas y rurales aseguró su lealtad por el momento. Pero con la disposición constitucional de que dos tercios de los miembros del Parlamento serían elegidos de los distritos rurales, más agricultores serían finalmente elegidos. 
La legislación que alentó la participación popular en el gobierno local culminó con la introducción del autogobierno local en 1837, que creó las 373 zonas rurales (Formannskapsdistrikt), correspondientes a las parroquias de la Iglesia noruega. La participación popular en el gobierno local brindó a los ciudadanos más experiencia administrativa y política, y eventualmente promoverían sus propias causas, a menudo en oposición a la clase de funcionarios.
La creciente democratización de Noruega tendería a separar los sistemas políticos de ambos países, complicaría la cooperación entre los dos y, en última instancia, conduciría a la disolución de la unión. 
Por ejemplo, mientras el rey tenía el poder del veto absoluto en Suecia, sólo tenía un veto de suspensión en Noruega. Carlos Juan exigió que el Storting le otorgara un veto absoluto, pero se vio obligado a retroceder. Mientras que la Constitución confería el poder ejecutivo al rey, en la práctica cada vez más descansaba en su Consejo de Estado (Statsråd). Un hito en este proceso se produjo en 1884, cuando Noruega se convirtió en la primera monarquía escandinava en adoptar un gobierno parlamentario. Después de 1884 el rey ya no pudo nombrar un Gobierno de su propia elección o mantenerlo en el cargo contra la voluntad del Storting.
En cambio, solo podía nombrar a miembros del partido o coalición con mayoría en el Storting. El Consejo también se hizo responsable ante el Storting, de modo que un voto de confianza fallido provocaría la renuncia del Gobierno. En comparación, el gobierno parlamentario no se estableció en Suecia hasta 1905, justo antes del final de la unión.

El acta de unión.

La falta de una base constitucional común para la unión fue sentida con fuerza por el príncipe heredero Carlos Juan durante su primer año. Los documentos fundamentales eran solo la Convención de Moss y la Constitución noruega revisada del 4 de noviembre de 1814. Pero el conservador Riksdag sueco no había permitido que se revisara la Constitución sueca. Por lo tanto, se debía negociar un tratado bilateral para aclarar los procedimientos y tratar las cuestiones constitucionales que debían decidir ambos Gobiernos en conjunto.
El Acto de Unión (Riksakten) se negoció durante la primavera de 1815, con el primer ministro Peder Anker al frente de la delegación noruega. El tratado contenía doce artículos que trataban sobre la autoridad del rey, la relación entre las dos legislaturas, cómo se ejercería el poder ejecutivo si el rey muriera antes de que el príncipe heredero alcanzara la mayoría y la relación entre los gabinetes. También confirmó la práctica de tratar cuestiones de política exterior en el gabinete sueco, con la presencia del primer ministro noruego. 
Las cuestiones vitales relacionadas con la unión debían tratarse en una reunión conjunta del gabinete, donde todos los ministros noruegos en Estocolmo estarían presentes. La ley fue aprobada por el Storting el 31 de julio de 1815 y por el Riksdag el 6 de agosto, y sancionada por el rey el 15 de agosto.

La unión en la práctica.

Las condiciones de la unión establecidas en la Convención de Moss, la Constitución noruega revisada y el Acta de Unión aseguraron a Noruega más independencia de la prevista en el Tratado de Kiel. Al parecer, Noruega había ingresado voluntariamente a la unión y firmemente negó la superioridad sueca, mientras que muchos suecos vieron a Noruega como un socio inferior y un premio de guerra.

Noruega tenía por ley el estatus de una monarquía constitucional independiente, con más independencia interna de la que había disfrutado en los últimos cuatrocientos años. Si bien compartía un monarca común y una política exterior común con Suecia, todos los demás ministerios e instituciones gubernamentales estaban separados de cada Estado. Noruega tenía su propio Ejército, Armada y tesorería.
El Servicio Exterior estaba directamente subordinado al rey, un acuerdo que ya estaba incorporado en la Constitución noruega del 17 de mayo de 1814, antes de la revisión del 4 de noviembre. Un efecto imprevisto fue que la política exterior se decidió en el gabinete sueco y fue conducida por el Ministerio sueco de Asuntos Exteriores.
 Cuando se discutieron asuntos de política exterior en las reuniones del gabinete, el único noruego presente que podía defender la causa de Noruega era el primer ministro. El Riksdag sueco podría influir indirectamente en la política exterior, pero no el Storting noruego. Debido a que las representaciones en el extranjero fueron designadas por el Gobierno sueco y en su mayoría con personal sueco, los extranjeros a menudo consideraban que la unión se parecía más a un solo Estado que a dos Estados soberanos.
 Con el tiempo, sin embargo, se hizo menos común referirse a la unión como «Suecia» y en su lugar se las refería conjuntamente como «Suecia y Noruega».
Armoiries du Roi Charles XIII de Suède et de Norvège 1814 1818


Según la Constitución noruega, el rey designaría su propio gabinete. Debido a que el rey residía principalmente en Estocolmo, una sección del gabinete dirigida por el primer ministro tenía que estar presente allí, acompañada por dos ministros. El primer primer ministro fue Peder Anker, quien había sido prominente entre los noruegos que enmarcaban la Constitución y se había declarado abiertamente a favor de la unión. 
El Gobierno noruego adquirió una espléndida casa de pueblo (Pechlinska Huset) como la residencia de la sección del gabinete en Estocolmo y como una «embajada» informal de Noruega. 
Los otros seis ministros, con sede en Christiania, estaban a cargo de sus respectivos departamentos gubernamentales. En ausencia del rey, las reuniones del gabinete de Christiania eran presididas por el virrey, designado por el rey como su representante. El primero en ocupar ese cargo fue el conde Hans Henrik von Essen, quien al finalizar el tratado de Kiel había sido nombrado gobernador general de Noruega cuando la esperada ocupación sueca sería efectiva.
Los siguientes virreyes también fueron suecos, y esta política, constante durante los primeros quince años de la unión, se resintió en Noruega. A partir de 1829 los virreyes fueron noruegos, hasta que la oficina quedó vacante después de 1856 y, finalmente, fue abolida en 1873.

Amalgama o separación.

Después del ascenso de Carlos Juan en 1818, este intentó unir a los dos países y fortalecer el poder ejecutivo. A estos esfuerzos se resistió principalmente el Storting noruego. En 1821 el rey propuso enmiendas constitucionales que le darían un veto absoluto y el derecho a gobernar por decreto, ampliarían la autoridad sobre sus ministros y extenderían su control sobre el Storting. 
Otra provocación fueron sus esfuerzos por establecer una nueva nobleza hereditaria en Noruega. Presionó al Storting organizando maniobras militares cerca de Christiania mientras estaba en sesión. Todas sus proposiciones fueron consideradas minuciosamente y luego rechazadas. Fueron recibidos igualmente negativamente por el próximo Storting en 1824, y luego archivados, excepto por la cuestión de un veto extendido. Esa demanda se presentó repetidamente antes de cada Storting durante la vida del rey.
1901, Suecia, Oscar II moneda de oro de 5 coronas. 


El tema político más controvertido durante el reinado temprano de Carlos Juan fue la cuestión de cómo saldar la deuda nacional de Dinamarca-Noruega. El empobrecido Estado noruego intentó diferir o reducir el pago de tres millones de especies a Dinamarca, la cantidad acordada.
 Esto condujo a un amargo conflicto entre el rey y el Gobierno noruego. Aunque la deuda finalmente se pagó mediante un préstamo extranjero, el desacuerdo que provocó llevó a la renuncia del conde Wedel-Jarlsberg como ministro de Finanzas en 1821. Su suegro, el primer ministro Peder Anker, renunció poco después.
NORWAY, ORO 20 CORONAS REY OSCAR II 1902


La respuesta de los políticos noruegos a todos los avances reales fue una adhesión estricta a una política de conservadurismo constitucional, de manera que se opusieron consistentemente a las enmiendas que extendieran el poder real o condujeran a lazos más estrechos y eventuales amalgamas con Suecia.
Las diferencias y la desconfianza de estos primeros años gradualmente se hicieron menos pronunciadas, y la actitud cada vez más complaciente de Carlos Juan lo hizo más popular.
 Después de los disturbios en Estocolmo en el otoño de 1838, el rey encontró a Christiania más amable y mientras estuvo allí aceptó varias demandas. En una reunión conjunta de los gabinetes suecos y noruegos el 30 de enero de 1839, se nombró un Comité de la Unión con cuatro miembros de cada país para resolver las disputas entre ambos. Cuando el Storting de 1839 se reunió en su presencia, fue recibido con gran afecto por los políticos y el público.

Símbolos nacionales

Otro punto de discusión fue la cuestión de los símbolos nacionales: banderas, escudos de armas, títulos reales y la celebración del 17 de mayo como el día nacional. Carlos Juan se opuso firmemente a la conmemoración pública de la Constitución de mayo, pues sospechaba que era una celebración de la elección de Cristián Federico. En cambio, pero sin éxito, alentó la celebración de la Constitución revisada del 4 de noviembre, que también fue el día en que se estableció la Unión. 
Este conflicto culminó con la batalla de la Plaza (Torvslaget) en Christiania el 17 de mayo de 1829, cuando las celebraciones pacíficas se convirtieron en manifestaciones, y el jefe de policía leyó la Ley Antidisturbios y ordenó a la multitud dispersarse. Finalmente, se convocó a unidades del ejército y la caballería para restablecer el orden con cierta violencia. La protesta pública por esta provocación fue tan grande que el rey tuvo que aceptar la celebración del día nacional a partir de entonces.
Poco después del Tratado de Kiel, Suecia incluyó el escudo de armas de Noruega en el de Suecia. Los noruegos consideraron ofensivo que también se mostrara en monedas suecas y documentos gubernamentales, como si Noruega fuera una parte integral de Suecia. También resentían el hecho de que el título del monarca en monedas noruegas hasta 1819 era el de Rey de Suecia y Noruega.
Armas de Carlos XIV Juan de Suecia y Noruega

Armoiries de la reine Désirée


Todas estas cuestiones se resolvieron después del ascenso del rey Óscar I en 1844. De inmediato comenzó a usar el título de Rey de Noruega y Suecia en todos los documentos relacionados con asuntos noruegos. Las propuestas de un comité conjunto con respecto a banderas y armas fueron promulgadas para ambos países. Se colocó una marca de la Unión en el cantón de todas las banderas en ambas naciones, combinando los colores de la bandera de ambos países, distribuidos equitativamente. 
Los dos países obtuvieron sistemas de bandera separados pero paralelos, manifestando su igualdad. Los noruegos se complacieron al encontrar que la antigua bandera de guerra común y la bandera naval fueron reemplazadas por banderas separadas. 
Las armas noruegas fueron retiradas de las grandes armas de Suecia, y las armas comunes de la Unión y reales fueron creadas para ser utilizadas exclusivamente por la familia real, por el Servicio Exterior y en documentos pertenecientes a ambos países. Un detalle significativo de las armas de la Unión es que ambas coronas reales se colocaron sobre el chapetón para mostrar que era una unión entre dos reinos soberanos.

Cénit de la Unión

Los años intermedios del siglo xix fueron pacíficos para la Unión. Se resolvieron todas las cuestiones simbólicas, Noruega obtuvo más influencia en la política exterior, el cargo de virrey o gobernador quedó vacante o ocupado por el noruego Severin Løvenskiold y el comercio entre los países prosperó a partir de tratados (mellomriksloven) que promovieron el libre comercio y abolieron las barreras arancelarias de manera efectiva. La finalización de la línea Kongsvinger, la primera conexión ferroviaria a través de la frontera, aceleró enormemente las comunicaciones. Las concesiones suecas avanzaron en un clima político de conciliación sobre el tema de la igualdad entre los países.

El escandinavismo estuvo en su apogeo durante este período y contribuyó a aumentar el acercamiento entre los socios de la Unión. Apoyaba la idea de Escandinavia como una región unificada o una sola nación, basada en el patrimonio lingüístico, político y cultural común de los países escandinavos (de hecho, conocidos como los «tres hermanos» en la sexta estrofa del himno nacional de Noruega).

Este movimiento de élite fue iniciado por estudiantes universitarios daneses y suecos en la década de 1840. Al principio, los establecimientos políticos en los dos países sospechaban del movimiento. Sin embargo, cuando Óscar I se convirtió en rey de Suecia y Noruega en 1844, la relación con Dinamarca mejoró y el movimiento comenzó a ganar apoyo. Los estudiantes noruegos se unieron en 1845 y participaron en reuniones anuales alternando entre los países. Durante la guerra entre Dinamarca y Prusia en marzo de 1848, el rey Óscar ofreció apoyo en forma de una fuerza expedicionaria noruego-sueca, aunque la fuerza nunca vio el combate. El movimiento recibió un golpe del que nunca se recuperaría por completo después de la segunda guerra danesa-alemana sobre Schleswig en 1864, cuando los Gobiernos sueco y noruego obligaron conjuntamente al rey Carlos XV a retractarse de la promesa de apoyo militar que le había dado al rey de Dinamarca sin consultar a sus gabinetes.
Para entonces, la Unión había perdido su apoyo entre los noruegos debido al revés causado por la cuestión de abolir el cargo de virrey. El rey Carlos XV estaba a favor de esta demanda noruega y, después de su ascenso en 1859, prometió a su gabinete noruego que sancionaría una decisión del Storting a tal efecto. La propuesta de eliminar esa institución y símbolo de dependencia para reemplazarlo con el cargo de primer ministro, radicado en Christiania, fue aceptada casi por unanimidad. Cuando el rey regresó a Estocolmo fue recibido por una inesperada reacción de la prensa sueca. El diario conservador Nya Dagligt Allehanda proclamó que Noruega se había desviado del camino de la legalidad hacia la revolución. 
El Riksdag exigió opinar sobre la cuestión. El quid de la cuestión era si era puramente noruego o preocupante para ambos países. La mayoría conservadora sueca proclamó la «legítima superioridad de Suecia en la Unión». El rey Carlos se vio obligado a retirarse cuando el gabinete sueco amenazó con renunciar. Eligió no sancionar la ley, pero, como una concesión a los sentimientos noruegos heridos, lo hizo en una reunión del gabinete noruego. A pesar de sus buenas intenciones, había confirmado que era más sueco que noruego.

El 24 de abril de 1860 el Storting reaccionó al reclamo sueco de supremacía resolviendo por unanimidad que el Estado noruego tenía el derecho exclusivo de enmendar su propia Constitución, y que cualquier revisión de las condiciones de la Unión debía basarse en el principio de completa igualdad. Esta resolución bloquearía durante muchos años cualquier intento de revisar la Ley de Unión. Se designó un nuevo comité conjunto en 1866, pero sus propuestas fueron rechazadas en 1871, porque no preveía la igualdad de influencia en la política exterior ni allanaría el camino para un Estado federal.

Preludio de la disolución

Las relaciones con Noruega durante el reinado del rey Óscar II (1872-1907) tuvieron una gran influencia en la vida política en Suecia, y más de una vez parecía que la unión entre los dos países estuviese a punto de terminar. Las disensiones tuvieron su origen principalmente en la demanda noruega de cónsules separados y, finalmente, de un Servicio Exterior separado. De acuerdo con la Constitución revisada de 1814, Noruega tenía el derecho a separar las oficinas consulares, pero no lo había ejercido en parte por razones financieras, en parte porque los cónsules designados por el Ministerio de Asuntos Exteriores sueco habían hecho en general un trabajo satisfactorio al representar a Noruega. 
A finales del siglo xix, sin embargo, la marina mercante de Noruega creció con rapidez hasta convertirse en una de las más grandes y en uno de los factores más importantes de la economía nacional. Se asentaba el parecer de que Noruega necesitaba cónsules separados que pudieran ayudar a los envíos y los intereses nacionales en el extranjero. En parte, la demanda de cónsules separados también se volvió simbólica, una forma de afirmar la creciente desilusión con la Unión.
En Noruega la disensión sobre cuestiones constitucionales condujo a la adopción de facto del parlamentarismo en 1884, después de un proceso de juicio político contra el gabinete conservador de Christian August Selmer. El gabinete fue acusado de ayudar al rey a obstruir la reforma por veto. El nuevo Gobierno liberal de Johan Sverdrup, instalado de mala gana por el rey Óscar, implementó de inmediato reformas importantes, entre ellas el sufragio extendido y el servicio militar obligatorio. Los dos grupos opuestos establecieron partidos políticos formales en 1884: la Venstre (Izquierda), partido de los liberales, que querían disolver la Unión; y la Højre (Derecha) para los conservadores, que querían retener una unión de dos Estados iguales.
Los liberales obtuvieron la mayoría absoluta en las elecciones de 1891 (63 escaños de 114, pese a casi empatar en votos), con un programa de sufragio universal para todos los hombres y un Servicio Exterior noruego separado. Como primer paso, el nuevo Gobierno de Johannes Steen propuso servicios consulares separados y se iniciaron negociaciones con Suecia. Pero la oposición real causó una serie de crisis de gabinete, hasta que se formó un Gobierno de coalición en 1895, con Francis Hagerup como primer ministro. Ese año se nombró el tercer Comité Conjunto de la Unión, con siete miembros de cada país, pero nunca estuvo de acuerdo en los temas cruciales y se disolvió en 1898. 
Ante el ruido de sables en Suecia, militarmente superior, Noruega tuvo que retirar las demandas de cónsules separados en 1895. Ese retiro convenció al Gobierno de que las Fuerzas Armadas habían sido descuidadas demasiado tiempo y se inició un rápido rearme. Se ordenaron cuatro acorazados del Reino Unido y se construyeron fortificaciones fronterizas.
En medio de negociaciones y discusiones en vano, en 1895 el Gobierno sueco notificó a Noruega que el tratado comercial de 1874, que preveía un mercado común prometedor, caducaría en julio de 1897. Cuando Suecia volvió al proteccionismo, Noruega también aumentó los derechos de aduana; el resultado fue una disminución considerable del comercio a través de la frontera. El conde Carl Lewenhaupt, el ministro de Asuntos Exteriores sueco, que se consideraba demasiado amigable con los noruegos, renunció y fue reemplazado por el conde Ludvig Douglas, quien representó la opinión de la mayoría en la Primera Cámara. Sin embargo, cuando el Storting en 1898 aprobó por tercera vez un proyecto de ley para una bandera «pura», sin la insignia de la Unión, se convirtió en ley sin sanción real.
Las nuevas elecciones al Riksdag de 1899 mostraron claramente que el pueblo sueco no estaba dispuesto a seguir el partido proteccionista mayoritario, grupo ultraconservador de la Primera Cámara. Esto resultó en la renuncia de los dos líderes de ese partido, el profesor Óscar Alin y el mariscal de Corte (Hofmarschall) Patric Reuterswärd, como miembros de la Primera Cámara. Por otro lado, el exprofesor de la Universidad de Gotemburgo, E. Carlson, logró formar un grupo de liberales y radicales de unos 90 miembros que, además de estar a favor de la extensión de la franquicia, abogó por la plena igualdad de Noruega con Suecia en la gestión de los asuntos exteriores. 
Las elecciones noruegas de 1900 con franquicias extendidas dieron a los liberales (Venstre) una gran mayoría para su programa de un Servicio Exterior separado y cónsules separados. Steen se quedó como primer ministro, pero fue sucedido por Otto Blehr en 1902.

Intentos finales para salvar la unión

La cuestión de los cónsules separados para Noruega pronto volvió a surgir. En 1902 el ministro de Asuntos Exteriores, Alfred Lagerheim, en un Consejo de Estado conjunto, propuso servicios consulares separados, mientras se mantenía el Servicio Exterior común. El Gobierno noruego aceptó el nombramiento de otro comité conjunto para considerar la cuestión. Los resultados prometedores de estas negociaciones se publicaron en un comunicado del 24 de marzo de 1903. Proponía que las relaciones de los cónsules separados con el ministerio conjunto de Asuntos Exteriores y las embajadas se arreglasen por leyes idénticas, que no podían ser alteradas o derogadas sin el consentimiento de los Gobiernos de ambos países.
Pero este no fue un acuerdo formal, solo un bosquejo preliminar, no vinculante para los Gobiernos. En las elecciones de 1903 las fuerzas conservadoras (Højre) superaron en sufragios a los liberales (44,81 frente a 42,74 % de los votos válidos emitidos) con su programa de reconciliación y negociaciones. 
En octubre de 1903 se formó un nuevo Gobierno de coalición bajo Francis Hagerup, respaldado por un consenso nacional sobre la necesidad de concluir las negociaciones mediante una acción conjunta. El 11 de diciembre se presentó el comunicado ante el Consejo de Estado Conjunto, lo que generó la esperanza de que la solución fuera inminente. El rey Óscar pidió a los Gobiernos que elaboraran propuestas para leyes idénticas.

El borrador noruego para leyes idénticas fue presentado en mayo de 1904. Fue recibido con total silencio por parte de Estocolmo. Si bien Noruega nunca había tenido un Storting y un gabinete más amigable con la Unión, resultó que la opinión política en Suecia se había movido en la otra dirección. El portavoz del comunicado, el ministro de Asuntos Exteriores Lagerheim, renunció el 7 de noviembre debido a un desacuerdo con el primer ministro Erik Gustaf Boström y sus otros colegas. Boström apareció solo en Christiania y presentó sus principios inesperados o condiciones para un acuerdo. Su Gobierno había vuelto a la posición de que el ministro de Asuntos Exteriores sueco debería mantener el control sobre los cónsules noruegos y, si fuera necesario, eliminarlos; asimismo, Suecia siempre debería mencionarse antes de Noruega en los documentos oficiales (una ruptura con la práctica introducida en 1844). 
El Gobierno noruego encontró estas demandas inaceptables e incompatibles con la soberanía de Noruega. Como el ministro de Asuntos Exteriores iba a ser sueco, no podía ejercer autoridad sobre una institución noruega. Nuevas negociaciones en tales términos no tendrían sentido.
Armerías del rey Oscar II de Suède et de Norvège 1885


Una contrapropuesta del Gobierno sueco también fue rechazada y el 7 de febrero de 1905, en sesión del Consejo Conjunto, el rey decidió interrumpir las negociaciones que había iniciado en 1903. A pesar de esto, aún esperaba un acuerdo. Al día siguiente el príncipe heredero Gustavo fue nombrado regente, y el 13 de febrero apareció en Christiania para tratar de salvar la Unión. Durante su mes en Christiania tuvo varias reuniones con el Gobierno y el Comité Especial parlamentario que se formó el 18 de febrero para resolver los detalles sobre la legislación nacional a fin de establecer cónsules noruegos. Les rogó que no tomaran medidas que condujeran a una ruptura entre los países. Pero fue en vano, ya que el Comité Especial recomendó el 6 de marzo continuar con el trabajo en progreso, y el gabinete conciliatorio Hagerup fue reemplazado por el gabinete más inflexible de Christian Michelsen.
De regreso en Estocolmo el 14 de marzo, el príncipe heredero convocó a un consejo conjunto el 5 de abril para pedir a ambos Gobiernos que regresasen a la mesa de negociaciones y buscasen una solución basada en la igualdad total entre los reinos. Propuso reformas tanto de los servicios exteriores como consulares, con la reserva expresa de que un ministro conjunto de Asuntos Exteriores, sueco o noruego, era una condición previa para la existencia de la Unión. El Gobierno noruego rechazó su propuesta el 17 de abril, refiriéndose a intentos infructuosos anteriores, y declaró que continuaría con los preparativos para un servicio consular separado. Al contrario, ambas cámaras del Riksdag aprobaron la propuesta del príncipe heredero el 2 de mayo de 1905.
En un último intento de aplacar a los noruegos recalcitrantes, Boström, considerado como un obstáculo para mejorar las relaciones, fue sucedido por Johan Ramstedt. Pero estas inversiones no convencieron a los noruegos. Con independencia de sus convicciones políticas, habían llegado a la conclusión de que una solución justa al conflicto era imposible, y ahora había un consenso general de que la Unión tenía que ser disuelta. El nuevo gabinete de coalición de Michelsen trabajó en estrecha colaboración con el Storting en un plan para forzar el tema mediante la pregunta consular.

Disolución de la unión

El 23 de mayo el Storting aprobó la propuesta del Gobierno para establecer de cónsules noruegos separados. El rey Óscar, que había retomado el Gobierno, hizo uso de su derecho constitucional a vetar el proyecto de ley el 27 de mayo y, de acuerdo con el plan, el ministro noruego presentó su renuncia. Sin embargo, el rey declaró que no podía aceptar su renuncia, «ya que ahora no se puede formar otro gabinete».
Los ministros se negaron a obedecer su demanda de refutar su decisión e inmediatamente se fueron a Christiania.

El rey no tomó más medidas para restablecer las condiciones constitucionales normales. Mientras tanto, la disolución formal se iba a organizar en una sesión del Storting el 7 de junio. Los ministros pusieron sus renuncias en sus manos, y el Storting adoptó por unanimidad una resolución planificada declarando que la unión con Suecia se disolvía porque Óscar había abandonado sus funciones como rey de Noruega al negarse a formar un nuevo Gobierno.
 Además declaró que, como el rey se había declarado incapaz de formar un Ejecutivo, el poder real constitucional «dejó de ser operativo», por lo que se solicitó a los ministros, hasta recibir más instrucciones, ejercer el poder conferido al rey según la Constitución «con las modificaciones necesarias, ya que la Unión con Suecia bajo un Rey se disuelve»
Las reacciones suecas a la acción del Storting fueron fuertes. El rey protestó solemnemente y convocó a una sesión extraordinaria del Riksdag para el 20 de junio, a fin de considerar qué medidas deberían tomarse después de la «revuelta» de los noruegos. El Riksdag declaró que estaba dispuesto a negociar las condiciones para la disolución de la Unión si el pueblo noruego, a través de un plebiscito, se había declarado a favor. 
El Riksdag también votó 100 millones de coronas para disponer como el Riksdag decidiese. Se entendió, pero no se declaró abiertamente, que la cantidad se mantenía lista en caso de guerra. La improbable amenaza de guerra fue vista como real en ambos lados, y Noruega respondió pidiendo prestados 40 millones de coronas en Francia, con el mismo propósito no declarado.
El Gobierno noruego conocía de antemano las demandas suecas. Por ello había declarado un plebiscito para el 13 de agosto, antes de que se hiciera la demanda formal sueca, y evitar así cualquier afirmación de que el referéndum se había hecho en respuesta a las demandas de Estocolmo. No se pidió a las personas que respondieran sí o no a la disolución, sino que «confirmaran la disolución que ya había tenido lugar».
La respuesta fue una mayoría de 368 392 votos a favor de la disolución y solo 184 en contra. Después de una solicitud del Storting para la cooperación sueca para derogar el Acta de la Unión, los delegados de ambos países se reunieron en Karlstad el 31 de agosto. Las conversaciones fueron interrumpidas temporalmente en el camino. Al mismo tiempo, las concentraciones de tropas en Suecia hicieron que el Gobierno noruego movilizara al Ejército y la Marina el 13 de septiembre. 
Sin embargo, el acuerdo se alcanzó el 23 de septiembre. Los puntos principales eran que las disputas entre los países deberían remitirse en el futuro a la Corte Permanente de Arbitraje en La Haya, el establecimiento de una zona neutral en ambos lados de la frontera y la demolición de las fortificaciones noruegas en la zona.
Ambos Parlamentos pronto ratificaron el acuerdo y revocaron el Acta de la Unión el 16 de octubre. Diez días después, el rey Óscar renunció a su derecho a la Corona noruega en nombre suyo y de sus sucesores. También rechazó una solicitud del Storting para permitir que un príncipe de la Casa de Bernadotte accediese al trono noruego. El Storting luego ofreció el trono vacante al príncipe Carlos de Dinamarca, quien aceptó después de que otro plebiscito confirmara la monarquía. Llegó a Noruega el 25 de noviembre de 1905 y tomó el nombre de Haakon VII.

1905 en retrospectiva

Los acontecimientos de 1905 pusieron fin a la unión personal entre Suecia y Noruega, que se celebró en 1814 a regañadientes por Noruega, coaccionada por la fuerza sueca. Los eventos de ambos años tienen mucho en común, pero hay diferencias significativas:

En 1814 la lucha noruega por la independencia fue un proyecto de clase alta con escaso apoyo popular. En 1905 fue impulsado por consenso popular y representantes electos del pueblo.
La unión de 1814 fue el resultado de una iniciativa sueca, mientras que la disolución de 1905 se produjo porque Noruega tomó la iniciativa.
La crisis de 1814 se desencadenó porque Suecia vio a Noruega como un botín legítimo de guerra y como compensación por la pérdida de Finlandia en 1809, mientras que Noruega basó su reclamo de independencia en el principio de soberanía popular. Fue resuelto debido a la conducta sabia y estadista de los líderes de ambos lados. La crisis de 1905 fue causada por el surgimiento del nacionalismo a finales del siglo xix, mientras que las interpretaciones opuestas de la unión todavía tenían un amplio y creciente seguimiento en ambos países.[cita requerida]
En 1814 Noruega era el país más industrializado de Escandinavia, aunque con instituciones gubernamentales bastante recientes. En 1905 era un Estado bien desarrollado, con 91 años de experiencia de gobierno independiente desde la unión con Dinamarca. Sus Fuerzas Armadas ya no estaban tan superadas en número en comparación con las de Suecia.
Las grandes potencias vieron la independencia noruega más favorablemente en 1905 que en 1814.



  

Carlos XIII de Suecia.
Carlos II de Noruega.




Carlos XIII de Suecia (Estocolmo, Suecia; 7 de octubre de 1748-Estocolmo, 5 de febrero de 1818) fue rey de Suecia de 1809 hasta 1818. Rey de Noruega de 1814 a 1818, como Carlos II de Noruega. Era el hijo menor del rey Adolfo Federico de Suecia y Luisa Ulrica de Prusia.

Duque de Södermanland

Carlos XIII nació en el castillo de Estocolmo un 7 de octubre de 1748. Su educación estuvo muy influida por su hermano mayor, el rey Gustavo III.
En 1772 colaboró activamente en el golpe de Estado que incrementó los poderes de Gustavo III y significó una vuelta al absolutismo. Posteriormente, logró destacarse en las actividades militares cuando su hermano decidió invadir Rusia. Carlos participó en varias batallas navales, y logró un sonado triunfo en la batalla de Hogland el 7 de junio de 1788.
Tras el asesinato de Gustavo III en 1792, el duque Carlos actuó como tutor de su sobrino, el joven rey Gustavo IV Adolfo. En teoría, Carlos se encargaba del gobierno, pero en realidad este residía en Gustaf Adolf Reuterholm, un miembro de la nobleza que se había opuesto al gobierno de Gustavo III. Desde entonces, fue claro que la autoridad monárquica solo sería la sombra de la de tiempos de Gustavo.
Cuando Gustavo Adolfo alcanzó la mayoría de edad, el duque Carlos continuó participando de manera marginal en la política. Cuando el impopular rey fue destronado el 13 de marzo de 1809, Carlos fue llamado para hacerse cargo del gobierno provisional mientras se elegía al sucesor. Como toda la familia de Gustavo Adolfo fue desterrada, el heredero más próximo fue el propio Carlos. Antes de ser investido rey, Carlos debió aceptar la promulgación de una nueva constitución liberal. Fue coronado el 29 de junio de 1809.

Rey de Suecia

Carlos se convirtió en un rey títere manejado por el parlamento. Ante la falta de herederos, pues su único hijo legítimo había fallecido el mismo año de su nacimiento (1798), el rey fue obligado a adoptar como hijo al príncipe danés Cristián Augusto (quien adoptaría el nombre de Carlos Augusto). Carlos Augusto, que había apoyado la conspiración contra Gustavo IV Adolfo, llegó a Estocolmo a principios de enero de 1810, y fue nombrado príncipe heredero ese mismo año. El príncipe fallecería súbitamente ese mismo año. Se acusó de su asesinato a Hans Axel de Fersen.
El conde Carl Otto Mörner, por propia iniciativa decidió viajar a Francia y conseguir un nuevo hijo adoptivo al rey, que en este caso fue el mariscal Jean-Baptiste Jules Bernadotte, militar del ejército de Napoleón Bonaparte. La candidatura de Bernadotte fue ganando adeptos entre la aristocracia sueca y finalmente fue elegido nuevo príncipe heredero en 1810. La disminuida salud de Carlos XIII lo convirtió en una mera figura decorativa, y Bernadotte tomó las riendas del gobierno desde su llegada a Estocolmo en noviembre de 1810, donde adoptó el nombre de Carlos Juan.

Rey de Suecia y Noruega

Mediante la gestión de Bernadotte, se ganó el territorio de Noruega con la aplicación del Tratado de Kiel y la posterior Guerra sueco-noruega, que obligaba a Dinamarca, aliada de Napoleón, a ceder el territorio noruego a Suecia. De esa manera Carlos XIII se convirtió también en soberano de Noruega a partir del 4 de noviembre de 1814. Como en Suecia, Carlos fue únicamente un rey nominal en Noruega y su precario estado de salud le impidieron ser coronado en este último país.
Carlos XIII falleció en Estocolmo el 5 de febrero de 1818. Le sucedió su hijo adoptivo el príncipe heredero Carlos Juan.

  

Dos secretarios de Estado de Noruega.



1).-Norges statsminister i Stockholm.

El Secretario de Estado en Estocolmo  era un miembro del gabinete de Noruega desde 1873 a 1905, durante periodo de la Unión entre reinos de Suecia y Noruega; Era representante del gobierno de Noruega ante monarca común  residía en Estocolmo.
Norges statsminister i Stockholm ocupó segundo puesto en Gabinete, después del  Norges statsminister i Kristiania, o Secretario de estado en Cristianía.
El Ministerhotellet , o Pechlinska palatset (palacio Pechlinske), era un edificio en Blasieholmen en Estocolmo . Sirvió como lugar de trabajo y residencia para los ministros noruegos en Suecia desde 1814 hasta 1905 . El hotel ministerial fue demolido en 1911.



2).-Norges statsminister (Secretario de Estado) de Cristianía.

Era jefe de gobierno de Noruega, presidía el  Gabinete de Ministros  de Noruega en capital del país. 



GRAN SANTIAGO DE CHILE.


Santiago.


Santiago, también conocida como Santiago de Chile, es la capital y ciudad principal de Chile y de la Región Metropolitana de Santiago, de la que además es el centro geográfico y cuya población se concentra en su gran mayoría en la ciudad. Situada a orillas del río Mapocho, Santiago fue fundada por el español Pedro de Valdivia, bajo el nombre de Santiago de la Nueva Extremadura en honor al Apóstol Santiago, convirtiéndose así en la capital de la Gobernación de la Nueva Extremadura,​ en el siglo xvi. 
Actualmente es el centro económico y administrativo del país, además de ser la aglomeración urbana más grande del país.

Demografía de Santiago.

De acuerdo con los datos recogidos en el censo de 2017 realizado por el Instituto Nacional de Estadísticas (INE), la población que conformaba el área metropolitana de Santiago alcanzaba los 6.257.516 habitantes, equivalente al 35,6 % del total nacional y al 87,98 % del total regional.

En 1.907 había     383.587 habitantes
En 1.940 había  1.010.102 
En 1.960 había  2.009.118
En 1.982 había  3.899.619
En 1.992 había  4.729.118 
En 2.002 había  5.428.590​

Historia 

El Gran Santiago, como aglomeración urbana, nace a comienzo de la década del 20, del siglo pasado, con la expansión urbana, en las nuevas comunas rurales alrededor de la ciudad y la comuna ya urbanizado de Santiago de Chile.  

Explosión demográfica.

En 1920, Arturo Alessandri Palma asume como Presidente de la República principalmente gracias al voto del proletariado obrero, marginado históricamente de los procesos políticos ocurridos tanto en el país como en la ciudad. A fines de ese año, el censo estimaba una población en Santiago de 507.296 habitantes, lo que equivalía al 13,6% de la población total del país. 
Esta cifra, además, representaba un aumento de un 52,47% con respecto al censo de 1907, es decir, un crecimiento anual del 3,3%, casi tres veces más que la cifra a nivel nacional. Gran parte de este crecimiento se debía a la llegada de campesinos desde el sur a trabajar en las fábricas o en los ferrocarriles en construcción.
Sin embargo, este crecimiento se experimentó en la periferia y no en el casco urbano propiamente tal. Diversas razones explican este fenómeno, dentro de las que se encuentra el aumento de las contribuciones en la ciudad, el loteo de los antiguos fundos rurales por las comunas recién formadas a bajo costo y la expansión de los tranvías eléctricos hacia la zona oriente y sur de la ciudad. 
Los habitantes del centro de Santiago, principalmente personas de clase media y alta, comenzaron a emigrar hacia el sector de Providencia y Ñuñoa, al oriente de Santiago, alejadas de la ya contaminada urbe y cercana al mundo rural, lo que les permitía abastecerse de productos agrícolas a menor precio. 
Muchos inmigrantes europeos, que en la época formaban parte importante de la clase profesional presente en el país, decidieron instalarse en las zonas de la avenida Pedro de Valdivia para estar más cerca de la naturaleza, por lo que comenzaron a abrir diversos clubes deportivos.​
Las nuevas propiedades disponibles debido a la partida de sus moradores comenzaron a potenciar y a consolidar al centro de la ciudad como un barrio netamente comercial, en torno al eje de las calles Ahumada, entre la Plaza de Armas y la Alameda, donde surgieron varios centros comerciales denominados "portales". 
Durante esta misma época, el centro fundacional se consolidó como el centro administrativo del país. Si bien durante años se había discutido la formación de un centro cívico para la capital, la burocracia del régimen parlamentario impidió el desarrollo de un proyecto arquitectónico definitivo. Sólo con el inicio del Presidencialismo, gracias a Alessandri, el proyecto del Barrio Cívico de Santiago en los alrededores del Palacio de La Moneda comenzaría a tomar forma. Los edificios para diversos ministerios y otros servicios públicos fueron construidos siguiendo la corriente modernista, durante los años 1920, pero el proyecto completo sólo se concretaría entre 1936 y 1946, con la creación del Paseo Bulnes, conectando La Moneda con el nuevo Parque Almagro.
​ El nuevo Barrio Cívico daría el puntapié definitivo para el comienzo de la construcción de edificios de mediana altura en la ciudad. La modernidad se expandió en la ciudad, con la aparición de los primeros cines, la expansión de la red telefónica y la inauguración del Aeropuerto Los Cerrillos en 1928, entre otros adelantos.
El sector sur de la ciudad comenzó a desarrollarse en los terrenos del llamado Llano de Subercaseaux a lo largo de la Gran Avenida, que conectaba al centro de Santiago con la villa de San Bernardo. El sector de San Miguel comenzó a convertirse en una ciudad dormitorio para los habitantes de la clase media que se alejaba del centro. Aunque tenía un clima más favorable que Ñuñoa, los barrios marginales ubicados junto al Zanjón de la Aguada, donde además se encontraban la Penitenciaría y el Matadero Municipal, actuaron como una barrera que impidió el ingreso de familias más acomodadas al sector. Tanto en San Miguel, como en los barrios de clase media de Providencia y Ñuñoa, las nuevas viviendas correspondían a los bungalows, siguiendo las tendencias de construcción británica con casas de características similares, mientras el surgimiento de diversas organizaciones sindicales permitió la aparición de villas para sus asociados.

La sensación de una era de crecimiento económico, reflejada en los avances tecnológicos y el desarrollo tanto de las clases acomodadas como de la clase media, contrastaba profundamente con las clases sociales más bajas. Joaquín Edwards Bello, a través de obras como El inútil y La chica del Crillón, criticaba fuertemente la disparidad entre la riqueza y la pobreza existentes en Santiago. Aunque durante las primeras dos décadas del siglo, la llegada de inmigrantes campesinos había generado un importante aumento de los barrios pobres en la capital, sería a partir de 1929 que se generaría una explosión demográfica sin precedentes. La Gran Depresión a nivel mundial generó el desplome de la industria salitrera del norte, dejando a 60.000 desempleados, los que sumados a la caída de las exportaciones agrícolas, totalizaron cerca de 300.000 cesantes a nivel nacional. 

Las grandes ciudades parecían ser las únicas oportunidades de sobrevivir y Santiago, con su bullente industria, fue el destino preferido de los migrantes. Muchos llegaron sin nada a la ciudad y miles debieron sobrevivir en las calles ante la imposibilidad de arrendar alguna habitación. Las enfermedades comenzaron a expandirse y la tuberculosis cobró la vida de cientos de indigentes; 25,3 de cada 10 000 habitantes de la ciudad morían, siendo la tasa de mortalidad más alta a nivel mundial de esta enfermedad.28​ A esto se sumó el desempleo y la baja en los sueldos de los habitantes anteriores de Santiago y el aumento en el costo de la vida en la capital.

La recuperación de la economía se debería al nuevo auge industrial fomentado por la CORFO y la expansión del aparato estatal a partir de fines de los años 1930 y comienzos de los años 1940. En esta época, la aristocracia pierde gran parte del poder que había ostentado durante siglos y es la clase media, compuesta por comerciantes, burócratas y profesionales, la que adquiere el protagonismo de la política nacional. En este contexto, es que la ciudad de Santiago comienza a desarrollarse hacia las masas, mientras las clases acomodadas tienden a refugiarse en los barrios altos de la capital. Los antiguos paseos de la clase adinerada, como el Parque Cousiño y la Alameda de las Delicias, comienzan a perder protagonismo, mientras se abren recintos para el esparcimiento popular, como el Estadio Nacional de Chile en 1938.
Producto de todos estos cambios a la ciudad, la población de Santiago creció a un ritmo acelerado nunca antes visto. En el censo de 1940, la ciudad acumulaba a 952.075 habitantes, en 1952 esta cifra llegó a los 1.350.409 habitantes y el censo de 1960 reflejó la 1.907.378 habitantes. 
Principalmente, este crecimiento se reflejó en la urbanización de los sectores rurales de las comunas aledañas al centro, donde se establecieron las familias de clase media y clase baja con viviendas estables. Esto se refleja en el aumento del tamaño ocupado por el área urbana: en 1930 tenía una extensión de 6500 hectáreas, que en 1960 llegaron a las 20.900 y en 1980 llegó a las 38.296. 
Aunque la mayoría de las comunas seguían creciendo, pasado mediados de siglo el crecimiento fue explosivo en las comunas más periféricas: Barrancas, al poniente de la Quinta Normal, Conchalí al norte de Recoleta, La Cisterna y La Granja al sur de San Miguel. En el caso de la gente de clases más acomodadas, comenzaron a acercarse al sector precordillerano, hacia los sectores de Las Condes y La Reina.
 El centro, por el contrario, perdió habitantes dejando más espacio para el desarrollo del comercio, la banca y las actividades gubernamentales.
Sin embargo, el crecimiento de la ciudad durante el medio siglo anterior había sido completamente desmedido y sin ningún tipo de regulación. Recién en los años 1960 comenzó a existir conciencia de la idea del Gran Santiago y su regulación para el desarrollo conjunto de los habitantes de la capital. En 1958 fue lanzado el Plan intercomunal de Santiago, el cual sería aprobado el jueves 10 de noviembre de 1960 por el Decreto Supremo N.º 2.387. 
Este plan incorporaba por primera vez el concepto del Gran Santiago, aceptando la realidad de que la ciudad era más que la comuna central y estableciendo que la amplia autonomía que tenían las comunas periféricas perjudicaba "la natural coordinación que debía existir en una metrópoli que constituye una sola unidad", lo cual había generado una ciudad dentro de la que había espacios que no eran ni claramente rurales ni urbanos. Para ese entonces, las comunas de Santiago, Quinta Normal y San Miguel eran las únicas que tenían urbanizada la totalidad de su superficie, mientras las restantes aún contenían territorios rurales que daban paso a la urbanización de forma irregular.

El plan contenía básicamente tres puntos. El primero correspondía a una regulación del uso urbano, con el fin de mantener espacios naturales y rurales en torno a la capital, fijando una superficie de 21.600 hectáreas para la zona urbana y de 17.000 hectáreas para la suburbana, lo que permitiría una población de hasta 3.260.000 habitantes. El segundo consistía en una reestructuración de las obras viales para mejorar el transporte interno de la capital: se terminó la construcción del Camino de Cintura y se construyó la Avenida Circunvalación Américo Vespucio alrededor de la ciudad. 
Además, fue habilitada la Carretera Panamericana o Avenida Norte-Sur, cruzando transversalmente la ciudad en dicho sentido, y se ensancharon las principales avenidas de la ciudad, como la Alameda que para ese entonces ya era la principal ruta de circulación de los automóviles en la capital. Finalmente, el tercer punto estipulaba el traslado de las industrias dispersas a lo largo de todo Santiago en zonas especiales conocidas como "cordones industriales", localizadas principalmente en los ejes del camino a Melipilla por el poniente, Avenida Vicuña Mackenna en el oriente y la Panamericana Norte.
La celebración de la Copa Mundial de Fútbol de 1962 vino a dar un nuevo empuje a las obras de mejoramiento de la ciudad. Gracias a las gestiones del Ministerio de Vivienda y Urbanismo, se pudieron realizar muchos de los cambios propuestos, dentro de los que destacó la formación del Parque Metropolitano de Santiago en 1966 debido a las remodelaciones en el cerro San Cristóbal, mientras parte de las poblaciones callampas de la ciudad eran erradicadas para dar paso a parques, como en el sector del Zanjón de la Aguada.
 El MINVU y sus organismos dependientes gestionaron la construcción de nuevas viviendas, construyendo torres habitacionales destacando la Remodelación San Borja, un conjunto de 20 edificios de altura en el centro de la capital que comenzaron a ser construidos en 1969. En sus cercanías, el gobierno de Salvador Allende ordenó la construcción de un gran edificio para recibir la UNCTAD III en 1972, y que sería posteriormente denominado como Edificio Diego Portales y luego Centro Cultural Gabriela Mistral.
En tanto, en 1967 sería inaugurado el nuevo Aeropuerto Internacional. Luego de años de discusión, en 1969 se daría inicio a la construcción del Metro de Santiago, cuya primera etapa correría bajo la Alameda, entre San Pablo y La Moneda. La construcción del ferrocarril subterráneo sería uno de los hechos más importantes en el desarrollo del transporte urbano, siendo inaugurado en 1975.
 A partir de ese momento, el Metro seguiría creciendo y ya a fines de 1978 contaría con dos líneas perpendiculares a lo largo de gran parte de la ciudad. Las telecomunicaciones tendrían además un importante desarrollo, reflejado con la construcción de la Torre Entel, que desde su finalización en 1974 sería uno de los símbolos de la capital al ser la estructura más alta por más de dos décadas.
Tras el golpe de Estado de 1973 y el establecimiento del régimen militar, la planificación urbana de la ciudad no tendría grandes cambios; sin embargo, al entrar a la década de los años 1980, el gobierno adoptó un modelo económico neoliberal. Bajo este sistema, el Estado comenzó rápidamente a abandonar su rol organizador en beneficio del mercado. En esta situación se promulga una modificación en 1979 al plan regulador, que liberalizó el mercado inmobiliario al ampliar el radio urbano a más de 62.000 hectáreas con el fin de hacer descender los valores de la tierra; en la misma época se desarrolla la campaña publicitaria Dale en tu corazón un lugar a Santiago (1980) que buscaba generar conciencia cívica y elevar la moral de los habitantes.
Sin embargo, la crisis económica del año 1982 haría que los valores se mantuvieran o se encarecieran en las zonas urbanas; esto originaría un mayor crecimiento hacia la periferia, principalmente el sector de La Florida, que en el censo de 1992 se convertiría, con más de 300.000 habitantes, en la comuna más habitada de todo el país, y que dejaría a la ciudad con 40.619 hectáreas de extensión hacia comienzos de los años 1990.
 En tanto, un terremoto azotaría la ciudad el domingo 3 de marzo de 1985 que, aunque causó escasas víctimas, dejó numerosos damnificados y destruyó numerosas edificaciones de antigüedad. 
Durante esos mismos años, la ciudad enfrentó también diversos desbordes del río Mapocho, en 1982 y 1986, y decenas de hogares fueron arrasados luego de un aluvión en el sector de la Quebrada de Macul en el invierno de 1993.


La metrópolis en los inicios del siglo xxi.

Tras el fin de la dictadura militar y el inicio de los gobiernos de la Concertación, la ciudad de Santiago ya sobrepasaba los cuatro millones de habitantes, que habitaban preferentemente en la zona sur: La Florida era seguida en número de habitantes por Puente Alto y Maipú. Durante gran parte de la década de los años 1990 y como producto del crecimiento económico que vivía el país durante esa época, el desarrollo inmobiliario en estas comunas se debió en gran medida a la construcción de conjuntos habitacionales para familias de clase media. Estos conjuntos habitacionales también comenzaron a ser construidos en otras comunas de la periferia, como Quilicura hacia el norte y Peñalolén por el oriente.
El sector nororiente de Santiago vivió otro desarrollo importante. A medida que pasaba el tiempo, la gente de mayores recursos comenzó a avanzar progresivamente hacia la precordillera, aumentando de manera importante la población en Las Condes y dando origen a nuevas comunas como Vitacura y Lo Barnechea. Aunque en décadas anteriores, el eje de Avenida Providencia se había consolidado como un sector comercial de gran importancia, es a partir de fines de los años 80 en que el sector oriente de la ciudad se convierte en un polo de atracción para la construcción de innovadores edificios de oficinas de gran altura. 
Las grandes empresas del país comenzaron rápidamente a cambiar sus instalaciones desde el centro tradicional hacia el pujante y moderno centro empresarial que comenzó a ser conocido como Sanhattan. A esto se sumó la instalación de los primeros centros comerciales de magnitud que, con el paso de los años, se expandieron al resto de la ciudad, convirtiéndose en un centro de atracción y entretención para la población.
El progresivo desarrollo del llamado "Barrio Alto" influyó aún más en la crisis que vivía el centro de Santiago, por lo que comenzaron a desarrollarse importantes medidas para revitalizarlo. Las principales calles comerciales se convirtieron en paseos peatonales, como el Paseo Ahumada, y se instituyeron beneficios tributarios para la construcción de edificios residenciales, atrayendo nuevamente a un número importante de habitantes, principalmente adultos jóvenes. Por otro lado, aunque la cantidad de gente bajo la línea de la pobreza bajó, esta no desapareció de la ciudad y generó una fuerte dicotomía entre la pujante urbe globalizada y los barrios marginales dispersos a lo largo de la capital. Ejemplo de ello es la comuna de Huechuraba, en la zona norte de Santiago, en cuyo territorio se encuentran barrios de familias de escasos recursos, un sector de modernas oficinas, y condominios exclusivos en barrios residenciales de clase alta.
A pesar de la marcada división entre estratos sociales presente en la ciudad, a partir de los años 1990 comenzaron a surgir diversos problemas generados por el desordenado crecimiento de la ciudad. Uno de ellos fue la contaminación atmosférica, que alcanzó niveles críticos y perjudiciales para la salud humana, produciendo una capa de smog sobre la ciudad acentuada principalmente en los meses de invierno. Ante ello, se instauraron diversas medidas para regular tanto la contaminación producida por fuentes industriales como por fuentes móviles, introduciendo la restricción vehicular a partir de 1990.
Por otro lado, no existía un sistema de transporte eficiente que pudiera sostener a la ciudad que cada vez era más extensa. Por ello, el Metro de Santiago fue constantemente ampliado, extendiendo las líneas ya existentes y creando tres nuevas entre 1997 y 2006 en el sector suroriente de la ciudad. Hacia 2009, una nueva línea hacia Maipú y una extensión hacia Las Condes dejará al ferrocarril metropolitano con una extensión cercana a los 105 kilómetros.
 Aunque a comienzos de los años 1990 se realizó una reestructuración al sistema de buses, esta no logró corregir los problemas existentes, por lo que a comienzos de los años 2000 se diseñó un plan maestro de transportes conocido como Transantiago, el cual enfrentaría una serie de problemas desde su puesta en marcha, el sábado 10 de febrero de 2007.
A medida que entra en el siglo xxi, la ciudad persiste en su acelerado desarrollo. Diversas autopistas urbanas han sido construidas, mientras el Barrio Cívico fue renovado con la creación de la Plaza de la Ciudadanía y se comienza la construcción de la Ciudad Parque Bicentenario con el fin de conmemorar el bicentenario de la República. Además, el desarrollo de edificios de altura en la zona oriente ha continuado, el cual culmina con la apertura de los rascacielos Titanium La Portada y Gran Torre Santiago en el complejo inmobiliario Costanera Center. Sin embargo, el efecto del terremoto del 27 de febrero de 2010 que azotó a Santiago, podría generar un impacto en el crecimiento en altura, pues aunque los principales daños ocurrieron en edificios antiguos, algunos de corta data también quedaron inutilizables.
En el año 2018 y 2019 se inauguran las líneas 3 y 6 del Metro de Santiago respectivamente, agregando 38 km a la red. Se espera que para la próxima década se inauguren 3 nuevas líneas y varias extensiones.
En el contexto del estallido social de 2019 se realizaron violentas manifestaciones que incluyeron incendios y destrozos afectando severamente al Metro de Santiago, así como también infraestructura del mobiliario urbano público y privado además del comercio.

Otro fenómeno importante a comienzo del siglo XXI es la emigración extranjera, por primera vez en la historia del país, hay una emigración  grande y importante  de latinoamericanos a la área metropolitana de Santiago, ocupando las comunas centrales de la urbe. También han llegado una importante población asiática, principalmente de China.
Otra innovación importante es del trasporte urbano, como  son los proyectos de la construcción de las lineas 7°, 8°, y 9° del metro de Santiago, que va favorecer trasporte interno de ciudad; y los trenes de cercanía de Melipilla a Batuco,  que va conectar la conurbación santiaguina con sus  comunas satélites.

Anexo.

  

1.-Periurbanización.

La Periurbanización se relaciona con los procesos de crecimiento urbano dispersos y dispersivos que crean paisajes híbridos de características urbanas y rurales fragmentadas y mixtas.

Origen

La expresión proviene de la palabra francés périurbanisation ("periurbano" que significa "alrededor de lo urbano"), que es utilizada por el INSEE1​ (la agencia de estadísticas francesa) para describir espacios, entre la ciudad y el campo, que están formados por la urbanización fragmentada de antiguas áreas rurales en la margen urbana, tanto en un sentido cualitativo (por ejemplo, difusión del estilo de vida urbano) como cuantitativo (por ejemplo, nuevas zonas residenciales). Se ve con frecuencia como resultado de la posmodernidad. En ciencia, el término se utilizó inicialmente en Francia y Suiza.

Estructura y función

Las áreas periurbanas (también llamadas espacio rural, periferias o hinterland) se definen por la estructura resultante del proceso de periurbanización. Se puede describir como la interfaz de paisaje entre la ciudad y el campo,​ o también como la zona de transición rural-urbana donde los usos y funciones urbanos y rurales se mezclan y a menudo chocan.3​ Por lo tanto, puede verse como un nuevo tipo de paisaje por derecho propio, forjado a partir de una interacción de lo urbano y lo urbano. rural uso de la tierra.
Su definición cambia dependiendo de la ubicación global, pero típicamente en Europa donde las áreas suburbanas se manejan de manera intensiva para prevenir la expansión urbana y proteger las tierras agrícolas, la periferia urbana se caracterizará por ciertos usos de la tierra que tienen deliberadamente se alejaron del área urbana, o requieren extensiones de tierra mucho más grandes. Como ejemplos:
Carreteras, especialmente autopistas y circunvalaciones
Estaciones de transferencia de desechos, instalaciones de reciclaje y vertederos
Aparcamientos disuasorios
Aeropuertos
Grandes hospitales
Instalaciones de luz, agua y alcantarillado
Fábricas
Grandes centros comerciales fuera de la ciudad, p. grandes supermercados
Edificios residenciales de alta densidad
A pesar de estos usos urbanos, la periferia permanece en gran medida abierta con la mayor parte de la tierra para usos agrícolas, forestales u otros usos rurales. Sin embargo, la calidad de vida del campo alrededor de las áreas urbanas tiende a ser baja, con separación entre áreas de terreno abierto y bosques y setos mal mantenidos con las instalaciones urbanas dispersas.
Aparte de la definición estructural que domina la literatura de habla inglesa, el concepto se usa a veces para llenar el vacío entre suburbanización y exurbanización y, por lo tanto, se relaciona además con el movimiento de personas en el espacio. En este caso, sin embargo, la periurbanización se considera como la expansión de los vínculos urbano-rurales funcionales, como los desplazamientos.

2.-Una ciudad dormitorio es una ciudad cuyos residentes normalmente trabajan en otra, aunque vivan y coman en ella. El nombre también sugiere que estas comunidades tienen poca actividad económica propia más allá de establecimientos pequeños para sus habitantes.
Las ciudades dormitorio por lo general son parte del área metropolitana de una ciudad. La diferencia entre una ciudad dormitorio y un suburbio no es siempre clara. 
Por lo general, se considera que un suburbio se desarrolla en las áreas adyacentes a los principales centros de empleo, mientras que una ciudad dormitorio crece originalmente en una zona rural o semirural. Esta distinción se pierde cuando el crecimiento urbano une a las dos comunidades.
El problema de la descongestión de las grandes ciudades es solucionado mediante la creación de estas ciudades dormitorio, o también llamadas ciudades satélite. 
Esto anuncia la transición de la sociedad industrial a la postindustrial, orientada al ocio y al consumo. Por otra parte, esto propicia una dependencia excesiva del coche y del transporte público, ya que las principales fuentes de trabajo y de ocio están deslocalizadas. Las personas que viven en ciudades dormitorio requieren desplazarse tanto para trabajar como para obtener bienes y servicios.

3.-Ciudad satélite es una ciudad cuyo rango inferior dentro de una aglomeración urbana la hace depender de una ciudad principal, a cuya área de influencia pertenece. Sus habitantes satisfacen en ellas sus necesidades primarias, mientras que las de un determinado nivel han de satisfacerlas en la ciudad central. Por ejemplo: habría servicios sanitarios de primer y segundo nivel, pero no servicios muy especializados; habría comercios de determinado nivel, pero para otros, habría que desplazarse a los comercios más especializados de una gran ciudad.
Cuando las funciones que cumple una ciudad satélite son de orden muy inferior incluso a lo que le correspondería por su población se habla de ciudad dormitorio (en un caso límite, sólo se satisface la función residencial, desplazándose sus habitantes a otros lugares incluso para el trabajo diario, compras u ocio). Es el caso de ciudades de crecimiento muy rápido y deficientemente planificado, como fue el caso de las del Área metropolitana de Madrid y Barcelona en los años 1960 y 1970.
La teoría de los lugares centrales predice que el lugar que ocupa un núcleo de población en el espacio geográfico determina sus funciones urbanas y tamaño, de un modo comparable a cómo la ley de gravitación universal explica la posición de los planetas y satélites en el sistema solar; de ahí la analogía del nombre.

4.-Una ciudad principal o ciudad primaria (traducción del anglicismo primate city) es una aglomeración urbana de gran tamaño, ubicada al interior de una región o un país en particular, que por sus dimensiones y demografía es proporcionalmente superior en su jerarquía urbana, cumpliendo un rol relevante y estratégico en el desarrollo de un sistema económico a nivel regional y/o nacional. 
Si bien el término se encuentra estrechamente relacionado con una metrópolis o a una ciudad capital, no en todos los casos se trata de ellas. En consecuencia, se trata de grandes ciudades que por su tamaño de la población y poder económico, supera con creces a todas las del resto del país o región. Las ciudades principales son comunes en los países en vías de desarrollo y en algunos países desarrollados con una política político-económica centralista.
En América Latina, las principales ciudades primarias son Ciudad de México, Buenos Aires, Lima y Santiago de Chile; en Europa, las mayores ciudades principales son Londres, París, Bucarest, Minsk, Viena y Belgrado; en Asia, las principales ciudades primarias son Delhi, Daca, Seúl, Manila, Yakarta, Teherán y Bangkok; y en África, las principales ciudades primarias son El Cairo, Kinsasa, Luanda, Dar es-Salam y Jartum.

5.-Una ciudad global (también llamada ciudad mundial, ciudad alfa o centro) es aquella que actúa como un actor principal en la economía mundial. El concepto proviene del estudio de la geografía urbana, y se basa en la teoría de que la globalización dio lugar a una jerarquía de ubicaciones geográficas estratégicas, cada una con distintos niveles de influencia en la economía, el comercio y la cultura a nivel mundial. Los complejos vínculos entre estas ciudades globales afectan de forma directa y tangible los asuntos socioeconómicos internacionales, .
El término «ciudad global» se atribuye a la socióloga Saskia Sassen, autora del libro La ciudad global, publicado en 1991; hace referencia a Londres, Nueva York, París y Tokio, en contraposición con el término megaciudad.
Numerosos institutos, entes y publicaciones clasifican a las ciudades globales según distintos criterios, ya sean económicos, sociales, culturales o políticos (por ejemplo, la presencia y crecimiento de la urbanización).

Características generales

  • Reconocimiento y fomento a nivel internacional de la ciudad. Un ejemplo de esto es la identificación del lugar o región, es decir, el nombre propio de la ciudad inequívocamente.
  • Influencia y participación en eventos internacionales y aspectos de importancia mundial, por ejemplo, la realización de grandes reuniones deportivas (los Juegos Olímpicos o la Copa Mundial de Fútbol), políticas o sociales, o ser sede de organismos internacionales.
  • Ser centro de una gran conurbación y poseer una población en el área metropolitana suficientemente grande.
  • Tener un aeropuerto que funcione como un centro de conexión internacional, es decir, que tenga un gran número de conexiones aéreas con las grandes ciudades del mundo.
  • Tener un avanzado sistema de transporte (ferroviario, metro, autobuses, autopistas, etcétera) interconectado dentro de la urbe y con otras ciudades capitales.
  • Tener una infraestructura avanzada en el mundo de las telecomunicaciones.
  • Que sea una ciudad cosmopolita.
  • Tener un ambiente cultural propio, gracias a la existencia de festivales de cine, eventos musicales, galerías de arte, etc.
  • Ser sede de diversas empresas de nivel internacional y actividades (ferias, bolsa) que la definan como una importante ciudad de negocios.
Para algunos, Londres, Nueva York, París y Tokio han sido tradicionalmente consideradas las «cuatro grandes» ciudades de todo el mundo no por casualidad, sino que también sirven como símbolos del capitalismo global. Sin embargo, muchas personas tienen sus propias listas personales, y es probable que cualquiera de las listas difiera sobre la base de antecedentes culturales, valores, y experiencia.

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