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Libro de Proverbios, 8 20, de la Biblia. "Yo camino por la senda de la justicia, por los senderos de la equidad."
(título original en inglés: The Lord of the Rings) es una novela de fantasía épica escrita por el filólogo y escritor británico J. R. R. Tolkien. Su historia se desarrolla en la Tercera Edad del Sol de la Tierra Media, un lugar ficticio poblado por hombres y otras razas antropomorfas como los hobbits, los elfos o los enanos, así como por muchas otras criaturas reales y fantásticas. La novela narra el viaje del protagonista principal, el hobbit Frodo Bolsón, para destruir el Anillo Único y la consiguiente guerra que provocará el enemigo para recuperarlo, ya que es la principal fuente de poder de su creador, el Señor oscuro Sauron. «Tres Anillos para los Reyes Elfos bajo el cielo. Siete para los Señores Enanos en palacios de piedra. Nueve para los Hombres Mortales condenados a morir. Uno para el Señor Oscuro, sobre el trono oscuro en la Tierra de Mordor donde se extienden las Sombras. Un Anillo para gobernarlos a todos. Un Anillo para encontrarlos, un Anillo para atraerlos a todos y atarlos en las tinieblas en la Tierra de Mordor donde se extienden las Sombras». J. R. R. Tolkien, El Señor de los Anillos J. R. R. Tolkien planeó El Señor de los Anillos como una secuela de su anterior novela El hobbit, pero terminó por convertirse en una historia de mucho más alcance y extensión que, escrita por etapas entre 1937 y 1949, se publicó por primera vez en el Reino Unido entre 1954 y 1955 en tres volúmenes. Desde entonces ha sido reimpresa en numerosas ocasiones y traducida a muchos idiomas, convirtiéndose en una de las obras más populares de la literatura del siglo XX. La historia que narra la novela es sólo la última parte de una mitología que J. R. R. Tolkien comenzó en 1917, cuando se encontraba en el hospital tras haber caído enfermo durante la Primera Guerra Mundial y en la que estuvo trabajando el resto de su vida. Junto con estos otros escritos, El Señor de los Anillos ha sido objeto de multitud de aproximaciones críticas sobre sus orígenes, influencias y temas literarios. Su duradera popularidad ha dado lugar además a numerosas referencias en la cultura popular, la fundación de sociedades por muchos fans de los trabajos de J. R. R. Tolkien y la publicación de muchos otros libros sobre el autor y sus obras Tema Si bien es cierto que El Señor de los Anillos fue concebida como una continuación de El hobbit, argumentalmente lo es de El Silmarillion, obra que relata los acontecimientos de los Días Antiguos y en la que se construye toda la trama del legendarium que creó J. R. R. Tolkien. La Primera Edad del Sol es la edad de los elfos, mientras que la Segunda es la del ascenso de los hombres de Númenor (dúnedain) y su posterior caída, pero también es la de la construcción de una cultura netamente humana (con sus limitaciones) en una tierra permanentemente jaqueada por el mal. Por eso, en la Tercera Edad del Sol, esa cultura se va adueñando de la Tierra Media y la transforma en un lugar donde, una vez vencido el mal, los hombres encuentran su verdadera dimensión: J. R. R. Tolkien la llama «Edad de los Hombres» y «el fin de los Días Antiguos». El Señor de los Anillos es, en este sentido, una metáfora que implica la culminación de un largo proceso que da origen a la humanidad actual, con toda su carga mítica pero también histórica. La creación de mundo, la implantación del mal como modelo de dominación absoluto y su continuidad a través de las edades, la lucha de los elfos y su alianza con los edain por conservar la tierra de Beleriand, la derrota del primer Señor oscuro Melkor y el ascenso de su mano derecha Sauron, el ascenso y caída de Númenor, la construcción de los Anillos de Poder, la instalación de los reinos númenóreanos en la Tierra Media y, finalmente, la derrota de Sauron, están plasmados en El Silmarillion como un contexto que sustenta la épica del hobbit Frodo Bolsón y la Compañía del Anillo. Si El Silmarillion es un relato de un proceso histórico-mítico, en El hobbit se narra un acontecimiento de dicho proceso. Este no es un mero hecho histórico, es nodal y significativo; porque en la obra se conoce cómo aparece el Anillo Único entre los hobbits. Una inocente historia para niños, aunque fundada en el legendarium, se convierte en el elemento desencadenante del fin de la Tercera Edad del Sol. Fortuitamente, y en el marco de un viaje para rescatar un tesoro de la mano del dragón Smaug, el hobbit Bilbo Bolsón se convierte en Portador del Anillo. Allí J. R. R. Tolkien, al adaptar esa obra infantil a El Señor de los Anillos, delinea la cultura y, por ende, el temple que llevará a Frodo a ser el protagonista principal del cierre del proceso iniciado en los Días Antiguos. Partes Si bien Tolkien concibió El Señor de los Anillos como una sola historia, la novela fue dividida en tres partes por motivos editoriales: La Comunidad del Anillo, Las dos torres y El retorno del Rey, y cuenta además con un libro de apéndices. A pesar de esta división, el libro no es una trilogía y al propio Tolkien le molestaba que lo llamaran así, ya que desde un principio estaba escrito para formar un sólo tomo, pero la editorial George Allen & Unwin decidió dividirlo en tres debido a su longitud y coste. Las únicas divisiones naturales que hizo Tolkien son los libros I, II, III, IV, V y VI. |
La Comunidad del Anillo. Es el primero de los tres volúmenes que forman la obra. Está subdividido a su vez en dos partes, precedidas de un prólogo. Tras este, Tolkien introdujo un pequeño apartado titulado Nota sobre los archivos de la Comarca, que no apareció hasta la segunda edición de La Comunidad del Anillo, y donde enumera las fuentes que se supone que han sido usadas a la hora de escribir el libro (ya que él pretende dar a entender que su legendarium fue real). En un principio, Tolkien estableció que el volumen se llamara Crece la Sombra,21 pero decidió cambiarlo por El retorno de la Sombra. No obstante, diez días después de esta elección, decidió cambiarlo de nuevo por el definitivo, La Comunidad del Anillo, ya que éste se adecuaba más a la trama. Los libros I y II, de los que consta este volumen, tuvieron también en un principio título: El Anillo se pone en camino y El Anillo va al Sur, respectivamente. En un manuscrito del libro que se conserva en la Universidad Marquette de Milwaukee (Estados Unidos), en el índice aparecen dos títulos diferentes: El primer viaje y El viaje de los nueve compañeros, Sin embargo, estos títulos para los libros fueron finalmente anulados en la versión publicada. |
Prólogo. Precediendo las dos partes de las cuales se encuentra formada La Comunidad del Anillo, Tolkien escribió un prólogo dedicado a los Hobbits, pues, como dicen las primeras palabras de la novela, les consideraba los principales protagonistas de esta. Debido a la gran importancia que Tolkien le dio, tardó más de diez años en completarlo y esto no ocurriría hasta poco antes de la publicación de La Comunidad del Anillo. Escribió la primera versión del prólogo entre los años 1938 y 1939, muy poco después de comenzar a componer la historia de El Señor de los Anillos, aunque esta versión era aún muy pobre.20 A raíz del desarrollo de la novela completa, el prólogo experimentó grandes cambios, existiendo varias versiones, de las cuales algunas fueron publicadas por Christopher Tolkien en los libros El retorno de la Sombra y Los pueblos de la Tierra Media. La versión final del prólogo está formada por cuatro secciones: «De los hobbits»: es el único lugar donde se puede encontrar la historia de los Hobbits antes de los acontecimientos de El Señor de los Anillos, además de un análisis sobre sus principales características físicas, hábitos y su cultura. «De la hierba para pipa»: describe una de las principales aficiones de los Hobbits, fumar en pipa, y los orígenes de este hábito. «De la ordenación de la Comarca»: describe las principales divisiones geográficas de la Comarca, su política y sus servicios públicos. «Del descubrimiento del Anillo»: aquí Tolkien ofrece un resumen de El hobbit, haciendo especial hincapié en la parte en la que Bilbo descubre el Anillo Único y su encuentro con la criatura Gollum. |
Libro I La obra comienza con la noticia de la celebración del 111º cumpleaños de Bilbo Bolsón en la Comarca. Sin embargo, para Bilbo esta gran fiesta tenía como motivo principal su partida hacia su último viaje, producto del deseo de terminar sus días en paz y tranquilidad. El mago Gandalf, amigo de Bilbo y quien estaba informado de la decisión del hobbit, también acudió a la fiesta. Tras el discurso pronunciado por Bilbo, este se puso su anillo mágico y desapareció ante los sorprendidos hobbits. Gandalf, que sabía bien lo que acababa de hacer Bilbo, le encontró en Bolsón Cerrado y allí tuvo una pequeña discusión con él, ya que se negaba a dejar el anillo junto con el resto de la herencia a su sobrino Frodo; sin embargo, el mago acabó convenciéndole y Bilbo al fin partió. Entonces, debido a las dudas que le estaba ocasionando el anillo, Gandalf parte en busca de información sobre él, no sin antes informar a Frodo de que lo guarde y no lo toque. Casi veinte años después, Gandalf regresa a Bolsón Cerrado y le cuenta a Frodo lo que había descubierto sobre el Anillo: que se trataba del mismo que el Rey Isildur de Arnor le había arrebatado al Señor oscuro Sauron y que muchos años después había sido encontrado por la criatura Gollum tras haberse perdido en el río Anduin durante el Desastre de los Campos Gladios. Ambos quedaron entonces en reunirse de nuevo en la aldea de Bree con el fin de llevar luego el Anillo Único a Rivendel, donde los sabios decidirían sobre su destino. Junto con su jardinero Samsagaz Gamyi, Frodo traza un plan para salir de la Comarca con el pretexto de irse a vivir a Los Gamos; pero el plan acaba siendo descubierto por otros dos amigos, Pippin y Merry, que deciden acompañarle también. Tras adentrarse en el Bosque Viejo con el fin de evitar los caminos, los hobbits son atrapados por el Viejo Hombre-Sauce, un ucorno, que les tiende una trampa; sin embargo, son salvados por un misterioso personaje llamado Tom Bombadil. Tras pasar unos días en su casa, los hobbits parten de nuevo hacia Bree, pero acaban perdidos debido a la niebla y llegan a las Quebradas de los Túmulos. Allí son capturados por los Tumularios, pero de nuevo, tras cantar Frodo una canción que Tom Bombadil le enseñó, este acude en su ayuda y les salva, dándoles unas armas tumularias para que pudieran defenderse en su viaje. Una vez en Bree, los hobbits acuden a la posada «El Póney Pisador» donde Frodo había quedado con Gandalf. Accidentalmente, el hobbit se pone el Anillo y alerta así a los Nazgûl, los servidores de Sauron que le persiguen para arrebatárselo. Gracias a un amigo de Gandalf, llamado Aragorn, y al hobbit Nob, logran salvarse cuando los Nazgûl atacan la posada esa noche. Al día siguiente, acompañados por Aragorn, los hobbits parten hacia Rivendel. En su parada en Amon Sûl, los Nazgûl les atacan de nuevo, esta vez hiriendo a Frodo de gravedad. Tras combatirles, logran escapar y llegar cerca del vado de Bruinen, donde se encuentran con Glorfindel, un elfo de la casa de Elrond, que les acompaña hasta Rivendel. De nuevo perseguidos, Glorfindel ordena a su caballo Asfaloth que se adelante llevando a Frodo montado y, al llegar al río, los Nazgûl son arrastrados por su corriente gracias al poder de Rivendel |
Libro II Días después, Frodo despertó ante Gandalf en Rivendel y éste le contó lo ocurrido con los Nazgûl y como unos elfos le habían llevado hasta Elrond y él se encargó de su curación. Luego le informó sobre la celebración de un concilio al que acudirían representantes de los distintos pueblos de la Tierra Media y donde tratarían lo ocurrido y el tema del Anillo. En él, Gandalf reveló la traición de Saruman, a quien fue a pedir consejo y le retuvo preso en Isengard, y tras decidir que el Anillo debía ser destruido en los fuegos de Orodruin, Frodo se ofreció a llevarlo hasta allí. Sam, que a pesar de no estar invitado al Concilio había escuchado todo a escondidas, se ofreció para acompañar a su amo y Elrond decidiría más tarde que Gandalf, Aragorn, Merry, Pippin, un enano llamado Gimli, el príncipe Legolas de los elfos del Bosque Negro y el heredero a la senescalía de Gondor, Boromir, le acompañarían también, formando la que fue llamada la Comunidad del Anillo. Dos meses después, la Comunidad inició el viaje. Pasando por Acebeda (la antigua Eregion), llegaron hasta las Montañas Nubladas y decidieron cruzarlas por el Caradhras, ya que cuanto más se acercaran al paso de Rohan, más cerca estarían de Isengard y de ser capturados por Saruman. Sin embargo, ante la posible muerte de los hobbits debido al mal clima de la montaña, la Comunidad se vio obligada a dar la vuelta y a atravesar las montañas por las minas de Moria. Durante el camino hacia allí, la Comunidad fue atacada por los lobos de Sauron, pero consiguieron rechazarlos y llegar hasta la Puerta Oeste de Moria. Allí fueron atacados por el guardián del agua, un monstruo parecido a un kraken que se había asentado en un lago cercano a la puerta y que les encerró dentro de las minas. Poco después llegaron a la Cámara de Mazarbul, donde estaba la tumba de Balin, el señor de Moria, y donde Gandalf encontró un libro en el que un enano narraba los acontecimientos ocurridos en las minas y como el pueblo había sido aniquilado por los orcos. Entonces comenzaron a oírse tambores y aparecieron numerosos orcos. Tras derrotar a unos cuantos, la Comunidad logró escapar y llegar hasta el puente de Khazad Dûm. Allí un nuevo enemigo más poderoso apareció, un balrog, al cual Gandalf se enfrentó y logró arrojar por el puente; sin embargo, mientras caía, el balrog cogió al mago con su látigo y le arrastró con él hacia el abismo. Apenados por la muerte de Gandalf, los miembros de la Comunidad llegaron al bosque de Lothlórien, donde el elfo Haldir y sus hermanos les dieron cobijo y les condujeron hasta Celeborn y Galadriel, los señores del bosque. Tras pasar un mes descansando allí, la Comunidad partió en tres barcas élficas siguiendo el curso del río Anduin. En Sarn Gebir fueron alcanzados por los orcos que Saruman creó en Isengard, pero lograron esquivarlos cruzando a la otra orilla del río. Al llegar a los prados de Parth Galen, a los pies del Amon Hen, Frodo se apartó de los demás para reflexionar sobre si seguía solo el camino hacia Mordor, ya que no quería poner en peligro a sus amigos. Boromir, que llevaba tiempo deseando el Anillo, le siguió y le trató de convencer para que no destruyera el Anillo y lo llevara a su ciudad, Minas Tirith, para que fuera usado en la defensa contra Sauron. Ante la negativa del hobbit, Boromir intentó quitarle el Anillo y Frodo se lo puso para huir de él. Entonces Boromir se dio cuenta de lo que había hecho y regresó junto al resto de la Comunidad para contárselo. Todos salieron en busca de Frodo y Aragorn ordenó a Boromir que siguiera a Merry y a Pippin para protegerlos, mientras él seguía a Sam. Sin embargo, Sam encontró a Frodo a orillas del río y partió con él en una de las barcas antes de que Aragorn les encontrara. |
Las dos torres. Es el segundo de los tres volúmenes. En un principio, Tolkien lo tituló El Anillo en la Sombra, aunque, poco después, lo cambió por La Sombra se alarga.Diez días después de este cambio, Tolkien escribió a su editor, Rayner Unwin, y le propuso el título Las dos torres, que finalmente sería el escogido. Con respecto a qué dos torres se refiere en este título, Tolkien no lo dejó claro. En esa misma carta, el autor le decía a Unwin que la identidad de las torres queda en la ambigüedad, pues podría referirse a Orthanc y Barad-dûr (las dos torres relacionadas con el enemigo), a Minas Tirith y Barad-dûr (las dos torres más poderosas de cada bando), o a Orthanc y Cirith Ungol (las dos torres que aparecen en los últimos momentos de la trama de cada libro). En una carta posterior, Tolkien asegura que se tratan de Orthanc y Cirith Ungol, pero debido a la importancia dada a la oposición entre Barad-dûr y Minas Tirith, la identidad quedaba equívoca. El libro está subdividido a su vez en dos partes, los libros III y IV, que durante el tiempo que Tolkien decidió que los seis libros llevaran nombre, estos dos fueron bautizados como La traición de Isengard y El Anillo va al Este, respectivamente. Sin embargo, en el manuscrito conservado en la Universidad Marquette, los títulos que aparecen son: La traición de Isengard y El viaje de los portadores del Anillo. |
Libro III Tras la huida de Frodo y Sam en Parth Galen, Boromir muere a manos de los Uruk-hai mientras protegía a Merry y Pippin, los cuales son apresados por los sirvientes de Saruman. Aragorn, Legolas y Gimli deciden entonces perseguirles con el fin de rescatar a los dos hobbits. A partir de ese momento, la narración se divide en varias partes: por un lado, la persecución de los tres cazadores y por otro, las peripecias de Merry y Pippin en manos de los Orcos. En la primera, los tres cazadores se encuentran con el Éored Rohirrim de Éomer, Mariscal del Reino de Rohan, quien les informa sobre la Batalla en los Lindes de Fangorn en donde, aparentemente, habrían perecido los dos Hobbits. Esta parte culmina cuando Aragorn descubre huellas, en el campo de batalla, que los llevan a internarse en el Bosque de Fangorn y a reencontrarse con Gandalf, ahora convertido en el Mago Blanco. En la otra, Merry y Pippin van dejando señales para que los cazadores los rescaten, pensando en ardides para escapar, sufriendo la tortura y el cansancio. Al final, los Hobbits consiguen escaparse en medio de la batalla y refugiarse en el bosque de Fangorn, donde se encuentran con Bárbol, un Ent. Éste los lleva al interior del bosque a su casa (una vez que descubre que no se trata de Orcos), ayudándolos a reponerse de las fatigas y enterándose de las noticias del mundo exterior. Al otro día, el Ent convoca a una asamblea de sus congéneres para definir lo que harán ante el peligro que representa Saruman para Rohan y por ende a Gondor y al Oeste. Luego del reencuentro con Gandalf, los tres cazadores más el mago se dirigen a Edoras, en donde liberan a Théoden de la influencia maligna que ejercía el Mago de Isengard a través de su sirviente Gríma. Frente a la inminencia del ataque de Saruman, Gandalf aconseja al Rey de Rohan replegarse al Abismo de Helm para defender mejor el territorio, cosa que así hacen. Mientras preparan el repliegue, el mago se va de Meduseld con la intención de seguir una estrategia prefijada para derrotar a su oponente. En esta parte, se produce la Batalla del Abismo de Helm en donde las fuerzas combinadas de Rohirrim y Ucornos, tras la oportuna llegada de Gandalf con Rohirrim del Folde Oeste, derrotan por completo al ejército de la Mano Blanca. Estas historias confluyen en los últimos cuatro capítulos, del libro III: tras la batalla, una comitiva integrada por Théoden, Gandalf, Aragorn, Légolas, Gimli, Éomer y una treintena de caballeros, parten hacia Isengard. Al llegar son recibidos, para sorpresa de todos (menos de Gandalf) por Merry y Pippin, que están sentados en los escombros de las Puertas de Isengard. Los hobbits disfrutan de un segundo desayuno mientras cuentan a sus amigos todas las experiencias vividas desde su separación, y relatan como los Ents derrotaron a Saruman y destruyeron Isengard. Más tarde, se dirigen a Orthanc para mantener un diálogo con el Mago Blanco, que quedó atrapado dentro de la torre. La intención de Gandalf era darle otra oportunidad a Saruman para que se retractara de sus actos y los ayudara a vencer a Sauron. Pero él se niega y entonces deciden dejarle en custodia de Bárbol y encerrado en Orthanc. Previo a ello, Gríma arroja un objeto que Gandalf se apresura a guardar entre sus ropas, quitándoselo a Pippin. Pippin, intrigado y curioso con el objeto que Gandalf guardaba celosamente, y aprovechando que todos dormían en el campamento de Dol Baran, toma el objeto y sin saber que se trataba de la Palantir de Orthanc, lo mira quedando atrapado por la mirada de Sauron, puesto que este estaba comunicado con Barad-dûr. Tras tener horribles visiones, involuntariamente el hobbit revela a Sauron la estrategia de Gandalf. Esta desafortunada acción obliga al mago a llevar a Pippin a Minas Tirith, capital del Reino de Gondor, para ponerlo a salvo del «Señor oscuro» y para preparar la defensa de la ciudad ante la precipitación de los acontecimientos. |
Libro IV Tras su separación del resto de la Compañía, Frodo y Sam emprenden el camino hacia Mordor por las Emyn Muil. Tras varios días vagando en busca de caminos que les permitieran descender hacia el este, se encuentran con Gollum, que había estado siguiéndolos desde Moria. Frodo acaba consiguiendo, primero bajo amenazas y luego con argumentos convincentes, que la criatura les guíe hacia Mordor. Tras salir de Emyn Muil y atravesar la Ciénaga de los Muertos, llegan hasta la Puerta Negra. Sin embargo, la enorme cantidad de enemigos custodiándola les imposibilita entrar en Mordor por ella y, por consejo de Gollum, los viajeros deciden tomar camino hacia el paso de Cirith Ungol, que se suponía menos vigilado por Sauron. En Ithilien, y debido a un descuido de Sam, que no había apagado el fuego usado para hacer la comida, Faramir y un grupo de montaraces los atrapan y ponen bajo custodia, mientras libraban una escaramuza con las tropas del Harad. Gollum, que había escapado cuando Frodo y Sam son descubiertos por los montaraces, acaba siendo capturado también ante los ojos de Frodo, hecho que hace que la criatura se sienta defraudada y traicionada por su "amo", desatando así, que vuelva a aparecer su personalidad obsesionada con el Anillo. Al descubrir Faramir la existencia del objeto, y por lo tanto, el motivo del viaje, comienza a debatirse en contradicciones sobre qué hacer con él, aunque finalmente y contra las leyes de su reino, el capitán deja libre a los hobbits para que continúen su marcha. En el valle del Morgul, Gollum desaparece varias veces, planeando su traición y yendo a hurtadillas a preparar el terreno. Tras llegar al desfiladero de Cirith Ungol y ver la salida de las tropas del Rey Brujo, que marchaban hacia Minas Tirith, los viajeros parten por la «escalera recta» hacia Mordor. Tras ascender, entran en Torech Ungol, donde Gollum vuelve a desaparecer para alertar a Ella-Laraña, una araña gigante, sobre la presencia de los hobbits. Estos son atacados justo cuando descubren una salida; Frodo es picado por la araña y entra en un estado de inconsciencia que se asemeja a la muerte, que no llega a ocurrir gracias a la intervención de Sam, que lucha contra la araña y la obliga a huir, malherida. Sam, al ver a su amo aparentemente muerto, decide continuar con la misión él solo y tras tomar el Anillo Único, emprende el camino hacia el Morgai; pero solo había recorrido unos metros cuando ve que el cuerpo inerte de Frodo es llevado por unos Orcos. Afortunadamente, Sam les oye comentar entre sí que Frodo no está muerto, sino solo inmovilizado por el veneno de la araña. Oculto por el Anillo, el hobbit marcha hacia la Torre de Cirith Ungol para rescatar a su amo. |
El retorno del Rey. El retorno del Rey es el tercero de los tres volúmenes. A la hora de su publicación se dudó entre que se llamara La Guerra del Anillo o El retorno del Rey, pues mientras que Allen & Unwin encontraba el último comercialmente más atractivo, J. R. R. Tolkien prefería el primero porque no revelaba excesivamente detalles de la trama y, sobre todo, el final de la historia;23 finalmente el autor acabó cediendo al título que preferían los editores. El volumen también está subdividido a su vez en dos partes, los libros V y VI, que originalmente llevaban los títulos La Guerra del Anillo y El fin de la Tercera Edad, antes de ser anulados. En un principio la novela acababa con un epílogo en el que se veía a Sam, a su mujer Rosita Coto y a los hijos de ambos, años después de la Guerra del Anillo y en el que el cabeza de familia les leía una carta de Aragorn, quien en pocos días haría una visita a la frontera de la Comarca. No obstante, Tolkien acabó siendo convencido para que no incluyera este epílogo, a pesar de que él lo consideraba necesario.27 Tiempo después, Christopher Tolkien lo recogería junto a sus distintas versiones en El fin de la Tercera Edad, cuarto volumen de la colección titulada La historia de El Señor de los Anillos. |
Libro V Gandalf y Pippin cabalgan hacia Minas Tirith a lomos de Sombragrís y, tras varios días de viaje, llegan a la ciudad y se presentan ante el senescal Denethor. Pippin le cuenta los sucesos ocurridos en Parth Galen, incluyendo la muerte de su hijo, y acaba ofreciéndole sus servicios como pago por la deuda de gratitud hacia Boromir. Mientras tanto, de camino a Edoras, Aragorn y el rey Théoden se encuentran cerca de los Vados del Isen con Halbarad, Elladan, Elrohir y una compañía de montaraces del norte, que le transmiten al dúnadan el consejo de Galadriel y, junto a ellos, decide tomar el Sendero de los Muertos, por donde pueden llegar al sur de Gondor y así intentar detener a los corsarios de Umbar, que, habiendo tomado la ciudad y puerto de Pelargir, se disponían a enviar una flota de apoyo al Rey Brujo. Legolas y Gimli también parten con Aragorn hacia el sendero y allí convocan a los muertos de El Sagrario para que éstos, que debían cumplir con un juramento hecho a Isildur en el pasado para librarse de su maldición, les acompañaran en su lucha contra los corsarios. Al quinto día de estadía de Gandalf y Pippin en Minas Tirith, una sombra espesa oculta la luz del sol y da comienzo el sitio de la ciudad por parte del ejército del Rey Brujo. Faramir es obligado a retirarse de su puesto en el Rammas Echor y huye hacia la ciudad, donde informa a Gandalf sobre Frodo y el camino que ha tomado para entrar en Mordor. Denethor, que comienza a mostrar síntomas de locura, envía a su hijo de vuelta al Rammas Echor en una misión imposible para intentar detener al enemigo; la misión fracasa y Faramir regresa gravemente herido por el Hálito Negro de los Nazgûl, hecho que termina por enloquecer a Denethor, quien decide llevar su cuerpo a la Casa Mortuoria de los Senescales en Rath Dínen con la intención de que ambos fueran quemados en una pira funeraria. Pippin, tras presenciar el ataque de locura de Denethor, acude en busca de Gandalf. Mientras tanto, los ejércitos del Rey Brujo terminan de sitiar la ciudad y lanzan un ataque contra la Gran Puerta de Minas Tirith, que es derribada con la ayuda de un gigantesco ariete llamado Grond. Entonces el Rey Brujo entra en la ciudad y Gandalf, que dirigía la resistencia, sale a su encuentro, enfrentándose cara a cara con el Nazgûl. En Rohan, Théoden reúne a sus tropas en un lugar conocido como El Sagrario. Durante la cena, el rey recibe la visita de Hirgon, un emisario del senescal Denethor que le trae la flecha roja, una señal por la cual Gondor demandaba ayuda a Rohan ante casos de necesidad. Esto, junto con la espesa nube negra enviada desde Mordor y que cubrió toda la región del sur del río Anduin, apresuró la movilización del ejército de Rohan y seis mil lanceros se dispusieron a partir hacia Minas tirith. Merry es liberado de los servicios al rey Théoden debido a que su tamaño les supondría un problema a la hora de encontrar un caballo veloz para él y sería un estorbo para cualquier jinete que lo llevara en su grupa. Cuando el ejército estaba partiendo, un jinete que se hace llamar Dernhelm, tomó a Merry y lo montó con él, ocultándole entre los ropajes. El ejército se vio obligado a acampar en el Bosque de Drúadan, ya que según los batidores, algunas millas más adelante les esperaba un ejército de orcos. Gracias a la ayuda de Ghân-buri-Ghân, jefe de la raza drúedain que habitaba en dicho bosque, los rohirrim tomaron un camino alternativo y, al sexto día de cabalgata, llegaron al Rammas Echor. Théoden dispuso las tropas y se lanzó al ataque, justo en el momento en el que el Rey Brujo penetraba en Minas Tirith. Fue entonces cuando comenzó la batalla de los Campos del Pelennor. Los rohirrim hicieron retroceder al enemigo y los hombres de Gondor rompieron el sitio, saliendo a luchar a campo abierto. Durante la batalla, el Rey Brujo ataca a Théoden y su caballo, Crinblanca, se asusta y voltea a su jinete, cayendo sobre él. No obstante, cuando el Nazgûl se disponía a rematar al rey, Dernhelm se interpone entre ellos y revela su verdadera identidad, Éowyn, la sobrina del rey y hermana de Éomer. Merry, que estaba observando la escena, toma su espada y le da al Nazgûl una estocada en el tendón, mientras Éowyn, con un brazo malherido, descarga un golpe con su espada sobre el yelmo del Rey Brujo, quien muere. Es entonces cuando llegan a Harlond los barcos de los corsarios y los orcos ven sorprendidos como bajan de ellos Aragorn, Legolas y Gimli, acompañados de cientos de hombres del sur de Gondor que se suman a la batalla y consiguen la victoria. Gandalf, quien había sido alertado por Pippin, vuelve al sexto círculo de Minas Tirith durante la batalla con para tratar de detener a Denethor. Al llegar a Rath Dínen se traba en lucha con el enloquecido senescal y logra rescatar al moribundo Faramir, más no a Denethor que muere en la pira. Finalizada la batalla, los capitanes de los ejércitos deciden, por idea de Gandalf, desviar la atención de Sauron para que Frodo pueda cumplir su misión y, con las fuerzas que les quedan, se dirigen hacia la Puerta Negra. Una vez allí y tras negarse a las condiciones de Sauron, se inicia la batalla. |
Libro VI Debido a la codicia que despertó entre ellos la cota de malla de mithril de Frodo, los orcos de Cirith Ungol acabaron matándose entre ellos, facilitando así el rescate de su amo por parte de Sam. Disfrazados con ropajes de Orcos, los hobbits emprenden el viaje hacia el Orodruin, durante el cual son incorporados a una tropa de orcos, aunque poco después logran huir. Tras dos días de marcha y después de haberse deshecho de todo peso inútil, llegan a los pies del Monte del Destino. Al borde del agotamiento, Sam comienza a trepar la montaña cargado con el cuerpo casi exánime de su amo, debido al agotamiento producido por el Anillo. Pasada la mitad del sendero, son atacados por Gollum y mientras Sam se hace cargo de él, Frodo continúa ascendiendo; pero Sam es incapaz de matar a la criatura y le deja marcharse cuesta abajo. Sam va entonces en busca de Frodo y llega a los Sammath Naur, donde le encuentra al borde de la Grieta del Destino. Sin embargo, el Anillo termina de apoderarse de la voluntad de Frodo y, tras negarse a arrojarlo a la lava, se lo pone. En ese momento reaparece Gollum, que deja medio inconsciente a Sam y lucha contra un invisible Frodo, arrancándole de un mordisco el dedo anular de la mano, con el Anillo en él. Tal es la alegría de Gollum por haber recuperado su tesoro que, sin darse cuenta, se cae por la grieta, muriendo y destruyéndose así el Anillo. Sauron es derrotado por fin, junto con todas sus obras, y el Orodruin estalla en llamas, consumiendo en el aire a los Nazgûl, que en esos momentos se dirigían allí por el Anillo. Mientras tanto, en la Puerta Negra, los guerreros de Rohan y Gondor aprovechan el desconcierto de los enemigos para contraatacar y les derrotan. Días después, Sam y Frodo despiertan en Ithilien. Habían sido rescatados de las laderas del Orodruin por Gwaihir y dos águilas más que fueron conducidas por Gandalf hasta el lugar. Tras recuperarse físicamente, se dirigieron a Minas Tirith, donde asistieron como héroes a la coronación de Aragorn y a la unión de éste con Arwen, la hija de Elrond. Éomer se convirtió en el nuevo rey de Rohan, y su hermana Éowyn se casó con Faramir, que fue nombrado senescal. Tras acudir al funeral del Rey Théoden en Edoras, los miembros de la Compañía pusieron rumbo a Rivendel, y durante el viaje tomaron distintos caminos. En su paso por Orthanc, Bárbol les informó que había dejado escapar a Saruman, a quien más tarde encontraron en las Tierras Brunas junto a Lengua de Serpiente, ambos se negaron a recibir ayuda. Una vez en Rivendel, Frodo se reencontró con Bilbo que le entregó el Libro Rojo de la Frontera del Oeste para que continuara escribiendo sobre sus aventuras. Un mes más tarde, los cuatro hobbits y Gandalf, iniciaron el camino de regreso hacia la Comarca aunque el mago solo les acompañó hasta el Bosque Viejo y entonces se marchó para visitar a Tom Bombadil. Al llegar a la Comarca, los hobbits la encontraron tomada por dunlendinos que seguían las órdenes de Saruman. Sin embargo, Frodo, Sam, Merry y Pippin, con ayuda de otros hobbits, acaban derrotando a los invasores en lo que se conoció como la Batalla de Delagua. En Hobbiton encuentran a Saruman y a Grima, éste último cansado de las humillaciones del primero le da muerte, siendo a su vez muerto a flechazos por los hobbits. Tras ello, comienza el llamado Saneamiento de la Comarca, donde tuvo lugar la reconstrucción de la Comarca. Un año después y como había sido previsto en Rivendel, Frodo, acompañado por Sam, se encuentra en el Bosque Cerrado con Gandalf, Elrond, Galadriel, Bilbo y una comitiva de Elfos y juntos viajan hacia los Puertos Grises. Allí, los esperaban Círdan, Merry y Pippin y tras una dolorosa despedida, Frodo, Bilbo, Elrond, Gandalf, Galadriel y los elfos parten en un barco hacia las Tierras Imperecederas. |
Apéndices Los apéndices de El Señor de los Anillos recogen de una serie de historias cortas sobre el legendarium de Tolkien, cronologías, genealogías y notas sobre las lenguas ficticias del libro: Apéndice A: recoge unos anales sobre los gobernantes del legendarium de Tolkien, desde Númenor, pasando por Gondor y Arnor, hasta las casas de Eorl y de Durin. Además de listar dichos gobernantes, incluye breves relatos sobre la historia de cada casa y un fragmento sobre la historia de amor entre Aragorn y Arwen. Apéndice B: recoge una cronología de la Segunda y la Tercera Edades del Sol, haciendo especial hincapié en los hechos que se narran en El Señor de los Anillos. También se recogen los pocos acontecimientos conocidos de la Cuarta Edad del Sol, aunque fechados según el Cómputo de la Comarca. Apéndice C: recoge los árboles genealógicos de distintas familias hobbit, entre las que se encuentran los Bolsón, los Brandigamo, los Tuk, y la familia de Sam Gamyi. En éste último entran, además de los propios Gamyi, los Coto y los Cavada. Apéndice D: recoge una explicación sobre los distintos calendarios que se usan en la Tierra Media. Apéndice E: recoge las reglas de escritura, ortografía y pronunciación de las tengwar y las angerthas, los tipos de letras usados en las lenguas creadas por Tolkien para su obra. Apéndice F: recoge un texto en el que Tolkien habla sobre las lenguas que utilizan los distintos pueblos de la Tierra Media en la Tercera Edad del Sol y sobre su traducción. |
Temas / Biografías LITERATURA FANTÁSTICA El escritor británico J. R. R. Tolkien ha sido uno de los autores de literatura fantástica más importantes de todos los tiempos. En "El señor de los anillos" creó un mundo poblado por hombres, elfos, hobbits y enanos, enfrentados en combates épicos contra las malvadas huestes de Sauron, el Señor Oscuro. El salto al mundo del cine catapultó las historias de Tolkien al éxito absoluto. "En un agujero en el suelo vivía un hobbit". Esta frase marca el inicio de la que es, probablemente, una de las mejores sagas fantásticas de la historia de la literatura. Al final de sus días, John Ronald Reuel Tolkien no sabía explicar el motivo por el que había escrito esta frase, de hecho, casi la olvidó hasta que, tiempo más tarde, en 1932, escribió El hobbit. El autor de la Tierra Media zarpó hacía los puertos grises el 2 de septiembre de 1973, cuando una neumonía que contrajo durante un tratamiento para la úlcera gástrica que padecía acabó con su vida a los 81 años. LOS INICIOS DEL ESCRITOR Tolkien nació el 3 de enero de 1892 en la ciudad de Bloemfontein, actual capital judicial de Sudáfrica. En 1895, cuando John apenas contaba con tres años de edad, partió con su familia hacía Inglaterra ya que su madre Mabel estaba cansada del riguroso clima sudafricano. Arthur, su padre, se quedó en Sudáfrica al cargo de su negocio de venta de diamantes y otras piedras preciosas al Banco de Inglaterra. Sin embargo, el 15 de febrero de 1896 falleció a causa de una fiebre reumática. Tras la pérdida de su marido y sin ingresos, Mabel se fue a vivir con sus hijos junto a su familia en Birmingham y posteriormente a la vecina localidad de Sarehole, donde la gran belleza de la campiña inglesa cautivó a John desde el primer momento (lo que quedaría reflejado en su obra). Mabel enseñó a su hijo las bases del latín cuando apenas tenía cuatro años. A esa edad el pequeño ya sabía leer y poco después escribir de forma fluida. Johnsintió fascinación desde muy temprano por la mitología y por los idiomas. Llegó a aprender griego, latín, francés, inglés, galés, gótico, finlandés, islandés, noruego antiguo y alto y alemán antiguo. No contento con eso, se dedicó a inventar sonidos y nuevas lenguas. Mientras asistía a la King Edward’s School, John continuó demostrando sus aptitudes lingüísticas con el desarrollo de lenguajes aún más elaborados. Durante una clase de inglés antiguo descubrió el poema Crist del poeta anglosajón Cynewulf. Tolkien quedó asombrado por una de sus coplas: "Eala Earendel engla beorhtastofer middangeard monnum sended" ("Salve Earendel, el más brillante de los ángeles, enviado a los hombres sobre la tierra media"). De ahí surgió el primer personaje de la Tierra Media creado por Tolkien, Eärendil el Marinero, que viajaría a lo ancho del mar para salvar a los hombres y a los elfos. Junto a sus compañeros de estudios, Tolkien fundó el Tea Club and Barrovian Society (T.C.B.S.). Se trataba de una hermandad que solía reunirse en los grandes almacenes Barrow para tomar el té, charlar, divertirse y recitar a los clásicos o sus propias composiciones. Durante el verano de 1911, John viajó a Suiza con otros doce compañeros y, según recordaría años más tarde en una carta, la experiencia vivida en los Alpes le sirvió de inspiración para relatar la travesía de Bilbo Bolsón a través de las Montañas Nubladas en su obra El hobbit. LA GUERRA COMO CAUSANTE DE TODOS LOS MALES A pesar de las muchas trabas e impedimentos impuestos por el padre Francis, el día en que Tolkien cumplió los veintiún años escribió de inmediato una carta a Edith para declararle su amor y preguntarle si querría casarse con él. Aunque ella ya estaba comprometida al creer que Tolkien la había olvidado, ambos jóvenes se reunieron bajo un viaducto de ferrocarril y, tras renovar su amor, Edith dejó a su prometido. Tras comprometerse en Birmingham en enero de 1913, Edith se convirtió al catolicismo ante la insistencia de Tolkien, y se casaron el 22 de marzo de 1916 en Warwick (Inglaterra). Tras su graduación, Tolkien se unió al Ejército Británico durante la Primera Guerra Mundial. Se enroló con el rango de teniente segundo especializado en lenguaje de signos y fue destinado a Francia en 1916. Sirvió como oficial de comunicaciones en la batalla del Somme, hasta que enfermó de la denominada "fiebre de las trincheras", siendo trasladado a Inglaterra el 8 de noviembre. En la obra de Tolkien se aprecia una concepción de la guerra como fuente de desgracia para los pueblos. Él perdió a la mayoría de sus amigos en el frente y por eso no es de extrañar que sus amados hobbits fueran un pueblo profundamente pacífico. Sin embargo, la obra de Tolkien no tiene ni un sólo ápice de "buenismo". Tolkien insufla a sus personajes –conocedores de la noble causa por la que han de luchar– lealtad, honor, sacrificio, piedad y esperanza para enfrentarse a Sauron, el Señor Oscuro, representación de la maldad. En su día, algunos quisieron ver en El señor de los anillos, la obra maestra de Tolkien, un reflejo de las guerras mundiales y la geopolítica del siglo XX, pero el escritor siempre justificó que la Tierra Media, el país donde vivían los hobbits, ya había sido concebida en su imaginación mucho antes y que su obra maestra trasciende las grandes luchas entre el bien y el mal de su tiempo. En ella, el escritor quiso plasmar las grandes luchas entre el bien y el mal de todos los tiempos. HOBBITS Y ANILLOS MÁGICOS Tras la guerra, Tolkien trabajó como lexicógrafo asistente en la redacción para la primera edición del Oxford English Dictionary. En 1920 ocupó el puesto de profesor no titular de Lengua inglesa en la Universidad de Leeds y en 1925 accedió al cargo de profesor de Anglosajón en el Pembroke College, en la Universidad Oxford. Tolkien comenzó entonces a escribir El hobbit como un cuento para leer a sus hijos más pequeños antes de dormir, pero antes de terminarlo lo abandonó sin imaginar lo que ese cuento iba a suponer para él. A mediados de la década de 1930, Elaine Griffiths, una antigua alumna de Tolkien y amiga de la familia, leyó el manuscrito de El hobbit. Elaine tenía contactos en la editorial Allen & Unwin, quienes, por recomendación suya, se interesaron por el cuento. Tolkien, así, terminó el relato y El hobbit se publicó en 1937. Fue un éxito inmediato y desde entonces no ha habido otro libro más recomendado en las listas de lectura para niños. Pronto la editorial pidió a Tolkien una continuación del relato. El autor presentó a la editorial algunas de las historias de su enorme mitología –que al final se compilaron en la obra que hoy conocemos como El Silmarillion–, pero no interesaron al editor que pidió "más sobre los hobbits". Fue entonces cuando Tolkien comenzó algo más que una historia para niños: en 1954 se publicaría El señor de los anillos, una saga en la que las aventuras de los hobbits se mezclan con las grandes historias épicas de la Tierra Media. El señor de los anillos se convirtió de inmediato en un éxito sin precedentes. Tanto, que los fans incluso llamaban a la puerta de la casa de Tolkien a las tres de la madrugada para preguntar si los Balrogs (unas criaturas demoníacas con capacidad para dominar el fuego) tenían alas. Tras este éxito, la editorial por fin accedió a publicar El Silmarillion y Tolkien dedicó el resto de su vida a intentar terminar tan compleja obra. El 29 de noviembre de 1971 Edith murió a la edad de 82 años y Tolkien lo hizo el 2 de septiembre de 1973. El padre de los hobbits fue enterrado en la misma tumba que su mujer y quiso que en la lápida que compartían se inscribieran los nombres extraídos de una de las leyendas incluidas en El Silmarillion en la que se habla del amor eterno entre una doncella elfa, Lúthien, y un mortal, Beren: "Edith Mary Tolkien. Lúthien. 1889-1971 / John Ronald Reuel Tolkien. Beren.1892-1973". |
LETRAS Tolkien y la paradoja de los Anillos. Publicada en 1954, 'El Señor de los Anillos' se ha consagrado como una de las obras más influyentes de la literatura del siglo XX… y del XXI, con más de 600 millones de ejemplares vendidos. 4 septiembre, 2023 Quién lo iba a decir. Una de las novelas más impactantes de la segunda mitad del siglo XX, que más lectores ha convertido en fanáticos seguidores de su autor y una de las más vendidas de la historia, no es Cien años de soledad de Gabriel García Márquez, ni El viejo y el mar de Ernest Hemingway, ni Lolita de Vladimir Nabokov, ni A sangre fría de Truman Capote… Por mucho que todas ellas sean conocidos, y reconocidos, clásicos modernos. Ni estas ni otras que podrían figurar junto a ellas han despertado tanto entusiasmo entre lectores de todas las edades, clases, nacionalidades, ideologías y gustos como una "simple" novela de fantasía épica y aventuras: El Señor de los Anillos. Ambiciosa continuación de su cuento para niños El Hobbit (1937), el profesor y filólogo de Oxford, John Ronald Reuel Tolkien (1892-1973), fue perfilando entre los años 1937 y 1949 lo que se convertiría, debido a su extensión, en trilogía. Los tres volúmenes se publicarían en el Reino Unido y Estados Unidos entre 1954 y 1956. Hoy, se calcula que la venta de ejemplares de El Señor de los Anillos en todo el mundo supera los seiscientos millones, colocando a Tolkien entre los diez autores más vendidos de la historia, por debajo solo de William Shakespeare, Agatha Christie, Georges Simenon y profesionales del best seller como Harold Robbins, Danielle Steel o Barbara Cartland. Pero Tolkien, con casi solo una novela. Sin embargo, El Señor de los Anillos no fue saludada en su momento como una obra maestra de forma unánime. Aunque tuvo muchos admiradores inmediatos, como el íntimo amigo de Tolkien, medievalista y autor también de fantasía C. S. Lewis o el poeta W. H. Auden, otros no vieron en ella más que una pretenciosa novela adolescente. El poeta escocés Edwin Muir destacó negativamente unos personajes adultos que parecen no alcanzar nunca la pubertad y la ausencia de caracteres femeninos y relaciones con mujeres mínimamente creíbles. El siempre ácido Edmund Wilson escribió una crítica titulada, simplemente, "¡Oh, esos horribles orcos!". El colega de Tolkien y miembro de Los Inklings, su club de Oxford, Hugo Dyson, es recordado por gritar durante una lectura del manuscrito algo así como: "¡Otro jodido elfo no!". No faltarían después autores como Michael Moorcock, M. John Harrison o China Miéville, que cuestionaran severamente El Señor de los Anillos, por su visión reaccionaria, conservadora e inmadura de la fantasía heroica. Pero, seamos honestos: da lo mismo. Tolkien los ha vencido a todos, incluso quizás a su pesar. La gran ironía del éxito de la que, guste o no, es obra imprescindible en la historia de la literatura (y más aún: de la cultura y la sociedad) moderna, es que probablemente Tolkien abominaría de muchos de sus lectores y admiradores. 'El Señor de los Anillos' es un alarde de imaginación, erudición y amor por la fantasía, la aventura y la mitología sin igual El católico, tradicionalista y erudito profesor de Oxford, partidario de Franco durante la Guerra civil española pese a la insistencia en contra de su colega Lewis, apenas vivió lo suficiente para ver cómo El Señor de los Anillos, su "romance heroico" (no le gustaba llamarlo novela) se convertía en biblia del movimiento hippie y contracultural primero y hoy de eco-ambientalistas, feministas y neopaganos, seguidores de la New Age y la brujería wiccana. Se le caería la pipa al suelo al comprobar que en lugar de educar a nuevas generaciones de amantes de la literatura medieval inglesa, las sagas nórdicas, la Biblia, el Kalevala y los Mabinogi, a su sombra han surgido libro-juegos, juegos de rol y videojuegos. El sabio conocedor del gaélico, el inglés medio, el galés y el islandés antiguo fliparía en colores con las legiones de fans que saben hablar élfico mejor que sus propios idiomas nativos. Esa es la paradoja de los Anillos. Por fortuna, siempre nos quedará su novela, con todos los defectos que pueda tener, más allá y más acá de la sobrevalorada adaptación cinematográfica de Peter Jackson: un alarde de imaginación, erudición y amor por la fantasía, la aventura y la mitología sin igual, por encima del bien y del mal, que de forma extraña e inesperada, se ha convertido en un genuino clásico universal.
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Ambos se conocieron en persona en Buckingham el 28 de marzo de 1972. El encuentro entre J.R.R. Tolkien e Isabel II y la impresión que se llevó el escritor católico El 1 de enero de 1972, cuando Tolkien ya tenía 80 años, Isabel II le nombró Comandante de la Orden del Imperio Británico, una condecoración británica establecida en 1917 y que tiene como fin reconocer especiales contribuciones al ámbito de las artes, de las ciencias y de la caridad. En el caso de Tolkien, la Reina justificó su concesión por sus servicios a la literatura inglesa. Hay que recordar que Tolkien no sólo fue un gran literato, sino también uno de los mejores filólogos del siglo XX. La ceremonia de entrega de la condecoración tuvo lugar en el Palacio de Buckingham el 28 de marzo de ese año.
Tras la entrega de la condecoración, Tolkien posó ante el Palacio de Buckingham mostrado la distinción, visiblemente alegre y acompañado por su hijo John (sacerdote católico) y su hija Priscilla. En una carta a su editor Rayner Unwin (la número 334 en el libro que recopila su correspondencia), escrita dos días después, Tolkien confesaba: "me conmovió mucho mi breve encuentro con la Reina y nuestras pocas palabras juntos. Muy diferente a todo lo que esperaba". Aquel fue un momento muy especial para el escritor, cuya obra -llena de grandes reyes y reinas- deja claro su gran respeto por la Monarquía. Tolkien falleció el 2 de septiembre de 1973, casi un año y medio después de recibir aquella condecoración. Fue enterrado la sección católica del Cementerio de Wolvercote, en Oxford, junto a su mujer Edith, fallecida el 29 de noviembre de 1971. |
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