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Libro de Proverbios, 8 20, de la Biblia. "Yo camino por la senda de la justicia, por los senderos de la equidad."

jueves, 15 de diciembre de 2016

361.-Testimonio de la guerra del pacifico, de Oscar Pinochet de la Barra; Templo Bahá’í de Santiago.-a


Luis Alberto Bustamante Robin; Jose Guillermo Gonzalez Cornejo; Jennifer Angelica Ponce Ponce; Francia Carolina Vera Valdes;  Carolina Ivonne Reyes Candia; Mario Alberto  Correa Manríquez; Enrique Alejandro Valenzuela Erazo; Gardo Francisco Valencia Avaria; Alvaro Gonzalo  Andaur Medina; Carla Veronica Barrientos Melendez;  Luis Alberto Cortes Aguilera; Ricardo Adolfo  Price Toro;  Julio César  Gil Saladrina; Ivette Renee Mourguet Besoain; Marcelo Andres Oyarse Reyes; Franco Gonzalez Fortunatti; 

Testimonio de la guerra del pacifico, de Oscar Pinochet de la Barra.

Esta obra de Oscar Pinochet de la Barra se distingue por la intimidad que trasuntan los testimonios de combatientes de tres países andinos que, si bien fueron divididos por la guerra, permanecerán unidos por el heroísmo empeñado en causas nacionales por las que entregaron sus vidas.

  


La guerra del Pacífico fue un conflicto armado acontecido entre 1879 y 1884 que enfrentó a Chile contra los aliados Bolivia y Perú. Fue desarrollada en el océano Pacífico, en el desierto de Atacama y en las serranías y valles peruanos.
En febrero de 1878, Bolivia estableció un nuevo impuesto a la empresa chilena Compañía de Salitres y Ferrocarril de Antofagasta (CSFA), violando el tratado de límites de 1874 que prohibía nuevos impuestos o el aumento de estos. Chile protestó y solicitó someter el pleito a un arbitraje, pero el gobierno boliviano, presidido por Hilarión Daza, consideraba el asunto como interno y sujeto a la jurisdicción de las cortes bolivianas. Chile insistió y le advirtió que no se consideraría ligado al tratado limítrofe de 1874 si Bolivia no suspendía el impuesto. 
Por el contrario, Daza rescindió la licencia a la compañía chilena, embargó sus bienes y los puso a remate. El día del remate, el 14 de febrero de 1879, las fuerzas militares chilenas ocuparon la ciudad boliviana de Antofagasta, mayoritariamente habitada por chilenos, y avanzaron en pocos días hasta el paralelo 23°S. La zona entre el río Loa y el paralelo 23°S permaneció bajo soberanía boliviana.

Perú, que había firmado con Bolivia un Tratado de Alianza Defensiva de carácter secreto en 1873, ordenó preparar sus fuerzas militares y simultáneamente envió un diplomático a Chile para mediar. Ante el avance chileno en territorio disputado, Bolivia se declaró en estado de guerra contra Chile el 1 de marzo de 1879.​ Tras la negativa de Perú a permanecer neutral, Chile declaró la guerra a ambos aliados el 5 de abril. El 6 de abril, Perú declaró el casus foederis, es decir, la entrada en vigor de la alianza secreta con Bolivia.
Aunque el impuesto de los diez centavos y el tratado de 1873 aparecen a primera vista como los detonantes del conflicto, las causas fundamentales de la guerra fueron profundas y complejas. Entre ellas los historiadores señalan la vaguedad de las fronteras coloniales, el interés por el negocio del salitre y la tensión producida por las diferencias entre el progreso de Chile y la inestabilidad política y económica de los aliados.
Los territorios disputados, así como las zonas aledañas, se ubican en el desierto de Atacama, y en aquel tiempo tenían acceso expedito solo por mar. En los primeros seis meses, Chile logró la supremacía naval, indispensable para conquistar las zonas costeras del desierto. Antes de fines de 1879 ocupó la provincia peruana de Tarapacá y, a comienzos de 1880, la zona de Tacna y Arica, tras lo cual Bolivia abandonó militarmente la guerra. Luego, en enero de 1881, tras vencer en las batallas de San Juan y Chorrillos y Miraflores al ejército peruano, las fuerzas chilenas ocuparon Lima. 
Después de estas campañas, la guerra entre Chile y Perú continuó por dos años más entre los remanentes del ejército, guerrillas y montoneros peruanos contra las fuerzas chilenas de ocupación, hasta la firma del Tratado de Ancón en 1883, en la que Perú, entre otras cosas, cedió perpetuamente el departamento de Tarapacá y le fueron retenidas temporalmente las provincias de Arica y Tacna.
Al año siguiente se firmó el Pacto de Tregua entre Bolivia y Chile de 1884, que puso fin al estado de guerra entre ambos países. Por su omisión en el tratado, Bolivia aceptó la anexión chilena de la franja 23°S-24°S. Bolivia aceptó la ocupación militar chilena de la zona entre el río Loa y el paralelo 23°S, pero su soberanía quedó en disputa y fue resuelta a favor de Chile en el Tratado de 1904 entre Chile y Bolivia. Mediante el Tratado de Lima de 1929, Tacna fue devuelta a Perú y Arica fue cedida a Chile.

Obras.

La Antártida chilena, o, Territorio chileno antártico (1944)
Los Pinochet en Chile: siglo XVIII; con anexo genealógico (1979)
Un banco... una ciudad... Centenario del Banco de Talca (1884-1984) (inédito, 1981)
Algunas cartas y otras yerbas (1988)
Antártica: sueños de ayer y del mañana (1988)
Medio siglo de recuerdos antárticos: memorias (1994)
El corregidor Padilla: entre furias y nieblas (1994)
Viaje al final del paraíso (1997)

Memorias poco diplomáticas: algo de aquí, mucho de allá (1999)
Una hebra de claridad polar: poemas (2001)
Testimonios de la Guerra del Pacífico (2003)
Chile y Bolivia: ¡hasta cuándo! (2004)
El Cardenal Raúl Silva Henríquez luchador de la paz (2006)23​
Reflexiones antárticas (2008)


                                            Oscar Pinochet de la Barra.

  



Óscar Pinochet de la Barra (Cauquenes, Región del Maule; 23 de junio de 1920-Santiago, 28 de mayo de 2014)​ fue un abogado, diplomático, historiador, poeta, escritor, académico y explorador chileno.

Hijo de Óscar Pinochet Salgado y doña María de la Barra Maturana, nació en la ciudad de Cauquenes, Región del Maule, el 28 de junio de 1920.​ Estudió Derecho en la Universidad Católica de Chile, donde escribió su estudio Naturaleza jurídica del dominio polar y, posteriormente, la que sería su tesis La Antártica Chilena, que sería publicada en 1944.
En 1947 participó de la Primera Expedición Antártica Chilena. En 1963, fue uno de los fundadores del Instituto Antártico Chileno (INACH) y director de la misma institución desde 1990 hasta 2003, cuando el INACH se trasladó a Punta Arenas. También, y en forma conjunta, fue director de la Academia Diplomática Andrés Bello entre 1990 y 1991.​

Fue subsecretario de Relaciones Exteriores entre 1965 y 1968. Sirvió a Chile como diplomático en Argentina y Estados Unidos y como embajador ante Bélgica (1964-1965), la Unión Soviética (1968-1971) y Japón (1971-1974),​ entre otros países. Falleció el 28 de mayo de 2014 a los 93 años de edad.


LANZAMIENTO | Libro “La Antártica chilena”, de Óscar Pinochet de la Barra

Prefacio

La importancia de la Antártica, como parte constitutiva del Esta­do de Chile, fue identificada de forma temprana por autoridades ci­viles y también por los marinos que ejercieron una soberanía primi­genia sobre los territorios australes al sur del continente americano.
No obstante, la argumentación jurídica sobre los derechos que nos asisten —hoy entre los meridianos 53° y 90° oeste hacia el Polo Sur— tuvo que esperar a que un joven estudiante de Derecho de la Universidad de Chile dedicara dos años a investigar el tema para su tesis de grado.
Ese profundo trabajo dio origen a “La Antártica Chilena”, libro que condujo de forma natural a Óscar Pinochet de la Barra hacia la actividad diplomática.
La obra tuvo cuatro ediciones —1944, 1948, 1955 y 1976— y se convirtió en un texto de referencia para los estudiosos y el pú­blico general interesado por conocer más sobre esta nueva frontera chilena.
En ese mismo período, Pinochet de la Barra no solo visitó la Antártica en varias oportunidades, sino que llegó a ser uno de los artífices del sistema de tratados que rigen desde las actividades que se pueden realizar en ese continente hasta el destino de las reclama­ciones territoriales vigentes.
Sin pretenderlo, también se transformó en una especie de mo­delo al cual todo diplomático debiera aspirar, en un representante de Chile ante el mundo, capaz de desarrollar ideas para promover el interés nacional y luego plasmarlas en acciones concretas. Cier­tamente, a esto se agrega una valentía física en lo personal, ya que las expediciones antárticas siempre conllevan severos riesgos por la hostilidad del paisaje y las inclemencias del clima.
El centro de estudios AthenaLab, desde su nacimiento en 2019, ha tenido un marcado interés por resaltar la importancia de la An­tártica chilena, para lo cual se han conducido estudios y realizado visitas a terreno. En todas esas acciones, creemos que la figura ins­piradora de Óscar Pinochet de la Barra nos ha acompañado de una u otra forma. Como bien dice en su libro, la “Antártica es el más extraordinario lugar que uno pueda imaginarse, y la atracción que ejerce sobre quienes lo visitan, bien puede cambiar el curso de sus vidas”.
Por todo lo expuesto, consideramos un deber publicar una nueva edición del libro, para lo cual contamos con el apoyo de la familia Pinochet de la Barra, representada por sus hijos Carmen y Alfredo, a quienes agradecemos su buena disposición. Asimismo, expresamos nuestro reconocimiento a María Luisa Carvallo, quien trabajara por años con el diplomático y aporta con el epílogo sobre su vida y obra, indispensable para entender cómo una no se puede explicar sin la otra.
También incluimos el prólogo de la primera edición, de Julio Escudero, y el de la segunda, tercera y cuarta edición, de Antonio Huneeus. Ambos preámbulos tienen un valor histórico innegable y ayudan a comprender mejor el carácter preclaro de la obra en su tiempo.
Esperamos, por lo tanto, que esta nueva edición les permita acercar la Antártica Chilena a las nuevas generaciones e inspirar a quienes tienen y tendrán que defenderla ante el incremento de la competencia geopolítica, que ya se atestigua, y el impacto del cam­bio climático. Estamos conscientes de que es solo un primer paso en el rescate de la obra de aquellos visionarios que pensaron Chile de forma estratégica y que nos trazaron un camino que estamos obligados a retomar.

Juan Pablo Toro V.
Director ejecutivo de AthenaLab

Noviembre de 2023


Biblioteca Personal.

Tengo un libro en mi colección privada .- 



Itsukushima Shrine.

El Templo Bahá’í de Chile


  


El Templo Bahá’í de Chile es un templo de adoración de la fe Bahá'í. Está ubicado en la comuna de Peñalolén, en Santiago de Chile.





























Realmente tenía muchas ganas de conocerlo desde que lo inauguraron el 19 de octubre del 2016, no solo porque existen diferentes otros templos de su tipo en otros continentes, sino porque sus imponentes fotos hablan por si solas, invitándonos sin costo alguno, a visitar  la precordillera, recorrer sus jardines e incluso participar de las actividades que allí se realizan, sin ninguna obligación religiosa, ya que en él no se realizan ni rituales ni ceremonias.
Si haces una búsqueda en google maps, sin duda la referencia será Diagonal Las Torres 2000, en la Comuna de Peñalolen, si vas en auto pues no hay ningún problema, sin embargo si vas en micro es muy pero importante considerar que esta dirección solo corresponde a la entrada de ascenso al Templo. 
El ingreso se realiza por medio de una garita, donde está una persona encargada de seguridad que te da la bienvenida y te da las indicaciones si tu ascenso lo realizas caminando, si "ascenso" porque es realmente una pendiente con un tiempo de subida a pie de aproximadamente 20 o 30 minutos, obviamente dependiendo de tu condición física. Cosa, que no te dicen en ninguna referencia o entrada de algún periódico o blog, en donde se señala que luego de una "caminata" llegas. 


Para las personas que van con niños, es algo a considerar. Ya que pueden decidir tomar un taxi desde abajo o subir desde las 3:00 pm, ya que a partir de esa hora, el templo dispone de unos conductores que te transportan por un costo de $ 2.000. Sin embargo, no fue mi caso, porque realicé la visita más temprano y aunque el personal de vigilancia, trato de ubicarnos un transporte de subida, esto no fue posible. Pero, afortunadamente muchas de las personas que suben, a veces ofrecen llevarte y así lo logramos.
La Casa de Adoración bahá’í es un recinto religioso,si claro que lo es, sin embargo lo único que pide a sus visitantes es vestir de manera acorde a un lugar de adoración, cuidar la limpieza del lugar, mantener un comportamiento adecuado y respetuoso hacia los demás y respetar los horarios de apertura y cierre. 
Se podría decir que este templo es simplemente un punto de encuentro que promueve la unidad y lo predica a través de la confluencia y aceptación de todas las religiones del mundo y repitiendo algo tan sencillo pero tan fuerte que es que "somos frutos de un solo árbol".
La vista ahí arriba es increíble, los jardines hermosos y la estructura del templo estoy segura que es digna de captar la curiosidad de estudiantes y profesionales de la arquitectura, ingeniería y construcción.

Los templos bahá’ís






son edificios abiertos para toda persona con deseos de orar, meditar o reflexionar, con independencia a su filiación religiosa, origen, etnia o género.

Como centro colectivo de la sociedad para promover el afecto cordial, el Templo Bahá’í constituye un lugar universal de adoración abierto a todos los habitantes de una localidad, y un refugio para la más profunda contemplación de la realidad espiritual y de las cuestiones fundamentales de la vida, incluida la responsabilidad individual y colectiva para con el mejoramiento de la sociedad.

“El recuerdo de Dios es como la lluvia y el rocío, que dan frescura y gracia a las flores y a los jacintos, los reviven y les hacen adquirir fragancia, dulzura y encanto renovado”.
Escritos bahá'ís

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