Bibliotecas y mi colección de libros

Lema

Libro de Proverbios, 8 20, de la Biblia. "Yo camino por la senda de la justicia, por los senderos de la equidad."

jueves, 13 de abril de 2017

422.-La ciudad de Dublín y sus librerías; Los indoeuropeos.-a

Luis Alberto Bustamante Robin; José Guillermo González Cornejo; Jennifer Angelica Ponce Ponce; Francia Carolina Vera Valdés;  Carolina Ivonne Reyes Candia; Mario Alberto  Correa Manríquez; Enrique Alejandro Valenzuela Erazo; Gardo Francisco Valencia Avaria; Álvaro Gonzalo  Andaur Medina; Carla Verónica Barrientos Meléndez;  Luis Alberto Cortes Aguilera; Ricardo Adolfo  Price Toro;  Julio César  Gil Saladrina; Ivette Renee Mourguet Besoain; Marcelo Andrés Oyarce Reyes; Franco González Fortunatti; Patricio Ernesto Hernández Jara;  Demetrio Protopsaltis Palma; Francia Carolina Vera Valdes; 

Dublín. 

  

librarías



Dublín (en irlandés: Baile Átha Cliath, ; en inglés: Dublin, es la capital de la República de Irlanda y la urbe más poblada de la isla.  Está ubicada cerca del centro de la costa este sobre el mar de Irlanda, en la desembocadura del río Liffey,  en el centro del condado ceremonial de Dublín. La ciudad es el centro político, administrativo, económico, industrial y cultural de la República de Irlanda. 


La Área del Gran Dublín.


  1. Dublín
  2. Dun Laoghaire-Rathdown
  3. Dublín Sur
  4. Fingal
  5. Meath
  6. Kildare
  7. Wicklow

Localización del Gran Dublín en la isla de Irlanda.


La Área del Gran Dublín (GDA; en inglés: Greater Dublin Area; en irlandés: Mórcheantar Bhaile Átha Cliath), también llamada simplemente Gran Dublín, es un término que es usado para describir la ciudad de Dublín y los condados de Dun Laoghaire-Rathdown, Fingal, Kildare, Meath, Dublín Sur y Wicklow de la República de Irlanda.

En el año 2022, tenia población de 2.082.605 habitantes.


El condado ceremonial de Dublín.


El condado ceremonial de Dublín se encuentra en la costa oriental de Irlanda, el la provincia de Leinster, es el tercer condado más pequeño de Irlanda, con una extensión de 921 km². 

El condado de Dublín fue suprimido como entidad territorial administrativa en 1994 y substituido formalmente por Laoghaire-Rathdown Dun, Fingal, y Dublín del sur.

Actualmente, muchas organizaciones, agencias del estado y equipos que continúan funcionando como base en el condado de Dublín. 


Administración local de Dublín.


Para la administración local del área metropolitana de Dublín, se divide:  


Mapa del área metropolitana de Dublín.




NombreMapaÁrea: km²Población: 2011
Ciudad de Dublín1114,99 (12,6%)525.000
Condado de Dun Laoghaire-Rathdown2127,31 (13,9%)206.261
Condado de Fingal3448,07 (49,1%)273.051
Condado de Dublín del Sur4222,74 (24,4%)265.174



Dún Laoghaire–Ráth an Dúin
Dún Laoghaire-Rathdown
Condado administrativo.

Lema: Ó Chuan go Sliabh
(«Del puerto a la montaña»)
El consejo tiene 40 miembros electos. Las elecciones se celebran cada cinco años y son por voto único transferible . El jefe del consejo tiene el título de Cathaoirleach (presidente).
EntidadCondado administrativo
 • PaísBandera de Irlanda Irlanda
 • Provincia Leinster
Superficie 
 • Total127,31 km² 
Población (2016) 
 • Total217 274 hab.
 • Densidad1706,65 hab./km²

Fine Gall
Fingal
Condado administrativo.
Lema: Flúirse Talaimh is Mara
«Abundancia de Tierra y Mar»
CapitalSwords
EntidadCondado
 • PaísBandera de Irlanda Irlanda
 • Provincia Leinster
Superficie 
 • Total454,6 km² 
Población (2016) 
 • Total296 214 hab.
 • Densidad651,59 hab./km²


Contae Átha Cliath Theas
Condado de Dublín Sur
Condado administrativo.
Lema: Ag Seo Ár gCúram
«Esto es en lo que confiamos»
 El consejo tiene 40 miembros electos cada cinco años.
CapitalTallaght
EntidadLocal government county in Ireland y Condado de Irlanda
 • PaísBandera de Irlanda Irlanda
 • Provincia Leinster
Superficie 
 • Total222,74 km² 
Población (2011) 
 • Total265 205 hab.
 • Densidad1190,65 hab./km²


Dublin City.

Dublín
Baile Átha Cliath  (irlandés)
Dublin  (inglés)
Capital de Irlanda

Lema: «Obedientia Civium Urbis Felicitas»
"La obediencia de los ciudadanos es la felicidad de la ciudad".

EntidadCapital de Irlanda
 • PaísBandera de Irlanda Irlanda
 • Provincia Leinster
 • CondadoCondado de Dublín

Superficie 
 • Total114,99 km²
Altitud 
 • Media20 m s. n. m.
ClimaOceánico Cfb
Curso de aguaRío Liffey
Población (2011) 
 • Total527 612 hab.
 • Densidad4588 hab./km²
 • Urbana1 110 627 hab.
 • Metropolitana1 804 156 hab.
GentilicioDublinés
 • MonedaEuro

Dublin City Council (Irlandes: Comhairle Cathrach Bhaile Átha Cliath) es la autoridad local que administra el municipio de Dublin. Esta formado  52 miembros del consejo, el Lord Mayor de Dublín y el Administrador de la ciudad.

Geografía

Dublín está situada en la desembocadura del río Liffey y abarca una superficie de aproximadamente 1 km². Está bordeada por una cadena montañosa baja hacia el sur y rodeado de tierras de cultivo planas al norte y al oeste.​ El Liffey divide la ciudad en dos entre el lado norte y la zona sur. Cada una de ellas se divide por dos ríos menores —el río Tolka cruza al noroeste de la bahía de Dublín, y el río Dodder discurre hacia el suroeste de la desembocadura del río Liffey—. 
Dos cuerpos de agua más, el Gran Canal en el lado sur y el Canal Real en la zona norte rodean el interior de la ciudad en su camino hacia el oeste y el río Shannon. Las curvas del río Liffey en Leixlip desde una dirección predominantemente este-oeste a una ruta hacia el suroeste, y este punto también marca el cambio del desarrollo urbano a un mayor uso de la tierra agrícola.
Tradicionalmente ha existido una división norte-sur, con el río Liffey como el eje divisor. El norte es generalmente visto como clase trabajadora, mientras que la zona sur suele estar asociada para la clase media-media alta. La división está marcada por ejemplos de estereotipos de la "subcultura" dublinesa, con componentes de clase media alta visto como una tendencia hacia un acento y actitud sinónimo de la zona sur, y la clase trabajadora dublinesa visto como una tendencia hacia las características asociadas con Northside y áreas interiores de la ciudad. 
La división económica de Dublín es de este a oeste y de norte a sur. También hay divisiones sociales evidentes entre los suburbios costeros en el este de la ciudad, incluidos los de la zona norte, y los desarrollos recientes más al oeste.




Etimología.

Dublín es un derivado hiberno-normando de las voces irlandesas Duibhlinn, que significan 'laguna negra'.​ Históricamente, en la caligrafía irlandesa, bh se escribía con un punto sobre la b, como Duḃ Linn o Duḃlinn. Los normandos de habla francesa omitieron el punto y deletrearon el nombre como Develyn o Dublin. Esta laguna se formaba por el estancamiento del río Poddle antes de desembocar en el río Liffey en el actual Wood Quay. Allí se instalaron los vikingos, y usaron el Dubh Linn para amarrar sus naves.
 La laguna se mantuvo hasta principios de 1700, pero la expansión de la ciudad tuvo como consecuencia su drenaje y la canalización y soterramiento del río Poddle. En la actualidad, el lugar de la antigua laguna está ocupado por el parque Dubh Linn Gardens, frente de la biblioteca Beatty, tras el Castillo de Dublín, mientras que el curso bajo del Poddle discurre hasta el río Liffey por una canalización subterránea.
Su nombre gaélico moderno Baile Átha Cliath, que significa «asentamiento del vado de cañizo», tiene su origen en un antiguo vado compuesto por paneles de caña y mimbre entrelazados (Áth Cliath), que cruzaba el río Liffey en un lugar próximo a la actual estación de ferrocarriles de Heuston. 
La voz gaélica cliath se traduce con frecuencia al español como «valla», interpretando la traducción al inglés como hurdle. Sin embargo, la traducción como «cañizo» es más apropiada. Cliath o hurdle es, en efecto, una estructura ligera y movible de material vegetal entrelazado que se usa con frecuencia para separar al ganado, pero también para asegurar el terreno inestable o resbaladizo.
 El nombre de la ciudad ha sido escrito de esta forma desde 1368, fecha en la que fue documentado en los Anales de Ulster. Áth Cliath es el nombre de un lugar que se refiere a un punto de vadeo del río Liffey en la vecindad de la estación Heuston, posteriormente se aplicó el nombre a un monasterio cristiano que se cree estuvo situado en la zona de la calle Aungier, actualmente ocupado por la iglesia carmelita de la calle Whitefriar. Debido a su longitud, el nombre gaélico de Dublín se abrevia como «BÁC» algunas veces.

Historia.

  

Librerías



Las cartas del astrónomo y cartógrafo griego Ptolomeo proveen las primeras referencias de habitación humana del área conocida ahora como Dublín. Alrededor de 140  d. C. Ptolomeo se refirió a un asentamiento que llamó Eblana Civitas. El asentamiento Dubh Linn data quizás del siglo i a. C., posteriormente se construyó un monasterio, aunque la ciudad fue establecida alrededor del año 841 por los vikingos.

La ciudad moderna conserva el nombre irlandés anglificado del antiguo y original nombre irlandés de este último. Después de la invasión normanda, Dublín se convirtió en el centro clave de poder militar y judicial, con la mayoría de su poder concentrado en el castillo de Dublín hasta la independencia. Desde el siglo xiv hasta finales del siglo xvi, Dublín y sus alrededores, conocidos como La Empalizada, formaron la mayor zona de Irlanda bajo control gubernamental. Durante varios siglos el parlamento estuvo en Drogheda, pero se trasladó permanentemente a Dublín después de que Enrique II conquistase el Condado de Kildare en 1504.

Dublín también tenía administración ciudadana local mediante su corporación desde la Edad Media. Representó a la oligarquía hasta que se reformó en 1950, lo que aumentó las líneas democráticas. Desde el siglo xvii la ciudad se expandió rápidamente, ayudada por la Wide Streets Commission. Por un corto período, Dublín fue la segunda ciudad del imperio británico, siendo Londres la primera, y fue la quinta ciudad más grande de Europa. La mayoría de la arquitectura más notable de la ciudad data de esa era, que está considerada su edad de oro. La afamada fábrica de cerveza Guinness también se estableció en esa época. En 1742 se estrenó El Mesías de Handel en el New Music Hall de la calle Fishamble, con la participación de 26 niños y cinco hombres pertenecientes a los coros de la catedral de San Patricio y de la catedral de la Santísima Trinidad.


En el siglo xix hubo una disminución relativa con respecto al crecimiento industrial de Belfast. En 1900 la población de Belfast era casi el doble. Mientras que Belfast era próspera e industrial, Dublín se había convertido en una ciudad de miseria y división de clases, construida sobre los restos de grandeza perdida, descrita por James Plunkett en su novela Strumpet City y en los trabajos de Sean O'Casey. Dublín era todavía el centro primario de administración y transporte de la mayoría de Irlanda, aunque completamente al margen de la revolución industrial. 

El Alzamiento de Pascua de 1916 ocurrió en el centro de la ciudad y ocasionó gran parte de su deterioro físico. La Guerra de independencia irlandesa y la consecuente Guerra civil irlandesa contribuyeron aún más a su destrucción y dejaron en ruinas muchos de sus mejores edificios. El Consejo Ejecutivo del Estado Libre Irlandés reconstruyó muchos de ellos y trasladó el nuevo parlamento (Oireachtas) a Leinster House.

Desde La Emergencia (Segunda Guerra Mundial) hasta 1960, Dublín permaneció como una capital fuera del tiempo: el centro de la ciudad en particular se mantuvo en reposo arquitectónico, lo que la convirtió en un lugar ideal para filmar películas. Muchas producciones, como The Blue Max y Mi pie izquierdo, capturaron las vistas de ese tiempo y fueron el antecedente de éxitos cinematográficos y producción de películas. 

Con el aumento de prosperidad, se introdujo la arquitectura moderna en la ciudad, aunque se comenzó una vigorosa campaña para restaurar la grandeza de la época Georgiana de las calles de Dublín. 

Desde 1997, y como parte del fenómeno llamado "milagro económico irlandés", el paisaje de Dublín ha cambiado inmensamente debido a enormes inversiones –tanto estatales como del sector privado– para el desarrollo del comercio, la vivienda y el transporte. Algunas de las calles más conocidas aún conservan el nombre del "pub" o del negocio que ocupaba el lugar antes de su cierre o reconstrucción.


Capital de irlanda.


Desde los comienzos del gobierno Anglo-normando en el siglo xii, la ciudad fue capital de la isla de Irlanda en varias entidades geopolíticas: Señorío de Irlanda (1171-1541); Reino de Irlanda (1541-1800); y Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda (1801-1922).

Luego de la partición de Irlanda en 1922, Dublín se convirtió en la capital del Estado Libre Irlandés (1922-1949) y, posteriormente, en la capital de la República de Irlanda.

En 1974, el centro de Dublín fue escenario de varios atentados terroristas con coches bomba que causaron la muerte de decenas de personas.



Literatura, teatro y artes.

Librerias

Dublín tiene una historia literaria reconocida mundialmente y ha producido prestigiosas figuras literarias, entre las que se encuentran premios Nobel como William Butler Yeats, George Bernard Shaw y Samuel Beckett. Otros escritores notables son Oscar Wilde, Jonathan Swift, Bram Stoker, J. M. Synge, Sean O'Casey, Brendan Behan, Maeve Binchy y Roddy Doyle. La ciudad, sin embargo, es discutiblemente más famosa por ser el escenario de muchas obras de James Joyce: Dublineses es una colección de relatos breves sobre incidentes y típicos habitantes de la ciudad de principios del siglo xx. Su novela más célebre, Ulises, también se sitúa en Dublín y presenta numerosos detalles locales.
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En el centro de la ciudad hay varios teatros. Muchos actores reconocidos internacionalmente han surgido de la escena dublinesa. Entre ellos puede mencionarse a Noel Purcell, Sir Michael Gambon, Brendan Gleeson, Stephen Rea, Colin Farrell, Colm Meaney, Gabriel Byrne, Jonathan Rhys Meyers, Sarah Bolger y Maria Doyle Kennedy. Los teatros más conocidos son Gaiety, Abbey, Olympia, Gate y Grand Canal. El Gaiety se especializa en producciones musicales y de ópera, y es popular porque, después de la función del anochecer, ofrece actos de música en vivo, danza y películas. 
El Abbey, fundado en 1904 por un grupo en el que participaba Yeats con el fin de promover la producción literaria local, se convirtió en un punto decisivo en la trayectoria de algunos de los escritores dublineses más famosos, tales como Synge, el mismo Yeats y George Bernard Shaw. 
El Gate se fundó en 1928 para promocionar obras vanguardistas europeas y estadounidenses. El Grand Canal abrió sus puertas en mayo de 2010 y tiene una capacidad de 2111 asientos. 
El edificio Helix es un centro cultural en el que se realizan conciertos, obras de teatro, exhibiciones y otros eventos. Está ubicado en el campus de la Universidad de la Ciudad de Dublín (Dublin City University) en el barrio de Glasnevin y cuenta con tres salas (The Mahony Hall, The Theatre y The Space).
Librerias

Dublín es también el centro de gran parte del arte y la escena artística irlandesa y sede de las bibliotecas y museos más importantes de Irlanda, entre ellos el National Print Museum of Ireland y la Biblioteca Nacional. El Libro de Kells —un manuscrito iluminado realizado por monjes celtas en el año 800  d.  C. y ejemplo del arte hiberno-sajón— se encuentra en exhibición permanente en la biblioteca del Trinity College. La Biblioteca Chester Beatty alberga la colección de manuscritos, pinturas en miniatura, impresos, dibujos, libros raros y arte decorativo reunida por Sir Alfred Chester Beatty (1875-1968), un millonario empresario minero estadounidense, declarado ciudadano honorario de Irlanda.
 La colección contiene objetos de Asia, Oriente medio, África del Norte y Europa que datan desde el año 2700 a. C. Alrededor de St Stephen's Green, el principal parque público en el centro, suelen presentarse trabajos de artistas locales. 
Hay también grandes museos de arte en toda la ciudad, tales como el Museo Irlandés de Arte Moderno, la Galería Nacional de Irlanda, la Galería Municipal Hugh Lane, el City Arts Centre, la Galería Douglas Hyde, el Project Arts Centre y la Royal Hibernian Academy. El Museo Nacional de Irlanda tiene tres sedes en Dublín: Arqueología, situada en la calle Kildare, Arte Decorativo e Historia, en el antiguo cuartel militar Collins Barracks e Historia Natural en la calle Merrion.



Francia Carolina Vera Valdes


Francia Carolina Vera Valdes


Francia Carolina Vera Valdes


We are all in the gutter, but some of us are looking at the stars (“todos estamos en la alcantarilla, pero algunos miramos a las estrellas”) - Oscar Wilde

Francia Carolina Vera Valdes

Pues recién llegado de Dublin, me encuentro aun sorprendido por varias cosas. Una de ellas podría ser el volumen de librerías que la ciudad despliega ante nosotros. Desde las muy grandes (no tan grandes o bien surtidas como las de Londres, pero en cualquier caso parecen ciencia-ficción para el entorno urbano en que me muevo) hasta las pequeñitas con detalles sorprendentes (un buen sillón de cuero para sentarte y una cafetera para tomar un café o servirte una copa de vino (y pagarlo, claro)). Algunas de las visitadas y "utilizadas" han sido estas.

Francia Carolina Vera Valdes

Books Upstairs. 

Es una pequeña librería justo frente a la puerta del Trinity College, muy bien surtida de literatura irlandesa y otros temas del país, con una dueña anciana amabilísima. Tambien tiene algo de ficción de otros paises y secciones (al parecer muy buenas por lo que he leido y solo pude ojear y hojear) de Filosofía y Psicología. En ella compran, según se dice, con frecuencia los estudiantes del Trinity. Espero que sea verdad, se lo merece. 
Gran sorpresa (que se repitió en muchos sitios de Dublin): libros nuevos (no second-hand) actuales y de autores magníficos (p.e. El Pulitzer de hace 2-3 años) y directamente a un cincuenta por ciento de su precio original. Sutree de Cormac McCarthy por ejemplo (junto a casi todas las obras de este autor) que en España está por encima de los veinte euros, aquí vale 4.95 €. Que vengan ahora a explicarme a quien beneficia el precio fijo del libro en España. Y que si no hay precio fijo, se hunde toda la edición de libros. Que país, madre. Aquí "recogí" volúmenes de autores irlandeses, John Banville, y Beckett entre otros.

 Long Room de la Library del Trinity College.
Eason. 

Es una de las grandes, en una de las principales calles (si no la principal) de Dublín, O'Connell Street, al lado de la impresionante aguja de The Spire y la Oficina central de Correos, que tan importante es en la historia de esta ciudad. He de reconocer que con todo lo grande que es me defraudó un poco. Tenía muchas carencias en los apartados que exploré (ficción, autores irlandeses y biografías, buscando algo de Hermione Lee) pero no logre encontrar casi nada de lo que me interesaba, y eso que iba muy abierto a diversas posibilidades. Solo dos volúmenes sueltos de Dave Eggers y Hemingway salieron de allí bajo mi brazo.

The Winding Stair. 

Esta si que es curiosa. Muy pequeña. En la planta de arriba tiene un famoso restaurante de la ciudad. Tiene un interesante fondo (recortado) de libros de segunda mano. 
Pero además tenemos allí otro amable dependiente, muy colaborador ("he visto que tienes una lista, te puedo ayudar a buscar", "que estas estudiando para buscar esos libros en concreto?). Y libros colgados del techo como decoración. Y dos maravillosos sillones de cuero con orejeras para sentarse a explorar los libros. 
Y una cafetera y tetera por si quieres que te pongan un café o té mientras los ves. Incluso una nevera con refrescos y vino. Por cierto que la música surge de vinilos de un tocadiscos que parece surgido de otra época. Aquí encontré varios de los volúmenes que buscaba de Yeats, Woolf y otros. Justo frente al Ha'penny Bridge al borde del río. Un encanto y un buen rato allí. Por cierto con amplia sección de libros para niños. Extremadamente recomendable. Iría allí casi cada día.

Francia Carolina Vera Valdes

Hugues & Hugues.

 Emplazada dentro de un gran centro comercial (St Stephens Green) no está mal, pero no tiene ni el encanto de las más pequeñas ni el volumen de las más grandes. Solo me dio para encontrar un interesante ejemplar de Drácula.

Dubray Books.

 Estuve en la de Grafton Street, aunque creo que hay más. Se puede decir lo mismo que de la anterior, pero aun algo más limitada. Bueno, vale, compré otros tres más. Entre ellos a Jean Rhys y otro de Virginia Woolf.

Chapters. 

Esta la pude ver de refilón en un momento de la mañana que me venía, pero merece muchísimo la pena. La sección de libros rebajados y de segunda mano es simplemente espectacular. Una planta inmensa ordenada por orden alfabético de autor y por temas. No llegué a comprar nada porque materialmente no me cabía nada más en la maleta (me enteraría aun mejor cuando llegara al aeropuerto y me pesaran la maleta). Pero en caso de haber podido echar una mañana allí, habría salido probablemente con los brazos cargados de libros. 
A muy buen precio. Por ejemplo, miré "Las horas" de Michael Cunningham y había unos ocho ejemplares, de cuatro ediciones diferentes, todos a 4.99 €. Además allí (por motivos obvios) puedes vender tus libros de segunda mano. Localizada en Parnell Street, cerca de la principal arteria que une norte y sur de la ciudad a través del río, O'Connell street, el paseo si hace buen tiempo, es inigualable.

Waterstones.

 Esta es una librería grande que forma parte de una gran cadena que conocía de Londres. Con cafetería dentro. No es tan grande como las Waterstones de Londres (por ejemplo la de Picadilly). Aunque tiene bastantes títulos. Pero se queda pequeña en mi opinión en comparación con la competencia, que está justo enfrente, nada más cruzar la carretera, y que no es otra que...

Francia Carolina Vera Valdes

Hodges & Figgis

La Libreria mas grande de Dublin (e imagino que de Irlanda). También la mas antigua hasta donde he podido averiguar. Aparece mencionada en el Ulysses de Joyce, como ellos se encargan de conmemorar en la entrada con unos bonitos carteles. Tiene cuatro maravillosas plantas. Y todas grandes. Y todas llenas de libros. El séptimo cielo, vamos. La tabla que indica lo que hay en cada planta es mas extensa que la de los contenidos de las plantas del Corte Inglés. Fue casi la última que visité y ya me había quedado sin sitio en la maleta para muchos mas libros. Tuve que seleccionar y reseleccionar hasta quedarme con menos de la mitad de los que había elegido. Que mal rato. Casi como cortarme un dedo.
No puedo dejar de mencionar que toda la planta sótano, toda, está dedicada a las ofertas. Y que ofertas, libros de todo tipo están rebajados de precio, desde colecciones más económicas hasta libros contemporáneos. 
Allí encontré en un rato dos libros que no encontraba ni por Internet (una colección de relatos de E.M. Forster y una especie de autobiografía de Lytton Strachey hecha a base de sus diarios por Michael Hollroyd), pero me tuve que dejar un volumen de Oxford de anécdotas literarias, una biografía de George Washington por Paul Johnson, varios de VS Naipaul, un libro acerca de la pareja padre/hijo de Kingsley y Martin Amis y sus generaciones.....). Como para comprarse tres maletas. 
Y eso solo en las ofertas. En los libros "normales" lo tenían todo de todo. Todo lo que no encontré en ninguna otra y mucho más. Sé que estas librerías no tienen el encanto de las pequeñas, pero tengo clarísimo que ambos tipos pueden convivir. Cada cual para lo suyo. A su precio compré a Virginia Woolf, Elizabeth Gaskell, Sheridan Le Fanu...)
Francia Carolina Vera Valdes

Con todo esto he ampliado mi colección en inglés de autores irlandeses (y algunos ingleses y americanos, vale). Esta ciudad me ha sorprendido por muchas cosas y su ambiente literario no es la menor. ¿En que ciudad pueden sobrevivir tantas librerías, salvo en una en que la gente devore los libros a toneladas?. Y solo he comentado algunas de las librerías a las que he entrado. Quedan otras a las que entré y muchas de las que solo pasé por la puerta. Inacabables. Librerías de una cadena dedicada solo a libros de ocasión encontré al menos cuatro. 

Puestos callejeros de libros.

 Esta ciudad es impresionante en su capacidad para estimular la lectura. Realmente es que además en una ciudad en la que según las estadísticas en el mes del año que menos llueve (agosto) lo hace de media veinticuatro días al mes (en septiembre 27 días de media, pero a mi no me ha llovido ninguno de los 4), no se me ocurre nada mas estimulante cuando empiece de golpe un chaparrón que meterme en una librería de 3-4 plantas con cafetería incorporada a la que puedes llevarte los libros comprados y leerlos mientras meriendas y llueve en la calle.

Francia Carolina Vera Valdes

Y finalmente no puedo dejar de poner una foto del cumulo de libros más impresionante que me he encontrado. La foto no es mía (no dejaban hacer fotos). Es la Long Room de la Library del Trinity College. No se puede transmitir lo que se siente al estar en esta sala. Quizá lo más perenne sea el olor de los libros antiguos. Lamento no poder transmitirlo, pero si vais, no dejéis de pasar por allí.

Francia Carolina Vera Valdes

Me hubiera gustado visitar (alguna tenía que dejar) The library in The gutter, que toma su nombre de la cita de Oscar Wilde que abre esta entrada (gutter es alcantarilla). Hay que verlas todas aunque no se compre, aunque sea solo para sufrir. Y a vuestra siguiente pregunta responderé que si, que he visto más cosas en Dublín aparte de librerías, muchas más...



En 1894, el conservador del Departamento de Antropología Prehistórica del Museo Nacional de Estados Unidos afirmó: "Se cree que la esvástica es uno de los símbolos más antiguos de los arios; se estima que representa a Brahmá, Visnú y Shiva".​ Este ejemplar está datado en el I milenio a. C. y fue hallado cerca de la región iraní de Guilán. En la actualidad se encuentra en el Museo Nacional de Irán.


  

Las invasiones de la estepa, Gengis Kan y los arios.

Los estudios genéticos han puesto de manifiesto que hace 5.000 años otra gran invasión de nómadas de las estepas modificó el panorama genético europeo.

05 SEPT 2019

Hace unos años, invitado por una agencia estatal de Kazajistán, visité Astaná, la futurista capital del país creada en el medio de la nada. Durante horas el avión sobrevoló el paisaje llano, sin árboles y deshabitado de la inacabable estepa centroasiática. La ciudad está salpicada de edificios singulares que se distribuyen sin orden aparente y entre los que destacan el Bayterek —una torre blanca de casi 100 m de altura rematada por una esfera dorada— o una gigantesca pirámide diseñada por Norman Foster. A pesar de ser entrada la primavera, el Río Ishim seguía enterrado bajo 15 metros de nieve. En invierno es habitual que las temperaturas bajen de -40 grados que es cuando, me dijeron, la mayoría de vehículos dejan de funcionar.
Al final de la cena oficial, el director de la agencia, que se sentaba a mi izquierda y que se pasó media velada poniendo en mi plato diversos embutidos de carne de caballo —la carne más apreciada en este país— pronunció un pequeño parlamento, todo el mundo se levantó y nos tuvimos que beber de un trago un vaso de vodka; a continuación, el comensal a su izquierda hizo lo mismo y así sucesivamente. Con un vistazo rápido constaté que éramos quince personas en la mesa y que me iba a tocar hacer el último brindis.
Después de este viaje memorable, tres cosas me quedaron claras: la dureza del entorno estepario, la importancia del caballo y la constatación de que la estepa es como una autopista que conecta China —al este— con Europa —al oeste— y con la India —al sur—.

La estepa es un ecosistema árido y frío, que ocupa un área geográfica enorme y llana. El modo de vida tradicional era el pastoralismo nómada, ya que este entorno no disponía de suelos suficientemente fértiles como para practicar la agricultura y permitir por tanto asentamientos fijos. El frío del invierno determinaba la supervivencia de los grupos nómadas, que dependían de caballos, ovejas y cabras —de los cuales obtenían lana, cuero, carne, leche y también queso—.
A lo largo de la historia han impactado en el oeste de Eurasia diversas invasiones de nómadas de las estepas, como los hunos de Atila, los turcos selyúcidas o los mongoles. Las consecuencias culturales y políticas de dichas invasiones han sido enormes, y no solo en términos de vidas humanas (se calcula que los mongoles mataron nada menos que a 40 millones de personas). Un estudio reciente concluyó que la devastación provocada por los mongoles hizo que numerosas tierras de cultivo fueran abandonadas y colonizadas por bosques que a su vez absorbieron cerca de 700 millones de toneladas de dióxido de carbono —efectivamente modificando el clima planetario—. Pero también hubo consecuencias genéticas; Gengis Kan tuvo centenares de concubinas, y sus hijos y nietos gobernaron enormes imperios y a su vez tuvieron centenares de mujeres lo que hizo aumentar de forma exponencial su linaje del cromosoma Y (que se trasmite de padres a hijos). 
Se calcula que el 0,5% de los hombres del planeta (cerca de 16 millones, preferentemente asiáticos) llevan en sus células el cromosoma Y original del conquistador mongol. En las filogenias de los cromosomas Y humanos, este tipo de radiación "explosiva" crea una forma de estrella cuyo núcleo central es el linaje genético del individuo fundador a partir del cual, con el paso de las generaciones, se van diversificando otros linajes secundarios. Curiosamente, el de Gengis Kan no es el único que se ha detectado. En el noreste de la China, otro linaje muy abundante del cromosoma Y parece derivar de la familia de Nurhaci (1559-1626), quien unificó las tribus de Manchuria y reinó sobre ellas.

Los estudios genéticos han puesto de manifiesto que en tiempos prehistóricos, hace 5.000 años, otra gran invasión de nómadas de las estepas modificó el panorama genético europeo, desde las llanuras del este del continente hasta la misma península ibérica. En el estudio que publicamos hoy en la revista Science —donde se han incluido numerosas muestras de Kazajistán— hemos podido constatar que una segunda oleada de dichos nómadas de las estepas de Asia Central, conocidos popularmente como indoarios, penetró en el subcontinente indio y modificó la composición genética de las poblaciones locales. En paralelo, contribuyó probablemente a la desaparición de la cultura del valle del Indo (que es, junto con Egipto y Mesopotamia, una de las tres grandes civilizaciones más antiguas).

 La civilización del Indo llegó a su máximo esplendor hace entre 5.000 y 3.300 años; algunas ciudades, como Harappa o Mohenjo-Daro llegaron a tener decenas de miles de habitantes; estas ciudades estaban construidas con ladrillos y tenían alcantarillado, agua corriente, calles, graneros y edificios públicos. Se ha intentado explicar su desaparición por episodios de sequía o por el cambio del curso del río, que hoy día pasa a quilómetros de las ruinas. Pero algunos historiadores mantiene que la causa fue la llegada de los invasores indoarios.
Los emigrantes de la estepa también introdujeron una lengua indoeuropea en la India -el sánscrito- y crearon una fuerte jerarquización social cuya expresión, en forma de castas, todavía perdura en la sociedad india. El componente de las estepas muestra su valor máximo en el genoma de la casta superior, los brahmanes, y disminuye en las castas inferiores. También disminuye a nivel geográfico, a medida que las poblaciones locales se alejan del punto de entrada de los invasores. 
La fijación de los nazis con los arios —que ellos imaginaban como una fuerza civilizadora— contribuye a que este sea un tema sensible en el país asiático, lo que en cierta forma constituye un ejemplo más de la compleja imbricación entre genes, cultura e historia que ahora podemos explorar con los estudios arqueogenéticos.

Carles Lalueza-Fox es genetista del Instituto de Biología Evolutiva (CSIC-UPF) de Barcelona.

  

CEA: Ciclo de conferencias sobre civilizaciones de Asia inició con exitosa charla sobre India.

A cargo estuvo el Director del Programa Asia Pacífico de la PUCV, Fanor Larraín. La actividad congregó a 100 personas que repletaron el auditorio Fernando Rosas.

“La civilización india nace entre el Belushistan y el río Sind. Las ruinas de Mohenjo Daro (2500 A.C) dan cuenta de una de civilizaciones más antiguas de la humanidad”. Con estas palabras inicio su conferencia el profesor y Director del Programa Asia Pacífico de la PUCV, Fanor Larraín, en lo que fue la primera sesión del ciclo “Mitos y símbolos de cuatro civilizaciones de Asia”, que en esta ocasión abordó India, y que se llevó a cabo en conjunto con el Centro de Estudios Avanzados y Extensión (CEA) de la PUCV.



El académico explicó que fueron tribus arias las que comenzaron a establecerse hacia el año 1500 A.C en el Noroeste de India. Los arios trajeron tres importantes elementos que aún permanecen en la sociedad india y que están íntimamente relacionados.
En primera instancia, se trata de un sistema de estratificación con cuatro castas, muy cerrado, en el que el status social es heredado y dado de por vida basado en la raza (varna, color) y en una división del trabajo. La casta superior de los sacerdotes (Bramines) era aria blanca, seguida por la casta de los militares (Kchatriyas). La tercera casta era la de los artesanos, comerciantes y agricultores (Vaishas) y la cuarta era la de los obreros (Sudras). 
El segundo elemento es la religión de los Vedas (textos sagrados) y el tercer elemento que permanece en aún permanece en India es el idioma sánscrito.

El académico explicó que este tri-sistema se lo imponen a los nativos dravidias creándose la primera fusión cultural de la India. El vedismo politeísta evolucionó hacia el hinduismo monoteísta que se consolida hasta el siglo VI A.C, donde aparece el gran cisma del hinduismo con dos nuevas doctrinas: El budismo y el jainismo (doctrinas no teístas) que niegan el sistema de castas, los textos sagrados (Vedas) y donde la divinidad no estaba en la agenda.
El budismo, que hoy en día es muy escaso en India, tuvo su esplendor en el norte por casi mil años. El hinduismo brahmánico vuelve en el siglo VII liderado por los bramines con el surgimiento de los movimientos de devoción centrado en los dos grandes dioses: Shiva y Vishnú. 

A las invasiones previas de los griegos, persas, tocarios y hunos se sucedieron las de los turcos, persas y afganos. Los sultanatos islámicos duraron 300 años; el imperio de los mogules duró 200; y el colonialismo inglés duró otros 250 años.
Entre los datos más importantes sobre India señalados por Fanor Larraín están que su población es 72 más grande que la de Chile y su territorio es 5 veces más grande que nuestro país, algo así como Argentina y Paraguay juntos. Tiene un PIB de 9.5 trillones y es la 5ª economía más grande del mundo.

“India es un caleidoscopio de naciones y culturas producto de sucesivas invasiones y ocupaciones que fueron absorbidas y asimiladas dando lugar a una heterogeneidad que nos exige explorar cuál es el ‘cemento’ que permite articular tal diversidad de culturas y etnias. Se hace necesario explorar un centro en torno al cual se encuentran ubicadas el conjunto de ‘naciones indias’ con 22 idiomas oficiales además del inglés”, señaló el profesor. 
Este ‘cemento’ está compuesto por dos elementos que han permanecido a través del tiempo como una tendencia, a pesar de las distintas invasiones: el hinduismo y el sistema de castas. 
“El 80% de la población de India es hinduista. El sistema hereditario de estratificación social de castas perdura a través de la división del trabajo que lleva a crear sub castas menores o “jatis” que son comunidades basadas en el nacimiento u ocupación con estrictas medidas endogámicas y restricciones maritales”, explicó.  

El hinduismo como religión es monoteísta-henoteista lo que significa la creencia de que existe un dios único digno de ser venerado sin negar la existencia de otros dioses. La tolerancia y no violencia son valores centrales. El panteón hindú se compone de la creencia de un Absoluto, Gran Original, Realidad Suprema y Esencia Altísima que se expresa en tres dioses (Trimuti): un dios Creador (Brahma), un dios de la estabilidad y el orden (Vishnú) y un dios destructor y del cambio (Shiva). El patrón modelo de veneración ha relegado al dios creador Brahma a un nivel de baja adoración y escasos templos.
Los dioses Vishu y Shiva, junto con sus respectivas esposas más algunos semidioses, representan el imaginario colectivo con distintos símbolos, signos y representaciones ficcionales.
 “Cuando un mito es aceptado por todos se convierte en leyenda, en costumbre, usos, en imaginario colectivo con una red compleja de discursos y prácticas sociales que interactúa con los individuos. En India se mezcla la historia, la leyenda, la religión, la filosofía”, señaló Larraín.

Esta exploración buscará dar un concentrado estilizado del “chip indio hindú” y después del “chip indio” como estado nación. De esta manera, tenemos lo siguiente:

  • La convicción de que existe una “realidad última” de trascendencia, salvación, y liberación. La búsqueda para superar las dificultades de esta vida es recompensada más allá de los mundano.
  • Creencia en un orden y diseño invisible encubierto que rige nuestro mundo visible.
  • Creencia en una divinidad inmanente en cada ser humano. Convicción de la trascendencia metafísica de uno mismo, lo que da la sensación de ser una pieza clave en el universo.   
  • Preferencia por la intuición, la imaginación, la experiencia metafísica íntima (yoga).
  • Cada uno debe realizar buenas acciones para luego poder renacer en un mejor lugar. Ciclos de nacimiento y muerte. Reencarnaciones.  
  • Conexión duradera del hombre con la naturaleza, lo divino y todos los seres vivos.

  

Sir William Jones (28 de septiembre de 1746 - 27 de abril de 1794) fue un filólogo británico , orientalista y juez puisne de la Corte Suprema de la Judicatura en Fort William en Bengala , y un estudioso de la antigua India . Es particularmente conocido por su propuesta de la existencia de una relación entre las lenguas europeas e indoarias , que más tarde llegaron a ser conocidas como lenguas indoeuropeas .


William Jones, el filólogo que estableció el tronco común de las lenguas indoeuropeas

por Jorge Álvarez

11 Dic, 2020


El cementerio de South Park Street, antaño llamado Burial Ground Road, es el camposanto cristiano más grande del mundo fuera de Europa y América. Está ubicado en la ciudad india de Calcuta y acoge los restos de un buen puñado de británicos, algunos de ellos de cierta celebridad por su currículum en el mundo del ejército (entre ellos Walter Landor Dickens, hijo del famoso escritor), la política, la ciencia o la cultura.

En este último sector, la filología tiene un meritorio representante, cuya tumba está marcada con un monolito blanco: William Jones, el lingüista que difundió la idea de un tronco común del que derivaron las lenguas indoeuropeas.

Decimos difundir en vez de establecer o descubrir porque, en realidad, tuvo predecesores que lo hicieron antes, incluso con dos siglos de antelación, sólo que fue él quien obtuvo más reconocimiento porque contaba con la ventaja de ser el fundador de la Asiatick Society [sic], una entidad con sede en Bengala -que por entonces era capital del Raj británico en la India- y que le sirvió de eficaz altavoz para su teoría. Pero empecemos por el principio; ¿quién era William Jones?


Nació en Londres en 1746, hijo de sir William Jones, un matemático natural de Gales y con cierto renombre por haber popularizado el uso de la letra griega π como símbolo del número Pi (ya saben 3,1416…), aunque éste falleció cuando su vástago sólo tenía tres años. El pequeño William no heredó la sapiencia paterna por los números sino que se decantó por las letras, demostrando desde muy pequeño una extraordinaria facilidad para aprender idiomas por su cuenta: aparte del inglés y el galés, fue progresando con rapidez en francés, italiano, español y portugués, que solía estudiar durante las vacaciones.

Alumno de la Harrow School londinense, añadió el latín y el griego a sus conocimientos, y durante sus últimos años en esa institución empezó a interesarse por las lenguas orientales, iniciándose en el persa, árabe, hebreo y chino. Hizo sus estudios universitarios en Oxford, graduándose en Derecho en 1768 y pasando a trabajar como preceptor de lord Althorpe, labor que alternaba con la de traductor. En esta última faceta alcanzó prestigio tan pronto que, pese a tener sólo veinticuatro años, el rey Christian VII de Dinamarca le encargó una versión en inglés de Histoire de Nader Chah (Historia de Nadir Shah), obra de su amigo Mirza Mehdi Khan Astarabadi, el historiador que le había enseñado persa.

A lo largo de los seis años siguientes, Jones continuó traduciendo libros orientales y labrándose una reputación que amplió con ensayos propios sobre el tema como Traité sur la poésie orientale o Dissertation sur la littérature orientale, además de una Grammaire de la langue persane. Asimismo, tradujo poemarios asiáticos que le convirtieron en un especialista de referencia mundial.

A pesar de todo, sus ingresos eran tan limitados que en 1770 ingresó en el Middle Temple (una de las cuatro Inns of Court o agrupaciones profesionales de abogados), estudió leyes durante tres años y fue juez de circuito (una categoría judicial por encima de la de juez de distrito) en Gales, tomando parte en el fallido intento de solucionar legalmente el contencioso con los colonos americanos que desembocaría en la revolución. Paradójicamente él simpatizaba con su causa, lo que en 1780 le supondría tener que renunciar a su candidatura a una cátedra en Oxford.


De hecho, sus ideas progresistas le traerían más de un problema, pues en 1783, el mismo año en que le concedieron el título de sir (caballero) y se casaba con Anna Maria Shipley (la hija de un obispo galés), fue llevado a juicio por publicar lo que se consideró un libelo sedicioso, titulado The principles of government; in a dialogue between a scholar and a peasant. En septiembre marchó a la India, donde asumió el cargo de puisne justice (juez de categoría menor) de la Corte Suprema de Calcuta y, gracias a la fascinación que el país despertó en él, pudo olvidarse de todos esos líos.

Tuvo la ventaja -es un decir- de que las civilizaciones y la cultura indias todavía eran prácticamente desconocidas en el ámbito académico de Occidente. Por tanto, una de las primeras cosas que hizo fue fundar en 1784 la citada Asiatick Society, que en sucesivas fechas posteriores sería rebautizada de diversas formas hasta quedar en la actual The Asiatic Society y que, entre otras cosas, tenía una revista titulada Asiatick Researches. Esa publicación le sirvió a Jones -que fue elegido presidente y mantuvo el cargo hasta su muerte- para dar a conocer públicamente sus trabajos de investigación, si bien a menudo firmaba con el pseudónimo Youns Uksfardi (Jones de Oxford).


Entre ellos, los estudios que realizó sobre los Vedas, leyes, literatura, música, geografía, botánica y, en suma, casi todos los campos del saber. Lo hizo, además, en la lengua local, pues aprendió sánscrito con la ayuda de un profesor universitario hindú, algo que le permitió también traducir muchos textos poéticos que ejercieron cierta influencia en la literatura romántica inglesa. De este modo, Jones llegó a dominar la asombrosa cantidad de una treintena de idiomas, nada menos, a los que había que sumar conocimientos de otros tantos.

Con semejante catarata de erudición resulta curioso que Jones pasara a la posteridad, sobre todo, por una aportación filológica que, como decíamos al principio, no era nueva ni original. En 1786 publicó un ensayo titulado The sanskrit language, en el que recogía y exponía una teoría sobre el tronco común de una serie de lenguas aparentemente distintas y desconectadas entre sí, aunque tenían algunas semejanzas formales que hacía deducir la misma raíz para todas; hablaba, en concreto, del griego antiguo, el latín y el sánscrito.


Era algo de lo que ya se habían percatado los europeos del siglo XVI que visitaron el subcontinente indio, caso del erudito neerlandés Marcus Zuerius van Boxhorn, quien en 1653 denominaba escita a ese idioma previo seminal y añadía similitudes con el holandés, el persa y el alemán, para añadir más tarde el eslavo, el celta y las lenguas bálticas. En 1767 fue el jesuita francés Gaston-Laurent Coeurdoux, que pasó casi toda su vida de misionero en la India y se convirtió en un aclamado indólogo (escribió un diccionario telugu-francés-sánscrito que aún se usa), quien escribió una memoria demostrando el parecido entre el sánscrito y otros idiomas como griego, latín, alemán y ruso.

Jones recogió ese legado y trató de ampliarlo, pero en ese empeño cometió varios errores. En primer lugar, a esa relación filológica le añadió algunas lenguas que no tienen nada que ver, como el egipcio, el japonés y el chino, descartando en cambio dos que sí la tienen como el eslavo y el indostaní. Incluso propuso alguna que otra hipótesis estrambótica, como que sacerdotes del Antiguo Egipto habían emigrado a la India introduciendo su habla o que los chinos descendían de miembros de la casta guerrera india chatria.

La segunda equivocación fue sugerir que pueblos conquistadores habían introducido el sánscrito en la India septentrional en una época muy remota, desplazando al hindi. Algo de eso hubo, sólo que la historia es más compleja y las fechas que dio erraban, pues él se remontaba casi a la prehistoria (o a los comienzos de la civilización, como vimos con Egipto), cuando la cultura indoeuropea no entró en contacto con el subcontinente indio hasta el primer milenio antes de Cristo.


En realidad, el concepto indoeuropeo es estrictamente lingüistico, no étnico, a pesar de que desde el siglo XIX se identificó a los protoindouropeos con arios primitivos y se les otorgó equivocadamente un carácter unitario. Hoy se cree que la lengua protoindoeuropea, seguramente precedida de otra anterior conocida como pre-protoindoeuropeo, debió de nacer entre la parte noreste del Cáucaso y la noroeste del mar Caspio, por fusión dialectal, hacia el cuarto milenio antes de Cristo y se expandiría en varias oleadas (primero hacia Europa central, luego hacia la septentrional) y más tarde hacia el sudeste.

Sin embargo, Jones tenía la ventaja de ser miembro de la Royal Society desde 1772, lo que le otorgaba aura de rigor y un mayor potencial de difusión. Es más, un discurso ante la Sociedad Asiática, en el que hablaba de ese tronco común protoindoeuropeo, ha pasado a la posteridad como el germen de la lingüística histórica, una disciplina que estudia la evolución y cambios de las lenguas, y que más tarde se vería perfeccionada con la gramática comparada de autores como Franz Bopp, Jacob Grimm, August Friedrich Pott, Georg Curtius, Friedrich Max Müller y August Schleicher.

Lamentablemente para él, William Jones empezó a resentirse del clima de la India, lo que, combinado con un esfuerzo obsesivo por el trabajo, termino por pasarle factura. Murió en Bengala en 1794, tras una década de estancia, con śolo cuarenta y ocho años de edad.





El protoindoeuropeo (abreviado PIE) es la hipotética protolengua, lengua madre reconstruida, que habría dado origen a las lenguas indoeuropeas. La reconstrucción lingüística se lleva a cabo sobre la evidencia de las consideradas como lenguas indoeuropeas descendientes, que lo sobrevivieron, mediante el método comparativo.

Técnicamente se reserva el nombre protoindoeuropeo para designar la reconstrucción más temprana que se ha hecho del indoeuropeo común. Se acepta la fragmentación del IE (indoeuropeo) hacia el 3000 a. C. o un poco más tarde. Esta reconstrucción lingüística se efectúa mediante el llamado método comparativo a partir de las evidencias de similitudes entre el sánscrito, el griego clásico, el latín, el germánico y demás lenguas indoeuropeas.
El protoindoeuropeo no debe confundirse con el pre-protoindoeuropeo, parcialmente accesible mediante reconstrucción interna y que habría sido el antecesor del protoindoeuropeo propiamente dicho.
Posiblemente el pueblo que hablaba dicha lengua se extendió demográfica, cultural o militarmente y acabó absorbiendo a otras etnias que hablaban previamente lenguas distintas. Posteriormente se formarían los subgrupos lingüísticos derivados de la lengua madre común.

División dialectal

El hipotético idioma protoindoeuropeo se sitúa entre los años 3500 y 2500 a. C. y habría estado formado por variedades dialectales estrechamente relacionadas. Las variaciones geográficas, aumentadas con el tiempo, produjeron una notable diferenciación que, con el tiempo, resultaría en las lenguas indoeuropeas muy diferentes actualmente. El conocimiento que se tiene de esta lengua se debe al método comparativo y al desarrollo moderno del mismo, la lingüística histórica. 

Esos métodos permiten una reconstrucción bastante aproximada de muchas características del protoindoeuropeo; sin embargo, no son capaces de dilucidar con claridad el problema de la variación dialectal. De hecho, la diferenciación dialectal inicial del protoindoeuropeo es muy difícil de conocer y ha sido un objeto controvertido. Se considera que las agrupaciones actuales de las lenguas indoeuropeas deben reflejar de alguna manera la diferenciación inicial del protoindoeuropeo.

Se cree que la primitiva civilización indoeuropea, que habitaba entre el norte del Cáucaso y el norte del mar Caspio, se desarrolló durante el IV milenio a. C.

Entre los años 4000 y 3500 a. C., se produjeron sus primeros movimientos migratorios hacia los actuales territorios de Ucrania, Rumanía, los Balcanes y el este de Hungría. En una segunda oleada (entre los años 3500 y 3000 a. C.), los primitivos pueblos indoeuropeos se habrían asentado en Europa central y septentrional, la región balcánica, Anatolia y norte de Irán. Por último, se produjo su desplazamiento hacia Grecia y la zona mediterránea oriental. Durante el curso de su expansión, los indoeuropeos entraron en contacto con otras poblaciones, cuya lengua fue reemplazada por la de los conquistadores.


Pueblo protoindoeuropeo.
La idea del Sol tirado por un carro es recurrente en el mundo indoeuropeo y denota la existencia de la circulación de creencias e historias compartidas


El término protoindoeuropeo se refiere a los individuos pertenecientes a una hipotética etnia o grupo de etnias de la Edad del Cobre y la primera Edad del Bronce. Los protoindoeuropeos probablemente vivieron durante el Neolítico tardío, o aproximadamente en el cuarto milenio antes de Cristo. La erudición convencional los ubica en la zona de estepa póntico-caspio en Eurasia (actual Ucrania y el sur de Rusia), que se supone que hablaban variantes del idioma protoindoeuropeo y compartían una cultura material y patrones culturales similares.
La cultura protoindoeuropea alcanzó ciertas ventajas sobre otros pueblos, como la ganadería equina, el carro o la agricultura del trigo, y sus descendientes se fueron expandiendo por casi toda Europa y parte de Asia durante 2-3 milenios hasta abarcar el espacio entre el círculo polar ártico, el sur de Portugal y la India. Estos pueblos se expresaban en una lengua de la que descienden las que se hablan hoy en la mayor parte de Europa, Irán e India, incluyendo lenguas muertas como el latín, el griego clásico, el sánscrito o el hitita, conocidas todas ellas como lenguas indoeuropeas.

La falta de escritura durante el período protoindoeuropeo ha privado a los historiadores de datos fehacientes, pero algunos arqueólogos, como Marija Gimbutas, aventuran la hipótesis de los kurganes, según la cual el tronco común a las culturas indoeuropeas sería un conjunto de gentes seminómadas que encontró sus fundamentos materiales en el caballo, la rueda, el desarrollo del metal, la agricultura y la ganadería. 
Entre las características culturales comunes a los protoindoeuropeos se halla una religión común politeísta con varios dioses celestiales. Posiblemente poseyeran algunas ventajas tecnológicas que les permitieron expandirse a costa de otros pueblos, aunque algunos autores argumentan sobre una base arqueológica que la expansión fue pacífica.
La cultura comparada permite conjeturar que poseían tradición poética, que usaron para cantar las hazañas de sus dioses y héroes que parece ser antiquísima. La cultura indoeuropea parece constituir la raíz de la civilización europea antigua, así como de la civilización indoirania antigua.

Historia del concepto

El término lenguas indoeuropeas engloba a un grupo de lenguas emparentadas filogenéticamente que derivan de la protolengua común, llamada protoindoeuropeo hablada hacia el IV milenio a. C.. El parentesco y la idea de que dichas lenguas procedían de una fuente común fue reconocido ya por William Jones en el siglo xviii. Durante el siglo xix diversos filólogos iniciaron el estudio comparado de las lenguas indoeuropeas, desarrollando el método comparativo que permitió reconstruir ciertos aspectos de la lengua original.

En conexión con el trabajo estrictamente lingüístico, durante el mismo siglo xix se empezó a especular sobre el pueblo o pueblos originarios que hablaron el protoindoeuropeo. En esa época se concebía que dicho pueblo podía ser un supuesto grupo étnico racialmente homogéneo y con tradiciones uniformes, al que se llamó "raza aria". Aunque esa propuesta no se basaba en un trabajo estrictamente científico ni parece correctamente asentada,​ rápidamente dio lugar a interpretaciones racistas de la "mentalidad aria", que supuestamente contrastaría con la mentalidad de los semitas, que a su vez hablarían otro grupo de lenguas.

A principios del siglo xx, el filólogo germanista Gustaf Kossinna, tratando de unir las teorías lingüísticas con las raciales que caracterizaban a los indoeuropeos como dolicocéfalos rubios, afirmó que su origen era el Norte de Alemania. Poco después, el prehistoriador australiano Vere Gordon Childe publicó un libro titulado Los Arios, nombre con el que denominó al supuesto pueblo indoeuropeo primigenio. El término ario proviene del sánscrito arya 'noble', y los reyes persas como Darío el Grande -que eran indoeuropeos-se llamaban a sí mismos arios. En 1926, cuando apareció el tomo de Childe, que era marxista, se estaba gestando el movimiento nacional-socialista. Para desolación de su autor, el abuso y utilización política de esa hipótesis intelectual condujo al racismo que fundamentó parte de la ideología del nazismo alemán.

Hoy en día la hipótesis de que los pueblos protoindoeuropeos se desarrollaron en territorio alemán ha sido completamente abandonada, y se considera simplista que su sociedad fuera similar a las descripciones de Childe de la "sociedad aria". La genética igualmente ha contribuido a desacreditar estas ideas iniciales. Las similitudes entre diferentes pueblos indoeuropeos a nivel cultural, religioso y lingüístico no implican la existencia de una raza homogénea, por ende, el concepto indoeuropeo pertenecería a la lingüística y no a la genética de poblaciones.
Dicha corriente antropológica insiste en que, aunque puede considerarse la posibilidad de que existieran migraciones de pueblos indoeuropeos que difundieran rasgos culturales, entre otros la lengua, en un periodo de la Edad Antigua, y en un espacio que iría de la costa atlántica de Europa al norte de la India e Irán, sería impropio hablar de una única etnia indoeuropea originaria en la actualidad.
Ello no resulta inconveniente para que otros arqueólogos, como la reputada Marija Gimbutas, sitúen los orígenes indoeuropeos en los asentamientos de hace casi siete milenios en las estepas de las riberas entre el curso medio e inferior del río Volga.​


El enigma indoeuropeo,

El sánscrito, el griego, el latín, el persa, el céltico... todos son hablas que comparten un tronco común. Pero, ¿quiénes emplearon esa lengua madre?

La lengua madre

Desde el siglo XVIII ya se había establecido una relación de parentesco entre lenguas tan dispares como el sánscrito, el griego, el latín, el persa, el germánico y el céltico, a las que habrían de sumarse otras, algunas de las cuales por entonces aún desconocidas. Las lenguas indoeuropeas –con formas extintas y otras todavía vivas– son solo eso, lenguas, pero en cuanto comprendimos que todas ellas comparten un tronco común, hemos precisado comprender quiénes fueron aquellos que hablaron la lengua madre, la primera de la que, con el transcurrir del tiempo, surgieron tantas otras. Ahí es donde nace nuestro interés por aquellos que llamamos «pueblos indoeuropeos». 

La historia de los indoeuropeos ha fascinado durante siglos a lingüistas e historiadores, conscientes de que ese lenguaje original debió de hablarse en la Prehistoria reciente en algún lugar de la región occidental de Eurasia. Los lingüistas han logrado, mediante el complejo método de la paleontología lingüística, rescatar algunas palabras largamente perdidas que comparten buena parte de las lenguas indoeuropeas conocidas. Si esas palabras están contenidas en el substrato indoeuropeo, es que existían ya en el seno de dicha lengua madre, que llamamos «protoindoeuropeo».

 La presencia de vocablos para designar la rueda, el carro, el ganado vacuno, ovino, la lana o el caballo, o de determinadas plantas y animales salvajes, unidos a la ausencia de otros, tienden a indicar que esa cuna (aquel lugar ancestral donde debió de hablarse el protoindoeuropeo) se dio en un contexto ecológico y cronológico en el que ya se conocía y se usaba el carro y en el que la economía era esencialmente de tipo pastoril. De este modo, es verosímil pensar que la dispersión de las lenguas indoeuropeas debió de arrancar, al menos en algún momento de su historia si no en el inicial, en las estepas póntico-caspias en el IV milenio a. C. para luego desplegarse, a lo largo de incontables siglos, por la región asiática occidental y por toda Europa.

En tal contexto, la arqueología deviene nuestro principal elemento de comunicación con el pasado indoeuropeo. En la búsqueda de una cuna arqueológica indoeuropea se han propuesto muchas alternativas, pero al final solo la teoría esteparia y las del foco caucásico o el neolítico anatólico son las que gozan todavía hoy de cierto crédito, si bien esta última está perdiendo fuelle porque implica una transmisión demasiado antigua que no se corresponde con los datos lingüísticos.

Para tratar de comprender cómo se dispersan las lenguas, a menudo se ha recurrido a los movimientos de población que las habrían acompañado, sin duda el método más rápido y eficaz. Los seres humanos somos viajeros, y nuestra historia está repleta de grandes movimientos migratorios, desde los del Homo erectus y el humano moderno hacia fuera de África hasta las más recientes del Neolítico o de los pueblos esteparios en varias oleadas, por mencionar solo unas pocas. El movimiento –como el lenguaje– es algo consustancial en nosotros, pero nuestra historia es también una historia de relaciones de parentesco, de estructuras sociales y de interrelaciones entre distintas culturas.

 Al contrario de lo que hemos venido pensando durante mucho tiempo, la investigación actual evidencia cada vez más que la Prehistoria reciente es una época de viajes, un mundo no aislado sino interconectado en el que habrían encajado muy bien los grandes héroes de la mitología y la épica griegas, desde Heracles a Odiseo. En un contexto así, los pueblos de habla indoeuropea, apoyados en una estructura social que primaba la jerarquía patrilineal, los valores guerreros, las relaciones entre patrones y clientes y la institución de la hospitalidad –instituciones todas ellas compartidas por los pueblos indoeuropeos– o el intercambio de obsequios como modo de vertebrar sus redes de contacto y facilitar su movilidad, habrían hallado el nicho perfecto para su propia expansión y para la asimilación de sus lenguas en otros contextos culturales diferenciados.

Sin la última palabra

Sobre la cuestión indoeuropea mucho se ha escrito y mucho se ha discutido: migraciones, violencia, patriarcado, kurganes, jerarquías y otras tantas han sido mencionadas con frecuencia, al igual que algunas afortunadamente ya olvidadas, como el supremacismo o la raza. Sin embargo, por más que se ha hablado, la última palabra aún no ha sido pronunciada, y en los últimos años la recuperación de material genético antiguo y otros avances técnicos han aportado datos que nos obligan a plantear, releer y reformular antiguas y nuevas preguntas. Pese a todo, la lengua no viaja únicamente acompañada de personas, y la adopción de una lengua determinada no implica necesariamente el movimiento de gentes o la existencia de transmisión genética. 

Basten como ejemplo las numerosas historias de héroes y mitos que la mitología y la poesía indoeuropeas comparadas vienen desvelando como un campo muy fructífero para comprender este tipo de procesos. A través de las alas del relato, y con las voces de aedos, rapsodas, bardos y escaldos, las lenguas indoeuropeas se han dejado escuchar durante milenios, y aún están dando mucho que hablar.

1 comentario:

  1. Francia Carolina Vera Valdes, una de las grandes librerías de Europa y del mundo, un gran tesoro y belleza

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